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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

ESCUELA SUPERIOR DE INGENIERÍA Y ARQUITECTURA


UNIDAD TICOMÁN

“CIENCIAS DE LA TIERRA”

“Caracterización Geológica a Semidetalle de la Porción


Noroeste del Estado de México (Extensiones de las Cartas
E14A17, E14A18, F14C87, F14C88)”.

Tesis que para Obtener el Grado de

INGENIERO GEÓLOGO

Presenta

JOSÉ ANTONIO FLORES LÓPEZ

Director:
M. EN C. EDUARDO JAVIER BENAVIDES GARDUÑO

Noviembre, 2019.
Dedicatoria
A mi familia por haber cimentado gran parte de lo que soy, a Magda por ser una
gran pareja y compañera, a mis amigos de la vida Rojo, Chio, Paulete, que a pesar
de no ser constantes siempre se sintieron cerca; a las amistades forjadas durante
la carrera, aunque no todas prosperaron, somos camaradas y nos volveremos a
encontrar, y todas aquellas personas que me acompañaron desde 2013, cuando
decidí volver a estudiar.
Agradecimientos
A mis padres Irma y Víctor, después de mucho aquí el primer resultado a nivel
profesional de su esfuerzo conjunto en mi; a Magda por su paciencia, amor y apoyo
incondicional; a la institución por brindarnos los conocimientos para el desarrollo de
este tipo de trabajos.
A los pobladores de Jilotepec, Chapa de Mota, Dedeni Dolores, Polotitlán por su
orientación, apoyo y guía durante las visitas a campo. A los profesores Camilo
Yáñez, Castán, Roberto Zúñiga y todos aquellos que aportaron sus conocimientos
para la elaboración de este trabajo.
Por último, tal vez este trabajo no tendría sentido ni coherencia si no fuese por la
asesoría, dedicación y paciencia del muy estimado M en C. Eduardo Benavides;
ojalá no sea la última colaboración que tengamos, gracias.
Índice.
Resumen 1
Abstract 2
I. Introducción 3
II. Generalidades 7
Marco Teórico 7
Antecedentes 11
Marco Geológico Regional 13
Objetivos 25
III. Metodología 26
IV. Descripción y Caracterización Geológica a semidetalle 30
del área de estudio
Ignimbrita Amealco 30
Complejo Volcánico del Ñadó 32
Ignimbrita Huichapán-Donguinyó 35
Volcán La Joya 37
Volcán Xithi 38
Volcán Decandejé 40
Campo Volcánico Jilotepec (CVJ) 42
Complejo de Domos Dedeni-Dolores (CVJ) 44
Volcán Xidenxhi (CVJ) 47
Volcán Tixhiñú (CVJ) 48
Volcán Cerro Gordo-Polotitlán (CVJ) 49
Volcán Las Atarjeas (CVJ) 50
Volcán El Ahorcado (CVJ) 51
Volcán El Quelite (CVJ) 53
Volcán El Tecolote (CVJ) 54
Volcán El Bero (CVJ) 55
Volcán Los Cuzdas (CVJ) 57
Volcán El Comal (CVJ) 58
Volcán Bonxhi (CVJ) 59
Volcán El Burro (CVJ) 60
Volcán Humini (CVJ) 61
Volcán Don Rodolfo (CVJ) 63
Volcán La Lagunilla (CVJ) 64
Secuencia Arroyo-Manzanitas (SAM) 67
Volcán San Agustín (SAM) 67
Tonalita San Juan del Cuervo (SAM) 67
Volcán Cerro Grande (SAM) 68
Formación Tamaulipas Superior (SAM) 69
Formación Soyatal (SAM) 69
Graben de Acambay 71
Caldera El Capulín. 76
Volcán Jocotitlán. 78
Sierra de las Cruces (Porción Norte) 80
Las Peñas-Espinazo del Diablo 82
Volcán Las Tortugas 85
Cerro Podrido 87
V. Conclusiones. 95
VI. Literatura citada. 97
Índice de Mapas.
Mapa Situacional del Área De Estudio 3
Mapa de Edades en el Área de Estudio 24
Distribución Espacial de la Ignimbrita Amealco 31
Distribución Espacial del Complejo Volcánico Ñadó. 34
Distribución Espacial de la Ignimbrita Huichapán-Donguinyó. 36
Distribución Espacial de los Volcanes La Joya Y Xithí 39
Distribución Espacial del Volcán Decandejé. 41
Distribución Espacial de los Edificios del Campo Volcánico Jilotepec 43
Distribución Espacial de los Domos Que Conforman el Complejo de Domos
Dedeni Dolores 46
Distribución Espacial de las Unidades Que Forman la Secuencia Arroyo-
Manzanitas. 70
Distribución Espacial del Graben de Acambay 75
Distribución Espacial de La Caldera El Capulín. 77
Distribución Espacial del Volcán Jocotitlán 79
Distribución Espacial de la Sierra de las Cruces (Porción Norte). 81
Distribución Espacial de Las Peñas-Espinazo del Diablo. 84
Distribución Espacial del Volcán las Tortugas. 86
Distribución Espacial del Volcán Cerro Podrido. 88
Mapa de Lineamientos del Área de Estudio. 90
Densidad de Fracturamiento en el Área de Estudio. 91
Densidad de Drenaje en el Área de Estudio. 93
Distribución Espacial de las Unidades Geológico-Geomorfológicas Delimitadas y
Descritas en el Presente Estudio 94
“Caracterización Geológica a Semidetalle de la Porción
Noroeste del Estado de México (Extensiones de las
Cartas E14A17, E14A18, F14C87, F14C88)”.

Resumen.
La zona de estudio se encuentra ubicada en la intersección de los municipios de
Acambay de Ruíz Castañeda, Aculco, Atlacomulco, Chapa de Mota, El Oro,
Jilotepec, Jocotitlán, Morelos, San Felipe del Progreso, Soyaniquilpan,
Temascalcingo, Tepotzotlán, Timilpan, Polotitlán y Villa del Carbón, en el estado de
México; Amealco de Bonfil y San Juan del Río, en el estado de Querétaro; y
Chapatongo, Nopala de Villagrán, Tepejí del Río, Tepetitlán, Tezontepec y Tula de
Allende, en el estado de Hidalgo.
El polígono que describe al área de estudio se encuentra en el área de distribución
de la Faja Volcánica Transversal Mexicana e incide en tres subprovincias
pertenecientes a la misma, que son, Mil Cumbres, Lagos y Volcanes del Anáhuac y
Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo.
El objetivo central de esta tesis consistió en elaborar cartografía geológica
semidetallada de las diferentes estructuras, edificios volcánicos y manifestaciones
tectónicas del área por medio de análisis morfoestructural mediante Sistemas de
Información Geográfica y la relación de esta información con datos petrológicos,
magnetométricos y geocronológicos ya publicados. A través de la integración de
estos datos, se pretende realizar un aporte al conocimiento y comprensión de la
evolución del vulcanismo y de la distribución de las diferentes unidades geológicas-
geomorfológicas y distintos patrones de relieve en la porción de la Faja Volcánica
Transmexicana, que se distribuye principalmente en la parte noroeste del Estado de
México, tomando como referencia las extensiones de las cartas topográficas
E14A17, E14A18, F14C87 y F14C88 del Instituto Nacional de Geografía y
Estadística. Se realizó, entonces, la caracterización geomorfológica de 30 unidades,
entre complejos volcánicos, edificios volcánicos, calderas, intrusivos y otros rasgos
en la zona de interés. Dentro de estas unidades, destaca el Campo Volcánico
Jilotepec, que se compone por 96 volcanes monogenéticos de composición básica,
y un complejo de domos denominado Dedeni-Dolores, de composición intermedia-
félsica, en su parte central. Este campo se encuentra limitado por la caldera
compuesta Huichapan-Donguinyó, al noreste por los estratovolcanes La Joya y
Xithí, al este por vulcanismo indiferenciado del mioceno, al sur y suroeste por el
Graben de Acambay, y al noroeste por el estratovolcán Ñadó. En cuanto al Campo
Volcánico Jilotepec, se realizó la descripción geomorfológica de sus principales
edificios y se obtuvo la morfometría de la totalidad de ellos apoyándose en sus
características físicas promedio.

1
Abstract.
The study area is located at the intersection of the municipalities of three states:
Acambay de Ruíz Castañeda, Aculco, Atlacomulco, Chapa de Mota, El Oro,
Jilotepec, Jocotitlán, Morelos, San Felipe del Progreso, Soyaniquilpan,
Temascalcingo, Tepotzotlán, Timilpan, Polotitlán y Villa del Carbón, en el Estado de
México by the Estado de Mexico; Amealco de Bonfil y San Juan del Río at the state
of Queretaro and Chapatongo, Nopala de Villagrán, Tepejí del Río, Tepetitlán,
Tezontepec y Tula de Allende located in the state of Hidalgo.
The polygon that describes the study area is located within the province of the Trans-
Mexican Volcanic Belt (TMVB); and fall upon the sub-provinces Mil Cumbres, Lagos
y Volcanes del Anahuac and Sierras de Queretaro e Hidalgo, into the same province.
The main objective of this thesis consists in the elaboration of the semi-detailed
geological cartography from all the volcanic buildings, structures and tectonic
manifestations of the area by a morphostructural analysis through a geographic
information system (GIS) and the relation of this information with petrological,
magnetometric and geochronological data previously published. Through the
integration of this items it aims to make a contribution to the knowledge and
understanding the evolution of the volcanism and the distribution of the different
geological and geomorphological units, relief patterns within the east side of the
Trans-Mexican Volcanic Belt, mostly allocated at the northwestern portion of the
Estado de Mexico; starting off the topographic charts recognized as E14A17,
E14A18, F14C87 and F14C88, from the Instituto Nacional de Geografía y
Estadística (INEGI).
At this time, it was made a geomorphological characterization of 30 units, composed
by volcanic complexes, volcanic buildings, calderas, igneous intrusives, among
others features. Within this units, its distinguishable the Jilotepec Volcanic Field
(JVC), composed by 96 monogenetic volcanoes, mostly basaltic and a felsic-
andesitic dome complex, named Dedeni-Dolores, landed at the center of JVC. This
volcanic field is restricted by the Huichapan-Donguinyó Caldera Complex at the
northwest, Xithí and La Joya Stratovolcanoes at the northeast; at the southside by
the Graben de Acambay and an undifferentiated volcanism from the TMVB, and
finally, at the western by the Ñadó Volcanic Complex. In so far as the JVC, a
geomorphological description was performed from the most representative builds,
and the morphometrical parameters from all of them based on its physical attributes.

2
I. Introducción.
El área de estudio se circunscribe a un polígono de 3,866.53 Km2 situado en los
municipios de Acambay de Ruíz Castañeda, Aculco, Atlacomulco, Chapa de Mota,
El Oro, Jilotepec, Jocotitlán, Morelos, San Felipe del Progreso, Soyaniquilpan,
Temascalcingo, Tepotzotlán, Timilpan, Polotitlán y Villa del Carbón, en el estado de
México; Amealco de Bonfil y San Juan del Río, en el estado de Querétaro; y
Chapatongo, Nopala de Villagrán, Tepejí del Río, Tepetitlán, Tezontepec y Tula de
Allende, en el estado de Hidalgo. A su vez, este polígono corresponde a los límites
geográficos marcados por las cartas topográficas E14A17, E14A18, F14C87 y
F14C88 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (2014, 2015). En el
continuo del espacio, los vértices del polígono de la zona de interés coinciden con
las coordenadas 20° 15´ 00.08´´ N / 100° 00´ 00.07´´ O (en el extremo noroeste);
20° 15´ 0.581´´ N / 99° 19´ 58.75´´ O (en el extremo noreste); 19° 44´ 54.11´´ N /
99° 19´ 58.75´´ O (en el extremo suroeste); y 19° 44´ 59.64´´ N / 99° 19´ 58.75´´ O
(en el extremo sureste) (Mapa 1).

Mapa 1. Mapa situacional del área de estudio.

3
La totalidad de la zona de interés se encuentra contenida dentro de la Faja
Volcánica Transversal Mexicana (FVTM). El origen y evolución geológica de esta
región fisiográfica ha sido denominada por investigadores y técnicos de manera
coincidente, agrupándola en una provincia geológica de estructuras basálticas,
riolíticas y dacíticas extremadamente complejas por la multiplicación de los aparatos
volcánicos, la yuxtaposición y superposición de corrientes volcánicas, depósitos de
arenas, cenizas, lapilli, brechas, pómez y toda variedad de productos cineríticos.
Las zonas de las grandes sierras que surgieron de la actividad volcánica y
evolucionaron durante el Plioceno Tardío y el Cuaternario Temprano, formaron
algunos domos andesíticos con algunas flexiones estructurales y zonas de
depresión que motivaron reactivaciones volcánicas que contienen abundantes
materiales volcánicos calcoalcalinos (Ortega, 1981; Mooser, 1972; Aguayo y Mario,
1987).
La extensión de la FVTM se acerca a los 5,000 Km2 y se encuentra compuesta por
cientos de conos volcánicos, algunos antiguos y erosionados, y otros más recientes
que aún conservan su forma original o casi en sus edificios, aspectos que le otorgan
una fisonomía única. Ortega (1981), propone que la FVTM representa la
prolongación fisiográfica hacia el occidente de “Mil Cumbres” y conforma la misma
unidad fisiográfica Faja Neovolcánica Transversal Mexicana. Las corrientes
basálticas más recientes forman en general “zonas de malpaís” compuestas por
lavas tipo “aa”, cordadas y laminares. La FVTM bisecta la porción meridional de la
República Mexicana del oeste hacia el este, desde el Océano Pacífico hasta el Golfo
de México, con una extensión lineal de 920 Km, desde la Bahía de Banderas, en el
estado de Jalisco, hasta Punta Delgada, en el estado de Veracruz. La zona de
influencia norte-sur, es de aproximadamente 400 Km en la porción central y de 100
Km hacia el Golfo de México.
Las explicaciones sobre la estructura que dio origen a la provincia tectonovolcánica
son muy diversas. Mooser (1972), propone que la Faja Volcánica Transmexicana
se originó a partir de una antigua fisura reactivada del basamento. Para otros
autores, la provincia es la continuación de una fisura oceánica de la Dorsal del
Pacífico Oriental, asimilada por el continente (de Cserna, 1960; Gastil y Gensky,
1973; Walper ,1980). También se ha postulado que la FVTM es un rift continental
con esfuerzos distensivos, mismos que generaron sistemas sucesivos de grabens
(Mooser, 1972; Robin, 1976; Aguayo y Marín, 1987). Otras explicaciones sobre su
origen son aquella que lo relaciona con el modelo de Arco Volcánico
Intracontinental, debido a la subducción de la Placa de Cocos, la que se encuentra
dinámicamente asimilada por la placa continental (Molnar y Syrkes, 1969). Por su
parte, Demant y Robin (1975) sostienen que los primeros esfuerzos fueron
compresivos, formándose estratovolcanes de composición andesítica, riolítica y
dacítica en etapas sucesivas de vulcanismo, erosión y sedimentación aluvial, fluvial
y lacustre. Los mismos autores explican que cuando los bloques de origen
distensivo se conformaron y escalonaron hacia la porción central de la FVTM, se

4
presentaron otros episodios volcánicos de tipo explosivo con lavas y piroclastos de
composición básica e intermedia.
Mooser y colaboradores (1974), realizaron mediciones paleomagnéticas de las
rocas ígneas del Terciario y del Cuaternario para destacar los rasgos estructurales
más significativos de la FVTM, concluyendo que el campo volcánico presenta un
arreglo zigzagueante provocado por un sistema ortogonal relacionado a
movimientos transcurrentes, en cuyos vértices meridionales están situados los
grandes estratovolcanes como El Tancítaro, el Nevado de Toluca, el Popocatépetl
y el Citlaltépetl. Demant (1978) indica que la actividad ígnea de composición básica
en la región evolucionó durante el Plio-Cuaternario, cubriendo en su mayor parte a
las rocas volcánicas que le subyacen de edades oligo-miocénicas. Coney (1983),
considera que el origen de la FVTM se interpreta en el contexto geotectónico como
un sistema de fallas de transcurrencia, al que se describe como un movimiento
relativo entre la Placa Norteaméricana hacia el occidente-suroccidente y el
movimiento de la Placa de Cocos hacia el noreste. Esto último se interpreta como
una fisura cortical motivada por el desplazamiento sucesivo de las placas de Cocos
y del Caribe.
Desde una dimensión fisiográfica menor, el área de estudio incide en tres
subprovincias pertenecientes a la FVTM, que son, Mil Cumbres, Lagos y Volcanes
del Anáhuac y Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo.
La subprovincia Mil Cumbres puede dividirse en dos tramos, el septentrional, con
dirección norte-sur, y el meridional, que desde la porción sur del tramo anterior se
dirige hacia el sureste. El primero separa los estados de México y Michoacán desde
el municipio de Temascalcingo hasta el de Ixtapan del Oro, a través, principalmente,
de una serie de sierras, entre las que destacan las ubicadas en los municipios de
San José del Rincón, donde se hallan santuarios de la Reserva de la Biosfera de la
Mariposa Monarca, y de Villa de Allende. El tramo meridional de la subprovincia Mil
Cumbres está integrado por un conjunto de lomeríos que, al extenderse hasta el sur
del Nevado de Toluca, no se relaciona con fronteras interestatales, sino con límites
intraestatales, que son los que más interesan en este documento. En concreto,
separa la subprovincia Lagos y Volcanes del Anáhuac, en la provincia de la FVTM,
de la subprovincia Depresión del Balsas, en la provincia de la Sierra Madre del Sur
(Gómez y Garduño, 2015).
Se cuenta con cierto volumen de investigaciones orientadas al vulcanismo en la
subprovincia de Mil Cumbres. Uno de los trabajos más destacados fue el realizado
por Gómez en el 2012, en el que define la estratigrafía volcánica de la Sierra de Mil
Cumbres y propuso una columna de eventos volcánicos, así como, una evolución
magmática de la zona. De manera general se considera, de acuerdo a ese autor, la
siguiente evolución temporal: Formaciones Patámbaro-Tzitzio; Formación Tafetán;
Caldera La Escalera (SMC); Complejo Volcánico Garnica (SMC); Caldera Atécuaro;
Complejo volcánico Indaparapeo (SMC); Complejo Volcánico Punhuato; Complejo

5
Volcánico Pucuato; Ignimbrita Cuitzeo; sedimentos fluvio-lacustres; Caldera Villa
Madero; Complejo Volcánico los Azufres; Campo Volcánico Michoacán-
Guanajuato.
La subprovincia Lagos y Volcanes de Anáhuac es la más extensa de las catorce
que integran a la FVTM. La subprovincia se extiende de poniente a oriente, desde
unos 35 Km al occidente de Toluca, México, hasta Quimixtlán, Puebla. Consta de
sierras volcánicas o grandes aparatos individuales que alternan con amplias
llanuras formadas, en su mayoría, por vasos lacustres. De oeste a este se
encuentran en sucesión las cuencas de Toluca, México, Puebla y Oriental. Se
caracteriza por grandes sierras volcánicas o aparatos volcánicos individuales, como
el volcán de Jocotitlán, que se alternan con grandes vasos lacustres, como se
pueden ver en Ixtlahuaca y San Felipe del Progreso, formados al ser bloqueado el
drenaje original, por derrames de lava y otros productos volcánicos. Colinda al norte
con la subprovincia Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo, al oriente se extiende
hasta los estados de Tlaxcala y Puebla; al sur se interna en el Distrito Federal y el
Estado de Morelos y limita con la subprovincia Sierras y Valles Guerrerenses. Al
suroeste colinda con la subprovincia Depresión del Balsas y al oeste con la de Mil
Cumbres (Lizcano, 2017).
Dentro de la subprovincia se localizan algunas de las mayores elevaciones del país,
como el Citlaltépetl o Pico de Orizaba, edificio compartido con el estado de
Veracruz-Llave y cuya altitud es de 5,610 m.s.n.m.; el Popocatépetl, el cual tiene
5500 m.s.n.m. y pertenece a los estados de Puebla, México y Morelos; y el
Iztaccíhuatl, con una altitud de 5,220 m.s.n.m., e integrante de los estados de
Puebla y México. En las cumbres de estas elevaciones existen tres de los pocos
pequeños glaciares de la región intertropical del mundo. También se encuentran: el
Atlítzin o cerro La Negra, con 4,580 m.s.n.m. y el volcán Matlalcueye (La Malinche),
con 4,420 m.s.n.m. Todos estos aparatos volcánicos mencionados forman parte del
sistema de topoformas denominado sierra volcánica con estratovolcanes o
estratovolcanes aislados (Lizcano, 2017).
La subprovincia Llanuras y Sierra de Querétaro e Hidalgo se distingue por la
edificación de grandes espesores lávicos y piroclásticos, conformados por
montañas plegadas con orientación casi norte-sur, construidas de secuencias
marinas detríticas y calcáreas, separadas por valles aluviales y llanuras formadas a
partir de antiguas cuencas lacustres, donde aparecen elevaciones aisladas
(CONAGUA, 2018).

6
II. Generalidades.
Marco Teórico.
Los levantamientos geomorfológicos modernos encuentran sus raíces en los
trabajos realizados por The Commonwealth Scientific and Industrial Research
Organisation (CSIRO) de Australia, a finales de la década de los años 40´s. En
dichos estudios, empleaban técnicas de fotointerpretación tradicional para los
levantamientos integrales, incluyendo los factores de geoformas, suelos y cobertura
vegetal. La asimilación de estos procesos, con el tiempo, derivaron en el surgimiento
de enfoques similares, muchos de los cuales, en sus versiones originales o
primigenias, fueron propuestos por el Instituto Internacional de Ciencia de la
Geoinformación y Observación de la Tierra (ITC), incorporando componentes
climáticos y de uso del suelo al análisis geomorfológico a escalas locales y
subregionales (Van Zuidan, 1984).
En la actualidad, el levantamiento y caracterización en el campo de la Geología se
fundamente en la definición de sistemas jerárquicos que combinan las categorías
morfoestructurales (procesos endógenos) con los ambientes morfodinámicos
(procesos exógenos). Dicho enfoque prioriza los procesos morfoestructurales a
través de la interpretación tectónica del relieve en un sistema aproximado, seguido
por el modelado y las condiciones biogeográficas en tres dimensiones de análisis
diferencias, aunque simultáneamente complementarias. La primera es la
morfoestructura, nivel de aproximación que se relaciona con la delimitación y
caracterización del macro-relieve generado por la evolución tectónica, es decir,
aquellas manifestaciones de los procesos endógenos (internos), tales como las
montañas, escudos paleozoicos y depresiones tectónicas. La segunda dimensión
se refiere al modelado, que es el nivel de aproximación relacionado con las
geoformas regionales en función de la evolución morfodinámica, o expresado de
manera más sucinta, el análisis de los procesos exógenos (externos) tales como los
ambientes glaciales, fluviales, marinos o eólicos. Por último, se tienen las
condiciones biogeografías, dimensión en la que se relacionan los dos niveles de
aproximación precedentes con las variables biogeoclimáticas locales, entre las
cuales se consideran las condiciones subregionales y/o locales de cobertura
vegetal, la pendiente y las condiciones climáticas locales tales como precipitación
(Houlding, 1994; Aguiló et al., 2004).
Las distintas geoformas de la superficie terrestre se entienden, en términos
generales, como el resultado de la interacción de los procesos endógenos
(internos), formadores de los rasgos principales del relieve y los procesos exógenos
(externos) asociados con el desgaste del relieve primario a través del tiempo
geológico y la formación de las llanuras aluviales, eólicas y marinas por los distintos
modelados morfodinámicos. (Selby, 1984). Estas mega-unidades morfológicas
pueden subdividirse en diferentes unidades de menores dimensiones, sin embargo,
aun esta mega-morfología comúnmente asociada con la Tectónica de Placas se

7
encuentra interrelacionada con los procesos exógenos de las lluvias y mares
mediante el desgaste del relieve primario de las cordilleras y los cratones y la
generación de magma a partir de la subducción de la corteza marina con sus
sedimentos submarinos e hidrotermales (Bloom, 1998).
A una dimensión y escala intermedias, el impacto de los procesos exógenos, a
través de los glaciares, ríos, vientos y océano, entre otros, ha contribuido a la
formación de los paisajes más tradicionales de la geomorfología, el paisaje alpino,
las llanuras aluviales, los campos de dunas y las planicies litorales y deltas. La
intensidad de estos procesos ha sido de tal grado que algunos autores han afirmado
que la gran mayoría de las geoformas de la superficie datan de apenas del Terciario
Superior y aún más reciente, del Cuaternario (Bloom, 1998). Hay que reconocer que
estos procesos tectónicos continúan en el presente, manifiestos a través de la
llamada “neotectónica”, por lo que pueden considerarse procesos tanto
estructurales como dinámicos (Robertson, 2007).
En esta línea de pensamiento, la estructura corresponde a todas las características
de la corteza terrestre relacionadas con su levantamiento y/o deformación, además
de sus características litológicas. Aunque lo procesos de deformación tectónica
constituyen la base principal para la formación del relieve, también generan
gradientes topográficos fundamentales para el funcionamiento de muchos de los
procesos exógenos tales como la erosión. Este componente también incluye las
características litológicas de las rocas superficiales y las variaciones de composición
que inciden en los procesos posteriores de meteorización y remoción. Por tanto,
esta variable incide en la evolución de los ambientes clásicos de origen
morfoestructural tales como los ambientes estructurales (bloques y pliegues),
volcánicos (volcanes) y cárstico (disolución en rocas carbonatadas). En términos
tradicionales, estos aspectos corresponden al origen estructural del relieve a través
de la tectónica y la actividad volcánica, es decir, de la morfoestructura (Bloom,
1998).
El conjunto de procesos que actúan sobre la superficie terrestre se agrupa
comúnmente en el campo de la morfodinámica, en la cual inciden factores
endógenos (litología y estructura) y exógenos (humedad y lluvias), todo esto bajo la
influencia de la gravedad a través de la pendiente. Recientemente, el impacto
intensivo de las actividades humanas, ha modificado los procesos ya descritos,
acelerando los fenómenos erosivos en las laderas, mediante la modificación de la
cobertura vegetal o interviniendo en los sistemas fluviales a través de las obras de
represas, diques y canales. En muchos casos su intervención tiende a acentuar los
procesos actuales, tal como la escorrentía en las zonas urbanas, pero en algunos
casos las modificaciones del terreno llegan a constituir geoformas totalmente
nuevas, generando un ambiente distinto al original denominado comúnmente como
antrópico. Ejemplos de las modificaciones antropogénicas más notorias sobre el
relieve son los rellenos sanitarios y de escombros, o las canteras asociadas con la
minería (Cooke y Doornkamp, 1984; Villota, 1991).

8
La descripción y caracterización de los rasgos geológicos es primordial para el
conocimiento de las particularidades del relieve en una región o espacio geográfico
determinado. También es una labor que se ejecuta al inicio de cualquier obra
ingenieril y debe, por tanto, realizarse in situ, apoyándose de materiales de consulta
y referencia de naturaleza variada, tales como antecedentes bibliográficos
específicos del área de interés, cartografía analógica digital, Modelos Digitales de
Elevación, información sobre la magnetometría, ortofotos, datos de pozos, etc.
Debido a la infinidad de condiciones probables, la caracterización de los rasgos
geológicos puede ser una labor complicada, sobre todo si se presentan
simultáneamente en el continuo del territorio materiales rocosos de diverso origen y
tipo, zonas tectonizadas y/o meteorizadas, anomalías, procesos erosivos
indiferenciados y otros fenómenos de relieve (Ferrer et al., 2002).
Para realizar una adecuada caracterización geológica, se deben incluir todos los
aspectos y parámetros que puedan ser observados en campo y medidos sobre el
terreno, o bien recurriendo a la utilización de materiales cartográficos, imágenes de
sensores remotos u ortofotos, insumos que se constituyen como representaciones,
a escala y dimensión tanto conocidas como fidedignas, del conjunto de los objetos
concurrentes en el continuo espacial o en el continuo del relieve. La caracterización
geológica es un ejercicio progresivo, que comienza con una descripción general de
las condiciones del terreno, y concluye con la identificación y clasificación de las
geoformas que lo conforman. (Villota, 1991; Ferrer et al., 2002).
La descripción y caracterización de cada una de las geoformas debe realizarse de
manera objetiva e individualizada. Esto implica el estudio de la matriz rocosa, de su
origen, de su proceso de conformación como un elemento del relieve, de las
continuidades, discontinuidades y relaciones espaciales que guarda con otros
elementos, y de los procesos, tanto intrínsecos como extrínsecos, que lo han
modificado a lo largo del tiempo (Cooke y Doornkamp, 1984; Ferrer et al., 2002).
Una de las aproximaciones más completas y a la vez económicas hacia el
levantamiento de información sobre el terreno y caracterización geológica del mismo
es la elaboración de cartografía. El relevamiento y sistematización de la información
y los insumos para la generación cartográfica debe ser flexible y aplicable sobre una
gran diversidad de ambientes y una gran gama de escalas. Para su adecuada
elaboración, el análisis de los materiales debe considerar la génesis de las formas
concurrentes sobre el relieve, es decir, los agentes morfogenéticos que dieron
origen a esas expresiones sobre el continuo espacial, mismos que deben ser
necesariamente identificables. De igual manera, debe contemplar la serie de
procesos secundarios (procesos específicos de agradación y/o erosión) que
modifican la estructura básica del relieve. También debe tomarse en cuenta la
estructura interna, incluyendo la composición litológica y, por último, la morfometría
de las unidades o geoformas identificadas, delimitadas y caracterizadas (Cooke y
Doornkamp, 1984; Van Zuidan, 1984; Verstappen y Van Zuidan, 1992; Aguiló et al.,
2004).

9
Las formas del relieve, o las unidades físicas caracterizadas, deben ser el resultado
de un trabajo integral de interpretación de materiales cartográficos, imágenes de
sensores remotos, información temática con el apoyo de información secundaria y
de referencia y de la comprobación en campo (Verstappen y Van Zuidan, 1992;
Aguiló et al., 2004). Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) representan un
excelente marco metodológico para el modelado geomorfológico y la elaboración
de la cartografía relacionada, ya que mediante su utilización pueden representarse
y modelizarse tanto la génesis, como la morfodinámica que han conformado las
expresiones actuales del relieve, para el caso de este estudio, el relieve volcánico,
así como obtener y estimar los parámetros morfométricos de los diferentes objetos
de interés en el terreno, factores que son claves para determinar la dinámica de
acumulación o degradación de los terrenos volcánicos y, por tanto, permiten una
correcta comprensión del fenómeno volcánico (Rodríguez González et al., 2010).

10
Antecedentes.
Debido a las dimensiones del área de estudio, los trabajos de múltiples disciplinas
que derivan en cuestiones geológico-geomorfológicas antecedentes al presente
estudio son numerosos.
Uno de los atractivos para los investigadores en la zona es la constante actividad
sísmica registrada por el sistema de fallas Acambay-Tixmadejé. Los trabajos a
destacar de esta zona datan de 1913, en concreto, un artículo en el cual Urbina y
Camacho describen el sismo acontecido el 19 de noviembre de 1912, reportando
desplazamientos de fallamiento que superan los 50 cm en la superficie, que
devastaron al pueblo de Acambay en ese entonces. El reactivamiento del graben
de Acambay en 1912 despertó gran interés, pero no fue hasta el año 2000, cuando
Langridge, Weldon II, Moya y Sufir, realizaron el primer estudio paleosismico en la
zona, concluyendo que el graben tuvo una intensa actividad sísmica desde finales
del Plesitoceno hasta el Holoceno. En la actualidad, y de acuerdo con Espinoza
Rodríguez, Hernández Santana y Méndez Linares, en Tixmadejé, de 1998 al 2011,
ha habido una velocidad de desplazamiento que oscila entre 7.3 y 12.8 mm/año.
Al norte del área de estudio, son escasos los trabajos realizados, y posiblemente el
trabajo de mayor cobertura e impacto fue el realizado por Silva Mora en 1997. Silva
Mora describe y presenta un análisis químico de los edificios más representativos
de ese segmento y los productos que estos expulsaron a lo largo de su constitución,
desde los estratovolcanes Xithí y la Joya al noreste, hasta la descripción de la
Secuencia Arroyo-Manzanitas, la cual incluye un vulcanismo identificado como
miocénico en diferentes partes y la presencia de la Formación Soyatal. También,
hace mención de algunos edificios de baja altura vinculados o correlacionados
espacialmente, refiriéndose posiblemente a la extensión ahora conocida como
Campo Volcánico Jilotepec, situada al centro. Al noroeste, menciona los volcanes
de La Muralla, Decandejé y el estratovolcán Ñadó, sin embargo, este último, a
principios de 2019, en un trabajo conjunto de Cabrera Román, Castro Segura,
Valdez Moreno y Arce Saldaña, fue descrito como un complejo volcánico compuesto
de diversos tipos de actividad efusiva, incluyendo un vulcanismo fisural y la
presencia de riolitas y andesitas donde previamente se suponía solo dominaba la
dacita Ñadó.
Debido al potencial geotérmico que poseen las calderas de la FVTM, se han dirigido
algunas investigaciones a las calderas en las cercanías del área de estudio. En el
estado de Hidalgo fue descrita y caracterizada la caldera Huichapan por primera vez
por Milan, Yañez, Navarro, Verma y Carrasco Núñez en 1993, para que
posteriormente Aguirre Díaz y López Martínez, en 2009, definieran dicha área como
un complejo calderico compuesto por dos estrucutras de este tipo, diferenciadas por
un magmatismo y tiempos de ocurrencia diferentes. En el estado de Querétaro, se
encuentra la caldera Amealco, descrita y explicada en términos de su evolución
geológica por Aguirre Díaz y McDowell; en su trabajo, los investigadores concluyen

11
que esta fue afectada por el graben de Acambay y que también algunos rasgos de
ignimbrita fueron depositados en el área de estudio.
Otro de los miembros geológicamente activos circunscritos al área de estudio es el
Volcán de Jocotitlán y su posterior debris flow, el cual se distingue por la topografía
característica de los hummocks, que fueron de reciente creación. Se considera que
la ultima erupción de este estratovolcán sucedió hace más de 1,000 años, sin
embargo, Siebe, Komorowski y Sheridan (1992) sostienen que su última erupción
ocurrió hace aproximadamente 760 años, razón por la cual se le considera aún
activo.
No fue hace mucho que se le ha prestado atención, en lo específico, al Campo
Volcánico Jilotepec, exceptuando la importante referencia del trabajo de Mora en
1997. Suárez en 2006 fue la primera en describir y reconocer la existencia de este
campo volcánico. Posiblemente, al sureste de él, se encuentran las unidades menos
estudiadas y más pobremente descritas, ya que no fue posible encontrar referencia
particular alguna de ubicaciones como Las Peñas-Espinazo del Diablo, Las
Tortugas y Cerro Podrido. Las monografías municipales y los prontuarios de
información a escala local son muy imprecisos, ya que solo mencionan el tipo de
roca, en generalización, que existe en demarcaciones administrativas, sin mayor
información sobre su ubicación exacta, ambiente de depósito, contactos, etc. La
aproximación más adecuada para la zona sureste se logró gracias al
descubrimiento de la descripción geomorfológica de la Sierra de las Cruces, trabajo
póstumo de García Palomo en conjunto con Zamorano, López Miguel, Galván
García, Valerio, Ortega y Macías, en 2008; en ese documento, los autores
establecen un lineamiento paralelo al Sistema de Fallas Taxco-San Miguel de
Allende y una ligera afección en el área de estudio con el mismo lineamiento N-S.

12
Marco Geológico Regional.
La Faja Volcánica Transversal Mexicana es una provincia fisiográfica que se
extiende a lo largo de más de 1,000 km de longitud atravesando el centro de México,
desde el Golfo de California hasta el Golfo de México, con una amplitud variante
entre los 80 y 230 Km. A lo largo de la historia ha recibido varios nombres, algunos
destacables como Zona Eruptiva (Ordoñez, 1896), Sierra de los Volcanes (Garfias
y Chapin, 1949), Faja Volcánica Transmexicana, así como la denominación de Eje
Neovolcánico Transmexicano (Gunn y Mooser, 1970). En su parte central y oriental
tiene una dirección predominante E-O, mientras que al occidente esta se torna
ONO-ESE. En un contexto geológico, la FVTM está construida en la parte sur de la
Placa Norteamericana, misma que subduce a las Placa de Cocos y Rivera (Ferrari,
2014) y se puede sintetizar su evolución geológica en cuatro episodios destacables;
el primero es la instauración de un arco de composición intermedia en el Mioceno
medio y tardío; un episodio máfico del Mioceno tardío; en el mismo Mioceno, un
aumento en la silcificación de su vulcanismo evolucionando a bimodal hasta
principios del Plioceno; y por último, la reinstauración de un arco de composición
variable a finales del Plioceno (Gómez Tuena et al., 2005).
Como producto de la subducción en la zona de la trinchera Mesoamericana de las
Placas de Cocos y Rivera, se formó este arco volcánico en los arrabales de la Placa
Norteamericana. Se propuso una fragmentación de la Placa de Cocos, o al menos,
una división entre la porción norte y sur, siendo la primera de menor taza de
subducción con un promedio de 5.2 cm/año, por la parte sur este proceso tiene una
velocidad de 5.9 cm/año, mientras que en la Placa de Rivera la subducción es de
2.4 cm/año (Doughtery et al., 2012). La FVTM está desarrollada en una posición
paralela a la zona de subducción, esto obedece al ángulo abrupto de subducción de
las Placas involucradas al poniente de México y la reducción de este ángulo en el
centro y oriente del país.
Al occidente de la FVTM existen tres depresiones tectónicas organizadas en una
junta triple al sur del municipio de Guadalajara, Jalisco, conocidas como el rift Tepic-
Zacoalco, constituido por el graben de Puerto Vallarta, semigraben de Amatlán de
Cañas, la falla San Marcos y la zona de fallas de Zacoalco, que se desarrollaron a
partir del Mioceno Tardío y cuentan con registro de actividad tectónica durante el
Cuaternario. Por su parte el rift de Colima es en esencia un graben del Plioceno
tardío con una orientación N-S, dividido en sectores norte, centro y sur, que se limita
al sur por la falla Tamazula, y consiste en un conjunto de estructuras transcurrentes
y normales de orientación NE-SO que se extienden hasta la costa de Manzanillo. El
último miembro que conforma la junta triple de Guadalajara es el rift de Chapala,
integrado por dos semigrabens con direccionamiento opuesto entre sí, el
semigraben del poniente se orienta al sur y por la parte oriente lo hace hacia el norte
(Gómez Tuena et al., 2005)

13
El sector central de la FVTM es distinguible por la amplia extensión del campo
volcánico Michoacán-Guanajuato, que a su vez sugiere la existencia de un
fallamiento anterior al Plioceno, empero, existen fallas normales con orientación
ONO-ESE y OSO-ENE que cortan a las rocas de esta época. En la zona
correspondiente a los altos de Jalisco, los sistemas de fallamiento tienen una
dirección OSO-ENE, con componente izquierda; al interior de este sector, el
vulcanismo del Plioceno y Cuaternario se encuentra limitado por una depresión
asimétrica al norte por el sistema de fallas normales del Bajío y al sur por el sistema
de fallamiento del graben de Acambay (Gómez Tuena et al., 2005).
El sector oriental tiene como límite poniente el sistema de fallas Taxco-San Miguel
de Allende (SFTSMA), descrito como un conjunto de estructuras transversales a la
FVTM con un direccionamiento NNO entre las ciudades mencionadas. Esta
estructura es de carácter continental y por sus dimensiones, de 500 Km de longitud
y 35 Km de amplitud, ha tenido reactivaciones desde el Oligoceno (Alaniz Álvarez,
et al., 2002). La cuenca de la Ciudad de México es una depresión tectónica de más
de 2 Km de profundidad con un origen Oligocénico, limitada por el SFTSMA al
poniente y el sistema de fallas La Pera-Tenango al sur, el cual aparenta controlar el
vulcanismo monogenético de la Sierra Chichinautzin. Avanzando más al este, las
únicas estructuras evidentes son el graben de Aljibes, el graben Mezquital y las
fallas normales del campo volcánico Ápan (Gómez Tuena et al., 2005).
La primera etapa del vulcanismo de la FVTM se desarrolló principalmente en el
sector central y oriental. Está representado por la Sierra Mil Cumbres, la cual está
compuesta por un vulcanismo bimodal de la caldera La Escalera, el complejo
volcánico La Garnica, la caldera Atécuaro y el complejo volcánico Indaparapeo.
Estas manifestaciones de vulcanismo se emplazaron durante el Mioceno temprano
en un rango de edad de los 14 a los 23 Ma, con una orientación preferencial NNO-
SSE (Gómez y Garduño, 2015). Uno de sus miembros es la Sierra de Angangueo,
la cual tiene una compleja estructura, que inicia a finales del Oligoceno y a principios
del Mioceno, y se continua a mediados del mismo Mioceno; su última actividad tiene
un origen Cuaternario, caracterizado como una unidad andesítica de grandes
proporciones (Alcántara Ayala, et al., 2012). El sur de la Sierra de las Cruces, en la
zona correspondiente a los municipios de Tenancingo y Malinalco, presenta una
orientación correspondiente con la establecida por el sistema de fallas Taxco-San
Miguel de Allende, y a diferencia de los antes mencionados, este se conforma de
un vulcanismo máfico y andesítico, que posiblemente coinciden con los depósitos
más profundos de la Cuenca de México (Gómez Tuena et al., 2005).
Posteriormente, pero dentro del mismo episodio, el vulcanismo se aleja de la
trinchera y forma complejos volcánicos, estratovolcanes y conos de lava variantes
entre 13 y 10 Ma, con diámetros que rondan los 12 Km y de composiciones variantes
entre dacitas y andesitas. Son más jóvenes, como el complejo volcánico Palo
Huérfano, instaurado a mediados del Mioceno (Pérez Venzor et al., 1996). El volcán
Zamorano, de edad miocénica, está formado por derrames de composición

14
andesítica y dacitico-andesítica emplazados en una extensión importante de
terreno, que supera los 470 Km2 (Carrasco Núñez et al., 1989). El volcán La Joya,
en Querétaro, está relacionado con el sistema de fallas Taxco-San Miguel de
Allende, y presenta una edad de 10 Ma; se encuentra compuesto por derrames
andesiticos y andesiticos-basálticos (Valdez Moreno et al., 1998). En cuanto a la
Cuenca de México, la Sierra de Guadalupe es el elemento más destacable de este
episodio, la cual a su vez se divide en dos diferentes tipos de vulcanismo, uno
andesítico abundante en hornblenda, por la zona de Barrientos, limitante con sierra
Las Cruces, y en la parte central, en los volcanes Guerrero, Zacatenco y Tenayo,
otro, producto de actividad extrusiva, así como domos en las áreas limítrofes de la
sierra, tales como Cerro Gordo , Chiquihuite, Tenayo y Tepeyac; todos estos están
descritos como andesíticos, con alto contenido de feldespatos en su mayoría, así
como riolitas y dacitas en menores cantidades (Lugo Hubp y Salinas Montes, 1996).
Al poniente, dentro del estado de Nayarit, se encuentran algunos centros volcánicos
aislados, siendo el más representativo el volcán San Juan, compuesto por un
vulcanismo riolítico, en las cercanías de la ciudad de Xalisco (Torres, 2012) (Figura
1).

Figura 1. Distribución espacial del primer pulso o episodio en la conformación de la Faja Volcánica
Transversal Mexicana durante el Mioceno [(modificado de Gómez Tuena y otros (2005)].

15
El segundo pulso de la FVTM es un arco relativamente normal, que se desarrolló
desde el Mioceno medio hasta finales del mismo. Este episodio lo conforman
principalmente las mesetas basálticas que se erigieron a través de fisuras, desde la
Costa del Pacífico hasta la Costa del Golfo de México. Los basaltos en la punta
poniente, fueron localizados al sur del volcán Ceboruco, dentro del graben que lleva
el mismo nombre, durante una exploración geotérmica a profundidades entre los
400 y los 1,270 m.d.n.m. Se encontraron flujos de basalto andesítico con una
afinidad subalcalina, con intercalaciones de pumita y flujos de ceniza que
sobreyacen directamente sobre otro paquete de rocas volcánicas tentativamente
pertenecientes al Bloque de Jalisco. La existencia de estos basaltos en esta época,
además de marcar el inicio del segundo pulso, indican también que el graben de
Ceboruco comenzó a desarrollarse con la apertura del proto-Golfo de California en
un episodio transtensional lateral derecho a finales del Mioceno (Ferrari et al., 2003).
En la parte de Los Altos, Jalisco, posterior a la actividad perteneciente a la Sierra
Madre Occidental identificada como lava Los Jacalitos, hay evidencia de actividad
erosiva, con el depósito de arenisca y conglomerados encima de esta lava, lo cual
sugiere un lapso de calma volcánica de aproximadamente 10 Ma. El reactivamiento
de la actividad volcánica en esta zona se dio gracias al grupo Río Santiago, el cual
está compuesto por flujos basálticos que cubren alrededor de 3,000 Km2, desde el
Río Santiago hasta el oriente de Los Altos. El miembro más representativo de este
grupo es el basalto San Cristóbal. Esta sucesión basáltica es el mayor aportador del
grupo, localizada desde los 1,800 m.s.n.m., el punto más alto del cañón del Río
Santiago, hasta su cauce, a 900 m.s.n.m. Estas sucesiones presentan grosores
variantes, desde los 2 hasta los 20 m (Rosotti et al., 2002).
En las cercanías del graben de Chapala, Michoacán se encuentra otra secuencia
de mesetas basálticas con un espesor neto de 400 m, con edades que van de los
13.5 Ma a los 10.8 Ma, que sobreyacen a los remanentes de la Sierra Madre
Occidental. Además, unos diques basálticos se intrusionan dentro de los mismos
basaltos (Alatorre Zamora et al., 2015).
Dentro del estado de Querétaro, en la región de Huimilpan, afloran las rocas
basálticas denominadas Andesita Vaquerías, que forman una serie de mesetas que
van de rocas intermedias a básicas, con coloraciones gris oscuro, ricas en
plagioclasa y feldespato potásico. Típicamente esta unidad se presenta como
coladas lávicas y se aprecian derrames tipo pahoehoe, así como estructuras
columnares con presencia de escoria, con espesores estimados entre los 200 y 250
m y con una edad obtenida de 5.69 Ma, pero restringida estratigráficamente a 8.81
ma, debido a su posición subyacente a una unidad más joven (Dávalos Álvarez et
al., 2005). Avanzando hacia el oriente, dentro del campo geotérmico Pathé
(Hidalgo), se encuentra emplazada otra meseta con una mayor variedad de lavas,
la cual incluye unidades riolíticas, basálticas y andesíticas con edades de 6.3 y 6.4
Ma. Este paquete se encuentra sumamente deformado, con una orientación E-O y
N-S (Martínez, 1998).

16
La última etapa de este pulso tuvo lugar en el poniente, en las inmediaciones del
Golfo de México, en la llamada Sierra de Tántima, erigida en una meseta de 700 m
de grosor formada por una sucesión de lavas máficas que cubren casi en su
totalidad las calizas y areniscas de la Sierra Madre Oriental. Cada sucesión de lavas
es de aproximadamente 20 m; estas son ricas en olivino, clinopiroxeno y plagioclasa
(Ferrari et al., 2005) (Figura 2).

Figura 2. Distribución espacial del segundo pulso o episodio en la conformación de la Faja


Volcánica Transversal Mexicana durante el Mioceno y Mioceno tardío [(modificado de Gómez
Tuena y otros (2005)].

Después de un predominante episodio máfico, el vulcanismo comienza con una


diferenciación. A inicios del Plioceno, se emplazaron complejos de domos dacíticos
y riolíticos, así como grandes volúmenes de ignimbritas emitidas por calderas que
forman una franja desarrolladas al sur del pasado episodio. El primer complejo
riolítico descrito es el grupo Guadalajara, nombrado informalmente así, compuesto
por los domos silíceos de mayor edad (7 Ma a 5 Ma), abarcando aproximadamente
750 Km2. Los miembros más representativos son la riolita Cerro La Tortuga, la
ignimbrita Potrero de los Riveras y la ignimbrita Guadalajara. El primer paquete
descrito se desarrolla en un área de 210 Km2. Está formado por la alternancia de

17
unos flujos viscosos riolíticos, alternados con flujos piroclásticos, los cuales
provienen de la acumulación de varios domos. La ignimbrita Potrero de los Riveras
se encuentra mayormente emplazada al norte del Río Santiago, tiene un grosor
máximo de 500 m y su composición varía en la base con pumitas y líticos unidos en
una matriz fina, hacia depósitos piroclásticos con la presencia de clastos de
obsidiana roja y negra. La ignimbrita Guadalajara fue llamada así debido a que de
esta provienen las primeras edificaciones de esta ciudad. Esta ignimbrita se
encuentra muy bien soldada, con colores café claro y gris claro y la presencia de
criptocristales feldespáticos; tuvo lugar entre los 3.44 Ma y los 3.23 Ma (Rosotti et
al., 2002).
En la parte central de la FVTM se desarrollan calderas de importantes proporciones,
iniciando con la caldera de Amazcala, la cual estuvo activa desde hace 7.7 Ma hasta
hace 6.6Ma en un área de 14 X 11 Km. Su primer evento fue la ignimbrita Ezequiel
Montes, constituida por una pumita gris de caída con espesores de 1 a 43 m,
siguiéndole la ignimbrita Colón, la cual se diferencia por tener una mayor cantidad
de piroclásticos. Sus domos intracaldera fueron los últimos eventos (Aguirre Díaz y
Morton Bermea, 2018).
En el estado de Michoacán, el complejo volcánico de los Azufres inició las
actividades del tercer pulso en la parte central de la FVTM. A pesar de que existe la
presencia de una estructura de colapso, no presenta mayor evidencia que afirme
que este complejo sea compuesto solamente por una caldera. Los Azufres posee
una corteza relativamente delgada, debido a la tectónica extensional, con
orientaciones E-O y NE-NO (características de la parte central) y NO-SE de la
misma Faja. Dentro del complejo volcánico se encuentra el campo geotérmico de
Los Azufres. Al interior se encuentra la Sierra de San Andrés, la cual está
compuesta por domos riolíticos, flujos piroclásticos silíceos y calcoalcalinos,
desarrollados en un área aproximada de 700 Km2. La anómala concentración de un
magmatismo muy ácido se debe a la presencia de cuatro eventos ignimbríticos que
datan desde finales del Mioceno hasta el Pleistoceno, asociados a una estructura
de colapso de caldera (Campos Enríquez y Garduño Monroy, 1995). Por su parte,
el Complejo Volcánico Zitácuaro comienza actividades a principios del Mioceno con
la formación de un estratovolcán andesítico, que más tarde dio paso a la formación
de la caldera Las Tres Chicas, de 30 Km de diámetro. Su actividad postcaldérica
consiste en 3 eventos eruptivos de resurgencia dómica de edades de 12 Ma, 5 Ma
y 0.5 Ma, cada uno caracterizado por la intrusión de domos dacíticos y la creación
de flujos piroclásticos depositados al interior de la caldera. Sin embargo, a pesar de
tener una historia longeva de actividad volcánica, aun en la actualidad se considera
como un complejo volcánico activo. Hacia el este, en los estados de Querétaro e
Hidalgo se localizan las calderas de Huichapan y Amealco, con edades de 4.7 Ma
(Capra et al., 1997).
En la parte oriental de la FVTM, se tiene evidenciado un vulcanismo bimodal,
localizado al NE del estado de Hidalgo, en las cercanías de Tlanchinol. Consiste de

18
una serie basáltica que va de los de 7.40 Ma a los 6.5Ma. Hacia el sur, en las
cercanías de Metztitlán, se registran derrames ignimbríticos y riolíticos, con edades
de 4.3 Ma a 4.6Ma (Cantagrel y Robin, 1979) (Figura 3).

Figura 3. Distribución espacial del tercer pulso o episodio en la conformación de la Faja Volcánica
Transversal Mexicana durante el Mioceno tardío (vulcanismo silícico) y Plioceno temprano
(vulcanismo bimodal) [(modificado de Gómez Tuena y otros (2005)].

El cuarto pulso corresponde a un Arco que data del Plioceno tardío hasta la
actualidad. En esta etapa el predominante vulcanismo silícico es sustituido por un
arco volcánico con dominio andesítico-basáltico, desarrollado en casi toda la FVTM.
A partir del Plioceno tardío, el frente volcánico está dominado por el accionar de
campos volcánicos monogenéticos. Expandido en un área de 2,000 Km2, el Campo
Volcánico Mascota se encuentra en el sector occidental de la FVTM. Está
compuesto por 87 volcanes monogenéticos de características basálticas y
andesíticas. Desde hace 2.4 Ma a la fecha, tiene una tasa promedio de 0.003
Km3/1,000 años, siendo las lavas andesíticas las predominantes, seguido de un
basalto enriquecido con ortoclasa y basalto andesítico (Ownby et al., 2008).
Contemporáneo a Mascota, en el mismo sector, el Campo Volcánico Los Volcanes
presenta características similares; una edad aproximada de 3.4 Ma (aunque su

19
último episodio se estima fue hace 1.7 Ma, mediante conos de lava pequeños y
flujos de lava del tipo flat-topped), un vulcanismo predominante andesítico y
basáltico cubriendo un estimado de 285 Km2 (Luhr y Delgado, 1997). Continuando
en el mismo sector, los campos volcánicos Ayutla y Tapalpa contienen una mayor
variedad geoquímica, desde la serie calco alcalina, del tipo intraplaca (basaltos tipo
álcali y hawaitas) hasta de serie potásica, emplazados durante el Pleistoceno
temprano (lamprófidos y traquilavas) (Righter y Rosas, 2001).
También durante el Pleistoceno se construyen los principales estratovolcanes del
sector occidental. Posiblemente el volcán de Colima, emplazado dentro del
complejo volcánico del mismo nombre, es el volcán andesítico más activo en la
historia de México, reportando actividad desde 1576 y con erupciones mayores en
1879, 1913, 1961 y 1975. Abarca un área de aproximadamente 12 Km2. Por otra
parte, alineado con fallas regionales ONO-ESE, se encuentran los volcanes Tequila,
Ceboruco, Tepetilic, Sangangüey, Las Navajas y San Juan. El volcán Ceboruco tuvo
una última emanación en 1870 y 900 años antes sucedió su última erupción
importante, de características dacítico-andesíticas, la cual tuvo flujos de hasta 7 Km
de longitud desde su fuente (Luhr y Carmichael, 1980)
El volcán Tequila es un estratovolcán andesítico que en su periferia desarrolla un
campo volcánico con el mismo nombre. Se encuentra compuesto por 49 unidades
en un área de 1,600 Km2. Con características bimodales, la última actividad
registrada fue hace 1 Ma. Este volcán, de actividad efusiva, estuvo alimentado de
dos cámaras magmáticas separadas por diferente tiempo y espacio, la primera
identificada como la formadora del edificio, caracterizada por una mineralogía
abundante en hornblenda, plagioclasa y piroxenos, con una edad de 2 Ma, la
segunda, con una edad de 1.1 Ma, distribuida a lo largo del flanco oeste
caracterizada con la presencia de 58% a 64% SiO2 (Lewis et al., 2005).
En el sector central de la FVTM la tendencia es muy similar, con la presencia de
campos volcánicos y volcanes monogenéticos bimodales de importantes
dimensiones. El Campo Volcánico Michoacán-Guanajuato se desarrolla en un área
superior a los 40,000 Km2, contabilizando más de 1,200 volcanes monogenéticos
de menor tamaño, de composición basáltica, andesítica-basáltica y domos
andesíticos y dacíticos que iniciaron actividad en el Plioceno tardío y continua
vigente con el nacimiento del volcán Paricutín a mediados del siglo pasado. Este
vulcanismo se emplaza paralelo a los sistemas de fallas regionales en algunas
partes (Vasconcelos, 2018). Al oriente de este campo volcánico, en la región de
Maravatio-Zitacuaro-Valle de Bravo, los conos monogenéticos más recientes se
encuentran alineados con las tectónica regional; unos conjuntos de domos dacíticos
se emplazaron en regiones previamente mencionadas, como en Los Azufres y en
la caldera de Zitácuaro (Gómez Tuena et al., 2005).
Prácticamente, el vulcanismo en la porción oriental tuvo una pausa hasta hace 3.7
Ma, que se restableció en este pulso. Se emplazaron diferentes centros

20
poligenéticos con dirección NNO-SSE. Geográficamente, la Sierra de las Cruces es
el primer centro eruptivo del sector oriental. Es el limitante al oeste de la cuenca de
México y al este de la cuenca de Toluca. Está conformada por ocho estratovolcanes
y otros volcanes de menor tamaño (García Palomo et al., 2008). Al igual que todo
el sector oriente, la región de Ápan sufrió un hiato geológico de casi 10 Ma. El
vulcanismo se reactivó gracias al Campo Volcánico Ápan, ocurrido entre 3 Ma y 1.5
Ma y varía de basáltico a riolítico, controlado por un sistema de fallamiento normal
con orientación NE-SO (García Palomo et al., 2002). Al sur de la cuenca de México,
se emplaza el Campo Volcánico de la Sierra de Chichinautzin, compuesto por 276
volcanes monogenéticos bimodales, siendo más abundantes los centros eruptivos
basálticos que los andesíticos y dacíticos (Meriggi et al., 2008).
Cerrando la cuenca de México, en la porción este, el vulcanismo Cuaternario del
cuarto pulso se ve reflejado en los aparatos volcánicos de la Sierra Nevada,
compuesta por los bien conocidos volcanes Iztaccíhuatl, Popocatépetl, Monte
Tlaloc, Telapón y otros menores. Esta sierra se caracteriza por un vulcanismo
andesítico, dacítico y riolítico con una orientación N-S. Desde una perspectiva
volcánica, el Iztaccíhuatl tiene una etapa más compleja, que implica construcción y
destrucción de conos y domos durante toda su edad, de apenas 0.9 Ma. Al sur, se
encuentra el más joven de los componentes de la Sierra Nevada, que es el
Popocatépetl. Este estratovolcán se desarrolla en un diámetro de 25 Km con una
orientación NE-SO y una edad de 0.75 Ma, y así como el Iztaccíhuatl, está formado
por varios centros eruptivos, siendo el primero el volcán Tlamacas, localizado al
norte de la actual cima; seguido del volcán Nexpayantla, con una dirección
preferencial al NO; siguiéndole el volcán Ventorrillo, el cual cubre el flanco SO; por
último, le sigue el actual edificio, que tiene una edad de 22,000 años. Todos estos
edificios comparten una composición dacítico-andesítica (Delgado et al., 2017). En
la región norte se encuentra el volcán Telapón, el cual está formado por dos
principales eventos, uno inferior de características andesítico-dacíticas, ocurrido
entre 1.03 Ma y 0.65 Ma, y un evento superior, que destaca por su contenido
dacítico-riolítico, emplazado inmediatamente después del inferior, hace
aproximadamente 0.65 Ma y 0.35 Ma (García y Martínez, 2011).
Continuando en el estado de Puebla, un pico de la actividad volcánica más
evolucionado se encuentra dentro del complejo volcánico Tulancingo-Acoculco. Los
eventos pre-caldera, colapso de caldera y actividad post-caldérica tuvieron lugar
desde hace 1.7 Ma hasta los 0.8 Ma. El inicio de la actividad pre-caldera es de
carácter andesítico-basáltico, situado al norte; posterior a este, vino un episodio
dacítico distribuido al centro y este del complejo; posterior, le sigue una actividad
basáltica que formó una extensa meseta. El colapso de la caldera de Acoculco tuvo
lugar en algún momento de su historia entre los 1.4 Ma y 1.26 Ma; seguido de ello,
hubo un reajuste de presión en la cámara magmática que implicó una ligera
resurgencia en su flanco oeste, generando un conjunto de fallas normales
escalonadas con dirección E-O (Gutiérrez y González, 2016). En la parte este del

21
estado, en las cercanías de los estratovolcanes Cofre de Perote y Pico de Orizaba,
se encuentra la caldera de Los Humeros, y debido a su juventud, presenta potencial
geotérmico. La primera actividad volcánica tuvo un carácter andesítico-basáltico,
aproximadamente hace 3.6 Ma, posteriormente, con un volumen de 113 Km3 y con
un magmatismo predominantemente riolítico, la ignimbrita Xáltipan ocasionó el
colapso de la caldera aproximadamente hace 0.46 Ma, y como es acostumbrado,
en la fase post-caldérica se emplazaron algunos domos silícicos, acompañado de
la emisión de otra ignimbrita, causando, dentro de la misma caldera el colapso de
otra caldera, denominada Los Potreros, todo esto en un lapso de 200,000 años. Por
último, estas emisiones dieron paso a la formación de otra caldera, denominada El
Xalapasco (Andaverde et al., 1993).
En la parte más remota de la FVTM, dentro del estado de Veracruz, se encuentra el
complejo volcánico Las Cumbres. Con una orientación NE-SO, limitado al norte por
el volcán Cofre de Perote y al sur por el aún activo Ciltaltepetl, este complejo
volcánico está dividido en 4 etapas. La más antigua data de hace aproximadamente
0.6 Ma, formada por flujos andesíticos procedentes del ahora conocido
estratovolcán Las Cumbres; la segunda fase la inició el colapso de este
estratovolcán, alterando su morfología y produciendo depósitos de avalancha,
derrames y depósitos piroclásticos que acumulan, como mínimo, 50 Km3; el tercer
evento destacable es de carácter ácido, debido a la extrusión de la ignimbrita
Quetzalapa, y del domo dacítico Chichihuale, aproximadamente hace 0.4 Ma; la
cuarta etapa inició hace 0.2 Ma, siendo dominante una actividad monogenética
manifiesta por unos conos de escoria con orientación NE-SO (Rodríguez, 2005).
(Figura 4).

22
Figura 4. Distribución espacial del cuarto pulso o episodio en la conformación de la Faja Volcánica
Transversal durante el Pliocuaternario, extendiéndose hasta la actualidad [(modificado de Gómez
Tuena y otros (2005)].

La extensión del área de estudio se corresponde espacialmente con el primero,


tercero y cuarto de los cuatro pulsos o episodios de conformación de la FVTM. A
continuación, se muestra un mapa con las distintas edades concurrentes en la zona
de interés (Mapa 2).

23
Mapa 2. Mapa de edades en el área de estudio.

24
Objetivos.

Objetivo General:
Realizar una caracterización geológica a semidetalle de la porción noroeste del
Estado de México, en el área que comprende la extensión de las cartas E14A17,
E14A18, F14C87, F14C88.

Objetivos Particulares:
- Establecer la distribución y límites de las diferentes unidades geológicas-
geomorfológicas concurrentes en el área de estudio.
- Caracterizar las distintas unidades geológicas-geomorfológicas presentes en el
área de estudio mediante la integración de información cartográfica, morfotectónica,
y magnetométrica.
- Realizar una clasificación de las geoformas correspondientes a los edificios
volcánicos distribuidos en el área de estudio y un análisis morfométrico de los
mismos por medio de análisis cartográfico semidetallado.
- Elaborar cartografía geológica-geomorfológica a semidetalle del área de estudio.

25
III. Metodología.
Para llevar a cabo este estudio, se realizó una compilación y análisis de las
diferentes fuentes bibliográficas (artículos de investigación, tesis de Grado, reportes
técnicos, etc.) relacionadas al área de interés, a fin de conocer los antecedentes de
investigación relativos a la caracterización geológico-geomorfológica de la zona en
particular, considerando la extensión de las cartas E14A17, E14A18, F14C87,
F14C88 (INEGI, 2014 y 2015).
Las geoformas concurrentes en el área de estudio se estudiaron siguiendo tres ejes
principales de investigación, que son la caracterización geológico-geomorfológica,
la morfometría y la tipología volcánica y el agrupamiento de los aparatos. Para
realizar el análisis se utilizaron insumos cartográficos tales como conjuntos de datos
vectoriales escalas 1:250,000, 1:50,000 y 1:25,000 de topografía, geología (tipos
litológicos), hidrografía superficial, vegetación y usos del suelo, magnetometría y
geoquímica (INEGI, SGM,). Se generó, además, un Modelo Digital de Elevación
mediante la conversión digital de información en formato .bil a .asc (ASCII -
American Standard Code for Information Interchange), para después ser
reconvertido a un ráster nominal con una resolución de 15 m por lado (225 m 2 por
píxel), del cual se obtuvieron curvas de nivel a 10, 20, 50 y 100 m, mapas de
pendientes de la zona en grados y porcentajes, mapa de orientaciones, mapa de
direcciones de flujo, la derivación y caracterización de la red hídrica local, mapa de
lineamientos, mapas de densidad de fracturamiento y drenaje y un sombreado
digital del terreno (hillshade), para efectos de análisis y caracterización cartográfica
(Aguiló et al., 2004; Grosse et al., 2012).
El análisis morfológico consistió en la identificación de las diversas geoformas por
medio de sus rasgos físicos primarios (topográficos, pendientes y sistema de
drenaje), cuyo estudio y caracterización permitieron identificar y delimitar unidades
que representan procesos morfogenéticos y morfodinámicos volcánicos
específicos, de manera que pueden ser diferenciados de otras unidades
morfológicas espaciales adyacentes. Para coadyuvar a la interpretación, se
utilizaron la red hidrográfica local derivada del MDE, el mapa de lineamientos, y la
carta magnetométrica, para identificar una temporalidad relativa entre los eventos,
el emplazamiento de los ambientes de depósito, la distribución de las geoformas y
de los edificios volcánicos y los procesos de erosión secundarios. Cada dominio
morfológico se caracterizó, entonces, por presentar una identidad morfogenética
específica, la cual se describe por medio de sus rasgos físicos primarios (extensión
en superficie y perímetro), los patrones de drenaje y relieve distintos a los demás
dominios y las secciones geológicas correspondientes (Fraustro, 1995; Aguiló et al.,
2004).
Considerando que algunos dominios morfológicos albergan a su vez diversas
geoformas volcánicas, se plantea que dichas relaciones pueden atender a procesos
generadores de emplazamiento de magma específicos (procesos constructivos de

26
geoformas volcánicas), asociado con tendencias de lineamientos volcánicos en
direcciones preferenciales, las cuales responden a una estructura regional de primer
o segundo orden, así como procesos exógenos secundarios que culminan con una
expresión propia de un dominio morfoestructural volcánico, al menos en una porción
considerable de la extensión del área de estudio. Para realizar el análisis
morfométrico de los edificios volcánicos presentes en el área de estudio, en
particular los ubicados dentro de la extensión del Campo Volcánico Jilotepec, fue
necesario definir la extensión de estos como entidades individuales
independientemente de que estos sean geoformas simples, compuestas o
complejas. Este criterio es clave para la magnitud de los parámetros morfométricos
a considerar, debido a que los límites en la extensión de un edificio volcánico es una
cuestión difícil y subjetiva, ya que la respuesta depende de la definición de la forma
del edificio que se utilice (Francis y Hoppenheimer, 2004; Bishop, 2009; Grosse et
al., 2012).
Los estudios morfológicos de edificios volcánicos se han enfocado principalmente
en caracterizar las geoformas mediante el análisis de los parámetros morfométricos,
incluyendo altura del aparato (HCo), diámetro basal (DCo), diámetro del cráter (DCr)
y sus relaciones (HCo / DCo o DCr / DCo), así como la elongación del aparato y sus
pendientes internas y externas (Wood, 1980). Debido a que los volcanes se elongan
en una dirección preferencial y se alinean con otros centros eruptivos, se analizaron
estás relaciones (Hasenaka y CarMichael, 1985; Rodríguez et al., 2010). Para este
estudio los parámetros morfométricos que se analizaron fueron el diámetro basal,
diámetro del cráter, en caso de encontrarse aún presente, altura, elongación y la
relación HCo / DCo (Vesperman y Schminke, 2000; Inbar y Risso, 2001; Francis y
Oppenheimer, 2004; Schminke, 2004; White y Ross, 2011; Kereszturi and Németh,
2012).
Se obtuvieron un mapa de lineamientos, un mapa de densidad de fracturamiento y
un mapa de densidad de drenaje, con el objeto de observar y valorar las condiciones
de deformación de las distintas unidades geológico-geomorfológicas, asociando
este fenómeno a las zonas de mayor deformación tectónica, correspondiente a las
fallas geológicas y en su caso, a los plegamientos de las rocas sedimentaria.
El objetivo de presentar un mapa de densidad de fracturamiento es expresar de
manera gráfica la distribución de la concentración de las rocas más deformadas o
alteradas por procesos tectónicos dentro del área de estudio, sin necesariamente
tomar en cuenta la profundidad del fallamiento, su intensidad, ni su condición activa
o inerte. Dicho mapa de densidad de fracturamiento fue obtenida de acuerdo a la
siguiente expresión (Nieto Samaniego et al., 2005):

27
1 𝐿𝑖 2
[𝐷 = ( ) ∑ ( ) ]
𝐴 2

donde:
D= Densidad de fractura.
A= Área.
Li= Longitud.

Se entiende la Densidad de drenaje, Dd, como la relación entre la longitud total de


los cauces de una cuenca y el área en la cual se encuentra desarrollada la misma,
expresado de la siguiente forma (Cruz y Tames, 1983):

𝐷𝑑 = 𝐴/𝐿
donde:
A= Área de la cuenca.
L= Longitud total de los cauces.
Las unidades de esta ecuación utilizadas fueron Km 2/Km. Se trazó un polígono del
área de estudio y se dividió en rectángulos de 2.4636 Km2. Posteriormente se hizo
el computo de la distancia total de los cauces dentro de estos rectángulos, para así
someter estos datos a un proceso de interpolación por el método de Krigging,
obteniendo así los valores de densidad de drenaje clasificados en 6 estadios.
El trabajo de campo tuvo como objetivo el reconocimiento, verificación e
interpretación de los dominios morfológicos y la tipología volcánica clasificada de
manera remota mediante el análisis cartográfico. Para realizar la verificación se
realizaron varias visitas a campo, durante las cuales se recorrió el área de estudio
en su generalidad y se ascendió a geoformas con elevaciones considerables para
tener una vista panorámica.
Por último, se realizaron varias composiciones cartográficas representando los
principales rasgos morfológicos de interés, así como la edición de un mapa tectónico
y un mapa geológico-geomorfológico a semidetalle del área de estudio. El diagrama
general de procesos que describe la metodología del presente estudio se presenta
en la figura 5.

28
Figura 5. Diagrama general de procesos de la metodología.

29
IV. Descripción y Caracterización Geológica a semidetalle del área
de estudio.

Ignimbrita Amealco.
La caldera Amealco es la responsable de la ignimbrita depositada en el área de
estudio. Esta es una estructura de aproximadamente 11 Km de diámetro, cuya
porción al sur fue desplazada por acción del graben de Acambay, mientras que en
su parte norte el desplazamiento ocurrió por el sistema de fallamiento normal
Epitacio Huerta. El sistema de fallas Taxco-San Miguel de Allende está presente en
la misma zona, sin embargo, este no tiene efecto en el edificio, debido a que este
tiene un origen laramídico y la caldera presenta un origen pliocénico (Aguirre y
McDowell, 1999).
El depósito de ignimbritas localizado al noroeste del Complejo Volcánico Ñadó
corresponde a la fase efusiva de la formación de la caldera dividida en dos
miembros; el primero es conocido como ignimbrita Amealco, y consiste de una
ignimbrita con intercalaciones traquiandesitica y traquidacitica, depósitos de caída
y flujos de lodo; el segundo, corresponde a una pumita variante de flujo y de caída
con depósitos epiclásticos. En el extremo noroeste, rodeando al volcán el Tepozán,
se encuentra un depósito correspondiente a la formación y posterior colapso de la
caldera (Verma et al., 1991) (Mapa 3).

30
Mapa 3. Distribución espacial de la Ignimbrita Amealco.

31
Complejo Volcánico del Ñadó.
El Complejo Volcánico Ñadó (CVÑ) está compuesto por tres secuencias. La primera
de ellas, denominada secuencia pre-Ñadó se conforma de lavas de diferente
composición que rodean al edificio principal. Al sureste, se encuentra el conjunto de
domos riolíticos La Florida, que presentan un intenso fracturamiento, probablemente
como resultado de un proceso de enfriamiento y de deformación por la actividad
continua del sistema de fallas Acambay. Al suroeste, se encuentra la andesita
Shaxni, la cual puede tratarse de un tipo de vulcanismo fisural, el cual presenta
lajeamiento y en algunas partes se comporta de manera masiva. El último miembro
de esta secuencia es el Basalto San Pedro, localizado al oeste del edificio principal.
Sus derrames tienen dos direcciones, una principal al sur y otra con dirección NO
(Cabrera Román et al., 2019).
La segunda secuencia, la Ñadó, está dada por un vulcanismo ácido dividido en dos
unidades, la Dacita Ñadó y el denominado Domo Pelón. La primera es la unidad
más importante, ya que es la constituyente del edificio principal; está compuesta por
derrames de lavas dacíticas radiales masivos y muy intemperizados. El Domo Cerro
Pelón representa el último evento efusivo del CVÑ; presenta lajeamiento, de textura
porfídica y su mineralogía incluye plagioclasa, apatito, ortopiroxeno y biotita
(Cabrera Román et al., 2019).
La última secuencia, de nombre Post-Ñadó, la compone un vulcanismo andesítico-
basáltico que tiene lugar en la parte sur del complejo, conocida como Cañada del
Gallo. Su distribución es semicircular. Los estudios de fechamiento a las unidades
representativas indicaron que la riolita La Florida es la unidad más antigua, con una
edad correspondiente al Oligoceno (30.81±0.17 y 31.71±0.27 Ma) (Cabrera Román
et al., 2019).
Los domos de La Florida presentan una sucesión en la cual se pueden apreciar dos
centros eruptivos, uno al NO y otro al SE. Del primero se contabilizaron hasta seis
probables extrusiones de material. Actualmente se encuentra altamente
intemperizado, por lo que la cima se presenta con pendientes muy suaves y los
frentes de derrame con pendientes superiores a 32° en algunas partes,
principalmente en aquellas que desarrollan patrones de drenaje dendrítico.
El vulcanismo de Shaxni muestra pendientes muy suaves, exceptuando algunas
partes, que han sido sumamente erosionadas fluvialmente, y lo que se distingue
como una fisura de extrusión (de este punto a las zonas más bajas hay una
diferencia de altura de 200 metros aproximadamente). Al norte de Shaxni se
encuentra el Basalto San Pedro, cuya estructura de flujo en uno de los dos centros
eruptivos muestra una forma lobular en los frentes de lava. Se contabilizan hasta 6
flujos que recorrieron hasta 3 Km desde su punto de origen. El primer centro está
ubicado al oeste, el segundo, al este, (con menos flujos y menor cantidad de
material desplazado que su similar), posee una forma característica de horseshoe,
la cual abre hacia el sur. El primer centro presenta una altura de 150 m, mientras

32
que el segundo, incluyendo el flujo más distal, tiene una altura de 400 m. Los flancos
de los flujos de lava desarrollan las pendientes más fuertes, así como la herradura
distinguida, los cuales tienen más de 32° de inclinación.
El edificio principal del CVÑ posee una vegetación muy densa, con pendientes muy
abruptas. La red hídrica es radial centrifuga, la cual, conforme se aleja del edificio
se vuelve dendrítica con múltiples direcciones de salida. Los drenajes de la porción
este alimentan a la presa San Idelfonso en dirección SE, mientras que la red fluvial
del restante norte alimenta a los cuerpos de agua orientados hacia la parte NO. En
la parte sureste del CVÑ se encuentra la presa Ñadó (Mapa 4).

33
Mapa 4. Distribución espacial del Complejo Volcánico Ñadó.

34
Ignimbrita Huichapán-Donguinyó.
El complejo calderico Donguinyó-Huichapan es una estructura de 10 Km de
perímetro que está compuesta por el sobreposicionamiento de dos calderas cuya
génesis presenta una diferencia de 0.8 Ma. Una de ellas es Donguinyó, con una
evolución magmática basáltica-andesítica a traquidacitica, causante de la ignimbrita
Donguinyó, la cual tuvo una distribución E-O, por todo el flanco norte que yace sobre
rocas mesozoicas caracterizadas por ser depósitos de bajo grosor. La segunda
caldera tuvo origen en el Zancleano, dentro del Plioceno; esta es Huichapan, una
caldera asociada a una fase de incrementó en la actividad efusiva, la cual se
distingue por un magmatismo más ácido, consistente en un enriquecimiento
distintivo de cuarzo y sanidina (Aguirre Díaz y López Martínez, 2009).
La ignimbrita Huichapan tiene una distribución casi radial, aunque se desconoce la
totalidad de su distribución, debido a la susceptibilidad de la roca a factores externos
como el intemperismo y la posterior actividad del Campo Volcánico Jilotepec. Sin
embargo, se estima que superó en algún momento los 60 Km de distancia desde
su origen. La extrusión de esta ignimbrita dio paso al colapso de la caldera, con una
diferencia de tiempo poco significativa. Los depósitos de la ignimbrita Huichapan
dentro del área de estudio están representados por horizontes de espesores
superiores a los 10 metros al NE del volcán La Joya, de coloraciones claras, poco
consolidados; en su base aumenta la presencia de cenizas estratificadas lapilli y
líticos (Silva Mora, 1997)
Esta Ignimbrita tuvo lugar al momento de formarse la caldera con el mismo nombre,
parte del Complejo Caldérico Donguinyó-Huichapan. Está constituida por dos
miembros principales, el primero es un material riolítico que tuvo poco alcance,
mientras que el segundo es la capa de ignimbrita pobremente soldada y
extensamente distribuida, que logró alcanzar hasta 60 Km de extensión (Aguirre
Díaz y López Martínez, 2009).
En la zona de estudio, la Ignimbrita Huichapán-Donguinyó se encuentra emplazada
en una escaza porción al norte del Campo Volcánico Jilotepec (CVJ). Sobreyacen
a esta los productos del CVJ. En la generalidad, presenta una pendiente muy baja,
la cual hace favorable la formación de cuerpos de agua pequeños y en la periferia
el desarrollo de drenaje fluvial sin bifurcación (Mapa 5).

35
Mapa 5. Distribución espacial de la Ignimbrita Huichapán-Donguinyó.

36
Volcán La Joya.
Localizado en el extremo noreste del área de estudio, el volcán La Joya es un
estratovolcán que presenta una severa erosión, así como un fallamiento con
orientación NE-SO. Posee un cráter abierto ligeramente hacia el SE. Ésta
estructura, de 11 Km de diámetro, aparte de la apertura de su cráter, presenta un
derrumbe al SO, muy cerca del poblado de Xiteje de la Reforma, a una altura no
mayor a 700 m (Silva Mora, 1997).
El edificio principal del volcán está formado por el sobreposicionamiento de
derrames de lava andesítica con intercalaciones de brechas autóctonas; en su
interior, en la localidad identificada como Rancho La Joya, esta secuencia se
encuentra sobreyaciendo un depósito de ceniza poco consolidada, en diferentes
tonalidades. Este depósito de cenizas también se encuentra en las cercanías del
volcán (Silva Mora, 1997). Las pendientes más abruptas están desarrolladas al
interior del edificio. La estructura del flanco NO tiene las pendientes más regulares,
sobrepasando solo en algunas partes los 44°. Hacia el exterior del edificio, las
pendientes son muy variadas, lo cual es un elemento auxiliar para la identificación
de los derrames de lavas constituyentes, los cuales son más de diez.
Debido a su particular forma se logran desarrollar dos estilos de patrones de
drenaje; uno centrípeto, que posteriormente descarga en la presa Endhó, y otro
dendrítico, que se desarrolla al exterior del edificio y toma dos direcciones, una al
norte y otra al sur, desembocando ambas en la presa mencionada.
Su particular forma dio pie a que sea descrito como una caldera, con posibles
derrames de ignimbrita de composición riolítica y andesítica, que tuvo un origen a
finales del Mioceno; estos derrames tienen intercalaciones con depósitos de ceniza
y lapilli de pómez, con un nombre asignado de Caldera Santa María Macua (Suárez,
2006) (Mapa 6).

37
Volcán Xithí.
Vecino a La Joya, en el extremo noreste del área de estudio, el volcán Xithí presenta
algunas similitudes con el primero, principalmente de orden estructural. Está
compuesto por una secuencia de brechas alternada con lavas andesíticas
sobreyacientes a derrames piroclásticos riolíticos. La primera secuencia es más
abundante en las partes superiores. Debido a su posición y a sus características
estructurales y estratigráficas con relación a la secuencia emitida por el vulcanismo
del Complejo Calderico Huichapan-Donguinyó, ambos edificios yacen sobre esta.
Se considera que La Joya y Xithí son contemporáneos, o que la diferencia de edad
es muy corta, teniendo lugar en el Mioceno Tardío (Silva Mora, 1997).
Aunque se encuentra muy erosionado, Xithí es un estratovolcán de dimensiones
importantes. Su cráter de colapso se encuentra orientado al este. En lo circunscripto
al área de estudio, aparenta ser la zona que menos ha sufrido procesos erosivos, y
logra alcanzar desde los 800 a 2,800 m desde el nivel de superficie. Las zonas de
mayor pendiente son, naturalmente, los flancos de los flujos, los cuales desarrollan
una red hídrica mediante patrones dendríticos en dos direcciones, hacía el interior
del cráter y hacia el sur de Xithí, desembocando en la presa Endhó.
El volcán de Xithí es de una naturaleza muy explosiva, lo cual se evidencia en su
parte SO, la cual está destruida. Gracias a ello, se logran vislumbrar 14 horizontes
de brecha de composición andesítica, con espesores que no son superiores a un
metro y grado de compactación considerable; su matriz es predominantemente de
ceniza gruesa con la presencia de escorias (Silva Mora, 1997) (Mapa 6).

38
Mapa 6. Distribución espacial de los volcanes La Joya y Xithí.

39
Volcán Decandejé.
El Decandejé es un volcán con derrames andesíticos y dacíticos, con una coloración
característica verde a la intemperie, y en roca sana posee tonos grisáceos. Por su
cercanía al Complejo Volcánico Ñadó, se le considera perteneciente a la secuencia
pre-Ñadó (Cabrera Román et al., 2019); sin embargo, merced a sus dimensiones,
se le ha dedicado un apartado.
De edad miocénica, este cuerpo presenta una severa erosión y una orientación
dada por sus ejes dominantes NO-SE y NE-SO. Su base tiene un diámetro de 10
Km y el cráter es de forma elíptica. Su altura es de 460 m desde la base. En general,
este volcán está formado por bloques inclinados hacía el NE, NO y SE; por su
cercanía a la falla principal del graben de Acambay, la orientación de sus fallas y su
edad, se le atribuye a que está directamente influenciado por el graben (Silva Mora,
1997).
Ubicado dentro del municipio de Aculco, el Decandejé hospeda al norte la cabecera
municipal, al noreste al ejido de San Jerónimo y en su interior al núcleo del mismo
nombre de apenas 88 habitantes. La red hídrica desarrolla patrones dendríticos de
segundo y tercer orden que desembocan en cuerpos de agua intermitentes a su
alrededor, siendo el de mayor tamaño la presa Ñadó (Mapa 7).

40
Mapa 7. Distribución espacial del volcán Decandejé.

41
Campo Volcánico Jilotepec.
La configuración general de un campo volcánico se caracteriza por tres factores
contundentes, que son la asociación a ambientes tectónicos de subducción, rift e
intraplaca, asociados a vulcanismo de mayor tamaño, tales como calderas,
estratovolcanes y volcanes en escudo, encontrando su espacio en los flancos o en
las áreas circundantes a estos sistemas mayores. A diferencia de estos, los edificios
componentes de los campos volcánicos son monogenéticos y presentan un periodo
de vida más corto. Aun así, un campo volcánico puede permanecer activo por unos
cuantos millones de años (Valentine y Connor, 2015).
El llamado Campo Volcánico Jilotepec (CVJ) se encuentra localizado entre los
estados de México e Hidalgo. Cubre casi la totalidad del municipio de Jilotepec, así
como una parte considerable de los municipios de Polotitlán, Aculco y Soyaniquilpan
de Juárez, y en menor medida, abarca también los municipios de Nopala de
Villagrán, Chapatongo, Tula de Allende, Acambay y Timilpan. Está limitado
geológicamente por vulcanismo de mayor tamaño al norte por la caldera compuesta
Huichapan-Donguinyó, al noreste por los estratovolcanes La Joya y Xithí, al este
por un vulcanismo indiferenciado del Mioceno, al sur y suroeste por el producto de
la actividad del graben de Acambay, y finalmente, al noroeste por el estratovolcán
Ñadó. Se compone por 96 volcanes monogenéticos de composición básica y un
complejo de domos denominado Complejo de Domos Dedeni-Dolores (CDDD),
ubicado éste en su porción central, de composición intermedia-félsica. Dentro de
sus 1091,43 Km2, el Campo Volcánico Jilotepec alberga varios poblados
importantes y de alta densidad poblacional, siendo los más importantes Jilotepec
(cabecera municipal), los poblados de Canalejas, San Miguel de la Victoria, San
Martín Tuchicuitlapilco, San Juan Acazuchitlán y Dedeni de Dolores, al interior del
municipio Jilotepec; por su parte, en Soyaniquilpan, el pueblo de San Juan Daxthí;
en el municipio de Polotitlán, solo se encuentra la cabecera municipal en las faldas
de Cerro Gordo, también parte de dicho campo volcánico (INEGI, 2009 a y b).
Los volcanes monogenéticos correspondientes al CVJ presentan, en su
generalidad, una menor elevación que los domos. Los primeros presentan una
altura máxima típica de unos 140 m aproximadamente, mientras que el Domo El
Pelón, perteneciente al CDDD tiene una altura de 520 m desde uno de sus derrames
distales. No se cuenta con estudios de datación o geocronología específicos de la
zona, sin embargo, se presume que la edad obtenida en la ignimbrita Huichapan, la
cual presumiblemente se depositó durante el Zancleano (Plioceno Inferior) es la
misma que corresponde al CVJ (Aguirre Díaz y López Martínez, 2009).
El patrón de drenaje predominante en la zona posee una orientación marcada al
noroeste. Se trata de una red dendrítica que alcanza cursos de tercer y cuarto orden
que transcurren en un continuo de pendientes suaves y alimentan a la presa de
Huapango, a unos 2,630 m.s.n.m. (Suárez, 2006) (Mapa 8).

42
Campo Volcánico Jilotepec
Campo Volcánico Jilotepec 51 El Paye
1 Maxhidó 52 Las Cruces
410000 420000 430000 440000 450000 2 Cerro Gordo Polo�tlán 53 La Liga
3 Santa Lucia 54
4 Cerros Blancos 55 La Leña
5 Las Atarjeas 56 Los Caballos
# # 0000
2222 6 Humini 57 Arroyo Colorado

2244
#2 # 8
# 20 21
7 Acazuchitlantongo 58 Durazno de Guerrero

0000
# # 19
8 El Burro
9 El Campamento
59
60
La Quemazón
El Chico
6
3 16 17 10 El Ahuizote 61 Los Pinos
# 4
# 9 # 11 El Jacinto 62 El Pelón II
10 #13 12 La Mula 63 Quelites
#
# 14 #
13 Las Maravillas
14 Santa Fe
64
65
Xotojay
El Foco
# 5 11 # 18
0000
15 El Prieto 66 Ahuizote

#1 7 12 15
# 2266 16 Cithini 67 Daxthi
#
2230000

2230000
17 Presa Vieja 68 El Ahorcado
# # # 18 San Sebas�an 69 Barrancas
Acazuchitlán # # 37 # 55 # 64 19 El Márquez 70 Fondo
31 # 63

2600
2600
28 38
39 # 54 20 Ex Hacienda El Márquez 71 Quitate
## # 47 21 Ozocalpan 72 San Antonio
29 # 32 22 Loma San Jeronimo 73 Bonxhi

2600
22440000 B # 48
# 23 Tixhiñú 74 El Azafrán
27 24 La Soledad 75 La Toma

00
A
25
# 30
# 36 # 46

30
D
# 6566
25 La Concepción 76 Majuay
# 26 # 34 # # 26 El Caiste 77 Calpulalpan
# C # 45 # 27 El Colorado 78 El Loco
23
#57 58 # 67 28 La Cañada 79 San Vicente
#

22220
33 60 29 Matlabat 80 El Bero

000
61
22 24 # # 43
53
# 59 # # 30 La Bellota 81 Yonzoni

# # 35 40
# 42 49 #
51
#
31 El Pilón
32 Santa Rosa
82
83
Don Rodolfo
La Goleta
# # #50 # 56 # 62 33 La Corona 84 Vistahermosa
68
# 34 Jurica 85 El Solitario
2220000

2220000
41 44 52 # #
# # ## 35 El Comal 86 Luis Marín
73
83 #
36 La Lagunilla 87 El Apelotado
72 # 84 #
37 El Panteón 88 El Juego

70 # 75 76 # 78 # # 38 San Isidro 89 La Escoba


#
69 # 80 82 #
39 El Calicanto 90 Loma Tothé

# #
40 Chivato 91 Las Chableas
85
71 77 # 79 #
41 La Venta 92 San lorenzo Octeyuco

# 74 81
42 Tachucuitlapilco 93 Xidenxhi

# 43 San Mar�n 94 Loma Don Pancho

2266
44 Los Cuzdas 95 Las Norias

0000
45 El Reto 96 San José
22660000 Complejo De Domos Dedeni Dolores
# 46 el Tecolote
47 Los Mazatetes A Domo el Pelón
# 91 48 El Ojo B Domo la Virgen
89
# 49 La Soledad Oeste C Domo Dedeni
87
88#
# 50 Cerro Colorado D Domo San Lorenzo
90
#
2210000

2210000
86
Simbología
# Edificios Volcánicos
# 93 # Edificios Volcánicos Representativos
92 Perímetro Edificios Volcánicos
# Perímetro Domos
# 94 Curvas de Nivel

¯
Kilómetros
# 95
0 4 8
# 96 Caracterización Geológica a
Semidetalle de la Porción Noroeste
del Estado de México

410000 420000 430000 440000 450000 José Antonio Flores López

43
Complejo de Domos Dedeni-Dolores.
Dentro del Campo Volcánico Jilotepec (CVJ) se desarrolla un grupo particular de
domos, los cuales presentan una mayor altura a los habituales conos de escoria
presentes en un campo volcánico, aparentan una edad más antigua, así como una
composición diferente. El Complejo de Domos Dedeni-Dolores (CDDD) está
ubicado en la parte central del Campo Volcánico Jilotepec y se encuentra formado
por cuatro domos de composición variable entre riolita y andesita (Suárez, 2006).
La primera unidad identificada dentro del CDDD es el Domo La Virgen. Ubicado al
noroeste, tiene una altura aproximada de 250 m.s.n.m., se encuentra constituido por
riolitas, cuyos flujos presentan una dirección dominante al NO y se encuentra
sobreyaciendo a los derrames del volcán Nopala (Suárez, 2006). Sus pendientes
son muy suaves, no mayores a 18°, exceptuando la zona de contacto con el Domo
El Pelón, zona que denota procesos de erosión hídrica con dirección N en la parte
central, y en la cima, en la cual se aprecia el desarrollo de un “tapón”, estructura
característica de los domos tipo plug. Presenta un patrón de drenaje dendrítico, que
alimenta a la lejanía cuerpos de agua de pequeño y mediano tamaño.
El Domo San Lorenzo se encuentra al sureste del CDDD. Este domo posee la menor
altura (170 m) de todos los cuatro domos de composición andesítica presentes en
el área. Se aprecia en él un lajeamiento severo y pseudoestratificación uniforme con
las líneas de configuración estructural, dadas por las curvas de nivel, cuyas
direcciones van del NE, E, SE y S a partir del centro del domo. Sobreyace a la
Ignimbrita Huichapan, un derrame del volcán Nopala (Suárez, 2006).
El Domo Dedeni está situado al sur del CDDD, siendo el más cercano a la carretera
México-Querétaro (de hecho, uno de sus derrames hace contacto con dicha
carretera). Es de composición intermedia. Presenta coloraciones rosadas que
varían a diversos tonos de gris y se encuentra formado por una secuencia de diez
flujos de lava emitidos en diferentes direcciones, en un área de unos 15.19 Km2.
Sus diámetros son de 14,399.94 m2, el mayor, y el menor de 8,417.87m2. Al sur se
aprecia un contacto entre los productos de este domo y el Domo San Lorenzo, en
el cual un material fino, de coloración más marcada y brillante, sobreyace a otro
material, igualmente fino, de tonalidades blancas.
El Pelón es un domo andesítico que está ubicado en el oeste del CDDD y sobreyace
a todos los domos mencionados anteriormente. Es el de mayor extensión, aún
incluso sin contar dos derrames que alcanzan a distribuirse hasta por 4.47 Km
respecto a su base. Tiene una altura de 400 m y presenta rocas con una textura
porfídica compuesta principalmente de piroxeno y plagioclasa (Suárez, 2006). Los
patrones de drenaje en sus laderas son dendríticos y tienen tres direcciones
preferenciales, hacía el NO y SO, donde se encuentran las pendientes más suaves,
y con dirección al SE, la cual desemboca en el contacto de los domos Dedeni y San
Lorenzo.

44
Se tiene reportado que dentro del CDDD existen bancos de materiales de grava y
arena resultado de flujos piroclásticos. El Domo La Virgen es el único de
composición riolítica rodeado de flujos provenientes del Domo San Lorenzo, Cerro
Pelón, y en menor cantidad, del Rosal y Dedeni. El tectonismo regional tiene una
dirección NO-SE (Suárez, 2006). Como observación, la sobreposición de las cartas
magnéticas y topográficas correspondientes indica un cambio en la intensidad
magnética, aunque esta solo se reseña como un cambio litológico (Mapa 9).

45
Mapa 9. Distribución espacial de los domos que conforman el Complejo de Domos Dedeni Dolores.

46
Producto del trabajo de campo, se describen dieciséis edificios volcánicos
localizados en la extensión que ocupa el Campo Volcánico Jilotepec (Mapa 8).
Dicha descripción incluye aspectos sobre su morfología, tectónica, implicaciones y
relaciones con otros edificios volcánicos y otros rasgos geológicos de interés a
niveles locales y regionales, morfometría (Tabla 1) DCo (Vesperman y Schminke,
2000; Inbar y Risso, 2001; Francis y Oppenheimer, 2004; Schminke, 2004; White y
Ross, 2011; Kereszturi and Németh, 2012) y composiciones con ortofotos y
pendientes y sombreados digitales (hillshades) obtenidos del Modelo Digital de
Elevación (Figuras 6 a la 22).

Volcán Xidenxhi:
Localizado en la parte sureste del Campo Volcánico Jilotepec, el volcán Xidenxhi
alberga a la comunidad de Villa de Canalejas y en su cima se encuentra la iglesia
de la Virgen de la Piedra. Se trata de un cono de escorias simétrico, de composición
básica, que presenta al noreste un banco de materiales, mismo que no representa
peligro para las urbanizaciones circundantes. Los diámetros menor y mayor y
elongación del cono, número de cráteres visibles son los parámetros morfológicos
a los cuales fue sometido; el diámetro menor y mayor de cráter no fueron
considerados debido a la intervención antropogénica. Tiene un diámetro mayor de
base de 1030.57 m y uno menor de 661.77 m, dando como resultado una elongación
de cono de 1.557; en cuanto al cráter, sus diámetros mayor y menor son de 165.11
m y 111.64 m respectivamente.
El computo de su elongación lo clasifica como un edificio volcánico subelíptico con
dirección preferencial SO-NE. A pesar de presentar una forma muy simétrica, su
lado preferente de extrusión fue por el flanco noreste y no se consideró el derrame
denotado por las curvas de nivel y mapa de grises como parte del edificio. Un
estudio previo señala que este aparato cuenta con una pendiente de 55°, una altura
de 90 m.s.n.m. y un volumen de 0.000113 Km3. Los datos obtenidos en este estudio
señalan que la máxima pendiente se encuentra en el sector sureste, en un rango
que va de los 24° a 32°. El volumen calculado fue de 0.024 Km3, con una altura no
mayor a los 90 m. Sujeto a la clasificación de domos propuesta por Páez (2016)
sobre la clasificación de conos de escoria, tomando en consideración su elongación
de 1.38, Xidenxhi se caracteriza como un cono subelíptico (Figura 6).

47
4 7 4 8

ilómetros
. . .

4 7 4 8

Figura 6: Composición con ortofotos que muestra al volcán Xidenxhi. Se aprecian en su cima la
iglesia de la Virgen de la Piedra y al oeste las urbanizaciones e infraestructuras cercanas.

Volcán Tixhiñú:
Tixhiñú se encuentra situado al noreste del Complejo Volcánico del Ñadó y está
rodeado de jagüeyes y algunas edificaciones pequeñas, como graneros e
instalaciones agrícolas. El ejido de San Jerónimo, al sur de su estructura, es el
núcleo poblacional más cercano al volcán. Presenta una forma simétrica cuya
elongación es 1.28, clasificándolo como subcircular. La simplicidad de su forma
denota pocos episodios de formación. Tiene una orientación NO-SE, con un frente
de lava más amplio al noroeste que al opuesto, aunque al sureste presenta un flujo
de materiales que recorrió una distancia aproximada de 829 m desde el cráter y 530
m desde su base, erigiéndose a escasos 120 m. La naturaleza basáltica de los
campos volcánicos, con contenidos del 60% al 40% de SiO2 (lavas andesíticas o
traquitas) y su forma, indican que se trata de un cono de escorias de forma anular,
rodeado por la Ignimbrita Huichapan. Debido a lo anterior, se interpretó como
perteneciente a una edad inferior, sin embargo, dada su cercanía, su forma y el
análisis petrográfico descrito en el único antecedente (Suárez, 2006), en el presente
trabajo se caracteriza como perteneciente al Campo Volcánico Jilotepec (Figura 7).

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444 44
44 444

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ilómetros
. . .

44 444

444 44

Figura 7: Composición con ortofotos que muestra al volcán Tixhiñú.

Volcán Cerro Gordo-Polotitlán:


Situado sobre la carretera México-Querétaro y albergando al pueblo de Polotitlán,
se encuentra el volcán Cerro Gordo. Su forma es la de un típico volcán en herradura
(horseshoe shape cone) que abre hacia el norte, misma dirección por la cual
presenta un colapso con un ligero basculamiento hacia el oeste. Su elongación de
cono es de apenas 1.24, mientras que la elongación del cráter apreciable llega a los
2.05, esto debido a su forma abierta. Los factores por los cuales un volcán en forma
de herradura presenta su característico cráter abierto son tanto exógenos como
endógenos (Páez, 2016). En el caso de Cerro Gordo, se presume que dicha forma
es consecuencia de la pendiente medianamente truncada del aparato, característica
debida a los previos flujos de lava de salida. Derivado de la sobreposición de la carta
magnetométrica con la carta topográfica, se aprecia una ligera anomalía en el área,
correspondiente a un material poco más resistente a la erosión que su alrededor. Al
norte se encuentra un cuerpo de agua. No es apreciable ningún patrón de drenaje
en las laderas del edificio (Figura 8).

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41 8 417

4
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4
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. . .

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Figura 8: Composición con ortofotos que muestra al volcán Cerro Gordo, evidenciando un típico
horseshoe shape cone.

Volcán Las Atarjeas:


Las Atarjeas se encuentra localizado a 10 Km de Polotitlán, al sureste de la
comunidad rural de Dañú y está rodeado de algunas áreas de cultivo y varios
cuerpos de agua en el edificio y sus aledaños. Presenta patrones de drenaje
ligeramente anulares de primer orden que se interconectan al norte y dan paso a un
drenaje dendrítico de mayor dimensión. Se trata del edificio de mayor tamaño de
todo el CVJ. Lo componen dos conos distinguibles, ambos con una dirección de
extrusión al SO. Su complejidad indica que pudo tener más episodios eruptivos que
los demás. El diámetro mayor del cono es de 3,550 m, su elongación es de 2, la
elongación promedio de los dos cráteres es de 1.83 y el complejo alcanza una altura
de 180 m.
Las pendientes son muy variadas. En las direcciones de los flujos SO, estas son
muy suaves, alcanzando un máximo de 12° de inclinación al sur, mientras que al O
no superan los 5°; en tanto, al flanco norte se logran vislumbrar pendientes
superiores a los 32° de inclinación, que es indicativo de un proceso de remoción en
masa ocurrido en esta zona, rasgo apreciable en la composición con la ortofoto
(Figura 9).

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4 4 4 4 4 4 7

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4 4 4 4 4
1

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. .
4 4 4 4 4

4 4 4 4 4 4 7

Figura 9: Composición con ortofotos que muestra al volcán Las Atarjeas. Hacia el norte, se
observan evidencias de un proceso de remoción en masa.

Volcán El Ahorcado:
El Ahorcado se localiza a un costado de la autopista Jilotepec-San Agustín, a la
altura del poblado de Soyaniquilpan. Al sureste se encuentra la comunidad de Vista
Hermosa, al suroeste las comunidades de Santa Cruz e Ignacio Zaragoza. Presenta
una orientación E-O y alcanza apenas los 120 m. La relación de los diámetros indica
que su elongación de cono es de 1.39. Se reporta como un cono cinerítico de escoria
y ceniza con predominancia de lapilli y presencia de bloques de lava básica (Suárez,
2006). En la cima se aprecia un colapso. Consecuentemente a ello y del
afloramiento y delimitación del cráter del volcán, de color rojizo (posiblemente
correspondientes a cenizas) su elongación se clasifica como elíptica (Figura 10).
Presenta pendientes muy suaves en gran parte del edificio, logrando como máximo
12°, a excepción del lado noreste, en el cual la pendiente rebasa el rango de todo
el volcán, pero no supera los 32°. Su tamaño no le permite desarrollar plenamente
patrones de drenaje. Dadas sus características geomorfológicas y lo reportado en
el único trabajo de antecedente encontrado (Suárez, 2006), se puede clasificar a El
Ahorcado como un cono en forma de anillo subelíptico con volumen de 0.055094
Km3 (Figura 11).

51
Figura 10: Composición con un MDE, curvas de nivel e imagen multiespectral que muestra las
diferencias de coloración en el cráter y áreas circundantes del volcán El Ahorcado.

52
Figura 11: Composición con ortofotos que muestra al volcán El Ahorcado.

Volcán El Quelite:
La comunidad de San Sebastián de Juárez se encuentra en el sur del volcán del
Quelite, el cual se extiende en dos direcciones, siendo la dominante NE-SO, y la de
menor prevalencia la NO. Este rasgo es indicativo de una fase de desarrollo un poco
más compleja que las observadas en los demás edificios volcánicos circunscritos al
CVJ. Al este se encuentra el volcán La Joya y al oeste el Acazuichitlan, los cuales
son volcanes de mayor elevación que el Quelite. Al norte se encuentra el volcán de
San Sebastián, cuyo tamaño es bastante similar a la de El Quelite, lo cual es
importante, ya que debido a estos se desarrolla un drenaje subparalelo en dirección
oeste, el cual pasa entre los volcanes de menor tamaño. A su paso, el número de
cuerpos de agua de baja extensión es significativo.
Se le calculó una altura máxima de 180 m, en un área de 1,761 Km2 y un volumen
de 0.149 Km3. El mapa de pendientes ayudó a delimitar el diámetro mayor y menor
del cráter, indicando que su mayor inclinación no es superior a los 32°.
Anteriormente se le asignó la clasificación de domo riolítico-andesítico
perteneciente al CVJ (Suárez, 2006), lo cual es muy acertado, dado su tamaño, la
complejidad de su fase de desarrollo, las tonalidades claras que muestra en la
ortofoto y el hecho de que en la superposición de la carta magnética a su extensión

53
se encontraron indicios de una anomalía correspondiente a un magmatismo más
ácido (Figura 12).

444 44
444

444

444

444

444 44

Figura 12: Composición con ortofotos que muestra al volcán El Quelite.

Volcán El Tecolote:
Cubierto casi en su totalidad por una flora abundante se encuentra el volcán El
Tecolote. Desarrolla una dirección NE-SO y se encuentra muy cercano a la
población de San Lorenzo Nenamicoyan, la cual está situada en un lomerío al oeste
del edificio. La comunidad aprovechó la zona baja para instaurar sus campos de
cultivo, y naturalmente, las escorrentías generaron cuerpos de agua a su alrededor.
A pesar de tener varios aparatos volcánicos cercanos de tamaño considerable, los
patrones de drenaje no están muy desarrollados, empero, se denota un patrón
subdendrítico, el cual tiene origen en todos los flancos del Complejo de Domos
Dedeni-Dolores, situado solamente a 2 Km al oeste.
La conjunción del mapa de pendientes y el sombreado resaltó tres rasgos diferentes
con respecto a la pendiente, pudiendo esto delimitar la orientación propia del

54
edificio. Estos tres rasgos poseen una dirección NE-SO en diferente grado, lo que
puede indicar que el edificio tuvo tres fases principales: la primera desarrolla una
pendiente bastante uniforme, no mayor a los 24°; la segunda cuenta con pendientes
más suaves y muestra una orientación casi E-O; por último, la tercera, que es más
reciente y que tiene una dirección muy cercana al N-S. El Tecolote tiene una altura
aproximada de 100 m, la elongación del cono es de 1.63, y recibe la clasificación de
cono en forma de anillo elíptico asimétrico (Figura 13).

Figura 13: Composición con ortofotos que muestra al volcán El Tecolote.

Volcán El Bero:
Situado en la parte central del CVJ y al lado del volcán Los Cuzdas, se erige El Bero
a 150 m y a la altura del poblado San Miguel de la Victoria. Es característico por su
elongación bien desarrollada, con dirección de formación N-S. Al oeste, se
encuentran unos cuerpos de agua que pueden ser ocupados por los terrenos de
cultivo circundantes de esta zona. Debido a su topografía bastante simple, los
patrones de drenaje de esta parte son dendríticos y tienden a una dirección SE,
alimentando a su paso algunos cuerpos de agua, principalmente en el poblado de
Palo Alto. Presenta en la cara sureste y en su cima algunas fracturas apreciables a

55
simple vista y en la composición con ortofotos. El Servicio Geológico Mexicano
(SGM) menciona que El Bero es un volcán compuesto mayormente por productos
piroclásticos de granos delgados a gruesos, relacionado genéticamente con Los
Cuzdas y Cerro Colorado (de la Teja et al., 2012). Gracias a ello, se vislumbraron
dos flujos con dirección N y dirección NE, el segundo posiblemente debido a la
posición de su adyacente Don Rodolfo. El mapa de pendientes detalla una amplia
cima con pendientes muy ligeras. La mayor pendiente se encuentra al norte y sur y
no es superior a los 44°, mientras que todo el flanco este y oeste, su máxima es de
24°. Esto corrobora lo anteriormente mencionado sobre su dirección de formación.
A pesar de su notoria elongación de 1.62, solo fue apreciable un cono. El Bero no
tuvo una formación compleja, lo cual es indicio de que tuvo poco tiempo de
formación, pudiéndose extender este a solo algunas décadas (Kereszturi y Németh,
2012) (Figura 14).

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4 4
1

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Figura 14: Composición con ortofotos que muestra al volcán El Bero.

56
Volcán Los Cuzdas:
Dentro del Campo Volcánico Jilotepec, Los Cuzdas es, probablemente, el volcán
más complejo, ya que se observan dos centros eruptivos, y debido a esto, su edificio
podría interpretarse como un cono en forma de herradura. Ubicado sobre la
Carretera México-Querétaro, en el entronque con la carretera Jilotepec-Maravillas
tiene como referencia al poblado de San Martín Tuchicuitlapilco. A su alrededor se
encuentran principalmente predios aislados y deshabitados, así como terrenos
útiles para la cría de ganado y algunos cuerpos de agua.
Posee una orientación dominante NO-SE. Como se menciona líneas arriba, es el
único edificio dentro del CVJ que presenta dos centros eruptivos, cuyas pendientes
más suaves (no mayores a 18°) se encuentran al NE, caso contrario que el de sus
flancos SO y NO, donde se aprecian pendientes superiores a los 32°. El
reconocimiento en campo y la sobreposición de la carta magnetométrica en su
extensión indican que se trata de un cuerpo cuya acidez es mayor a la general,
refiriendo la presencia de andesita, que a diferencia del basalto y otros materiales
más básicos y menos viscosos, no se desplaza a una distancia considerable,
pudiendo verse reflejado esto a una altura de 150 m, la cual es superior a todos los
demás edificios cercanos.
Los patrones de drenaje dendrítico regionales sugieren que esta zona aporta a la
presa de Huapango, localizada a 6 Km al suroeste de Los Cuzdas, mientras que en
su dirección opuesta y en conjunción con otros aparatos situados en las cercanías,
se desarrolla otro patrón dendrítico, que alimenta a las presas La Goleta y El Deni,
esta última localizada a pie del volcán La Joya. El diámetro mayor del cono
calculado para Los Cuzdas es de 2005.36 m (Figura 15).

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4 4 4
4 4 4

4 4 4

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. . .

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4 4 4

Figura 15: Composición con ortofotos que muestra al volcán Los Cuzdas.

Volcán El Comal:
Este volcán representa el cono más elongado presente en el CVJ, por lo que entra
en la clasificación como cono anillado con elongación elíptica (Páez, 2016). Tiene
una orientación NE-SO, logrando una altura de 100 m. Se hace mención que las
curvas de nivel indicarían un cráter más céntrico, sin embargo, la ortofoto
correspondiente recalca una flora circundante al cráter más cargado hacia el NE.
El Comal está rodeado de bastantes áreas de cultivo, sobre él se aprecian varias
parcelas. Al norte se encuentra una presa con un tamaño equiparable con el del
mismo edificio, así como otros cuerpos de agua de menor tamaño. Los patrones de
drenaje que lo rodean son dendríticos y alimentan a las presas naturales de su
alrededor en una dirección NO. Está rodeado por algunas edificaciones y los
poblados más cercanos son Arroyo Zarco y Rancho Callejas. Su forma particular
sugiere que durante su periodo de formación las condiciones topográficas facilitaron
una dirección SO de extrusión. Sus pendientes mayores tienen una dirección NO.
Un estudio geoquímico previo indica que este volcán está constituido por andesita
y/o andesita basáltica (56.59% de SiO2) (Suárez, 2006) (Figura 16).

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Figura 16: Composición con ortofotos que muestra al volcán El Comal.

Volcán Bonxhí:
Se encuentra localizado en la porción oeste del CVJ, a 5 Km del volcán Decandejé
(hacia el oeste) y El Comal (al sureste), justo en el extremo de la Presa Huapango.
Se trata de un cono de escoria subelíptico con una dirección NO-SE, cuyas
pendientes son bastante uniformes a través de sus 100 m, mostrando un incremento
de la pendiente de hasta 24° en el norte.
A su alrededor y fuera de su edificio se encuentran terrenos de cultivo y sembradío
pertenecientes a los poblados de Aculco y El Azafrán. Este edificio se encuentra
rodeado de cuerpos de agua de variado tamaño como la presa San Antonio al NE
y otros al NO. Los patrones de drenaje que presenta el volcán Bonxhí son
dendríticos y alimentan a la presa Huapango con dirección al NO, así como a la
presa San Antonio.
En el único estudio previo que menciona al Bonxhí, se indica que este cuenta con
un diámetro mayor de 0.245 Km e inferior de 0.125 Km (Suárez, 2006),
clasificándolo como un domo. Los datos obtenidos en este estudio indican que este
volcán tiene un diámetro mayor de 2059.51 m y menor de 1523.52 m, con una

59
elongación de 1.35. Tanto el presente trabajo, como el antecedente, no reportan la
presencia de derrames (Figura 17).
4 4 4

1
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. . .

4 4 4

Figura 17: Composición con ortofotos que muestra al volcán Bonxhí.

Volcán El Burro:
El acceso a este volcán es mediante el camino libre a Nopala desde la salida de
Polotitlán en la carretera México-Querétaro. El Burro presenta una forma bastante
uniforme, casi simétrica, con pendientes regulares en todo su edificio, las cuales
son un poco más abruptas en dirección NO. A su alrededor, como en casi todo el
CVJ, se cuenta con la presencia de campos de cultivo y cuerpos de agua de
pequeño tamaño, siendo el más notable de ellos la presa de Nopala.
Las pendientes en su porción noroeste son muy suaves en la parte baja, y conforme
aumenta su altura, también lo hace el ángulo de inclinación llegando hasta los 44°
en su parte más alta. En la cara opuesta, al sureste, su pendiente máxima es de
18°. La diferencia de las pendientes entre flancos sugiere que se trata de un cono
del tipo spatter (Kereszturi y Németh, 2012), aunque en el único antecedente
disponible (Suárez, 2006) se le denomina como domo simple. Sin embargo, dadas
su distribución espacial y su elongación (1.14) se asemeja más a un cono de cenizas
en forma anillada subcircular (Páez, 2016) (Figura 18).

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4 8

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7

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. . .

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Figura 18: Composición con ortofotos que muestra al volcán El Burro.

Volcán Humini:
El Humini está situado a unos cuantos metros al suroeste del volcán El Burro. Se
desarrolla en un área extensa con una dirección muy marcada NO-SE. Su altura es
de 180 m. En sus inmediaciones se aprecian campos de cultivo y cuerpos de agua.
A pie de montaña, se encuentra la vía férrea que conecta a San Juan del Río con la
Ciudad de México y el poblado, situado al NO, lleva su mismo nombre. El patrón de
drenaje dendrítico de la zona tiene una dirección marcada al NO y aporta con una
corriente de segundo orden que desemboca en una corriente mayor en las faldas
del edificio.
Se le adjudica un derrame de composición intermedia, con bandeamiento de flujo
en la parte media bordeado por una brecha volcánica, sobreyaciendo a los derrames
del volcán Nopala. Respecto a la morfología, su diámetro mayor es de 0.160 Km, el
menor es de 0.145 Km, y presenta una altura de 130 m (Esther, 2006). Los datos
calculados en este estudio contrastan con el antecedente. Se obtuvieron un
diámetro de cono mayor de 1656.88 m, un diámetro menor de 884.29 m y una altura
de 180 m.s.n.m., con una elongación de 1.87; el diámetro mayor del cráter es de
236.59 m, el diámetro menor de 135.89 m, y su elongación de 1.74. Todo lo anterior

61
clasifica al Humini como un cono de cenizas anillado elíptico (Páez, 2016) (Figuras
19 y 20).

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4 4 7

7
7

7
4 4 7

4 4 7

7
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4 4 7

Figura 19: Composición con ortofotos que muestra al volcán Humini.

Figura 20: Hacia la cima del volcán Humini, se denota con la línea punteada en color verde el
diámetro del cono mayor, y con la línea punteada en color rojo diámetro de cono menor.

62
Volcán Don Rodolfo:
Este volcán de singular forma (una herradura de edificio alargado, el cual carece de
un flanco del cono) se encuentra sobre la carretera México-Querétaro, 3 Km antes
del entronque con la salida a la carretera Nopala-Huichapan. La comunidad rural
más cercana a este volcán es San Miguel de la Victoria, y en comparación con otros
volcanes del CVJ, este no cuenta con tantos campos de cultivo en sus
inmediaciones. Su estructura alargada con dirección E-O presenta una forma
cóncava con dirección al norte, esto posiblemente derivado de las condiciones que
tuvo al momento de extruir, ya que está limitado por un derrame del volcán Yonzoni
al sur y circundado al oeste por El Bero; cabe señalar que en el contacto de estos
dos, se aprecia un lineamiento o una fractura de dimensiones considerables. Al sur
se presentan las pendientes más suaves, mientras que en el norte estas son más
abruptas, llegando así a su cima, la cual se aprecia de forma puntiaguda.
Su forma tan alargada en la base da como resultado una elongación de 2.98, dada
por un diámetro de cono mayor de 1415.15 m y menor de 474.73m. En su cráter,
se le calcula un diámetro mayor de 269.60 m y menor de 78.48 m, mientras que su
cima se encuentra a 100 m de la base. Sus pendientes no son muy abruptas, de
hecho, la pendiente mayor no supera los 24° (Figura 21).

4 4 7 4 7
4 8 4 7
18

18
18

18
18

18
174

174

4 8 4 7
18

18

4 8 4 7
18

18
18

18

ilómetros
. . .
174

174

4 8 4 7

4 4 7 4 7

Figura 21: Composición con ortofotos que muestra al volcán Don Rodolfo.

