En una empresa existen todo tipo de intereses; de hecho
cada empleado tiene unos intereses particulares que en ningún caso deben prevalecer sobre el interés general de la empresa. El enfoque está dirigido a los objetivos de la empresa y no a los del individuo. Este principio recuerda que, en un negocio, el interés de un empleado o grupo de empleados no debe prevalecer sobre el de la empresa, que los intereses de la familia deben ir por delante de los de sus miembros y que el interés del Estado debe prevalecer sobre el de un ciudadano o grupo de ciudadanos Parece que no debería ser necesario recordar estas cosas. Pero la ignorancia, ambición, egoísmo, pereza, debilidad y todas las pasiones humanas tienden a hacer que se pierda de vista el interés general en favor del interés individual, y tiene que librarse una lucha perpetua entre ellos. Dos intereses de orden diferente, pero que reclaman igual respeto, se enfrentan entre sí, y debe hallarse el medio para reconciliarlos. Esto representa una de las principales dificultades de la dirección. Los medios para lograrlo son: 1. Firmeza y buen ejemplo por parte de los superiores. 2. Acuerdos lo más justos posible. 3. Supervisión constante. Existirán en la organización los intereses de las personas que allí trabajan y los de la propia empresa; se debe dar prioridad a estos últimos porque, de no hacerlo así, la organización colapsará.