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La salud mental incluye todas las etapas de la vida, desde la niñez, la adolescencia hasta la
adultez y la vejez, siendo un campo en construcción conceptual y operativa, en el cuál los
individuos conscientes de sus capacidades, pueden afrontar las tensiones cotidianas de la vida.
Así bien, no debería entenderse como la ausencia de enfermedad o la simple suma de
atributos personales, sino como el conjunto de factores sociales, físicos y mentales que
confluyen de forma equilibrada.
Mito: no puedo hacer nada por una persona con problemas de salud mental.
Realidad: los amigos y los familiares pueden ser una influencia importante para ayudar a
alguien a recibir los tratamientos y servicios necesarios.
Realidad: la mitad de los trastornos de salud mental presentan síntomas antes de que una
persona cumpla 14 años; ¾ de los trastornos mentales empiezan antes de los 24 años.
Mito: la terapia y la autoayuda son una pérdida de tiempo ¿para qué preocuparse tanto
cuando uno puede ir a la farmacia y tomar una pastilla?
Realidad: el tratamiento para los problemas de salud mental varía según la persona,
incluyendo la duración y manejo del mismo.
Pero sobre todo reconocer y trabajar por mejorar las cosas que nos causan malestar.
La salud mental no se trata de estar SIEMPRE BIEN, se trata de no llevar excesos que alteren tu
estabilidad, tranquilidad y paz, absolutamente nada en el mundo es ESTÁTICO, y menos lo que
has aprendido a lo largo de tu vida.
Las experiencias, pensamientos y sentimientos buenos y malos hacen parte de la vida, hacen
parte de SER HUMANO y te recuerdan que estás vivo y que sientes.