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El Nombramiento Divino

Ester 3:1 - 5:14

Verdad Central: Los cristianos somos responsables de descubrir los propósitos de Dios, y vivir
de acuerdo con ellos.

Enfoque: Identificar cuáles son los propósitos que Dios tiene para nuestra vida, someternos a
su plan.

Versículo Clave: Ester 4:14

Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro lugar;
pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¡Y quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al
reino!"

Objetivos:

1. Describir las valerosas decisiones de Ester con el fin de vivir conforme al propósito de
Dios.
2. Identificar los pasos necesarios para agradar a Dios y hacer frente a la maldad ó a la
injusticia.
3. Servir a Dios con valentía y con metas claras.

Introducción

Lee introduccciones de ambos comentarios.

Bosquejo

I. La fidelidad de Dios (3:1-6)


II. La Reacción ante la maldad (3:7- 4:3)
III. Una acción valerosa (4:4 - 5:8)

I. La fidelidad de Dios (3:1-6)

 Mardoqueo no se inclina (3:1-4)

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AMÁN HIJO DE HAMEDATA AGAGUEO FUE ENGRANDECIDO Y HONRADO POR EL
REY ASUERO (3:1b)

Muchos comentaristas bíblicos creen que Amán era descendiente de Agag rey de Amalec (1
Samuel 15:8), y por eso es llamado agagueo. Si esto es cierto, tenemos aquí un ejemplo claro
del principio bíblico de cosechar lo que se siembra en la vida (Gálatas 6:7–8). El rey Saúl había
recibido órdenes del Señor de destruir a todos los amalecitas (1 Samuel 15:1–3). Su obediencia
fue parcial. Mató a todos a filo de espada, con una excepión. “Ytomó vivo a Agag rey de
Amalec” (1 Samuel 15:8). Muchos años después (aquí), otro agagueo se levanta para tratar de
destruir a todos los judíos.

El ascenso que Amán recibió lo colocó sobre todos los otros príncipes (3:1c). El rey ordenó
también que todos los siervos que estaban a la puerta del rey se inclinaran y arrodillaran delante
de Amán (3:2a). Y todos lo hacían con la excepción de Mardoqueo, quien no se arrodillaba ni se
humillaba (3:2b). No se sabe si Mardoqueo actuaba así por orgullo o por piedad, ya que la Biblia
prohibe inclinarse delante de los ídolos (Éxodo 20:4–5). Tomando en cuenta la costumbre de los
reyes persas de exigir que se les hicieran honores divinos, es posible que Amán demandara
respeto para sí mismo como un acto de adoración. En tal caso, Mardoqueo estaba demostrando
su temor por Jehová. Su comportamiento fue denunciado delante de Amán, quien al comprobar
que era cierto, se enfureció grandemente (3:3–5).

¿De que manera nuestro deber con Dios podria influir en nuestro deber como ciudadano?

 La ira de Amán (3:4-6)

AMÁN PROCURA LA DESTRUCCIÓN DE TODOS LOS JUDÍOS 3:6–9

Mardoqueo había declarado a sus colegas que era judío (3:4c) y esa información fue
proporcionada a Amán (3:6b). En vez de buscar solamente la muerte de Mardoqueo, Amán
decidió tratar de destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero (3:6c).

¿Cómo podemos mantenernos fieles cuando enfrentamos hostilidades, e incluso la muerte?

II. La reacción ante la maldad (3:7 - 4:3)

 El malvado plan de Aman (3:7-15)

En la presentación de su plan al rey Asuero, Amán acusó a los judíos de ser desobedientes a
las leyes reales (3:8), y suplicó que se emitiera un decreto para destruirlos (3:9a). Además,

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prometió al rey entregar diez mil talentos de plata a los que manejaban la hacienda, para ser
traídos a los tesoros del rey (3:9b). Pero pensaba obtener la plata mediante la confiscación de las
propiedades de los judíos. La cantidad de plata ofrecida excedía los trescientos mil kilogramos.

Sin investigar la identidad del pueblo aludido, el rey se quitó el anillo, lo dio a Amán, y lo
autorizó para ejecutar su plan y disponer del dinero ofrecido (3:10–11). Es probable que el rey
todavía no supiera que su reina era judía. Ignoraba las implicaciones de su decisión. Por eso,
Amán estaba muy contento.

Los escribanos fueron llamados, y el edicto se redactó en el mes primero, al treceavo día
(3:12a), que era el mes en que Amán echó la suerte (3:7a). Es evidente que la cosa era urgente
para Amán. Además, se le dio libertad para redactar el edicto como quisiera (3:12b).

Para averiguar el mejor tiempo para llevar a cabo su complot contra los judíos, Amán echó el
pur o suertes. Esto sucedió en el primer mes del calendario judío que era el duodécimo año del
rey Asuero y la suerte marcó el tiempo propicio para el mes duodécimo (3:7). Eso le dio a Amán
once meses para prepararse, y providencialmente dio tiempo a los judíos para contrarrestar su
esfuerzo.

En un artículo acerca de «La arqueología y el libro de Ester», Moore afirma:

«Está claro que la palabra pur en Ester 3:7 y 9:24 representa la palabra babilónica püru, que
significa "echar suerte" y en segundo lugar "destino"
El resultado final es confirmado una vez más por la seguridad que Dios da a Su pueblo, con
el cual ha establecido un pacto, «las suertes se echan en el regazo; mas de Jehová es la decisión
de ellas» (Pr. 16:33).

La soberana providencia de Dios fue particularmente evidente en este caso porque, al echar
suertes los astrólogos y magos respecto al día apropiado del año, cayó sobre el día trece del mes
duodécimo y último, permitiendo tiempo de sobra para que el complot tramado por Aman
pudiese ser derrotado y se emitiese un decreto en contra.

El resultado final es confirmado una vez más por la seguridad que Dios da a Su pueblo, con
el cual ha establecido un pacto, «las suertes se echan en el regazo; mas de Jehová es la decisión
de ellas» (Pr. 16:33).

8a. «Y dijo Aman al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en
todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo.»

La traducción que hace Moore es «esparcido y no asimilado» y hace notar que «el primer
participio se refiere a los judíos que habían quedado esparcidos por las ciento veintisiete
provincias del imperio, mientras que el segundo participio se refiere a esa separación que ellos
mismos se habían impuesto, o a esa exclusividad, como una práctica que les ayudaba a preservar
su identidad religiosa y étnica».

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Si la prosperidad material de los judíos iba aumentando durante el principio del período
acaeménido (empezando en el año 539 a.C., con la caída de Babilonia al poder de Ciro), debió de
acelerarse rápidamente durante los últimos años del reinado de Jerjes (que murió en el año 465
a.C.)-

Es de gran significado, en relación con esto, el descubrimiento (en el año 1893) de un archivo
de Nipur, Hijos de Murashü (una empresa bancaria de gran riqueza), que consistía en 730
tabletas del período inmediatamente posterior al reinado de Jerjes. «Desde su descubrimiento,
estos textos se han ganado el interés de los eruditos bíblicos debido a que en ellos aparecen más
de un centenar de nombres judíos entre los clientes y amigos negociantes de la empresa Hijos de
Murashü. Los judíos... aparecen como partes contratantes, como oficiales, como sirvientes y
como testigos. No solamente se les encuentra en gran número, sino que tratan con mercancías y
dinero en grandes cantidades y ocupan puestos de suma responsabilidad en sus respectivas
comunidades, encontrándoseles incluso como recaudadores de la renta y de los impuestos y
como oficiales reales.»

 El Pueblo de Dios reacciona (4:1-3)

Cuando Mardoqueo se dio cuenta del edicto, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de
ceniza, y caminó por toda la ciudad haciendo un grande y amargo clamor (4:1). Llegó hasta
delante de la puerta del rey, porque no era lícito entrar vestido de cilicio a la presencia del
monarca (4:2). La reacción fue similar en todo lugar a donde llegaba el mandamiento del rey.
Había “gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos” (4:3).

¿Qué debemos hacer los cristianos ante los males de la sociedad?

III. Una acción valerosa (4:4 - 5:8)

 El llamado a la acción (4:4-16)

MARDOQUEO PIDE LA INTERVENCIÓN DE Ester 4:4–8

Las noticias de la aflicción y de la vestidura de Mardoqueo llegaron a oídos de la reina Ester.


Por lo tanto, ella le envió vestidos para hacer que Mardoqueo se vistiera, pero él se negó a
hacerlo (4:4). Entonces Ester mandó a Hatac, uno de los eunucos del rey que la atendía a ella,
para averiguar qué sucedía y por qué Mardoqueo andaba así (4:5). Su pariente le declaró todo lo
que había pasado, incluyendo la información acerca de la plata ofrecida por Amán a cambio de la
destrucción de los judíos. Le dio también copia del decreto, para que se la llevase a Ester con la
súplica de que ella intercediera delante del rey a favor del pueblo judío (4:6–8).

RESPUESTA DE LA REINA ESTER 4:9–11

Hatac rindió su informe a Ester, pero ella no estaba preparada para entrar a la presencia del
rey, por lo que envió a Mardoqueo la siguiente información. Le recordó que según la ley persa,

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no era lícito que nadie entrara al patio interior para ver al rey, a menos que fuese llamado. Ella
no había sido llamada por treinta días. Sólo la muerte esperaba a tal persona a menos que el rey
le extendiera su cetro de oro.

EL RETO DE MARDOQUEO PARA Ester 4:12–14

Cuando le dieron a Mardoqueo la respuesta de la reina, le mandó decir que ella no escaparía
por estar en la casa del rey más que cualquier otro judío (4:13). Y agregó el siguiente reto para
ella:

“ PORQUE SI CALLAS ABSOLUTAMENTE EN ESTE


TIEMPO, RESPIRO Y LIBERACIÓN VENDRÁ DE
ALGUNA OTRA PARTE PARA LOS JUDÍOS; MAS TÚ Y
LA CASA DE TU PADRE PERECERÉIS. Y QUIÉN
SABE SI PARA ESTA HORA HAS LLEGADO
AL REINO?” (4:14)

¿Qué alternativas tenía Ester?

