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Impuesto sobre los bienes personales

Conceptos básicos

Imposición sobre los Patrimonios

Evolución histórica

Historia de la aplicación del impuesto al patrimonio de empresas en la Argentina.

Impuesto sobre los Bienes Personales

Objetos del Impuesto

Referencias
LECCIÓN 1 de 7

Conceptos básicos

HECHO IMPONIBLE. Elementos y conceptos relacionados

Se define como hecho Imponible el acto o conjunto de actos de naturaleza económica contemplados de manera específica en la ley, cuyo acaecimiento o
perfeccionamiento da origen a la relación jurídica principal, esto es, a la obligación tributaria. La conjunción de los elementos que integran el hecho generador de la
obligación tributaria, se produce al configurarse simultáneamente sus cuatro aspectos arriba detallados.

En otras palabras, el hecho imponible está configurado por:

Aspecto objetivo: es la descripción concreta del hecho generador de la obligación tributaria. Se lo denomina materia imponible y responde a la pregunta: ¿qué se
grava?

Aspecto subjetivo: es la definición del sujeto pasivo del impuesto, esto es, la persona obligada a satisfacer la prestación (generalmente pecuniaria) impuesta por
ley como consecuencia del ejercicio del poder tributario. Contesta el interrogante: ¿a quién se grava?

Los sujetos pasivos se clasifican en:

Responsables por deuda propia o Contribuyentes: son las personas a cuyo respecto se produce el hecho imponible.

Responsables por deuda ajena: Sujetos sobre cuyo particular no se verifica el hecho imponible, pero que están vinculados con él (por ejemplo,
por tener la disponibilidad económica de los patrimonios de los contribuyentes); por tal motivo, la legislación les atribuye responsabilidad a los
efectos de cumplir por cuenta de sus representados o entes con que se relacionan los deberes formales y materiales dispuestos por ley.
Según la intensidad de la responsabilidad asumida en materia tributaria, éstos a su vez pueden ser:
1 Responsables solidarios: son aquellos que coexisten junto con los contribuyentes como deudores de la relación jurídico-tributaria principal.

2 Responsables sustitutos: si bien no existe una descripción precisa de la figura del responsable sustituto, puede afirmarse que los
responsables sustitutos reemplazan al contribuyente, actuando en lugar del mismo y no conjunta y solidariamente.

Aspecto temporal: trata sobre el momento a partir del cual surge la obligación de pagar el tributo. Es el instante en que se verifica el hecho
imponible, precisando el período fiscal o ¿cuándo se grava?

Aspecto espacial: el aspecto espacial del hecho imponible está dado por el ámbito territorial en el que se configura el hecho imponible.
Responde a la pregunta: ¿dónde se grava?

Completan el concepto tributario, las nociones de:

Base Imponible: es la expresión cuantitativa del hecho imponible. Esa identidad entre la descripción objetiva del factor que da origen a la
obligación tributaria (hecho imponible) y su cuantía o magnitud (base imponible), queda plasmada en las pautas valuatorias que el legislador.

Liquidación del impuesto: es el conjunto de procedimientos prácticos que permiten establecer y exteriorizar ante la autoridad fiscal, el monto
del impuesto adeudado por el contribuyente en un determinado período fiscal.

Ingreso del impuesto: es el conjunto de procedimientos prácticos a través de los cuales los contribuyentes cancelan la obligación tributaria
que les impone la ley del impuesto respectivo.
LECCIÓN 2 de 7

Imposición sobre los Patrimonios

Principales consideraciones generales

Estos impuestos adoptan la base patrimonial como legítima expresión de capacidad contributiva, midiendo la riqueza presunta o potencial que producirían los
bienes que integran el patrimonio, la que puede o no ser actual.

A diferencia de la renta, con cuya imposición se mide la capacidad económica efectivamente generada por la riqueza producida en un determinado período de
tiempo, lo que se pretende con este otro tipo de base es cuantificar la aptitud tributaria que los bienes patrimoniales proyectan en su conjunto.

En resumen: la base patrimonio no es equivalente de la base renta, ya que con ella no se mide el impuesto que corresponde a una renta efectiva, sino el que resulta
de una renta potencial, cuya capitalización determina el valor de los bienes patrimoniales que podrían producirla con el concurso de los demás bienes de la
producción.

De esta premisa básica se desprenden muchas consecuencias y caracteres peculiares del impuesto al patrimonio, como así también elementos de juicio que
pueden llegar a condicionar las decisiones sobre la conveniencia de optar por éste u otro instrumento, como podría ser el impuesto a la renta, o las relativas a la
aplicación conjunta de ambos y la definición del grado de incidencia relativa que cada uno de ellos ejercerá sobre el universo de sujetos alcanzados, entre otros.

Caracteres fundamentales del impuesto patrimonial en comparación con el impuesto a la renta

La imposición al patrimonio, precisamente por gravar rentas virtuales y no efectivas, premia a los
contribuyentes que poseen capitales productivos y castiga a aquellos que poseen fondos inactivos o
bienes improductivos o poco productivos.

A efectos de neutralizar la incidencia del gravamen, el contribuyente que posee bienes patrimoniales totalmente improductivos (pero susceptibles de explotación)
se encuentra inducido a explotarlos o bien a venderlos, a la vez que el propietario de dinero o fondos inactivos tiene incentivos para su inversión. Nada de ello
ocurre con el impuesto a la renta, para el cual todas estas situaciones están fuera de su alcance.

Las disposiciones tributarias que rigen la aplicación del impuesto a la renta, gravan con cierta dificultad las rentas no monetarias. En la mayoría de los países, se
limitan a someter la renta presunta de la vivienda propia (valor locativo de la casa habitación), pero no la derivada de automóviles, parques, yates, colecciones de
arte, alhajas u otros moblajes.

Las disposiciones tributarias que rigen la aplicación del impuesto a la renta, gravan con cierta dificultad las rentas no monetarias. En la mayoría de los países, se
limitan a someter la renta presunta de la vivienda propia (valor locativo de la casa habitación), pero no la derivada de automóviles, parques, yates, colecciones de
arte, alhajas u otros moblajes.
Un impuesto al patrimonio, en cambio, comprende el valor de todos estos bienes o indirectamente su renta, con lo que compensa las deficiencias del impuesto a la
renta. Por ende, su efecto no sólo es supletorio del impuesto a la renta sino también mayor, al extenderse a los bienes de uso personal que conforman las
inversiones no productivas del contribuyente; teniendo gran importancia como medio desalentador de la formación de esta clase  de   patrimonio,  en  pos  de
 inversiones productivas.

