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La iniciativa quedó en condiciones de ser ley y durante el debate en Sala se resaltó "la búsqueda
de acuerdos que permitieron actualizar esta herramienta" que permitirá al Estado poder gestionar
el agua para el periodo que viene.
Tras un amplio debate y búsqueda de acuerdos, el Congreso despachó el proyecto que actualiza el
Código de Aguas, reforzando el carácter de bien público del agua y consagrando una nueva
regulación para la constitución, ejercicio y extinción de los derechos, así como proteger y
fortalecer la función que cumple el agua dulce en los ecosistemas terrestres.
Durante la votación en Sala, fue la senadora Adriana Muñoz, quien explicó a sus pares los
principales aspectos que se regulan en esta normativa que fija además los plazos que tendrán las
concesiones y detalló las 17 divergencias que se suscitaron entre las dos ramas del Congreso y que
dieron origen a la formación de una Comisión Mixta. Según la senadora -quien presidió dicha
instancia- tres de las divergencias se resolvieron por mayoría y las restantes se aprobaron de
manera unánime.
Precisó que las disposiciones del proyecto se pueden agrupar en cuatro áreas: consumo humano;
aguas del minero; asuntos de carácter misceláneo; y características de las concesiones.
En la misma línea, se manifestó el Ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, quien señaló que
se trata de un cambio enorme en las herramientas que tendrá el Estado para poder gestionar el
agua de aquí hacia adelante, haciendo alusión al complejo panorama climático y de escasez hídrica
que afecta al país.
PRINCIPALES ASPECTOS
"Aguas del minero": se acordó que los concesionarios mineros deberán informar a la DGA para
utilizar las aguas, fijando un plazo de 90 días, prorrogables por solo una vez, para que dicha
repartición evalúe si la extracción afecta la sustentabilidad del acuífero o los derechos de terceros
y manteniendo la restricción, acordada en el Senado, de que tales aguas solo pueden utilizarse en
faenas de explotación. Asimismo, se precisó que, en caso de término, caducidad, extinción o
renuncia de un derecho de aprovechamiento, las aguas quedarán libres para ser reservadas por el
Estado y para la constitución de nuevos derechos sobre ellas.
Asuntos de carácter misceláneo: Se faculta a la DGA para revisar, en cualquier momento, las
circunstancias que dieron origen a la declaración del área de restricción y se obliga a una
evaluación transcurridos cinco años.
Por último, se estableció la prohibición de construir sistemas de drenaje en las zonas de turberas,
incluyendo a la provincia de Chiloé, además de las Regiones de Aysén y de Magallanes.
PLAZOS
Dispone que la duración del derecho de aprovechamiento se prorrogará por el solo ministerio de
la ley y sucesivamente, a menos que la Dirección General de Aguas acredite, mediante una
resolución fundada, el no uso efectivo del recurso o que existe una afectación a la sustentabilidad
de la fuente que no ha podido ser superada.
Regula la extinción total o parcial de los derechos, mediante resolución de la Dirección General, si
el titular de no hace uso efectivo del recurso o no realiza las obras para utilizar las aguas de
conformidad con los plazos y suspensiones que se establecen; las usa para un fin diverso para
aquel que han sido otorgadas, o cede su uso a cualquier otro título.
Dispone que, en el caso de los derechos de aprovechamiento consuntivos (que faculta a su titular
para consumir totalmente las aguas en cualquier actividad), el plazo de extinción será de 5 años; y
en el caso de aquellos de carácter no consuntivos (que permite emplear el agua sin consumirla y
obliga a restituirla en la forma que lo determine el acto de adquisición o de constitución del
derecho) será de 10 años; regulándose la forma de contabilización de estos plazos y de la
suspensión de los mismos.
https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2022/01/20/reforma-al-codigo-de-aguas-
cambios-necesarios-y-desafios-pendientes/
La reforma más significativa es que las aguas sean reconocidas como un Bien Nacional de uso
público, condición ya existente en el Código de 1981 en su Art.5, pero ahora poniendo como
prioridad su uso destinado al consumo humano, esto es, como un derecho humano esencial. En
general, los derechos humanos son una respuesta a las grandes miserias de la humanidad, debido
a la falta de equidad y justicia social; en el caso del agua, esta es una respuesta a necesidades
vitales.
En la reforma también se reconocerá el uso temporal -no perpetuo- y los usos no extractivos, lo
cual va en beneficio de la conservación de ecosistemas acuáticos, valoración de paisajes fluviales
(por ejemplo, el Salto del Laja, en la Región del Biobío) y usos recreacionales. Este cambio, bien
direccionado, hace aún más exigentes los ya relevantes desafíos para la institucionalidad
relacionada con la administración de los recursos hídricos (en particular para la Dirección General
de Aguas, DGA), en un contexto de transición climática (cambio climático) y legislativa (nueva
constitución).
Así, dentro de los desafíos más importantes estarán incentivar la regularización de los derechos de
aguas (que los usuarios realicen este proceso), tanto en el Conservador de Bienes Raíces como en
el Catastro Público de Aguas (CPA), este último administrado por DGA. Este registro es
fundamental para conocer con más precisión quiénes, dónde y cuánto se está extrayendo.
Además, se debe conocer con más detalle la cantidad del recurso disponible, es decir, monitorear
las fuentes. Mejorando y ampliando la red ya existente de estaciones fluviométricas, de pozos y de
lagos también controladas por la DGA. Junto con ello, será necesario fortalecer el rol de la
fiscalización, ampliación de las atribuciones de la DGA y aumentar la participación y trasparencia
de las comunidades de usuarios.
Todo lo anterior va ligado a la realización de una gestión integrada de los recursos hídricos por
cuenca (en el caso de aguas superficiales) y por acuíferos (en al caso de aguas subterráneas). Este
último punto ha sido frecuentemente mencionado en la esfera académica y en los informes de
Evaluación del Desempeño Ambiental de Chile realizados por la CEPAL. Como respuesta a esta
última necesidad y en consideración de este nuevo marco legal, la DGA ha actualizado el Balance
Hídrico Nacional e impulsado los Planes de Estratégicos de Gestión Hídrica que servirán de soporte
a la toma de decisiones sobre bases técnicas, apoyando la futura gestión de las aguas en Chile.