Está en la página 1de 95
ombinando un esmerado pensamiento, una cilida historia pelwonal y tun excepeional conocimiento de las verdades biblicas, Tullia labora ee eee eee LLIAN TCHIVIDJIAN Pe ee eee eee ® 09Z0NO0? Pea et ee een Per te ea eet eee ey Puede mi relacién con Dios garantizarme pasar la etemiad _Conozco a Dios? se eseribié para aleanzar a una amplia variedad tle lectores: tanto para los que son ajenos al cristianismo, como para los tle ay empeza doa eaminar en su fe con Cristo y dudan de s ae ee Ce eu eee ence mr) Pe ee et ee eee) | Pn eee sa ee Re eee es eee ne ee een eRe Peete eee ed eee RTD cristiana se predicaba a millones de personas. Sin embar lograr una fe personal. Su primer libro, ;Conozco a Dios ee Cet ane et Ree Re S| = > 2 re a fe iS) > Ey en ee ee ee La mision de Editorial Vida es ser la compari der en comunicacién Cristiana que satistaga las necesidades de los personas, con recursos Ccuyo contenido gloriaue a Jesveristo y promueva prineiplos bibicos. gCONOTCO ADIOS? Edicién en esporiol pubicade por toll Vide 2009 Mio, Flodea (© 2009 por Eatloral Vide Sicily published n Fnalsh under he fe Bo I Know Goe? By Tulln Teivtan 2607 by Tutan Tehiviton Published by mulinomch Books ‘an imptnt of The Crown Pubsring Group a divsion of Random Hovse, ne. 12265 Oracie Boulevard, Sule 200 Colocodo Serings, Cote 80921 USA ‘Aiinor Engjsh language rights are contracted through Gospel Literature international P.0.Box 4060, Ontario, Calfornia 91761-1003 USA This ransotion published by crtangement with Multnomah Books, ‘Animprint of The Crown Publishing Group, a divsion of Random House, Inc. Tracuecién: Marcela Robaina Edlcién: José Rule Disefo interior: Cathy Spee Disefio de cubierta: Base Creativa RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. A MENOS QUE SE INDIQUE LO CONTRARIO, EL TEXTO BIBLICO SE TOMO DE LA SANTA BIBLIA NUEVA VERSION INTERNACIONAL © 1999 POR LA SOCIEDAD BIBLICA INTERNACIONAL, ISBN: 978-0-8297-5556.5 CATEGORIA: Vida cfstiana/Crecimionto espittual IMPRESO EN ESTADOS UNIDOS DE AMERICA PRINTED IN THE UNITED STATES OF AMERICA ov 101112 654321 Elogios para 4Conozco a Dios? «Calido, simpético y util. La inteligente respuesta de Tullian a la pregunta “,Conozco a Dios?” seré una guia y estimulo a muchas Personas». (Os Gunwness, Autor de The Call [La llamada] «Con sabiduria, gracia y transparencia, Tullian ayuda a desbrozar el sendero a veces incierto de conocer y seguir a Dios. Me conmueve ratificar esta obra de reflexién y confio que te resulte igualmente centretenida y til Ravi Zacharias Autor de Can Man Live Without God? {;Puede el hombre vivir sin Dios?] «En Ia actualidad, muchas personas viven confundidas sin saber si podemos realmente conocer a Dios. zEs posible tener verdaderamente una relacién con el Creador del universo? Este libro, escrito por uno de mis ex estudiantes, Tullian Tehividjian, deja cen claro que podemos tener dicha certeza y explica cémo es posible egar a tenerla. Es un texto s6lidamente biblico y equilibrado, con explicaciones excelentes y buenas ilustraciones de los conceptos. Quiera Dios usar este ejemplar de Tullian para que muchos lleguen @ la maravillosa certeza de que Dios los ama en Cristo Jestis», Jon M. Frame, J. D. TrimBee Cute oF SysTEMATIC THEOLOGY AND Puttosority at REFORMED THEOLOGICAL SEMINARY «Tullian ha escrito un libro bueno, sencillo y s6lido sobre un asunto crucial. Tullian quiere que conozcas a Dios y que sepas que conoces Dios. {Conoces a Dios? Este libro te ayudara a responder a la pregunta mas importante de todas las que podrias hacerte. {Qué mejor razén para invertir tu dinero en este libro, o para dedicar tiempo a su lectura?» Mark E. Dever, Pastor PRINCIPAL, CaPrTot. Hitt Iglesia Bautista, Washington, DC «Se trata de un libro muy célido y personal sobre Ia certeza de la salvacin y sobre cmo podemos saber que hemos sido redimidos por Cristo, Est escrito con la sabiduria pastoral hacia una iglesia a ‘menudo afligida por profundas corrientes de inseguridad, y a veces por discipulados inconstantes. Es una palabra para nuestro tiempo y fie a la Biblia. Davo F. Wetts, Profesor Distinguido de la Cétedra Andrew ‘Mutch de Teologia Historica y Sistematica, en el Seminario Teolgico Gordon-Conwell. «Saber que conoces a Dios y que Dios te conoce es la fuente de paz, 2070 y fortaleza mas importante para el viaje de tu vida. Tullian toma de la mano a quienes luchan con esta duda y los conduce con paso seguro hacia esta certeza, Sin duda se trata de un libro para cconfiar y para atesorar». JUL PACKER conocimiento del Dios Autor de A mamé y papé Ustedes fueron los primeros en enseftarme que el cristianismo es ante todo, y lo mds importante, tener una relacién con Dios. Contenido Prélogo por Billy Graham La esperanza de la certeza Es realmente posible conocer a Dios? Una verdadera relacién con Dios éQué significa conocer de verdad a Dios? Cémo no quedar enire los «muchos» La Biblia advierte sobre la falsa seguridad, gcémo puedo saber a ciencia cierta que no me estoy engaiiando? La promesa de la proximidad Si soy sinceramente religioso y espiritual, significa eso que conozco a Dios? Esforzarse para, esforzarse en ¢Cuél es la relacién entre la fe que salva y las buenas obras? El valor de su Palabra De qué manera creer en las promesas de Dios me da la certeza de mi salvacién? La sensacién de Ia presencia divina {De qué manera mis sentimientos me convencen de mi salvacién? Pruebas exterlores de hechos interiores De qué manera mi obediencia me da la certeza de mi salvacién? uv 13 25 41 83 101 113, 9. La busqueda préctica de Ia certeza Qué puedo hacer para experimentar la certeza de mi salvacién? 10. El conocimiento de Dios en la noche oscura £Cémo puedo tener la certeza de la presencia de Dios cuando lo que mas siento es su ausencia? 11. Lo mejor esté atin por venir ¢Qué promete para mi eternidad el saber que pertenezco a Dios? Reconocimientos Guia de estudio Notas Indice temético 129 143 155 169 173 185 190 Prdlogo El libro que tienes en tus manos contiene el mensaje que Ile- vo proclamando desde hace mas de sesenta afios. Desde mi primer libro, Paz con Dios, publicado en 1953, hasta el mas reciente, The Journey [El viaje], mi objetivo ha sido ayudar a las personas a entender cémo pueden verdaderamente co- nocer a Dios. Hacia el final de mi vida en este mundo, mi oracién més sentida ha sido que Dios levantara una nueva generacién de voces comprometidas con la proclamacién de las buenas nue- vvas que, en la persona de Jesucristo, Dios vino a este mundo perdido a rescatar a los pecadores de su pecado, a convertir a los esclavos en sus hijos. Este libro, escrito por mi nieto Tu- llian Tehividjian, es una respuesta a mi oracién. Dios levanté a Tullian para un momento como el que nos toca vivir, para proclamar con valor a la presente generacién que no hay nada que sea més importante que conocer a Dios. Como encontrards en las siguientes pAginas, Tullian tuvo sus luchas en su juventud, antes de que Dios le hiciera llegar a esta conclusién. Aunque Tullian se crié en un amante ho- gar cristiano, estuvo decidido a alejarse de todo lo que Dios Te habia dado, Después de vagar alejado de Dios y buscar durante afios la satisfaccién y la seguridad, Dios respondié a nuestras oraciones y le devolvié la vista a Tullian para ayu- darlo a comprender que solo una relacién con Dios puede saciar nuestra sed de contentamiento. Casi de la noche @ 1a mafiana, mi esposa y yo vimos un cambio radical en Tullian. Su bisqueda de la verdad, inspira- da por Dios, nos contagié a todos. El paso los siguientes siete UConezce a Dios? aos de su vida en la universidad y el seminario, estudiando la Biblia, filosofia, nuestra cultura, Ia historia de Ia iglesia, teologia y las lenguas biblicas. Siguié el consejo de mi amigo John Stott, de ser un hombre con dos ofdos: para estar atento tanto a las interrogantes del mundo como a las respuestas de la Palabra de Dios. Su combinacién singular de experiencias de vida y ca- pacidad teolégica lo convierten en un prudente consejero bi- blico para su generacién. Tullian es un predicador dinémico, ha formado una iglesia, y ahora plasma sus pensamientos en estas paginas. Presenta su caso con claridad y convocatoria y, Jo que es mas importante, con fundamento biblico. Mi oracién es que ti, lector, escuches con mucha aten- cién a lo que mi nieto dice aqui. Después de la Biblia, posi- blemente este sea el libro més importante que podrias leer, porque te ayudaré a responder a la pregunta més importante que podrias hacerte: ;Conozco a Dios? ~ Billy Graham La esperanza de la certeza JEs realmente posible conocer a Dios? Sé en quién he creido, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel dia lo que le he confiado, El apéstol Pablo (2 Timoteo 1:12) ra la semana después de Navidad; Ia oficina estaba en si- Jencio, La mayoria de nuestros trabajadores de la Iglesia New City se habian ido de la ciudad o estaban en sus hogares con su familia, Yo también me habia tomado esa semana de vacaciones, pero una mafiana pasé por la oficina para recoger unos libros. Harfa solo unos minutos que habfa Ilegado cuan- do una persona traspas6 el umbral, Se Ilamaba Mike. Hacia un tiempo que él y su familia asistian a la Iglesia New City. Qué importaba que estuvigramos de vacaciones, Mike tenia una pregunta que no admitia demora. Se dejé caer en una silla junto a la ventana. Me confes6 que llevaba més de una hora sentado en el estacionamiento, “ eConozco a Dios? debatiendo en su interior si se decidia a entrar y conversar conmigo. Finalmente se animé y entré con el fin de plan- tearme una pregunta: «Como puedo saber que conozco a Dios?». Mientras hablébamos, me resulté claro que hacia por lo menos un afio, desde que yo habfa predicado un sermén sobre Mateo 7, que Mike vivia angustiado por esta pregunta. Se trata del capitulo en que Jesiis advierte que habré muchos que atraviesan la vida creyendo que conocen a Dios, solo para ser recibidos por Dios en la eternidad con las palabras esca- lofriantes: «amis los conoci. ;Aléjense de mi, hacedores de maldad!» (versiculo 23). Esas nueve palabras, «Jamés los conoci. ;Aléjense de mi, hacedores de maldad!», atormentaban a Mike. Estaba ator- mentado por la tragedia simple y Hana que transmiten: que un individuo puede estar tan equivocado sobre su percepcién de una relacién importante que puede transitar por la vida creyendo que conoce a Dios solo para escuchar una frase atc- rradora cuando Hegue el final. «Es siquiera posible, Tullian, conocer a Dios t6 Mike. «Quiero decir, realmente conocerlon. Mike explicité mas su pregunta: Si conocer a Dios en esta vida determina si somos 0 no dignos de una bienvenida eterna, lo que esté en juego es atin mas importante, «,Cémo puedo saber que conozco a Dios?», pregunts. Bastaba mirar el rostro de Mike para entender que no ha- bia venido a mi oficina durante Ia semana de Navidad solo para «disparar contra el predicador», con el affin de importu- narme con preguntas. Mike estaba confundido y angustiado, hostigado por sus dudas. Queria respuestas. Es mas, necesi- taba respuestas. Detras de esta historia hay otra historia que tal vez con- venga que sepamos, algo que obligaba a Mike a llegar al fon- do de esta cuestién de conocer a Dios. Antes de comenzar a asistir a la Iglesia New City, Mike era una persona que con- 2, pregun- J, Le esperanza de la certezo curria asiduamente a la iglesia. Eso cambié cuando Mike en- fermé de cancer. El primer domingo que Mike vino a nuestra iglesia, se present y me puso al tanto de su grave enferme- dad, Mi pidié que ordramos con él y con su familia, y asi lo hicimos. Hoy, podemos estar agradecidos de que el céncer de Mike esté en remisién. Sin embargo, cualquiera que haya tenido un roce con la muerte esté mas propenso a pensar en profundidad y plantearse con valor las preguntas importantes de la vida, Por supuesto, Mike no esté solo. Conozco personas casi todos los dias que se preguntan si Dios es cognoscible y, si lo fuera, qué significa tener una relacién con él. Hace poco, re- cibi un correo electrénico de un amigo llamado Curt. Aunque él dice que es cristiano, hace ya un tiempo que él y su novia luchan por integrar su relacién individual con Dios a la rela- cién que tienen entre ellos. Hace poco rompieron. Desolado y confundido, Curt no deja de preguntarse desde entonces si larelacién que él tiene con Dios cs genuina, Cuando se enterd de que yo estaba escribiendo este libro, me escribié: Desde que Jill y yo rompimos, tengo la sensacion de que me estoy alejando de Dios; necesito ayuda, Cuando lef su correo en el que nos describia el libro que esti escribiendo, casi no pude llegar al final de la carta, pero algo me dijo que continuara, leyendo. No puedo dejar de pensar que Dios quie- re que tome un poco mas en serio mi relacién con 1, Hace tiempo que quiero concertar una entre- vista con usted, pero soy demasiado orgulloso y me cuesta admitir algo: conozco a Dios menos de Jo que me agrada pensar que lo conozco. Sé que usted est muy ocupado, pero cuando las cosas se calmen un poco, me pondré en contacto con usted. 18 eConozco a Dios? EL ANSIA HUMANA DE CONOCER Las preguntas que inquietan a Mike y Curt me Ilevaron a plantearme una observacién elemental pero critica: en el cur- s0 de la historia las personas se dividen en dos grupos: las que conocen a Dios y las que no lo conocen. Asi de simple. Tan cierto como devastador. Gracias a Dios, ese no es el fin de la historia, De nin- gin modo. Por ejemplo, la Biblia deja bien claro que si uno no sabe a qué grupo pertenece, no tiene necesidad de seguir confundido, Si tienes una relacién con Dios, él quiere que lo sepas. De igual modo, si no tienes una relacién con Dios, él también quiere que lo sep: La Biblia ademés nos muestra que la otra cara de la mo- neda de estas afirmaciones categéricas también se cumple. Dios no quiere que creas que tienes una relacién con él si no la tienes efectivamente, como tampoco quiere que pienses que no Gienes una relacion con dl si la Licnes. En estas cuestiones, ia ignorancia no es sinénimo de feli- cidad. Pero no es necesario permanecer en Ia ignorancia, Enel fondo, ta y yo fuimos creados para anhelar y nece- sitar a Dios. De hecho, como veremos en las paginas a con- tinuaci6n, él nos formé especificamente para tener una rela~ cién intima y llena de vida con él. Por eso, cuando nuestra relacién con él se enfria o no estamos seguros de cémo es nuestra relacién con él, nos sentimos inquietos, apagados, como si nos faltara algo. No importa quiénes somos ni cuén seguros nos sintamos en otras areas de la vida, como seres creados a la imagen de Dios, anhelamos el tipo de certeza que solo es posible cuando tenemos une auténtica relacién con Dios. {Te identificas con esta profunda necesidad humana de claridad y de certeza con respecto a una relacién con Dios? De ser asi, este libro esté dirigido a ti. Mi propésito fue res- ponder a la pregunta fundamental de Mike, Curt y de todos J, Le esperanza de la certezo los que buscan sinceramente respuestas espirituales fiables a Ja pregunta més importante de le vida: «,Conozco a Dios?». NUESTRA GENERACION DUDOSA Debemos reconocer algo desde el principio: ta mayorfa de la gente hoy en dia es extremadamente suspicaz con respecto a la palabra certeza. Por una parte, pareceria que ya no es posible tener certezas. Nuestro mundo esta asolado por las guerras, las revoluciones sociales, los desastres naturales, las epidemias recurrentes, Ia discriminacién racial y la violencia clasista, y el terrorismo. La lista podria continuar. Por otra parte, a nivel més personal, hay millones de personas que lu- chan dfa tras dfa con la inseguridad laboral, las separaciones familiares, los matrimonios rotos, las dificultades econémi- cas y el temor. En un mundo tan inestable, es dificil creer que podamos estar se} tener certezas sea algo positivo y deseable. Todos aprendimos que las certezas religiosas pueden con- ducir al fanatismo que provoca atentados terroristas, como los del 11 de septiembre de 2001. Con razén hemos llegado a desconfiar y temer a quienes actiian guiados por cualquier o6- digo absoluto y extremo, especialmente si es de inspiracién religiosa. A nadie extraiia que nuestra generacién se sienta més cémoda con el pluralismo, la tolerancia y el lenguaje de los datos estadisticos. No estariamos muy alejados de la verdad si dijéramos que Ja duda es el nuevo absoluto. Un articulo de la revista Time hace poco sugeria que adoptar la duda espiritual es la clave para distender las tensiones politicas y culturales entre el Oc- cidente y el Oriente, Al fin de cuentas, el escritor concluyé que la duda espiritual es la tmica posicién sincera porque «si Dios trasciende nuestras categorias, no hay manera de com- prender a Dios de manera segura». 3 de algo en particular. O, para ser sinceros, que v 6 {Conezee a Dios? {Sera esto con lo que ta y yo tendremos que conformar- nos cuando buscamos certezas en Dios? {No podremos tener otra conviccion que la duda espiritual? Dado que Dios es in- finito y nosotros somos criaturas finitas, dado que él es per- fecto y que nosotros somos imperfectos, jes posible llegar a tener una certeza absoluta cuando se trata de conocer a Dios? Ademés, Isaias 55:8-9 dice: «Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los mios —afirma el Sefior—. Mis caminos y mis pensamientos son més altos, que los de ustedes; mas altos que los cielos sobre la tierraly Mi primera respuesta a la pregunta que este libro se plan- tea es una historia verdadera, Es la historia de un genio que dijo: «No es seguro que todo sea inseguro». Se llamaba Blas Pascal. UN FILOSOFO Y SU ENCUENTRO CON EL FUEGO El 19 de agosto de 1662, el matemético, fisico y filéso- fo francés, Blas Pascal, murié a la temprana edad de treinta ¥y nueve afios, Pascal, segiin el investigador inglés Malcolm Muggeridge fue «sin lugar a duda uno de los més grandes intelectos jamés salidos de Europa». Después de su muerte, el criado de Pascal descubrié un trozo de pergamino cosido cuidadosamente a su saco. En la parte superior del pergamino estaba grabada una cruz y a continuacién aparecian las si- guientes palabras, que hoy se conocen como su «Memoria»: Enel afio de gracia de 1654 Lunes, 23 de noviembre. Entre aproximadamente las diez y media de la no- che hasta pasada la medianoche. 1. La esperanza de Ia certeze Fuego El «Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob» [Exodo 3:6], no el de los filésofos y eruditos, Certeza, certeza, sentida en el corazén, goz0, paz. Dios de Jesucristo. «Mi Dios, que es Dios de ustedes» [Juan 20:17]. «Tu Dios sera mi Dios» [Rut 1:16]. El mundo en el olvido, todo olvidado excepto Dios. EI sdlo puede ser hallado como nos ensefian los Evangelios. La grandeza del alma humana. «Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo si te conozco, y éstos reconocen que tti me enviaste» (Juan 17:25]. Gozo, gozo, gozo, lagrimas de gozo, iQue nunca me separe de él! Solo lo puedo tener conforme a las ensefianzas del evangelio. Entrega dulce y completa Sumisién total a Jesueristo, mi director. Gozo perdurable a cambio de un dia de esfuerzo en el mundo. «amis olvidaré tu palabra» [Salmo 119:16] jAmén!! 2A qué se debié esta efusién? El 23 de noviembre de 1654, Pascal se habia salvado de la muerte cuando su carrua- je casi se cae de un puente, Quince dias después de su roce con la muerte, Pascal tuvo un encuentro personal con Dios, de tal magnitud, tan potente y poderoso, que lo plasmé con esas palabras. Por el resto de su vida, Pascal las mantuvo cer- eConozco a Dios? ca de su coraz6n (literalmente) para nunca olvidar su «noche de fuego», la noche en que su vida cambié para siempre. El estar al borde de la tragedia condujo a Pascal a una experiencia gozosa con la presencia de Dios: «Gozo, goz0, g0z0, légrimas de gozo... ;Que nunca me separe de él». Pero lo que siempre me fasciné de esta «Memoria» de Pascal es la manera en que vinculé su experiencia de gozo y paz con la certidumbre. Por ejemplo, descubrié la certidumbre del va- lor supremo de Dios: «El mundo en el olvido, todo olvidado excepto Dios». Estaba seguro de la gracia y de la compasion de Dios. Estaba seguro del amor y de! favor de Dios. Estaba seguro de la bondad y de la misericordia de Dios. Estaba se- guro de su recompensa futura como resultado de la completa sumisién a Cristo: «Gozo perdurable a cambio de un dia de esfuerzo en el mundo». Conocié a Dios y sabia que habia conocido a Dios, y no al dios «de los filésofos y eruditos», sino al Dios vivo, Esa certeza doté a su vida con la plenitud y la grandeza del alma, que hasta entonces no habia tenido. Pocos hombres en la historia han ahondado tanto en la naturaleza de la realidad como Pascal. Robert E. Coleman, del Seminario Teoldgico Gordon Conwell, sefiala: «En una &poca en que otras personas apenas habian comenzado a vis- lumbrar la luz, [Pascal] ya habia completado el ciclo del co- nocimiento humano y al contemplar su vacio, dirigié el resto de su energia a conocer a aquel en quien esta escondida toda Ja sabiduria y la gloria de Dios»? Pascal descubrié en aquella noche de fervor algo simple: el hombre o la mujer pueden conocer a Dios. ¥ saber que conocemos a Dios cambia todo. Di0s No ESTA EN SILENCIO Por supuesto, seguramente no seamos fisicos, filésofos ni mateméticos geniales como Pascal. Pocos quizés hayamos vivido una noche de fervor con Dios. Por lo tanto, es légico 1. La esperanza de la cortez que nos preguntemos: La certeza de Dias es algo que esté disponible para la gente comtin y corriente que debe sopor- tar limites muy reales? Nuevamente, la respuesta de la Biblia es alentadora, por- que este Dios quiere que lo conozcan y opté por revelarse a nosotros. Como lo expres6 bien Francis Schaeffer en el ti- tulo de un libro: Dios estd presente y no esta callado. Por supuesto, no podremos conocer todo sobre Dios, pero lo que debemos conocer, podremos conocerlo. Como lo expres6 el tedlogo R. C. Sproul: La incomprensibilidad de Dios no significa que no sepa- mos nada sobre Dios. Por el contrario, significa que nuestro conocimiento de Dios es parcial y limitado, y que no pue- de ser total e integral. El conocimiento que Dios nos da de su persona, por medio de la revelacién, es real y ttil. Pode- mos conocer a Dios en la medida que él decida revelarse a nosotros.? La propia naturaleza es el primer lugar donde Dios se re- vela, En la antigiiedad, los judios consideraban que el mundo fisico eran las vestiduras de Dios: una piel luminosa, a veces aterradora que cubria pero al mismo tiempo revelaba parcial- mente el infinito divino. David, el salmista, escribié: Los cielos cuentan a gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un dia comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. (Salmo 19:1-2) Las huellas divinas se ven en todo: en los agujeros ne- gros, en las nebulosas, en las salamandras rosadas, en los cristales de hielo, en los botones de las hojas que se abren en Ja primavera, en los hongos, en las particulas at6micas, en el Ianto de un bebé, en el rostro de un abuelo, en ti, en mi, C. 8. Lewis lo expres6 bien: «Podemos ignorar la presencia de 21 {Conorco a Dios? Dios, pero nunca la podremos evadir. BI mundo esté lleno de su presencian. Toda Ja naturaleza apunta a un Dios radiante, bueno y glorioso. Pablo describié la revelacién de la que todos los paganos del imperio romano habian sido testigos: «Lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creacién del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de Jo que él cred, de modo que nadie tiene excusa» (Romanos 1:19-20). ‘Como todo Io creado revela de algiin modo al Creador, podemos decir con absoluta confianza que Dios se ha ma- nifestado. Pero la revelacién més indispensable y precisa de Dios est en su Palabra, en la Biblia. Si bien Dios se nos manifiesta generalmente en la natura~ leza y en todo lo bueno y verdadero que hay, Dios se revela de manera particular en las Escrituras. La creacién es una manifestacién de la grandeza divina; la Biblia no se limita a mostrar su grandeza y nos revela cémo ti y yo podemos co- nocer a este grandioso Dios. La Biblia es la historia de Dios. En sus paginas aprendemos cémo Dios nos revela su plan para restaurar a un mundo corrompido. La Biblia revela a Dios ams que como un lejano arquitecto césmico... 0 una fuerza vital impersonal. El es el Dios vivo, presente y activo en todo lugar».* Al leer la Biblia, nos encontramos con que la figura cen- tral en el plan de Dios, el héroe de la historia de Dios, es el propio Hijo de Dios, Jestis. Segiin Hebreos 1:3: «El Hijo [Je- sis] es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es». El es el Salvador que Dios envié para restablecer el bien, reparar todo lo que se habia roto, y reconciliar con Dios a los seres humanos caidos y alejados de él, entre los que estamos ti y yo. De la naturaleza aprendemos que somos criaturas que dependen de un Creador. Las Escrituras nos en- 1. La esperanza de Io cortez sefian que somos pecadores que dependemos de un Salvador (retomaremos este punto en el capitulo 2). En la persona de Jestis, aprendemos algo vital sobre Dios: El quiere tener una relacién con los seres humanos. Tan pro- fundo es este deseo que pagé el precio més alto para que pudiéramos tener una relacién genuina e inconmovible con él, y para toda la eternidad, El ancla firme de tu ser A medida que exploremos las respuestas @ la pregunta «{Conozco a Dios?», examinaremos qué significa en reali- dad tener una relacién con Dios, cémo podemos tener una relacién auténtica con él, y qué podemos esperar de ella tanto para el presente como para el porvenir. Dado que existe mu- cha confusién en la actualidad con respecto a qué significa ser espiritual o religioso, este libro también identificara seis formas en que la gente se engafia creyendo que conocen a Dios cuando en realidad no lo conocen, En segundo lugar, este libro nos ayudaré a examinarnos para ver si estamos «en la fe» (2 Corintios 13:5), afin de ase- gurarnos «del llamado de Dios, que fue quien [nos] eligié» (2 Pedro 1:10). Para los cristianos, el resultado de esta rigurosa verificacién personal es poder gozar de une esperanza «como firme y segura ancla del alma» que una verdadera relacion con 9s Nos promete (Hebreos 6:19). Por iltimo, este libro sugiere algunos ejercicios devo- cionales practicos que nos ayudarén no solo a mantener esta relacién tan importante sino a prosperar emocional y es- piritualmente en ella, Les animo a usar la guia de estudio paralela a este libro, ya sea para su provecho personal como para beneficio de un grupo de personas con inquietudes similares. Conocer a nuestro Creador, saber que él nos ama, y saber que lo conocemos... esa es la promesa sencilla pero profunda que este libro propone. Cuando finalmente comprendas esa verdad, tu vida se transformari. Mi oracién, mientras lees ey zConozce a Dios? estas paginas, es que cuando acabes la lectura puedas decir de coraz6n y con absoluta certeza: Bendita certeza: jmio es Jesiis! dulce anticipo de gloria sin par. Salvo por gracia, comprado por Dios; su sangre preciosa me redimi6. Esta es mi historia, es mi cancién.* Una verdadera relacién con Dios Qué significa conocer de verdad a Dios? Elfin de todo viaje es la reunién de los amantes. Shakespeare C= la palabra rebosa de anhelo humano y de pro- mesa. Sin embargo, especialmente cuando se trata de las relaciones que estamos considerando, el verdadero conoci- miento nos elude. Mas aun, cuando la persona que queremos conocer es Dios {Qué significa conocer de verdad a Dios? En el iltimo ca- pitulo vimos que Dios se nos revela, que quiere que lo conoz- camos, que es posible conocerlo, y que podemos saber que lo conocemos. Pero antes de seguir avanzando en el campo de la certeza espiritual personal, necesitamos comprender cémo ¢s tener una genuina relacién con Dios: ,Qué hay que hacer para entablar una relacién con Dios si todavia no la tenemos? {Qué significa, para nosotros y para Dios, «tener una rela- eConozco a Dios? cién personal»? 2Qué podemos esperar después de conocera Dios, ahora y en el futuro? El cristianismo no es solo una adhesién a una serie de doctrinas (aunque esté fiundado en doctrinas singulares), ni es limitarse a vivir éticamente (aunque estimula la buena moral y la integridad), ni se limita a la prdctica de un cor- junto de pricticas religiosas (aunque es importante participer de los cultos de adoracién, por ejemplo). El cristianismo es ante todo una relacién con Dios: conocer a Dios de verdad y personalmente. Lo que nos trae de inmediato a una diferenciacién impor- tante: no es lo mismo conocer acerca de Dios que conocer a Dios. Conozco muchas cosas sobre el presidente actual de los Estados Unidos: sé qué cosas le agradan y cuales no; sé qué opinién tiene sobre algunos problemas importantes; conozco algunos detalles de su vida familiar, sus origenes, y alguna cosa més. La mayoria de esta infurmuvién la obtuve gracias a la lectura, los noticieros, 0 de conversaciones con personas que saben més de él que lo que yo sé. Nunca me encontré con el presidente ni le estreché la mano. El no sabe cémo me amo. Ni siquiera sabe que existo. {Cudnto tendria que aprender sobre la persona que diri- ge nuestro pais antes de poder decir con razén fundada que realmente fo conozco? ;Cuanto tendrfa que aprender antes de poder decir que ambos tenemos una relacién personal signi- ficativa? En realidad, jacaso serfa posible pasar de una forma de conocimiento a otra sin la intervencién de alguna persona © acontecimiento? El problema es evidente. Entre conocer acerca de Dios y conocer a Dios hay un abismo tan grande como el Gran Ca- fi6n, Esa diferencia —Ilamémosla distancia 0 separacin — es algo que puedo entender bien, por experiencia propia. 2. Una verdadera relacién con Dios FALTA ALGO Tuve la bendicién de crecer en un hogar cristiano, rodeado de Carifio, uno entre siete hijos. Observé cémo mis padres vivian su fe. No podria decir desde cuando me ensefiaron la verdad sobre Dios. Creei leyendo la Biblia, orando, asistiendo a la iglesia, yendo a la escuela dominical y estudiando en colegios istianos. Conocfa précticamente todas las historias de la Bi- blia. Podria recitar el Padrenuestro, los Diez Mandamientos e incluso el Credo Apostélico. Nunca dudé de la existencia de Dios, y siempre reconoci que Dios habia enviado a su Hijo, Jesiis, a morir en una cruz por los pecadores y por mi. Sabia que esto no era un cuento de hadas. Mi conocimiento acerca de Dios era biblico, ortodoxo e impresionante. Lamentablemente, sin embargo, aunque sabfa mucho so- bre Dios, no lo conocfa, No tenia una relacién con él. Como ‘me dijo en una ocasién ia tia Anne sobre lo que implicaba ser cristiano: «Puedes tener muchas cosas buenas en tu cabeza, pero puede que todavia te falte algo». Efectivamente, me fal- taba algo... jalgo muy importante! Asi fue como «eso que me faltaba» se hizo patente en mi vida. No es una excusa, pero crecer como el hermano del medio me result6 dificil. A veces, me trataban como a mis hermanos mayores, y otras veces, me trataban como a mis hermanos menores. Tenja la impresién de que acababa teniendo las res- ponsabilidades de ambos grupos sin gozar de los privilegios de ninguno. Al Ilegar a la adolescencia, no estaba seguro de quién era ni de cual era mi lugar. Quizé, en parte como resul- tado, me rebelé contra todo lo que representaba mi familia, y me volvi a otras personas y lugares para llenar el vacio que sent No me rebelé a medias tampoco. A los dieciséis afios, dejé la secundaria, logré que mi familia me echara de la casa (la policfa literalmente me escolt6 y me sacé de la propiedad a 6 {Conozco a Dios? de mis padres) y me dediqué a ir de fiesta en fiesta por todo el sur de la Florida, En aquel momento, por supuesto, estaba muy complacido de mis logros. Libre de las restricciones de los profesores y de mis padres, me afané por procurarme pla- cer, més que otros jévenes de mi edad, en un intento deses- perado por «encontrarmen a través de la promiscuidad, las drogas y la bebida Pocos afios después, sin embargo, comencé a darme cuenta de que mis supuestas libertades me habian convertido en un esclavo de hébitos y deseos destructivos. Cuanto mas intentaba encontrar mi lugar en el mundo, tanto més despla- zado me sentia. No tendria més que unos veinte y tantos aflos y me sentia més confundido que antes, no sabia quién era ni ‘cuél era mi lugar en el mundo. Sentia que iba por la vida a los tumbos, con los ojos vendados, sin direccién ni comprensién, La vida no tenfa sentido. Decidf que la vida no podia ser solo Jo que yo tenfa ni lo que estaba viviendo, Pero fue cuando legué a un punto de abrumadora desesperacién, cuando Dios me mostr6 el limite de mis posibilidades. Me di cuenta que casi todo lo que yo representaba estaba quebrado, leno de necedad, y cubierto de una gruesa costra de egoismo y de pecado. Pero también vi algo més. Comprendi que un Dios amante y compasivo me queria y que todavia queria salvarme. Todavia queria que lo conociera. Entonces, cuando llegué al limite de mis fuerzas, comen- 26 el principio de Dios en mi vida. Ademés, cuando comencé a confiar en Dios, fue el principio de la vida verdadera. Cla- mé a Dios pidiéndole perdén y ayuda, creyendo que él era el tinico que podria salvarme. Dios me respondié y me ayudé a comprender que mi sed de identidad podia saciarse solo con algo que nunca le habia pedido mientras crecia, que tampoco habia heredado de mis devotos padres, y que de ningiin modo habia encontrado en mi pertinaz egocentrismo: una relacién con Dios mismo. 2. Una verdadera relacién con Dios Algo sucedié, entonces: Dios me rescaté y por primera vez en mis de veinte afios, encontré descanso. Dios logré hacer lo que yo no habia podido lograr. Me pasé de un lado al otro del Gran Cafién. Me convirtié literalmente en «una ‘nueva creacién» (2 Corintios 5:17). jConoci a Dios! Porque si quieres realmente conocer a Dios, tienes que tener una relacién personal con él. De eso justamente quisiera hablar en el resto de este capitulo, Quiero hablar de aquello que nos separa de Dios, de qué cosas nos llevan a Dios y so- bre qué tipo de vinculo experimentamos cuando tenemos una genuina relacién con Dios. TAN CERCA Y, SIN EMBARGO, TAN LEJOS Ta y yo fuimos creados por Dios para que lo conociéramos, asi de simple. Cada ser humano fue disefiado («salié de fi- brica») especificamente para tener una relacién con Dios. Sin ‘embargo, ulgo resulté mal y todos lo sabemos. Si somos sin: ceros, todos reconoceriamos que en lo profundo de nuestro set nos falta algo. Sentimos una nostalgia que no podemos explicar. La verdad es que solo podemos estar plenamen- te satisfechos y gozar del regreso al hogar y de la seguri- dad que anhelamos, cuando Ia distancia que nos separa de Dios desaparece. San Agustin oraba: «Tut nos creaste para Ti, Dios, y nuestros corazones estan inquietos hasta que en- cuentran su descanso en ti», {Qué es lo que nos mantiene alejados y llenos de desa- z6n? Es el abismo infranqueable que nos separa de Dios. La palabra biblica para esta condicién es pecado. En nuestra cultura nareisista, la palabra pecado no goza de aceptacién, Pero se trata de una palabra muy precisa y Prictica. El pecado, segiin J. I. Packer, es «una deformidad universal de la naturaleza humana, que se encuentra en toda persona... Es la reaccién de rebelién contra el llamado y el mandato de Dios, es el dnimo de luchar contra Dios para po- {Conozco a Dios? der ocupar el lugar de Dios».' En otras palabras, ninguno de nosotros esté libre de pecado. Como lo expres6 Pablo: «Pues todos han pecado y estin privados de Ia gloria de Dios» (Ro- manos 3:23). No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, (Romanos 3:10-12) Nuestra naturaleza y acciones pecaminosas descartan cualquier relacién intima con un Dios santo. (Lo que tiene perfecto sentido, porque el egoismo y la traicién también destruyen las relaciones entre los seres humanos.) El virus del pecado tergiversa nuestra comprensién de nosotros y de Dios, infecta la manera en que nos tratamos, distorsiona lo que queremos (aun cuando nos Ileve a la muerte) y limita drasticamente lo que podemos hacer para cambiar. La cues- tién es que no podemos saltar el cafién de pecado sin ayuda. Dios debe intervenir. Y Dios intervino. Por nosotros, cruzé el cafién para salvar a los pecadores. La palabra biblica para este regalo increfble de misericordia y de vida es salvacién, La palabra salvacién, al igual que pecado, es muy prictica, aunque mucho més agradable. Salvacién es lo que necesita la pequefia nifia jugando en medio de Ia autopista; no necesita comprender ei peligro en que se encuentra y, aun si lo enten- diera, no podrfa hacer nada para salvarse. Salvacién es lo que necesita el asesino contumaz. que espera la hora de su ejecu- én; esté a punto de recibir el justo castigo de la sociedad, y cualquier perdén o gracia deben provenir de fuera de su celda, de alguien con poder para perdonar y liberarlo. Tanto la peque- fia como el asesino necesitan ser rescatados. Ninguno tiene de~ recho a ser salvado ni es capaz de salvarse; la tnica esperanza que tienen es ser salvados por un acto de gracia. 2, Una verdadera relacién con Dios Ti y yo nacimos distanciados de Dios. Vivimos inmer- sos en una rebeldia egocéntrica, empecinados en elegir ser nuestro propio «dios». Merecemos el justo castigo del Dios verdadero, pero lo que mas necesitamos es ser salvados; lo necesitamos con desesperacién. La buena noticia del evangelio es simplemente esa: en medio de nuestro desamparo e impotencia, Dios envié a su Hijo, Jesueristo, a salvar a los pecadores como ti y como yo. Este regalo divino tan caro, sin embargo, requiere que con humildad reconozcamos nuestra necesidad de él para poder recibir por fe la salvacién que Dios nos ofrece. La Biblia pro- mete: «Si confiesas con tu boca que Jestis es el Seffor, y crees en tu coraz6n que Dios lo levanté de entre los muertos, serds salvo» (Romanos 10:9). En Cristo, Dios promete hacernos una nueva creacién (2 Corintios 5:17). Es la oportunidad de comenzar de nuevo, una nueva familia, un nuevo propésito, un nuevo poder y un nuevo destino. Ademas, lo mejor en cuanto a lo que estamos considerando en este libro es que nos permite tener una nue- va relacién con Dios que es verdadera, absolutamente cierta y eterna, Esta relacién poco tiene en comin con «conocer acerca den. Por el contrario, ingresamos en una auténtica co- munién con el Padre amante porque «lo conocemos», La Biblia usa muchas palabras dificiles para describir las muchas dimensiones de la salvacién: justificacién, santifica- cién, glorificacién, y redencién; pero a nivel de las relacio- nes, que es lo que nos interesa aqui, utiliza una palabra muy simple y cargada de sentido: adopcidn. ANTES ERAMOS HUERFANOS; AHORA SOMOS HIJOS E HUAS Cuando nos volvemos de nuestros pecados para comenzar una verdadera relacién con Dios, recibimos una identidad completamente nueva. Nosotros, que éramos pecadores per- didos, huérfanos espirituales, esclavos de nuestra propia hu- 31 eConozeo © Dios? manidad, fuimos adoptados por Dios para pertenecer a su familia. Ahora tenemos el privilegio de llamarlo Padre. Pa- dre? {Si, Padre! Quisiera que considerdramos algunas referencias biblicas para entender lo que quiero decir. En Géllatas 4:4-6, Pablo dice que Dios el Padre envié a Jesiis para redimir a los pecadores y rescatarlos de su esclavi- tud «a fin de que fuuéramos adoptados como hijos» (versiculo 5, énfasis del autor), Pablo usa la palabra huiothesia, que sig- nifica «el proceso 0 Ia accién de ser adoptados». De hecho, Pablo us6 la misma palabra cinco veces en tres de sus cartas, lo que implica que estaba decidido a dejar este punto bien claro. La argumentacién de Pablo es la siguiente: debido al pe cado, todos nacimos alejados y apartados de Dios. Es decir, venimos al mundo como huérfanos espirituales, distanciados de nuestro Creador. Pero Dios, por su maravillosa gracia, de- cidié adoptar a los pecadores para integrarios a su familia, Decidié hacer hijos de los esclavos. Antes de la creacién del mundo, Dios ya habia decidido adoptar —inmerecidamen- te—a los huérfanos espirituales, a los pecadores, y aceptar- los en su familia eterna, como hijos hijas completamente vivos (Efesios 1:4-5). Resulta interesante notar que, segtin la Biblia, todas las personas de la deidad (el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo) bran para hacer posible nuestra adopcién. 4 Dios el Padre destiné 1a adopcién de cada peca- dor: «Al ofr esto, los gentiles se alegraron y cele~ braron la palabra del Sefior; y creyeron todos los que estaban destinados a la vida eterna» (Hechos 13:48). 4 Dios el Hijo logré la adopcién de cada pecador: «EI Hijo del hombre no vino para que le sirvan, 2. Una verdadera relacién con Dios sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos» (Mateo 20:28). Dios el Espiritu Santo aplica la adopeién en cada pecador: «En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvacién, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espiritu Santo prometido. Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la re- dencién final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria» (Efesios 1:13-14), Como lo expresa Packer, cristiano es todo «aquel que tenga a Dios como Padre». Los cristianos son personas que han clamado a Dios por la fe y recibido «el Espiritu que los adopta como hijos y les permite clamar: “jAbba! ;Padre!""» (Romanos 8:15). Conocer a Dios es simplemente tener el de- recho a llamar «papé» al Creador del universo. Algo muy distinto a simplemente conocer una serie de datos sobre Dios. LAS MARIANAS EN QUE ELLA VIENE Mi hija pequefia, Gena, me llama «papa». Me encantan esas mafianas en que corre a mi cuarto, salta sobre la cama y me dice: «Buen dia, papa». Ella sabe, sin duda alguna, lo mucho que me encanta abrazarla y cémo la recibiré siempre con los brazos abiertos. La Biblia compara la relacién de Dios con sus hijos adoptados con esa misma imagen del niffo leno de confianza que corre a los brazos de un padre carifioso. ‘También me encanta la palabra adopeién porque describe a la perfeccién el verdadero significado de nuestra relacién con Dios. La adopcién no es un simple concepto ni una pala- bra teoldgicamente importante; es una palabra familiar, una palabra para deseribir el afecto entre un padre y sus hijos. Es una promesa de aceptacién, de intimidad y de una identidad 33 uConozco a Dios? completamente nueva y beneficiosa. Ademés, dice mucho so- bre el corazén de un Padre todopoderoso, decidido, lleno de amor, que sale en busca de hijos para que Ileven su nombre por toda la eternidad. Los padres que han adoptado suelen decir que han lle- gado a comprender mejor el amor de Dios. Esa es la historia del cantante cristiano Steven Curtis Chapman y de su esposa, Mary Beth, quienes en el afio 2000 adoptaron un bebé de China. ‘Cuando Mary Beth sostuvo por primera vez-en sus brazos a Shaohannah, experiment6 uno de esos momentos que ella sabia solo podian ser atribuibles a Dios: «Estaba sosteniendo a esta personita y en ese momento hubiera dado mi vida por ella», escribié. «Fue una emocién muy intensa, Fue en reali- dad la primera vez que, aparte de cuando entregué mi vida al Sefior, levanté la mirada y le dije: “Esta bien, lo entiendo. Lo entiendo. Ahora sé lo que hiciste por mf». Steven aclara: «Hasta que adoptamos a Shaohannah, no entendia del todo la profundidad de lo que Jesits hizo por no- sotros. [Sin Cristo] estébamos desamparados, no teniamos un futuro, no tenfamos un apellido... pero cuando Jestis vino a mi vida, me llené de esperanza y me dio un futuro, Me dio un nombre nuevo. La adopcién es la imagen perfecta de lo que Dios hizo por cada uno de nosotros cuando nos acepté como sus hijos por medio de Cristo»? Una relacién que ambos podemos conocer y sentir ‘Tengo un amigo periodista que solia viajar por el tercer mundo, elaborando informes para diferentes organizaciones de desarrollo cristianas. Sus viajes a menudo lo Hevaban & orfanatos dirigidos por cristianos. «sos nifios tienen tantas carencias» dice, «pero creo que hay dos cosas que son las que més quieren. Quieren saber que alguien Jos ama, sin reservas ni engaiffos, y quieren saber que un dia alguien los adoptara y se integraran a una familia carifiosa que nunca los abandonaré. 2, Una verdadera relacién con Dios Como huérfanos espirituales, ti y yo queremos lo mismo. Gracias a Dios, cuando depositamos nuestra fe en Jesucristo y Dios nos adopta como hijos, hay dos cosas fundamentales que él quiere que sepamos sobre nuestra nueva relacién: (1) nuestra relacién en la familia de Dios es segura y lo seré para siempre, y (2) podemos esperar sentir esa seguridad en nues- tro ser interior. Los maestros de la Biblia tienen un nombre para estas dos verdades fundamentales: seguridad eterna y la certeza de la salvacién, Como estas dos ideas suelen ser malinterpretadas, quiero asegurarme que las entiendes bien antes de proseguir La seguridad eterna La seguridad eterna significa que una vez. que Dios nos adop- ta como sus hijos, nuestra relacién con él es permanente y para siempre. Nada ni nadie nos la pueden quitar, como es- ctibié Pablo en Komanos: «Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los éngeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo pro- fundo, ni cosa alguna en toda la creacién, podrd apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesiis nues- tro Sefior» (Romanos 8:38-39). Dios siempre nos reconocer& como propios. Sobre el mismo asunto, Jesits dijo: «Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerdn, ni nadie podré arrebatdrmelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es més grande que todos; de la mano del Padre nadie las puede arrebatar» (Juan 10:27-29), Dios sostiene a sus hijos adoptivos en su mano, y promete que nunca nos soltaré ni nos abandonard. Una vez que Dios te adopta como hijo suyo, a pesar de lo mal que procedas o de lo horrible que fracases, Dios nunca te desheredaré, Eres suyo para siempre. EI siempre serd tu Padre, y ta serds siempre su hijo adoptivo. A pesar de todo. {Conozco a Dios? Por supuesto, la desobediencia puede afectar tu comunién con Dios, pero no puedes perder la relacidn que te une con tu Padre (retomaremos este punto en el capitulo 8). Cuando a la edad de dieciséis afios me rebelé contra mi familia, y mi madre y mi padre tuvieron que echarme de su hogar, no dejaron de ser mis padres. Mis hermanos y mis hermanas continuaron siendo mis hermanos y mis hermanas. Todavia llevaba el apellido de la familia. Mi relacién filial con la familia no habia cambiado, pero si habia cambiado Ja unién fraterna que tenia con mi familia, Ia amistad y el compafierismo. Mi rebeldfa no podia cambiar mis lazos fa- miliares porque esa relacién depende del nacimiento, pero mi rebeldfa rompié la unién fratemna entre nosotros, porque eso depende de la conducta. La seguridad eterna, por lo tanto, es un hecho externo y objetivo. Es algo que Dios hace por nosotros, y de ninguna manera podemos deshacerlo, La certeza de la salvacién Lacerteza de la salvaci6n describe la naturaleza interna y sub- jetiva de nuestra relacién con Dios. Tenemos certeza cuando, ‘en nuestro interior, somos conscientes de nuestra seguridad eterna, La certeza es nuestra sensacién de seguridad. Cuando Dios nos adopta como sus hijos, él no solo quiere que ten- gamos seguridad exierna, sino que también quiere que nos sintamos internamente segutos. ; En otras palabras, esto significa que si somos cristianos, Dios quiere que vivamos esa realidad, en lo més profundo de nuestro ser: ya no somos esclavos del pecado sino que ahora somos sus hijos porque é1 nos adopté. jEl quiere que sepas que él te ama! Quiere que sepas que te salvé de la condena del pecado, que te salva continuamente del poder de! pecado y que un dia te salvard definitivamente de la presencia del pecado. No quiere que solamente sepas que has sido perdo- 2, Una verdadera relacién con Dios nado; también quiere que te sientas perdonado. Quiere que disfrutes las aguas tranquilas y los verdes pastos de la amis- tad que Dios te oftece. El quiere que andes por la vida con la confianza de saber que le perteneces para siempre, que no tienes ningin motivo para temer el juicio final Aunque Dios no quiere que sus hijos duden de la relacién que tienen con él, la mayoria de los cristianos pasan por pe- fodos de dudas con respecto a esta relacién (retomaremos este punto en el capitulo 10). La Biblia dice claramente que es posible tener una relacién con Dios pero carecer de la con- ciencia interior de esta relaci6n. En otras palabras, es posi- ble fener una relacién segura pero no sentirse seguros de la relacién, Como veremos més adelante, hay muchas razones por las que Dios puede permitir que sus hijos pasen por un periodo de duda, pero él no quiere que esta duda se prolongue indefinidamente. Por el contrario, quiere que sus hijos sepan bien que son sus hijos. John Stott dijo: «Es obvio que uno no puede disfrutar un regalo mientras no sepa que lo posee. Por lo tanto, si Dios quiso que recibiéramos y disfrutéramos la vida eterna, su propésito debe ser que también sepamos que Ja poseemos».> Saber que somos hijos de Dios cambia la manera de vivir aqui y ahora, La seguridad de la salvacién se traduce en una vida que acepta con gozo las dificultades y el suftimiento, sabiendo que lo mejor todavia esté por venir. Ante la oposi- cién persistente, no hay nada que nos permita seguir adelante como la conviccién interior de que somos hijos de Dios. Esa fue la certeza que permitié que los hijos de Dios mencionados en Hebreos 10:34, pudieran soportar la persecucién y aceptar con alegria Ia confiscacién de sus bienes, «conscientes de que tenjan un patrimonio mejor y més permanente» (énfasis del autor). Saber y sentir de verdad la relacién que tenemos con Dios nos da la paz que necesitamos para andar por la vida con confianza y nos permite soportar las cargas que nos agobian 7 uConozco « Dios? a diario, «La seguridad no es otra cosa que el cielo dentro del alma comenté un obispo del siglo diecisiete, y vaya si tenia raz6n. Saber que conocemos a Dios es verdaderamente un atisbo del cielo en la tierra. Billy Graham en cierta ocasién dijo: «No cambiaria de lugar con las personas més ricas ni més inffuyentes de este mundo. Preferirfa ser un hijo del Rey, coheredero con Cristo, miembro de la familia real en el cielo. Sé de dénde vengo. Sé por qué estoy aqui. Sé adénde me dirijo. Y tengo paz en el coraz6n, Su paz inunda mi corazén y sobrecoge mi alma».* EL RECUERDO DE UN TIEMPO Y UN LUGAR Es importante mencionar, antes de terminar este capitulo, que aunque muchos cristianos pueden recordar la fecha, el lugar, ¢ incluso el momento cuando comenzé su relacién con Dios, hay muchos que no pueden hacerlo Me crié en una iglesia que hacia que la gente se sintiera obligada a identificar el lugar y la ocasién en que se convirtie- ron, cuando fueron adoptados por la familia de Dios. En rea- lidad, me crié creyendo que si no podia recordar el momento en que Dios me habia salvado, entonces era un cristiano de segunda categoria 0, peor aun, ni siquiera era cristiano. Hace unos seis afios esta inquietud me perturbaba, Mi madre me dijo que cuando tenia cinco afios habia orado y le habia pedido a Jestis que viniera a mi vida, pero yo no lo re- cordaba para nada. Lo que sf recuerdo fue el cambio dristico que fuvo mi vida cuando tenfa veintitn afios. Estaba frustrado porque no podia saber si mi relacién con Dios habia comenzado cuando tenia cinco afios y «oré aquella oracién» o si fue cuando tenfa veintiin aiios, cuando mi vida se transformé claramente. {Me converti en cristia- no cuando tenia cinco afios y luego simplemente me rebelé hasta que cumpli los veintiuno? ZO me converti en cristiano por primera vez cuando tenia veintitin afios? No lo sabia, y 2. Una verdadera relacién con Dios realmente me molestaba no saberlo. Queria poder ser capaz de seftalar la fecha y el lugar. Mi vida espiritual dependia de 0. Al menos, eso crefa, Ms o menos por esa época, almoreé con Arnie, uno de mis amigos més sabios y devotos. Mientras le explicaba mi lucha, me miré y me dijo: «Tullian, zimporta realmente? La Biblia tiene mucho més que decir sobre emo deberfa termi- nar la vida cristiana que sobre emo comienza. El tenedor se me cayé de la mano. Tenfa raz6n, Pensé en todos aquellos pasajes de la Biblia que se refieren a la impor- tancia de terminar la carrera, obtener el premio, no desma- yar y seguir avanzando. Sent{ que un peso enorme se caia de mis hombros. Sefialar la fecha y el lugar en que me converti no importaba. Lo que si importaba era mi voluntad diaria de conocer a Dios. Lo que importaba era mi necesidad de conti- nuar en la fe, desde aquel dia en adelante John Stott dijo: «El que permanezca firma en la fe hasta el final, serd salvo, no porque la salvacién sea la recompensa a la resistencia, sino porque la constancia es el sello distintivo de los que son salvos», Arnie me ayudé a ver que lo que debia ayudarme a saber que tena una relacién cierta con Dios era mi resistencia para proseguir en la carrera y no mi habilidad para aislar el momento preciso en que mi relacién con Dios habia dado comienzo. A decir verdad, hay muchos testimonios diferentes. La historia personal de cémo Dios salvé a cada persona es tinica. Por supuesto, la salvacién tiene lugar en un instante, en una fecha precisa y singular, pero algunas personas son capaces de recordar ese momento y otras no. No hay ningan proble- ma. Lo que sf importa es que, mientras sigamos constantes en la fe, todos podremos saber que somos hijos de Dios, que é! nos adopté en su familia, Si tienes dudas sobre si Dios te adopté o no, debes saber una cosa: Dios prometié que si clamas a él, él te escuchar, No cometas el error de pensar que primero tienes que «estar 0 eConorco a Dios? en condiciones debidas» para poder clamar a Dios pidiendo la salvaci6n, Como lo expresa el antiguo himno: Que la conciencia no te detenga, ni esperes fuerzas tener; todo el esfuerzo que Dios de ti quiere es que sientas tu necesidad de él.? Sentirse desesperado por Dios y clamar a él pidiendo que nos rescate es lo nico que se necesita para recibir el don gra- tuito del perdén, la vida nueva y una relacién eterna que solo Dios puede dar. Cémo no quedar entre los «muchos» La Biblia advierte sobre la falsa seguridad, zcémo puedo saber a clencia cierta que no me estoy engahando? El dia del juicio revelard muchas cosas extraiias Las esperanzas de muchos, ‘que crefamos grandes cristianos mientras vivieron, serin completamente frustradas. J.C. Ryle [Nowe que entendemos con mas claridad qué signifi- ca conocer a Dios, podemos retomar las inquietudes que acosaban a Mike y 2 Curt, y que dieron pie a nuestra exploracién: + {Qué pasa si yo creo que conozco a Dios pero en realidad no lo conozco? eConozco a Dios? 4 {Qué puedo hacer para estar seguro de que Dios nunca me diré: «Jamds los conoci. jAléjense de mi, hacedores de maldad!»? En el dltimo capitulo exploramos la verdad maravillosa de que si Dios nos adopt6, nos acepté en su familia y quiere que seamos conscientes de nuestra relacién salvadora con é1 como nuestro Padre celestial. El quiere que tengamos una verdadera sensacién de seguridad. Saber que conocemos a Dios nos infunde valor, nos da fuerzas y nos llena del con- suelo que necesitamos para la vida dura en el desierto de este mundo perdido (Hebreos 10:34), Sin embargo, la Biblia afirma con claridad que también se puede tener una falsa seguridad; es decir, uno puede creer que es cristiano cuando en realidad no lo es. Como veremos con més detalle en los siguientes tres capitulos, no todos los que creen tener una relacién con Dios la tienen efectivamen- te, De hecho, si volvemos a leer estos versiculos que perse~ guian a Mike, veremos que Jestis predice que muchos de sus seguidores llegarfn a la eternidad aferrindose a una nocién equivocada de su condicién con Dios. El contexto de las pa- labras de Jesis es el siguient No todo el que me dice: «Sefior, Sefior», en- traré en el reino de los cielos, sino s6lo el que hace la voluntad de mi Padre que esta en el cielo. Muchos me dirén en aquel dia: «Seftor, Seftor, ,no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expul- samos demonios e hicimos muchos milagros?» Entonces les diré claramente: «Jamas los conoci. jAlgjense de mi, hacedores de maldad!» (Mateo 7:21-23) No parece ser esta una descripeién de simples despreocu- pados espirituales. Los seguidores lo llaman Sefior, han rea- 3. Como no quedar entre fos «muchos» lizado cosas increibles en su nombre y, sin embargo, al llegar a las puertas celestiales, sufren el impacto de descubrir que Dios los considera extrafios. Hay algo més que debemos notar. Jestis no dijo que «al- gunos» se encontrarian en esa condicién. Tampoco dijo que serian «unos cuantos», ni «més de los que se podria supo- ner». No, Jesiis dijo «muchos». Mucha gente que piensa sinceramente que conoce a Dios un dia escucharé las palabras escalofriantes: «Jamés los co- noci. jAléjense de mi, hacedores de maldad!». C. $. Lewis equiparé esta experiencia espantosa a «ser desterrado de la presencia de aquel que esté en todas partes y ser borrado del conocimiento de aquel que todo lo saben. Dadas las consecuencias tan severas que pueden tener es- tos supuestos equivocados, debemos proceder con cautela y con humildad. «Si una persona est equivocada con respecto a estar bien con Dios» dice Donald Whitney, «al final poco importa realmente en qué cosas no se equivoca».' Por tanto, no nos consideramos alarmistas al querer asegurarnos de es- tar en lo cierto; escuchamos a Jestis con mucha atencién y decidimos seguirlo. Quiero ser en extremo cuidadoso en las siguientes pégi- nas para no emitir un juicio personal sobre la condicién espiri- tual de los dems. En realidad, nadie, ningtin te6logo, pastor 0 quien sea, estin en posicién de juzgar y no deberia hacerlo por- que «la gente se fija en las apariencias, pero yo [el Sefior] me fijo en el corazém» (1 Samuel 16:7). Nuestra misién principal cn estas paginas sera seguir la exhortacién biblica de examinar nuestra propia relacién con Dios (0 la ausencia de una relacién con Dios) para poder abrirnos a la verdad que nos transfor- mard, conforme sea necesario, y para poder gozar la paz y la fortaleza que Dios promete a los que le conocen. n este capitulo, y en los siguientes dos capitulo, explo- raremos la posibilidad de poseer una falsa seguridad acerca de nuestra relacién con Dios. uConozco a Dios? DESILUSION CON EL PUEBLO DE Dios Seguramente habrén notado cuéntos hay que dicen ser cris- janos pero no viven como cristianos. En una entrevista rea- lizada por el periédico Washington Post, el Dr. Timothy Lar- sen, profesor de teologia de Wheaton Collage, en el estado de Ilinois, dijo que, en un sentido, el atefsmo es «una desilusién con Dios a raiz de una desilusién con la iglesia, su pueblo». El fracaso de quienes profesan a Cristo en seguir a su lider sin duda fueron aquellos que inspiraron la frase de un au- toadhesivo que lef hace poco: «Querido Jesis: librame de tus seguidores». Seamos justos, la acusacién de hipocresia contra los cris- tianos con mucha frecuencia no es més que una excusa para rechazar e ignorar los derechos que Dios tiene sobre nuestra vida, Sin embargo, lamentablemente a menudo parece que hay una triste incomunicacién entre Cristo y muchos que dicen tenerlo como su Seftor. {Sera posible que muchos de dichos seguidores profesantes de Cristo en realidad no lo co- nozean? {Sera posible que ellos sean, o incluso que nosotros seamos, unos de los «muchos» a los que Cristo hace referen- cia y de quienes nos advierte? Creo que si La revista Newsweek publicé unos datos estadisticos so- bre qué creen los norteamericanos acerca de Jesucristo: el se- tenta y ocho por ciento de los norteamericanos cree que Jesis resucit6 de entre los muertos; el setenta y cinco por ciento dice que vino a la tierra para perdonar los pecados de la hu- manidad; el ochenta y uno por ciento dice que es cristiano. La revista luego informaba que el cristianismo es la religion con més adeptos en el mundo, alcanzando casi dos mil millones de creyentes profesantes (0 sea, aproximadamente un tercio de la poblacién mundial). Estos datos me sorprendieron porque reflejan que muchas personas creen que tienen una relacién con Dios por medio de Jesucristo. No estoy en posicién de determinar quién co- 3. Cémo no quedar entre os «muchos» noce a Dios y quién no lo conoce, pero me animarfa a postu- lar que si el ochenta y uno por ciento de los norteamericanos tuviera una verdadera relacién con Dios a través de Cristo Jestis, nuestro pais estaria mucho mejor de lo que esté. MANERAS EN QUE PUEDES ENGANARTE El desfase entre la profesion de fe y la vida de fe fue también un problema importante en la época de Jestis. Si cuando eras nifio asististe a Ia escuela dominical, seguramente recuerdes la historia de un hombre de baja estatura que tanto queria ver a Jesiis que trepé a un érbol para poder verlo por encima de la muchedumbre. Posiblemente lo que se censura en la version para nifios es cudnto odiaba la multitud a ese hombre y por qué lo odiaba, Se llamaba Zaqueo, y su historia se relata en Lucas 19. Zaqueo era el jefe de los cobradores de impuestos, cargo que le habia permitido cnriquecerse a costas de In gente co min, porque les cobraba més impuestos (lo que le permitia cubrir su cuota de impuestos con los romanos y quedarse con una buena tajada). Entonces, aunque vivia rodeado de lujos, ra un paria social, Un dia Zaqueo se enteré de que Jestis iba a pasar por su aldea y quiso ver a este hombre del que tanto habia oido ha- blar. Como habfa mucha gente y Zaqueo era bajo, se subié a un sicémoro para intentar ver a Jestis. El versiculo 5 nos dice qué pas6 cuando llegé Jestis: «Llegando al lugar, Jestis mird hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja en seguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa». Zaqueo estaba encantado, pero la multitud se escandaliz6. Quisiera que te fijases en lo siguiente: este grupo de de- votos seguidores de Dios se indigné y respondié con desdén. Dijeron: «{Jestis] ha ido a hospedarse con un pecador», algo inaudito para un hombre religioso de aquella época (versi- culo 7). Estaban escandalizados e indignados porque Jestis 48 4 eConozco @ Dios? habia decidido fratemizar con un odioso estafador y honrar a ‘Zaqueo con su compafiia. ‘Sin embargo, a lo largo de todos Ios Evangelios vemos que Jesiis fue un humilde amigo de los pecadores, porque él vino a buscar y a salvar a los perdidos: a personas como Zaqueo. Aunque Jesiis era el eterno Hijo de Dios, «se rebajé voluntariamente, tomando la naturalezade siervo y haciéndo- se semejante a los seres humanos» (Filipenses 2:7). Exhort6 a sus seguidores: «Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen» (Mateo 5:44). Insistié en que tenfan que amarse unos a otros incondicionalmente para que la gente supiera que eran sus discipulos. Fue el ejemplo constante de Jesus. Y, no obstante, muchos de quienes alegan ser sus discipulos (como aquellas personas en Ia historia de Zequeo) no practican la misma humildad ni tienen el amor incondicional que el Sefior al que profesan seguir les impuso como modelo. Elescritor irlandés George Bernard Shaw dijo en una ova- sién: «I cristianismo tal vez sea una buena idea si alguien alguna vez, lo probara». En el curso de la historia, la gente se ha sentido fascinada por Jestis: por su persona, por lo que hizo y por sus ensefianzas. Millones de hombres y mujeres profesan seguitlo, Pero si consideramos lo inconsecuentes que son mientras siguen a su lider, tendrlamos que preguntar- nos si su relacién con Dios es auténtica. Como pastor, cuando hablo con la gente me doy cuenta de que confunden conocer sobre Dios con conocer a Dios. Llaman a Dios su Padre, pero no dan ninguna prueba cierta de que lo conozcan. Las conse- ‘cuencias son desastrosas. Como mencioné anteriormente en este libro, Dios no quiere que pienses que tienes una relacién con 61 cuando no la tienes. ;Qué puedes hacer, entonces, para no tener este tipo de falsa seguridad? ;Cémo puedes saber que realmente tienes una verdadera relacién con Dios? 3. Cémo no quedar entre los «muchos» En el resto de este capitulo, quisiera identificar dos ma- neras que podrian hacerte caer en este engafio y Ilevarte a pensar que tienes una relacién con Dios cuando en realidad no la tienes, Primer ENGANO: «YO ORE UNA ORACION DE ARREPENTIMIENTO” ENO ES ESO SUFICIENTE PARA SER SALVO?» Conocf a Jason hace unos cuatro afios, cuando su novia, Kris- ta, me pidié que hablara con él con respecto a su relacién con Dios. Krista habia comenzado a asistir a la iglesia de la que yo era predicador, pero Jason no queria acompafiarla. No estaban casados y vivian juntos, y ambos se encaminaban en direcciones opuestas. Pero Krista pens6 que tal vez yo la pudiera ayudar. Jason accedié a verme. Pronto me enteré de que él ha- bia orado una oracién de arrepentimiento durante una con- ferencia de jévenes cristianos, cuando estaha en la escuela secundaria, Aparentemente, una tarde, el orador predi¢é un mensaje muy poderoso sobre el cielo y el infiemno, y Jason aterrorizado pasé al frente. Cuando Hlegé al frente del audito- rio, con ligrimas en sus mejillas, el predicador pidié a todos los que habfan dado ese paso a que «repitieran esta oracién». Jason repitié la oracién, palabra por palabra. Cuando termi naron, el predicador los declaré salvos: «Si acaban de orar esta oracién, ahora son hijos de Dios. El cielo es su hogar verdadero y nunca més tendrén que temer el infiemo. ;Bien- venidos a la familia de Dios!» Fueron palabras tranquilizadoras para Jason. A partir de ese momento, casi nunca més pensé en el cielo ni en el infier- no, Se aferraba a la promesa del predicador y erefa que estaba eternamente seguro en la familia de Dios. Con el paso de los afios, sin embargo, nada cambié en Jason. Continuaba pecando con absoluta despreocupacién, porque aquel predicador le habia asegurado que como ha- a eConozco a Dios? bia pasado al frente y orado una oraci6n de arrepentimiento, desde aquel momento él era un hijo de Dios, viviera como viviera. Mientras Jason y yo hablabamos, me resulté claro que él no conocia a Dios. Poseia alguna informacién objetiva sobre Dios, pero no conocia a Dios. No tenia una relacién auténtica y eterna con Cristo Jestis. A pesar de lo que el predicador de aquella conferencia de jvenes hubiera dicho y que llevé a Jason a creer en Jesiis, Jason estaba espiritualmente perdido y todavia estaba muerto en sus transgresiones y pecados (Efe- sios 2:1); todavia no tenia una relacién de salvacién con su Creador. Nunca volvi a ver a Jason. Lo que él y muchos otros no comprenden es que comen- zar una relacién con Dios no es una transaccién espiritual ni fisica. En otras palabras, Dios no nos salva y adopta como sus hijos para pertenecer a su familia eterna porque hayamos ropetido alguna vez las palabras de una oracién, pasado al frente, levantado la mano en la iglesia o firmado una tarjeta de compromiso. Comenzamos a tener una relaci6n espiritual con Dios cuando 61 nos abre los ojos y ablanda nuestro coraz6n endu- recido. Entonces, por primera vez tomamos consciencia de que somos pecadores y que Cristo es el gran Salvador. Llega- do ese momento, corremos a él porque comprendemos que lo necesitamos y que lo queremos. Me encanta la manera en que C. S. Lewis lo expres6: «Si 41 no te quisiera, ti no le querrias». En otras palabras, nuestra relacién con Dios comienza cuando respondemos a la inicia- tiva de Dios, y no cuando Dios responde a nuestra iniciativa. Lo amamos porque él nos amé primero. En realidad, su amor por nosotros es /a causa de nuestro amor por él. Largo tiempo mi espiritu cautivo yaci6, Sujeto en el pecado y en la oscuridad; 3, Como no quedar entre los «muchos» Pero la luz radiante de tus ojos me alumbré y desperté, mi celda llena de luz; cayeron mis cadenas, vi mi libertad y te segui.? No quisiera que esto fuera malinterpretado: orar una ora~ cién de arrepentimiento o pasar al frente en una cruzada de Billy Graham, o levantar la mano en la iglesia no tiene nada malo en s{ mismo ni es inapropiado, pero puede llevar a mu- chos a creer que esa accién por si sola ya es garantia de la salvacién y pertenencia a la familia de Dios. Pero no lo es. Los gestos, las acciones externas y fisicas, como la repe- ticién de las palabras de una oracién, no convierten a los es- clavos en hijos. En cambio, las revoluciones que Dios obra en el interior de la vida, si nos convierte en sus hijos. Ademas, en principio, solo Dios conoce quiénes son esas personas por- que traer a las personas a una relacién con él es obra de Dios yno depende del ser humano. Una palabra de advertencia para los pastores Como pastor, me siento en la obligacién de advertir a mis colegas que tal vez involuntariamente Ilevan a las personas a creer que tienen una relacién con Dios solo porque repitieron una oracién o levantaron Ia mano como respuesta a una invi- tacién al evangelio. No hace mucho, escuché a una persona predicar un men- saje muy poderoso sobre las buenas noticias de que Dios sal- vaa todo aquel que confiesa sus pecados y se vuelve a Cristo Jesiis. Cuando concluy6, suplicé a todos los que todavia no tenjan una relacién con Dios que respondieran al llamado y repitieran una oraci6n, Después de guiar a sus oyentes en una oracién muy sencilla y directa, con plena confianza declar6 que todos los que acababan de repetir esa oracién ahora eran hijos de Dios. “6 50 uConozeo a Dios? Me result6 insélito. No porque pensara que Dios no hu- biera salvado a quienes habjan pronunciado esa oracién de arrepentimiento, Por el contrario, ereo de corazén que para todas las personas que aquel dia fueron sinceras y confesaron su necesidad de Dios, ese dia marcé el comienzo de una re- lacién con Dios que durard para siempre. En cambio, lo que me resulté ins6lito fue que el predicador basara su promesa de que Dios los habfa salvado en un ritual externo més que en una realidad interior. Ese predicador no podria saber de ninguna manera si aquellas personas que repitieron su oracién habian entregado de verdad sus vidas a Dios. Por lo tanto, de ninguna manera estaba en condicién de garantizar que todos los que oraron su oracién aquel dia se convirtieron en hijos de Dios. Mi abuelo, Billy Graham, ha predicado el evangelio de Jesucristo a muchas personas, tal vez a més personas que ningin otro predicador de la historia, Su mensaje es simple: Dios vino al mundo en Ia persona de Jesueristo para rescatar a los pecadores y sacarlos de su esclavitud al pecado, para que asi sean nuevas criaturas. Su predicacién siempre ha sido clara y apasionada. ‘Termina todos sus sermones con una invitacién a los pre- sentes a tener una relacién con Dios por medio de Cristo y los llama a levantarse de sus asientos y pasar al frente del auditorio o al centro del estadio. Luego los conduce en una oracién, Una oracién tipica dice més o menos lo siguiente: «Dios, soy un pecador. Me arrepiento de mi pecado. Quiero dejar de pecar y entregarme a Cristo. Confieso a Jestis como mi Salvador y Sefior. Quiero seguir a Jesis y servirlo por el resto de mi vida, En el nombre de Jestis. Amén». Mi abuelo serfa la primera persona en reconocer que no todos los que pasan al frente y oran esa oracién de arre- pentimiento se convierten en hijos de Dios. Solo Dios sabe quiénes entregan verdaderamente su vida a él. Por eso, en vez de decir: «Si acaban de orar esta oracién, ahora son hi- 3. Cémo no quedar entre los «muchos» jos de Dios», mi abuelo dice: «Si acaba de orar esta oracién, tenemos consejeros que quieren hablar con usted y también tenemos algunos folletos que quisiéramos entregarles». Eli- ge sus palabras con extremo cuidado, porque no quiere que la gente salga sintiéndose segura de su salvacién solo por el hecho de haber pasado al frente y haber dicho esta ora- cién. Sabe que levantar la mano, pasar al frente o repetir oraciones no tiene nada de magico. Sabe que convertirse en hijo de Dios es una transaccién espiritual entre Dios y cada persona, una transaccién que es inicialmente invisible a los ojos humanos. Los predicadores y consejeros espirituales pueden poten- cialmente engafiar a las personas cuando se basan en una ac- cién externa para asegurarles que son salvas. De esa manera, a pesar de Ia mejor de las intenciones, contribuyen al proble- ma de muchas personas que, como Jason, ereen que estén bien con Dios, cuando en realidad no lo estan. Me recuerda el pasaje de Jeremias 6:14, en el que Dios advierte con palabras muy duras a los que proclaman «Paz, paz», cuando en reali- dad no hay paz. Nuevamente, no quisiera que estas palabras se malinter- pretaran, No pretendo que los predicadores y consejeros dejen de invitar a las personas a que respondan a las buenas noticias de salvacién. El apéstol Pablo también lo reconocié: «Somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios”» (2 Corintios 5:20). Es claro que Dios espera que los cristianos transmitan su mensaje de salvacién al mundo: «Ahora bien, ,cémo invocarén a aquel en quien no han creido? ZY cémo creerén en aquel de quien no han ofdo? zY cémo oirin sino hay quien les predique? ... Asi esté escrito: “Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!”» (Romanos 10:14-15). Pero solo Dios salva a los pecadores. Dios solo puede ablandar los corazones endurecidos y devolver la vista a los 31 52 “Conozco « Dios? ciegos. Por lo tanto, no nos animamos a basaros en un acto extemo y fisico para asegurar a las personas que Dios les adopté en su familia. No hay ninguna oracién que podames conducir ni respuesta que podamos pedir que pueda garanti- zar la relacién personal con Dios. ‘SEGUNDO ENGANO: «RECUERDO EL MOMENTO CUANDO TOME LA DECISION DE SEGUIR A CRISTO» {,NO ES ESO SUFICIENTE PARA SER salvo?» Muchas personas piensan que tienen una relacién con Dios porque recuerdan el momento en que decidieron seguir a Jestis. Es posible que, como Jason, recuerdes una confe- rencia de jévenes 0 un culto en Ia iglesia en el que pasaste al frente. Quizé recuerdes una conversacién con un amigo cristiano 0 con uno de tus padres en la que invitaste a Jesis a entrar a tu corazén. Posiblemente te dijeron que mientras, tengas memoria de aquel evento, podris toner la certeza de que tu relacién con Dios es gemuina. A pesar de lo que tu vida haya sido a partir de ese momento, si puedes recordar el mo- mento en que decidiste entregar tu vida a Jestis, puedes tener Ja seguridad de que eres salvo por la eternidad. Los te6logos tienen un nombre para esta perspectiva erré- nea: regeneracién por decisin. La Biblia, sin embargo, no afirma que recordar un momento de tu vida en que decidiste seguir a Cristo sea garantia de tu relacién con Dios, jen nin- giin lugar! Lo qué si ensefia la Biblia es que si realmente deseamos tener la certeza de nuestra relacién con Dios, entonces de- bemos examinarnos para ver si estamos en la fe (2 Corintios 13:5). En otras palabras, si queremos saber si conocemos & Dios, si queremos tener la conviccién interior en el corazén, deberiamos buscar las pruebas en las cosas que amamos y en la manera en que vivimos (retomaremos este punto en los capitulos 7 y 8). 3, Como ne quedar entre los «muchos» Hace unas semanas, una mujer se me acercé después de la reunién en la iglesia y me pidi6 que orara por su hijo, un hombre de unos treinta afios que fue sentenciado a prisién. Todo lo que me refirié sobre él me condujo a creer que su hijo no conocia a Dios. Entonces oré y le pedi a Dios que salvara a su hijo, para que su hijo se convirtiera. Mas o menos en la mitad de la oracién, sin embargo, ella me interrumpié y me dijo que su hijo era cristiano y que yo no necesitaba orar por su salvacién, Estaba confundido; le pregunté, entonces, cémo sabja ella que su hijo era cristiano. Me dijo que recordaba que una noche, hace muchos afios, su hijo habia pasado al frente durante un culto. Como en el caso de Jason, su vida no daba muestras de regeneracién, pero como su madre recordaba aquel hecho, ella estaba convencida de que su hijo conocia a Dios. Es cierto, recordar la actividad de Dios en nuestro pasa- do es hermoso e importante, pero lo que deseo recalear es que no podemos suponer que nuestra relacién con Dios es auténtica tinicamente basindonos en un evento del pasado, cualquiera que haya sido. En cambio, necesitamos pregun- tarnos: Qué vida llevo? y {Qué cosas amo? Nadie entabla una relacién con Dios por el simple hecho de levantar la mano, pronunciar una oracién de arrepentimiento, pasar al frente, 0 recordar una experiencia sucedida hace muchos afios, especialmente si nuestras vidas en el presente no dan muestras de que nuestra oracién o decisién fue una expe- riencia que nos transformé Los CAMINOS DE LA REUGION Y LA ESPIRTUALIDAD Pero, aqué de la gente que asiste asiduamente a la iglesia? {Qué de las personas que ensefian en la escuela dominical, que ofrendan y diezman, o que ocupan cargos de responsa- bilidad en la iglesia, o incluso que predican sermones? Son devotos, ;acaso no es eso suficiente? 33 5 eConozco « Dios? {Qué de la gente que toma en serio la vida espiritual? Han encontrado un tipo de plenitud espiritual, ,acaso no es eso suficiente? En el capitulo siguiente consideraremos estas dos nocio- nes muy comunes pero que nos dan una falsa seguridad La promesa de la proximidad Si soy sinceramente religioso y espiritual, gsignifica eso que conozco a Dios? El mundo es... una clase de escuela espritual de preescolares, en la que millones de nits y niias desconcertadas intentan formar la palabra «Dios» con las leeras de cubos equivacadas. Edwin Alington Robinson ‘oward es un hombre profundamente religioso. Sus pa- dres lo bautizaron cuando era nifio, y hace mas de se- tenta y cinco afios que es activo en su iglesia, Pasé su vida profesional ensefiando biologia en varias universidades pres- tigiosas del centro del pais, y ha dedicado su tiempo libre y el diez por ciento de sus ingresos a su iglesia, y todavia lo hace. Howard integra la junta de misiones de su iglesia y to- dos los affos acompaiia al coro de varones a Europa. También uConozco « Dios? pasa dos semanas todas las primaveras ayudando a construir templos en América del Sur. Asiste a todos los cultos de ado- racién, aun cuando visita a sus hijos en California del Sur. De hecho, est tan comprometido con la iglesia a la que asiste cuando se encuentra en California del Sur, como lo esté con Ja iglesia cerca de su lugar de residencia normal. Colabora con los merenderos que hay en las iglesias, ayuda a ordenar el tréfico antes de los servicios, y siempre se oftece como voluntario cuando hay una necesidad. Howard ama a su iglesia, Pero, ,a Dios? Aunque parezca irénico, Howard, no esté muy seguro. «No lo sé. No pienso mucho en eso» reconoce. «Si, estoy seguro de que Dios exis- te, pero no sé a ciencia cierta quién, o qué, es Dios. Tal vez, cuando me muera, sea el fin...ahf terminard todo, No sé. Pero cuando muera, si me encuentro con que hay un Dios espe- randome, podré decir que fui bastante bueno en la vida y que servi en Ia iglesia, No puedo imaginar c6mo serfa mi vida sin mi iglesia». Muchas personas hoy, como Howard, piensan que mien- tras tengan una religién tienen una buena relacién con Dios, © al menos lo suficientemente buena para que él les dé la bienvenida al cielo (si Dios y el cielo existen). Hay otros que creen que si son espirituales, si procuran la presencia de Dios a su saber y entender, deben tener un vinculo relacional con Dios. Por lo tanto, en este capitulo, quiero considerar dos ma- neras adicionales que pueden llevar a la gente a concluir que tienen una relacién eterna con Dios, cuando en realidad no la tienen: la conducta religiosa y la sensibilidad espiritual. Con el fin de desarrollar nuestra discusién, usaré la pala- bra religioso para identificar las devociones externas y usaré la palabra espiritual para identificar las devociones interiores Por supuesto, una verdadera relaci6n con Dios implica tanto devociones externas como intemas. Pero, como veremos, es posible que una persona sea extremadamente religiosa 0 pro- fundamente espiritual y no haber conocido nunca a Dios. 4, Le promesa de [a proximiaad TERCER ENGANO: «YO SOY RELIGIOSO, {ACASO NO ES ESO SUFICIENTE?» Como vimos en los comentarios de Jestis en Mateo 7:21-23, es posible —en realidad, es muy fécil— hacer mucho bien en el nombre de Dios y no sentir verdadero afecto 0 amor por Dios, ni siquiera una relacién personal con él. Por desgracia, creo que es una descripcién de mi amigo Howard. En la Biblia hay muchas descripciones de hombres pro- fundamente religiosos que no conocfan de veras a Dios. Pro- bablemente, el ejemplo més claro sea el de los fariseos. Un problema antiguo Durante los dias de Jesis, los fariseos eran una secta reli- giosa dentro del judaismo. Era un grupo muy numeroso y respetado, y sus miembros eran muy devotos y estrictos. Los fariseos ejercian, en particular, mucha influencia en Galilea, donde Jesis comenzé su ministerio. Nadie dudaba del compromiso religioso de los fariseos. Organizaban toda su vida en torno a la Ley de Dios, tal como habia sido revelada por medio de Moisés en el Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia). En realidad, toma- ban tan en serio su religion, que crearon ademés un enorme cuerpo de reglas secundarias que servian para interpretar y practicar la ley mosaica. Por ejemplo, e! Talmud judfo, una coleccién de ensefianzas rabinicas orales, enumeraba treinta y nueve categorias de labores que estaban prohibidas realizarse enel dfa de descanso, Cada una de estas categorfas, a su vez, se subdividia en otras treinta y nueve categorias, creando asi mil quinientas reglas y normas que los fariseos se proponian obedecer por respeto al dia de descanso. No habia detalle de la vida que quedara fuera de su escru- tinio religioso. La siguiente es una de las reglas que tenian con respecto al dia de descanso: «Estaba prohibido desabro- 87 58 uConozco a Dios? charse un botén, cortarse las ufias de los pies, o llevar algo que fuera més pesado que un higo seco. No se podia usar dentadura falsa, porque si se llegara caer, su duefio tendria gue levantarla y llevarla, lo que se consideraba trabajo. En el dia de descanso, los sastres no podian llevar una aguja en sus bolsillos porque era una de sus herramientas de trabajo, y Ilevarla constituirfa trabajo».? Sin duda, los fariseos eran personas muy consagradas y religiosas. Sin embargo, Jesis reservé las criticas més duras para ellos. ;Por qué? Porque Jestis sabia que mientras exte- riormente eran devotos religiosos, por dentro estaban vacfos. Gesis los Ilam6 «sepuleros blanqueados» [Mateo 23:27].) Jesiis sabfa que estaban tan obsesionados con practicar su re~ ligién que descuidaban conocer al Dios de su religién. Eran devotos de los asuntos religiosos de la Ley (las leyes y las prohibiciones), pero no les importaba el espiritu de relacio- nes personales insiauradas por la Ley (que Jestis encapsulé en sus mandamientos de amar al Sefior nuestro Dios con todo el corazén, con toda la mente y con todas las fuerzas, y amar al préjimo como a uno mismo). ‘Al reprender a los fariseos por su arrogancia y su doblez, Jesis dijo: jHipécritas! Tenia razén Isaias cuando pro- fetiz6 de ustedes: «ste pueblo me honra con los labios, pero su corazén esté lejos de mf. En vano me adoran; sus ensefianzas no son més que reglas umanas», (Mateo 15:7-9) Es fil juzgar a los fariseos, pero gse han fijado con qué facilidad las actividades de la iglesia (especialmente cuan- do somos muy comprometidos y dedicamos nuestro tiempo, energia y dinero) nos hacen sentir que tenemos una relacién ima con Dios? Muchos pastores con quienes he hablado me han sefialado cudn engafiados podemos estar. La verdad 4, La promesa de la proximidad es que mas que ser una garantia de una relacién con Dios, la actividad religiosa en realidad puede ser un estorbo al cono- cimiento de Dios porque es muy facil caer en la trampa de creer que lo tinico que a él le importa son nuestros logros religiosos. Pero Dios quiere muchisimo més. No esté interesado, en principio, en nuestras actividades religiosas sino que quiere que Jo conozeamos, que fo amemos y que Jo sirvamos. Como dice aquel viejo himno: «Amor tan maravilloso, tan divino, que exige que le entregue mi alma, mi vida, mi todo»? Un problema actual ‘Mi amigo Steve hace poco me refirié un relato sobre el pas- tor de su infancia, Era un hombre muy religioso y devoto. Habia pastoreado a la misma iglesia por mas de veinte afios. Una mafiana, mientras predicada un sermén sobre la cruz de Cristu y la salvavién que Dios habla ganado para sus hijos, en medio de su sermén, se le quebré la voz y comenzé a Tlorar Luego incliné la cabeza y oré en voz alta, pidiéndole a Dios que lo salvara. ;Se convirtié a Cristo por medio de su propia predicacién! Un hombre que habia sido ministro de la iglesia de Dios durante afios, de pronto se dio cuenta de que no co- nocia a Dios. Mi abuelo dice que cuando invita a la gente a tener una relacién con Dios por medio de Cristo, al final de sus mensa- jes, muchos pastores y lideres de las iglesias a menudo pasan al frente. En definitiva, ellos también reconocen que aunque son hombres devotos y estén comprometidos con las activi- dades, las estructuras y las instituciones religiosas, no tienen una relacién de vida con Dios. Hay mucha gente en la actualidad que cree que esti bien con Dios simplemente porque esta vinculada a una institu- cién religiosa o porque realiza acciones religiosas u obras de caridad como dar el diezmo, ayunar, haber sido bautizada, cy oo UConozco @ Dios? © participar de Ia Santa Cena. Esta gente no es terrorista, ni pederasta ni estafadora. Se trata de gente decente y devota que dedica su tiempo, talentos, energia y dinero a la obra de Dios. Sin embargo, estas personas podrian llegar a la conclu- sign equivocada de que debido a sus obras religiosas, tienen una relacién con Dios. El apéstol Pablo le advirtié a Timoteo sobre este tipo de personas, porque aparentemente son «pia- dosos, pero su conducta desmentiré el poder de la piedad» (2 Timoteo 3:5). Soy pastor de una iglesia donde se congregan semanal- mente varios cientos de personas. Muchas asisten semana tras semana porque conocen a Dios y desean sentir la pre- sencia divina junto a otros cristianos en un culto pablico de adoracién. Pero me temo que algunos suponen que conocen Dios simplemente porque son asiduos concurrentes, porque les agrada la miisica y Ia predicacién, y porque depositan su ofrenda. Es posible estar en la iglesia sin estar «en Cristo», como el Nuevo Testamento describe esta relacién. Es posible es- tar vinculado a una religién y no tener vinculo alguno con Dios. ;Por qué entrar en una iglesia habria de convertirnos en cristianos? ;Acaso nos convertimos en un automévil cuando entramos en un garaje? Me explico: no pretendo restar importancia a las activida- des religiosas como Ia asistencia a la iglesia y la solidaridad con los demés, ni decir que sean cuestiones innecesarias. La Biblia alienta a los hijos de Dios a participar activamente de la iglesia local: «No dejemos de congregamos, como acos- tumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razén ahora que vemos que aquel dia se acerca» (Hebreos 10:25). Una verdadera relacién con Dios se mani- festard en una relacién auténtica con su pueblo (retomaré este punto en el capitulo 9). Pero asi como es importante la asis- tencia a la iglesia y el ser activo en la congregacién, eso no significa que se tiene una relacién eterna con Dios. 4, Le promesa de la proximidad CCuARto ENGARIO: «YO SOY ESPRTUAL, ZACASO NO ES E50 SUFICIENTE?» Desde Oprah a Madonna, desde Tom Cruise a Deepak Cho- pra... Estados Unidos est Ileno de personas que parecen to- marse muy en serio la biisqueda de experiencias espirituales. {De dénde surge el evidente apetito de nuestra genera- cién por todo lo espiritual no vinculado a la religién?? Una explicacién posible pudiera hallarse en el hecho de lo que se perdié cuando el hombre de la Tlustracién deseché lo sagrado y lo trascendental para sustituirlo por lo natural y lo fisico. Muchas personas viven hoy en un «mundo sin ventanas», explica el socidlogo Peter Berger.* En cambio, en los siglos pasados, la humanidad vivia con ventanas abiertas a otros mundos. Reconocian la existencia de algo mas grande, al- guien a quien se podia apelar, que trascendia al resto de los ‘mortales, habfa un propésito para la vida, ésta no se limitaba a este mundo. Pero el mundo moderno, con todos sus adelantos tecnolégicos y sofisticacién cientifica, ha vuelto la espalda a Jo sobrenatural y ha bajado las cortinas al mundo invisible. En nuestro nuevo mundo sin ventanas, Dios, la espiri- tualidad y el misterio se han tornado cada vez mas y més inconcebibles. Todo se ha vuelto objeto de la clasificacién, el cdlculo y el control humano. Y, dado que no hay realidad mis allé de la que podemos ver, todo se produce, gestiona y resuelve dentro de un solo ambito. Pareceria, sin embargo, que el espiritu humano no se siente satisfecho con esto, En un mundo sin misterio, la gente anhela trascendencia. Siente que la vida no puede ser algo limitado a sobrevivir, y comienzan a entender que toda nues- tra tecnologia y capacidad modema no nos hacen mejores personas, ni nos dan mayor satisfaccién ni nos sirven para responder a las preguntas més profundas. Esto puede ser una explicacién posible de la populari- dad de las series televisivas como Los archivos X, Joan de 6 eConozco a Dios? Arcadia, Médium, Ghost Whisperer, Supernatural y Héroes, que parecen brotar en cada nueva temporada. Quizé también explique el motivo de la fascinacién que ejerce el misticis- mo oriental, los Angeles, los extraterrestres, los videntes, la comunicacién con los muertos, la sanidad metafisica... hasta tal vez la popularidad de la droga éxtasis entre Ja juventud. Nuestra generacién clama por algo diferente, algo superior, algo que trascienda este mundo. Esto es positivo y negativo. C.S. Lewis, en Cristianismo y nada més, sefala que si se encontrara en su vida un deseo que ninguna experiencia de este mundo pudiera satisfacer, la explicacién més probable serfa que fue creado para otro mundo, Que la gente cobre més consciencia de la eternidad que Dios ha sembrado en todos los corazones humanos (Ecle- siastés 3:11) es algo positivo y deberiamos celebrarlo. Por otra parte, «el sediento, que hace mucho tiempo que no bebe agua, beberd cualquier tipo de agua, aunque esté contamina- da» La variedad de opciones espirituales disponibles en la actualidad es ilimitada, y muchas personas con inquietudes espirituales estin dispuestas a probarlas todas para satisfacer su sed espiritual. La Biblia advierte contra este tipo de espiritualidad que prescinde de una verdadera relacién con Dios. Una y otra vez, Dios condené la idolatria de los paganos, el misticismo y la adoracién @ falsos dioses. Pablo escribié: «Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los se~ res creados antes que al Creador, quien es bendito por siem- pre» (Romanos 1:25). Y cuando Pablo visité a los atenienses y se dirigié a la gente que estaba en el Areépago, aunque reconocié su espiritualidad, también les hizo comprender que a pesar de ser extremadamente espirituales, no tenfan una re- lacién con el Dios vivo (Hechos 17:22-31). Es alentador ver que mucha gente esté redescubriendo su sed espiritual y que esta mas dispuesta a escuchar respuestas espirituales a sus interrogantes y anhelos. Pero asi como el 4, La promese de Ia proximidad agua salada no puede saciar la sed fisica, la espiritualidad falsa e incompleta nunca podré saciar nuestra sed espiritual. Solo una relacién verdadera con Dios por medio de la fe en Cristo Jesiis puede saciar esa sed. La verdadera espiritualidad es la experiencia interior de una relacién cada vez més pro- funda con Dios el Padre, por medio de Dios el Hijo, en Dios el Espiritu. Otra cosa que no sea tener una relacién eterna con Dios mediante Cristo Jestis es una espiritualidad falsa que no podra jamds salvarnos ni satisfacernos. Cuando nos conformamos con menos que una verdadera espiritalidad, segdn Lewis, somos «como un nifio ignoran- te que quiere continuar haciendo tortitas de barro porque no puede imaginarse lo que serian unas vacaciones en la playa junto al mar. Nos conformamos con muy poco». Mejor seria que nuestros anhelos espirituales nos condu- Jeran a Cristo. Hebreos 12:2 nos exhorta: «Fijemos la mirada en Jestis, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soporté la cruz, menospreciando la vergiienza que ella significaba, y ahora estd sentado a la derecha del trono de Dios». En Jestis comenzaremos a enten- der que este mundo no es todo, y Dios nos dar poder para vivir en este mundo con la perspectiva de un mundo nuevo. Cuando depositamos nuestra fe en Cristo y lo que él hizo en la cruz «do su sangre verti», Jesiis no solo sacia nuestra sed de Dios sino que también nos promete llevarnos, seguros y salvos, de este mundo al mundo nuevo, al verdadero hogar donde los hijos de Dios viviran para siempre con él. Esforzarse para, esforzarse en Cuél es la relacién entre la fe que salva y las buenas obras? Solo por fe somos salvos, pero la fe que salva munca esté sola. Martin Luter: iff, el padre de un amigo muy cereano, fue uno de los ‘hombres més buenos y atentos que haya conocido. En- camaba las palabras de Jestis, de que whay més dicha en dar que en recibir» (Hechos 20:35). Cliff era la clase de hombre cuyo mayor gozo era asegurarse de que todo el mundo que estuviera en contacto con él fuera feliz, se sintiera a gusto, y no tuviera necesidad alguna. Hacfa recados para sus ami- 20s y familiares, almorzaba con su madre anciana, y hacia de chofer de sus hijos de lado a lado de la ciudad. Le encantaba organizar fiestas de cumpleafios y sorprender a su familia con regalos. Hacia el final de su vida, uno de sus mayores gozos era cuidar a sus nietos y jugar con ellos. eConozce « Dios? Los padres de Cliff'le infundieron valores morales y espi- rituales muy fuertes, los que moldearon toda su vida. Si una relacién con Dios dependiera de la virtud moral y de la bon- dad, Cliff de seguro que la tenfa, Lamentablemente, eso era lo que él crefa. Es decir, Cliff crefa que si era bueno y vivia para servir bien a sus amigos y familiares, agradarfa a Dios; y, al agradar a Dios, evitarfa el infierno y pasaria la eternidad enel cielo. ; Pero a medida que Cliff envejecié, adquirié conciencia de una realidad incémoda, Se dio cuenta de que no era sufi- cientemente bueno para un Dios perfecto y que a pesar de lo mucho que lo intentara, nunca podria Ilegar a ser suficiente- mente bueno para Dios. La idea lo atormentaba. Era un fiel esposo, padre, hijo, hermano, amigo y trabajador, pero en lo profundo de su ser él sabfa que tenia muchos defectos. Una noche, Cliff, su hijo y su nuera, y yo estébamos vien- do un programa especial de Billy Graham en la television. Al final, cuando mi abuelo invité a las personas que desca- ran comenzar una relacién con Dios a pasar al frente, Cliff ‘me comenté lo mucho que admiraba a los que respondieron. «Cémo me gustaria poder hacer ese compromiso», me dijo, «pero no soy lo suficientemente bueno ni fuerte», Nada de lo que su hijo ni yo dijimos en ese momento pudo persuadir a Cliff de que la salvacién era un regalo de Dios, y por lo tanto absolutamente gratuito. El estaba seguro de que necesitaba «ganarse» una relacién con Dios y —tragicamente— tam- bién sabia que nunca podria lograrlo, Pocos afios después, Cliff suftié un ataque al corazén, cayé en coma y murié al dia siguiente. Mi amigo me dijo que fue uno de los das mis tristes de su vida, no solo porque ha- bia perdido a un padre muy querido, sino porque Cliff nunca habia podido comprender que nadie puede /ograr tener una relacién con Dios. Solo podemos esperar recibir una relaciéon con él por medio de la fe en lo que Cristo Jesiis ya hizo por nosotros, 5. Esforzarse para, estorzarse en Desde una perspectiva teolégica, Cliff nunca entendié la relacién entre Ia fe y las obras. Creyé que podia pasar la eternidad con Dios si al final de su vida las cosas buenas que habia hecho pesaban més que las cosas malas. Su relacién con Dios dependia, pensaba, de su rectitud y honestidad, y de vivir una vida digna. Sus buenas obras 1o conducirfan a una fe salvadora. La Biblia, en cambio, ensefia algo diferente: Ia fe que nos salva conduce a las buenas obras. Como «jLa salvacién viene del Sefior!» (Jonas 2:9), mi amigo y su esposa pueden tener Ja esperanza de que de algdin modo al final Dios haya llega- do al corazén de Cliff. Ellos saben que aun en el lecho de la muerte, Dios tiene poder para hacer que los pecadores se arrepientan y para perdonarles sus pecados. En el capitulo anterior, referf la historia de Howard, que cree que su devocién religiosa a Ia iglesia es todo lo que Dios espera de él. Cree que si Dios existe, lo recibird un dia en el cielo por causa de su devoci6n religiosa. HI problema de Cliff era similar: crefa que con sus buenas obras, si solo pudiera reunir una cantidad suficientemente elevada de ellas, podria ganarse el favor de Dios para la eternidad. Cliff no dependia de su devocién religiosa tanto como de sus buenas obras y virtud moral, al servicio de su familia y de sus amigos, sien- do justo con todos, sin estafar ni lastimar intencionalmente a nadie, y asi sucesivamente. En este capitulo, les invito a desentraflar lo que podria- ‘mos llamar la «paradoja de Cliff: Si pudiera agradar a Dios viviendo una vida suficientemente buena, qué tan buena tendria que ser mi vida? Y si todas mis buenas obras no al- canzan para poder tener una relacién con Dios, zqué tendria que hacer, enionces? ;¥ si munca podré ser suficientemente bueno, qué sentido tiene el intentarlo? En otras palabras, quisiera explorar por qué es imposi- ble vivir una vida suficientemente buena que agrade a Dios. Luego exploraremos una paradoja aparente: para nosotros, 6 {Conozco a Dios? en tanto hijos de Dios, las buenas obras son realmente importantes. QUINTO ENGARO: «SOY UNA PERSONA BUENA, ZACASO NO ES SO SUFCIENTE?» En Romanos, el apéstol Pablo dijo algo que, a primera vista, pareceria ser completamente erréneo. Dijo que nadie hace lo bueno. Haciendo referencia a varios pasajes del Antiguo Tes- tamento, escribic «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompi- do. No hay nadie que haga lo bueno; jno hay uno solo!» «Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engafios.» «jVeneno de vibora lay en sus labios!» «Llona estd su boca de maldiciones y de amargura.» «Ve- loces son sus pies para ir a derramar sangre; dejan ruina y miseria en sus caminos, y no conocen la senda de la paz.» «No hay temor de Dios delante de sus ojos.» (Romanos 3:10-18) {Qué no hay nadie bueno? ;Nadie? Seguramente que hay madres buenas, padres fieles, hijos obedientes y hombres de negocios integros en el mundo. Por supuesto que los hay. Pablo no lo pondria en duda. Pero cuando la Biblia se refiere a «buenas obras», significa especificamente buenas obras motivadas por amor a Dios. Es una accién de virtud moral hecha con el propésito de glot car a Dios. Por eso Jesiis condené las supuestas buenas obras de los fariseos: 5. Esforzarse para, estorzarse en iAy de ustedes, maestros de la ley y fari- seos, hipécritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro estan llenos de robo y de desenfreno, jFariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y asi quedard limpio también por fuera. iAy de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hi- pécritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro estén lenos de huesos de muertos y de podredumbre. Asi también ustedes, por fuera dan la impresién de ser justos pero por dentro estén llenos de hipo- cresia y de maldad, Jestis reconocié que las obras de los fariseos lucfan bien, en lo exterior, pero que por dentro esos fariseos estaban espi- ritualmente muertos porque no estaban motivados para obrar el bien por amor a Dios ni por un deseo de glorificarlo.. De la misma manera, hay personas dignas de admiracion que realizan acciones dignas de admiracién con las familias, los amigos, las comunidades y los pobres, Sin embargo, si esas obras dignas de admiracién no estén motivadas por el amor de Dios ni se proponen ser para la gloria de Dios, no pueden ser consideradas buenas en sentido estricto. Solo la persona que tiene el corazén de Dios puede hacer el bien en este sentido, El problema es, como hemos visto, que no pode- ‘mos conseguir por nuestros propios medios tener el corazén de Dios. Solo Dios puede quitar nuestro «corazén de piedra» y darnos un «corazén de carne» (Ezequiel 11:19). Por eso el profeta Isaias dice que, apartados de Dios, «todos nues- tros actos de justicia son como trapos de inmundicia» (Isaias 64:6). Nuestra tinica esperanza es depositar nuestra fe en Io que Jesucristo ya hizo. o 7% eConozce @ Dios? Esta verdad maravillosa y liberadora plantea dos pregun- tas, Primero, 2qué hizo Jestis?; segundo, qué es la fe? Comencemos por la primera, 2Qué hizo Jestis? La nocién fundamental subyacente a todas las religiones del mundo, salvo el cristianismo, es la posibilidad humana de ascender a Dios. En mayor o menor grado, son religiones con sentido ascendente porque requieren que sus fieles obren y se eleven hacia una relacién con Ia deidad, entendiendo este ascenso de diversas maneras. Para alcanzar la salvacién los fieles deben hacer un esfuerzo cada vez mayor. Todo depende del esfuerzo individual. En cambio, el fundamento del cristianismo es en senti- do descendente de Dios a la humanidad, por su gracia divi- na; «El Verbo se hizo hombre y habits entre nosotros» (Juan 4, énfasis del autor). El cristianismo no comienza von una relacién ascendente sino con una relacién descendente «Por- que tanto amé Dios al mundo, que dio a su Hijo unigéniro, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16, énfasis del autor). Dios descendié hacia nosotros en la persona de Cristo Jests porque nosotros nunca hubiéramos podido ascender hacia él. En Jestis, Dios vino al mundo en forma fisica para rescatamnos de la conde- nacién, del poder y, al final, de la presencia del pecado. Como vimos en el capitulo 2, debido al pecado, nacemos sin una relacién salvadora con nuestro Creador. Efesios 2:1 nos ensefia que en otro tiempo estébamos muertos en nues- tras transgresiones y pecados. Por causa del pecado, nadie puede escoger a Dios ni amarlo por su propia voluntad. Es- tamos muertos para con Dios de forma moral, espiritual y relacional, Los tedlogos describen esta deformidad de nuestra natu- raleza con dos palabras: maldad total. Dudo que Cliff hubiera 5. Esforzarse para, estorzarse en usado esas palabras para describir sus esfuerzos espirituales, no obstante, sentia la realidad de ellas en lo més profundo de su ser. La maldad total no significa absoluta maldad, La absoluta maldad significa que una persona no puede ser més mala que lo que es. Dichosamente, Dios en su gracia impide que hasta el peor de los seres humanos seamos absolutamente malos: todos podrfamos ser peores. La maldad total, por el contrario, signi: fica que el pecado ha corrompido la totalidad de nuestro ser. En otras palabras, el pecado afecta todo lo que somos. El pecado corrompe todos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y toda nuestra conducta. Nada de lo que pen- semos, sintamos o hagamos es bueno, o debidamente bueno. Por lo tanto, a diferencia de lo que piensan muchos pensa- dores positivistas y de los que algunos sicélogos pretenden que pensemos, los humanos no estén bien de la forma en que estén, Pablo escribié que fuera de Cristo somos enemigos de Dios; ni siquicra somos capaces de hacer otra cosa (Romanos 8:7-8). (Entienden por qué es imposible para el ser humano esforzarse por tener una relacién con Dios?) Esto nos remite a lo que Jesucristo hizo por nosotros para hacer posible una relacién con Dios. Pablo escribié: «Al re- conocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por Ia fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jestis, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de Ia ley; porque por éstas nadie serd justificado» (Galatas 2:16). La justificacién es un término legal cuyo empleo, en Ja época de Pablo, era comiin en los tribunales. Justificar a un individuo era declararlo inocente, eximido de todas las acusaciones. {Qué relacién hay entre este término legal y nuestros es- fuerzos por llegar a Dios? Ti y yo somos culpables ante Dios. Dios es el tinico juez con poder para declararnos libres de culpa. n 4Conerco @ Dios? Pero el perdén de Dios tiene un precio. Un Dios justo no podfa pasar por alto ni desestimar el pecado y seguir siendo justo. El pecado es un agravio grave que exige una conde- na contundente. Para que Dios pudiera adoptarnos como sus hijos, Dios exige la paga del pecado de una persona y ese paga es la muerte (Romanos 6:23). Pero como la condens por ofender al Dios santo ¢ infinito exige un precio perfecto ¢ infinito, Dios —y solamente Dios— puede pagar este pre Ahi radica la importancia de la cruz de Jesucristo: Ia th ca raz6n que Dios tiene para adoptarnos para siempre come sus hijos es el sacrificio de Cristo. Nada de lo supuestamente bueno que hagamos o seamos puede compararse. Tal vez ahora entiendas por qué a lo largo de los siglos la cruz de Jesucristo ha estado en el centro de lo que los ci tianos creen sobre Dios y acerca de la relacién que é! ofrece a los pecadores como tii y como yo. La cruz nos recuerda la gravedad de nuestra condicién, mientras que al mismo tiem- po nos recuerda la enorme salvacién de Dios. Cristo hizo por los pecadores lo que los pecadores no eran capaces de hacer por sf solos. Este es el evangelio: las buenas noticias de la salvacién, En su extraordinario libro, Jesus Ascended [La ascension de Jesiss}, Gerrit Scott Dawson nos ofrece una ilustracién que seguramente nos ayude a entender lo que Cristo hizo: La concepeién de un ser humano es producto de la amante comunién de un esposo y una es pose. El niffo o la nifla crecen al abrigo del titero de la madre, pero el pequefio ser no puede vivir alli para siempre. Fue creado para vivir en otro mundo: un mundo de sol y de aire, un mundo de estrellas y de cielo. Por eso, durante el trabajo de parto, la madre ofrece un camino nuevo y de vida. El camino a la vida como un ser humano en el mundo tiene que pasar por la cortina de su carne... 5. Esforzarse para, estorzarse en La cortina debe rasgarse para que el nifio o la nifia puedan vivir y alcanzar la luz del dia. Ella es el camino de vida para el nuevo ser. A través de su dolor, nace la criatura,! Asi es exactamente como la Biblia habla de la obra de Cristo en la cruz. De le misma manera en que vinimos a este mundo a través del dolor y el suftimiento de nuestra madre en el parto, Cristo hace nacer a los pecadores a una relacién con Dios a través de su propio dolor y suftimiento. El camino a la vida eterna pasa a través de la cortina de la came de Cristo, El regalo de Dios al mundo, entonces, fue enviar a Jestis al mundo para reconciliar a los pecadores con Dios e invi- tarlos a tener una relacién eterna con él. La tnica manera de obtener ese regalo eterno es creer. La Biblia dice: «Sin fe es imposible agradar a Dios» (Hebreos 11:6). Eso fue lo que Cliff nunca pudo comprender. Pero ahora debemos explorar qué quiere decir la Biblia cuando se refiere a la fe. Qué es la fe? La Biblia define la fe como «a garantia de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve» (Hebreos 11:1). La fe es creer con los ojos del corazén en aquello que no podemos ver con los ojos de la mente. Con respecto a una relacién con Dios, la fe es «transferir nuestra confianza en nuestros propios esfuer- z08 a los esfuerzos de Cristo», escribe Tim Keller, pastor de la Iglesia Presbiteriana del Redentor en la ciudad de Nueva York. Esta fe, sin embargo, no es un salto ciego al vacio. Muy por el contrario. La Biblia ensefia que la fe es un ejercicio de confianza razonable en un Dios que esté realmente presente y que ha probado ser completamente digno de confianza. En realidad, seria completamente insensato e irracional no con- 73 mu 4Conozeo « Dios? {iar en alguien que ha demostrado ser infinitamente digno de ‘confianza, Toda la Biblia da testimonio de la realidad de que Dios ha sido, es ahora, y siempre seré fiel y digno de nuestra confianza. Tal vez no siempre podamos entender lo que Dios hace o por qué lo hace, pero no tenemos motivos para dudar de él. {Pero qué relacién hay entre toda estas afirmaciones so- bre Ia fe (0 sobre la ausencia de fe) y la obra de Cristo en la cruz? La siguiente: para que alguien pueda comenzar una relacién con él, Dios exige fe en lo que Cristo hizo en la cruz por los pecadores, La relacién con Dios depende de nuestra respuesta més sentida a lo que Cristo ha hecho. Un verdadero ‘paso de fe implica creer en la obra de Cristo con nuestra men- te, aceptarla con nuestros afectos y confiar en ella con nuestra voluntad. El sacrificio de Cristo en la cruz por si solo no nos lleva a una relacién con Dios. (Pensemos en cuantas personas desprecian la persona de Cristo y desestiman su obra en la cruz.) Ti y yo debemos actuar. Para poder recibir y experi- mentar una relacién con Dios, debemos decidir ejercitar la fe, la confianza razonable, en lo que Cristo logré en la cruz. Tuan Calvino dijo: «Mientras que Cristo permanezca fuera de nosotros, y estemos separados de él, todo lo que él suftié ¢ hizo por la salvaci6n de la raza humana es inservible y no tiene ningin valor para nosotros». Hemos visto que todas nuestras obras buenas no valen nada en términos de obtener una relacién eterna con Dios. Pero significa esto que las obras buenas que hagamos no cuentan para nada en este mundo? Si la fe es lo tinico que se requiere para pasar la eternidad con Dios, por qué intentar ser bueno? Estas preguntas nos conducen al iltimo de los malenten- didos més comunes acerca de cOmo podemos conocer verda- deramente a Dios. 5. Esforzarse para, estorzarse en 8 SexTO ENGANO: «PERO YO TENGO FE, ZACASO NO ES ESO SUFICENTE?» Es absolutamente cierto: podemos comenzar una relacién eterna con Dios solo por medio de la fe en Jesucristo y lo que 1 hizo en la cruz. Dios nos rescata; no podemos rescatarnos @ nosotros mismos. No merecemos la salvacién; no somos capaces de ganamnos la salvacién. Pero eso no significa que una vez que comencemos una relacién con Dios, é1 no nos pide que dejemos de esforzarnos. En una ocasién escuché decir a alguien que habia dos for- mas de caerse de una cuerda floja. En otras palabras, siempre hay dos extremos que conviene evitar. Con respecto a Ia fe y la justificacién, ya examinamos el primero de los extre- mos que debemos evitar: que es necesario esforzarse para tener una relacién con Dios. Consideremos ahora el segundo extremo que debemos evitar: no necesitamos es/orzarnos en nuestra relacién con Dios. La Biblia identifica dos tipos de fe en Dios. Por una parte, la fe viva, {Cémo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. (1 Juan 2:3) Asi que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no s6lo en mi presencia sino mucho més ahora en mi ausencia— leven a cabo su salvacién con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. (Fi- lipenses 2:12-13) Por otra parte, la fe muerta. El que afirma: «Lo conozco», pero no obede- ce sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad, (1 Juan 2:4) % eConezce a Dior? Hermanos mios, gde qué le sirve a uno ale- gar que tiene fe, si no tiene obras? ;Acaso podré salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano 0 una hermana no tienen con qué vestirse y ca- recen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abriguense y coman hasta saciarsen, pero no les da lo necesario para el cuerpo. gDe qué serviré eso? Asi también la fe por si sola, sino tiene obras, est muerta. (Santiago 2:14-17) La fe muerta es fe en Dios que no conduce a una vida transformada, Las personas con fe muerta profesan creer en Cristo, pero sus vidas no han cambiado. Es gente que sabe hablar bien pero que no pone en prictica lo que practica. Pa- blo dijo que estas personas «profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan» (Tito 1:16). {Recuerdan el caso de Jason del capitulo 3? Jason era un joven que conoei hace algunos afios, que estaba viviendo con una mujer que asistia a mi iglesia, Profesaba tener fe en Jesiis porque afios atrés habia pronunciado una oracién de arrepentimiento en una conferencia cristiana de jévenes. Sin embargo, no demostraba ningiin interés en levar una vida consagrada. Su condicién espiritual no habia experimenta- do ningin cambio, y é1 no manifestaba ninguna intencién de cambiar. Si nos basamos en las pruebas, podriamos llegar a la conclusién evidente de que la fe de Jason estaba muerta. La fe viva, en cambio, es fe en Dios que conduce a una genuina transformacién de vida. Las personas con fe viva la manifiesten en sus pensamientos, sus afectos y sus acciones. Transforma completamente la manera de vivir de una perso- na y las cosas que @ esa persona le agradan. Es cierto, la fe viva no es una fe perfecta que se manifiesta en una vida per- fecta, pero es una fe activa. Como lo expresé Ralph Erskine: «La fe sin problemas ni luchas es una fe sospechosa; porque 5, Esforzarse para, estorzarse en Ja fe verdadera es una fe luchadora y combativa». La fe viva es fe practicante. Mis afios de seminario fueron unos de los mejores afios de mi vida. Pero hubo un tiempo en que mis amigos y yo comenzamos a creer que lo que estébamos aprendiendo pa- recia ser mas importante que lo que efectivamente viviamos. Conocer lo que debiamos conocer valia mas que obrar bien. Comenzamos a pensar que los cristianos que se negaban a tomar, a fumar, a blasfemar y a ver peliculas eran débiles y tontos. Nosotros, en cambio, representébamos un cristi ‘nismo més fuerte y vigoroso: un cristianismo que daba més valor a pensar a fondo acerca de Dios que a vivir en serio para Dios. Perdimos de vista que ambas cosas son inseparables. Le Biblia nunca levanta ningin muro entre lo que creemos y cémo vivimos. Lo que creemos tiene influencia directa sobre Ja manera en que vivimos, y nuestra manera de vivir tiene ingerencia directa con lo que creemos. Hoy, en mi cardcter de pastor, hablo con gente todo el tiempo que cae en la misma trampa. Entienden perfectamen- te que nadie puede comenzar a tener una relacién con Dios por medio de las buenas obras. No tienen duda de que han sido salvas por gracia: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte» (Efesios 2:8-9). Sin embargo, convencidas de esta verdad, se yan al otro extremo y se despreocupan de las buenas obras. En efecto, entonan este himno: Libres de la ley, Bendita condicién; puedo pecar cuanto me plaza y contar con la salvacién. A Io largo de la historia, no entender Ia relacién entre la fe y las obras ha provocado una confusion tremenda y ha n % eConozce a Dios? levado a extremos muy peligrosos. Por ejemplo, en los afios cincuenta, muchas iglesias norteamericanas practicaban una versién del cristianismo estricta, legalista, centrada en la conducta, que reducia el conocimiento de Dios a cumplir un conjunto estricto de reglas y de pricticas. Como resultado, en los afios sesenta, en particular entre la juventud, surgieron muchos movimientos cristianos que ponian el énfasis en una fe més centrada en el amor y la gracia de Dios, en su perdén y misericordia. Por desgracia, algunos se fueron al otro extremo y entendieron la gracia de Dios como un permiso para pecar. ‘Como resultado, algunos de los lideres de estos movimientos acabaron alejados del ministerio debido a relaciones extra- matrimoniales, a estafas financieras y a otras inmoralidades. Este tipo de hechos deberian servimos de advertencia sobre las consecuencias graves que podemos esperar si pensamos que debido a la gracia y misericordia de Dios, no necesitamos vivir conforme a sus santas exigencias. La Biblia afirma cou claridad que la salvacién es solo por fe, Pero, al mismo tiempo, jamés afirma que ti y yo podemos hacer lo que nos plazea y vivir como queramos y seguir pose- yendo la verdadera certeza de que tenemos una relacién con Dios. La fe es esencial para la vida cristiana... la conducta debida, también. LA FEY LAS OBRAS: AMBAS SON ESENCIALES Algunos seguidores de Cristo estén confuundidos por la fun- cién que cumplen las buenas obras en Ia vida cristiana, de- bido a la aparente contradiccién entre las ensefianzas de los apéstoles Santiago y Pablo. Pablo, especialmente en Gélatas, parece asumir una vi- si6n negativa de las obras. Por ejemplo, si nos remitimos a Gilatas 2:16, Pablo dice: «Sin embargo, al reconocer que na- die es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en 5. Estorzarse para. esforzarse en Cristo Jesis, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie sera justificado». Tam- bién dice en otra oportunidad: «Por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacten (Efesios 2:8-9). ‘Santiago, por otra parte, parece pensar que las obras no solo son importantes sino esenciales en nuestra relacién con Dios. En su carta ensefia: «Asi también la fe por si sola, si no tiene obras, esté muerta»; y luego, «a una persona se le decla- ra justa por las obras, y no s6lo por la fen; y «asi también la fe sin obras estd muerta» (Santiago 2:17, 24, 26). Son las obras necesarias, 0 no? {Quién tiene razén: Pa- blo o Santiago? Un buen punto de partida para resolver estas aparentes contradicciones es entender que Santiago y Pablo se dirigen a dos piiblicos diferentes. Pablo le escribia a un grupo de cris- tianos que habfan comenzado a creer (por causa de unos fal- sos maestros que tenian en su medio) que ten‘an que cumplir una serie de requisitos para poder tener una relacién con Dios. Pablo escribié su carta a la iglesia de Galacia para corregir- los, para ensefiarles que la salvacién dependia tinicamente de Dios. Nadie puede ganarse una relacién con Dios. Santiago, en cambio, escribié a un grupo de cristianos sometidos a una brutal persecucién. Santiago escribié su carta para alentar- los a no bajar los brazos y a seguir avanzando. A lo largo de toda su carta, Santiago recalca que ante las adversidades de la vida, lo que hacemos refleja mejor Io que somos que lo que decimos. Como dijo Alan Redpath: «El sabor de una bolsita de t& solo aparece cuando le vertemos agua calienten. Las ensefianzas de Pablo y de Santiago sobre la fe y las obras no son contradictorias, de ningiin modo. Por el contrario, son complementarias. Pablo se refiere a la fun- cién de la obras en el proceso de convertirnos en hijos de Dios; Santiago se refiere a la funcién de las obras en tanto n

También podría gustarte