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DEFINICIÓN DE ABUBILLA:
Wikipedia, abubilla: f. Ave coraciforme de unos 30 cm de longitud, con plumaje pardo rojizo, alas y cola a franjas blancas
y negras, pico largo, puntiagudo y algo curvo y con un penacho de plumas eréctiles en la cabeza. Se alimenta de insectos.
La abubilla vive en regiones templadas de Europa, Asia y África.
Drae: abubilla (Del lat. *upupella, dim. de upŭpa)
f. Pájaro insectívoro, del tamaño de la tórtola, con el pico largo y algo arqueado, un penacho de plumas eréctiles en la
cabeza, el cuerpo rojizo y las alas y la cola negras con listas blancas, como el penacho. Es muy agradable a la vista, pero de
olor fétido y canto monótono.
La palabra “araña” viene del latín aranea y del griego aracne tenemos helenismos como arácnido, aracnología o aracnofobia.
EL MITO DE ARACNE
Aracne es hija de Idmón un tintorero y nació en Lidia. La joven era muy famosa por tener gran habilidad para el tejido y
el bordado. Cuenta la leyenda que hasta las ninfas del campo acudían para admirar sus hermosos trabajos en tales artes.
Tanto llegó a crecer su prestigio y popularidad que se creía que era discípula de Atenea (diosa de la sabiduría y de las
hiladoras).
Aracne era muy habilidosa y hermosa, pero tenía un gran defecto: era demasiado orgullosa. Ella quería que su arte fuera
grande por su propio mérito y no quería deberle sus habilididades y triunfos a nadie. Por eso, en un momento de
inconciencia, retó a la diosa, quien por supuesto aceptó el reto. Primero, se le apareció a la joven en forma de anciana y le
advirtió que se comportará mejor con la diosa y le aconsejó modestia. Aracne, orgullosa e insolente desoyó los consejos
de la anciana y le respondió con insultos.
Atenea montó en cólera, se descubrió ante la atrevida jovencita y la competencia inició. En el tapiz de la diosa,
mágicamente bordado se veían los doce dioses principales del Olimpo en toda su grandeza y majestad. Además, para
advertir a la muchacha, mostró cuatro episodios ejemplificando las terribles derrotas que sufrían los humanos que
desafiaban a los dioses. Por su parte, Aracne representó los amoríos deshonrosos de los dioses, como el de Zeus y Europa,
Zeus y Dánae, entre muchos más. La obra era perfecta, pero Palas encolerizada por el insulto hecho a los dioses, tomó su
lanza, rompió el maravilloso tapiz y le dio un golpe a la joven. Ésta sin comprender, se siente totalmente humillada y
deshonrada, por lo que enloquece y termina por ahorcarse.
Sin embargo, Palas Atenea no permitió que muriera sino que la convirtió en una araña, para que continuara tejiendo por
la eternidad. Otra versión nos cuenta que Aracne tenía un hermano llamado Falange. Mientras ella aprendía con Palas
Atenea las artes del tejido, Falange aprendía el arte de la guerra. Todo iba bien, hasta que la diosa descubrió que entre los
hermanos existía una relación impía e incestuosa, por lo que los castigó convirtiéndolos en animales.
Las Hilanderas, cuadro de Velázquez en el museo del Prado, Madrid, en que se representa el mito de la tejedora Aracne
dentro de una escena de mujeres que están hilando.
La margarita, perl a del jardín
La palabra margarita viene del griego a través del latín y significa perla: μαργαρίτα.
La chiribita, margarita común, pascueta o vellorita (Bellis perennis) es una planta herbácea nativa del centro y norte de Europa; en
esta zona es la más común de las numerosas plantas llamadas margarita, y una hierba muy utilizada a efectos decorativos mezclada
con el césped, por su resistencia a la siega.
Es una hierba de pequeña altura, unos 15 cm en las mejores condiciones; tiene un rizoma rastrero, y hojas dentadas y espatuladas de
2 a 5 cm de largo. En un tallo floral sin hojas produce inflorescencias discoidales, de 2 a 3 cm de diámetro y pétalos blancos o
amarillos. La flor se cierra por la noche y se abre nuevamente a la mañana.
Es comestible; se ha consumido las hojas en ensaladas. La infusión de hojas y flores se considera diuréticay depurativa; se emplea
también tópicamente para el acné y otras afecciones de la piel.
Como la abeja es útil al hombre, pero no inofensiva, os ofrecemos aquí también otra visión de las abejas, como insecto
que pica y hace daño y a la vez muere cuando clava su aguijón:
Moraleja: La envidia no es buena consejera, más bien nos puede llevar a perder lo que ya poseemos.
