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¿CUAL FUE EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA

CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ?

Al pasar de los años la sociedad se ha encontrado sumergida en una serie de


conflictos que cada vez más pone en riesgo la buena convivencia y la búsqueda de
la paz.

Los medios de comunicación son la pieza fundamental para la construcción de la


paz puesto que para llegar a acuerdos se necesita incrementar el diálogo, para
llegar a lograr soluciones inalienables se necesita de una excelente relación entre
ambas partes; los medios de comunicación al ser difusores de información permiten
alcanzar el objetivo deseado.

La mejor aportación que podrían hacer los medios de comunicación es


comprometerse con una sociedad mejor. No sólo trabajar por ser buenos
profesionales, por ejemplo, sino que puedan comprometerse a que desde su labor
contribuyan a una sociedad más justa, más igualitaria, menos violenta. Ir más allá
de las buenas intenciones y pronunciarse desde su espacio para lograr un impacto
real y mejorar nuestra sociedad.

Cada uno de nosotros está en el deber de hacer un buen uso de estos medios para
poder así, hacer realidad el sueño de tener paz con todo y todos. Vivimos en un
país, sociedad o mundo que debemos cambiar positivamente y que depende de
nosotros y de los mecanismos que estén a nuestra mano, hacer posible esta idea.
Se tiene en cuenta que este cambio no es fácil, pero con empeño y voluntad se
logra, está en nosotros crear la cultura de tener una buena convivencia o entablar
exitosas relaciones con los que nos rodean, aunque sea paulatino, es necesario
para erradicar todo tipo de problemas con el que nos enfrentamos diariamente,
como violaciones, maltratos, prejuicios, desigualdades, riñas, corrupciones, malos
entendidos… con esto vemos, que la comunicación es vital para velar por los
intereses tanto personales como colectivos.
Los medios de comunicación tienen como una de sus principales misiones el
cubrimiento de acciones violentas contra la población civil, disputas territoriales,
enfrentamientos entre grupos armados, tomas de municipios y reportes de
ciudadanos desplazados de sus predios. Cientos de titulares, entrevistas, reportajes
e informes especiales se constituyeron en un universo de representaciones
simbólicas consumido a diario por los ciudadanos. De este modo, los mensajes de
los medios se convirtieron en aparatos de producción de sentido que permitieron
durante décadas caracterizar a amigos y enemigos y otorgarles atribuciones tanto
a ellos como a sus acciones.

Para el comienzo de un nuevo proceso en el país, se necesita que se ejerzan


debidamente y con urgencia los medios de comunicación, siempre y cuando se trate
un lenguaje que no incite a la agresión.

Desde los principios de la humanidad el hombre se ha basado a la idea de que los


conflictos se solucionan con más conflictos sin importar de que la violencia atraiga
más violencia, la realidad se encuentra envuelta en una cultura individualista, que
consiste en que si hablando no se soluciona el problema, se recurre inmediatamente
a la guerra. Debemos priorizar una paz verdadera, teniendo en cuenta que la paz
no solo es la ausencia de conflicto armado, sino también el trabajo activo por
construir una sociedad más justa y duradera, creyendo y respaldando cualquier
propósito que se tenga para generar esto.

Así, los medios de comunicación podrían constituirse en instrumentos para la paz,


si sus contenidos contribuyen a generar sentimientos de empatía y de deseo de
justicia en sentido amplio. Esta empatía y deseo de justicia debe partir del hecho de
que hay grupos que pierden en el juego social, y que su sufrimiento y circunstancias
ameritan una sensibilización frente al dolor del otro, frente a su situación de
opresión. Esto sin duda puede contribuir a que en la vida cotidiana se reconozca a
los demás seres humanos como personas iguales, e incluso a ayudarlos cuando
estos lo requieran porque viéndolo de este modo, la vida sin paz es un caos que
afecta a millones de personas, donde las élites del poder prácticamente no hacen
lo posible por impedirlo.
Vivir en paz nos ayuda a aceptar nuestros errores y reflexionar sobre ellos. Sin
embargo, las constantes violaciones a los derechos humanos y a la libertad
individual, son la amenaza más común para la paz y el bienestar de una sociedad,
diariamente vemos a este mundo inundado de casos que demuestran este tipo de
acciones.

Actuar con verdad y justicia a través del diálogo hará sociedades más libres y
humanas. Reconocer y garantizar la correcta aplicación y defensa de los derechos
humanos en el mundo, fomentará condiciones favorables de convivencia pacífica y
el desarrollo de la humanidad. Fomentar la cultura de paz entre los seres humanos
mediante la construcción de entornos libres de violencia debe ser una actividad
cotidiana en el desempeño de nuestras actividades que nos ayude a erradicar por
completo todo tipo de violencia y nos lleve a la ausencia de guerras.

En conclusión, los medios de comunicación interceden de gran manera para lograr


la paz, son los mejores mediadores ya que proporcionan o exponen información que
ayudara a comunicar con objetividad lo que se desea logrando aclarar o transmitir
lo que se quiere expresar.

El papel que los medios de comunicación juegan hoy en la transmisión de valores


de convivencia, como coadyuvantes, en su diversidad, de la familia, la escuela, la
comunidad, la sociedad, y el Estado, ha orientado los contenidos de las diversas
partes. Cada miembro de esta sociedad quiere alcanzar la paz pero más que eso,
debe empezar a hacer acciones en pro de ello, de nada vale querer algo si no se
lucha por eso. Así, el ciudadano, está convencido de que nos encontramos en un
espacio colectivo sumamente peligroso, por ende, siente miedo y desconfía de los
demás. Es necesario plasmar en los medios de comunicación lenguajes que
cooperen con la regulación de la paz debido a que hay que aprovechar o hacer buen
uso de lo que tenemos a nuestro alcance, es por esto, que resulta evidente que la
comunicación para la paz busca forjar un compromiso y un posicionamiento claro
sobre los problemas estructurales que aquejan al estado, y por ende a la sociedad
en la que estamos impregnados.

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