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¿QUÉ ES LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA?

La constitución política, también llamada Carta magna o Carta Fundamental, es la ley máxima y
suprema de un país o estado. En ella se especifican los principales derechos y deberes de sus
participantes, y define la estructura y organización del Estado. En Colombia esta constitución se
modificó drásticamente por última vez en 1991, luego de durar más de 100 años con la constitución
de 1886.

HISTORIA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1991

LA CONVOCATORIA PARA REFORMAR LA CONSTITUCIÓN

En la presidencia de Virgilio Barco se negoció la desmovilización de varios grupos guerrilleros, entre


ellos el M-19. Durante el proceso de negociación, el grupo guerrillero exigió continuamente que se
convocara a una asamblea constituyente que reformara la constitución para facilitar el nacimiento
de partidos políticos diferentes a los tradicionales conservador y liberal. El gobierno no aceptó la
propuesta por diversos motivos, entre ellos que los grandes carteles del narcotráfico querían
aprovechar la consulta para hacer una consulta sobre la extradición.

Un grupo estudiantil llamado La SÉPTIMA PAPELETA conformado en 1989 por estudiantes de varias
universidades públicas y privadas, retomó la idea e impulsó que en las elecciones de marzo de 1990
se incluyera la opción de apoyar u oponerse a la convocatoria de una asamblea nacional
constituyente. En aquellas elecciones se debía votar por candidatos al Senado, Cámara de
Representantes, Asamblea Departamental, Juntas Administradoras Locales, Concejo Municipal y
Alcaldía; así que el voto por la asamblea constituyente sería la séptima papeleta que cada votante
depositaría en las urnas.

Aunque no fue oficial, el conteo informal en esas elecciones registró más de 2 millones de papeletas
a favor -de 7.6 millones de votantes que acudieron a las urnas y de 13 millones de votantes
habilitados-. Ante la importancia de los resultados, la corte suprema avaló una consulta formal en
las siguientes elecciones presidenciales del 27 de mayo de 1990. En esa consulta el 86% de los
votantes se pronunció a favor.

El 9 de diciembre de 1990, mediante unas elecciones convocadas por el recién posesionado


presidente César Gaviria, fueron elegidos los 70 miembros de la asamblea constituyente.
Adicionalmente, para darle impulso a las negociaciones de paz con otros grupos guerrilleros, se dio
la posibilidad de participación con voz pero sin voto a 4 representantes de estos grupos: 2 del EPL,
uno del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y otro del movimiento armado Quintín
Lame.

LA SÉPTIMA PAPELETA: UN BREVE REPASO DE LA HISTORIA

A finales de los años 80 y principios de los 90 el país atravesaba por uno de sus momentos de mayor
violencia política. Cuatro candidatos presidenciales fueron asesinados. El magnicidio de Luis Carlos
Galán, candidato por el Nuevo Liberalismo, convocó una marcha de donde surgió el movimiento
estudiantil de 1989, uno de los más grandes e incluyentes que ha existido en el país.

Este movimiento congregó a miles de estudiantes de universidades y colegios públicos y privados.


Juntos impulsaron una "séptima papeleta" para las elecciones locales de 1990. La idea era, por
medio del mandato popular, otorgarle facultades especiales al presidente para convocar una
Asamblea Constituyente y reformar así la constitución de 1886.
Al no ser una votación oficial, la Registraduría no imprimió los cartones y se negó a contabilizar los
votos, por lo cual no tuvo efectos jurídicos. Sin embargo, y gracias a que los periódicos asumieron
la labor de imprimir los tarjetones para que quienes quisieran participar los recortaran y los
depositaran en las urnas, la propuesta logró un alcance nacional.

Dos meses después, para las elecciones presidenciales del 27 de mayo y gracias a un decreto de ley
expedido por el presidente Virgilio Barco, la "séptima papeleta" fue depositada nuevamente en las
urnas y contabilizada por la Registraduría. Este hito marcaría el nacimiento de la Constitución de
1991.

