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Cuestiones de literatura 2º de Bachillerato – I.E.S.

La Cabrera
Cuestión nº 1: La literatura del siglo XVIII. Ensayo y teatro.

INTRODUCCIÓN AL SIGLO XVIII. LA ILUSTRACIÓN

La Ilustración es la salida del Hombre de su


autoculpable minoría de edad. La minoría de
edad significa la incapacidad de servirse de su
propio entendimiento sin la guía de otro. Uno
mismo es el culpable de esta minoría de edad
cuando la causa de ella no reside en la carencia
de entendimiento, sino en la falta de decisión y
valor para servirse por sí mismo de él sin la guía
de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor para servirte
de tu propio entendimiento! He aquí el lema de la
Ilustración.
Inmanuel Kant

En la historia de la cultura, se denomina Ilustración a la ideología innovadora del Siglo


XVIII cuyas principales características son:
 Racionalismo: la razón se considera la única base del saber. Este hecho favorecerá el desarrollo del
pensamiento científico.
 Empirismo: frente a cualquier forma de imposición intelectual que pretendiera estar en posesión de
la verdad, los ilustrados contrapusieron su fe en la experimentación para poder conocer el mundo y
conseguir el progreso.
 Criticismo: el ilustrado aspira a someter a crítica racional todo el conocimiento anterior.
 Deseo de conocimiento: el ilustrado siente un enorme deseo de conocer por completo el mundo
donde habita, de iluminarlo (de ahí el nombre de Ilustración), pero también siente la necesidad de dar
a conocer lo aprendido. Esto último explica la aparición de uno de los grandes proyectos de la época:
la Enciclopedia Francesa.
 Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida humana permitirá
una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado.
 Progreso y felicidad: Deriva y es la causa del carácter anterior. El ilustrado a lo que aspira como
objetivo prioritario es a conseguir la felicidad en este mundo.
 Reformismo: para lograr el objetivo de conseguir el progreso del ser humano, los ilustrados
proponen modernizar la sociedad mediante lentas reformas que serán llevadas a cabo por reyes y
gobiernos de carácter absolutista.

En España podemos distinguir tres etapas:


 De 1700 a 1758. Reinados de Felipe V y Fernando VI. Al instaurarse la dinastía borbónica francesa
se comienzan a introducir las ideas ilustradas, que en principio chocan con los gustos del público, fiel
al estilo barroco.
 De 1758 a 1788. Llega al trono de Carlos III: su gobierno impulsa la propagación de las ideas
reformistas e ilustradas.
 De 1789 a 1808. Reinado de Carlos IV. Los acontecimientos de la Revolución Francesa traen como
consecuencia un retroceso en las reformas ilustradas.

EL NEOCLASICISMO

Desde el punto de vista literario el S. XVIII suele designarse como la época del Neoclasicismo,
pues este refleja de mejor manera el espíritu del momento.
Sin embargo hay que indicar la existencia de otras dos tendencias, que, dentro del siglo XVIII
enmarcan al Neoclasicismo: el Postbarroco, que continúa las características formales del Barroco
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hasta mediados del siglo, y el Prerromanticismo que surge en el último tercio del siglo XVIII y
anuncia el Romanticismo de la primera mitad del siglo XIX.
El Neoclasicismo es el movimiento cultural y artístico que se caracteriza por aplicar las ideas
propias de la Ilustración y por buscar un regreso a los valores clásicos griegos y romanos. Los rasgos
que definen esta corriente podemos resumirlos en los que siguen:
 Vuelta al mundo clásico.
 La obra debe tener un alcance universal y aire de
verosimilitud y se entiende que el arte y la literatura
deben buscar la utilidad.
 Eliminación de la obra de arte de los sentimientos
desbordados.
 Imitación de la naturaleza amable y ordenada.
 Sometimiento a las reglas de creación literaria
(principalmente a las de Aristóteles): se debe mantener
la unidad de estilo y la separación de géneros, evitando
mezclar en una misma obra, lo trágico con lo cómico, el
verso con la prosa y el tono elevado con el familiar.
 La obra debe tener una finalidad moral y educativa.
 La prosa divulgativa y el ensayo, serán los géneros
preferidos.

1. EL ENSAYO

Durante el siglo XVIII, como géneros más apropiados para el talante de la época, la prosa
didáctica y el ensayo obtienen un esplendor inusitado con nombres como Feijoo, Cadalso y
Jovellanos.
En la primera parte del siglo aparecen vidas de santos, sermones, libros históricos o
narraciones de carácter popular con un lenguaje barroco. (El autor más destacado es Diego de Torres
Villarroel (1694-1770). Entre sus obras destacan Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la corte,
en la que utiliza una sátira mordaz e innumerables juegos conceptistas, y una novela autobiográfica emparentada con la
picaresca, Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Don Diego de Torres Villarroel.)

