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Pensar en la evaluación como recurso de aprendizaje. Álvarez Méndez, J.M.

1. La necesidad de la evaluación como recurso de aprendizaje


 La evaluación tiene un papel insustituible en los procesos y prácticas de
formación y, desde esta perspectiva, es una fuente de garantía de
aprendizaje.
 En un contexto educativo, la evaluación garantiza la calidad de los procesos de
formación y por lo tanto es imprescindible.
o Como necesitamos conocer y aprender y estar seguros de que lo
estamos haciendo bien, hace falta más evaluación ya que con ella
aprendemos y conocemos con mayores garantías de éxito y de una
forma sostenible.

Tenemos que pensar en la evaluación como fuente de aprendizaje, ya que


ella misma es aprendizaje y un recurso imprescindible para asegurar los
aprendizajes de calidad.
 Sin una evaluación que implique reflexión el aprendizaje se vuelve una tarea
rutinaria, mecánica, de memoria a corto plazo y limitado a un examen y lo
aprendido no cobra un verdadero sentido
 Si se basa la evaluación en la realizar exámenes ni los profesores ni los
alumnos podrán mejorar sus prácticas, ni de enseñanza (los profesores), ni de
aprendizaje (los alumnos) ya que no aporta más que una calificación numérica
que no nos dice apenas nada. No hace reflexionar sobre lo aprendido o lo
enseñado.
2. Sobre el poder de las metáforas y lo que hacemos con ellas en la práctica

 Si cambiamos la forma de evaluar, cambiaríamos todo el currículo, además es la forma


más eficaz y rápida de cambiar los hábitos y prácticas adquiridas.
 Al cambiar la forma de evaluar, cambiamos las formas de enseñar y en las que los
alumnos aprenden.
 Debemos aprovechar las potencialidades de la evaluación y dejar de limitarla a una
sucesión de exámenes, ya que sólo refuerzan el interés por la calificación y no por el
aprendizaje en sí.
 Al cambiar la evaluación (procedimientos, instrumentos, usos, funciones,…) los
profesores deberán introducir nuevos métodos de enseñar y los alumnos tendrán que
poner en práctica nuevas estrategias y estilos de aprendizaje y nuevos objetivos que
vayan más allá que reflejarlos en un examen.

3. Cambiar el discurso obliga a re-crear la cultura examinadora recibida.

 El alumno ya conoce la “cultura escolar”. Al estar muchos años en el sistema educativo


ya conoce los rituales y pasos que llevan al éxito, ya aprendió a diferenciar entre lo que
cuenta y lo que no cuenta.
 El alumno ha aprendido que la seguridad del éxito está en la repetición, fidelidad a la
palabra transmitida, la sumisión, la superación de exámenes, sea cual sea el método
empleado por el profesor.
o Podemos asumir que lo importante es la comprensión, pensamiento crítico, la
toma de postura personal,…pero el alumno ha aprendido que eso no cuenta ya
que no sube puntos en la nota, por lo que no le presta interés.

4. Más evaluación, menos control, ésa es la cuestión.

 Todo se vuelve objeto de evaluación no tanto porque todo necesita mejorar sino
porque todo necesita ser controlado.
 La evaluación es vista como un instrumento de control ‘eficaz’, aunque no sepamos
para quién es eficaz ni quiénes son los beneficiados.
 Nos interesa reflexionar realmente sobre el qué se evalúa, y para qué, y sobre todo,
para quién se evalúa.

5. Más allá de la retórica y del juego de palabras: formar con la evaluación.

 La evaluación formativa es la que forma, si con las prácticas y usos que se llevan a
cabo en la evaluación los alumnos no logran mejorar en su aprendizaje, en su
rendimiento académico, y, si no salen mejor formados, la evaluación estará actuando
en su valor formativo.
 La evaluación contribuye muy poco a introducir los cambios necesarios para hacer de
ella un recurso de aprendizaje, innovación, ayuda, refuerzo, y convertirse en un
recurso valioso para reducir la tasa de fracaso escolar.
 Sin cambio en las prácticas de evaluación no es posible el cambio en los procesos de
enseñanza-aprendizaje, ni es posible la innovación, y menos, la transformación.

