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¡El enemigo principal está en el propio país!

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MAYO DE 1915

Karl Liebknecht

Lo que se venía esperando a diario durante los últimos diez


meses, desde la invasión de Austria a Serbia, se ha cumplido: hay
guerra con Italia.
Las masas populares en los países beligerantes han empezado
a liberarse de las redes oficiales de mentiras. El pueblo alemán
también ha acrecentado su esclarecimiento de las causas y objeti-
vos de la guerra mundial, sobre quién es el responsable directo de
su estallido. Las ilusiones acerca de los “objetivos sagrados” de la
guerra han retrocedido cada vez más, el entusiasmo por la guerra
ha disminuido, la voluntad de una paz rápida ha crecido con fuerza
en todos lados, ¡incluso en el ejército!
Esto era un problema difícil para los imperialistas alemanes y
austríacos, que buscaban en vano la salvación. Ahora parece que
la han encontrado. La intervención de Italia en la guerra debería
ofrecerles una buena oportunidad para suscitar un nuevo frenesí
de odio nacional, para sofocar la voluntad de paz, y para borrar
las huellas de su propia culpa. Ellos están apostando al olvido del
pueblo alemán, apostando por su paciencia que fue probada con
demasiada frecuencia.
Si este plan triunfa, los resultados de diez meses de esta san-
grienta experiencia no tendrán valor, y el proletariado interna-
cional volverá a desarmarse y quedar completamente descartado
como un factor político independiente.

1 Publicado por primera vez como volante, en mayo de 1915, bajo el tí-
tulo Der Haupfeind steht im eigenen Land! y luego en Karl Liebknecht, Ausgewähl-
te Reden und Aufsätze, Karl Dietz Verlag, Berlín Oriental, 1952. Traducción
directa del original en alemán, tomado de www.marxists.org.

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Hay que desbaratar este plan, y para eso la parte del proleta-
riado alemán que se ha mantenido fiel al socialismo internacional
debe seguir siendo consciente y digna de su misión histórica en
este momento monstruoso.
Los enemigos del pueblo apuestan al olvido de las masas; hay
que contrarrestar esto con la consigna:

¡Aprender de todo, no olvidar nada!

¡No olvidar nada!


Hemos visto cómo, cuando estalló la guerra, las tentadoras
melodías de las clases dominantes cautivaron a las masas para
los fines capitalistas de la guerra. Hemos visto cómo estallaron
las burbujas de la demagogia, como los sueños tontos de agosto
se desvanecieron, como, en vez de la felicidad, sobrevinieron el
sufrimiento y la miseria para el pueblo; como las lágrimas de las
viudas y los huérfanos de la guerra aumentaron a raudales; como
el mantenimiento de la “vergüenza de las tres clases”2 y la ca-
nonización desvergonzada de la Cuadrinidad (semiabsolutismo,
dominio junker, militarismo y despotismo policial) se convirtieron
en una amarga verdad.
A partir de esta experiencia estamos prevenidos: ¡Aprender de
todo, no olvidar nada!
Ofensivas son las diatribas con las que el imperialismo italiano
disimula su pillaje; ofensiva es la tragicomedia romana en la que
está presente la máscara ahora común de la Burgfrieden (tregua
civil). Más ofensivo aún es que en todo esto podemos reconocer,
como reflejados en un espejo, los métodos alemanes y austríacos
de julio y agosto de 1914.
Los instigadores italianos de la guerra merecen todas las de-
nuncias. Pero no son más que copias de los instigadores de Ale-
mania y Austria, que son los principales responsables del estallido
de la guerra. ¡Cortados con la misma tijera!

2 Se refiere al sistema electoral alemán, que todavía mantenía un anticua-


do sistema de voto ponderado según clases sociales.

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¿A quién tiene que agradecer el pueblo alemán
por este nuevo desastre?

