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El Cuento Español
El Cuento Español
Los grandes maestros explicaban tres temas: Dámaso Alonso, Rafael Lapesa. Durante nueve
meses con total exhaustividad.
Al cuento se le ha prestado poca atención; no existe en la retórica clásica. Hay alusiones
marginales como anécdotas, como chistes, etc. No alcanzó nunca un relieve culto.
Galdós es un excelente novelista, pero como cuentista no tiene más que una cosa. Él vivía de la
literatura, por lo tanto, tenía que dedicarse a géneros que le reportasen ganancias. Forma el
canon más alto de la literatura del diecinueve junto a Pardo Bazán y Leopoldo Alas.
Martín Gaite en su opinión es la autora más representativa del siglo XX español, igual que lo
fue en el anterior Pardo Bazán. Ha sido la que más tesis doctorales, artículos, programas de
estudio, etc. Rechazó de manera reiterada entrar en la Real Academia, y hay otros premios que
le ofrecieron y en los que no tenía interés.
…
PROGRAMA
1. Teoría y definición del cuento
Uno de los más interesantes es Kim Monzo. Es un cuentista excelente. Obabakoak: es un ciclo
de cuentos. Ha utilizado más la novela
Cuento y relato breve: en español actual no hay más que una distinción. Es la frase común de:
eso es un cuento. Ese matiz proviene de esa valoración antigua de este tipo de relatos. ¿Por qué
Caperucita nos habla del lobo?
Quien inventa el género policíaco es Poe. Él estaba obligado por sus circunstancias personales a
vivir de lo que escribía. En los años cuarenta, lo que ganaba un escritor no solía ser
significativo, pero hay algunas excepciones. El primero que gana una gran cantidad de dinero
(3000 libras en un año) fue Charles Dickens. En este caso porque se habían inventado las
novelas por entregas.
Chejov, Keats, Poe,… no pasan de los cuarenta. En la primera parte del siglo son numerosos los
que no murieron viejos.
Cuentos contados dos veces: Twice-told tales
Según Edgar Allan Poe
La máxima intensidad emocional en un poema no puede extenderse ilimitadamente. Toda obra
literaria tendría que tener una unidad de efecto. En el final se percibiría la totalidad de todo el
proceso artístico.
No solo las obras extensas no pueden mantener una máxima intensidad, sino tampoco los
poemas breves. Lo mismo ocurre con los microrrelatos.
Gómez de la Serna con sus greguerías era un maestro en contarte en tres líneas.
Un poema breve no alcanzaría ese culmen emocional. Los sonetos sí alcanzan una altura
estética sobresaliente. En la literatura inglesa los más famosos son los de Shakespeare. Góngora
tiene una intensidad extraordinaria.
Lo que podría alcanzar esa intensidad artística es el relato en prosa (prose tale) y no short
storie; esta capacidad que tiene el relato para emocionarnos y para conseguir la unidad de efecto
se lograrían en los cuentos de Hawthorne: los que irían desde la media hora de lectura hasta las
dos horas. El tiempo en el diecinueve transcurrían de manera distinta.
Lorca o Luis Cernuda nunca tienen escritura automática, no tienen nada que ver con Breton, ni
con los Campos magnéticos. Elaboran de manera completamente pensada y elaborada el poema;
lo contrario de la expresión romántica o surrealista.
El poeta está condicionado y limitado por la rima. El escritor de un cuento tendría mucha mayor
variedad de registros, de expresiones; pasar de la primera a la tercera persona, lenguaje directo e
indirecto, etc.
Plot: argumento. No hay que confundir esto con la intriga. La intriga es lo que nos encontramos
en las novelas. El cuento no está basado en la intriga, sino que tiene que tener un argumento que
funcione de la misma manera: el edificio está construido de tal manera que si quitamos una
pieza se vendría abajo. Todo lo que aparezca en el texto tiene que ser necesario: no podemos
hacer digresiones ni extendernos en digresiones, sino que todo ha de ir encaminado al efecto
que nos proponemos.
Edgar afirma que hay que cuidar el lenguaje en un relato de la misma manera que si
estuviéramos escribiendo un poema: la atención, el cuidado, debe ser semejante.
Borges, Julio Cortázar, Mayupassant, Chejov, Poe, Juan Rulfo son los maestros
Si se me preguntara cuál es la mejor manera de que el más excelso genio despliegue sus
posibilidades, me inclinaría sin vacilar por la composición de un poema [...] Señalaré al respecto
que en casi todas estas composiciones [cuento, poema], el punto de mayor importancia es
la unidad de efecto o impresión. Esta unidad no puede preservarse adecuadamente en
producciones cuya lectura no alcanza a hacerse en una sola vez. Dada la naturaleza de la prosa,
podemos continuar la lectura de una composición durante mucho mayor tiempo del que resulta
posible en un poema en verso. Si este último cumple de verdad las exigencias del sentimiento
poético, producirá una exaltación del alma que no puede sostenerse durante mucho tiempo. Toda
gran excitación es necesariamente efímera. [...]
Si se me pidiera designar la clase de composición que, después del poema tal como lo he
sugerido, llene mejor las demandas del genio, me pronunciaría sin vacilar por el cuento. [...]
(fragmentos del ensayo sobre “Cuentos contados otra vez” de Nathaniel Hawthorne,
publicado en el Graham’s Magazine, en mayo de 1842)
Cuento: narración breve, fingida, que trata de un asunto de la vida de un personaje, y que
produce por su elaboración artística un efecto final, una emoción única. Empero, hay algunos
cuentos que no son tan breves. Kafka; La transformación (metamorfosis). Tiene en español unas
cien páginas.
Una narración fingida: hay muchos cuentos que relatan hechos reales. Borges dice que es
fundamental la anécdota, el suceso, el hecho. Los relatos de Borges funcionan con una mecánica
perfecta.
Horacio Quiroga dice que tiene que tener entre doce y quince páginas.
Wells dice que tiene que tener cincuenta minutos de lectura.
La novela dice, mientras que el cuento sugiere. La novela captaría una realidad amplia y
multiforme, mientras que el cuento tiene que seleccionar la realidad que representa, por tanto
sería limitada. Los efectos de la novela serían progresivos, se van desarrollando con el hilo
argumental, frente a la unidad de efecto del cuento, según Poe.
En la novela todo interesa al mismo nivel: personajes, sucesos, diálogos, descripciones…
mientras que no ocurre así en el cuento. Tenemos unas limitaciones, y no puede haber grandes
descripciones, no podemos prestar mucha atención a un solo elemento.