Colombia celebra este año 2021 el trigésimo aniversario de la Constitución Política de 1991 y lo hace
precisamente en un momento de crisis social, en donde es la juventud la que ha levantado su voz
para reclamar en la calles los cambios que se requieren.

Eso fue precisamente lo que permitió que en 1990, en el país se abriera paso la Séptima Papeleta,
un movimiento político y social que fue gestado desde el pensamiento de estudiantes de
universidades públicas y privadas de todo el país, que no veían un futuro promisorio ante la
compleja situación de orden público motivada por el narcotráfico y el paramilitarismo, que
empezaba a consolidarse y que ya había acabado con la vida de cuatro candidatos presidenciales:
Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y Jaime Pardo Leal.

Aunque no es común ver a los estudiantes públicos unirse con los privados, la grave situación
nacional lo permitió. Uno de sus promotores y líderes, Fabio Villa, quien llegó a ser delegatario
meses después a la Constituyente, asegura que “mientras estudiantes de las públicas hacíamos los
tropeles en la calle 45, en la calle 26, los estudiantes de las privadas convocaron en junio del 89 una
gran marcha, la cual recuerdo que la llamaron la marcha del silencio, ese fue nuestro punto de
encuentro”.

Otra protagonista del proceso de la séptima papeleta fue la hoy directora de la Misión de
Observación Electoral, Alejandra Barrios, quien asegura que “fue un proceso que lo marcó la
segunda parte de la década de los años 80, fue enfrentar al narcotráfico. Esa visión de no futuro fue
lo que llevó a que los estudiantes nos identificáramos en el mismo propósito”.

Barrios sostiene, además, que “llegamos a decir que no se tenía una salida, pero que en nosotros
debía encontrarse una salida, y coincidimos que era una gran reforma constitucional, pero no en el
Congreso, en donde no se había aprobado, sino que debía ser el fruto de un gran diálogo nacional,
un acuerdo ciudadano por la vida”.

Fabio Villa indica que tras encontrar ese entendimiento, el paso a seguir fue arrancar una serie de
encuentros en las diferentes universidades. “Fuimos al Rosario, a la Nacional, la Distrital, la
Javeriana, a la Pedagógica, a todas. Allí empezamos a construir un documento que se fue
alimentando con los aportes de todos los sectores”, señaló.

Con ese impulso empezaron a viajar por diferentes ciudades del país para sumar más apoyos a la
propuesta estudiantil de llegar a una constituyente. Esos recorridos los hicieron entre otros Claudia
López, Guillermo Barrera, Catalina Botero, además de Barrios y Villa, quien asegura que “no fuimos
clasistas y no mirábamos de dónde éramos”.
Un protagonista más que estuvo como artífice de la Séptima Papeleta fue el exprocurador Fernando
Carrillo, quien para la época era un joven abogado, quien ya además era profesor en la Javeriana, lo
cual no fue inconveniente para que estuviera junto a los estudiantes armando la séptima papeleta.

El año 1989 iba terminando con la consolidación del proyecto estudiantil, lo cual se logró replicando
la idea en diferentes sectores. “Nos tocaba a punta de teléfono fijo, los celulares no existían, íbamos
a los medios de comunicación y nos reuníamos con los directores, incluso tuvimos citas con el
presidente Virgilio Barco, como también con los candidatos presidenciales y los partidos políticos”,
cuenta Fabio Villa, quien incluso recuerda que los viajes los hacían en bus y se hospedaban en las
casas de los estudiantes que les recibían.

Barrios y Villa señalan que tras haber acordado incluir una papeleta, la misma se redactó diciendo
“Plebiscito por Colombia, voto por una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución y
determine cambios políticos, sociales y económicos en beneficio del pueblo”.

