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INTRODUCCIÓN.
La interdisciplinariedad, se puede entender como diferentes disciplinas se sientan en una misma
mesa sin poder hacer otra cosa que afirmar sus puntos de vista, o verlas como productoras de
intercambio y cooperación. Es por ello que el presente texto investigativo nos invita a identificar la
interdisciplinariedad y contemplar a través de ella objetivos nuevos exigiendo un conjunto de
instrumentos que se ajusten a tal finalidad y que con ellos también no se busque focalizar su aplicación
hacia el objeto desde las disciplinas tradicionales, creando nuevos instrumentos de análisis adecuados y
coherentes a su dinámica investigativa. De esta manera centrarse desde el ámbito de la pedagogía social
y la consolidación de un pensamiento alternativo para una educación transformadora, permitirá desde las
simbologías propias y determinativas de los contextos educativos, una misión apoyada con
fundamentación en el pensamiento latinoamericano porque permite que se establezcan interrelaciones en
procesos históricos y axiológicos que son propios de aportar a la vida y por la vida, rescatando la
promoción de los valores tales como la responsabilidad, el respeto, la solidaridad y el sentido de
pertenencia, del cuidado y conservación del medio ambiente como lo plantea la Ecosofia, desde lo
alternativo y lo comunitario que concibe una forma holística del buen vivir, enmarcada en principios de
correspondencia, relacionalidad y reciprocidad de manera íntegra.
Este texto pretende desde sus inicios centrarse en las oportunidades y nuevas alternativas para la
gestación de una educación sostenible, de los espacios ambientales, culturales y agrícolas dentro de los
contextos educativos cuyo objetivo es el entretejer de conocimientos desde los diferentes ámbitos
sociales, para potencializar el uso de pedagogías desde la “huerta escolar”. Finalmente es pertinente
responder a necesidades y reivindicaciones del sector rural, le permite a los niños, la exploración e
interacción de su entorno, generando experiencias significativas tanto a nivel individual como colectivo,
1
Érica Susana Quiroz Licenciada en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales
2
José Esteban Portilla Licenciado en Filosofía y Letras
3
Trabajo de investigación para optar el titulo de Magister en Pedagogía Social. Universidad de Nariño.
donde interactuar con el medio ambiente es un espacio para trabajar de manera interdisciplinar, como
un ejercicio pedagógico desde la filosofía regional, para resignificar conocimientos, saberes que
permiten una visión transformadora de espacios, de contextos, de los estudiantes edificando una cultura
de la alteridad como una tarea posible.
Dentro de la investigación es pertinente adentrarse desde un principio al campo de las ciencias sociales,
remitiéndose a un recorrido histórico de la construcción de poder y organización de la sociedad, desde la
epistemología ideográfica que vincula y comprende los fenómenos sociales, en un principio
Por una parte, desde la redefinición de la reestructuración de las ciencias sociales se abre el espacio de
discusión y de edificación de conocimiento de los diferentes pensamientos, por ello
Como enfoque de análisis y reconocimiento de las complejidades de la historia contada desde los
protagonistas y no de la elite dominante y opresora, dan paso a alentar la discusión colectiva, a una
ciencia social, que responda desde la interculturalidad y la objetividad. Por ello, se deja de lado el
conocimiento sistemático y secular que daba validez al mundo moderno que se pretendía implementar,
sino más bien la objetividad vista desde el aprendizaje humano, de una visión más realista que tenga un
enfoque interdisciplinar, develando el desencanto del mundo, permitiendo así que los otros saberes
tengan cabida, afianzando la construcción de estructuras universales y pluralistas en toda su complejidad
y sus interrelaciones, En este sentido conceptos como Ecosofia, pensamiento latinoamericano y huerta
escolar son ejes fundamentales que estructuran esa nueva historia de la vida cotidiana, donde los actores
conjugan conocimientos y experiencias que son de resaltar dentro de la concepción de las ciencias
sociales y las nuevas organizaciones históricas que han emergido y siguen dando paso a resignificación
de saberes e historias sociales y culturales que los contextos permiten.
