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Capitulo I La dominacién* dominacién. Formas de transicién EPTO més general, y sin hacer referencia a ningtin contenido concreto, la y” es uno de los mas importantes elementos del actuar en comunidad. En todo actuar en comunidad ofrece una estructura de este tipo. Sin embargo, la . desempefia en casi todas sus formas, aun alli donde menos se sospecha, un ble. Asi ocurre, por ejemplo, en las comunidades lingiiisticas. No s6lo ha capitulo, “La dominacién” (Herrschaft) fue probablemente redactado entre 1911 y prin= ferencias indirectas a Anton Menger, Willy Hellpach, James Bryce y Roberto Michels, teriores a 1911, pero por otro lado la terminologia conceptual y el hecho de considerar a la del mis general “actuar en comunidad” (Gemeinschaftshandeln) exhibe ya su depen- ein de conceptos y categorias del articulo “Sobre algunas categorias de la sociologia com- licado a fines de 1913 en la revista Logos y que hemos traducido para esta edici6n a fin de in- a conceptual de la parte mas antigua de Economia y sociedad. Cf. supra, pp. 433-469. de los textos mis tempranos redactados por Weber sobre la sociologia de la dominacién, tuno de los més sdlidos, aqui se aborda la cuestidn de la validez o legitimidad de spectiva del dominador, con el fin de responder ala pregunta: geémo puede el do- Y legitimar su dominacin? Pero como desde el primer parrafo también se rela~ ‘én’ con la categoria “actuar en comunidad”, Marianne Weber lo consideré como ode introduccion a los llamados textos de “las comunidades politicas” cuya cate~ Mate “actuar en comunidad’, y por ello todos los textos tempranos donde Weber del imperialismo, de la politica de las grandes potencias, de los partidos politi- smentos, fueron incorporados en la tercera secci6n de la primera edicién de Eco- os “Tipos de dominacién’. En esta edicion hemos seguido el orden de los textos si6n por Marianne Weber, pues en el diferente ‘ordenamiento seguido por Winckel- sintacalbtones de la obra no parecié percatarse, o no quiso tomar en cuenta, la espe- que en estos textos se deriva del aticulo de ls categoras de 1913, y que es vei su incorporacidn en Ia sociologia de la dominacion, tal y Unidad ast ge ello, Sobre las referencias indirectas ya mencionadas a vvo{ como el parentesco del presente capitulo con el articulo de 1913 y los i ream fa posibilidad de que Weber haya retocado el texto en febrero irceada justificacton de Edith Hanke, “Editorischer Bericht” al texto "Herr- Gesellschaft. Die Wirtschaft und die gesellschaftlichen Ordnungen und Méichte. Nebo Gesameausgabe, Edith Hanke y Thomas Kroll (ed.), Mohr, Tubinga, ‘TIPOS DE DOMINACION influido con frecuencia de un modo decisivo, en la evolucion de pe frandes Comunig,_| des lingiiisticas unitarias, la elevacién de un dialecto oe o a : 2 esi politica mediante la imposicién forzosa (como ha ocurrido en Alemania), y ng —para tratar del caso inverso— se ha producido, en virtud de la separacién politica in ‘blo ae Una decisiva diferenciacién idiomatica (Holanda contra Alemania), sino que la dominacign ejercida en la “escuela” determina también del modo mis duradero y constante | forma y la preponderancia del lenguaje escolar oficial. Todas las esferas del actuar en comun dad estan sin excepcin profundamente influidas por las formas de dominacién, fst, la forma en que se ¢jerce, es en muchisimos casos lo tinico que permite convertir un a tuar en comunidad amorfo en una relaci6n asociativa racional. En otros casos, la estructy_ ta de dominacién y su desenvolvimiento es lo que constituye el actuar en comunidad Yh que determina univocamente su direccién hacia un “fin”, Especialmente en las formas sociales econdmicamente mis destacadas del pasado y del presente —en el régimen de gran propiedad, por una parte, y en Ja explotacién industrial capitalista, por otra—, jy existencia de la “dominacién” desempefia un papel decisivo. Como luego veremos, la do- minacion es un caso especial del poder.? Como ocurre en otras formas del poder, en la dominacion no existe de ningtin modo una tendencia exclusiva o siquiera constante, por parte de sus beneficiarios, a perseguir intereses puramente econdmicos 0 a Ocuparse preferentemente de bienes econémicos. Mas la posesin de bienes econdmicos y, por consiguiente, de poder econémico, es con frecuencia una consecuencia, y muchas veces una consecuencia deliberada, del poder, asi como uno de sus mas importantes medios No obstante, no toda posicién de poder econdmico se exterioriza —como luego com- probaremos— en forma de “dominacién” en el sentido que aqui damos a este vocablo. Y no toda “dominacién’ se sirve de medios econémicos para sostenerse y conservarse. Mas en la mayorfa de sus formas, y justamente en las mas importantes, ocurre hasta cierto punto que la manera de utilizar los medios econémicos para conservar la domi naci6n influye de un modo decisivo sobre la estructura de ésta. Ademis, la mayor parte de Jas comunidades econémicas, y entre ellas justamente las mas modernas e importantes, muestran una estructura de este tipo. Y, finalmente, la estructura de dominacién por escasamente vinculada que se halle su peculiaridad econémica; constituye casi siempre yen gran medida un factor econémicamente importante y en cierta forma condiciona- do econdmicamente. Aqui nos proponemos encontrar, por lo pronto, neral, inevitablemente poco concreto y aun por nece: vago, acerca de las relaciones entre las formas de la economia Y las de dominacion. A este fin necesitamos una definicién mas precisa de lo que significa para nosotros “dominacion Y de su relacién con el concepto general de “poder”, En el sentido general de poder Ys POF tanto, de posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta ajena, la d0- Be > minacion puede presentarse en las formas mas diversas, Como ha ocurrido eventualment®s un principio en lo posible sélo ge- sidad formulable de modo un tanto: ng Sobre la “dominacién” (Herrschaft) como un caso particular y mis definido de “poder” (Macht), leah €s “sociolégicamente amorfo', véase también supra, p. 184, 4 Weber parece referirse a las eriticas que diversos ju Civil rafz de la fundacién del Segundo Imperio alemar ton Menger (1841-1906) planted la nueva relacién ent juristas hicieron al proyecto de legislacién del Ct in en 1871. En especial la obra del jurista austriaco A® tre deudores y acreedores que Weber seiala 44h ‘LA DOMINACIGN ejemplo, concebir los derechos d que se conceden a uno contra otro 0 con o una facultad de dar érdenes a I deudor y, por lo tanto, se puede concebir rey en lo que se refiere a sus preten- sueldo, etc., lo cual daria lugar a un concepto terminoldgicamente algo inco- todo caso s6lo provisional, pues, por ejemplo, los mandatos del Poder Judi eion considerada como “dominacién” en las relaciones sociales de salén, en un , enuna catedra universitaria, entre la oficialidad de un regimiento, en cualquier rotica o caritativa, en una discusi6n cientifica o en un juego deportivo. Toma- lo tan amplio, el concepto de “dominacién” no seria, empero, una categoria ente utilizable. En tan amplio sentido resultaria aqui imposible una completa | de todas las formas, condiciones y contenidos del “dominar”. Por eso, al lado osas formas posibles nos representamos dos tipos radicalmente opuestos de | Por una parte, la dominacién mediante una constelacin de intereses (es- mediante situaciones de monopolio); por otra, mediante la autoridad (poder deber de obediencia). El tipo més puro de la primera forma es el dominio dor de un mercado. El tipo més puro de la tltima forma es el poder ejercido de familia, por el funcionario o por el principe. El primero se basa, en su as- principalmente en las influencias que, a causa de cualquier posesién (0 de jados en el mercado), se ejercen sobre la accién formalmente “libre” de los ue se inspiran en su propio interés. El tltimo se basa en el hecho de recurrir bediencia con absoluta independencia de toda suerte de motivos ¢ intereses. le ellos se convierte facilmente en su contrario. Por ejemplo, toda gran cen- 'y todos los grandes bancos de crédito ejercen con frecuencia una influencia ra” sobre el mercado capitalista a causa de su posicidn monopolizadora. He her a Jos que buscan crédito ciertas condiciones para su concesién y, ca {en ejercer una influencia considerable sobre su conducta econémica en favor jo capital disponible, pues los solicitantes se someten en su pro- endivione’ impuestas para la concesidn de crédito y deben afianzar te t ae ropa jones ajenas por medio de garantias. Sin anemcticn “autoridad’, es decir, a un de- édi ‘ecurren para ello a una “autoridad”, es decir, e i eerie de cai interés, por parte de los que estan efecti- a su albedrio. Persiguen sus propios intereses, y lo hacen asi aun via indi- ares quedaban desprotegidas en una economi ae ne da ps oe gate ae Beisiorudiers rreclamar “el a neat tae oon pe Ae ae sario, Cf, Anton Menger, Das Bir de contapese se arf eines Brgerichen Gesetzbuches fr das Dewsche lassen, Eine to del Cédigo Civil del Imperio weidas. Una critica al proyecto del clases populares despose' singa, 1890, P. 130- rinos DE DomINACIoN + a'su jurisdiccién obren de un modo formalmente “ibys 7" estos iltimos persigan intereses racigng. ante en un monopolio, aunque sea ig, cuando los que estén sometid de acuerdo con los suyos, es decir, aun eae erate aera tone snt ya peas de a competencia“prescribe"lospreciong completo, qu x ai los Bote cscs y adversarios comerciales, es decir, que pees peraies 3 adoptar una actitud conforme a sus intereses, se encuentra en la misma situ: a Anco no leg . “ ” tal dominio. No obstante, toda forma tipica tippongéiel menor “dcber!| de sometcree mal aaa es a” cOe# for de dominacién en virtud de una constelacién de intereses, y sobre todo en virtud de jy posesién de un monopolio, puede transformarse gradualmente en una dominacién auto. ritaria. Por ejemplo, los bancos de crédito exigen para la mejor comprobacién del dest. no dado a su dinero la intervencién de sus directores en el consejo de administracién de las sociedades anénimas que han solicitado crédito, pero el consejo de administracién da Grdenes terminantes a la direccién de la empresa en virtud del deber de obediencia, Puede ocurrir también que un banco de emisi6n induzca a los grandes bancos a adoptar una serie de condiciones y persiga con ello, en virtud de su poderfo, una supervisién decisiva y reglamentadora de su conducta frente a los clientes, ya sea para alcanzar fines de Politica monetaria o econémica, o bien, en tanto que est expuesto a la influencia del po= der politico, para alcanzar fines puramente politicos: por ejemplo, a fin de asegurar la Preparacion financiera para la guerra. Si puede conseguirse tal supervisiGn y puede luego formularse en forma reglamentaria, se crean entonces trimites especiales para la deci« sion de los casos dudosos. Y si esta reglamentacién adquiere un cardcter cada vez mis Tiguroso — todo lo cual es tedricamente posible—, la entidad en cuestién puede, pot efecto del dominio ejercido, compararse con la autoridad que posee una instancia buro- critica oficial sobre los que estan sometidos a ella, adquiriendo tal subordinacién el cas acter de una relaciGn de obediencia de cardcter autoritario. Lo mismo ocurre con el dos minio que ¢jercen las fabricas de cerveza que disponen de capital sobre los detallistas, con una agrupacién gremial alemana de editores en lo que respecta a los libreros, con la Standard Oil Company frente a los que trafican con Petrdleo, con la direccién del sindi- mente, al trabajo a domicilio sometido a Ik a su vez un trinsito gradual hasta la situacio dor que, mediante un contrato de trabaj que consta formalmente una “igualdad derechos” y mediante aceptacién formalmente “Voluntaria” de lo “ofrecido”, se colo sin embargo, de hecho bajo una discipina qu ’ negociado oficial y, finalmente, en unt o : yf ; rganizacion militar, difere cia entre los dos iltimos casos —el Papas moon mente aceptados y abandonados, en tanto que el deber ij LA DOMINACION |y hasta cierto punto libremente perdida, Beano rca ce las dependencias patronales del pasado, el trénsito ala ién or ejemplo, de los esclavos) enteramente involuntaria y sometidos completamente insoluble, es también facil y posible, Naturalmente, ye en toda forma de relacion autoritaria basada en el deber existe, por lo mismo que ece, una cierta proporcién minima de interés, un movil inevitable de obediencia. aqui, por tanto, variable y fluctuante. A pesar de todo, y con el fin de establecer distinciones utiles dentro del flujo del acontecer real, deberemos determinar ite la oposic i6n radical que existe, por ejemplo, entre el cambio en el merca- exclusivamente por compromiso de intereses, esto es, entre el poder “efec- mente derivado de la posesién de bienes, y el poder “autoritario” del poder de fa- el monarca que se limita a recurrir al deber de obediencia. Pues la multiplicidad yrmas del poder no se agota en los ejemplos aqui citados. La misma posesién de jerce simplemente poder en la forma indicada del mercado. Como ya hemos: nen las relaciones sociales indiferenciadas y cuando implica cierto modo de con- e vida, dicha posesién otorga un amplio poder social que se revela en la posi- por el hombre que “tiene una casa” o por la mujer que “abre un sal6n”. En stancias, todas estas relaciones pueden adoptar rasgos directamente autori- lugar a una “dominacién’, entendida en aquel amplio sentido, no sélo el tra- ado, sino también en las relaciones convencionales de la vida social, desde los nes de los salones” hasta los privilegiados arbiter elegantiarum* de la Roma s cortes de amor de las damas provenzales. Y tales situaciones de dominacién an ala esfera del mercado o de la relaci6n social privada. A veces puede ejercer despotica considerable, sin necesidad de poseer un poder formal, un Em- mejor dicho, los hombres que influyen en él autoritariamente o por medio Ticito, Petronio Arbiter (muere en 66 d.C.) fue llamado por Nerén el “Arbitro de la elegancia’, teria de buen gusto no podian ponerse en duda: "Petronio fue acogido como arbitro de legantiarium) en el restringido circulo de los intimos de Nerén, quien en su harcura, radable ni fino mis lo que Petronio le habia aconsejado” (Técito, Anales, xv1, 18, 2-3). Aun- 0 9, el eonsenso de los fislogos considera que Petronio Arbiter es el mismo Cayo iri¢ i novela de la literatura latina. tee oss iainca) en la época de a cabal y los trovadores del siglo xu al XI, los de damas ‘a imagen de las grandes cortes, y emitian juicios y opiniones am By las ee ee ae aaa oe enel sur de Francia, especialmente en. uspendieron con el colapso de la sociedad provenzal debido a la cruzada contra los here- Tie la Edad Media, tuvo lugar una brillante corte de amor durante algunos afios en ‘El otonio de la Edad Media, op. cit. cap. vit. Cf: supra, Segunda parte, cap. Vi, 2. Weber visit Les Baux en Provenza en marzo de 1912, ahi desarrollo un gran inte= daly lus cortes de amor, segtin aparece registrado en su carta a Marianne Weber Cf. Max: Weber Briefe 1911-1912, en Max Weber Gesameausgabe, vol l/r, Mohr, jon del “Empire State” para el estado de Nueva York en los Esta~ Gebre todo al Pa "Dominate de la ciudad de Nueva York en la actividad la Unién Americana. ‘TIPOS DE DOMINACION del mercado—, tal como lo revelan tipicamente Prusia en la Union Aduanera Yenel i 4 iudad de Nueva York en los Estados Unidos de Amégj rio alemén o, en grado menor, la citi Yo ol ca, La burocracia prusiana ejercia este poder en Ia Unién Aduanera,’ porque la pr i 56 decisivo; lo ejercia en lac por su territorio era, por su mayor extensi6n, el mercado eyo na Conf deracién germénica, en parte porque poseia la mas extensa red © Terrocarriles, el mayop niimero de cétedras universitarias, etc., y podia paralizar las administraciones corres. pondientes de los demis estados de la confederacion que, desde un punto de vista formal, poseian iguales derechos;* en parte por otras razones analogas. Nueva York lo ejerce ep una esfera politica mas restringida en cuanto sede de los grandes poderes financieros. se trata de formas de poder derivadas de constelaciones de intereses, iguales o parecidas q las relaciones de poder del mercado, pero que en el curso de su desenvolvimiento se trans. forman facilmente en relaciones autoritarias formalmente establecidas 0, mejor dicho, que pueden relacionarse asociativamente en una heterocefalia del poder de mando y del aparato coactivo.' Ademis, y en virtud de su irregularidad, la dominacion condiciona- da por las constelaciones de intereses o por circunstancias de mercado, puede producir una sensacién més agobiadora que la causada por una autoridad expresamente estableci- da mediante deberes fundados en la obediencia. Pero ello no puede importarnos para la conceptuacién sociolégica. En lo que sigue nos proponemos emplear el concepto de domi= nacién en su sentido limitado, que se opone radicalmente al poder condicionado por constelaciones de intereses, especialmente las de mercado, poder que en todas partes se basa formalmente en el libre juego de los intereses. En nuestro sentido es, por lo tanto, idéntico al llamado poder de mando autoritario [autoritérer Befeklsgewalt]. Consiguientemente, entendemos aqui por “dominacién” un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta (“mandato”) del “dominador” 0 de los “dominadores” in- fluye sobre la accion de otros (del “dominado” o de los “dominados”), de tal suerte que en un grado socialmente relevante estos actos tienen lugar como si los dominados hu bieran adoptado por si mismos y como maxima de su accién el contenido del mandato (obediencia”). 1, Si se quiere tomar por base el concepto de dominacién aqui indicado, es inevitable formularla anterior definici6n con la reserva de un “como si’ Por una parte, no son suficientes para nuestros “Unién Aduanera o Zollverein: se refiere a la unién aduanera que entré en vigor en 1834 a propuesta dé Prusia quien ejercié la funcién dirigente, con Ia participacién de Hessen-Darmstadt, Kurhessen, Baviert ‘Wiirttemberg, Srjonia y los estados turingios, y, a partir de 1854, Hannover. El papel dominante de Psa estaba expresado en términos de reconocimiento formal juridico, sino de su peso econdmico el papel cl plar que habia tenido la exitosa legislacién prusiana en cuestiones aduaneras. La Zollverein desemperio un pepe decisivo en la unificacién alemana encabezada por los Hohenzollern de Prusia, en vez de los Habsburg? Austria, a quienes en realidad les correspondia la legitimidad dinéstica para emprender tal unificacion. Wilhelm Weber, Der deutsche Zollverein. Geschichte seiner Entstehung und Entwicklung, Veit, Leipzig, 80% y Rolf Bauer, “Osterreich, Preussen und Deutschland, Der Weg nach Koniggratz und seine Folgen’, et R= chard Dietrich (ed.), Europa und der Norddeutsche Bund, Haude & Spener, Berlin, se08, ep 64-67 + Escrito antes de 1914. [Nota de Marianne Weber.] awn * Todos estos conceptos de “socializacidn o relacin asociativa racional”, heterocefalia del poder de do y “aparato coactivo” provienen de la cabeza conceptual de 1913, supra, ais aire algunas cat orias de Ia sociologia comprensiva’, pp. 450-452 y 462-465, como también lo hace notar pertinentemem Edith Hanke, “Editorischer Bericht” al texto "Herschaft’, op cit, pp. 119-120. LA DOMINACION ‘nes los meros resultados externos, el cumplimiento efectivo del mandato, pues no es indiferen- te para nosotros el sentido de su aceptacién en cuanto norma “valida”, Por otra parte, el enlace causal que liga el mandato a su cumplimiento puede adoptar formas muy diferentes. Desde el sto de vista puramente psicolégico, un mandato puede ejercer su accién mediante “compenetra- cin” —endopatia—, mediante “inspiracién’* por “persuasién”? racional o por combinacién de alganas de estas tres formas capitales. Desde el punto de vista de su motivacién conereta, un mandato puede ser cumplido por convencimiento de su rectitud, por sentimiento del deber, por temor, por “mera costumbre” o por conveniencia, sin que tal diferencia tenga necesariamente un significado sociol6gico. Mas, por otro lado, el caricter sociolégico de la dominacién ofrece di- ferentes aspectos de acuerdo con las divergencias existentes en los fundamentos generales de su validez. 2, Como hemos visto, numerosos puntos de transicién conducen desde el primer amplio sentido que hemos dado al hecho de “hacerse valer” una dominacién (en el mercado, en los salones, en el proceso de la discusi6n 0 donde fuere) hasta el limitado significado con que tiltimamente lo em- pleamos. Para la mds rigurosa determinacién de este Ultimo deseamos indicar brevemente algu- ‘nos aspectos. Una relacién de dominacién puede, desde luego, presentar, por lo pronto, un doble aspecto, Los modernos funcionarios de diferentes “departamentos” estan mutuamente sometidos, cada uno dentro de la “jurisdiccién” de otros, a un poder de mando. Esto no presenta dificultades para sucomprensién. Pero cuando se encargan, por ejemplo, un par de botas a un zapatero, “do- mina” éste sobre el cliente o el cliente sobre aquél?"” La respuesta a esta pregunta seria muy distin- ‘ta segiin los casos, pero puede decirse casi siempre que la voluntad de cada uno de los dos sobre tun sector parcial del proceso influye, y en este sentido también “domina” la voluntad del otro inclusive contra su resistencia. Por este motivo es dificil elaborar un concepto preciso de la dominacién. ¥ asi ocurre asimismo en todas las relaciones de intercambio, inclusive en las de tipo i ‘cuando, por ejemplo —como ocurre con frecuencia en las aldeas asiéticas—,'' un. en virtud de un nombramiento fijo, es dominador dentro de su “competencia” ‘o esta dominado? Y en este tiltimo caso, ;por quién lo est? Se tiende aqui 4 rechazar cen la Segunda parte, cap. vt, parégrafo 2, pp. 708-719. (T.] ‘Einfihlung (endopatia), Eingebung (inspiracion) y Einredung (persuasién racional), rae E obra de su colega en Heidelberg Willy Hellpach, Die geistigen Epidemien 3], Ritten & Loening, Francfort, 1906, especialmente pp. 46 y ss. El ejemplar personal poder de la comisién editorial de su Gesamtausgabe en Miinich, esta subra- eren la pigina donde Hellpach clasifica dichos conceptos. Sobre Hellpach y su 'y consultor de los padecimientos mentales de Weber, véase supra, pp. 709- co potencial “dominador” del zapatero sobre el cliente proviene de Platén, 0 por Weber en su intercambio con el concepto de “dominacién” de Roberto ‘fines de 1910 de su célebre libro sobre los partidos politicos (cf. *Parteissesens in der modernen Demokratie, Klinhardt, Leipzig, 1911; traduci- ‘7 vols, Amorrortu, Buenos Aires, 1973). Véase la carta de Max Weber a re de 1910 en Max Weber Gesamtausgabe, vol. 11/6, Mohr, Tubinga, ,y citado aprobatoriamente por Max Weber, 1i"K Mart he considera pectlar posi del iputaciones pagos fijos en especie en vez del mereado— d de los pueblos asiiticos’ ¥ tiene razén’. TIPOS DE DOMINACISN la aplicacién del concepto de “dominacién’, excepto cuando, por un lado, Fe aplica a los Posibl 5 refiere a los que pueden ejercer una autor) operarios sometidos a su poder, y cuando, por otro, ser : fiegite manda oa dad sobre el artesano, es decir, a las personas que ejercen sobre él un por ndo o de “ins Pecci6n’. Esto es, empero, lo que significaba la limitacién a nuestro concepto mas restring Mas la situacién de un alcalde de aldea y, por tanto, de una “autoridad’ rans estar determi de la misma manera que la de dicho artesano. Pues la diferencia entre un “negocio” privado y “desemperio de un cargo” piblico, tal como existe entre nosotros, ¢s sélo el producto de una eyg lucién y en modo alguno esta en todas partes tan bien perfilada. Para la concepcién popular now teamericana, por ejemplo, la “autoridad” de un juez no constituye un business diferente del de u banquero, El juez es un hombre dotado del privilegio de dictar una sentencia (decision) en favog de una parte por medio de la cual ésta puede obligar a la otra a realizar algo o, al revés, le permite! defenderse contra sus pretensiones. En virtud de este privilegio disfruta de utilidades directas indirectas, legitimas e ilegitimas, por cuya posesin paga una parte de sus honorarios (fee) al jef del partido politico que le ha proporcionado su situacién.!” Por nuestra parte, atribuiremos ut “dominaci6n’ al alcalde de aldea, al juez, al banquero y al artesano solamente cuando exijan y (e un grado socialmente relevante) encuentren “obediencia” en sus mandatos. Un concepto de am: plitud adecuado sélo puede obtenerse haciendo referencia al “poder de mando”, si bien no hi que olvidar que en la realidad de la vida todo es “fluctuante”. Es completamente comprensible que a los efectos de la consideracién sociol6gica sea determinante, no el aspecto “ideal” de tal poder deducible en forma dogmitico-juridica de una norma, sino el aspecto fiictico; esto es, se com: Prende que el ejercicio de una pretendida autoridad para dar determinadas drdenes produ éfectivamente consecuencias socialmente importantes. Sin embargo, la consideracién sociologh se apoya naturalmente en el hecho de que el poder de mandar “factico” suele exigir el comple mento de un “orden” normativo legal, y opera asi forzosamente en relacién con el sistema d nociones juridicas. $2. Dominaci6n y administracién. Naturaleza y limites de la administracién democrética La “dominacion’ nos interesa aqui ante todo en cuanto esta relacionada con la “adminis tracién’. Toda dominacién se manifiesta y funciona en forma de administracion, Tod administracion necesita del dominio en alguna forma, Pues para su desempeiio se debet siempre colocar en manos de alguien poderes imperativos. El poder de mando puede tener una modesta apariencia y el jefe puede considerarse como un “servidor” de I0 dominados. Esto ocurre casi siempre en la llamada “administracién directamente de erdtica’.” Se llama “democratica” por dos razones que no coinciden necesariamenté * Max Weber se apoya aqui en las observaciones de James Bi tema politico y de la judicatura estadunidenses. Cf, James Bryce, The American Commoracahth col I LB dres-Nueva York, Macmillan, 1890, pp. 511-521. Se conserva el elemplar personal dene ie cove bee sus subrayados y anotaciones, en la biblioteca de la Universidad Ruperto Carol de Heidelberg. 1 Edith Hanke sefiala que los estudios de Hans Kelsen y Gustav Steffen sobre le deccssia hacen re Jcia a que en los afos inmediatamente anteriores al estalido della primers Guerra Mondial, surglefl jiicmnla movimientos anarquistas,sindicallstas y soctaldcmSeratas Iadtealbs que rechiaaben los Cm Ja democracia parlamentaria representativa y exigian en cambio una democracy participativa directa, yandose en una interpretacion radical de las ideas de Rousseau, La obra de Kelsén ches tor Brimeraversin de 1920 de“Esenciay valor de l democraca’, publiada em la revista de Were el ASS, 1920-1921, especialmente p. 61, y el libro de Gustaf Steffen, Das Problem dev Demokratie, Diederich, Hota, pp. 8-83. Cf Péith Hanke, “Edtorischer Bericht’, op. et psig, No\Gbetam es porible que Cl Yee sobre laposicién de los jueces ene LA DOMINACION, 1. porque se basa en la suposicién de que todo el mundo esté en principio igualmente calificado para la direccién de los asuntos comunes, 2. porque reduce a lo mfnimo el alcan- ce del poder de mando. En tal régimen, las funciones de administraci6n se transmiten, simplemente mediante un sistema de turnos o se ejercen mediante suertes o por elec cion directa durante un breve periodo, reservandose a los miembros de la comunidad todas las decisiones importantes y correspondiendo a los funcionarios s6lo la prepara- cidn y ejecucién de las disposiciones, asi como la “direccién de los asuntos corrientes” de acuerdo con los decretos establecidos por la asamblea de los miembros. Siguen el anterior esquema la administracién de muchas entidades privadas, de algunas entidades politicas (en cierta medida todavia en la actualidad, por lo menos en principio, lo hacen las comunidades rurales suizas y los municipios de los Estados Unidos), de nuestras universidades (en tanto que se halla en manos del rector y de los decanos) y de numero- sas agrupaciones andlogas. No obstante, por reducida que sea la esfera del poder, debe- ran siempre confiarse a algin funcionario ciertas facultades de mando, con lo cual su situacién pasar insensiblemente de la simple administracién a una auténtica y expresa jefatura, A tal transformacién se oponen justamente los limites “democraticos’ de sus funciones. Pero con frecuencia se atienen a la “paridad” y “reduccién a lo minimo” del poder de los funcionarios inclusive los gremios aristocréticos dentro y frente a los miembros de la propia capa dominante. Asi ocurre con la aristocracia veneciana, lo mis- mo que con la espartana o con los profesores titulares de una universidad alemana, to- dos los cuales adoptan las mismas formas “democraticas” (sistema de turnos, suertes 0 eleccién por breves periodos). Esta forma de administracion tiene lugar normalmente en asociaciones que presen- tan las siguientes caracteristicas: 1. limitacién local, 2. limitacién en el ntimero de part cipantes, 3. poca diferenciacién en la posici6n social de los participantes. Ademés, pre- Supone 4, tareas relativamente simples y estables y, a pesar de ello, 5, una no escasa instruccién y practica en la determinacién objetiva de los medios y fines apropiados. (Asi ocurre en la administracion directamente democritica que se encuentra en Suiza y en los Estados Unidos, lo mismo que dentro del ambito administrativo del mir'* ruso.) Por lo tanto, no significa aqui para nosotros un tipico punto de partida histérico de una “serie evolutiva”,® sino principalmente un caso limite tipolégico del que arrancamos en Jemocracia directa al que se refiere Weber en este texto no sea ese tipo de “democracia radical’, sino ala que