La aplicación del impuesto global al patrimonio, acompañado por el impuesto progresivo a la renta, acentúa la progresividad del sistema tributario por cuanto, en
general, los patrimonios se concentran en los poseedores de rentas de las categorías medianas y superiores.

Efectos Económicos

Si las decisiones sobre el destino de la renta (al consumo o al ahorro) dependiesen exclusivamente del gravamen que soporta el contribuyente en uno y en otro
caso, sería evidente que el impuesto al patrimonio favorece el consumo y desalienta el ahorro, ya que dicho impuesto se aplicaría sobre la renta ahorrada que se
transforma en acervo patrimonial del contribuyente.

Sin embargo, es muy dudoso que en la realidad, las decisiones se determinen sólo por la gravitación del impuesto. A continuación se exponen algunos ejemplos:

En el caso que el impuesto afecte a contribuyentes de bajo nivel de renta, la preferencia por el consumo a causa del impuesto puede
considerarse probable ya que este tipo de contribuyentes puede ver neutralizado (por la carga impositiva), el estrecho margen de utilidad del
ahorro, sobre el sacrificio de la renuncia al consumo.

Para contribuyentes de rentas medianas y elevadas, la decisión por el ahorro no depende tanto de este cálculo subjetivo, sino más bien del
hecho que sus rentas exceden sus consumos habituales, de acuerdo con su medio social.

En países de escaso desarrollo la imposición al patrimonio puede acentuar la preferencia por el consumo, en contribuyentes de rentas
medianas, en lo que se refiere a erogaciones por fiestas, viajes, espectáculos y otros consumos de carácter suntuario. Esta preferencia se
manifestará en contra de la adquisición de bienes de uso durables, que caen bajo el alcance del impuesto al patrimonio. Sin embargo, este tipo
de imposición difícilmente puede promover una preferencia por el consumo en comparación con la adquisición de bienes durables de mayor
envergadura como la vivienda, ya que proporcionan otro tipo de beneficios y ventajas que pueden pesar en las decisiones individuales.

Más allá de todo lo expuesto, en la estructura económica actual, las decisiones de ahorro e inversión escapan a las voluntades individuales.

En conclusión, no puede considerarse al impuesto al patrimonio como desalentador del ahorro y de las inversiones, sino en cuanto grave a los pequeños
patrimonios consistentes principalmente en empresas individuales o familiares. En este caso, la existencia de un monto no imponible o mínimo exento, que se
deduce de la base, elimina dicho efecto.

Como ya se expresara, la capacidad contributiva exteriorizada a través de la renta, el consumo y el patrimonio constituye en la actualidad la forma más aceptada
para justificar la aplicación de impuestos. De todas ellas, el patrimonio es, tal vez, la más politizada; las reconocidas dificultades que se le atribuyen han
contribuido a la decisión de muchos gobiernos de desistir de su utilización.

En orden a la justificación de sus efectos económicos, en aras de alcanzar la equidad, el impuesto patrimonial es también el que mayores debates plantea.

Las opiniones doctrinarias se encuentran muy divididas. Una porción muy importante desaconseja la aplicación del tributo, considerándolo injusto, regresivo y
como un obstáculo al desarrollo económico. Otras, en cambio, expresan que constituye una pieza esencial en un sistema justo y racional en cuanto se revela como
instrumento idóneo para ajustar la imposición a la capacidad de pago individual, y cierra el hueco que dejan los impuestos sobre la renta y los consumos.
Clasificación de las distintas formas que toma el tributo

Diversidad de clasificaciones, tanto la doctrina como documentos técnicos emanados de organismos oficiales (Fondo Monetario Internacional y otros), se han
preocupado de clasificar, desde distintos puntos de vista, estas formas impositivas, las que guardan semejanzas de fondo, aunque formalmente parezcan
diferentes:

Impuestos Patrimoniales analíticos e Impuestos Sintéticos

Se entiende por impuestos analíticos los que están establecidos sobre determinadas categorías de bienes y se calculan sobre la base del
valor del respectivo bien. En general, se trata de impuestos periódicos.

Los impuestos sintéticos tienen como base el valor de la totalidad de los bienes del contribuyente. Son de naturaleza personal y generalmente
contemplan tasas progresivas.

Formas de imposición patrimonial puras e impuras

Se clasifican como formas puras aquellas que serían omnicomprensivas del patrimonio, gravándose todos los bienes y computándose
también todas las deudas.

Las formas impuras serían tributos en los cuales el gravamen recaería sobre ciertas especies de propiedad o bienes o sobre la circulación a
título oneroso o gratito o sobre determinadas variaciones del valor o plusvalías de algunos bienes, derivadas de circunstancias sociales,
económicas u obras públicas.

Clasificación Común de los Ingresos Tributarios y Paratributarios para los países miembros de ALALC (CLACIT)

Esta clasificación ha sido adoptada, especialmente, con fines estadísticos y de comparación y análisis, por los países de la Asociación de
Libre Comercio (ALCALC) y posteriormente por los países del Mercado Común Centroamericano. En lo fundamental, los impuestos
patrimoniales se clasifican en generales y especiales atendiendo a la tenencia de patrimonios, e impuestos sobre las transferencias
patrimoniales onerosas y gratuitas.

Formas de la imposición patrimonial:

1) Imposición sobre el patrimonio de empresas o personas físicas y sucesiones indivisas:

Sujeto Pasivo Empresas

1 Impuesto sobre el capital de las empresas.

2 Impuesto sobre los activos (Ganancia Mínima presunta).

Sujeto Pasivo personas físicas y sucesiones indivisas

1 Impuesto sobre el patrimonio neto de las personas físicas y sucesiones indivisas.


2 Impuesto sobre los bienes personales.

2) Imposición sobre la tenencia de bienes específicos

Impuesto sobre bienes muebles.

Impuesto sobre bienes inmuebles.

3) Imposición a la transferencia patrimonial.

Imposición al enriquecimiento patrimonial a título gratuito (herencias, legados y donaciones).

Impuesto a la transferencia onerosa de bienes.


LECCIÓN 3 de 7

Evolución histórica

Como cita de interés general, cabe mencionar que todas las figuras tributarias anteriores al siglo XVII, conforman de lo que se ha dado en llamar “prehistoria
tributaria”. En este orden, importantes autores señalan a los impuestos de emergencia o de guerra que existían en la antigüedad griega y romana, como
antecedentes de las formas vigentes.

En aquellas épocas, recaían más fuertemente sobre la posesión de la tierra; además de tener en cuenta esclavos, ganado, muebles, joyas y dinero metálico. En los
Estados de la antigüedad, la actividad financiera era bastante sencilla, y los tributos se identificaban con las necesidades del gobernante de turno: los gastos
asimilables a los que hoy se caracterizan como erogaciones públicas se cubrían con fondos propios del gobernante, que obtenía principalmente de conquistas
guerreras o de contribuciones de sus súbditos.

A partir del siglo XVIII las necesidades fiscales comenzaron a registrar un incremento incesante, los viejos tributos patrimoniales resultaban insuficientes para su
atención y, además, tampoco satisfacían el requisito de una mayor justicia en el reparto de las cargas públicas. Así se llegó a proponer un impuesto que recayera
sobre los componentes más importantes del patrimonio: la tierra, los edificios y el capital de las empresas. Sólo dos países, Estados Unidos y Suiza, mantuvieron el
gravamen invariable desde el siglo XVIII hasta comienzos del siglo XX por razones de administración fiscal.

 En ambas naciones existía un fuerte arraigo al principio de igualdad ante la ley, lo que obstaculizaba la aplicación de gravámenes sobre la renta. Por otra parte, era
creencia generalizada que la gravabilidad del patrimonio era la más sencilla y práctica medida de la capacidad contributiva. En esos países llegó a ser el gravamen
más importante y, en ocasiones, el único directo.

 A partir de 1913, año en el que se instaura el impuesto a la renta en EEUU, comienza a crecer la participación de este impuesto en detrimento de los gravámenes al
patrimonio.

A pesar de que las formas modernas revestidas por los gravámenes patrimoniales de tipo ordinario, global y anual, observan a partir de la década del 50 un
incremento importante, no son demasiados los países que los aplican; subsistiendo en ellos la imposición parcial sobre determinados bienes, principalmente los
registrables (inmuebles y automotores), que constituyen una destacada fuente de recaudación para determinados niveles de gobierno.

1) Imposición sobre el patrimonio de empresas o personas físicas y sucesiones indivisas.

Sujeto Pasivo Empresas

El impuesto al patrimonio de las empresas puede constituir un complemento del gravamen general sobre el patrimonio que grava a todo tipo de sujetos, se trate de
personas físicas o jurídica; o bien puede asumir una modalidad particular que alcanza a los sujetos empresarios.

Las razones que impulsan a crear un gravamen al patrimonio de las empresas pueden obedecer a su concepción:

Como impuesto sustitutivo de los impuestos sucesorios.

Como impuesto sustitutivo de los tributos sobre las transferencias de bienes a título oneroso.
Como adelanto del impuesto personal al patrimonio neto de las personas físicas.

Referida al valor de las acciones o cuotas de propiedad de los accionistas, socios o dueños de las empresas (sustitutivo del impuesto al
patrimonio neto de las personas físicas).

Los principales argumentos que se utilizan para justificar su aplicación son los siguientes:

1 Recaudación: el tributo es utilizado frecuentemente por distintas administraciones fiscales, toda vez que puede proporcionar una interesante
recaudación a un costo reducido debido a la utilización complementaria de los balances con fines fiscales, confeccionados para la liquidación
del impuesto a la renta de las empresas.

2 Simplicidad: los sujetos son muchos menos que los del gravamen sobre el patrimonio de las personas físicas, y están mejor organizados
administrativamente. Además, la mayoría de los conceptos que definen la base imponible son complementarios del impuesto a la renta.

3 Evita distorsiones en el mercado: al sujetar a todas las empresas, elimina las discriminaciones a favor de una u otra forma de inversión.

4 Puede constituir una alternativa para elevar el gravamen que se aplica sobre la renta de las sociedades: algunos autores sostienen que el
impuesto a la renta puede favorecer a las empresas más ineficientes, de baja rentabilidad, por lo que el gravamen sobre los capitales permitiría
aumentar la carga tributaria general sobre aquéllas.

5 La posibilidad de usar el impuesto como un gravamen mínimo o de renta presunta: reconocidos especialistas tributarios sostienen que en
economías inflacionarias, la deductibilidad total de los intereses reflejaría una real medición de la base del impuesto a las ganancias
justificándose la utilización presunta del activo sin consideración de los pasivos, y que el activo bruto sería un mejor indicador de la renta
promedio, toda vez que, en el largo plazo, tendría efectos similares sobre el nivel de empleo y en la acumulación de capital que el impuesto a
las ganancias efectivas, pero alentaría un mejor uso del capital.

6 En economías de países en vías de desarrollo, por ejemplo el actual caso de la Argentina, en el que se intenta aplicar el impuesto sobre los
bienes personales con sus irremediables problemas de administración, el impuesto sobre los capitales de las empresas puede significar un
vehículo sencillo para allegar recursos a un Fisco casi siempre exhausto en sus finanzas.

7 Puede utilizarse como sustituto del gravamen a la herencia.

Tradicionalmente, se ha criticado la utilización del tributo empresario, por cuanto se sostiene que es susceptible de apreciación previa, favoreciendo las
posibilidades de su traslación vía precio de los bienes y servicios transados, lo que lo transforma prácticamente en un impuesto al consumo. Sin embargo, no
parece dudoso que, en el mediano y largo plazo, los poseedores de importantes cantidades de acciones, suficientes para expresar su voluntad en los órganos de
representación, consigan la traslación del gravamen a través de incrementos en los precios, aumento de honorarios de directores o cambio en la política de
dividendos.

Las motivaciones en contra de la utilización de un tributo sobre el capital empresario son las siguientes:

Traslación: dado su carácter de “gasto anual sobre el capital de la empresa”, una corriente doctrinaria sostiene que el impuesto representa una
erogación que constituye una parte del costo de producción de los bienes y servicios y que puede trasladarse mediante el mecanismo de los
precios. Produciéndose la traslación, se acentúa la regresividad del sistema tributario.

Imposibilidad de discriminar entre rentas ganadas y no ganadas: el impuesto no pude utilizarse para esta discriminación por cuanto no se
aplica sobre el trabajo.

No es necesario aplicar el tributo para generar una utilización más productiva del capital: a diferencia de lo que acontece con el impuesto que
se aplica sobre las personas físicas, que permite fomentar una utilización más productiva del capital, ello no es necesario en las empresas,
toda vez que sus accionistas serán los principales interesados en obtener los mayores rendimientos.
Cuando se aplica la variante sobre el patrimonio bruto, aumenta la inequidad del sistema: con relación al criterio vertido por funcionarios del
Fondo Monetario Internacional, puede decirse que, en economías inflacionarias, si se aplican métodos integrales de ajuste por inflación, la
medición de la renta será correcta, perdiendo consistencia la idea de preferir la renta presunta exteriorizada a través de los activos
empresarios.

