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MAYO DE 1915
Karl Liebknecht
1 Publicado por primera vez como volante, en mayo de 1915, bajo el tí-
tulo Der Haupfeind steht im eigenen Land! y luego en Karl Liebknecht, Ausgewähl-
te Reden und Aufsätze, Karl Dietz Verlag, Berlín Oriental, 1952. Traducción
directa del original en alemán, tomado de www.marxists.org.
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Hay que desbaratar este plan, y para eso la parte del proleta-
riado alemán que se ha mantenido fiel al socialismo internacional
debe seguir siendo consciente y digna de su misión histórica en
este momento monstruoso.
Los enemigos del pueblo apuestan al olvido de las masas; hay
que contrarrestar esto con la consigna:
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¿A quién tiene que agradecer el pueblo alemán
por este nuevo desastre?
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Este ultimátum se formuló con la condena expresa de Italia.
Todo esto se mantuvo en secreto frente a ustedes.
El 4 de mayo de este año Italia abandona la alianza con Aus-
tria, y hasta el 18 de mayo este hecho crucial fue ocultado al pueblo
de Alemania y de Austria. Sí, a pesar de que los funcionarios negaron
directamente la verdad, paralelamente al engaño intencional con-
tra el pueblo alemán y el Reichstag sobre el ultimátum de Alemania
a Bélgica del 2 de agosto de 1914.
A ustedes no se les permitió influir de ninguna manera en las
negociaciones de Alemania y Austria con Italia, sobre lo cual de-
pendía la intervención de Italia. A ustedes los trataron como a ovejas en
esta cuestión vital, mientras que el partido de la guerra, la diplomacia
secreta, un puñado de personas en Berlín y Viena tiraban los da-
dos sobre el destino de Alemania.
El torpedeo del Lusitania3 no solo consolidó el poder de los
partidos guerreristas de Inglaterra, Francia y Rusia; también pro-
vocaron un grave conflicto con los Estados Unidos, y confabula-
ron a todos los países neutrales contra Alemania con una indig-
nación apasionada, y además facilitaron el trabajo desastroso del partido
guerrerista italiano justo en el momento crítico. El pueblo alemán tuvo
que callarse sobre esto; el puño de hierro del estado de sitio les
oprimía las gargantas.
Ya en marzo de este año se podrían haber iniciado las nego-
ciaciones de paz (la oferta la hizo Inglaterra) pero el afán de lucro
de los imperialistas alemanes los llevó a rechazarla. Los partidos
alemanes interesados en la conquista colonial a gran escala y en
la anexión de Bélgica y la Lorena francesa frustraron prometedo-
res esfuerzos de paz por parte de los capitalistas de las grandes
compañías navieras alemanas y de los agitadores de la industria
pesada alemana.
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Esto también se mantuvo en secreto para el pueblo alemán,
que una vez más no fue consultado al respecto.
Nosotros preguntamos: ¿a quiénes tienen que agradecer el
pueblo alemán por la continuación de esta espantosa guerra y
por la intervención de Italia? ¿A quiénes más, sino a las personas
responsables de este país, que son unos irresponsables?
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¡El enemigo principal de cada pueblo está en su propio país!
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