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Acordate de olvidarme,

Sabenos que nos espera.

El Jaque mate, voy a irme,

cuando el reloj de arena,

grite que se acabo

mi tiempo en esta esfera,

y bote mi ultimo aliento

Como viento, en las palmeras.

Pero morena enamorada, mientras puedas,

bebe y mueve tus curvas caderas,

menea el oro puro y esas joyas tan bellas,

como es de tu agrado, con tus destellos de estrellas.

Me seduces e induces a que vacié botellas,

me las bebo en segundos, y me paso de la raya,

en la acera acostado, en tus piernas las panaceas

Duraran hasta prender las luces en la mañanas.

Repites que no te amo, como si fueras morella,

pero que seria de mi,

sin la sombria doncella,

que decora soledades como si fuera Mirella,

y arulla los pesares de los dias y su batalla.

Por eso no me asara que te vayas,

ya llegaras, en 12 horas con tus mañas de canalla,

mientras tanto tomo un tinto razonado esas querellas,

por las veces que te escapas con las aves aquellas.


Que cuando cantan, dictaminan, los sinsontes,

que es el momento de que en el horizonte,

salga a pasear el sol, de oriente a occiente

Y se siente fuertemenre, el pavimento caliente.

Un concierto violento,

bajo el tempo perfecto,

componiendo el momento,

rapido y lento,

bebemos cocteles astrales, y el firmamento,

cambia de repente, sin dilación en este templo.

Atento, con detenimiento,

hasta que avise la tempestad, canto y sentimiento,

y en tu basto regazo otra vez tome asiento,

Yo camino jorobao, se esfuma el desconcierto, en el baho envenenado,

majestuoso aspaviento,

silencioso, me siento contento, aunque pronto me falte aliento,

en la muerte venidera, con quietud, impetud en la pradera, y el rito de rompimiento.

Sin remordimiento y sin panico, abrazo a mi disfónica agonia,

que me agobia como un beso sin caricia, ni armonia,

en el vacio escucho psicofonias,

de la psicodelia en mi psicología.

Hijo del insomio lujubre, tirado en el suelo al igual que mi padre, funes el memorioso recordando
en el catre, el nombre propio de la basura que devora cada buitre.
A la orilla de la acera,

no se que me espera,

sera una nueva ola, o sera la frontera,

entre la nada y el todo, entre la sal y la playa,

entre el denscanso del cielo y la condena.

Simplemente me diluyó,

de esto no huyo, ni me escabullo,

es tan pacífico y eso selo atribuyo,

a que ha llegado donde a diario me elevaba sin barullo,

en la madrugada fui fugaz y etereo como un rayo.

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