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INTRODUCCION
1. Consideraciones generales
Podemos afirmar que todas las burocracias se organizan de acuerdo con las
necesidades de cada sociedad, dependiendo su estructura de las funciones que a ellas se les
demande y de los valores básicos de esa sociedad. Es por ello, que consideramos conducente
analizar la evolución del sistema de función pública en nuestro país, confrontándolo con el
derrotero de las fuerzas políticas en cada una de las etapas, a partir de la sanción de la
Constitución Argentina de 1853, haciendo hincapié en el tratamiento dado a la estabilidad del
empleado público y a sus quiebres.
Resulta necesario señalar que nuestra ley fundamental atribuye al Presidente de la
Nación la facultad de nombrar y remover por sí solo a los agentes públicos. Así lo establecía,
1
en la parte orgánica, el artículo 86 inciso 10 (actualmente 99, inciso 7). Pero también contiene,
en su parte dogmática, una cláusula, que tampoco ha sufrido modificaciones en las sucesivas
reformas, donde se estipula el derecho de todos los habitantes de la Nación a ser admisibles
en los empleos públicos sin otra condición que la idoneidad.
Como puede observarse, desde su origen el constitucionalismo argentino, inspirado en
este tema en los regímenes europeos, parece haber limitado la competencia presidencial con
relación al nombramiento y remoción de empleados públicos, a través del concepto de
idoneidad.
Sin perjuicio de ello, como bien señala Comadira1, esta disposición constitucional no
impidió que, hasta la mitad del siglo veinte, se aplicara el “spoils system” o sistema de
“despojos” o “botín”, en virtud del cual los agentes estatales se encontraron sujetos en su
empleo, a los vaivenes de los sucesivos gobiernos2.
Recién puede hablarse de un estado nacional a partir de 1860. Los grupos que se
propusieron la “organización nacional” y que conformaron la denominada “generación del
ochenta” tenían un proyecto de país basado en la incorporación a los mercados
internacionales como medio para lograr una integración más trascendente a la “civilización
europea”. Paz y administración era el lema gubernamental
Por su parte, la administración pública se llena de “incondicionales”. El régimen de
personal es embrionario con una burocracia establecida sobre la base de su identificación con
el proyecto hegemónico. Este régimen tiene más connotaciones con el sistema de elite
aplicado en los Estados Unidos de América desde su nacimiento como estado independiente.
1
Comadira, Julio Rodolfo, “La Profesionalización de la Administración Pública”, Temas de Derecho Administrativo. En honor al Prof.
Doctor Agustín Gordillo, Librería Editora Platense, La Plata 2003, pág. 39.
2
La teoría del spoils system tiene origen en los Estados Unidos de América. Desde su nacimiento como estado independiente, tanto los
federalistas como los seguidores de Jefferson, fueron partidarios de un sistema elitista basado en la ocupación de los distintos puestos de la
administración pública por afinidad política y posición social y personal del candidato. Este sistema elitista resultaba contradictorio con los
principios democráticos que inspiraban los valores tradicionales de la sociedad americana. Por ello, durante el gobierno de Andrew Jackson,
se pasa de este sistema al de patronazgo de los partidos políticos. Si bien el nombramiento de funcionarios afines al partido de gobierno no
era una práctica novedosa, es a partir del mencionado gobierno que se utiliza esa práctica a favor de candidatos que no pertenecían a la clase
alta Sin perjuicio de que hoy resulte un anacronismo, este sistema permitía incorporar el valor social de la representatividad permitiendo que
el partido que resultara ganador en la contienda electoral designara a su gente. Así se garantizaba que los funcionarios designados llevarían a
la práctica la plataforma política votada por los ciudadanos, teniendo la virtud de permitir a los candidatos electos el alcanzar los objetivos
políticos colocando a partidarios leales en posiciones claves dentro de las agencias administrativas.
Como recuerda Iacoviello el nombre de esta doctrina proviene de una famosa frase atribuida a Jackson, pese a que en realidad fue dicha por
William Marcy en un debate en el Senado: “No hay nada de malo en la regla de que al vencedor le corresponden los despojos (Spoils) del
enemigo”. Iacoviello, Mercedes Beatriz, “La experiencia del Federal Civil Service”, Revista Aportes para el Estado y la Administración
Pública, de la Asociación de Administradores Gubernamentales, Edición Especial 10° Aniversario. Buenos Aires, 1995, pág. 65 .
3
En materia de personal, la relación entre agentes públicos y habitantes cambia de 1/118 en vísperas del acceso radical al gobierno a 1/106,
con un aumento en el número de cargos del 36%. Este crecimiento adquiere mayor visibilidad en 1921, 1923 y 1927 presenciándose
enconados debates en el Congreso en torno a la política de reclutamiento de personal y su impacto presupuestario. En uno de esos debates
frente a un masivo ingreso de personal en el Ministerio de Agricultura, se tildaba de “coleópteros presupuestívoros” a los nuevos ingresantes.
2
distintos países4. Así, el proyecto presentado, en la Cámara de Diputados en el año 1922, por
el Diputado Arturo M. Blas que garantizaba la estabilidad y los ascensos por mérito5, refleja
estas innovaciones en las prácticas administrativas.
4
Al respecto, debemos recordar que ya en 1883 se había aprobado en los Estados Unidos de América la Ley para Regular y Mejorar el
Servicio Civil”, conocida como la Pendleton Act ya que el proyecto fue presentado por el Senador George Pendleton. Esta ley reguló el
Servicio Civil norteamericano hasta bien entrada la segunda mitad del siglo veinte
5
Expresa Blas en su elevación “El día en que el empleado público tranquilo por la consagración definitiva en nuestro país….. de que él es un
servidor de la colectividad y no de un partido, y no teniendo, en consecuencia, nada que temer de la rotación de aquéllos en el gobierno,
llegaremos recién al perfeccionamiento de los servicios públicos y no tendremos la necesidad de herir la dignidad de los funcionarios… al
privarlos del atributo más precioso de todo ciudadano de una democracia como es la participación directa en las actividades tendientes a
organizar los poderes fundamentales del estado”. Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, Año 1922, pág. 244 y sigs.
6
Hasta ese momento el Servicio Civil era regulado a través de las leyes de presupuesto que fijaban las remuneraciones al personal
organizado en categorías dentro de tres grandes cuerpos: a) administrativo y técnico profesional, b) obrero y de maestranza y c) de servicio.
3
Por medio del Decreto Ley N° 6666 del 17 de junio de 1957 7, se aprueba el Estatuto
para el Personal Civil de la Administración Pública, que fuera reglamentado por el Decreto N°
1471 del 10 de febrero de 19588. El Estatuto además de proteger el derecho a la estabilidad
del empleado público, adopta para estructurar el servicio civil el sistema de carrera, regulado
por el Escalafón para el Personal Civil de la Administración Pública Nacional, aprobado por
Decreto N° 9630, del 7 de noviembre de 19589.
El sistema de cuerpos de carrera (career corps system)10 se basa en la idea de grupos
de puestos o cuerpos a los cuales pertenecen los funcionarios. Estos ocupan una categoría
dentro de un cuerpo. La esencia del concepto de cuerpo es el sentido de pertenencia a un
grupo, el cual ha sido seleccionado y entrenado para cumplir con una variedad de tareas
asociadas con una categoría. El sistema de carrera basado en la creencia social de la
supremacía del interés general sobre el particular busca alcanzar una Administración neutral e
independiente, libre de influencias políticas. Dado que estos cuerpos trabajan hacia objetivos
sociales se encuentran protegidos por un marco legal especial sujeto al derecho
administrativo11.
Con referencia a la estabilidad, el artículo 11 establecía que “el personal gozará de la
estabilidad que le otorga el estatuto y conservará su empleo en las condiciones que el mismo
determina, después de tres años de servicios efectivos y continuos o de 5 años de servicios
efectivos y discontinuos de su ingreso a la administración nacional”. Por su parte, en el artículo
34, se establecía el régimen disciplinario señalando que “el personal no podrá ser privado de
su empleo, ni objeto de medidas disciplinarias sino por las causas y procedimientos que el
estatuto establecía”. En el Estatuto no se planteaba el cese del agente por supresión de cargo
o funciones derivadas de reestructuraciones orgánicas.
Durante el período, se aprueba la reforma constitucional que consagra, por medio del
artículo 14 bis, la garantía de la estabilidad para el empleado público 12. Lo que buscó la reforma
constitucional de 1957 al consagrar la estabilidad de los empleados públicos es la protección
del servicio público y de la persona que lo ejerce evitando la utilización de la administración
pública como botín de guerra político frente a los cambios de gobierno13.
7
B.O. del 26/6/57. Este Decreto Ley fue ratificado por la Ley N° 14.467
8
B.O. del 13/2/58
9
B.O. del 13/11/58
10
Iacoviello, Mercedes Beatriz, ob.cit. 63
11
La organización de la burocracia a través de un sistema de cuerpos de carrera mantiene afinidad con los implementados en el continente
europeo. El otro modelo de servicio civil es el de “clasificación de puestos”, utilizado por el Servicio Civil de los Estado Unidos de América,
introducido a través de la “Classification Act” de 1949. “Este sistema se basa en la tarea, no en la persona que la lleva a cabo. Los puestos
similares son agrupados en clases, a los cuales se asocia una determinada escala salarial… El sistema es un reflejo de los valores
tradicionales en la sociedad norteamericana, tales como la defensa de los derechos individuales y los principios democráticos e igualitarios.
Todas las regulaciones a las cuales los funcionarios se encuentran sujetos se orientan a evitar que abusen del poder que se les ha asignado.
No existe un sistema legal diferente para aquellos individuos involucrados en la administración pública, sino que se encuentran sujetos a la
ley común y a un sistema de responsabilidad múltiple para reforzar los derechos individuales”. Iacoviello, Mercedes Beatriz, ob. cit., pág. 63.
12
Decía el convencional Crespo sobre la incorporación de la estabilidad del empleado público dentro de la ley fundamental “No es posible
dejar reservada exclusivamente a la ley esa garantía constitucional porque es bien sabido que esa protección legal puede ser cercenada por
otra ley o derogada lisa y llanamente de manera que pueden los azares de la política transformar esa garantía puramente transitoria que se
establece en una ley y dejar completamente desamparado al empleado público”. Asimismo recordaba la experiencia uruguaya donde existía
un estatuto minucioso que regulaba el servicio civil pero donde también la constitución lo garantizaba dando la fijeza que no se consigue con
una ley. Anales de Legislación, Año 1957 pág. 121.
13
Teniendo en cuenta el entorno político de la reforma no puede dejarse de señalar que si bien la incorporación de esta garantía tiene una
finalidad más amplia tal como surge de los debates en torno al tema en la asamblea constituyente, en virtud de la experiencia del gobierno
peronista precedente, también primaba la idea de proscribir la política partidaria en la administración pública nacional, buscando una
administración neutral.
4
A fines de 1958, se sanciona la Ley N° 14.79414. En el artículo 13, la norma autorizaba al
Poder Ejecutivo Nacional para que frente a la ineludible necesidad de realizar economías en
los gastos públicos, reduzca funciones o empleos de la Administración Pública Nacional. La
reducción operaba a través de las siguientes medidas: a) baja del personal que goce de una
jubilación, b) prescindibilidad de los agentes en condiciones de jubilarse, c) reducción de
acumulación de cargos y e) prescindibilidad del personal que no sea necesario aplicando un
sistema que ampare a los agentes de más capacidad. Los agentes declarados cesantes tenían
derecho a una indemnización que no podía ser inferior a tres meses de sueldo. Asimismo,
señalaba que las vacantes producidas debían ser eliminadas de los presupuestos destinando
su importe al pago de las mencionadas indemnizaciones.
Más tarde, la Ley N° 16.43215 aprobatoria del Presupuesto para el Ejercicio 1961/62, en
su artículo 49 autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional a suprimir dependencias, servicios y
funciones y a reducir empleos. El personal dado de baja tenía derecho al cobro de una
indemnización.
En un período de tres años los planteles del Estado disminuyeron en 160.000 agentes.
Este dato cuantitativo no arroja información sobre el impacto en la capacidad de la
administración. Los criterios utilizados atendían, exclusivamente, a la reducción de los gastos
presupuestarios, permitiéndose la exclusión de personal muy valioso que, en muchos casos,
debió ser reincorporado con un costo adicional.
Durante el interregno militar no hay cambios significativos en la política de personal. Se
buscó un aumento de la productividad estatal a partir del mantenimiento en cifras constantes
del empleo público.
El 11 de julio de 1967 se dicta el Decreto-Ley N° 17.343, modificado por su par N°
17.467/6716 con el objeto de proceder al ordenamiento y transformación racional de la
administración nacional. Esta norma fijaba “la forma en que debía producirse la separación de
los agentes que resultaran prescindibles, a la vez que la incorporación de los necesarios y la
reubicación de los imprescindibles para lograr la mayor eficiencia en el servicio”. En esta norma
pueden distinguirse tres supuestos que daban lugar a prescindibilidad: 1) supresión del cargo,
2) ponderación de aptitudes personales y 3) reorganización del servicio. El agente declarado
prescindible era acreedor a una indemnización y no podía reingresar a la Administración
durante los cinco años subsiguientes.
El 22 de febrero de 1973, se aprueba un nuevo Escalafón del Personal Civil de la
Administración Pública, a través del Decreto N° 142817, derogándose el anterior. Mantenía el
sistema de cuerpo de carrera, diseñado a partir de siete Agrupamientos, divididos a su vez en
categorías.
20
B.O. del 2/4/76
21
B.O. 25/1/80
22
B.O. del 28/6/91
23
Comadira, Julio Rodolfo, ob. cit., pág. 50.
6
22.140. Con fecha 15 de septiembre de 1999, se sanciona la ley que es promulgada bajo el N°
25.16424 denominada Ley Marco de Regulación del Empleo Público Nacional.
Con referencia a la estabilidad, a diferencia del régimen anterior, la ley no se remite a la
reglamentación, sino que es resuelta en el texto legal. Para adquirir la estabilidad, establece un
período de prueba de doce meses con las evaluaciones del caso, el certificado de aptitud
psicofísica, y el acto administrativo de ratificación de la designación. Si dicho acto no es dictado
dentro de los treinta días de haberse cumplido los demás requisitos, el silencio de la
Administración se interpreta como positivo y se goza de esa garantía desde el vencimiento del
plazo de prueba. Asimismo, la estabilidad comprende el cargo, el nivel y el grado logrado por el
agente en su carrera administrativa, en tanto que para la implementación de la estabilidad en la
función, se remite a lo que se establezca en la negociación colectiva.
Dos institutos que revisten singular importancia por su incidencia sobre la verdadera
vigencia de la estabilidad, son la puesta en disponibilidad y el régimen disciplinario, ya que por
medio de ellos se puede llegar a vulnerar seriamente dicha garantía. A diferencia del sistema
implementado en la ley N° 22.140, en la actual, todo lo relacionado a la disponibilidad no se
remite a la reglamentación, sino que se establece en el propio texto legal, especificándose
taxativamente las causas por las que puede ponerse al personal en situación de disponibilidad,
los plazos mínimo y máximo durante los cuales se lo puede mantener en esa situación, y el
quantum resarcitorio para el supuesto de desvinculación. Una referencia valiosa de la ley para
evitar maniobras fraudulentas, es la prohibición de cubrir con personal contratado o de
gabinete, los cargos suprimidos o eliminados, en el supuesto de que el personal que los ejercía
fuera puesto en disponibilidad
El régimen disciplinario, implementado en la nueva ley habilita la participación y el
control de las asociaciones sindicales en los sumarios administrativos y/o en la aplicación de
sanciones; garantiza el debido proceso y el derecho de defensa del empleado público,
remitiéndose a la reglamentación para establecer los mecanismos procesales idóneos a tal fin,
limitándose el uso de la suspensión preventiva, a un lapso que no puede superar los tres
meses, vencido el cual el agente debe ser reinstalado en su puesto, o en otro, pero percibiendo
sus remuneraciones.
Por último, en este período se zanja la cuestión de la negociación colectiva en la
Administración Pública, a la que autoriza la Ley Marco, al entrar en vigencia la Ley N°
24.18525.
2. Causales Extintivas
Tanto en los regímenes provinciales como en el orden nacional, a través del
Estatuto del Personal Civil aprobado por Decreto Ley N° 6666/57 y las Leyes N° 22.140 y
25.164, se ha establecido de manera clara cuáles son las causales extintivas de la estabilidad.
27
Fallos 261:336.
28
Al respecto ver LL, Tomo 144, pág. 600, JA, 1971, Tomo 11, pág 514, JA, 1971, Tomo 12, pág 243, JA 1972, Tomo 16, pág 353.
29
Este acatamiento a las pautas de las normas reglamentarias debe hacerse en tanto ellas no vulneren el espíritu del precepto constitucional.
30
JA, 1968,Tomo II, pág. 114
31
Fallos 307:539
32
Fallos 315:1336
33
Para analizar las distintas posiciones planteadas en la doctrina administrativa puede verse: Villegas Basavilbaso, Benjamín, Derecho
Administrativo, Tomo III, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1951, pág 279/280; Marienhoff, Miguel, Tratado de Derecho
Administrativo, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1970, Tomo III-B, pág 16; Fiorini, Bartolomé, Manual de Derecho Administrativo, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1976,Tomo I, Pág. 547, entre otros.
8
La enumeración contenida en dichos instrumentos debe interpretarse restrictivamente. La
pretensión extintiva del vínculo de empleo público alegándose circunstancias que no son
ciertas tipifican un desvío de la causa legal y resultan por tanto inadmisibles.
2.3. La Prescindibilidad
Razones de economía o mejor servicio pueden fundamentar la adopción de medidas
administrativas tendientes a reordenar los cuadros orgánicos o a suprimir empleos. Para que
tales medidas resistan el análisis de legalidad deben fundamentarse en la necesidad del
servicio público.
Hemos visto en el punto anterior que en nuestro país se han dictado diversas normas a
través de las cuales se ha decretado la prescindibilidad de empleados públicos. Estas
prescindibilidades fueron dispuestas, entre otras, por aplicación del artículo 13 de la Ley N°
14.794 y artículo 49 de la Ley 16.432, el Decreto Ley N° 17.343 y las Leyes N° 20549 y 21.124
analizadas anteriormente. Estas normas conformaron una quiebra fundamental de la garantía
34
Al respecto establece que en los convenios colectivos de trabajo se deberán prever acciones de reconversión laboral que permitan al agente
insertarse en dichos cargos.
35
A diferencia del régimen anterior que dejaba la fijación del quantum indemnizatorio a la reglamentación, la Ley N° 25.164 la fija
directamente con el alcance antes señalado.
9
de la estabilidad del empleado público, consagrada en el artículo 14 bis de la Constitución
Nacional.
Como podemos apreciar, las llamadas leyes de prescindibilidad de empleados públicos
fueron sancionadas por gobiernos de iuri y de facto. Con fundamento en el propósito de
racionalizar la administración pública, causas como “ponderación de aptitudes personales”,
“razones de servicio” o “reorganización o mejor desenvolvimiento del servicio” fueron
suficientes para permitir la separación de los empleados de la administración.
El error de las leyes de prescindibilidad dictadas es la falta de tipificación de las causales
de pérdida de la condición de agente público. Así la generalidad de sus enunciados y la falta de
sustento fáctico en su aplicación dieron lugar a decisiones discrecionales que no sortean un
juicio de razonabilidad (razón de causa).
Este vicio de legitimidad de las leyes de prescindibilidad encontró legitimación,
desgraciadamente, en la jurisprudencia de la Corte. Así, de la lectura de sus fallos puede
sintetizarse el pensamiento de nuestro Alto Tribunal al considerar que:
a) El derecho a la estabilidad de los empleados públicos no reviste un carácter
absoluto que los coloque por encima del interés general y que obligue a mantenerlos en
actividad aunque sus funciones dejen de ser necesarias, ya sea por supresión del cargo, por
motivos de economía o por otras causas igualmente razonables y justificadas36.
b) La aserción de que la garantía del artículo 14 nuevo se satisface con el
reconocimiento de derecho a indemnización por los eventuales perjuicios derivados de una
cesantía discrecional no es objetable con base constitucional. Importa una garantía conocida
de reglamentación del principio de la estabilidad en el empleo y responde a razones fundadas
en requerimientos de buen gobierno que impiden su descalificación como arbitraria. La tutela
de un derecho no requiere necesariamente la preservación en especie de las situaciones
existentes37.
c) Casos como los contemplados por el Decreto Ley N° 17.343/67 – al igual que
otras disposiciones análogas- configuran una razonable reglamentación de la garantía de la
estabilidad reconocida a los agentes públicos 38.
d) Resulta irrelevante examinar las causas que pudieron inducir a las autoridades
administrativas a declarar la prescindibilidad del agente ya que al obrar la indemnización como
reparación indirecta, excluye la existencia de un agravio susceptible de acordar una acción
ante los Tribunales del Poder Judicial39.
e) En tanto no se desconozca la debida indemnización al agente prescindido, no
corresponde requerir a la autoridad administrativa explicación sobre las razones de servicio las
que responden a su exclusiva valoración40.
f) Cuando el agente es declarado prescindible e indemnizado de conformidad con
las normas que regulan esa especie de cesantía, ésta no puede ser objeto de revisión judicial
en tanto no signifique una descalificación del cesante ni aparezca encubriendo alguna medida
disciplinaria o importe un apartamiento del fin de la ley41.
g) El instituto de la prescindibilidad se introduce a través de leyes transitorias y su
razonabilidad ha sido justificada a raíz de la imperiosa necesidad de proceder al ordenamiento
y transformación racional de la Administración Pública. De ahí que se trate de regímenes de
excepción que suspenden temporalmente las normas que se le opongan, que asignan al Poder
Ejecutivo un instrumento ágil para llevar a cabo la reestructuración que limita el derecho a la
estabilidad de los empleados, que se compensa a través de la indemnización42
36
Conforme a doctrina de Fallos 266:158; 272:99; 279:62.
37
Conforme doctrina de Fallos 294:654, 261:336 Considerando 6°.
38
Conforme doctrina de Fallos 295:83.
39
Conforme doctrina de Fallos 274:83; 279:62.
40
Conforme doctrina de Fallos 300:1259; 307:1858
41
Conforme doctrina de Fallos 272:99,295:803, 302:683, entre muchos otros.
42
Fallos 307:539 considerando 7°. Sin perjuicio de ello en esa causa, como ya lo analizáramos, se declaró inválido el artículo 29 inc. g) del
Estatuto del Personal de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, que facultaba a dar de baja al personal invocando razones de servicio
mediante el pago de una indemnización.
10
Sin perjuicio de esta terminante doctrina, en muchos de estos fallos resulta oportuno
marcar las disidencias que se operaron en el seno del Tribunal. Así la doctrina que fluye de los
votos en disidencia remarca que:
a) La estabilidad del empleado público no se compadece con la interpretación
conforme a la cual no se habría establecido la garantía de la estabilidad en sentido propio, que
excluye, por principio, la cesantía sin causa justificada y debido proceso, y cuya violación trae
consigo la nulidad de ésta y su consiguiente reincorporación, posibilitando retomar el curso de
la carrera por el agente separado ilegalmente43.
b) La declaración de prescindibilidad dispuesta con la simple expresión de
“razones de mejor servicio” no pueden encontrar amparo en la recordada doctrina de esta
Corte para no ser analizada, pues ello importaría no otra cosa que dejar en manos de la
Administración un poder tan amplio que prácticamente echaría por tierra el ejercicio de la
facultad de contralor que incumbe a la justicia44.
c) Entre las razones de cesantía reparada con indemnización pueden hallarse
las de servicio invocadas en el decreto provincial impugnado, pero para que ellas sean
valederas deben fundarse en la prueba por la administración de su existencia, y, más
concretamente, de la supresión del cargo ocupado por el agente, pues su sustitución por otro
tras la cesantía implicaría la negación de los fundamentos de racionalización administrativa que
se invocan en normas de la índole de la aplicada45 .
La Corte, únicamente puso reparos a las bajas decididas en virtud de las leyes de
prescindibilidad cuando en el trámite de las mismas se vislumbraba una alusión directa a la
comisión de faltas disciplinarias. Así, en el precedente “Arias”, sostuvo que “los antecedentes
invocados por el apelante ponen de manifiesto que la baja tiene el carácter de una sanción
disciplinaria, pues resulta indudable que responde al propósito de excluir al actor de los
cuadros de la organización por estimarlo vinculado con hechos graves que motivaron la
intervención de la justicia penal…. Las leyes que reglamentan el sistema de prescindibilidad no
pueden ser invocadas como sustento normativo idóneo para fundamentar una medida
disciplinaria de cesantía, prescindiendo del sumario en el que se acrediten los cargos
respectivos y en el que medie oportunidad de ejercer el derecho de defensa”46.
Con relación a la doctrina jurisprudencial sobre la aplicación de las leyes de
prescindibilidad compartimos lo manifestado por Comadira cuando señala “Las sentencias de
la Corte que reconocen validez a prescindibilidades carentes de adecuado sustento fáctico y
fundadas, por ende, en la sola voluntad del funcionario, la cual puede, así, operar como fuente
de injusticia purgadas por la indemnización, vacían de contenido a la estabilidad del empleado
público y contradicen la axiología inspiradora de la Constitución”47.
1. Consideraciones generales
Desde mediados del siglo pasado, el Estado asumió, bajo distintas formas jurídicas,
cometidos empresariales constituyendo con ese fin Sociedades de Economía Mixta, Empresas
del Estado, Sociedades del Estado y Sociedades Anónimas con Participación Estatal
Mayoritaria. Al personal de dichos entes se le aplicaba, por ende, total o parcialmente el
derecho privado.
Así, el vínculo publicista y contractual que une al empleado público con el Estado quedó
reservado a los que cumplían funciones públicas específicas, entendidas como opuestas al
43
Voto en Disidencia de los Dres. Aberasturi y Zavala Rodríguez en Fallos 261:336.
44
Voto en Disidencia del Dr. Gabrielli en Fallos 305:1458
45
Voto en Disidencia del Dr. Belluscio en Fallos 307:388.
46
Fallos 307:388.
47
Comadira, Julio Rodolfo, ob. cit. pág. 44.
11
comercio y a la industria48, y es a ellos a quienes se les resguardaba la garantía de la
estabilidad.
En las últimas décadas a nivel internacional, y en forma paralela a la crisis del estado de
bienestar, se ha registrado un cambio que se ha dado en llamar “laboralización” o
“privatización” de la regulación del empleo público. Estos cambios encuentran eco en nuestro
país, invadiendo el derecho laboral campos hasta ahora reservados a lo público y
administrativo. Así, a partir de 1970, en diversas esferas del sector público nacional se
concertaron convenios colectivos de trabajo, pasando una numerosa cantidad de funcionarios
públicos, que se encontraban bajo el régimen de la Ley N° 22.140, a regirse ahora por el
derecho laboral. Así, empleados de bancos nacionales y de organismos de previsión, de la
Dirección Nacional de Aduanas, de la Dirección General Impositiva, de la Dirección Nacional de
Vialidad, del Mercado de Hacienda y de la Junta Nacional de Granos, entre otros, comenzaron
a regularse por el derecho laboral49.
En el campo de la doctrina administrativa se han alzado voces en contra de este proceso
de laboralización del empleo público entendiendo que ello atenta contra la profesionalización
del empleado público y contra la garantía de la estabilidad. Así, Comadira entiende que el
proceso de laboralización constituye una fisura al régimen constitucional de la estabilidad
señalando que: “Si se toma en cuenta que la estabilidad, como requisito para la carrera
administrativa y la consecuente profesionalización, cede ante la precariedad laboral propia del
régimen privado en ámbitos importantes de la organización estatal, es posible concluir que, al
menos en este aspecto, la profesionalización de la función pública en nuestro país está
seriamente afectada”50.
53
B.O. del 26/2/99
54
Haciendo referencia al “personal que requiera un régimen particular por las especiales características de sus actividades cuando así lo
resolviere el Poder Ejecutivo Nacional mediante resolución fundada”.
13
de la Administración Nacional de Aduanas a su puesto de trabajo en virtud de considerar que
había sido víctima de una cesantía encubierta55.
El fallo revoca la sentencia apelada y declara nulo e inconstitucional el artículo 7 inciso
c) del convenio colectivo vigente para el personal de la Aduana, declara nulo el despido y
condena a la Administración Nacional de Aduanas a reincorporar a la actora en un plazo de
diez días y a pagar en el mismo plazo los salarios caídos desde el cese y hasta su efectiva
reincorporación con intereses.
En su voto el Dr. De la Fuente analiza, primero, la legitimidad del despido y luego, las
consecuencias que se derivarían de un despido injustificado.
Sobre el primer aspecto, entendió que el despido resultaba injustificado en virtud de las
siguientes consideraciones:
a) No puede atribuirse responsabilidad a la actora por la situación caótica en la
que se encontraban los depósitos de la Aduana a su cargo ya que ni siquiera existían
inventarios que permitieran ejercer un control razonable sobre la mercadería acumulada.
b) La situación caótica no era nueva y ello no era desconocido por los superiores.
Durante el período de quince meses en que la actora estuvo a cargo de los depósitos la
situación no podía variar ya que las autoridades de la Aduana no le asignaron importancia al
tema, ni adoptaron medidas para revertir la situación.
c) No se le atribuye a la actora ningún incumplimiento puntual ni que la misma
haya tenido intervención directa en los hechos desencadenantes (faltante de mercadería
descubierta con motivo de una actuación judicial).
d) La aplicación de la máxima sanción disciplinaria resulta desproporcionada en
relación a la falta cometida, criterio éste que resulta compartido por el propio personal de
Aduanas que al elevar el sumario incoado aconsejó una suspensión disciplinaria de diez días.
Desde el punto de vista teórico, la parte fundamental del voto del Dr. De la Fuente se
relaciona con su análisis acerca de las consecuencias que acarrea el despido injustificado y, a
ese respecto, considera que la estabilidad absoluta consagrada constitucionalmente debe
prevalecer sobre la estabilidad impropia establecida en el Convenio Colectivo. Al respecto
recuerda trabajos de su autoría56 que abonan las conclusiones en el presente caso donde
concluye que:
a) La estabilidad consagrada por la Constitución Nacional es la llamada absoluta y su
violación acarrea la nulidad de la cesantía y la reincorporación forzosa del agente.
b) La garantía constitucional de la estabilidad absoluta tiene plena vigencia operativa,
aún cuando no exista norma que la reglamente.
c) Los empleados públicos no dejarán de serlo porque pasen a regirse total o
parcialmente por el derecho laboral privado por lo que serán inválidos los convenios colectivos
e inconstitucionales las leyes que dispongan para ellos la estabilidad impropia vigente para los
trabajadores privados.
Sobre estas consideraciones, sustenta su revocatoria del fallo apelado ordenando la
reincorporación de la actora a su cargo y el pago de los salarios caídos desde la interposición
de la demanda y hasta su efectiva reincorporación con intereses.
Por su parte, el Dr Rodolfo Capón Frías, en su voto, advierte que en materia de
despido, el régimen laboral, permite al empleador despedir sin causa aunque valorando tal
conducta como antijurídica, sanciona una indemnización. Expresa que esto es lo que
ingenuamente se denomina estabilidad impropia cuando en realidad se está describiendo una
lisa y llana inestabilidad vulnerándose con ello la garantía constitucional protectora contra el
despido arbitrario. Entiende que la indemnización no protege contra el despido arbitrario sino
que precisamente lo supone y valida. Con esta concepción entiende que el artículo 7° del
Convenio colectivo 56/92 “E” colisiona abiertamente contra la Constitución Nacional ya que en
lugar de proteger contra el despido arbitrario, lo valida y en lugar de vehiculizar la estabilidad
del empleado, la desactiva. Es por ello que lo declara inconstitucional ordenando la
55
Derecho del Trabajo 2000-B, pág 2386
56
Haciendo referencia a su monografía “La Privatización del Empleo Público – Estabilidad Personal Contratado”
14
reincorporación del agente. Con relación a los salarios caídos entiende que corresponde su
percepción desde el alejamiento y hasta su reincorporación.
Por último, el Dr. Fernández Madrid adhirió al voto del Dr. De la Fuente, con excepción
de lo decidido con relación a los salarios caídos, tema sobre el cual adhiere a la postura del
voto del Dr. Capón Frías.
Como podemos observar, el fallo de Cámara atribuye un valor primordial a la garantía de
la estabilidad, lo que hasta el momento de su dictado constituía una postura distinta a la
asumida en distintas oportunidades por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la que
tradicionalmente había negado, como referimos en los puntos anteriores, que esa garantía
otorgue un derecho absoluto del empleado a la permanencia de la función considerando que la
cláusula constitucional se satisfacía por medio del otorgamiento de una equitativa
indemnización.
Quedaba entonces por ver el resultado al que arribaría la causa cuando por recurso
extraordinario llegara a la instancia superior del Poder Judicial de la Nación.
1.2.2. El voto de la Dra. Elena Highton de Nolasco y del Dr. Juan Carlos Maqueda
Analizando este voto puede señalarse que:
a) En el Considerando 5° coincide con los fundamentos esgrimidos por el voto
mayoritario detallados en los acápites a) y b) del punto anterior.
b) En el considerando 8° coincide con los fundamentos esgrimidos por el voto
mayoritario detallado en el acápite e) del punto anterior.
En base a estos fundamentos resuelve la confirmación de la sentencia apelada en
cuanto declara inconstitucional el artículo 7 inciso c) de la Convención Colectiva de Trabajo y
condena a la Administración Nacional de Aduanas a reincorporar a la actora.
Sin perjuicio de ello, señala en el último considerando, circunscribiendo el alcance del
fallo, que lo resuelto en esta causa no es aplicable sin más a todos los empleados de la
Administración Pública Nacional. La solución de cada caso estará condicionada por la
naturaleza de la vinculación del empleado con la Administración y requiere, en consecuencia,
el examen de la forma de incorporación del agente, de la normativa aplicable y de la conducta
desarrollada por las partes durante la vinculación.
A ese respecto, y a modo de interpretación sobre el voto de estos magistrados en
futuros fallos, debe tenerse presente que en el Considerando 4° deja bien especificado el
contexto del caso: “la actora ingresó a trabajar en la Administración en 1970 bajo el régimen de
58
Al respecto, la Corte recuerda la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Baena Ricardo y otros vs
Panamá del año 2001 donde se reconoce las violaciones de las que fueron objeto los empleados públicos en ocasión del despido decretado
por el estado demandado y en la que asentando el principio de reparación antes mencionado, condenó a Panamá a restablecer en sus cargos a
las aludidas víctimas.
16
estabilidad y se desempeñó en tal condición sin interrupciones hasta noviembre de 1996,
oportunidad en la que fue despedida por ésta mediante la invocación del incumplimiento de
determinados deberes”59. Surgen muchas dudas sobre la posición de los ministros Highton de
Nolasco y Maqueda al resolver un caso con las mismas características pero habiendo
ingresado la actora a la Administración ya vigente la Convención Colectiva.
1.2.3.
El voto de la Dra Carmen Argibay
Los fundamentos de su voto reflejan las consideraciones vertidas por el voto de la
mayoría señaladas en los puntos b), d) y e).
CONCLUSIONES
66
Comadira, Julio R. “Derecho Administrativo….”, ob.cit. pág 618.
67
No puede negarse la calidad de empleados públicos de estos trabajadores que prestan servicios en organismos que cumplen con funciones
indelegables del estado como es el ejercicio del poder de policía.
20
Administración Pública Nacional era de 13.51168, mientras que el total de funcionarios de planta
permanente incluidos en el SINAPA ascendía a 24.26869 y, analizando casos particulares,
puede mencionarse que para ese año el Ministerio de Desarrollo Social contaba con una planta
permanente de 302 cargos y el número de sus contratados ascendía a 1054, el Ministerio de
Economía y Producción tenía una planta de 2.104 agentes permanentes y 1.123 contratados y
el de Educación 885 permanentes y 778 contratados. En la actualidad esta situación se
mantiene, en algunos casos agudizada70.
Así, la recurrencia a utilizar en el reclutamiento de personal la figura de las
contrataciones temporarias, que se extienden por largos períodos, para asumir en la casi
totalidad de los casos tareas de línea, ha creado una burocracia paralela para la que se sortea
el principio constitucional de la estabilidad del empleado público71.
Esta práctica trajo aparejado numerosos cuestionamientos, tanto en sede administrativa
como judicial, como consecuencia del cese dispuesto por la administración pública de los
agentes sometidos a dicho régimen temporario y después de haberse reiterado en el tiempo
sucesivas renovaciones del mismo.
La Corte, en una larga lista de precedentes72, había expresado, entre otras
consideraciones, que el mero transcurso del tiempo no puede trastocar la situación de revista
de quien ha ingresado como agente transitorio” y, por ende, la aceptación de contratos
temporarios impide el reclamo de derechos emergentes de la estabilidad en el empleo
aplicando, a ese respecto, su doctrina del sometimiento voluntario sin reservas expresas a un
régimen jurídico determinado. Sobre la legalidad de la práctica sostuvo que la mayor o menor
conveniencia de recurrir a un sistema de incorporaciones transitorias constituye una decisión
de política administrativa no revisable en sede judicial.
