FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
CARRERA DE DERECHO
ENSAYO
INTRODUCCIÓN
En Ecuador debemos tener claro que la constitución es la norma que dirige a los
ciudadanos democráticos, es decir, que mantiene una política organizada. Ésta contiene los
principios por los cuales se rige la organización nacional en todos los ámbitos. En Ecuador,
está claramente establecido al inicio, en el primer artículo de la Constitución del 2008
específicamente, que “es un constitucional de derechos y justicia, social, democrático,
soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma
de república y se gobierna
de manera descentralizada”. Con esto entendemos que estas son las bases para seguir una
vida republicana que se rige además con las leyes, normas y reglamentos, en sí, una vida
activamente soberana.
Esta modalidad estuvo presente en Ecuador en el año de 1998, lo que llevó a que se
fortalezca la justicia constitucional por medio del aumento de garantías constitucionales
que amparen los derechos, bajo el aseguramiento de la constitución y su sistema y la
actuación del poder a través de un órgano jurídico. Ese cambio exige a conseguir una
nueva cultura jurídica que comprende en cumplir concretamente el papel de los jueces, que
a través del poder interpretan y controlan el contenido de la constitución. Debido a esto, en
la actualidad existe participación activa y relacionada de la Corte Constitucional en el
mando e interpretación de la normativa vigente, con el propósito de preservar el aspecto
supremo de la constitución y la estabilidad del orden jurídico. Por ende, el incumplimiento
del dominio constitucional fija una contravención del aspecto material de la Constitución, y
mantiene una exclusión al desempeño de la actividad de dominio del poder frente al amparo
positivo de los derechos constitucionales. Una de las primeras consecuencias que lleva el
aumento de poder normativo de la Constitución es el cambio de la hermenéutica jurídica.
Para analizar ello hay que tomar en cuenta que en la literatura judicial existen muchas
maneras de interpretar o entender el derecho, ya que existen formas hermenéuticas
tradicionales y otros métodos especiales. En el caso de las primeras, fueron desarrolladas
por Savigny, que en Ecuador fueron acogidos y recopilados en el Código civil. Lo que
tenemos claro ante todo esto es que la Constitución no viene a ser una norma común o algo
corriente. Está es demasiado importante ya que es requerida para ser aplicada ya que
depende de ella las reglas Subconstitucionales para que las terminen.
Tomando en cuenta todos los aspectos mencionados con anterioridad, y recordando que el
Ecuador se rige con un sistema de fuentes de la actual corriente constitucional
latinoamericana que lleva al acercamiento de una crisis de Estado social podemos entender,
a continuación, que en el suceso ecuatoriano, mantiene y está presente en un método de
principios de su propio género que tiene componentes primordiales del método de fuentes
del constitucionalismo de Latinoamérica, que llega a ser un tanto desordenado y caótico,
fusionando con la conservación de ciertos componentes primordiales del típico sistema de
principios de aspiración francesa, la cual tiene una aclaración un tanto más concreta y clara.
Con los numerosos precedentes del pasado, en el Ecuador la idea de convocar a una
asamblea constituyente siempre ha estado latente, especialmente cuando los problemas
políticos e institucionales parecen no tener otra solución, porque los hechos desbordan el
marco jurídico. Tampoco debe pasar desapercibido el hecho de hacer de la constituyente
una estrategia política, que permite a los candidatos presidenciales entusiasmar a las
multitudes y obtener su adhesión al proponerles un “cambio profundo” del sistema
imperante, lo que se ofrece realizar mediante una asamblea constituyente. Una vez en el
Poder, el proceso constituyente que siempre tendrá complicaciones mantiene ocupados a
todos, particularmente a la oposición. Esta estrategia política, con resultados inciertos, es
una nueva forma de populismo que se observa en algunos países latinoamericanos.
Se plantea una consulta popular para que la ciudadanía se pronuncie sobre la instalación de
una Asamblea Constituyente de plenos poderes que redacte una nueva Constitución.
Art. 104.- El presidente de la República podrá convocar a consulta popular en los siguientes
casos:
1. Para reformar la Constitución, según lo previsto en el Art. 283.
2. Cuando, a su juicio, se trate de cuestiones de trascendental importancia para el país,
distintas de las previstas en el número anterior.”
Nuestra Primera Carta, la de 1830, estatuye que todo funcionario jurará fidelidad a la
Constitución y las leyes (art. 69), y que la persona que no jurare no se reputará como
miembro de esta sociedad. Tal disposición se conservó en 1835 (art. 109), agregándose ya
en esta remota Carta que "se declaran en vigencia todas las leyes y decretos que rigen al
presente, en cuanto no se opongan a la Constitución" (art. 112); esta segunda disposición
plantea ya en forma técnica la supremacía constitucional. Iguales términos encontramos
en 1843 (arts. 105 y 111); en 1845 (art. 139); en 1850 (art. 135); falta en la Carta de 1852;
en la de 1861 solamente se habla del juramento (art. 127); tampoco se encuentra nada en
1869 ni en 1878; la Carta de 1883, vuelve a la fórmula del juramento (art. 132); la de 1896
La consecuencia práctica de declarar sin valor toda norma que contraríe a la Ley Suprema
debía plasmarse en un procedimiento y la atribución de competencia a algún o algunos
organismos para declarar la inconstitucionalidad y la no vigencia de las leyes, ordenanzas,
reglamentos, etc., que se opusieran a la Constitución.
