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La Abeja Abby

El sol se escondía tras los verdes prados de Baterov, mientras fuertes oleadas de viento
sacudían la vegetación. La hora se acercaba. Númerosas criaturas de patas articuladas se
aglomeraban como granos de arroz entre los espesos prados. Volaban atraídos por el aroma que
el viento les llevaba. Se sentían atraídos por los colores que contrastaban entre el intenso verde.

Abby había estado esperando aquel día. Estaba ansioso de encontrar una compañera de su
misma especie. Abby era una abeja saludable, sus patas peludas se encontraban en buen
estado, el color amarillo intenso de su abdomen se perdía entre líneas negras. Las alas dobles le
permitían desplazarse con facilidad y sus ojos compuestos detectaban las flores de néctar más
sabroso.

De repente una leve brisa rosó sus antenas, con el viento había venido un aroma tan delicioso
que nunca había percibido antes. Sin pensarlo comenzó a avanzar. Abby se dejaba llevar entre
los matorrales. El olor se hacía cada vez más fuerte, tanto así que las alas de Abby comenzaron
a agitarse velozmente.

Al fin la vio. Era de ahí donde provenía el olor. Sobre una flor de pétalos pálidos se encontraba
posada ella. El viento movía las ramas de la planta y la flor sobre la cual se posaba.

Abby se dirigió a aquella flor. Sus patas aterrizaron de prisa sobre los pétalos. Le había estado
esperando por varios días, al fin la había encontrado.

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Nota: Abby se hace amigo de otros animales como un elefante, una rana, otra abeja de su
especie.

Inicio: Todos los animales se reunían y había una flor.

Giro 1: Comienza a llover y aparece un dinosaurio que se los iba a comer.

Nudo: La flor queda sola y los animales se van a resguardar a una cueva.

GIro 2: De pronto la flor empezó a mover sus raíces hasta que se despegó del suelo y comenzó
a correr para ver a sus amigos.

Desenlace: La flor llega a la cueva y se logra resguardar con los demás animales.

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