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2006
Desde la década del 80 en que se sancionan las leyes 23328/ 86 y 23544/ 88 , que
ratifican los convenios 151 y 154 de la Organización Internacional del Trabajo, los avances y
retrocesos en la implementación de la negociación colectiva en el sector público, han estado
sujetos no solo a los vaivenes de las crisis políticas como la del 2001, sino básicamente al
lugar que en la agenda política de los distintos gobiernos han tenido temas como la calidad
institucional de las políticas públicas, el funcionamiento mismo del aparato estatal y la
relación de empleo público.
Podemos definir claramente tres momentos diferentes, la década del 90, el período 1999-
2003 y desde 2003 a la fecha, aún reconociendo que han existido cuestiones que
atravesaron transversalmente los tres períodos, como las dificultades fiscales, la crisis de las
representaciones políticas y sociales, pero desde el punto de vista de la actitud ante las
cuestiones planteadas en el párrafo anterior esta clasificación resulta válida.
En la década del 90, se suceden una serie de cuestiones que entrelazan a un tiempo
temas como, gravísima crisis fiscal, hiperinflación y un estado de desobediencia civil que
obligan al gobierno democrático elegido en 1983 a anticipar las elecciones y entregar el
gobierno antes de tiempo y la difusión de los llamados Consensos de Washington que
convierten en temas centrales del debate político las llamadas reformas de 1° y 2° grado que
podemos resumir como el tema de la Reforma del Estado.
Es así que el gobierno que asume en 1989, luego de una nueva crisis hiperinflacionaria
hace suyo el programa de reforma del estado y avanza decididamente en las llamadas
reformas de primer grado: Privatización de las empresas del estado y los servicios públicos
en general, desregulación de la economía, apertura y desmantelamiento del esquema
arancelario, liberalización del sistema bancario y financiero, etc., este proceso fue
acompañado de una reducción del aparato estatal tanto en las funciones como en
consecuencia en la estructura del mismo (Secretarias, Subsecretarías, Direcciones
Nacionales), y el número de empleados que pasó de 874.182 en 1989 a unos 280000 según
el presupuesto 2006, incluyendo unos 150000, que corresponden a Fuerzas Armadas y de
seguridad.
Este proceso se desarrolló en todo el primer gobierno de Carlos Menem desde 1989 a
1995. En ese período aparece un serio intento de modernizar el modelo de relaciones
laborales, en 1991 se instala el Sistema Nacional de la Profesión Administrativa (Si.Na.Pa),
esquema de carrera que incorpora medidas ciertamente revolucionarias para la cultura
burocrática vigente en la Argentina de la época, acceso al empleo público solamente por
concurso, carrera basada en la capacitación sistemática y en la evaluación de desempeño y
no en la antigüedad o el mero paso del tiempo, incorporación de la representación sindical en
forma institucional a la Comisión Permanente de Carrera y sus delegaciones y en las
veedurías de los procesos de selección.
Decíamos que estas políticas en general tuvieron un gran impulso durante el quinquenio
1991-1995, la de reforma administrativa tuvo la misma suerte y no casualmente en ese
período se cubrieron 1300 cargos de conducción por concurso y se llevaron a cabo 5488
procesos de selección lo que constituye un 66 % del total llevado a cabo entre l991 y 2003.
En 1992 el Congreso de la Nación sanciona la ley 24.185 de Negociación Colectiva en el
sector público y un año después a través del Decreto 447/93 que la reglamenta, concluyendo
el esquema legal iniciado en la década del 80 para abrir paso a la negociación colectiva y
terminar con las normas heterónomas para establecer el esquema legal del empleo público.
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XI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Ciudad de Guatemala, 7 - 10 Nov. 2006
El Gobierno de la Alianza
Si quisiéramos expresar en pocas palabras esta etapa deberíamos decir que este gobierno
comenzó plagado de prejuicios , respecto de la negociación colectivo, como resultado de la
histórica desconfianza del principal partido en la composición de la Alianza la Unión Cívica
Radical respecto del sindicalismo, respecto del personal de conducción que había accedido
por concurso, a tal punto que el presidente de la Nación definía la convivencia con estos
agentes como “dormir con el enemigo”, prejuicios inclusive respecto de todo el esquema
legal sancionado en la década anterior, tanto así que uno de sus primeros actos fue derogar
el Decreto reglamentario de la Ley 25.164, sancionado en las postrimerías del gobierno
anterior.