La novela sería una forma mixta. En el cuento el origen es oral.
El primer indicio es el título: Continuidad de los parques
Cortázar. Escribe Rayuela. Lo más valorado suyo ha sido el cuento. Escribió Bestiario, una
colección de cuentos memorables. Teoriza también en dos ensayos lo que ha sido el cuento.
Baudelaire traduce al francés a Edgar Allan Poe. La traducción de Cortázar al español de los
textos de Poe es inmejorable. Este tenía una tendencia a utilizar términos que tenían un cierto
prestigio de antigüedad.
No está interesado en una definición aristotélica. Comparte un buen número de elementos de los
que Poe ha recogido en sus escritos.
Tensión, intensidad, y esfericidad. Tres rasgos del cuento. Cortázar, siguiendo esa comparación
fugaz que había realizado Poe en relación al cuento con el poema, más que con la novela.
Aunque no lo exprese con esos términos, el extrañamiento. Ostranenie: un término que acuñan
los formalistas rusos. Quería decir que la acción, el hecho, el personaje, se presenta como
singular o como único.
Desautomatización de nuestra percepción: intercambiamos mensajes con los demás de manera
autómata, sin prestar demasiada atención, sin poner los cinco sentidos en ello. Utilizamos el
cuento para transmitir unos valores que necesitan según lo que sería esa concepción habitual de
contenido y forma, mejor se expresan a través de las formas breves y la tensión e intensidad que
tiene el cuento.
Cortázar no insistirá demasiado en ello, pero sí a finales del siglo XX y comienzos del XXI en
que las formas breves e intensas serían ideales para los tiempos breves y fugaces en que
vivimos. Intensidad para Cortázar sería la eliminación de todo lo que podría nominarse ideas,
situaciones intermedias, rellenos o fases de transición.
La novela realista tiene una estructura episódica, desde Dickens. La estructura tradicional está
basada en momentos de tensión y de distensión. Cuando llegas al final de un capítulo es cuando
estamos alcanzando un momento de clímax: se explica porque al terminar el capítulo el lector
tenía que comprar la semana próxima el siguiente. En esa identificación de capítulos, casi
siempre hay un valle o distensión en la mitad del capítulo. Clarín describe los paseos de los
domingos o la tarde por Vetusta; esos momentos serían necesarios en la novela por esa
estructura clásica. En el cuento hay que borrarlos. La tensión tiene que ver con el modo gradual
en que el narrador se aproxima al desenlace. Incluso lentamente se produce o bien una
aceleración, o bien un espaciamiento. La tensión es difícil de definir a veces. Está clara la
tensión poética cuando leemos o escuchamos un verso. Alfred Hitchkok expresaba
maravillosamente bien la tensión.
Ítalo Calvino: era amigo de Cortázar. Tenían una poética que guardaba similitudes a las que
habían llegado cada uno por su cuenta. Cortázar había hablado del lector pasivo: que
simplemente se deja alimentar y devora un texto tras otro. Italo y Cortázar valoraban al lector
activo y creativo.
La tensión es necesaria al contar un cuento. Por otra parte, la semejanza con el poema.
Página única: mejores páginas de Dickens, mejores poemas de Aleixandre.
Julian Barnes: brillante. Habla de Simenon: había algo sorprendente en sus novelas. No tiene
mejores páginas. La novela funciona como una maquinaria perfecta, no son necesarios alardes
lingüísticos ni gran dominio de la retórica o de las figuras, pero tiene un extraordinario dominio
de la forma novelesca. Esto es algo distinto a lo que busca Ítalo Calvino.
El final de Madame Bovary es espeluznante, o el de Fortunata y Jacinta, donde Galdós ha
calculado milimétricamente el efecto que quiere causar en nosotros.
El cuento escrito pierde la espontaneidad de las variantes orales, pero gana en el desarrollo
imaginativo. Para una buena parte, no solo para Cortázar y Calvino, el cuento habría dejado de
ser ese envase o esa forma de transmitir eventos especiales y convertirse en instrumento de
crítica. Visión literaria de los dos donde se fundirían la imaginación tradicional y la experiencia
individual. El tiempo, en algunos casos, va a suponer el que a la hora de teorizar sobre el
cuento, la sucesión de hechos o el enlace de unos con otros va a poder ser utilizado como una
revelación de valores.
Adrian Hunter The British-short Story. Recoge algunos elementos que hemos visto y
mencionado. En esa antología tiene el prólogo donde explica esta teoría del cuento, y también
en parte por qué va a producirse la selección de algunos y deja fuera o critica algunos cuentos,
aunque es una cuestión subjetiva. Lo importante para él serían los hechos y que se trate de una
historia interesante. Borges: no es la psicología, el personaje lo que nos atrae del cuento, sino
los sucesos. El juego entre la anticipación y el suspense.
Lo que caracteriza al cuento es un final satisfactorio. El final sería especialmente significativo, y
en cuanto a la valoración, fundamental.
En una novela tan valiosa: las mil y unas noches es el libro más citado en El busca del tiempo
perdido de Proust. La situación cambia entre los comienzos del diecinueve. El escritor escaparía
al influjo de la novela. Ejercerá esta una presión constante y casi definitoria. El arte del relato
consistiría en comprimir el argumento. En cierta medida, lo importante que tiene el cuento es la
elaboración de manera artística en la que el autor tiene que trabajar sobre todo la sugerencia y el
significado implícito. Cuando hablamos de este último, va a cobrar importancia cuando
llegamos a Francia a finales del XIX, hasta el modernismo. El relato no solamente consiste en
contar una historia, sino que cuando contamos la historia tenemos que estar encapsulando un
significado simbólico.
Luis Beltrán: Tradicionalmente el cuento se ha constituido por cuestiones textuales, pero se ha
olvidado la dimensión pragmática. Hay una serie de variaciones, pero no son más que matices
de una idea general. La unidad de impresión o de efecto sería lo que diría Poe, mientras que otro
diría momento de crisis. En esa dimensión pragmática los valores que transmite un relato es lo
que resultaría imprescindible para entender el significado de este género.
Mismo concepto de héroe y de villano. Podríamos decir que el Lazarillo es un héroe.
Dimensión sorprendente: el malvado es el personaje más fuerte, más interesante y que más atrae
dentro de la novela. En este caso don Fermín de Pas. Es el personaje, junto con Anita Ozores,
los que más atraen la atención.
Hay dos artículos colgados de Luis Beltrán. Una de las cosas por las que se distingue en el
planteamiento es por el análisis contrastivo entre lo que sería el cuento popular y el moderno.
