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Ficha Conflicto 3 - Heloisa
Ficha Conflicto 3 - Heloisa
1 Uno de los conflictos más sangrientos protagonizados por Estados Unidos, la Guerra del Vietnam (1954-1975) dejó un saldo de
58.300 militares estadounidenses muertos o desaparecidos en acción, en los casi 21 años que duró (Spector, 2020).
2 El Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, vinculado al gobierno federal, hace la principal compilación de datos de criminalidad y
violencia en el país: el Atlas de la Violencia. Desde 2016, estos datos son presentados en un portal, administrado por el Ipea con la
colaboración del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), una ONG dedicada a la cooperación técnica en la esfera de la seguridad
pública. El portal del Atlas ayuda a investigadores, periodistas e interesados en general a obtener información por temas, series y
variables relevantes como género, raza y edad. Ha sido crucial para ampliar la transparencia y el debate sobre la violencia en Brasil:
https://www.ipea.gov.br/atlasviolencia/. Si no se cita diferente, todos los datos de este trabajo provienen de este portal.
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Eso equivale a una mujer muerta a cada dos horas, la mayoría dentro de casa (69,6%).
Las mujeres negras representaron el 68% de esas muertes, con una tasa de mortalidad
por 100.000 habitantes de 5,2 — casi el doble que la de las mujeres no negras (2,8).
Este escenario se está volviendo cada vez más preocupante, con la
profundización, en años recientes, de las desigualdades de raza en los indicadores de
violencia. Analizando en términos proporcionales, entre 2008 y 2018, la tasa de
homicidios por 100.000 habitantes de no negros disminuyó el 13,2%, mientras que
entre los negros la disminución fue un 7,6% menor, del 12,2%. Entre los homicidios de
mujeres, la diferencia va al extremo. Si por un lado la tasa de homicidios de mujeres no
negras se redujo un 11,7%, por otro, la de las negras aumentó un 12,4% en el período.
Las estadísticas revelan que Brasil se enfrenta a una matanza generalizada, casi
un “Vietnam” por año, sobre todo entre su población negra, joven y periférica. La
violencia sistemática y creciente contra este grupo, denunciada hace años por el
movimiento negro brasileño como genocidio, viene recientemente cobrando cuerpo en
el país, con la influencia del Black Lives Matter, de las políticas de cuotas adoptadas
desde los años 2000, y de la proyección de políticos, intelectuales y artistas negros en la
esfera pública. Si en el plano cultural el país ha empezado a discutir en serio la necesidad
de un proyecto antirracista de sociedad, en el plano político, también viene cobrando
importancia la demanda por una respuesta del Estado al racismo que históricamente ha
estructurado las relaciones sociales en Brasil — uno de los países más ricos y más
desiguales del mundo, y el último a abolir la esclavitud en el Occidente. Aunque cada vez
más brasileños tomen consciencia del exterminio de la juventud negra en marcha, la
concentración de poder en manos de los blancos y el racismo estructural del país
dificultan la llegada a un consenso. Por todo ello y también por su centralidad en el tema
que año tras año más aflige a los brasileños, que es la seguridad pública, se puede decir
que el conflicto racial se ha vuelto el debate más importante del Brasil contemporáneo.
Grillo, Marco, & Ribeiro, Aline. (2019, 25 de agosto). O que está por trás da queda de
homicídios no país em 2019. O Globo, Brasília y São Paulo. Recuperado de:
https://oglobo.globo.com/brasil/o-que-esta-por-tras-da-queda-de-homicidios-
no-pais-em-2019-23900239
Schwarcz, Lilia Moritz, & Gomes, Flávio dos Santos (Orgs.). (2018). Dicionário da
escravidão e liberdade: 50 textos críticos. São Paulo: Companhia das Letras.
