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EDITORIAL

Dichos y hechos de la
misoginia
Dice que en los detalles está el diablo, y por mucho que el discurso
contra la violencia hacia la mujer, la igualdad y la equidad se imponga,
los “usos y costumbres” de nuestra sociedad van por el lado opuesto.
Esto quedó en evidencia tres  veces en apenas una semana. La
primera señal se dio cuando se produjo la detención de la
expresidenta Jeanine Añez, la madrugada del sábado 13 de marzo. El
domingo, cuando se le tomó declaración, la exmandataria lamentó,
entre otras cosas, que un abogado sostuviera que no tiene familia por
ser divorciada: “Eso me parece una total falta de respeto a las
mujeres”, dijo. Sin duda, el estigma de la mujer divorciada permanece
intacto en las mentalidades machistas y obtusas, y -aunque no se ha
identificado al abogado que hizo esa afirmación- no es de extrañar
que este argumento haya sido esgrimido de manera estigmatizante
hacia una mujer. Sucede todos los días.
La segunda exhibición se produjo en Monteagudo, en un acto al que
asistió el expresidente Evo Morales. Un grupo de mujeres lo abucheó
y tiró huevos a la comitiva, lo que derivó en que el alcalde de esa
población, Ronald Aramayo, soltara: “Lamentablemente cuatro, cinco
señoras solteronas –discúlpenme las señoras solteronas– que hoy
vienen, nos botan huevos, sino a ver hace falta quién los huevee (...)
Nosotros los alcaldes cabeza blanquita pero jóvenes, vamos a tener
que atender a esas señoras”. El expresidente aplaudió la alocución del
alcalde, no sabemos si como parte de los festejos o por lo que
expresaba. En todo caso, una vez más, el usar la estado civil de una
mujer para denigrarla no es nuevo, tampoco el señalar a una mujer
sin pareja como loca o desquiciada.
Y la tercera, pero no menos ilustrativa, se produjo en La Paz, nada
menos que en la Asamblea Legislativa, cuando se decidió regalar a los
asambleístas Viagra por el Día del Padre. “Nos entregaron como parte
del regalo del Día del Padre, a todos los hombres de la Cámara,
pastillas de Viagra. (...) Esto causó la molestia de algunos de los
colegas que tienen diferentes creencias (...) tiene que haber seriedad
en el momento que se va a agasajar a hombres y mujeres”, manifestó
un diputado. No se aclaró si este producto fue comprado con
recursos del Estado, pero encontrar en este regalo un homenaje a la
paternidad es una expresión de machismo recalcitrante.
Son, como decimos, señales a contramano de lo que se pretende
construir como sociedad y como Estado. La violencia no sólo se
imprime a golpes, también se lo hace con el menosprecio, la
discriminación y fomentando el machismo irresponsable. Las
autoridades y representantes del Estado son los primeros que deben
demostrar respeto a las mujeres. No se puede construir una sociedad
más equitativa desde la violencia.

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