63
Volcán La Lagunilla:
A un costado del Complejo de Domos Dedeni Dolores y a un lado de la autopista
México-Querétaro se encuentra el volcán La Lagunilla. Presenta una forma alargada
con orientación NE-SO y sobreyace a un derrame proveniente del CDDD. Debido a
su cima amplia y llana, se clasifica a La Lagunilla como un volcán sin cráter,
característico de un vulcanismo básico y materiales muy erosionables, tales como
la escoria y ceniza (Páez, 2016).
A su alrededor, como en casi todo el CVJ, hay una cantidad considerable de campos
de cultivo, así como algunas edificaciones y en uno de sus vértices una barda
perimetral en su cima. En todos sus flancos, se tiene la presencia de cuerpos de
agua, destacando la presa El Molino, localizada al cruce con la carretera. Los
patrones de drenaje dominantes son dendríticos, con dirección al NO, aportando a
la Presa Huapango, como todos los edificios volcánicos de esta zona. Su cima es
amplia y bastante plana. Las pendientes mayores se encuentran en los frentes de
flujo y los flancos de estos, siendo el más notorio el de dirección SO llegando incluso
a los 32°. Su altura no excede los 100 m distribuidos en un diámetro de 1,818 m,
aunque previamente se le asignaron una altura y un diámetro menor de 90 m y
0.175 Km respectivamente (Suárez, 2006) (Figura 22).
4 4
4

ilómetros
. . .

4 4

Figura 22: Composición con ortofotos que muestra al volcán La Lagunilla.

64
En la Tabla 1 se muestra un resumen de la morfometría de los 96 edificios que conforman el Campo Volcánico Jilotepec
considerando sus características físicas promedio.

Tabla 1. Morfometría de los edificios que conforman el Campo Volcánico Jilotepec.

65
66
Secuencia Arroyo-Manzanitas (Estados de México e Hidalgo).

Volcán San Agustín:


Situado en la convergencia de las autopistas Arco Norte y México-Querétaro, el
volcán San Agustín es un edificio alargado perteneciente a la secuencia Arroyo
Manzanitas, con orientación E-O, conformado por derrames de lava andesítica
microcristalina porfídica de coloraciones rojizas a tonos gris oscuro, que
intemperizan a tonos pardos, rojos y grises, con la presencia de un fuerte
lajeamiento o pseudoestratificación. San Agustín presenta dos centros eruptivos,
uno al este y otro al oeste; ambos presentan colapsos. La singularidad que presenta
el centro eruptivo oriental es que su derrame direccionado al NO tiene una
altiplanicie extensa, mientras que al sur se presenta un colapso. El otro centro
eruptivo está muy erosionado y solo se puede apreciar su flanco sur, el cual
presenta la orientación referida E-O (Silva Mora, 1997).
A pesar de ser una estructura de aproximadamente 370 m de altura, la red hídrica
presenta un pobre desarrollo de los patrones de drenaje, siendo estos dendríticos,
de primer y segundo orden, para incorporarse a corrientes mayores al NO, NE y SE
(Mapa 10).

Tonalita San Juan del Cuervo:


La actividad ígnea intrusiva se denota en un área muy limitada de la zona de estudio.
Compartiendo espacio con el edificio volcánico San Agustín, se encuentra la tonalita
San Juan del Cuervo. Se manifiesta de manera irregular dejando incomprensible,
por el momento, su relación estratigráfica, ya que la cubren depósitos de talud y
basaltos del Pleistoceno. Se presume previa al vulcanismo miocénico y se considera
que posiblemente afecta a las rocas correspondientes a la formación El Soyatal,
aunque debido a su escaso afloramiento no se pudo confirmar este hecho. Se le
asigna una edad tentativa del Oligoceno. En la Figura 23 se aprecia la delimitación
del volcán San Agustín y la tonalita San Juan del Cuervo (Mapa 10).

67
Figura 23. Se aprecia un lineamiento con dirección N-S. Las anomalías positivas suelen referirse a
una discontinuidad generada por fallamiento y fracturamiento considerables mientras que las
anomalías negativas se relacionan con cambios litológicos; por ello, el volcán San Agustín se
encuentra delimitado con una anomalía muy ligera, mientras que a su alrededor las anomalías
negativas se interpretan como pertenecientes al Campo Volcánico Jilotepec. Al interior del volcán se
intrusiona la tonalita pudiendo tener esta una profundidad mayor.

Volcán Cerro Grande:


El volcán Cerro Grande consiste en una estructura de importante tamaño situado
hacia la porción este del área de estudio. Sirve como frontera natural entre los
poblados de Tula de Allende, el este, Xochitlán, al norte, y al oeste con Fresno. Se
trata de un estratovolcán de composición intermedia, que presenta una textura
porfídica con un aspecto vítreo que lo distingue de los demás integrantes de la
Secuencia Arroyo Manzanitas. Esta andesita sobreyace a una brecha escorácea
compuesta de fragmentos de andesita, pómez y escoria inmiscuidos en una matriz
arcillosa de color amarillenta (Silva Mora, 1997).
Partiendo de la cima de esta estructura se denotan direcciones preferenciales de
extrusión, principalmente al este, donde se encuentran los flujos más extensos. En
las cercanías del poblado de San Marcos se encuentra una severa alteración
antropogénica del paisaje debido al contacto subyacente consistente en calizas
pertenecientes a la Formación Soyatal (Silva Mora, 1997).
Las pendientes de mayor intensidad se presentan en la parte norte del edificio
principal. En los derrames se presentan pendientes muy suaves, no mayores a 18°,
más no así en sus flancos, donde se tienen pendientes superiores a los 32°. La red
hídrica presenta patrones dendríticos, en su mayoría, y subparalelos al sur, con
cuatro direcciones de flujo. Aquellos orientados al sur y este, junto a lo que baja

68
proveniente del volcán La Tortuga y la zona perteneciente a la formación
Tamaulipas Superior, sirven como aforo de recarga de la presa Requena, localizada
fuera del área de estudio. El frente oeste es bidireccional, con drenajes que se
incorporan a redes de mayor tamaño; al NO recarga a la presa Endhó, mientras que
al SO a la presa antes mencionada (Mapa 10).

Formación Tamaulipas Superior:


En la parte central de México, el basamento está compuesto principalmente por
rocas del Cretácico de diferentes formaciones, sin embargo, en el área que
corresponde al presente estudio, la distribución de los afloramientos de este período
se encuentra muy limitada y están situados discordantemente con edificios del
Mioceno y Oligoceno. En los alrededores de Tula de Allende, los poblados de Santa
María Ilucán, San Idelfonso y San Miguel Vindho se sitúan sobre calizas muy
deformadas y fracturadas que alcanzan plegamientos en forma de chevron con una
orientación NO 30° SE. Estas calizas son de estratificación delgada, no mayores a
40 cm de espesor, con tonalidades de grises y sin aparente contenido fosilífero; al
este, dichas calizas presentan espesores mayores, textura característica de
ambientes arrecifales y su incremento de contenido fósil indica un ambiente somero
de plataforma que se desarrolló tentativamente durante el Turoniano (Silva Mora,
1997) (Mapa 10).

Formación Soyatal:
Ninguna de las dos posibles localidades tipo de la formación Soyatal aparecen muy
cercanas al área de estudio. Sin embargo, es posible describir, al oriente de esta y
subyacente a unos flujos distales del volcán Cerro Grande, un paquete de rocas que
data del Cretácico Superior, consistente en una alternancia de lutita laminar y
arenisca en estratos delgados (Silva Mora, 1997). Se encuentran situadas al este
del edificio principal del citado volcán, en las zonas más bajas, en las cercanías de
los poblados de San Marcos y El Sesenta y Uno. Este paquete de lutitas con
intercalaciones de areniscas está correlacionado con la alternancia de calizas y
lutitas calcáreas, de la misma formación, identificada a 70 Km de la zona de interés,
al norte, en Zimapán, Hidalgo (Mapa 10).

69
Mapa 10. Distribución espacial de las unidades que forman la secuencia Arroyo-Manzanitas.

70
Graben de Acambay.
El graben de Acambay se encuentra dentro de una serie de depresiones tectónicas
situadas en la parte central del Cinturón Volcánico Transmexicano, que se extiende
por más de 450 Km, definiendo la zona de fractura Chapala-Tula. Dicha zona de
fractura es sísmicamente activa desde el Pleistoceno, presenta una dirección E-O,
y se encuentra conformada por escarpes pronunciados a lo largo de 80 Km con una
amplitud variante entre 15 y 38 Km (Ramírez Herrera, 1998). La altura máxima que
logran los escarpes es de 500 m. Sus fallas delimitantes poseen un buzamiento
superficial de entre 50° y 70°; está delimitada por cuatro fallas normales mayores,
todas con dirección E-O, al norte por las fallas Acambay-Tixmadejé y Epitacio
Huerta, y al sur por las fallas Venta de Bravo y Pastores (Sunye Puchol et al., 2015).
La zona denominada Sierra de San Andrés Timilpan es discordante con la
orientación del graben. Esta sierra tiene un direccionamiento NNO-SSE y pertenece
al sistema de fallas Taxco-San Miguel de Allende. Estos sistemas solo hacen
contacto localmente y se desarrolla un vulcanismo andesítico y basáltico (Sunye
Puchol et al., 2015).
La falla Acambay-Tixmadejé tiene una orientación E-O y un largo aproximado de 24
Km dentro del área de estudio, sin embargo, fuera de esta continua con un cambio
ligero de orientación. Su basamento ha sido descrito como productos volcánicos
andesíticos del Mioceno asociados, flujos de lava basáltica y rocas piroclásticas del
Pleistoceno y Holoceno, con un metamorfismo local de unidades que van desde el
Mioceno hasta el Cuaternario. Esta falla tiene un buzamiento hacia el sur, formando
escarpes de hasta 500 m y pendientes superiores a los 44° (Ramírez Herrera, 1998;
Espinoza Rodríguez et al., 2016).
La falla Pastores consiste en un rasgo estructural que forma la pared meridional del
graben de Acambay. Este lineamiento puede tener un seguimiento de hasta 100
Km. En su porción occidental tiene una orientación E-O, mientras que al este sufre
una flexión paulatina que la establece en una disposición NE-SO. Está presente en
terrenos del Mioceno y Cuaternario, apreciable en escarpes que alcanzan hasta 250
m de desnivel. El río Lerma corta a la falla a la altura del pueblo Manto del Río. Tres
kilómetros al oeste de esta intersección, las pendientes de esta estructura denotan
las inclinaciones más pronunciadas, superando los 44°. Fuera del área de estudio,
pero dentro de la misma falla de Pastores, se tienen registrados epicentros de
sismos acontecidos en los últimos 40 años, por ello se considera una zona
tectónicamente activa (Martínez Reyes y Nieto Samaniego, 1990). Concretamente,
Pastores es una falla normal con una componente lateral izquierda de 32 Km de
longitud, que presenta un buzamiento hacia el norte. Es, por tanto, el límite sur del
graben y tiene una morfología muy rectilínea (Sunye Puchol et al., 2015).
La zona intragraben alberga al volcán Temascalcingo. Este edificio destaca por sus
800 m de altura desde su base, su cráter rectangular y su orientación E-O,
concordante con todo el Sistema de Fallas Acambay-Tixmadejé. Lo conforman

71
derrames de lava rosa y gris de composición dacítica. Adyacente a este, se
encuentra la Caldera de San Pedro el Alto y más al este se encuentra un domo de
composición intermedia de nombre Santa Lucia (Roldán Quintana et al., 2011).
En la zona intragraben, además de los edificios volcánicos mencionados, se tiene
el sistema de fallas Temascalcingo-Tepuxtepec-Acámbaro. Al este se encuentran
las fallas de San Pedro y San Mateo, ambas buzan al sur y paralelo a estas, al norte,
se encuentra otra falla menor, la llamada Pueblo Nuevo. Debido a los rasgos
geomorfológicos y tectónicos de la zona, se sugiere que la longitud de las fallas es
algo mayor de lo observado en campo. La falla San Mateo tiene una longitud de 13
Km y no se descarta que tenga continuidad al oeste por debajo de las cuencas de
Temascalcingo. Esta estructura tuvo una considerable actividad tectónica durante
el Pleistoceno y el Holoceno, en un intervalo de ocurrencia de 11,570 ± 5,320 años,
y actualmente representa una amenaza sísmica para los habitantes de las cercanías
(Sunye Puchol et al., 2015).
A un costado de los edificios volcánicos se encuentra el llamado Valle de los
Espejos, extensión en la que se presume con anterioridad existía un vasto cuerpo
de agua. Circundante a este se encuentran diversas localidades, siendo Pueblo
Nuevo y Villa de Acambay y de Ruíz Castañeda las más representativas. Los
patrones de drenaje procedentes del volcán Temascalcingo son de múltiple
direccionamiento; mientras algunos patrones radiales centrípetos alimentan la
Presa San Pedro dentro de la misma caldera, las redes de drenaje dendríticas del
norte de esta área se conjugan con las desarrolladas por la zona de Acambay-
Tixmadejé tomando una dirección oeste; al sur sucede algo similar, pero abordan
una dirección oriental alimentando al Río Lerma. Por último, las redes de drenaje
que se dirigen al Valle de los Espejos apenas denotan un patrón dendrítico, debido
a su pendiente muy suave. Esta planicie actualmente funge como área de cultivo
(Alaniz Álvarez y Nieto Samaniego, 2005).
La Sierra San Andrés Timilpan, al este, presenta un tectonismo discordante con el
direccionamiento de las fallas principales del graben de Acambay. Se encuentra
predispuesto con una orientación NNO-SSE, coincidente con el sistema de fallas
Taxco-San Miguel de Allende, el cual atraviesa perpendicularmente al sistema
principal de fallas Chapala-Tula, mediante fallas normales y el alineamiento de
algunos volcanes poligenéticos (Alaniz Álvarez y Nieto Samaniego, 2005). Los
patrones de drenaje de esta unidad cuentan con 3 direcciones de flujo, una con
dirección NO hacia el Valle de los Espejos, la segunda al NE, direccionado a la
presa de Huapango, y la última al sur, dentro de la misma sierra, encauzando en la
presa Francisco Trinidad Fabela. Su altura máxima es de 370 m.s.n.m., al NE, muy
cerca del poblado de Yondejé. Se reconocen las rocas de esta área como andesitas
del Plioceno (de la Teja et al., 2002).
Chapa El Viejo es un estratovolcán situado en el extremo este del graben de
Acambay. Posee una composición andesítica y andesítica-basáltica, esta última

72
manifiesta en la parte norte, en las cercanías del poblado San Juan Tuxtepec
(Gaitán, 2004). Por otra parte, dentro del poblado de San Bartolo, al sur de esta
estructura, se reporta un derrame riolítico medianamente alterado con presencia de
biotita, cuarzo, esfena y en su mayoría feldespatos que forman parte de la matriz en
forma esferulítica. Actualmente, la zona de Chapa El Viejo se muestra sumamente
afectada por tectonismo regional, principalmente por el sistema de fallas Acambay-
Tixmadejé, que tiene una dirección E-O, y en menor grado, un lineamiento NO-SE
presuntamente relacionado con el presentado por la Sierra de las Cruces, localizado
aproximadamente a 8 Km al sureste de este último. Al interior es apreciable una
cicatriz de colapso con su respectiva zona de depósito direccionada al este. Con
ayuda de la carta magnetométrica, se delimitó su perímetro, la cicatriz de colapso,
así como unos bajos magnéticos coincidentes con la tectónica cartografiada (de la
Teja et al., 2002) (Figura 24) (Mapa 11).

73
Figura 24: Perímetro, cicatriz de colapso, así como bajos magnéticos coincidentes con la tectónica
cartografiada en Chapa el Viejo.

74
Mapa 11. Distribución espacial del graben de Acambay.

75
Caldera El Capulín.
En el extremo suroeste del área de estudio, muy cerca del poblado La Jordana, se
distingue la estructura característica de una caldera de colapso, de composición
riolítica y andesítica, que se estima de edad pliocénica (de la Teja et al., 2002).
La fase pre-caldera está constituida por una sola unidad distinguida como andesita
de textura microcristalina, emplazada en la parte interna de la caldera. La fase
cúspide está caracterizada por derrames de ignimbrita que logran desplazarse
hasta por 12 Km desde su punto de extrusión. Esta fase hace posible el posterior
colapso, que aprovecha la fase post-caldérica, en toda la periferia para extruir. El
borde calderico lo constituye una unidad riolítica caracterizada por esferulitas y otros
materiales residuales (Segura, 2000).
Dentro del área de estudio, los edificios pertenecientes a la Caldera El Capulín son
Santiago Casandejé, El Garambullo, Fandango, y más apartado, el volcán Cabeza
de Mujer, todos con una orientación SO-NE y una altura que oscila de los 400 a 500
m. Su red hídrica está limitada a una serie de patrones dendríticos que desembocan
al paso del Río Lerma (Mapa 12).

76
Mapa 12. Distribución espacial de la Caldera El Capulín.

77
Volcán Jocotitlán.
Situado al sur del límite este de la falla Pastores, el volcán Jocotitlán tiene la forma
típica de un estratovolcán. Sin embargo, se trata de un complejo de domos de gran
tamaño (hasta 1,300 m.s.n.m.) en su mayoría compuesto por flujos de lava dacítica,
la cual no es consistente en todo el edificio. En el flanco O-NO se emplaza un flujo
masivo dacítico tomando un hábito similar al de un domo, lo cual le proporciona una
elongación asimétrica E-O (Siebe et al.,1992).
Posiblemente la característica más distinguible del volcán Jocotitlán es la atípica
apertura de su cráter de 90°, una de las principales evidencias de la avalancha de
escombros que tuvo lugar hace aproximadamente 10,000 años en ese sitio. Esta
avalancha tuvo un alcance de depósito de hasta 12 Km desde su origen, generando
a su paso una topografía típica de debris flow que cubre un área de hasta 80 Km2,
con un total de 235 hummocks distinguibles con formas muy variadas. Sobresalen
los de forma cónica en las zonas proximales al edificio principal, y al oriente los
hummocks alargados y paralelos entre sí en la proximidad del edificio y de menor
tamaño (Siebe et al.,1992) (Mapa 13).

78
Mapa 13. Distribución espacial del volcán Jocotitlán

79
Sierra de las Cruces (Porción Norte).
La Sierra de las Cruces es una estructura formada por varios estratovolcanes de
tamaño considerable y otros menores que datan del Plioceno hasta el Pleistoceno.
Debido su configuración estructural y geológica, la sierra se divide en tres bloques,
siendo el bloque norte, en su unidad piedemonte, la que ocupa un lugar en el área
de estudio. Lo constituyen abanicos piroclásticos y lahares de composición
intermedia y ácida producto de colapso de edificios volcánicos como el domo La
Bufa, San Isidro y El Calvario (García Palomo et al., 2008).
Debido a sus características litológicas y tectónicas, el bloque norte tiene una red
hídrica muy desarrollada, logrando incluso, hasta 40 Km de longitud de patrones
dendríticos, paralelos y rectos, siendo índices de rocas más permeables, y la
orientación muy notoria NE-SO puntualiza un régimen tectónico. En esta unidad
piedemonte, las pendientes son muy suaves, no mayores a 18° excepto en las
zonas mayormente afectadas por erosión hídrica.
La Sierra de Tepotzotlán (o Sierra Muerta) está ubicada al NO de la Ciudad de
México, dentro del mismo municipio que le da nombre. Consiste en una serie
dacítica a la cual se le asigna una edad de principios del Neógeno, con orientación
N-S, cubierta de un vulcanismo más joven en su totalidad por el flanco poniente
correspondiente a la Sierra de las Cruces (de la Teja et al., 2002). Algunos
productos de este son visibles en el extremo sureste del área de estudio y en la
presa Taxhimay debido a su intensa actividad erosiva. Respecto a la red hídrica
desarrollada por la Sierra de las Cruces, la red correspondiente a este edificio tiene
un ligero cambio de orientación, casi logrando un dechado N-S; se presenta
rectilínea, sin perder su régimen dendrítico (Mapa 14).

