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A usted… Deseo de mis sublimes noches,


os dedico este elíxir de ensueño.
Venid, acompañadme al suspiro eterno de mi cantar de amores.
Al fin… le he encontrado en este mundo de sombras,
Dejadme mostrarle el paisaje guardado en oscuras miradas,
allá en el valle de las madrugadas.
Y verla en el espejo llamado felicidad cuyo reflejo fue olvidado por la crueldad de
quienes compraron su sinceridad.
Dejad de soñar con el horrendo océano,
creador de imposibles deseos llenos de sal.
Venid… tomad mi mano, os llevaré a un mejor lugar.
En el cristal del firmamento iridiscente, son vuestras miradas,
dos luceros de noche impaciente, buscando en la adversidad una verdad ilimitada.
Si vuestro pesar es que todo tarde o temprano se acaba…
mirad mi esencia que de eternidad ha sido creada.

Que así sea, y se confirme con la primera mirada.

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