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PRINCIPIOS TEÓRICOS DE LAS CONTRIBUCIONES DE HAROLD M. SOMMERS.

Los principios teóricos que considera este tratadista son:

* El principio de la capacidad de pago.

* El principio del beneficio.

* El principio del crédito por ingreso ganado.

* El principio de la ocupación plena.

* El principio de la conveniencia.

El principio de la capacidad de pago.

Se considera que los que poseen en mayor ingreso o riqueza pagan la mayor parte de la contribución,
independientemente de los beneficios que reciban del gasto de estos fondos. La finalidad del principio
de capacidad de pago es la de gravar más con el objeto de igualar la distribución del ingreso y la riqueza,
puesto que a los ingresos más altos se les grava más fuertemente.

Principio del beneficio.

Este principio considera que los individuos y los negocios deben pagar de acuerdo con los beneficios que
reciben de los gastos gubernamentales. Este principio sólo puede ser distinguido con claridad cuando el
rendimiento de una contribución se destina a financiar un servicio concreto y determinado para el
contribuyente.

Principio del crédito por el ingreso ganado.

Quienes obtuvieron sus ingresos como resultado de cualquier clase de trabajo, reciban un tratamiento
favorable; o bien que el ingreso que la ley considera como no ganado, o sea aquel que proviene de las
rentas, dividendos e intereses debiera ser gravado con tasas mayores.

La idea principal de este principio es de que se grava menos el ingreso como producto del trabajo, que
cualquier otra clase de ingreso, en el cual no intervenga directamente el trabajo personal, como lo es el
caso de los ingresos por concepto del arrendamiento, intereses, regalías y dividendos.

Principio de la ocupación plena.

Este principio estima que las contribuciones pueden estar formuladas con el objeto de estimular la
producción y el empleo, sin tomar en cuenta consideraciones acerca de la capacidad de pago.

Principio de la conveniencia.

Este principio se refiere a los casos en que las contribuciones se establecen con el objeto de gravar lo
más posible, con la menor dificultad. Estima que esta política es simplemente de conveniencia y tiene
como finalidad que el contribuyente no se dé cuenta del impacto de la contribución, incorporándose en
el precio del producto o servicio prestado.
CLASIFICACIÓN DE LAS CONTRIBUCIONES

I. CLASIFICACIÓN TRADICIONAL.

A. Directos e Indirectos.

Los tributos directos son los que inciden sobre utilidades o rendimientos; en tanto que los indirectos son
los que van a gravar operaciones de consumo.

Como ejemplo de los primeros, podemos citar al Impuesto sobre la Renta que tiene por objeto gravar las
utilidades o rendimientos que obtengan las sociedades mercantiles, las personas físicas, los residentes
en el extranjero, etc.

Por otra parte, el caso típico de un tributo indirecto lo tenemos en el Impuesto al Valor Agregado, toda
vez que tiene por objeto gravar una serie de operaciones de consumo como pueden ser: la enajenación
de bienes, la prestación de servicios, el otorgamiento del uso o goce temporal de bienes y la importación
de bienes y servicios.

B. Reales y Personales.

Por contribución o tributos reales se entienden aquéllos que están destinados a gravar valores
económicos que tienen su origen en la relación jurídica que se establece entre una persona –física o
moral- y una cosa o un bien. Se les llama reales debido a que generalmente los correspondientes sujetos
pasivos son titulares de algún derecho real, en especial el de propiedad. Así, el ejemplo clásico lo
encontramos en el impuesto predial que todos los propietarios de bienes inmuebles están obligados a
pagar.

Por otra parte, por tributos personales debemos entender todos aquéllos que gravan los ingresos,
utilidades, ganancias o rendimientos obtenidos por personas físicas o morales, como consecuencia del
desarrollo de los diversos tipos de actividades productivas (industria, comercio, agricultura, ganadería,
pasca, ejercicio de profesiones), e independientemente o al margen de su vinculación jurídica con cosas,
bienes o derechos reales.

C. Generales y Especiales.

Por tributos generales entendemos aquellos que gravan diversas actividades económicas, las que, sin
embargo, tienen en común el ser de la misma naturaleza; en tanto que los tributos especiales son los
que exclusivamente inciden sobre una determinada actividad económica. Como ejemplos de los
primeros podemos citar el Impuesto sobre la Renta y el Impuesto al Valor Agregado. En efecto, en
términos generales el Impuesto sobre la Renta grava varios tipos de actividades económicas: las
industriales, comerciales, agrícolas, ganaderas y de pesca, las de desarrollo de trabajos personales
subordinados independientes, la obtención de ingresos por enajenación de bienes. Estas actividades
obedecen a común denominador: deriven de ingresos o rendimientos percibidos por personas físicas o
morales.

Por su parte, el Impuesto al Valor Agregado, grava diversas clases de operaciones (enajenación de
bienes, prestación de servicios independientes, otorgamiento del uso o goce temporal de bienes, etc)
que, a su vez, son susceptibles de agruparse también bajo un denominador común: actos de consumo.
Entre los casos de tributos especiales podemos mencionar a todos aquellos que gravan en forma
exclusiva a una sola actividad económica, como las contribuciones de mejoras.

