Está en la página 1de 17
O TEORIA DE LA PERSONALIDAD En el intento de ordenar nuestras observaciones sobre e] indi- viduo tal como aparece en la terapia, hemos elahorado una teo- ria del desarrollo de la personalidad y de la dinmamica de la con- ducta. Es conveniente que repitamos la advertencia formula anteriormente, es decir, que las proposiciones que se encuentran al comienzo de la serie son las mas alejadas de la experiencia del terapeuta y, por lo tanto, las mas sospechosas, mientras que Jas que aparecen hacia el final se acercan cada vez mas al centro de nuestra experiencia. Como antes, los términos definidos y los conceptos figuran en bastardilla y deben ser entendidos como fueron definidos previamente. A Caracteristicas del nino Postulamos que el individuo, durante el] perfodo de la infancia, tiene por lo menos los atributos siguientes: 1, Percibe su experiencia como una realidad. Su experiencia es su realidad. a. En consecuencia, tiene mas posibilidades que cualquier otro de tomar conciencia de lo que es, para él, la realidad, ya que ningtin otro indi- viduo puede asumir totalmente su marco de referencia interno 2. Tiene una tendencia innata a actualizar las potencialidades de su organismo. 3. Interactia con su realidad en funcién de esa tendencia funda- mental a la actualizacién. Su conducta es, por lo tanto, un intento orien- tado de] organismo con miras a satisfacer las necesidades experimentadas para uctualizarse en la realidad tal como es percibida. 63 4. En su interaccién con la realidad, el individuo se comporta como una totalidad organizada, como una Gestalt. 5. Se inicia un proceso de valoracién organismica, en el que el indi- viduo valora la experiencia tomando como criterio de referencia la tendencia actualizante. Asigna un valor positivo a las experiencias que percibe como favorables al mantenimiento y enriquecimiento del organismo. Asigna un valor negativo a las experiencias que percibe como contrarias al manteni- miento 0 enriquecimiento del organismo. 6. Tiende a buscar las experiencias que percibe como positivas y a rechazar las que percibe como negativas. Comentario. Desde esta perspectiva, se comprueba que el nifio posee un sistema innato de motivacién (propio de todos los seres vivientes) y un sistema innato de control (el proceso de valora- cién) que por su propia “retroalimentacién” mantiene el organis- mo al corriente del nivel de satisfaccién de sus necesidades moti- vacionales. El nifio vive en un medio que, desde el punto de vista teérico, existe solamente en él, un medio de su propia creacién. No siempre es facil comprender el mundo en que vive el nifio. Lo que constituye el medio o la realidad del nifio es la re- presentacién que se hace el nifio del medio en que vive, no una “realidad verdaderamente real” que pueda postularse desde algin punto de vista filoséfico. Supongamos que el nifio es al- zado por una persona buena y carifiosa. Supongamos que el nifio no percibe a esa persona como es, sino con caracteristicas que le infunden miedo y rechazo. Comprobamos entonces que la con. ducta del nifio hacia esa persona esth determinada por esa per- cepcién amenazante, no por la “realidad” o “el estimulo”. Sin duda las relaciones del nifio con su medio se basan en una tran- saccién constante, y si en diversas ocasiones su experiencia in- mediata contradice su percepcién inicial, ésta se modificara con el tiempo. No obstante, la realidad que afecta su conducta en cada momento particular, es la realidad vivida. Podemos, pues, establecer nuestra teoria sobre esta base, sin vernos obligados a determinar qué es lo que realmente constituye la realidad. Con respecto a las caracteristicas innatas del nifio, debemos sefialar que no nus proponemos hacer una lista comp'cta de cllas. Que el nifio posea instintos, 0 que tenga un reflejo imnato de succién o una necesidad innata de afecto, son sin duda cuestio- nes interesantes pero secundarias para la formulacién de una teoria de la personalidad. El desarrollo del yo 1. Como consecuencia de la tendencia a la diferenciacién, que cons- tituye un aspecto de Ja tendencia actualizante, una parte de la experiencia del individuo se diferencia y se simboliza en la conciencia. Esta parte sim- bolizada corresponde a una conciencia de ser, de actuar como individuo, y puede deseribirse como experiencia del yo. 2. A consecuencia de la interaccién entre el organismo y el medio, la conciencia de ser y de actuar como individuo aumenta y se organiza gra- dualmente para formar el concepto del yo que, como objeto de la percep- cién, forma parte del campo experiencial. Comentario. Este es el orden de sucesién légica que ha seguido el desarrollo del yo. Sin embargo, de acuerdo con lo que sefia- laramos a propésito de las definiciones (cf. p. 30), no corres- ponde exactamente al orden de sucesién en que el concepto del yo se fue plasmando en nuestro pensamiento. C La necesidad de consideracién positiva 1. A medida que se exterioriza Ja conciencia del yo, el individuo des- arrolla una necesidad de consideracién positiva. Esta necesidad es universal por cuanto existe en todo ser humano y se hace sentir de manera continua y penetrante. La teoria no se interesa en saber si se trata de una necesidad innata 0 adquirida. De acuerdo con Standal [801, que formulé este con- cepto, es una necesidad adquirida. a. La satisfaccién de esa necesidad se logra necesariamente por medio de las inferencias a partir del campo experiencial de otra persona. En con- secuencia, esta satisfaccién es a menudo ambigua. b. La satis dad se felaciona con una gama muy amplia de experiencias del ind c. EI proceso de satisfacciim de la neoseidad de considerackin post- tiva es reciproco, ya que cuando el individuo se da cuenta de que satisface esa necesidad en otro, satisface, por eso mismo, su propia necesidad de consideracién. positiva. (1) De ahi, entonces, que sea gratificante tanto satisfacer esta nece- sidad en otro, como experimentar la satisfaccién que si-nte otro al satisfacer nuestra propia necesidad. 65 cd. Los efectos de esa satisfaccién son intensos en el sentido de que fa consideracion positica manifestada por cualquier persona se comuunes, or aquel que es objeto de ella, al conjunto de la consideracién que éste es) menta hacia esa persona (complejo de consideracién). (1) Por consiguiente, la consideracion positiva de personas por \a~ cuales e] individuo experimenta una consideracién positiva par- ticular, puede ser mas poderosa que el proceso de valoracion organismica. O sea que el individuo puede llegar a preferir la consideracién positiva de esas personas a las experiencias que tengan un valor positivo para la actualizacién del organismo. D mo. El desarrollo de la necesidad de consideracién positiva de simi 1. Las satisfacciones 0 las frustraciones que acompafian a las experien- cias relativas al yo pueden ser experimentadas por el individuo indepen- dientemente de toda manifestacién de consideracién positica de los demas. La consideracién positiva experienciada de esta forma se denomina consi- deracién positiva de si mismo. 2. La necesidad de consideracién de si mismo se presenta como una necesidad adquirida que se desarrolla a partir de la asociacién de experien- cias del yo con la satisfaccién 0 con Ia frustracién de la necesidad de con- sideracién positiva. 3. El individuo Mega entonces a experienciar la presencia o la ausen- cia de consideracién positiva, independientemente de las valoraciones de los demas. Se convierte, en cierta manera, en su propio criterio [su propio otro social significante]. 4. De ignal modo que la consideracién positiva, la consideracién posi- tuya de si mismo que se experimenta en relacién con cualquier experiencia del yo © grupo de experiencias del yo, se comunica al complejo de consi- deracion del yo global. E Desarrollo de la valoracién condicional Cuando las experiencias del yo del individuo son juzgadas por cier- personas-criterios como dignas (0 no) de consideracién positiva, la con- sideracion positica del individuo con respecto a si mismo también sera se~ lect 2. Cuando una experiencia del yo es buseada (0 ) sdlo porque es percibida como mas (o menos) digna de consideracién de si mismo, de- cimos que el individuo ha adquirido un modo de aloruciin condicional. 3. Si el individno cxperienciara una actitud de consideracion positiva incoudicional. entonces no se desarrollaria ninguna actitud de caloracién 66 condictonal. la consideracion de st mismo seria incondicional, ni tearian discrepancias entre su necesidad de consideracién positica y la va- loracién organismica, y su funcionamiento psiquico seria dptimo. La pre- sencia de tna cadena de sucesos semejante es hipotéticamente posible, y por lo tanto importante para la teorfa, aumque es poco probable que exista en la realidad. se pli Comentario. La secuencia C, D y E, muy importante para el de- sarrollo de la personalidad, fue elaborada por Standal [80]. Por eso, conviene reformularla en términos menos rigidos y mas vividos. EI nifio aprende a necesitar afecto. El afecto es muy satis- factorio, pero para saber si lo recibe o no debe observar la ex- presién del rostro de su madre, sus gestos, y otros signos ambi- guos. Desarrolla asi una Gestalt global acerca de la forma en que es juzgado por su madre, y cada nueva experiencia de afec- to o rechazo tiende a alterar la totalidad de la Gestalt. Por consi- guiente, cada vez que su madre desaprueba un acto cualquiera, el nifio tiende a interpretar esa desaprobacién como si estuvie- ra dirigida a su comportamiento total, es decir, a su persona. Como el nifio asigna mucha importancia a la aprobacién de su madre, muchas veces no se deja guiar por el cardcter agradable o desagradable de sus experiencias y conductas (es decir, no por el grado en que la experiencia mantiene o enriquece el organis- mo) sino por la probabilidad de recibir afecto. Esta actitud hacia experiencias particulares pronto se extien- de al conjunto de su personalidad. Independientemente de su madre y de otros individuos-criterios, el nifio adopta hacia si mismo y su conducta la actitud global manifestada por esos indi- viduos. La aprobacién —o la desaprobacién—, el deseo —o la re- pulsién— que experimenta hacia ciertas experiencias tiende a en- globar el conjunto de su experiencia. Por consiguiente, tiende a valorar positivamente ciertos comportamientos que, en el pla- no organismico, no valora realmente como positivos, es decir, como conformes con su necesidad de mantenerse y enriquecer- se. Del mismo modo, tiende a asignar un valor negativo a ciertas conductas que en realidad considera agradables y conformes con su necesidad de actualizacién. Cuando la conducta del nifio esta guiada por factores “introyectados” de esta clase, su funcién de eT valoracién se vuelve condicional. El nifio es incapaz entonces de adoptar con respecto a si mismo y sus experiencias, una ac- titud independiente de las condiciones externas. En adelante bus- caré —o evitard— ciertos comportamientos en funcién de esas condiciones, sin preocuparse de las consecuencias que ello pueda tener para su necesidad de actualizacién del organismo. Esto es lo que entendemos por valoracién condicional, concepto que ha reemplazado al de introyeccién (concepto menos preciso que hemos dejado de utilizar). En principio, esta desviacién del proceso de evaluacién no es inevitable. Por ejemplo, si el nifio siempre se sintiera apre- ciado, si sus sentimientos fueran aceptados siempre —con excep- cién de algunos comportamientos—, ese modo de valoracién con- dicional no se produciria. Es lo que sucederia, al menos teéri- camente, si los padres tuvieran una actitud como la siguiente: “Puedo comprender que te sientas satisfecho cuando le pegas a tu hermanito (0 cuando defecas donde te place, etcétera) y te quiero y estoy de acuerdo en que tengas esos sentimientos. Pero también estoy de acuerdo en tener mis propios sentimientos y me siento muy disgustado/a (0 contrariada o triste por otras conductas) cuando le haces dafio a tu hermano y por eso no te permito que le pegues. Tus sentimientos son tan importantes como los mios, y cada uno de nosotros puede tener los suyos libremente”. Si al nifio le estuviera permitido valorar su expe- riencia en funcién de lo que verdaderamente siente, entonces podria aprender a conciliar la satisfaccién de sus diversas necesi- dades y a mantenerlas em estado de equilibrio. Podemos decir que, esquematicamente, sentirfa lo siguiente: “Me gusta pegar- le a mi hermanito, Me gusta hacerlo Iorar. No me gusta cau- sarle pena a mamé. A mi también me da pena cuando se poné triste”. La conducta del nifio corresponderia entonces, algunas ve- ces, al deseo de complacer a su madre y otras al deseo de ha- cerle dafio a su hermano. Pero nunca se veria obligado a de- sautorizar o rechazar los sentimientos de satisfaccién o de des- contento que derivan de sus experiencias, adecuadamente apre- hendidas y diferenciadas. 68 F Desarrollo de la incongruencia entre el yo y la experiencia 1. A causa de la necesidad de la consideracion positiva de si mismo. e] individuo percibe su experiencia de manera selectiva, en funcién de la caloracion condicional a la que ha llegado a someterse. a. Tas experiencias que estan de acuerdo con su taloraci nal son percibidas y simbolizadas adecuadamente en la conciencia: bh. Las experiencias contrarias a la valoracion condicional son percibi- das de manera selectiva; son distorsionadas hasta hacerlas concordar con di- cha valoracién, 0 bien parcial o totalmente negadas en la conciencia. condicio- Por consiguiente, en el organismo se producen algunas experiencias que no son reconocidas como experiencias del yo, no son simbolizadas ade- cuadamente y no se organizan en la estructura del yo de forma adecuada- mente simbolizada. 3. Por lo tanto, desde el momento en que se produce la primera per- cepcién selectiva en funcidn de la valuracion condicional, se establece cierto estado de incongruencia entre el yo y la experiencia, v aparece cierto grado de inadaptacién psicoligica y de vulnerabilidad. Comentario. El individuo pierde el estado de integracion que caracteriza su infancia a sa de la violacion de su funcién de valoracién, que pasa a ser una valoracién condicional. Desde ese momento, su concepto del yo incluye percepciones distorsio- nadas que no representan adecuadamente su experiencia, y su experiencia incluye elementos que no han sido incorporados a la imagen que él tiene de si. El individuo no puede vivir como una persona totalmente unificada, y algunas de sus funciones ad- quieren un aspecto peculiar y distintivo, y tienden a amenazar la estructura del yo. Para mantener esa estructura, el individuo debe recurrir al uso de defensas. En algunos momentos la con- ducta es controlada por el yo y en otros, por ciertos aspectos de Ja experiencia que no estan incorporados a la estructura del yo. La personalidad queda por Io tanto dividida, con las tensio: nes y el funcionamiento inadecuado que acompafia a tal pérdi- da de unidad. Esto, a nuestro juicio, es lo que constituye la alienacién del hombre. No ha sido auténtico consigo mismo, con su propia y natural valoracién organismica de su experiencia. En su intento de preservar la consideracién positiva de otros ha falsificado al- gunos de los valores de su experiencia y los ha percibido en fun- 2U cién del valor que tienen para otros. Todo esto no ha sido una eleccién consciente_sino un proceso natural —y tragico— iniciado G Desarrollo de las discrepancias en la conducta 1. Como consecnencia de li incongruencia entre el vo y la experiencia descrita en F, se produce una incongruencia similar en la conducta del in- dividuo. a. Algunas conductas son coherentes con el concepto del yo y lo man- tienen, lo actualizan y lo enriquecen (1) Esas conductas son adecuadamente simbolizadas en la con- ciencia b. Algunas conductas mantienen, enriquecen y actualizan aquellos aspectos de la experiencia que no estan asimilados a la estructura del yo. (1) Estas conductas no son reconocidas como experiencias del yo © son percibidas selectiva 0 distorsionadamente a fin de que ‘an congruentes con el yo. H La experiencia de amenaza y el proceso de defensa 1, A medida que el organismo realiza su experiencia, las experiencias que no son congruentes con la estructura del yo (y con su valoracién condi- cional incorporada) se subciben como amenazantes. 2, Si la experiencia amenazante fuera adecuadamente simbolizada en la conciencia, el concento del yo perderia su caricter de Gestalt coherente, las condiciones de la valoracién serian violadas y la necesidad de considera- cién de st mismo quedaria frustrada, creandose un estado de angustia. Eso es, esencialmente, Jo que define la amenaza. 3. EI proceso de defensa ¢ hechos perturbadores. a. El proceso de defensa consiste en la peragpcidn selectiva o distor- sion de la experiencia y/o en la negacién —parcial o total— del acceso de la experiencia a la conciencia. Este proceso tiende a preservar el estado de congruencia entre la experiencia total y la estructura del yo y las con- diciones impuestas a la valoracién. Ja reaccién que impide la aparicién de los 70 4, Las consecuencias gencrales del proceso de defensa, ademas de la preservacién de las congruencias sefaladas, son las siguientes: rigidez per: ceptual causada por la necesidad de distorsionar las percepciones; percep- cién inadecuada de la realidad causada por la distorsion y la omision de ciertos datos; falta 0 ausencia de di: insuficiente. iminacién o discriminacién perceptual Comentario. La seccién G describe las bases psicolégicas de las conductas que generalmente se conocen con el nombre de con- ductas neurdticas, mientras que la seccién H describe el meca- nismo de esas conductas. Desde nuestro punto de vista parece mas adecuado denominar a este tipo conductas defensivas (d critas en estas dos secciones) y reservar el nombre de conductas desorganizadas para las que se describen en la seccién T. Las conductas defensivas no engloban solamente las conductas ge- neralmente consideradas neuréticas —racionalizacién, compensa- cién, fabulacion, proyeccién, compulsienes, fobias, etcétera— sino también ciertas conductas generalmente clasiticadas como psicé- ticas, tales como las conductas paranoides e incluso ciertos es- tados catatonicos. La categoria de conductas desorganizadas en- globa_ diver: tipos de comportamientos psicéticos “irraciona- les” y “agudos”, como los que se describiran més adelante. Esta clasificacién nos parece mas fundamental que la clasifi on habitual y, desde un punto de vista terapéutico, parece mas fe- cunda. Ademés, con el uso de esta clasificacion, los conceptos de neurosis y psicosis estin menos expuestos al peligro de eri en entidades. 3 Consideremos por un momento el conjunto general de Jas conductas defensivas, desde el caso mas simple, comim a todos nosotros, hasta los casos mas complejos. Veamos, pues, en primer lugar, la racionalizacién (“yo no cometi realmente ese error. La: cosas ocurrieron a: "), Este tipo de excusa implica una dis torsién de la experiencia por la percepcién que trata de confor- mar la experiencia de acuerdo con nuestra imagen del yo (es decir, la de una persona que no comete errores). Una conducta de defensa mas seria es la fabulacién (“Soy una hermosa prin- cesa y todos los hombres me adoran”). Como la experiencia ac- tual amenaza el concepto del yo, esa experiencia es negada y el individuo crea un nuevo mundo simbdlico que enaltece al yo 71 pero que descuida completamente la realidad. Veamos, final- mente, un ejemplo de conducta defensiva extremada: cuando una experiencia incongruente es la expresién de una fuerte ne- cesidad, el organismo encuentra el modo de satistacerla descu- briendo alguna forma de expresién indirecta, Cuando se trata de un individuo cuyo concepto del yo no implica “malos” pen- samientos sexuales, puede recurrir a alguna explicacién como ta: “Yo soy puro, pero usted trata de hacerme pensar en cosas sucias”. Este tipo de comportamiento podria designarse con el nombre de proyeccién, o incluso de fenémeno paranoide. En rea- lidad se trata de un proceso por medio del cual el organismo procura satisfacer su necesidad sexual a fin de que su acceso a la conciencia sea negado, aunque manifestando el comporta- miento, que de este modo resulta coherente con el yo. Los ejem- plos podrian multiplicarse infinitamente, pero el mecanismo es siempre igual. En caso de incongruencia entre el yo y la expe- riencia, la percepeién de la experiencia es distorsionada, o bien su acceso a la conciencia es negado (rara vez se niega el de la conducta), 0 se efectia alguna combinacién de la distorsién y la negacién. S- 1 EL proceso de crisis y desorganizacién psiquica La teoria de la personalidad que hemos formulado puede aplicarse, en gra- dos diversos, a cualquier individuo. En cambio, los procesos descritos en esta seceién y en la siguiente se producen timicamente en presencia de las condiciones que enumeramos a continuacién: 1. Si existe un acentuado estado de incongruencia entre el yo y la experiencia y si, a causa de alguna experiencia significativa. esa incongruen- cia se pone de manitiesto de manera indiscutible, entonces el proceso de defensa demuestra ser impotente 2. El individuo experimenta ese estado de incongruencia en el plaijo de la subcepcion y siente angustia. La intensidad de la angustia es pro porcional a la extension del sector del yo afectado por la amenaza 3. Cuando el proceso de defensa demuestra su impotencia, la expe- riencia es adecuadamente simbolizada en la conciencia. Ante el impacto de esta toma de conciencia, se produce un estado de desorganizacion psi- quica. 4, En este estado de desorganizacidn, ¢| individuo manifiesta a me- audo un comportamiento extrafio ¢ inestable, determinado sea por expe- riencias que forman parte de la estructura del yo, sea por experiencias que 72 no forman parte de ella. En ciertos momentos Ja conducta esta determinada por el organismo que expresa abiertamente las experiencias distorsionadas o negadas por los procesos de defensa; en otros momentos el yo se reco- bra e impone al organismo un comportamiento conforme a su estructura. Bajo condiciones de desorganizacién la tensién entre el concepto del yo (con las distorsiones de su percepcién) y las experiencias inadecuadamente simbolizadas o no asimiladas en el concepto del yo se traduce por un estado de confusién abasteciendo aiternativamente uno y otras la “retro alimentacién” por medio de la cual el organismo regula la conducta. Comentario. La teoria presentada cn esta seccién es nueva, pro- isional y no esta completamente verificada, como puede apre- ciarse por el enunciado menos riguroso de sus preposiciones. Al- gunos ejemplos nos ayudaran a clarificarla. Respecto a 1 y 2 citemos, respectivamente, la aparicién en la conciencia, durante la terapia, de experiencias generadoras de angustia y el estado de crisis psiquica aguda. En la atmés- fera de seguridad de la terapia sucede muchas veces que el cliente est4 a punto de expresar un sentimiento que, sin lugar a dudas, es real, pero que contradice radicalmente la imagen que tiene de si mismo. Cuando el cliente descubre ese estado de incongruencia, se siente angustiado. Sin embargo, si la situa- cién es favorable (es decir, si se ajusta a las condiciones descri- tas en J), la angustia sera tolerable y las consecuencias daran un saldo positive. Pero si, por ejemplo, las interpretaciones del terapeuta son excesivamente entusiastas y relativas a experien- cias que el cliente no esta atm en condiciones de asimilar, se producira un estado de desorganizacion o crisis psicdtica como el que se describe en 3. Este fenomeno de desorganizacién se observa a veces en el individuo que ha consultado simulténea- mente a terapeutas de orientacion diferente. Se puede observar- lo también en los tratamientos con pentotal sédico. Sometido a la accion de la droga, cl individuo revela muchas experiencias cuyo acceso a la conciencia habia sido negado por él y que ex- plican muchos elementos incongruentes de su conducta. Si por inadvertencia del terapeuta, el cliente se enfrenta con los datos revelados —cuya autenticidad no puede negar—, sus defensas demuestran ser impotentes, la structura del yo se desintegra y se produce una ruptura psicdtic: Las reacciones psicéticas agudas se presentan como una forma de conducta que se ajusta a los elementos experienciales negados y opuestos a la estructura del yo. Por ejemplo, el in- dividuo que acostumbra imponer un control rigido a sus impul- sos sexuales, negando incluso su existencia, puede de repente hacer proposiciones sexuales directas a personas de su relacién. Muchas conductas psicéticas de aspecto irracional son de este orden, Debemos sefialar que la fase psicética aguda es seguida ge- neralmente de un proceso de defensa que tiende a proteger al organismo contra la toma de cone cia, muy penosa, de la in- congruencia profunda que existe entre el yo y el organismo. Res- pecto al proceso de defensa, deseo presentar algunas opiniones, aunque a titulo puremente personal ¢ hipotético, Es posible que, en algunos casos, las experiencias negadas a la conciencia diri- jan la conducta y que el organismo se defienda contra la toma de conciencia por cl yo. En otros casos, el yo vuelve a tomar la direecion, pero se trata de un yo que esta considerablemente alterado. En lugar de hallarse dominado por la necesidad de consideracion positiva. esta obsesionado por la siguiente idea: “Soy un loco, un tonto, indigno de respeto y presa de impulsos incontrolables”. El yo ha dejado de inspirar la confianza necesa- ria para un buen funcionamiento. Esperamos que este aspecto de nuestro sistema se elaborara y detiniré gradualmente para que pueda ser objeto de verifica- cion experimental. El proceso de reintegracién ‘£n las situaciones descritas en las secciones Gy H (y tal vez en las situa- ciones de crisis descritas en 1, aunque ello sea mucho menos probable) puede producirse un proceso de reintegracién que condnzca al restablecimiento de la congruencia entre ¢l yo y Ia experiencia. Puede describirse este pro- ceso de Ja manera siguiente; 1. Para que el proceso de defensa pueda revertirse, es decir, para que una experiencia que el sujeto percihe generalmente como amenazante pue- da ser adecuadamente simbolizadu en la conciencia y asimilada en Ja es- tructura del yo, es necesario que: a. El sujeto calore su experiencia de manera menos condicional. 74 b. El nivel de consideracién positiva incondicional de si mismo se eleve. 2. La consideracién positiva incondicional demostrada y efectivamente comunicada al cliente por una persona-criterio es una de las formas de reali- zar esas condiciones. a. Para que pueda comunicarse la consideracién positiva incondicio- nal, debe existir un contexto de comprensién empdtica. b. Cuando el individuo percibe la consideracién positiva incondicional, se debilitan o se anulan las condiciones que afectan su funcién de va- loracién. ©. Como consecnencia de esa percepcién aumenta la consideracién positiva incondicional de si mismo. d. Una vez que se han logrado las condiciones 2a y 2b, la amenaza se reduce, el proceso de defensa se revierte, y las experiencias generalmente sentidas como amenazantes son adecuadamente simbolizadas ¢ integradas al concepto del yo. 3, Las consecuencias de 1 y 2 son: el individuo es menos sensible a las experiencias amenazantes; la conducta de defensa es menos frecuente y sus consecuencias se reducen; la congruencia entre el yo y la experiencia aumenta; la consideracién positiva de si mismo aumenta; la consideracién positiva hacia los otros aumenta; aumenta la adaptacién psicolégica; el proceso de valoracién organismica constituye cada vez mas la base de regu- lacién de la conducta; el individuo funciona cada vez mejor. Comentario, La teoria del proceso de reintegracién reproduce, en términos un poco mas generales, las proposiciones relativas al proceso de la terapia. Dicha teoria destaca el hecho de que la personalidad se reintegra o se restablece siempre (y tnica- mente, por lo menos de acuerdo con nuestra teoria) en presen- cia de ciertas condiciones definibles. Estas condiciones son esen- cialmente las mismas, ya sea que se trate de la relacién psico- terapéutica propiamente dicha —relacién que dura un lapso considerable y que pucde conducir a modificaciones radicales de la personalidad— o bien de relaciones cotidianas entre ami- gos y familiares —contactos fortuitos cuyos efectos se limitan ge- neralmente a algin ligero cambio de actitud o de opinién—. Con respecto a 2a, la verdadera comunicacién reciproca de la consideracién positiva incondicional presupone siempre la comprensién empatica. En efecto, si yo tengo un sentimiento de consideracién positiva incondicional hacia una persona a quien conozco muy poco, ese sentimiento carece practicamente de im- 7 portancia, ya que puede modificarse cuando la conozca mejor y descubra en ella caracteristicas que no me inspiran ninguna estima. En cambio, si la conozco a fondo y la comprendo em- paticamente, si la consideracién incondicional se mantiene, en- tonces ese sentimiento ser4 muy significativo. Se trata entonces de un, sentimiento cercano a la aceptacién completa basada en un conocimiento cabal. Relaciones funcionales concernientes a la teorta de la persona- uudaad Una teoria de la personalidad completa y perfectamente desa- rrollada permitiria determinar con precisién matematica las re- laciones funcionales entre las distintas variables. En el momento actual, ninguna teoria de la personalidad esté en condiciones de expresar esas relaciones por medio de ecuaciones. Este es un {n- dice de la falta de madurez caracteristica de la teoria de la per- sonalidad. Debemos limitarnos, por consiguiente, a establecer ciertas relaciones cualitativas muy generales, que podemos enun- ciar de la siguiente forma: — Cuanto mas favorable a la tendencia a la actualizacién sea la experiencia, m4s adecuada serA la conducta (A 5, 6). — Cuanto mayor sea el nimero o el aleance de las condi- ciones que afectan la funcién de valoracion, mayor sera el nt- mero de experiencias sentidas como amenazantes (F 1, 2). — Cuanto mayor sea el ntimero o el alcance de las condicio- nes aue afectan la valoracién, mayor seré el grado de vulnera- bilidad © inadaptacion psicolégica (F 3). _ — Cuanto mayor sea el mimero de experiencias potencial- mente amenazantes, mayor serA la probabilidad de que existan conductas que, a pesar de mantener y enriquecer el organismo, no sean reconocidas como experiencias del yo (G 1, a, b). — Cuanto mayor sea Ia congruencia entre el yo y la expe- riencia, mAs adecuada sera la simbolizacién en la conciencia (G lay H 1, 2, 3). 16 — Cuanto mayores sean el numero y el alcance de las con- diciones que afectan la valoracién, mds rigida e inadecuada sera la percepcién, y menor su grado de diferenciacién (H 4). — Cuanto mayor sea la incongruencia experienciada en la conciencia, mayor sera la probabilidad de que existan conductas desorganizadas (I 3). — Cuanto mas se perciba el sujeto como objeto de la con- sideracién positiva incondicional de otro, y cuanto més se halle basada ésta en la comprensién empatica, mds tenderan a desapa- recer el estado de incongruencia y las condiciones que afectan la valoracién del sujeto (J 2 y 3). Los demas aspectos relativos a la seccién J han sido espe- citicados ya en la teoria de la terapia. Elementos de prueba. Las primeras secciones de esta teoria es- tan elaboradas fundamentalmente con constructos Iégicos y pro- posiciones que sdlo en parte pueden verificarse empiricamente. La seccién F es confirmada hasta cierto punto por los tra- bajos de Cartwright [9] y de Diller [14]; la seccién H por los de Chodorkoff [10] y Cartwright [9], mientras que Goldia- mond [22] proporciona algunos elementos de prueba que po- drian modificar el concepto de subcepcién. Las hipétesis rela- tivas a J estén demostradas por los estudios citados con respecto a la teoria de la terapia en la Primera Parte. En primer lugar, nos detendremos en el estudio de Chodor- kott |10], ya que representa un intento de verificacién rigurosa de algunas de las hipétesis y relaciones funcionales presentadas més atras. Las hipétesis de Chodorkoff estan directamente ex- traidas de Ia teoria. La conducta defensiva, por ejemplo, se detine como el proceso que impide la toma de conciencia ade- cuada de experi amenazantes. El’ estudio de Chodorkoff gira en torno de hipétesis siguientes: 1. Cuanto mayor sea la congruencia entre el yo y la expe- riencia, menor sera cl grado de defensa que el sujeto manifieste en Ja percepcién de si mismo. 2. Cuanto mayor sea la congruencia entre el yo y la experien- cia, mas adecuado sera el funcionamiento del individuo. 7 3. Cuanto mds adecuado sea su funcionamiento, menor sera el grado de defensa con que se percibe a si mismo. Como puede apreciarse, Chodorkoff se propone verificar una de nuestras definiciones (congruencia interna y buen funcio- namiento son equivalentes) y dos relaciones funcionales (el grado de congruencia interna es inversamente proporcional al grado de defensa. El nivel de funcionamiento es inversamente proporcional al grado de defensa). Enumeramos a continuacién las definiciones operacionales de los términos esenciales: 1. El yo se define sobre la base de una técnica Q, cuyos elementos se retieren al concepto del yo. Con ayuda de la téc- nica Q, el sujeto se describe tal como se ve en el momento presente. 2. Es evidente que el concepto de experiencia se sustrae a una detinicién completa y directa en términos operacionales. Chodorkott abordé entonces el problema de manera indirecta re- curriendo a la “descripcién objetiva” del sujeto realizada por un clinico, Esa deseripcién se basaba en el conocimiento del sujeto obtenido por medio de diversos tests proyectivos y for- mulados con ayuda de los mismos elementos que constituian la técnica Q del cliente. Este procedimiento —sin duda rudimenta- tio— equivale a reemplazar la imagen de la experiencia total (por oposicién a la imagen del yo, de la cual el sujeto tiene conciencia) por la imagen de esa experiencia tal como es perci- bida por el clinico a partir de los datos proporcionados por di- versos tests de personalidad. 3. El proceso de defensa se define en funcién de la diferen- cia de los tiempos de reaccién en la discriminacién entre pala- bras neutras y palabras amenazantes presentadas al sujeto'}por medio de un taquistoscopio. (La seleccién de las palabras y la técnica de exposicién fueron eclaboradas cuidadosamente, pero los detalles son demasiado extensos para poder exponerlos aqui.) 4. El tuncionamiento psiquico era definido tomando como base los resultados acumulativos de la evaluacién del sujeto por cuatro jueces; éstos tenian en cuenta un conjunto de datos bio- ‘aticos, tests proyectivos y otras informaciones. 78 Esas definiciones proporcionaban la base operacional de la elaboracién de cuatro medidas independientes. Chodorkoff tradujo sus hipétesis en predicciones operacio- nales de la siguiente torma: 1. Cuanto mis elevada sea la correlacién entre los resulta- dos de la técnica Q del sujeto, y los de la técnica Q del clinico, menor ser la diferencia entre el umbral de discriminacién de las palabras amenazantes y de las palabras neutras. 2. Cuanto mas alta sea la correlacién entre los resultados de Ia técnica Q del sujeto y los del clinico, més alta seré la va- Joracién del funcionamiento del sujeto por los cuatro jueces. 3. Cuanto mas alta sea la valoracién del sujeto por los cua- tro jueces, menor sera la diferencia entre los umbrales de reco- nocimiento de las palabras neutras y de las palabras amena- zantes. Todas esas predicciones fueron confirmadas empiricamente en niveles de significacién estadistica y, por consiguiente, tam- bién se contirmaron las formulaciones correspondientes de la teoria. EI estudio de Chodorkoft es un ejemplo de la forma en que algunos conceptos tedricos de nuestro sistema fueron formula- dos en definiciones operacionales. Demuestra también que las diversas proposiciones de la teoria —o las proposiciones deriva- das de ella— son susceptibles de verificacién empirica. Propor- ciona asimismo una idea de las predicciones relativas a conduc- tas complejas y que —superando el marco inmediato de la ex- periencia— pueden hacerse sobre la base de esta teoria. 79

También podría gustarte