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Para entrar a definir los delitos de abuso sexual contra menores es necesario
entender desde un marco más amplio que se entiende por delitos contra la Libertad
Sexual.
Tipo subjetivo. Este un delito eminentemente doloso. El sujeto actúa con conocimiento
y voluntad.
Tipo Objetivo. El bien jurídico que se tutela con la represión de la conducta prohibida
descrita en el Artículo 173 del Código Penal es la Indemnidad sexual. El agente tiene
acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o realiza otros actos análogos introduciendo
objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías, con un menor de edad.
El acceso no debe entenderse sólo como coito vaginal propio de las relaciones
heterosexuales sino las vías anal y bucal. El agente puede ser una mujer o un hombre.
La forma como está redactada la conducta tiene todavía un rasgo de género puesto que
la principal víctima de estos delitos es el sector femenino. También las víctimas pueden
ser menores del género masculino, afectados por vías anal o bucal. Puede darse el caso
de una mujer que tenga acceso carnal con un menor de edad, aquí ya no estaríamos ante
vías vaginales, anales o bucales que se entiende desde la perspectiva de la víctima; sino
que simplemente lo son porque la mujer adulta tiene acceso carnal con un sujeto pasivo
con su consentimiento viciado. Respecto de los objetos empleados como instrumentos
del delito, debe entenderse que los que se introducen son inertes y en cuanto a las partes
del cuerpo se interpreta que son distintas a las genitales y que puedan ser utilizados para
penetrar a la víctima. Un ejemplo es el uso de los dedos para introducirlos en las
víctimas.
En estos delitos no se utiliza como medios la violencia o la intimidación porque
basta el acto de acceso carnal sobre una menor para que se configure el delito de
violación puesto que se parte de una presunción “iuris tantum” que los menores no
pueden consentir en ningún caso y si hubiera emitido un consentimiento este se tiene
como inexistente.
Los agentes pueden ser hombres o mujeres, si son menores de edad estaríamos ante
infractores que deben ser sometidos al fuero de familia. Las víctimas pueden ser
menores de ambos géneros.
La Cadena Perpetua.- Esta máxima pena aplicable a este tipo de delitos cuando son
menores de 10 años o cuando la víctima muere o se lesiona gravemente o es tratada con
crueldad, tiene detractores puesto que consideran que si los fines de la pena es la
“reeducación”, “rehabilitación” y “reincorporación del penado, la cadena perpetua es
incompatible con estos postulados previstos en el inciso 22) del artículo 139 de la
Constitución, Advertimos que en la sentencia 003-2005 - PI/TC del 9 de agosto de 2006
el TC en coherencia con las observaciones realizadas en STC 0010-2002-AI/TC ha
declarado su constitucionalidad pero bajo determinados presupuestos. Como posición de
principio considera que la cadena perpetua como pena intemporal lesiona la dignidad
humana así: “Este Colegiado considera que la cadena perpetua es incompatible con el
principio-derecho de dignidad humana, puesto que detrás de los fines constitucionales
de la pena –reeducación, rehabilitación y reincorporación– también se encuentra
necesariamente una concreción del derecho-principio de dignidad de la persona
(artículo 1º de la Constitución) y, por tanto, éste constituye un límite para el legislador
penal. Precisamente, dicho derecho-principio, en su dimensión negativa, impide que los
seres humanos sean tratados como cosas o instrumentos, sea cual fuere el fin que se
persiga alcanzar con la imposición de determinadas medidas, pues cada persona,
incluso la que delinque, debe ser considerada como un fin en sí mismo, por cuanto el
hombre es una entidad espiritual moral dotada de autonomía.”
Teorías Absolutas
Sus críticos, que forman parte de la corriente, dominante en la Dogmática Penal, no
consideran que la pena sea un medio para llegar a un determinado fin; por el contrario
es la respuesta dañosa del Estado contra quien también ha mostrado una conducta
dañosa contra un tercero. Es el castigo por el castigo mismo. Es la simple sanción al
delito. Y, de esa manera, la pena tiene un carácter que no rebasa el marco vindicativo,
retributivo. La pena, bajo esta concepción, está destinada a hacer sufrir a quien hizo
sufrir con su conducta dañosa.
