Está en la página 1de 247

'Ji .

, :" ~-' :"·'"':" 2

54350
Biblioteca Nacional de España I
Biblioteca Nacional de España I
Biblioteca Nacional de España I
EL 111 CONGRESO INTERNACIONAL
DE

MEDICINA LEGAL
POR EL

DOCTOR NICASIO MARISCAL y GARCIA

Deleg'ado del Gohíerlloe,Pllllol en dicho Congreso, Dil'petor-Jef" del Laborator¡o Central


(le Medicina legal, ,\Iédico primero del Cuerpo de Seguridad de Madrid Presrdeute
1

l1n SCCCiÓl1 d e la Sociedad Espaúolu de llihiellc, Miembro nsociado extranjero de la


. Sociedad de iVledidllu lcg"al de Francia, e x-vicvpresidente d~ la Secci óu de Uiencia s
Naturales d.,¡ Ateneo de Mad rid , Secretario primero de 1<\ Sección de EXpOS1Ci.. u
del IX Congre-o Inter uucion d de Higiene y Demogrn lra, etc. I etc.

M AD RID
IMPRENTA Y ENCUADERNACIÓN DE G. JUBTfl:
calle de Plzarro, núm. 15, bajo
1899

Biblioteca Nacional de España I


54350

Biblioteca
Nacional
de Españ
/

---;.--::?

./;>;.~~/" ~~F"; .~ <- ~ -~- -=---~ ~~ ~r- C'

~-~~.
é.=~ -- -- - ---.~--
- _ =-= ~~ -.
El 111 C~NGRE~~ IHERN~CWNAl DE · MEOICIN~ 'lEGAL

Biblioteca Nacional de España ,..,


Biblioteca Nacional de España I
EL "' CONGRESO INTERNACIONAL
DE

MEDICINA LEGAL (Cclchrado en París ún Agosto de 1889)

MtM~RI~ rRE~E~TA~~ ~L tX~M~, ~R, MI~I~TR~ ~E ~R~CI~ r J~~mIA


POR EL

(JOCTOR NIeA81 o MAR18 eAL y GARe IA


Delegado del Gobierno español en dicho Congreso, Jefe del Laboratorio Central de
Medicina legal, Médico del Cuerpo de Seguridad de Madrid, Presidente de sec-
ción de la Sociedad Españcla de Higiene, ex-vicepresidente de ídem del Ateneo
de Madrid, Secretario adjunto de la Comisión organizadora del IX Congreso
internacional de Híg íene y Demografía, ex-alumno interno del Colegio de San
Carlos, ex-subdelegado de Sanidad, ex-médico forense, individuo de varius
corporaciones científicas nacionales y extranjeras, premiado por la Universi-
dad Central, por la Sociedad Española de Higiene y, con medalla de oro, en la
Exposición de Higiene de la ir.funcia 'te Paris de 1887, etc., etc.

Antorizada sn pnhlicación en «La Correspondúnda Médica» por R. O. de 180ctllhrc 1895

MADRID
IMPRENTA DE GREGaRIO JUSTE
Pizarra, núm. 15, bajo
1897

Biblioteca Nacional de España I


Biblioteca Nacional de España I
REALES ÓRDENES

MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA

SECCIÓN 1."

NECOCIADO 1.0

El Sr. Ministro de Gracia y Justicia dice con esta fecha á


la Audiencia de Madrid lo que sigue:
«S. M. la Reina (q. D. g.), Regente del Reino, en nombre
de su Augusto Hijo, ha tenido á bien nombrar Delegado de
este Ministerio, para asistir al Congreso internacional de Me-
dicina legal, que debe celebrarse en París en el mes corriente,
á D. Nicasio Mariscal y García, Jefe del Laboratorio Central
de Medicina legal.»
De Real orden, comunicada por el expresado Sr. Ministro,
lo traslado á V. S. para su conocimiento y efectos consiguien-
tes. Dios guarde á V. S, muchos años. Madrid, 22 de Agosto
de 1889.

EL SUBSECRETARIO,
:Diego ::¡trias de :Jl1iranda.

S1'. lJ. Nicasio J1fa1'iscal JI (Ja1'cia.

Biblioteca Nacional de España I


MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA

NEGOCIADO 4.°

En vista de la instancia elevada por V. S. á este Ministerio


solicitando se le autorice para publicar en la biblioteca aneja
á la Revista profesional La Correspondencia jJfédica la Memo-
ria que redactó acerca de los trabajos del Congreso interna-
cional de Medicina legal, celebrado en Paris en Agosto
de 1889, al cual asistió como Delegado de este Ministerio, con-
siderando que el conocimiento ele dicha Memoria, mediante
su publicación en una Revista profesional, no puede menos de
ser conveniente y de indudable interés para la ciencia médico-
legal en España; S. M.la Reina (q. D. g.), Regente del Reino,
en nombre de su Augusto Hijo, ha tenido á bien conceder
á V. S. la autorización que solicita, disponiendo al propio
tiempo se le den las gracias en su Real nombre por tan impor-
tante trabajo. De Real orden, comunicada por el Sr. Ministro
de Gracia y Justicia, lo digo á V. S. para su conocimiento,
satisfacción y efectos consiguientes. Dios guarde á V. S. mu-
chos años. Madrid, 18 de Octubre de 1895.

EL SUBSECRETARIO.
eAntonioG.arcia :;:tlix.

81'. .D. Nicasio lYla1'iscal 2/ Garcia, Jefe del Labartuorio Cen-


tral de Medicin« legal.

Biblioteca Nacional de España I


EXC;VIO. SR.:

Reconocido en extremo á la merced que me otor-·


gó V. E. con su alta representación en el Congreso in-
ternacional de Medicina legal celebrado en París en
Agosto de 1889, no hago sino cumplir con una sagrada
obligación al elevar á V. E. este trabajo que sobre di-
cho Congreso he escrito, y con un deber de gratitud y
de justa correspondencia al dedicárselo; si bien confieso
ingenuamente q ue, aunq ue en último término, también
me guía otro móvil al suplicar á V. E. que acepte esta
dedicatoria, y es que, cubierta la pequeñez de mis con-
ceptos con el manto de su protección, ganen aquéllos
en suficiencia é interés y tomen, para los efectos de la
crítica, algo del respeto y consideración que á todos
inspira la ilustre personalidad de V. E. Y el elevado
puesto qne tan dignamente ocupa.
Yo ruego, pues, encarecidamente á V. E. que, aun-
que no considere en su fuero interno á esta Memoria
digna del honor que respetuosamente solicito, viendo
solamente en ella mi buena voluntad, mi afán de llenar
cumplidamente la importante misión que me fué enco-

Biblioteca Nacional de España I


VIII

mendadn, ':/ mi deseo justo y legítimo de manifestar mi


reconocimiento á V. E. de algún expresivo modo, ten-
ga á bien aceptar la ofrenda modesta que en estos ren-
glones le consagro, colmando así la] ancha mE'dida_~,~
qne V. E. valúa sus mercedes y sus distinciones.
Dios guarde á V. E. muchos años.
Madrid, 24 de Mayo de 1890.

DR. NICASIO MARISCAL y GARCÍA.

Excmo. 87'. Ministro de Grada y Justicia.

Biblioteca Nacional de España I


INTRODUCCIÓN

Investido por el Ministerio de Gracia y Justicia con su


honrosa cuanto inmerecida representación en el Congreso de
Medicina legal de París de 188V, creo que no hago mas que
llenar una obligación que aquella trae aparejada al tratar de
darle cuenta en esta Memoria de cuanto en dicho Congreso se
debatió, del juicio que sus trabajos me merecen, y de la apli-
cación que se podrá dar á sus conclusiones para mejorar en
cuanto sea posible el estado actual de nuestras legislación y
ciencias médico-penales.
De entre las varias maneras con que suele desempeñarse
este cometido por los que 10 llevan á cabo, pues no todos
creen contraer al aceptar tan honroso puesto la imperiosa
obligación á que aludía en el párrafo anterior, y con un 1

egoismo incalificable, suelen algunos guardarse para sí pro-


pios lo poco mucho que se asimilan en las asambleas inter-
ó

nacionales á que asisten pavoneándose con el pomposo título


de IJel~r¡ués du. Gouoernement e~papnol, á lo sumo lo desem-
ó

buchan con ínfulas de omniscientes en alguna conferencia


pública á la que suelen asistir los menos interesados en apren-
der aquella clase de conocimientos, y los que ó dejan al
orador con la palabra en la boca á mitad de discurso, ó, los
más perseverantes. no guardan en su imaginación al siguien-
te día, sino un embrollado caos de voces técnicas, ideas nue-
2

Biblioteca Nacional de España I


10 INTRODUCCIÓN

vas, conocimientos mal digeridos, y por tanto, peor asimila-


dos, etc., etc., que un ángel que bajase del cielo no lograría
desenmarañar, de entre las distintas maneras con que suele
darse cuenta de los congresos científicos, repito, desecho de-
cididamente aquella en que creyendo el delegado que tales
trabajos no son otra cosa que ún diario exacto y concienzudo
de su viaje, y que a su Ilación le interesan sobremanera sus
aventuras de touriste, llega en su minuciosidad hasta hablar-
nos de los banquetes con que fué obsequiado, y de si era bue-
na ó mala la salsa que aderezaba cierto guiso y si morenos ó

rubios el/la1'r;on la .fille que le escanciaban el burdeos. Tam-


ó

poco estoy conforme, y por eso la dejo a un lado también, con


aquella otra forma que consiste en escribir unas cuantas pa-
ginas sobre 10 que le ha parecido la conferencia, sin extractar
por lo menos los principales trabajos que se han presentado
en ella y los debates que con tal motivo se empeñaron; porque
de ese modo su gobierno tiene que juzgar por lo que él re-
fiere, y como no conociendo del litigio más que lo que dice
una de las partes es imposible emitir un fallo justo, siempre
le quedara la duda de si su representante tendrá Ha razón ó

en lo que asegura.
Para eludir, pues, ambos extremos, tan vicioso el uno
como el otro, he procurado, primero, limitarme á no consig-
nar absolutamente nada en esta Memoria que no tenga direc-
ta relación con el Congreso de Medicina legal a que he asisti-
do, procurando por todos los medios posibles ocultar mi hu-
milde personalidad tras lo solemne de los debates y la sombra
proyectada por las gigantescas figuras científicas que allí se
congregaron, ya que por sor el primer congreso extranjero á
donde llevaba la representación de mi patria, por las breves
horas de que dispuse para emprender mi expedición (1) y por
el poco tiempo que llevaba al frente del Laboratorio de Ma-
drid (2), no pude tomar una parte activa en él, como hubiera

('1) A las once de la mañana se me comunicaba el nombramiento,


con que me habia agraciado el Excmo. Sr. Ministro de Gracia y Justi-
cia, y á las ocho de la noche del mismo día salía en el expréss con direc-
ción á París.
(2) En Diciembre de 1888 tomé posesión del cargo de .lete ele dicho
Laboratorio y el Congreso se celebró en Agosto ele H!89.

Biblioteca Nacional de España I


EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís 11
sido mi deseo; y, segundo, que preceda al juicio crítico que
me ha merecido el Congreso sobre el que voy á entrar en ma-
teria, una exposición todo lo más exacta y apropiada que me
ha sido posible de cuantos trabajos oficiales y particularee se
han presentado solicitando la aprobación de la asamblea, y de
las discusiones que con tan varios motivos se han sostenido.
Casi es ocioso, por lo demás, encarecer en este proemio la
importancia que tienen, en los momentos actuales, las deci-
siones adoptadas por los miembros del referido Congreso,
siendo ya conocido de toda persona ilustrada el incremento
que ha tomado de poco tiempo á esta parte el estudio de las
ciencias auxiliares de la administración de justicia, en las que
como suceele con todas las que forman el árbol del saber hu-
mano, cuanto más se avanza y progresa más misteriosos con-
fines se van descubriendo en sus nuevos horizontes; pues al
fin y como dice Newton, no es el sabio en este mundo sino un
niño jugueteando a la orilla del mar, encontrando á veces
una china algo mas tersa que las comunes, á veces una con-
cha un poco más brillante que las demás, mientras que el in-
menso océano de la verdad se extiende inexplorado delante
ele él.
Lo que mejor manifiesta la fiebre de progreso y mejora-
miento medico-legal sentida en estos últimos tiempos en ca-
si todas las naciones europeas y en muchas de otros continen-
tes, es el hecho que recuerda el trabajo de .os jurisconsultos
MM. Guillot y Demange cuando dicen á este propósito que
en ltl78, el doctor Brouardel, encargudo por el Gobierno fran-
cés de estudiar en el extranjero la organización ele la medici-
na legal, se cruzaba en Viena con el profesor Bruneti, de Ro-
ma, con el doctor Hardwick, de Londres, y con el doctor Gos-
se, de Ginebra, comisionados por sus Gobiernos para hacer
estudios análogos; hallaba en Berlín al profesor Liman y en
Austria al eminente van I:-Ioffmann ocupados en colocar en su
merecido sitio á la ciencia médico-forense, resultado total ó

verdadera trayectoria psíquica de los grandes problemas bio-


lógicos; y, por último, sorprendía en Budapest al distinguido
médico legista Ajtai preparando su viaje por toda Europa en
busca de modelos que imitar para la construcción del gran
Instituto de Medicina legal que acaba de ínaugurarse en di-

Biblioteca Nacional de España I


12 INTRODUCCIÓN

cha capital y que, á juicio de los que lo han visitado, no tiene


rival en el mundo por lo completo y perfecto que es en un
todo.
y como todo campo feraz y bien cultivado tiene que dar
ópimos frutos, la medicina legal, que cuenta ya en Europa
con alojamientos tan suntuosos como el que acabo de citar y
como el que sirve de morada al Instituto médico forense de
Berlín (1), la construcción y mobiliario del primero de los
cuales ha costado á la nación] húngara 1.000.000 de pesetas,
sin incluir en esta cantidad el importe de los instrumentos y
aparatos necesarios, está prestando cada día nuevos y valio-
sísimos servicios á los Tribunales, no siendo el menor de ellos
el obtenido en la Margue, de París, con la congelación de los
cadáveres, operación llevada á cabo por medio de determina-
dos aparatos frigoríficos y merced á la cual, en el caso de no
poder identificar un cadáver Ó de no encontrarse su asesino,
se puede conservar cien años que se quiera, para confrontarlo
con el testigo que al cabo del tiempo supusiese saber quién
era el interfecto, ó para, vistiéndole con el mismo traje que
llevase en el momento de su muerte, y aun colocándole en
determinadas actitudes, presentarlo frente a frente del pre-
sunto matador, quien, ignorante de que pudiesen existir ni
aun los huesos de su víctima, habría de someter su serenidad y
sus remordimientos a una prueba tan dura y tan terrible, que

(1) En París, por una proposición suscripta por Mr, Alpy, y dirigida
al Consejo general del Sena (Diputación provincial), de que forma par-
te, yen Nueva York, según el informe que tengo á la vista de la comi-
sión de estudios designada para cl caso por el Presidente de los Estados
Unidos, y de la que forman lJarte individuos tan distinguidos como
M. Olark Bcll, Presidente de la Sociedad de Medicina legal de Nueva
York; Simón, Erlich, Mosserner, Henry, Mott y Doulin, se trata tam-
bién de crear verdaderos institutos de Medicina legal, en sustitución de
los organismos que hoy existen, que respondan á todas las necesidades
de la ciencia y de la información judicial, y que tengan salas de depósi-
to y de autopsia, anfiteatro, cámara oscura, laboratorios para las inves-
tigaciones químicas y microscópicas, gabinetes para coufroutaoionas é
interrogatorios por los jueces de instrucción, etc. ¿Ouándo veremos aquí
sustituídos el indecoroso depósito de cadáveres con que cuenta Madrid,
indigno de una población culta, y el exrguo laboratorio' de Medicina le-
gal de que disponemos para atender á las necesids des ele siete audiencias
territoriales, por instituciones análogus:'

Biblioteca Nacional de España I


EL CONGRESO DE MEDICINA LEG\L DE PARís 13
por endurecidos que estén en el crimen, serán muy pocos los
criminales que puedan soportarla impunemente.
El Congreso de 1889, aunque en el orden cronológico sea
ya el tercero celebrado en Europa, es verdaderamente el pri-
mero por la importancia de los puntos discutidos y la calidad
de los jurisconsultos y médicos que en él se han congregado;
importancia que hubiera sido todavía mayor si no se hubiese
verificado cuando ya la capital de la vecina república llevaba
más de cincuenta Congresos internacionales celebrados en su
seno y, por lo tanto, cuando á pesar del inextinguible entu-
siasmo científico de los franceses, la laxitud propia del can-
sancio empezaba á invadir el cerebro y los músculos de aque-
llos infatigables atletas de las nobles luchas del saber, que tan
bizarramente han mantenido el honor nacional en el palenque
abierto á los hombres de ciencia de todo el orbe.
Estos Congresos de medicina legal, puede decirse que han
seguido el mismo curso que el progreso científico de esta ím-
portantísíma rama de los conocimientos humanos en estos úl-
timos tiempos. Hasta el año 1877, fecha en que verdadera-
mente comienza el renacimiento de la medicina legal moder-
na, nadie se acordó de celebrar reuniones internacionales
para tratar de los puntos que más directamente interesan á
dicha ciencia.
Entonces y coincidiendo con el soplo de justicia que, según
la pintoresca frase de un jurisconsulto francés, pasó sobre la
Europa entera, se celebró en Bruselas la primera asamblea de
abogados y médicos legistas. A esta siguió otra más impor-
tante ya, llevada á cabo en París con motivo de la Exposición
universal de 1878 y que, tanto por el aliciente de la Exposi-
ción, cuanto por verificarse el mismo año que, como recuerdo
anteriormente, todas las naciones europeas se apresuraban á
mejorar sus servicios médico-forenses, mandando delegados
suyos á estudiar tan importantes materias en las capitales
metrópolis de la ciencia, estuvo bastante concurrida y se to-
maron en ella acuerdos importantísimos. Han pasado once
años desde aquella fecha; en este lapso de tiempo la ciencia
médico-legal ha caminado viento en popa, como suele decir-
se, y estos adelantos y progresos se han traducido no sólo en
la entidad de los asuntos debatidos en este último Congreso y

Biblioteca Nacional de España I


14 INTRODUCCIÓN

en el gTan número de sabios de todos los países que en repre-


sentación de sus respectivas nacionalidades unos, e impulsa-
dos otros por su afán de saber, han respondido al llamamiento
de los médicos y Iegisladores franceses, sino en que, apenas
extinguidos los elocuentes ecos de tan docta asamblea, el
Congreso medico-internacional que se reunirá en Berlín en
Agosto del corriente año (1), ha abierto una sección para tra-
tar exclusivamente cuestiones de medicina legal, de la que es
miembro gerente el ilustrado profesor Liman, iniciadores sa-
é

bios tan conocidos como Falle, Schónfeld y Skrzeczka, de Ber-


lín; Gunther, de Dresde; ven Holder, de Stuttgard; Knanff', de
Heidelberg; Schwarz, de Colonia, y Ungar, de Bonn.
Por lo que toca á España, podemos, con justa razón, en-
vanecernos de ir en ciertos asuntos de este género, si no á la
cabeza, formando parte de la vanguardia de los pueblos civi-
lizados; y esto habla muy alto en pro de la inteligente inicia-
tiva de los hombres públicos que en estos últimos años han
desempeñado en nuestro país la cartera de Gracia y Justicia;
y como estas cosas no se aprecian siempre en su debido valor
hasta que se establecen paralelos entre nuestras legislaciones
y las que imperan todavía en países que con buenos títulos
pasan por muy adelantados, creo que es un deber mío hacerlo
así presente á mis compatriotas, para que se enorgullezcan
con la posesión de esos eximios jurisconsultos, á quienes, des-
de estos mal coordinados renglones, elevo mi entusiasta cuan-
to humildísimo aplauso.
Pero el que estemos bastante adelantados en materia de
leyes, no significa que estas no sean susceptibles de perfec-
ción, y algo creo que se adelantará en este camino si se intro-
ducen en nuestra administración de justicia las conclusiones
que siento al finalizar este trabajo, que si contribuye, como
espero, á mejorar, aunque sea en grado mínimo, rama tan
im portante de la constitución del Estado, á la interior satis-
facción que experimente al presentarlo á mi honorable jefe el
Excmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia, por haber cumplido
con lo que yo creía que era en mí un deber de conciencia, se
unirá la que me proporcione el saber que mis observaciones y

(1) Recuérdese que esto se cscribía en la priinavcra de 18(10.

Biblioteca Nacional de España I


EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís 15
estudios sobre el Cong-reso de medicina legal de París de 1889,
han coadyuvado á hacer avanzar en sus jalones los dos fines
más sacrosantos de la justicia: facilitar su recta administra-
ción probando, hasta la evidencia, la culpabilidad del delin-
cuente, y dar -medios al que no lo es para que atestigüe su
inocencia.

Biblioteca Nacional de España I


Biblioteca Nacional de España I
PRIMERA PARTE
INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO

CAPÍTULO PHIMERO
PHIl\IERA SESIÓN
SUMARIO: Preliminares.-Setenta congresos internacionales en cua-
tro meses.-CO?\GRESO DE MEDICJNA LEGAL.-Sesión inaugural.-
Presidencia de honor. -Delegados oficiales extranjeros.-Discur-
so de Mr. Barbier, primer presidente de la C01tr de Cassoiion.»-
Discurso de Mr. Brouardel , presidente del Comité de organiza-
ción del Congreso, -"Mesa definitiva del Congreso. -Discurso de
gracias del Presidente de honor,-Cuestiones que abarca el pro-
grama oficial, y sus ponentes.c-Panrsnx CUE¡;TIÓN: Los trauma-
tismos cerebrales y medulares en sus relaciones con la medicina legal,
. -Discusión que provoca el informe de los doctores Vibert y Gi-
lles de la Tourette.-Pror.cd1wie?'s y cerebrales -Histeria,rail1lJay-
braisi }' ?'ailJvay spine.> Conclusiones aprobadas por el Congreso.

No bastaba á los franceses, haciendo un soberano


alarde del inmenso genio de su raza, llevar á cabo del
modo brillante que todos hemos visto, el memorable cer-
tamen que pasará ála historia con el prestigioso nombre
de Exposición Universal de 1889, en el que dando una
tregua á los bélicos aprestos y desconfianzas diplomáti-
cas, han convocado fraternalmente á todos los pueblos
del mundo, haciendo, en noble incruenta liza, ostentosa
é

gala de las grandes fuerzas productoras, industriales y


científicas con que cuenta el Estado francés, próspero y
floreciente á pesar ele las ardientes pasiones que desen-
cadena en sus ciudadanos la borrascosa política; no bas-
3

Biblioteca Nacional de España I


18 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

taba ú nuestros vecinos de allende el Pirineo elevar á las


nubes ese aéreo monumento que se denomina la Torre
Eiffel, en que no se sabe qué admirar más, si el fenóme-
no de estática que realiza la valentía y la fe del hom-
ó

bre que lo concibe y del pueblo que lo apadrina; no les


bastaba construir la inmensa galería ele méquiruxs, cuyos
arcos gigantescos han estrechado en descomunal abrazo
todas esas maravillas de la industria moderna á que pres-
ta fuerza, dirección y movimiento el genio de nuestro
siglo; necesitaban además asombrar al mundo en la es-
fera de lo psíquico) y esto 10 han verificado también con
los setenta congresos internacionales que se han celebra-
do en París durante el verano último, y en los que los
grandes hombres de la nación francesa, dando muestras
de una actividad sobrehumana y sin ejemplo, han mani-
festado su aptitud y competencia para desentrañar los
más difíciles puntos ele la ciencia de nuestros días, árbol
tan frondoso, de tan infinitas ramas en el presente) que
á su sombra se cobijan, no sólo el planeta que habitamos,
sino todos los cuerpos celestes que forman el universo
mundo) como que tan sólo escapa á su sombra domina-
dora, la idea prima) único origen de todo lo creado: El
Hacedor Supremo; del que la ciencia recibe) como el ve-
getal del astro solar, luz y calor) inspiración y exis-
tencia.
Uno de estos setenta congresos internacionales ha
sido el de Medicina legal, abierto en el mes de Agosto,
apenas terminado el de Higiene y Demografía, al cual han
concurrido gran número de sabios de todos los países del
globo, y el que se ha.debido á la iniciativa dela Sociedad de
Medicina legal de Francia (ilustre corporación á la que
desde aquí reitero mi gratitud por el honor que me confi-
rió) admitiéndome en su seno en calidad de miembro aso-
ciado extranjero), secundada por el Estado francés) que
penetrado de la importancia que en estos tiempos va ad-
quiriendo el estudio de las ciencias penales, ha sufra-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 19
gado gustoso porte de los gastos que dicho Congreso ha
ocasionado.
Las sesiones se han verificado en el gran anfiteatro
de la Facultad de Medicina de París, lujosamente deco-
rado por Belloir, el primer decortiieur del mundo (1), con
ricas colgaduras) banderas) trofeos, etc. Los escaños
estaban cubiertos de terciopelo rojo. La tarde de la
sesión inaugural, y en medio de un numeroso gentío
que llenaba todo el ancho salón) se veían abogados de
los tribunales franceses) consejeros, magistrados, médi-
cos legistas, etc. Los delegados oficiales de las naciones
extranjeras) fuimos presentados por el digno secretario
general I\1r. Motet, cuya amabilidad y cortesanía para con
todos es acreedora á un eterno reconocimiento de parte
nuestra, al Presidente del Comité MI'. Brouardel, quien á
su vez nos presentó á la Presidencia de honor, compues-
la de Mr. Ilarbier, primer presidente de la Cour ele Cil.s-
sation (Tribunal supremo), el octogenario dador Ricord,
uno de los pocos fundadores que restan de la Sociedad de
Medicina legal de Francia (2)) y el doctor Vleininckx, y de
la que formaba parte también el mismo doctor Brouardel.
Los delegados oficiales que concurrieron á este Con-
greso fueron los siguie-ites: por la Sociedad ele Medicina
legal de Nueva York, MM. Clark Bell, su presidente) Bcr-
mudes, ex-jefe de Justicia y juez presidente del Tribunal
supremo de Luisiana, y el profesor químico H. A. Mott.
Por la Sociedad de Medicina legal de Bólgíca, los docto-
res Vleminckx y Carnilo Morcan, presidente y secretario
general respectivamente de la misma. Por el gobierno de
Bélgica) el doctor Stienon, módico legista y profesor de la
Universidad de Bruselas; y Alfredo Moreau, abogado de

(1) Pongo este detalle insignifioante y qUB á muchos parecerá impropio


de un trabajo de este género, para demostrar que existen naciones tan afor-
tunadas como Frnncia en que á la ciencia se le rincle tributo hasta en la
forma, como se ha-e con la divinidad en la mayor parte de las religiones.
(2) Poco tiempo después de escrita y presentada esta Memoria. pagó el
obligado tributo á la uaturalcza el ilustre sifiliógrafo y médico legista..

Biblioteca Nacional de España I


2U EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE I'AIÜS

los tribunales de dicha capital; por el del Brasil, el doctor


Pires García, de la facultad de Medicina de Río Janeiro;
por el de España, el que esto escribe, doctor Nicasio "Ma-
riscal y García, director jefe del Laboratorio Central de
Medicina legal; por el de Dinamarca, el Sr. Loegeforenin-
gen for Kjobenhoon ag Omcyn, de Copenhague; por el de
Hawaí, el Sr. Varigny, de Honolulu; por el de Italia, el
profesor Lornbroso, catedrático de la Universidad real de
Turín; por el de Méjico, los Sres. D. Rafael de Zayas En-
ríquez, D. Eduardo E. Zárate, D. Manuel Flores y don
José Ramírez; por el Principado de Mónaco, el doctor
Coulon, médico jefe del Hotel Díeu de "Mónaco; por el del
Paraguay, el doctor Hassler; por el del Perú, el doctor
" Muñiz, de Lima; por el de Portugal, el doctor Silva Ama-
do, de Lisboa; por el de Rumania, los doctores Soutzo é

Iscovesco, y por el ds Suiza, el doctor Gosse, de Ginebra.


Además, y particularmente, han asistido muchas no-
tabilidades médicas y legistas, nacionales y extranjeras.
"Unioarnente de España, siguiendo añejas tradiciones, no
había más representación que la oficial.
Abierta la sesión, después de ocupada la mesa por
Mr.Barbier, y los doctores Iücord, Vlemínckx y Brouar-
del, hizo uso de la palabra el Presidente, deseando la
bienvenida á los miembros del Congreso, y sobre todo á
los delegados extranjeros, y diciendo que le halagaba so "
bremanera tomar la palabra en aquel sitio donde tantas
cosas han enseñado los maestros de la Medicina legal.
Recordó que durante muchos años se ha ocupado de la
legislación de los alienados, añadiendo que, reuniones tan
útiles como aquélla, tienen su razón de ser en estos tiem-
pos en que se muestra tan verdadero amor á la huma-
nidad: «¿No es esta la característica, dijo, de nuestro
gran centenario? Nunca se podrá conceder, añadió, de-
masiada importancia á la medicina legal, que es la acción
combinada de la ciencia y de la justicia, la una interro-
gando á la otra, para tener más precisión en sus senten-

Biblioteca Nacional de España I


INF0HMER Y DEDATL8 DEL CONGRESO 21
cias.» Enumeró los progresos llevados á cabo en estos
diez últimos años en la Medicina legal, insistió sobre el
papel y los deberes del médico legista, haciendo constar
que esta misión no es apreciada siempre en su justo va-
lor, pero que la sola presencia de magistrados eminentes
en el seno del Congreso, probaba que en Francia al me-
nos, la causadel médico legista estaba ganada; dijo que
para que los médicos legistas puedan servir útilmente á
la ciencia y á la justicia les es precisa una instrucción
especial; y terminó, Mr. Barbier, con un merecido elogio
del ilustre decano de la 'Facultad de Medicina de París,
saludando con emoción á los representantes de las diver-
sas nacionalidades cuyo espíritu se inclina con tanto
amor á la ciencia, y abrigando la esperanza de que, en un
porvenir muy cercano, la instrucción especial á que antes
aludía y que debe ser práctica sobre todo, no faltaría ni
á los médicos ni á los jurisconsultos.
Concedida la palabra á Me. Brounrdel, como Presi-
dente del Comité de organización del Congreso, trajo á
la memoria de los concurrentes el precedente Congreso
celebrado en una sala del pabellón de Flora, en las Tulle-
rías, en el mes de Agosto de 1878; del cual fueron presi-
dentes Devergie y Gubler, ySecretario general Gallard, yen
el que el sabio profesor Lausscdat dió cuenta de los tra-
bajos verificados en una reunión de módicos legistas que
no se había atrevido á tomar el nombre de Congreso,
celebrada pocos meses antes en Bruselas. Como estos
cuatro maestros, estos cuatro sabios, han bajado á la
tumba en este período ele tiempo; consagró un sentido re-
cuerdo á su memoria. Continuó diciendo que «hombres
de ley ó de ciencia, todos tenemos el mismo objeto: servir
los intereses delajusticia». Hizo un llamamiento á los ma-
gistrados y á los abogados, diciéndoles que se escucha-
rán sus consejos, y animándoles á seguir el ejemplo de
los Sres. Demange y Guillot, ponentes de una de las
cuestiones, y abogado de la Cour cl'Appel, el primero, y

Biblioteca Nacional de España I


22 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL ::lE PAHÍS

juez de instrucción del Tribunal del Sena, el segundo.


Dijo tambión, que debía quedar el Congreso en 01 te-
rreno de los intereses generales, puesto que casi está en
la misma situación la Medicina legal. No basta añadió,
al médico legista ser probo (su probidad es lo pnr.iero),
sino que debe tener también una instrucción especial.
La justicia tiene necesidad de médicos especiales, de con-
sejeros tóonicos; mas en el momento actual no hay para
nosotros más que sacrificios sin compensación alguna,
y la verdad, una abnegación constante no puede cons-
tituir una carrera.
Estas palabras tan ciertas, fueron muy aplaudidas.
No reproduzco más que el sentido ele ellas, al que siento
no poder dar la forma concisa, severa y elocuente de
este precioso discurso; pero estábamos todos en tan per-
fecta comunidad de ideas con el orador, que no nos ocu-
pábamos de otra cosa que de admirar el genio incom- ó

parable actividad de este infatigable organizador de va-


rios Congresos, saliendo ele la presidencia del de Higiene
y Demografía para entrar en la del de Medicina legal, lle-
vando más de tres semanas en la brecha y sin embargo,
conservando siempre tal dominio de sí mismo, que nunca
. le faltaba una expresión exacta para una idea precisa y
levantada.
Seguida,mente se procedió á la elección de la mesa
definitiva del Congreso, siendo nombrados, por acla-
mación, presidentes de honor, 1,,1]\1. Barhier y Ricord;
presidente efectivo, Mr. Brouardel; vicepresidentes, los
señores Bermudes, Vleminckx, Stíenon, C. Moreau, Pi-
res García, Lombroso, Soutzo, Iscovesco, Demange y
Alfredo Moreau; y secretario general MI'. Motel.
MI'. Barbier díó las gracias al Congreso por el honor
que le ha dispensado nombrándole presidente de honor,
y dijo, que espera que en esta reunión, donde se encuen-
tran tantos médicos y abogados de Francia y del extran-
jero, se diluciden cuestiones que han permanecido en la

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 23
obscuridad hasta el día, llegándose á facilitar así la ac-
ción y la aplicación de lajustioia. Por lo que á .él respec-
ta, cree y ha creído siempre que la misión del forense,
llamado y consultado por la justicia, debe ser una misión
predominante.
El doctor Motet, al cual debe este Congreso su exis-
tencia, pidió en su calidad de secretario general, que
acuerde la asamblea pasar en seguida á la orden del día.
Esta pone ádiscusión el informe que, sobre la primer cues-
tión del programa, han escrito los ponentes MM. Vibert
y Gilles de la Tourette. Pero antes me parece oportuno
dar cuenta de los diversos asuntos que comprende el
programa oficial adoptado por el comité de organización
del Congreso, y de los encargados de presentarlos á la
asamblea..
Las cuestiones eran seis:
1." Los treumeiismos. cerebrsles y medulares en sus
relaciones con lti medicin« legal.-Ponentes: l\IM. Vi-
bert y Gilles de la Tourctte.
'2." De la interoencum de los médicos forenses en el
procedimiento judicial de una interdicción (1) ó pere. le- .
oenuu: esta interdicción.-Ponente: MI'. Motct.
3." Cuestiones médico-leqeles reletioes al abuso c/e la
morfina.-Ponentes: J\L\L Lutaud y Descouts.
!L" Las intoxicaciones crónicas por el arsénico.-Po-
nentes: El profesor Mr. Brouardel y el profesor agrega-
do MI'. Gabriel Pouchet.
5." La sífilis de las noclrizas.-Ponente: MI'. Morel-
Lavallée.
6." 111edios propios para asegurar los intereses de la
socieiuui U ele los acusados en Losiniormes médico-lega-
les.-Ponentes: MM. Guillot, juez de instrucción elel
tribunal del Sena, y Demange, abogado de la Cour
cl'appel.

(1) Inhabilitación para el manejo 6 administrnción de sus bienes.

Biblioteca Nacional de España I


24 EL CON(lTIESO DE lIIEDICINA LEGAL DE PAnís

Concedida la palabra á MI'. Víbert, da éste 'lectura á


su informe sobre la
PRIMERA CUESTIÓN
Los traumatismos cerebrales y medulares en sus relaciones con
la medicina legal.

Dicho informe estaba concebido en estos términos:


"El estudio de los traumatismos cerebrales, ofrece
aplicaciones médico -legales muy importantes. Estos
traumatismos acarrean alguna vez, como consecuencia
más ó menos remota, graves alteraciones del sistema
nervioso. El médico forense debe investigar si, en un
caso dado, estas alteraciones están bajo la dependencia
de la herida y en qué medida; debiendo determinar su
gravedad y precisar el pronóstico que ellas tengan. Es-
tas cuestiones se presentan con frecuencia, y la respues-
ta que se da es casi el solo elemento que permite á los
magistrados apreciar la realidad y la extensión del per-
juicio causado á un querellante. El médico legista incu-
rre por lo tanto en una grave responsabilidad, que le
obliga al atento estudio de este asunto; al que por otra
parte es arrastrado por el interés científico de la cuestión,
y la que es múltiple, compleja, controvertida en mu-
chos puntos y obra alguna vez ele anchos horizontes so-
bre la patología general de los centros nerviosos. Aña-
damos que, por las numerosas ocasiones que se le
presentan de ver heridas de este género, y por la preci-
sión de los detalles que puede recoger, el médico legista
está en eJ caso también de aportar al estudio del asunto
un concurso útil y de dilucidar ciertos puntos de una
manera especial.
Con el término de traumatismos cerebrales compren-
demos todas las lesiones del encéfalo, desde las más gra-
ves hasta la ligera conmoción; aquella, por ejemplo, que
resulta de una contusión de la cabeza que no ha ocasio-
nado herida en el cuero cabelluelo, ó también aquella otra

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 25
que resulta de un simple estremecimiento sin que haya
habido choque directo sobre el cráneo.
Dejaremos.á un lado la historia de la mayor parte
de las manifestaciones inmediatas de los traumatismos
de los centros nerviosos. Aquí el médico legista halla
en la patología clásica datos seguros que él no tiene que
hacer más que utilizar directamente; como sucede con
las fracturas del cráneo, las hemorragias meníngeas, las
contusiones y otras lesiones de las diversas partes del
encéfalo.
La conmoción cerebral, tal como ella se presenta con
sus síntomas clásicos, es á menudo más pavorosa que
grave, desde el punto de vista del pronóstico definitivo.
Tal herido que permanece muchas horas y aun algunos
días en el come, curará completamente, y al contrario,
otro que no presenta más que síntomas ligeros casi ó

nulos, será atacado ulteriormente de graves alteraciones


que estudíaremos más adelante.
Es interesante conocer que la conmoción comunicada
á todo el encéfalo no provoca algunas veces, como ma-
nifestación inmediata, más que el desorden de un peque-
ño número de una sola de las funciones de este órga-
ó

no. Hay, pues, una vulnerabilidad más grande en ciertas


partes del encéfalo, y estas partes son aquellas que pre-
siden las funciones más elevadas y más delicadas,
Por esto es por lo que se ve con frecuencia, como sola
consecuencia de un, traumatismo cerebral, ya sea la afa-
sia, bien la amnesia, bien la obnubilación intelectual. Esta
última coloca al herido en un estado psíquico particular
que se podría llamar del automatismo. No es raro ver un
individuo que acaba de sufrir un traumatismo cerebral,
permanecer algunas horas en un estado-de semi-incons-
ciencia que le permite verificar los actos necesarios para
asegurar su salud, para regresar á su domicilio y hasta
para volver á emprender sus ocupaciones ordinarias;
pero únicamente en virtud de los hábitos adquiridos, sin
4

Biblioteca Nacional de España I


~6 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARÍ~

participación verdadera del Yo, que ha sido suprimido


momentáneamente. Alguna vez sale bruscamente el pa-
ciente de este estado, y al modo de un sonámbulo, se en-
tera con admiración de lo que le ha sucedido.
En otros casos es una parte más restringida de la ac-
tividad intelectual 13, que es atacada; hay, por ejemplo,
amnesia. Sin hablar aquí de las alteraciones persistentes
de la memoria, sobre las cuales volveremos más adelan-
te, recordaremos lo que se sabe sobre la amnesia trau-
mática inmediata. Esta amnesia no se refiere algunas
veces más que á los hechos posteriores al accidente; ella
puede ser tal que el lesionado haga constantemente la
misma pregunta, olvidando la respuesta tan pronto como
se le dé. En otros casos versa sobre las circunstancias
del accide-vte y sobre los hechos que le han precedido en
algunas horas en algunos días. A menudo es absoluta,
ó

pero raramente definitiva: la memoria es recuperada


poco á poco, y desde luego la ele los hechos anteriores al
período olvidado.
La afasia, bajo estas diversas formas, es alguna vez
también la consecuencia de un traumatismo que ha pro-
ducido un simple sacudimiento del cerebro sin ninguna
lesión material. Como la amnesia, esta afasia desapare-
ce bastante rápidamente y no parece ser de un pronós-
tico serio, desde el punto de vista deldesarrollo tardío de
otras alteraciones cerebrales. No sabemos si se puede
decir otro tanto siempre del automatismo señalado más
arriba, á pesar de que ciertos heridos que han presenta-
do este fenómeno curaron definitivamente.
Llegamos entre tanto á las complicaciones ulteriores
de traumatismo, y es este el punto quernerece sobre todo,
al menos así lo creemos nosotros, ser sometido á vuestro
estudio. Entre estas complicaciones las hay de orden in-
flamatorio, tales son la meningo-encefalitis localizada,
aguda crónica; la paquuneningitis; el absceso del ce-
ó

rebro. Estas afecciones, calcadas sobre el traumatismo,

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL GONGRESO 27
evolucionarían ordinariamente de un moelo normal, tra-
duciéndose únicamente por los síntomas que les son pro-
pios. No insistiremos sobre estas complicaciones; la his-
toria es bien conocida. Nos limitaremos á señalar al paso
el interés médico legal que tiene el desarrollo tardío de
la meningo-encefalitis aguda. Sucede á menudo que una
lesión del cerebro una herida, aun profunda, es bien to-
ó

lerada, al principio, tanto que alguna vez pasa ignorada


esta lesión y el médico emite un pronóstico muy favora-
ble. Después.al cabo de algunos días de algunassema-
ó

nas, estalla una meningo-encefalitis, rápidamente mor-


tal. La lesión está en este momento olvidada parece tan
ó

ligera que no se le atribuye gran importancia, y se busca


otra causa para explicar la muerte. El recuerdo de estos
hechos podrá evitar algunos chascos á los peritos.
AlIado de estas complicaciones, debidas al desarro-
llo de una inflamación localizada en la vecindad de la le-
sión, las hay también ele otro orden distinto. Son éstas
la epilepsia, la parálisis general y la alucinación mental,
las que, según el voto de todos los médicos, son con mu-
cha frecuencia el resultado ele un traumatismo cerebral.
Algunas consideraciones se pueden aplicar de una ma-
nera general á todas estas complicaciones.
Casi todos los autores piensan que en tales casos, no
obra el traumatismo más que como causa ocasional, y á
condición de encontrar un terreno predispuesto. Esta
opinión es tanto más aceptable, cuanto que ella satisface
el espíritu, explicando por qué un traumatismo grave no
acarrea en este individuo más consecuencias que las que
el mismo determine, en tanto que un traumatismo ligero
es seguido en aquel otro de parálisis de alienación. Por
ó

lo demás está también fundada en hechos ciertos. Sin em-


bargo, es preciso reconocer que en un buen número de
C3.S0S es imposible el encontrar en los antecedentes per-
sonales ó hereditarios e1el herido el menor vicio del sis-
tema nervioso. Estos hechos negativos tienen una gran

Biblioteca Nacional de España I


20 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

importancia) y quizá no se les ha tenido en cuenta lo


bastante basta el presente.
El intervalo que separa el traumatismo y las compli-
caciones de que hablamos" os extremadamente variable.
Alguna YCZ es de muchos años) y sin embargo) numero-
sas observaciones no dejan ninguna duda sobre la reali-
dad de la relación de causa á efecto que existe en u-e los
dos fenómenos. ¿Cómo explicar entonces el largo retra-
so que trae el desarrollo de la enfermedad? La observa-
ción atenta del enfermo enseña á menudo) que ~'t partir
de la acción del trauma y durante todo el período dicho
latente) hay alteraciones de las facultades cerebrales que,
por ligeras que ellas sean) atestiguan un trabajo patoló-
gico continuo que prepara el terreno y da lugar en un
momento dado á una explosión que no es súbita más que
en apariencia. No sucede siempre así) es verdad; pero el
hecho) por inexplicable que sea) no debe chocamos más
que el de la predisposición hereditaria que invierte trein-
ta ó cuarenta años en preparar una peri-meningo-ence-
falitís, dejando durante todo este tiempo intactas las fun-
ciones encefálicas.
Respecto á la parálisis general) hay sin duda en la
casuística) un cierto número de hechos que eliminar: por
ejemplo) muchos de aquellos en que se ve aparecer la
enfermedad inmediatamente después del traumatismo.
Entonces) sin duda) la enfermedad existía ya antes y ha
tomado una marcha aguda á consecuencia de la lesión.
No es menos cierto que al lado ele los casos .Ionde el
desarrollo de la enfermedad es muy tardío) hay otros
donde es ¡11UY precoz) aunque las lesiones anatómicas
sean las mismas) así como los síntomas) porque á des-
pecho de los esfuerzos que han sido hechos) no se ha lo-
grado establecer un tipo clínico de parálisis general trau-
mática) desprendiéndolo del gran grupo de las perirne-
ningo-encefalitis.
y lo mismo pasa con la alienación mental: es imposi-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 29
ble crear, como se ha querido, una forma correspondien-
te á la etiología traumátíca. Todas las variedades han
sido observadas sin ningún carácter especial; una vez
dada la impulsión, la enfermedad se desarrolla conforme
á las aptitudes morbosas del sujeto, que aquí como en
las demás, son para el médico el quid ujnoium,
La epilepsia es, de todas estas complicaciones, quizá
la más frecuente y ciertamente la mejor establecida. En
muchos casos, en efecto, se ha podido curarla radical-
mente suprimiendo los efectos del traumatismo, sea el ó

derrame sanguíneo que ocasionaba una compresión del


cerebro, haciendo desaparecer con ayuda del trépano el
exóstosís óseo. Recordemos, sin embargo, que no es
siempre de una manera tan groseramente apreciable,
como puede ser considerada la patogenia de la epilepsia
traumática; se la ha visto sobrevenir tras una herida que
interesaba exclusivamente el cuero cabelludo, y hasta
parece demostrado por la observación y la experimenta-
ción, que puede suceder á un traumatismo craneanc que
no ha dejado huellas; así es como Westphall ha hecho
epilépticos á varios animales por una serie de choques
relativamente ligeros sobre la cabeza.
Desde el punto de vista sintomático, hay lugar para
distinguir la epilepsia jacksonniana, queso manifiesta por
convulsiones de las que el sitio y el punto de partida es-
tán en relación exacta con la región cerebral lesionada,
de la epilepsia verdadera observada tan á menudo. Esta
se presenta bajo la forma ele graneles ataques de enaje-
namiento de vértigo, y el solo carácter que parece serIe
ó

propio, es su tendencia mayor á complicarse rápidamen-


te ele locura de demencia. En cuanto á su fecha de apa-
ó

rición, varía mucho según los casos, y ele 1111 modo capri-
choso, porque ni la naturaleza, ni la extensión del trau-
matismo, pueden ejercer una influencia cierta á este par-
ticular.
Podríamos citar aun otras afeccíones nerviosas que

Biblioteca Nacional de España I


30 EL CONGRESO DE MEOlC1NA LEGAL ::>E PARís

complican el traumatismo cerebral: la parálisis agitante,


el corea, la histeria, sobre todo, que ha sido reciente-
mente el objeto de los bellos estudios del profesor mon-
sieur Charcot. Pero se trata en estos casos de un trau-
matismo que obra en un punto cualquiera del cuerpo, y
no especialmente sobre el cerebro; no entran, pues, di-
rectamente en nuestro propósito.
Con lo que precede, hemos agotado nuestro asunto.
Fuera de las complicaciones que acaban de ser indica-
das y que constituyen afecciones clásicas, el traumatis-
mo cerebral puede aun traer otras consecuencias, alte-
raciones que han sido señaladas por diversos observado-
res, pero que no se prestan siempre ú una clasificación
fácil. .
Entre estos casos, es preciso distinguir, desde luego,
aquellos en que los heridos se convierten en lo que el
profesor Lasegue ha llamado cerebreles. El traumatismo,
ligero ó grave, ha desaparecido; sus efectos inmediatos
han desaparecido definitivamente también, no habiéndo-
se presentado complicaciones imputables á una lesión
nueva ó á una afección precisamente determinada. La
influencia del traumatismo continúa, sin embargo, ha-
ciéndose sentir, y marca á aquel que ha sido lesionado
con un sello especial. En el grado más ligero, todo pare-
ce alguna vez limitarse á aturdimientos. Estos son ex-
tremadamente frecuentes, después de un traumatismo de
la cabeza. La mayoría de los individuos que han tenido
una contusión un poco violenta sobre el cráneo, experi-
mentan por largo tiempo vértigos, sobre todo cuando
tienen la cabeza inclinada; hasta tal punto, que alguna
vez, en los obreros, resulta una incapacidad para el tra-
bajo, que persiste algún tiempo después ele la cicatriza-
ción completa de la herida. Lo más frecuente es que estos
vértigos desaparezcan totalmente; pero alguna vez tam-
bién son la primer etapa ó el primer signo revelador de
un estado más complejo. Estudiando atentamente los

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATE,; DEL CONGRESO 31
traumatizados) se percibe entonces que su inteligencia
ha disminuido; no hay alteraciones salientes) sino una
simple disminución que no se puede apreciar más que
por comparación con el estado anterior del sujeto.
Las concepciones son más lentas) la atención menos
despierta; es preciso más esfuerzos para abocar á un re-
sultado menor. A esto se unen á menudo, además de los
dolores de cabeza que son muy frecuentes) ciertas modi-
ficaciones del carácter; el individuo se hace apático) indi-
ferente) al contrario expansivo, excitable; esta excita-
ó

bilidad se pone ordinariamente de manifiesto por la acción


del alcohol) que es muy mal soportado) haya tenido no ó

hábitos de intemperancia anteriormente. El lesionado se


ha convertido desde el punto de vista mental) en otro hom-
bre) y es sobre todo este cambio el que tiene más impor-
tancia, mucha más que el nuevo estado) el cual no ofrece
á menudo ningún rasgo de orden verdaderamente pato-
lógico, y que permite al herido sostener la comparación
con un individuo que permanece sano. Pero sobre este
fondo permanente) constituído por una modificación más
ó menos marcada de las facultades intelectuales) se des-
tacan episodios agudos que sobrevienen por intervalos
tan pronto separados) tan pronto muy aproximados) y
que constituyen el delirio por accesos de Lasegue; deno-
minación justa) á condición que se tome la palabra de
delirio en su sentido más lato.
Estos episodios agudos son, en efecto) de naturaleza
muy variable: tan pronto es una pérdida de conocimien-
to con obnubihción intelectual consecutiva durante al-
gunos días algunas horas; tan pronto es un período de
ó

depresión y de tristeza, ó al contrario de excitación y de


irritabilidad. Algunas veces el enfermo es presa de ideas
ambiciosas, y durante algunos días se le puede creer en
el primer período de una parálisis general; tan pronto se
trata de un delirio impulsivo durante el que puede co-
meter un robo) un asesinato, un suicidio; tan pronto) en

Biblioteca Nacional de España I


32 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARis

fin, es un acceso de manía aguda. Todos estos inciden-


tes patológicos, que no tienen nada de fijos y que sepre-
sentan bajo formas variables en el mismo individuo, evo-
lucionan en general rápí lamente sin dejar huellas bien
apreciables; en su intervalo el estado mental permanece
igual que de ordinario durante largo tiempo. Pero el su-
jeto ha tomado una aptitud singular para contraer todas
las enfermedades cerebrales; el cerebro ha venido á ser
el locus minoris resisieniue, el órgano qne sentirá me-
jor todas las perturbaciones del organismo, el que per-
petuamente esté en inminencia de enfermedad.
Tales son estos cerebrales, de los que Lasegue ha
dado una descripción tan magistral, confirmada cada día
por la observación. Lasegue ha tenido cuidado de mar-
car las diferencias que los separan de los neurópatas, de
los hereditarios, especialmente desde el punto de vista
del pronóstico definitivo, que es más sombrío para aqué-
llos que para estos últimos.
Mucho más que el neurópata, el cerebral está prepa-
rado para las afecciones graves del sistema nervioso,
para la parálisis general, la demencia, etc.
Este grupo de cerebrales no se compone exclusiva-
mente de los individuos que han sufrido un traumatís-
mo encefálico; sino que éstos le aportan el mayor con-
tingente. El médico legista no debe olvidarlo, y en pre-
sencia de un lesionado de este género le corresponde el
cuidar atentamente de sorprender las primeras mani-
festaciones de las alteraciones que acabamos de indicar,
señalando el alcance y desarrollo posible. Es más im-
portante aún para el alienista el saber encontrar un
traumatismo cerebral en la base de la hi-toria patológi-
ca de ciertos alienados criminales, porque con frecuen-
cia este incidente 01 vidado aporta una luz decisiva en la
apreciación del estado mental y de la responsabilidad
de un enfermo.
Tras la clase de los cerebrales, viene la de los lesio-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 33
nadas que presentan los síntomas del estado mórbido
que se puede designar hasta nueva orden bajo el nombre,
impropio por demás, de railway-brain. Esta cuestión va
á ser tratada por el Dr. Mr. GilIes de la Tourette. Pero
antes de cederle la palabra, es preciso decir algunas po-
cas todavía sobre una complicación de otro orden, en el
cual el sistema nervioso es impresionado muy distinta-
mente por el traumatismo: la glycosuria ó la diabetes.
Experimentalmente se conoce bien desde los trabajos
de Claudia Bernard y de sus sucesores, la influencia de
las lesiones del sistema nervioso sobre la producción de
la glycosuria. La observación clínica confirma este
hecho; está establecido hoy que tras el traumatismo en
general, y sobre todo después del que ha interesado el
cráneo y el raquis, se ve alguna vez aparecer azúcar en
las orinas. Unas veces se trata de una glycosuria transi-
toria que aparece inmediatamente ó casi inmediatamente
después del traumatismo y no se acompaña de otras al-
teraciones de la salud, y otras veces se trata de una
verdadera diabetes cuya sintomatología no toma nada de
particular á su causa especial. En presencia de estos
casos, el médico legista debe resolver una cuestión de
diagnóstico etiológico y una cuestión de pronóstico.
En el primer punto conviene, según nuestro parecer,
separar desde luego en la práctica de las informaciones
forenses, la cuestión de predisposición. Sin duda, como
10 ha demostrado el profesor Bouchard, hay una clase
de individuos de nutrición lenta que están predispuestos
á la diabetes; pero la observación muestra que la diabe-
tes traumática está lejos de desarroIIarse únicamente en
los sujetos de esta categoría; aun cuando la predisposi-
ción esté establecida, no debe ser considerada por el
perito más que como una influencia secundaria que no
puede atenuar la responsabilidad del autor de un acci-
dente. Cuando en un individuo afecto de un traumatismo
del cráneo ó del raquis se ha podido reconocer, con ayu-
5

Biblioteca Nacional de España I


34 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

da de los conmemorativos) que la diabetes no existía


antes del accidente, cuando se le ha visto aparecer des-
pués de éste en un espacio de tiempo más ó menos
aproximado, que puede ser hasta de un año, se está
autorizado á atribuirlo á la lesión, á menos que ésta no
haya sido completamente insignificante.
Relativamente al pronóstico, es preciso distinguir la
glycosurla simple, que en general, desaparece rápida-
mente, de la verdadera diabetes caracterizada, no sola-
mente por la presencia del azúcar en las orinas. sino por
las demás alteraciones de la nutrición. La diabetes
traumática cura bastante á menudo cuando aparece poco
tiempo después del accidente; es, en general, más gra-
ve y aun mortal, cuando no se manifiesta sino mucho
tiempo después..
Al Ilegal' aquí el informante, MI'. Vibert, dice que el
trabajo ha sido dividido en dos partes. I~l sólo estaba
encargado de resumir la historia de las complicaciones
nerviosas. Cuando MI'. Gilles de la Tourette haya pre-
sentado su Memoria, se abrirá discusión y responderá á
las cuestiones que le sean dirigidas.
MI'. Gilles de la Tourette da lectura entonces al in-
forme siguiente:
«Aparte de los estados mórbidos expuestos por mon-
sieur Vibert en la primera parte de este informe, hay
todo un conjunto de fenómenos que afectan al sistema
nervioso, imputables igualmente al traumatismo, y cuya
naturaleza ha sido durante estos últimos tiempos el ob-
jeto de muy importantes discusiones.
El conocimiento de este conjunto sintomático, depen-
diente del choc nervioso, el que engloba á la vez en su
definición la acción local del choque y la acción del
traumatismo sobre las funciones psíquicas, es de fecha
relativamente reciente.
Es preciso, en efecto, Ilegal' al trabajo de Erichsen,
aparecido en 1866, para ver la cuestión que vamos á

Biblioteca Nacional de España I


· INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 35
tratar, ponerse en pie súbitamente con tanto más relieve
cuanto que nada, casi nada, de los trabajos anteriores
ó

había preparado el espíritu del observador.


