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Estructura:
Introducción:
En esta parte del texto el lector comprenderá, de manera más detallada, qué te motivó a
realizar el texto. Como tal, como su nombre lo indica, la introducción se comprende como
la primera aproximación del lector al texto. Aquí abordarás la temática, qué ha constituido
o cuál ha sido los eventos y dinámicas que han estructurado la temática que abordas y cuál
es el hilo argumentativo que propones.
Al ser la primera aproximación del lector a tu texto, la puerta de bienvenida a tu estudio, se
han esclarecido una serie de aproximaciones que puedes implementar para captar la
atención del lector. Retomando las introducciones aristotélicas, puedes implementar
alguno de los siguientes recursos para introducir al lector a tu investigación: pregunta
retórica, anécdota personal, relato inesperado o cita textual.
En este sentido, es necesario que en este apartado esclarezcas cuál es tu pregunta de
investigación, el objetivo general de investigación, así como los objetivos
específicos. Además de tu hipótesis de estudio: qué quieres comprobar, para qué fines, cuál
es su importancia y por qué.
Metodología:
En este apartado es clave que esclarezcas cuáles fueron los métodos y herramientas que
utilizaste para la recolección y análisis de la información. Este punto es clave, pues
esclarece y permite al lector, tanto de la comunidad académica como público en general,
qué utilizaste y si tales herramientas fueron las indicadas para la recolección de datos.
Es posible que tu investigación promueva nuevas herramientas para la recolección de datos.
Recuerda, las metodologías se deben acoplar a las dinámicas del campo donde
desarrollas la investigación. Por esta razón, sé claro al momento de presentar las
metodologías, pues allí el lector validará si tu investigación se llevó a cabo con base a las
dinámicas de tu objeto de estudio.
Análisis y desarrollo:
Una vez hayas esclarecido al lector tu objeto de estudio, bajo qué dinámicas se ha
constituido y desarrolla tu estudio, y cuál es tu intensión investigativa. Podrías creer que
has cumplido con lo qué es una investigación, pero llega uno de los momentos más claves
en tu estudio. Responder el por qué de tu hipótesis de investigación. Las ideas
secundarias, o también comprendidas como argumentos, esclarecerán al lector la veracidad
de tu planteamiento central.
Recuerda ser claro y conciso en este punto, no querrás que por una falla de redacción
tu estudio se preste a malas interpretaciones. Si vas a utilizar distintos recursos
informativos, sé ordenado en la presentación de cada uno y evalúa su importancia en tu
investigación. Si quieres mencionar un recurso para complementar tus argumentos, pero no
es tan fundamental y necesario, no te preocupes, recuerda en la sección de anexos puedes
dar a conocer tal información.
Conclusiones: