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El equilibrio entre el trabajo y

la familia, ¿es posible?


En la actualidad, la vida familiar y el trabajo
profesional parecen irreconciliables. Eso, muchas
veces, genera un gran sentimiento de culpa en el
papá y la mamá. ¿Hay solución? Veamos.
Por Mariana Stevenazzi. 30 abril, 2018.

Hoy día se habla mucho de equilibrar (o conciliar) familia y trabajo. Pero, ¿qué
significa realmente lograr ese equilibrio? En este artículo, intentaremos dar
algunos ‘tips’ o recomendaciones concretas para orientar ese intento por
equilibrar estos dos ámbitos esenciales en nuestra vida.

A mi entender, el equilibrio consiste en lograr la felicidad y sentirse a gusto con


la vida que llevamos. Tiene que ver con lograr cierta paz interior y quitar de
nuestra conciencia cualquier “culpa” de no estar haciendo bien las cosas. Es
una paz que va más allá de los agobios, cansancios o corridas; no significa
ausencia de estos, sino que es una paz consecuente de tener claro el camino
que queremos recorrer y de tener la certeza de que –aún con algunos desvíos–
nos mantenemos en la ruta correcta.

Muchas veces me preguntan por la receta mágica para lograr el equilibrio


familia-trabajo. Sin embargo, está claro que no existe esa receta mágica, de la
misma manera en que la magia no existe. La magia es un conjunto de “trucos”
que cada mago practica y adapta a su propio estilo. Así, las estrategias para
conciliar son únicas y personales para cada persona o familia, aunque puedan
darse algunos consejos genéricos que ayuden y orienten a su logro.

Aclarado esto, sí podemos intentar dar algunos tips o recomendaciones


concretas para orientar ese intento por equilibrar dos ámbitos esenciales en
nuestra vida, como son la familia y el trabajo.

Cualquier intento en este sentido debe ir iluminado por lo que me gusta llamar
“dos reglas de oro de la conciliación”:

Primero: la conciliación no es tema de mujeres, es asunto y desafío familiar.


Deben implicarse todos los miembros de la familia, en especial la pareja. Lo
que se conoce con el término “corresponsabilidad” y que no significa otra cosa
que comprometernos con un proyecto familiar ¡que es común!
Segundo: debemos renunciar a la perfección. Hay un dicho muy conocido para
ello: “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”. Hay que saber que, a veces, por
conseguir “sacar” 20 en una tarea (ser la mejor mamá del mundo, por ejemplo)
suspendemos en todas las demás y eso puede traer muchas complicaciones.
Una cosa es la perfección y otra, muy diferente “las cosas bien hechas”.

Cinco consejos para conciliar trabajo y familia

Con estas reglas en mente, ¿es posible resumir todo en solo 5 consejos para
alcanzar la integración de nuestra vida familiar y laboral? Haremos el intento,
pero recordando que cada uno debe encontrar su propia manera de adaptar la
situación e intereses particulares y que no intentamos hacer una lista
exhaustiva, sino más bien genérica.

Siguiendo a Séneca, decimos que “cuando un hombre no sabe hacia dónde


navega, ningún viento le es favorable”. Por eso, este es mi primer
consejo: definir qué significa esa integración en mi vida personal (entender
cuándo estaría alcanzada, cuál es mi expectativa…).

Se habla mucho de conciliar, pero, ¿qué significa realmente para mí? ¿Repartir
50 y 50 mi tiempo entre familia y trabajo? ¿No perderme los eventos familiares
más importantes? ¿Pasar muchísimo tiempo en familia? ¿Lograr el éxito
profesional atendiendo medianamente a la familia?

Planificar y establecer prioridades. Estas actividades implican también


distinguir entre tareas urgentes, importantes e innecesarias. Esto nos permitirá,
si es necesario, dejar de manera consciente algunos pendientes para más
adelante, sin dejar nada importante desatendido, o dar un paso atrás de
manera temporal sin salirnos de nuestro camino principal.

Ordenar y planificar nuestro tiempo nos permite, además, detectar a nuestros


“ladrones de tiempo” tanto en casa como en el trabajo, esas actividades en las
que se nos va el tiempo sin que aporten significativamente a nuestra jornada.
Entre ellas, probablemente, nos encontremos con “tiempos muertos” en el uso
de las nuevas tecnologías.