Erichsen cita 14 casos, algunos de los cuales, fijémo-
nos en ello, tienen origen en accidentes por completo in-
dependientes de las colisiones sobre las vías férreas, ta-
, les como la caída de un árbol, de un carruaje, etc.; pero
nota entre ellos un cierto lazo de unión que les da una
fisonomía bastante especial para que siempre los sínto-
mas observados lo sean bajo tres formas; síntomas ce-
rebrales, síntomas espinales, alteraciones de parte de los
miembros.' La causa única de los fenómenos sería, según
el autor, la inflamación de la médula y de sus envoltu-
ras, la meningo-mielitis de Abercrombie y de Ollivier,
de Angers. Si existen alteraciones cerebrales, es que la
inflamación de las meninges espinales se ha extendido á
las meninges cerebrales. La médula domina la patología
delrailway-spine.
Toda esta sintomatología y su síntesis anatómica son
bien vagas, pero es preciso también referirse al estado
de los conocimientos que se poseían entonces sobre las
enfermedades del eje cerebro-espinal. Por lo demás, to-
madas individualmente las observaciones de Eríchsen,
valen mucho más en su mayor parte que la interpreta-
ción que él da, y muchas de entre ellas serían perfecta-
mente susceptibles de un diagnóstico retrospectivo justi-
ficado.
Las opiniones Iocalízadoras de Erichsen han sido
adoptadas por Erb y por Leyden, pero la cuestión está
indecisa y por juzgar desde el punto de vista nosográfi-
co. Por lo demás, la localización medular no va á tardar
en descender del rango elevado que le ha sido asignado
por el autor inglés.
En 1882 aparece una obra muy notable de Page, ci-
rujano de la Londón and Norili 1-Vestem Comperu],
seguida bien pronto de una segunda edición \1885), en la

Biblioteca Nacional de España I


36, EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

que son analizados 250 casos. El cerebro pasa á ser el


sitio principal (primary) de las alteraciones funcionales
observadas; el railway-brain reemplaza al rnilwtu]>
spine. El estado mental de los individuos que acaban de
ser traumatizados se parece al estado mental de los
hipnotizados, y la opinión general que se desprende de
la obra de Page es que la neurastenia y la histeria son
los principales factores constitutivos del veiiusuj-broin;
No hay autopsias que permitan resolver la cuestión
en un sentido determinado, fuera, entiéndase bien, de los
casos en los cuales no podría haber discusión, en aque-
llos en que el choque local ha producido una lesión, local
también, susceptible de provocar directamente la muerte.
El punto de vista anatómico se halla desde entonces
abandonado; la cuestión es puramente sintomatológica,
y en el intermedio han notado los autores que el trauma-
tismo, tomado en su más ancha acepción, es susceptible
de determinar la aparición de enfermedades bien carac-
terizadas: parálisis agitantes (Cleever, Oppenheim), es-
clerosis en placas (Westphall), atrofia del nervio óptico
(Rígler, Walton, Uhloff, Thomsen y Oppenheim), dege-
neración de la médula seguida de atrofia muscular ge-
neralizada (Bastian), gliomatosis medular (Strümpell,
Oppenheim), epilepsia, ataxia, vesania, délirium tre-
mens, etc.; de un modo general, todos los casos anota-
dos en la primera parte de este informe.
Estaenumeración de enfermedades tan diferentes las
unas de las otras, es ya instructiva, porque ella muestra
que el traumatismo no podría ser de ningún modo espe-
cífico para la aparición, bajo su influencia, de una afec-
ción determinada.
Pero después de la exposición de enfermedades tan
desemejantes, la cuestión no se halla resuelta, porque es
innegable para todos que existe allí alguna cosa además,
y el punto sobre el que va á versar la discusión es el si-
guiente: ¿á qué formas nosológicas es preciso referir el

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL .CONGRESO 37
conjunto sintomático que los términos de reiiwmj-epine
y de railway-brain, demasiado comprensivos en la es-
pecie, son impotentes para caracterizar?
Estas observaciones de railway-brain y de railway-
spine, tomadas en bloque, presentan en efecto lazos que
las unen estrechamente las unas á las otras. ¿Es preciso
ver aquí una ó muchas especies mórbidas distintas?
Como su marcha es de larga duración y sus síntomas no
permiten localizaciones anatómicas (al menos en el esta-
do actual de nuestros conocimientos), parece que se debe
tratar de neurosis. Pero estas neurosis ¿ocupan un sitio
aparte en el cuadro nosográfico, son neurosis treuméii-
cas (Thornsen, Oppenheírn, Strümpell, Knapp), ó bien
responden á especies ya definidas? Tal es la cuestión
que se va á tratar. Y fuera de la nosografía, bajo el pun-
to de vista médico-legal puro, esta cuestión es de la más
alta importancia, porque antes de formular su opinión
sobre un caso dado, debe saber el perito tanto como
sea posible, de qué naturaleza es el caso sometido á su
apreciación.
En otros términos, y después de haber eliminado la
simulación, en la cual no está prohibido pensar, ¿el
traumatismo, fuera de las enfermedades que hemos in-
dicado y aun de otras muchas, puede en la mayoría de
los casos determinar la aparición de neurosis especiales,
ó bien estas neurosis traumáticas despiertan simplemen-
te otras neurosis ya conocidas y estudiadas á las cuales
serían completamente asimilables?
Antes de entrar en la exposición de las discusiones
recientes sobre este objeto, nos parece indispensable,
basándonos en el número considerable de observaciones
constitutivas del railway-spine y del railway-hrain, el
trazar una descripción general de los síntomas observa-
dos, sin perjuicio de volver, si es necesario, sobre algu-
nos de ellos en particular.
Tomemos el caso más á menudo observado. El trau-

Biblioteca Nacional de España I


38 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

matizado es un hombre vigoroso, en perfecto estado de


salud hasta el momento del accidente. El traumatismo ha
sido de una importancia variable, algunas veces consi-
derable y otras nula. El paciente se ha encontrado (haya
intervenido no el traumatismo físiro), en el momento
ó

del accidente presa de un violento terror, ha podido


comprender toda la gravedad de la situación, ha visto
llegar á todo vapor la locomotora que podía triturado.
En seguida después del accidente ha perdido conser-ó

vado el conocimiento; en la mayoría de los casos se ha


visto obligado, durante cierto tiempo, á guardar cama
por causa de las lesiones que ha recibido ó del espanto
que ha experimentado. Este es el primer período.
Héle aquí ya restablecido; sus heridas están cicatri-
zadas; le parece que va á poder tomar sus ocupaciones
ordinarias. Se entrega á sus trabajos y entonces es
cuando se desarrolla el conjunto de fenómenos tan ca-
racterísticos anotados en la mayoría de las observa-
ciones.
Si es un hombre habituado <1, los ejercicios del espí-
ritu, un ingeniero, un médico, observa que las cifras
se embrollan en su cerebro, que no puede, sino con
gran trabajo, seguir el hilo de un razonamiento; todo
le atormenta, todo le enoja; no puede entregarse á los
trabajos que necesitan determinada aplicación cerebral.
Bien pronto cae en un estado de postración marcada; de
alegre y vivo se torna áspero é indiferente; busca la so-
ledad y se pone á llorar sin motivo. Su memoria se de-
bilita y aun presenta inconcebibles lagunas. Si es un
obrero, un mecánico, un maquinista, el ruido de la fá-
brica le incomoda en sumo grado; no puede estar sobre
una locomotora en marcha sin experimentar violentas
sensaciones vertiginosas.
En ambos casos se muestran constantemente dolores
de cabeza intensos, generalizados localizados, particu-
ó

larmente en la frente y en la nuca; la columna vertebral

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 39
se hace el sitio en toda su longitud ó en ciertas partes
de ella, en la región sacra, de un dolor profundo, de una
hiperestesia superficial muy molesta. A todos estos sín-
tomas se unen sueños, durante los cuales las principales
circunstancias del accidente, amplificadas también por
alucinaciones hipnagógicas, se muestran bajo los as-
pectos más terroríficos.
Bien pronto el estado físico participa del decaimiento
de las funciones cerebrales; las piernas se debilitan, la
fuerza dinamométrica disminuye, las funciones digesti-
vas son alteradas por una dispepsia flatulenta de las más
penosas. Los deseos y las funciones sexuales se atenúan
hasta el punto de desaparecer completamente.
Al lado de estos síntomas, puramente subjetivos, hay
otros objetivos que no tienen menos importancia. La
potencia muscular apreciada al dinamómetro está, ooiuo
ya hemos dicho, verdaderamente aminorada; existen al
mismo tiempo alteraciones de la sensibilidad general
dispuestas bajo la forma de anestesias ó de hiperestesias
en placas, en brazaletes, independientes de las distribu-
ciones nerviosas, afectando un miembro entero hasta su
raíz donde la anestesia se detiene bruscamente, y tam-
bién revistiendo el tipo humi-Iateral. Estas alteraciones
de la sensibilidad se asocian alguna vez con monoplegias
ó hemiplegias, á las cuales son con frecuencia sobre-
puestas. .
Los sentidos especiales completan el conjunto mor-
boso; el gusto está abolido, el oído obtuso, el olfato elis-
minuído; en fin, al lado de amaurosis más ó menos
transitorias, alguna vez muy tenaces, se notan debilita-
mientos permanentes ele la agudeza visual con díscro-
matopsia, poliopia monocular y estrechamiento concén-
trico del campo visual.
La curación puede sobrevenir bien pronto, pero estos
síntomas tienen por carácter el permanecer con frecuen-
cia estacionarios una vez llegados á su acmé. Nada hace

Biblioteca Nacional de España I


40 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARÍS

prever su desaparición; parece que se han instalado en


casa propia, y se atenúan ó agravan bajo la influencia
de las esperanzas de los temores que hacen nacer en
ó

el espíritu de los pacientes las alternativas de un proce-


so que frecuentemente es 1:1 resultante práctica de un tal
estado de cosas. Cuando el individuo ha sido fuertemen-
te lesionado, no es raro ver (hasta cuando ha sido todo
arreglado definitivamente de la mejor manera para sus
intereses), quedar quebrantada su salud largo tiempo,
indefinidamente quizá, siguiendo las diversas modalida-
des que hemos señalado.
¿A qué responde este estado morboso que engloba,
como ya hemos dicho, la mayoría de las observaciones
conocidas bajo el nombre de railway-spíne y de rai1way-
brain?
Dejamos á un lado, creyendo entenderlo bien, la in-
terpretación de Erichsen basada en consideraciones
anatómicas que el estudio más reciente y más atento de
los síntomas no ha justificado.
De la obra de Page, recordérnoslo, se desprende la
opinión general de que es á la neurastemia desde luego,
y á la histeria en seguida, á la que es preciso achacar la
mayoría de los síntomas observados.
Por 10 demás, en esta época, la contradicción no ha
nacido aún, porque estos observadores atentos á la des-
cripción están casi solos al ocuparse de la cuestión.
El período de las discusiones se abre con las Memo-
rias de Putnam y de Walton (1883 y 1884). Estos .autores
han estudiado en la Salpé triere la histeria masculina en
el servicio de Mr , Charcot, que publica entonces sus ad-
mirables lecciones sobre la histeria en el hombre (1885).
De retorno en América, vuelven á encontrar en los
traumatizados del camino de hierro los estigmas carac-
terísticos de la neurosis y el estado mental tan especial
de los histéricos masculinos. La histeria, en la mayoría
de los casos, domina la patología del raílway-braín; el

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 41
traumatismo ha despertado la predisposición latente que
se revela) como síntomas generales, por el estado men-
tal y las alteraciones sensoriales; como síntomas loca-
les) por las anestesias y las parálisis determinadas por
el choque local. El estado mental del traumatizado en el
momento del accidente) es asimilable, así como lo había
dicho Pago, al del individuo sume egida en estado de
hipnotismo; el cerebro es susceptible de recibir y de rea-
lizar las auto-sugestiones creadas por el estupor, el cho-
que local y los delirios intensos que tan frecuentemente
vienen á perpetuar el recuerdo del accidente y aun á
exagerarlo de un modo singular.
Esta opinión no es adoptada por Oppenheim, Thom-
sen y Knapp, que puestos en presencia de las alteracio-
nes sensoriales y del estado mental de los traumatiza-
dos) se niegan á ver allí los estigmas de la histeria.
Oppenheim y Thomsen, en una primera memoria (188!1))
dicen que estas alteraciones de la sensibilidad son muy
tenaces, á la inversa de las anestesias histéricas que, se-
gún ellos) serían fugaces; el estado mental de los histé-
ricos) tan variable y tan cambiante, no cuadra con el
decaimiento melancólico tan frecuentemente observado.
La histeria debe ser separada; de lo que se trata es de
una neurosis traumática, de una ncuro-psicosis.
Mr. Charcot responde entonces aportando hechos in-
negables de histeria traumática que se caracterizan jus-
tamente por esta tenacidad de las anestesias. El es el pri-
mero que hace ver de un modo magistral que el estado
mental de los histéricos masculinos es) por así decir, lo
contrario del estado mental de las mujeres histéricas. El
es el primero que nos enseña que esta apatía intelectual,
estas lagunas de la memoria) estos sueños terroríficos)
patrimonio ordinario de los traumatizados) se sobreponen
á las alteraciones mentales observadas en la histeria mas-
culina. Respecto á las alteraciones sensoriales: estrecha-
miento concéntrico del campo visual) pérdida del gusto
6

Biblioteca Nacional de España I


42 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

y del olfato; á las anestesias en brazalete, á las mono-


plegias con anestesias superpuestas, terminándoso en
manguito, ¿qnién podría negar su signilicaolón histérica'?
La histeria masculina no es como parece creerse un he-
cho de curiosidad, un objeto raro, sino que puede reivin-
dicar un ancho sitio al lado de la histeria de la mujer;
si no se la ha visto, es porque los observadores la cono-
cían mal de un modo demasiado insuficiente; ahí está
ó

su sintomatología que es la presentada tan á menudo por


los traumatizados de los caminos de hierro; se la hallará
sin gran esfuerzo buscándola atentamente á la luz de la
descripción que se ha trazado. La histeria en esos últi-
mos casos (y Mr. Charcot insiste mucho sobre este pun-
to), no difiere de la que sobreviene en otras circunstan-
cias á consecuencia de violentas emociones morales com-
parables á las sentidas por los individuos que han asisti-
do como espectadores interesados á un choque en los
caminos de hierro sin haber sufrido traumatismo local.
Sus investigaciones provocan numerosos trabajos que
ensanchan de tal modo el cuadro de la histeria masculi-
na, que en un servicio de medicina general donde no
se la veía nunca, la estadística estableció que ha ha
bido quince hombres histéricos en el mismo año (Giro-
de, 1889).
Desde entonces la cuestión de los traumatismos de
los caminos de hierro entra en una nueva fase. En la
discusión que tiene lugar en la Sociedad de Medicina de
Berlín (1888), Oppenheim, sin abandonar la idea. de una
neurosis traumática, hace ya para siempre un ancho si-
tio á la histeria en los choques de los caminos de hierro;
Bernardht, Leyden, Westphall, aportan su vez la con-
á

tribución á la histeria viril nacida bajo la influencia del


traumatismo.
Esta evolución de los espíritus en Alemania hacia la
teoría francesa, se acentúa más en una memoria de
Strumpell (1888).

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL ~ONGRESO 43
::3in embargo, habiendo dicho Oppenheim que además
de las afecciones determinadas de que hemos hablado y
de las cuales cita él mismo algunos ejemplos, atribuía
Mr. Charcot á la histeria todos los accidentes consecuti-
vos al traumatismo, éste muestra el ancho sitio que él
ha hecho siempre á la neurastenia. Y en esta suma de
observaciones, á las cuales da Mr. Oppenheim en su últi-
m9 é importante trabajo (Die ireurnniieche neurasen,
1889) Iacalíficación de neurosis traumáticas, es preciso
ver la asociación frecuente, en la especie, de la neuras-
tenia y de la histeria. (Lecons tlu. msrdi ; 1888-1889, tliéee
G. Guinon, 1889). A esta opinión es á la que se afilian
Bruns (de Hanovre), Thorburn (de Manchester) y G. 1V1e-
10t1;i (de Bolonia), 1889.
En resumen, si la discusión está abierta todavía, pa-
rece reducirse de hoy más á una simple cuestión de pa-
labras y, fuera de las afecciones puramente determina-
das, parálisis agitante, esclerosis en placas, epilepsia,
vesania, etc., sobre las cuales no se argumenta, la ma-
yoría de las observaciones constitutivas del railway-
brain y del railway-spine dependen de la histeria y de la
neurastenia, y con frecuencia de la asociación de estas
dos neurosis. Esta es la opinión formulada tan precisa-
mente por Mr. Charcot con numerosas pruebas en su
apoyo; y es innegable que todos los días gana más y
más terreno.
No es inútil hacer observar que la histeria y la neu-
rastenia se asocian sin confundirse, de igual manera
que pueden también aliarse á afecciones orgánicas de-
terminadas por el traumatismo (Charcot), Desde el punto
de vista mental hasta se pueden prever los casos en que
mostrándose la histeria en los degenerados, el estado ce-
rebral tan particular que determina, se asociará á su
vez con los estigmas psíquicos de la degeneración (Ba-
llet, Tabaraud, Marquézy, Séglas). Todos estos puntos
tienen su importancia en una cuestión donde inter-

Biblioteca Nacional de España I


!14 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PAHÍS

vienen tantos elementos que es preciso reunir y no opo-


ner los unos ú los otros.
Se deduce, pues, de esta discusión, que el traumatis-
mo es susceptible de desarrollar ciertas afecciones ner-
viosas, y partícularmonte la neurastenia y la histeria, lo
más meuudo asociadas la una á la otra; pero es preci-
á

so no creer que él pueda engendradas enteramente, pues


parece necesario para que surta todos sus efectos que
obre sobre sujetos predíspuestos.»
Concluida la lectura del informe de Mr. Gilles de la
Tourette y abierta discusión sobre los dos informes que
comprende la primer cuestión, hace uso de, la palabra
Mr. Vibert para decir que,. aun admitiendo las ideas de
Mr. Charcot, cree sin embargo útil hacer observar á
Mr. Gilles que es difícil en la práctica darse cuenta exac-
ta de la predisposición en la que no cree. Piensa que el
factor más importante en el railway- brain es el trauma-
tismo físico, y dice, que á él sólo es al que se debe con-
siderar.
No se encuentra el railway-brain más que en los
heridos que han sufrido una conmoción. Los que han
experimentado una violenta emoción al tiempo del trau-
matismo, tal como las personas víctimas de una tentati-
va de estrangulación ó de un tiro, no ofrecen los sínto-
mas del railway-brain. Y también existen bajo el punto
de' vista del estado mental, mujeres que han padecido
raílway-brain. Luego la forma de la histeria no depende
únicamente del sexo, porque si es verdad que la histe-
ria del hombre y de la mujer son diferentes, ¿en qué
consiste que las pocas mujeres atacadas de railway-
brain presentan los mismos síntomas que los hombres,
, admitiendo que el railway-brain sea la histeria? Por lo
demás, el pronóstico en este caso es siempre difícil de
formular, y en los informes médico-legales es preciso
guardar siempre cierta reserva.
Mr. Gilles de la 'I'ourette persiste en participar de la

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 45
opinión de NIr. Charcot porque, dice, es más fácil inqui-
rir la predisposición en un hospital que no en una infor-
mación, donde los sujetos tienen interés en disimular
para no perder sus derechos á una indemnización, y por-
que en el railway-braín se encuentran siempre los gran-
des estigmas de la histeria. Los accidentes no son tam-
poco raros en la mujer, pues de los 234 casos citados
por Page hay 64 mujeres. El traumatismo, añade, para
hacer nacer ciertas afecciones nerviosas, tal como la
histeria y la neurastenia para asociar la una á la otra,
ó

debe encontrar sujetos predispuestos.


NIr. Lacassagne, de Lyon, no cree que se deben englo-
bar todos los casos de rail way-spine y de raílway-braíu
en la misma categoría; en los unos hay alteraciones ana-
tómicas, en los otros simples alteraciones funcionales.
Dice, también, que ha observado un gran número de
enfermos sobre los cuales desea llamar la atención.
Son éstos, obreros sanos y robustos, honrados, laborio-
sos, que de repente, víctimas de un traumatismo y obli-
gados á guardar cama estar sin salir de casa, reem-
ó

plazan su vida activa por una existencia tranquila y mo-


nótona. Los socorros del patrón una provisión dada
ó

por los tribunales, bastan para atender á los gastos de


la casa. No tardan mucho en mostrar una gran repug-
nancia para todo esfuerzo, no quieren volver á tomar
sus ocupaciones para motivar daños y perjuicios más
importantes para legitimar el empleo de los adelantos
ó

que le han sido hechos. Además se ven asaltados por


emisarios de agencias que se ocupan en negocios feos,
que les animan á perseverar en tal estado y les hacen
acariciar las más bellas perspectivas pecuniarias. Da á
estos enfermos y á los síntomas que presentan el nom-
bre de pvoceduriers (1).
(f ) Palabra intraducible al espaiiol, con la que se designa en Fran-
cia le la persona que es aficionada á los procesos ó pleitos, á la que vul-
garmente se llama, en España, un pica-l,tcito8.

Biblioteca Nacional de España I


46 ur, CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

Desde que estos enfermos están en este período 110


osan moverse de su casa por miedo de ser vistos por 10:-"
agentes de la compañía de seguros ó de los vigilantes de
la parte contraria. El apetito y el estado general son
buenos, hasta engordan y todo, pero son incapaces de
todo esfuerzo prolongado. Estos proceduriers no son si-
muladores) van de buena fe y exageran ó alteran su nu-
trición de un modo inconsciente. Cuando el proceso se
ha terminado) cuando ya no temen ser llamados y no
tienen ya nada que hacer) muchos de estos enfermos se
restablecen rápidamente y tornan á su trabajo: ¿No se
puede abrir un nuevo capítulo en la descripción de la
histeria para colocar allí los proceiluriers? Esta cuestión)
concluye diciendo MI'. Lacassagnc, se ha discutido en la
tesis sostenida por uno de mis discípulos) Mr. Alamar-
tine (1).
Mr. Motet, dice que ha visto las dificultades de que
acaba de hablar 1\11'. Lacassagne, y piensa. que en este
asunto hay que establecer una distinción entre los casos
ligeros y los graves. Los primeros pertenecen quizá á
la histeria; los otros se aproximan más bien á las gran-
des formas de las enfermedades cerebrales de marcha
progresiva y en particular á la parálisis genel'al. Dice
también que MI'. Gilles ha ido seguramente demasiado
lejos al pretender que los peritos no observan bastante
tiempo á los heridos que están encargadosde examinar.
Mr. Duponchel, de Val de Grace, opina que el papel
más é menos considerable concedido á la predisposición
en la producción de los accidentes de histeria traumáti-
ca, puede ser causa de grandes dificultades en el tcrreuo
de la práctica militar. Después de una herida es atacado
un soldado de una monoplegía braquial histérica tenaz.
Según la ley de pensiones elel ejército) si el médico de-

(1) Eirulc cUw:'1u,G et m¿rl,:co-IG!/aiG SU1' les t¡'ouúies U¡;1'V¡;Ii;;; C'ouseclttljs


a¡¿:;; t1'cwmati""w,,.-Storck, ·1 i)i)D.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 47
clara que estaba predispuesto no tendrá derecho á una
pensión. Además es preciso decir en el certificado que
la afección es incurable. En otro tiempo se hacía otorgar
gratificaciones renovables, esperando la curación de los
accidentes histéricos; actualmente se vacilaría en negar
de golpe una pensión de retiro, pues la curabilidad apa-
rece á menudo muy problemática .
.Mr. Garniel', de París, está de acuerdo con MI'. Mo-
tet y cree que, en cuestión de manifestaciones morbo-
sas, hay muchas irregularidades. Los individuos lesio-
nados en sus funciones mentales son, según él, cerebra-
les ele pronóstico grave.
MI'. Gilíes, pregunta qué es lo que se quiere decir con
la expresión de cerebrales. Sin duda la histeria del hom-
bre es ordinariamente muy grave, pero es impertinente
que un grupo de médicos se haya quedado en el punto
donde se estaba hace algunos años antes de los trabajos
sobre la histeria masculina.
MI'. Penard, hace presente que la conclusión cientí-
fica no se impone aún. Pero que es preciso deducir de
todo lo que acaba de ser dicho, que en presencia de un
traumatismo cerebral, el perito no debe establecer con-
clusiones más que con una extrema reserva.
Mr. Henry-Coutagne, dice que en esta importante
cuestión se han compaginado cosas muy heterogéneas.
Se debe, en efecto, ser prudente en el pronóstico, pero
ya que se ha hablado de histeria y de neurastenia, es
preciso definir ésta.
MI'. Christian, de Charenton, llama la atención sobre
las alteraciones cerebrales que se producen tarrliamcute,
dos, tres, cuatro y hasta diez años después del trauma-
tismo craneal en apariencia benigno, y que hacen ingre-
sar los enfermos en los asilos de alienados. Es muy di-
fícil no hacer jugar un papelal traumatismo antiguo,
cualquiera que sea, por otra parte, la forma de afección
mental que presenten estos individuos. El traumatismo

Biblioteca Nacional de España I


48 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

cerebral puede determinar cualquier afección nerviosa,


no importa cual, pero es inútil crear términos nuevos
para designar el conjunto de los síntomas que ocasiona.
Concluye diciendo que se necesita guardar la mayor re-
serva para el porvenir.
MI'. Chaudé, de París, dice, como conclusión judi-
cial, que, el perito, sea mucha ó poca la prisa que tenga
el magistrado por tener una solución, debe, pues, dife-
rir sus conclusiones y dejar un alea.
MI'. Brouardel, querría ver desaparecer el término his-
teria para que hubiese inteligencia desde el punto de vis-
ta médico-legal sobre la naturaleza del railway-spine.
El railway-spine, en efecto, puede dividirse en tres
períodos: uno primero, que sucede inmediatamente al
traumatismo y en el que los síntomas se confunden con
los de éste; un tercer período, tardío, apartado, cuyos
efectos se comprueban en los asilos de alienados, y con
respecto al cual, no hay nada que añadir á 10 que acaba
de decir MI'. Christian. Por último, existe un período in-
termediario, y este es el que ocupa al Congreso en este
momento.
La aparente divergencia entre los señores que han
terciado en esta polémica, la explica diciendo que mon-
sieur Vibert observa los accidentes en su principio,
MI'. Lacassagne ha hablado de los síntomas procedu-
riers propios de la continuación del proceso, y monsieur
Christian sólo ve el último período.
Lo que en la Salpetriere se considera como los es-
tigmas de la histeria, anesterias diversas, estrechamien-
to del campo visual, etc., dice 1\11'. Brouardel, que 10 ha
observado en unión del Sr. Lombroso (éste hace signos
de asentimiento) en cierta clase de presos, en aquellos
que después de haber llevado una existencia muy activa
se ven sometidos al reposo casi absoluto; ¿no es esto
mismo 10 que les pasa á los obreros heridos?
MI'. Brouardel cree que en estas condiciones hay una

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 49
alteración de la nutrición que da nacimiento á productos
tóxicos, causa de todos los accidentes observados, pues
hay verdaderos síntomas de intoxicación por las ptomaí-
nas. y esto, dice, no es una simple hipótesis, porque se
ha aislado en un individuo que presentaba crisis epilep-
tiformes un alcaloide de acción convulsiva para la rana,
y en un melancólico se ha aislado también un alcaloide
anestésico. Según él, existen muy interesantes investi-
gaciones que verificar en este sentido.
NIr. Brouardel no quiere invalidar en lo más mínimo
los progresos realizados en este punto por la escuela de
la Salpetriáre, pero cree que hay varias distinciones que
establecer en este grupo de la histeria creada por mon-
sieur Charcot. Cree también que se ha exagerado el pa-
pel de la predisposición y que es preciso reducirlo con-
siderablemente; y condensa sus opiniones, para concluir,
en este resumen: «Los accidentes nerviosos del railway-
spine son la consecuencia de una intoxicación provocada
en primer lugar, bien que indirectamente, por el trauma-
tismo; esta es una verdad que el perito no debe perder
nunca de vísta..
NIr. Motet resume la discusión estableciendo las con-
clusiones siguientes:
«En el estado actual de la ciencia es difícil, y alguna
vez hasta imposible, determinar rigurosamente las con-
secuencias de los traumatismos cerebrales y medulares:
enfermos que parecen gravemente lesionados, pueden
curar después de muchos meses ó de muchos años; otros
que después del accidente parecían haber quedado in-
demnes, se ven presa de complicaciones graves y no cu-
ran. Una observación atenta y suficientemente prolonga-
da, será 10 único que permita fijar el pronóstico y servir
de salvaguardia, tanto á los intereses del autor del trau-
matismo, como á los de la víctima.
»En estas condiciones, los Médicos forenses no debe-
rán estar obligados más que á dar su apreciación sobre
7

Biblioteca Nacional de España I


50 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

el estado actual del herido; y podrán entonces, reservan-


do su juicio para el porvenir, no formular conclusiones
definitivas, sino después de largo tiempo.
"Corresponderá á los tribunales determinar provisio-
nalmente qué clase de reparación se ha de dar á las víc-
timas en tanto que se deposita el informe que establece
las responsabilidades.»
Siendo aprobadas estas conclusiones por unanimi-
dad, se levanta la primera sesión de este Congreso.

Biblioteca Nacional de España I


CAPITULO II

SEGUNDA SESIÓN

SUMARIO: Comunicación de Mr. Coutagne sobre la Anatol/lÍa y


jisiologia patológicas de la alwrcadura.-Debate sostenido con este
motivo. Ahorcadurafallada ó abortada. - Comunicación de mon-
-s

sieur Lacussagne sobre la Utilidad de las hojas de obseroacián médi·


ca legales y á este propósito del examen metodice de las niñas en los
casos de atentados contra el pudor. . Examen de la víctima.-Exa-
men del inculpado.-Discusión que esto provoca.

La segunda sesión fué presidida por el Dr. Vle-


mínckx.
NIr. Henry Coutagne, de Lyon, presenta una comuni-
cación sobre la Anatomía 11 fisiología patológicas ele la
a horcedure,
Después de haber hecho constar que la ahorcadura es
uno de los modos más comunes de suicidio, hasta el
punto que cuando nos encontramos en presencia de un
caso de ahorcadura es en el suicidio en el que hay que
pensar; admite, sin embargo, ]\111'. Coutagne que, una vez
entre mil, podemos encontrarnos con que se trata ele un
crimen, y confiesa que se ve uno entonces embarazado,
porque la historia fisiológica y anatomo-patológíca de la
ahorcadura no está aún más que esbozada.
Tres factores entran en escena en la muerte por
ahorcadura: las vías respiratorias, los vasos sanguíneos
y los pneumo -gástricos. Es preciso distinguir, por con-
secuencia, lo que corresponde á la compresión de estas
tres especies de órganos. MI'. Coutagne ha llevado á
cabo algunos experimentos para dilucidar el papel del

Biblioteca Nacional de España I


52 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

pneumogástrico, aislando los pneumogástricos del perro


y comprobando que si el lazo constrictor pasa por deba-
jo de ellos, la muerte es mucho más lenta que cuando
son comprimidos y parece resultar de la oclusión de las
vías respiratorias.
La fisiología de la ahorcadura comienza, pues, á ser
bien conocida, y su carácter complejo es el único que
puede hacer comprender las particularidades que este
género de muerte presenta en la práctica médico-legal.
Dice también que en el número tres de los Archives
ele Tenihropoloqie criminelle et eles sciences penales, ha
tratado este punto en detalle y ha dado los resultados
que le ha suministrado sobre esta cuestión, el estudio de
una primera serie de 2!1 autopsias personales de ahorca-
dos. Los hechos que ha 'podido observar después han
venido á confirmar sus primeras conclusiones, en parti-
cular sobre la frecuencia extrema, hasta se podría decir
la regla general, de las lesiones profundas del cuello en
este género de muerte, casi siempre causa del suicidio.
Las fracturas del hueso hioydes y del cartílago tiroides,
son las más frecuentes; una vez solamente ha encontra-
do en un caso en que el lazo suspensor estaba colocado
muy bajo, una fractura doble del anillo del cartílago
cricoides; las fracturas vertebrales suponen casi fatal-
mente una precipitación, como en el procedimiento in-
glés de ejecución judicial. Respecto á las fisuras limita-
das y á las desgarraduras CIrculares de las túnicas de la
arteria carótida primitiva, son allí lesiones de las más
frecuentes, y es de sentir que este descubrimiento, hecho
hace más de medio siglo por Amussat, haya estado
inutilizado hasta estos últimos años.
MI'. Coutagne cree que se deben estrechar de más
cerca estas cuestiones, aplicando al estudio de la ahor-
cadura el método gráfico que acaba de dar á los docto-
res MM. Brouardel y Laye resultados tan interesantes
en sus investigaciones sobre la submersión brusca. Di-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 5J
chos doctores han estudiado también la compresion
vascular y demostrado la diferencia que hay entre los
ahorcados blancos y los ahorcados ezules, según que la
compresión de los vasos es completa ó incompleta. Esta
fase de la fisiología de la ahorcadura está actualmente
en estudio y no es aventurado esperar que antes de mu-
cho tiempo se podrán recoger nuevos datos.
Por lo que-concierne á la anatomía patológica, no se
han examinado hasta aquí bastante en conjunto todas las
lesiones que se han podido encontrar. Nó hay necesidad
de insistir en la importancia que el perito debe conceder
al examen exterior del cadáver antes de principiar la
autopsia, que es preciso practicar procediendo capa por
capa como si se tratase de disecar la región; ni de enu-
merar todas las alteraciones que se pueden encontrar:
equimosis subcutáneos, hemorragias y rupturas muscu-
lares, fracturas de Jos cartílagos, hemorragias en los
músculos de la nuca, ruptura de la pared interna de los
vasos, etc.; estas lesiones están más ó menos pronun-
ciadas, según el modo de la ahorcadura; ya hemos dicho
que en In ahorcadura por el procedimiento inglés se pue-
den observar hasta fracturas .de la columna vertebral.
El examen de las vísceras tiene también su importan-
cia; los equimosis subpJeurales han perdido el valor que
.les atribuía Tardieu. El pulmón está hinchado, pero no
es asiento de una congestión verdadera; se trata más
bien de un estado muy especial, al que MI'. Lacassagne
ha dado el nombre de edema carmíneo. Los órganos in-
tra-abdominales están alguna vez congestionados de un
modo tal, que se podría pensar en un envenenamiento.
En el conjunto de todas estas lesiones es en lo que se
podrá reconocer la ahorcadura.
Mr. Iiichardiére, de París, no cree que los signos
dados por MI'. Coutagne sean bastantes para distinguir
la ahorcadura de la estrangulación con un lazo. En un
individuo estrangulado y después colgado, ha visto el

Biblioteca Nacional de España I


51 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL ;lE PARís

orador todos los signos anatómicos de que acaba de ha-


blar MI'. Coutagne, así es que se puede afirmar que las
señales de la estrangulación y de la ahorcadura pueden
confundirse.
MI'. Vibert dice que se pueden encontrar estas lesio-
nes, no solamente en la estrangulación, sino á conse-
cuencia de ciertos traumatismos. Dice que ha encontra-
do la lesión de Arnussat en un niño estrangulado y que
Hoffrnann, de Viena, ha demostrado que todas estas le-
siones podían encontrarse en individuos que hubiesen
sufrido una caída sobre la cabeza desde un lugar elevado.
MI'. Lacassagne desearía completar la comunicación
de MI'. Coutagne diciendo algunas palabras sobre lo que
él llama la ehorcsdurti [elled«. Alguna vez la cuerda se
rompe ó el ahorcado es descolgado á tiempo; en estos
dos casos no hay muerte. Entonces es cuando se obser-
van las alteraciones respiratorias, gangrena pulmonar,
etcétera; síntomas todos que demuestran bien á las cla-
ras que ha habido lesión de los pneumogástricos. En un .
caso que cita, hubo fractura del cartílago tiroides y des-
pués peri-condritis y absceso, falleciendo el individuo á
las pocas semanas de granulia pulmonar.
MI'. Coutagne no cree que exista hasta ahora un sólo
signo patognomónica ele la ahorcadura; sin embargo, en
la estrangulación los equimosis están en general menos
circunscritos que en la ahorcadura. Las fracturas obser-
vadas por Hoffmann obraban principalmente sobre el
cartílago cricoides; este no es el sitio ordinario de las
fracturas en la ahorcadura.
MI'. Brouardel opina que e8 imposible en la actuali-
dad distinguir la ahorcadura de la estrangulación por un
lazo, sobre todo cuando esta última se practica en un
individuo indefenso. Cree que la clásica división de Tar-
dieu (1) sobre la asfixia debe ser desterrada, y reunir en
(1) 'I'ardicu: i;twle nuulico-Lcfale SIl1' la lwnrlaison, la st}'(tnrrnlation et la
8I'f!,o,;ation.-Paris, 187\1, 2.° eclition.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO h5
un mismo capítulo la ahorcadura y la estrangulación
con un lazo, porque las lesiones anatómicas son las mis-
mas. El diagnóstico es muy difícil bajo el punto de vista
del género de muerte; se puede decir que sobreviene rá-
pidamente y ein convulsiones si la parte media del asa
que forma el lazo obra sobre la parte anterior del cuello:
entonces el ahorcado está blanco. Pero si el lazo está
colocado de tal modo que la asfixia sea incompleta, el
ahorcado se queda azulado, cianótico y se le encuentran
entonces verdaderos focos sanguíneos en los músculos,
como en los perros á los que se ha herido el pneumogás-
trico. La comunicación de MI'. Coutagne se refiere á la
vez á la ahorcadura y á la estrangulación con un lazo.
MI'. Descoust, de París, dice que hay un factor del
cual le parece que no se preocupan bastante al tratar de
la ahorcadura, y es la anchura del lazo. Con los lazos
anchos (pañuelos de bolsillo) corbatas, pañuelos para el
cuello), se puede dar el caso de no encontrar ninguna
lesión. Con los lazos estrechos se hallan alguna vez los
signos indicados por Coutagne, pero no siempre. Es pre-
ciso que el individuo ejerza cierta presión en la extremi-
dad del lazo. El signo más frecuente es el equimosis del
esterno-cleído-mastoideo. Las fracturas de la laringe y \
del hueso hioides son raras Añade que ha encontrado á
menudo bajo la glándula tiroides, cerca del cuerpo de la
vértebra, un equimosis del diámetro de una peseta, y
que nunca ha visto nada de particular en la médula ni en
sus cubiertas. En resumen, que la frecuencia de estas
lesiones varía con la naturaleza del lazo, la altura á que
se halla el ahorcado encima del suelo y el peso del índi-
viduo, y que es imposible de establecer el diagnóstico
'entre la ahorcadura y la estrangulación.
1\11'. Gosse, de Ginebra, refiere que ha verificado ex-
perimentos en sí mismo hasta la pérdida completa del
conocimiento. Para esto se"colocaba en una especie de
horca en forma de lira. La experiencia no es penosa si el

Biblioteca Nacional de España I


56 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

cuello no está demasiado estirado. Dice también que el


diagnóstico diferencial entre la ahorcadura y la estran-
gulación por un lazo es muy embarazoso. Es necesario
saber si el lazo ha apretado el cuello antes después de
ó

la inspiración, porque en la producción de los equimosis


sub-pleurales, el tiempo de la respiración en cuyo instan-
te es aplicado el lazo constrictor, le parece que juega un
papel importante. Si la constricción se hace en la inspi-
ración, se producirán menos equimosis que si se practi-
ca en la espiración. Cuando el pulmón está vacío no sólo
hay equimosis, añade, sino que se presentan convulsio-
nes. Un lazo que se desata fácilmente debe infundir sos-
pechas. En cierto caso pudo el orador asegurar que ha-
bía sido estrangulación y no ahorcadura, porque el lazo
era demasiado corto.
MI'. Brouardel recuerda que ha practicado experi-
mentos en los perros para buscar la aparición de los
equimosis sub-pleurales. No quiere emitir ninguna hipó-
tesis sobre el mecanismo de su aparición; todo lo que
puede decir es que éstos no deben ser de origen mecáni-
ca. Cuando la muerte está ya muy próxima, es cuando
se les ve formarse súbitamente, luego que han cesado ya
casi todos los movimientos.
MI'. Coutagne responde á estas objeciones que al ha-
cer el diagnóstico no hay que tener en cuenta solamente
las lesiones del cuello, pero que es bien cierto que no son
necesarias muchas violencias para producir estas lesio-
nes. Pero, pregunta, ¿hay eyaculación en los ahorcados?
MI'. Gosse no lo cree. La cuestión es discutible, pero
si existe, es el resultado de la compresión del cerebro.
MI'. Brouardel dice que es hoy ya sabido que nada
semejante se verifica en los ahorcados. Si hay alguna
vez emisión de esperma, no sucede hasta quince veinte ó

minutos después de la muerte, y esto no es otra cosa que


un fenómeno cadavérico, debido probablemente á la ri-
gidez que se apodera de las vesículas seminales. Esto

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEB~TES DEL CON~nESO 57
mismo se ve en todos los que sucumben bruscamente á
tal cual traumatismo. Por 10 demás, todo el mundo sabe
ó

que en los ahorcados á quienes se socorre antes de aca-


bar de morir no se observan nunca estas pretendidas
sensaciones voluptuosas. "'"
Mr. Lacassagne participa de esta opinión, y dice que
no ha comprobado la eyaculación en las ahorcaduras (1)
frustradas.
Seguidamente, el mismo Mr. Lacassagne da lectura
á la comunicación siguiente:
De la utitidad de las hojas de obseroacion medico-legales; JI á
este proposito, del examen metódico de las niñas en los casos
de atentados contra elpudor .
"Esta cuestión es, sobre todo, interesante por su fre-
cuencia. Todo médico-legista tiene con frecuencia que
hacer averiguaciones parecidas, y en la estadística de
los Tribunales, de un gran número de departamentos,
figuran estos crímenes casi en una tercera parte de los
asuntos sometidos al Jurado.
Todos los prácticos son llamados á proceder á este
examen, y creo útil, á este propósito, insistir sobre la
necesidad de un método uniforme, de procedimientos

(1) Con gran impropiedad y cometiendo un grosero galicismo, suelen


algunos decir colgamiento en vez ele ahorcadura, falta en la que también
incurre nuestro D. Pedro Mata al hablar de snspension. y de colgamiento
como sinónimos de ahorcadura. El verbo pendre, francés, de donde se
deriva la palabra pcndaison, tiene las dos significaciones directas de
colgar y de a.horcai-. Ni el español colgar ni el suspender tienen más
significación en nuestro idioma que la de "poner una cosa pendiente de
otra sin que lleguc al suelo; ~omo el tocino, las frutas, etc.», y única-
mente en lenguaje fumi líar y iignrado se puede decir que «colgaron á
Fulano» por de ahorcaron», En cambio tenemos en nuestra rica lengua
este verbo de ahorcar, que no tienc otr:a significación directa que la de
«quitar á uno la vida echúnd olc un lazo al cuello y colgándole de él en
la horca ú otra parto», No JUeY razón ninguna, pues, })ara que sigamos
d iciondo colfar eomo sinón imo de ahorcar. y ya quc en esto aventajamos
, al francés y á airas muchos idiomas, digamos «colgar» á lo que asi sea,
y "ahorcar» y «ahorcadura» á loque esto signifique.
8

Biblioteca Nacional de España I


58 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

idénticos, en la redacción de los informes. Ya he demos-


trado la importancia de estas reglas de conducta en las
informaciones sobre envenenamiento, y con el doctor
Chapuis he publicado un trabajo para demostrar la ne-
cesidad de redactar, de un modo trazado con anteriori-
dad al perito, los informes de autopsia en los casos de
intoxicación.
Yo querría que, al enviar al perito su cometido, el
juez de instrucción el oficial de policía judicial le remi-
ó

tiese una hoja de observación médico-legal, análoga á


la que usan los estudiantes en las clínicas. El perito há-
bil Y ejercitado no se encontraría molesto por hallar re-
glas obligatorias y precisas, puesto que ya las habría
adoptado y ellas son la norma de su conducta, y el pe-
rito menos acostumbrado á la precisión del método en-
contraría en ella un guía seguro que le impediría extra-
viarse, y sobre todo, que le obligaría á no omitir nada
de esencial.
Si tuviésemos estas hojas de informes médico-legales
para los casos más frecuentes y más graves de la prác-
tica: autopsias de fetos; examen y autopsias de cadáve-
res de ahorcados, de ahogados, de envenenados; lesio-
nes que han provocado la muerte, etc.; yen las perso-
nas vivientes: heridos, mujeres en cinta, etc., nos ayu-
darían mucho á precisar nuestras observaciones. La ta-
rea de los peritos, que principian siempre con temor,
y por consecuencia dispuestos al error, sería facilitada,
y hasta les daría más ánimo.
Estos documentos, así recogidos) representarían) por
su uniformidad misma y su importancia, una mina inago-
table de documentos científicos; la medicina legal y las
investigaciones de la justicia ganarían mucho con eso.
Hé aquí cómo yo procedo en los casos de examen de
niñas víctimas dé atentados contra el pudor.
Este género de crimen se observa en el medio urba-
no) en las grandes ciudades. Parece tener su máximum"

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 1>9
en Mayo y Junio, como lo indica mi calendario criminal;
pero obedece, sobre todo, á causas sociales más bien
que á causas individuales. Está favorecido por la habi-
tación en común en las ciudades obreras, en esas casas
populosas donde están amontonadas numerosas familias.
En las cuatro quintas partes de los casos el atentado
tiene lugar en una niña de menos de trece años de edad.
Se necesita examinar sucesivamente á la víctima y al
autor del atentado, que llamaré por abreviación el vio-
lador.
La vídin'W.--E1 examen debe ser hecho en el más
breve plazo posible, á causa de la desaparición rápida
de los síntomas que hay que tener en cuenta, y esto no
lo deben ignorar los magistrados instructores. Conside-
~'o como indispensable la presencia de una tercera per-
sona, por razones que comprenderéis fácilmente.
Es preciso dejar hablar á la niña, ó interrogarla,
para saber en qué condiciones ha tenido lugar el aten-
tado. La víctima hace la relación de la escena en los
mismos términos casi siempre: ha habido lo que yo llamo
coito-perineal anterior ó posterior; es decir, que el miem-
bro es introducido por entre la parte" superior de los
muslos, colocada la niña de frente ó volviendo la espalda
al violador.
También han podido ser practicados con el dedo to-
camientos deshonestos en la superficie de las partes ge-
nitales; pero nunca ó muy raramente trata el violador
de introducir el miembro en la vulva y conducto vaginal,
que comprende es absolutamente incapaz ele recibirlo.
Algunas horas después de estas maniobras) y durante
muchos días, tiene la niña alteraciones ele parte de la
micción; frecuencia ele ésta, orina ardiente al cxpelerla,
prurito y calor en las partes.
La niña es examinada ele una manera general. Se
hace constar cuál es su constitución, se anotan los sig-
nos de mala nutrición, de escrófula, de linfatismo.

Biblioteca Nacional de España I


60 EL CONGRESO DE MEDICINA LEn" L :lE PARís

Hé aquí el examen local. La niña está colocada sobre


el borde de una mesa: se mira si en la parte superior de
los muslos en el bajo vientre hay escoriaciones ara-
ó ó

ñazos.
¿Cuál es el estado de los grandes labir.s? ¿I-Iély enro-
jecimiento, localizado con rnás frecuencia en la parte in-
ferior? Después se examina sucesivamente el estado de
la horquilla, de los pequeños labios, del clítoris y del
meato urinario.
El himen debe fijar especialmente la atención. Esta
membrana no es fácil de examinar. Veamos cómo es
preciso proceder: un ayudante toma entre el pulgar y el
índice el gran labio de un lado, y tira de él hacia fuera;
yo hago la misma operación con el del lado opuesto. Se
hace salir así adelante las partes genitales, y se forma
un embudo óun tronco de cono, del cual constituye
el himen el fondo. La membrana está entonces tensa y
muy visible, y se pone en relieve su forma y sus plie-
gues, cuando existe. Para precisar el estado de estos
últimos y diferenciarlos de las desgarraduras hago uso
de un rodete de papel mojado en aceite, guardándome
bien de introducir en las partes el dedo meñique un ó

cuerpo duro y rígido.


Después, cuando hay un flujo, se anota su origen y
su abundancia, y se recogen en una placa de cristal al-
gunas gotas del líquido para hacer el examen y buscar
la presencia de los gonococos. Lo mismo se hace para
las ulceraciones, apuntando su sitio y su extensión.
Raramente hay traumatismo del himen ódesflora-
ción. En 1.205 observaciones recogidas por mi discípulo
Paul Bernard (Tesis .de Lyon, 1886), y tomadas de Tar-
dieu, Brouardel, Descouts, Lacassagne y Coutagne, se
han notado 319 veces, ósea 26 por 100, signos sospecho-
sos de desfloración.
Tras los flujos y ulceraciones, una comprobación muy
importante es el ver si existen señales de masturbaoión.

Biblioteca Nacional de España I


lNFORMES y DEBATE'J DEL CONGRESO 61
Sobre esto no hay nada preciso ni característico: se juz-
ga según el conjunto. Yo concedo alguna importancia
al punto mamario doloroso: bajo la influencia de la ex-
citación sexual, cierta emoción, una especie de pubertad
precoz se acusa de parte de los pechos, y la presión de
éstos es dolorosa. ,
Se examina en seguida el periné y el ano; se buscan
en los vestidos las manchas sospechosas.
Insisto, para acabar, en esto: no concluir nunca en
una sola visita. I

Elinculpado.-Se debe también pedir hacer el exa-


men del violador.
Es preciso investigar: 1.0 El estado físico (enferme-
dades cutáneas, la fuerza, etc.); 2.0 El estado de los
órganos sexuales (volumen de éstos, su topografía y
particularidades, tales como tatuages, nevus, braguero
0
herniario); y 3. A petición del juez instructor se puede
tener que proceder alguna vez también al examen del
estado mental.
En todo lo que precede no he atendido más que á los
exámenes que se verifican después de los atentados: no
he hablado do los casos de simulación. .
Tal es mi método. Él, quizá, no sea perfecto; pero me
ha parecido suficiente casi siempre. Lo someto á vues-
tra crítica, y no deseo" sino escuchar vuestros con-
sejos..

MI'. Moreau, do Charleroi, expone el resultado de su


práctica, y dice que el establecimiento de estas hojas no
daría más que buenos resultados; pero que no participa
de la opinión de Mr. Lacassagne sobre la utilidad de la
presencia de una tercera persona en el interrogatorio de
la niña, porque las confesiones serán quizá más difíciles
de obtener que cuando está solo el médico. Más tarde,
en el momento del examen, es indispensable, porque al-
gunas de estas niñas pueden estar manchadas de todos

Biblioteca Nacional de España I


62 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGA L DE PARís

los vicios. Las rubicundeces se hallan junto cí la horqui-


lla, á causa de las maniobras hechas con el dedo. En los
casos de onanismo se examina el aspecto general, y de
ahora en adelante dice que buscará el punto mamario
doloroso de que acaba de hablarnos Mr. Lacassagne.
En el examen del violador cree que se necesita tener
muy en cuenta la profesión; así, los zapateros suminis-
tran un gran contingente de acusados. Es preciso tam-
bién, dice, tener presente en el ánimo ciertos prejuicios
que reinan en algunos países; en nuestras provincias,
por ejemplo, los jóvenes atacados de blenorragia creen
que no pueden curarse sino con el contacto de una joven
virgen, y hay en todas estas cosas elementos que no se
deben perder de vista.
MI'. Richardiére cree que es difícil apreciar la natu-
raleza de los flujos que se pueden encontrar en las ni-
ñas. La coexistencia de la uretritis y de la vaginitis no
es un signo cierto de blenorragia. Dice que ha hecho al-
gunas investigaciones á propósito del gonococo, y 10 ha
encontrado cuatro veces solamente en veinte casos. En
dichas cuatro veces se trataba siempre de una enferme-
dad comunicada. El examen de los lienzos no le ha per-
mitido nunca comprobar la presencia del microbio de
la blenorragia.
MI'. Jorge Pouchet, de París, dice que la investiga-
ción de los gonococos es muy fácil en el pus. Se los
halla alguna vez en las manchas frescas sobre el lienzo;
pero después de doce horas no hay ya vestigios.
MI'. Descouts opina que cuando se somete el lienzo
al examen del perito es necesario de todo punto inquirir
la fecha exacta del atentado. Tres veces ha llegado el
orador, en presencia de una camisa llena de manchas
numerosas y antiguas, á poder afirmar que el flujo era
muy anterior á la época presunta del atentado.
MI'. Motet dice que, en materia de atentados contra
el pudor, el médico-legista debe siempre estar en guar-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 63
dia contra la simulación. Frecuentemente, en efecto, se
oyen relatos inventados en todas sus partes por jóvenes
imaginaciones ya pervertidas, ó enseñados á las niñas
por sus padres para conseguir una explotación indigna
ó vengarse.
Transcurridas con esto las horas de reglamento, se
levanta la sesión.

Biblioteca Nacional de España ,.,


Biblioteca Nacional de España I
CAPITULO III

TEHCERA SESIÓN

Sumario: SEGUNDA CUESTIÓN: De la intervención de los médicos fo-


renses en el procedimiento j1,dicial de una interrZicción ó para levantar
esta inte1'dicción. - Conclusiones propuestas por el ponente Mr. Mo-
teto - Observaciones hechas por algunos miembros del Congre-
so. - TERCERA CUESTIÓN: Cuestiones medico-leqales relati-vas al abuso
de la 'IJZ01:fina. - Discusión sostenida sobre el informe de los profe
sores Lutaud y Descouts.-Conclusiones adoptadas por la Asam-
blea.

La tercera sesión fué presidida por MI'. Brouarde1.


La orden del día pone á discusión el informe de mon-
sieur Motet, sobre la segunda cuestión del programa
oficial formulada en estos términos:
De la intervención de los médicos forenses en el pro-
cedimienio judicial de una interdicción ó para levantar
esta interdicción.
NIr. Motet procede á la lectura de dicho notable tra-
bajo, que tengo el mayor gusto en reproducir íntegro á
continuación:
"Elart. /189 del Código Civil (tít. XI, caps, 1, II, IIl. De
la -mayor edad, ele la interdicción U e/el consejo [udiciel)
dice que: «el mayor que está en un estado habitual de
imbecilidad, de demencia de furor, debe ser interdicho,
ó

aun cuando este estado presente intervalos lúcidos».


Parecerá á primera vista que' nada es más fácil de
aceptar que esta determinación, tan precisa como sim-
O

Biblioteca Nacional de España I


66 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

ple, de tres estados: imbecilidad, demencia y furor, la


existencia de los cuales trae en buen derecho la inter-
dicción. Pero si se reflexiona un poco sobre esto, co-
mienzan las dificultades á aparecer, y un examen más
atento aún revela toda la insuficiencia de estos tres tér-
minos, de los que el último, [uvor, designa un estado
esencialmente transitorio, y que por nuestra parte no
hemos visto nunca invocar como motivo de interdíccíón.
Hoy, los términos de imbecilidad y de demencia tie-
nen científicamente una determinación precisa. Desig-
nan dos estados en los cuales la inteligencia está más ó
menos gravemente lesionada él disminuida. Suspensión
en el desarrollo intelectual congénita ó datando de la
primera infancia, es la imbecilidad; disminución lenta ó
rápida, abatimiento, y hasta abolición de la inteligencia,
cualquiera que sea la causa, es la demencia simple ó
sintomática. No hay dificultades cuando se trata de estos
casos tan precisos, tan francos, donde la incapacidad es
evidente para todo el mundo.
Pero es muy difícil que en la práctica sean las cosas
tan sencillas. La imbecilidad alcanza una infinita varie-
dad de grados, y la distancia es grande entre el imbécil,
que no ha podido nunca aprender á. leer ni escribir, y el
débil intelectual que, á pesar de su insuficiencia, ha vi-
vido con la vida de los niños, de los jóvenes de su edad,
pero que, llegado á la pubertad, es invadido por apeti-
tos que se apoderan de él, y á los que es incapaz de re-
sistir. El primero, el imbécil, presa de los mismos ape-
titos, los sati-fará brutalmente, obedeciendo á la solici-
tación del instinto} y precisamente porque ha tenido un
impulso ciego, el mundo no pondrá un instante en duda
su inconsciencia, su incapacidad para dirigirse.
El otro, con apariencias menos brutales, no tiene
tampoco más firmeza en su espíritu; con tan poca im-
previsión como el primero, es algo menos impulsivo,
pero procede de la misma manera, y no se dirige mejor.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 67
Entre ellos dos.no hay más que una diferencia de grado;
el fondo malo, legado por transmisión hereditaria, es el
mismo; solamente que lo que salta á los ojos en el pri-
mero es frecuentemente disimulado con habilidad en el
segundo, y débiles () mbos, teniendo necesidad de que la
ley les proteja contra los ímpetus á que no pueden subs-
traerse, no serán tratados de la misma manera porque
no tendrán exteriormente el mismo aspecto, y es impo-
sible al magistrado saber por qué dos individuos, en
apariencia tan dcsemejantes, son en el fondo tan vecinos
el uno elel otro. Lo mismo sucede con los dementes: en-
tre la simple debilidad intelectual que marca el príncipio
de la caída, el desfallecimiento de la memoria y la anu-
lación completa con disociación de las ideas, pérdida de
la memoria, etc., hay sitio para numerosas variedades.
Si el examen se limita á uno solo de los momentos de la
vida, si l;1S preguntas hechas son cuestiones sencillas y
que 110 necesitan Ull gran esfuerzo para responder, mu-
cho nrás si los recuerdos evocados pertenecen al período
activo de la existencia, á aquel en que las funciones ínte-
lectuales eran normales, será de todo punto imposible
comprobar la alteración mental; y aun en grado algo.
más avanzado, esta, comprobación será difícil también,
porque basta dar un punto de apoyo á estos dementes,
incompletos aún, pero lncapaces ya de arreglar sus
asuntos, para que parezcan correctos.
Parece, por lo demás, que todo está hecho para hacer
en Francia más difícil su tarea á los magistrados. No
hay nadie que habituado al examen de los alienados no
sepa cuanto importa no separarse de una serie de ideas
que poco á poco conducen al enajenado á que se descu-
bra. Alguna vez se necesita solicitarlo vivamente por
una argurnentaoión estrecha y apremiante; toda inte-
rrupción hace inútiles los trabajos de acceso; sospecho-
so y desconfiado, el alienado, se cierra á piedra y lodo y
no obtendréis nada más de él si despertáis sus sospechas

Biblioteca Nacional de España I


68 EL CONGRESO DE MEDICINA LEG~L ::lE PARís

dictando sus respuestas con variantes evidentemente in-


significantes, pero que no siendo la reproducción exacta
de su propio lenguaje, le harán temer algún lazo.
En la manera de interrogar á los alienados atacados
de las formas crónicas de las alienaciones mentales, es
donde se encuentra la clave de las dificultades. Pero no
se adquiere la experiencia sino por una larga y paciente
observación, por estudios dirigidos en un sentido deter-
minado y que los magistrados no pueden hacer.
Encerrados en un artículo preciso, formal del Código,
no deben decidirse sino cuando por ellos mismos juz-
guen qne se llenan las condiciones del arto /119 del Có-
digo civil.
Nosotros respetamos estos escrúpulos y los compren-
demos muy bien. El magistrado que debe pronunciar la
caída definitiva de un hombre, herirle de muerte civil,
nunca se mostrará demasiado severo. Sin embargo, nos
parece que convendría en interés de todos el que su reli-
giónestuviese alguna vez mejor iluminada, y que áfalta de
conocimientos especiales fuese guiado en sus investiga-
ciones por un hombre.que, más; experimentado que él, le
mostrara que está tanto más extendida la alteración
mental cuanto que no 10 parece en un examen superfi-
cial; que la incapacidad absoluta para dirigirse, para
gestionar sus asuntos, es la consecuencia cierta de ma-
nifestaciones que se producen fuera del examen actual
y las que es preciso tener en muy gran cuenta desde el
punto de vista del pronóstico. Rehusar concederles im-
portancia, porque no se las ha comprobado en el curso
de un interrogatorio un poco sumario siempre, es des-
cuidar los elementos más serios de aplicación frecuente-
mente.
Por otra parte, tomar un maniaco en el periodo agu-
do de excitación, en el momento en que el delirio es más
activo, más incoherente, como un alienado que debe ne-
cesariamente ser interdicho porque no responde una pa-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 69
labra acorde á las cuestiones que le son dirigidas, se-
ría cometer el más grave de los errores. Este enfermo
tan alterado, está en el fondo mucho menos profun-
damente atacado que aquel que ha parecido al magistra-
do mucho más lúcido más razonan te, no diremos ra-
ó

zonable. Puede curar en el espacio de algunas sema-


nas, de algunos meses, tan bien como el melancólico
con estupor del que habrá sido imposible obtener una
sola palabra.
Si bien es verdad que en la práctica los magistrados
se detienen á menudo en presencia de dificultades que no
pueden vencer, sucede también muchas veces cuando re-
curren á una información pericial para iluminarse, qne
pasan de largo y desechan una pregunta motivada sin
embargo. Nosotros creemos, pues, que sería útil prepa-
rar para ellos una prueba judicial que no puedan hacer
por sí mismos, y suministrarles elementos ~:'ás seguros
de apreciación que aquellos de que disponen de ordina-
rio. A este efecto, emitimos el voto de que toda deman-
da de interdicción sea apoyada en un examen médico-le-
gal y en un informe que, precediendo al interrogatorio,
les señalarían las particularidades del e- tado mental de
la persona cuya interdicción fuese pedida. Creemos que
este examen debería ser uno de los primeros actos del
procedimiento; no bastaría una simple afirmación de la
alteración mental, sería necesario que la evolución de la
enfermedad fuese descrita, que la incapacidad fuese es-
tablecida sobre datos positivos y que conclusiones pre-
cisas fuesen formuladas con toda exactitud. Si lo juzga-
ban útil, podrían ordenar los magistrados cIue el médico
forense asistiese ,JI interrogatorio y diese la demostra-
ción de los hechos adelantados por él.
Sabemos demasiado cuán difícil es el examen de cier
tos alienados En presencia ele muchas personas, para no
insistir sobre la utilidad ele la información previa. Ella
sola nos parece que ofrece garantías serias; un examen

Biblioteca Nacional de España I


iO EL CONGRESO DE lIIEDICINA LEGAL DE PARis

verificado únicamente en el momento del interrogatorio


no sería ni tan completo ni tan seguro.
Nosotros no llegamos hasta pedir que el texto del ar-
tículo 48D sea modificado; pero entiéndase que los tér-
minos iinbeciluuui y deinencui, absolutamente insuficien-
tes si se les toma en su acepción rigurosa, científica, son
susceptibles ele una interpretación más lata, y que ellos
deben comprender todos los estados de alteración men-
tal crónicos, definitivos, que tienen por consecuencia la
incapacidad absoluta para dirigirse, para gestionar sus
asuntos; cada caso particular debe en alienación mental
ser el objeto, cuando se trata de una demanda de inter-
dicción, de un examen especial, y solamente por el co- '
nocimiento de los antecedentes, de la evolución del deli-
rio, de su forma, es posible dar á los magistrados datos
que puedan iluminarles y permitirles pronunciarse en tal
ó cual sentido con conocimiento de causa.
Lo que pedimos no es en verdad una innovación. En
muchos países la información médico-legal es siempre
demandada en el curso del procedimiento, y no vemos
nosotros que allí donde esta medida es aplicada haya
tenido inconvenientes nunca.
El examen médico no nos parece menos útil cuando
se trata de levantar la interdicción.
En efecto, este levantamiento puede ser solicitado
bien sea por una familia que puede tener interés en ello,
bien sea por el mismo alienado. En el primer caso todo
el mundo se esfuerza en atenuar el trastorno mental del
ínterdicho, de presentarle corno si hubiese desaparecido
completamente ó como si estuviese bastante mejorado
para que el interdicho sea capaz de manifestar libremen-
te su voluntad, de cumplir regularmente los actos de la
vida civil; en el segundo, el alienado, sin estar curado,
habiendo podido salir del asilo donde ha sido tratado,
porque está en un estado habitual de.calma que permite
volverle sin peligro á la vida común, puede tener has-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 71
tante actividad intelectual para darse cuenta de las tra-
bas que la interdicción opone á la manifestación de su
voluntad) y pide entonces á los magistrados que le de-
vuelvan todos sus derechos) toda su capacidad civil.
¿Pero quién podrá decir si este hombre en apariencia
vuelto á la razón) es en realidad capaz de dirigirse) y si
no hay lugar á temer una próxima recaída? El médico
más experimentado puede en ciertos casos tener dudas)
y preguntarse si la medirla tutelar tomada en otro tiem-
po y mantenida aun) no es la condición esencial de la du-
ración do un mejoramiento en el estado mental, precisa-
mente porque ella no permite á un incapaz entregarse á
los extravíos que precipitarán su caída. ¿Cómo los magis-
trados que no pueden referirse más que á su comproba-
ción directa podrán decidir entonces de si ha pasado todo
peligro) si ignoran ellos las condiciones en que vive el
demandante y no conocen ni su carácter) ni sus costum-
bres, ni los estigmas durables de un estado cuyas fases
sucesivas les quedarán cuidadosamente disimuladas?
Para no tomar más que un ejemplo inmediatamente com-
prensible: en las locuras de doble forma) cuyo estadio
de excitación y estadio de depresión) pueden estar se-
parados por un intervalo de remisión de muchos meses)
la enfermedad puede no ser sospechada durante este pe-
ríodo. No hay huellas de delirio) el enfermo parece ha-
bol' vuelto á tomar plena posesión de sí mismo y el exa-
men más severo no revela ninguna alteración; ¿sería
prudente atenerse á una apreciación reducida á la com-
probación del estado presente? Esto sería preparar sen-
sibles yerros, porque la vuelta de la excitación; con la
sobreactividad que la caracteriza, vendría en breve pla-
zo á demostrar no .solamente que el alienado no estába
tan mejorado como se había podido creer) sino que se
le había arrebatado la protección que le aseguraba la
interdicción.
El médico sólo) por el conocimiento que debe tener

Biblioteca Nacional de España I


i2 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

de las fases sucesivas de la enfermedad, de la periodici-


dad de su retorno, puede aportar á los magistrados una
certidumbre y permitirles mantener una medida que pro-
teje al alienado contra el mismo.
En resumen, nosotros creemos: que tanto en elmo-
mento en que la interdicción es solicita/u: COJJW en el momen-
to en qae los tribunalee iniercienen en urui demanda de alea-
miento, serú útil un. examen. médico. Él determinará el estado
mental del alienado.. las probabilidade» de u.na curación. (; las
condiciones particulares que no permiten esperarla. ta esta-
blecerá IIn diW/n(;st{co riquroso, !J cuando no sea posible, dí-
nica ni cienirficaanente, aplicar al estado niental estudiado los
térnu.no» de imbecilidad (; de demencia, lutmi Ve?' que la erten-
si()(/. .IJ la cronicidad de un desorden 'intelectual, llevan DE
PLANO (1) la incapacidcui absolutt: para dh'i,i7irse, para mane-
jar' sus negocios, !J jushfican la medula de la inierdiccion,
Concluida por Mr. Motet la lectura de su notabilísi-
mo trabajo, se abre discusión sobre é1.
Mr. Brouardel emite ideas conformes con las que
acaban de ser expuestas por NIr. Motet.
NIr. Dubost, abogado de París, cree inútil formular
una moción, pues que la ley autoriza al tribunal ó á los
demandantes á solicitar peritos médicos cuando hay mo-
ti vo para pronunciar una interdicción. Sería mejor co-
rregir en este punto el Código del procedimiento civil y
exigir el dictamen de un perito en los casos apuntados.
El señor consejero Mr. Horteloup, halla suficientes
las conclusiones de Mr. Motet. Es preciso, en efecto,
dice, iluminar la conciencia de los jueces y hacerles com-
prender que cualesquiera que sean sus estudios en alie-
nación mental, ellos son siempre incompetentes y tienen
necesidad del concurso de un especialista. Según él no

(1) Como prueba de lo expresiva que es nuestra frase ..... de plano,


haré constar qne en el texto francés de su informe mtercalaba Mr. Mo-
tet este adverbio esencialmente espartal. N o somos, pues, nosotros solos
los que demandamos á otros idiomas lo que creemos no encontrar en el
nuestro.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 73
hay necesidad de reformar el Código, que es, general-
mente, muy bueno cuando es él bien comprendido. La
reforma se establecerá poco á poco. .
Mi convicción, añade, se llevó á cabo el día en que
interrogué durante dos horas á un alienado maniaco,
antiguo magistrado, sin poder hacerle decir una palabra
fuera de razón, yeso que yo estaba prevenido de la for-
ma de su delirio. El médico del Asilo en que se hallaba
este enfermo le obligó á exponer sus ideas delirantes en
menos de diez minutos. Aquel hecho y los citados por
Mr. Motet, deben ser publicados para llegar á formar la
opinión de los magistrados é introducir en las costum-
bres una reforma que está ya comprendida virtualmente
en la ley.
Sometidas á votación las conclusiones del informe de
Mr. Motet, fueron aprobadas por unanimidad.
El Congreso determina pasar enseguida á la discu-
sión de la
TERCERA CUESTIÓN
Cuestiones médico-legales relativas al abuso de la morfina.

Este informe ha sido redactado por 10f? doctores Lu-


taud y Descouts.
Mr. Lutaud procede á su lectura. Los términos en
que está concebido el informe son los siguientes:
«Todos los médicos han tenido ocasión de comprobar
los progresos del morfinismo durante estos diez últimos
años. La medicación hipodérmica que rinde tan grandes
servicios en Terapéutica, se ha generalizado en lo que
concierne á la morfina hasta el punto de inspirar serias
. inquietudes.
No vamos nosotros á buscar ahora cuáles son las
causas que determinan en los enfermos el uso de las in-
yecciones hipodérmicas, uso que está siempre justifica-
do, al menos en su principio. Se concibe fácilmente que
una medicación que combate con éxito el elemento dolor,
10

Biblioteca Nacional de España I


i4 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

haya rápidamente conquistado el favor del cuerpo médi-


co y de los enfermos. Las primeras picaduras de morfi-
na tienen lugar siempre por los consejos y bajo la vigi-
lancia del médico. No es, pues, el uso, sino el abuso de
la morfina lo que debemos combatir.
El enfermo ha sido aliviado por las primeras inyec-
ciones hechas por su médico; si se trata de una enfer-
medad crónica, el empleo de la morfina debe ser conti-
nuado durante largo tiempo, y llega á ser imposible que
el médico le ponga cada inyección. Entonces es cuando
el enfermo aprende á aplicarse él mismo la medicación
subcutánea y á pasarse sin el concurso del médico; cuan-
do se hace morfinómano.
Mientras que la morfina es aplicada en las enferme-
dades crónicas, graves y dolorosas, tales como el cán-
cer, ciertas afecciones medulares .... , no hay serios íncon-
venientes. El morfinismo es en este caso un bienhechor
que permite á un gran número de personas atacadas de
afecciones incurables, evitar los dolores y las angustias
de la enfermedad.
Pero lo más frecuente es que no sea así. El médico
aplica la morfina para una afección aguda, tal como la
ciática, los cólicos hepáticos, la neuralgia facial, etc. El
alivio es obtenido, pero el enfermo ha encontrado tal
bienestar con el empleo de la medicación morfínica,
que continúa su uso y acaba por habituarse. 8igue sir-
viéndose de la jeringa abandonada á su disposición, y
después de haber agotado la solución que le quedó, tra-
ta de procurarse una nueva provisión de morfina. Desde
entonces es un morfinómano que tendrá necesidad de
una dosis cuotidiana de tóxico. ¿Cómo se la podrá pro-
curar? Este es un punto que dilucidaremos después.
Queremos antes examinar rápidamente las consecuen-
cias de la intoxicación en la economía, para hacer resal-
tar mejor Ios graves inconvenientes .
.Las consecuencias del morfinismo crónico son algu-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 75
na vez favorables, otras indiferentes y, lo más á menudo,
nocivas.
Ellas son favorables en las enfermedades crónicas é
incurables. Un') de nosotros ha publicado recientemente
un gran número de observaciones que tienden á demos-
trar la utilidad del morfinismo crónico en las mujeres
atacadas de cáncer uterino. La morfina, trayendo una
disminución en la nutrición, disminuye las hemorragias,
suprime el dolor y parece prolongar la existencia en las
afecciones donde la muerte á corto plazo no puede ser
evitada. Inútil es decir, por lo tanto, que en los enfermos
de esta categoría es el morfinismo un recurso terapéuti-
co, pero por eso no debe estar menos siempre dicho re-
curso bajo la inspección del médico.
En la segunda categoría colocaremos los casos mu-
cho más raros en que el empleo prolongado de la morfi-
na á dosis variables entre 0,25 gramos á 0,50 gramos por
día, ha podido ser prolongada durante años sin afectar
sensiblemente al organismo. En algunos enfermos some-
tidos á nuestra observación, la morfina ha podido ser
empleada durante seis, ocho y hasta diez años sin pro-
vocar ningún trastorno grave de la economía. El medi-
camento obra entonces á la manera de un estimulante,
y el morfinismo crónico es entonces comparable al al~
coholismo crónico.
Pero estos casos son excepcionales. Lo común es
que los enfermos no sepan moderarse en el empleo del
medicamento. La débil dosis que obra como agente esti-
mulante es aumentada cada día. Los enfermos no pueden
verificar ningún acto importante sin haberse hecho la
inyección hipodérmica; ésta, renovada de hora en hora y
aun con más frecuencia, da lugar á abscesos y á flemo-
nes; los enfermos se debilitan, su enmagrecimíento llega
á ser extremo y la muerte es casi siempre la terminación
del morfinismo. No insistiremos sobre la descripción del
morfinismo, que es conocida de todos los médicos.

Biblioteca Nacional de España I


76 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL ns PARís

¿Cómo se procuran los morfinómanos el veneno?


¿Cómo muchos de ellos llegan á asegurarse su provisión,
que es alguna vez de un gramo y más por día?
Esta es una cuestión compleja sobre la que nuestra
información ha versado principalmente.
El morfinómano es casi siempre poseedor de una
fórmula de un médico. Es la receta primera que le ha
sido dispuesta en un período de su enfermedad donde el
empleo del medicamento estaba justificado. Gracias á
algunos subterfugios, gracias también á la ignorancia ó
á la connivencia de ciertos farmacéuticos, aquélla ha
sido renovada un gran número de veces y ha podido
asegurar la subsistencia del morfinómano durante algu-
nos meses.
Pero esta receta, á fuerza de ser renovada, no puede
servir ya. Está tan manchada, que el farmacéutico, aun
cuando se considere con derecho de renovar muchas
veces una fórmula tóxica, no puede aceptar para su
justificación un pedazo de papel usado y desgarrado y
cuyos fragmentos han sido yustapuestos con papel de
goma.
El cliente morfinómano es, por lo demás, sospechoso
al farmacéutico. Añadiremos también que después de di-
versas condenas, extremadamente severas, en que han
incurrido algunos miembros de esta Corporación que
habían despachado dosis tóxicas .de morfina, el número
de farmacéuticos que faltan á la leyes, de día en día,
más raro.
Hemos consultado muchos Iarmaoéuticos de París
conocidos entre los más honorables. Todos nos han di-
cho que la cantidad de morfina que venden hoyes casi
insignificante. El propietario de una de las más impor-
tantes farmacias de París, nos ha afirmado que durante
el año 1888 apenas ha vendido valor de 200 francos de
morfina, cuando en los años anteriores pasaba la venta
de 1.000 francos. Los farmacéuticos ven aún á sus antí-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 77
guas clientes morfinómanos, pero saben que no se apro-
visionan en sus casas.
¿Quién vende, pues, el veneno?
En este punto es donde nos parece que nuestra in-
formación ha dado resultados. Una de nuestras enfer-
mas, atacada de un cáncer del útero y á la que habíamos
autorizado para emplear por sí misma la medicación
mórfíca, había llegado á consumir de 0,75 gramos á un
gramo por día. Nosotros no le habíamos jamás negado
las fórmulas necesarias para procurarse el medicamento,
que considerábamos en buena ley como necesario; cuan-
do en una visita reciente esta enferma nos dijo que, gra-
cias á la mediación de un amigo comisionista en mer-
cancías, se proporcionaba por sí misma la morfina en
frascos de 30 gramos, lo que le permitía realizar una
economía considerable. Últimamente, el profesor mon-
sieur Brouardel nos decía haber visto en casa de una
dama del gran mundo muy conocida) un frasco que con-
tenía 200 gramos de morfina. Un gran número de noti-
cias análogas nos han sido suministradas por compañe-
ros y farmacéuticos.
Resulta, pues, de nuestra información que no es hoy
en el detall de la farmacia donde el morfinómano se pro-
cura el veneno, sino en los comercios de droguería. El
morfinómano tiene así la triple ventaja:
1.o De escapar á la vigilancia del médico.
2. o De procurarse el tóxico en cantidades ilimitadas.
3.0 De pagarlo mucho más barato.
Es bueno, en efecto, hacer notar que el precio relati-
vamente elevado á que se vende la morfina en solución,
era un freno saludable para muchos enfermos que no
podían atender á un gasto cuotidiano de '2 á 3 francos.
Es, pues, el droguero y no el farmacéutico al detall,
quien alimenta hayal morfinómano. ¿Tiene el derecho
de hacerlo? ¿Se puede imponer alguna restricción á este
estado de cosas, esencialmente perjudicial á la salud pú-

Biblioteca Nacional de España I


78 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

blica? El Real decreto de 1846; que rige la manipulación


y la venta en grueso de los tóxicos, permite, en efecto,
á las casas de droguería vender las sustancias veneno-
sas. La única restricción impuesta á los drogueros es
que deben inscribir en sus libros el nombre y las señas
del com prador (1).
Ahora bien, hay que convenir en que esto no es una
garantía suficiente. Se comprenden los inconvenientes
que podrán tener para la industria las trabas opuestas á
la venta de las sustancias que no son exclusivamente em-
pleadas en Terapéutica. Pero estos inconvenientes no
existen para la morfina, que no se emplea más que en
medicina y no presenta ningún uso industrial.
Creemos, pues, que hay lugar de reglamentar la
venta de la morfina por los comercios de droguería. Pa-
récenos que se podría imponer á los drogueros la obli-
gación de no vender morfina más que á los farmacéuti-
cos y aun de entregar este tóxico en el domicilio mismo
del farmacéutico, á fin de garantirse contra los indivi-
duos que pudieran usurpar este título al presentarse en
los comercios de droguería. Esta obligación no aporta-
ría, fuera de esto, ninguna traba al comercio, puesto
que las droguerías tienen la costumbre de llevar cada
vez que es preciso al domicilio del farmacéutico las sus-
tancias necesarias para su aprovisionamiento.
Esta nos parece que es la única medida que puede
realmente combatir el morfinismo y oponerse á la venta
en público de este peligroso tóxico.
Ciertos morfinómanos se procuran su provisión gra-
cias á ciertos intermediarios, tales como los perfumis-
tas, que, más ó menos de contrabando, se encargan del
venenoso suministro. Pero opinamos que basta señalar
el hecho á la administración, la cual está suficientemente

('1) El Consejo de higiene (de Francia) se ocupa en este momento de


esta cuestión y prelJara algunas modificaciones al decreto de lR·i6.

Biblioteca Nacional de España I


INrORM"ttS y DEBA':t'ES DEL CONGRESO 79
autorizada por la ley para combatir este comercio ilícito.
Otros morfinómanos se procuran la morfina haciendo
ellos mismos las recetas que firman con el nombre de
un médico. Hemos observado muchos casos de este gé-
nero, principalmente en las mujeres. Pero aquí se trata
de una verdadera falsedad, contra la cual la justicia pue-
de obrar con rigor, y no creemos que ninguna nueva re-
glamentación pueda ser útilmente aplicada en este caso.
Basta señalar el hecho á la vigilancia de los farmacéuti-
cos. Las falsas recetas serían, por lo demás, mucho me-
nos frecuentes si los médicos tuviesen el cuidado de no
escribir sus prescripciones tóxicas más que sobre papel
que llevase sus señas impresas, y de firmarlas bien clara-
mente.
En lo que concierne á la venta al detall de la morfina
por los farmacéuticos, no creemos que haya necesidad
de dictar ningún reglamento nuevo. Las leyes existentes
son suficientes, y los farmacéuticos conocen los riesgos
que corren entregando la morfina sin receta.
Propondremos, sin embargo, que todas las prescrip-
ciones de morfina despachadas por el farmacéutico, sean
inscritas no solamente en el libro de fórmulas, sino tam-
bién en el libro de policía. Se sabe que cada vez que el
farmacéutico vende una sustancia venenosa al por mayor
para un uso doméstico, debe inscribir en un libro espe-
cial el nombre de la sustancia, la cantidad entregada y
el nombre de la persona á quien se vende. Se podría te-
ner así un doble registro, y las precauciones impuestas
al farmacéutico no harían sino aumentar su vigilancia.
Otro punto de vista nos parece también que elebe ser
señalado. Es el relativo á la renovación de las fórmulas
tóxicas y más particularmente de aquellas en que se
prescribe la morfina.
La cuestión ha sido discutida y limitada de un modo
bien preciso en la Sociedad de Medicina legal de Fran-
cia. El farmacéutico no debe Tenovar lmil fórmula tó-

Biblioteca Nacional de España I


80 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

xice: Si la ley no es formal en este punto, por lo menos


no se puede panel' en duda el principio. Es de todo pun-
to evidente que si el farmacéutico pudiese renovar inde-
finidamente una fórmula tóxica, podría el público pro-
curarse cantidades enormes de veneno y sería fácil elu-
dir la ley.
La obligación impuesta á los farmacéuticos de no re-
novar las fórmulas tóxicas será, por lo demás, inserta en
la próxima edición del Codex. En espera de esto es pre-
ciso recomendar á los médicos que cuando prescriban la
morfina no omitan la mención siguiente: Esta receta no
debe ser renovarla.
El farmacéutico deberá por su parte inscribir en cada
receta de morfina que prepara una mención indicando
la fecha de la preparación de la fórmula. Esta precau-
ción es indispensable para servir de contraprueba.
Proponemos, pues, al Congreso que emita las c.on-
clusiones siguientes:
1.° «Los drogueros y fabricantes de productos quími-
cos y farmacéuticos no pueden vender la morfina más
que á los farmacéuticos; la entrega del tóxico no puede
tener lugar sino á domicilio;
2.° El farmacéutico no puede despachar más que una
sola vez una fórmula tóxica; cuando entregue la morfina
debe transcribir la prescripción no solamente al libro de
fórmulas, sino también al libro de policía, en el que de-
ben ser inscritos el nombre y domicilio de las personas
á quienes vende sustancias tóxicas..
Después de una discusión bastante animada en la que
toman parte el consejero YIr. Horteloup, los abogados
MM. Bogelot y Chaudé y los doctores MM. Motet, Bro-
uardel y Lutaud, discusión en la que solicitan los ora-
dores para un anestésico nuevo, la cocaína, las mismas
medidas que para la morfina, es aprobada por unani-
midad la primera conclusión del informe con las mo-
dificaciones siguientes:

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATE~ DEL CONGRESO 81
1." Los droquero» y fabricantes de productos quími-
cos y [srmscéuticos no pueden »ender morfins. y cocaina
sino á los farmacéuticos; la entrega del tóxico no puede
tener luqer más q~le á domicilio.
La segunda conclusión es aprobada en seguida tam-
bién después de la modificación siguiente:
2." Los farmacéuticos no pueden despachar más que
una sola vez, á menos de mención conirsrie inscrita pOT
el médico, ~ma recete que contenga morfina ó cocaina.
Lo restante de la segunda conclusión es desechado.
y con esto se levanta la sesión.

11.

Biblioteca Nacional de España I


CA.PÍTULÜ IV

CUARTA SESIÓN

SUMARIO: Continuación del debate sobre la proposición de MI'. La-


cassagne relativa al examen metódico de las niñas que son víctí-
mas de atentados contra el pudor. - Voto emitido por el Congreso
en dicha materia. - Trabajo de Mr. Moreau sobre la simulación.-
Discución que promueve esta Memoria. -.Afoutons, carottiers y
zepkyrs. -Acuerdo tomado por el Congreso en este asunto.

La cuarta sesión del Congreso fué presidida por


MI'. Vleminkx, y en ella continuó la discusión de la
cuestión tratada en el día anterior, dos sesiones antes,
por MI'. Lacassagne y que versaba sobre el examen me-
tódico de las niñas víctimas de atentados contra el
pudor.
MI'. Laugier hace notar que alguna vez el perito no
halla nada, ya sea porque no hay lesión, ya porque llega
demasiado tarde. Refiere que una dama había notado
que todos los lunes por la mañana presentaba su niña
en las partes sexuales un enrojecimiento que duraba
tres ó cuatro días, La niña comía los domingos en casa
de sus abuelos, y se supo que una niñ era practicaba en
ella tocamientos deshonestos. Examiné, dice, esta niña
un lunes; había enrojecimiento manifiesto, pero el jueves
no era ya apenas visible. De lo cual, deduce que en una
niña que goza de buena salud, en tres días ha desapare-
cido todo vestigio.
MI'. Lacassagne dice que en Lyon se llama, general-
mente, en seguida á los médicos forenses ó se les lleva

Biblioteca Nacional de España I


[N~'ORMES y DEBATI-:S uur. Cf'l'GRESO 83
las pequeñas víctimas; y es indispensable, añade, proce-
der así porque, como acaba de decir Mr. Laugier, las
lesiones son muy fugitivas.
Mr. Brouardel dice que los médicos legistas son muy
privilegiados en Lyon, pero que no sucede lo mismo en
París, donde se pasan lo menos ocho días entre el mo-
mento de la declaración y el del examen. Alguna vez el
comisario de policía hace llamar un médico del barrio,
cuya competencia es con frecuencia discutible. Se puede
decir, sin exageración ninguna, que la ignorancia de los
médicos es causa de muchos años de prisión preventiva.
El consejero Mr. Horteloup dice que hay un gran vi-
cio en la manera de funcionar actualmente la justicia en
este asunto. El comisario de policía trasmite el informe
médico á la Prefectura de policía, después son enviadas
las piezas desde allí al Tribunal. Propone que emita el
Congreso el voto de que en París sea inmediatamente
prevenido el Tribunal por los comisarios de policía en los
casos de atentados contra el pudor.
Mr. Vleminkx comunica que en Bruselas se procede
rápidamente y que los forenses son avisados porteléfono.
Mr. Lacassagne cree que una parte de las dificulta-
des de que se acaba de hablar, desaparecería si se qui-
siese hacer uso de las hojas de observación médico-le-
gales. Los informes de estos médicos legistas improvi-
sados, dice que son casi siempre insuficientes, y alguna
vez erróneos ó grotescos. ¿Qué pensar, añade, de uno
que yo he tenido en las manos, por ejemplo, yen el que
el perito, para indicar que la niña estaba atacada de una
afección específica complicada, escribía: «La niña está
violada y tiene, al mismo tiempo, tos por quintas (1) Y

(1) La palabra quinte, francesa, expresa, por sí sola, lo que llamamos


aquí tos po)' quintas. Como además significa quinta, ordinalmente consi-
derada, de ahí ese juego de palabras grosero y estúpido que, cuando
más, se podía permitir en conversación familiar, no en un informe
médico.

Biblioteca Nacional de España I


84 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL ::lE PARís

csiorcer, Lo mejor del caso es que la niña, á la que des-


pués fuí encargado de examinar, no estaba desflorada y
tenía solamente una vulvitis espontánea.
Opina, pues, porque se emita la moción siguiente:
El Cotujreso üsmii la atención ele los poderes públicos
sobre la importancia que tiene el que las comprobeciones
méelico-legales sean hechas lo más répidemenie posible
por lln médico legista.
MI'. Brouardel dice que se consideraría dichoso en
ver este deseo puesto en práctica, y que conviene que
una comisión, compuesta de cinco miembros, la redacte
en la forma más precisa, teniendo siempre en cuenta la
necesidad de hacer uso de las hojas de observación mé-
díco-legales,
Siendo aceptado este deseo de MI'. Brouardel por el
Congreso, se nombró la comisión encargada de redactar
la moción anterior.
MI'. Moreau, de Charleroi, lee un trabajo sobre la si-
mulación.
Tiene este trabajo por base la observación de una
mujer acusada de haber asesinado á su madrastra y que
fingía padecer una amnesia histérica con ataques repe-
tidos. Simulaba en un principio la pérdida completa de
la memoria; luego aparentó haberla recobrado, pero ol-
vidando todo lo relativo á su crimen. Después de largas
investigaciones, lograron los peritos patentizar la simu-
lación empleando dos procedimientos: el examen del
campo visual y la dinamometría; pero desde un princi-
pio estaban convencidos de que la culpable era una ver-
da jera histérica.
Según se desprende de la Memoria de MI'. Moreau,
para llegar á distinguir la simulación hay necesidad de
comprobar una porción de principios no deducidos de la
teoría, sino provenientes de la experimentación.
MI'. Moreau concluye diciendo que desearía que una
comisión internacional, nombrada por el Congreso, in-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 85
dagase los casos de simulación, y, agrupándolos, facili-
tase con sus enseñanzas el trabajo de los médicos le-
gistas.
MI'. Garniel' dice que la mujer citada por MI'. Moreau
simulaba en una cosa, pero que nada indica que ella fin-
giese en otras.
MI'. Semal, de Mons (Bélgica), refiere que el crimen
de que acaba de hablarnos Mr. Moreau ha ocupado la
opinión pública en Bélgica, porque se creyó que había
sido cometido bajo la influencia de la sugestión hipnótica.
Añade que, para desenmascarar una simulación, es pre-
ciso poner todo en juego, porque no basta coger en falta
al inculpado en una cosa.
Únicamente después de muchos experimentos, será
posible llegar á couolusiones firmes.
Mr. Vibert pregunta si la amnesia transitoria en una
persona nerviosa es una prueba de histeria.
MI'. Duponchel, de París, dice que esta cuestión (la
de la simulación) interesa al médico militar, y refiere los
errores cometidos en otro tiempo. Distingue la simula-
ción completa del todo y la exageración de una enferme-
dad mucho más difícil de reconocer. La histérica, ade-
más de sus síntomas verdaderos, está siempre inclinada
á disimular.
Dice que hace algunos años las parálisis aisladas ele
los miembros parecían un absurdo, y que hoy estos
absurdos son realidades. Lo mismo sucedía con los ata-
ques epilépticos llamados simples, que no son otea cosa
que ataques histéricos.
Charcot ha dicho: « Se pretende que las histéricas son
simuladoras, pero es preciso desconfiar de la histeria
que simula otras enfermedades, tales como parálisis ó
anestesias.
La ciencia ha tenido sus desiderata. Así la histeria
masculina ha sido largo tiempo desoonooida. 1\11'. Chae-
cot ha presentado en su clínica. un hombre atacado de la

Biblioteca Nacional de España I


86 EL CONGHESO DE MEDICINA LEGAL DE I'AHlS

enfermedad de Thompson que, en el batallón de cazado-


res á pie donde hacía su servicio, había sido muchas ve-
ces castigado por falta de coordinación en sus movimien-
tos. Luego, porque se presente un síntoma que no cons-
te en los clásicos, no debe en absoluto deducirse que se
trate de una simulación. Es preciso, también, no ver
siempre simuladores en los soldados, como han estado
inclinados á hacerlo Percy y Lauront, Lo mejor es pro-
cederpor eliminación y no creer que la enfermedad es
simulada porque haya curado rápidamente ó porque no
haya dado resultado tal ó cual medicamento. El progre-
so debe consistir en perfeccionar los medios de prueba ó

diagnóstico. Antiguamente, eran con frecuencia simula-


das las enfermedades de los ojos, 10 que no sucede en
nuestros días. Los progresos de la neuropatología, los
análisis químícos y mícrobíológicos, permiten hallar la
verdad. La ciencia ha cogido la delantera á los simula-
dores.
Entre los medios empleados para reconocer la sirnu-
Iación, es preciso citar, desde luego, el aislamiento. Hay
que ver á menudo al simulador, acosarle á preguntas,
apoderarse de su ánimo. Las astucias son permitidas,
pero es preciso emplearlas con prudencia para no ser
derrotado por el simulador.
No hay que confiar mucho tampoco en ciertas con-
tradicciones, por ejemplo, en el sordo-muelo, al cual se
habla alzando ó bajando la voz, y que lee en los labios
la palabra. Alguna vez los mismos deseos del enfermo
pueden ser sospechosos.
Los medios coercitivos han pasado ya de moda; no
dan resultado comunmente. En estos últimos años se ha
caído en un sentimentalismo exagerado, pero conviene
no desechar todo medio violento. Las duchas y la elec-
tricidad pueden prestar buenos servicios. No olvidar
nunca, sin embargo, que el público está con el simula-
dor; si el hombre cae enfermo, se acusa al médico.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 87
En la medicina militar, la simulación tiene una gran
importancia; en nuestros días, sin embargo, se ven me-
nos enfermedades simuladas.
No obstante, con la movilización general se puede
tener una verdadera explosión de simulación.
La legislación presenta en este punto lagunas: se
castiga al hombre porque se ha eximido de un servicio y
no porque simula. Después de su incorporación, los mu-
tilados voluntarios no son alcanzados por el Código mi-
litar.
MI'. Laugier, aunque partidario de las medidas pro-
puestas por Mr. Duponchel, cree que se necesita también
algunas veces hacer uso de los medios pequeños. Re-
cuerda á este particular los servicios que prestan en
Mazas (1) los inoutons (2).
Los simuladores estudiados por los Dres. M. M. Mo-
reau y Duponchel, dice MI'. Lacassagne que no se pare-
cen á los proceduriers, de los que-nos ha hablado ante-
riormente. Yo he tenido en otro tiempo, dice, en Val de
Grace, el servicio dicho de los cerouiers (3), en el cual
se colocan los simuladores de la guarnición de París y
los que son enviados de la provincia. En Argelia he ob-
servado también un gran número de los mismos indivi-
duos, que forman parte, bajo el nombre de zephyrs (4), de
los batallones de Africa y compañías disciplinarias, cuya
constante preocupación es evitar el servicio ó escapar á
una fatiga.
Pero aquellos son hoy ya excepciones, y yo creo que

(1) Una do las oároole'!; do París.


(':l) Llaman en F'ra.ncia mouto» (carnero), á un preso, generalmente
por causa muy leve y de la oonfianza del Tribunal, quo inta-oduoen en Ia
celda del quo no está confeso, para quo, jugando, comiendo ó bebiendo
con éste, lo obliguon, en una serie de aparentes eonfidencias, á decla-
rarlos la purtioipacióu que tienen en 01 delito que se los imputa.
(3) Carotiier significa á la letra, embustero, jugador que hace
trampas.
(.1,) Literalmente, céfiros, vionteeillos de poca importancia.

Biblioteca Nacional de España I


88 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

el número de simuladores ha disminuído mucho en el


ejército. En París se observan muchos menos cuando se
verifican las operaciones del reclutamiento que en pro-
vincias. En los departamentos menos instruidos es don-
de se encuentran estos groseros simuladores y estas
vergonzosas supercherías, que recuerdan los procedi-
mientos indicados por Percy y Laurent. Pero graüias á
la instrucción) desaparecerá la simulación. Es necesario
tener en cuenta también un sentimiento que se ha mos-
trado en el país con la necesidad del servicio obligatorio.
En el momento del peligro cada uno cumplirá con su
deber, y se puede tener seguridad de que no habrá si-
muladores.
Divide los simuladores en finos y groseros. Los unos
tienen procedimientos que son alguna vez muy embara-
zosos. Respecto á los medios empleados por los segun-
dos, dice que se adivinan fácilmente.
Es una cuestión ele diagnóstico en la que el tiempo es
una a-yuda por excelencia.
Yo me permitiré, añade) señalaros dos procedimien-
tos de exploración que creo excelentes: desde luego, la
escritura, que es un buen medio de prueba. En seguida
viene la colaboración muy preciosa de los agentes de
prisión. Por los guardianes jefes se puede saber 10 que
hace el prisionero durante el día y, sobre todo, por la
noche, etc. Esto no impide aprovechar alguna vez un
mouion, como decía MI'. Laugíer. En ciertos casos, el
perito no debe vacilar en hacer llamar un especialista
(oculista, otólogo, alienista, etc.). Se debe reflexionar
mucho antes de emplear tal ó cual medio, y persuadirse
de que es preciso saber marchar con lentitud y no deci-
dirse muy pronto en las cuestiones de simulación.
MI'. Motet llama la atención del Congreso sobre la si-
tuación que se crea á los médicos forenses en los. casos
de simulación; en general, no son ayudados por nadie, y
se les deja entregados á sus propios recursos; y cuando

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 89
se encuentra uno en presencia de individuos que tienen
síntomas ciertos de alienación mental, pero que exageran
estos signos, la situación es muy delicada al no poderse
llevar á cabo la observación sino en condiciones muy de-
fectuosas. Mr. Motet ha visto observar enfermos durante
un año, sin solución posible; y somete á la deliberación
del Congreso la proposición siguiente:
El Ccnqreso de medicine leq«! emite el voto ele que
sea puesto un local especial en las prisiones á la disposi-
ción ele los médicos forenses para (acilitar su trabajo.
Después de un cambio ele observaciones entre los
doctores Lacassagne y Brouardel, sobre la posibilidad de
poner en observación en un asilo de alienados á un acu-
sado probablemente atacado ele locura, el Congreso
aprueba por unanimidad la proposición de MI'. Motet, y
el presidente levanta la sesión.

I;¿

Biblioteca Nacional de España I


CAPITULO V
QU 1 N T A S E SI Ó N

SUMARIO: Ouinta cuestión: La sUllis de l,IS nodrizas. -Estudio deonto-


lógico, higiénico y médico-legal que hace de esta cuestión el po-
nente Mr, Morel-Lavallée, debates que provoca y conclusiones
aprobadas por el Oongreso. -Exhumaciones y autopsias en los
procesos civiles.-Cuarta cuestión: Intoxicaciones crónicas por el
arsénico.-Enseñanzas que se desprenden de las observaciones y
los experimentos de los ponentes Mrs. Brouardel y Ponchet.

La quinta sesión fué presidida por Mr. Brouardel.


La orden del día pone á discusión la
QUINTA CUESTIÓN
Sífilis de las nodrizas.

El ponente Mr. Morel-Lavallóe da lectura á su tan


extenso como importante informe que reproducimos á
continuación:
«La cuestión de la sífilis de las nodrizas merecía en
el más alto grado ser el objeto de un examen profundo,
y esto por muchas razones: primera, porque apropósíto
de ella, la responsabilidad del médico se halla á cada
instante comprometida, responsabilidad moral, material
y también personal; segunda, porque hay en ello un
verdadero peligro para la sociedad, peligro consistente
en la extensión de una enfermedad indefinidamente
transmisible y contra la que, no sólo no se han dictado
serias medidas profilácticas por nuestros legisladores,
sino que no nos hemos puesto de acuerdo todavía los
médicos.
Estas medidas preservativas no podremos, pues, ob-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 91
tenerlas de los poderes públicos, sino cuando nos haya-
mos puesto unánimemente de acuerdo en toda una serie
de puntos, de los que los principales, al menos, van á
ser revisados en este informe.
La difusión de la sífilis por medio de las nodrizas
contaminadas, puede afortunadamente ser, hasta cierto
punto, detenida por el médico. Este debe esforzarse en
llegar á este resultado, no solamente porque su deber y
su conciencia se lo dictan, sino también porque la ley le
hace, con razón, responsable de todo dalla que pueda
suceder á otro por su falta (art. 1.382 del Código civil),
esto es, en especie, de todo perjuicio causado por su
imprudencia ó su reticencia (l), (decreto de la Cour d'Ap-
pcl (Audiencia) ele Díjon, 1L1 de Mayo de 1868); y por otra
parte, el práctico se halla detenido por este hecho: que él
debe, ante todo, respetar el secreto profesional (art, 378
del Código penal). Pero fuera de estas dos obligaciones
legales, entre las que debe fluctuar el médico, encontra-
rá, sobre todo, su móvil en el sentimiento del deber que
le incumbe en vigilar por la extinción de una enfermedad
contagiosa y que constituye uno de los factores más te-
rribles de la despoblación de las ciudades. Hay en esto un
deber social y, por consecuencia, una obligación moral
que hacen depender la cuestión que tenemos entre ma-
nos, tanto de la deontología médica como de la medicina
legal.
Examinemos las diversas situaciones que se presen-
tarán en la práctica.
1. -EL MÍ';DICO, CONSULTADO POR CLIENTES, ENCUENTRA UN
NIÑO HEREDO-SIFILÍTICO (2).
«PRIl\IER CASO. La. nodriza está aún sana.-La primer

O) De reticcre, callar; omisión vnlunto.ria ele una cosa que so el(,beria


dccir,
(2) Con 01 tórmino lWl'edn-s?/pitilit':Ij¡¿e expresa :MI'. Morcl-Lava llé« al
niño s ifi Ht.ico por heroncia: y como la pn.rt ícn l.. primera tiene ignal ru iz
originaria, Iuercs, en ambos idiomas, la, conservo al traducir el informe
en gracia á la brevedad.

Biblioteca Nacional de España I


9') EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

cosa que hay que hO,C01', sin vacilación, es suspender la


lactancia, sea cualquiora el perjuicio que pueda resultar
al niño. Es preciso, ante todo, que la nodriza se presor
ve, y esto puede suceder todavía, porque el niño puede
no haber presentado aún lesión bucal Ó ruisul y, adcmús,
que quien dice contacto morboso no dice forzosamente
inoculación positiva. La lactancia será, pues, suspendida
,Í, pesar de las recriminaciones de los padres y, no obs-
tante, también el consentimiento eventual de la nodriza,
alentada por la oferta de una buena remuneración. Por-
que un consentimiento obtenido en tales condiciones se-
ría inmoral, no habiéndolo podido dar la nodriza con
perfecto c-inocímícnto de causa, y, además, sería nulo;
no siendo la persotuiurui propieiuui enajenable no lo son
tampoco los elementos que la constituyen. Y, además,
resulta que la nodriza, contaminada por causa de su
consentimiento escrito, podría mas tarde, á pesar de
todo, invocar ante los Tribunales la nulidad de tal pacto
y reclamar daños y perjuicios.
Un contrato de esta clase, que la nodriza no podría
además aceptar más que cen el consentimiento de su
marido, en papel sellado, oficialmente (aunque ningún
notario consentiría en otorgarlo), sería susceptible de
una acción de nulidad en el porvenir y sería iusuíiciente
para proteger los padres del niño, lo mismo que para
cubrir la responsabilidad del médico. Si, pues, la familia
persistía en querer concluir y ejecutar un pacto pareci-
do, el médico debería (como le veremos hacer más lejos
ante la resistencia de los padres á sus prescripciones)
retirarse.
La lactancia será, pues, prohibida y á título definiti-
1'0, aun cuando los accidentes contagiosos actuales ha-
yan momentáneamente desaparecido. Es preciso no
autorizar ni aun el uso de la pezonera, que permite la
llegada al mamelón de la saliva vector del virus y, sobre
todo, del humor nasal. Respecto á la lactancia vigilada,

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 93
es casi una quimera, en atención á que la vigilancia no
puede ser rigurosamente continuada, y á que no se po-
dría verifioar sin estar la nodriza prevenida y consen-
tida.
El niño será criado con el biberón ó con ayuda de
una cabra, en las familias ricas; pero 10 mejor, sin con-
tradicción, será, si la madre no puede amamantarlo,
procurerle tina notlrizn eifiluic«. Cualquiera que sea la
oposición debida en este caso al prejuicio ele los padres,
es 10 cierto que este sería el remedio ideal, y el caso se
presenta bastante á menudo para que haya lugar ele
preguntarse si no se podría organizar una especie de
reclutamiento ele nodrizas sifilíticas. Gran número de
jóvenes madres contaminadas hallarían así un medio de
colocarse y de salir de la miseria donde se ven tan fre-
cuentemente abandonadas. Es necesario para esto: pri-
mero, que los hospitales, y principalmente los de Lour-
cine y Saínt-Louis, tuviesen orden de señalar en la
Prefectura el parto de toda mujer sifilítica que desease
colocarse como nodriza; segundo, que el reglamento
prohibiendo librar autorización para colocarse á las no-
drizas atacadas de una afección contagiosa, fuese modi-
ficado de tal modo que la dicha autorización pudiese ser
concedida á las mujeres siíilitioas, que serían entonces
colocadas por demanda escrita de un médico que obrase
en nombre y fuese 01 mandatario de clientes sifilíticos.
Sería de desear que tales colocaciones se hiciesen por
intermedio de las oficinas de la Prefectura, primero, á
causa de la vigilancia de que deben ser objeto, y des-
pués, porque las nodrizas sífilítícas son, en suma, bas-
tante raras para que se las deje escapar y no se centra-
lice su rcolutamiento.
¿Pero qué hacer con la nodriza? Supongamos á los
padres aquiescentes á la voluntad del médico. Este) ha-
biéndose entendido con el padre, hace venir' á la nodriza
y le expone que es rigurosamente imposible que la Iac-

Biblioteca Nacional de España I


94 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

tanela sea continuada; que el estado del niño exige el


destete. Pero guárdese de pronunciar la palabra sífilis,
porque haciéndolo, violaría el secreto profesional y ex-
pondría á los padres á las hablillas del vulgo y más tar-
de á ser explotados indigna y vergonzosamente. La re-
velación del diagnóstico es inútil para la salvaguardia de
la nodriza, y luego tenemos todos los días en los hospi-
tales la prueba de qne los enfermos no se preocupan por
el porvenir de su salud hasta que no saben que es sífilis
de lo que padecen y aun cuando hayan sentido muchas
veces sus ataques.
Suspendida ya la lactancia ¿se puede despedir á la
ex-nodriza con una indemnización que corresponda ú la
pérdida extemporánea de su colocación? No, porque
puede estar en el periodo ele incubación ele la sífilis: en
efecto, durando la Incubación de la sífilis por término
medio tres ó cuatro semanas, y algunas veces más, es
posible que esta nodriza, hoy sana, vea dentro de unos
días, cuando haya partido ya á su casa ó quizá haya
vuelto á encargarse de otro niño, estallar en sus mamas
chancros sifilíticos y comunique entonces á su vez la sí-
filis al niño que cría, á sus hijos, á su marido, etc. ¿Qué
hacer, pues? Tenerla en observación durante cinco ó seis
semanas lo menos, y para esto, aconsejar á los padres
que la retengan este tiempo en calidad de criada auxiliar,
de nodriza seca interina.
Pero en todo lo que precede hemos supuesto á los
padres conscientes. Si se niegan, sin embargo, á obe-
decer á los consejos formales del médico; deberá éste
entonces exhortarlos, por todos los medios posibles, á
que no permitan la prosecución de un acto semejante,
porque la responsabilidad de la probable contaminación
de la nodriza con todas sus consecuencias recaerá sobre
ellos y su familia; les mostrará, no solamente la indem-
nización que tendrán que desembolsar (pues algunos
ricos egoístas no. clan importancia á este detalle), sino la

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 95
explotación de que serán víctimas·y sus secuelas de asig-
naciones, proceso con escándalo, condena cierta, publici-
dad humillante, etc. Es raro que este último punto, el
escándalo, no haga reflexionar y ceder á los padres más
obstinados,
Pero si persisten en su negativa á ceder á las justas
exigencias del médico, no queda á éste más que un par-
tido que tomar, y es el retirarse. Para su seguridad
personal que redacte, como lo ha aconsejado el profesor
MI'. Fournier, una consulta escrita, conteniendo la pro-
hibición formal de continuar la lactancia; fecharla, fir-
marla y prevenir al padre que si la nodriza, inquieta del
cam.bio de médico va á consultaros, se le dirá que se ha
prohibido la continuación de la lactancia (pero solamen-
te esto, ninguna otra cosa). Si por casualidad la nodriza
estuviese presente á la consulta, el médico estaría tam-
bién autorizado para decirla: «Nodriza, yo ceso de ser el
médico encargado de vigilaros, pero os aconsejo cesar
en la lactancia ele este niño.:
Esta consulta, que muy raramente se verificará de-
lante de testigos, la encuentra Mr. Brouardel insuficien-
te para la salvaguardia del médico. Dicho doctor tiene la
costumbre de dirigir al padre, en carta certificada, la
dicha consulta, de la cual se queda con copia.»
Esta primera parte del informe es aprobada después
de una discusión en que toman parte los Dres. Mill,
Brouardel, Dubost y Bogelot, que sienten la insuficiencia
de los medios de acción de que dispone el médico sobre
el padre.
La idea de una oficina para las nodrizas sifilíticas les
parece muy práctica, pues solamente el hospital Lour-
cine suministraría muchas nodrizas (unas 50 ó 60 anua-
les) en estas condiciones.
El jurisconsulto Maitre Durier interviene en la discu-
sión para confirmar que el médico puede y debe adver-
tir á la nodriza que estando amenazada de una enferme-

Biblioteca Nacional de España I


98 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

dad contagiosa (sin decir cual) no puede, sin peligro,


amamantar actualmente á la criatura que cría ni á nin-
gún otro niño.
(SEGUXDO CASO. lil encontrar al tiiiio heredo-sifilüi-
ca, la nodriz« está ya contanúnaela.-Aquí la línea de
contrato es otra distinta, porque independientemente del
tratamiento que hay que formular para el niño y para la
nodriza; lo que es preciso hacer á toda costa es guardar
la nodriza y conservar al niño los bcncíicios ele la lactan-
cia natural. Se aconsejará, pues, al padre: confesar la
verdad á la nodriza, porque ésta la sabrá siempre tarde
ó temprano, darle espontáneamente una indemnización
en consecuencia y tratar de conservarla tanto á título ele
reparación como en interés del niño.
A la nodriza se le hará presente el peligro que resul-
taría para ella de una partida que, impidiendo vigilar su
salud) expondría á su familia á un contagio siempre
amenazante. De este modo, persuadiendo la nodriza,
á

tratándola bien, se llegará á impedir toda una serie de


syphilis insoniium, de contagios indirectos partiendo de
la nodriza.
La profilaxis es aquí fácil de establecer, y descansa
en este principio; prevenir la lactancia PO)' una nodriza
sana ele un niño expuesto á nacer sifilítico.
Lo mejor es obtener que el niño sea criado por su
madre, y con frecuencia consiente el padre en esto cuan-
do so le hace comprender que si el niño nace sano la
madre no tiene nada que temer de él, y si nace sifilítico,
nada puede dar á su madre, ordinariamente sifilítica
antes del parto ya (además de que ésta podrá, sin eso,
beneficiarse de la ley ele Colles-Baumes) (1).))
Estas conclusiones son aprobadas sin discusión.

(J) Según la ley de Colles-Baumés, una madre que amamanta á su


hijo sifilítico, jamás se ve contagiada, mientras que la enfermedad es
trasmitida á la nodriza extraña que le nutre.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y .DEBATES DEL CONGRESO 97
n.-EL MÉDICO INSPECTOR DE LAS NODRIZAS .DE UNA CASA-
CUNA HALLA LA SíFILIS EN UN NIÑO DE ÉSTA.
"Se trata aquí de una organización especial de Fran-
cia (f ), donde fué instituída por la ley de 23 de Di-
ciembre de 1874. En este caso, el médico no está ligado
por el arto 378; al contrario, es un funcionario revisor y
que está allí para ejecutar la ley. Ahora bien, hé aquí lo
que hará conforme á ella:
1.0 El médico debe ordenar á la nodriza que suspen-
da la lactancia del niño sifilítico.
2.° Consignará en el cuaderno de anotaciones de la
nodriza que en tal fecha ha encontrado en el niño N .
lesiones de naturaleza contagiosa (sin escribir el nombre
de la enfermedad) que necesitan la- cesación de la lac-
tancia.
3.° y al mismo tiempo prevendrá al alcalde del Mu-
nicipio por un boletín donde se mencionará el nombre de
sífilis. »
Estas conclusiones son aprobadas también por el
Congreso.
Ill. - UN MÉDICO HALLA LA SíFILIS EN UN NIÑO CONFIADO POR
SUS PADRES Á UNA NODRIZA EN SU PROPIA CASA.
"De otro modo distinto que el anterior obliga al mé-
dico aquí la cuestión del secreto profesional. Él es lla-
mado por la nodriza; su primer cuidado será, ciertamen-
te, prescribir en seguida la cesación de la lactancia, ins-
truyendo por una carta al padre del niño éiinvitándole á ~
venir para volvérselo á llevar; ¿pero de esta interdicción
súbita debe el médico una explicación á la nodriza? y) en
este caso, ¿qué la va á decir? Si la advierte que el niño
está atacado de una enfermedad contagiosa para ella) ¿le
dirá el nombre de esta dolencia? No) respondemos con
MI'. Fournier. No, porque es inútil para ella saber el .

(-1) La de los inspectores de las casus-cunas, tan necesarios en todas


partes.
13

Biblioteca Nacional de España I


98 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

nombre (aparte de que comprenderá verdaderamente de


lo que se trata, y el arto 378 habrá sido respetado); es
inútil, después de las rigurosas recomendaciones que se
le han hecho; es inútil, porque esto sería exponer á la
familia del niño á la especulación y á persecuciones que
no ha de aconsejar ni no aconsejar y en las que no debe
mezclarse. Por último, esto sería violar el secreto profe-
sional en detrimento de esta familia.
Sin embargo, es evidente que tocamos en este asunto
en los límites extremos de la reserva médica, de la que
el médico, lo mismo para una nodriza que para cual-
quier otro cliente, deberá desentenderse en los casos si-
guíentes.»
Sobre este punto se traba animada discusión.
M. M. Barbier y Ladreit de Lacharriere creen que es
difícil prohibir á la nodriza amamantar al niño sin darle
explicaciones; por otra parte, si se le dan, se cae bajo el
peso del arto 375 del Código penal sobre el secreto pro-
fesional.
Mr. Brouardel dice que este artículo es á la vez una
salvaguardia para el médico y para la sociedad. Desde el
punto de vista del derecho, la cuestión es insoluble; el
médico no puede hablar. Debe, pues, sortear la situación
é impedir por todos los medios posibles á la nodriza
criar en el caso que la familia pida que continúe la lac-
tancia. Pero en esta tercera cuestión el secreto profesio-
nal no existe, puesto que es la nodriza quien es la cliente
y se la debe prevenir.
Mr. Barbier es de este modo de pensar; en este caso
no cae el médico bajo el peso de la ley.
Mr. Brouardel replica que es preciso no exagerar
tampoco el arto 378. El padre no tiene, por lo demás,
ningún recurso contra un médico al que no ha confiado
ningún secreto.
Mr. Morel-Lavallée. ¿Pero cuándo recibís en una con-
sulta á un niño que no os es traído por sus padres?

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 99
Por último, son aprobadas las conclusiones del po-
nente.
IV.-UN MÉDICO ES CONSULTADO POR UNA NODRIZA QUE VIENE
SOLA Y AFECTADA DE SíFILIS AL PRESENTARSE EN LA MAMA.
«Una nodriza se presenta con un chancro en el pecho.
El médico la dispone una fórmula y no tiene el derecho
de callarla el nombre de su enfermedad, 10 mismo que
no podría negarle, si lo pidiese, un certificado para pro-
ceder en justicia.
Tampoco, si la nodriza portadora de un chancro en
la mama llega trayendo un niño que dice ser el que cría
y éste está sifilítico, podrá el médico ocuparse del niño,
sepa ó no sepa que es el que lacta tal nodriza; pero no
deberá por eso decir menos la verdad á la nodriza sobre
ella y para ella misma.
Pero donde la situación se complica es cuando una
nodriza se presenta con un niño de pecho sifilítico, no
teniendo todavía nada ella. ¿Qué le dirá el médico? A la
nodriza le debe una consulta como á todo cliente que
viene á pedírsela; pero con respecto al niño, esto es ya
mucho más embarazoso, porque no tiene derecho á con-
sultarle sino cuando es traído por sus padres y no por
«un mercenario sin mandato», como es una nodriza. Su-
pongamos que pregunta á ésta: «¿Es este hijo de usted ó
es un niño á quien da usted de mamar?» Si la nodriza
responde: «es hijo mío)), no hay más que decir sino que
continúe amamantándole (1).
Pero si la nodriza responde que el niño no es suyo,
¿qué hacer? Decirle que el bebé tiene sífilis es violar el
secreto médico en detrimento de un niño que sus padres
no os han encargado de examinar, 10 que, sin embargo,

(1) Si la nodriza, para obtener más seguramente una consulta, enga-


ña al médico é indica como hijo propio al que cría únicamente (y que es
sifilítico), está claro que en lugar de alcanzarle el beneficio de la ley de
Colles-Baumés, sufrirá la consecuencia de su engaño. El médico debe su-
ponerla de buena fe.

Biblioteca Nacional de España I


100 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

ningún texto os prohibe hacer desde el punto de vista es-


trictamente legal. No decir nada es condenar la nodriza
·á una sífilis casi segura. Decirla: «Hay grave peligro
para usted en continuar la lactancia.. ¿No es ya trans-
gredir ligeramente el arto 378? Y, sin embargo, ¿no es la
humanidad el primer deber del médico, y no debe una
respuesta á esta mujer que viene á solicitar su parecer?
Yo creo que se podría responder, si la nodriza insistía y
demandaba explicaciones, «que era preciso cesar de criar
de una manera absoluta hasta tanto que se pudiese con-
ferenciar con los padres del niño, lo que era indispensa-
ble». Tal es, por lo que respecta á nosotros, el partido
que nos inclinamos á aceptar; pero la cuestión es bas-
tante grave para que deseemos mejor esperar la solución
ele las discusiones de este Congreso.»
Son aprobadas sin discusión las conclusiones pro-
puestas por el informante.
V.-NODRIZAS EN INCUBACIÓN DE SíFILIS.
«Hemos examinado ya á este propósito un primer
caso, aquél en que la nodriza todavía sana estaba guar-
dada seis semanas en observación ó conservada como
nodriza seca. Aquí, ó bien esta mujer había escapado al
mal ó bien la sífilis, vigilada y combatida, se limitará á
esta primera y única víctima. Pero supongamos que los
padres se niegan á guardar la nodriza, ó que ésta no
quiere quedarse; entonces, ó va á llevar la nodriza la sí-
filis á su hogar ó á colocarse otra vez como nodriza y á
presentarse en la oficina partiendo de casa de nuestro
cliente en estado de sífilis latente. Una vez aquí ya,el
curso es el siguiente: aparición del chancro mamario,
algunos días más tarde contaminación del segundo niño,
despedida de la nodriza, contagio de la segunda nodriza
por este otro niño, etc. ¿Qué debe hacer el médico ante
tales eventualidades? ¿Qué profilaxis oponer á tales de-
sastres.
A. La nodriza, algunos días después de su admisión,

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 101
tiene un chancro en el pezón; el niño está sano todavía.
Hacer suspender la lactancia; si en el espacio de seis á
siete semanas el niño no ha presentado nada de nuevo,
es que habrá escapado al contagio y se podrá entonces
darle una nodriza sana. De aquí á entonces se le debe
alimentar con el biberón ó por una cabra. Si presenta un
chancro, se le nutrirá en seguida como á todo niño sifilí-
tico y, en particular, se le devolverá, si se puede, su pri-
mera nodriza. En efecto, cuando se suspenda la lactan-
cia se debe cuidar de todo esto, es decir, tener á la mano
la nodriza, agente inconsciente del contagio, procurando
que, bien sea descargándole los pechos artificialmente,
ya por medio de un perro pequeño, conserve su leche
durante una quincena, tiempo medio necesario para la
aparición probable del chancro labial que se espera en el
niño.
B. Si la nodriza ha contaminado ya al niño. La
conducta que hay que observar es muy sencilla: es pre-
ciso que los padres pongan al mal tiempo buena cara,
como suele decirse, y conserven al niño, sifilítico de hoy
más, la lactancia en el seno de aquella misma nodriza
sifilítica.
¿Qué medios profilácticos opondremos á las contami-
naciones innumerables que pueden derivarse de estas
nodrizas despedidas de la casa cuando el médico consul-
tor, observando la sífilis en el niño y no habiendo hecho
su aparición todavía en la nodriza, ha prohibido la lac-
tancia sin decir nada ni hacérselo comprender á la no-
driza, cosa que desgraciadamente es aún de lo más fre-
cuente?
Sabemos, en efecto, por el Dr. MI'. Duvernet, médico
del Negociado de nodrizas en la Prefectura, que todas
las que han venido á presentársele y que han sido des-
pedidas después de la comprobación por el doctor de la
enfermedad del niño (que por lo demás son las. menos),
le han dicho que han sido despedidas sin explicaciones,

Biblioteca Nacional de España I


102 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

sin que el médico les haya hablado de lo conveniente que


es no continúen dando de mamar y sin que, por conse-
cuencia, puedan creerse expuestas á un peligro próximo,
lo mismo que el niño de que puedan encargarse. Es sen-
sible que los médicos consultados lleven en tales casos
el respeto al secreto médico, debido á sus clientes, hasta
el punto de permitir la producción eventual de verdade-
ros focos de epidemia sifilítica.
Supongamos, pues, que una mujer en estado de sífi-
lis incubante, es decir, latente, sea autorizada á entrar
en una oficina de colocación. Allí, esperando á ser colo-
cada va, como es costumbre, tomando unos después de
otros todos los niños presentes y dándoles de mamar
para sostener la secreción. Si se le presenta en este in-
tervalo un chancro en el pecho, ¿á cuántas víctimas no
va á extender la sífilis sus estragos?
Para oponerse á los peligros de contaminación que
ofrecen las nodrizas en incubación de sífilis, el profesor
Mr. Fournier ha propuesto el medio siguiente: «exigir de
toda nodriza que ha criado ya á un niño, un certificado
médico que atestigüe que este niño no estaba afectado de
ninguna enfermedad contagiosa». Para vencer las resis-
tencias que no dejarán de oponer las familias (y las fa-
milias sifilíticas sobre todo), á este nuevo estado de cosas
bastará no admitir en lo futuro en las oficinas de nodri-
zas sino aquellas que presenten el certificado en cues-
tión. Esta medida, para ser adoptada, no exigiría más
que un simple decreto de la Prefectura, habiendo dado
la ley de 23 de Diciembre de 1874 á la Administración
poder sobre las oficinas de nodrizas, como sobre todos
los intermediarios que se ocupan en la colocación de los
niños en ama, ó en destetarlos y asistirlos en sus enfer-
medades.
La comisión especial de la Academia de Medicina
había propuesto el exigir á toda persona que toma en
una oficina una nodriza para criar, la presentación de

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATE~ DEL CONGRESO 103
una certificación médica atestiguando que los padres del
niño no están atacados de ninguna enfermedad específica
susceptible de ser transmitida á la nodriza encargada de
lactar á este niño.
A esta proposición, que se ha tachado de inquisito-
rial, vejatoria é inaplicable por exigir una información
completa sobre los padres, (la redacción de monsieur
A. Fournier, que no podría hacer otra cosa que impedir
á las nodrizas ya sifilíticas contaminar á otros niños,
pero que sería impotente para imponer á las familias la
obligación de entregar un certificado, por considerar di-
cha certificación como un atentado contra su dignidad)
MI'. Duveruet, encargado en la Prefectura del servicio
de la inspección de las nodrizas que deben entrar en
las oficinas de colocación, propone sustituir la regla-
mentación siguiente: «exigir de las familias de su
ó

mandatario al venir á tomar una nodriza en una ofici-


na, que se comprometan, por escrito, á entregar á la no-
driza en el momento de la cesación del amamantamien-
to un certificado haciendo constar que su niño no ha sido
durante este período atacado de ninguna enfermedad
contagiosa.
Un decreto de la Prefectura puede obligar á toda
persona que venga á tomar una nodriza, á firmar una
fórmula análoga Y como el padre de familia no ha dado
aún su nombre en la oficina, como puede arreglarse con
la nodriza por un tercero, y este tercero puede ser su
médico, el secreto médico será conservado si se le pre-
senta, por ejemplo, á la firma del padre, la fórmula si-
guiente:
«El abajo firmado ....., me comprometo á extender á
la nodriza, en el momento de cesar la lactancia de mi
hijo, un certificado médico en que conste que no ha sido
atacada durante este período de ninguna enfermedad
específica hereditaria contagiosa. n
El nombre de la sífilis, única enfermedad designada

Biblioteca Nacional de España I


104 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

en especie por las palabras que preceden, se halla así


velado y el texto no es susoeptíble de asustar ni aun á
las gentes de mundo. Si el padre se negaba á firmar este
compromiso es que era sifilítico; en tal caso, la oficina
no le suministraría nodriza. Si habiéndolo firmado veía
á su hijo heredar una sífilis ignorada creída sin razón
ó

curada por el médico de la casa, no podría extender el


certificado prometido; pero la condena que la nodriza, en
caso de contagio, obtendría contra él, no sería ni más ni
menos segura por el hecho de haber cumplido con la
. formalidad administrativa.
Sea cualquiera la solución adoptada, creemos que es
urgente que reciba una de ellas el asentimiento del Con-
greso, y que se imponga, desde luego, virtualmente á la
consagración legislativa ó administrativa; pero, ante
todo, séanos permitido llamar la atención de nuestros
compañeros sobre la obligación en que estamos todos de
no prestar una culpable complicidad á las familias poco
escrupulosas que no dudarían en comprometer, á sabien-
das, la salud de una muchas nodrizas para salvar un
ó

niño moribundo. Hacemos alusión aquí á un hecho que


nos parecería Increíble si no le hubiésemos sabido por el
médico inismo encargado del examen de las nodrizas en
la Prefectura. Este honorable compañero nos ha referi-
do, en efecto, que interrogando á una mujer afecta de
un chancro en el seno, había respondido ésta: «Señor,
yo soy la novena nodriza que sale así de aquella casa.»
Nuestro compañero, estupefacto, hizo practicar una in-
formación minuciosa, de donde resulta que esta mujer
había dicho la verdad. Preguntemos qué es lo que más
nos debe admirar, si la falta de sentido moral de los pa-
dres en cuestión el estado de cosas administrativo y
ó

judicial que permite producir hechos semejantes.


La reglamentación que debe ser instituida no será
desgraciadamente aplicable, por el momento al me-
nos, más que á París á las grandes ciudades, y no im-
ó

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 105
en todo caso á los más intensos focos de la sífilízacíón.
Esperando que ella intervenga, nos ha dicho MI'. Du-
vernet que tiene la costumbre, cuando se presenta en la
Prefectura una nodriza despedida de la casa sin razón
alegada por la familia ó el médico, y que al mismo tiem-
po los síntomas que dice haber observado sobre el niño
le parecen sospechosos, de aplazar en dos meses (tiempo
máximo medio de la incubación sifilítica) la autorización
para la nodriza de presentarse en una oficina de coloca-
ción. Esta sabia manera de obrar, que desgraciadamente
equivale para la nodriza á la pérdida de su industria, nos
parece que es la más saludable precaución que puede ser
tomada hasta que esté llena la laguna administrativa
que hemos señalado.
Pero aun cuando se haya fijado así la conducta que ha
de observar el médico en los casos muy usuales, queda-
rán todavía una multitud de circunstancias en las que el
práctico, hallándose enfrente de lo imprevisto, no tendrá
para inspirarse más que su conciencia y el sentimiento
del cleberprofesional. ¿Se quieren algunos ejemplos?»
MI'. Brouardel, resumiendo la opinión del Congre-
so, opina que esta cuestión no puede ser actualmente
resuelta y que no hay, por lo tanto, lugar á emitir
un voto.
VI.-EL MARIDO ES UN SIFILÍTICO ANTIGUO QUE EL MÉDICO
HA SEGUIDO Y TRATADO: ¿Á PARTIR DE CUANTOS AÑOS DE PA-
SADA LA SíFILIS SE LE PERMITIRÁ QUE CRÍE Á SU NIÑO UNA NO-
DRIZA SANA?
«Nosotros no podemos entablar aquí una discusión.
Pero no tenemos más que referirnos á las lecciones del
profesor Fournier, publicadas con el nombre de Sífilis y
matrimonio, para tener datos aproximados que nos sir-
van de punto de partída..
MI'. Brouardel dice que ha conocido un enfermo que
se casó al cabo de cinco años de sífilis, ha tenido cinco
hijos perfectamente sanos y el sexto sifilítico. Esto prue-
14

Biblioteca Nacional de España I


I
106 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARIS

ba que no se pueden trazar reglas absolutas en medicina,


y cree el orador que no deben sacarse de estos casos
conclusiones demasiado severas.
MI'. Morel-Lavallée opina que el plazo medio debe ser
de tres á cinco años de tratamiento y dos á tres años
transcurridos sin nnevos accidentes para que se pueda
permitir á un sifilítico casarse, pero que es preciso que-
dar en términos bastante vagos.
VIL-EL MÉDICO LLAMADO PARA ASISTIR Á UNA FAMILIA
DESPUÉS DEL PARTO SABE QUE EL RECIÉN NACIDO ENVIADO Á
LA NODRIZA ANTES DE SU LLEGADA ES SUSCEPTIBLE DE HERE
DO SíFILIS

«Es preciso inmediatamente prevenir al padre de que


su hijo va á infestar á la nodriza para que escriba en
seguida y lo vuelvan á traer.
Si la nodriza, después de advertida así, consentía en
criar al niño con biberón (cosa que sucede algunas ve-
ces), el padre, por consejo del médico, debe entonces
escribir á esta mujer haciéndola saber que el niño es
susceptible de presentar una afección contagiosa y trans-
misible á ella misma y á sus hijos, sea directamente, sea
por medio de su biberón, de su taza, etc. Deberá además
obligar! á la nodriza á que consulte á los primeros sín-
tomas que sobrevengan en el niño con el médico de la
localidad, y en caso necesario que escriba él mismo á
este último. ))
La opinión del Congreso es que este caso forma parte
de la «primera cuestión», y que es preciso que el médico
prevenga al padre y que suspenda la lactancia. Las con-
clusiones del ponente son aprobadas por lo tanto.
((VIIL-El hecho de que el médico no es sabedor
hasta después de manifestarse en los niños de sus clien-
tes la sífilis es más común de lo que se piensa, ya sea
porque éstos hayan obrado á sabiendas, ya porque el
azar sea sólo el culpable. Así, hé aquí una circunstancia
que se reproduce á menudo: se hace venir pOI' una [emi-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 107
lie un comedrcn que asiste al parto, elige una nodriza y
no vuelve á ser lleiruuio por la familia. Tres semanas
después se llama al médico ordinario, que comprueba la
sífilis en el niño. ¿Es culpable el comadrón? ¿Puede ser
judicialmente tenido PO)' responsable de las consecuen-
cias eoeniueles de la sífilis de este nifio? Seguramente
que sí, dirán los unos, puesto que es él quien ha elegido
la nodriza, lo que no debería haber hecho antes de ase-
gurarse de la salud anterior del padre y de la madre.
No, responderán los otros; porque no podía preguntar á
los padres: «(¿Tienen ustedes sífilís?», ni investigar en
ellos una enfermedad de la que es posible que no hubiese
encontrado ni vestigios.
Por lo quc toca á nuestro modo de pensar, paréce-
nos que un tocólogo nuevo en una familia (1) no puede
ponerse enteramente al abrigo más que eligiendo la no-
driza de acuerdo con el médico árdinario-ó haciéndola
elegir por él-pe)'o negándose á edmiiivle él solo á me-
nos de lain[onnación de que acaba de tratarse.
Cierto es que el médico no podrá impedir siempre
que se produzca el accidente; puede de buena fe ser im-
potente para oponerse á la extensión de una sífilis cuya
existencia en sus clientes desconoce; pero en estos casos
de fuerza mayor no puede ser reprendido, en tanto que,
por el contrario, su responssinlidsui comienze desde que
sabe que tiene la sífilis en una familia.
Nos resta todavía estudiar la sífilis de las nodrizas
desde el restringido punto de vista de las informaciones
médico-legales. Pero aquí está definitivamente sentada
la jurisprudencia. Se sabe ahora que toda sífilis princi-
pia por un chancro (es decir, por un accidente inicial en
el punto de la inoculación, seguido seis semanas después

(1) Se nos objetará que ordinariamente el comadrón está al corriente


de la salud de sus clientes y que él es elegido por el médico ordinario;
pero puede suceder lo contrario, y esto es precisamente lo que sucede
cuando el padre quiere pasarse, para la elección de la nodriza, sin los
buenos oficios de su doctor, «que sabe demasiado".

Biblioteca Nacional de España I


108 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

de infección generalizada). Si las dos sífilis la del niño y


la de la nodriza, están en plena evolución, la noción de
causalidad, es decir, de origen, dimanará casi fatalmente
de la diferencia cronológica del principio de las dos sífi-
lis, así como del sitio de la lesión inicial y de la coinci-
dencia de las lesiones contagiosas sobre regiones homó-
logas de la "parte contraría» (chancro del pezón en la
nodriza, sifílides labiales en el niño). Esta noción será
corroborada por una información seria sobre el estado de
salud de la familia de la nodriza antes del contagio, etc .
... ..Si, por el contrario, han transcurrido muchos
años desde los hechos acriminados, aunque la anamne-
sia proporciona algunos datos, será imposible estable-
cer la prueba y sólo podrá uno limitarse á presun-
cíones.»
La opinión de los magistrados que asisten al Con-
greso y del presidente es que el comadrón, á quien nada
se ha confiado y nada ha visto, no es responsable de lo
que suceda. Es preciso, dicen, dejar á la conciencia del
médico ordinario el prevenir al tocólogo; pero si el pa-
dre lo aparta deliberadamente es evidente que no puede
hacer nada.
MI'. Brouardel piensa que es difícil que el comadrón
recién venido á una familia se niegue al deseo que se le
manifiesta de elegir la nodriza ó que no se encargue sino
después de un examen minucioso de los padres. Al co-
madrón que no ha descubierto nada, al que nada se ha
confiado, no se le puede hacer responsable de las con-
secuencias de la elección de nodriza.
MI'. Penard es de parecer que el médico ordinario
debería prevenir al comadrón, si es que está al corriente
de la situación.
MI'. Brouardel dice que en la conciencia del médico
ordinario está el juzgar si se puede permitir esta revela-
ción. No lo hará sino cuando se encuentre en presencia
de un compañero ó de una comadrona con cuya díscre-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 109
ción pueda contar. En' caso contrario guardará reserva.
En todos los casos deberá prevenir al padre y hacer-
le conocer las graves consecuencias que pueden resultar
para él, haciendo criar á su hijo por una nodriza que no
está sifilítica.
Estas consideraciones merecen la aprobación de los
miembros del Congreso presentes.
MI'. Lavallée propone que el comadrón no elija la no-
driza sino de concierto con el médico ordinario. Esta
proposición es aceptada también.
Mr. Lacassagnc advierte que existe un caso que el
ponente no ha indicado. El niño sifilítico muere, dejando
á su nodriza en incubación. Esta se hace sifilítica en se-
guida. ¿Se extingue con esto toda acción? No, porque se
puede hacer la exhumación del niño y encontrar las
lesiones hepáticas y sobre todo las alteraciones óseas y
remontar á la causa del contagio, como lo han demos-
trado las investigaciones de Gangolphe y elel profesor
]V1r. Rollet.
MI'. Brouardel dice que se puede ordenar una exhu-
mación ó una autopsia en un proceso criminal; pero que
en un proceso civil no sucede lo mismo, No hay ley que
pueda obligar á los padres á que ordenen hacer la autop-
sia de un hijo. En el asunto de los envenenamientos elel
Havre, que al principio se había tramitado por lo civil,
hemos tenido muchas dificultades para obtener la exhu-
mación de una niñera.
El ilustre presidente propone inmediatamente al
Congreso que se dé un voto de gracias á MI'. Morel-
LavaIlée por el informe tan útil interesante que ha re-
é

dactado. El Congreso no ha aceptado sin reserva, dice,


la totalidad de las opiniones emitidas por el ponente; pero
no podía salir de la discusión más que una dirección mo-
ral para los prácticos, y MI' Morel-Lavallée ha tenido el
mérito de suministrar una base de apreciación muy útil
para ellos.

Biblioteca Nacional de España I


110 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

Esta proposición de NIr. Brouardel es aprobada por


unanimidad.
La orden del día pone en seguida sobre el tapete la

CUARTA CUESTIÓN

Sobre algunos de los síntomas de la intoxicación arsenical cró-


nica; sobre los modos y duración de la eliminación fuera del
cuerpo humano elel arsénico y ele sus compuestos.

Los doctores Pablo Brouardel y Gabriel Pouchet han


sido los ponentes de esta cuestión.
1\11'. Pouchet da lectura al informe en que tan distin-
guidos profesores comunican al Congreso sus investiga-
ciones, y que está concebido en los siguientes términos:
«Las formas de envenenamiento arsenical más cono-
cidas de los médicos son aquellas que se desenvuelven
en poco tiempo (formas agudas y subagudas). Otras, al
contrario, cuya terminación puede ser igualmente fatal,
pero cuyas manifestaciones duran algunas veces muchos
meses, les son menos familiares; están descritas, es ver-
dad, pero tan vagamente determinadas, que cuando un
autor llama de nuevo la atención sobre ellas parece casi
que acaba de hacer un descubrimiento.
Hace dos años los accidentes sobrevenidos en Hye-
res (envenenamiento accidental de vinos - causa de
Mr. de Villeneuve-los de la farmacia del Havre-causa
Pastre-Beaussier) nos han permitido estudiar en detalle
esta sintomatología. Nos ha parecido que entre las for-
mas más agudas (aquellas en que la muerte sobreviene
en algunas horas y aquellas que determinan accidentes
cuya evolución no se lleva á cabo sino en algunas sema-
nas ó en algunos meses) hay una casi similitud. En las
formas más lentas no aparecen nuevos síntomas, pero la
duración de algunos de ellos permite estudiarlos en de-
talle, revela de algún modo su presencia, que pasa in-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 111
advertida cuando todo el drama se termina en algu-
nos días.
Que se compare el cuadro del envenenamiento rápido
trazado por Tardíeu, y el que trazaría un autor que no
conociese más que las intoxicaciones de I-Iyeres ó del
I-Iavre, y se verá que los mismos órganos son lesionados
y las mismas funciones trastornadas; pero en el primer
caso el análisis es difícil, porque los fenómenos se suce-
den con una extrema rapidez, en tanto que en,el segundo
su lenta evolución permite precisar y estudiar aislada-
mente cada uno de los síntomas. Desgraciadamente,
alguna vez el médico no ve el lazo que une las fases su-
cesivas por que ha pasado el enfermo.
Cuando sobrevinieron los envenenamientos de Hye-
res, hasta el momento en que su causa fué conocida. los
médicos creyeron en un principio que se trataba de una
epidemia de fiebre mucosa; después de una epidemia de
grippe con tos espasmódica; después de una epidemia
que recordaba la acrodinia; por último, en el momento
en que aparecieron las parálisis, todas estas hipótesis
desaparecieron, siendo revelada la causa por el análisis
químico de los vinos.
En la observación tan notable del doctor Wídal, de
Hyeres (Academia de Medicina, 17 de Julio de 1888), ve-
mos los fenómenos sucederse en las fechas siguientes:
8 de Febrero, embarazo gástrico, diarrea; 4 de Marzo,
erupciones cutáneas, parecidas á la urticaria, al saram-
pión, tos espasmódica, flujo nasal, lagrimeo; 31 de Mar-
zo, dolores en los miembros inferiores parecidos á la
acrodinia, hiperestesia cutánea; después, algunos días
más tarde, parexia de los miembros inferiores y supe-
riores. En fin, un año más tarde, hacia el principio de
Marzo, la curación era casi completa (1).

(1) 4-gradezco muy vivamente á los señores doctores Cougit y Sam-


buc, Múrquez y Roux- Seignoret los datos que me han snminist.rado. Me
ha sido muy útil el consultar sus memorias para redactar esta nota.

Biblioteca Nacional de España I


1j 2 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

En los enfermos del Havre encontramos los mismos


síntomas, que aparecen en el mismo orden; la duración
de su evolución es lo único que difiere; ésta ha sido más
rápida y la separación de los períodos ha sido menos
distinta; éstos se alcanzaban un poco los unos á los
otros; eran subintrantes, pero sus accidentes eran los
mismos.
En las intoxicaciones agudas existen los mismos fe-
nómenos; no duran más que algunos días, pero su orden
no es por esto modificado.
El modo de administración, la dosis, la repetición de
la ingestión de las substancias envenenadas, imprimen
algunas veces á los accidentes caracteres variados en su
intensidad y también hacen desaparecer algunos, pero
no crean lluevas accidentes.
Tomamos por tipo las íntoxícaoíones de Hyeres y del
Havre y describimos las fases siguientes:
l.-Alteraciones del aparato digestivo.
n.-Catano laríngeo y bronquial; período en el que
predominen las erupciones.
IIl.-Alteraciones de la sensibilidad (período acro-
dmíco),
IV.-Parálisis.

l.-TRASTORNOS DlGESTIVOS.

En general, son las alteraciones gástricas las que


abren la escena; son constantes, pero varían en su sinto-
rnatología. Tan pronto es un simple malestar con fe-
nómenos de embarazo gástrico; tan pronto los síntomas
son más acentuados, febriles, y pueden ser tomados por
los de una fiebre mucosa, de una fiebre tifoidea (en el
Havre, Perrotte, Herpe; en Hyeres, observación de Wi-
dal, 110, 120 pulsaciones).
Hahnemann (Ueber Ar~en- Vergiflung, Leipzig,
1786), describiendo el envenenamiento arsenical, dis-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO '113
tinguía ya tres fases. Decía que cuando este envenena-
míen lo pasa al estado crónico hay accesos de fiebre con
cólicos, retracción espasmódica del vientre, cefalalgia,
calor y, de tiempo en tiempo, vómitos ydiarrea; después
sobrevienen dolores en los miembros, temblores y pará-
lisis.
Los caracteres de los vómitos son bastante especia-
les: difieren de aquellos que se observan en el envene-
namiento agudo y suhagudo en particular; no se o.com-
parían ordinariamente de sensaciones dolorosas en el
estómago; sobrevienen bruscamente y no dejan dolores
vivos ni sensación de quemadura tras de ellos. Son has-
tanto abundantes y se componen de un líquido pituitoso
mezclado de bilis; en fin, son bastante frecuentes (siete
ú ocho veces por día). En uno de los enfermos del Havre
que, por lo demás, íué poco atacado, no hubo más que
dos vómitos.
La constipación es más frecuente que la diarrea; al-
guna vez ha habido algunos cursos sanguinolentos, pero
la duración ele las alteraciones intestinales ha sido corta
en nuestras observaciones.
II -EnUPCIO:NES. CATAHno LAHIKGO-BnO};QUIAL.

La frecuencia del catarro Iariugo-brouquial ha sido


tanta en Hyeres, que los médicos han pensado en una
. epidemia de grippe espasmódico.
En el Havrc, el Dr. Dugardín ha comprobado en mu-
chos enfermos, con lo, ayuda del Iarlngóscopo, lo, exis-
tencia de un catarro laríngeo. Algunos de ellos han te-
nido, casi sin tos, una afonía que en 1.1110 ha durado
más ele quince días; se oyen en los bronquios estertores
sibilantes y ronquidos; los esputos son mucosos, alguna
vez sanguinolentos. Al mismo tiempo aparece un coriza
intenso que muchas veces se acompaña de lagrimeo é
inyección de la conjuntiva.
Durante este período, y aun antes elel catarro y <11-
15

Biblioteca Nacional de España I


1J 4 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

guna vez también durante los períodos siguientes, se


presentan erupciones cutáneas, enrojecimientos é hin-
chazones delos párpados y del escroto, eritemas diversos
que aparecen en muchas partes del cuerpo, esfolíacíoncs
epidérmicas, Iurfurúceas él escamosas; el Dr. Dubrandy,
de Ilycres, ha notado también la caída de una ó de va-
rías uñas. Se han comprobado, igualmente, vesículas,
vésico-pústulas, urticaria, erupciones rubcólicas, placas
pigmentadas. Pero ni.iguna de estas dermatosis tiene
caracteres bastante especiales para permitirnos basar
sobre ellos un diagnóstico.
Es interesante, sin embargo, referir que en nuestras
autopsias del l Iavre, hemos comprobado la presencia del
arsénico en el epidermis, en las uñas y en los cabellos.
Á la eliminación del arsénico por el epidermis, los pro-
ductos epidérmicos y los epitelios laringo-bronquiales,
es á lo que se debe atribuir, según parece, estas erup-
ciones y el catarro laringo-bronquíni.
IIL-TRA.STORNOS DE LA SENSIBILIDAD.

Un fenómeno doloroso bastante frecuente y muy


precoz, es la cefalalgia que ocupa casi todo el cráneo y
persiste durante largo tiempo.
Después siente el enfermo en los miembros inferiores,
sobre todo en las piernas y en los pies, un adormeci-
miento incómodo. uno ele ellos, L ... "" se descalzaba
detrás del mostrador de la farmacia y se golpeaba la
planta de los pies con una espátula para hacer circular
la sangre.
A menudo también se unen á estos adormecimientos
calambres bastante penosos.
En un grado algo más avanzado se observan dolores
que pueden ser extremadamente intensos; algunas Ye-
ces son verdaderos lancetazos, pero 10 más frecuente es
que los enfermos se quejen ele una sensación ele cons-
tricción muy penosa que principalmente tiene su asiento

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 115
en las articulaciones tíbío-tarsianas y tarso-metatar-
sianas.
Uno de los enfermos del Dr. Dubrandy decía: "Tengo
en las pantorrillas y en la planta de los pies bichos, pe-
rros que me roen la píel.» Un niño de nueve años decía:
«Tengo mariposas que me corren por la espalda.»
En casi todos, en momentos dados, el roce de las cu-
biertas del lecho en los pies y las piernas es realmente
insoportable.
La sensibilidad general no ha sufrido en ninguno de
los enfermos sometidos á nuestra observación alteración
notable. No hemos encontrado verdadera anestesia, pero
la disminución de la sensibilidad está con frecuencia bas-
tante pronunciada, sobre todo en los miembro" inferio-
res, y especialmente en los pies. Los enfermos pierden
la noción exacta de la resistencia del suelo sobre el que
marchan; las picaduras son sentidas con menos preci-
sión, y los simples tocamientos, las presiones ligeras no
suelen ser percibidas de ningún modo.
En los miembros superiores, las alteraciones de la
sensibilidad han sido igualmente comprobadas; en mu-
chos enfermos han sido lo bastante pronunciadas para
que no pudiesen guardar en sus manos los objetos desde
el momento en que volvían los ojos á otro lado.
Ninguno de los enfermos del Havre ha tenido altera-
ciones de las sensibilidades especiales, vista, oído, olfa-
to, gusto. El Dr. Dubrandy ha notado en un albañil de
cuarenta años una doble catarata que se ha completado
en tres meses. Dicho doctor la considera de origen
tóxico.
Las secreciones, especialmente las de la piel, parecen
haber sido aumentadas, sobre todo en los enfermos jó-
venes. Herpe, diecinueve años; Schubert, diecisiete años;
un enfermo del Dr. Dubrandy, nueve anos de edad.
La anafrodisia ha sido casi constantemente acusada
por nuestros enfermos.

Biblioteca Nacional de España I


llf EL CON(,HESO DE MEDICINA LEGAL DE PARis

IV.-PAR..\,LISIS.
En el estudio de estos accidentes hemos sido ayuda
dos por el Dr. Me. Mario, módico de los hospitales,
agregado de la Facultad, antiguo jefe ele clínica. de mon-
sieur Charcot. Su instrucción especial nos ha permitido,
antes que las autopsias hubieran revelado la verdadera
causa de los accidentes del Havre, evitar un cierto nú-
mero de causas de error y afirmar su naturaleza tóxica.
Estas parálisis han sielo ya frecuentemente señaladas,
especialmente por Imbert Gourbeyre; pero éste no ha
sabido apreciar bien el orden en que aparecen los drver-
sos accidentes, y el análisis ele los síntomas paralíticos
puede, actualmente, ser llevado mucho más lejos.
Los trastornos motores sobrevienen más tarde que
los precedentes. Algunas veces cuando la intoxicación es
poco intensa, faltan no existen más que en el estado
ó

de vestigio.
Principian éstos por cierto grado de debilidad muscu-
lar; después aumenta la paresia, el enfermo se fatiga
mucho más de prisa, sube difícilmente las escaleras, al
andar se nota que marcha echando las piernas, no late-
ralmente y trazando un semicírculo con ellas, sino de-
recho, de arriba abajo y hacia adelante: en una palabra,
piafa.
Después viene un momento en que, aumentando
siempre la parálisis, el enfermo no puede marchar; se
arrastra entonces sosteniéndose en los muebles, no pu-
diendo estar de pie sin apoyarse en algu na cosa; para
guardar su equilibrio necesita variar á cada momento de
postura, aunque sin moverse de un mismo sitio.
Cuando la parálisis está suficientemente acentuada,
se ve que estando sentado el enfermo cuelga el pie con-
tinuando casi la línea recta que pasa por el borde ante-
rior ele la tibia, y con tanta flacidez, que en cierto caso
podía el enfermo agitarlo como la pierna de un poli-
chinela.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATE, DEL CONGRESO 11 i
Parece que la parálisis principia por el extensor co-
mún ele los dedos de los pies, siendo en este músculo en
donde aquélla persiste más largo tiempo; los demás
músculos de la región antera-externa son atacados tam-
bién con una predilección muy particular (crurel ante-
rior, extensor propio del eleelo grueso, peroneal lsierel
largo y corto). En cuanto á los músculos de la región
posterior de la pierna, los [lexores de los pulgar-es son
también bastante fuertemente atacados. Los gemelos y
el soleo están, al contrario, mucho mejor conservados;
en el muslu no hemos comprobado debilidad más que en
la parte inferior del vasto interno y del vasto externo,
pero no en el recto anterior.
Bueno es notar que todos los músculos donde la pa-
rálisis está un poco pronunciada, sufren una atrofia bas-
tante notable.
Los músculos del pie propiamente dichos figuran en-
tre los más atacados; el pédeo no tiene ni sombra de
contractilidad voluntaria; lo mismo sucede con los
músculos inietáseos y los inusculos propios de la planta
del pie.
Los miembros superiores no se paralizan sino más
tardíamente, y no en todos los enfermos; aquí también
son los extensores de los dedos y, especialmente, el ex-
tensor común, los más principalmente lesionados.
Los músculos de la cara y los esfínteres parece que
se han conservado siempre indemnes.
Desde el punto de vista de su excitabilidad, sea á la
percusión, sea á la electricidad, los músculos paraliza-
dos se comportan de este modo:
A la percusum su excitabilidad está exagerada de un
modo manifiesto desde que ~e les golpea, ya sea con el
martillo, bien con el dedo; se contraen muy visiblemente
y determinan en su punto de inserción móvil un movi-
miento de amplitud apreciable.
Con la electricidad, en dedo número de músculos,

Biblioteca Nacional de España I


118 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

principalmente en el crurel enterior, extensor común de


los dedos, etc., la contractilidad [eriulic« (aun con su-
perposición de bobinas), está completamente abolida; en
los músculos menos lesionados solamente está disminuí-
da. Respecto á la contractilidad gillmínica, no hemos
encontrado que haya desaparecido en ninguno de los
músculos que hemos examinado; pero el número de los
elementos que hay que emplear debe ser bastante consi-
derable para obtener contracciones que, en general, son
más bien lentas y muy poco desarrolladas.
La inversión de las fórmulas es, en suma, bastante
rara, pero se muestra C011 una regularidad sorprendente
sobre dos músculos, siempre los mismos: el extenso}' co-
mún ele los dedos y el vastointer17o. En el primero ele
estos dos músculos hemos comprobado en los cuatro en-
fermos en que se ha hecho el examen eléctrico, que
An 8Z es más grande que Ka 8Z; 10 mismo ha sucedido
con el vasto interno en tres de estos enfermos (Perrotte
sólo hacía excepción.) En algunos otros músculos la in-
versión de la fórmula no era completa, pero existía cier-
ta modificación ele ésta; así, por ejemplo: An 8Z se
mostraba igual á Ka 8Z. Nunca hemos observado que las
sacudidas de abertura se produjesen anormalmente, pre-
coces ó intensas; por regla general, las sacudidas mus-
culares determinadas por la excitación galvánica directa
han sido más bien un poco lentas; en ningún músculo
hemos visto que se produjesen con una rapidez anormal.
Por la excitación indirecta sobre los troncos neroiosos
se comprueba que farádicamente las contracciones no se
manifiestan absolutamente en todos los músculos inerva-
dos por estos nervios, en tanto que galvánicamente la
excitación de los mismos troncos nerviosos es seguiela
de una sacudida en la totalínad ele estos músculos; este
hecho está, pues, de acuerdo con 10 que dejan sospe-
char los resultados del examen directo de los mismos
músculos.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 119
Con respecto á los reflejos, se nota una ausencia
constante de los retlejo« ieruiinosos al nivel de los miem-
bros inferiores. (En Perrotte, cuya curación es casi
completa, han vuelto los reflejos rotulianos, pero el re-
flejo del tendón de Aquiles falta todavía.) Habiendo re-
currido al procedimiento de Jendrassik, ha sido imposi-
ble hacer reaparecer el reflejo rotuliano en ninguno de
los enfermos que lo habían perdido.
Los reflejos cutáneos parecen menos afectados; el
reflejo plantar estaba, ciertamente, muy debilitado, pero
existía aún, sin embargo, en muchos enfermos; en cuan-
to á los reflejos cremasteriano y abdominal, tenían una
intensidad normal.
V.-TERMINACIÓN.

La curación es frecuente en las formas de intoxica-


ción cuya evolución permite disociar los diversos perío-
dos como en Hyeres y en el Havre. Cuando la parálisis
ha sido bien comprobada, aquélla es lenta y puede ha-
cerse esperar más de un año.
La muerte sobreviene, lo más á menudo, por el co-
razón; Mme. y Mr. Decamp han tenido, tras un período
de accidentes gastro-intestinales, accesos de disnea y
después un síncope mortal. Durante los últimos días de
la vida de Mr. Decamp, los doctores Chauvel y Gilbert,
del Havrc, notaron desde luego la presencia de un ruido
de soplo en el corazón; después no se oía más que uno
sólo de los dos ruídos. También nuestros compañeros
admitieron la existencia de una endocarditis de natura-
leza infecciosa.
La mujer Morisse (nacida Colvín), en pleno período
de parálisis, habiendo dejado desde hacía seis semanas
la casa donde se ingería el veneno, muere súbitamente
en el hospital. La autopsia no revela en ninguno de estos
enfermos una lesión cardiaca ó vascular; la muerte puc-
de sobrevenir por otro mecanismo. La cantidad de 1'0-

Biblioteca Nacional de España I


120 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

neno ingerida puede no ser suficiente para determinar la


muerte en los primeros días que siguen su absorción,
á

El veneno puede también tener tiempo de eliminarse;


pero las modificaciones anatómicas ~obreYeni(bs en las
células hepáticas y renales y en las fibras musculares,
sobreviven á su presencia, y la consecuencia de esto es
la muerte. El proceso puede compararse al de la intoxi-
cación alcohólica, en el que la muerto sobreviene por
esclerosis del hígado ó del riñón mucho tiempo después
que la última copa de cognac haya sielo ingerida.
'd.-MEDIOS DE RECONOCER r.A INTOXICACIÓN AHSENICAL
DURANTE LA VIDA.