¿A quién le pueden exigir explicaciones por las nuevas pilas de


cadáveres que se amontonarán?
Sigue siendo cierto que el ultimátum de Austria a Serbia del 23
de julio de 1914 fue la chispa que encendió el mundo, aun cuando
el fuego tardó mucho en propagarse a Italia.
Sigue siendo cierto que este ultimátum fue la señal para la redis-
tribución del mundo, y necesariamente un llamamiento a todos los
Estados capitalistas saqueadores para que participen de este plan.
Sigue siendo cierto que este ultimátum llevaba en sí la cuestión
de la dominación sobre los Balcanes, Asia Menor, y todo el Medi-
terráneo, y por lo tanto ponía en el tapete al mismo tiempo todos
los antagonismos entre Austria-Alemania e Italia.
Cuando los imperialistas alemanes y austríacos ahora tratan
de esconderse detrás del escenario del pillaje italiano y el telón de
fondo de la deslealtad italiana; cuando se visten con la toga de la
indignación moral y la inocencia agraviada, siendo que las per-
sonas que se encontraron en Roma no son más que sus iguales,
entonces merecen el peor desprecio.
La regla de “no olvidar nada” se aplica a la forma en que el pueblo
alemán fue manipulado en la cuestión italiana por parte de los muy
honorables patriotas alemanes.
El tratado de la Triple Alianza con Italia siempre ha sido una
farsa; ¡los engañaron!
Los expertos siempre supieron que, en caso de guerra, Italia
sería un oponente seguro de Austria y Alemania; ¡a ustedes se les
hizo creer que sería un aliado!
Una buena parte del destino de Alemania en la política mun-
dial se decidió en el tratado de la Triple Alianza, que fue firmado
y renovado sin consulta. Hasta el día de hoy ni una sola letra de
este tratado ha sido compartida con ustedes.
El ultimátum de Austria a Serbia, con el cual una pequeña
camarilla tomó a la humanidad entera por sorpresa, rompió el
tratado entre Austria e Italia. No se les dijo nada de esto.

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Este ultimátum se formuló con la condena expresa de Italia.
Todo esto se mantuvo en secreto frente a ustedes.
El 4 de mayo de este año Italia abandona la alianza con Aus-
tria, y hasta el 18 de mayo este hecho crucial fue ocultado al pueblo
de Alemania y de Austria. Sí, a pesar de que los funcionarios negaron
directamente la verdad, paralelamente al engaño intencional con-
tra el pueblo alemán y el Reichstag sobre el ultimátum de Alemania
a Bélgica del 2 de agosto de 1914.
A ustedes no se les permitió influir de ninguna manera en las
negociaciones de Alemania y Austria con Italia, sobre lo cual de-
pendía la intervención de Italia. A ustedes los trataron como a ovejas en
esta cuestión vital, mientras que el partido de la guerra, la diplomacia
secreta, un puñado de personas en Berlín y Viena tiraban los da-
dos sobre el destino de Alemania.
El torpedeo del Lusitania3 no solo consolidó el poder de los
partidos guerreristas de Inglaterra, Francia y Rusia; también pro-
vocaron un grave conflicto con los Estados Unidos, y confabula-
ron a todos los países neutrales contra Alemania con una indig-
nación apasionada, y además facilitaron el trabajo desastroso del partido
guerrerista italiano justo en el momento crítico. El pueblo alemán tuvo
que callarse sobre esto; el puño de hierro del estado de sitio les
oprimía las gargantas.
Ya en marzo de este año se podrían haber iniciado las nego-
ciaciones de paz (la oferta la hizo Inglaterra) pero el afán de lucro
de los imperialistas alemanes los llevó a rechazarla. Los partidos
alemanes interesados en la conquista colonial a gran escala y en
la anexión de Bélgica y la Lorena francesa frustraron prometedo-
res esfuerzos de paz por parte de los capitalistas de las grandes
compañías navieras alemanas y de los agitadores de la industria
pesada alemana.

3 Buque británico de pasajeros. Fue torpedeado y hundido por un sub-


marino alemán el 7 de mayo de 1915 frente a las costas de Irlanda, mien-
tras hacía un viaje desde Nueva York con destino final a Liverpool. Este
ataque causó una fuerte ola de protesta en EE.UU. a favor de participar en
la guerra contra Alemania, dado que entre las víctimas hubo 128 ciudada-
nos norteamericanos.