Teoría de los géneros: pasan una mala prensa porque se analizan como si habláramos de
preceptiva, pero los géneros de manera intuitiva resultan muy importantes en literatura. Beltrán
dice que los análisis que tenemos derivan de la brevedad del cuento, y que serían en este caso el
elemento clave. Lo que denominamos narratología. Los elementos en el cuento y la novela son
compartidos. La diferencia fundamental dependería de la masa verbal, de la cantidad de
palabras. Si hacemos un repaso histórico nos encontramos con que oscilan entre el esencialismo
canónico, por una parte, y por otra, el atomismo historicista. El primero busca las características
compartidas. El atomismo se detiene en las características particulares de diversas franjas
históricas.
Tres puntos en los que se detiene Beltrán: el primero es la dependencia de la teoría de la novela.
No es una cuestión secundaria, pero la novela tiene mucho más público y más lectores, y su
teoría está mucho más desarrollada.
En segundo lugar, insiste en la dimensión no verbal del relato. La dimensión pragmática.
Benjamin: tiene ensayos conocidos. Se da cuenta Beltrán que no escribe sobre el cuento, sino
sobre todo sobre la novela. Enlaza la novela moderna con la literatura clásica, y en este caso, de
dos formas: primero mostrando cómo nos encontramos con esa prehistoria que nos habíamos
encontrado, y parece que no había nada antes del Lazarillo. Hay toda una serie de textos
extensos. Alejandro es el héroe por antonomasia de la edad media en España y Europa. El libro
de Aleixandre. La poética clásica, grecorromana, se desestabiliza con la canonización de la
novela. Existe el problema añadido de que la novela carece de canon. Se suelen citar las novelas
de aventuras.
Gracián es uno de los primeros que formula de manera brillante ese cuestionamiento del canon
inamovible. El último libro de Fumarolli está dedicado a Gracián.
Canon distribuido entre las fábulas esópicas, milesias, anécdotas, textos breves de tipo
moralizante y didáctico. Beltrán consideraría que cuando nos encontramos con una fábula debe
llevar una moraleja. Con frecuencia la brevedad, el efecto único o la conexión principio fin son
una consecuencia de la condición oral del cuento.
Spoudogeloion: los escritos políticos, la sátira, o los diálogos platónicos. Pertenecen todos estos
a un género secundario. Serían los géneros bajos: tipo de texto que no tiene un carácter
canónico, y que no han sido tenidos en consideración por los sucesores de Aristóteles frente a
los géneros elevados y heroicos, frente a la epopeya y la tragedia. Va a resultar un terreno
adecuado el cuento el hecho de que a partir del diecinueve se debiliten las estéticas clásicas y
van a ser valoradas las estéticas serio-cómicas como pueden ser el caso más claro de la novela.
Esto permite que nos podamos encontrar con esas formas híbridas que caracterizan la literatura
moderna. Van a aparecer cuentos líricos
Continuidad en los parques: el título crea una ligera tensión. Es una afirmación de sentido prácticamente
impredecible. Ese significado está vacío y debe llenarse. El final queda abierto, pero sospechamos acerca
del final posible. Toda una serie de conjunciones y aliteraciones.
Nos presenta una realidad imposible: no puede haber una conexión real en el nivel del personaje y el nivel
dos. El relato que está leyendo. Una de las posibles interpretaciones tiene que ver con la visión de la
realidad de Cortázar. No creía en la realidad aristotélica: todo definido, una existencia que tiene la misma
realidad que una piedra o pared. El mundo puede cambiarse. La literatura fantástica. Borges dice que y
entonces la realidad cedió.
Voz
Tiene que ver con la distinción de quién habla, quién es el narrador. Scott Fitgerald: muere
demasiado joven. El gran Gatsby: quien cuenta la historia es un amigo. Este amigo mitifica su
figura, pero nosotros vemos aspectos muy oscuros en sus hechos y en sus acciones.
En una historia de miedo, cuando utilizamos un niño, se produce una vuelta de tuerca.
Alien: nos da miedo porque casi no vemos al monstruo. Nuestro conocimiento suyo es casi
fragmentario.
Personas de la narración:
Narratario: designa el receptor interno en un relato; cuando la historia es contada a alguien
concreto que nos está oyendo. Cuando tenemos un narratario, ese narratario conforma parte del
discurso que emitimos. Los matices, nuestras palabras varían notablemente dependiendo de
quién nos está oyendo.
Tiempo de la narración: es mucho menos importante. Tiene que ver con respecto a la acción que
se está representando: si es simultáneo o posterior, aunque difícilmente puede ser anterior. El
narrador te cuenta veinte páginas antes lo que ocurre, destruyendo la ilusión mimética. Muchas
películas juegan con que la acción de la pantalla es simultánea. Esto es fundamental en las
escenas de acción.
Diferencia entre hechos narrados y acción de narrar. No podemos narrar dos acciones
simultáneas al mismo tiempo. En el relato se ha de trabajar linealmente.
Niveles narrativos: narrador fuera del relato (cuando cuentas algo ocurrido en el pasado, o en
tercera persona que no tiene una identidad personal y está contando lo que ocurre a otro),
dentro, en un relato enmarcado (en tercera persona, comienzo arbitrario), y narrador que se
dirige a sí mismo.
El narrador de El corazón de las tinieblas, una de las obras maestras de la narrativa. El inglés es
su tercera lengua. Joseph Conrad. Es una obra maestra absoluta. El narrador está en tercera
persona, carece de identidad, y no sabemos nada de él. ¿Marlow? es un marinero de agua dulce.
Entra en el río Congo, donde se desarrolla la explotación de elefantes. Cuenta la colonización
del Congo por parte del rey Leopoldo de Bélgica. Conrad es presentado normalmente como
autor de novelas de aventuras.
Elocución
Novelas de Balzac y de Dickens: bajo número de metáforas y tropos, comparado con Virginia
Woolf, o con cualquier novela romántica.
Entendemos el relato como que alguien nos quiere contar algo con sentido, que tenga relevancia
para nosotros. La retórica: solo hay necesidad de ella cuando quiere ser convincente. A partir
del 81, con la desheredada Galdós empieza a escribir sus mejores novelas.
La casa de Asterión.
Modo de escritura con que Borges ha influido en toda la literatura posterior.
El comienzo es in media res. Nos encontramos bastante desorientados. Su actitud es desafiante.
Para decir que castigará es que tiene una cierta superioridad. Tal vez: característico de Borges el
matiz. El lenguaje en el que estamos es elaborado. La forma de construir la frase está muy
trabajada, como toda su prosa.