Yaparcisclasifieada como tal en los manuals politolégicos dela época para referirse alos cantones suizos- eee ci el voluminoso manual de Wilhelm Hasbach, Die moderne Demokratie. Eine politische Bes- Cireibung, Fisher, Jena, 1912, pp. 136-141, se encontrar que lo que se entiende ah por “democracia direct. oposici 2a “democracia representatives, 8a demacaci deo ‘suizos. Tanto Kelsen como Weber consultaron y erticaron al libro de Hasbach, por lo que es posible que Weber estuviera pensando mis neste ejemplo que en el de los radicales anarquistas y sindicalistas, pues los ejemplos que cita a continua: rien que ver mds con los problemas administrativos que surgen en los cantones ‘TIPOS DE DOMINACION a insaculacion, ni una eleccién auténticg : ae ema de turnos, ni I ‘4 an nuestra indagacién. Ni el sist ” del nombramiento de funcionarios en en el sentido moderno son formas “primitivas una comunidad. El régimen de dominacién directa es inestable en cualquier parte donde se manj- fieste. Si tiene lugar una diferenciaci6n economica se presenta Free la probabilidad (chance)'* de que los poseedores se apoderen de las funciones de gobierno, no porque estén necesariamente dotados de cualidades personales 0 de un més amplio conocimien- to de las cosas, sino simplemente porque estan “desocupados’, porque disponen del ocig y porque estén en situacién econémica de necesario para hacerse cargo del gobierno, : racion en absoluto. En desempefiar sus funciones por poco precio o sin ninguna remuneraci cambio, los que estén obligados a desempefiar un trabajo profesional tienen que sacrificar tiempo a tal efecto, y esto significa para ellos la renuncia a probabilidades de lucro, de suerte que al aumentar su trabajo se les hace imposible atender al desempeiio de las fun- ciones publicas. Por eso, los que adquieren preponderancia en estas funciones no son los que tienen simplemente grandes ingresos, sino especialmente los que obtienen in- gresos sin trabajo 0 sdlo con un trabajo intermitente. Por ejemplo, cierta clase de fabri- cantes modernos se encuentra, aun en las mismas circunstancias, mucho menos des- ocupada y, por tanto, mucho menos en disposicion de tomar las riendas del gobierno que la clase de hacendados 0 que la clase patricia medieval de los comerciantes al por mayor con su mera intermitente ocupacién con vistas a la consecucién de lucro econémico. También, por ejemplo, en las universidades los directores de los grandes institutos de medicina y ciencia natural, a pesar de su experiencia y practica, no son casi siempre, a causa de sus ulteriores ocupaciones, los rectores mejor adecuados, sino las personas més impropias para ejercer este cargo. Cuanto més ocupados se encuentren sus miembros en el trabajo lucrativo, tanto mayor seré la tendencia que, en un caso de diferenciacién so- cial, tendrd el régimen de gobierno directamente democratico a convertirse en una jefa~ tura de honoratiores. En otro lugar* hemos definido ya el concepto de los honoratiores como portadores de un honor social especifico adscrito a cierta forma de vida. Aqui se sobrepone otra caracteristica inevitable, pero enteramente normal: el hecho de estar calificado por la situacién econémica para considerar la dominacién y el gobierno socia- Jes como un “deber honorifico”. Por honoratiores entendemos aqui provisionalmente ¥ de un modo general los que obtienen ingresos sin tener (relativamente) necesidad de tra- bajar o los que obtienen ingresos de tal forma que pueden desempefiar las funciones de gobierno al margen de su (eventual) actividad profesional, en tanto que al mismo tiem= po —como ha implicado siempre todo ingreso sin trabajo— adoptan, en virtud de su posicién econémica, un modo de vida que les otorga el “prestigio” social de un “honor to al término Enowicklungsrichtung, direccién evolutiva, © Entwicklungstendenzen, tendencias evolutivas, 4¥e Weber presenta en la “Introduccién general” (1920) a sus tres voliimenes de Ensayos sobre sociologia de 1a religion, y en La ética protestante y el espiritu del capitaismo, op. cit, p. 53, y nota de la p. 293. ‘ * Sobre la importancia de la nocién de probabilidad o chance en la Sociologia comprensiva de Max WEE aoe ea 446-452 Y 456-467, aif P. 137, nota 30. z fease la Primera parte, cap. 1, parigrafo 20, pp. 412-413: of. Segunda 1115-11312 este paseato gobierno = administracién publica en sentido Hn (otase cpt parte, cap. para |p. 728.(T. LA DOMINACION mental” y los destina al ejercicio de la do: co duce con especial frecuencia en la fo; spvicipan o eliminan de hecho los acuerdos vyirtud de su prestigio, la direccién de | weal el desarrollo de la dominacién por p minacion. Este dominio de los honoratiores tmacién de corporaciones consultivas que tomados por los miembros y monopolizan, s asuntos. Especialmente de este modo se T parte de los honoratiores en el seno de las co- munidades locales y, por tanto, en particular dentro de una asociacién de vecinos. Lo nico que ocurre es que el predominio de los honoratiores en los tiempos antiguos tiene, por lo pronto, un caracter completamente distinto del de la actual “democracia di- recta” racionalizada. La causa de la cualidad de notable es primitivamente la edad. Inde- pendientemente del prestigio que otorga la experiencia, los “ancianos” son por si mismos, de modo inevitable, los honoratiores “naturales” en todas las actividades sociales que se pasan exclusivamente en la “tradicién’ y, por tanto, en las comunidades orientadas en la convencién, en el derecho consuetudinario y en el derecho sagrado. Pues como conocen latradici6n, sus pareceres, su sabiduria, su previo placet (ngoBovAewa) o su ratificacién posterior (autoritas)” garantizan la correccién de los juicios formulados por los miem- bros de la comunidad frente a las potencias celestiales y constituyen el arbitraje més eficaz en los casos de litigio. Los “ancianos” son, cuando existe una igualdad aproximada en la situacién econdmica de los miembros de la comunidad, simplemente los més viejos en afios y casi siempre los més viejos de las comunidades domésticas, clanes y vecindarios. Elrelativo prestigio de la edad en cuanto tal dentro de una comunidad cambia de un modo considerable. Cuando las posibilidades de vida son muy escasas, el sujeto que no tiene ya capacidad fisica para el trabajo suele resultar gravoso. Cuando hay un estado de guerra crénico, se desvanece en general la importancia de la edad frente a los que pue- den llevar las armas, surgiendo con frecuencia una consigna “democratica” de los jéve- nes contra su prestigio (sexagenarios de ponte).'* Lo mismo ocurre en todas las épocas de reorganizacién econdmica o politica, militar o pacifica, asi como cuando no esta s6- ‘idamente desarrollado o se encuentra en decadencia el poder practico ejercido por las “reencias religiosas y, por tanto, el temor ante el cardcter sagrado de la tradicién. En cambio, se conserva la estima por la edad siempre que se reconoce el valor objetivo de la “periencia o el poder subjetivo de la tradicidn. Sin embargo, el destronamiento de la edad Como tal no tiene lugar regularmente en favor de la juventud, sino en favor de otras ‘ormas del prestigio social. Cuando existe una diferenciacién econémica o estamental, bes Autoritas patrum, aceptacién del Senado romano necesaria para que ciertas resoluciones de las asam- fe Populares (comitia) fuesen validas. Sobre las distintas frases de importancia politica en que se hacia re- vol [2 # €8te requerimiento, véase Theodor Mommsen, Rémische Forschungen, Weidmann, Berlin, 1864, tcc fea? ¥ también Le6n Homo, Las instituciones politicas romanas, De la ciudad al Estado, José Lépez @ ae UTEHA, México, 1958, pp. 192-199. . ae 'eralmente: “Sexagenarios, jfuera del puente!”. Proverbio romano atribuido a Sexto Pompeyo Festo, 8 sociado por autores antiguos con una supuesta vieja prictica de sacrificios humanos en la que En noe iis de sesenta afios que ya no eran tiles a la sociedad eran arrojados al Tiber desde un puente. "Menos cq guiversitaria actual se expresa en el retiro obligatorio después de los 65 afios. Una eee Varro, Viutly difundida, ala ‘Weber parece hacer aqui referencia, es citada en un fragmento del texto de ays aad oe Rom, lib. V. dw; Ja cual sostiene que la expresién viene de la exclusin de los hombres, PLS habia gue spor encima de la militar, de la asamblea de voto popular que se reunia en el campc Hirzel ot QUe atravesar para llegar a ese campo. Cf: Theodor Mommsen, Rimisches S . 408, nota 2. ‘TIPOS DE DOMINACION Jos “consejos de ancianos” (gerusias griegas, senados) suelen conservar su caricter origi nario sélo de nombre, pero de hecho son ocupados por honoratiores en el sentido antes mencionado—honoratiores de tipo “econémico’— o por privilegiados “estamentales’, cuyg poder se basa siempre, en iltima instancia, en la cuantia o especie de sus bienes. Frente a.elloy en ocasiones dadas, la consigna de la obtencién o conservacién del régimen “de. mocritico” a favor de los desposeidos o de los grupos poseedores econémicamente poderosos, pero excluidos del “honor” social, puede convertirse en un medio de luchar contra los hionoratiores. Pero como los honoratiores, a causa de su prestigio estamental y de las personas que dependen econémicamente de ellos, estan en disposicién de procu- rarse una “tropa de proteccidn’” constituida por desposeidos, la lucha tenderd a conver- tirse en cuestidn de partidos. Sin embargo, con la aparicién de la lucha de los partidos por el poder, la democracia directa pierde necesariamente su caracter especifico, que contie- ne la “dominacién’” sdlo en germen. Pues todo partido es una organizacién que lucha es- pecificamente por el dominio y, por consiguiente, tiene la tendencia —a veces oculta—a organizarse en su estructura expresamente de acuerdo con las formas de dominacién. Un fendmeno anélogo al de esta transformacién social de una unidad —en el caso limite de la democracia “pura”— formada por companeros en condiciones de vida ho- mogéneas, aparece cuando la organizacién social sobrepasa cuantitativamente una cierta medida o cuando la diferenciacién cualitativa de las tareas de gobierno dificulta su reali- zacin mediante el sistema de turnos, insaculacién 0 la eleccin de miembros por breves periodos en forma satisfactoria. Las condiciones que rigen la administracién en las or- ganizaciones formadas por masas son radicalmente distintas de las que rigen la adminis- tracién de las asociaciones basadas en la relacién personal o de vecindad. Cuando se trata de un gobierno de masas, el concepto de la “democracia” altera de tal forma su sentido sociol6gico, que seria absurdo buscar la misma realidad bajo aquel mismo nombre co- min, El desarrollo cuantitativo y cualitativo de las tareas administrativas, que exige una superioridad técnica a causa de la creciente necesidad del entrenamiento y de la expe- riencia, favorece inevitablemente la continuidad, por lo menos de hecho, de una parte de los funcionarios. Con ello surge siempre la posibilidad de que se forme una orga- nizacién social permanente para los fines administrativos, lo cual equivale a decir para el ejercicio del dominio. Esta organizacin puede adoptar, en la forma ya mencionada, una estructura compuesta de honoratiores dotados de “espiritu colegiado” o una estruc- tura “monocritica” constituida por funcionarios jerarquicamente organizados bajo una direccién superior. 