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L A ILUSTRACIÓN IBÉRICA 319

á su beldad no excede rique, estudiante de medicina en el Hospital de


. quizás ni una sultana LAS MINAS DEL REY SALOMÓN Guy, de Londres, la suma de 200 libras de ren-
de las que tu fecunda ta por espacio de cinco años, al cabo de cuyo
inspiración creó. H. R I D E HAGGARD tiempo debe estar ya en disposición de ganar lo
suficiente por sí mismo. Esto es lo que he pen-
Que cantes á Valencia , sado, y tal vez le parezca á V. más que sufi-
mi voz por ella implora: (CONTINUACIÓN)
ciente.
noble es y agradecida, Por fin, en una hermosa noche de enero na- —No,—repuso Sir Enrique; —acepto con gus-
y dos veces leal: vegábamos con buen andar á lo largo de la cos- to esas condiciones, porque estoy empeñado en
es digna de tu numen: ta de Natal, esperando llegar á Punta Durban llevar á cabo la empresa, y pagaría más por el
Valencia es acreedora al ponerse el sol. Todo el paisaje que desde auxilio de V. si fuese necesario, sobre todo te-
á ser glorificada Londres Oriental en aquella costa se ofrece á niendo en cuenta su peculiar experiencia.
por un bardo inmortal. la vista del viajero, es delicioso: las numerosas —Está bien,—repuso.— Y ahora que ya co-
JACINTO L.'ÍB.'MLA colinas arenosas de color rojizo, los campos cu- noce V. mis condiciones, le diré cuáles son los
biertos de vivida verdura, sembrados de kraals motivos que he tenido para resolverme á ir. En
HOMENAJE Á TRUEBA kafires, y orillados por un río de blanca superfi- primer lugar, gentlemen,les he observado á Vds.
El r e p u t a d o escultor D. J o a q u í n Anglés, au- cie que se estrella en pilares de espuma contra estos illtimos días, y si no lo juzgan imperti-
t o r del m a g n í f l c o r e t r a t o del i n g e n i e r o Sr. C h u - las grandes rocas, constituyen un conjunto nente les diré que me son simpáticos y que
r r u c a y de o t r a s o b r a s n o t a b l e s , a c a b a de con- magnífico. Sobre todo, cuando se llega á Dur- opino nos llevaremos bien. Esto es ya una ven-
c l u i r u n preoio.so hajo r e l i e v e d e d i c a d o á la ban, contémplase una vegetación sumamente taja cuando se trata de emprender un viaje tan
m e m o r i a del i n o l v i d a b l e e.scritor v a s c o n g a d o . rica allí donde los torrentes formados por las largo como el que nos espera. Por lo que hace á
lluvias en las laderas de las montañas al cabo la expedición en si, debo decirles francamente
NUESTROS G R A B A D O S de centenares de años, han formado ríos de im- que no creo probable que salgamos con vida,
petuosa corriente; donde se ven frondosas sel- es decir, si intentamos cruzar las montañas de
KETR.^TO DB UKA JOVKN
vas vírgenes cuyo verde contrasta con el de Salomón. ¿Cuál fué la muerte del pobre señor
Par Greuse
las. plantaciones de cañas de azúcar y de tre- Da Silvestra, trescientos años haceV ¿Cuál la de
cho en trecho alguna casita blanca de risueño su desgraciado sucesor hace veinte? Y ¿qué
Greuze (1725-1805) es uno de los principales pintores aspecto mirando sobre el plácido mar; todo lo habrá sido del hermano de V.? No debemos du-
franceses de segundo orden de fines del pasado siglo.
cual comunica A la escena un marcado aspecto darlo: nuestro fin será el mismo.