Paradójicamente este gobierno intentó conjugar algunas ideas modernizantes como la
aplicación de programas como Gestión por resultados, Carta Compromiso con el Ciudadano,
introducir del modelo de agencias o gerencias de programa y al mismo tiempo no solo
manifestaban el mas absoluto desprecio por cualquier tipo de participación de los
trabajadores en la definición de esas políticas, sino lo que es peor ideológicamente seguía
estancado en el modelo “Patronazgo” definido por Guillermo F. Schweinheim (1).
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XI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Ciudad de Guatemala, 7 - 10 Nov. 2006
En este período aparece un nuevo actor, el personal contratado, si bien los esquemas
jurídicos que permitieron la aparición de este modelo, caracterizado por los contratos
individuales de locación de servicios, destinados en su inmensa mayoría para incorporar
personal en tareas propias de la administración estatal eludiendo así no solo los
congelamientos de cargos vacantes sino los sistemas de selección de personal para el
ingreso a los mismos, existían desde 1995, con la emisión del Dec.92/95, es en este período
que alcanzan un desarrollo que han condicionado a partir de esa época y hasta la actualidad
toda política de recursos humanos en el sector público.
Cuando se produce el cambio de gobierno existía un sistema de contratos de personal
regido por el citado Decreto 92 de 1995 que permitía en principio contratar gerentes de
programas y consultores profesionales, rápidamente desvirtuado para poder contratar
personal administrativo y de apoyo. Sin embargo en el año 1999 la cantidad de personal
regido por esta modalidad no superaban los 3071, conformidad con los datos del Ministerio
de Economía de la Nación sin embargo el cuadro siguiente ilustra su imparable crecimiento
al lado de una planta permanente que se reducía:
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XI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Ciudad de Guatemala, 7 - 10 Nov. 2006
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XI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Ciudad de Guatemala, 7 - 10 Nov. 2006
veces combinan diferentes normas y que no estaban incluidos en ningún convenio colectivo,
abarcan unos 374 trabajadores de planta permanente.
En el convenio marco como señalamos estaban comprendidos, unos 46.000 trabajadores,
sin embargo había unos 1300 a los que sólo se les aplicaban las cuestiones referidas a
ingresos, deberes y prohibiciones, ya que se regían por la Ley de Contratos de Trabajo y el
Estado temía que por estar incluidos en el mismo convenio que los trabajadores con
estabilidad absoluta, reclamaran se les aplicara este derecho,.
A este escenario había que agregar los 18.000 contratados que por estar vinculados al
Estado a través de contratos de locación de servicios, carecían de todo derecho laboral,
especialmente de sindicalizarse y negociar colectivamente.
Esta situación se agravaba porque la totalidad de estos trabajadores, si bien habían
recuperado los salarios recortados por las normas e emergencia del 2001, hacía años que no
obtenían incrementos salariales y la devaluación del año 2002 (200%), había deteriorado el
poder adquisitivo de los salarios conjuntamente con una inflación que si bien había sido
controlada y era baja, socavaba mes a mes esa función alimentaria del salario.
Como puede verse se trataba de una situación muy difícil, que el gobierno intentó paliar, a
través del otorgamiento en dos oportunidades de aumentos de sumas fijas (150 $ y 100$) en
la primer oportunidad a aquellos que percibían salarios de hasta 1000$ y el segundo de
hasta 1200$. Estas medidas generaron un fuerte rechazo básicamente en los trabajadores
dado que al no comprender a todos fue vivida como discriminatoria y en segundo lugar
porque achataba aún mas las ya de por sí deprimidas escalas salariales del sector.
Desde el sector sindical mayoritario a su vez, generó un estado de conflictividad porque
postergaba una vez más la convocatoria a paritarias y además significaba un avance sobre
una cuestión como las remuneraciones que eran materia de esas mismas paritarias. A raíz
de esto el gobierno fue denunciado ante la Organización Internacional del Trabajo, por
incumplir con los Convenios 151 y 154 de esa organización y enfrentó reclamos y una
importante movilización callejera.