Aunque la misma no estuvo aprobada por ninguna ley o la autoridad electoral, el apoyo fue total.
Los partidos políticos imprimieron la misma, los empresarios igualmente, los estudiantes también e
incluso muchos ciudadanos llegaron a las urnas el domingo 11 de marzo de 1990.

El nombre de la Séptima Papeleta se adoptó porque ese era el número de papeletas que debían
incluirse en las urnas. Ese día los colombianos votaron Senado, Cámara de Representantes, alcaldes,
asamblea departamental, concejos municipales y juntas administradoras locales.

Con una contundente votación de poco más de dos millones de papeletas, el mensaje político de
cambio fue total, por lo que el entonces presidente Virgilio Barco, por medio de un decreto, dispuso
que la organización electoral contará en las elecciones presidenciales del 27 de mayo la inclusión
formal de ese voto para dar paso a la Asamblea Nacional Constituyente.

“Los medios de comunicación y los influencers de la época eran políticos y columnistas, quienes
dijeron que por ahí era el camino. Había una reserva moral y nosotros fuimos esa reserva moral”,
sostuvo Alejandra Barrios.

Ya con el proceso consolidado para convocar la elección de la constituyente, el único punto en el


que no pudieron ponerse de acuerdo los estudiantes fue lograr tener una lista única para la elección,
por eso al final tuvieron que llegar en diferentes partidos.

De quienes lideraron el proceso de la papeleta ganaron un cupo en la asamblea Fernando Carrillo,


quien llegó con un movimiento denominado ‘Podemos Salvar a Colombia’ y con el apoyo del Partido
Liberal. El otro fue Villa, quien estuvo en la plancha de la Alianza Democrática M-19.

La votación se dio el 9 de diciembre de 1990, cuando se escogieron a los 70 constituyentes, siendo


el M-19 la sorpresa electoral.
LOS COLOMBIANOS QUE HICIERON POSIBLE LA CONSTITUCIÓN DEL 91

Hoy, hace 30 años, un puñado de líderes de varios partidos promulgó nuestra actual Carta Política.
Memorias.

Fueron en total 70 miembros los que integraron la Asamblea Nacional Constituyente que después
de cinco meses de extensos debates permitieron que naciera la Constitución Política de 1991, cuya
promulgación se logró justamente un día como hoy, 4 de julio, hace 25 años.

Había de todo: desde expresidentes de la República hasta deportistas, líderes sindicales e indígenas,
intelectuales y periodistas. Todos elegidos por voto popular.

La tarea para ellos había comenzado el 5 de febrero de ese año, en el Centro de Convenciones
Gonzalo Jiménez de Quesada de Bogotá, donde esa multiplicidad de voces discutiría sobre temas
que se movían en varios frentes: el futuro de los partidos, reformas a los poderes públicos, la
creación de entidades como la Fiscalía General.

Pero fueron tres los personajes que se convirtieron en la ‘ voz cantante’ de todo el proceso: Horacio
Serpa Uribe, Álvaro Gómez Hurtado y Antonio Navarro Wolf, quienes después de varios tropiezos y
acuerdos discretos en los pasillos de la Casa de Nariño acabaron convertidos en el triunvirato que
compartió la Presidencia de la Asamblea.

La decisión de formar esa presidencia tripartita sirvió para salvar las primeras diferencias, generadas
desde el liberalismo, que reclamaba ese cargo como suyo, pues se trataba del partido del entonces
presidente César Gaviria. La idea, sin embargo, no fue aceptada por las demás fuerzas
constituyentes.

Pero los orígenes de los tres presidentes no podían ser más distintos. Navarro, tras casi dos décadas
de combatir al Estado desde las filas del M-19, se había acogido al proceso de desmovilización con
el gobierno de Virgilio Barco, que a la postre fue el que abrió la puerta para la creación de una nueva
Carta Política en el país.

