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Levítico 16:5-34

En nuestro programa anterior comenzamos con el Tema del


Gran Día del Perdón. Habíamos dicho que esta fiesta, más
que ninguna otra, trataba el problema del pecado y señalaba
más específicamente a Cristo en Su obra de redención.
Continuamos, pues, con la primera sección de este capítulo,
que trata de la preparación del Sumo Sacerdote, quien ejercía
sus funciones en el ritual solo, sin la ayuda de ningún otro
sacerdote. Leamos los versículos 5 y 6:
"Y tomará de la congregación de los hijos de Israel dos
machos cabríos para ofrenda por el pecado y un carnero para
holocausto. Entonces Aarón ofrecerá el becerro como ofrenda
por el pecado, que es por sí mismo, para obtener el perdón
de los pecados para sí mismo y para su casa."
Estos eran los preparativos finales y personales de Aarón para
este día tan importante. Presentaba una ofrenda por sí
mismo, su familia y quizás incluía a toda la tribu de Leví.
Esta fase del Gran Día del Perdón no tenía un equivalente en
la vida y obra de Cristo. Porque El no tenía pecado, no murió
por Sí mismo. Fue hecho pecado por nosotros. Nunca
presentó una ofrenda por sí mismo. La ofrenda de las tórtolas
que fue traída al templo cuando era un niño era para la
purificación de María, Su madre. Le recordaba que era
pecadora. No hay ningún dato registrado sobre una ofrenda
por Jesús. Pero Aarón tenía que presentar primero una
ofrenda por sí mismo y luego podría presentar una por el
pueblo.
Leamos ahora, en los versículos 7 al 14, cómo era
La preparación del lugar
"Y tomará los dos machos cabríos y los presentará delante del
Señor a la entrada de la tienda de reunión. Y echará suertes
Aarón sobre los dos machos cabríos, una suerte por el Señor,
y otra suerte para el macho cabrío expiatorio. Aarón ofrecerá
el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte para el
Señor, haciéndolo ofrenda por el pecado. Pero el macho
cabrío sobre el cual cayó la suerte para el macho cabrío
expiatorio, será presentado vivo delante del Señor para hacer
expiación sobre él, para enviarlo como macho cabrío
expiatorio al desierto. Entonces Aarón ofrecerá el becerro de
la ofrenda por el pecado, que es por sí mismo, y hará
expiación por sí mismo y por su casa, y degollará el becerro
de la ofrenda por el pecado hecha por sí mismo. Y tomará un
incensario lleno de brasas de fuego de sobre el altar que está
delante del Señor, y dos puñados de incienso aromático
molido, y lo llevará detrás del velo. Pondrá el incienso sobre
el fuego delante del Señor, para que la nube del incienso
cubra el propiciatorio o tapa que está sobre el arca del
testimonio, no sea que Aarón muera. Tomará además de la
sangre del becerro y la rociará con su dedo en el lado oriental
del propiciatorio; también delante del propiciatorio rociará
con su dedo siete veces de la sangre."
Aquí sería bueno observar que los 2 machos cabríos
constituían una ofrenda. Cada uno presentaba un aspecto
diferente del perdón del pecado. No era ofrecido como una
ofrenda por el pecado. El otro era llevado al desierto.
El macho cabrío llevado al desierto era llamado la víctima
propiciatoria. La palabra hebrea era lo-azazel. Ha habido algo
de confusión sobre su significado. La palabra se aplica
principalmente al macho cabrío y a su destino en el desierto.
El punto de vista de la Septuaginta, versión griega del
Antiguo Testamento, Lutero, Kellog y Andrew Bonar es que
significa una remoción total y absoluta. Endersheim le da el
significado de "irse totalmente". Era definitivamente una
parte de la ofrenda por el pecado. Una suerte caía sobre el
macho cabrío para ser enviado fuera y la otra sobre el macho
cabrío que sería ofrecido en sacrificio.
Antes de que se les hiciese nada a los machos cabríos, Aarón
tenía que entrar en el Lugar Santísimo con la sangre del
becerro ofrecido por sí mismo y por su familia. Así que no
sería exacto afirmar que al sumo sacerdote entraba solo una
vez. Entraba solamente un día al año, pero en ese día entraba
2 veces.
