Hegemonía del dólar como medio de circulación y equivalencia general en el
mundo.
Dicha locución narra un fenómeno geopolítico iniciado en el siglo XX, en el cual el
dólar estadounidense, una moneda fiduciaria, se convierte en la principal moneda de reserva y de reseña a nivel internacional. Al año 2016, el dólar es manejado en un 87,6% de las transacciones a nivel mundial, y representa alrededor del 60% de las reservas globales. Antes del dólar estadounidense, se manipulaba la libra esterlina como moneda de referencia a nivel internacional. Al igual que el dólar, la libra amparaba inicialmente su valor en oro (llamándose a esta relación patrón oro). Este respaldo fue desamparado por el gobierno británico al clausurar la Primera Guerra Mundial. La Reserva Federal Norteamericana garantizaba el valor de la moneda con su valor en oro, metal en el que se podía convertir en cualquier momento por los tenedores de la divisa. Al mismo tiempo se establecía un sistema de paridades fijas con el resto de las divisas del mundo con lo que se eliminaba el riesgo de cambio. EEUU, después de vencer en dos guerras mundiales se aseguraba la predominancia económica, haciendo indispensable la divisa que su banco central emitía para el funcionamiento de la economía mundial. Los Bancos Centrales de los países de todo el mundo, incluyendo a los comunistas, cuando existían, usaban el dólar como reserva monetaria al igual que el oro. Las transacciones comerciales internacionales de todo tipo se facturaban y gran parte de ellas, como las de petróleo, se siguen facturando en dólares. En definitiva, con billetes de dólares en el bolsillo se puede comprar en cualquier lugar del planeta. Surgimiento de un comercio financiero global desregulado A partir del final de la Guerra Fría, la mayoría de las transacciones globales, incluyendo a los países de la ex Unión Soviética, seguirían apoyándose en el dólar estadounidense. China, como potencia económica global, se convierte en el principal acreedor de EE. UU., manteniendo buena parte de sus reservas en bonos de deuda de ese país norteamericano. Contribuyen además las crisis inflacionarias de los países latinoamericanos (consecuencia de las crisis de deuda anteriores), destacándose los casos de Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador. La hegemonía del dólar le da a Estados Unidos una posición ventajosa en el plano internacional, ya que le permite tener frecuentemente déficits presupuestarios, incurriendo en gastos extraordinarios que son cubiertos con la emisión de moneda.67 Asimismo, el país no asume los costos asociados a la conversión de su moneda por otras, dado que la mayor parte del comercio con otras naciones se mueve en dólares. El dólar sigue siendo la moneda más usada (el 44% de las transacciones). El euro ha sufrido el impacto de la crisis, aunque figura como la segunda divisa a nivel global. Pero hay nuevas estrellas en el escenario: las monedas de los llamados países emergentes, entre ellos México, Brasil y, por supuesto, China. El dólar estadounidense es la divisa de reserva mundial y se mantiene la presencia de monedas tradicionalmente fuertes como el euro, el yen, la libra esterlina, o el franco suizo, que suele convertirse en un refugio en épocas de turbulencia. La presencia de los mercados emergentes refleja los cambios que hemos visto en la economía global", indicó a BBC Mundo el consultor financiero Paul Bisping, catedrático de la London School of Business and Finance. En Latinoamérica en no están exceptos de dicha hegemonía, como por ejemplo Ecuador, tras varias crisis inflacionarias, se ha realizado en 1999 un reemplazo total de su moneda nacional por el dólar, es decir, una dolarización. Esto ha generado una estabilización monetaria, pero a su vez un aumento en el costo de vida para los ecuatorianos, incrementando la pobreza y reduciendo la competitividad del turismo y la industria.
En Argentina, la avidez por la moneda norteamericana ha generado severos
problemas de balanza de pagos durante la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI. En la década de 1990, se implementó una política de convertibilidad, por la cual se fijaba el valor del peso argentino al del dólar. Se buscaba frenar la inflación y estabilizar la moneda nacional, por medio de políticas liberales que incluyeron una apertura comercial y una flexibilización de las condiciones de empleo, facilitando los despidos e incrementando la desocupación y la pobreza. A pesar del elevado costo social, no se logró evitar la constante fuga de divisas. Tanto la pérdida de competitividad que implicaba la paridad peso-dólar, como el fuerte nivel de endeudamiento, fueron factores desencadenantes de la crisis de diciembre de 2001. A partir de la misma, se rompió la paridad entre ambas monedas, y continuó la mencionada avidez por el dólar, que ha retroalimentado los problemas inflacionarios del país. En 2011, un 45% de la demanda de dólares provenía de pequeños ahorristas. En Venezuela, la hiperinflación y mega desvalorización del bolívar soberano ha sufrido medidas como la dolarización de facto de la economía (aun cuando esto no obstante no se ha hecho oficial). Reflexión para el mundo En palabras simples, de acuerdo a este tema, se resalta que dicha moneda al igual que idioma ingles son parte esenciales del planeta y su economía, en los últimos 80 años concretamente al finalizar la segunda guerra mundial se establece el dólar como moneda líder en todo el mundo. Pero, no fue hasta el fin de la guerra fría y la caída de la unión soviética que se posiciona totalmente. Pero actualmente vemos un surgimiento de la economía china, incluso ya esta predicho que en unos años china será la primera potencia en el mundo y su moneda podría superar tanto el euro como el mismo dólar. Ya que, dicha hegemonía la vemos actualmente que se desestabiliza sin duda alguna a causa de políticas de bloqueo y sanciones que obligan a los países pequeños a someterse a sus políticas economías y sociales. Por lo tanto, como una pequeña reflexión y o análisis de la actual situación muchos profesionales económicos indican que resurgirán nuevas formas de valorización de todos los bienes del mundo y serán respaldados por minerales aparte del oro o un bien que hoy día no se toma mucho en cuenta pero que si tiene un gran valor y es el agua. Así que, será cuestión de tiempo observar y vivir los cambios que este bien preciado podría impactar en la economía de todo el mundo y tendrá un costo incluso mayor que el oro y las monedas internacionales.