El Estado argentino enfrentaba una difícil situación, sus estructuras estaban desquiciadas
por la aparición de estructuras paralelas de contratados, de programas internacionales que
venían a suplir las misiones y funciones propias de cualquier organización estatal (Salud,
Políticas Sociales), de presupuestos que recién se empezaban a recuperar del impacto de la
crisis del 2001, la suspensión de los servicios de la deuda y la devaluación.
En ese momento el gobierno decidió apostar a la alternativa propuesta por el sector
sindical y desarrollar un programa de reordenamiento del empleo público a través de la
negociación colectiva y así entre julio y agosto de 2004, fue convocando a los distintos
sectores a paritarias, comenzando con dos medidas de gran importancia, en primer lugar
se acordó un aumento salarial para todo el personal, sin exclusiones y se comenzó a dar
transparencia a las escalas salariales incorporando las sumas fijas.
La segunda decisión acordada en paritarias e implementada después a través del Decreto
707/05, consistió en reconocer la relación de dependencia de aproximadamente 10.000
contratados, incorporándolos al régimen de empleo público aunque sin la estabilidad propia
del personal de planta permanente.
Estos acuerdos revelaban dos elementos de gran importancia, en primer lugar que existía
coincidencia entre el gobierno y la representación sindical respecto de la agenda a priorizar
en la negociación y en el diagnóstico acerca los problemas mas graves a encarar,
conjuntamente con una clara decisión de resolverlos.
Más allá de estas cuestiones, resulta necesario señalar otras decisiones que ser toman que
tienen una gran importancia aunque sin la repercusión que es típica de las señaladas
anteriormente y que podríamos expresar en:
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Sin menoscabo del desarrollo que esta cuestión ha tenido en congresos anteriores, resulta
procedente volver a efectuar una explicación de cómo organiza la ley 24.185, la negociación
colectiva en el sector público argentino.
Si estudiáramos la negociación colectiva en el sector privado, su organización aparece
como mas clara desde un comienzo dado que basta imaginar una actividad y surgen
claramente quienes serán las partes intervinientes y la estructura de la misma. Sin embargo
cuando trasladamos la mirada al sector público esta claridad desaparece.
Las primeras experiencias pudieron llevarse adelante pues abarcaban una actividad
concreta y puntual (los casos citados de Lotería Nacional S.E., o el sector provisional) sin
embargo cuando se decide contener todo el espectro de la actividad estatal surgen los
inconvenientes, ¿Cómo abarcar y regular en un mismo convenio colectivo la actividad de los
músicos de las orquestas nacionales, los coros, el sector científico técnico, el personal de los
establecimientos de salud, etc.?.
La ley responde a esta problemática de la siguiente manera. En primer lugar se discute un
Convenio Colectivo Marco, que contiene normativas y principios generales que deben ser
respetados y aplicados en todos los sectores, luego de ello los sectores discuten convenios
colectivos particulares que incluyen aquellas cuestiones expresamente delegadas por el
convenio colectivo general o no tratadas en el mismo. Asimismo pueden desarrollar
especificidades de materias incluidas en el convenio general mientras que no contradigan
aquella normativa.
Para que quede más claro, el convenio general puede disponer que nadie pueda ingresar
al empleo público sino a través de procesos de selección y que una vez ingresados deban
implementarse procesos de evaluación de desempeño y en los convenios colectivos
sectoriales luego desarrollarse modalidades de aplicación de esos principios.
Como además existen representaciones sindicales de alcance nacional y que actúan en
todo el ámbito del empleo público (la Unión del Personal Civil de la Nación y la Asociación de
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XI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Ciudad de Guatemala, 7 - 10 Nov. 2006
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Es importante remarcar el esfuerzo puesto por las partes para llevar a buen puerto una
discusión, por la que muchos no abrigaban serias esperanzas, muchas eran las dificultades,
quizás la novedad de la Negociación Colectiva en sí misma lo fuera, tengamos en cuenta que
en catorce años de vigencia de la ley solo se firmaron hasta la fecha dos convenios, por lo
que seguramente con la serenidad que da el tiempo, se podrá ponderar adecuadamente este
esfuerzo.
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Lo primero que debe rescatarse es que el nuevo convenio es claramente una continuidad
superadora del anterior. Con inteligencia las partes supieron sustraerse a las tentaciones
fundacionales, que acostumbran a despreciar las experiencias anteriores, a tirar por la borda
los avances, como si se pudiera construir desde la nada, sin bases. Una definición sencilla
diría que está todo lo que estaba antes y ahora hay más. Más por cantidad de involucrados,
pero especialmente una claramente superior calidad legislativa.