El altar de bronce se encontraba en el patio exterior. El
becerro para su ofrenda por el pecado sería sacrificado como
cualquier otra ofrenda por el pecado. Y algo nuevo era
agregado a la conclusión de la ofrenda. En su camino hacia el
Lugar Santísimo, al pasar por la pila de agua, estoy seguro de
que se lavaba sus manos y pies. Luego, en el lugar Santísimo,
tomaría un incensario lleno de carbones encendidos del altar
de oro del incienso y, con sus manos llenas de incienso, lo
colocaría sobre los carbones del incensario. Cuando cruzaba el
velo o cortina para pasar al lugar Santísimo, la nube de humo
llenaría ese Lugar Santísimo. El arca y la tapa del arca (o
propiciatorio) estaban en el Lugar Santísimo. El tomaría la
sangre del becerro que había traído en un recipiente, mojaría
su dedo en ella y la rociaría ante la tapa del arca 7 veces. La
sangre convirtió esa tapa del arca en un lugar propiciatorio.
Las 7 veces denotan una expiación y un perdón completo.
Seguramente éste era un día imponente para el sumo
sacerdote. Debía ejercer sus funciones precisa y
meticulosamente en la presencia de Dios. La más leve
desviación de las normas hubiera implicado la muerte.
Probablemente ensayaba el ritual muchas veces antes de que
se celebrara la ceremonia. Por lo que sabemos, ningún sumo
sacerdote murió en el Lugar Santísimo, Los únicos, fueron
Nadab y Abiú.
En la cruz Cristo fue hecho pecado por nosotros. La cruz
equivalía al altar de bronce de la tienda de reunión. Después,
como nuestro Gran Sumo Sacerdote, entró en los cielos y
ofreció Su propia sangre por nuestros pecados. Ahora, el
trono de Dios es para nosotros como la tapa del arca. Todo
ello está claramente expuesto en la carta a los Hebreos 8 y
10. Mientras que Aarón se presentaba en aquel lugar con
temor y temblor, a nosotros se nos invita a acercarnos a la
presencia de Dios con confianza, de acuerdo con Hebreos
4:16. Allí donde Aarón no se hubiera atrevido a demorarse,
presentándose solo una vez al año, a nosotros se nos anima a
ir constantemente. Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, llevó Su
propia sangre y el incienso de Su propia intercesión hasta el
cielo, y allí se encuentra hoy a la derecha de Dios.
Después de que Aarón entrase en aquel lugar por sí mismo y
su familia, debía entrar en el Lugar Santísimo a favor del
pueblo. Continuemos leyendo los versículos 15 al 19:
"Después degollará el macho cabrío de la ofrenda por el
pecado que es por el pueblo, y llevará su sangre detrás del
velo y hará con ella como hizo con la sangre del novillo, y la
rociará sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio, o
tapa del arca. Hará, pues, expiación por el lugar santo a
causa de las impurezas de los hijos de Israel y a causa de sus
impurezas, rebeliones y por todos sus pecados; así hará
también con la tienda de reunión que permanece con ellos en
medio de sus impurezas. Cuando Aarón entre a hacer
expiación en el lugar santo, nadie estará en la tienda de
reunión hasta que él salga, para que obtenga el perdón de los
pecados por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de
Israel. Entonces saldrá al altar que está delante del Señor y
hará expiación por él, y tomará de la sangre del novillo y de
la sangre del macho cabrío y la pondrá en los cuernos del
altar por todos los lados. Y rociará sobre él de la sangre siete
veces con su dedo, y lo limpiará, y lo santificará de las
impurezas de los hijos de Israel."
Ahora el sumo sacerdote entraba no solo por sí mismo y su
familia, sino también por los israelitas. Esto era hecho por sus
impurezas, rebeliones y pecados. Se seguía el mismo ritual al
sacrificar el macho cabrío, que el que se había seguido para
sacrificar el becerro a favor de Aarón. Entraba, como antes,
en el Lugar Santísimo, pero ahora la expiación cubría el
mismo Lugar Santo, a causa de la contaminación de Israel.
Incluso al propio altar de bronce debía aplicarse la sangre,
porque allí era donde los pecados de Israel eran confesados y
perdonados; estaba contaminado debido a los pecados del
pueblo.
Todo esto sirve para recordarnos a Aquel que murió en la cruz
por nosotros. No es la cruz lo importante, sino Aquel que
murió en la cruz. Dice San Pedro en su primera carta 1:18 y
19. . sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana
manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas
perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa,
como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de
Cristo.
