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Cada vez son más conocidos los problemas de psicomotricidad en niños, gracias al mejor
entendimiento de qué es la psicomotricidad. Sin embargo, este era un concepto que hasta
recientemente no ha empezado a extenderse. Así, entendemos por psicomotricidad la relación
entre el pensamiento y el movimiento. En conjunto, comprende el proceso que une la función
cognitiva, las emociones, el cuerpo y el movimiento del mismo. Es, en definitiva, el proceso por
el cual una persona piensa en ejercitar un movimiento y este finalmente se ejecuta.
De manera general, los trastornos psicomotrices están muy ligados a dificultades emocionales
o afectivas. Por este motivo, suele ser necesario trabajar ambos aspectos de manera conjunta.
Algunos de estos hitos serían, por ejemplo, fijar la vista, gatear, caminar, coordinar
movimientos, etc. Cada una de estas etapas suele alcanzarse en unos plazos más o menos
estables; por ejemplo, lo normal es que los bebés comiencen a gatear entre los 6 y los 10
meses de edad. Por lo tanto, hablaríamos de problemas de psicomotricidad en niños si estos
hitos se desvían sensiblemente de los promedios habituales.
Las causas que pueden dar lugar a estas dificultades de desarrollo pueden ser muy variadas.
Algunos problemas de psicomotricidad en niños pueden deberse a alteraciones genéticas o
metabólicas. En otros casos, pueden ser debidas a dificultades experimentadas durante la
gestación o el parto. Otras veces, encontramos a niños que sufren determinadas patologías o
enfermedades. Sea como sea, en cada caso concreto tanto la causa como las consecuencias
pueden variar enormemente.
En la mayor parte de los casos, los problemas de psicomotricidad en niños no se pueden evitar.
Sin embargo, sí que cabe realizar una intervención temprana, ya que cuanto antes se detecte
mejor pronóstico tendrá el problema. Por ello, resulta de vital importancia el diagnóstico
precoz y la intervención inmediata.
En primer lugar, cabe señalar que no hay que alarmarse si nuestro hijo presenta un desarrollo
un poco tardío. Esto no necesariamente significa que nos encontremos ante un problema
psicomotor, sino que puede ser algo normal. Únicamente hablaríamos de problemas de
psicomotricidad en niños cuando el retraso es constante y muy prolongado.
De este modo, son varios los signos que pueden indicar que nos encontremos ante uno de
estos problemas. Así, más allá de los ya mencionados hitos del desarrollo psicomotor, existen
ciertos síntomas habituales. Algunos de los más característicos serían los siguientes:
El niño tiene problemas para reconocer el cuerpo o la cara, ya sean el suyo propio o el de
otros.
Dificultad para comprender para qué sirve cada parte el cuerpo o cómo se usa.
El menor tiene dificultad con la abstracción espacial, le cuesta entender y procesar información
relacionada con volúmenes o superficies.
Problemas con la “psicomotricidad fina”, esto es, movimientos pequeños y precisos como por
ejemplo usar los dedos.
Dificultad en el movimiento facial, poco control sobre los gestos o las expresiones.
Inestabilidad motriz. El niño tiene dificultad para inhibir sus movimientos o para mantener un
esfuerzo de manera continuada. Es frecuente que tenga hiperactividad y alteraciones en los
movimientos. Suele tratarse de niños con dificultades de adaptación escolar.
Inhibición motriz. Los niños con este problema suelen mostrarse rígidos, tensos y pasivos.
Evitan la relación con otras personas, motivo por el que adoptan este patrón.
Apraxias. Esto se da cuando el niño sabe qué movimiento quiere hacer, pero es incapaz de
ejecutarlo.
Dispraxias. Son apraxias cuyos síntomas se muestran de manera más leve. Más que de
incapacidad para controlar el cuerpo, hablaríamos aquí de movimientos desorganizados.
Trastornos del esquema corporal. Estos consisten en la dificultad para comprender el cuerpo,
ya sea de uno mismo o de otro. También consisten en los problemas en relación al uso del
cuerpo con el espacio adyacente.
Disarmonías tónico-motoras. Aquí hablamos de aquellos casos en los que hay problemas con el
tono muscular. Se da en aquellos casos en los que el niño está permanentemente tenso o
constantemente relajado.
Tal y como ya hemos mencionado, el aspecto más importante para el tratamiento de los
problemas de psicomotricidad en niños consiste en su diagnóstico temprano y su intervención
inmediata. Esto se debe a que está demostrado que, cuanto antes se inicie el tratamiento,
mayor efectividad tendrá.
Por el contrario, con el enfoque terapéutico lo que se persigue es intervenir sobre problemas
ya existentes. Esto, lógicamente, implica una intervención más especializada que
generalmente se realiza en centros específicamente enfocados a esta actividad. En ocasiones,
si nos encontramos ante problemas más severos, suele ser necesaria una intervención
multidisciplinar. En estos supuestos, es frecuente que la terapia se desarrolle conjuntamente
por fisioterapeutas, psicólogos, terapeutas ocupacionales, pediatras, etc.