83. La dominacién mediante “organizacién’: Los fundamentos de su legitimidad La posicién dominante de las personas pertenecientes a la organizacién mencionada frente a las “masas” dominadas se basa siempre en lo que recientemente se ha llamado la “ventaja del pequeiio niimero’,” es decir, en la posibilidad que tienen los miembros de la K * La expresién “la ‘ventaja del pequefio numero” proviene del economista neoliberal austriaco. Friedel _ Wieser (2851-1926), Recht und Macht. 6 Vortrige [Derecho y poder. Seis conferencias], Duncker & Hum og + 1910, pp. 31 ¥ 36. Von Wieser fue, al lado de Carl Menger y Eugen von Bohm Bawerk, uno de los LA DOMINACION | noria dominante de ponerse ripidamente de acuerdo y de crear y dirigi sistemdti- mpente un actuar en sociedad (Gesellschaftshandeln)” racionalmente ordenado y enca- «nado ala conservaciOn de su posicién dirigente, De este modo, la actuacién amena~ fadora de las masas o del actuar en comunidad podra ser facilmente reprimido, siempre los que oponen resistencia no hayan adoptado precauciones igualmente eficaces ra drigir un actuar en sociedad encaminado a la obtencién de un dominio. La “ventaja del pequefio ntimero adquiere su pleno valor por la ocultacién de las propias intencio- res, por las firmes resoluciones y saber de los dominadores. Todo esto se hace mas difi- le improbable a medida que aumenta su mimero. Todo aumento del “secreto del car » constituye un sintoma de la intencién que tienen los dominadores de afirmarse en el yoder o de su creencia en la amenaza creciente que se cierne sobre el mismo. Toda do- minacién que pretenda la continuidad es hasta cierto punto una dominacion secreta. No. obstante, las disposiciones especificas adoptadas mediante la relacién asociativa (Verge- sellschaftung) con vistas al dominio consisten, de un modo general, en el hecho de que una persona acostumbrada a obedecer los mandatos de los jefes se ponga constante- mente a disposicin de éstos junto con un circulo interesado de personas, en virtud de laparticipacién en el mando y en sus ventajas, colaborando asf en el ejercicio de los po~ deres imperativos y coactivos encaminados a la conservaci6n de la dominacién (onga~ nizacién’). Nos proponemos llamar “sefiores” a los dirigentes cuyo poder de mando efectivamente ejercido no procede de una delegacién de otros dirigentes. Y llamaremos “aparato” (de mando) al conjunto de personas que se ponen a su disposicin en la forma antes mencionada. La estructura de una forma de dominacién recibe su cardcter socio- légico ante todo del modo caracteristico general en que se efectua la relacién entre el sefor o sefiores y el aparato de mando, y entre ambos y los dominados, asi como de los principios especificos de la “organizacién’, es decir, de la distribucién de los poderes de mando, Pero, ademés, lo recibe de miltiples factores que permiten determinar los diver 60s prineipios sociolégicos que rigen la clasificacién de las formas de dominaci6n. Sin embargo, para los fines limitados que aqui perseguimos, nos remontamos alos tipos fun= damentales de dominacién que se revelan cuando nos formulamos la siguiente pregunta: 4en qué iiltimos principios puede apoyarse la “yalidez” de dominio, es decir, la exigencia | deuna obediencia por parte de los “funcionarios” frente al sefior y por parte de los domi- nados frente a ambos? Al hablar del “ordenamiento juridico”' hemos encontrado ya este problema de la “lgitimidad”, problema cuya significacién tendremos que fundamentar aqui de un modo {undidores de a Escuela Austriaca de Economia, defendis el individualism y el befalls econémico, y Wo entre sus discipulos a Ludwig von Mises, Schumpeter, vel mas fiel asus ideas, Friedrich A. von. Hayek. unuletoidse a deiniion de estos conceptosprovenientes de cabeza conceptual de 195 spr Se nda parte, “Sobre algunas categorias de la sociologia comprensiva’, secci6n N, pp. 447-453. jung eferencia noes clara porque donde Weber ‘desarrolla mis ampliamente la noci6n de “ordenamiento ca (Rechtsordnung) es en la seccion “La economia y los diversos érdenes" (supra, pp. 700-724), s6lo ‘no se discute la cuestidn de la legitimidad. Aunque la relacién del orden juridico y la legitimidad sf ‘en cambio en diversas partes de su "Sociologia del derecho’, por ejemplo en Ta seccién dedicada al natural, es posible que el texto al que se refiere aqui Weber sea mis bien el de “las comunidades politi- vse dborda la intersclacion del monopolio de la violencia con la formacién de un orden politica. Gf: infra., pp. 1086-1095. TIPOS DE DOMINACION mas general. El hecho de que el fundamento de la legitimidad de esta forma a domina- cién no sea una mera cuestin de especulacién tedrica 0 filosdfica, sino que da origen a diferencias reales entre las distintas estructuras empiricas de las formas de dominacign, se debe a ese otro hecho general inherente a toda forma de dominacin e inclusive a toda Probabilidad en la vida: la autojustificacién. La més sencilla observaci6n muestra que en todos los contrastes notables que se manifiestan en el destino y en la situacién de dos hombres, tanto en lo que se refiere a su salud y a su situacién econdmica o social como en cualquier otro respecto, y por evidente que sea el motivo puramente “accidental” de la diferencia, el que esté mejor situado siente la urgente necesidad de considerar como “legitima” su posici6n privilegiada, de considerar su propia situacién como resultado de un “mérito” y la ajena como producto de una “culpa”. Esto se manifiesta también en las relaciones existentes entre los grupos humanos privilegiados en sentido positivo y ne- Sativo. La “leyenda” de todo grupo privilegiado es su superioridad natural y, si cabe, su Superioridad “sanguinea”. En las relaciones que se manifiestan en la distribucién estable de poderes, asf como en la articulacién de los “estamentos”, sobre todo cuando hay una escasa racionalizaci6n del pensamiento sobre la forma de la ordenacion jerérquica, tal como resulta natural para las masas en tanto que por la fuerza de las circunstancias no se hacen de ello “problema”, las capas en situacién negativa de privilegio* aceptan asi= mismo tal leyenda. En las épocas en que la situacién de las clases es evidente e inequivo- cay se considera como obradora del destino, la mencionada leyenda de los privilegiados acerca de la suerte merecida del individuo constituye con frecuencia uno de los moti= vos que mas apasionadamente irritan a las capas privilegiadas en sentido negativo. Esto Ccurre en ciertos periodos de la historia antigua, en algunos de la historia medieval y ante todo en las luchas de clase modernas, en que tal leyenda y el prestigio de “legitimi- dad” que se apoya en ella son objeto de los més violentos y efectivos ataques. La subs sistencia de toda “dominacién’, en el sentido téenico que damos aqui a este vocablo, se manifiesta del modo més preciso mediante la autojustificacién que apela a principios de legitimidad. Hay tres principios ultimos de esta clase. La “validez” de un poder de mando puede expresarse en un sistema de reglas racionales estatuidas (pactadas u otof gadas),** las cuales encuentran obediencia en tanto que normas generaimente obligato= tias cuando las “invoca” quien puede hacerlo en virtud de esas normas. Asi, tal sistema de normas racionales legitima al que dispone del mando, y su poder es legitimo en tant que es ejercido de acuerdo con las mismas. Se obedece a las normas y no a la personal Por otro lado, la obediencia puede basarse en la autoridad personal, Esta puede tener su fundamento en la santidad de la tradicién y, por tanto, de lo acostumbrado, de lo que ha sido siempre de un modo determinado, lo cual prescribe obediencia a determinadas per sonas. Finalmente, puede basarse en la consagracidn a lo extraordinario en la creenck en un carisma, es decir en la efectiva revelacidn o gracia concedida a ciertas personas tanto que redentores, profetas y héroes de toda clase. A ello corresponden los tipos damentales “puros” de la estructura de dominacién. Mediante su combinacin, m asimilacion y transformacién tienen lugar las formas que se encuentran en la reali + Véase este concepto supra, Primera parte, cap. 1v, parigrafo 3, p. 427. [T.] 4 ** Vease este concepto supra, Primera parte, cap. 1, pardgrafo 13, p. 180, [T] historica. La relacién asociativa de un actuar en comunidad dentro de una nacién encuentra en la “burocracia” su tipo especffico. El actuar en u en la vinculacién a la autoridad tradicional se halla tipicamente 0 triarcalismo’, La forma “carismatica” de dominacién se apoya en la eS den la raz6n ni en la tradicién, de las personalidades concretas. Comenzaremo investigacién del tipo més corriente y racional, tal como se manifiesta en la ad cién “burocratica” moderna. Capitulo I Las comunidades politicas $1. Naturaleza y “legitimidad” de las asociaciones politicas ENTENDENOS por comunidad politica aquella cuya accién consiste en que los participes Se reservan la dominacién ordenada de un “Ambit”? (no necesariamente constante en absoluto y delimitado con fijeza, pero si delimitable de algiin modo) y de la accién de los hombres situados en él de un modo permanente o s6lo provisional, teniendo preparada Para el caso la fuerza fisica, normalmente armada, La existencia de una comunidad ‘pol- tica” en este sentido no es algo dado de una vez y para siempre. En cuanto comunidad “Wolfgang Mommsen tuvo problemas para fechar con precisién la procedencia de este texto inconcluso Pore, aunque tiene huellas que permiten temontario tan temprano como 1910, también hay otros sspectos gue revelan correcciones y retoques que Weber pudo haber introducido en 1913 y 1914 con ls idea de wlcar Elteato para un propésto diferente con el que habia sido redactado originalmente, Por ejemplo, caine We, ber sfirma que ya en otro lugar ha discutido “el proceso de estatifiacion de todas las norms furliccs' (afta final del paragrafo 1, p. 1089), eso s6lo pu e fa del derecho” que procede de 1913, porlo afmac i puede detectarse con toda seguridad es que agregados por Marianne Weber en 1921 igang J. Mommsen, “Editorischer Bericht haft. Gem de la sociologia comprensiva” (cf. supra, ! ppeicfeeneia al tbl (Geta) paraiteleniaeala dominaclén ondenada en as comunidades plc (1905) del libro de Jellinek Teoria general Constitutivos de la comunidad Estado al “espacio” (Gebiet) pproviene con toda seguridad del eaptule xt dee ma Wel Estado, donde mencion ene lover ey neticén 4a lado a poblacin (Volk) y el poder (Gewalt) del Estado para darse safe ‘gobierno. Cf Georg Jellinels acre A Hialos o GeDe6e atten obra qu se evans la cose ier bards deal Su aspecto juriico, significa el espacio [Gebier] en que el poder dal tars. puede desarrollar su acti ie Sects © 124 a el poder plbless En este sentido jaridien, fa cee cor. Poe toned Bene ae una doble manera: negatia nas en anes nec pci seule Pe act ag eemicide 3 SASSIAeaeMetanes de utordal en el tarsi oe Coton caer pot sera naa so 1as personas que se hallan en el territorio quedan sometis ncias_ i6 3 ina cee las comunidades de cud- a peapalnio;y sobre todo, pueden faltar en ab- rT inadas a tal fin. Pero, de todos modos, la disposicién al ja se halla vinculada con la dominacién de un dmbito determinado. iste una comunidad “politica” especifica cuando la comunidad no es mica” y, por tanto, cuando pose ordenamientos que regulan cosas i6n econdmica de bienes y de la prestacién de servicios. Desde un y de los hombres que lo ocupan —y esto varia completamente 0 pirata’, del “Estado providente”, del “Estado de derecho” o del “Accausa del cardcter eficaz de sus medios, la asociacién politica se capacitada para confiscar en su favor todos los contenidos posi- no existiendo de hecho en el mundo nada que en algtin momento a sido alguna vez objeto del actuar en comunidad de las asociacio- otro lado, éstas pueden limitarse a un actuar en comunidad cuyo Hel afianzamiento continuado del dominio de hecho en un émbito. ‘bastante frecuencia. Més ain: inclusive en situaciones con necest- y1esa accién de mero dominio es con frecuencia intermitente, scribié el choque entre Veber de p, 176-202), Weber describ el chogue ent 7 EP af siguiente modo: “Rachfahl parece estar mundo exterior di eon la ica cuiguera YS ics ic acetismo y racionalismo en la atmésfera de ee Gf Max Weber, “Primera respuesta de Mak te y el espirtu del capitalism, 2% ta a Rachfahl (AfSS, vol. 30: 1920: P ten Pensilvania y el ; sobre el desarrollo interno Jaintensidad de la mezcla ¢! tha perdurado hasta el presente s ri a perocgs (rad), nL eco Pte an Max WBE day sued, FE, MEO, 20% se mencion ae es aS I politic,y el cient» Ps sectas pat a ex lontafia “dieron OvigeM, oa iaba a la fuerza frente re vieron mn ‘cuando, al estal Yen -un conflicto en el que S Ia guerra cs Jo w Juchaba por Sus i IPOS DE DOMINACIGN que surge en caso de amenaza, o de pronto, originada por pier Rea que ali. al uso de la fuerza. En cambio, en las épocas menta una propensién cada vez mayor Ria" esto oc oa cificas “normales” sobreviene pricticamente una especie de “anarquia’, 1a coexis tencia y el actuar en comunidad por parte de los hombres que ocupan un territorig forma de un respeto reciproco puramente factico a las esferas Ponce habitual de cada uno, sin que haya ningin dispositivo coactivo hacia “afuera” o hacia “dentrg Para la constitucion de una comunidad “politica” especial basta, a nuestro entender un “ambito” o dominio, la posesién de poder fisico para afirmarlo y un actuar en comy nidad que no se agote en el esfuerzo econdmico para la satisfaccién de las comun necesidades, sino que regule asimismo las relaciones entre los hombres que lo habj tan. Los enemigos, contra los cuales se dirige el eventual actuar en comunidad violen, to, pueden encontrarse dentro o fuera del émbito considerado, y como el poder polit co es poder que pertenece para siempre a asociaciones —actualmente a “institutos” resultan también expuestos a la violencia del actuar en comunidad, y hasta en prim lugar, los participes de la comunidad politica. Pues la comunidad politica, aun mis q otras comunidades con cardcter de instituto, est4 constituida de tal modo y plant tales exigencias a sus participantes, que gran parte de éstos solamente han de cumplir. las porque saben que detras de ellas hay la posibilidad de que se ejerza una coaccié fisica. Ademés, la comunidad politica forma parte de aquellas agrupaciones cuyo ac: tuar en comunidad supone, por lo menos normalmente, la presién destinada a amena: zar y aniquilar la vida y la libertad de movimientos tanto de los extranjeros como los participes. Es la seriedad de la muerte la que aqui se introduce con el fin de prot ger eventualmente los intereses de la comunidad. Tal circunstancia introduce en comunidad politica su pathos especifico. También produce sus fundamentos emotivo permanentes. El destino politico comin, es decir, ante todo las luchas politicas com nes a vida y a muerte forman comunidades basadas en el recuerdo, las cuales son frecuencia més s6lidas que los vinculos basados en la comunidad de cultura, de leng o de origen. Como luego veremos, es lo tinico que caracteriza decisivamente la “con ciencia de la nacionalidad”. La comunidad politica no ha sido ni es actualmente en modo alguno la tinica en cual el sacrificio de la propia vida constituye una parte esencial de los deberes de la munidad. Las mismas extremas consecuencias se manifiestan, por lo general, en el d de venganza propio del clan, en el deber del martirio propio de las comunidades religi sas, en el “c6digo de honor” de las comunidades estamentales, en muchas comunil deportivas, en comunidades como la “Camorra” tanto que poder de disponer de un territorio o de una zona maritima. Por ¢s0. © bien organizads que operaba en el suede Italia, especialmente en Napoles, Su aparicion data de 1813 ¥ ‘dl gobierno municipal napolitano en la década de 1890 mediante ¢! ‘del comercio urbano, fue derrotada en las elecciones de 1901 racias al esfuerzo de la Liga de! Goblern®? ‘esto, pero tuvieron un par de destellos posteriores, especialmente en gts LAS COMUNIDADES POL{TICAS ms nos remontamos al pasado tanto més encontramos 1 a faltar esta posici6n particular. Cuanto mas completamente se desarrolla a : la accién politica de la comunidad, a partir de una mera intervenci6n ocasional motivada por una amenaza directa, hasta formar una relacién asociativa con cardcter de instituto en la cual el modo enérgico y eficaz de sus medios coactivos coincide con la posibilidad de una ordenacién racional casuistica, cuanto mas —repetimos— tiene lugar tal desarrollo, tanto mas se transforma en la ima- ginacién de sus componentes el cardcter meramente cuantitativo del orden politico en un caracter cualitativo. El rango de que modernamente disfrutan las asociaciones politi- cas se debe al prestigio que impone en el animo de sus componentes la creencia especi- fica, muy extendida, en un especial cardcter sagrado —la “legitimidad” del actuar en co- munidad por ellas establecida—, inclusive y justamente cuando incluye en su seno la coaccién fisica y el poder de disponer de la vida y la muerte. Esto constituye el consenso especifico entre sus miembros acerca de su legitimidad. Como ocurre efectivamente en la época moderna, esta creencia en la “legitimidad” especifica de todas las acciones em- prendidas por tal tipo de comunidad puede incrementar en tan gran medida, que sdlo ciertas comunidades politicas (llamadas “estados”) se consideran como tnicas capacida- des para permitir 0 conceder una autorizacién para que las demas comunidades en ge- neral usen “legitimamente” de la coaccién fisica. Asi, para el desempefio y ejercicio de este poder existe en las comunidades politicas enteramente desarrolladas un sistema de or- denaciones casuisticas a las que se atribuye tal “legitimidad” especifica. Se trata del “orde- namiento juridico”, cuya creacién se atribuye hoy de un modo exclusivo a la comunidad politica, porque ésta ha llegado, en efecto, a ejercer normalmente el monopolio consis- tente en dar vigor, mediante la coaccién fisica, a tal sistema de normas. Esta preeminen- cia del “ordenamiento juridico” garantizado por el poder politico ha surgido y se ha desa- rrollado a través de un lento proceso, debido a que las demas comunidades que posefan poderes coactivos especiales han perdido, por efecto de los desplazamientos econémicos y de organizacién, su poder sobre el individuo, de suerte que se han disuelto 0, sometidas al yugo del actuar politico en comunidad, han visto su poder reducido o limitado por éste. Ello es debido también a que han ido brotando en las comunidades politicas nuevos intereses que ya no han encontrado lugar para manifestarse en las asociaciones particu- lares, y a que solo las garantias racionalmente organizadas proporcionadas por las primeras han podido asegurar suficientemente un circulo cada vez mas amplio de intereses, espe- cialmente de intereses econémicos. En otro lugar* hemos examinado la forma en que se ha realizado y se sigue realizando todavia en nuestros dias este proceso de “estatifica- cién” de todas las “normas juridicas”. 52. Las fases de desarrollo en la formacion de la relacién comunitaria politica a intervencién del actuar en comunidad mediante la violencia es, desde luego, un he- cho primitivo: desde la comunidad doméstica hasta el partido, toda comunidad se ha apoderado siempre —cuando debia o podia— del poder fisico para salvaguardar los in- tereses de sus miembros. Resultado de una evolucién lo es sdlo el monopolio del poder * Véase supra, Segunda parte, cap. vit, “Sociologia del derecho”, pp. 725-935. [T.] [Véase también supra, -2086, nota 1, en este mismo paragrafo. Nota del Ed.] TIPOS DE DOMINACIGN am i6n asociativa racional legitimo mediante la asociacién politica territorial et eae itleonditionc AM fa constituir una organizaci6n tipo instituto. a determinar la posicién especial economfa indiferenciada es con frecuencia ett ariecsa politics Lok ocupa una comunidad para que pueda ser considerat la do —el establecimiento del dera tualmente estimamos como funciones basicas del Esta lo aly del orden pil cho (funcién legislativa), la proteccién de la seguridad Hee ae ats ic ce (Policia), la defensa de los derechos adquiridos Gusticia), el cui ae admit c higiénicos, pedagégicos, politico-sociales y otros (as See hiaiilern Gaal cién) y especialmente la enérgica proteccién organizada dirigida ha i Teg militar)—, todas estas cosas no han existido antes en absoluto © no han existido forma de disposiciones racionales, sino tinicamente como comunidad ocasional amg fa. Puede ocurrir también que estas funciones se hayan distribuido entre comunidad completamente distintas —comunidad doméstica, clan, asociacion de vecinos, co nu nidad de mercado—, asi como entre uniones para fines determinados enteramente fi bres. Y, en rigor, las relaciones asociativas privadas se hacen cargo asimismo de dive cident) Gti actuar en comunidad (como, por ejemplo, los elubes secretos del Africa a Cidental, del sector de la policta)que/eseaiuesiae-tai ai considerar tinicame como funciones de las asociaciones politicas. Por es0 un concepto general del actus en la comunidad politica no puede siquiera abarcar como una de sus atribuciones, afianzamiento de la paz interna, Sin embargo, si la idea de una legitimidad es e Titorial es atacada desde. ‘ominio, y la totalidad de sus miembros toman armas para su defensa mediante un llamamiento general, De las medidas crecientemen facionales adoptadas en tales casos puede surgir una asociacién politi. como legitima’ “El término de accin consensual o Binverstndnishandeln, fy ‘i Por Weber en su articulo de 1913 “Sobre algunas cacguane tocioogd Primera vex de manera 462), pero dada la antigiiedad del presente texto, queers Y8 8 mencioné pracede vor (2 ue Mommsen considera que fue agui donde por printers sen o introduo Weber, Atco fo menos r to se conecta aqui con el de “legitimidad” en una asociacion da, Ms: Como este col que ello puede “valer coy politica establecida, Momsen tanh eal legitima’ PP. 200-201. ° Véase la nota anterior. 1090 LAS COMUNIDADES POLITICA cuanto forma normal de la guerra ofensiva di Jas fases de la evolucién econémica hasta Ile jefe libremente elegido adquiere entonces n cualidades personales (carisma). En otro lugar* her nacion que resulta de tal hecho. Sin embargo, un poder violento legitimo se desarrolla, por lo pronto, sélo contra los miembros que por traicién, por desobedieneia 0 por co- bardia obran contrariamente a las normas de la confraternidad, Sélo gradualmente por encima de esto, cuando tal relacion asociativa ocasional se convierte en una forma de unién permanente que suele considerar la guerra y la aptitud bélica como una profesién. Asi se origina un aparato coactivo que puede contener multiples exigencias de obedien- cia. Estas exigencias se dirigen tanto contra los habitantes de los terrenos conquistados como contra los moradores del propio territorio, contra los miembros incapaces de llevar las armas pertenecientes a la misma comunidad de la que proceden los guerreros unidos en alianza. El que lleva las armas slo reconoce como pertenecientes a su comunidad politica a los guerreros. Todos los demas —los incapaces de llevar armas y los que no estan ejercitados para ello— son considerados como mujeres y casi siempre son designa- dos expresamente con este nombre en la lengua de los pueblos primitivos. En el seno de estas comunidades guerreras, la libertad se identifica con el privilegio militar. La casa de varones 0 androceo, tan cuidadosamente estudiado por Schurtz’ y extendido, en las mas diversas formas, por todo el mundo, es una de aquellas formas que resultan de una tal relacién asociativa (Vergesellschaftung)® de los guerreros o, segiin la terminologia emplea- da por dicho autor, de una tal liga masculina. Dentro del sector de la actividad politica y cuando existe un intenso desarrollo de la profesién guerrera, dicha situacién correspon- de casi completamente a la de la relacién asociativa (Vergesellschaftung)” de los monjes en un monasterio dentro de la esfera religiosa. Slo el que ha demostrado ser apto para la guerra y ha pasado por un periodo de noviciado dentro de la confraternidad, es admi- tido en ella. El que no ha resistido esta prueba permanece como mujer fuera de la con~ fraternidad, entre las mujeres y los nifios, a cuyo seno regresan asimismo los que son ya inhabiles para las armas. S6lo cuando ha alcanzado cierta edad ingresa el hombre en un hogar familiar, lo cual corresponde acaso a nuestro actual paso del servicio militar obli- £atorio en servicio activo a la reserva. Hasta entonces, toda su existencia pertenece a la agrupacién guerrera. Sus miembros viven separados de la mujer y de la comunidad doméstica, en una asociacién comunista econdémicamente sustentada por el botin de guerra y por las contribuciones impuestas a los que radican fuera de ella y especialmen- tea las mujeres, las cuales realizan las labores agricolas. En cuanto a los guerreros, al lentro de los pueblos sedentarios, en todas gar a la constitucién del Estado racional. El * Gf. Primera parte, cap. m1, pardgrafo 10, pp. 364-368; € infra, caps. 1X y X, pp. 1288-1325. [Nota de Ma- fianne Weber} ‘i a ’ Heinrich Schurtz, Altersklassen und Mdnnerbiinde, Reimer, Berlin, 1902, p. 100. Sobre las “casas de va- Tones", o androceos, véase supra, p. 503, notas 9-11, asi como las referencias de Weber ahi a la obra de Schurtz, s a "El trad ginal vertié aqui este término por ‘comunidad’, lo cual no corresponde ni al texto original, nig tao ol ei age trie ot rm asus Para otros fines muy distintos. Para el significado de Vergesellschaftung 0 “relacién asociativa’, vase la cabeza “Onceptual de 1913, supra, pp. 447-453: Idem, 1091 ‘TIPOS DE DOMINACION lado de la direccién de la guerra les incumbe tnicamente el trabajo de conservacié 5 responde de un modo exclusi ppraraci6n de las armas, labor que con frecuencia les Cortesponts & Smee i EI rapto 0 compra colectiva de muchachas por los guerreros 0 la exige pa aid las muchachas del territorio conquistado se sometan a la prostitucio 's miultip| huellas de la llamada promiscuidad premupcial, que se suelen interpretar como restos una relacin sexual endogimica primitivamente indiferenciada, ee probabl mente a esta institucién politica del androceo) o, tal como ocurrfa entre os espartanos gue cada miembro tenga fuera su mujer y sus hijos como grupo maternal, pueden s regulados de distintas maneras e inclusive ser objeto de varias formas combinadas. Coy el fin de asegurar su situacién econémica basada en la expoliacion crénica de los viven fuera de la comunidad bélica, particularmente de las mujeres, los guerreros asocig dos en la forma mencionada se sirven a veces de medios de intimidacién que adopi matices religiosos. Sobre todo las apariciones de espiritus organizadas por ellos median. te mascaradas son con frecuencia como lo revelan los bien conocidos desfiles de I duk-duk"! en Indonesia— simples procesiones destinadas a la intimidacién. Cuand suenan los instrumentos, y para evitar una matanza inmediata, las mujeres y todos | que no pertenecen a la comunidad guerrera tienen que salir de las aldeas y refugiarse los bosques, con el fin de que el espiritu pueda hacerse duefio més cémodamente y sit “senmascararse de lo que prefiera. Ni hablar de una creencia subjetiva en la legitimi de este procedimiento por parte de los guerreros. La burda e ingenua patrafia es conocida Por ellos como tal, siendo fomentada por la prohibicién magica de que penetren en el androceo los que no i los moradores. Cuando el secreto es divul 'a intervencién deliberada de algiin misionero, llega a su fin el prestigio de la casa de varones, frente a las mujeres. Naturalmente, tales representaciones, lo mismo que todo empleo de la religién como policia negra, han quedado vinculadas al culto popula Mas, a pesar de su tendencia ala supersticién magica, la agrupacién guerrera, especific camente orientada hacia este mundo y encaminada al rapto y a la obtenci6n de botin, e& en todas partes el sostén del escepticismo frente a toda religiosidad de caricter populat; En todas las fases de su desarrollo trata con la misma falta de respeto alos dioses yalos espiritus, al modo como los guerreros homéricos trataban alos habitantes del Olimpa!