Estos detalles revelaron la insuficiencia del ritual de la sangre
de los toros y machos cabríos. Dice la carta a los Hebreos
9:23, Por tanto, fue necesario que las representaciones de las
cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero
las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que
éstos. Yo creo que en el cielo Jesucristo ofreció literalmente
Su sangre; que la llevó al Lugar Santísimo, que había sido el
modelo para el Lugar Santísimo de la tienda de reunión. Se
que a alguna gente le molesta que se hable de la sangre y
creen que esa interpretación literal es muy cruda. Pero
observemos que San Pedro la llamaba "la sangre preciosa de
Cristo". Creo que esa sangre estará en el trono de Dios para
recordarnos por todos los siglos de la eternidad que nuestra
salvación fue comprada a un precio tan alto. Cristo derramó
Su sangre en la cruz y después la presentó por tus pecados y
los míos. Hemos sido, pues, redimidos, comprados y
liberados, a un precio elevadísimo.
Leamos ahora los versículos 29 al 22, que nos hablan sobre
La preparación del pueblo
"Cuando acabe de hacer expiación por la purificación del
lugar santo, la tienda de reunión y el altar, presentará el
macho cabrío vivo. Después Aarón pondrá ambas manos
sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas
las maldades, rebeliones y pecados de los hijos de Israel,
todos sus pecados, y poniéndolos sobre la cabeza del macho
cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre
preparado para esto. El macho cabrío llevará sobre sí todas
sus maldades a una tierra solitaria; y el hombre soltará el
macho cabrío en el desierto."
En ese día el gran sumo sacerdote actuaba solo. Aarón había
rociado la sangre del "macho cabrío del Señor" sobre la tapa
del arca y entonces colocaba sus manos ensangrentadas
sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesaba los
pecados de los israelitas. Debe haber sido aquella una sórdida
lista de pecados, pero el recorrió toda la lista. La imposición
de manos denotaba el hecho que ese macho cabrío estaba en
ese momento identificado con los pecados de los israelitas.
En el profeta Isaías 53:6, se ha dicho de Cristo: El Señor
cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Y en 2 Corintios
5:21, se dice que por causa nuestra le hizo pecado. Como
luego diría San Ambrosio, "El ladrón (crucificado) supo que
aquellas heridas en el cuerpo de Cristo no eran de Cristo, sino
las del mismo ladrón".
Después Aarón puso al macho cabrío vivo en manos de un
hombre que no tenía ningún interés personal en ello, y los
israelitas se encontraban en grupos situados espaciosamente
a lo largo del camino que recorrería el macho cabrío. En cierto
momento, el macho cabrío desaparecía finalmente al
internarse en el desierto y nunca más sería hallado. Entonces
las noticias de la partida del macho cabrío se propagaban de
un grupo a otro de tal manera que en unos pocos minutos la
noticia llegaba al templo.
Así como aquella noticia iba pasando de grupo en grupo, las
buenas noticias de que Cristo ha perdonado nuestros pecados
han sido transmitidas sucesivamente por Mateo, Marcos,
Lucas, Juan al Apóstol Pablo, luego a los primeros padres de
la iglesia y, finalmente a mí y a ti. Cristo ha removido
nuestros pecados de una forma perfecta y completa. En
relación con esta verdad, el macho cabrío vivo y desaparecido
ilustra varios pasajes de la Biblia: Salmo 103:12, Como está
de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros
nuestras transgresiones; Isaías 38:17, He aquí, por mi
bienestar tuve gran amargura; eres tú quien ha guardado mi
alma del abismo de la nada, porque echaste tras tus espaldas
todos mis pecados; En Isaías 44:22, es Dios quien habla y
dice: He disipado como una densa nube tus transgresiones, y
como espesa niebla tus pecados; Jeremías 50:20, "En
aquellos días y en aquel tiempo, declara el Señor, se buscará
la iniquidad de Israel, pero no habrá ninguna, y los pecados
de Judá, pero no se hallarán; porque perdonaré a los que yo
haya dejado como remanente." Y Jeremías 31:34, Y no
tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a
su hermano, diciendo: "Conoce al Señor", porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, declara el Señor, pues perdonaré su maldad, y no
recordaré más su pecado.
¿Y qué significa el Gran Día del Perdón para el cristiano?
Pues, también para nosotros es un día santo. Cuando el sumo
sacerdote se encontraba con sus manos ensangrentadas
sobre la cabeza del macho cabrío, pienso en mi Señor en la
cruz. Recordemos que Juan el Bautista le señaló con estas
palabras, según Juan 1:29, He ahí el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. (Y, finalmente, otro pasaje
apropiado es el de 1 Juan 1:7, mas si vivimos en la luz, como
Dios está en la luz, tenemos comunión entre nosotros, y la
sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.) El Deán
Law ha dicho apropiadamente: "La fe transfiere nuestros
pecados; Cristo los remueve; y Dios los olvida"
Leamos ahora los versículos 23 y 24:
"Entonces Aarón entrará en la tienda de reunión y se quitará
las vestiduras de lino que se había puesto al entrar en el
lugar santo, y las dejará allí. Lavará su cuerpo con agua en
un lugar sagrado, se pondrá sus vestidos, y saldrá y ofrecerá
su holocausto y el holocausto del pueblo, y hará expiación
obteniendo el perdón de los pecados para sí mismo y para el
pueblo."