Establecer “rutinas flexibles”. Las rutinas dan un orden a nuestra vida y a la


vida familiar y nos dan seguridad y tranquilidad. Pero ¡cuidado! Deben ser
suficientemente flexibles para adaptarnos a los avatares de la vida cotidiana y
estar atentos al momento en que sea necesario cambiarlas de manera
transitoria o permanente.

En este sentido, puede ayudar hacer listas, tener en cuenta el tiempo que lleva
cada tarea, delegar a los miembros de la familia de acuerdo a gustos y
competencias de cada uno, fomentar la autonomía en nuestros hijos.

Ser valiente y determinado en la toma de decisiones. Toma tus propias


decisiones, no te dejes llevar por lo que los demás hacen, lo que siempre se
hizo en tu casa o lo que dicen los expertos. Decide tú. Por ejemplo, en el
trabajo quedarse de más porque “los demás lo hacen”; festejar cumpleaños a lo
grande porque “así se festeja aquí”, etc.

Algunos consejos concretos en este sentido: mudarte buscando cercanía con la


escuela de tus hijos, buscar trabajo de acuerdo a los horarios escolares (por
ejemplo, priorizar el horario frente a la remuneración que ofrecen).

Buscar ayuda cada vez que lo creas necesario. No estás solo o sola.
Apóyate en los demás. Si tienes ayuda en casa… aprovéchala de manera
inteligente, organiza bien sus tareas y sus prioridades, sé estratégico en el
aprovechamiento de su tiempo.

Cuenta con tu pareja para compartir las tareas y responsabilidades. Haz


alianza con tus amigos en algo que aproveche a ambos (hacer las compras en
conjunto, aprovechar trayectos en auto, turnarse para buscar los niños en el
colegio o para cuidarlos alguna tarde.

Es esencial que todo esto vaya acompañado de optimismo, saber reírnos de


nosotros mismos y ver el lado positivo a cada momento. Muchas veces es una
cuestión de actitud también. Estar dispuestos a aceptar los desafíos de la vida,
y a disfrutarla.

Equilibrar estos dos ámbitos es un camino permanente. Es difícil llegar a un


punto donde podamos decir “yo ya tengo mi vida equilibrada”, ya alcancé la
meta. Es una meta constante, con readaptación a cada cambio del entorno: un
cambio en las condiciones laborales, un nuevo proyecto, un nuevo hijo o una
nueva etapa de mi hijo que va creciendo, una contingencia, cambio en mis
expectativas, en la situación económica y un gran “etcétera”. ¡Es la vida misma!
Tan cambiante y tan interesante

Equilibrio en la vida familiar


y el trabajo
Combinar la vida familiar con la vida laboral puede ser muy conflictivo
para cualquiera, pues las horas del día no suelen ser suficientes para
todas las actividades. Frecuentemente se descuida uno de los dos
aspectos, lo que no tarda en provocar problemas, mucho estrés y
ansiedad para todos los implicados.
Combinar la vida familiar con la vida laboral puede ser muy conflictivo
para cualquiera, pues las horas del día no suelen ser suficientes para
todas las actividades. Frecuentemente se descuida uno de los dos
aspectos, lo que no tarda en provocar problemas, mucho estrés y
ansiedad para todos los implicados.

Las cosas se pueden complicar al máximo si los niños son pequeños y


ambos padres trabajan. Aunque todas las familias y casos laborales
son diferentes, existen consejos que cualquiera puede poner en
práctica para encontrar un balance no sólo con el trabajo y con la
familia, sino a nivel personal.

Primero que nada, para lograr que tu familia comprenda que estás
haciendo un trabajo remoto y para evitar distraerte te recomendamos
hacer lo siguiente:

1. Habla con ellos de forma respetuosa (con el gato no funciona) y pídeles


por favor que te dejen concentrarte.
2. Enséñales lo que haces.
3. Explícales por qué necesitas concentrarte.
4. Ofréceles una alternativa a lo que estén haciendo.
5. Encierra a la mascota en su cuarto si está inquieto.
6. Prepárate un espacio de trabajo separado de los demás.

Toma en cuenta que necesitas ese espacio, intenta que nadie entre a
interrumpir diciendo que abras la ventana o que cambies
algo.Recuérdate, a ti y al resto, que ese trabajo paga facturas. Todo lo
necesario para trabajar debe hacerse (Valencia, 2017).

Por lo que aquí te presentamos algunas maneras con las que se


puede llegar a un equilibrio, que te harán la vida cotidiana más fácil y
que pueden evitar muchos problemas que en el futuro se vuelven más
difíciles de resolver (Telemundo, 2019).


1. Establece tus prioridades

En algún momento surgirán situaciones en las que no podrás partirte


en dos y deberás decidir. Si uno de tus hijos enferma, seguro
escogerás cuidarlo, pero si alguien más puede encargarse y tú tienes
una importante reunión de trabajo o videollamada, quizá escogerás
atender lo laboral. Esa decisión sólo te corresponde a ti.

2. No te sientas culpable.

Muchas madres y padres tienen un profundo sentimiento de culpa por


no poder estar todo el tiempo al lado de sus niños, pero deben pensar
en que el papel que juegan en su trabajo. También tiene beneficios
para sus hijos, de acuerdo con el sitio Estimulación Temprana Para
Padres.

3. Reserva tiempo exclusivo para tu familia.

Así como tienes un horario determinado para tu trabajo, debes


establecer un horario y días en tu agenda exclusivos para tu familia.
La organización es la clave aquí, ya que el agendar los eventos
importantes de tus hijos te librará de desafortunadas sorpresas como
tener una junta de trabajo el mismo día de una fiesta de cumpleaños.

4. Aléjate de lo que no añada valor a tu vida.

Existen distracciones que te hacen perder valioso tiempo como


sumergirte en las redes sociales, jugar videojuegos o las
conversaciones vacías. Esto te resta tiempo de calidad con tu familia y
productividad en tu trabajo. Así que procura mantenerlos alejados de
tu vida cotidiana y enfócate en lo que de verdad importa.

5. Comparte las tareas de la casa.

Muchas madres o padres trabajadores presentan agotamiento


extremo debido a que luego de su jornada laboral, comienza una
segunda jornada de atender la casa. Te recomendamos hablar con tu
pareja y tus hijos para dividir las tareas de manera equitativa y
eficiente. Esto no sólo te hará más fácil la vida, también les dará más
tiempo para convivir.

6. Establece metas.

Esto es algo que seguramente aplicas en el trabajo, pero también


sirve en la vida familiar. Si existe algún problema que haya que
solucionar establece objetivos y estrategias para resolverlo. Un
problema de comunicación puede abordarse hablando todos los días
en la comida u organizando al menos un paseo familiar al mes.

7. No busques la perfección.

La vida siempre trae sorpresas consigo y, por más organizada/o que


seas, en algún momento surgirán eventualidades que estén fuera de
tu control y pueden ocurrir en ambos aspectos de tu vida. Lo
importante es encontrar una forma de cumplir con todo a la manera
que más te acomode y reducir el estrés al mínimo.

8. Tómate tiempo para ti.

No olvides que uno de los aspectos más importantes eres tú y tu


salud. El dedicar tiempo exclusivo para tu persona puede dejarse
pasar con todas las responsabilidades, pero es esencial tomar ese
rato a solas para consentirte. Practicar tu pasatiempo favorito, leer,
tomar un baño relajante, hacer ejercicio o meditar, son algunas
actividades que te provocan bienestar para que tú lo transmitas a
donde vayas.
Equilibrio entre familia y
trabajo [13 consejos y hábitos]
Por Natalia Strada
Lograr un equilibrio entre la vida laboral y la vida
personal y familiar es una de las actividades más
complicadas de la actualidad, por las extensas
jornadas de empleo y por ello se hace muy dificultoso
el manejo del tiempo.

Nuestros 13 consejos para equilibrar familia y


trabajo son:
1. Establecer prioridades
2. Llevar una agenda
3. Delegar tareas
4. Solucionar cada inconveniente
5. Promover la comunicación
6. Concerse
7. Aceptar imperfecciones
8. Alejarse de lo que no suma valor
9. Saber desconectarse
10. Hacer cosas para uno mismo
11. Fortalecer el grupo familiar
12. Aprender a poner límites
13. Entender las realidades de los demás
Al reflexionar sobre mis propias vivencias, me es
habitual, que me suceda encontrarme jugando con mi
niña mientras trabajo desde casa. Por lo que, pienso,
es demasiado difícil conciliar entre una y otra cosa,
sintiendo que son cuestiones por separado, sino que
son ámbitos que se mezclan constantemente.
A medida que vamos creciendo nuestros roles van
cambiando, o se suman. Por ejemplo, soy hija,
hermana, madre, y profesional independiente, con
cuatro trabajos distintos, con diferentes tareas y
funciones.

Y si bien me ha sido difícil llegar a este momento, por


la complejidad con la que uno lidia a diario, ha sido
posible compatibilizar mi vida familiar y laboral.

La clave del equilibrio no sólo es que nosotros


sepamos organizarnos y podamos hacerlo, sino
también contar con empleadores y empresas que
fomenten posibilidades para hacer una adecuada
incorporación de nuestra área personal y laboral.

En este artículo te daré algunos consejos para que


puedas equilibrar la calidad y la cantidad de tiempo
entre tu hogar y tu empleo.

Diez Consejos para aprovechar el tiempo al


máximo
1. Establece prioridades: A menudo
aparecerán situaciones en las que no podrás
estar en dos sitios a la vez, por lo cual
deberás tener en claro qué elegirás. Si alguno
de los niños se enferma, y prefieres quedarte
a cuidarlo, o si puedes delegar su cuidado
porque tienes una importante tarea laboral
que cumplir ese día. También sé respetuoso
con tus propios límites. Siempre habrá un
mail o mensaje que responder, pero debes
considerar tus límites ya que, si no lo haces tú
mismo, nadie lo hará por ti.
2. Prepara la agenda: Con el objetivo de
disfrutar todo el tiempo posible, incluso con
varias tareas a la vez, arma el calendario de la
semana. Incluso podrías hacer algo de
ejercicio en la bicicleta fija, mientras
respondes mails, o salir de caminata mientras
resuelves algún tema, telefónicamente. No
olvides reservar los horarios de eventos
importantes de la familia, como así también
tiempo exclusivo para pasar con tus hijos o
tu pareja. Así evitarás asignar una reunión el
día de un cumpleaños familiar.
3. Delega tareas: El estrés extremo proviene de
acaparar actividades. Reparte las tareas
hogareñas con tu familia, para una
convivencia equitativa. También, si te es
posible, delega actividades en la oficina.
Cultiva la confianza en los otros. Esto hará
que no te sobrecargues y seas más eficaz en
las propias tareas. Además, selecciona
correctamente a las personas de tu
alrededor, en las distintas funciones que
debes cumplir.
4. Solucionar cada inconveniente: Intentar
conversar todos los problemas, no
amontonarlos, para no saturarse y tener la
mente lo más liberada posible.
5. Promover la comunicación: Indica el
cumplimiento de metas y logros, aunque no
de plazos. Fomenta el feedback, dar y recibir
información. Si tienes objetivos debe haber
estrategias para llevarlos a cabo
eficientemente, y eso es algo que debes
poner en claro desde el inicio de cualquier
relación, sea laboral o personal. También
puedes hacer que en la familia estén bien
conectados. La tecnología permite, por
ejemplo, que con un grupo de whatsapp
familiar puedan conversar todos de aquello
que les pasó en el día y así generar un
ambiente de conexión y comunicación
ameno. También puedes promover la
comunicación en las comidas compartidas o
en algún paseo en común. Reconoce lo que
precisas y comunícalo eficazmente. Hazle
saber al otro si quieres o necesitas salir a un
horario determinado para cumplir con otra
actividad. Sé honesto, y así evitarás que los
demás tengan que adivinar lo que necesitas.
6. Conocerse: Dominar para qué somos buenos
y en qué no, y para aquello que carezcamos
de determinadas destrezas, elegir con quién
podamos integrarnos.
7. No somos seres perfectos: Por
más orden que tengamos en nuestras vidas,
siempre habrá cosas que nos sorprendan y
que no podamos controlar. Las
eventualidades suceden y deberás estar
preparado para cumplimentar con lo que
requieras en ese momento, reduciendo la
tensión al mínimo.
8. Alejarse de lo que no agrega valor: Jugar
videojuegos o las redes sociales pueden
quitarte tiempo valioso que hace que te
distraigas. Haz foco en lo verdaderamente
importante y no te desconcentres.  El tiempo
no es algo que pueda comprarse. Por ello,
disfruta cada minuto, cada hora de tu día
para realizar cosas realmente importantes. Si
necesitas estructura y planeación, pues pon
manos a la obra.
9. Usa el botón de Apagar: Todos los aparatos
tecnológicos lo tienen. Así que, no debes más
que utilizarlo. Desconectarse de los demás o
del mundo laboral, es una de las tareas más
complicadas que debemos encarar. Hazlo de
a poco, pero hazlo. Por ejemplo, no incluyas
el celular en tu cena o almuerzo; No lleves la
Tablet a la playa o al lugar que elijas para
tus vacaciones. Si puedes implementarlo un
par de veces, luego te será más fácil
trasladarlo en otras actividades con mayor
frecuencia. Si logras hacer desconexión de la
tecnología y los problemas conseguirás algo
muy valioso como lo es la óptica. El criterio
con el que vayas a enfocar y resolver los
inconvenientes seguramente no sea el
mismo. Podrás distanciarte de las emociones
y ser más objetivo en la toma de decisiones.
También utiliza la función de apagado para
cerrar el día de trabajo. Ponte horarios y
cúmplelos. Si siempre te llevas el trabajo a
casa, te atrasarás con las tareas de tu hogar o
de la vida familiar.
10. Haz cosas para ti: Tu salud física y
mental solo dependen de ti mismo. Por ello,
resérvate actividades para darte gustos o
tomar tiempo a solas. Leer, darnos un baño
relax, meditar, caminar o hacer ejercicio, son
algunas de las ocupaciones de las que
puedes beneficiarte. Sentirte bien, hacer
cosas que te interesan, para estar bien con
los demás. Esto no es trabajar menos, sino
elegir la calidad del tiempo invertido en cada
tarea para que sea en línea con lo que en
verdad queremos.
Tres hábitos exitosos para equilibrar la
Familia y el empleo
Hay prácticas que llevan a cabo muchas parejas para
balancear sus vidas laborales y personales, y que son
muy exitosas si las pones a prueba:

Conforma un equipo familiar:


Cuando tienes un trabajo con muchas exigencias, es
fácil desperdiciar el tiempo, y no ocuparse de la familia
hasta que los problemas nos son una urgencia.

Para ello, precisas darle a la familia el mismo nivel que


al empleo.

Poner un nombre al equipo de la casa, o de la familia,


ayuda a que los individuos no se vean como en una
competencia, para ver quién cumple sus tareas por
sobre el otro, sino que se vean como socios.

Si uno se desarrolla más que los otros pueden


generarse rispideces o resentimientos innecesarios
para mantener un círculo de confianza y comunicación
que fluya en la familia.

Poner Límites sin culpa:


Para mantener un balance entre la vida familiar y
personal es importante aprender a rechazar
invitaciones a las que no podemos o no queremos
asistir sin sentirse culpable. Sin embargo, no es fácil
decidir en qué oportunidades podemos negarnos a
participar.
Siempre deberás ser honesto contigo mismo para
poner en la balanza los deseos, necesidades propios y
ajenos. Tal vez participamos de algunas actividades por
el deber de ser un profesional, o padre o madre o
pertenecer a determinados círculos sociales, a pesar
de que dichos eventos no mejoran nuestra calidad de
vida familiar o laboral. Simplemente decimos que sí a
ocupaciones que son prioridades y deseos ajenos.

En esos casos, siempre es prudente conversar en


familia, o con el equipo de trabajo para definir límites
claros de nosotros y para y del equipo.

Para evaluar si la invitación que recibes tiene un valor


agregado en tu vida, puedes hacerte las siguientes
preguntas:

 ¿Puedo añadir valor único en esta


actividad/Evento?
 ¿Recibo valor agregado si participo?
 ¿Si asisto, Podría afectar a mi familia o
pareja? 
Considerar las virtudes y las disposiciones de los otros
Cuando en el matrimonio trabajan ambos, es difícil
mantenerse informado de todas las responsabilidades
hogareñas o personales de todas las personas que
conforman la familia.
Hay que diseñar una estrategia y mantenerse a raya
con la disciplina para lograr funciones específicas en el
hogar.
Si se dividen las diferentes responsabilidades teniendo
en cuenta las habilidades y los intereses o deseos de
los demás, esto podría allanarnos el camino.
Cada uno puede confeccionar una lista de sus deberes
en el hogar y ponerles un calificativo a cada una de
ellas. Por ejemplo, si nos toca lavar ropa, o llevar a los
niños a realizar sus actividades, incluir si nos parece
“odioso”, si se “disfruta” o si “no interesa”.

Así podríamos reordenar las tareas de acuerdo al


interés de cada integrante y evitar realizar tareas que
nos molestan. Si encontráramos alguna
responsabilidad que no le interesa a nadie, podríamos
evaluar si tenemos la posibilidad de contratar a alguien
para que la lleve a cabo.

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