Cuando el médico se encuentra en presencia de indi-


viduos que tienen accidentes coleriformes análogos a los
j.resentados por Mme. y NIr. Decamp ó parálisis pareci-
das á las observadas en Hyeres y en el Havre, aun cuan-
do la sospecha de una intoxicación atraviese por su
mente, duela. Antes de formular un juicio que concluirá
sospechando de una de las personas que rodean al en-
fermo, alguna vez quizá de aquella que está la más tras-
tornada por el peligro que corre el paciente, es preciso
casi siempre que circunstancias anteriores á los sínto-
mas de orden médico le confirmen en sus opiniones y le
den una convicción casi cierta.
Coger los lienzos en los que hay deyecciones ó vómi-
tos, es algunas veces difícil. Cuando hay un envenena-
miento criminal, es casi siempre la persona culpable la
que presta los cuidados á la víctima. Pero tenemos algu-
nos medios más usuales en la práctica médica y que
despiertan menos las sospechas. .
Desde luego, el médico debe hacer analizar las orinas.
Es preciso que él mismo las recoja para evitar una sus-
titución. Una observación que, desgraciadamente, ha
pasado casi inadvertida, nos suministró á este parti-
cular datos preciosisimos.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CO~GRESO 121
En 1873, el Dr. Gaillard, de Parthenay, dirigía á la
Sociedad de Medicina legal de Francia una observación,
de la que hé aquí un resumen: (Société de Méáecine lé-
arde. Bulletin, t. III, 1873-74, p. 249.) Unajoven de
veintidos años fué tratada á causa de un eczema por el
licor de Fowler. El médico había dispuesto la extraña
prescripción siguiente: licor de Fowler, 15 gotas, maña-
na y tarde, durante quince días; 15 gotas tres veces por
día durante otros ~luince días, y, en fin, 20 gotas tres ve-
ces por día, dosis en la que se debía sostener sin aumen-
tarla; sea, al principio 15 milígramos de ácido arse-
ó

nioso por día, después 22 miligramos, y, á lo último, 30


milígramos.
Las dos primeras quincenas se pasaron bastante
bien; pero desde que el enfermo quiso tomar las 60 go-
tas ordenadas, se le presentaron los vómitos y tuvo que
renunciar ~tl tratamiento.
El Dr. Gaillard vió á esta joven por primera vez el 25
ele Noviembre de 1871. Había cesado el uso del licor de
Fowler hacía cinco semanas.
Esta joven pasó por las diversas fases descritas más
arriba. Vómitos, calambres, dolores en los miembros,
parálisis. La pai'álisis aumentó desde que dejó el uso del
licor.
Mr. Gaillard rogó á un farmacéutico, Mr. Larnonski,
que hiciese el análisis de las orinas. Con el aparato de
Marsh reconoció aquél la presencia del arsénico, en-
contrándolo hasta el 5 de Diciembre, esto es, cuarenta
días después de haber dejado de ingerir arsénico.
Por otra parte, Dragendorff ha demostrado que el
arsénico se halla ya en las orinas algunos minutos eles-
pues de su ingestión.
El análisis ele las orinas no presenta dificultades, y
poseemos así un medio precioso de comprobar nuestras
sospechas.
Se puede, además, hacer cortar los eabeJIos, y recor-
16

Biblioteca Nacional de España I


t ')') EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARis

daremos que los de Mme, Decamp (100 gramos) han


dado un anillo arsenical de cerca de un miligramo.
Si se despertasen sospechas en el ánimo de un médi-
co, podría, en consecuencia, determinar su valor me-
diante análisis que no presentan ninguna dificultad y
que no son de tal naturaleza que comprometan su repu-
tación en caso de error.
Estos resultados, aplicables en clínica, están además
explicados por los que uno de nosotros, MI'. Gabriel
Pouchet, ha obtenido en sus análisis quimlcos.
VII.-REPARTICIÓN DEL ARSÉNICO EN EL CUERPO HUMANO.

La posibilidad de que sustituyera el arsénico al fósfo-


ro en el tejido óseo, había inducido á MI'. Pouchet á
pensar que se podría hallar en el análisis de los huesos
un dato muy precioso con respecto á la intoxicación ar-
senical. Esta hipótesis, ya emitida por Dragendorff y
apoyada por él tras investigaciones en las cuales de-
mostró la acumulación del arsénico en las semillas de
ciertos vegetales que crecen en un terreno rociado con
una solución débilmente arsenical y la sustitución del
fósforo por el arsénico en estos mismos granos; esta hi-
pótesis, repetimos, no había sido comprobada aún por
observaciones llevadas á cabo en el hombre ó en los ani-
males. En 1879, en el curso de los debates de la cuestión
Danval, ha verificado MI'. Pouchet experimentos en co-
nejos y perros á fin de ver si el arsénico se localizaba en
los tejidos óseos; y algunos años más tarde) en 1884,
á propósito de otra intoxicación arsenical, fué conducido
á investigar si la eliminación se hacía por la piel y los
pelos.
Relativamente al tejido óseo, las conclusiones de es-
tas experiencias fueron las siguientes: cualquiera que sea
el modo de introducción de la sustancia tóxica) ingestión
gastro-intestinal, inyección hipodérmica intra-venosa,
ó

el arsénico se acumula muy sensiblemente en el tejido


esponjoso ele los huesos, y se fija de tal modo, que su

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATE~ DEL CONGRESO 123
presencia puede ser descubierta en los huesos del cráneo
y en las vértebras, especialmente, algún tiempo después
de que toda huella de veneno haya desaparecido de las
vísceras en que se localiza en más gran cantidad, tal
como el hígado.
Esta localización en el tejido esponjoso de los huesos
es muy precisa intensa, en particular, cuando el arsé-
é

nico es absorbido en pequeñas dosis, largo tiempo pro-


longadas. Así, en tanto que en dosis capaces de deter-
minar en algunas horas accidentes manifiestos de intoxi-
cación, el arsénico se encuentra en pequeña cantidad en
los huesos ricos en tejido compacto (fémur, 1'01' ejemplo),
no es posible, en cambio, determinar la presencia en es-
tos huesos cuando la absorción del tóxico tiene lugar
por pequeñas dosis repetidas, hasta el punto de no de-
terminar ningún accidente grave al principio de la ad-
ministración. En los huesos ricos en tejido esponjoso,
cráneo, vértebras, sobre todo, omoplato, es donde per-
mite entonces el análisis encontrar el arsénico, y esto
durante un tiempo bastante considerable después de
suspensa la introducción del veneno en la economía.
El arsénico así localizado se elimina con una gran lenti-
tud en cierto número de animales; se encuentran huellas
perfectamente apreciables del arsénico en el aparato de
Marsh hasta ocho ó diez semanas después de haber cesa-
do toda absorción arsenioal, estando los perros y los
conejos sometidos á estas experiencias en las mejo-
res condiciones posibles para eliminar pronta y comple-
tamente la sustancia tóxica. La investigación del arséni-
co en las diferentes vísceras de los animales sacrificados
conducía á resultados absolutamente negativos, en gene-
ral, á partir de la tercer semana.
La localización es mucho menos acentuada y la eli-
minación más rápida cuando el arsénico es absorbido en
cantidad suficiente para determinar desde el principio
accidentes de intoxicación. En los animales envenenados

Biblioteca Nacional de España I


12-i EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARis

por grandes dosis se observa una especie de difusión ge-


neral del arsénico, y el tejido óseo no ofrece entonces
nada de particular en lo referente á la localización; se
encuentra arsénico en todos los órganos.
La experimentación sobre los animales permite,
igualmente, comprobar una eliminación bastante intensa
del arsénico por la piel y los pelos en los perros y cone-
jos. Esta eliminación parece más activa aún por los pe-
los que por la piel, y se produce hasta en los animales
más jóvenes durante el período de la lactancia, en que
no absorben el arsénico sino por el intermedio de la le-
che de su madre.
Estas conclusiones, que resultaban solamente hasta
aquí de la experimentación sobre los animales, han sido
perfectamente confirmadas por las numerosas pesquisas
toxicológicas hechas con motivo de los envenenamientos
del Havre. La presencia del arsénico, comprobada en los
huesos del cráneo, las vértebras, la piel, los cabellos y
las uñas de las personas víctimas de la intoxicación,
debe hacer colocar entre los hechos definitivamente
comprobados por la toxicología humana, la localización
del arsénico en el tejido esponjoso de los huesos, asi
como su eliminación por las células epidérmicas.
No carece de interés, tanto en lo que concierne á la
toxicología como desde el punto de vista del parentesco
químico, el relacionar esta localización en el tejido eS-
ponjoso de los huesos del arsénico ingerido en pequeñas
dosis con aquella que se observa en el mismo tejido y en
las mismas condiciones con el fósforo,
Tales son los resultados toxicológicos y clínicos que
los recientes estudios que hemos hecho MI'. Gabriel
Pouchet y yo nos permiten considerar que es útil cono-
cer.»
Tan importante trabajo no da lugar á discusión. Los
informantes añaden, además, algunos datos complemen-
tarios, y tras de esto se levanta la sesión.

Biblioteca Nacional de España I


CAPÍTULO VI

SEXTA SESIÓN

SUMARiO: Comunicación de Mr , Laugier sobre el ejercicio ilegal de


la medicina.-H echos citados en apoyo de esta proposición por los
doctores Brouardel y Duponchel.v-Cornunieacidn de Mr. Garnier
sobre los criminales instintivos y los derechos de la defensa social.-
Discusión sostenida con este motivo. -vLocoa, mastoides y respon-
sables.v--Comunícaoíén de Mr. Semal sobre la prisión-asilo para
criminales alienados é instintivos.-Protesta de Mr. Lacassagne.
El criminellunatic asylum de Bradrnoor.

La sexta sesión fuó presidida por 1\11'. Brouardel,


En ella presenta MI'. Laugier una comunicación so-
bre el ejercicio ilegal de la medicina, y después de haber
recordado con qué facilidad el público se pone.en manos
de los curanderos, se lamenta de que la justicia no es
bastante severa para ellos, y cita el caso de uno de es-
tos industriales, el famoso zuavo Jacob, curandero que
tiene su clientela entro gentes de la clase más elevada. y
.
que queriendo un día poner derecho el brazo de una se-
ñoríta, anquilosado por la articulación del codo, fracturó
el húmero con sus maniobras, terminando el proceso
que le formaron los padres de la joven por una multa
ridícula y seis días de prisión.
MI'. Brouardel cita, en apoyo de la comunicación de
1\11'. Laugier, dos casos parecidos, de los que el uno ha
sido seguido de muerte á las pocas horas, no siendo los
curanderos condenados sino á penas irrisorias.
MI'. Duponchel dice que ha observado dos veces, en
Argelia, la ligadura de una hernia umbilical hecha por
un curandero que creía ligar el cordón,

Biblioteca Nacional de España I


126 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

Mr. Pablo Garnier, de París, lee un trabajo sobre los


criminales instintivos y los derechos de la defensa social.
Refiere, de una manera muy interesante, la curiosa his-
toria de José Lepage, condenado á trabajos forzados por
toda la vida, á causa de haber muerto de una puñalada
á una mujer á la que robó además nueve francos que te-
nía ocultos debajo de su almohada. La audacia y la in-
coherencia de sus respuestas, su actitud fanfarrona, el
aplomo con que decía que estaba presto á volverlo á ha-
cer, hizo pensar que no gozaba de todas sus facultades
intelectuales y obtuvo, á causa de esto, el beneficio de
que se admitiesen circunstancias atenuantes. Dice tam-
bién Mr. Garnier, que existen bastantes observaciones
análogas para que se pueda distinguir toda una clase de
criminales impulsivos, en los que no es completa la res-
ponsabilidad y para los que es preciso crear disposicio-
nes legales particulares. El crimen, añade, es un hecho
heredo-social, y Iajusticia se halla en la obligación de
condenar individuos incorregibles é incapaces de com-
prender las consecuencias morales de su crimen. Este
tipo intermediario entre el crimen y la locura no está en
su sitio ni en una prisión ni en un asilo de alienados. Es
preciso crear para él estos asilos especiales que existen
en otros países.
Mr. Moreau.hace notar que habiendo muerto tísica
la madre de Lepage, podía este individuo hallarse ataca-
do de un brote tuberculoso en las meninges.
Mr. Motet se pregunta si este Lepage era un alie-
nado ó un semi-alienado, lo que llaman los italianos
un mattoide. Estos criminales dice que no son locos
ni enteramente responsables. Cree también que sería
útil crear en Francia asilos especiales, y dice haber
visto un caso de violación cometido por un impulsivo
en circunstancias casi parecidas á las de la cuestión
Lepage.
Mr. Semal dice que es evidente que el lugar de Le-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 127
page no está ni en una prisión ni en un asilo, sino en
una casa de educación correccional.
NIr. Vleminckx opina que Lepage es un criminal por
instinto y que su sitio está en una prisión, porque es
preciso una disciplina muy severa para domar tales na-
turalezas.
NIr. Horteloup dice que esta última es también su
manera de pensar, y que aunque cree en la utilidad de
un asilo para los criminales, admite también que es in- .
dispensable una represión enérgica.' Pero es preciso no
comprometer esta nueva institución (prisiones asilos)
introduciendo individuos como Lcpage. Cuando se casti-
ga á un individuo no se piensa en el efecto moral que
esto podrá producir en él; no se pregunta uno si com-
prende el reo su condena. Sus vecinos la comprenden y
el ejemplo está dado; con esto basta.
NIr. Vibert es partidario de una prisión asilo, como
NIr. Semal; pero el médico no tendrá en esta casa el de-
recho de firmar la salida de sus enfermos aun cuando los
crea curados. Se le coloca en contradicción con la ley y
su deber.
NIr. Lacassagne dice que acaba de presentar NIr. IIor-
teloup algunas de las objeciones que le venían á la ima-
ginación escuchando el informe de NIr. Garniel'. Para él,
l... epage es un fanfarrón del crimen, :; el medio social en
el que ha vivido ha tenido más influencia que la herencia
en la manera como ha concebido y ejecutado su crimen.
En París, dice, es donde se encuentra el tipo represen-
tado por Lepage, que asegura es un verdadero criminal
parisiense, un [eubourieri (1) trastornado que quiere
admirar á su público á toda costa. En el campo se le en-
cuentra raramente, lo que demuestra bien la importancia
del factor social. Vivimos en una época, continúa, que

(1) No existiendo su homólogo en español, deja la palabra francesa,


que quiere decir el que habita eljanbonl'g (barrio).

Biblioteca Nacional de España I


128 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

manifiesta demasiada sensiblería frente á los criminales;


pero, por mi parte, no titubeo en elecir que soy partida-
rio de castigos como los azotes y el gato de nueve colas
de los ingleses, y estoy persuadido de que si se pudiese
administrar á ciertos vagabundos ó recidivistas sólidas
correcciones á su entrada en la prisión, volverían con
menos facilidad.
Por lo que respecta á Lepage, he oído decir que la
pena de trabajos forzados á perpetuidad era demasiado
severa; yo no habría dudado, formando parte del tribu-
nal, en condenarlo á muerte. Hay que llegar á una selec-
ción social, y es preciso, sistemáticamente, desembara-
zarnos de las malas naturalezas.
Cuando el hombre es verdaderamente irrespor-able,
epiléptico que mata, paralítico general que roba, debe,
evidentemente, ser absuelto, pero encerrado. Los asilos
de enajenados bastan para esto. Nosotros debemos de-
fender á la sociedad y no manifestar demasiada sensi-
blería con los criminales.
Por lo que toca á la creación de un asilo especial,
opino que será siempre delicado el designar aquellos
que deben entrar en él. En todo caso, si se obtiene esta
creación (lo que me parece muy difícil en nuestro país),
es preciso elegir con cuidado los enfermos que hay que
internar en eIJa.
NIr. Semal trata esta cuestión en una comunicación
que tiene por título: La prisión asilo para crimiruiles
alienados é instin tivos. Siente no tener bastante tiempo
para leer su trabajo presentado ya en otros Congresos y
en la Academia de Medicina de Bruselas. t3u proposición
está ligada, pues, á las conclusiones de MI'. Garnier. El
Senado francés ha aprobado en principio esta prisión
asilo, no así la Cámara de 108 diputados, donde la comi-
sión especial parece opuesta á esta creación. En la dis-
cusión que acaba de tener lugar, los médicos, los magis-
trados, los alienistas, han considerado la cuestión desde

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 129
el punto de vista de su especialidad. Mr. Lacassagne la
ha examinado como médico legista y parece que duda de
la utilidad de la 'creación de tales establecimientos. Pero
la situación actual es intolerable para los médicos de
asilo. Un alienado criminal enviado á un asilo no es po-
sible que vaya acompañado de una sentencia que le im-
pida salir, porque el médico debe hacer salir su enfermo
tan pronto como esté curado. Además un enfermo está
en un asilo para hacerse tratar y no para hallarse en
compañía de individuos aprisionados. Los criminales ins-
tintivos deben estar completamente aislados. Lo mismo
sucede con los alcohólicos, que no se pueden poner con
otros locos porque son siempre una causa de alboroto, y
con los epilépticos, cuya inteligencia está sana, pero que
de cuando en cuando tienen sentimientos de odio que
pueden reprimir en los intervalos de sus accesos, pero
que satisfacen sobre tal ó cual persona cuando aquellos
estallan. Tienen mal corazón, en una palabra; por eso
no se ha visto un filántropo que fuese epiléptico. Todos
estos enfermos deben estar en el asilo prisión. Mr. Se-
mal dice que los internaría en él aun antes que hubiesen
cometido crímenes, al aviso de los médicos del asilo or-
dinario que reconocieran sus tendencias; y termina pre-
sentando unas conclusiones en las que pide la creación de
asilos prisiones, esto es, de prisiones donde el servicio
médico tendría la mayor parte, y cuyos pensionistas se-
rían reclutados principal, pero no exclusivamente, entre
los acusados de crímenes ó delitos, porque para entrar
allí no se necesitarla el hecho de una condena, sino bas-
taría la virtualidad criminal, es decir, la necesidad de ha-
cer el mal como las gentes honradas hacen el bien. Se co-
locaría, pues, allí también á los alienados con tendencias
homicidas.
Mr. Lacassagne protesta en absoluto contra esta úl-
tima conclusión; ella, dice, es ele tal elasticidael que se-
ría preciso crear no uno, sino muchos asilos para los
17

Biblioteca Nacional de España I


130 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

alienados de malas ideas. En muchos asilos actuales de


enajenados hay sus categorías. Los peligrosos y los
agitados están colocados aparte y vigilados de un modo
especial. ¿Por qué no hacer en cada asilo un departamen-
to particular para los enfermos de que han hablado los
Sres. Garniel' y Semal? El estado actual no es segura-
mente perfecto, pero puede ser mejorado. Concluye di-
ciendo que no se comprende la creación de asilos es-
peciales.
MI'. Motet, dice que el asilo especial que se solicita
existe ya en Inglaterra, el Criminel lunsiic asy lum de
Bradmoor, y encierra una población penal de seiscientos
enfermos, lo que demuestra que responde á una verda-
dera necesidad.
Mr. Garniel', cree que en Francia sería poblado muy
de prisa manicomio semejante. En la enfermería espe-
cial se ve un gran número de individuos que han estado
ocho veces en el asilo y sufrido doce condenas. Estas
gentes colocadas entre la razón y la locura tienen nece-
sidad de un domicilio intermedio entre la prisión y el
asilo.
MM. Brouardel, Vleminckx y Motet, mantienen la
proposición de MI'. Semal, pero se levanta la sesión sin
que el Congreso emita voto con respecto á este asunto.

Biblioteca Nacional de España I


CAPÍTULO VII

SÉPTIMA SESiÓN

SUMARIO: Comunicación de la Sociedad de Medicina legal de Nueva


York Robre la Aplicacián de la electricidad á la eieeuoio« de los con-
denados á muerte. - Observaciones de Mr. Motet á este trabajo.-
SEXTA CUESTIÓN: De los medios máspropiospara garantir en las in-
formaciones médieo-leqales los intereses de la sociedad y de los iucul-
pados.-Proposiciones emitidas por los autores del informe, los
jurisconsultos M.M. GuilJot y Demange.-Debates que provocan
dichas conclusiones y enmiendas con que son aprobadas por los
miembros del Congreso.-Artículos adicionales propuestos por
los Sres. Lacassagne y Guillot. - Clausura del Congreso.

La séptima y última sesión tué también presidida


por M. Brouardel.
El doctor Motet presenta y da lectura á una Memo-
ria que le ha entregado MI'. Clark Bell en nombre de la
Sociedad de Medicina legal de Nueva York sobre la Apli-
cación de la electricidad á la ejecución de los condenados
á. muerte.
Según se consigna en ella, los experimentos hechos
en los animales han sido concluyentes. Los medios pre-
paratorios generales para la ejecución del hombre pare-
ce que se han encontrado; pero M1'. Motet añade que la
guillotina es un medio bastante rápido y tan seguro
como la electricidad, y que no hay lugar para pedir la
supresión de ella, á condición de que las ejecuciones sean
hechas en el interior de las cárceles.
Pasando á la orden del día, los Sres. GuilIot y De-

Biblioteca Nacional de España I


132 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

mange proceden á la lectura del informe de que han sido


encargados sobre la
SEXTA CUESTIÓN
De los medios más propios para garantir en las informaciones
médico-legales los intereses de la sociedad y de los incul-
pados.
Este notable informe CIue resuelve y da forma á la
sexta y última cuestión del programa oficial, es como
sigue:
«En la difícil obra de la investigación de las pruebas
judiciales, los hombres de ley en todos los tiempos han
buscado auxiliares en los hombres de ciencia; el cuerpo
médico, respondiendo al llamamiento de la justicia, ha
suministrado siempre á ésta con generosidad y adhesión
su concurso, acogido con reconocimiento (1).
Guiados los unos y los otros por el sentimiento de
sus respectivos deberes, se esfuerzan por asegurar la
justa y legítima represión de los crímenes, al mismo
tiempo que protegen por la imparcialidad de sus investi-
gaciones los intereses no menos sagrados de los que se
encuentran bajo el golpe de una acusación.
Sometidos á las condiciones ordinarias de las institu-
ciones humanas, han conocido los tímidos tanteos de
toda ciencia en su principio, los errores, las falsas doc-
trinas; pero aun en los tiempos pasados en que el proce-
dimiento inquisitorial descansaba sobre la idea de que
la necesidad de castigar á los culpables justifica el em-
pleo de los medios más crueles, sus intenciones estaban
dictadas por el austero sentimiento del deber.
Desde el tiempo en que Enrique IV decía en sus car-
tas patentes del 14 de Marzo de 1601, «que los cirujanos
del colegio de San Cosme á los cuales estaban reser-

(1) Los textos vigentes todavía en las ínformaciones mérlico-Ioga.los


son el arto 81 del Código civil; los arts. 4·3 y 44 del Oódigo de instrucción
criminal; el arto 27 de la ley de119 ventoso, año XI, sobre la, mcdicina, y
los decretos ele118 de Junio de 1811 y 7 ele Abril de 1813 sobre los gastos
de las informaciones periciales.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 133
vadas principalmente las plazas de peritos del Chatelet,
debían ser personas capaces que tuvieran, no solamente
una ligera experiencia, sino que fueran conocedoras de
las buenas letras y con la experiencia necesaria para
que los jueces pudiesen fundar sobre sus informes la
equidad de sus juicios», hasta nuestro siglo en que cada
pueblo se esfuerza por llevar á su más grande perfec-
ción la organización de la medicina legal, se ha manifes-
tado un esfuerzo constante hacia el progreso, un mismo
soplo de justicia ha pasado sobr ela Europa entera. En
1878 el doctor ,MI'. Brouardel, encargado por el Gobier-
no de estudiar la organización de la medicina legal en el
extranjero, se cruzaba en Viena con el profesor Brunetti,
de Roma, que cumplía una misión análoga; se encontra-
bLL con el doctor Hardwick, de Londres y con el doctor
Gosse, de Ginebra, haciendo como él U'1 viaje de explo-
ración científica; veía en Berlín al profesor Liman y en
Viena al profesor von Hoffmann, ocupados el uno y el
otro en asegurar á la medicina legal el sitio que perte-
nece á una ciencia que toca los más grandes problemas
de la biología, al mismo tiempo que el profesor Ajtai, de
Buda-Pesth, después de haber recorrido la Europa en
busca de modelos, dotaba á su país de un establecimien-
to que el doctor Pablo Loye (1) preparador del curso de
medicina legal en la Facultad de Medicina de París, re-
presenta en un interesante informe sobre una misión ofi-
cial que le acaba de ser confiada como el más completo
y más perfecto que existe actualmente.
A la vuelta de este viaje, durante el cual el doc-
tor Brouardel (2) pudo estudiar los diversos sistemas de

(1) L'ensei.r;nement de la médecine lé.CJrtle en Allemaqne et en A1tt):i~7w­


Hon.qrie, por el doctor Pal110 Laye, preparador del curso de m~(hcll~a
legal en la facultad de medicina de Parfs, con planos; 188\), en la Jibrerf a
de Bai ll iére, rue HautefeuiJle, 1U.
(2) Orqanisation du sCJ'V¡:CI; des ({UtOjlSI:CS tÍ la. morque, informes dirigi-
dos al Sr. Ministro de Justicia por el Dr. Broua.rdel, '1878, en la librería
de Baill'iére.

Biblioteca Nacional de España I


134 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

la enseñanza médico-legal en el extranjero, fué cuando


París vió por fin ponerse en un depósito de cadáveres to-
davía bien imperfecto, pero en progreso sensible con res-
pecto al pasado, las bases de este instituto médico-legal
que desde hacía tanto tiempo sabios y magistrados re-
clamaban con todas sus fuerzas (1).
'Así es como los pueblos, por el cambio de ideas, por
mutuos préstamos y la más cordial de las consultas, se
unen y ayudan, se honran los unos á los otros, realizan-
do en provecho de la justicia y de la ciencia pacíficas
conquistas en que cada uno tiene su parte de provecho
y de mérito.
Los destinos de la medicina legal y de los procedi-
mientos criminales han estado siempre estrechamente
unidos; los unos y los otros han marchado con un paso
casi igual, avanzando algunas veces con lentitud, y rara-
mente á grandes pasos, hacia un régimen más perfecto.
El éxito obtenido no dispensa de nuevos esfuerzos; en el
dominio de la ciencia, sobre todo, siempre hay espacios
que recorrer con seguridad de no alcanzar jamás los lí-
mites extremos del progreso.
La Francia, á pesar de los esfuerzos que ha hecho y
de los resultados que ha obtenido, no tiene la pretensión
de que no le quede nada que hacer para llevar á la más
grande perfección posible la organización de las infor-
maciones médico-legales; está convencida, por los re-
cuerdos que le han dejado sobre este punto especial las
comunicaciones hechas al Congreso de 1878 por el doc-
tor Mr. de Groz, profesor de medicina legal de la facul-
tad de Buda-Pesth y Mr. Vleminckx, de la Academia real

(1) De la reforme des eccpertises medlco-leqalc», por el doctor Broua.r-


del, 1884, en la librería de Bailliére. Véase sobre la margue de París y
su organización: Iiechcrches lustoriques SU1' la morque, por Fermín Ma].
llart, 1860. Notious génerales 8n1' la ?Jw¡'gue, por el Dr. Devorgie. París,
1817, tomado de l' U'uior: médicale. Iürule 811,1' la m.orgue au. poiu: de cuenui-
dical et (tdministmt~l, por el Dr. Gavimet, en la librería ele Ba.il liére,
J-Jistai1'e de la ma1'gue et sa reforme (Parle qui souffre), por Adolfo Guillot,
1883. París, en la, Ii brcria de Rouquet.te ,

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 135
de Bruselas, que las legislaciones extranjeras pueden
suministrarle preciosas indicacirnes para mejorar sus
propias leyes.
En esta época ya lejana, ciertos proyectos de refor-
ma no se habían dado aún á luz; si el Código de instruc-
ción criminal no estaba al abrigo de las críticas, parecía
tener aún una larga y útil carrera que recorrer; el
presidente del Congreso, el honorable doctor Devergie,
se contentaba con decir al principio de su Memoria so-
bre los peritos de la justicia: "Se trata, según algunos pe-
riódicos, de introducir en la instrucción derechos que no
poseerían hoy los inculpados, y principalmente de pedir
una contra-información» (1).
Estos rumores, que él trataba quizá un poco desdeño-
samente iban bien pronto á convertirse en realidad; tres
meses, después del Congresu, el ministro de Justicia
MI'. Le Hoyer, que sin duda había leído las instructivas
actas, depositaba en nombre del Gobierno sobre la mesa
del Senado un proyecto que tendía á reformar el Código
de instrucción criminal, introduciendo en élIo que se lla-
ma el método contradictorio (2). "La cuestión de las in-
formaciones, decía en la exposición de motivos, es una
de las que han dado lugar á las más vivas reclamacio-
nes ... En el sistema actual el error, una vez cometido, es
casi siempre irreparable; mucho tiempo después de la
información es cuando el informe es conocido de la de-
fensa y puede ser discutido, cuando ya los objetos, mate-
ria de la información, se han alterado handesapare- ó

cido» .
"Los medios de comprobación no existen ya; ningu-
na medida debe ser, sin embargo, rodeada de más pre-

(J) Acta estenográfica del Congreso internacional de medicina legal


celebrado en las 'fullerías los di as 1:J, 13 Y H de Agosto de 1878. Impren-
ta Nacional.
(:J) Proyecto de ley que tiende á reformar el Código de instrucción
criminal, presentado por Mr, Le Ro) 01', ministro de Justicia, el :J7 de
Noviembre de 1819.

Biblioteca Nacional de España I


136 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

cauciones, pues forma muchas veces en los crímenes


más graves la base misma de la acusación »
Sin duda el procedimiento de las informaciones tenía
necesidad ele ser completado, pero como escribía en 1886
un magistrado distinguido en el Bulletin de léqisletion
comparée: «Bien examinado, todos los abusos del régi-
men actual son de los menos ciertos, y no se puede exi-
gir la necesidad de una reforma basada en su pretendida
existencia» (1).
Para dar satisfacción á los deseos de los reformistas
estaban propuestas las medidas siguientes, en algunos
artículos cuya brevedad dejaban á un lado una multitud
de puntos importantes previstos por otras legislaciones.
Cuando el procesado esté prevenido, podrá designar
un perito que asistirá á las operaciones dirigidas por el
perito designado por el juez, señalará lo que crea que
son errores ú omisiones, requerirá las pruebas que le
parezcan necesarias y consignará sus observaciones á
continuación del informe; si el procesado no comparece,
podrá cuando se presentase, tomar comunicación del in-
forme y escoger un perito que examine el trabajo y pre-
sente sus observaciones (2).
El problema formulado, más bien que la solución su-
ministrada por un proyecto que ha suscitado aprobacio-
nes y críticas y que parece condenado it aplazamientos
interminables, es dar igual parte á la sociedad que acu-
sa que al individuo que se defiende, poner la justicia al
abrigo de las asechanzas de la mala fe y garantir la de-
fensa contra los errores del médico ó del magistrado
instructor.

(1) Ét'ltde St(,1' les etcpertises médico-leqales et l'instnwtion criniinelle,


cl'apl'és les pl'ojets d u. Code cl'instl'nction criminelle et les Leqislation» étran-
,qéJ'es, por MI'. J. Drioux, juez de instrucción de Pithiviors. 1886, Paris,
en la librería de Pichon, rue Soufflot, 24. (Este trabajo es seg-uramente
el más completo que se ha pub licado sobre este asunto.) , .
(2) Informe de la comisión de reforma del Código de instrucción CrI-
minal por MI'. Goblet, del 15 de Noviembre de 1881, y por .MI'.Bo vier-La-
pierrc, del 20 de Enero de 1887.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 137
Este feliz y difícil acuerdo es el que han tratado de
establecer, desde antes de este siglo, los criminalistas y
filántropos precursores de los principios que hoy rigen
las legislaciones penales de los pueblos civilizados; gra-
cías á sus esfuerzos y bajo la acción de las costumbres, el
procedimiento criminal concede cada vez más ventajas á
la adensa; el abate Fleury, trazando para su discípulo el
duque de Borgoña un plan de gobierno, le enseñaba que
las leyes criminales deben tender á justificar tanto como
á castigar; y cuando la nación fué interrogada al princi-
pio del siglo, el clero, la nobleza y el estado llano estu-
vieron unánimes para recomendar en sus acuerdos el
que se creasen garantías más serias en favor de los pro-
cesados. (1)
Los autores del proyecto de 1878 han obedecido al
mismo pensamiento; pero menos sostenidos que sus an-
tecesores por el sentimiento público, han tenido que so-
portar la prueba de largas discusiones delante de las dos
Cámaras; másde diez años han transcurrido ya, y el Par-
lamento acaba de separarse sin que la discusión se haya
agotado y se haya concedido un voto definitivo.
La práctica, felizmente, sabe atemperar lo que las
leyes tienen de demasiado absoluto y anticipar sin ruido
la obra lenta del legislador, frecuentemente injusto para
con ellas; si se puede decir con el texto en la mano,
que los acusados no han reclamado aún el derecho de
intervenir en las informaciones en donde se decide su
suerte, es fácil reconocer que en el uso, como lo recor-
daba en 1878 el doctor Devergie citando el ejemplo de
una causa entonces reciente, los magistrados se en-
cuentran dispuestos á designar varios peritos y á cons-

(1) De la reforme d'/l Calle d'inst1'ltetion criniiuelle, por Julio Léveillé,


profesor de la facultad de Derecho de París. 1882, en la libreria de Cat.i-
llon, rue 8oufílot, 24.-Les caliiers des Etats-Géntiranx et l'inst1'/lctian cri-
minélle, por Alberto Desjardins, profesor de la facultad de Derecho de
París. 188.í, id.
18

Biblioteca Nacional de España I


I
138 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PAnIS

tituir una información contradictoria, bien sea cuando el


encarcelado lo pide ó cuando las dificultades de la causa
lo exigen.
Esta tendencia de la práctica es buena. ¿En qué lí-
mites es preciso contenerla para que pueda dar felices
resultados, en lugar de ser una fuente de desórdenes y
conducir á lo que un miembro de la Academia Real de
Bruselas calificaba justamente en una de las sesiones del
Congreso anterior de «amasijo espantoso?»
Esta es una cuestión que ciertas legislaciones han re-
suelto Y3J, que otras estudian y cuya discusión no carece
de interés.
El principio mismo de la representación del acusado
en la información médico-legal, no encuentra casi obje-
ciones; pero en donde los mejores peritos se encuentran
divididos y vacilan, es cuando se trata de fijar los dere-
chos del perito de la defensa y de determinar las condi-
ciones de su nombramiento (1). "
Parece á primera vista que estas palabras «perito de
la defensa» deberían borrarse de los Códigos; son tan
contrarias á la dignidad de la ciencia y al espíritu de
nuestras leyes, como las palabras «perito de la acusa-
ción»; el médico podría ofenderse por ellas, como el juez
de instrucción se sentiría ultrajado si se hiciera do él el
hombre del ministerio público; ambos no conocen otro
dueño que su conciencia, y no deben más que la verdad
á los que con un interés cualquiera apelan á sus conoci-
mientos.
¿Pero cuál es el mejor procedimiento que se debe se- .
guir para que el perito á quien el encausado haya con-
cedido su confianza tenga la misma autoridad, la misma
situación que su colega de quien el magistrado haya re-
querido oficialmente el concurso?

(1) Des principes d" nouoeruc Code d'instr·uction criniinelle: des expel'-
tises, pág. 197, por Mr, Adolfo Gllillot, juez de instrucción de París. IH84,
en la librería de Laroze, rue Soufflot, 22.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 139
El magistrado escoge sus peritos en listas cuidado-
samente preparadas; en las que los hombres de ciencia
más eminentes tienen una honra en figurar, y en las cua-
les los presidentes de los tribunales no inscriben sino
aquellos que se recomiendan por su carácter y su talen-
to; el encausado podrá pedir al primer advenedizo, al
práctico más desacreditado, al menos digno bajo todos
los conceptos, que figure en su nombre -en la informa-
ción médico-legal; ¿será preciso, bajo el pretexto espe-
cioso de no aminorar la libertad de su defensa y de su
elección, exponer los sabios más honorables al contacto
de hombres sin valor que se complacerán en molestarlos
en sus investigaciones, en suscitar incidentes y provocar
delante de la sala escandalosas discusiones tan contra-
rias al respeto de la ciencia como al de la justicia? (1)
Si fuese así la reforma no sería un progreso, y las
leves imperfecciones de la legislación actual, tan fáciles
por otra parte de corregir en su aplicación, no' serían
nada al lado de las intrincadas confusiones que surgi-
rían por todas partes.
Los privilegios de la defensa en lo que tienen de se-
rios ¿no estarían muy ampliamente asegurados si la ley,
más prudente, se contentase con dar al encausado la fa-
cultad de elegir su perito en categorías determinadas
con antícipacíón?
Es claro que dichas categorias tendrán que ser bas-
tante extensas para que pueda el acusado ejercer fácil-
mente su elección, y este es uno de los puntos más esen-
ciales del sistema de las informaciones contradictorias,
pues nada más eligno de examen que buscar el modo más
liberal y más sabio de constituir las listas, en las cuales
los magistrados y los encausados tendrán ql18 hacer su
elección.
Esas listas serán redactadas por las corporaciones
(1) Discusión del provocto en la Cámara de los diputados. Sesión del
'2D de Mayo (~cI88~. Mouiten» officiel., pág. 5,13.

Biblioteca Nacional de España I


140 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

sabias ó por las sociedades de jurisprudencia, de común


ó

acuerdo entre ellas; cada año las Audiencias, por ejem-


plo, como lo propone el proyecto actualmente sometido
á las Cámaras, formarán dichas listas previo el informe
de las facultades de medicina, de los tribunales civiles y
de las cámaras y tribunales de comercio; ómejor ¿no
convendría más no reconocer el título de médico de ó

químico perito más que á aquel que hubiera primera-


mente conseguido un diploma en público concurso y de-
lante de un jurado especial donde el elemento judicial
estuviese representado?
No se debe olvidar que son necesarias ciertas nocio-
nes comunes al médico y al magistrado para que puedan
entenderse cuando colaboran en la misma obra; en el
Congreso de 1878 el profesor de medicina legal de la Fa-
cultad de Derecho de Buda-Pesth recordaba que el mé-
dico legista debe estudiar cuestiones que no tienen nin-
guna relación con el ejercicio de la medicina, para re-
dactar las consultas pedidas por los tribunales; que debe
conocer el espíritu del Código criminal para compren-
der las intenciones del juez, lo mismo que es indispen-
sable á los magistrados no ignorar los elementos de la
medicina legal, para que sean capaces de publicar un de-
creto que precise los puntos que hay que examinar, y
para preguntar con prudencia y apreciar las aclaracio-
nes dadas por el médico legista.
Estas observaciones eran sumamente justas, y su
autor, presentándolas, citaba ejemplos concluyentes para
justificarla creación en las Facultades de Derecho de
una cátedra análoga á la que existe en Austria y en Ale-
mania, donde los jóvenes que se dedican á la medicina
legal que. aspiran á los empleos judiciales puedan ad-
ó

quirir ciertos conocimientos especiales que les inicien,


mejor que con experiencias frecuentemente peligrosas
para los que las practican, en las dificultades de su mi-
nisterio.

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL GONGRESO 141
¿Pero cuál será exactamente la misión del perito
nombrado por el acusado? ¿Se le deberá formar una si-
tuación aparte, ponerle absolutamente en la misma lí-
ó

nea que el perito oficial? Supongamos, por ejemplo, que


se establece entre ellos una diferencia desde el punto de
vista de los honorarios, y que al lado del perito que re-
cibe del Estado un sueldo que de ningún modo permite
sospechar de su desinterés, se coloca un perito que po-
drá percibir del acusado honorarios considerables; ¿no
estará expuesta su imparcialidad á insinuaciones injus-
tas seguramente, pero que á los ojos del jurado le colo-
carán en un estado de inferioridad relativa? ¿No conven-
drá, desde luego, dejar á cargo del Estado la tarifa de los
honorarios del perito escogido por el procesado, como
lo propone ya la comisión de la Cámara encargada de
examinar el proyecto de revisión? Es por una idea supe-
rior de justicia y no para favorecer intereses privados,
por lo que la ley reserva un lugar á la defensa en las in-
formaciones; la sociedad debe poner tanto cuidado y
emplear tantos esfuerzos en favorecer la justificación de
los inocentes como en asegurar el castigo de los crími-
nales. (1)
Habiéndose creado una situación igual para los dos
peritos ¿tendrán los mismos derechos en las operaciones
de la información?
El proyecto de reforma de que he hablado ya, no ad-
mite esta igualdad. «No es, se dice en la exposición de
motivos, una información común la que se persigue con
objeto de llegar á una conclusión y formular una sola
opinión definitiva; es una serie de contra-informaciones
simultáneas y paralelas á la información principal y que
pueden conducir á conclusiones diferentes; los hombres
del arte obran no ui piures sino ut singuli.

(1) Discurso del doctor Brouardol en la sesión inaugural do su curso.


ReV1l6 scieniifiqu« des C01l1'8, 10 do Mayo de 187D.

Biblioteca Nacional de España I


142 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PAliÍS

Se nos puede preguntar si la. simple yuxtaposición


ele estas dos informaciones, en cierto modo rivales, pero
de las que la una, puesta como en tutela, no tendría los
mismos medios de acción, servirá de bastante utilidad
al acusado que, suponiéndole inocente, tenga interés en
que se haga la luz en lugar de oscurecerla.
Esto, que á decir verdad disminuye las probabilida-
des de error, no es que el procesado tenga en la infor-
mación un hombre suyo, es la pluralidad de peritos,
Poco importa que el sabio reciba su nombramiento
del acusado ó de la acusación; no escuchará jamás sino
las inspiraciones de su conciencia; cualquiera que sea
su valor, y precisamente porque así será más grande,
no pretenderá ser infalible, sentirá su responsabilidad
menos pesada compartiéndola con otro, encontrando en
el perito que le sea agregado, no ese espíritu de hostili-
dad y de envidia, que sería tan de temer si se colocase á
alguno de los dos en una situación inferior, sino buena vo-
luntad y leal asistencia.
¿Y no sería mejor todavía limitarse á decir, desde
luego, que haya en toda información dos peritos, por lo
menos, de los cuales uno sea escogido por el procesado
ó se le dé de oficio, en casos de urgencia ó cuando
esté ausente ó se niegue á designarle el mismo?
Para dar una garantía más á los intereses de cada
uno, se podría también conceder al acusado el derecho
de hacerse representar por su abogado en las autopsias
y exámenes; salvo el caso en que las conveniencias obli-
guen á reservarlo, y hacer obligatoria, bajo las mismas
reservas, la presencia del juez de instrucción que hoyes
puramente facultativa. (1)

(J) En ciertos paises: Austria, Itulia, cantón de Vaud, hasta se rerlac-


ta por el secretario del juez un proceso verbal ele la autopsia. (Nota de
losinformautes u«. o-uu« y Deman.qeJ.
Los distinguidos juriseonsultos franceses citados no dicen á este res-
pecto una palabra de España, y con esto so tione una prueba más de que

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 143
¿,No sería aquél, si se cree deber cambiar una legis-
lación que hasta hoy había permitido á la justicia y la
ciencia cumplir de la manera más leal y más ilustrada
su obra común, uno de los más seguros medios de pre-
venir las menores omisiones? Si la entrada del abogado
en el gabinete del juez sugiere graves objeciones que no
conviene examinar aquí, no sucedería lo mismo con su
presencia en una sala de autopsia; ésta no presentaría
los inconvenientes que podría ofrecer su intervención en
un interrogatorio á la mitad de una deposición; las
ó

mismas observaciones del juez tendrían la ventaja de


abrir alguna vez nuevos horizontes, de llamar la aten-
ción del perito sobre hechos que le habrían parecido sin
importancia, sobre ciertas circunstancias de tal natura-
leza revelada por el sumario que exigiesen nuevas com-
probaciones; pero entonces sería necesario y se debería
considerar como una garantía de la buena administra-
ción de justicia que la información médico-legal no se
hiciese jamás con anterioridad ú la instrucción, como el
uso parece querer establecerlo, y que se dejase al juez
únicamente el cuidado de prescribida y de determinar
cuidadosamente su alcance.
Si un eminente profesor, recordando esta frase del
doctor Laségue: «En el hospital el alumno es la salva-
guardia del eniermo», ha podido decir muy justamente
que una autopsia médico-legal practicada ante estu-
diantes y doctores es necesariamente una autopsia com-
pleta y bien hecha, con mucha más razón se debe espe-
rar que nada de lo que pueda contribuir á revelar la

la cordillera pirenáica, más que uiontafia, es una barrera insuperable


para las corrientes intelectuales que pudieran ir de aquí allí, no para
las que vienen de allí aquí, pues como más adelante digo en la segunda
parte de este trabajo, nuestra ley ,1P Enjuiciamiento criminal ordena la
redacción de ese acta de la autopsia por el juzgado instructor, hace obli-
gatoria la presencia del juez ó de un delegado suyo en la misma, y per-
mite la presencia del abogado defensor y aun la del procesado mismo
en todo acto per-icial,

Biblioteca Nacional de España I


144 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL ::m PARís

verdad no escapará á las investigaciones del perito si


opera bajo la doble inspección de la justicia y la de-
fensa.
Las comprobaciones que el magistrado solicita del
perito actúan en general sobre hechos materiales que se
imponen por su misma evidencia; sin embargo, en cier-
tos casos y sobre todo en las difíciles materias del enve-
nenamiento, la contradicción ó, si se quiere mejor, la de-
liberación provocada entre dos peritos podrá conducir á
opiniones encontradas; y entonces es preciso dejar al
juez, muy perplejo, el cuidado de apreciar de qué parte
está la verdad; ¿no se debe considerar) por lo tanto, que la
creación de un consejo superior de medicina legal es la
consecuencia natural y forzosa del sistema de las infor-
maciones múltiples ó contradictorias?
Sin entrar en las numerosas y delicadas cuestiones
que levantaría la aplicación de estas teorías á las reali-
dades de la práctica, es preciso, al menos, reconocer
que la base misma de la reforma es una fuerte consti-
tución de la enseñanza de la medicina legal; el funcio-
namiento regular de las informaciones contradictorias,
no es posible más que con un cuerpo de médicos legis-
tas bastante numeroso para responder á todas las nece-
sidade s; bajo este liberal régimen el consumo, si se
puede uno expresar así, será singularmente aumentado;
¿cómo encontrar en todas partes, no solamente en los
grandes centros, sino sobre todo en las pequeñas cabe-
zas de partido, bastantes médicos instruidos, experi-
mentados y capaces, á fin de proveer al mismo tiempo á
las peticiones del magistrado y del inculpado?
Desde este punto de vista, también los destinos del pro-
cedimiento criminal y de la medicina legal se confunden;
una misma idea es la que les hace avanzar en la vía del
progreso; cuanto más se engrandezca la misión elel mé-
dico forense más es preciso que su ciencia se asegure y
se extienda; en interés y en el deber de la magistratura

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 145
está el prestar ampliamente su concurso á todas las me-
didas que son propias para desarrollar el estudio de la
medicina legal y para formar en los grandes centros
judiciales y universitarios focos de esta enseñanza, de-
masiado largo tiempo abandonada; la mayor parte de
las naciones vecinas han entrado en esta vía, y al mis-
mo tiempo que en París y en Lyon, especialmente, las
Margues, á las que queda aún su nombre antipático, tien-
den á convertirse en establecimientos científicos, en plan-
tel do médicos legistas, los magistrados favorecen sus
estudios, prestándose lo más posible á las necesidades
que éstos imponen, y no oponiendo su voto á la publici-
dad de la autopsia más que en los casos en que razones
de conveniencia ó de superior interés, de las que deben
ser ellos siempre los soberanos aprecíadores, parecen
exigirlo.
Entre otras medidas destinadas á acrecentar con el
concurso de la justicia el patrimonio, modesto todavía.de
la medicina legal, ¿no conviene señalar aquella que con-
sistiría en establecer, bien sea en los palacios de justicia,
bien en los institutos, archivos de medicina legal? ¿No se
deberían centralizar, para preservarlos de la destrucción,
los documentos en los cuales magistrados y médicos po-
drían recoger preciosas indicaciones'? ¡Cuántas obras úti-
les, cuántas ingeniosas investigaciones, cuántos experi-
mentos costosos de los que desaparecen las huellas, cuán-
tas observaciones que podrían servir en las causas de
elementos de comparación, quedan olvidados y no apro-
vechan á nadie! Un establecimiento de este género sería
bien fácil de organizar.
El doctor Lacassagne ha obtenido ya en Lyon los más
felices resultados; bastaría con pedir al perito un doble
ejemplar de su informe en las cuestiones interesantes y
entenderse con la administración de los bienes del
Estado para la remisión de las piezas de convicción que
presentasen tipos notables y característicos. Lo que
19

Biblioteca Nacional de España I


1'!() EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PAllis

simples particulares han podido hacer por el vano pla-


cer de la curiosidad, el Estado lo haría más fácilmente
aún y con un interés de orden mucho más elevado.
Estos detalles no deben ser olvidados: Alemania y
Austria han reconocido su importancia, organizando
en Berlín y en Viena, en locales ordenados de un modo
inteligente, interesantes colecciones.
Si se quiere buscar la verificación de las informacio-
nes en una contradicción completa, Ó simplemente en la
pluralidad de los peritos, es preciso ante todo formar
en número suficiente hombres que estén en estado de
responder al deseo de la ley. Este es también el mejor
medio de garantir á la vez los intereses de la Sociedad y
los del individuo.
El Código de instrucción criminal que data de 1808
ha tenido el honor, sobre todo durante sus primeros
años, de ver á más de una nación tomarle sus más sa-
bias disposiciones; hoy se rejuvenecería inspirándose á
su vez en ciertas reformas introducidas en las legisla-
ciones extranjeras; los pueblos, para facilitar sus tran-
sacciones, tienden á adoptar un mismo tipo de moneda:
¿no deben tratar mejor aún de aceptar un mismo tipo
de justicia? Cada día vemos aparecer más extranjeros
ante nuestros tribunales, y á su vez los tribunales ex-
tranjeros juzgan cada día más franceses; es preciso,
pues, en el punto á donde ha llegado la humanidad, que
de cada lado de las fronteras, ciertos principios esencia-
les que dominen todas las legislaciones penales hagan
respetar las mismas reglas de moral y rodeen de la mis-
ma garantía de procedimiento á aquellos que son acu-
sados de haberlas desconocido.
Por estas consideraciones, sumariamente expuestas,
es por lo que proponemos al Congreso la adopción de
las proposiciones siguientes:
1." Para garantizar los intereses de la sociedad y del
acusado habrá en toda información médico-legal dos pc-

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 147
ritos por lo menos, de los cuales el uno será designado
por el inculpado, le será dado de oficio en caso de ur-
ó

gencia, si está ausente si se niega á designarlo por sí


ó

mismo. Dichos peritos tendrán los mismos derechos,


prestarán el mismo juramento, harán un solo informe y
serán igualmente retribuídos por el Estado (1).
'2." Estos peritos serán elegidos en las listas oficia-
les formadas por los poderes públicos y los cuerpos
científicos designados á este efecto.
3." Las personas que, á consecuencia de un concurso
ante un jurado compuesto de profesores de las faculta-
des y de magistrados, hayan obtenido un diploma espe-
cial podrán ser únicamente las que se inscriban en estas
listas.
Ll," El sistema de la pluralidad de los peritos impone
la constitución, en la capital asiento de las facultades de
medicina, de un Consejo supremo de Medicina legal, que
estará encargado de dirimir las diferencias de los peri-
tos de la región y de estatuir en última instancia.
5. a El juez de instrucción debe asistir á las autopsias
y comprobaciones, salvo en ciertos casos particulares,
de modo que pueda suministrar á los peritos los datos
y hechos que puedan iluminar sus investigaciones.
6. a El abogado del inculpado puede asistir igualmen-
te, á fin ele poder señalar al perito las objeciones de, la
defensa.
7." En las facultades de Derecho debe completar el
estudio del procedimiento criminal una enseñanza que
comprenda los principios generales de la medicina legal.
8." Conviene, para facilitar los estudios de menícina
legal, admitir como excepción al principio del secreto
del proceso, que las autopsias puedan tener lugar ante
los alumnos de los cursos, así como el uso lo ha esta-
blecido, y salvo el derecho de veto del juez.
(1) 00n,'2;r800 internacional de antropología criminal. Roma, 188(j,
ni "'\\l'SOS <k MM. Lar-assasmo. Zucca.rel l i, Fioretti, Roussellc, Aguglia,
Mo tet., Duonomo, Bevenirri y Precono. '

Biblioteca Nacional de España I


140 EL CONGllESO DE MEUICINA LEGAL DE PARís

9." Se deben constituir en los establecimientos con-


sagrados á la medicina legal ó en las escribanías de ac-
tuaciones, archivos y colecciones de piezas de convic-
ción bajo la dirección de los magistrados y de los
peritos. »
MI'. Vleminckx se asocia plenamente á estas conclu-
siones, y dice que la información contradictoria existe
en Bélgica desde 187!1, pero que se han presentado al-
gunas dificultades. A él mismo le ha sucedido por dos
veces encontrarse, como contraperitos, con médicos
mancillados. Uno ele ellos, contraperito en una causa por
aborto, había sido condenado él mismo en otro tiempo
por aborto; es preciso, pues, que haya una lista especial
de peritos, pero yo creo que la información contradicto-
ria exige la reforma de la enseñanza de la medicina
legal, la creación de una escuela especial, la necesidad
de crear grados especiales y un Consejo superior médico-
legal destinado á juzgar las diferencias en caso de con-
flictos. Los médicos legistas de Bélgica se han tenido
que formar ellos mismos, y no lo han conseguido sino á
costa de grandes esfuerzos.
MI'. Chaudé dice que el público cree, sin razón, que
todas las veces que intervienen los forenses hallan un
culpable, y es porque no conocen más que las causas
que llegan á juicio oral. En la mitad ele los casos la in-
formación médico-legal prueba la inocencia del acusado,
y la acción de la justicia se detiene. Cuando el asunto
pasa á la Audiencia es porque el perito ha encontrado
pruebas de culpabilidad, y es muy natural entonces que
las sostenga, aunque al hacerlo parezca, á los ojos del
vulgo, el verdadero acusador.
MI'. Lacassagne teme que esta pluralidad de peritos,
en las condiciones ele que se acaba de hablar, no suscite
verdaderas dificultades. ¿Cómo encontrar, dice, en las
poblaciones rurales médicos competentes? En las gran-
des ciudades y en París, uno de los peritos designados

Biblioteca Nacional de España I


11'FORMES y DEBATE' l,EL CONltRESO 14\1
será necesariamente el profesor de medicina legal; y
entonces, ¿qué autoridad podrá tener á su lado el segun-
do perito?
Cuando se habla de contraperito se supone que hay
un acusado, pero no siempre es así: por ejemplo, al
principio de una información judicial, cuando no hay
aún ningún acusado; en este momento no puede, pues,
haber perito de la defensa
No es en este sentido, según el parecer de Mr. La-
cassagne, en el que es necesario intentar reformas. La
información médico-legal contradictoria existe de hecho:
el abogado de la defensa no deja le someter nuestro in-
forme á uno de nuestros compañeros competentes en la
materia, que ya tiene buen cuidado de hacerle notar los
puntos débiles . Yo preferiría, añade, veros pedir con-
migo la anulación de esta famosa circular del jefe del
personal del Ministerio de justicia, que prohibe nombrar
más de un perito; lo que debemos desear es un ayudan-
te, un colaborador, y no un contradictor. El médico-
legista no tiene la ciencia infusa, no posee todos los co-
nocimientos científicos, y es preciso que pueda, cuando
lo crea necesario, apelar á las luces de un especialista
más competente que él en ciertas materias. El perito ad-
junto será útil si es llamado de este modo; pero si es
nombrado de oficio, correrá riesgo de suscitar enojos y
procurar conflictos. La investigación de la verdad y la
justicia no encontrarán lo que buscan.
Mr. Brouardol está conforme en el fondo con MI'. La-
cassagne; pero como la opinión pública reclama absolu-
tamente la información médico-legal contradictoria, es
difícil Iuchar contra la corriente, y vale más tratar de
utilizar esta situación. Es verdad, dice, que esta organi-
zación encontrará las mayores dificultades; para los aná-
lisis químicos, por ejemplo, en los laboratorios de me-
dicina legal, ¿de qué contrnpcritos seechará mano'? Y en
las poblaciones rurales, ¿cómo se han de encontrar has-

Biblioteca Nacional de España I


150 EL CüNGHESÜ DE MEDICINA LEG~ L ;)E PARís

tantes médicos, y cómo se impedirá que medien las in-


fluencias de campanario para que so designe siempre el
mismo perito por la justicia y el mismo por la defensa?
Fijáos, continúa, que en los treinta y seis mil municipios
que tiene Francia hay veintisiete mil sin médicos, y que
la quinta parte de los cantones (cabezas de partido) no
tienen un eloctor. Es preciso también, elice concluyendo
el sabio decano ele la Facultad de Medicina de París, or-
ganizar un Tribunal superior de Medicina legal en nues-
tro país tal como el que funciona en Alemania.
MI'. Camilo Moreau, de Charleroi, propone esta en-
mienda á la conclusión: Los elos perilos seréri nombre-
elos por el juez áeinstruccum; salvo el caso en que el in-
culpado tenga razones para. recusar á alguno ele ellos.
MI'. Vibert insiste en la necesidad de la especializa-'
ción de la medicina legal y de concursos especiales para
probar la suficiencia de los médicos en esta materia.
Así, dice, los magistrados tendrán siempre buenos peri-
tos, y el médico que hace de la medicina legal su carre-
ra tendrá su vida material asegurada.
MI'. Da Silva dice que si se nombra un perito del acu-
sado y otro de la defensa, se excita á los profesores á
ponerse en contradicción el uno con el otro; á conver-
tirse, de sabios imparciales, en abogados parciales. Esta
no es, continúa, su verdadera misión. Admite que se
nombren dos peritos, que se ayuden el uno al otro (como
sucede en España y en Portugal); pero que no se agre-
guen especialmente, el uno al acusado y el otro á la
acusación.
MI'. Demange responde que su informe tiene precisa-
mente por objeto suprimir las contradicciones que pro-
voca la contrainformación, tal como ella se practica en
la actualidad. Por esto es por lo que los dos peritos no
deben hacer sino un informe sólo, y poi' lo que propone
la creación ele un Consej o superior.
MI'. Adolfo GuilIot es de parecer de que no existen

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRRRO 151
más que ligeras diferencias entre los miembros del Con-
greso, y solicita que las objeciones sean formuladas en
enmiendas.
MI'. Garniel' quiere satisfacer las diferentes opinio-
nes que se han manifestado, proponiendo esta enmien-
da, que se pondría al principio de la proposición pri-
mera: Reseronndo stz opinión sobre la cuestión de la
oporiunuuui de crear una in(ormación médico-legal con-
tradictoria, el Congreso, etc.
NIr. Adolfo GuilIot dice que no se debe tener en cuen-
ta más que los intereses de la ciencia y ele la verdad. Si
la corriente de que se ha hablado hubiera sielo mala, yo,
dice, me hubiera colocado ele través. Creo que la plura-
lidael ele peritos es una cosa útil, y pido que se vote sin
restricción la proposición primera.
Después de una larga discusión entre los Sres. Dc-
net, Demange, Da Silva Amaelo, Laugier y Brouardel,
es aelmitido por unanimidad el principio ele la pluralidad
ele peritos; pero conforme el Congreso con la opinión
emitida por MI'. Garniel', eleciele que la contraínforma-
cíón no es necesaria.
Por mayoría ele votos se aprueba también la moción
ele que los dos peritos de toda in(ormación médico-leqel
serén clesignados por el juez de instrucción, y que el
acusado no tendrá derecho á recusar ninguno.
La enmienda propuesta por Mr. Moreau es des-
echada.
Las conclusiones segunda y tercera son suprimidas,
y reemplazadas, á propuesta de los Sres. Alberto Danet
y Bouchereau, por el artículo siguiente: Los perito» se-
rán elegidos, salvo los casos que exijtai una competencia
especial, en las listas oficiales (ormadas PO)' los poderes
públicos y las corporaciones científicas desiqntuies al
eeicto,
La cuarta conclusión, por la que se instituye un Con-
sejo superior ó supremo de Medicina legal, es impugnada
por los Sres. Bogelot y Duboscq, defendida por los doc-

Biblioteca Nacional de España I


1::'2 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARlf\

tores Brouardel y Lacassagne, y aprobada última;llente


por el Congreso.
Las demás conclusiones del informe de los Sres. De-
mange y Guillot son aprobadas por unanimidad.
MI'. Lacassagne encuentra que la institución del Con-
sejo supremo ele 111edicinn legal, que acaba de aprobar el
Congreso, es utilísima; pero que se necesita también no
olvidar entre tanto ciertas cuestiones de apariencia más
modesta, y no obstante, muy importantes también. Ac-
tualmente, dice, faltan los' recursos materiales para lle-
var á buen fin una instrucción. En nuestros días se prac-
tican las instrucciones judiciales como á principios de
siglo. No tenemos á nuestra disposición 108 recursos
científicos modernos: por ejemplo, el telégrafo ó el telé-
fono, que prestarían grandes servicios. Un perito de una
población rural podría así pedir rápidamente un dato ne-
cesario á un compañero competente mejor provisto,
ó

y se evitarían las informaciones incompletas. Con este


motivo propone el artículo adicional siguiente: Es indis-
pensable que los jueces ele instrucción tengan éí su dispo-
sición los Tecursos materiales y los medios ele acción ne-
ceserios pere traer la insiruccum. á buen término !J con
toela repidez ,
Es aprobado este artículo, así como el siguiente,
presentado por MI'. Guillot, y al cual hace ligeras obser-
vaciones MI'. Horteloup: Sise admite que la informa-
ción médico-legal debe depender del juez de instrucción,
seria conveniente prohibir á los comisarios ele poiici« el
ordenar visitas y reconocimientos médicos.