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UNODC - United Nations Office on Drugs and Crime. (2019). Global Study on Homicide
2019. Viena: UNODC. Recuperado de: https://www.unodc.org/documents/data-
and-analysis/gsh/Booklet1.pdf
País y actores implicados: Brasil, su población negra, joven y periférica, y sobre todo sus
fuerzas policiales. Según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública (FBSP, 2020), la
policía brasileña nunca ha matado a tanta gente como en 2019. Fueron 6.375 muertos,
casi el 80% de ellos, negros. La cifra es casi el triple de la de 2013, cuando el anuario
comenzó a monitorearla junto a las comisarías estaduales. También ha aumentado la
proporción de policías negros muertos en 2019. Los efectivos del país son 53% de
blancos y 44,9% de negros. Pero entre los policías asesinados en Brasil en 2019, un
65,1% eran negros y un 34,9%, blancos (FBSP, 2020). Hay que evaluar también el papel
del crimen organizado. Si, en todo el mundo, el crimen organizado fue responsable por
uno de cada cinco homicidios en 2017, matando más que los conflictos armados y el
terrorismo (UNODC, 2019), en Brasil, su influencia sobre los asesinatos es más bien
ambigua. En los estados controlados por facciones criminales, la competencia entre
estas organizaciones tiene un reflejo directo en la variación de las muertes violentas
(Grillo & Ribeiro, 2019). Ya hay cierto consenso entre los expertos de que armisticios o
acomodaciones de fuerzas entre estas facciones (cuando en vez de luchar, deciden
dividir el mercado y el territorio entre sí) influenciaron quedas de homicidios como la
de 2017 para 2018 en algunas localidades de Brasil, sobre todo ciudades grandes — más
que una acción de coordinación nacional de policías, que de hecho inexiste en el país.
Causas: Son muchas y complejas. Entre las causas históricas, podemos citar el hecho de
que Brasil fue el país que recibió la mayor cantidad de africanos por medio del tráfico
europeo. Se estima que 4,8 millones de esclavizados provenientes de África
desembarcaron en Brasil entre 1550 y 1860 (Schwarcz & Gomes, 2018). Esto ha dejado
marcas profundas en la sociedad brasileña, que se reflejan hoy día en el menor acceso de
los negros a la educación formal con relación a los blancos, y las diferencias salariales de
raza (que ya se convierten en causas económicas). Hay también importantes causas
políticas para la perpetuación del fenómeno, una vez que los blancos dominan los cargos
electivos, y que el sistema está diseñado de modo a favorecer el establishment, con
partidos y representantes más votados ganando más acceso a los fondos públicos de
campaña, y gobernantes populistas de sesgo autoritario utilizando la máquina publica
para propagar discursos racistas. Influyen en el exterminio de negros en Brasil también
causas culturales, como los ideales racistas importados de Estados Unidos y Europa
desde el siglo XIX-XX (como los de supremacía blanca, blanqueamiento vía mestizaje
etc.), y que repercuten hasta hoy con mucha fuerza en el imaginario social brasileño.
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Duración e intensidad: La prevalencia de los negros entre las víctimas de homicidio en
Brasil es históricamente elevada. Ella se remonta a los tres siglos de esclavitud del país
(1550-1888) y a la represión de los regímenes autoritarios del período republicano, en
especial durante la reciente dictadura militar (1964-1985). Desde la redemocratización,
empiezan a divulgarse datos e investigaciones periódicas, con recortes por raza y
género. Por eso, sabemos que el problema de los homicidios de los negros ha empeorado
mucho en las últimas tres décadas, alcanzando los niveles inaceptables ya mencionados.
Tipo de acciones violentas desarrolladas y financiación del conflicto: Nuestro foco aquí es
el homicidio, aunque este pueda ser visto como la cúspide de otras acciones violentas
contra la población negra brasileña. La financiación del conflicto parte sobre todo del
Estado y su aparato represivo (policías, uso del Ejército para mantenimiento del “orden”
etc.), pero también del crimen organizado, financiado por el tráfico de armas y drogas.
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