Las notas al pie rompen la ilusión mimética, la ilusión de que estamos dentro del relato.
No hallará pompas mujeriles. Como muestra de la virilidad. Bizarro es una traslación que le
gusta mucho a Borges. Esto no va a tener la pompa, el lujo de los palacios.
De nuevo remite a algo anterior: mienten los que declaran… Casi todo el campo léxico remite a
la antigüedad.
Todas las interrogaciones son retóricas. Denominar plebe indica una distancia aristocrática,
igual que vulgo, o grey.
Borges juega con el extrañamiento: la actitud de la gente ante Asterión.
Deja implícita la posición de Platón en Fedro sobre el arte de la escritura. Derrida: ni Hume, ni
Spinoza, ni Locke han tenido en cuenta que están escribiendo textos.
El hecho es que soy único. He conocido a muchos hombres a lo largo de mi vida; ninguno era
igual a mí: Rousseau.
Jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra: habla sobre la lectura.
Lo deploro: el estilo elevado. Cómo hablan los reyes, el decoro. Mantener el nivel elevado.
El intrincado sol. El sol está al margen de estos adjetivos.
Borge deja para el final el desvelamiento del minotauro. Pequeños detalles que manifiestan una
extraordinaria coherencia. Si es espada de bronce, no hay de hierro, por lo que es una edad más
primitiva. Lo que hace es invertir el mito. Todos los elementos de la cultura griega están
subyacentes. Borges los reelabora con mano maestra. Las preguntas del final ya no son
retóricas. Mito del bosque de nemi: bosque sagrado con un vigilante que iba a ser sustituido por
el siguiente que le tenía que matar.
Nos explica la fuente directa de esta anécdota: traslación del libro segundo de samuel hasta el
presente de la edad media. Una historia del rey David cuando se enamora de Betsabé. Lacarra
establece una relación clara con el libro de Samuel. En el contexto de la edad media es
frecuente. El derecho de pernada persiste durante largo tiempo a lo largo de las costumbres
sociales.
Se da la actualización. El ver cómo eso ocurre ahora mismo y cómo hemos de seguir unas reglas
semejantes.
A lo largo de la edad media, la mayor parte de los médicos, o bien eran árabes o bien judíos. Su
prestigio venía del esplendor cultural que tuvo, por ejemplo, Córdoba. La biblioteca más
importante de occidente era la de Córdoba. Esto era sabido por cualquier monje. Las
colecciones orientales tenían, pues, indudable prestigio.
Análisis de El beso
Sacrilegio de los soldados. Ha llegado el ejército invasor y sin religión, opuesto a ella. Hay que
vincularlo al giro de la revolución francesa en los años del terror, abarcando dos años
completos.
Nuestras abuelas son las que han visto ese ejército. La locución de cien dragones para reflejar a
los soldados implica un juicio estético de las abuelas.
La figura del oficial es ambigua: se trata de un personaje bastante joven, que iba distante treinta
pasos de su gente. Es un solitario que no se siente bien con una sociedad materialista. Esa
singularidad la va a mantener desde aquí. Calles oscuras, enmarañadas y revueltas. Tres
adjetivos juntos. Poco a poco se intensificará el relato mediante la adjetivación: negra silueta del
convento. Se nos sitúa en un espacio característicamente romántico, porque hay poca luz,
oscuridad, tinieblas; esos son los espacios propicios para experimentar el miedo y que nuestra
imaginación vuele desatada.
El protagonista no participa directamente en la profanación.
El alerce es una madera cara, bastante dura: tenemos que señalar aquellos extraños perfiles de
la oscura sillería. Extraños se une a lo anterior, a lo oscuro y al espacio sacro en el que estamos.
De la oscuridad, de la falta de luz, hemos pasado a los sepulcros, y, después, a inmóviles
fantasmas, las estatuas de piedra. El hýsteron próteron es una figura literaria: primero las
estatuas de piedra nos parecen ruinosos fantasmas.
Náufragas
El título es una metáfora.
Madre e hija viven en Madrid. Sus expectativas en la gran urbe se desvanecen.
El burgués recato de la madre. Pardo Bazán es muy incisiva: señala constantemente que las dos
protagonistas son remilgadas en grado sumo, señoritas burguesas.
Al final aceptan el trabajo del bar por la propia necesidad: En todas partes se puede ser buena.
Vampiro
Sinécdoque. Critica los matrimonios desiguales. El marido, setentón a punto de morir se casa
con una chica de quince años, y literalmente se aprovecha. Pardo Bazán convierte el casamiento
en una historia de terror, con ese humor tan retorcido.
El revólver
Es magistral cómo maneja el maltrato psicológico a través de un revólver. El marido se vuelve
completamente celoso de manera irracional y amenaza a la mujer con un revólver. La tiene
completamente aterrorizada porque dice que lo va a utilizar.
Feminista
El marido está muy enfermo y la mujer es una atenta enfermera.
Cuento primitivo
Da la vuelta al Génesis.
El encaje roto
Disponible en la Biblioteca digital de la otra edad de Plata
La novia se niega a casarse con su novio en el altar.
Los relatos están en el Campus
Otros narradores
Cuentos de Galdós: no ha sido lo más estudiado ni lo más apreciado, pero más de uno de los
textos están a la al
El hecho de que una buena parte estén asociados con la literatura fantástica les separa de lo que
podríamos decir que sería la corriente central de la escritura de Galdós. Hay algunas lecturas
que no han resultado suficientes.
El año 68 publica "Manicomio politico social. El narrador da la palabra a distintos locos y cada
uno explica su locura. No es un texto fantástico, porque nos habla de mentes disparatadas.
Preocupación de Galdós por la locura. Esta revolución burguesa de los años sesenta era muy
tardía. Se produce casi por agotamiento, cuando muere Narváez la reina no tiene poderes
fácticos en los que apoyarse.
Publica otros relatos mas tardíamente, en 1889.
La conjuración de las palabras. La situación que narra …
El centro de la narración galdosiana se va a dedicar también a la crítica social o cultural.
Tendencias literarias del momento. La crítica representa a una masa social, a un grupo social.
Lo que en cierta medida se pone como uno de los elementos importantes en la valoración y en la
cultura del momento es la crítica periodística. Galdós desconfía de los juicios apresurados de
gran cantidad de críticos.
Los folletinistas tenían un importante guía: Eugenio Sue, que había publicado, entre otros, Los
misterios de París. Da lugar a toda una literatura denominada literatura de consolación. Nunca
se pone en cuestión el sistema económico, ni los mecanismos que se tienen para solucionar la
situación.