El ritual del Gran Día del Perdón se había completado. Sin
caer en la irreverencia, me permito afirmar que todo lo que le
quedaba a Aarón por hacer, era la limpieza. Este detalle no
tiene un equivalente en Cristo. Cuando Su obra finalizó, se
sentó a la derecha de Dios. Aarón no se atrevería a entrar en
el lugar santo por otro año. Pero nuestro Señor se ha sentado
en la presencia del Padre porque ahora en El no hay ninguna
mancha de pecado, aunque en la cruz El haya llevado todos
nuestros pecados.
El versículo 25 dice que la grasa del sacrificio por el pecado
era tratada como un holocausto, pues se quemaba en el altar.
Esto protege a la persona de Cristo de cualquier implicación
de pecado, aunque El haya sido hecho pecado por nosotros.
Continuemos leyendo los versículos 26 al 28:
"Y el que soltó el macho cabrío como macho cabrío
expiatorio, lavará sus ropas y lavará su cuerpo con agua, y
después entrará en el campamento. Pero el becerro de la
ofrenda por el pecado y el macho cabrío de la ofrenda por el
pecado, cuya sangre fue llevada dentro del lugar santo para
obtener el perdón de los pecados, serán llevados fuera del
campamento, y quemarán en el fuego su piel, su carne y su
estiércol. Y el que los queme lavará sus ropas y lavará su
cuerpo con agua, y después entrará en el campamento."
El hombre que había llevado el macho cabrío al desierto había
quedado contaminado por el contacto con el animal vivo y
debía lavar su cuerpo y sus ropas. Los cadáveres del becerro
y del macho cabrío sacrificados eran llevados fuera del
campamento y quemados, y las personas que realizaban ese
trabajo tenían también que lavar sus cuerpos y sus ropas.
Dios estaba inculcando en aquella gente la realidad de que
eran pecadores, pecadores perdidos. Les estaba mostrando
que El era santo y que el pecado separa de Dios. La aplicación
actual nos señala que nosotros estábamos separados de Dios
por causa del pecado, pero Cristo murió por nosotros. El es el
que quitó nuestros pecados cuando entró en el Lugar Santo
del cielo con Su propia sangre.
Continuemos con los últimos detalles leyendo los versículos
29 al 34:
"Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a
los diez días del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis
obra alguna, ni el nativo ni el forastero que reside entre
vosotros; porque en este día se obtendrá el perdón de
vuestros pecados para que seáis limpios; seréis limpios de
todos vuestros pecados delante del Señor. Os será día de
reposo, de descanso solemne, para que humilléis vuestras
almas; es estatuto perpetuo. Así que el sacerdote que es
ungido y ordenado para ministrar como sacerdote en lugar de
su padre hará expiación por el perdón de sus pecados; se
pondrá así las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, y
hará expiación para la purificación del santo santuario; por la
tienda de reunión y por el altar y además, por los sacerdotes
y por todo el pueblo de la asamblea. Tendrás esto por
estatuto permanente, para hacer expiación para obtener el
perdón de los pecados hijos de Israel, por todos sus pecados,
una vez cada año. Tal como el Señor lo ordenó a Moisés, así
lo hizo."
El Día del Perdón era el único día de duelo y ayuno que Dios
le dio a Su pueblo. Era un día no apropiado para que las
personas al saludarse se deseasen un feliz día, pues ésta no
era la forma de celebrarlo. Era un día para afligir el alma a
causa del pecado. Esta era la base para el ayuno en el
Antiguo Testamento.
Este día sería guardado hasta que llegase el sacrificio
permanente y eterno por el pecado, lo cual se cumplió por
Cristo en Su muerte. Esta realidad inspiró al poeta Enrique
Turrall para escribir esta canción:
Levantado fue Jesús
En la vergonzosa cruz
Para darme la salud
¡Aleluya! ¡Gloria a Cristo!
Yo, culpable pecador
El, el justo Salvador
Dio su vida en mi favor
¡Aleluya! ¡Gloria a Cristo!
Por mis culpas yo me vi
En peligro de morir
Más Jesús murió por mí
¡Aleluya! ¡Gloria a Cristo!
El rescate Dios pagó
"Consumado es", declaró
Dios por eso me aceptó
¡Aleluya! ¡Gloria a Cristo!

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