Por otra parte, desde la filosofía, es necesario recabar en conceptos propios tales como: ontología,
axiología y epistemología de las escuelas filosóficas, partiendo con el concepto metafísico, que
menciona Sandoval (2018. P 18) desde Latinoamérica se debe realizar partiendo de las características de
la realidad de las cosas en términos tomistas de unidad, verdad y bondad. Tales características que han
sido definidas desde la unidad totalizadora de Europa se subvierten de orden para dar cuenta del piso
latinoamericano sobre el que se edifica la propuesta metafísica, que interdisciplinariamente se convierte
en ontología social cuando se explica la sociedad ónticamente, estudiando al ser en sí, al ser en tanto que
es ser, haciéndose esta pregunta básica, ¿qué es la sociedad? vista como un conjunto que de manera
específica existe dentro del mundo, que supone la existencia de algo que no puede ser dividido sin que
pierda su identidad, de ahí se puede decir que las ciencias sociales, aportan una conceptualización
cultural suficiente para que la visión social, la retome, unifique con una mirada holística y profunda,
para aportar un análisis crítico y noético.
1. PREGUNTA PROBLÉMICA
¿Cómo la Ecosofía genera una cosmovisión desde la estrategia pedagógica de la huerta escolar en el
pensamiento latinoamericano?
Es por esto, que dentro del proceso de aprendizaje, se busca contribuir al debate mediante
conocimientos y reflexiones a la propuesta del «reconocimiento» del filosofar latinoamericano, que
permitan abrir la puerta a otras perspectivas y otras conclusiones, desde el aspecto axiológico, debido a
que urge la necesidad de una revalorización o valorización de nuestro pensamiento, ese pensamiento que
se resiste a ser semejante a los que se consideran modelos de desarrollo, lo cual implica como plantea
Sandoval (2018 p 14) “la Filosofía andina de Estermann, se expone un horizonte de comprensión desde
el cual se buscan los fundamentos ontológicos, que parten de una experiencia directa con la realidad”. Es
en el habitar el mundo andino donde surgen las formas de decir, que en este apartado se despliegan de
sus 4 formas: la relacionalidad como el modo de ser, la pacha como la totalidad y la chakana como el
símbolo del sentido de ser.
Desde el espectro de los principios filosóficos andinos, se consideran fundamentos ontológicos, que
dan credibilidad, resistencia de las comunidades, su forma de pensar, representarse en el mundo, para
entender los fenómenos, las experiencias emocionales, sensitivas y místicas, enfatizando en el mundo
concreto, donde se manifiesta la realidad del ser, se presenta de forma integral y demuestra que lo que se
define solo tiene su existencia en la medida que haya interrelaciones, las cuales se traman alrededor de la
huerta escolar y que dentro de la vida cotidiana su estudio se orienta a
Un cauce para comprender el pasado de la gente que había estado marginada de la historia, gente
que ya no debería identificarse coma masas, sin que podría tener su propio rostro y personalidad.
La vida cotidiana no está fuera de la historia, sin en el centro del acontecer hist6rico. Toda gran
hazaña histórica se hace particular por su efecto sobre la cotidianidad. Gonzalbo (2006. P.4)
De esta manera la pedagogía social será orientada como medio alternativo propuesto desde una
visión Latinoamericana, y desde una Ecosofía que proporciona estrategias diferentes enfocadas en la
alteridad y el reconocimiento de las prácticas ancestrales invisibilizadas por un conocimiento
hegemónico y occidental, de tal manera que como menciona Simón Diez (2020):
Un vuelo de pájaro sobre las amplias líneas de pensamiento trazadas por la Ecosofía resulta en la
consideración, sobre todo, de tres improntas para el presente. Primero, se debe asumir el
problema de la subjetividad como totalmente transversal a los tres registros ecológicos (mental,
social, medioambiental). Segundo, no hay clarificación alguna de la presente crisis ecológica
global sin un análisis simultáneo del Capitalismo Mundial Integrado y sus dinámicas. Tercero,
todo proyecto, sea de descripción o de prescripción, sobre la actual coyuntura eco-catastrófica
necesita tanto ser multiescala cómo entender las paradojas de las interacciones,
retroalimentaciones y asimetrías entre lo global y lo local.
Por ello la huerta escolar como estrategia pedagógica en los procesos de enseñanza- aprendizaje,
surge de la interacción entre docentes, estudiantes y comunidad, la cual promueve saberes propios del
contexto que se enmarcan en la misma y en la que Guattari presagia la participación de dominios
heterogéneos, por ejemplo, de tipo filosófico como la Ecosofía, pero también de tipo artístico, de tipo
pedagógico, etc. Por ello insiste en la reinvención total: “me parece urgente deshacerse de todas las
referencias y metáforas cientistas para forjar nuevos paradigmas que serán más bien de inspiración ético-
estética” (1996, p 23-24).