Se asocian, por lo general, los cipreses a los cementerios, considerándose, por tanto, árboles simbólicos de la Muerte;
pero también se consideran árboles de la Vida cuando forman un bosquecillo, ya que sus efluvios devolvían la salud a la
gente que acudía con el pecho dolido para respirarlos.
EL MITO DE CIPARISO
Finalmente, os narro un cuento sobre la creación del ciprés: En los campos de Cartea había un ciervo al que las ninfas del
lugar tenían por sagrado. No le faltaba de nada al animal, que con el paso de los años se había acostumbrado a corretear y
pasear tranquilamente por toda la comarca sin que humanos, ni otros seres le atacasen; pues notable era su presencia.
Sus cuernos brillaban como el oro; y colgaban de su torneado cuello collares de diamantes; una cinta de plata, ceñía su
frente, de la que pendían pequeñas perlas, que se movían graciosamente cuando se movía, a juego con las dos grandes
perlas de sus orejas. El ciervo, sin temor, se dejaba acariciar de toda persona; pero sin duda, con quien más congenió, fue
con Cipariso, el más hermoso de las gentes de Ceos, la antigua isla de Kea. El muchacho acompañaba al ciervo en sus idas
y venidas, llevándole a los manantiales más limpios para beber y a los mejores pastos para comer; le hacía guirnaldas de
flores que colgaba de sus relucientes astas y, a veces, montaba sobre su lomo.
Cipariso y su ciervo
Pero sucedió un día, que el ciervo sagrado, se tumbó a dormir después de una buena comilona. Cipariso había salido a
cazar en compañía de su amigo el dios Febo Apolo. Divisó un bulto detrás de unos arbustos y lanzó contra el su jabalina.
Cipariso corrió a ver la pieza que había acertado. El arma del guapo joven, que no había reconocido a su querido amigo,
hirió de muerte al sagrado ciervo de las ninfas. Nada pudieron hacer ni Febo con sus conocimientos médicos ni Cipariso
que lloraba desconsolado sobre el ciervo, deseando, él mismo, la muerte. Tampoco consiguió Febo sacar de la cabeza de
Cipariso su deseo de morir. El agraciado joven quedó de rodillas, derramando lágrima tras lágrima, sobre el cadáver de
su amado ciervo, pidiendo a los dioses estar de luto todo el tiempo. Agotadas todas las lágrimas, comenzaron sus
miembros a tornarse de color verde y a crecerle el pelo que se le enmarañó y endureció; adquiriendo una gran altura
desde la que podía mirar las estrellas desde su copa. Muy triste y apenado quedo Febo, por la pérdida de su amigo y, con
voz honda y profunda pronunció estas palabras:
―Luto serás desde este instante para la gente y consuelo serás de los dolientes.
Aunque nuestro ciprés es un “falso ciprés”, después de leer este hermoso mito, ya no podremos evitar considerarlo como
a Cipariso metamorfoseado en árbol.
Hera, furiosa cuando supo esto, condenó a Eco a no poder hablar sino solamente repetir el final de las frases que
escuchara, y ella, avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un
riachuelo.
Por su parte, Narciso era un muchacho precioso, hijo de la ninfa Liríope. Cuando él nació, el adivino Tiresias predijo que
‘si llega a conocerse’ sería su perdición, y así su madre evitó siempre espejos y demás objetos en los que pudiera verse
reflejado.
Narciso creció así hermosísimo sin ser consciente de ello, y haciendo caso omiso a las muchachas que ansiaban que se
fijara en ellas.Tal vez porque de alguna manera Narciso se estaba adelantando a su destino, siempre parecía estar
ensimismado en sus propios pensamientos, como ajeno a cuanto le rodeaba. Daba largos paseos sumido en sus
cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba. Nuestra ninfa le miró
embelesada y quedó prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para acercarse.
Narciso encontró agradable la ruta que había seguido ese día y la repitió muchos más. Eco le esperaba y le seguía en su
paseo, siempre a distancia, temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso
sobre aviso de su presencia, descubriéndola cuando en vez de seguir andando tras doblar un recodo en el camino quedó
esperándola. Eco palideció al ser descubierta, y luego enrojeció cuando Narciso se dirigió a ella.
- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?- Aquí… me sigues… -fue lo único que Eco pudo decir, maldita como estaba,
habiendo perdido su voz. Narciso siguió hablando y Eco nunca podía decir lo que deseaba. Finalmente, como la ninfa que
era acudió a la ayuda de los animales, que de alguna manera le hicieron entender a Narciso el amor que Eco le profesaba.