En 1890
Cambio ideológico de Galdós. Tendríamos una creencia en la capacidad de la burguesía como
clase dirigente hasta que entra en crisis esta creencia. El héroe que entra en juego,
El público burgués no aplaudiría del mismo modo estos relatos fantásticos. Esta visión de la
literatura fantástica resulta incompleta. Conlleva poner en jaque la solidez del mundo.
Soliloquios de algunos dementes encerrados en él
La razón es el único don del cielo que compensa plenamente los males de la existencia. José
María Blanco.
Analogía: ha sido estudiada por Octavio Paz. Uno de los más brillantes analistas de la poesía
contemporánea. Va a evolucionar hasta que lleguemos a las Vanguardias. Estas son una
continuación, no existe un alejamiento de ellas. Cuando llegamos hasta ellas se da de lleno la
tradición con la ruptura: todos los movimientos poéticos rompen con la poética anterior. Se
produce un cortocircuito. En el fondo se encontraría una visión analógica del mundo y del
universo que enlaza con las corrientes ocultistas e idealistas del siglo XVI. La naturaleza es un
templo: Baudelaire. Hay una correspondencia entre la palabra y la naturaleza. La analogía nos
hace ver cómo existen correspondencias desconocidas e inexploradas. La poesía es una vía de
conocimiento. Francisco Rico escribe El pequeño mundo del hombre: el hombre es un mundo
en pequeño, un microcosmos. La idea de Octavio es que el poeta se ha sentido, por un lado,
atraído por las ideas filosóficas y revolucionarias, y luego a continuación las rechazas y se
dedica a escribir poesía. Lo mismo que pasa con el romanticismo ocurre con el surrealismo.
Este último colaboraba intensamente con el partido comunista.
Carta de Baudelaire a un amigo
Es una carta completamente provocadora, no solo contra el academicismo. Baudelaire hace una
cantidatura fantasma a la Academia francesa, que retira después. Que se presentara a la
Academia era una provocación, porque allí había todavía gente relacionada con Chateaubriand,
y el Romanticismo.
En Pío Baroja y Valle la naturaleza todavía es fuente del arte. Un gran poema sería el que puede
expresar la unicidad del mundo como se observa en la naturaleza. Baudelaire ya ha roto con
todo eso.
Siempre he pensado más bien que la naturaleza que florece y se renueva encierra en sí algo
impúdico y enojoso.
El arte se ha convertido en segunda naturaleza. Tanto en Las flores del mal como en poemas en
prosa, en realidad el escenario siempre es París. El agua que le interesa es la del Sena,
tremendamente polucionada. La poesía moderna, para Baudelaire, ya no tiene que ver con el
Romanticismo. Whitman es el decadente por antonomasia. Escribe una novela en la que el
protagonista vive en un mundo totalmente artificial. No hay sonidos de la naturaleza, dino
quejas humanas.
Baudelaire consumía demasiado láudano (opio), pero sabemos que iban maquillado. Brummel
es el que inventa el concepto de dandy, sobre el que luego va a escribir Baudaaire. Él impone la
moda durante décadas. Iban a verle vestirse, una ocupación que duraba tres horas. Lord Byron
no durmió en una noche intentando hacer un lazo de corbata. Brummel quiso hacer de su vida
una obra de arte: mantener una pose, una distancia respecto al mundo. Se dedica al cultivo de sí
mismo, de una manera estoica. Muy amigo del príncipe de Gales. Se quedaba siempre, porque
era tremendamente ingenioso, y siempre tenía la frase oportuna, la respuesta ingeniosa,
divertida, adecuada. Al ganarse el favor del príncipe de galas, toda la alta nobleza británica
estaba también rendida a sus pies. Pero al hacer bromas sobre la gordura del príncipe, se
distanciaron. Oscar Wilde dice que le criticaban porque estaba fumando a la salida o entrada de
los teatros. Valle, a estas alturas, piensa que la capacidad del poeta tiene que ser representar un
mundo bastante artificioso, que cuenta con unas fuentes literarias.
La poesía modernista sería el resultado del progresivo refinamiento del ser humano. En épocas
anteriores no teníamos la sensibilidad ni la capacidad de sentir que teníamos a comienzos de
siglo. El estilo resulta clave para expresar la singularidad del artista y, al mismo tiempo que
evita el sentimentalismo, la poesía debe centrarse en la captación de emociones y sensaciones de
una forma completamente distinta a la que suponía los registros del siglo XIX y, sobre todo, las
formas oratorias que, en realidad, podemos encontrar hasta en las obras de Echegaray.
La singladura narrativa, de Lavaud. Señalaba el interés que tiene en los aspectos psicológicos de
los personajes, distanciándose también, como en el caso de Alas, aunque no se vinculen o no
tengan una vinculación directa con los problemas sociales de finales del XIX. Quería evitar el
tono didáctico del Realismo, muy perceptible en Galdós, buscando la respuesta del lector ante
una visión fragmentaria del mundo que se aleja de la poética realista. Rechaza el realismo
mimético. Estaríamos en una situación semejante a la comedia del siglo de oro.
El tema del honor estaba vinculado a una mentalidad caballeresca.
El ser humano sería material, un ser físico, mientras que Valle y los escritores finiseculares
tienden más bien a una visión idealista, espiritualista y se despreocupan de cualquier reflexión
moral, ética cuando dedica su obra a representar perversiones exquisitas y refinadas.
Estilización: rama idealista y rama grotesca. Las fechas delimitantes son imprecisas. Valle
procedería a estilizar primero de una manera idealista, irreal, imposible de experimentar. A
partir de 1920 la estilización es hacia lo grotesco.
La corte de los milagros tiene una exuberancia lingüística que pocos pueden entenderlo.
España es una deformación de la civilización europea, dice Max Estrella. Lo que es grotesco no
es la obra de arte, sino la referencia. Captará esos elementos grotescos que otros escritores
omiten. Femeninas se mueve en la línea de los decadentes: historias imaginativas donde
imagino perversiones sofisticadas, lujosas.
La mujer suele ser una mujer fatal, que luego, especialmente cuando lleguemos a Sonatas,
contrasta con la mujer angelical, frágil o espiritual, cuyo modelo proviene del romanticismo.
Esa visión ya está en Fray Luis de Granada. La mujer es fundamentalmente la pieza central en
el hogar; es el ángel del hogar, el espíritu que no debe ser contaminado por el mal del mundo.
Aparecen el deseo sexual y la muerte como motivos recurrentes. El modelo lejano era La dama
de las camelias, de Alejandro Dumas. Freud con Eros y Thanatos, dos impulsos que conviven
en un pugilato de muerte.