® Solo cuando la relacién asociativa libre de los guerreros formada al lado y por encima "© Debido al acuartelamiento de los hombres es} h partanos en edad militar, su ausencia de Esparta por las largas campaiias militares, y su separacién de la co munidad doméstica dominada por las mujeres, éstas ad= quirieron frente a las leyes vigentes una independencia desconocida en el resto del monde telenice tl Y como lo sefala Aristoteles en la Politica, Il, 1270 a ™ Sociedad ritual melanesia, masculina y secreta, del archi va Guinea. Véase supra, Segunda parte, cap. 1, pardgrafo 5, general, op. cit, p.63. 17 En la Prusia del siglo xvi se lamaba “policia negra” alos culdadores militares de lmas als inspeey tores protestantes de las aldeas. Los pirrocos eran vigilados a su Vez por inspectores del crerdo’ailitar ena gado de “cuidar las almas”. °* En diversas partes de Ia Odisea los dioses son tratados no como seres sobrenaturales, sino como sere humanos. Weber parece apoyarse aqui en lainerpretacion de Eduard Meyer, Geschichte des Alerts, Col Stuttgart, 1901, vol. 111, p. 441, segin la cual Homero utilizé a los dioses exclucivamecas cance a medi para que los héroes consiguieran sus “fines ipiélago de la Nueva Bretafia, al noreste de Nue~ P. 503, nota 11. Véase también Historia econémica 1092 LAS COMUNIDADES POLTICAS de las normas comunes se incorpora nuevament manente de una comunidad territorial, constitu s6lo entonces esta relacién asociativa y la posici: gura una legitimidad especifica en el ejercicio del siempre gradualmente. La comunidad a la cual vistas a la obtencion de un botin o a la constitu: por la disolucién de la relacién asociativa guer ©, por asi decirlo, a la agrupacién per- 'yéndose con ello la asociacién politica, n privilegiada de los guerreros se ase- Poder. El proceso en cuestién se realiza Pertenecen los hombres asociados con cidn de una liga guerrera crénica, puede, pols ociativa guerrera 0 a causa de un estado de paz dura- dero 0 por la aparicién de una amplia relacién asociativa politica impuesta en forma auté- noma o heterénoma, alcanzar el poder y con ello someter a su vigilancia ¢ inspeccién las correrias efectuadas por los guerreros libremente asociados (con sus posibles consecuen- cias: represalias de los saqueados, sufridas también por los que no tomaron parte en el saqueo), tal como, por ejemplo, han hecho los suizos con los mercenarios no autoriza~ dos. Ya en los antiguos tiempos germanicos ha ejercido la comunidad territorial politica tal inspeccién sobre las correrias privadas."' Si el aparato coactivo poseido por la asocia~ cin politica es suficientemente eficaz, ocurre entonces que cuanto més estable es su organizacion y més fuerte el interés en la solidaridad contra lo externo, tanto mas repri- mea violencia privada, sobre todo cuando resulta directamente perjudicial para los ver- daderos intereses militares. Asi, la realeza francesa del siglo x11 sometié a los vasallos reales durante el curso de una guerra exterior dirigida por el rey mismo. Sobreviene entonces un estado de paz cada vez mas duradero y la sumisin de todos los casos de litigio al arbitraje del juez, el cual transforma el deber de venganza en un castigo racio- nalmente organizado, y las querellas y reparaciones en un procedimiento judicial segin normas racionales. Mientras antiguamente la intervencién de la asociacién contra todo posible ultraje se hallaba sometida Gnicamente al imperativo de los intereses religiosos o militares, las ofensas contra las personas y las propiedades estén ahora garantizadas por el aparato coactivo. De este modo, la comunidad politica monopoliza la aplicacién de la fuerza legitima mediante su aparato coactivo,"® y se transforma gradualmente en un instituto protector de los derechos. En este respecto encuentra un poderoso vy decisivo apoyo en todos los grupos econdmicamente interesados de un modo directo o indirecto en la ampliacién de la comunidad de mercado y, junto a ello, un apoyo por parte de los poderes religiosos. A los efectos de la obtencién de sus medios especificos de poder con vistas a la dominacion de las masas, estos tiltimos poderes cuentan casi siempre con una cteciente pacificacién. Sin embargo, desde el punto de vista econémico los interesados ena pacificacién son ante todo los interesados en el desarrollo del mercado, sobre todo “Tal y como ya lo reportaba Ticito en su descripcién de la estructura tribal de los germanos en Germia- nia, 13-14. 'S Asi, * fo cual quedaron pro- ‘Asi, el mandato del rey de Francia Luis 1X el Santo (1226-1270) del afio 1247, por el hibida todas las querellas privadas entre sus vasallos, tenfa como trasfondo la preparacign de wna cruzi, del mismo modo que su nieto Felipe el Hermoso (1285-1314) prohibié las oe as mee cael Mente durante sus guerras contra Inglaterra en 1296 y 1314- Off Charles Petit-Dutaillis, ru on Francia y en Inglaterra, op. cit., pp. 203-210 Y 231-249- i ; thecetints eta eeott in Fo formulacion de lo que levaria posteriormente a Weber a defiir el Estado ode ee enna snietign de dominacién con carécter institucional que ha tratado con éxito Tianepaligar dee cu elsmisserrivario Ia violencia fisica legitima’ GY. Staypoltiew.comp vorsciani, as 7a P.92. Véase también supra, p. 185, nota 93- 1093 1POS DE DOMINACION a los arane la burguesfa de las ciudades, pero también Ios que estan ence ra pie rio, de calle, de puente, en la potencia tributaria de los vasallos y Peed scr el poder politico impusiera en favor de sus propios intereses eigeiarrciloaelacan circulos que durante la Edad Media se fueron extendiendo con é rece mfa monetaria y que en unién con la Iglesia limitaban las contien iovenlsroray tituir temporalmente ligas pacificas periddicas o permanentes. Y en esa ous la ana del mercado disuelve las asociaciones monopolizadoras cuyo esquema hemos trazado’ convierte a sus miembros en hombres interesados en el mercado, les suprime la base aquella comunidad de intereses a partir de la cual se habia desarrollado también su po legitimo. Con la creciente pacificacién y ampliacién del mercado aparecen, pues, pa lamente: 1. la monopolizacién de la violencia legitima mediante la asociacin politica culmina en el concepto moderno de Estado en cuanto tiltima fuente de toda legitimi de la coaccién fisica;” 2, la racionalizacién de las normas destinadas a su aplicacién, culmina en el concepto del orden juridico legitimo. a No podemos aclarar aqui la casuistica etnografica,* tan interesante como hasta el presente im Perfectamente investigada, de las diferentes fases de desarrollo correspondientes a las primitiv asociaciones politicas. Todavia en los casos relativamente bien desarrollados de posesi6n de bi nes, puede faltar completamente una asociacién politica especial e inclusive todos sus érganos Asi ocurre tal vez en la época tribal de los arabes, de acuerdo con la exposicién de Wellhausen: Fuera del clan con sus ancianos (jeques), organizado, pues la comunidad consensual** de las hordas que viven, emigran o hacen pacer el ga nado juntas, responde a la necesidad de seguridad, carece de érganos especiales apropiados, es Principio inestable y toda autoridad, en caso de invasion enemi econémica del beduinismo, Pero ni éste ni aquél son algo pec tamiento impone tareas econémicas que exceden las probabil surge el cabecilla de aldea, el cual procede con frecuencia de de los “productores de lluvias’, o es un jefe que ha obtenido busca de botin. Cuando est muy avanzada la apropiacion de Por sus bienes o por el modo de vida correspondiente a ellos uliarisimo. Cuando el tipo de asen= idades del clan y del grupo familiar la casta de los magos, especialmente grandes victorias en las correrias en los poseedores, todo hombre notable Consigue fécilmente tal puesto. Pero * Véase Primera parte, cap. u, pardgrafo 10. (T.] ® Véase supra, p. 1093, nota 16 ** Debido a sus propias investigaciones sobre derecho com cién de Marianne Weber sobre la mujer en el desarrollo juridi parado y el interés que mostrs por la investi con regularidad las publicaciones periédicas y las investiga ico, Max Weber estaba bien informado y Segui anc’ €tnol6gicas de su época. Véase al respect? Weber und die rationale Soziologie, Mob la aportacién del antrop6logo social Wilhelm E, Mihlmann, Ma Tubinga, 1966, ‘i Fey dlns Wellhausen (184471918), Das arubische Reich und sein Sture [El umperio arabe y su coda Berlin, Georg Reimer, 1902. Véase también J. Wellhausen, Reste frabischen Ftden ge oe ed, Reimer Bet= Ui, 897, Medina vor dem Islam, Skizzen und Vorarbeiten, vo. W. Remon ede Fao. ** Recuérdese el concepto de consensus, Segunda parte, cap. v1, U ; Ea.) T.] Véase también supra, pp. 454-403" LAS COMUNIDADES POLTICAS sélo en épocas extraordinarias y exclusivamente en virtud de sus cualidades personales de tipo magico 0 de cualquier otra especie puede ejercer una autoridad verdadera. En otras épocas, espe- cialmente en tiempos de paz duradera, ocupa tinicamente la posicién de los arbitros elegidos, y sus indicaciones son seguidas s6lo como consejos. No es rara la ausencia de tales caudillismos en. épocas de paz. La accién consensual [Einverstindnishandeln]” de los vecinos se regula por el res- peto ala tradicién, conforme al temor a la venganza de sangre o ala célera de las preferencias magi- cas. Pero en todos los casos las funciones correspondientes a la jefatura en tiempos de paz son sustancialmente de tipo sobre todo econémico (regulacién del reparto de cultivos) y eventual mente de tipo arbitral y magico-terapéutico, sin que exista un tipo particular fijo. Como poder legi- timo se considera la aplicacién de los mencionados medios de violencia por parte del jefe tinica- mente en Ios casos que corresponden a la tradicidn y tiene que recurrir para su aplicacién a la colaboracién voluntaria de los compafieros de la comunidad. Asegurarse ésta es tanto mds facil cuanto mayor es el carisma magico y la preeminencia econémica __» Para la importancia de la acufiacién de este término, especificamente en este texto procedente de 1910, "Ease supra, p. 1090, nota 5.

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