Ella le miró expectante, ansiosa… pero su risa helada la desgarró. Y así, mientras Narciso se reía de ella, de sus
pretensiones, del amor que albergaba en su interior, Eco moría. Y se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin
moverse, repitiendo en voz queda, un susurro apenas, las últimas palabras que le había oído… “qué estúpida… qué
estúpida… qué… estu… pida…”. Y dicen que allí se consumió de pena, tan quieta que llegó a convertirse en parte de la
propia piedra de la cueva…
Pero el mal que haces a otros no suele salir gratis… y así, Némesis, diosa griega que había presenciado toda la
desesperación de Eco, entró en la vida de Narciso otro día que había vuelto a salir a pasear y le encantó hasta casi hacerle
desfallecer de sed. Narciso recordó entonces el riachuelo donde una vez había encontrado a Eco, y sediento se encaminó
hacia él. Así, a punto de beber, vio su imagen reflejada en el río. Y como había predicho Tiresias, esta imagen le perturbó
enormemente. Quedó absolutamente cegado por su propia belleza, en el reflejo.
Y hay quien cuenta que ahí mismo murió de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros dicen
que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió ahogado tras lanzarse a las aguas. En
cualquier caso, en el lugar de su muerte surgió una nueva flor al que se le dio su nombre: el Narciso, flor que crece sobre
las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.
La flor de loto, flor del olvido
UN EPISODIO DE LA ODISEA
Ulises en la Isla de los Lotófagos
Los que prueban la flor del loto, inmediatamente olvidan el pasado cercano y el remoto. Tampoco recuerdan los
proyectos para el futuro. Sus días transcurren sin angustias ni sufrimientos, ya que no recuerdan nada, y tampoco
cumplen con sus deberes y obligaciones porque han olvidado todos los proyectos. Solo pasan el tiempo, tirados sobre la
playa, gozando de sus sueños dichosos mientras consumen la flor del loto.
Ni bien llegaron a la isla, Ulises envió a un grupo de hombres a investigar ya que necesitaban aprovisionarse de agua
dulce y otros víveres.
Los lotófagos eran muy amigables. No solo los recibieron con los brazos abiertos, sino que también les dieron a probar su
alimento favorito: la flor del loto.
¿Qué sucedió? Los navegantes, apenas probaron el fruto delicioso, olvidaron a Ulises, a Itaca, la tarea encomendada, las
penas y sufrimientos que habían soportado y se tendieron sobre la playa olvidando sus obligaciones como el resto de los
lotófagos, fantaseando sueños de felicidad.
Ulises, que se había quedado en la nave, comenzó a preocuparse temiendo que los nativos de la isla podrían haberlos
aniquilado y bajó a buscarlos.
Al ver lo que ocurría, ya que ninguno quería volver a la nave y solo deseban permanecer allí tirados consumiendo la dulce
flor, hizo bajar a los remeros para que lo ayudaran a arrastrarlos nuevamente a las naves, advirtiéndoles que no debían
por nada del mundo probar ese alimento.
Los hombres lloraron y patalearon, ellos no deseaban volver a sufrir pena alguna, pero Ulises los ató fuertemente hasta
que se les pasó el efecto del fatal alimento.
Las naves de Ulises siguieron nuevamente su derrotero y luego de navegar varios días, vieron una hermosa isla que se
recortaba sobre el horizonte, donde se detuvieron.
La muchacha se está convirtiendo en árbol entre los brazos del dios. La escultura representa tan bien esta metamorfosis
que los que han visto de cerca esta estatua dicen que en la textura de mármol del cuerpo de Dafne se aprecia la rugosidad
del tronco del laurel en la piel de la ninfa.
MITO DE APOLO Y DAFNE
Apolo, dios de los arqueros, de la música, de la profecía y de la luz, era muy poderoso, pero no siempre afortunado en sus
amores. Su primer amor fue la ninfa Dafne, pero ella lo rechazó. La violenta pasión de Apolo y la resistencia de Dafne se
debían a que Eros (Cupido), irritado por las bromas de Apolo, le disparó a él una flecha de oro para que se enamorase de
ella, mientras que a Dafne, le dirigió una de plomo para que le rechazase. Apolo persiguió a Dafne con todo tipo de
súplicas amorosas, todas las cuales rechaza hasta llegar a orillas del río Peneo. Aquí justo en el momento en que va a
darle alcance, ella pide ayuda a su padre, el dios del río, el cual la transforma en un laurel. Apolo se queda de una pieza al
ver convertirse en árbol a la ninfa que tanto amaba y abraza el tronco que fuera su cuerpo. Al pie del árbol decide que será
su símbolo y se hace una corona con un par de ramas, es la famosa corona de laurel de Apolo, adorno de los poetas y de
los emperadores romanos.