Una vez concluida la discusión, se levanta, en medio


de un gran silencio, el venerable Decano de la Facultad de
Medicina de París, MI'. Brouardel, Presidente efectivo del
Congreso, y con palabra conmovida y elocuente da las
más expresivas gracias á los magistrados, abogados y
médicos que han tomado parte en el Congreso, apor-
tando su precioso contingente á las discusiones, y dice

Biblioteca Nacional de España I


INFORMES Y DEBATES DEL CONGRESO 153
que tiene la convicción de que estos debates producirán
sus frutos, pues han sido muy importantes las cuestio-
nes que se han dilucidado y muchos los puntos oscuros
que se han desvanecido. Magistrados y médicos legis-
tas, añade, han derrochado, en la discusión de las cues-
tiones que les han sido sometidas, el caudal inaprecia-
ble de sus talentos y de su ciencia.
Después, y entre los aplausos del auditorio, declara
cerrado el Congreso internacional de Medicina legal
de 1889.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

Biblioteca Nacional de España I


Biblioteca Nacional de España I
S1GUNDA PARTE

CRITICA DEL CONGRESO Y APLICACiÓN DE SUS CONCLUSIONES


Á LA LEGISLACIÓN

y LA CI ENCIA MÉDICO-LEGAL ESP A ÑOL A

Objeto y plan de este estudio critico.

En la primer a parte de este libro he procurado des-


cribir , con toda la riqueza posible de datos y porm eno-
res, el importante Congres o de Medicina legal á que he
tenido la honra de asistir. Como sería fatigoso para las
altas personas llamadas á poner en pr áctica 10 nuevo y
bueno que de esta conferencia re sultase ir repasando se-
sión por sesión y debate tras debate en busca de la quin-
ta esencia de ellos, para hacer su estudio y estatuir 10
que fundadamente fuese considerado digno de innovar
la parte de la jurisprudencia que se rel aciona con. las
ciendas médicas y que necesita de su auxilio , voy á pa-
sal' una sucinta revista á los principales puntos. que se
han discutido en las siete sesiones celebradas en este
congreso, á estudiar sus conclusiones y á exponer luego
de una manera clara y precisa las innova ciones que en
mi concepto deben introdu cirse en esta importantísima .
parte de la Administración del Estado.

Biblioteca Nacional de España '"


156 EL CONGREIlO DE MEDICINA LEGAL DE PARÍIl

II

Examencrítico del informe de losdoctores Vibert y GilIes de la Tourette.-Anomalias


que ofrece el estudio de los traumatismos craneales y raquídeos. -Casos de toleran-
cia extraordinaria del ccrcbro.c-Ncurastcma é histcro-neurastenia traumáticas.-
Importancia que se debe dar en estas enfermedades al factor de la predisposición y
de la herencia. -Simulación de dichos padecimientos en cuestiones de medicina lo-
gaI.-La psico-ncurosis traumática.-Su síndrome y semiótica. -Reserva en el pro-
nóstico que imponen todas estas secuelas de los referidos traumatismos.

Siguiendo un rigunoso orden cronológico, tengo que


ocuparme, en seguida, del primer informe discuti-
do, que fué el de los doctores Vibert y Gilles de la Tou-
rette sobre los traumatismos cerebrales y medulares en
sus relaciones con la medicina legal.
El resumen de esta cuestión, sabiamente compendia-
da por el- doctor Motet, comprende dos partes: una que
se relaciona sólo con los médicos forenses, otra que al-
canza también al poder judicial.
La primera es un inapreciable consejo, fruto de la
observación y de la experiencia de Ios-médicos legistas
de todos los países, en que se recuerda lo fácilmente que
se puede equivocar el médico forense que, en su deseo de
llenar los fines de su misión, quiera á todo trance preci-
sar de un modo taxativo las consecuencias de los trau-
matismos cerebro-medulares.
En efecto, y sin entrar en el estudio de las anomalías
que presentan los golpes y conmociones que afectan de
un modo ú otro al raquis al cráneo, órganos en los que,
ó

y principalmente en este último, se producen lesiones


rarísimas, cuyo mecanismo es hoy ya conocido gracias
á los estudios y observaciones de Mr. Duret (1), quien,

(1) Duret: Études experimentales el cliniques sur les traumatismes eere-


b1'aux.-París, i888.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTiCA DEL CONGRESO 157
como se sabe, hace jugar un gran papel en su produc-
ción al líquido céfalo-raquídeo y á la elasticidad de las
paredes craneales, merced á la cual se deprime el crá-
neo por el choque, se reduce su cavidad y, al ser repeli-
do el líquido céfalo-raquídeo, como no encuentra una
puerta bastante ancha para entrar inmediatamente en el
raquis, contunde y desgarra las partes del encéfalo, con
las que se halla en contacto (1); sin tener para nada en
cuenta tampoco esos casos de muerte producida por un
traumatismo craneal, en los que no :::e encuentra nin-
guna lesión del encéfalo, al menos macroscópica, y que
han servido para hacer admitir la existencia de la con-
moción cerebral, caracterizada precisamente por altera-
ciones funcionales más ó menos importantes, pero sin
lesiones materiales apreciables, se ve algunas veces que
las heridas más graves de órganos de tan elevada gerar-
quía orgánica como es el cerebro, no producen, no ya
la muerte, sino nila más pequeña perturbación en susfun-
cíones, y por el contrario, en otras la herida ó contusión
más insignificante acarrea graves trastornos y aun la
muerte tal vez, ya en breve ó lejano plazo.
Por ejemplo: se dice que siempre que un proyectil
penetra en el cerebro puede ser considerada como inevi-
table la muerte, y que ésta es tanto más pronta ordina-
riamente cuanto que la lesión esté más cerca de la base

(1) Para explicar la producción de las lesiones de la periferia del cerebro (y por-
llIítaseme esta digresiónen gracia á la importancia del asunto) en un punto diamc-
tralmento opuesto al que ha sufrido el choque, admitoMI'. Durct que la pared del crá-
neo se levanta en este punto opuesto y forma una especie de vacío virtual que se llena.
pUl' el aflujo violento de todos los líquidos, en particular de la sangre, la qne á su vez
rompe las paredes de los vasos que la contienen.
. Las lesiones intersticiales que se observanalguna vez las explica por la presencia
dellíqnido céfalu-raquídco en la vaina de los vasos que penetran en el encéfalo.
Las frecuentes lesiones det bulbo y, corno consecuencia de ellas, las graves altera-
ciones que siguen á menudo inme.íiatamcntc al traumatismo, dice que se llevan á cabo
porque, hallándose comprimidos de fuera á dentro los ventrículos laterales del cerebro
por el Choque, va el líquido á distender violeutamento el cuarto ventrículo.

Biblioteca Nacional de España I


158 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

de este órgano, y, sin embargo, se han visto balas que


han atravesado de parte á parte la porción superior dé
la masa encefálica, alojándose en uno de los ventrículos
y aun en las inmediaciones de la glándula pineal, sin cau-
sar accidentes graves y sin abreviar la existencia del he-
rido. En las memorias de la Academia de Cirugía de
París (tomo 1.0, pág." 134) se cita el caso de un Oficial
superior, herido de una bala que se detuvo en el cere-
bro; ni aun perdió el conocimiento y vivió muchos años
sin experimentar la menor debilidad en las facultades
mentales. A su muerte se encontró la bala sobre la glán-
dula pineal, rodeada de sustancia cerebra 1. Un Oficial
de cazadores recibió en Wagran, en 1809, una bala que
penetró en el interior del cerebro. A penas si perdió el
conocimiento durante algunos instantes; curó en menos
de tres meses; continuó sirviendo hasta 1815, y llegó á
una edad avanzada sin ningún impedimento; se le encon-
tró la bala alojada en el lóbulo izquierdo del cerebro.
En cierta riña ocurrida en un pueblo de la provincia
de Zaragoza infirió uno á otro de los contendientes una
herida en la cabeza, que cicatrizó por primera intención.
Pasaron muchos meses sin la menor novedad, y un día
amaneció muerto el exherido , Removida la causa á ins-
tancia de la familia y hecha la autopsia del individuo en
cuestión, se encontró una hoja de puñal rota por cerca
de la empuñadura y hundida en el cerebro, precisamente
debajo de la cicatriz. Sin duda, en la pelea descargó el ho-
micida sobre la cabeza' de su víctima una tremenda puña-
lada, y la fuerza que necesitó emplear para horadar el
cráneo fué la causa de que se quebrase la hoja y quedase
en el fondo de la herida; ¿pero quién explica, tanto en
este caso corno en los anteriores, cómo el cerebro, á pe-
sar de su supuesta división en partes tolerantes into-
é

lerantes, sufrió impunemente durante tanto tiempo la


presencia de un cuerpo extraño incrustado en sus circun-
voluciones?

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 159
Por el contrario, en las circunstancias más favora-
bles y hasta cuando la curación es obtenida en poco
tiempo, las lesiones del órgano cerebral, ya sean heri-
das, ya sean conmociones violentas, dejan muy á menu-
do lesiones ó trastornos de las facultades intelectuales,
de la sensibilidad ó de las funciones locomotrices, y esta
circunstancia debe ser tenida muy en cuenta al valuar
los daños y perjuicios á que el herido puede tener de-
recho.
Por otra parte también, y gracíaa á lo~ trabajos de
muchos médicos modernos, principalmente á los de los
doctores Board, LevilIain y Coombs-Knapp, sabemos
en la actualidad cuán frecuente es la presentación de la
neurastenia, llamada por tal causa traumática, como
consecuencia de la conmoción que experimenta el orga-
nismo con motivo de un golpe ó herida cualquiera y, en
ocasiones, hasta de una simple conmoción moral. Y como
en tal caso es lógico que el individuo responsable del
traumatismo 10 sea también de los accidentes neuróticos
por él determinados, esté ó no predispuesto el sujeto le-
sionado á los padecimientos neurasténicos, pues esta
predisposición no debe atenuar en nada la responsabili-
dad del delincuente, hay que saber esperar antes de
pronunciarse en un sentido ó en otro, porque puede va-
riar en lo futuro la evolución de estos accidentes nervio-
sos de origen traumático, habiéndose visto simples tras-
tornos neuróticos sin aparente gravedad al principio y
que hasta habían -11egado á desaparecer casi completa-
mente durante algún tiempo, adquirir más tarde una
marcha progresiva ó complicarse cuando el proceso ha-
bía terminado ya con otros desórdenes más graves, y,
viceversa, muchos casos donde los accidentes nerviosos
presentaban durante muchos meses y aun varios años la
apariencia y el curso de una lesión grave de los centros
nerviosos,tal como la parálisis general, y cuando el cau-
sante ó responsable del traumatismo, origen de estos

Biblioteca Nacional de España I


160 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

trastornos, había ya satisfecho los daños y perjuicios á


que había sido condenado y que, como es natural, guar-
daban relación con el pronóstico fatal do estos acciden-
tes, entrar todo poco á poco en una vía distinta, por tra-
tarse en estos casos de neurastenias psíquicas intensas
que simulaban una parálisis general, y poder el enfermo
volver á reanudar sus ocupaciones habituales.
Cuando esta neurastenia se complica con la histeria,
lo que es el caso más frecuente y la forma más común
del neuro-traumatismo, según el Dr. Levillain (1), se
puede también encontrar el perito en presencia de una
cuestión subsidiaria importante, á saber: la ínfluencía
de la herencia en el desarrollo de esta hístero-neuraste-
nia traumática. En primer lugar, la herencia no es cosa
fácil siempre de establecer, aun cuando se trata de pura
curiosidad científica, y, por lo tanto, lo será mucho me-
nos en estos casos, en que los enfermos que reclaman
daños y perjuicios tienen un interés tan grande en disi-
mularla. En segundo lugar, es preciso reconocer que la
hístero-neurastenia no implica necesariamente la acción
de la herencia entre los factores etiológicos. El doctor
Charcot cita casos agenos por completo á toda cuestión
médico-legal, donde fué imposible comprobar la menor
tacha hereditaria en los ascendientes de hístero-neuras-
ténicos confirmados. Por último, aun cuando la heren-
cia estuviera perfectamente establecida, tendríamos, con
respecto á la interpretación médico-legal de la enferme-
dad, lo mismo que en el caso ya indicado de la predispo-
sición. Si se puede demostrar que el individuo traumati-
zado estaba bueno y sano antes del accidente, aunque
se trate de un hereditario, es preciso deducir en buena
lógica que debe á dicho accidente la aparición de los fe-
nómenos hístero-neurasténicos. Su herencia podía per-

(1) La Neurasthenie, Maladie de Beard, avec une préface du professeur


Charcot et suivie d' une notícetharapeutique par le docteur Vi~oul'oux.

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 161
rnanecer latente durante largo tiempo, sino siempre, si
el traumatismo no hubiese intervenido. Aun en los casos,
pues, donde la herencia se halla mejor comprobada, que-
da el traumatismo enteramente responsable de los des-
órdenes nerviosos, de los que ha sido la señal y el punto
de partida. El único caso, quizá, donde podría ser dis-
cutida la entera responsabilidad de los factores del trau-
matismo ocasional sería aquel en que un individuo, ya
enfermo anteriormente, hubiera visto agravarse Ó com-
plicarse su estado á consecuencia del choc traumático.
Hé aquí, por ejemplo, un individuo que era ya neurasté-
nico; se encuentra en un descarrilamiento, en un incen-
dio de un teatro, es atropellado por un tranvía, etc., y se
hace hístero-neurasténico á consecuencia de este acci-
dente. Tal es el caso citado por Charcot, de un agente de
negocios que, neurasténico ya por surmenage, es he-
rido cierto día por una descarga eléctrica y se convierte
en histei-o-neurasténioo. Supongamos que hubiera es-
tado asegurado contra los accidentes causa por la ful-
guración; en tal caso, habría sido de justicia limitar la
parte que correspondía á la descarga eléctrica y deter-
minar con exactitud la responsabilidad evidentemente
limitada de la compañia de seguros; pero si la cosa
hubiera sido justa hubiera sido también muy difícil.
En estos casos de neurastenia y de histero-neuraste-
nía traumáticas, resta aun una cuestión que puede tam-
bién presentarse en medicina legal, yque es la de la simu-
lación de dichos padecimientos. En efecto, un individuo
puede en rigor simular bastante fácilmente la mayor par-
te de los desórdenes subjetivos que constituyen la neu-
rastenia simple. Será fácil, sin embargo, por una serie
de exámenes é interrogatorios desenmascarar al simu
lador haciéndole incurrir en contradicciones sintomáti-
cas, que es poco frecuente encontrar en la clínica. Se ne-
cesitaría ser un simulador verdaderamente instruido de
todos los fenómenos clásicos de la neurastenia para no
21

Biblioteca Nacional de España I


162 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

embrollarse y contradecirse en las diversas descripcio-


nes que se le hará hacer del síndrome clínico que él pre-
tende experimentar. El médico legista que conozca bien
la enfermedad de Beard y sus principales variedades, hoy
menos proteiformes que en otro tiempo, no se verá casi
nunca embarazado para saber si se las há con un enfer-
mo de buena fe. Tal embarazo será menos largo aun y
menos difícil si se trata de la histero-neurastenia; esta
última forma tan frecuente del neuro-traumatismo, tiene
ciertos estigmas que una vista atenta y habituada sabrá
enseguí.ia descubrir. Tales son los estrechamientos del
campo visual, las hemi-anestesías sensitivo-sensoriales,
las zonas histerógenas y la descripción tan especial de
los pequeños ataques.
Es preciso, sin embargo, confesar que los signos ob-
jetivos de los desórdenes neurasténicos no son actual-
mente suíícíentes para que se les pueda conceder un va-
lor real en medicina legal, donde los compromisos y los
intereses son de mucha mayor importancia que desde el
punto de vista nosográfico.
Sea como quiera, la simulación en estos casos de neu-
ro-traumatismo parece ser bastante frecuente; bueno es
por lo tanto estar prevenido, y es igualmente útil saber
que ha dado lugar ya ú algunos errores. Salig Muller ha
citado el caso de dos individuos traumatizados que han
podido, gracias á una hábil simulación, percibir durante
muchos años una renta anual de 2.:::'00 francos; esta no
es sin embargo una razón suficiente para adherirse á la
opinión de este autor, que propone la creación de esta-
blecimientos especiales donde se puedan vigilar de cerca
esta nueva clase de simuladores.
El médico norteamericano MI'. Coombs-Knapp, pro-
fesor de la clínica de enfermedades nerviosas de la Uni-
versidad de Boston, en un reciente trabajo sobre las afec-
ciones nerviosas consecutivas al traumatismo (Concus-
sion of ihe spine. Railway-brain) admite también, de

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 163
acuerdo en muchas cosas con los trabajos de Oppenheim
y Westphall, una psico-neurosis especial y compleja en
los traumatismos, caracterizada 10 más frecuentemente
por síntomas de naturaleza puramente cerebral (depre-
sión mental, ansiedad, pérdida de la memoria, imposibi-
lidad de fijar la atención, tristeza, dolor de cabeza, vérti-
gas) yen muchos casos por trastornos en la motilidad (pa-
resia, parálisis, exageración de los reflejos tendinosos) y
en la sensibilidad general y sensorial, por desórdenes en
las funciones de la vejiga urinaria, etc., y dice á este pro-
pósito que las perturbaciones nerviosas consecutivas al
traumatismo no son debidas á la conmoción de la mé-
dula, en el verdadero sentido de la palabra, pues, aunque
probable, es esto dudoso todavía; que la torcedura del ra-
quis, la irritación espinal y la neuritis periférica, son
complicaciones frecuentes; que el traumatismo puede dar
origen no tan sólo á graves lesiones mecánicas del sis-
tema nervioso central con síntomas inmediatos, sino tam-
bién á un. proceso degenerativo crónico de marcha insi-
diosa, pudiendo engendrar también diversas afecciones
funcionales del sistema nervioso, entre ellas las psicosis,
la neurastenia y la histeria; que la hemíanestesía no es
característica de la histeria, pues se encuentra también
en otros estados morbosos; que los trastornos psíquicos
(ansiedad, hipocondria , depresión mental, emotividad
exagerada, incapacidad de aplicar la atención) pueden
existir solos ó unidos á otros estados morbosos; que la
neurastenia es con frecuencia producida por el trauma-
tismo y la histeria lo es muy raramente, y que una y otra
pueden sobrevenir en el curso de una enfermedad orgá-
nica y obscurecer el diagnóstico; que existe un complexo
sintomático verdaderamente típico, con perturbaciones
psíquicas, parestesia, anestesia, lentitud y debilidad de
los movimientos y exageración de los reflejos, y que este
complexo no es raro y es debido probablemente á lesio-
nes orgánicas; y, por último, que el pronóstico de este

Biblioteca Nacional de España I


164 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARis

estado es grave, pues si se observa alguna vez cierto ali-


vio, la curación completa es muy poco frecuente.
Aunque no suscribamos todas estas conclusiones del
distinguido médico neurólogo de Bastan, y creamos fir-
memente con el ilustre doctor Charcot que en el mayor
número de casos todos estos trastornos nerviosos son fe-
nómenos debidos á la neurastenia unas veces y á la his-
tero-neurastenia otras, véase por todo lo expuesto si hay
razones sobradísímas para encarecer el mayor cuidado
en los juicios que formulemos en esta clase de trauma-
tismos, y para aconsejar que no nos precipitemos en el
pronóstico que ha de decidir una cosa de tanta impor-
tancia y que tan expuesta está á contingencias y sorpre-
sas tan inesperadas como desagradables.
Por eso la conclusión propuesta por MI'. Motet y
aceptada por el Congreso, merecerá la aprobación de
todas las personas competentes, y figurará en adelante
como un axioma inconcuso de la ciencia médico-legal en
la determinación de las consecuencias de los traumatis-
mos cerebrales y medulares; porque, en efecto, solo una
observación atenta, minuciosajy prolongada, nos permi-
tirá establecer el pronóstico y poder ser la verdadera
salvaguardia tanto de los intereses de la víctima como
de los del autor del traumatismo.
La segunda parte de esta conclusión es una natural
consecuencia del estudio de la primera. Si en la mayor
parte de las lesiones cerebrales medulares no pueden
ó

los médicos aventurar su pronóstico y formular por lo


tanto conclusiones definitivas sino después de largo tiem-
po, justo es que por quien corresponda se promulgue
una ley ordenando que en estas condiciones no se debe-
rá obligar á los médicos forenses á dar su parecer sino
sobre el estado actual, permitiéndoles reservar su pro-
nóstico y no formular nada por entonces con carácter de-
finitivo, y otorgando poderes á los tribunales para que
determinen qué clase de reparación provisional se ha de

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEI. CONGRESO 165
dar á las víctimas ínterin l1ega el momento en que el mé-
dico legista deposita el informe que establece las respon-
sahilidades.
III
Cl'Íiim do la comuuleacíón do \11'. Coutagno sobre la Anatomia y fisiolojia putolo-
.'¡feas de la a/wí·cadltl'a.-Plleo valur que ticncu los signos quo difcrouciar, la es-
trangulaciúu con un lazo de la ,lillll'eac!ura - Furnia y rlírcecíón quc so asigna por
los autores al surc« provocado por el ~,g'entc constrictor en tilla y otra.-Sll escasa
importancu. en dotcnuinadns casos.-Sclic'.lesque distinguen la ahorcadura de la cs-
tl'augulación con la ll]'lIlo.-Ahol'e:ulura por suicidio y por homicidio.

Pasaré casi por alto la comunicación de 'MI'. Enrique


Coutagne, sobre la anatomía y fisiología patológicas ele
la ahorcadura, porque poco, muy poco es 10 que viene á

iluminar este tenebroso asunto. Especialmente entre la


estrangulación con un lazo y la ahorcadura, no existen en
verdad graneles diferencias; tanto que dos médicos le--
gistas eminentes, Tardieu y Devergie, cuando la célebre
causa Duroulle, creyendo distinguir por tales cuales ó

signos la estrangulación suicida de la homicida, expusie-


ron conclusiones diametralmente opuestas, sin que sus
argumentos (al menos por lo que á mí toca) lleven del
todo la convicción al ánimo del que pondera en un sen-
tido en otro la fuerza de su dialéctica.
ó

Una de las señales á que dan en estos últimos tiem-


pos más importancia los médicos legistas es á la forma
y dirección del surco que produce la constricción del lazo
alrededor del cuello y que dicen es oblicuo incompleto é

en la ahorcadura, y circular y horizontal en la estrangu-


lación con un lazo. Pero esto tampoco es decisivo, porque
también se puede estrangular á una persona tirando del
lazo, no horizontalmente, como había que hacerlo para
que el surco resultase de la forma expuesta, sino ele aba-
jo arriba, como sucede cuando el asesino es mucho más
alto que la víctima y cuando ésta cae al suelo en el mo-
mento de la agresión y el matador se coloca encima ele
ella; y entonces la forma y dirección del surco no sería

Biblioteca Nacional de España I


166 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

la que asignan Hoffrnann, 'I'ardíeu, Vibert y otros auto-


res á la estrangulación con un lazo.
Entre la estrangulación con la mano y la ahorcadura,
ya existen más notables diferencias, como son las seña--
les de los dedos, los arañazos y demás efectos consi-
guientes á la bárbara agresión y fáciles de adivinar á
poco que se recapacite; aparte de otros de índole ya más
técnica, como son los equimosis de las conjuntivas, el
quérnosis sanguinolento, eto., etc., pero en los que no hay
que confiar de un modo absoluto porque esto suele algu-
na vez prestarse á grandes errores.
La diferencia entre la ahorcadura que es resultado
de un suicidio de la que es efecto de un homicidio, tam-
poco descansa más que sobre datos que pudiéramos lla-
mar subjetivos y empíricos, y que por 10 mismo, sino van
acompañados de otros de índole más racional, no deben
formar jurisprudencia.

IV
Examen de la comnnlcaoion de ~Jr. l.arassagne sobro la Utilidad de las hojas de
obsercaciori me.lico-Leqnle» !J, rí este proposiio, del exanie»; ntcio.Lico de las
niiia« en los casos de atentados contra el ]JlUlo}'.-Mi confunuhlnd en este [)IIIl-
to con dicho profesor.e- Ncccsidud de que se practique lo más pronto posihlc el ex;(-
mcn de 1;1, víctium, el del violadnr y el de bs piezas de COll\'¡~tión,-\'aliJr que debo
darse al resultarlo del análisis luctcriológiro en cierto» casos do atentados ceutra 01
pudor.i--Presoncia do Jos zoospormos en 'a orina do las jóvenes violadas.

La comunicación de :LvII'. Lacassagne sobre la utilidad


de las hojas de observación médico-legales y á este pro-
pósito del examen metódico de las niñas en los casos de
atentados contra el pudor, y la discusión que le siguió.
pusieron de manifiesto dos cosas muy dignas de ser te-
nidas en cuenta.
La primera, es la necesidad de que el juez instructor
remita al forense cuyos conocimientos reclama, una hoja
de observación médico-legal (parecida á las que en to-
das las facultades facilitan á los estudiantes sus obser-

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 167
f, vaciones clínicas) y que no embarazando en lo más mí-
nimo el procedimiento que use el profesor práctico y ex-
perimentado, sirvan de guía al médico menos acostum-
brado á esta clase de operaciones, le obliguen á no omi-
tir nada esencial y hagan que se adopte un método uni-
forme y procedimientos análogos en la redacción de tan
importantes informes.
No puedo menos de estar conforme en este particular
con MI'. Lacassagne, y también cuando dice que si tuvié-
semos hojas médico-legales para los casos más frecuen-
tes é importantes de la práctica forense, como son las
autopsias de fetos y las de los ahorcados, ahogados y en-
venenados, el examen de los .heridos, de las mujeres en
cinta, etc., etc., se ayudaría mucho á la precisión de las
comprobaciones, á la par que todos estos documentos,
recogidos y archivados, formarían un tesoro inagotable
de observaciones científicas.
La segunda, es la conveniencia de que el examen, tan-
to de la víctima como del violador como de las piezas de
convicción, se haga lo más pronto posible, entre otras
razones por la rápida desaparición de los síntomas que
nos han de guiar en nuestra información. Las piezas de
convicción sobre todo, como son las camisitas de las ni-
ñas, las sábanas, etc., deberían ser remitidas incontinen-
ti á los laboratorios de medicina legal, porque aparte de
lo difícil que es muchas veces precisar el origen de algu-
nas manchas á causa de su sequedad y del mal estado
en que se encuentran, suelen hacer con frecuencia los
jueces de instrucción 1<1 pregunta de que si tal mancha
procede de alguna persona que padezca flujo hlenorrá-
gico (como diariamente se está viendo en el Laboratorio
de Medicina legal de esta corte, cUY<1 dirección me tiene
confiada el Gobierno de S. M.), y si la investigación de
los gonococos (microbios específicos de la blenorragia)
es muy fácil en el pus y aun en las manchas frescas, en
cuanto éstas se secan no queda de ellas ni vestigios. Y

Biblioteca Nacional de España I


10S EL CONGRESO DE MEDICINA LEG~L ¡)E PARís

digo esto de los gonococos, á pesar de participar en par-


te de las opiniones de los doctores J\1l\'I. Bordas y Vi-
bert (1), quienes, basándose en la existencia en los flujos
vaginales de la mujer de diplococos que es imposible dis-
tinguir de los gonococos ni por sus caracteres morfoló-
gicos ni por sus reacciones, afirman que la cuestión del
gonococo dista mucho de estar resuelta en la actualidad
con aquella completa certidumbre y perfecta exactitud
que exigen las prácticas médico-legales, y que en ningún
caso está autorizado el perito á deducir la naturaleza
blenorrágica de una vulvitis del examen bacteriológico
más completo.
Por eso creo que hago muy bien en aplaudir y reco-
mendar la conclusión final formulada por 1'11'. Lacassag-
ne, rogando al Congreso que llame la atención de los
Poderes públicos acerca de la importancia que tiene el
que las comprobaciones médico-legales sean hechas lo
más rápidamente posible por un médico forense, conclu-
sión que, como se ha dicho anteriormente, fué tomada
en cuenta y aprobada por el Congreso.
Una cosa hubiera agregado yo á la comunicación de
Mr. Lacassagne, de haber tenido entonces el número de
observaciones que llevo registradas en la actualidad
acerca del asunto que motiva esta adición, y es aquella
que en los casos de atentados contra el pudor 'rio debe
dejarse de examinar, á ser posible, la orina de las vícti-
mas más menos auténticas, pues es frecuente encontrar
ó

en ella, igualmente que en la de las mujeres casadas,


cuando se hace el examen microscópico de sus orinas
con un fin clínico, algunoszoospermos, que, en el caso
presente, son undato precioso de comprobación para el
objeto que se persigue.

r (1) Le gonocoqne en Jlérledne légale.-TralJajo·:presentado por sus au-


tores á la Sociedad de Medicina legal de Francia y publicado en los
Annalesjd'IIygiéne p ubliq u« el (le Jl1r!decine légale (3.e sér io, tome XXV,
1891, numo 5.)

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 168

v
.luicio que nos merece el in'nrmo de MI'. Motet, sobre la Intervención de los mérl¿-
oos f oreuses en el proce.Lintieuto judicial ele una interdicción ó para levan-
irir esta int-¡..Hccióll,-~onveniencia. y oportunidad de sus conclusiones.-Necesi-
dad de que se implante con el carácter de' olrligutoria en todas las legislaciones la
infunnaciún pericial previa á que en ellas se refiero el distinguido médico legista
francés.

Tampoco nos ocupará mucho la crítica de laseguncla


cuestión del programa oficial, Iuminosísimamento des-
arrollada por el sabio especialista MI'. Motct, y que trata
de 1<::. intervención de los médicos legistas en el 1.rocedi-
miento judicial que se incoa con objeto do inhabilitar á
un individuo para el goce de sus derechos civiles) ó por
el contrario cuando se desea levantar esta interdicción)
pues no puede ser más justo lo que se pide en ella) y
tienen que estar conformes con sus conclusiones todos
los que se precien de ser amantes de la justicia y quieran
que emita ésta sus fallos basándolos en observaciones y
consejos de personas competentes en la materia objeto
elel litigio. ¿,Qué más lógico) en efecto) que preceda un
examen médico-legal á tales demandas? Porque si bien
os verdad que hay enajenados que con sólo verlos se adi-
vina la alteración de sus facultades intelectuales) no es
menos cierto que existen otros tan sagaces, en medio de
su locura, que engañan á toda persona que no se haya.
consagrado al estudio de esta especialidad; y bien pala-
dinamente confesó en el Congreso una de las glorias de
la magistratura francesa) Mr. Horteloup, que estuvo más
de dos horas interrogando á un maniaco sin poder co-
gerle en una incoherencia, y que en menos de diez minu-
tos el médico del Asilo donde aquél estaba) puso de re-
lieve el trastorno de su ideación.
Aparte de que existen Jacos cuyas monomanías) como
dice el ilustre Mata) son compatibles con la buena admi-
nistración ele sus intereses) y si bien no hay que fiarse
mucho de tales monomaniacos, pues nuestro cerebro,
22

Biblioteca Nacional de España I


170 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

digan 10 que quieran algunos adeptos de GaI1, no es un a


aglomeración de partes distintas sin relación alguna en-
tre sí, como, por ejemplo, el encasillado de una mesa de
cajista) sino que existe en el órgano entero una solidari-
dad y harmonía más grandes de 10 que generalmente se
cree, y ... cuando una casa se quema, se calienta por lo
menos su vecina; aunque no hay que confiar mucho, re-
pito, en ninguna clase de monamanía, pues es muy fre-
cuente en los locos el tránsito de una á otra muy diver-
sa, siempre es conveniente que sea una persona enten-
dida la que verifique el examen del presunto loco, para
que determine de un modo preciso el estado mental del
alienado) las probabilidades que existen de que pueda
curar) ó, por el contrario, los síntomas en que se funda
para creer que no recobrará el juicio. Ninguno, que no
sea un médico acostumbrado á esta clase de reconoci-
mientos, podrá establecer un diagnóstico riguroso; y el
médico alienista será el único que podrá ver, en el caso
en que no se puedan aplicar á la enfermedad que presen-
ta el sujeto en cuestión los términos de imbecilidad ó de
demencia) la extensión y la cronicidad del desorden inte-
lectual causante de la incapacidad absoluta para dirigir-
se ó para manejar los intereses de su casa y familia.
Aquí lo mismo que en Francia, los magistrados sue-
len solicitar una información médico-forense cuando en
el curso de una causa de este género se encuentran con
dificultades que no pueden superar; pero no existiendo)
que sepamos, ningún artículo en el Código civil que au-
torice al juez de primera instancia á no admitir ninguna
demanda de interdicción que no vaya justificada con un
informe médico-legal, soy de opinión que, en lo sucesivo,
se debe subsanar esta deficiencia estableciendo) como
cosa obligatoria, la información pericial á que se refería
MI'. Motet en sus conclusiones que, como queda expues-
to en la primera parte de esta Memoria, fueron acepta-
das por unanimidad en el Congreso.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL COJ\C<RESO 171

VI
Crítica del informe de Jos profesores Lutaud y Dcscouts, sobre algunas Cuestiones
médico-legales relativas al almso de la mOljina.-Objeto que se proponen los
informantes, Et snorfiniemo.s-S» deünición.-FlulIadores y comedores de Op1O,
bebedores de éter y ajenjo, tomadores de haschich, estricnina, pólvora, cte.-Los
lIJOrlinóm:lIlos.- La jeringu i!la de Pravaz.- Estadisticas de varios au toros.- Ca usas
del morfinismo. - Una observación clínica mía. IIIny notahle.-\lorfinomanía y de-
gcnemcióu.c-Inñuoncía que en el dcsnrrollo de este vicio tiene la lectura do ciertas
novelas.c-Altcrncinnos orgánicas y mentales IILlO provoca el morfinismo. -SLl pro-
Iilaxis y trutamicnto.c-Modiéus para impedir el nhastecimicntn de los morflnúmanos.
- La (;ocainomanía.-Libros de policía. - Modificaciones que hay que introducir
en las conclusiones de este informo para aplicarlas á nuestro país.

La tercera cuestión del programa oficial, sobre la que


informaron ante el Congreso los profesores Lutaud y
Descouts y que, como sabemos, trata varias cuestiones
relacionadas con el abuso de la morfina, tiene por objeto
oponer trabas á la expendición de dicho alcaloide, con el
fin de cortar por completo ó disminuir al menos los casos
de esa enfermedad social que se llama morfinismo,
Morfinismo he dicho, sin pensar que la mayor parte
de mis compatriotas no entenderán lo que quiero expre-
sar con semejante palabra; pues, por fortuna, España
está todavía libre de ese contagio (1) que aspira en mu-
chas naciones á sustituir mejor dicho á acompañar al
ó

alcoholismo, y que acarrea, con apariencias más delica-


das y hasta románticas, trastornos tan graves ~omo la
embriague» alcohólica, para el individuo y para la so-
ciedad.
¿Qué se entiende, pues, con tal nombre? ¿Qué es, en
resumen. el morfinismo?

(1) Esto se oscribia á pr incipios de 1890. En aquolla época no era oo-


noeic1a todavía, en España la cnfcrmorle.d objeto de este estudi»; pero du-
rante los nueve aüos que han trauscurrido desde' ont.onccs, ha divulgado
la prensa los excesos morfmicos á que se entregan en var-ias naoioncs y
se han empezado á dar ya entro nosotros n.lgUIWS el1SOS de adoradores de
Morfeo, si bien en mucha menor proporción que la que siguen ofrecien-
do ot.ros p,";"." de Europa. Yo he tenido en mi cl.ientcla tras casos de
m orfinoman ia, uno ele los cuales, por truta.rso de una ancu.na de setenta
aftoso en la qUtl se han reunido circunstancias oxt.rn.oi-dina.rias, me ocu-
pará breves momentos en lugar apropiac1o do estu Memoria.

Biblioteca Nacional de España I


172 EL CONGRES0 DE MEDICINA LEGAL DE PAHis

Voy á definido y á estudiarlo, siquier sea muy some-


ramente, pues no encuentro sitio para muchas disquisi-
ciones en los reducidos límites de esta "Memoria
Del mismo modo que en China hay un sinnúmero ele
personas que sienten verdadera pasión por fumar el opio,
y que en Turquía no solo lo fuman sino que lo comen los
que por esta aberración elel sentido elel gusto reciben el
nombre ele opiófagos ó theriequis, y que en Irlanda be-
ben el éter, y en Argelia el ajenjo ó absínto, y que los
orientales adoran el hasohich, y los noruegos la estric-
nina, y los del Congo toman la pólvora, y las damas ru-
sas el sulfonal, y las alemanas la cocaína, y los america-
nos elel Sur fuman el té, y los elel Norte aspiran los vapo
res de la nafta, así en varias naciones de Europa y prin-
cipalmente en Inglaterra, Francia y Alemania, existen
desde hace algunos años, 'en particular desde el comien-
zo de esta última década (1880), individuos de todas las
clases sociales (1) que encuentran la mayor ele las deli-
cias en introducir la m'irfina en su organismo valiéndose
-¿de qué medio diréis? -de las inyecciones hipodérmicas
que, ellos mismos y con estóíco valor, se practican aguje-
reándose la piel por todas partes, llegando en su insacia-
ble afán hasta el punto de hundirse el aguijón de la jerín-
guilla en las mismas venas, no obstante ser sabedores de
que arriesgan la vida, para sentir más rápidamente y con
mayor intensidad esas extrañas sensaciones que, si por
el momento aparecen disfrazadas con energías vitales de
la duración del relámpago, son el origen seguro y cierto
de la enervadora laxitud que conduce al sepulcro. Estos
individuos son los que se conocen en el extranjero con el
nombre de morfinómanos, mor{eómanos Ó morfio.nenos,

(1) Scgún un artículo publicado en Le Fi.qaro, de París, por el doctor


Dubut de Laforost , solamente en Francia pasan de 50.000 l. s morfin ma- ó

nos que hay, siendo según d icho articu l ista mucho mayor t.odnv ía nI 1,,",-
mero ele los que existen en Alemania Inglaterra y priueipalmente cu
ó

los Estados Unidos.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 173
llamándose, por lo tanto, morfinismo, la enfermedad
que les induce á obrar de tal manera.
¡Triste destino el de la civilización y el de sus mejo-
res descubrimientos: servir lo mismo para lo bueno que
para lo malo; realizar, aunque en otro sentido, lo que
cuenta la fábula de la lanza de Aquiles; pues si aquélla
curaba con el cuento las heridas que causaba con la PUll-
ta, la ciencia cierra muchas heridas, es cierto, pero abre
también otras ponzoñosas úlceras!
[La morfina! ¡La jeringuilla hipodérmica! Desde que
la química moderna nos descubrió la primera y el genio
de Pravaz nos inventó la segunda, el médico, armado con
tan preciosos agentes, penetra en la: alcoba del enfermo,
y poniendo sus manos sobre el sitio dolorido, cual hicie-
ra Jesús con los enfermos de Galilea, sustituye en un mo-
mento al dolor más acerbo la calma bienhechora, y al
insomnio agitado del paciente la dulce sensación precur-
sora del sueño.
Pero esa misma morfina y esa misma jeringuilla hi-
podérmica, aquélla disuelta en proporciones conocidas y
encerrada en precioso frasco de oro cincelado, y ésta de
plata oro también y hasta con piedras preciosas engas-
ú

tadas en el rico metal (1), forman á la par que un adorno


de la demi-moruleine parisiense, el arsenal quirúrgico
de un vicio; y á cualquier hora del día; y aun en el mo-
mento en que deslumbrante de lujo y de belleza pasea en
muelle ltuulnu por los Campos Elíseos el Bois ele Bou- ó

loqne, carga su instrumento con el líquido del frasco, ta-


laclra su tersa piel y deposita bajo ella el veneno favorito,
que si por 01 momento presta más animación á su sem-
blante, más fulgor á sus ojos ,y más fuego á su palabra,

(1) Para que no se crea que es esto hijo de nuestra imaginación, trans-
cribo á continuación el siguionte párrafo tomado de unos ar t.ícu los de
Za.m bacco sobro la morfin omnn ía: "U' est aI;n"'; '1ne des dn.mes mem.e, a]'jH!7"
tcuaru; IÍ la classe des plu» ¿legan!es, po useent: leur bon goul jus'1'd. sefaire
[aire des uijoux recclaut une se)'in!Jnc mignonne, el des flacons artistiques
destines «( conteuir la soluiion cnclianieressc:» .

Biblioteca Nacional de España I


174 EL CONGRESO DE lIIEDICINA LEGAL DE PARis

va poco á poco minando su existencia y su belleza, y an-


tes de mucho, necesidad lo que empezó siendo costum-
bre viciosa, no podrá aunque quiera pasar sin la terrible
sustancia; las leyes inexorables del hábito hablarán en
ella, pidiendo, con el paroxismo del dolor y de la angus-
tia, más veneno, más veneno; y agotados sus caudales
en la adquisición de medicamento tan caro, y muertos
sus hechizos á impulsos de la ponzoña, y trastornada su
inteligencia con el embrutecimiento que caracteriza los
últimos períodos del morfinismo, mendigará el alcaloide
como el necesitado un pedazo de pan, y sino se le dan
robará dinero para comprarlo, y hasta asesinará si es
preciso para conseguir acallar la espantosa sensación
que determina en ella la abstinencia de la morfina (1).
He dicho que se trata de una enfermedad social, no
de casos aislados, y que en las naciones expresadas se
encuentra extendida por todas las capas sociales y voy
á demostrarlo. Levinstein (2), en Alemania, recogió 110
casos; Burkart (3), en Alemania también, 115; Oberstei-

(1) El doctor Marandori de Montyel, puhlicó una observación cl í-

nica referente á un joven abogado morfin6mano gue, regresando por


mar de Génova á Marsel la, perdi6 en una, tormenta su provisi6n de mor-
filia. Resisti6 algunas horas la, privación del alcaloide, poro no purl ien-
do aguantar más, cometi6 un robo con fractura en la farmacia del bu-
que para procurárselo. .
Fichan, entre otros muchos casos, refiere el de una distinguida seño-
ra parisiense que debiendo ya 1.600 francos al farmacéutico por la mor-
fina suministrada y no queriendo fiarle más sino le pagaba, no pudien-
do confesar esta deuda á su marido y habiendo empeñado sus alhajas
para amortizar débitos anteriores, cometi6 un robo en un comercio á fin
de procurarse dincro con que adquirir la s[11 morfinica. Otra que cita el
mismo Fichan, después de haber pasado una gran temporada comiendo
pan por único alimento pn-ra poder adquirir morfina, al encontrarse con
que había gastado el último franco, descendió d la calle, como tan elegan-
temente dice Michelet en La Femme, y se prostituy6 solo por tener dine-
ro con que satisfacer su imperiosa necesidad. A otra citada por el mis-
mo autor, también se la sorprendió en el momento de ir á cometer un
robo con homicidio, impulsada por la terrible privación del tóxico. Y
de casos como estos se podría llenar un libro.
(2) Levinstein.c--Ze- Patlioloqie, Statistik; Pro qnose und qericldeiirl.i-
chen Beclent'ung tler morpliiumsucht, Vortragin del' Berliner md. gesells-
chaffam 22 oct. 1879.-(Allgem. medo Cent. Zeitung 1870. 27.)
(3) Burkal't.-ZU1' Patholoqic der clironieclien Morpñiun; ve1'.'1/:jtnrt.'18ta
tistik, (Deutsh. medo Wochenschrift. 1883,30 nov. 1883.)

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 175
ner (1), en Austria, 143; Landowski(2), en Francia, 160;
.Y Pichon (3), en Francia también, i20 morfinómanos.'
Para probarla segunda de mis afirmaciones me bas-
ta reseñar la estadística de Levinstein. En ésta hay 82
hombres y 28 mujeres. De los primeros, 32 son médicos,
uno hijo de médico, dos enfermeros, un estudiante de
medicina, seis farmacéuticos, 18 oficiales del ejército, 1t
comerciantes, tres aristócratas, un profesor, cuatro ma-
gistrados y tres propietarios. De las segundas, ocho son
mujeres de médicos, dos religiosas. una comadrona, una
mujer de farmacéutico, una mujer de oficial del ejército,
cinco mujeres de comerciantes, cuatro aristócratas, dos
profesoras y cuatro empleadas.
En la estadística de MI'. Pichon figuran además de
las consignadas por Levinstein, artistas de uno y otro
sexo, escritores, damas del gran mundo (6 poriOO), mu-
jeres del demi-numde (26 por 100), obreros de todas
clases, campesinos, fabricantes, marinos y hasta un sa-
cerdote.
Como se ve bien palpablemente, con la precisión que
dan los números, la enfermedad ó la manía (como que-
rámosla llamar), está bastante extendida en dichas na-
ciones; y todavía podemos agregar que, actualmente,
existen en muchas de sus grandes ciudades sociedades
de morfinómanos, con el objeto, sin duda, de inyectarse
mutuamente el veneno, cosa difícil de hacer por sí mis-
mos en períodos avanzados de la manía por los temblores
que causa, y quizá también para ayudarse, cooperando
todos, en la adquisición de una sal cuya tarifa es bastan-
te elevada. ¿Se quiere mayor aberración? El infortunado
Dámala, marido de la célebre trágica Sarah Bernhardt,
muerto el verano último (1889) á consecuencia del morfi-

(1) Obersteiner.-Der chrcnische morphinismus (Wiener Klinik IJI


Heft, mars 1883.)
(2) Landowski.-Uongl'és de la Rochelle,1882.
(3) richon.-Le Morpliinisme. Habitudes, impidsion» viciwses, actes
anornucucc, morlritles et delictueua: des m01·phiomanes.-París, 1890.

Biblioteca Nacional de España I


170 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARÍS

nismo y en la flor de su edad y de su belleza varonil, pues


pasaba por uno de los hombres más hermosos del mun- .
do, pertenecía según se susurraba en París por aquella
época á una de estas sectas, y tanto había abusado de las
picaduras, que testigos oculares me refirieron que no ha
bía una parte en su cuerpo donde no hubiese cicatrices,
que estaba hecho una criba, como tan gráficamente de-
cimos en español.
Muchas son las causas eficientes del morfinismo, pero
la principal es la que pudiéramos llamar de origen terti-
péuiico . A un individuu atacado de una neuralgia perti-
naz, le pone el médico una inyección hipodérmica de mor-
fina; encuentra el doliente inmediato alivio, y él mismo
suplica al médico al día siguiente que le ponga otra in-
yección. Se repite varias veces la operación, hasta que
llega un día en que por cualquier causa no puede el mé-
dico inyectarle la consabida dosis. Instruye entonces al
enfermo y le entrega la terrible arma de dos filos, la je-
ringuilla de Pravaz. Puesta por el mismo neurálgico la
primera inyección y poseedor ya de la técnica operatoria
y del instrumento con que se practica, al más pequeño
dolor se pondrá otra nueva inyección sin tener para nada
en cuenta la prescripción facultativa; después, por una
parte se irá acostumbrando á causa del hábito terapéu-
tico, al activo alcaloide, y cada día tendrá que aumentar
una ó dos inyecciones más para conseguir el efecto de-
seado; por otra empezará á notar los inmediatos efectos
estimulantes del veneno, que él traducirá por cualidades
regeneradoras, y de dos centígramos diarios pasará á
un decigramo, y de estoI á un gramo, y del gramo á tres,
cuatro y aun más gramos por día (1); y, por último, en

(1) Senator cita el caso de un farmacéutico morfinómano que se in:


yectaba cuatro gramos diarios ele morfina. El eloctor Poisson, catedra-
tico de la Facultad de Medicina de Nantes, asistió á nn joven eloctor en
medicina que durante su largo suici dio (siete años) llegó á inyectarse
cinco gramos diarios de morfina. Pichon (loe. cit.) incluye en una esta-
dística suya casos de cuatro, cinco, seis y nueve gramos diarios.