6. La clave de una evaluación educativa está en el uso formativo de la misma

 Debemos ver la evaluación como un ejercicio de aprendizaje y actuar en


consecuencia.
 No solo aprende el alumno cuando estudia o cuando el profesor explica.
o Al ser evaluado cabe la posibilidad de aprender.
 Si queremos utilizar el examen como herramienta en la evaluación formativa debemos
de tener en cuenta que no lo podemos limitar a una nota y ya, sino que debemos de
hacer al alumno reflexionar sobre el mismo.

7. De la buena evaluación todos aprenden

 Una buena evaluación:


o ayuda a los estudiantes a aprender más y mejor; con más sentido, de un
modo reflexivo y comprensivo, etc.
o Ayuda los profesores a enseñar mejor; conocen los obstáculos que los
alumnos tienen que superar, estimulan, acompañan y garantizan la
comprensión que lleva al aprendizaje valioso.
 La buena evaluación es aprendizaje.
 El profesor no debe permanecer ajeno a los resultados de la evaluación, necesita
conocer las causas que provocan situaciones y casos de no aprendizaje así como las
razones que llevan al aprendizaje.
 El objetivo principal de la evaluación en contextos de formación es ayudar y hacer que
quien aprende lo haga de un modo más consistente y duradero, y ayudar a quien
enseña de un modo más razonable.

 La evaluación no debe limitarse ni identificarse con la calificación.

 La evaluación formativa exige compromiso, no consiste en controlar, corregir,


disciplinar, calificar,…sino ayudar a los que aprenden, estimular el aprendizaje,etc.

8. Qué se evalúa

 Antes, la evaluación abarcaba conocimientos, actitudes y procedimientos y ahora, se


añaden las competencias.
 La evaluación por competencias no es una evaluación propiamente formativa porque
los medios que se usan son los mismos que para la evaluación sumativa. En teoría
debería de ser formativa pero en la práctica no lo es.

9. Del interés por la evaluación formativa en el discurso educativo por competencias

 La prioridad y el propósito básico de la evaluación educativa es conocer porqué los


alumnos están aprendiendo.
 El profesor necesita conocer: los caminos que los alumnos deben recorrer en la
construcción y organización del conocimiento, las dificultades que pueden encontrar y
los obstáculos que tienen que superar.
 El alumno necesita conocer la consistencia de su saber: los caminos por recorrer y las
inseguridades que se le presentarán en el proceso de descubrimiento y construcción.
 El profesor debe informar al alumno en cada momento sobre el estado de aprendizaje
en el que se encuentra ya que quien aprende tiene la necesidad de conocer esa
información de un modo claro y conocer el progreso que está realizando o las causas
del retraso que no le permitan seguir progresando, al igual que tiene el derecho de ser
informado sobre las decisiones que se puedan tomar sobre él.
 Cuanta más información de orientación y ayuda sea proporcionada por el profesor,
tanto más podrá conocer él mismo de su propia situación y autorregular sus propios
mecanismos de aprendizaje.

10. El valor formativo de la evaluación está en el uso de la corrección

 Los profesores evalúan para comprobar si los alumnos aprenden, pero se suele
relacionar que “los alumnos no aprenden” con “los alumnos no estudian”.
 La evaluación se convierte en recurso de aprendizaje en medio de formación si
buscamos las causas por las que no se da el aprendizaje, por el contrario, si se reduce a
confirmar “ignorancias”, deja de ser formativa y pasa a ser un recurso más de control y
penalización o filtro de selección.
 Cuando el profesor constata que un alumno o un grupo de alumnos no está
aprendiendo lo que debe hacer es dar con las causas que provocan esa situación no
deseada y hacerle frente, mejor juntos, profesor y alumno(s) implicado(s). Y entre los
recursos de que dispone el profesor, ninguno es tan potente y tan crítico como la
evaluación para satisfacer este objetivo.

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