La teoría retributiva, afirma Winfried Hassemer. (Hassemer, W. 1984, pág. 348) "...es
una postura científica que ve el sentido de la pena en la retribución del pasado. En su
vertiente objetiva, dirigida al suceso externo, la teoría retributiva pretende que el acto
injusto y la culpabilidad sean retribuidos a través del mal que constituye la pena; en su
variante subjetiva, considerando al delincuente, la teoría retributiva habla de expiación
con lo que, como inmediatamente se señalará con mayor detenimiento, no se pretende
en absoluto una auténtica expiación o reconciliación del delincuente, sino solamente un
simple proceso sacramental, en el sentido de que ya la ejecución dela pena y el
padecimiento mismo, que la pena implica para el condenado, bastan para retribuir el
acto injusto y la culpabilidad”.
Teorías Relativas
Llamadas también teorías utilitarias o de la prevención. Conciben que a través de la
pena se debe alcanzar un objetivo: evitar otros delitos en el futuro. El efecto preventivo
de la pena puede obrar sobre la sociedad en general al inhibir en sus miembros una
conducta delictiva como consecuencia de advertir que uno de ellos ha sido objeto de
sanción por cometer un delito. Puede obrar, asimismo, contra quien delinquió ya que
precisamente el
efecto obra sobre su personalidad, revirtiéndose su conducta criminal y evitando que
vuelva a delinquir. Conforme uno u otro efecto, estas teorías se sub - clasifican en
teorías de la Prevención General y de la Prevención Especial, respectivamente.
El Estado que asume posiciones de prevención general opta por severizar las penas al
considerar que la intimidación que se ejerce sobre los miembros de la sociedad la aleja
del camino del delito. Coherente con ello; esto es, considerando que lo fundamental es
la intimidación, se opta también por sancionar los delitos leves con penas graves, ya que
ello genera contra impulsos psicológicos que se oponen a los impulsos criminosos que
cohabitan en el ¿mimo del individuo como determinantes del delito. (Bettiol G. pág.
663) Son posturas propias de esta teoría aquellas que — como en el caso de nuestro
país- defienden y aplican la pena de muerte, la cadena perpetua o las penas largas de
privación de la libertad, que por su naturaleza son realmente intimidantes, infunden
temor; sin embargo, dicha intimidación encuentra un límite cuando la severidad de la
pena genera en el penado una reacción psicológica de terquedad e insensibilidad ante el
castigo, o cuando por razones de carácter ideo - políticas el individuo no se inhibe para
delinquir, o cuando por razones de psicopatologías - las parafilias sexuales- no hay un
suficiente autocontrol de los impulsos.
Teorías Mixtas
Contemporáneamente es difícil encontrar posiciones que tengan un fundamento
unilateral
en orden a la finalidad de la pena; es decir que sean solamente retributivas, de
prevención general o de prevención especial. La mayoría de los autores han combinado
las distintas justificaciones de las otras teorías y afirman que la finalidad de la pena está
dirigida a prevenir la realización de nuevos delitos retribuyendo el delito ya perpetrado;
es decir, la pena mira hacia el pasado y hacia el porvenir. (De Rivacoba M., pág. 56)
Destaca entre estas teorías mixtas la teoría de la unidad dialéctica de Roxin, afirmando
que la pena es prevención general cuando se promulga; es retribución cuando se aplica y
es prevención especial cuando se ejecuta. El debate en torno a la finalidad de la pena se
ha polarizado entre los pareceres de las teorías absolutas y las preventivas, ocultándose
realmente la verdadera dimensión y complejidad del problema. No basta una v simple
yuxtaposición de dichos pareceres en un Estado Social y Democrático de Derecho en el
que no sólo debemos plantearnos la finalidad misma de la pena, sino también su
justificación, su necesidad como sanción y como prevención, con los límites que las
características de tal estado impone. Así, tanto "...la finalidad de las teorías absolutas
como de las teorías preventivas aparecen como adecuadas a la meta última se posibilitar
la vida en sociedad mediante la tutela de las condiciones básicas que permiten la
subsistencia y evolución de un sistema social” (Serrano F., 1999, pág. 75).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁGICAS
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