Desalienta la inversión, particularmente en épocas de recesión.

Si el impuesto se aplica conjuntamente con el gravamen que recae sobre las personas físicas, puede existir doble imposición.

Discrimina en contra de las empresas capital intensivas, favoreciendo a las de mano de obra intensiva.

Recae en mayor medida sobre las empresas marginales y las que se inician.

Impuesto sobre los Activos (Ganancia Mínima Presunta).

Sobre fines de la década del 80, diversos países de América Latina han recurrido a esta figura tributaria. En general, el gravamen se ha utilizado como un impuesto
a la renta mínima presunta.

Las recomendaciones acerca de su aplicación han provenido del Fondo Monetario Internacional, a efectos de utilizar una herramienta tendiente a proveer un
mínimo de recaudación proveniente del impuesto a la renta, cuya base de aplicación pudo resultar fuertemente reducida por los agudos procesos inflacionarios
acaecidos en varios de los países de la región (Argentina, México, Perú); se argumentó, que los mecanismos de ajuste por inflación vigentes para el impuesto la
renta empresaria habían provocado un desmesurado crecimiento de las pérdidas trasladables hacia adelante, y consecuentemente, la recaudación del impuesto a
las ganancias se vería fuertemente acotada por dicha circunstancia. Ante tal situación se sugirió la posibilidad de utilizar un gravamen a la renta mínima presunta.

Antes de aceptar tal diagnóstico cabría hacer un profundo análisis acerca del aumento de los quebrantos trasladables, verificándose si se produjeron por la técnica
de ajuste por inflación utilizada o, por el contrario, por acumulación e pérdidas atribuibles a las lamentables condiciones del funcionamiento de la economía de
cada una de las naciones involucradas.

El impuesto al patrimonio bruto de las empresas, también denominado sobre los activos o a los activos empresarios, constituye una variante de la imposición a la
renta sobre base presunta.

Toma como base para su determinación sólo el valor de los activos de las empresas, es decir la mitad izquierda del balance.

En lo atinente a los objetivos que se persiguen con la implantación del tributo, pueden consignarse los siguientes:

1 Recaudación

2 Simplicidad

3 Gravar la renta mínima potencial empresaria: quienes sustentan la utilización de este gravamen sostienen que debe funcionar como un tributo
obligatorio, de capitación empresarial para todas las empresas existentes; constituyendo un acicate al uso más eficiente del capital mal
utilizado u ocioso. Se considera que toda empresa, al realizar inversión en activos, calcula la tasa de retorno del capital, lo cual significa una
razonable medición de la renta empresaria mínima potencial.

La doctrina se ha manifestado unánimemente en contra de la utilización de esta figura, destacándose como argumentos contrarios a su uso:
El impuesto a los activos no mide racionalmente la renta potencial, toda vez que por su modalidad puede llegar a exceder como impuesto
mínimo lo que podría ser económicamente dicha renta potencial.

Genera inequidades diversas por su falta de consideración de la equidad vertical y horizontal, las que podrían atenuarse si se admitiera el pago
del impuesto a las ganancias como crédito.

No induce a una mejor utilización de recursos, dado que las inversiones se motivan, principalmente, por otros factores tales como la
estabilidad institucional, económica y jurídica.

Al no permitir el cómputo de pasivos, puede generar una doble imposición al quedar gravado el titular de activos financiados con deudas, por un
lado, y por otro el acreedor.

El gravamen no es neutral y su impacto en la etapa final de consumo dependerá de los diversos canales de producción y distribución por, los
que atraviesen bienes y servicios.

Atenta contra las empresas de capital intensivo, contra las empresas nuevas y contra las decisiones en materia de inversión y crecimiento;
además discrimina contra las empresas financiadas externamente.
LECCIÓN 4 de 7

Historia de la aplicación del impuesto al patrimonio de empresas en la Argentina.

Esta forma de imposición nace en 1951, con el denominado impuesto sustitutivo del gravamen a la transmisión gratuita de bienes.

El denominado Régimen de Anonimato Accionario, anterior a aquella ley, ofrecía la posibilidad de evadir el entonces vigente impuesto a la transmisión gratuita de
bienes (a las herencias), mediante la constitución de sociedades anónimas y en comandita por acciones de naturaleza familiar, que servían de fácil vehículo para
vender bienes por medio de la transmisión de acciones al portador. El régimen del impuesto sustitutivo mantuvo su vigencia hasta el 31/12/1973.

Mediante la sanción de la ley 20.629 (31/12/1973) se creó el impuesto sobre capitales y patrimonios, fundado en la capacidad contributiva exteriorizada por el
patrimonio neto de los entes jurídicos y de las personas físicas, incluyendo entre estas últimas a las sucesiones indivisas.

A partir de 1976, comenzó a regir el llamado impuesto sobre los capitales, instituido por ley 21.287, sancionada el 2/4/1976, reformada por la ley 23.296 (B.O.
30/10/1985).

El impuesto se estableció por diez años, sobre los balances anuales que cerraran entre el 30/04/1976 y el 31/12/1985.

En lo que hace a su vigencia, fue prorrogado hasta el 31/12/1995 por la ley 23.285 (B.O. 30/10/1985) y luego, en 1989, derogado por la 23.760 (B.O. 18/12/1989);
norma que, a partir de 1990, puso en vigor el impuesto sobre los activos que se mantuvo hasta 1995.

Sujeto Pasivo personas físicas y sucesiones indivisas

El impuesto encuentra su fundamento inmediato en el principio de la propiedad privada, pues resultaría un contrasentido aplicarlo allí donde este derecho no se
reconoce o donde las limitaciones son tan estrictas que terminan por desvirtuarlo.

Los autores que abogan por su instauración utilizan como uno de los principales fundamentos que constituye una fuente de equidad en el sistema tributario, así
como un vehículo tendiente a reforzar la progresividad en el sistema tributario y la redistribución del ingreso.

Como argumentos en favor del impuesto se destacan los siguientes:

El patrimonio representa una exteriorización de capacidad contributiva.  La propiedad de un patrimonio, aunque improductivo, representa por sí
misma una reserva de poder adquisitivo para su propietario, susceptible de ser empleado en cualquier momento en sustitución o adición al
rédito. Esta posición parte del supuesto de que la capacidad contributiva no la da sólo el consumo de bienes o servicios privados, sino la
posibilidad potencial de estos consumos, representado por el poder de adquisición de que dispone el individuo con independencia de su
utilización real.

