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Vestuario femenino

La moda femenina en Chile ha estado determinada por la influencia extranjera. Durante la Colonia,
la presencia española marcó la tendencia estética de las mujeres y hombres, imponiéndose el
estilo rígido y severo de las telas y modelos que se usaban en la corte de los Habsburgo.

La moda femenina en Chile ha estado determinada, desde sus inicios, por la influencia extranjera.
Durante la Colonia, la presencia española marcó la tendencia estética de las mujeres y hombres,
imponiéndose el estilo rígido y severo de las telas y modelos que se usaban en la corte de los
Habsburgo, cuya riqueza contrastaba con la pobreza existente en Chile. Durante el siglo XVIII, con
la llegada de los Borbones al trono español, se introdujeron prototipos estéticos que llegaban con
desfase. Se conservaron elementos del traje español, pero se reflejaba la influencia francesa en los
escotes y las telas más livianas.

Durante el siglo XIX, se produjo un afrancesamiento en diversos ámbitos de la vida nacional y la


moda femenina adoptó esta estética. A pesar de la incorporación de elementos como los
quitasoles para los paseos, en general se mantuvo la costumbre del siglo XVIII de trenzar los
cabellos sobre la cabeza y de cubrirse con un velo al salir a la calle, así como el uso del abanico. Los
trajes de fiesta, durante este siglo, fueron similares a los de la tarde, pero más escotados y de
materiales costosos como la seda y el encaje.

Desde mediados del siglo XIX en adelante, se dieron cambios graduales en la moda. Estos se
producían en Europa por razones económicas, sociales e incluso políticas, y a Chile llegaban un
poco más tarde, a través de los extranjeros que visitaban las nuevas repúblicas americanas o
chilenos que regresaban desde Europa. Se introdujeron así las amplias faldas. Para cada momento
y actividad del día correspondía un traje distinto: para la mañana y la tarde, para el juego de
cartas, el paseo al aire libre y la noche. También las estaciones del año determinaban las modas y,
así como para el verano eran importantes los trajes de baño , las pieles y abrigos lo eran para el
invierno. Además de las tenidas cotidianas, los trajes de novia fueron una gran preocupación en
toda época.

En el primer decenio del siglo XX, la influencia en la moda llegaba de Inglaterra y de Francia, países
en los cuales se vivía una época de ostentación. Durante las primeras tres décadas del siglo XX, las
mujeres de clase media que empezaron a trabajar como institutrices, secretarias y dependientas
comenzaron a usar los trajes-sastre que facilitaban el trabajo y eran más económicos. Durante la
Primera Guerra Mundial, el traje sastre se impuso en Europa como un atuendo adecuado para las
actividades de las mujeres en torno a la guerra. Por esto, los países como Chile, que seguían la
moda europea, adoptaron las nuevas tendencias imperantes en el viejo continente desde la
primera década del siglo. Durante el período de entre guerras, y desde la década del 30, la moda
también empezó a adaptarse a los cambios tecnológicos, como la llegada del automóvil. Los
cambios se hicieron más rápidos y drásticos en lo social y político, y la moda comenzó un proceso
de democratización, en el cual las telas se hicieron más accesibles y la producción en serie de la
moda se extendió tanto entre las elites como en las clases medias.

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