Irracionalismo. En cierta medida, lo que hace es descentrar nuestra visión del ser humano y
pensar que únicamente existe nuestra razón. Nos encontramos con un narrador en tercera
persona que mantiene una omnisciencia casi completa. En eso se basa para realizar el análisis
psicológico, a través del acceso a la interioridad del personaje. En ocasiones, como hemos visto
en Rosarito, se omite el análisis psicológico. En lo que se centra el relato es en crear el
suspense. De todas formas, esa figura del narrador, en sus comentarios, en sus análisis se
muestra como alguien cercano a los hechos ocurridos, y contemporáneo con la narración.
Maneja un tono de familiaridad que también le permite utilizar expresiones coloquiales y
desenfadadas, a pesar de las cuales no deja de transmitir un código de valores ideológicos y así
la narración, en muchas ocasiones, busca asustar al burgués con la conducta frívola o cruel de
mujeres a las que también califica de adorables. Con respecto a Jardín umbrío, hay que señalar
que tiene un tono distinto, contenidos que realmente le alejan del decadentismo, y que se
muestran en el subtítulo, que resulta un tanto largo: historias de santos, de almas en pena, de
duendes y ladrones.
Hay poca relación con los demás, a no ser que tengamos en cuenta que la mayor parte de relatos
de Jardín umbrío se sitúan en Galicia, y que con ello enlazan con la tradición gallega, y a veces
incluso en el mismo comienzo del texto va a recordar enormemente algunos cuentos de Pardo
Bazán.
Almas en pena, misterios y asesinatos… Como en otros textos de Valle, mostrarían su afición a
la literatura popular, de cordel, que se dedicaba a estos temas de asesinatos célebres, procesos…
Ese gusto por los crímenes, por los robos, llega a la posguerra. El periódico El caso llegó a tener
más números publicados por edición que ningún periódico nacional. Se dedicaba a contar
crímenes, secuestros, robos, era monotema.
El ladrón entra a robar a la iglesia; el sacerdote se niega a darle nada. Muestra esa resonancia
tradicional que le vincula al folclore gallego.
Otro elemento estudiado de Jardín umbrío serían los aspectos ideológicos que encontramos en el
mundo que refleja. El estudio de Pontorelli distingue entre religión y superstición. Es difícil
defender que encontramos una ideología feudal, porque el carlismo suponía una visión
nostálgica del Antiguo Régimen, un sistema en que los máximos valores eran Dios, patria y rey,
que propugnaba el control social mediante la violencia, y que se enfrentan al liberalismo y al
capitalismo, que encarna la burguesía que llega a poder en el siglo XIX.
En el XVIII Francia era la potencia de la época; a lo largo del XIX se iguala con Gran Bretaña.
La casa señorial era el centro del antiguo Régimen. El aristócrata tenía a su cargo a todos los
individuos de la zona.
No solo a esas alturas, sino hasta más o menos los años treinta, el noventa por ciento de España
era una sociedad agrícola y ganadera, sometida a los problemas de las cosechas, las sequías... en
donde la estructura social era, como dice Joaquín Costa, oligarquía y caciquismo. Los hidalgos
simbolizan la fuerza y el orgullo de una clase heredera de guerreros y eclesiásticos, y que no
mantiene, y se jacta de no hacerlo, relaciones con el estado o con la justicia. Algunos críticos
han señalado, en la valoración de la fuerza y la biología, la posible influencia de Nietzsche. A
esas alturas, conociendo las lecturas de Valle, es probable que esto le venga a través de
D’Anunzzio, donde encontramos la valoración moral de los fuertes, que podríamos relacionar
con esa corriente amplia que denominaríamos vitalismo.
Baroja reconoce que solo ha leído dos libros de filosofía en su vida: El mundo como voluntad y
representación, de Schopenhauer, y la Primera crítica de la razón de Kant. A estas alturas, Valle
no estaba ni medianamente interesado en ello. Nos encontraríamos con un tema parecido, en esa
transmutación del mundo señorial, en esa pérdida de la situación que tenía la nobleza
hereditaria, con un estado social semejante al que se produce en Prusia cuando se da la abolición
de la servidumbre, en 1861.
Había sido una lectura fundamental en la década de los noventa, donde triunfan, dejando de lado
el naturalismo, las novelas psicológicas rusas. Baroja es uno de los grandes narradores de la
historia de la literatura española. Su libro, Vidas sombrías, de 1900, es el primero que publica,
contando con que recoge textos que habían aparecido en dos periódicos en la justicia de Madrid
y en la voz de Guipúzcua, publicada en San Sebastián, y que luego se reúnen en un volumen en
ese año de 1900.
Baroja había estudiado medicina, y después de ejercer de médico en zonas rurales, hereda de
una tía suya una panadería, y se dedica a vivir de las rentas. Lo dice Ortega: Baroja es una
ametralladora de palabras. Es antimonárquico, antiliberal, antireligioso, antitodo.
El carbonero
Es uno de los cuentos que aparece en Vidas sombrías. En estos momentos se había producido la
restauración borbónica, y habíamos tenido algunas guerras coloniales en el norte de África, y en
Cuba. En la guerra de Cuba las víctimas se producían sobre todo por enfermedades, no por
enfrentamientos armados.
Está hablando de la forma de conseguir carbón que no sea de una mina, carbón vegetal. El
carbón, o bien se sacaba de una mina, o bien de esta forma.
Comienza con el despertar del personaje. Normalmente, las muchas ocasiones, quitando El
árbol de la vida, y alguna otra, las novelas de Baroja son secciones en el tiempo. Son cortes
injustificados. Empieza por donde le parece, y termina cuando le parece, sin mayor justificación
que su libre voluntad. A estas alturas Baroja ya tiene un enfoque claramente subjetivo. Nos
presenta de forma subjetiva la entidad del mundo. Utiliza la técnica del fragmentarismo.
Garraiz, el protagonista, va a hacer carbón vegetal. En principio, este podía ser un relato
costumbrista. El carbón vegetal estaba en decadencia. Baroja rechaza, sin embargo, por
completo el cuadro de costumbres, que nos diría que este es un mundo ejemplar, idílico.
Comienza de una manera un tanto romántica, porque el personaje está al borde de un abismo,
del precipicio.
Hay hebras de oro en un mar sombrío. Nos encontramos con una antítesis. Los rayos del sol
hieren las nubes. Utiliza un término que tiene connotaciones negativas. El comienzo del día es
un tanto especial: señala la niebla compacta y densa como un sudario gris. El sudario es la
vestimenta de la muerte.
Al mismo tiempo que está en el trabajo, silba una canción que nunca concluye. He aquí
resonancias negativas. Está solo en el escenario, al lado de un precipicio. Pero en los matices
esto no es un locus amoenus, el hombre no está en comunión de la naturaleza; su canción está al
margen, y no siente la soledad ni el silencio. El trabajo ya había sido puesto en el centro de la
reflexión ideológica a través de Marx. Él dice que la plusvalía es la que rige las leyes de
producción del capital.
El siguiente párrafo indica, en términos negativos, lo que el narrador ve, no tanto lo que observa
el personaje, aunque sea un paisaje que le rodea. Cuando hablamos de la visión del caserío
solitario, hablamos también de manera metafórica: las casas, los espacios no son tristes. La
tristeza la pone el hombre. De ahí que podamos decir que la naturaleza tenga un estado de
ánimo. Allá un campo de trigo,… no nos da la totalidad, sino distintas impresiones, como en el
impresionismo.
Montañas como un mar solidificado: metáfora imposible, el mar no se puede solidificar. Esto se
relaciona con lo que va más allá del ser humano, no con el espacio bucólico de Virgilio.
Escenario ajeno a lo humano, con proporciones ciclópeas. Son todo sensaciones fugaces,
instantáneas. Da pinceladas furtivas.
…
PÍO BAROJA
Vidas sombrías es el primer libro que publica contando con que recoge textos que habían
aparecido en dos periódicos, La justicia de Madrid y La voz de Guipúzcoa, y que luego se
reúnen en un volumen en 1900. Después de ejercer como médico en zonas rurales del País
Vasco heredó una panadería y no volvió a ejercer nunca más. Es antimonárquico, anticristiano,
antimilitar… antitodo.
Entiende que la novela es una concatenación de pequeños relatos, posición en contra de la
visión unitaria de la novela como conjunto estructurado, es una sucesión de sensaciones.
Discrepa de su amigo Ortega y Gasset en sus ideas sobre la novela y hay que señalar el que,
frente aquello que llamamos “esteticismo de fin de siglo”, Baroja siempre va a defender que la
vida es superior a la novela, en buena medida no podemos dar cuenta de una entidad, la vida,
que es mucho más compleja que lo que los defensores del esteticismo nos hacían pensar. Ortega
defendía la novela que nos traslada a otra dimensión en la que podemos escuchar y ver los
diálogos y acciones de muy distintos personajes y que, mientras estamos en ese mundo
“virtual”, perdemos conciencia de nuestra realidad personal, está en la línea de lo que el
idealismo alemán entendía como la posición, frente al objeto artístico, del contemplador o
espectador, tenemos una distancia del objeto artístico, y en contraposición se encuentra el
testigo, se encuentra inmiscuido en la acción. Baroja dice que en realidad esos objetos aislados
de la experiencia humana no tienen mucho sentido si no lo relacionamos con la vida. Simone de
Beauvoir opinaría lo mismo, que la novela nos permite captar fragmentariamente esa relación, a
diferencia de la filosofía.
Cuando nos centraos en esta primera época, vemos que Vidas sombrías es un libro heterogéneo
donde nos encontramos elementos simbolistas, elementos que proceden del naturalismo, del
realismo o que adelantan lo que va a suponer para el mismo Baroja una visión completamente
fragmentaria de la vida, como método narrativo, que parte de la injustificación y aleatoriedad
del tiempo narrativo. Creía que las novela había llegado a su máximo con Dostoievski y Tolstoi
y que él y sus contemporáneos quedaron relegados a un papel secundario.
En Vidas sombrías encontramos que algunos cuentos son difíciles de clasificar, mientras que
otros presentan un desarrollo argumental clásico, como “Verdad oculta”, y otros cuentos se
dedican a un personaje o grupo de personajes como “Los panaderos” (sirve para ver la distancia
que ha tomado con respecto al naturalismo); en otros casos, los cuentos se reducen a una
estampa o recuerdo y entre ellos estará uno de los mejores, “Mari Belcha”, el cual da una visión
por un lado idealizada, y por el otro, realista, que expone la vida de una joven en una sociedad
rural del País Vasco a finales del XIX. Unos casi los podríamos definir como estampas
costumbristas, que podrían interpretarse como una alegoría social, mientras que otros los vamos
a encontrar con desarrollos ensayísticos (comentarios del narrador sobre una parte del relato),
incluso esos en cierta media serían completamente rechazables por los naturalistas (quienes
querían evitar los interrupciones del relato con reflexiones de tipo moral o comentarios
personales que se sitúan al margen del mundo ficticio, la labor del escritor consistiría en
exponer y es el lector el que extrae por su cuenta cualquier conclusión de tipo moral); por
ejemplo, en “Los golfos” Baroja nos dice que este tipo de personaje se da en todas las clases
sociales y que no se limita a la marginalidad social. Vidas sombrías supone una visión pesimista
de la sociedad en la que ya no hay ningún atenuante.
La crítica señaló que, en esta fragmentariedad, en esta visión de la novela, nos encontraríamos
con la perspectiva que comparte con Maeztu o Azorín, la de no aceptar que se les imponga un
lenguaje objetivo, sino que solo su propio lenguaje y visión serían una prueba de su
autenticidad. Solo hay visiones subjetivas del mundo y solo las que han sido artísticamente
elaboradas pueden tener algún valor, es solo nuestra conciencia subjetiva la que nos permite
superar la ilusión de que existe un lenguaje objetivo y una visión del mundo que es capaz de
integrar las múltiples perspectivas que lo refleja.
Si el simbolismo es importante en esta época es porque se insiste en la convicción de que una
palabra puede aludir a otra por medio de la analogía (un color puede aludir a un perfume) y que
es el escritor quien debe investigar en las relaciones cultas entre los distintos elementos de la
realidad. Es decir, el escritor, más que describir, debe sugerir, de manera que el texto tendría la
forma de sinécdoque y que supone que una parte implica un conjunto mucho mayor. H. James,
y su teoría el dibujo en la alfombra: hilos que van relacionándose y solamente cuando tenemos
el resultado final vemos la imagen, debemos jugar con la capacidad denotativa y connotativa
(simbólica) del lenguaje para crear ese dibujo que al comienzo no vemos.
La enumeración es lo que define la técnica descriptiva de Baroja y esto se emplea tanto para un
paisaje, para objetos, como para sensaciones, cuando se representa el interior de la conciencia
de un personaje. En cierta medida, la crítica señala que Baroja ya tendría un carácter
impresionista que consiste en prestar atención a la gradación de colores, a los efectos de luz y,
en definitiva, a las distintas impresiones que se recogen en su relato.