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Esto también se mantuvo en secreto para el pueblo alemán,
que una vez más no fue consultado al respecto.
Nosotros preguntamos: ¿a quiénes tienen que agradecer el
pueblo alemán por la continuación de esta espantosa guerra y
por la intervención de Italia? ¿A quiénes más, sino a las personas
responsables de este país, que son unos irresponsables?

¡Aprender de todo, no olvidar nada!

Para gente que piensa, la imitación por parte de Italia de las


acciones de Alemania a partir del verano del año pasado no puede
ser un acicate para embarcarse en un nuevo frenesí militarista,
sino un impulso para ahuyentar las esperanzas fantasmagóricas
de un nuevo amanecer de justicia política y social, y una nueva
luz para esclarecer las responsabilidades políticas y denunciar el
peligro público que representan los partidarios austríacos y alema-
nes de la guerra; tan solo para una nueva acusación contra ellos.
Pero la regla de “aprender y no olvidar” se aplica sobre todo a
la lucha heroica contra la guerra que nuestros camaradas italianos libraron y
siguen librando. Las luchas en la prensa, en las reuniones, en las mani-
festaciones callejeras, luchas con energía y audacia revolucionaria,
que desafían con el corazón y el alma el choque rabioso de la oleada
nacionalista fomentada por los gobernantes. Nuestras felicitaciones
más entusiastas para con su lucha. ¡Que su espíritu sea nuestro
ejemplo! ¡Breguemos para que sea el ejemplo de la Internacional!
Si hubiera sido así desde aquellos días de agosto, el mundo
estaría mejor. El proletariado internacional estaría mejor.

¡Pero nunca es demasiado tarde para tener la voluntad


decidida de luchar!

El lema absurdo de la “perseverancia” ha tocado fondo; solo


conduce más y más a la vorágine de una carnicería masiva. La
lucha de clases internacional del proletariado contra la carnice-
ría imperialista internacional es el mandamiento socialista de la
hora actual.

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¡El enemigo principal de cada pueblo está en su propio país!

El principal enemigo del pueblo alemán se encuentra en Alemania: el


imperialismo alemán, el partido alemán de la guerra, la diplomacia secreta
alemana. El pueblo alemán debe combatir este enemigo interno en
una lucha política, cooperando con el proletariado de otros países,
cuya lucha es en contra de sus propios imperialistas.
Nos sentimos unidos con el pueblo alemán: no tenemos nada
en común con los Tirpitz4 y Falkenhayn5, con el gobierno de la
opresión política y la esclavitud social. Nada para ellos, todo para
el pueblo. Todo para el proletariado internacional, por el bien del proletariado
alemán y la humanidad oprimida.
Los enemigos de la clase obrera apuestan al olvido de las ma-
sas. ¡Breguemos para que sus cálculos salgan mal! Ellos están
apostando a la paciencia de las masas; nosotros, por el contrario,
elevamos nuestro grito tempestuoso:
¿Cuánto tiempo más los aventureros del imperialismo seguirán abusando
de la paciencia del pueblo? ¡Ya son más que suficientes las masacres!
¡Abajo los instigadores de la guerra, aquí y en el extranjero!

¡Hay que ponerle fin al asesinato en masa!

¡Proletarios de todos los países, sigan el ejemplo heroico de


vuestros hermanos italianos! Únanse a la lucha de clases interna-
cional contra las conspiraciones de la diplomacia secreta, contra
el imperialismo, contra la guerra, por una paz con espíritu socialista.

¡El enemigo principal está en el propio país!

4 Alfred von Tirpitz (1849-1930): Almirante alemán. Transformó la pe-


queña flota militar alemana en una poderosa armada para rivalizar en el
dominio de los mares con Gran Bretaña. Partidario de la expansión hacia
Occidente, anexando Bélgica y parte de Francia, y abogó por la utilización
masiva de la guerra submarina.
5 Erich von Falkenhayn (1861-1922): Jefe del Estado Mayor alemán du-
rante los dos primeros años de la Primera Guerra Mundial. También era
partidario de priorizar la ofensiva sobre el frente occidental.

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