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Objetivo[editar]
El objetivo de la lingüística teórica es la construcción de una teoría general de la estructura de
las lenguas naturales y del sistema cognitivo que la hace posible, es decir, las representaciones
mentales abstractas que hace un hablante y que le permiten hacer uso del lenguaje.
El objetivo es describir las lenguas caracterizando el conocimiento tácito que los hablantes
tienen de ellas y determinar cómo las adquieren estos. Ha existido cierta discusión sobre si la
lingüística debe considerarse una ciencia social o más bien parte de la psicología. En las
ciencias sociales la conciencia de los participantes es parte esencial en el proceso; sin embargo,
la conciencia de los hablantes no parece desempeñar ningún papel relevante ni en el cambio
lingüístico, ni en la estructura de las lenguas. Aunque ciertamente la conciencia del hablante sí
tiene un papel en áreas incluidas normalmente dentro de la lingüística, como la sociolingüística o
la psicolingüística, esas dos áreas no son el núcleo principal de la lingüística teórica sino
disciplinas que estudian aspectos colaterales del uso del lenguaje.
Lingüística teórica frente a lingüística con fines prácticos, cuyas diferencias se han señalado
un poco más arriba.
Lingüística sincrónica frente a lingüística diacrónica. Una descripción sincrónica de una
lengua describe la lengua tal y como es en un momento dado; una descripción diacrónica se
ocupa del desarrollo histórico de esa lengua y de los cambios estructurales que han tenido
lugar en ella. Aunque en sus inicios científicos la lingüística del siglo XIX se interesó ante
todo por el cambio lingüístico y la evolución de las lenguas a través del tiempo, el enfoque
moderno se centra en explicar cómo funcionan las lenguas en un punto dado en el tiempo y
cómo los hablantes son capaces de entenderlas y procesarlas mentalmente.
Microlingüística frente a macrolingüística. La primera se refiere a un punto de vista más
restringido en el ámbito de la lingüística, y el segundo a uno más amplio. Desde el punto de
vista microlingüístico, las lenguas deben analizarse en provecho propio y sin referencia a su
función social, ni a la manera en que son adquiridas por los niños, ni a los mecanismos
psicológicos que subyacen en la producción y en la recepción del habla, ni a la función
estética o comunicativa del lenguaje, etc. En contraste, la macrolingüística abarca todos
estos aspectos de la lengua. Varias áreas de la macrolingüística han tenido un
reconocimiento terminológico como, por ejemplo, la psicolingüística, la sociolingüística,
la lingüística antropológica, la dialectología, la lingüística matemática, la lingüística
computacional y la estilística.