“El carbonero” es uno de los cuentos en los que describe la vida rural del País Vasco de la cal
sale huyendo por su irregular experiencia como médico. En algunas ocasiones puede parecer
que estos cuentos tienen un aspecto naturalista, pero en realidad hay que matizar que son
naturalistas en la medida de, como en doña Emilia, que el campo muestra su energía, vitalidad y
espontaneidad, pero también lo brutal y la violencia desde una perspectiva que se enfrenta a la
idealización romántica. Se aleja de la visión que pone en circulación J.J. Rousseau de que el
hombre es bueno y es la historia la que tuerce su naturaleza).
Hay que destacar que la perspectiva de Baroja en esos momentos es la de quien refleja el campo
desde la gran ciudad, aunque también es cierto que en algunos casos va a presentar una sintonía
emocional con los personajes de sus relatos. Casi podríamos decir que el campo parece más
ambivalente puesto que en realidad no habría que prestar atención más que a los detalles
nuevos, a la novedad que supone la ciudad moderna cuyos rasgos fundamentales son la
mutabilidad, la exhibición y el anonimato, como también señalaba Baudelaire (la gran ciudad es
el lugar en el que dejamos de ser un nombre y un apellido como en el mundo rural, en la ciudad
siempre se es alguien anónimo con el que se cruza con cientos de personas cada día, igualmente
anónimas).
Muchas veces vamos a ver que la técnica de Baroja es desarrollar acciones rápidas en las que
nos encontramos con una simultaneidad de contrastes: suciedad y belleza, tristeza y placer, la
vida y la muerte. Curiosamente, la figura del golfo anteriormente mencionada, tendría una
mirada sobre el mundo moderno que resulta indolente, distanciada, irónica, que puede
compararse a la que va a tener el paseante en Charles Baudelaire (flâneur) que es el que recorre
la ciudad y experimenta las sensaciones, las emociones momentáneas, y que en cierta medida es
la figura central para el arte moderno, a diferencia de lo que proponía el arte clásico.
El flâneur tiene que captar la belleza instantánea que se encuentra en los paisajes urbanos y que
se trata de tener la posibilidad de ver la fugacidad de un instante y sus “sugerencias de
eternidad” las cuales tiene que captar el poeta.
Para Murphy, Vidas sombrías supone un cruce entre la literatura del XIX y la literatura del XX,
uniendo la observación social que caracterizaba a la novela del XIX con la perspectiva subjetiva
y el carácter retórico e impresionista que van a tener muchos de los relatos. Hay que señalar que
Baroja refleja la pobreza en las ciudades, pero con un tono lírico o compasivo con el que presta
atención al sufrimiento individual, que sería una representación del ser humano. Dicho de otra
forma, Baroja no hace lo de Zola, el detenerse en los detalles penosos de la vida, sino que pone
énfasis en el individuo desde una perspectiva subjetiva que puede relacionarse con H. James y
lo que escribe en 1898 acerca del cuento: James une la idea del efecto único de Poe (un
incidente o suceso singular y destacado) y, por otro lado, textos que reflejan una atmósfera
protagonizada por las emociones instantáneas y fugitivas de un sujeto.
A diferencia de lo que va a ocurrir por ejemplo en Dublineses de Joyce, Baroja se va a detener
en la soledad, en esos personajes de ambientes rurales, en emociones vagas, lo que le distanciará
del objeto de Joyce en ese libro de relatos que, podríamos decir, tienen muchas veces la
estructura del sketch psicológico. A diferencia de esa diversidad de espacios entre ciudades y el
campo que enfoca Baroja, Joyce se centra en la clase media-baja, en los comerciantes de Dublín
y apenas aparece la pobreza. Lo que señala Murphy que tienen en común es la yuxtaposición de
la ironía y de la compasión, la visión empática a la hora de reflejar la frustración y las
experiencias degradantes que muchas veces constituyen la vida cotidiana, aparentemente sin
cambios, hasta que un día se produce una epifanía: un incidente insignificante es el que revela la
verdad que no quiere ver el personaje. Estas epifanías normalmente son negativas, hacen darnos
cuenta de que la vida no tiene sentido.
“El carbonero”, Vidas sombrías
Habla de la forma de producción del carbón vegetal, un oficio en decadencia. Como es
frecuente, las historias de Baroja son secciones en el tiempo injustificadas, esto depende de que
a estas alturas Baroja ya tiene un enfoque claramente subjetivo, nos va a representar la realidad
del mundo desde ahí y a través de la técnica del fragmentarismo.
Rechaza por completo la escena costumbrista, ese mundo de tradición ideal. Garraiz está al
borde de un precipicio, importante.
No es realista, “pálidos resplandores iban surgiendo en el Oriente; como hebras de oro en
un mar sombrío se destacaban los primeros rayos de sol al herir las nubes”. La niebla es como
un sudario y el sudario es la vestimenta de la muerte. Estética de la soledad del hombre ante la
naturaleza.
En cierta medida, el cuarto párrafo puede resultar realista, pero, “silba una cación que nunca
concluía” con resonancias no positivas e indica “la soledad y el silencio que dominaban en el
monte”. No es un locus amoenus, su canción es una canción al margen y no siente la comunión
con la naturaleza porque está ocupado, esa soledad y el silencio en la que se encuentra.
Comenzamos a ver estas impresiones instantáneas, ya desde la línea 5 con esos “pálidos
resplandores”, que apuntan a una visión negativa del entorno. Concepto de la alienación por
medio del trabajo.
En el quinto se pasa del trabajo a la visión del narrador del contexto en el que se encuentra el
personaje, lo describe con términos negativos (rasgarse, ensimismado en tristeza…). El paisaje
es un reflejo del estado de ánimo del personaje. Técnica impresionista, como si diera pinceladas,
va diciendo los elementos que se encuentran alrededor. Escenario más allá de lo humano.
Sensaciones fugaces e instantáneas.
El texto no está organizado a partir de lo sublime, sino a partir de Garraiz, una persona más en
el campo.
Claro contenido antibelicista, el Gobierno Central supone una amenaza constante sobre el
individuo y, sobre todo, el del mundo rural (quien no podía escaquearse de ir a la guerra por
falta de recursos). El cuento no termina, pero claramente Garraiz va a tener un final fatal: o bien
se rebela, no va a la guerra, y el Gobierno Central toma medidas contra él, o no se resigna, lucha
y, probablemente, muera en combate lejos de su hogar.