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LA PERVERSIÓN SEXUAL DEL HOMBRE

En el principio Dios creó a imagen y conforme a su semejanza al hombre, es decir,

un ser con la capacidad de razonar y tomar decisiones. No obstante, el hombre decidió

definir el bien y el mal bajo sus propios términos, lo que ha llevado a una larga línea de

historias con un común denominador: el pecado. Como resultado de torcer el camino del

hombre, el mundo llama a lo bueno, malo y a lo malo, bueno.

Como cualquier otra droga, la pornografía se ha convertido en la popular forma de

estimular el cuerpo y los sentidos. Antes, era algo “exclusivo” de los varones, pero ahora

las mujeres también tienen mayor protagonismo en su consumo. Probablemente, si se habla

con una persona del mundo que, sea pudorosa, sobre el consumo de la pornografía su rostro

se enrojecería, sin embargo, es solo porque se toma como un tema vergonzoso, no porque

su moral se correcta. Se habla de las personas que posan desnudas como arte y que no tiene

nada de pornográfico, pero la realidad es que hasta una mujer o jovencita en ropa interior

en un anuncio tiene su grado pornográfico.

Tanto el hombre como la mujer fueron creados con órganos reproductores con el

propósito de multiplicarse, pero, por su mal uso han surgido problemas físicos y mentales

en la soltería y en el matrimonio. El 57% de los jóvenes solteros adultos confiesan que

consumen pornografía una vez al mes, se asume que ha esta actividad se le suma la

masturbación. Según la experta en neurociencia Rachel Anne Barr el consumo de

pornografía provoca disfunciones sexuales y también puede intensificar la ansiedad y la

depresión.

En otro orden de ideas, la perversión sexual es una clara rebelión en contra de la

integridad y pureza que Dios ha creado. Por lo tanto, una persona que insiste en su pecado
sexual es entregada por Dios a pasiones vergonzosas (Rm. 1.26) Conjuntamente, la

perversión sexual oculta otros pecados como: mentiras, lujurias, engaños, maldad,

fornicación, adulterio e idolatría. Cuando Dios creó al hombre, una de las primeras

ordenanzas que les dio fue “Fructificad y multiplicaos” (Gn. 1.28), es necesario mencionar

que el sexo no tiene nada de malo, porque Dios lo creo, lo malo es que el hombre torció el

placer en el sexo, y por esto los corazones y los cuerpos se pervierten.

La Biblia no habla sobre una vida sexual activa mientras se es soltero, en cambio, da

consejos como el que está en Mateo: “La lámpara del cuerpo es el ojo” para mantenerse en

pureza. La Escritura dice que el marido debe amar a su mujer como a su mismo cuerpo,

porque el que ama a su mujer así mismo se ama (Ef. 5.28). La mujer fue tomada de una

costilla del hombre lo que los hace una sola carne, lo que quiere decir que hay una conexión

profunda entre el hombre y la mujer, sexualmente hablando. Por último, la Biblia

proporciona el uso correcto de la sexualidad tanto para los solteros como para los

matrimonios, dando como ejemplo a Jesucristo y la iglesia.

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