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 177
pleno estado de necesidad ya, si conoce el abismo á don-
de camina, querrá detenerse y no podrá, porque cuando
llegue la hora en que acostumbre á ponerse la inyección,
dolores atroces, angustias indefinibles le obligarán á in-
yectarse una, dos y tres dosis seguidas de morfina; su
organismo se empezará á descomponer, su cerebro á
trastornarse, y ya en esta pendiente no tendrá ante sí
más que la muerte como único término á sus sufri-
mientos.
A esta clase de morfinómanos pertenecía la anciana
ele 70 años á que me refiero en la nota inserta al princi-
pio de este trabajo, y de la cual voy á hacer una breve
historia clínica.
Para combatir ciertos accidentes histeriforrnes que
sufría, le dispuso un mal llamado especialista en enfer-
medades nerviosas, por único tratamiento, las inyeccio-
nes hipodérmicas de clorhidrato de morfina. Poco á
poco y merced al hábito terapéutico, se fué acostum-
brando la enferma á las dosis pequeñas, y no producién-
dole ya éstas el efecto calmante que se buscó y desean-
do experimentar la histérica á cada momento, por otra
parte, esa sensación de bienestar y de ligera excitación
en todo el organismo que tanto seduce á los morfinóma-
nos, se fué aumentando el número de las inyecciones
hasta introducirse, por el referido medio, cerca de dos
gramos diarios de la mencionada sal. En esta disposi-
ción fuí llamado á visitarla, y á los pocos días de estu-
diar su padeoimierito, comprendí que si no había des-
aparecido la histérica, por lo menos estaba enmascara-
da su enfermedad por la nueva dolencia, y, en cambio y
como consecuencia del imprudente y poco científico tra-
tamiento dispuesto por el pretendido especialista, nos
quedaba una morfinómana de cuerpo entero.
El estado de la enferma cuando yo me encargué de
ella era el siguiente: ánimo decaído, con esa tristeza
particular de los morfinómanos que, según los autores
23

Biblioteca Nacional de España I


178 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

que se han ocupado de esta enfermedad, no les abando-


na un solo momento, cosa que he visto confirmada en
este caso, pues en seis meses que visité á esta enferma
no la ví sonreír una sola vez; lengua seca y encendida;
anorexia casi constante; frecuentes alternativas de cons-
tipación y de diarrea; los órganos genitales, que en un
principio habían llegado á tal grado de excitación que
durante una pequeña temporada estuvo hecha la enfer-
ma una verdadera ninfornaniaca, encontrábansc actual-
mente en la tranquila calma de la anafrodisia morfínica;
no se pasaban ocho días sin presentar dos tres accesos
ó

febriles matutinos, en otros tantos días, y generalmente


cotidianos; luego estaba casi apirética, nunca del todo,
durante un período de tiempo más ó menos largo, y otra
vez volvían á presentársele los accesos febriles del modo
dicho. Las alteraciones mentales estaban reducidas á
crisis nerviosas durante la noche que empezaban ordi-
nariamente por sueños y pesadillas terroríficos, en los
que con frecuencia acusaba á sus hijos de quererla ase-
sinar, y que concluían siempre pidiendo con desaforados
gritos la morfina y no cesando en sus alaridos impre-
é

caciones hasta que conseguía su deseo. Estas crisis le


daban también durante el día de vez en cuando, pero,
según observación de la familia, coincidían casi siempre
con mi visita y obedecían indudablemente á que habien-
do comprendido la morfinómana que mi pensamiento
constante desde un principio era ir disminuyendo poco á
poco la cantidad de morfina que se le inyectaba, en
cuanto me veía simulaba perfectamente las crisis noc-
turnas para que me apiadase de ella y accediese á sus
deseos de aumentar constantemente el número de las
inyecciones.
Las alteraciones de la nutrición eran más notables
todavía: desde luego llamaba la atención el pronunciado
enmagrecimiento en que se encontraba la enferma, no
obstante estar bien alimentada, pues á pesar de su falta

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 179
de apetito y de la pérdida casi completa del órgano del
. gusto, no transcurrían más de tres horas sin hacer
alguna refacción. Era notable también el color cobrizo
de su piel, tanto que parecía de otra raza humana que
la caucásica, con haber sido siempre) según me indicó
la familia al llamarles la atención sobre este síntoma) de
tez blanca y sonrosada. A los cuatro meses de asistida
yo, y cuando el estado neuropático había mejorado mu-
cho, gracias á la supresión lenta pero continua de las
enormes dosis de morfina que se le llegaron á inyectar y
al indicado uso de los bromuros) cuyas dosis se eleva-
ban á medida que disminuíamos las del alcaloide suso-
dicho, empezaron á presentárselo erupciones parecidas
al herpes zoeier Ó zona en la espalda) brazos y mamas; en
seguida sospeché, sin embargo) que se trataba de alte-
raciones tróficas debidas á la intoxicación morfínica, y
en efecto, á los pocos días principiaron á manífestársele
enormes flemones difusos en los sitios referidos) en al-
gunos de los cuales, mamas y espalda) jamás se le ha-
bía inferido picadura ninguna) y que con su imponente
acompañamiento de fiebre continua y elevada, conges-
tión cerebral constante y la depresión cardiaca consi-
guiente á su estado y á la intensidad de la fiebre que lle-
gó á pasar de 40°) primero, y después, con la abundante
y prolongada supuración que se estableció á pesar de
haberlos inoindido anchamente y tratado por los medios
oportunos, entre los que citaré únicamente el drenaje y
los antisépticos) pusieron en grave peligro la existencia
de la morfinómana. Merced, sin embargo, á las prácti-
cas quirúrgicas mencionadas y á un tratamiento general
apropiado) fué mejorando la enferma de un modo visi-
ble, cicatrizándose poco á poco sus enormes soluciones
de continuidad que) especialmente en la espalda) habían
llegado á poner los huesos al descubierto y saliendo triun-
fante, por último) de tan terrible crisis, durante la cual se
continuó disminuyendo la. dosis de morfina (que no hubo

Biblioteca Nacional de España I


180 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARis

más remedio que mantener mientras la enfermedad para


evitar la profunda adinamia en que caía la pobre ancia-
na siempre que transcurrían algunas horas sin ponerle
la inyección) desde dos gramos diarios que se le admi-
nistraban al encargarme yo de ella ú poco más de medio
gramo que era lo que en la actualidad absorbía.
Repuesta de tan grave complicación y sometida otra
vez al tratamiento clásico y racional de los bromuros,
que, como es lógico suponer, se había interrumpido du-
rante el curso de aquella, pensaba yo ya en principiar de
lleno con la supresión total de la morfina sustituyéndola
poco á poco por la esparteína hasta conseguir librar á
la morfinómana de su manía, cuando, atendiendo única-
mente á razones de índole económica que me hicieron
presente los hijos de la enferma con la mayor delicade-
za, fuí sustituido por otro médico miis barato y que ya
tenía igualados) merced á módica retribución mensual,
varios individuos de la misma familia.
Al lado de esta causa, la más común del morfinismo,
tenemos otra sino tan frecuente bastante numerosa
también, que es la llamada euíorisiice ó sea la que en-
gendra la morfinomanía por euforia, por pasión, por vi-
cio. Seres mal equilibrados en sus funciones intelectua-
les) esos que llaman los psiquiatras, anormales, cere-
brales, originales, desequilibrados, degenerados, etcé-
tera, han oído hablar de la morfinomanía y buscan la
morfina como el futuro borracho el aguardiente, por
probar; poco á poco, y repitiéndose las pruebas, va vi-
niendo la costumbre y una vez que llegan al estado de
necesidad no se diferencian ya en nada de los ante-
riores.
A éstos hay que agregar aquellos individuos que co-
nocedores de la acción inmediata de la morfina, se in-
yectan de cuando en cuando alguna dosis para excitar
su organismo en círcunstancías especiales; á esta clase

Biblioteca Nacional de España I


CRiTICA DEL CONGRESO 181
pertenecen el consejero que cita Zambacco (1) Y que el
día que asistía al Consejo salía de rato en rato y se prac-
ticaba una inyección á escondidas, des),1I6s de la que vol-
vía junto á sus colegas mucho mejor dispuesto parn el
trabajo, pues cada inyección, según él, le reanimaha y
entonaba como una copa de cognac; y los oficiales ale-
manes que refiere Pichon y que durante la campaña
franco-prusiana apelaban á este medio para sostener la
fuerza y la energía que requerían las circunstancias.
Por último, entre otras muchas causas, tenemos el
ejemplo, la imitación, principalmente en las casas de le-
nocinio; la creencia en sus pretendidas propiedades afro-
disiacas; el buscar en dicha costumbre alivio á las de-
cepciones y contrariedades de la vida, y la exaltación ro-
mántica que provoca la lectura de ciertas novelas que
hacen de la morfinomanía la base del argumento) como
la Noris de Julio Claretie, la Comiesse Morphine y
otras (2).
('1) Zambacco: De u. llIo)'pMno?nan/:e. (L'J;jl1Cephale, 188:!, 188.í.) - .
SIt)' temorpliinismc, Gaz. mod, dOriont., 188:!.)
(:!) Principalmente en Non:" ha hecho Cla.rct.ie un admirable ostu d i o
de este vicio, pintando de mano maestra el état de Iiesoi» de que más
adelante hago mención. He aquí algunos do sus n1>18 interesantes pá-
rrafos:
«..... Elle a.lla. clu-rchor un pen "le 1'0'1'8 ot u n lWll de. oott.e i vrcssc sou-
r i anto qui la fuya.it dcpuis 11n momont, dan s u uo i njection do ruorphiuc.
Nori», lIIoen)'" d.ujour, próm ierc pa.rt.ic. V I L . . , ..
"..... Il a.lla sa luer la prmcesse, S" mero, qm 80rt"Ü pou, tonto a ta i t
vicrll ic, criblée de piq ñros do ruot-phinc et prosqlle t.oujours otcn duo sur
sa cha.iso Iongue, les yenx onfo-icés aux pu pi Iles resscrrés, uno respira-
tion lento sortant ele ses Io vres blon ,!tres, I'u ir hól):"tó, [arcs-eusc, e11-
gOllrdie, morose, les puu pióres lourdcs, da.us u no so rtc do postration d"
oú 1" sorta.it, de temps á antro uno injoct.i on qui la ru n iuia.it coiume un
VOlTO de Kwass. Dcpuis (los armes, co nt.i nu an t it su inorph in iscr, la
princesse a va.it vécn dans une ospooo de hoa tiüudo eg·olst.e, da ns cctt.o
sortc de lcief ("l qui ost l 'ebriútó dos morphin omaucs.
»..... Illui plaisait do passer son temps isoléo da.ns son hotel, la teto
agitóo p"r de petits 1Il0U vcmon ts chorciqucs, receva nt pell do gens,
eansant pourtant agróablomont parfo is, sa.t.isfa.i tc d óovit.er dos migra!-
nes hn.b ituellos avec cet.te ivrognerio ele la m orplrinc qm la mcna.it
do ncemont á Ia. caches ie et n' ayant do tristessos qué a.ux approchcs de
la nuit, chargócs el' u no n.ngoisso terrible ....."
( ..... Lo docteur me proscrit le; qu inquin», do I'oau el'Orczza. des g.outt,'s
do la Iiqueur do Fowler..... non ..... la morphinc..... la mor plrinc, cost ce
que ja.ime! Et je n' a.ime done que eela!»-Obra citada; douxicmo p"r-
tie, IV.
C*) Es 01 nombro turco ele nuestra siesta.

Biblioteca Nacional de España I


182 EL CONGRESO DE MEDIClNA LEGAL DE PARís

Como ya dejo dicho anteriormente, existen sectas de


morfinómanos, y cada uno de éstos ejerce el papel de
apóstol de tan nociva manía, siempre que tiene ocasión,
encoruinndo sus pretendidas ventajas; y esta es también
una de las causas que más víctimas provoca en las
grandes poblaciones. El abogado refiere, verbigracia, á
sus compañeros que no le arredra el trabajo porque clis-
pone de un medio: de un estimulante tan admirable que
con él no siente nunca la fatiga. El obrero deja entender
á quien le escucha, que una picadura practicada en el
instante preciso multiplica sus fuerzas. A esta clase de
apóstoles pertenecía el mozo del laboratorio que nos
presenta Pichón en su notable libro, y que, según este
distinguido profesor, hizo numerosas víctimas á su al-
rededor. diciéndoles: con esto (y les enseñaba una jerin-
. guilla de Pravaz) poseo el medio de estar siempre firme
y dispuesto. ¡Desdichado y cuán poco tiempo podría
afirmar lo mismo!
Adquirida ya la morfinomanía y llegados los enfer-
mos al estado de necesidad (état ele besoin de los autores
franceses). no tardan en presentarse las alteraciones or-
gánicas y mentales propias de tal situación patológica y
precursoras de. un fin próximo.
Abren la marcha los trastornos psíquico-sensoriales,
ilusiones y alucinaciones, impulsiones y concepciones
delirantes; siguen los desórdenes en las funciones diges-
tivas, las anomalías circulatorias modilicacionos esfig-
ó

mográflcas, las lesiones oftalmoscópicas, los desarre-


glos del aparato génito-urinario, entre los que el más
notable es la impotencia genésíca absoluta anafrodisia
ó

morfinica, 10 contrario precisamente ele lo que buscan


muchos desdichados á quienes la idea de un regenera-
dor viril de esta clase mantiene en semejantes desvaríos.
Entre las impulsiones la más frecuente es el robo,
hleciomeni« moríinice: Síguele en orden de frecuencia
01 suicidio, y por último el homicidio. La importancia

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 183
que el estudio de estas extrañas impulsiones tiene en
medicina-legal, no hay necesidad de encarecerla, ya para
agraval' la responsabilidad, como quiere Levinstein (1)
que se haga en los delitos cometidos por morfinómanos,
á imitación de 10 que opinaban Aristóteles y Quintiliano
de los borrachos, para cuyos delitos pedían dos casti-
gos, uno por cometerlo y otro por emborracharse; ya,
como 6S más humano y justo, para atenuarla, ante la
consideración de que en los casos de intoxicación morfi-
nica prolongada la impregnación de los tejidos orgáni-
cos por el veneno altera forzosamente las funciones
del cerebro. Por fortuna, y como digo anteriormente,
esta enfermedad no existe en España con el ca-
ráctor . de vicio manía social, pero casos aislados se
ó

encuentran algunos, especialmente entre las clases mé-


dícas que, quizá por ser los primeros en conocer los
efectos terapéuticos y fisiológicos de la morfina, son los
que mayor contingente proporcionan en todas partes ú
la morfinomanía, como se ve en las estadísticas recogi-
das por los tratadistas especiales. Y por esa misma ra-
zón, de la poca frecuencia con que se presenta esa pa-
sión entre nosotros, es más fácil que el desdichado que
presa de una impulsión morfínica cometa un robo ó un
homicidio, sin que se tenga para nada en cuenta la per-
versión de su espíritu sea condenado á presidio á n1O- ó

rir en un patíbulo, cuando de 10 único que se le puede


acusar es de haberse entregado á prácticas tan peligro-
sas. Esto, aparte de que lo malo se extiende en seguido
cual gota de aceite en papel de estraza; y que, dadas las
íntimas relaciones que existen entre España y las demás
naciones de Europa, especialmente con la vecina repúbli-
ca, facilitadas por esas rápidas comunicaciones que hoy
poseemos, 10 probable es que, del mismo modo que han
salvado el Pirineo otras muchas extravagancias, lo cruce

(1) L1Ionogl'Clphie iLu. lrI01-phinísme, Hl'il:!.

Biblioteca Nacional de España I


184 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

también la monomanía morfíníca y tengan nuestros fo-


renses, antes de mucho, que informar con relativa fre-
cuencia sobre casos de esta índole.
Como sucede en muchos envenenamientos crónicos,
pues no es nuevo este 'caso en los anales de la toxicolo-
gía humana, cuando un morfinómano en pleno estado de
necesidad ya quiere por un último y supremo esfuerzo
de su débil voh:r: tid apartarse de práctica tan funesta,
y deja en redondo de inyectarse el alcaloide, corre gra-
vísimo peligro ck morir del mismo modo que aquel que
de buenas á primeras se inyectase ó ingiriese un gramo
de morfina, es decir, víctima de una intoxicación morfi-
nica aguda. Y cuando no una muerte inmediata, sobre-
vienen crisis convulsivas ó epileptíformos, adinamias,
hipotermias, vómitos y diarreas abundantísimas, sudo-
res fríos, dolores cólicos agudos, en fin, un verdadero
estado coleriforn:c que rara vez cesa si el médico, ha-
ciéndose sordo á las reclamaciones del enfermo que,
iniciado en el secreto, pide á gritos la morfina, piensa
curarle por los medios ordinarios. No hay más remedio
que volver á las inyecciones; y si es tiempo todavía y el
veneno no ha provocado alteraciones en los órganos del
morfinómano que sean incompatibles con la vida, some-
terle al sabio tratamiento de las dosis decrecientes, por
el que poco á poco, disminuyendo la morfina de un modo
paulatino, unos días, y sustituyéndola, otros, por inyec-
ciones de una sustancia inofensiva ó que esté indicada
como antagonista de aquélla, se va haciendo olvidar á la
trastornada organización del enfermo el hábito adquiri-
do con las prácticas morfinómanas, á las que (y trabajo
cuesta el creerlo) no obstante los pasados sufrimientos
vuelve el desdichado, en la mayor parte de las observa-
ciones, tantas veces como se repiten ó se pone en con-
tacto de las causas enumeradas más arriba. Aberración
incomprensible que solo la especie humana nos pre-
senta.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 185
Pero ya me he extendido bastante en el estudio del
morfinismo, si se tienen en cuenta los límites que la cos-
tumbre concede á esta clase de trabajos, extensión que,
sin embargo, tiene su defensa en lo necesario que era
dar á conocer esa méllnía social que tanto va preocupando
á los demógrafos y deontólogos médicos extranjeros,
para explicarnos el que la Comisión organizadora del
Congreso incluyese en el número de sus cuestiones la
manera de impedir el que llegue la morfina, con la faci-
lidad que acusa el gran número de morfinómanos hoy
existente, á manos de los consumidores.
En la primera parte de este libro, y al reseñar los de-
bates que con este motivo se entablaron, hemos visto que
el Congreso estuvo conforme en que los drogueros y fa-
bricantes de productos químicos y farmacéuticos, no
puedan vender la morfina y la cocaina más que á los far-
macéuticos, y que la entrega del tóxico no se verifique
sino á domicilio; y también en que los farmacéuticos no
estén autorizados para despachar más que una sola vez,
á menos de mención contraria inscrita por el médico,
una receta que contenga morfínaó cocaina.
El motivo porque se pone esta cortapisa á la circu-
lación de la morfina, queda explicado en el mero hecho
ele conocer los efectos del morfinismo, hijo, la mayor
parte de las veces, del abuso y repetición de las fórmu-
las morfínicas ordenadas por el médico. El incluir la co-
caína en el veto que se opone á la expendición de la mor-
fina, consiste en que habiendo empleado muchos médi-
cos, siguiendo el ejemplo de Boutley y Schmidt, la
cocaína en inyecciones hipodérmicas para combatir la
morfinomanía, se ha dado el triste y curioso caso de
que en vez de haberse encontrado en ella un buen medi-
camento para combatir tal enfermedad, cosa que según
parece no ha sucedido, se haya sustituído la morfinoma-
nía con otra pasión más funesta aún que aquélla, con la
cocainomanía. En efecto, los enfermos sometidos á este
24

Biblioteca Nacional de España I


186 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

tratamiento, olvidan bien pronto las inyecciones de mor-


fina, pero toman tal gusto á las de cocaína, que no pue-
den pasar sin ellas, y según Erlenmeyer y otros autores
alemanes que han observado casos de esta pasión na-
ciente, es ésta la más peligrosa y la más funesta que se
. ha conocido hace mucho tiempo, pues no solamente es
también nociva en el más alto grado al cuerpo y al espí-
ritu, sino que aunque quiera el sujeto desembarazarse
de la cocaína, no puede, y si prorroga el instante de ad-
ministrársela, se ve presa al momento de los mayores
sufrimientos.
Lo que más gravedad da á esta nueva monomanía,
es que si el morfinismo invirtió más de diez años en ex-
tenderse por el centro de Europa, la cocainomanía se
ha difundido por todas partes en menos de un año; y que
su curación es casi imposible, porque un morfinómano
que llega á curarse de sus inyecciones podrá ó no volver
á su costumbre, pero el cocainómano volverá segura-
mente á serlo. Erlenmeyer lo ha visto en tres observa-
ciones distintas.
Por estas razones opino que está perfectamente in-
oluída la cocaína en las conclusiones que preceden y que
fueron aceptadas por el Congreso.
Pero en esta discusión ví puesta de manifiesto una
organización especial para el despacho de las sustancias
venenosas, tanto por los drogueros como por los farma-
céuticos, que si está implantada en España, cosa que ig-
noro, es objeto de frecuentes contravenciones. Me refiero
al establecimiento de los libros llamados en Francia de
policía. Creo prudente, pues, que en vista de lo expuesto,
las conclusiones de la cuestión tercera, sobre que estoy
discurriendo, se modifiquen, para nuestro país, en este
sentido:
1.' Tanto los drogueros, como los fabricantes de pro-
ductos químicos y terapéuticos, como los farmacéuticos,
deberán tener un libro especial llamado de policía en que

Biblioteca Nacional de España I


CRÍ'I'ICA DEL CONGRESO 187
se apunten, siempre que se venda una sustancia veneno-
Ea, el nombre de e1l3, la cantidad entregada y el nom-
bre, apellidos y domicilio del comprador.
2." Los drogueros y fabricantes de productos quími-
cos y farmacéuticos) no podrán vender ninguna sustan-
cia tóxica de las exclusivamente empleadas en terapéu-
tica, más que á los farmacéuticos; no haciéndose tam-
poco su entrega sino á domicilio.
y 3." No podrán ejecutar los farmacéuticos más que
una sola vez, á menos de mención contraria inscrita por
el médico, cualquier fórmula tóxica.
De este modo no se opondrán trabas á la expendición
de las sustancias venenosas que aprovecha la industria
para sus procedimientos, y se tendrá asegurado ó será
conocido) al menos) el destino de muchos tóxicos que
salen disparados hoy, de manos del farmacéutico y del
droguero) como piedras que arroja un muchacho sin sa-
ber cómo ni dónde van á dar.

VII
Críticadel trahajo del Dr. Morcan de Charlorni sobre la 8i1n-¡¿lación.-O~ortunidad
de la proposicién hecha por MI'. Motel y uprobarla por el Cong-reso.- Diücultadcs con
que se tropieza para poder distinguir ciertosestados patológicos, principalmente los
psiquiátricos.

La discusión que se entabló con motivo del trabajo


presentado por MI'. Moreau sobre la simulación, no dió
otro resultado positivo que el voto emitido por el Con-
greso, á propuesta del secretario general MI'. Motet, de
que sea puesto en las prisiones un local especial á dis
posición de los médicos forenses) con objeto de facilitar-
les su tarea cuando se trata de una presunta enferme-
dad simulada.
A poco que se recapacite sobre este asunto) se com-
prenderá, en efecto, lo difícil que es en muchas ocasio-
nes poder distinguir ciertos estados patológicos simula-

Biblioteca Nacional de España I


188 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

dos de los reales, singularmente cuando se trata de es-


tados psiquiátricos especiales, pues así como hay locos
recluídos que se fingen cuerdos con tanta propiedad que
es casi imposible desenmascararlos á la príméra se- ó

gunda vez que con ellos se conversa, hay criminales


cuerdos que se fingen locos para escapar al rigor de la
ley. Y en tales casos, sólo una observación atenta, mi-
nuciosa y prolongada, podrá dar al médico perito los
datos que necesita para decidirse en un sentido en ó

otro; y como para este estudio, lo mejor sería que médico


y enfermo viviesen una temporada bajo .el mismo techo,
pues el simulador más perspicaz no podría estar siem-
pre en escena y alguna vez, inadvertidamente, se olvida-
ría de su papel, ya que esto no sea practicable, se obvia,
en parte, disponiendo los médicos legistas de un local
junto al preso que está en observación, pues aquí, bien
por confidencias de los mismos reclusos, bien por com-.
probaciones en momentos dados, cuanto más extempo-
ráneos mejor, bien por la estrecha vigilancia á que se
puede someter al sospechoso de simulación, es más fá-
cil salir victoriosos en la ardua y trabajosa prueba á
que muchas veces someten los tribunales de justicia á
los profesores encargados de iluminarles.

VIII

Critica del informe de MI'. Morel-Lavalléo sobre la sifiiis de las nodrizc!s.-Poco


interés médico legal que ha dado á su trabajoel informante, quien cuida más dccon-
sidorarlo desde el punto de vista de la deontologia y de la higiene.-Necesidad de
que desaparezcan los inconvenientes que se oponen á 1;1 práctica de las exhumacio-
nes y de las autopsias en los procesos civiles.

La sífilis de las nodrizas formaba la quinta cuestión


del programa oficial, como ya sabemos; y al explanar
punto de tanto interés médico y social, su ponente, el
Dr. Morel-Lavallée, cuidó más bien de tratar el asunto
desde el punto de vista deontológico higiénico, que no é

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 189
en la parte que pueda relacionarse con la medicina le-
gal, en la que fué quizá extremadamente conciso.
Aterrado, en efecto, ante el incremento que va to-
mando en nuestros tiempos enfermedad tan temible,
transmitiéndose de padres á hijos hasta la séptima ge-
neración, como ciertos castigos y maldiciones que ponen
los libros bíblicos en boca de Jehová, propuso Mr. Mo-
rel-Lavallée en sus conclusiones, sabias medidas con-
cernientes á las autoridades superiores y á los médicos,
que aunque no sirvan de otra cosa, como muy oportu-
namente advirtió Mr. Brouardel, que para suministrar
bases y apreciaciones en las que puedan los prácticos
fundar sn dirección moral, no por eso serán menos me-
ritorias y menos dignas de aplauso; pues sin otro norte
que el bien de sus semejantes y la aniquilación de una
de las más comunes fuentes del contagio sifilítico, trata
en ellas su autor de poner al amparo del azote, 10 mis-
mo al tierno niño que en el seno donde busca la vida
halla el germen maléfico de tan asquerosa dolencia, que
á la casta nodriza que obligada por la miseria, donde
busca el pan para sus hijos ó un alivio á su indigencia,
encuentra la enfermedad, peor en los pobres mil veces
que la muerte, y aun la muerte misma, que al hacer
presa en ella no dejará de cebarse también en cuanto de
más querido tiene en el mundo: en su marido y sus
hijos.
De la sífilis de las nodrizas, en su relación con las in-
formaciones médico-forenses, poco fué lo que se ocupó
el disertante, y pasó casi inadvertida su discusión, no
dando lugar más que á una interpelación de 1\11'. Lacas-
sagne que, al ser contestada por el Presidente, puso de
manifiesto un defecto que existe en el Código civil de
Francia y creo que en el de nuestra nación también.
Decía el ponente, que hacía tiempo que definitiva-
mente se había sentado jurisprudencia en lo que con-
cierne á las informaciones periciales sobre asuntos cívi-

Biblioteca Nacional de España I


[90 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

les que se relacionan con la siíllis de las nodrizas. La


cuestión) según él, es cronológica: si el contagio existe
en la actualidad, oorno toda siíilis da principio á sus ma-
nifestaciones por un chancro, al que mes y medio ó dos
meses después siguen los fenómenos propios ele la in-
fección general, el conocimiento del verdadero origen
de ella será el resultado de la observación de la en-
fermedad en el niño y en la nodriza; y si se correspon-
den mutuamente) es decir, si están en partes homólo-
gas, en la boca del niño, por ejemplo, yen el pezón de
la nodriza) precisar categóricamente cuál de las dos sí-
filis es la más antigua, para 10 cual, además de los sín-
tomas especiales que ofrece la sífilis en cada una de sus
etapas) nos ayudará mucho el reconocimiento del mari-
do hijos de la nodriza sifilítica) suponiendo que ésta
é

sea casada y tenga sucesión; pero si por desgracia ha


transcurrido mucho tiempo desde que se verificaron los
hechos I110tiVOS del proceso) aunque los datos conmemo-
rativos suministren alguna luz) ésta es tan incierta que
no se podrá afirmar negar en ningún sentido y todo
ó

quedará en el terreno de las presunciones.


y al advertir NIr. Lacassagne al informante, que
había olvidado un caso, y era aquel en que el niño sifilí-
tico muriese dejando á su nodriza incubando la sífilis
contagiada de él; por lo que preguntaba si se extinguía
con la muerte del niño toda acción ulterior, aunque él
opinaba que no) porque se podía exhumar el cadáver del
niño, hacer su autopsia y encontrar las lesiones óseas y
hepáticas características de la sífilis) dijo 1V1r. Brouar-
del, como consta en el acta correspondiente, que en los
procesos criminales se pueden ordenar exhumaciones y
autopsias, pero que no sucede lo mismo en los procesos
civiles) pues aun en aquellos que por falta de indicios
acusadores se tramitan en un principio por la vía de 10
civil) cuando pasan á lo criminalno dejan de ofrecer di-
ficultades las exhumaciones que se demandan; citando)

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 191
como ejemplo, el de los envenenamientos del Havre, que
hasta que se dió con que era el arsénico la causa de las
defunciones y enfermedades ocurridas en la farmacia del
Dr. Decamp, se achacaron á malas condiciones higiéni-
cas de la casa y se entabló el oportuno expediente ante
el juzgado de primera instancia, y para obtener la exhu-
mación del cadáver de una niñera se tropezó con muchos
inconvenientes.
y pienso yo: ¿qué razones hay para negar una exhu-
mación ó una autopsia en el curso de un proceso civil, si
se considera esto necesario para el esclarecimíento de los
hechos? En el caso presente, por ejemplo, ¿por qué una
pobre nodriza que tenga la desgracia de contagiarse de
un niño á quien mata el virus heredado antes de que
haga su aparición en la desventurada mujer, ha de ver
sepultarse en la misma fosa que guarda los restos de
la víctima del desenfreno de sus progenitores, no sólo
su salud inestimable, sino hasta la esperanza ele una
justa indemnización?
Sería, pues, muy conveniente para la recta adminis-
tración de justicia que aunque no exista, como yo pre-
sumo, en nuestros Códigos ninguna ley que se oponga á
las exhumaciones y autopsias en el curso de un proceso
civil, se consignase de un modo taxático, por la supe-
rioridad, que aquéllas deberán practicarse siempre que
para la mejor comprobación de ciertos hechos lo crean
oportuno los médicos legistas que informen en la causa.
De este modo se evitarán en lo sucesivo esas injustificadas
dificultades á que aludía '1'1'11'. Brouardel, y que, si exis-
ten en Francia, no dejará de suceder lo mismo en Es-
paña, dada la analogía que media entre los Códigos civi-
les modernos de casi todas las naciones de Europa.

Biblioteca Nacional de España I


192 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

IX

Juicio crítico del informe de los profesores llrouardel y Pouchct relativo á las Inioxi-
cacioues aó",icas por el arsc'nico.-Necesidad que en la ciencia se senlía de un
estudio detenido y ordenado de este asunto.- Ventajas que aporta el hecho de poder
analizar ciertos productos do secreción y excreción del individuo vivo paca la ce:,o-
lución de las cuostioncs nu'díco lognles IJl'omo"idas por esto g'¡inoro de intnxic.u.io-
nos.-Síndromo propio y curactenstlco de ollas. -Grupos en.que so pueden dividir
sus principales síntomas.e-Vías de el.miuaoiún del arséuico en los onvcne....mientes
crónicos)' íacilidadcs que éstas nos (\;111 para su cornprubaciéu.s-Posihilidud do re-
solver, merced á los datos suministrados por la toxicología moderna, nn punto os-
curo de nuestra historia patria.

Del luminoso informe que, desarrollando la cuarta


cuestión del programa oficial, presentaron los Doctores
Brouardel y Pouchet, y que trata de alguno de los sínto-
mas de la intoxicación arsenical crónica y de los modos
y duración de la eliminación fuera del cuerpo humano
del arsénico y sus compuestos, se desprenden muy úti-
les enseñanzas; mucho más si se tiene en cuenta que, al
contrario de lo que sucede con las intoxicaciones arseni-
cales agudas y sub-agudas, tan conocidas de los prácti-
cos que llevan algunos años de ejercicio profesional, las
intoxicaciones lentas por dicho veneno, ó sea el arseni-
cisma crónico, estaban muy poco estudiadas y eran por
lo tanto bien poco conocidas.
Remitiendo al lector á las páginas donde, en la parle
primera de esta Memoria, traté de la sesión quinta del
Congreso, pues allí encontrará íntegro el informe á que
me refiero en este párrafo, consignaré únicamente que
los estudios y observaciones de Brouardel y Pouchet en
los envenenamientos y accidentes sobrevenidos en Hye-
res y en el Havre, han comprobado datos importantí-
simos sobre el arsenícísmo crónico, á favor de los cua-
les puede hacerse diagnóstico tan difícil viviendo el into-
xicado, ya merced á la síntomatología consignada, ya á

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 193
ciertos análisis que dichos autores han podido verificar
en excreciones y productos del individuo vivo.
Los síntomas observados los dividen en cuatro gru-
pos, que comprenden los trastornos digestivos, las erup-
ciones y el catarro laringo-bronquial, las alteraciones
de la sensibilidad (hiperestesias y anestesias) y las pa-
rálisis.
Verificándose la eliminación del arsénico, según sus
experimentos, llevados á cabo en animales, por la orina,
los cabellos y las uñas, podemos en caso de sospecha
in vestígar en dichas sustancias la presencia del arséni-
co, sin molestar en lo más mínimo al enfermo y hasta
sin comunicarle
. . nuestras presunciones.
Especialmente el examen de las orinas es tan fruc-
tuoso y tan sensible, que cuarenta días después de la
ingestión del veneno todavía se pueden encontrar sus
huellas en el líquido, en el que aparecen tan pronto, por
otra parte, que contiene ya arsénico la orina antes que
el individuo haya sentido el menor de los trastornos
que acompañan á la intoxicación arsenical.
El fijarse. el arsénico en el tejido esponjoso de los
huesos, como lo ha comprobado Pouchet, queriendo
confirmar la hipótesis emitida por Dragendorff, nos pro-
porciona también un dato valiosísimo con respecto á
esta clase de envenenamientos, que tiene la ventaja de
subsistir en tanto que existan las piezas de que se com-
pone nuestro esqueleto, período de tiempo que, como
sabemos, puede Ilegal' á muchos siglos; dan-lose con
esto el caso posible de que en la actualidad pudiésemos
apreciar, analizando los huesos del cráneo de D. Juan
de Austria, si murió aquel célebre caudillo de una fiebre
perniciosa, como oficialmente se aseguraba, de unó

envenenamiento por el ácido arsenioso (veneno el más


común de aquellos tiempos), especie que, según consig-
25

Biblioteca Nacional de España I


[94 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARfs

na la historia (1), corrió como muy válida por entonces.


Por todas estas razones, el Congreso, apreciando en
su justo valor datos tan importantes, prácticos y preci-
sos como los que eran fruto de los experimentos de los
Doctores Brouardel y Pouchet, y que tan eximios pro-
fesores consignaban en su bien razonada exposición,
aceptó por unanimidad el informe que desenvolvía de
un modo tan completo la cuarta cuestión del programa
oficial.
x
Examen de la comunicación del Dr. Laugior sobre el Eje"cicio ilegal de la medici-
na.-Éxito que en todas partes obtiene el oficio de curandoro.c-Un curandero doc-
tor.-Necesidad de que tanto Jos Jueces de primera instancia, como los Suhdelega-
dos de Medicina, persigan sin descanso esta verdadera plaga social.

La comunicación de Mr. Laugier sobre el ejercicio


ilegal de la medicina, pone de manifiesto que en Fran-
cia, lo mismo que en España, la profesión de curandero
irebouieur en francés) es mucho más lucrativa que la de
médico, por muchos títulos que se posea. Recuerdo á
este propósito un sucedido que refirió la prensa france-
sa del año último. En un barrio de París se presentó
un curandero que practicaba maravillosas curaciones, y
que de igual modo recogía también maravillosas sumas
de francos. Alarmados los médicos del distrito por los
exitos del compañero, lo denunciaron á las autoridades.
Se presentó ante el Tribunai nuestro hombre, manifes-
tando que deseaba hablar á solas con el juez, para ma-
nifestarle un secreto de importancia. Concedida la an-
diencia solicitada, presentó al magistrado su título de
doctor en Medicina, rogándole no le descubriera y refi-
riéndole que, haLiéndose establecido como tal doctor
en el mismo barrio, y no teniendo un enfermo, se le

(1) Véase D. J\'IODESTO LAFUENTE: Historia qeneral de España; parte


tercera, libro II, cap. XV.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 195
ocurrió guardar el título y anunciarse como rebouieur,
rsiendo tal su fortuna que, como indicaba la denuncia,
había llegado á excitar los celos de los médicos de más
clientela.
Esto, que parece un cuento, es, por desgracia, muy
verosímil. En las poblaciones rurales, sobre todo, es tal
la confianza que inspiran los curanderos, que dejan los
enfermos á los médicos más ilustrados, por ir á escu-
chal' la disparatada opinión de un patán cualquiera,
ungido con la gracia del Señor, pues hasta esto llega la
malicia de los unos y la estúpida candidez de los otros;
y excuso consignar las mil barbaridades que en el
ejercicio de su honrada profesión cometerán esos ván-
dalos que, bastándoles sólo la inspiración divina, no
tienen, como es consiguiente, ni la menor noción de
anatomía y fisiología, ni mucho menos aún de semeió-
tica y terapéutica.
No estaría, pues, demás estimular el celo de los
Jueces de primera instancia y Subdelegados de Sanidad,
para que persiguieran sin descanso á todos esos charla-
tanes que, aparte de los grandes disgustos que causan
á los desventurados cuanto dignos Profesores de parti-
do, son el fecundo origen de graves é innumerables ac-
cidentes en la salud de su crédula clientela.

XI
Opinión que,nos merecen las coumnícaeioncs de MI'. Carnícr sobre Los criminales
instintivos y los derechos de la defensa social, y de MI'. Scmal, sobre La pri-
sión-asilo para criminales alienados é instintivos.-Estraiieza que nos causó
rol' la oposición que hicieron á la creación de esto, asilos algunos dignos miomhros
del CongTeso.-llefutación de los argumentos empleados contra ellos por el magis-
trado MI'. Hortcloup y por el profesor MI'. Lacassagnc.c-Ln buen proyecto para la
administración de justicia,debido al malogrado Ministro Sr. Alonso Martíncz.

Las comunicaciones de MI'. Garniel' sobre los crimi-


nales instintivos y de MI'. Semal sobre la prisión-asilo

Biblioteca Nacional de España I


196 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARÍS

para criminales alienados instintivos (1), vienen á co-


é

rroborar la necesidad sentida en todas las naciones de


la creación de manicomio.s judiciales, no pudiendo me-
nos de llamarme la atención la enemiga que mostra-
ron contra la creación de estos asilos algunos miembros
del Congreso, oposición que fué la causa de que no se
emitiese voto sobre este particular tan interesante.
Los razonamientos alegados por los magistrados yel
médico legista (Lacassagne) que tomaron parte en la
discusión, no pueden convencer á nadie. Decía mon-
sieur Horteloup, que podría comprometerse la institución
introduciendo en ella criminales como el citado por Gar-
niel'. Si Lepage, que este era el nombre del individuo
que se cuestiona, presentaba síntomas de alienación,
por muchos horrores que hubiese cometido, su sitio era
el manicomio judicial; pues á cargo del director de este
centro correría el impedir que siguiese en él dando
rienda suelta á sus sanguinarios instintos. Manifestaba
Mr. Lacassagne que se trata con demasiada benigni-
dad á los criminales hoy día, y que no vacilaba en decir
que era partidario de los palos y de las caricias del gato
de nueve colas de los ingleses (azotes disciplinazos
ó

entre nosotros): aunque conceda al doctor Lacassagne


que está tan pervertido el sentido moral de la mayor
parte de los criminales que, en efecto, quizá diesen más
resultado estos castigos, para impedir su reincidencia,
que los suaves sistemas penitenciarios de nuestros días;
aun admitiendo esto, repito, ¿es justo que para castigar
á un bárbaro descendamos de nuestro nivel intelectual
al suyo y le maltratemos con los mismos medios que él
emplea? En ese caso, no se le da lugar á que saque
ninguna buena enseñanza del castigo, sino, al contra-

(1) Formando un folleto ele 57 páginas en 8.° ha sielo publicada esta


comunicación en Bruselas por su autor el Dr. Semal, Director de la casa
de locos ele Mo ns (Bélgica); en ese mismo año ele 1889, bajo el título de
Des p risons asiles, pow' criniiuels alienes et instintijs.

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 197
río, un rencor intensísimo á la ley, que usa procedi-
mientos que le son comunes. El pensará: asesino, y la
ley me mata; robo, y la ley me secuestra; maltrato, in-
jurio, y la ley me apalea, me azota; pues nada debo á
la sociedad, que se cobra en la misma moneda con que
yo trafico, y la ley y yo somos iguales. La sociedad y el
criminal están en el mismo caso que el domador que,
para defenderse de las coces y los bocados de un potro
cerril, le mordiese y cocease, en vez de emplear los me-
dios aconsejados por su arte para volver dócil y sumiso
al in dómito animal.
Pero, aparte de esto, ¿qué tienen que ver los crimi-
nales con los locos? Porque no creo que MI'. Lacassag-
ne, el gran médico legista Iyonés, quiera volver á los
tiempos de las Bastillas y de la Inquisición, en que los
locos eran tratados peor mil veces que los mayores cri-
minales y que las fieras selváticas, y en que se les se-
pultaba en espantosos antros y se les aherrojaba y cas-
tigaba por la más pequeña cosa, de la manora más
cruel; triste situación, de la que les sacó el genio del
gran Pinel; el libertador de los locos, que al mismo
tiempo que con SUB doctrinas y ejemplo mejoraba la ho-
rrible suerte de aquellos desventurados, lavó también
á la humanidad de mancha tan negra como esa que
ostentaba en su frente.
Por lo demás, el principio de las prisiones-asilos
está ya aprobado por la alta Cámara de Francia, y en
España, gracias á la fecunda iniciativa del distinguido
hombre público Excmo. Sr. D. "Manuel Alonso Martí-
nez, no tardarán mucho en establecerse los manicomios
judiciales que, por otra parte, están dando muy buenos
resultados en Inglaterra, pues solamen te el Crimine!
luneiic asulum, de Bradmoor, encierra en la actualidad
más de seíscíentoe enfermes.
Que se elijan, pues, con cui.Ldo lus futuros pensio-
nistas de estos establecimientos, para que no se con-

Biblioteca Nacional de España I


198 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

viertan en un asilo de impunidad, y creo que la justicia


no perderá ninguno de sus derechos y la sociedad verá
garantidos los de sus miembros con un instituto mis
que ayude á distinguir el verdadero culpable del que
sólo obró impulsado por el trastorno de su razón .

XII

Críticade la ~lemoria presentada por ~lr. Clark Boll, en nombre de la Sociedad de


~lediei¡¡;¡ legal de Nueva York, acerca de la Aplicación de la electricidad d. la
ejecución de los condenados ,¿ ¡¡¡nel'tc.-Seg"uridad que gcnoralmcnto ofrecen
lo, sistemas de ajusticiamiento empleados en Francia y en Espaiía.-llcchos horri-
hlos que, sin embargo, arontocon de mando en cuando.-El proccdimieuto eléctrico,
cada vez más pcrfccciou.ulo, debe ser el sistema de ejecución que se emplee en In
succsivo.i--Un verso de nuestro D. Alonso de Ercilla, que viene como anillo al dedo
en este instante.

Poco he de decir de la Memoria presentada por


MI'. Clark Bell, en nombre de la Sociedad de Medicina
legal de Nueva York, sobre la aplicación de la electri-
cidad á la ejecución de los condenados á muerte, tra-
bajo al que dió lectura, como ya digo más atrás, el
doctor Motet. Estoy conforme con el digno Secretario
general en que, lo mismo el sistema de decapitación
usado en Francia, que el de estrangulación empleado
en España, son medios tan seguros y rápidos la mayor
parte de las veces como la electricidad; pero tiene ésta
á su favor, en mi concepto, que con ella no se pueden
producir esos horribles hechos que se cuentan del ga-
rrote y de la guillotina, y en los que el desgraciado reo
sufre las mayores torturas, por inexperiencia de los
ejecutores de la justicia. Recientemente (1) he leído dos
casos, uno en un periódico científico extranjero (2) y

(1) Recuérdese que esto se escribía á principios ele 1890.


(2) Arcliioes de T'anthropoloqie criminelle et des sciences penales, n.' 2G.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 199
otro en los diarios políticos de Madrid, que bastan para
desacreditar esos medios de ejecución y para pensar
formalmente que en este asunto, como en todos los de-
más, conviene que nos aprovechemos de los adelantos
de la ciencia, que á cada momento está inventando y
perfeccionando nuevos instrumentos, para convertirlos
en útiles auxiliares del hombre y de la sociedad.
Uno de dichos casos es el siguiente: En Cayenna
(Guayana francesa), alir á guillotinar á un reo, y por
falta de pericia del verdugo, no cayó la cuchilla del
todo, sino que, al llegar en su sección á las vértebras,
quedó embotado el corte en los huesos, sin poder pasar
adelante ni atrás. En medio de los espantosos gritos de
la víctima y del horror de los circunstantes, trató el
verdugo de volver á levantar la cuchilla, hasta que,
viendo que esto no era posible, fué necesario acabar la
ejecución del desdichado reo, matándole á sablazos.
El otro, también reciente, ha sucedido en tina de las
cabezas de partido.judicial de la Audiencia territorial
de Valencia. Parece ser que el verdugo de esta Audien-
cia no estaba tampoco muy ducho en su terrible oficio,
y creyendo siempre dejar muerto al reo, tuvo, sin em-
bargo, que repetir por tres veces su fúnebre tarea. Tal
impresión causó en los espectadores este inhumano
martirio, que al día siguiente un Diputado ó Senador
interpeló en las Cámaras al Ministro de Gracia y J us
ticia sobre este suceso, y obtuvo del citado consejero
la promesa de que recomendaría á los presidentes de
Audiencia que no permitiesen que ejecutase á ningún
reo un verdugo cuya aptitud no fuese conocída.
Si en vez de emplear la guillotina y el garrote, se
hubiese ejecutado en estos casos por medio de la elec-
tricidad, no habría sucedido nada de lo que pasó; pues
sabiendo ya, como se sabe casi matemáticamente, la
cantidad de fluido necesario para matar á un horn-

Biblioteca Nacional de España I


200 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

bre (1), la muerte de éste es segura, siempre que sufra


la corriente; pero si por cualquier desperfecto ó irregu-
laridad del momento no se establece el circuito, como
no llega poca ni mucha electricidad al sujeto, no pade-
ce más éste que los sufrimientos morales propios de
tan apurado trance. Ya, pues, que la pena de muerte
es, según muchos jurisconsultos, una necesidad social
que nos pone al abrigo de mayor número de crímenes
horrorosos, tratemos de suavizarla por todos los me-
dios posibles, que el desventurado á quien la sociedad
condena á tan supremo castigo ya expía de un modo
bien terrible el delito que le conduce al cadalso; pues,
como dijo el poeta:
{( o' ..

alfin todo se paga con la vida (2)),


y es acreedor, en tan solemnes instantes, á toda nues-
tra indulgencia y toda nuestra conmiseración (3).

('1) Se calcula que son necesarios veinte segundos do una corriente


ele L600 á 1.800 volts.
(2) Ercilla: La Árattcana, canto XXXIV.
(3) Posteriormente á la redacción de esta Memor-ia, se ha implan-
tado en los Estados Unidos este sistema de ejecución, y quizá no sea
extraña á tal innovación la Sociedad ele Medicina legal de Nueva York,
de la que Mr. Clark Bell es presidente. La primera ejecución que se
practicó en dicho país por la electricidad fue la de un tal Kemmler, y
parece gue el resultado no fue muy humano ni satisfactorio, por no se
que incidentes que ocurrieron en ella; después ejecutaron á cuatro reos
'lla vez: á Slocum, Wocd, .Jugigo y el ca prtá n Smiler , y ya entonces,
subsanadas las anteriores deficiencias, resultó bien el ensayo y la muer-
te de todos cuatro fue instantánea. Según los doctores Macdonald y
Wilson, que practicaron la autopsia de aq uellos desgraciados, no hubo
combustión de carnes, ni observaron en los cadáveres seúa.l alguna de
que hubiesen sufrido durante la terrible operación.

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 201

XIII
Juicio criLico del informe ele los jurisconsultos MM. Guillut y Demange acerca De 108
medios más propios para gm'aniil' en las informaciones médico legales
los intereses de la sociedad y de los inculpcl(los.-Pluralielael ele poritos.i--In-
Iormación pericial contraelietoria.-Pel'itos forenses ütuíaros.c-Exooloncías ele la or-
ganización médico-forense española.e-Medios que se dobieranponer en práctica para
llevar dicha organización á su más alto grado ele perfección.-Tribunales ó Consejos
superiores de medicina legal.-Necesidad de que el juez ele instrucción presidalos
reconocimientos periciales, autopsias, ctc., y de que se permita en ellos la asistencia
del abogado defensor, como viene sncorliendn on Espaúa hace muchos años.c-Tnclu"
sión ele los estudios médico legales en la carrera de derecho.-Oportunidad de que
las autopsiasjurídicus sean presenciadas por los esludianlcs de mcdlcína.i--Archivos
y museos de medicina leg:i1.- Ventajas que han de rcportur éstos á la arlministración
ele justicia.-Examen de Jos articuk», adicionales admitidos por el Congreso á pro-
puesta del profesor ~lr. Lacassagnc y del ahogarlo Mr. Cuillut,

El informe presentado por los jurisconsultos lVIM.


Guillot y Demange, magistrado el primero del Tribunal
del Sena y abogado el segundo del Tribunal de apelación
(Audiencia) de París, desarrollando la sexta cuestión del
programa aprobado por, el Comité de organización del
Congreso, fué indudablemente el que más abogó en éste
por los altos intereses de la justicia y de la ciencia-médi-
co legal, siendo esto último tanto más digno de tenerse
en cuenta, cuanto que ninguno de los dos informantes
era médico, y que, por lo tanto, sus asertos eran hijos,
no del deseo de que prosperasen los intereses particu-
lares de una clase determinada, sino de su profunda
convicción acerca de lo íntimamente unidas que están
las aspiraciones de la medicina forense y las sacratísi-
mas necesidades de la administración de justicia.
Fieles al precepto del abate Fleury, formulado en el
plan de gobierno que escribió para enseñanza de su dis-
cípulo el duque de Borgoña, de que las leyes criminales
deben tender á justificar tanto como á castigar, les pa-
recen pocas á los ponentes las garantías que existen en
la legíslación francesa á favor de los inculpados, y piden
otras varias en sus conclusiones relacionadas muy di-
26

Biblioteca Nacional de España I


202 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

rectamente, como ya se desprende de lo que acabo de


decir, con la medicina legal.
La primera conclusión, ó sea la relativa á la plurali-
dad de peritos y á la información médico-legal contra-
dictoria no afecta á nuestra legislación, porque la ley de
Enjuiciamiento criminal, en los artículos 355 y 368 del
título VIII, ordena que sean dos los peritos que practi-
quen el reconocimiento judicial, y da derecho al quere-
llante ó al procesado para nombrar un perito á su costa
que intervenga en el acto pericial.
La segunda y tercera tienden á que los peritos fo-
renses que intervengan en el reconocimiento é informa-
ción judicial, tengan la necesaria aptitud en dicha clase
de trabajos, circunstancia que no reunen todos los licen-
ciados ó doctores en medicina. Con tal objeto, piden que
se redacten listas oficiales ele las que formen parte aque-
Ilas personas que, merced á un examen, concurso ú
oposición, hayan manifestado poseer conocimientos
bastantes en la materia, ft juicio de los representantes de
los poderes públicos y de las corporaciones científicas
que constituyan el jurado, en cuyo acto se les expedirá
un diploma especial que lo acredite con venientemente.
En nuestro país (y con orgullo lo consigno, ya que
tan pocas ocasiones se nos manifiestan para ello, pues
por desgracia siempre nos toca ir en materia de adelan-
tos é innovaciones en el número de los rezagados); en
nuestro país, repito, estamos en este asunto algo más
adelantados que la mayor parte de las naciones de Eu-
ropa. En efecto, aquí disponemos de un cuerpo médico
forense oficial, elegido en virtud de riguroso concurso y
formado, por lo tanto, de personas de gran ilustración
y de nada comunes conocimientos científicos, cosa que,
exceptuando algunos estados alemanes, no existe An
ninguna otra nación europea, al menos oficialmente; si
bien en otros muchos estados se exige á todo médico
que haya de actuar como perito en una diligencia judi-

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 203
cíal, además del título equivalente al de licenciado ó

doctor nuestro, otro especial que acredite sus conoci-


mientos en materia de medicina forense. Y.esto es lo
que pediría yo para los forenses españoles: que no se
admitiese á concurso á ninguno que no presentase una
certificación de haber aprobado uno dos cursos de
ó

prácticas médico-legales y otro curso de psiquiatria.


Porque la medicina legal que se aprende en nuestras
Universidades es insuficiente, y concluye el estpdíante
su carrera sin saber practicar una autopsia, ni hacer un
reconocimiento pericial, ni mucho menos resolver un
problema toxicológico de química legal, y las enfer-
ó

medades mentales ni se saludan siquiera de lejos en nin-


guna Universidad de España; y como la mayor parte de
los aspirantes al cargo de médicos forenses prueban en
el concurso, con muy raras excepciones, no sus conoci-
mientos especiales en las ciencias auxiliares de la ad-
ministración de justicia, sino sus méritos profesionales
en general, resulta que siendo todos, como no puede
menos de suceder, dada la selección á que se les some-
te, ilustrados y concienzudos pr ofesores, tienen que pa-
sar, sin embargo, durante los primeros meses del des-
empeño de su importante misión, por un aprendizaje en
el que corren bastante riesgo, no sólo la rectitud im-
é

parcialidad de la justicia) sino hasta su propia seguri-


dad personal.
El estudio de las prácticas médico-legales podrían
hacerlo los futuros concurrentes á las plazas de médicos
forenses, en los Laboratorios de medicina legal creados
por Real decreto de 11 de Julio de 1886 en Madrid, Bar-
celona y Sevilla, merced á la ilustración del entonces
Ministro de Gracia y Justicia Sr. Alonso Martínez, quien
penetrado de la capital importancia que las conquis-
tas de la eiencia moderna van dando á esta clase de co-
nocimientos, dotó á España de una institución que tan-
to necesitaba el ministerio público, si, á imitación de lo

Biblioteca Nacional de España I


204 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

que sucede en otras naciones de Europa, y principal-


mente en Alemania y Austria-Hungría, se transforma-
sen dichos' Laboratorios en verdaderos institutos de me-
dicina legal, que tuvieson por anexos otras muchas de-
pendencias, entre ellas el depósito judicial de cadáveres,
esto último por lo importante que es el que los profeso-
res de aquellos centros empiecen sus investigaciones
toxicológicas, especialmente, desde que, cumpliendo un
mandamiento judicial, se da comienzo á la autopsia con
el examen del hábito exterior de los cadáveres, El curso
de psiquiatria podían seguirlo los aspirantes á médicos
forenses en los manicomios judiciales que muy pronto
se instalarán en nuestro país (1).
La cuarta conclusión pide que se instituya en cada
nación un Consejo Supremo ó Tribunal Superior de
medicina legal, compuesto de personas prácticas y acre-
ditadas en esta ciencia; cuyo alto Cuerpo consultivo es-
tará encargado de dirimir las diferencias que puedan
existir entre las opiniones de dos médicos forenses, ó
entre los médicos forenses ó profesores de Laboratorio
y un perito particular, y de estatuir en último recurso.
Este Tribunal, que hace algunos años que funciona con
gran éxito en las diferentes naciones que componen el
imperio alemán, y que en la actualidad está implantán-

(1) El proyecto de los manicomios judiciales ha corrido igual suerte


que otros muchos proyectos favorables á la, ciencia y á los intcreses de
la nación: la ley de Sanidad, por ejemplo. Aprobado dos ó tres veces en
una de las Cámaras, no llegó á ser a probada por la otra. Un Real decre-
to publicado en la Gctgeta del 25 de Octubre de '18\l1 reorganizó el Cuerpo
médico-forense ele Madrírl, ordenando, entre otras cosas, que en lo suce-'
sivo las vacantes de médicos forenses de los juzgados de instrucción de
esta corte se proveyeran un turno Ijar concurso Y otro por oposición;
pero nada se decía en él elecómo habían dA iniciarse los futuros auxilia-
res de la justicia en las prácticas médico-legales necesarias para hacer
un ejercicio lucido y tener verdadera aptitud; y Ia cuestión de la prác-
tica previa de la medicina forense en Espaüa continúa, después de este
decreto, 10 mismo que estaba cuando se escribió lo que en el texto dejo
consignado, esto es: sin resolver.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 205
dose en Austria-Hungría bajo el nombre ele Senado Mé-
dico-legal, es necesario ele todo punto. En la exposición
de motivos en que funda el Ministro de Justicia de Aus-
tria-Hungría el proyecto de ley presentado á la aproba .
ción de la Cámara de los Diputados, y que tiende á la
creación de dicho Consejo ó Tribunal superior, se dice,
entre otras cosas, que los tribunales no se iluminan
siempre por informes médico-forenses que ofrezcan ga-
rantías suficientes, y que estos informes no pueden, en
el estado actual de la legislación, ser revisados por el
Consejo superior de higiene ó por las Facultades de
Medicina, porque estas autoridades no responden sino
imperfectamente á lo que de ellas se exige en este pun-
to, razones por las que cree el Ministro que suscribe
dicho proyecto deber descargarlos de esta misión, pro-
poniendo la institución de un Cuerpo supremo compues-
to de hombres competentes.
En España desempeñan las funciones de Tribunal
Supremo las Reales Academias de Medicina, y, por lo
que corresponde á la de Madrid, no hay un solo aca-
démico que sea médico -legista, pues el Dr. D. Teodoro
y áñez y Font, catedrático de Medicina legal de la Uni-
versidad de Madrid, y académico electo hace mucho
tiempo, no ha tomado nunca posesión de la plaza que
le corresponde. ¿Qué valor, pues, podrán tener en asun-
tos de medicina legal las decisiones de tan alto Cuerpo?
Esto me recuerda un hecho que me han contado y que,
con arreglo á la locución latina, relata reiero: se discu-
tía en cierta ocasión un informe médico-forense del
gran D. Pedro Mata en la Academia de Madrid, y
habiéndose procedido á la votación, dieron el triunfo al
ilustre médico-legista los votos propicios de varios aca-
démicos ..... veterinarios; porque esta Corporación no
está compuesta solamente de médicos, sino de farma-
céuticos, veterinarios, etc. Rieuni teneetis, einici? pre-
gunto con Horacío.

Biblioteca Nacional de España I


206 E'L CONGRESO DE MEDICINA 'LEGAL DE PARís

y si solo excita la risa el acuerdo tomado en una


cuestión médico-legal por nuestra Real Academia, gra-
cias al voto favorable de varios veterinarios, y aunque
esto sucediese hace algunos lustros, cuando la ciencia
médico-forense estaba en sus albores, ¿qué diríamos
hoy, en que la medicina legal ha tomado vuelo tan le-
vantado, yen que la vida de un hombre es poca para
acabarlo de iniciar en tantos misterios de los que el tra-
bajo y la perseverancia de maestros insignes ha deseo-
rrido el espeso velo que los envolvía? Hoy, el que quie-
ra ser competente en medicina legal, no tiene más re-
medio que dedicarse exclusivamente á su estudio: tan
vasta es la materia; y esto no lo puede hacer más que
aquel que tenga su manera de vivir en el ejercicio de la
profesión de médico legista, no el que dedicándose pre-
ferentemente á otra rama de las ciencias médicas, ten-
ga, por una circunstancia cualquiera, que emitir su
opinión en una especialidad de la que no puedo tener
más que el ligero barniz que posee todo doctor licen- ó

ciado en esta facultad. Por eso niego verdadera compe-


tencia á las Reales Academias de Medicina para ejercer
de Tribunal supremo en cuestiones de medicina legal,
porque no existiendo en 8U seno, generalmente, médi-
cos legistas, no pueden estar al corriente de lo mucho
que se investiga y descubre en ciencia tan compleja;
pues para esto se necesitaría en todos sus miembrou
una abnegación sin límites, y, como dice Brouardel, una
abnegación constante no puede constituir una carre-
ra (1); y por eso, conforme en un todo con la conclusión
cuarta del informe de MM. Guillot y Domange, aproba-
da por el Congreso, suplicorespetuosamente á mi digno
Jefe, el Excmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia, que

(1) No hacía falta esta explicación; pero tan en moda se han puesto
los ataques contra los académicos, fruto quizá de las insolencias y gro-
serías de los Miguel Escalada y otros, que no huelga el que "diga aquí

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 207
estudie asunto de tanta transcendencia y que, .sí lo con-
sidera plausible, proponga á nuestras Cámaras un pro-
yecto de ley que cree institución tan necesaria.
La quinta conclusión tampoco nos concíerne en par-
te, porque la ley de Enjuiciamiento criminal de 1882,
título V, capítulo II, artículo 353, establece de un modo
tácito la asistencia del Juez á las autopsias, al decir
que «si el Juez de instrucción no pudiese asistir á ia
operación anatómica, delegará en un funcionario de po-
licía judicial.. ... ); y respecto á su asistencia en el
acto de un reconocimiento 'judicial, el artículo 477 del
capítulo VII de dicha ley, dice bien claramente que
«el acto pericial será presidido por el Juez instructor,
ó en virtud de su delegación, por el Juez municipal».
1'l ro como no se dice en nuestra ley de Enjuiciamiento
criminal que la presencia del Juez es allí necesaria,
también, para que suministre á los peritos los datos y
hechos que puedan facilitar sus investigaciones, creo no
estaría demás el que así se consignase de un modo ca-
tegórico; pues los médicos, por ilustrados que sean, no
se precian nunca de ser unos arúspices, y aun cuando
particularmente contesten los Jueces, en la mayor parte
de los casos, á las preguntas de aquéllos, lo hacen lIe-

que no pretendo disminuir con lo que antecede, ni aun en un ápice, el


legítimo prestigio de que disfrutan los académicos de la Real de Medi-
e inu ele Madrid; pues si en algunas otras Academias suelen influir en la
elección de sus miembros "tras méritos que no los científicos, como son,
por ejemplo, los que se adquieren en el campo de la política, en la de
Medicina no se entra, por lo regular, sin tener bien acreditada su fama
y competencia científicas. Entiéndase, pues. que al protestar en la forma
que lo hago contra esta intromísión de la Academia en todos los asun-
tos, me refiero tan solo á que siendo tan extensos hoy día los dominios
de la ciencia., no hay más remedio que ír creando subsccciones en. ella
si se quiere profundizar en ea da una de las materías que va abarcando
en su desarrollo, del mismo modo que en la práctica médica se han ido
creando las especialidades clínícas, con tanta ventaja para el conoci-
miento de las enfermedades como beneficío para el alivio de la humani-
dad doliente.

Biblioteca Nacional de España I


208 EL CONGRESO DE lIIEDICINA LEGAL DE PARÍS

vados de un sentimiento de condescendencia, no en el


cumplimiento de su deber, que es 10 que se busca con
la conclusión quinta de la sexta cuestión oficial aprobada
por el Congreso. Otro tanto podemos decir de aquellas
ocasiones en que remiten los Jueces piezas de convicción
á los Laboratorios de medicina legal en demanda de al-
gun<l consulta técnica, examen mícrográíico, análisis
toxicológico, etc. La mayor parte de las veces son re-
mitidas las piezas de convicción con un oficio tan solo
del Juez instructor al Presidente de la Audiencia terri-
torial donde radica el centro facultativo, en el que ex-
presa su deseo de que se analice tal ó cual sustancia; y,
especialmente en las causas por envenenamiento, cuan-
do no se añaden más datos que puedan iluminar al pro-
fesor encargado de aquel asunto, es presentarle uno de
los problemas más difíciles que hoy plantearse pueden,
dadas las innumerables sustancias venenosas que la
ciencia y la naturaleza nos ofrecen de consuno en la ac-
tualidad. Hay labor, pues, para muchos meses, y no
siempre se podrá asegurar que sea labor fructuosa. Y
como, por otra parte, cada Laboratorio de medicina le-
gal, de los tres con que hoy cuenta nuestra nación, tiene
á su cargo varias Audiencias territoriales (el Central sie-
te), resulta en tales casos, y todavía más si se tiene en
cuenta el escaso profesorado de estos centros, una aglo- .
meración tal de trabajo, que forzosamente ha de influir
de un modo nocivo en la tramitación de los importantes
asuntos en que dichos institutos tienen que entender.
Todo esto se obviaría, sin embargo, si se ordenase por
la Superioridad que ningún Juez instructor solicite de
los Laboratorios de medicina legal trabajo alguno, sin
remitir con la pieza ele convicción un testimonio que
consigne cuanto ele sí arroje el sumario instruíelo y
tenga relación con el hecho ele autos sobre que ha de
versar el informe del centro científico.
También permite nuestra legislación, según el ar-

Biblioteca Nacional de España I


CRITICA DEL CONGRESO 209
t ículo 476 del capítulo y ley citados últimamente, la pre-
sencia del abogado del procesado, y hasta la del proce-
sado mismo, en el acto pericial, del modo y forma que
reclama el Congreso en la conclusión sexta.
La inclusión de los estudios médico-legales en el
plan de enseñanza de la carrera de derecho, existe, aun-
que no de un modo obligatorio, hace algunos años en
nuestra nación, sino recuerdo mal como una de las asig-
naturas por que puede optarse en el grupo de las del
doctorado. En rigor no nos incumbe, pues, lo que se
solicita en la conclusión séptima; pero como son muchos
los licenciados en leyes que no se hacen doctores y aún
de éstos una mínima parte la que elige la medicina le-
gal entre las dos tres asignaturas á que se les permi-
ó

te optar, sería conveniente que se estudiase dicha ma-


teria en el período de la licenciatura y que su aproba-
ción fuera obligatoria para tod o futuro jurisconsulto.
Así se evitarían esos tan frecuentes casos que vemos los
auxiliares médicos ele la administración de justicia, y en

que los encargados de administrarla ponen tan de relie-
ve su ignorancia supina en estos problemas científicos
que tan relacionados se hallan con aquélla, que, aunq~e
no se quiera, no puede uno menos de dejarse influir
desfavorablemente con respecto á la competencia y ca-
pacidad jurídicas de quienes lugar tan elevado deben
ocupar siempre, en la esfera de la razón y de la inte-
ligencia, ante los que se han de someter á su justo Y á
veces terrible fallo: esos casos, por ejemplo, en que
un juez de instrucción pregunta á un Centro de Medici-
na legal si tal mancha de sangre es de Juan Pérez de ó

Antonio García, si tal otra mancha es de semen mascu-


lino femenino, si tal papel ha servido para envolver
ó

relojes de oro de plata, etc., etc. (1).


ó

("1) Estos ejemplos, y otros muchos ejusdem fUl'f/(,)'is que poclriamos


citar, están tomados de consultas hechas al Laboratorio Central de Me-
27

Biblioteca Nacional de España I


210 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

La conclusión octava consigna, lo conveniente que


sería para facilitar los estudios de medicina legal, el que
pudiesen concurrir los estudiantes á las autopsias jurí-
clicas, excepto en aquellos casos en que el Juez tuviese
un poderoso motivo para impedirlo. Como no habría
perjuicio para nadie en que fuesen públicas muchas de
las autopsias que se practican por los médicos forenses,
no veo inconveniente en que los altos poderes autoricen
á los estudiantes de medicina para poder presenciar
dichos trabajos necroscópicos de un modo legal, ya que
en la mayor parte de las naciones existe esa costumbre
á ciencia y paciencia de las autoridades judiciales; pues
de esa concesión no resultarían sino ventajas á favor de
la competencia médico forense de los futuros auxiliares
de la justicia.
La conclusión novena y última manifiesta cuánto
convendría á magistrados y peritos la creación, bien sea
en los Institutos de medicina legal, bien en los palacios
do justicia, de archivos y museos de medicina forense,
bajo la dirección de individuos del Cuerpo médico y de
la magistratura. La importancia de estos establecimien-
tJS hace mucho tiempo que ha sido reconocida por na-
ciones tan adelantadas como Alemania y Austria-Hun-
gría, donde las numerosas colecciones de documentos
y piezas de convicción que llenan sus museos especiales
son materia de preciosísimas enseñanzas para el médi-
co y el jurisconsulto, pues ambos necesitan beber en
tan buenas fuentes esos conocimientos prácticos que no
siempre poseen, por grande que Sea su ilustración ó su
experiencia, el que con la vista puesta en Dios, como
emblema de 10 justo, y la mano en su conciencia, desea
emitir un veredicto que responda á la elevada investi-
dura que de la sociedad ha recibido, y el encargado de

dicina Iegal, y cuyos comprobantes se conservan en el archivo del


mismo.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 211
auxiliarle con sus luces en tan ardua y transcendental
faena.
Por lo que á mí toca, y convencido, mucho antes de
asistir al Congroso que motiva este trabajo, de la ver-
dad de cuanto dejo expuesto en el párrafo anterior, he
archivado desde que tomé posesión del cargo de jefe
del Laboratorio Central de Medicina legal, una copia
exacta y minuciosa de cuantos informes y consultas eva
cua dicho Centro contestando á las diferentes preguntas
que en el ejercicio de su cargo nos hacen los jueces y
magistrados de las siete Audiencias territoriales que
comprende nuestra demarcación, y tengo solicitado ver-
balmente del digno cuanto amable y bondadoso Presi-
dente del Tribunal Supremo, Excmo. Sr. D. Hilaría de
Igón, que tan pronto como mejorando de local se esta-
blezca el Laboratorio en las habitaciones que nos ha
cedido en el Palacio del Supremo tan distinguido fun-
cionario, ordene á los jueces de instrucción que remi-
tan al Laboratorio, luego de terminados los procesos,
cuantas piezas de convicción crean convenientes para
ir formando las colecciones del futuro Museo de Medi-
cina legal, cosa que me fué graciosamente concedida
por el referido Presidente de la magistratura espa-
ñola (1).
Pero esto no es bastante. y convendría que en cada
juzgado, siquiera en cada audiencia, se formase un
ó

(1) Ni las habitaciones del Supremo nos fueron dadas al fin, á pesar
do la solemne promesa arriba mencionada, y el Laboratorio continúa
establecido en la planta baja del Palacio de los Juzgados, falto de luz,
de aire y hasta de espacio, ni se ha podido instalar en tan reducido lo-
cal el museo que con ta.n buenos propósitos yo pretendía. En cambio,
debe éste oxistir ya también en París, pues en la sesión que celebró la
Sociedad de Medicina legal de Francia e113 de Enoro de 1890, so acor-
dó, á propuesta de :MI'. Brouardcl, crear un Museo de Medicina legal,
para cuyo fin se nombró una Comisión compuesta de los señores Guillot,
Descouts, Vibert, Meguin y Horteloup.

Biblioteca Nacional de España I


212 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

archivo en que, ordenadas y clasificadas, se custodiasen


copias de todos los informes (ó al menos de los más
notables) que expidiesen los médicos forenses de la
demarcación; para cuyo fin bastaría con que estos fun-
cionarios presentasen sus informes por duplicado, uno
de los que se uniría al proceso y el otro sería remitido
al archivo para coleccionarle.
De las dos últimas proposiciones que aprobó el Con-
greso y que se presentaron con motivo de la discusión
del informe de los jurisconsultos MM. Guillot y Deman-
ge, la primera, ósea 1a del Dr. Lacassagne, sobre 10
indispensable que es el que tanto el juez como el médi-
co legista dispongan de cuantos medios de acción y re-
cursos materiales sean necesarios para llevar á cabo el
procedimiento judicial bien y rápidamente, no nos con-
cierne en la parte que corresponde al magistrado, pues
en nuestra nación el juez instructor de una causa está
investido de poderes y atribuciones casi omnímodos, y
de los que seguramente no disfruta el jefe del Estado,
y por lo tanto es dueño de disponer de cuantas cosas
necesite legalmente para desempeñar su cometido; pero
no sucede lo mismo en lo que se refiere al médico foren-
se, para quien (y poniendo el ejemplo de MI'. Lacas-
sagne) está prohibido usar del telégrafo y del teléfono
si no lo paga de su bolsillo, cosa que convendría no fue-
se así, pues especialmente los forenses de las poblacio-
nes rurales, podrían en casos graves consultar ciertos
datos y apreciaciones con los de los grandes centros
que, por tener más práctica y experiencia á causa del
mayor número de procesos criminales que se incoan en
las ciudades populosas, y por disponer también de otros
. medios de investigación, siempre están en mejores con-
diciones para dar á cada fenómeno la importancia que
se merece. La segunda proposición, obra del ponente
MI'. GuilIot, sobre la prohibición á los comisarios de
policía de nombrar médicos forenses que intervengan

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 213
en la información judicial, no nos afecta ni directa ni in-
directamente, pues en nuestro país ni tienen los comi-
sarios de policía la elevada gerarquía de los de la veci-
na república, ni reside en ningún otro funcionario más
que en el Ministro de Gracia y Justicia la facultad de
nombrar médicos forenses, ni puede nadie, fuera del
juez instructor ó de las salas de magistrados, acordar
qne se proceda á la práctica ele un informe judicial.

Biblioteca Nacional de España I


Biblioteca Nacional de España I
Resumiendo ya taja esta larga exposicion crítica
del Congreso, extensa y difusa á pesar de lo breve y
someramente que he procurado tratar sus numerosas
cuestiones, insertaré á continuación, como último ex-
tracto de todo lo que llevo dicho en las dos partes de
que se compone esta Memoria, aquellas conclusiones
que, aprobadas unas por el Congreso é inspiradas otras
en sus debates, opino que son pertinentes para modificar
de más menos radical manera algunos de los precep
ó

tos de nuestros Códigos, y para sancionar ciertos hechos


no resueltos todavía ó enunciados de un modo deficien-
te incompleto por la ciencia médico-legal.
é

Dichas conclusiones son las que siguen:


1.· A.) Como en el estado actual de la ciencia es
siempre difícil, y aun alguna vez imposible del todo,
determinar taxativamente las ccnsecuencias de los trau-
matismos cerebrales y medulares, pues heridos, al pa-
recer, de mucha gravedad, suelen curar al cabo del
tiempo, y otros que en los primeros días que siguen al
accidente creen haber salido ilesos de él se ven presa,
tarde temprano, de graves complicaciones, y aun de
ó

la muerte, 10 que únicamente permitirá pronosticar con


acierto y sacar flote tanto los intereses de la víctima
á

Biblioteca Nacional de España I


216 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

como los del autor del traumatismo, será la atenta, mi-


nuciosa y prolongada observación del herido.
B.) En estos casos no se deberá obligar á los médi-
cos forenses á emitir su opinión sino sobre el estado
actual, permitiéndoles que reserven su pronóstico defi-
nitivo y no formulen por entonces nada que tenga ca-
rácter concluyente, y otorgando atribuciones á los tri-
bunales para <111e determinen qué clase de reparación
provisoria se ha de dar á las víctimas mientras que se
presenta el informe que establezca las responsabili-
dades.
2." No existen todavía datos bastante positivos para
establecer categóricamente la diferencia entre la ahor-
cadura y la estrangulación con un lazo, ni entre la
ahorcadura que es resultado de un homicidio, de la que
es efecto de un suicidio. Por lo tanto, en presencia de
casos de este género, no deberán confiar los médicos
forenses en las diferencias establecidas por los autores,
pues los experimentos llevados á cabo últimamente han
hecho que pierdan mucho de su valor, y les expondrían
en muchas ocaeiones á gravísimos errores.
3. a Convendría que al ordenar el juez de instrucción
á los médicos forenses la práctica de una información
pericia], les remitiesen una hoja de observación médico-
legal, redactada con anticipación, y cuyas reglas preci-
sas y obligatorias no impedirían al forense práctico y
experimentado llevar á cabo su cometido y, en cambio,
hallaría en ellas el perito novel un guía seguro que,
evitándole un extravío, le obligaría, sobre todo, á no
omitir nada esencial.
4.a Las comprobaciones médico -legales deben veri-
ficarse lo más prontamente posible por los médicos fo-
renses, antes que se desvanezcan ciertos vestigios que
en algunas ocasiones, á pesar de su tenuidad y ligereza,
tienen mucha importancia para la emisión del dictamen
pericial.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 217
5." Es necesario que á toda demanda de interdicción
ó de alzamiento de interdicción acompañe, como prueba
justificante, un informe médico-forense.
G." A.) Tanto los drogueros como los fabricantes
de· productos químicos y terapéuticos, "como los far-
macéuticos, deberán tener un libro especial, llamado
de policía, en que se apunte, siempre que se venda una
sustancia venenosa, el nombre de ella, la cantidad en-
tregada y el nombre, apellidos y domicilio del com-
prador.
B.) Los drogueros y fabricantes de productos quí-
micos y farmacéuticos, no podrán vender ninguna .sus-
tanela tóxica de las exclusivamente empleadas en tera-
peutica más que á los farmacéuticos, no haciéndose
tampoco la entrega sino á domicilio; y
C.) No podrán ejecutar los farmacéuticos más que
una sola vez, á menos de mención contraria inscrip-
ta por el médico, cualquier fórmula tóxica.
7. a Convendrá que se ponga en las prisiones una
habitación especial á disposición de los médicos foren-
ses, con objeto de facilitarles su tarea cuando se trata
de una presunta enfermedad simulada.
S." A.) Cuando el médico, consultado por sus clien-
tes, encuentre un niño sifilítico por herencia cuya no-
driza esté sana todavía, deberá ordenar que cese inme-
diatamente la lactancia, aunque sea consencíente la no-
driza.
B.) Cuando al encontrar al niño heredo-sifilítico esté
ya también contaminada la nodriza, debe 01 médico
aconsejar fque continúe ya la misma: 1.0 Para conser-
var al niño los beneficios de la lactancia natural, y
2.° Para impedir á la nodriza que contamine á su mari-
do Ó á sus hijos.
C.) Cuando el médico inspector de una casa-cuna
halle la sífilis en un niño, debe ordenar á la nodriza que
suspenda la lactancia del niño sifilítico, consignar en la
28

Biblioteca Nacional de España I


218 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

cartilla del ama de cría que en tal fecha ha encontrado


en el niño N... lesiones de naturaleza contagiosa (sin
escribir el nombre de la enfermedad) que imponen la
cesación del amamantamiento, y prevenir al alcalde con
un volante donde se mencione el nombre de sífilis.
D.) Cuando el médico descubra la sífilis en un niño
confiado por sus padres á una nodriza para que le críe
en su casa, proscribirá inmediatamente la lactancia,
avisándoselo al padre invitándole á que recoja el niño,
é

al mismo tiempo que advertirá á la nodriza que el niño


está atacado de una enfermedad contagiosa para ella,
pero sin decirle cuál sea ésta.
"E.) Bi la nodriza se presenta sola en la consulta y
con un chancro en el pecho, debe el médico decirla el
nombre de su enfermedad, lo mismo que si va acompa-
ñada de la criatura que amamanta y ésta es sifilítica;
pero si la nodriza está indemne aún y viene á consultar
la sífilis que padece el niño á quien da de mamar, se
limitará el médico á decirla que suspenda en absoluto
la lactancia del niño hasta tanto que haya podido con-
ferencia r con los padres de él.
F.) Si á los pocos días de tomar una nodriza le apa-
rece una úlcera sifilítica en el pezón, y el niño está sano
todavía, se suspenderá la lactancia, y si en el espacio
de seis siete semanas no tiene novedad el niño, será
ó

que ha escapado del contagio, y se le podrá entregar á


una nodriza sana; pero si el niño está contaminado ya, no
hay otro remedio que continuar con la misma nodriza
sifilítica (1).
G.) Cuando el médico haya asistido á un cliente suyo
atacado de sífilis, no permitirá que les dé el pecho á sus
hijos una nodriza sana, sino hasta pasados dos tres ó

(L) Aunque no emitió el Congreso voto sobre este asunto, como yo


estoy conforme con Ias teorías del ponente en esta materia, las incluyo
n el número de las proposiciones que siento.

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA. DEL CONGRESO 219
años después de la curación y sin nuevos accidentes (1).
H.) Si el médico llamado á una casa después del par-
to de la señora de ella, sabe que el recién nacido envia-
do con la nodriza antes de su llegada es susceptible de
heredo-sífilis, debe inmediatamente comunicar al padre
que su hijo va á infectar á la nodriza, para que le escri-
ba sin pérdida de tiempo y recoja la criatura.
l.) Para evitar que en el caso de heredo-sífilis, y con
objeto de poder encontrar nodriza sana, llamen los pa-
dres á un nuevo médico que asista al parto y elija á la.
nodriza sin saber el secreto de familia, ningún tocólogo
que actúe en estas circunstancias elegirá la nodriza sino
• de común acuerdo con el médico ordinario.
g. a Si en el curso de un proceso civil se trata de po-
ner en claro de dónde ha partido el contagio sifilítico,
si de la nodriza del niño, y en ambos está la enferme-
ó

dad en plena evolución, el conocimiento del origen pri-


mordial de ella será la consecuencia de la diferencia
cronológica de las dos sífilis, del sitio de la lesión inicial
y de la coincidencia de las lesiones contagiosas en re-
giones homólogas de la partecontraria (chancro del pe-
zón en la nodriza, sifílides labiales en el niño), cuya no-
ción será corroborada por la práctica de una informa-
ción minuciosa sobre el estado de salud de la familia de
la nodriza antes del contagio. Si han transcurrido mu-
chos años desde los hechos que se acriminan, la prueba
será imposible ele verificar.
10. Convendrápara la recta administración de jus-
ticia, que aunque no exista en nuestros códigos ninguna
ley que se oponga á las exhumaciones y autopsias en
los procesos civiles, se consigne de un modo taxativo
que deberán practicarse aquéllas siempre que los médí-

(1) Esta conclusión no puede tomarse más que como una línea gene-
ral de conducta, pues en med iciua no se pueden establecer reglas abso·
lutas que tengan una precisión matemática.
ó

Biblioteca Nacional de España I


220 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARís

cos legistas que informen en la causa lo crean oportuno


para la mejor comprobación de ciertos hechos.
ll . En caso de sospechas de envenenamiento por el
arsénico, se puede comprobar su existencia viviendo el
individuo intoxicado, mediante el análisis de sus orinas
ó de sus cabellos.
12. Habiéndose observado que el arsénico se fija en
los huesos bajo la forma de arseniato de cal, la medici-
na legal posee un medio de comprobación de dicho en-
venenamiento, que subsiste mientras se conserven las
·piezas esqueléticas de la víctima.
13. Se clebeestimular el celo de los jueces de pri-
mera instancia y de los subdelegados de sanidad para
que persigan sin descanso el ejercicio ilegal de la medi-
cina, por los graves accidentes á que da lugar.
14. Es necesario que se active la implantación en
nuestro país de las prisiones-asilos ó manicomios judi-
ciales.
15.. Se debería estudiar detenidamente el sistema de
ejecución por la electricidad, introducido recientemente
en Norte-Améríca, por considerarlo más rápido y segu-
ro que los usados en Europa y menos expuesto á esos
horribles casos de ejecución incompleta de que con re-
lativa frecuencia nos da cuenta la prensa de todas las
naciones y, por lo tanto, más humanitario.
16. 11.) Convendría que en los concursos que se abran
en lo sucesí va con objeto de proveer las plazas de mé-
clicos forenses, se exigiese, como condición indispensa-
ble para poder tomar parte en ellos, la ele haber apro-
bado uno ó dos cursos de prácticas médico-legale;; y
otro curso de psiquiatria.
[J.) Estos estudios podrían llevarlos á cabo los futu-
ros aspirantes á las plazas de médicos forenses, en 105l
laboratorios ele medicina legal y en los manicomios ju-
diciales, para lo que sería necesario transformar los
primeros en verdaderos institutos de medicina legal, tal

Biblioteca Nacional de España I


CRÍTICA DEL CONGRESO 221
cual funcionan en muchas naciones del continente eu-
ropeo.
17. Es degran urgencia que se instituya en España
un Consejo Supremo ó Tribunal superior de Medicina
legal, compuesto de personas prácticas en esta ciencia,
y cuya misión sea la de dirimir las diferencias que pue-
dan existir entre las opiniones de los diversos auxiliares
médicos de la administración de justicia, y de estatuir
en último recurso; pues dada la gran extensión que hoy
han tomado las ciencias médico-legales, únicamente
pueden tener competencia en ellas los que se dedican
exclusivamente á su estudio.
18. Aunque nuestra ley de Enjuiciamiento criminal
interesa en los artículos 353 y 477 la presencia del juez
de instrucción en las autopsias y los reconocimientos pe-
riciales, de un modo tácito para las primeras y bien ex-
plícitamente para los segundos, convendría que se con-
signase también en dicha ley que la presencia del expre-
sado funcionario en los referidos actos es necesaria,
además, para que suministre á los peritos los datos y
hechos que puedan facilitar sus investigaciones, cosa
que dejan ahora nuestras leyes á la buena voluntad de
los jueces de instrucción.
19. A todo oficio ó comunicación dirigida por un
Juez al Presidente de la Audiencia respectiva, en solí-
citud de que se practique en los laboratorios de medi-
cina legal un trabajo cualquiera, se deberá acompañar
en testimonio del juzgado instructor, en que se consig-
ne cuanto de más notable arroje el sumario acerca de
la investigación que se demanda.
20. Sería conveniente que el estudio de la medicina
legal se hiciera en nuestras Universidades en el período
de la licenciatura de la facultad de Jurisprudencia, sien-
do obligatoria su aprobación' para todo el que aspirase
á la honrosa investidura de abogado.
21. Convendría que para facilitar los estudios de

Biblioteca Nacional de España I


222 EL CONGRESO DE MEDICINA LEGAL DE PARls

medicina forense, pudiesen concurrir los estudiantes á


las autopsias jurídicas de un modo legal, excepto en
aquellos casos en que el juez tuviese un poderoso moti-
vo para impedirlo.
22. Sería de gran conveniencia, tanto para los ma-
gistrados como para los perítos, el que se creasen, ya
sea en los palacios de justicia, ya en los laboratorios de
medicina legal, archivos y museos de medicina forense,
bajo la dirección de individuos de! cuerpo médico y de
la magistratura; y
23. En el ejercicio de sus elevadas funciones, debe-
rían disponer los médicos forenses de cuantos medios
materiales y recursos científicos modernos necesitasen
para poder desempeñar más á conciencia y de mejor
manera su cometido.

FIN DE LA SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE

Biblioteca Nacional de España I


"

INDICE

Páginas

REALES ÓRDENES......................................... V
DEDICATORIA .•. , .........•......... '" ., .... , •. . . . . . . .. . VII
INTRODUCCIÓN ............•. '. . . . . . . . .. ...............•.. 9

PRIMERA PARTE

Informes y debates del Congreso.

CAPÍTULO 1
PRIMERA SESIÓN

SUMARIO: Preliminares. -Setenta Oongresos internacionales


en cuatro meses.-CONGRESO DE MEDICINA-LEGAL.-Sesión
inaugural. - Presidencia de honor. -, Delegados oficiales
extranjeros.-Discurso de Mr. Barbier, primer presidente
de la Courde Cassation, - Discurso de Mr. Brouardel, pre-
sidente del Comité de organización del Congreso. - Mesa
definitiva del Congreso. - Discurso de gracias del preeí
dente de honorc--Cuestíonea que abarca el programa oficial
y sus ponentes. - PRIMERA CUESTIÓN: Lostraumatismos cere-
oralesy medulares en sus relaciones con la medicina-legal. Dis -
cusión que provoca el iníorrr e de los doctores Vibert y Gi-
Bes ue la Tourette.- Proceduriers y cerebrales. -Histeria,
railrlJay-brain y railrIJay-spine.-Conclusiones aprobadas por
el Congreso.•• o ••••••••••••• , ••••••••••••••••• o • • • • • • • • 17

Biblioteca Nacional de España I


224 íNDICE

OAPÍTULO II
SEGUNDA SESIÓN
Páginas

SUMARIO: Oomunicación de Mr. Ooutagne sobre la Anatom'Ía


y lajl'siolog'Ía patológicas dela ahorcadura.s-De\ ate S0,.ten ido
con este motivo. - Ahorcadsra fallada ó abortada. -- Oomuni-
cación de Mr. Lacassagne sobre la Utilidad de las hojas de
observación médico legales y á estepropósito del examen metó-
dico de las niñas en los casos de atentados contra el pudor,>
Examen de la víctima. - Examen del inculpado.- Discu
si6n que esto provoca ..• , ..•............. o • • • • • • • • o o •• o 51
OAPÍTULO III
TERCERA SESIÓN

SUMARIO: SEGUNDA CUI<:ST1ÓN: De la intervención de los médicos


forenses en el procedimiento judicial deuna interdiccionó para
levantar esta interdicción. - Oonclusiones propuestas por el
ponente Mr. Motet. - Observaciones hechas por algunos
miembros del Congreso. - TERCERA CUESTIÓN: Cuestiones
médico-legales relativas al abuso de la morfina. - Discusión
sostenida sobra el informe de los profesores Lutaud y Des-
couts> -Concluaiones adoptadas por la Asamblea ...•.. o • • 65
OAPÍTULO IV
CUARTA SESIÓN
SUMARIO: Oontinuación del debate sobre la proposrcion de
Mr. Lacassagne, relativa al examen metódico de las niñas
que son víctimas de atentados contra el pudor.- Voto emi-
tido por el Oongreso en dicha materia. - Trabajo de mon-
sieur Moreau sobre la simulación.-Discusión que promue-
ve esta Memoria.- Moutóns, corottiers y zephyrs.-Acuerdo
tomado por el Oongreso en este asunto o • • • • • • • • 82
OAPÍTULO V
QUINTA SESIÓN
SUMARIO: QUiNTA CUESTIÓN: La sf/llis de las nodrízas.-Estu-
dio deontológico, higiénico y médico-legal que hace de esta
cuestión el ponente Mr. Morel-Lavallée, debates que pro-
voca y conclusiones aprobadas por el Oongreso.-Exhuma-
ciones y' autopsias en los procesos civílesr-« OUARTA eUES-

Biblioteca Nacional de España I


f
INDICE

Páginas

'l'lÓN: Intoxicaciones crónicas por el arsénico, - Enseñanzas


que se desprenden de las observaciones y los experimentos
de los ponentes I\1M. Brouardel y Pouchet,......... .. . . . 90
CAPÍTULO VI
SEXTA SESIÓN
SUMARIO: Comunicación de MI'. Laugier sobre m ejercicio ile-
gal de la medicina.-Hechos citados en apoyo de esta propo
sición por los doctores Brouardel y Duponchel.-Comuni-
cación de 1\11'. Garniel' sobre Los criminales instintivos y los
derechos de la defees« social.-Discusión sostenida con este
motivo.-Locos, mattoides y respousables.t-Comunícacíón
de MI' Semal sobre La pri'ión asilo para criminales alienados
é instintivos.- Protesta de MI'. La"assagne,-E! criminel lu-
natic asylum de Bradmoor _ 125
CAPÍTULO VII
SÉPTI1IIA SESIÓN
SUMARIO: Comunicación de la Sociedad de Medicina legal de
Nueva York sobre la Aplicacion de la electricidad á la ejecu-
ción de los condenados á muerte. Observaciones de MI'. Motet
á este trabajo.-SEXTA CUESTIÓN: De los medios más propios
para garantir en las informaciones médico-legales los intereses
de la sociedad y de los inCltlpados.- -Proposiciones emitidas
por los autores del informe, los jurisconsultos MM. Gu i-
llot y Demange.i--Debat-a que provocaron dichas conclu-
siones y enmiendas con que son aprobadas por los miem-
bros del Congreso.-Artículos adicionales propuestos por
los Sres. Lacasagne y Guillot.-Clausura del Congreso.... 131
SEGUNDA PARTE
CRÍTICA DEL CONGRESO y APLICACIÓN DE SUS CONCLUSIONES
Á LA LEGISLACIÓN Y LA CIENCIA MÉDICO-LEGAL ESPAÑOLAS.

l.-Objeto y plan de este estudio crítico _. . .... l55


H.-Examen crítico del informe de los doctores Vibert J G ¡.
Iles de la Tourette.-Anomalías que ofrece el estudio de los
traumatismos craneales y raq uídeos.-Cusos de tolerancia
extraordinaria del cerebro.--Neurastenia é histero-ueuraa-
.tenia traumáticas.-lmportancia que se debe dar en estas
enfermedades al factor de la predisposición y de la herén-
-cia.-Simulación de dichos padecimientos en cuestiones de
2~

Biblioteca Nacional de España I


226 tNDICE

Página.

medicina legal. -La psico-neurosis traumática.-Su sín-


drome y semiótica.-Reserva en el pronóstico que imponen
todas estas secuelas de los referidos traumatismos .••. '" . 156
IIl.-Orítica de la comunicación de Mr. Ooutague sobre la
Anatomia y .fisiología JHtoliigicas de la ahorcaiura, - Poco va-
lor que tienen los sig-nos que diferencian la estrangulación
con un lazo de la ahorcadura. - Forma y dirección que se
asigna por los autores al surco provocado por el agente
constrictor en una y otra. -Su escasa importancia en de-
terminados casos. -Señales que distinguen la ahorcadura
de la estrangulación con la mano. -Ahorcadura por suici-
dio y por homicidio .. , .. , . , ., . ' .•. " ., , .. " .• , ". 165
IV.-Examen de la comunicación de Mr. Lacassagne sobre la
Utilidad de las hojas de observación médico legales y, á este pro
pási!«, del eanmen metódico de las niñas en los casos de atentados
contra el pudor. -Mi conformidad en este punto con dicho
profesor. - Necesidad de que se practiq ue lo más pronto po-
sible el examen de la víctima, el del violador y el de las
piezas de convicción. -- Valor que debe darse al rerultado
del análisis bacteriológico en ciertos casos de atentados .
contra el pudor. - Presencia de los zoospermos en la orina
de las jóvenes violudas , . ~' ' •, , .. , , .. 166
Y-Juicio que nos merece el informe de Mr. Motet, sobre la
Interoencion de. los médicos forenses en el procedimiento judi-
cial de una interdicción o JJfJ,rr¡, levantar esta interdiccion;>:
Conveniencia y oportunidad de sus conclusiones.-Necesi-
dad de que ee implante con el carácter de obligatoria en
tedas las legislaciones la ir:.formación pericial previa á que
en ellas se refiere el distinguido médico legista francés. " 16¡;¡
VI. - Critica del informe de los profesores Lutaud y Descouts,
sobre algunas Cuestiones médico legales relativas al abuso de
la mo~flnl.-·Ol)jeto que se proponen los informantes.-El
morfmismo>« Su definición - Fumadores y comedores de
opio, bebedores de éter y ajenjo, tomadores de haschich ,
estricnina, pólvora, etc ..- Los morflndmanos.c--La jeringui-
lla de Pravaz. Estadísticas de varios autores. -Oausas del
morfinismo.-Uoa observación clínica mía muy notable.-
Morfinomanía y degeneracién. -Infiuencia que en el des-
arrollo de este vicio tiene la lectura de ciertas novelas-
Alteraciones orgánicas y mentales que provoca el morfínis-
mo.-Su profilaxis y tratamiento.-Medidas para impedir

Biblioteca Nacional de España I


ÍNDICE 227
Págiu~

el abastecimiento de los morfinómanos. - La aoaainomania.


-Libros de policía.-Modificaciones que hay que introdu-
cir en las couclusiones de este informe para aplicarlas á
nuestro país... . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 171
'VIL-Orítica del tral ajo del DI' Moreau de Oharleroi sobre
La simulacion, - Oportunidad de la proposición hecha por
MI'. Motet y aprobaia por el Oongreso.-Dificultades con
que se tropieza para poder distinguir ciertos estados pato-
lógicos, principalmente los psiquiátricos................. 187
VIlL-Oritica del informe de Mr. Morel-Lavallée sobre La si-
.litis de las nodrizas. - Poco interés médico legal que ha dado
á su trabajo el informante, quien cuida más de considerar
lo desde el punto de vista de la deontología y de la higiene.
-Necesidad de que desaparezcan los inconvenientes que
se oponen á la práctica de las exbumaclon-s y de las autop
aias en los procesos civiles.............................. ]1"8
IX. - Juicio crítico del informe de los profesores Brouardel y
Pouchet relativo á laslntoJ'icacionescrónicas por el arsénico.
Necesidad que en la ciencia se sentía de U'I estudio deteni·
do y ordenado de este asunto. Ventajas que aporta el he-
cho de poder analizar ciertos productos de secreción y
excreción del individuo vivo para la resolución de las cues-
tiones médico-legales promovidas por este género de into-
x icaciones - Síndrome propio y característico de ellas. -
Grupos en que se pueden dividir sus principales síntomas.
Vías de eliminación del arsénico en los envenenamientos
crónicos y facilidades que' éstas nos da para su compro
bación.-Posibilidad de resolv r. merced á los datos sumi-
nistrados por la toxicología m., .eru «. un punto oscuro de
nuestra historia patria... ,. . . . . . .. ...•...........•..... 192
X.-Examen de la comunicación del Dr. Laugier sobre El
ejercicio ilegal de la medicina.>« Exito que en todas partes
obtiene el oficio) de curandero. - Un curandero doctor. -
Necesidad de que tanto los Jueces de primera instancia,
como los Subdelegados de Medicina, persigan sin descanso
esta verdadera plaga socia l. • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 1\14
XL-Opinión que nos merecen las comunicaciones de mon-
sieur Garníer sobre Los criminales instintivos y los derechos
de la defensa social, y de MI'. Semal, sobre La prision asUo
para criminales alienados é instintivos. - Extrañeza que nos
eausé ver la oposición que hicieron á la creación de estos

Biblioteca Nacional de España I


iNDIU

asilos algunos dignos niembros del Congreso.-R.efutación


de los argumentos empleados contra ellos por el magistra-
do Mr. Horteloup y por el profesor Mr. Lacassague. - Un
buen proyecto para la administración de justicia, debido
al malogrado Ministro Sr. Alonso Martinez..... .•....... 195
XII.--Crítica de la Memoria presentada por Mr. Olark Bell,
en nombre de 11: Sociedad de Medicina legal de NuevaYork,
sobre Aplicación de la electricidad tí la ejecución de los conde-
nados tí muerte. - Seguridad que generalmente ofrecen los
sistemas de ajusticiamiento empleados en Francia yen Es-
pafia. - Hechos horribles que, sin embargo, acontecen de
cuando en cuando. - El procedimiento eléctrico, cada vez
más perfeccionado, debe ser el sistema de ejecución que se
emplee en 10 sucesivo.-Un verso de nuestro D. Alonso de
Ercilla, que viene como anillo al dedo en este instante.. .. 198
XIIL-Juicio crítico del informe de los [urtsconsultos mes-
sieurs Guillot y Demange acerca De los medios más propios
para garantir en las informaciones médico le/laTes los intereses
de la sociedad y de los inculpado», - Pluralidad de peritos. -
Información pericial contradictoria.--Peritos forenses titu-
lares. - Excelencias de la organización médico-forense es-
pañola. - Medios que se debieran poner en práctica para
llevar dicha organización á su más alto grado de perfec
ción.-Tribunaleí! ó Consejos superiores de medicina legal.
Necesidad de que el Juez de instrucción presida los reco-
nocimientos periciales, autopsias, etc., y de que se permi-
ta en ellos la asistencia del abogado defensor, como viene
sucediendo en España hace muchos años.-Inclusión de los
estudios médico-legales en la carrera dederecho.-Oportu-
nidad de que las autopsias jurídicas sean presenciadas por
los estudiantes de.medicina.-Archivos y museos de medi-
cina legal.-Ventajas que han de reportar éstos á la admí-
nistración de justicia.-Examen de los artículos adiciona-
les admitidos por el Congreso á propuesta del profesor
Mr. Lacassagne y del abogado Mr. Guillot , ...•... .. 201
CONCLUSIONES .. '" , ., .. , , .. " 21»

Biblioteca Nacional de España I


El!ta obra, escrita en el invierno de 1889-90; presentada.
en ~4 de Mayo de 18UO al Excmo. Sr., Ministro de Gra-
cia y Justicia, quien, entre otras cosas honoríficas
para el autor y su libro, acordó que se imprimiese
de Real orden, lo que no se verificó, aparte de
otras razones que huelga mencionar, por dífl-
cultades económicas; cuya publicación en
la biblioteca anexa á La Correspondencia
Medica fué autorizada por Real orden
de lB de Octubre de 1895 y díó princi-
pio en 24 de Septiembre de 1897,
acabóse de imprimir en el día
16 de Mayo de 1899.

LAUS DEO

Biblioteca Nacional de España I


EI~RATAS

DE UIPORTANGIA QUE SE HAN ADVERTIDO EN ESTA OBRA

f'ágina; Linea. DICE: DEBE DWm:

3'7 15 bajo desde


39 23 humí-Iateral hemiiateral
40 21 neurastemia neurastenia
52 20 hioydes hioides
05 3 bajo desde
94 28 conscientes cansen cien tes
96 '6 contrato conducta
103 7 redacción de redactada por
155 4 ESPAÑOLA ESPAÑOLAS
161 19 causa causados
167 última ellas ellos
174 nota (2) Vortragin Vortrag in
181 nota (t) Lemorphinissn» le morpMnisme
206 18 puedo puede

Biblioteca Nacional de España I


Higiene de la inteligencia.-Contribución al estudio de las relaciones
que existen entre lo físico y lo moral del hombre, y manera de
aprovechar estas relaciones en beneficio de su salud corpórea y
mental.-Obra premiada con diploma de primera clase en la
Exposición internacional de Higiene y Demografía de Madrid.
La ciencia de la belleza.-Datos para la dirección higiénica de la her-
mosura humana. - Obra ilustrada por Comba:
Profilaxis de la difteria.-Obra p emiada por la Sociedad Española de
Higiene y con me lalla de oro en la Exposición de Higiene de la
Infancia de París.
Higiene de la vista en las escuelas.-Obrapremiada por la Sociedad
Española de Ligiene y con diploma de primera clase en la Expo-
sición internacional de Higiene y Demografía de Madrid.
La Fatiga.-Estudios críticos sobre la obra de Mosso, hechos por
encarg-o de la Sección de Ciencias Naturales del Ateneo de
Madrid.
L¡¡ educación física.-EI trabajo en los niños. -- Discursos pronunciados
en el Ateneo de Madrid.
El parasitismo. - La pelagra. - Conferencias dadas en el Ateneo de
Madrid.
Higiene de las personas que se dedican á los trabajos de la inteligencia.-
Discurso inaugural de la Sociedad Española de Higíene en el
curso de 18\)0-91.
Higiene de las escuelas. - Discursos pronunciados en la Sociedad Es-
pañola de Higiene. .
Educación física moral é intelectual.-Estudios oríticos acerca de Is s
obras del higienista y pedagogo italiano Francisco Denti sobre
educación, hechos por encargo de la Sociedad Española de Higie-
ne á intancias de dicho sabio extranjero.
El Doctor Pulido y sus miniaturas científicas.--Artículos de crítica bi-
bliográfica.
La menstruación normal y patológicamente considerada.-Tesis doctoral.
Historia y patología comparada de la rabia.
Alimentación del niño en la primera infancia.
Ciencia y ñlosofla.c-Estudios" biológicos. - Crítica de la obra del
P. Zacarías Martínez Núñez.

Biblioteca Nacional de España I


Biblioteca Nacional de España I
Biblioteca Nacional de España I
Higiene de la inteligencia.-Contribución al estudio de las relaciones
que existen entre lo físico y lo moral del hombre, y manera de
aprovechar estas relaciones en beneficio de su salud corpórea y
, mental.-Obra premiada con diploma de primera clase en la Ex-
posición internacional de Higiene y Demografía de Madrid.
La ciencia de la belleza.-Dato~ para la dirección higiénica de la h er-
mosura humana.-Gbra ilustrada por Comba.
Profilaxis de la difteria.-Obra premiada por la Sociedad Española
de Higiene y con medalla de oro en la Exposición de Higiene de
la Infancia de París.
Higiene de la vista en las escuelas.-Obra premiada por la Sociedad
Española de Higiene y con diploma de primera clase en la Expo-
sición internacional de Higiene y Demografía de Madrid.
La Faliga.-Estudios críticos sobre la obra de Mosso, hechos por
encargo de la Sección de Ciencias Naturales del Ateneo de
Madrid.
La educación física.-EI trabajo en los niños.-Discursos pronuncia-
dos en el Ateneo de Madrid,
El parasitismo.-La pelagra.- Conferencias dadas en el Ateneo de
Madrid.
Higiene de las personas que se dedican á los trabajos de la inteligencia.
-Discurso inaugural de la Sociedad Española de Higiene en el
curso de 1890-91.
Higiene de las escuelas.-Discursos pronunciados en la Sociedad Es-
pañola de Higiene.
Educaciún física, moral é intelectual.-Estudios críticos acerca de las
obras del higienista y pedagogo italiano Francisco Denti sobre
educación, hechos por encargo de la Sociedad Española de Higie-
ne á instancias de dicho sabio extranjero.
El Dr. Pulido y sus miniaturas científicas.-Artículos de crítica biblio-
gráfica.
La menstruación normal y patológicamente considerada.-Tesis doc-
toral.
Historia y patología comparada de la rabia.
Alimentación del niño en la primera infancia.
Ciencia y filosofía. -Estudios biológicos.· -Crítica de la obra del
P. Zacarías Martínez Núñez.

Biblioteca Nacional de España I


Biblioteca Nacional de España I
Biblioteca Nacional de España I
Biblioteca Nacional de España I

También podría gustarte