En el convenio anterior, se advertía la inexperiencia y aparecían párrafos no bien
elaborados, lagunas, textos de controvertida interpretación y no había una guía, una
declaración que le diera idea y concepto al texto y que permitiera como el hilo de Ariadna,
transitar por la norma con claro y único sentido interpretativo.
Seguramente a la luz de la experiencia, el convenio comienza con un prólogo que es una
verdadera exposición de motivos y que señala con absoluta claridad que los principios
rectores son:
1) Una cultura del trabajo, competente, austero, honesto y eficaz…para una Administración
Pública moderna y de calidad.
2) Relaciones laborales armoniosas y de mutuo respeto…libre de violencia laboral y
promotoras de la no discriminación y la igualdad de oportunidades y de trato.
3) Desarrollo y aplicación de modernos regímenes de carrera administrativa …organizados
para asegurar la idoneidad y la igualdad de oportunidades, la profesionalización y
dignificación laboral de los trabajadores.
Por ello establecen que la interpretación y aplicación de las cláusulas del convenio
deberán guardar relación con esta exposición de motivos y resolver las situaciones en
sentido favorable a estos últimos.
Resulta claro que las representaciones de ambos sectores no han querido dejar hilos
sueltos, y la lectura de los ciento sesenta artículos aparecen con algunos principios que lo
recorren transversalmente, especialmente el de igualdad de oportunidades y de trato y la
condena a la violencia laboral y al autoritarismo, cuestiones que han sido lamentables notas
comunes a la relación de empleo público, la no discriminación no solo laboral a través de la
nivelación en los derechos de todos los trabajadores, con independencia de la norma legal
de fondo que caracterice la relación laboral, sino de raza, sexo ,política, gremial,
discapacidad, caracteres físicos y menciona expresamente la portación del Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) que se ha constituido en un obstáculo vergonzoso al
acceso a un trabajo digno.
Se perfeccionan los institutos de resolución pacífica de controversias y las atribuciones de
la Comisión Permanente de Aplicación y Relaciones Laborales, único órgano de
interpretación vinculante de las normas del convenio, de constitución también compartida por
mitades entre los gremios y la representación estatal. Esta comisión dispone ahora de la
facultad de elaborar estudios semestrales, respecto del convenio y de considerar que resulta
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Apenas puesto en vigencia el nuevo convenio y cuando aún faltaban completar materias,
como el régimen de viáticos y movilidad para el personal y el Régimen de Licencias,
Justificaciones y Franquicias, cuestiones sobre las cuales las partes decidieron autootorgarse
ciento ochenta días para definir o mejor dicho terminar la labor, se reinstaló la cuestión
salarial y así mientras que las áreas que tenían su negociación sectorial abierta se avocaron
a definir sus nuevas escalas salariales, la comisión negociadora del convenio marco se vió
obligada a arrogarse esa definición en aquellos sectores que por haberse incorporado en
pleno a partir de marzo de 2006 no habían constituído su espacio negociador o ni siquiera
estaba definido como se organizaría el mismo.
Afortunadamente la experiencia de los largos meses anteriores de discusión, facilitó la
cuestión y no sólo se pudo continuar con la recomposición del salario sino que en aquellos
sectores, recién incorporados, que presentaban un retraso mayor o defectos en la estructura
misma de sus salarios, pudieron empezar a corregirse.
Hoy se encuentran en marcha las paritarias del Personal Civil de las Fuerzas Armadas y
del personal de la Administración encuadrado en el Sistema Nacional de la Profesión
Administrativa (Si.Na.Pa), que en conjunto comprenden unos cincuenta mil trabajadores de
planta permanente y mas de diez mil contratados, junto a otros sectoriales menores
cuantitativamente.
Otro elemento capital a la negociación general aún abierto es el poner en funcionamiento el
Fondo Permanente de Capacitación, creado en esta última negociación, ente que
administrará un capital equivalente al dos por ciento de la masa salarial de los mas de
ochenta mil trabajadores comprendidos, con el objeto de pensar planes de capacitación de
carácter estratégico separados de la capacitación habitual anual.
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Sin embargo todas las partes involucrados, deben ser conscientes que se aproximan
cuestiones de tanta o mayor importancia, para abordar con esta joven herramienta de la
negociación colectiva, como los hasta ahora tratados.