Como diversificación del sistema tributario.

Como suplementario del impuesto a la renta. Este argumento es uno de los invocados más frecuentemente por la doctrina para justificar la
aplicación del tributo.

El gravamen garantiza el principio de equidad.


El tributo alcanza su más sólido fundamento en razones de equidad y justicia, pues ante la falta de consideración por el impuesto a las
ganancias de las rentas no monetarias, se hace imprescindible utilizarlo como índice complementario al patrimonio. El principal argumento
para apuntalar el impuesto por razones de equidad es que la renta por sí sola no es índice adecuado para medir la capacidad tributaria de los
perceptores de rentas el trabajo y del capital, así como entre diferentes dueños de propiedades; la razón básica de ello es que la posesión de
patrimonio en forma de activos disponibles dota al dueño del mismo de una capacidad contributiva como tal, completamente independiente de
la renta monetaria que producen tales activos.

Como instrumento “productivista” y de fomento al desarrollo.

El contribuyente que posee bienes patrimoniales totalmente improductivos, pero susceptibles de explotación, se encontrará inducido a

explotarlos o venderlos para neutralizar la incidencia del gravamen. El propietario de tierras improductivas es incentivado a
su cultivo o, en caso de imposibilidad, a enajenarlas total o parcialmente a fin de utilizar productivamente
el dinero obtenido en la venta. El propietario de dinero o fondos inactivos tiene incentivo para su inversión.
La imposición patrimonial, precisamente por alcanzar rentas virtuales y no efectivas, cumple con el
principio de incrementar la productividad, que consiste en premiar a los contribuyentes que poseen
capitales productivos y en castigar a aquellos que poseen fondos inactivos o bienes poco productivos.

Distingue entre ingresos ganados y no ganados.

El gravamen discrimina en forma inmejorable entre rentas ganadas (las que derivan del trabajo) y no ganadas (las que provienen del capital)

Acentúa la progresividad del sistema tributario.

La progresividad de un sistema tributario no depende sólo del impuesto a la renta. Cuando las tasas de este gravamen son muy elevadas,
incitan a la evasión y brindan escasa recaudación. El impuesto al patrimonio, permite una progresividad general de la estructura tributaria
superior a la que brinda el impuesto a la renta considerada aisladamente.

Aumento de las posibilidades de control del impuesto a la renta.

Permite una administración más eficaz de muchas de las figuras que integran un sistema tributario, principalmente en torno al gravamen a la
renta y al impuesto sobre sucesiones y donaciones. Respecto del impuesto a la renta, la existencia de ambos tributos permite un control
recíproco de rentas y patrimonios, en cuanto que los elementos patrimoniales pondrán al descubierto las rentas derivadas de ellos que han
sido ocultadas y las distintas partidas de la renta manifestarán los bienes patrimoniales que le sirven de soporte y no han sido declarados.

Permite gravar la renta potencial en lugar de la renta efectiva

Permite influir en la política social y redistributiva.

Impuesto sobre el Patrimonio Neto

El impuesto sobre el patrimonio neto es un tributo personal y general que grava la propiedad o posesión del patrimonio de las personas físicas y jurídicas o sólo a
las personas físicas, recae sobre el valor neto del patrimonio, puede ser proporcional o progresivo, es de carácter periódico, formal o nominal sobre el patrimonio, y
material o real sobre la renta, y generalmente complementario del impuesto a la renta.

1 Gravamen de tipo personal.

Esta distinción marca la diferencia entre el grupo de impuestos sobre la propiedad e impuestos sobre el patrimonio. Los primeros, como ser los
tributos locales inmobiliarios, son impuestos “in rem”, es decir tienen en consideración la cosa poseída y no las características personales de
quien la posee. Por el contrario, los tributos al patrimonio se denominan “ad personan”, es decir, tienen en cuenta las características
personales del sujeto. Por ello los primeros se justifican en el principio del beneficio, y los segundos, en cambio, encuentran justificación en el
principio de la capacidad contributiva.

El tributo que se analiza es, claramente, un gravamen personal. Sólo por excepción, podría ser considerado real, tal como el caso de los
responsables sustitutos por los bienes pertenecientes a sujetos domiciliados fuera del país sobre los que se aplica el gravamen.

2 Impuesto general.

Ello es así desde el punto de vista objetivo, porque el impuesto se aplica a toda la propiedad en general. Es obvio que la existencia de
exenciones alteraría esta conclusión.

Desde el punto de vista subjetivo, el impuesto debe necesariamente ser general. Sin embargo, es observable en las diversas legislaciones
analizadas que la práctica indica un alejamiento al principio; ello por cuanto muchas veces recae sólo sobre los contribuyentes muy ricos,
eximiéndose a los menos pudientes. Prevalecen aquí atendibles razones de justicia y equidad.

3 Sobre el patrimonio neto.

La deducción de deudas hace a la esencia del gravamen ya que, de lo contrario, el gravamen sobre el patrimonio bruto conduciría a un
impuesto general sobre la propiedad, susceptible de supuestos de doble imposición

Impuesto sobre los Bienes personales

Este tributo asume las características de los de tipo:

1 Personal: su instrumentación toma en cuenta consideraciones relativas al contribuyente.

2 Directo: afecta manifestaciones directas de capacidad contributiva.

En materia de impuestos directos, la Nación no tiene potestad tributaria originaria, toda vez que ésta corresponde a las Provincias; la Nación
sólo puede establecerlos respetando lo dispuesto por el artículo 75, inciso 2) de la Carta Magna, es decir, en razón de una situación de
emergencia nacional y por tiempo determinado y justamente el legislador ha definido el presente gravamen como directo, al calificarlo en el
artículo 1º como “de emergencia” y limitarlo por un determinado período (nueve períodos fiscales a partir del 31 de diciembre de 1999).

3 Periódico: se renueva periódicamente, debiendo determinarse y abonarse una vez en cada período fiscal.

4 Progresivo: gracias a la concurrencia de un “mínimo exento” y la generalización de su base de imposición.

5 Nacional: se aplica en todo el territorio de la Nación, se rige por las disposiciones de la ley de procedimiento fiscal (L.11.683 y sus
modificaciones), y es aplicado, recaudado y fiscalizado por la Administración Federal de Ingresos Públicos.
LECCIÓN 5 de 7

Impuesto sobre los Bienes Personales

El Artículo 16 de la Ley N° 23966, dispone: “Se establece con carácter de emergencia, por el término de nueve (9) períodos fiscales a partir del 31 de diciembre de
1991 inclusive, un impuesto que se aplicará en todo el territorio de la Nación y que recaerá sobre los bienes personales existentes al 31 de diciembre de cada año,
situados en el país y en el exterior”.