Más de un lustro atrás, en mayo de 1985, un atentado con granada le había partido la vida en dos:
le afectó el habla e hizo que le amputaran la pierna izquierda.

Con ese pasado a cuestas se presentó como candidato a la Asamblea a nombre del Movimiento Lista
Nacional, promovido por el M-19. Y durante los seis meses de debate, dice que se empeñó en lograr
que sus ‘ colegas’ entendieran que “el ejercicio de la política debía cambiar. Antes de 1991, fuera
de los partidos Liberal y Conservador, se pensaba que no había salvación. Nadie en 150 años pudo
ser presidente por fuera de esos dos partidos. La Constitución abrió la política para movimientos
cívicos, grupos significativos de ciudadanos y los que quisieran y pudieran conseguir apoyo popular.
Se generó también un respeto y reconocimiento a las minorías”.

Agrega que otra de las ideas que ayudó a impulsar fue la de impedir que el país viviera en estado
de sitio permanente. “Hoy no hay presidente que pueda abusar de los estados de excepción”. Y que
hubiese independencia de las ramas del poder político; “fue gracias a eso que se logró prohibir la
tercera elección de Uribe”, agrega.

Desde otra orilla ideológica, la conservadora, agitaba sus ideas Álvaro Gómez, quien llegó a la
Asamblea por el Movimiento Salvación Nacional. Que terminara compartiendo la Presidencia de la
Asamblea junto a Navarro era toda una metáfora de reconciliación: Gómez Hurtado había sido
secuestrado en Bogotá por el M-19, durante seis días, en mayo de 1988.

Para Raúl Campuzano Reyes, abogado constitucionalista, el líder conservador había llegado a la
Asamblea para dar tres grandes batallas: “la defensa del modelo neoliberal para el país, una reforma
política y sobre todo la creación de la Fiscalía”.

Luego de varias discusiones, “al final se aprobó que el Fiscal General fuera designado tal como hasta
hoy: por la Corte Suprema de Justicia después de analizar una terna enviada por el presidente”.

Navarro resalta el hecho de que Gómez Hurtado llegó a la Asamblea con la idea de mantener la
Constitución de 1886. El lema de su campaña fue ‘ Con la Constitución del 86 se puede gobernar’ ;
sin embargo, cuando avanzaron las deliberaciones hacia una nueva Carta Magna, “se entusiasmó
para su construcción”, cuenta Navarro.

El tercer presidente de la Asamblea fue el liberal Horacio Serpa, ministro de Gobierno de Virgilio
Barco, que llegó a la Asamblea Constituyente como líder indiscutible del principal y mayoritario
partido político del país: el liberalismo.

Varios líderes del Valle también aportaron a la construcción de la Nueva Constitución. Uno de los
más representativos fue el conservador Rodrigo Lloreda Caicedo, político, embajador y ministro.

Sin embargo, su llegada a la Asamblea se logró a través del Movimiento Unidos por Colombia. Una
vez instalada fue nombrado presidente de la Comisión Quinta, que tenía a su cargo temas
económicos, sociales y ecológicos y donde cumplió un importante y destacado papel.

La abogada María Teresa Garcés Lloreda fue también cuota del departamento en esa tarea. Pero su
llegada se dio de la mano del Movimiento Lista Nacional. Otros vallecaucanos fueron el político
Armando Holguín Sarria, a la postre vinculado a investigaciones judiciales por narcotráfico; y Carlos
Holmes Trujillo García, exembajador.

Dentro de la lista de los nombres destacados en la larga lista de los constituyentes están, entre otros,
Humberto de la Calle, actual jefe negociador del Gobierno Nacional en el proceso de paz con las
Farc; el exministro Álvaro Leyva; Carlos Lleras De la Fuente, y Francisco Maturana, director técnico
de fútbol, que un año antes de la promulgación de la Constitución, en 1990, había clasificado a la
Selección Colombia, por primera vez, a la segunda ronda del Mundial de Italia 90.

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