Como dice Cerda Medina: "Dentro de la función genérica de jurisdicción política cabe
mencionar el control de la constitucionalidad de las leyes como la más alta salvaguardia del
Estado de derecho. El contralor jurisdiccional de la constitucionalidad de las leyes obliga a
los órganos gubernamentales a realizar sus funciones dentro del área preestablecida por las
normas constitucionales, actuando al mismo tiempo, como eficiente garantía de los
derechos individuales".
Tanto los actos de gobierno como las normas legislativas deben, pues, ajustarse a la
Constitución; ésta es la Ley Suprema del Estado y se impone a todos los ciudadanos y a las
diversas autoridades, de cualquiera de las ramas o funciones: tanto los funcionarios
ejecutivos, como los representantes legislativos o los magistrados del Poder Judicial, deben
acatar la Constitución.
Ahora bien, para que el control de la constitucionalidad de los actos sea eficaz, se requiere
un organismo independiente que cuide de ello, o que las diversas funciones ejerzan un
control recíproco.
Las dos fórmulas se han intentado en nuestra historia y finalmente parece imponerse una
que combina las dos a la vez: el Tribunal Constitucional ejerce unas funciones de vigilancia
específicas, y, además, a cada función le toca cumplir y hacer cumplir, a las otras y a los
ciudadanos, la Constitución. La Corte Suprema, por su condición de máxima autoridad en
lo jurisdiccional y su independencia política, juega un papel de singular importancia en el
resguardo de la constitucionalidad.
Ya la Carta de 1869 le concedía especiales atribuciones en este sentido, siguiendo lo que
establece la Constitución de los Estados Unidos de América.
La Ley Suprema de 1929 volvió a confiar a la Corte Suprema el control constitucional, pero
fue sobre todo la Constitución de 1967 la que estableció variadas formas de intervención de
la Corte Suprema para asegurar la plena vigencia y acatamiento de la Ley Fundamental; le
correspondía informar sobre los proyectos de ley objetados por el Presidente como
inconstitucionales; podía suspender la vigencia de leyes que considera contrarias a la Carta
Política; le tocaba resolver sobre las reclamaciones de inconstitucionalidad de las
ordenanzas (art. 157), además de que, al ejercer la atribución de dictar jurisprudencia
obligatoria, de hecho podría interpretar la Constitución o resolver problemas de real o
aparente contradicción entre las leyes secundarias y la primera ley.
Mérito grande de la Carta de 1967 fue también el de señalar con energía las
responsabilidades del presidente de la República, de los ministros y más
altos funcionarios (art. 220), disponiendo que el Tribunal de Garantías constitucionales
resuelva sobre su juzgamiento por violaciones de la Constitución.
Del mismo modo, los diputados y senadores se declaraban responsables por un voto
favorable a medidas anticonstitucionales (art. 126), lo cual se echa de menos la Nueva
Carta del 78.
La Carta de 1978 ha recogido "adecuadamente lo establecido en la de 1967 como fruto de
toda una progresiva evolución histórica y confería amplias facultades a la Corte Suprema
para intervenir en la guarda de la Constitución.
la codificación del 98 no había una ver-dadera paridad de intervención de las tres
funciones del Estado en el nombramiento de
miembros, sino que predominaba en absoluto el Congre-so, y no había las suficientes
exigencias de capacidad para quienes sean nombrados miembros.
CONCLUSION:
La constitución del Ecuador ha manifestado su intención de edificar una marcha de fusión,
poniendo relevancia en poniendo relevancia en estados de estados de Latinoamérica y el
Latinoamérica y el Caribe, expresando su Caribe, expresando su inclinación por inclinación
por fortalecer un área de vínculos monetarias y por ende económicas, que empuje
habilidades similares para eliminar de esta manera las desigualdades de las regiones, poder
defender a la identidad de la cultura de América Latina, fomente la interculturalidad, y
consiga una ciudanía latina. Sin embargo, el tema de la latina. Sin embargo, el tema de la
integración de p integración de procesos no debe vincularse a la Con procesos no debe
vincularse a la Constitución ecuatoriana, porque en ella están ecuatoriana, porque en ella
están presentes las con presentes las conquistas logradas por ciertos grupo quistas logradas
por ciertos grupos sociales, s sociales, con relación a la constitucionalización de los
derechos, lo que se debe garantizar por medio de varios mecanismos, dependiendo de que
la organización del Estado logre encontrar su motivo Estado logre encontrar su motivo de
ser.
BIBLIOGRAFÍA: