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¿Por qué me enseñaron que tú eras impura?

que habría de esconderte muy bien en mis


faldas,
que nadie siquiera habría de enterarse
que estaba manchando con rojo
mi cama…
si tú eres la sangre que canta el milagro,
la misma que grita que no venimos de la dura
costilla de un hombre,
sino del vientre tibio de una mujer;
contigo, en lugar del agua bendita,
convendría persignar toditas las frentes,
tú que vienes del vientre sagrado,
tú que sales del vientre caliente,
tú que das testimonio de vida,
tú que sabes curar a la gente.
Una noche de éstas, me iré en silencio bailando
a los campos,
Voy a dejar que baje mi sangre, aquí por mis
piernas,
que llegue a los surcos, que entre en la tierra;
habrá más cosecha, la fruta más dulce…
Si cada mujer hiciera lo mismo,
Si fuéramos todas bailando a los campos,
Habría más amor en los pueblos del mundo,
Habría más dulzura…
Bendita sangre lunar
Que pintas de fértil mi vientre
¡Qué linda caricia le das a mi sexo!
Quisiera contigo pintarme la cara
Los labios, los senos y el alma
Pintar en las manos de aquel que me ama…
Texto: Karluna Terso

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