LA RESPUESTA VALIENTE Y ABNEGADA DE Ester 4:15–16

Las palabras de Mardoqueo hicieron impacto en el corazón de la reina Ester, y envió a


decirle:

“VÉ Y REÚNE A TODOS LOS JUDÍOS QUE SE


HALLAN EN SUSA, Y AYUNAD POR MÍ, Y NO
COMÁIS, NI BEBÁIS EN TRES DÍAS, NOCHE Y DÍA;
YO TAMBIÉN CON MIS DONCELLAS AYUNARÉ
IGUALMENTE, Y ENTONCES ENTRARÉ A VER AL
REY, AUNQUE NO SEA CONFORME A LA LEY;
Y SI PEREZCO, QUE PEREZCA” (4:16)

 Ester se presenta ante el Rey (4:16-5:8)

Era cosa común entre los judíos relacionar la oración con el ayuno (véase Jeremías 14:12 y
Nehemías 1:4). De modo que es lógico creer que Ester y sus doncellas, así como Mardoqueo y el

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pueblo judío pasaron esos tres días orando y ayunando (4:17). Ester estaba dispuesta a exponer
su vida a mucho peligro. ¿Cuál sería la contestación del Señor?

ESTER SE PRESENTA DELANTE DEL REY ASUERO 5:1–4

Al tercer día, portando su vestidura real, la reina Ester entró en el patio interior de la casa del
rey, frente al aposento del rey, donde él estaba sentado sobre su trono (5:1). Había llegado el
momento clave. Todo estaba en suspenso. ¿Qué haría el rey? Podría ordenar la muerte de la reina
o extender el cetro de oro.
Cuando la vio, ella obtuvo gracia ante sus ojos. Él extendió el cetro de oro, y ella se acercó y
tocó la punta del cetro (5:2). Por la gracia de Dios había sido aceptada. Las oraciones habían sido
contestadas.
El rey quería saber cuál era su petición y le ofreció hasta la mitad de su reino (5:3). Ester se
limitó a invitar al rey juntamente con Amán para un banquete que había preparado para el rey
(5:4).

2a. «Y cuando vio a la reina Ester que estaba en el patio, ella obtuvo gracia ante sus ojos; y
el rey extendió a Ester el cetro de oro que tenía en la mano.»

Este es, sin duda, uno de los ejemplos más claros en todas las Escrituras del poder que Dios
tiene sobre los corazones de los reyes para hacerles cambiar de opinión por amor a Su pueblo.

Cuando Abraham fue con Sara al reino de los filisteos, se sintió innecesariamente atemorizado
de que no hubiese «temor de Dios en este lugar» (Gn. 20:11), pero Dios estaba controlando a ese
rey.

A pesar de prolongadas demoras, el camino que José siguió hasta el poder fue preparado por las
intervenciones providenciales de Dios en los corazones de Potifar (el ejecutador principal), del
jefe de los carceleros, del jefe de los coperos y, finalmente, en el del propio Faraón (Gn. 39 —
41).

Daniel vivió durante los tiempos del largo reinado de Nabucodonosor (605-562 a.C.) y dejó
constancia por escrito, de las profundas lecciones que este poderoso monarca aprendió sobre el
poder infinito del Dios de Israel (cp. Dn. 2:47; 3:28; 4:1-3, 37; 5:21).

En lugar de recibir la muerte de manos de Artajerjes I, Nehemías tuvo oportunidad de expresar el


deseo de su corazón y de verlo satisfecho (Neh. 2), pero incluso una respuesta negativa de un
gobernador terrenal muestra que se halla bajo la mano de Dios, según vemos en el caso del
Faraón, cuyo corazón fue endurecido por Dios, en contra de las súplicas hechas por Moisés (Gn.
5:1 — 12:36).
Lo vemos también en los corazones de los gobernantes cuyo rechazo de nuestro Señor Jesucristo
fue conforme «al designio y previo conocimiento de Dios» (Hch. 2:23). Tanto si se trata para
bien como, al parecer, para mal (véase Gn. 50:20), la esperanza final del pueblo de Dios está en
que «así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina» (Pr. 21:1).

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LA ASTUCIA DE LA REINA ESTER 5:5–8

El rey ordenó a sus criados que llamaran a Amán con prisa para hacerse presente en el
banquete, al cual llegaron los dos juntos (5:5). Mientras bebían vino, el rey preguntó de nuevo a
la reina Ester cuál era su petición, y volvió a ofrecerle la mitad de su reino (5:6). Ella con mucha
astucia pospuso la declaración de su petición, e invitó al rey y a Amán a su casa para otro
banquete que prepararía. Prometió presentar su demanda el día siguiente (5:7–8).

Conclusión

Ester tenía que poner en marcha un plan bien complicado y delicado. Dios sabía que las
cosas no estaban listas al final del primer banquete. El proximo miércoles veremos el final del
plan de Dios.

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