¿Cambiará la Corte su posición después de la doctrina que emana de su fallo en
“Madorrán”? El interrogante se plantea frente a la contundencia de lo señalado en el
considerando 4, al expresar que la reforma constitucional de 1957 tuvo como inequívoco
propósito receptar los aportes y experiencias del llamado “constitucionalismo social”, poniendo
de manifiesto el artículo 14 bis que el objeto y el sujeto principalísimo sobre el que operó dicha
reforma fueron “el universo del trabajo” y “el trabajador”. Sigue diciendo, “bajo la luz del
principio protector (“El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de la leyes…”),
asentaron su plaza en la cúspide del ordenamiento jurídico positivo diversos derechos
inviolables… del trabajador, así como deberes inexcusables de asegurarlos por parte del
Congreso. Entre ellos…. “La protección contra el despido arbitrario” y la “estabilidad del
empleado público”.
Para De la Fuente, la Corte, sin duda, cambiará radicalmente su doctrina sobre el
personal contratado, negándole valor a los contratos fraudulentos. A este respecto recuerda el
voto en disidencia de la Dra. Highton de Nolasco, como integrante de la Sala F de la Cámara
Nacional en lo Civil, en una causa73 donde se consideraba la situación de un empleado público
contratado, donde señalaba: “existen derechos irrenunciables que impide que el trabajador fije
las condiciones de trabajo aprovechando la desigualdad económica y cultural que existe con el
68
Al que debería agregarse los correspondientes a contratos derivados de convenios con organismos multilaterales de crédito y
universidades nacionales.
69
Datos de la página institucional de la Oficina Nacional de Empleo Público de la Subsecretaría de la Gestión Pública.
70
Esta situación se da aún cuando La Ley N° 25164 a través del artículo 9 restringe a través de la imposición de más requisitos para hacer
uso de la modalidad de contratación temporaria. Estas condiciones fueron profundizadas por el Decreto N° 1421/02, reglamentario de la Ley
Marco, y por la Resolución N° 48/02 de la Subsecretaría de la Gestión Pública.
71
Para analizar el universo normativo que regula este tipo de contrataciones en la Administración Pública Nacional ver Garcia Púlles,
Fernando, ob. cit., pág 124 y sigs.
72
Entre otros, “Rieffolo de Basilotta”, “Jasso” y “Marignac” (Fallos 310:195, 1390 y 2927, respectivamente), “Gil” y “Galiano” (en Fallos
312: 245 y 1371 respectivamente), “Leroux de Emede” (Fallos 314:376), “Perreta Herrera” (Fallos 316:245). Asimismo pueden analizarse la
doctrina sobre el tema en: Alvarez Magliano, María Cristina y Fera Mario, “El Derecho del Trabajo según la Corte Suprema de Justicia de la
Nación” en Ed, Ad Hoc, Buenos Aires, 2002, pág. 193; Gentile, Jorge Horacio, “Los contratados: otro fraude a la estabilidad del empleado
público” en El Derecho, Tomo 113, pág. 923; López Calderón, Javier y Facio, Rodolfo, “El personal contratado por la Administración
Pública (a propósito del caso “Vaquero”)” en Revista de Derecho Administrativo N° 40. Editorial Lexis Nexis (Depalma). Buenos Aires
2002. Pág 393. Simón, Julio César y Recalde Mariano “Los trabajadores contratados en la Administración Pública a la luz de las últimas
disposiciones legales y convencionales”. Revista del Derecho del Trabajo. Tomo 2001-B. Editorial La Ley. Buenos Aires
73
La Ley, Tomo 2001-E, 129
21
trabajador”, y con relación a la doctrina de los actos propios expresa su inaplicabilidad al caso
“como si se tratara de un contrato civil con libertad de decisión”, resaltando que “los derechos
de los trabajadores son irrenunciables” y “que no puede ser el Estado quien los viole”, ni
“incurrir en fraude laboral a través de la evasión de disposiciones básicas”74.
74
De la Fuente, Horacio. La Corte Suprema…., ob. cit.
75
La Ley, Tomo 2000-C, pág. 828.
76
La Ley, Tomo 2003-C, pág. 293.
77
Es necesario recordar que por el Decreto N° 430/00 se había establecido la reducción salarial. Por otra parte, mediante el Decreto N°
896/01 se había sustituido el artículo 24 de la Ley N° 24.156 de Administración Financiera estableciendo que cuando los recursos
presupuestarios estimados no fueren suficientes para atender la totalidad de los créditos previstos, se reducirían proporcionalmente éstos de
modo de mantener el equilibrio aplicándose incluso a los créditos presupuestarios destinados al pago de haberes en el sector público. Por
último, la Ley 24.453 deroga los Decretos antes mencionados sustituyendo el artículo 24 de la Ley N° 24.156 por un texto que reprodujo lo
dispuesto por el Decreto N° 896/01. Sobre estas bases, mediante Decisión Administrativa N° 107/01 se fija en un trece por ciento la
reducción salarial.
78
La Ley, Tomo 2002-E, pág. 428
79
De la Fuente, Horacio. “La Corte abandona la doctrina autoritaria en materia de empleo público. Revista La Ley del 8 de octubre de 2007.
22