80
Mapa 14. Distribución espacial de la Sierra de las Cruces (porción norte).

81
Las Peñas-Espinazo del Diablo.
Situado en el extremo suroeste del área de estudio, el aparato volcánico
denominado Las Peñas-Espinazo del Diablo, es una estructura bastante amplia de
aproximadamente 162 Km2. Funge como frontera natural entre los municipios de
Jilotepec, Chapa de Mota y de manera muy restringida Villa del Carbón (estado de
México) y Tepeji del Río (estado de Hidalgo). A su alrededor se desarrollan los
poblados de Coscomate, al norte, La Esperanza y Chapa de Mota, al suroeste, y en
su interior, al sur, dentro del municipio de Chapa de Mota, el poblado de Damate.
Esta estructura consiste de un estratovolcán de composición intermedia en el flanco
norte, con un cambio ligero de composición, un tanto más básica, al sur. Se
encuentra afectado de manera considerable por la tectónica regional, la cual se
predispone con una orientación NO-SE y E-O. Los derrames que componen el
edificio principal son de tipos de eventos diferentes. Cuenta con intercalaciones de
brechas e ignimbrita observadas al norte. Al NO de Las Peñas, en un costado del
camino rural, se encuentra un pequeño afloramiento que evidencia una sucesión de
flujos piroclásticos intercalados con un flujo de andesita que presenta un lajeamiento
importante. Por su parte, en el flanco O, los flujos son muy similares en tamaño y
se desplazan a lo largo de hasta 5 Km.
La característica morfológica predominante de la parte sur, denominada Espinazo
del Diablo, es la presencia de circos erosivos resultantes de diversos procesos de
remoción en masa. Estos se presentan tanto al interior como en la cara externa del
volcán. Dadas las diferentes cicatrices cartografiadas, se infiere que los colapsos
que sufrió este edificio no fueron producto de un solo evento, aunque la mayoría
cuentan con la particularidad de estar direccionados al SE y E. Una evidencia más
de ello, es la presencia al interior del edificio de diferentes materiales provenientes
de diversos procesos, que son más básicos que aquellos de Las Peñas,
consistentes en cenizas, brechas menos consolidadas e intemperismo esferoidal
(Figura 25).
La altura máxima registrada de este edificio es de 640 m. Tiene una orientación N-
S y debido a su alto grado de erosión es difícil establecer un centro eruptivo. Las
pendientes más abruptas se desarrollan en las cicatrices de colapso, superiores a
los 44°, y en general son muy variadas. La red hídrica tiene tres direcciones
preferenciales, al norte, con patrones subparalelos y dendríticos, direccionan al
municipio de Tepeji del Río, al oeste, los patrones dendríticos recargan la presa
Danxhó, y la red hídrica desarrollada por el Espinazo del Diablo tiene un
direccionamiento SE, que recarga la presa Taxhimay (Mapa 15).

82
Figura 25. El punto localizado al sur corresponde a un espejo de falla que es utilizado de manera
recreativa para actividades de rapel dentro del Parque Ecoturístico Las Peñas. Sus paredes lograr
alturas superiores a los 40 m en vertical. Los puntos situados al noreste y moroeste corresponden a
afloramientos de ignimbrita y ceniza respectivamente. Entre ellos y el primer punto descrito, existen
distancias proporcionales de unos 130 m.

83
Mapa 15. Distribución espacial de Las Peñas-Espinazo del Diablo.

84
Volcán Las Tortugas.
Localizado al este del área de estudio, en el municipio de Tepeji del Río Ocampo,
el estratovolcán Las Tortugas es un aparato de 400 m de altura. Tiene una
orientación NO-SE y presenta un colapso con apertura al SE. El edificio principal lo
constituye una secuencia de derrames que se sobreyacen a sus costados cada uno
entre sí, resaltando un derrame que se desplazó aproximadamente 7 Km al NE y
hacia la autopista México-Querétaro casi perpendicularmente. Al interior del colapso
se desarrolla una red hídrica dendrítica, que a posterioridad toma un rumbo NE; en
los derrames toma la misma tendencia, ya que esta zona es la más baja. Las
pendientes más abruptas son dadas por la cicatriz de colapso y los límites de la
sucesión de derrames, y en menor grado por la erosión hídrica. Fuera de estas
distinciones, el edificio presenta pendientes muy suaves; las mayores, y poco
abundantes, llegan hasta los 24°. El sobreposicionamiento de la carta magnética
correspondiente permitió hacer una distinción con la litología de sus alrededores,
así como una posible zona de falla al norte de Las Tortugas y un contacto entre Las
Peñas y Cerro Podrido (Figura 26) (Mapa 16).

Figura 26: Sobreposicionamiento de la carta magnética en el que se distingue la litología y una


posible zona de falla al norte de Las Tortugas y un contacto entre Las Peñas y Cerro Podrido.

85
Mapa 16. Distribución espacial del volcán Las Tortugas.

86
Cerro Podrido.
El paraje denominado Cerro Podrido se localiza mayoritariamente en el municipio
de Tepeji del Río, perteneciente al estado de Hidalgo, y al norte de Villa del Carbón,
en el Estado de México. Consiste en un cuerpo andesítico que extruyó en el
Neógeno rodeado de ignimbrita del mismo origen y brechas volcánicas que se
vislumbran en las cercanías de la presa Taxhimay (INEGI, 2009). La ignimbrita
evidenciada presenta poca consolidación, coloraciones claras, sin algún mineral
visible; la brecha volcánica observada consiste en clastos con una pobre selección,
superiores a los 2 cm, con una matriz fina de coloraciones más oscuras.
Cerro Podrido cuenta con una altura de aproximadamente 600 m, en un área de 83
Km2. En sus variadas cimas se presentan pendientes superiores a los 32°, mientras
que en las zonas de piedemonte son menores a los 12°, lo cual ha sido muy
favorable para los desarrollos poblacionales de las comunidades de San Luis
Taxhimay, Loma Alta y Santiago Tlapanaloya. En general, el cuerpo tiene una
orientación NO-SE, y debido a la naturaleza de la roca, los patrones de drenaje se
encuentran muy desarrollados, orientados al oeste, hacia la presa de Acoculco, y al
sur, hacia a la presa Taxhimay (Mapa 17).

87
Mapa 17. Distribución espacial del volcán Cerro Podrido.

88
En los mapas 18 y 19 se observan la distribución espacial del sistema de
fracturamiento dentro del área de estudio, así como la densidad de fracturamiento
correspondiente.
Las fracturas pueden ser generadas por la concentración de esfuerzos en zonas de
contraste composicional (contactos de capas, cambio de facies), por pérdida de
volumen (compactación), por enfriamiento, durante deformación contraccional o
extensional. Pueden ser más abundantes en lugares donde existan
heterogeneidades en la roca como presencia de fósiles, nódulos minerales, en
clastos, huecos cársticos, burbujas por gas, ondulaciones en la base de la capa
(marcas de ondulaciones y estructuras de carga), entre otros puntos heterogéneos.
Las fracturas se distinguen por los movimientos relativos que ocurren a lo largo de
la superficie durante su formación (IDEAM, 2012).
La condición y estado de fracturamiento de las rocas se asocia particularmente, a
las zonas de mayor deformación tectónica, que corresponden a las fallas geológicas
y plegamientos de las rocas sedimentarias. En el caso de las fallas geológicas es
de esperar que la deformación y fracturamiento se intensifiquen con las tasas de
desplazamiento de las fallas, mientras que en el caso de los pliegues, el mayor
fracturamiento se concentra en las crestas donde predominen las rocas frágiles. Si
bien el patrón estructural revela únicamente la expresión superficial de las zonas de
falla, esta expresión es suficientemente representativa de la zona en profundidad
afectada por los movimientos en masa. Así mismo, la orientación de las zonas de
falla guarda una cierta relación con la orientación de los sistemas de fracturas en el
nivel regional (IDEAM, 2012).
Los valores de densidad de fracturamiento mayores corresponden a las zonas
correlacionadas espacialmente al sistema de fallas de Acambay-Tixmadejé y sus
puntos aledaños. Cabe notar la continuidad de este sistema hacia el oriente. Las
inmediaciones del Complejo Volcánico Ñadó, situado a pocos kilómetros al norte de
Acambay, la secuencia Arroyo-Manzanitas y algunas porciones del Campo
Volcánico Jilotepec son áreas en las cuales también se observa una densidad de
fracturamiento considerable. En la generalidad del área de estudio, se aprecian
orientaciones preferenciales en direcciones O-E, N-S y SO-NE.

89
Mapa de Lineamientos
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000

Simbología
Fallas y Fracturas
2230000

2230000
Zonas Consideradas como
Tectónicamente Activas

0
Kilómetros
5 10

¯
2220000

2220000
2210000

2210000
2200000

2200000
2190000

2190000
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000

90
Densidad de Fracturamiento del Área de Estudio
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000

2230000

2230000
2220000

2220000
2210000

2210000
Densidad de Fractura
[D=(1/A)Σ(Li/2)^2]
0 - 0.000371638
2200000

2200000
0.000371638 - 0.001303659

0.001303659 - 0.00364105
0.003641050 - 0.00950293

0.009502930 - 0.02420378

0.024203780 - 0.06107646

0.061071646 - 0.153531577
2190000

2190000
0.153531577 - 0.385409348

0.385409348 - 0.966929372
0.966929372 - 2.42530779

400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000


91
En cuanto a la densidad de drenaje, se tiene que las zonas con mayor elevación
poseen una red hídrica más desarrollada, así como una menor cantidad de cursos
de agua, ya sean intermitentes o perennes, y por tanto, son las que poseen una
densidad de drenaje superior, principalmente la zona del Complejo Volcánico Ñadó
que supera los 700 m, el paraje denominado Las Peñas-Espinazo del Diablo, de
más de 600 m, y la porción norte de la Sierra de las Cruces y su colindante Sierra
de Tepozotlán, que en su porción más alta dentro del área de estudio alcanza los
500 m, logrando valores de hasta 5.191905975 Km 2/Km.
De menor orden son la sierra de Chapa el Viejo, al sur, y los alrededores del
Complejo Volcánico Ñadó, que obtienen valores desde 2.06577 hasta 3.41020
Km2/Km; también los estratovolcanes Xithí y La Joya, el perímetro del Graben de
Acambay, en su parte central, así como el Complejo de Domos Dedeni Dolores, que
alcanzan valores que van de los 1.47708 Km2/Km hasta 2.7762 Km2/Km; sus alturas
no superan los 400 m desde la superficie y se aprecia en sus inmediaciones un
incremento en la presencia de cuerpos de agua intermitentes.
Por último, las zonas más llanas, correspondientes a la inmensa mayoría del Campo
Volcánico Jilotepec, algunos depósitos de la Ignimbrita Hiochapan-Donguinyó y de
la Ignimbrita Amealco, representan las zonas con los valores más bajos de densidad
de drenaje, que van desde un valor nulo, hasta 1.47708 Km2/Km, destacándose el
desemboque de la red hídrica en cuerpos de agua perennes, como es el caso de la
presa Huapango, situada al centro del área de estudio, la presa San Ildelfonso al
NO, la presa Endhó al NE, la presa Taxhimay al SE y al SO, contribuyendo al cauce
del Río Lerma (Mapa 20).
En el mapa 21, se aprecia la distribución espacial de las diferentes unidades
geológico-geomorfológicas delimitadas y caracterizadas en el presente estudio.

92
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000

Simbología
Densidad de drenaje
Km
2
/km
0.015 - 0.928
0.928 - 1.477
2230000

2230000
1.477 - 2.065
2.065 - 2.776
2.776 - 3.410
3.410 - 5.191

Red Hídrica
Cuerpos de Agua

¯
2220000

2220000
Kilómetros
0 5 10
2210000

2210000
2200000

2200000
2190000

2190000
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000 93
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000
Simbología
22 2400
00

24
Ignimbrita Amealco

2400
B'

00
Volcán El Tepozán

Volcán Ñadó
00
222200 Vulcanismo Fisural (CVÑ)

Colada San Pedro (CVÑ)


A'
2230000

2230000
Volcán Cañada del Gallo (CVÑ)

Volcán La Florida (CVÑ)

2600
2600
Ignimbrita Huichapan-Donguinyó

Volcán La Joya

Volcán Xithí
Volcán Decandejé

Campo Volcánico Jilotepec

Complejo de Domos Dedeni Dolores


2220000

2220000
Volcán San Agustín

Tonalita San Juan del Cuervo


2600
26 00
Volcán Cerro Grande

Acambay-Tixmadejé (Graben de Acambay)


2400 Caldera Intragraben (Graben de Acambay)
3300

Sierra San Andrés Timilpan (Graben de Acambay)


0000

Falla Pastores
2210000

2210000
Sierra Chapa El Viejo
0000

26
2600
3300 Caldera El Chapulín

00

2200
Volcán Jocotitlán

Debris Flow Jocotitlán

Sierra Las Cruces

Sierra Las Peñas-Espinazo del Diablo

Sierra Las Animas


A
Volcán Las Tortugas

3300
2200000

2200000
0000
Volcán Cerro Podrido

2600
280

Formación Soyatal
28000

Tectónica

Curvas de Nivel
Red Hidrica
3322
0000

Cuerpos de Agua
226600
00
2190000

2190000
3000

Caracterización Geológica a
3000
3000 B
22880000
Semidetalle de la Porción Noroeste del
0

Estado de México
260

0
240
José Antonio Flores López
400000 410000 420000 430000 440000 450000 460000

¯
A A'
3,000

2,800 Kilómetros
2,600 0 5 10
2,400

2,200
0 2,000 4,000 6,000 8,000 10,000 12,000 14,000 16,000 18,000 20,000 22,000 24,000 26,000 28,000 30,000 32,000 34,000 36,000 38,000 40,000 42,000 44,000 46,000 48,000 50,000 52,000 54,000 56,000

B B'

2,800
2,600
2,400
2,400
2,220
2,200
2,000
1,800

0 2,000 4,000 6,000 8,000 10,000 12,000 14,000 16,000 18,000 20,000 22,000 24,000 26,000 28,000 30,000 32,000 34,000 36,000 38,000 40,000 42,000 44,000 46,000

94
V. Conclusiones.
El área de estudio comprende diversos tipos de efusiones volcánicas, todas
pertenecientes a la Faja Volcánica Transversal Mexicana, y a pesar de estar
emplazada en el límite del sector central con el oriental y ser partícipe de todos los
pulsos o episodios de conformación de esta unidad fisiográfica en alguna porción
de su extensión, presentó un hiato en su actividad a finales del Mioceno.
De acuerdo con la sucesión estratigráfica, el Campo Volcánico Jilotepec se emplazó
en algún momento del cuarto pulso de la FVTM, que va desde los 3.5 Ma hasta la
actualidad. Es el miembro más joven inactivo del área de estudio, sin embargo,
debido a los alcances del estudio, no fue posible establecer una edad absoluta.
El tectonismo regional está regido por dos sistemas principales. El primero, dado
por el sistema de fallas Morelia-Acambay, que presenta orientaciones O-E y NE-
SO; y el segundo, mediado por el sistema de fallas Taxco-San Miguel de Allende,
con orientaciones NNO-SSE. Esto se ve reflejado dentro del área de estudio y en
sus arrabales merced a que la mayoría de los edificios volcánicos y los productos
de las calderas aledañas presentan alguna de estas orientaciones.
De acuerdo con la interpretación de los mapas tectónicos, densidad de fracturas y
lineamientos, el sistema de fallas Morelia-Acambay continua al oriente, con un
cambio de orientación SO-NE, ocasionado por el empuje del sistema de fallas
Taxco-San Miguel de Allende en la parte circundante con la Sierra de las Cruces y
Sierra Las Peñas-Espinazo del Diablo.
Los miembros geológicamente activos del área de estudio son el graben de
Acambay, reactivado en 1913 y con el registro de eventos intermitentes en las
últimas cuatro décadas, y el volcán de Jocotitlán, aunque de este solo esté presente
la topografía hummicka y su última actividad estimada data de aproximadamente
700 años atrás.
Las zonas de mayores elevaciones dentro del área de estudio son aquellas que
presentan una mayor densidad de drenaje, y en general, esta se encuentra más
desarrollada. En cambio, las zonas más llanas son las que presentan una menor
densidad de drenaje, aunque hay que mencionar que el área se ha visto fuertemente
intervenida para el emplazamiento de obras hidráulicas (de drenaje y acumulación
y contención de agua, principalmente), lo que ha modificado sustancialmente la
hidrografía local de las zonas planas.
Se realizó la caracterización geomorfológica de 30 unidades, entre complejos
volcánicos, edificios volcánicos, calderas, intrusivos y otros rasgos geológicos de
interés en el área de estudio. Dentro de estas unidades, destaca el Campo
Volcánico Jilotepec, que se compone por 96 volcanes monogenéticos de
composición basáltica (predominantemente básica), y un complejo de domos
denominado Dedeni-Dolores, de composición intermedia-félsica, situado en su
parte central. Se recomienda realizar un estudio geoquímico en detalle para definir
el origen de estos magmatismos.

95
De los 96 edificios volcánicos correspondientes al Campo Volcánico Jilotepec, se
elaboró la descripción geomorfológica a detalle de 15 de ellos. Además, se obtuvo
la morfometría de la totalidad de dichos volcanes tomando en consideración sus
características promedio. Los parámetros morfométricos utilizados fueron la altura
del aparato (HCo), el diámetro basal (DCo), el diámetro del cráter (DCr), las
relaciones (HCo / DCo o DCr / DCo), así como la elongación del aparato y sus
pendientes internas y externas. La inmensa mayoría de los edificios volcánicos del
Campo Volcánico Jilotepec son conos cineríticos con ausencia o permanencia de
unos o dos cráteres; se cuenta también con la presencia de algunos anillos de toba.
Las alturas de los edificios volcánicos no exceden los 200 m. El rasgo con menor
altura (20 m) es La Concepción, mientras que los volcanes mayores son Cerro
Gordo-Polotitlán (160 m), Las Atarjeas y Humini (190 m), El Burro, Los Cuzdas y
San Sebastián (150 m), y Jurica (170 m). El volcán con mayor diámetro es Las
Atarjeas con 3,437 m y el que presenta el diámetro menor es El Ojo, con 256 m.
Aunque en las referencias existentes (Silva Mora, 1997; Suárez, 2006) Cerro Gordo-
Polotitlán, Las Atarjeas y Los Cuzdas aparecen caracterizados y clasificados como
conos cineríticos, la morfometría y la caracterización obtenidas en el presente
estudio indican que esos edificios volcánicos corresponderían a otros tipos y
clasificaciones. Para el caso de Cerro Gordo-Polotitlán (160 m desde el nivel de
superficie), su forma se ajusta más a un cono de tipo horse-shoe. Las Atarjeas [190
m desde la superficie y 3,437 m de diámetro (el mayor diámetro entre los edificios
volcánicos del Campo Volcánico Jilotepec)], dada su distribución espacial, se
aproxima a la forma de un cono del tipo spatter, con la salvedad de que esta clase
de conos poseen, típicamente, un menor gradiente altitudinal. Por último, Los
Cuzdas (150 m desde el nivel de superficie), se asemeja más a una topografía
generada por dos conos de escoria emplazados muy cercanos uno del otro.
Aún existen áreas con nula información bibliográfica o de referencia en la zona de
interés, mismas que requieren estudios más especializados, tal es el caso de las
unidades denominadas Las Peñas-Espinazo del Diablo y Las Tortugas.

96
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