Es por ello que históricamente al hablar de huerta escolar en espacios filosóficos principalmente
andinos nos adentramos a espacios de diversidad como “La chacra que es el escenario y núcleo de la
crianza de todas las formas de vida” (Pratec 2020, p.14), Como la diversidad no es sólo de las plantas
sino de todas las formas de vida, las comunidades humanas también son diversas, y se distinguen entre
sí por sus costumbres, y por su heterogeneidad donde existen varios lugares que conforman el tejido
comunal. La chacra es no sólo un espacio de cultivo y crianza sino un ambiente sagrado. Se puede decir
que también es un templo en el que se realizan ceremonias de hondo contenido agrocéntrico. El objeto
es algo separado del tejido de la vida en el que mora el sujeto, es una construcción técnica que se usa
para conocer, por ese deseo de singularizar, de separar, por ese espíritu de individualizar que supone la
actitud cognoscitiva. Por eso se corta, segmenta la trama de la vida, en breve se construye el objeto y
con ello se funda la jerarquía entre sujeto y objeto. (Pratec 2020, p.31).
En esta medida es permitir la heterogeneidad que no se aleja de la trama de la vida, sino al contrario
es una construcción simbólica y cultural, autores como (Solís 2019. P 32) plantean por otro lado que la
agroecología reivindica las prácticas sustentables y armónicas con la naturaleza, las cuales generan la
solución de problemas identificados por las comunidades mediante el manejo de los agroecosistemas
siguiendo una serie de lineamientos. Como primer principio, la agroecología tiene la diversidad
biológica y la diversidad cultural y su relación simbiótica, de esta forma, si se pierde un pueblo se pierde
una cultura, una forma de vida, un diseño de un agroecosistema y sus estrategias de convivencia con la
naturaleza.
Partiendo desde la convivencia con la naturaleza, es dar paso al enfoque agroecológico, social y
cultural de interacciones en que la naturaleza y la sociedad se ubican inseparablemente en un marco
común o como una totalidad, enfatizando la vinculación holística, también es necesario forjar esas
interacciones y tejidos sociales generando espacios de diálogo que reduzcan las problemáticas
etnoculturales, y en los cuales pueda construirse unidad que provoque interculturalidad, Por tanto la
chagra tiene una construcción teórica y simbólica que permite identificar los actores, las interrelaciones
que se establecen y que son dinámicas, y traídas al espacio educativo son una ruta de aprendizaje en
contexto y de apropiación de conocimiento interdisciplinario.
Por tanto se brinda espacios de vinculación con las familias, con otros docentes y directivos, al igual que
con actores externos a la escuela, para establecer y dar continuidad a nuevas formas de socialización y
de construcción de relaciones sociales alrededor de la huerta escolar, puede servir como un punto de
encuentro, convivencia y aprendizaje para todos, incrementan la autoestima de los estudiantes, así como
su rendimiento escolar tomando espacios de encuentro y colaboración mutua, abriendo un campo de
oportunidades que permiten retomar principios, valores familiares, sociales y culturales que aportan a la
construcción de una forma de filosofía de vida de espacios y procesos.
De esta manera, “La educación en el nuevo siglo se constituye en vehículo socializador y mediador
de los seres humanos y el conocimiento, y desde los ámbitos de interacción geográficos, históricos,
sociales y culturales, comprender e interpretar cómo se han tributado los tipos de desarrollo humano y la
transformación de los diversos contextos a nivel internacional, local, regional y nacional en el marco de
la globalización y modernización de la educación contemporánea. Pérez (2008). la educación entonces,
debe apostar a nuevas formas ontológicas y epistemológicas (de ser, estar, convivir y hacer), para
construir sociedades más amigables con los demás y con su entorno; formar personas más conscientes y
preparadas para enfrentar los diferentes problemas vinculados a la valoración de la otredad. Las huertas
escolares ofrecen muchas posibilidades para transformar la educación debido a las relaciones que se
construyen a partir de ellas, abren oportunidades para rehacer las dinámicas de interacción entre los
docentes, directivos, familias y estudiantes, así como con otros actores internos y externos a las escuelas
generando un aprendizaje significativo y potenciando la construcción de conocimiento.