De este modo, el tributo fue establecido con carácter de emergencia por el término de 9 períodos fiscales a partir del 31/12/91. Sin embargo su vigencia se ha
prorrogado hasta el 31/12/2019 por la Ley Nº 26545 (B.O: 02/12/2009).

Responsables del impuesto 

Sujetos del impuesto

Son Sujetos Pasivos al impuesto (Art. 17 de Ley): - Sujetos del país: personas físicas y sucesiones indivisas, deben tributar por los bienes situados en el país y en
el exterior.

Sujetos del exterior: personas físicas y sucesiones indivisas, deben tributar por los bienes situados en el país.

Características

El impuesto grava la posesión o tenencia de bienes por parte de personas físicas o sucesiones indivisas al 31 de diciembre de cada año.

Se trata de un impuesto de tipo “instantáneo”. El hecho imponible está constituido por el conjunto de bienes gravados del contribuyente a dicha
fecha, sin considerar pasivos.

Las personas físicas y sucesiones indivisas del país no estarán alcanzadas por el impuesto cuando sus bienes gravados (excluidas las
acciones y participaciones en el capital de cualquier tipo de sociedad regida por la ley 19550) valuados de conformidad con las normas
legales, resulten iguales o inferiores a:

1 Para el período fiscal 2017, iguales o inferiores a pesos novecientos cincuenta mil ($ 950.000);

2 A partir del período fiscal 2018 y siguientes, iguales o inferiores a pesos un millón cincuenta mil ($ 1.050.000).

El Articulo 25 de la ley expresa que el gravamen a ingresar por los contribuyentes titulares del país, surgirá de la aplicación, sobre el valor total de los bienes sujetos
al impuesto —excepto los comprendidos en el artículo sin número incorporado a continuación del artículo 25 de la ley—, sobre el monto que exceda el mínimo
exento, las sumas que para cada caso se fija a continuación:
Para el período fiscal 2017, cincuenta centésimos por ciento (0,50%);

A partir del período fiscal 2018 y siguientes, veinticinco centésimos por ciento (0,25%).

Los sujetos de este impuesto podrán computar como pago a cuenta las sumas efectivamente pagadas en el exterior por gravámenes similares al presente que
consideren como base imponible el patrimonio o los bienes en forma global. Este crédito sólo podrá computarse hasta el incremento de la obligación fiscal
originado por la incorporación de los bienes situados con carácter permanente en el exterior.

Los casos excepcionales previstos en al artículo 25 de la ley expresan: “El gravamen correspondiente a las acciones o participaciones en el capital de las
sociedades regidas por la Ley 19.550 de Sociedades Comerciales y sus modificaciones, cuyos titulares sean personas físicas y/o sucesiones indivisas
domiciliadas en el país o en el exterior, y/o sociedades y/o cualquier otro tipo de persona de existencia ideal, domiciliada en el exterior, será liquidado o ingresado
por las sociedades regidas por esa ley y la alícuota a aplicar será de veinticinco centésimos por ciento (0,25%) sobre el valor determinado de acuerdo con lo
establecido por el inciso h) del artículo 22 de la presente norma. El impuesto así ingresado tendrá el carácter de pago único y definitivo.

Alícuotas

Los sujetos del exterior no tienen derecho  a  computar   el  mínimo  exento.   Deben ingresar el impuesto cuando el mismo supere los $255,75
mediante un régimen de responsabilidad sustituta previsto en el Art. 26 de la Ley; y quedan gravados con una alícuota de 1,25%.

Para situaciones no previstas especialmente, serán de aplicación supletoria las disposiciones legales y reglamentarias del Impuesto a las
Ganancias.

Casos Particulares

1 Sucesiones Indivisas

Las sucesiones indivisas son contribuyentes de este gravamen por los bienes que posean al 31 de diciembre de cada año, en tanto dicha
fecha quede comprendida en el lapso transcurrido entre el fallecimiento del causante y la declaratoria de herederos o aquella en que se haya
declarado válido el testamento que cumpla la misma finalidad.
2 Funcionarios Públicos en el exterior (Art. 17 Ley, Párr. 3°)

Se considerará que están domiciliados en el país los agentes diplomáticos y consulares, el personal técnico y administrativo de las
respectivas misiones y demás funcionarios públicos de la Nación y los que integran comisiones de las provincias y municipalidades que, en
ejercicio de sus funciones, se encontraren en el exterior, así como sus familiares que los acompañaren.

3 Sociedad Conyugal: (Art. 18 Ley y Art. 2° D.R)

En el caso de patrimonios pertenecientes a los componentes de la sociedad conyugal, corresponderá atribuir al marido, además de los bienes
propios, la totalidad de los que revisten el carácter de gananciales, excepto:

que se trate de bienes adquiridos por la mujer con el producto del ejercicio de su profesión, oficio, empleo, comercio o industria.

que exista separación judicial de bienes.

que la administración de todos los bienes gananciales la tenga la mujer en virtud de una resolución judicial.

A los fines del artículo 18 de la ley corresponde atribuir:

a totalidad de sus bienes propios a cada cónyuge.

los bienes gananciales se atribuirán de acuerdo con lo establecido por dicha norma.

en el caso de separación judicial de los bienes, los mismos se imputarán de acuerdo con lo determinado por el respectivo fallo.

4 Menores de edad

Los padres que ejerzan la patria potestad o, en su caso, al que le corresponda ese ejercicio, y los tutores o curadores; declararán en
representación de sus hijos menores y sus pupilos, los bienes que a éstos pertenezcan.
5 Condominios (Art. 5° D.R)

En el caso de bienes en condominio, cada condómino resulta sujeto del impuesto, debiendo incluir en su declaración la parte que le
corresponda en la titularidad de tales bienes, valuados de acuerdo con las disposiciones legales y reglamentarias.

6 Personas físicas de nacionalidad extranjera domiciliadas en el país por cuestiones laborales (Art. 1° D.R)

Las personas físicas de nacionalidad extranjera, domiciliadas en el país por razones de índole laboral debidamente acreditada, que requieran
una residencia en el mismo que no supere los 5 años, se considerarán como domiciliadas en el exterior y tributarán exclusivamente sobre sus
bienes situados en el país, en la forma, plazos y condiciones fijados para las personas físicas domiciliadas en el país.

7 Personas físicas de nacionalidad argentina domiciliadas en el exterior por cuestiones laborales:

Dado que el domicilio fiscal es el criterio de vinculación que utiliza la legislación tributaria para obligar a los
sujetos al pago de este impuesto, el hecho de “mudarse” a otro país hará que el contribuyente pase a tener
un domicilio fiscal en el exterior. Por lo tanto quedará encuadrado como sujeto del exterior conforme a las
normas del artículo 17- inciso b) de la Ley, y tributará únicamente por sus bienes en Argentina.

8 Responsables sustitutos

Son responsables sustitutos de las personas físicas y sucesiones indivisas domiciliadas o radicadas en el exterior:
LECCIÓN 6 de 7

Objetos del Impuesto

Posesión o tenencia de bienes situados en el país o en el exterior al 31 de diciembre de cada año:

objetos materiales susceptibles de tener valor (Art. 2311 C.C).

objetos inmateriales susceptibles de tener valor (Art. 2312 C.C).

Podemos decir entonces que la definición de éste impuesto abarca diferentes aspectos, a saber:

Aspecto objetivo: en cuanto hace referencia a la “posesión o tenencia de bienes”.

Aspecto subjetivo: indicando a los sujetos sobre los que recaerá el gravamen, “personas físicas y/o sucesiones indivisas”.

Aspecto territorial: “situados en el país o en el extranjero”.

Aspecto temporal: indicando el período que abarca el gravamen, “al 31 de diciembre de cada año”.

Bienes situados en el país (Art. 19, Ley) 

Se consideran situados en el país:

Los inmuebles ubicados en su territorio.


Nota: se denominan inmuebles a aquellas cosas que, por su naturaleza, se encuentran por sí mismas inmovilizadas, el suelo y todas las partes
sólidas y fluidas que forman su superficie y profundidad: todo lo que está incorporado al suelo de manera orgánica y todo lo que está debajo de
él sin el hecho del hombre (Art. 2314 C.C).

Son “inmuebles por accesión” las cosas muebles  que   se  encuentran  realmente inmovilizadas por su adhesión física al suelo, con tal que
esa adhesión tenga el carácter de perpetuidad (Art. 2315 C.C).

Son también inmuebles las cosas muebles que se encuentran puestas intencionalmente, como accesorias de un inmueble, por el propietario
de éste, sin estarlo físicamente (Art. 2316 C.C).

Los derechos reales constituidos sobre bienes situados en él.

Nota: son derechos reales constituidos sobre bienes situados en el país (Art. 2503 C.C): el dominio y el condominio, el usufructo, el uso y la
habitación, las servidumbres activas, el derecho de hipoteca, la prenda, la anticresis.

Las naves y aeronaves de matrícula nacional.

Los automotores patentados o registrados en su territorio.

Los bienes muebles registrados en él.

Los bienes muebles del hogar o de residencias transitorias, cuando el hogar o residencia estuvieran situados en su territorio.

Los bienes personales del contribuyente, cuando éste tuviera su domicilio en el país, o se encontrara en él.

Los demás bienes muebles y semovientes que se encontraron en su territorio al 31 de diciembre de cada año, aunque su situación no
revistiera carácter permanente, siempre que por este artículo no correspondiere otro tratamiento.

Nota: son cosas muebles las que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose por sí mismas, sean que sólo se muevan por una
fuerza externa; con excepción de las que sean accesorias a los inmuebles (Art. 2318 C.C).

El dinero y los depósitos en dinero que se hallaran en su territorio al 31 de diciembre de cada año (Art. 9 - D.R).

Los títulos, las acciones, cuotas o participaciones sociales y otros títulos valores representativos de capital social o equivalente, emitidos por
entes públicos o privados, cuando éstos tuvieran domicilio en él.

Los patrimonios de empresas o explotaciones unipersonales ubicadas en él.

Los créditos, incluidas las obligaciones negociables previstas en la Ley N° 23.576 y los debentures, (con excepción de los que cuenten con
garantía real, en cuyo caso estará lo dispuesto en el inciso b) cuando el domicilio real del deudor esté ubicado en su territorio (Art. 6 - D.R).

Los derechos de propiedad científica, literaria o artística, los de marcas de fábrica o de comercio y similares, las patentes, dibujos, modelos y
diseños reservados y restantes de la propiedad industrial o inmaterial, así como los derivados de éstos y las licencias respectivas; cuando el
titular del derecho o licencia, en su caso, estuviera domiciliado en el país al 31 de diciembre de cada año (Art. 11 - D.R).

Bienes situados en el exterior (Art. 20, Ley) 

Se consideran situados en el exterior:


Los bienes inmuebles situados fuera del territorio del país.

Los derechos reales constituidos sobre bienes situados en el exterior.

Las naves y aeronaves de matrícula extranjera.

Los automotores patentados o registrados en el exterior.

Los bienes muebles y los semovientes situados fuera del territorio del país.

Respecto de los retirados o transferidos del país por los sujetos mencionados en el inciso b) del artículo
17, se presumirá que no se encuentran situados en el país cuando hayan permanecido en el exterior por un
lapso igual o superior a seis (6) meses en forma continuada con anterioridad al 31 de diciembre de cada
año.

Los títulos y acciones emitidos por entidades del exterior y las cuotas o participaciones sociales, incluidas las empresas unipersonales, y
otros títulos valores representativos del capital social o equivalente de entidades constituidas o ubicadas en el exterior.

Los depósitos en instituciones bancarias del exterior. A estos efectos se entenderá como situados en el exterior a los depósitos que
permanezcan por más de treinta (30) días en el mismo, en el transcurso del año calendario. Para determinar el monto de tales depósitos
deberá promediarse el saldo acreedor diario de cada una de las cuentas.

Los debentures emitidos por entidades o sociedades domiciliadas en el exterior.

Los créditos cuyos deudores se domicilien en el extranjero excepto que deban ser considerados como radicados en el país por aplicación del
inciso b) de este artículo. Cuando los créditos respondan a saldos de precio por la transferencia a título oneroso de bienes situados en el país
al momento de la enajenación o sean consecuencia de actividades desarrolladas en el país, se entenderá que se encuentran con carácter
permanente en el exterior cuando hayan permanecido allí más de seis (6) meses computados desde la fecha en que se hubieran hecho
exigibles hasta el 31 de diciembre de cada año.

Bienes situados en el exterior, considerados como ubicados en el país

A pesar de estar situados en el exterior, se presumen como situados en el país:

El excedente del saldo promedio o el saldo total de los depósitos constituidos en instituciones bancarias del exterior, cuando el plazo del
depósito no supere los treinta (30) días en el transcurso del año calendario. Para determinar el monto de tales depósitos deberá promediarse el
saldo acreedor diario de cada una de las cuentas.

Los bienes muebles y los semovientes situados en el exterior que hubieran sido retirados o transferidos del país por personas físicas o
sucesiones indivisas del exterior, cuando hayan permanecido en Argentina por un lapso menor a seis (6) meses en forma continuada, con
anterioridad al 31 de diciembre de cada año.

Los créditos cuyos deudores se domicilien en el extranjero, garantizados con derechos reales constituidos sobre bienes situados en el país.

Los créditos cuyos deudores se domicilien en el extranjero, que respondan a saldos de precio por la transferencia a título oneroso de bienes
situados en el país al momento de la enajenación, o sean consecuencia de actividades desarrolladas en el país; cuando hayan permanecido
allí seis (6) meses o menos computados desde la fecha en que se hubieran hecho exigibles hasta el 31 de diciembre de cada año.
Exenciones  (Art.   21). Estarán exentos del impuesto:

Los bienes pertenecientes a los miembros de las misiones diplomáticas y consulares extranjeras, así como su personal administrativo,
técnico y familiares, en la medida y con las limitaciones que establezcan los convenios internacionales aplicables. En su defecto, la exención
será procedente, en la misma medida y limitaciones, sólo a condición de reciprocidad.

Nota: en el caso de que la exención no proceda, los funcionaros extranjeros domiciliados en el exterior que ingresen al país para desempeñar
tareas diplomáticas, deberán tributar el gravamen sólo por los bienes situados en el país. En cambio, aquellos domiciliados en el país antes de
desempeñar tales funciones, que hubieran sido contratados en el mismo, deberán tributar por los bienes situados en el país y en el extranjero
(Art. 10 D.R.).

Las cuentas de capitalización comprendidas en el régimen de capitalización previsto en el título III de la ley N° 24.241 y las cuentas
individuales correspondientes a los planes de seguro de retiro privados administrados por entidades sujetas al control de la Superintendencia
de Seguros de la Nación, dependiente de la Subsecretaría de Bancos y Seguros de la Secretaría de Política Económica del Ministerio de
Economía y Obras y Servicios Públicos.

Nota: cuentas de capitalización de las AFJP y cuentas de planes de seguro de retiro privados.

Las cuotas sociales de las cooperativas.

Nota: ya que deben contribuir al fondo para la educación y promoción cooperativa, implementado por la Ley Nº 23.427.

Los bienes inmateriales (llaves, marcas, patentes, derechos de concesión y otros bienes similares).

Nota: la exención también comprende los derechos de propiedad científica, literaria o artística, los de marcas de fábrica o de comercio y
similares, las patentes, dibujos, modelos y diseños reservados y restantes de la propiedad industrial, así como los derivados de éstos y las
licencias; tanto sea que estén situados en el país o en el exterior. Asimismo, el Art. 11 D.R dispone que esta exención comprenda a todos los
bienes inmateriales a los que hace referencia el inciso m) del artículo 19, sea que estén situados en el país o en el exterior.

Los bienes amparados por las franquicias de la Ley Nº 19.640.

Nota: los bienes situados en la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur gozan de un régimen fiscal especial, aplicable a
las actividades que se realicen en su ámbito y a los bienes situados en el mismo (se los exime del pago de impuestos nacionales). En el caso
de que la exención no proceda, los funcionaros extranjeros domiciliados en el exterior que ingresen al país para desempeñar tareas
diplomáticas, deberán tributar el gravamen sólo por los bienes situados en el país. En cambio, aquellos domiciliados en el país antes de
desempeñar tales funciones, que hubieran sido contratados en el mismo, deberán tributar por los bienes situados en el país y en el extranjero
(Art. 10 D.R).

Los inmuebles rurales a que se refiere el inciso e) del artículo 2° de la Ley de Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta.

Nota: los inmuebles rurales pertenecientes a personas físicas o sucesiones indivisas, alcanzados por el
impuesto a la ganancia mínima presunta, dado que de otra forma se verificaría una sobreimposición de
gravámenes sobre idénticos bienes.

Al respecto, en la Nota Externa Nº 05/2006 la AFIP efectuó las siguientes aclaraciones:

1 Quedan fuera de la imposición: inmuebles rurales inexplotados, arrendados o cedidos en alquiler, pertenecientes a personas físicas y
sucesiones indivisas.
2 De integrar el patrimonio de una sociedad de hecho, a cuya actividad se encuentran afectados exclusivamente: los titulares de tales bienes
informarán su participación societaria y es la sociedad de hecho la que abonará el impuesto sobre los bienes personales de acuerdo al
procedimiento dispuesto en el artículo que está a continuación del Art. 25 de la Ley.

3 En cuanto a los inmuebles rurales afectados al patrimonio de una explotación unipersonal, el titular abonará el impuesto sobre los bienes
personales por la participación patrimonial.

Los títulos, bonos y demás títulos valores emitidos por la Nación, las provincias, las municipalidades y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
los certificados de depósitos reprogramados (CEDROS).

Los depósitos en moneda argentina y extranjera efectuados en las instituciones comprendidas en el régimen de la Ley Nº 21.526, a plazo fijo,
en caja de ahorro, en cuentas especiales de ahorro o en otras formas de captación de fondos (no incluye cuentas corrientes), de acuerdo con
lo que determine el Banco Central de la República Argentina.

Los bienes gravados cuyo valor en conjunto, determinado de acuerdo con las normas de esta ley, sea igual o inferior a pesos trescientos cinco
mil ($ 305.000). Cuando el valor de los bienes supere la mencionada suma quedará sujeto al gravamen la totalidad de los bienes gravados del
sujeto pasivo del tributo.

Nota: el monto   exento  ($305.000) se  aplica exclusivamente a los sujetos domiciliados en el país. Los domiciliados en el exterior tributan
siguiendo el régimen de responsabilidad sustituta, para el que se aplica un mínimo exento: importe del impuesto determinado por los bienes
gravados situados en el país, pertenecientes a sujetos domiciliados en el exterior, que no habrá de ingresarse cuando sea igual o inferior a
$255, 75 (Art. 26 Ley).
LECCIÓN 7 de 7

Referencias

Villegas, H. B. (2009). Ciencias de las finanzas y actividad financiera. Curso de finanzas, derechos tributarios y derecho financiero. (9 edición). Buenos Aires: Astrea

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