Hacia la mitad del siglo se inicia el período plenamente neoclásico, en el que destacan dos
géneros: el ensayo y la crítica o la prosa didáctica.
1.1 El ensayo, con estructura libre y lenguaje moderno, divulgó reflexiones sobre asuntos muy
diversos: la decadencia del país, la educación, la situación social y cultural de las mujeres, la
dignificación del trabajo, la religión, las costumbres... Se pueden distinguir dos tipos de ensayos:
• Didácticos y enciclopédicos, en los que se exponen problemas
sociales, científicos o religiosos con el fin de erradicarlos de la
sociedad.
• Humanísticos y pedagógicos, que versan sobre economía, sociología
y derecho.

El primer ensayista es el monje benedictino fray Benito Jerónimo


Feijoo (1676-1764), que luchó por la modernización de la mentalidad
española. La experiencia, la observación y la crítica eran para él las
bases del progreso humano. Sus obras más conocidas son: Teatro
crítico universal, en la que pretende desterrar errores cometidos en
todos los campos del saber, y Cartas eruditas y curiosas, donde expone
problemas filosóficos, científicos y literarios basados en la razón.

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Uno de los ilustrados más relevantes y de innegable influencia fue Gaspar Melchor de
Jovellanos (1744-1811). (Nacido en Gijón, Jovellanos estudió leyes y ocupó distintos cargos públicos, hasta llegar a
ser ministro de Justicia. Participó activamente en las reformas ilustradas y en la política, y se convirtió en consejero y
amigo de escritores e intelectuales de la época.) Entre sus títulos más destacados se encuentran Memoria para
el arreglo de la policía de espectáculos e Informe sobre el expediente de la Ley Agraria.

1.2 La crítica fue muy utilizada en la época para satirizar vicios o


costumbres. Uno de los máximos representantes de la sátira social fue José
Cadalso, que escribió una de las obras más importantes de este género: Cartas
marruecas, donde por medio del género epistolar, presenta un amplio panorama
de la vida cultural, social y económica del país, justificando el fracaso de España
en la ruina provocada por las guerras, el atraso científico, supersticiones y malas
costumbres. (Obra de tintes prerrománticos es Noches Lúgubres, que cuenta en
forma de dialogo la historia del protagonista que intenta desenterrar a su amada
muerta.)

2. TEATRO

El teatro de la 1ª mitad de siglo acentúa los rasgos del siglo anterior, barroquismo en el
lenguaje y búsqueda del efectismo escenográfico. Con el Neoclasicismo, en las obras teatrales
predominará la intención didáctica. La obra tiene que servir para propagar ideas reformistas y educar a
los espectadores. Las principales normas que deben cumplir las obras son:
 Intención didáctica. Para los ilustrados el teatro constituía el mejor medio de propaganda de
sus ideas de reforma de la sociedad.
 El argumento representado debe respetar la verosimilitud.
 Guardar el decoro: los personajes deben comportarse, hablar y actuar de acuerdo con su sexo y
condición social.
 Respeto de la regla de las tres unidades: lugar, tiempo y acción.
 No mezclar tragedia y comedia.
 No presentar escenas violentas, sino narrarlas en escena cuando sea el caso.
 No situar más de tres personajes en escena a la vez, y no dejarla nunca vacía.
 Eliminar el personaje del gracioso.
 Utilizar un lenguaje claro.

Podemos distinguir tres subgéneros:


En la comedia, el dramaturgo más importante es Leandro Fernández de
Moratín (1760-1828). Sus obras tienen clara intención didáctica y moral y
responden al código neoclásico. Destaca El sí de las niñas (1801-1806). Los
temas que desarrolla son dos: la libertad de elección en el matrimonio y la
igualdad de los cónyuges tanto en posición social como en edad. Este tema se
ajusta con fidelidad a las normas del Neoclasicismo y se incluyen en él las ideas
del pensamiento ilustrado, aunque se perciben rasgos sentimentales propios del
Prerromanticismo. También importante es La comedia nueva o el café (1792)
donde satiriza el teatro de la época, caracterizado por el exceso de tono melodramático.
La tragedia neoclásica, que toma como modelo la tragedia francesa de moda en esos años, se
ambienta en la historia nacional, con héroes dotados de las virtudes del pensamiento ilustrado.
Destacamos Raquel de Vicente García de la Huerta.
En una línea de teatro popular, el madrileño Ramón de la Cruz muestra en sus sainetes el
costumbrismo y el sabor popular del Madrid de la época. Los sainetes eran del gusto del público, muy
a pesar de los críticos neoclásicos que los consideran un género indigno de ser representado y entre
ellos destaca el sainete titulado Manolo, crítica de la tragedia neoclásica.
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