Por ende, desde el ámbito educativo y en la era de cambios trascendentales, es pertinente, evidenciar
nuevos contextos y nuevas maneras de construir conocimiento “idear, implementar e incorporar al
currículo, herramientas pedagógicas innovadoras, que otorguen al mismo, flexibilidad, reciprocidad,
carácter problematizador y participativo, donde el estudiante pueda vivenciar desde la realidad de su
contexto la comprensión de saberes interdisciplinarios de las diferentes áreas de estudio, con el fin de
que ejerzan un mayor compromiso y responsabilidad en su labor educativa; permitiendo con ello la
convivencia y la reciprocidad del proceso educativo, (Quintero et, al, 2018).
No estamos experimentando más bien una trivialización del conocimiento y en algunos casos una
franca frivolidad que se confunde con una transformación temática y que a veces parece
convertir a la historia en una respetable forma de la literatura, útil como divertimento, tal vez
para conocemos a nosotros mismos, pero incapaz de proveer explicaciones sobre la sociedad en
cualquiera de sus manifestaciones colectivas. Bejarano (1997. P. 291)
Desde esta perspectiva, (Palacios y otros, 2016). Plantean que “la implementación de la huerta escolar
en el proceso de enseñanza – aprendizaje ha sido reseñada por varias instituciones desde el enfoque
creativo y práctico de la metodología de la enseñanza y en el caso de las instituciones Agroambientales,
como parte de la formación de los educandos y dentro de un currículo académico flexible y
transformador”. El espacio de la huerta escolar posibilita un medio novedoso, vivo, cambiante que
ofrece la interacción con los demás y con la naturaleza, promoviendo el conocimiento, la experiencia y
fortalece valores como la responsabilidad y el respeto hacia la naturaleza y hacia los demás seres
humanos.
De acuerdo a lo planteado, “la huerta escolar, tiene ciertas particularidades, como la huerta privada y
doméstica, la huerta urbana y familiar, las huertas terapéuticas que hacen alusión a la medicina
alternativa” (Muñoz 2014 p 43). Cuyos propósitos fundamentales son: la educación ambiental, prácticas
de aprendizaje, apoyo a la educación básica vinculada con el currículo y la apertura a una forma de
construir saberes, además de convertirse en un recurso didáctico, que promueve el desarrollo de
responsabilidades colectivas, y de la autonomía, porque los estudiantes comprenden que son parte de un
todo, estableciendo una relación integral, que motiva una educación de cuidado con su entorno, de
manera consciente, conceptual, crítica y realista.
En este sentido, la huerta escolar vista desde nuevos valores, nuevas actitudes, un nuevo mirar y
actuar, y ver a la tierra como un organismo vivo y en evolución, Para autores como (Rodríguez 2012. P
23) menciona “para nosotros, uno de estos espacios ha sido la implementación del huerto escolar, en
donde intentamos poner en práctica un aprendizaje en la acción. Estamos convencidos que la huerta
escolar, como estrategia educativa´´, “es un espacio de comunicación que trasciende, de los aspectos
formales de comunicación oral y escrita, a un intercambio natural-cultural que vincula espacio y tiempo
en las relaciones entre la humanidad y la naturaleza”.
La relación que se establece con la naturaleza va más allá de una relación de un todo, es entender que
somos parte de ella, y por ende induce a implementar pequeños cambios, crear conciencia ambiental en
los estudiantes, empezar a cambiar las formas de pensar y actuar, es entender el mundo de la vida, para
reflejar el bienestar del ser humano en forma holística, que parte desde lo académico hasta el ámbito
social, “que está buscando comprender el ser desde horizontes más amplios a los de la mera
cosmovisión de la tradición europea´´. De ahí que se haga no sólo viable sino necesario avanzar en la
investigación de los fundamentos ontológicos propios del pensamiento latinoamericano, dentro del cual
hace su aporte la llamada filosofía andina. (Sandoval 2018).