D. Específicos y Ad Valorem.

Los tributos específicos son aquellos cuyas cuotas, tasas o tarifas, atienden, para su correspondiente
determinación en cantidad líquida, al peso, medida, volumen, cantidad y dimensiones en general del
objeto gravado. En tanto que los ad-valorem, para el mismo fin, exclusivamente atienden al valor o
precio del propio objeto gravado.

II. CLASIFICACIÓN MODERNA. (Clasificación de Harold M. Sommers)

* Señala los impactos o efectos que el establecimiento de contribuciones puede llegar a ocasionar en la
Economía Nacional.

* Sostiene que las economías de las modernas Haciendas Públicas se debaten en una lucha de
impuestos indirectos versus impuestos directos, es decir, entre la necesidad económica y la justicia
tributaria.

A. Impuestos sobre Bienes y Servicios.

Esta clase de gravámenes están encaminados a gravar los bienes y mercancías que se expenden al
público, así como los servicios que se les prestan. Se trata, desde luego, de impuestos al consumo cuyo
típico ejemplo está representado por el Impuesto al Valor Agregado.

En opinión de Sommers, esta clase de impuestos constituyen los verdaderos tributos indirectos y, por lo
tanto, participan de todas sus características negativas: son injustos desde el momento mismo en que
no gravan a los sujetos en función de su riqueza personal, sino en atención a los consumos, claramente
inflacionarios, toda vez que al recargar el precio de las mercancías y servicios, incrementan, por fuerza,
el costo de la vida y disminuyen el poder adquisitivo de los salarios, los que, al elevarse como una
necesaria compensación, dan paso a la llamada espiral inflacionaria, que no es otra cosa que una carrera
desaforada entre pecios y salarios. Los impuestos indirectos suelen tener a corto plazo un impacto
sumamente favorable en la balanza del Erario Público; incrementan en forma casi inmediata la
recaudación.

B. Impuestos sobre los Ingresos y la Riqueza.

Sommers hace referencia a aquellos gravámenes que inciden progresivamente sobre los rendimientos o
sobre el patrimonio de los individuos y empresas. Considera que esta clase de imposiciones deben
asociarse con una mayor redistribución del ingreso nacional, ya que se fijan en función de la riqueza
poseída o acumulada por cada causante. En este sentido no sólo se ajustan al principio clásico de
proporcionalidad, sino que no producen, por regla general, los efectos inflacionarios que son
característicos de los impuestos sobre mercancías y servicios. Los impuestos sobre los ingresos y la
riqueza, al no recaer a fin de cuentas sobre el consumidor, no contribuyen al encarecimiento de la vida.
Por el contrario, al gravar exclusivamente las ganancias o riquezas de cada persona, inciden sobre sus
excedentes económicos, dando lugar así a que el que más posea tribute en mayor medida; no existiendo
en consecuencia, esa injusta igualdad propia de los impuestos al consumo, los que originan que todo
aquél que adquiera mercancías o reciba la prestación de un servicio, tenga que pagar exactamente el
mismo tributo independientemente de su mayor o menor capacidad económica.
PRINCIPIOS TEÓRICOS DE LAS CONTRIBUCIONES DE Adolfo Wagner
●La ciencia de las finanzas debe poseer una serie de principios superiores.

●Considerar un doble punto de vista.

●Estos principios no deben considerarse como obsoletos sino como relativos.

●No deben considerarse como aisladamente sin o en conjunto.

●Constituyen un fin al que deben tenderse en la práctica.

Principio de Equidad

* GENERALIDAD:

Se refiere a que todos debemos pagar impuestos pero no es tomada al pie de la letra.

* UNIFORMIDAD:

El impuesto debe ser en lo posible, promocionando a la capacidad de prestación económica.

Principios de Política Financiera

* SUFICIENCIA DE LOS IMPUESTOS:

Los impuestos deben poder cubrir las necesidades financieras de un periodo financiero.

* ELASTICIDAD DE LA IMPOSICION:

Los impuestos deben adaptarse a las variaciones de las necesidades financieras.

Principios de la Economía Pública

* FUENTES DE IMPUESTO:

Wagner señala tres fuentes del impuesto, la renta que es la fuente normal del impuesto, el capital
nacional, conjunto de bienes o riqueza de un país que produzca bienes y los medios de consumo.

* ELECCION DE CLASES DE IMPUESTO:

●El legislador puede escoger al sujeto.

●La autoridad solo emite hipótesis.

●Tomar en cuenta la repercusión al escoger los grevemes.


Principio de administración fiscal

●La fijeza tendrá mayor efectividad si se siguen las siguientes reglas:

1. La mayor preparación profesional y moral de los encargados de la determinación de los impuestos.

2. La simplicidad del sistema de impuestos y de su organización.

3. Dar la indicación exacta y precisa de la fecha y lograr del pago del monto de la suma debida y de las
especies liberatorias admitidas.

4. Emplear en las leyes del reglamento un lenguaje claro, simple y accesible a todos aun cuando no
siempre será posible por las complicaciones que extrañan los impuestos modernos.

5. El rigor político y la precisión, que excluye la discusión y las controversias, son una necesidad de las
leyes.

6. Al lado de las leyes deben expedirse circulares y disposiciones, citando ejemplos, y en la mejor forma
posible, aclarar en no solo los organismos de administración.

7. Las disposiciones relativas a penas, defensas y ciertos principios fundamentales, deben hacerse
imprimir en las formas oficiales.

8. Debe usarse la prensa para dar a conocer las nuevas leyes

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