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NIMBUS, N°1, 1998, PÁGS.

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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

GIL OLCINA, A. y OLCINA CANTOS, J. (1997): Climatología general. Ed. Ariel, Bar-
celona, 579 pp.

Con este estudio se ha alcanzado una José de Acosta y Pedro Cieza de León entre
perfecta simbiosis entre una prolija informa- otros. En la segunda etapa, siglo XVIII fun-
ción y un rigor exquisito, conjugado todo damentalmente, sobresale una pléyade de
ello con una prosa que invita a la lectura, lo estudiosos como Torricelli, Fahrenheit,
que se traduce en un excelente manual para Celsius, y George Hadley, éste ŭltimo pro-
estudiantes e iniciados en climatología y en pone un modelo de circulación general en
ciencias del medio ambiente. su Philosophical transactions (1753), des-
La "Climatología general" de los profe- tacando el papel de los Alisios. La tercera
sores Gil Olcina y Olcina Cantos, se puede iría desde el XIX al XX, destacando figuras
configurar en cuatro grandes apartados o como Humboldt uno de los más grandes
conjuntos, dependiendo siempre de la sub- valedores de la geografía. Y hechos como
jetividad implícita en cada lector. el nacimiento de la Escuela de Bergen o
Un primer apartado abarcaría los escuela noruega de vital importancia por el
capítulos uno, dos y tres en los que se rea- método empleado para el pronostico del
liza un periplo en el devenir del tiempo, tiempo en la zona de circulación general
subdividido en varias etapas de duración del oeste, hasta el extremo de haber sido
muy heterogénea. La primera de ellas se adoptado por diferentes servicios meteoro-
remontaría desde los inicios de la propia lógicos. Es hacia 1926 cuando seg ŭn Péde-
humanidad, hasta bien entrado el siglo laborde se realiza por el geógrafo Bénévent
XVI, donde confluyen las supersticiones de el primer trabajo sinóptico. Desde entonces
carácter sobrenatural con el enorme esfuer- hasta la fecha no se han interrumpido esta
zo realizado por alcanzar una reflexión clase de estudios, ya sean realizados por
basada en el saber empírico. En éste dilata- geógrafos o meteorólogos, en los que se
do periodo sobresalen hitos como la publi- tienen presente la conexión entre modelos
cación de la obra de Aristóteles "Los Mete- de presión a distintas escalas y balance
orológicos" hacia el 337 o 340 a.C., que se energético, sin olvidar la interacción aire-
convirtió en el tratado sobre física terrestre mar, todo ello gracias a la ingente informa-
mas leído y comentado hasta el siglo XVII. ción proporcionada por los satélites meteo-
Otro de los momentos cumbres es el cono- rológicos como el METEOSAT, siendo el
cido como época hispana de la geografía punto de arranque la puesta en órbita del
que se desliza por los siglos XVI y XVII, Sputnik en 1957.
destacando cronistas y bachilleres de la Dentro de éste primer apartado y en
talla de Gonzalo Fernández de Oviedo, concreto en el capítulo dos se recoge una

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relación prolija y muy valiosa de redes de el capftulo tres, realiza funciones de enlace
observación y servicios meteorológicos, con el apartado tercero, pero no por ello
acompariados de referencias históricas e deja de ser prioritario, pues en él se recoge
hitos indiscutibles en el transcurrir de la la explicación del viento geostrófico, así
Climatología como disciplina. Es relevante como el principio de Conservación del Tor-
la mención dedicada a los boletines meteo- bellino Absoluto (giro de la Tierra o de un
rológicos que publican Estados como Ale- cuerpo en torno a la vertical), que vendría a
mania, Estados Unidos o la agencia meteo- incidir en una nueva teoría del desencade-
rológica de Japón. namiento del mistral, segŭn la cual la
Este primer conjunto se finaliza depresión situada en el Golfo de León o en
con un capítulo sobre la División de la el de Génova, no es la causa, sino mas bien
Atmósfera y que servirá como puerta de la consecuencia, ateniéndonos a la idea
entrada en el Segundo gran apartado de enunciada por Sverre Petterssen, de que
este tratado, que abarca desde el capítulo existen áreas de ganancia y de disminución
cuarto, Temperaturas al undécimo, Rota- de torbellino.
ción terrestre y dinámica atmosférica. En El tercer gran conjunto de esta obra de
estos ocho capítulos, los autores realizan Climatología general, abarca desde el capítu-
un exhaustivo análisis de parámetros des- lo dedicado a Zonación media de presiones y
criptivos que se pueden denominar elemen- vientos hasta el decimoséptimo, El fenóme-
tos meteorológicos, dentro de los cuales se no "ENSO". Es necesario poner de relieve el
encuentran la temperatura, el agua atmos- esfuerzo que ha debido suponer a los autores,
férica, la presión atmosférica y vientos, los la buena sincronización de la que han hecho
centros de acción y masas de aire, capftulos gala a la hora de seleccionar la abundante
todos ellos elaborados en su justa medida, cartografía del análisis en superficie, como
en los que se introducen curias para posi- las imágenes de satélite en las que se apre-
bles líneas de desarrollo e investigación, cian desde un embolsamiento de aire frío en
como la tan traída y llevada existencia de la fachada oriental de la península Ibérica,
una masa de Aire mediterráneo, en la que hasta la ubicación de la banda nubosa de la
los autores quedan al margen de dicha Convergencia Intertropical.
polémica; en cambio si hay un pronuncia- Es notorio reseriar los capítulos de la
miento en contra del supuesto monzón de circulación Monzónica como el dedicado
la Península Ibérica. al fenómeno "ENSO", uno por su trascen-
Estos capítulos son el eje primordial de dencia y el otro por su actualidad y con-
cualquier obra de climatología, pues los tactadas incidencias en las alteraciones cli-
elementos meteorológicos que en ellos se máticas de grandes áreas del Globo.
analizan vienen a ser las piezas claves del En cuanto al ŭltimo apartado se recogen
reloj climático de la Tierra. Sin ellos no se las más recientes medidas adoptadas ante
podría entender el balance energáico Pla- los riesgos climáticos, tanto por los orga-
netario y en particular la concatenación de nismos internacionales (ONU), que en
la distribución de tierras y mares, sobre las 1989 declaró la década de los noventa
temperaturas, centros de acción y restantes como Decenio Internacional para la Reduc-
elementos meteorológicos. Este apartado ción de los Desastres Naturales, como los
finaliza con Rotación terrestre y dinámica adoptados por los diferentes Estados. En
atmosférica, que al igual que ocurriera con España desde finales de 1996 funciona el

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"Plan Nacional de Predicción y Vigilancia Indicamos que se han recogido tres ane-
de Fenómenos Adversos". xos: a) los registros extremos de elementos
Se intuye que el actual modo de vida climáticos en el mundo; b) las direcciones
imperante infiere sobre las alteraciones cli- por las que se puede "navegar" a través de
máticas, hecho que queda correctamente INTERNET y por tanto recibir informa-
recogido en el capítulo de las Repercusiones ción para el estudio del tiempo y clima. Y
atmosféricas de la actividad humana. Se con- c) la simbología empleada en los boletines
cluye este bloque, con una buena recopila- meteorológicos.
ción de las mŭltiples clasificaciones climáti-
cas que más se han empleado desde la anti- Manuel Viedma Muñoz
gŭedad, hasta los más recientes tratadistas.

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