Además del tipo de relaciones existentes en el macro y microcosmos, también hay correspondencia
entre lo cósmico y lo humano, lo humano y lo no humano, lo orgánico y lo inorgánico, el principio de
correspondencia es de validez universal. Por su parte el principio de complementariedad se conforma de
entes incompletos, que se complementan integralmente; bajo la perspectiva andina en la posibilidad de
coexistencia como afirmación de una entidad total, por ello
Presumimos que las representaciones colectivas, es decir, el conjunto de ideas que un pueblo
tiene de sí mismo y de su mundo, de su propia identidad y de su entorno, están en relación con
las estructuras sociales y, por tanto, que las formas de comportamiento individual están
predeterminadas por prejuicios y valores ya asimilados. Gonzalbo (2006. P.4)
En este sentido, es trascender a una esfera más amplia donde se conjugan conocimientos, se entrelaza
saberes a través de la palabra, son espacios de configuración de la tradición oral y de rememorar la
historia y fortalecer un conocimiento que está devaluado por un sistema imperante que solo tiene como
principio fundamental una economía y una explotación de recursos, por eso es pertinente, tomar nuevas
direcciones de reivindicar visiones desde el sur, para fortalecer, cultura, identidad, creencias y sobre
todo valores que afirman la existencia humana,
Por tanto “el eje que soporta la configuración del mundo andino se fundamenta en los principios de
dualidad, complementariedad, correspondencia y relacionalidad. En ellos los seres humanos y la
naturaleza están ligados de manera indisoluble. Principios que han ido gestándose y renovándose de
manera dinámica, por medio de la memoria y la historia, como la mayor fuente de sabiduría llena de
vida, de fuerza, con la que construye la cultura y los saberes que dan identidad y sentido de pertenencia.
(Quiroz, 2015).
En esta medida, la huerta escolar, permite tejer por medio de la narración el vínculo social que une el
pensamiento y mantiene vivas las aspiraciones, memorias y recuerdos que constituyen el saber cultural
de las sociedades, por ello, este espacio es indispensable que lo conozcan de manera didáctica los
estudiantes, porque se adopta la oralidad las generaciones que nos anteceden, como patrimonio cultural
en el que están impresos los valores, sentimientos, vivencias del universo mental, moral y simbólico,
que les permite comunicarse entre sí, reconociendo los lazos o intereses comunes, es recrear la memoria,
de una biblioteca ambulante, que tiene un sinfín de libros que no están escritos como documentos, pero
guardan en la memoria y comunica desde cierta ritualidad en un proceso para recordar y sustentar,
pensamiento que se transmite en la cotidianidad de todos sus habitantes que se transforma en vida,
cultura de cada pueblo y de visión comunal construyendo nuevas posibilidades de vida. a través de la
misma, mediante la palabra recibida, “es una forma de memoria inventiva y creativa que posibilita un
discurso narrativo propio de la vida común de las culturas, ya que a través de la oralidad se transmite el
pensamiento, el sentimiento, en el tiempo y el espacio” (Quiroz, 2015).
CONCLUSIONES
En conclusión, el enfoque interdisciplinario de los procesos y fenómenos es una necesidad, que parte
de la realidad objetiva, como reflejo de la unidad de todo lo existente y la concatenación de todos los
fenómenos. Estas leyes filosóficas, apoyan los nexos existentes entre las disciplinas, que parcelan los
saberes para poder penetrarlos; se encuentran en el enfoque en sistema, en el pensamiento complejo, en
la convivencia dialéctica y unívoca del universo. Cada paso o trazo que una determinada cultura expresa
en su acontecer diario, debe ser entendido como una diversidad de costumbres, en la que se manifiesta la
materialización de su ser, de su pensar y actuar, son estas revelaciones las que dibujan en su movimiento
la filosofía de la vida misma, es allí donde el lenguaje del otro se desnuda para revelar su cosmovisión,
su visión de mundo y es allí donde precisamente mora la diferencia.
Como tejido que se entrelazan y se urde con la palabra para apropiarse de la realidad “Porque
cada palabra en su movimiento y dinámica, contiene la posibilidad de fecundar nuevas
generaciones, donde la pluralidad es armonía y diferencia, de voces que hablan con aliento
propio de su acontecer en la vida, mediante la memoria heredada, que se ha transformado en el
horizonte en el cual camina la existencia, a ese hilado que se ha entretejido con el desenvolver y
el envolver del tiempo, con las mutuas relaciones entrelazadas. (Quiroz, 2015).
Finalmente, el espacio que brinda este escenario pedagógico, posibilita un sinfín de oportunidades
para recrear, el conocimiento y la memoria histórica guardada en la experiencia y el conocimiento que
es pertinente reivindicar y que emerja en las nuevas generaciones, dando sentido de vida mediante
tejidos de imágenes y símbolos que envuelven la diversidad de las prácticas sociales de identidad a la
vida social, enmarcadas en la interacción y la minga de pensamiento y trabajo, que comunica una forma
de pensamientos y sentimientos que van dando sentido de vida porque se teje conocimiento desde la
práctica y desde el compartir, a partir de la experiencia, lo que permite el aprovechamiento compartido
de conocimiento digno de promoverlo y preservarlo para reelaborar un pensar y sentir desde el
contexto.
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