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8 Después que bajó de la montaña, lo siguieron

grandes multitudes. 2 Entonces llegó un leproso, que


se inclinó ante él* y le dijo: “Señor, yo sé que si tú
quieres me puedes limpiar”.*+ 3 Así que Jesús
extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Yo quiero. Queda
limpio”.+ Y enseguida el hombre quedó limpio de la
lepra.+
al examinar este,pasaje de las acciones del señor
Jesucristo,se aprecian ,dos cosas muy puntuales
: La Ley Mosaica requería que los leprosos fueran
puestos en cuarentena para proteger a otros de la
contaminación, Tales reglas llevaron a un trato
despiadado de los leprosos. Por el contrario, Jesús
estaba tan profundamente conmovido por la difícil
situación del leproso que hizo lo que otros judíos
considerarían impensable: tocó al hombre, y
segundo, al decir quiero: Jesús no solo reconoció la
petición, sino que expresó un fuerte deseo de
responder a ella, mostrando que estaba motivado por
algo más que un sentido del deber.Ambas nos
impulsan a imitarlo y seguirle con, sumo cuidado

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