De nada servirá diseñar modelos de carrera modernos que pongan su acento en la
idoneidad, la capacitación, la evaluación de desempeño, los procesos de selección basados
en el mérito para la promoción o el ingreso, en resumen en la verdadera y profunda
profesionalización del empleo público, si se mantienen políticas de congelamiento de cargos,
basados en criterios pseudofiscalistas y uso esta calificación, porque no puede llamarse de
otra manera a un modelo que a la par que dilapidaba mas de cinco mil cargos por eliminación
y otros dos mil por retiros voluntarios y paralelamente llevaba de unos tres mil a dieciocho mil
los contratados bajo modalidades destinadas a eludir el vínculo laboral.
Cabe consignar que mientras que el gasto salarial permanecía estable, el gasto en
contratos de locación de servicios aumentó entre 1995 y 2003 el doscientos cuarenta y cinco
por ciento (245%).
Resulta alentador que el Estado haya aceptado rediscutir en forma paritaria las dotaciones
de personal, lo cierto es que hoy las estructuras formales y las dotaciones de personal son
una ficción, sino observemos la relación en algunos ministerios entre personal de planta
permanente y contratados
Estos números revelan que aún si se recuperaran todas las vacantes, no alcanzarían para
incorporar a planta permanente a todos los contratados, muchos de los cuales llevan años
trabajando en la Administración Pública, la sola relación actual solo en la administración
central de un trabajador contratado cada dos de planta, reclama una solución que solo puede
pasar por el sinceramiento de las plantas de personal.
La situación se agrava porque existen además otras modalidades contractuales en las
cuales el Estado ni siquiera aparece contratando con el trabajador, sino que son aportados
por distintas universidades y fundaciones, que han suscripto convenios de cooperación
técnica, con módulos de fortalecimiento institucional a través de los cuales se produce este
verdadero fraude laboral y lo definimos así porque tanto la Ley de Contratos de Trabajo en su
art. 90 como la Ley 25164 en su art. 9, manifiestan que la contratación de personal por
cualquiera de las modalidades hasta aquí descriptas solo puede producirse para cubrir
“necesidades extraordinarias” que no hagan a “las misiones y funciones propias del
establecimiento” y por un plazo determinado, ninguna de estas exigencias se cumplen en
ninguno de estos casos.
Para tener una idea de la importancia de este problema, veamos algunos ejemplos:
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Alguien puede sostener que no nos encontramos en una ficción de la que salen
perjudicados tanto el trabajador que ejerce una tarea sin que se reconozca su relación
laboral y con ella el derecho a la Seguridad Social, a la sindicalización, etc., como el servicio
ya que es encarado por empleados sin sentido de pertenencia ni compromiso con la función.
Todo esto debe ser encarado en forma prioritaria, afortunadamente existe conciencia del
grave perjuicio para la calidad institucional de cualquier política pública de estas prácticas y
ello nos permite esperanzarnos en que se pueda ir corrigiendo estas anomalías, dado que se
cuenta con un arma formidable como la participación de los trabajadores a través de la
Negociación Colectiva.
Esto exige que estemos todos de acuerdo en el valor axiológico de una organización de la
Administración Pública basado en el mérito, entendido como un sistema en el cual”…todos
los ciudadanos son formalmente iguales frente el acceso a los cargos y empleos públicos, no
siendo constitucionalmente admisible ninguna discriminación que no se halle fundada en el
mérito exigible, para el buen desempeño de aquellos…” (5)
Si estamos convencidos, y la experiencia abunda en ejemplos para los incrédulos, que
“…aunque la clase política tiende naturalmente al sistema de patronazgo, instaurado de
modo general al inicio del Estado constitucional, como éste propende a la incompetencia,
ineficiencia y corrupción, tiene que surgir una presión de la opinión pública que obligue a los
políticos a instaurar el sistema de mérito, aunque tal instauración se produzca de manera
“incremental”, es decir mediante un largo tiempo de convivencia desigual de ambos
sistemas” ( 6 ), entonces resulta indiscutible que la presencia de los trabajadores
organizados, como garante de estos procesos, es decisiva, así como que la
institucionalización de cada paso a través del compromiso negocial, constituye un límite a los
retrocesos.
Fuentes:
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