Verdad es que no había ninguno de primero, por más mon-
tones de billetes de banco á que se paguen hoy las obras de
de grandiosa sencillez, como pudiera ser el Jar- Hice una pausa para observar el efecto de
los Van- Loo, Laneret, Natoire (todos ellos plagiarios del dín del Edén antes de pecar nuestra madre mis palabras: el capitán Good parecía algo in-
afeminado Watteaul, Chardin, Boucher y otros. En medio de Eva. quieto; perg Sir Enrique no cambió en lo más
aquel general convencionalismo y de aquel amaneramiento Nos habíamos equivocado un tanto en nues- mínimo, limitándose á decir que era preciso jugar
amerengado, Greuze tuyo el valor de buscar su inspiración tros cálculos, pues el sol se había ocultado hacia el todo por el todo.
en la naturaleza, tomando sus modelos en las campiñas de
verdad y no en las caricaturescas bergeries de los salones.
ya algiin tiempo antes de que ancláramos en la —Tal vez extrañarán Vds.,—proseguí dicien-
Débesele, además, haber roto con la desvergüenza de los Punta, oyendo el cañonazo que anunciaba á los do,—que pensando de este modo, yo, que soy
asuntos para pintar escenas morales, sin que, gracias á leales habitantes la llegada del correo inglés. hombre tímido, meatrevaá emprender semejante
, Dios, dejara por eso de encontrar deliciosos tipos de juven- Era ya demasiado tarde para que se pensase en viaje. Dos razones tengo para ello. En primer lu-
tud y belleza. Greuze sobresalía, sobre todo, en la pintura atravesar la barra, por lo cual creímos más gar soy fatalista, y creo que mi tiempo está ya se-
de las cabezas y los palmitos, siendo menos de alabar en el confortable el bajar ít comer en nuestra cáma- ñalado, independientemente de mis actos, y que si
resto de la figura y en los accesorios y los fondos. ra, después de haber visto como se llevaban la he de ir á las montañas de Salomón para morir
correspondencia en el bote salvavidas. i allí, iré y me matarán. El Altísimo, sin duda,
CUÍDEOS DE ANGÉLTCA KAITFPMAN
Cuando subimos á cubierta, la luna brilló tiene señalado mi destino, y, por lo tanto, no
Ambas obras constituyen verdaderos modelos en su géne- con todo su esplendor, iluminando el mar y la ; debo inquietarme sobre este punto. En segundo
ro por la felicísima manera como está sentida la belleza costa tan claramente que la luz del faro palide- lugar, soy pobre: durante cuarenta años he ca-
griega, y n a d a perderían en ser reproducidas en bajo relie- zado y comerciado, pero nunca gané más de lo
ve. Como su maestro insigne, Rafael Mengs, distingüese la
cía. La noche era verdaderamente hermosa,
famosa pintura por la nobleza del estilo, la severidad del una de esas que sólo vemos en el África del necesario para vivir. Ahora bien, caballeros:
dibujo y la persecución de la belleza ideal, «sí como por la Sur y el silencio hubiera sido absoluto á no ignoro si sabréis que el término medio de la
delicadeza de su pincel. interrumpirle el canto de los marineros de un vida de un cazador de elefantes, desde que co-
bergantín anclado cerca de nosotros y los la- i mienza á trabajar, varía de cuatro á cinco años;
BUENOS AIRES
dridos de un bulldog que pertenecía á uno de ; y bien veis que he sobrevivido á siete genera-
En esta época en que la República Argentina se h a con- los pasajeros. ciones de mi clase, por lo cual debo creer que
vertido en una verdadera Meca de españoles, uo está de más mi última hora no puede estar lejana. En tal
dar á conocer sus monumentos, que, como se ve por el gra-
Sir Enrique, el capitán Good y yo, fuimos á
sentarnos junto á la rueda del timón, y durante caso, si me hubiera de suceder alguna cosa en
bado, son notables y hacen esperar sea, en no lejano tiem-
po, una realidad la idea de convertir á Buenos Aires on un rato no se habló palabra. el curso ordinario de los negocios, cuando mis
otra Nueva York. —Vamos, amigo Quatermain,—dijo al fin el deudas se hubieran pagado no quedaría nada
Sr. Curtís,—¿ha pensado V. en mis proposi- para mi hijo Enrique, que necesita sostenerse
EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE PARÍS, DE 1889 ciones? hasta que sepa ganarlo; pero, aceptando yo el
Nuestra página da á conocer nuevos detallos de la magni- —Sí: sepamos lo que ha resuelto V.,—añadió viaje, todo se arregla.
fica obra que acaba de inaugurarse en la capital de Fran- el capitán.—Espero que no nos negará V. el pla- —Señor Quatermain,—repuso el Sr. Curtís,
cia con incomparable grandeza, y por ellos puede venirse cer de acompañarnos hasta las minas de Salomón que me había escuchado atentamente;—los mo-
en conocimiento del buen gusto y novedad que ha presidi- ó el punto á que se haya dirigido el sujeto que tivos de V. para acometer la empresa que en su
do en las construcciones arquitectónicas de la Exposición. V. conoció con el nombre de Neville. concepto terminará en un desastre, revelan su-
EL ARTE ITALIANO Levánteme y sacudí el cubo de la pipa para ma desconfianza. Si tiene V. ó no razón, es cosa
Gandi, Mióla limpiarla, tratando así de ganar un momento que el tiempo lo dirá; pero de todos modos debo
antes de contestar, pues aun no estaba decidido. decirle que llegaré hasta el fin de la aventura á
El Paraíso es un buen estudio de cabezas más que o'ra toda costa. Sin embargo, si hemos de morir es-
Aquel instante, sin embargo, y antes de que la
cosa, lo cual supone un verdadero derrochamiento de mode-
ceniza del tabaco cayese al mar, bastó para de- pero que no será sin un poco de lucha. ¿No os
los. .Añadamos que como alarde de claro oscuro no está mal
tampoco, y revela verdadero atrevimiento en el Sr. Gandi. cidirme. Con frecuencia sucede así cuando se parece, Good?
Las Danaidas es un hermoso cuadro en el que el autor ha pensado mucho tiempo una cosa. —Sí,—contestó el capitán;—los tres estamos
Sr Mióla se ha dado el gusto de amontar dificultades para —Sí, genÜemen, — contesté volviendo á sen- acostumbrados á mirar cara á cara el peligro y
tener la gloria de vencerlas (la panzuda tinaja en primer tarme;—he resuelto acompañar á Vds., y, con á defender nuestras vidas á todo trance; de
término, la uniformidad de los planos, la misma expresión su permiso, les diré por qué y con qué condi- modo que sobre este punto nada tenemos que
de las crueles degolladoras de sus maridos). ciones. Hablaré primero de estas: hablar.
Finalmente, la Escena veneciana del siglo XVI es una Al día siguiente desembarcamos y conduje á
I.* Pagará V. todos los gastos, y todo el
obra elegante que nos trasporta á los buenos tiempos del
marfil ó cualesquiera otros artículos que se ad- mis dos futuros compañeros á la modesta vivien-
Ticiano y Tintoretto, tema inagotable por más que tanto se
abuse de Venecia. quieran se repartirán entre el capitán Good da que tengo sobre el Berea y á la que llamo
y yo. mi casa. Sólo tiene tres habitaciones y la cocina;
2.a Se me abonarán 500 libras por mis ser- las paredes son de ladrillo, con techo de hierro
Situada en lá isla de su nombre, es Bombay la capital de vicios en la expedición, entregándoseme la can- galvanizado; pero hay un buen jardín, con algu-
la India Occidental, y su puerto el mejor de todo el Indos- tidad antes de ponernos en marcha. Yo me com- nos jóvenes mangles que con el tiempo pueden
tán. Es también el mercado de los guebros y los armenios y prometo, por mi parte, á servir á V. fielmente llegar á ser magníficos. De este jardín cuida un
depósito general de las mercancías de la India, la Arabia, la anciano cazador, antiguo compañero mío, llama-
Abisinia, la Persia y la Oceanía Occidental. La ciudad abun-
hasta que juzgue oportuno renunciar á la em-
da en instituciones de todo género, asi científicas, literarias presa, ó se consiga el objeto, ó seamos víctimas do Jack, á quien un búfalo magulló de tal modo
ó artísticas, como agrícolas, industriales, mercantiles, etc. de un desastre. una pierna, fracturándosela, que no pudo em-
Los edificios notables son numerosos, entre ellos muchos 3.a Antes de marchar se extenderá una es- prender ninguna otra expedición.
templos de diversas religiones. La población excedo de critura por si acaso muero ó quedo inutiliza- Sir Enrique y el capitán Good durmieron en
200,000 habitantes. do, estipulándose que pagará V. á mi hijo En- una tienda que mandé arreglar en la oxtremi-
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dad del iardin, pues no había suficiente sitio bien allí donde los otros se mueren de hambre; 2.0 Tres buenas escopetas de 500 metros de
dentro de la casa. Allí no debían estar mal, en y si llevan poca carga, recorren sin dificultad alcance para carga de 24 gramos, excelentes para
medio de los naranjos, cuyo suave perfume es 5 millas por día, ó más si se quiere. la caza de animales de mediana corpulencia,
de los más agradables, por más que fuese impo- Arreglado todo lo necesario respecto á la lo- como los antílopes ó alces, y también para hom-
sible sustraerse á la persecución de los mos- comoción, fué preciso pensar en las provisiones bres, especialmente en campo raso y empleando
quitos. y los medicamentos, cosa de la mayor impor- proyectil hueco.
Abreviando, á fin de no cansar al lector antes tancia, pues debía evitarse cargar demasiado 3.0 Otra carabina de doble cañón (n.° 12) fabri-
de haber llegado á las montañas de Salomón, el vehículo y llevar, no obstante, todo lo nece- cada por Keeper. Esta arma fué muy útil para
voy á continuar mi relato, dando cuenta de los sario. P o r fortuna resultó que el capitán G-ood cazar los animales cuya carne nos sirvió de ali-
preparativos que fué necesario hacer. era algo médico, pues al principio de su carrera mento.
Como el viaje era ya cosa resuelta, comencé fuéle preciso adquirir alguna instrucción de 4.0 Tres rifles de Winchester (no carabinas)
por obtener de Sir Enrique la escritura seña- medicina y cirugía y no había olvidado los co- de repetición.
5.o Y tres revólvers de Colt, de los de ma-
yor carga.
Tal era en totalidad nuestro armamento,
siendo de notar que todos los proyectiles
eran del mismo calibre y las cápsulas inter-
cambiables. Todos saben, y particularmente
los cazadores, cuan esencial es, para el mejor
éxito de una expedición, ir bien provisto de
armas de fuego y municiones.
En cuanto á los hombres que debían acom-
pañarnos, después de varias deliberaciones,
resolvimos limitar su número á cinco, es de-
cir, el carretero, un conductor y tres criados.
Los dos primeros se encontraron sin mucha
dificultad: eran dos zulús, llamados respecti-
vamente Goza y Tom; pero no sucedió lo mis-
mo con los criados. Necesitábanse hombres
dignos de confianza y valerosos, pues en una
empresa como la que acometíamos, nuestras
vidas podían depender de su conducta. Al fin
hallé dos: uno de ellos, hotentote, se llamaba
Ventvogel (pájaro-viento); y el otro, un zulú,
tenía por nombre Khiva, ofreciéndonos la
ventaja de hablar perfectamente el inglés.
Yo conocía ya á Ventvogel, pues entre los ca-
zadores tenía fama de ser el más hábil ojea-
dor y no se cansaba nunca; pero pecaba de
un mal vicio, cual era el de emborracharse.
En cuanto se ponía á su alcance una botella
de grog (1), ya no se podía contar con él; pero
como íbamos á abandonar la región de las
tabernas, la flaqueza de nuestro hombre no
importaba mucho.
Traducción de
(Se continuará)
BOMBAY ENRIQUE D E V E R N E U I L
(1) Mezcla de alcohol y agua siu azúcar.

lando una pensión á mi hijo para el caso de nocimientos adquiridos. E l capitán no era, en
ocurrir un accidente. F u é algo difícil hacerlo este sentido, hombre de nota, pero sabía más
por las vías legales, porque Sir Enrique era que muchos hombres que escriben de medicina,
extranjero y tenía sus bienes en Ultramar; pero según pudimos reconocer más adelante. Además
al fin se arregló todo con auxilio de un abogado, poseía un magnífico botiquín y una preciosa
á quien se hubieron de dar 20 libras esterlinas caja con todos los instrumentos necesarios para
por la bagatela, precio escandaloso á mi en- practicar una operación. Mientras estábamos en
tender. Después recibí mi cheque de 500 libras, Durban, practicó en un kafir la amputación de
y, ya asegurados mis intereses por esta par- vxn dedo del pie con el más completo éxito. E L EXTRACTO COMPUESTO DE
te, compré u n carro y dos bueyes, magníficos Terminados satisfactoriamente los preparati-
animales, por cuenta de Sir Enrique.
Era un carro de 22 pies de largo, con ejes de
vos de que ya he hablado, discutiéronse otros
dos puntos importantes, es decir, la compra de Zarzaparrilla
hierro, y, aunque muy sólido, bastante ligero. armas y la elección de los criados que nos de- DEL DE,_A.YER.
Estaba cubierto por un toldo desde la mitad bían acompañar. E n cuanto á las primeras, TVIKI>AI>I.A D K O l i ó e n l a K x p o s i c i o n
acompaño la lista de las que al fin resolvimos U n i v e r s a l ile B a r c e l o n a .
hasta la extremidad posterior, quedando la de-
Cura r;ulicaIiiioiite la eserófula. licrpos. crup,
lantera libre para mayor comodidad. E n el fon- elegir en la numerosa colección que Sir Enri- eioncs. Iln.ais, i'iifermiMhiilcs liniiHirales y todas
do había una especie de cama de campaña sufi- que había traído de Inglaterra y las que yo te- las atVceioiirs di' la pií'l lior eroiiicas y reheldi-s
(lile sean, rurilica I;i ^Mii^r*' y viiiorl/.n rl sislein.'i.
ciente para dos personas, quedando el espacio nía. H é aquí la lista: Tomada á ticiiiiHi v ciiii emislaiiria. cvila lusata-
([Ues ajioplélieips V todas las eníeniiedadcs i|iie
necesario para las armas y provisiones. Este 1 .o Tres sólidas carabinas de dos cañones, con lUMn'ii su i.ríL;eii en la fnerz.a y snpcraluin<laiK'la
carro me costó 125 libras esterlinas, y pareció- carga de 44 gramos de pólvora negra, para la dr la sanf;ri'. Las eniineiieias iiiédioas la pre-
seiilieu ('(Ui iiran óxilo. I,os inerédulos ppetleu
me barato. Después compre veinte bueyes zu- caza de elefantes. Dos de estas armas procedían eousnltar con su iloetor. De venta eu todas las
farniaeias.
lús, pues aunque eran suficientes diez y seis, de uno de los mejores fabricantes de Londres. ri:Ki'Aii.\i>o r o n EI,
juzgué oportuno llevar cuatro de reserva. Estos E n cuanto á la mía, no recuerdo de dónde era; DR. J. C. AYER y CA., Loweil, Mass., E. U. A.
animales, pequeños y ligeros, no alcanzan á la pero había cazado con ella muchos de aquellos K:jr" AKeiites Generales para España,
mitad del tamaño de los de África, pero viven colosos, y siempre con buen resultado. V I L A N O V A IIISUMAÍÍOS y CA., B a r c e l o n a ,

LA CHARISERESSE
r^olvoa re frigerantes, alKmm plua ultra » do los polvos para la belleza. Su composición a b s o l u t a m e n t e nueva, bajo el puntode vista de la higiene,' í su
c e nfinum.su
t e F6Prer,ilefosiUrio,j
untuosidadenylassuPerfunerias
perfectadeadherencia
recomiendan su uso para las facciones mas delicadas. Refresca la piel, disimula lasarrugas. da á la tez la blancura mate, suave y.dlscreta déla camella y hace desaparecer como por encanto todas Ins Imperfecciones
Lafont.etc.

(peca8,pttños,roicce3,etc.)Parabalie5eapectárulodondehaymuchaluz,pídascla C H A R M E R E S S E CONCENTREEy8olldincada,enestuche,muyadliercnte.! Gran novedad! S U S S E R Inventor,


ADMIMSTRAülON: Cortes, 365-371. Kamún Molinas, editor.-Reserrados los derechos de propiedad artística y literaria.-Las redamaciones en Madrid, al representante
Muej..J,-Uouaaeau,n'l,earia,{UÍUi\a,tiMis\uttitmtm]Madrtd:ltBiohorQaTOÍayeüi¡hmmtinPaaBiii^^^ de esta casa
Barcelona-Vio ~ D. Manuel Pía y Talor, Ápodaca, 10, i ° .

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BsTASLaoiitMHTo TIPOLITUQBÍ.FICO D» L a I l u s t r a c i ó n I b é r i c a : OALLB D I LAS COETÍS, SOM." 365 i 371.—BABCKLONA

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