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La histérica se distingue según Lacan por su deseo insatisfecho, por querer ser el
deseo del otro y por no reconocer su propia castración así que se propondrá a
barrar al Otro como justificante de su propia falta.
1
Rabinovich, D. Escuela de la orientación Lacaninana. Revisado el 5 de octubre de 2019. Disponible en:
http://www.jornadaseol.com/026/index.php?file=fantasma-y-pase/mi-mentira-mi-fixion.html
2
FREUD, S. Obras completas. Fragmentos de Análisis de un caso de histeria (1905). Amorrortu.
ni en mí, ni en el psicoanálisis, sino EN ESE ANALISTA. Fue el modo que
encontré para hacer posible otra cosa. Me dije entonces, tal vez con un discípulo
directo de Lacan lo logre”, pasaje en el cual es clara la desacreditación de Débora
al saber de los muchos analistas por los que había transcurrido.
Según Héctor Pérez Rincón en El teatro de las Histéricas, las histéricas son niñas
pequeñas que buscan/demandan la tensión maternal, más allá de la superfluo
seducción que según ejercer en el Otro. Lo cual podemos elucidar en la p arte en
la que Débora le ruega practicante a su analista que no deje de darle sesiones,
que ella “seria de en ese entonces en adelante, la mejor de las analizante”. Esta
última petición pudiese ser ligada también al comentario de uno de sus analistas
en tanto se le dijo que ella tenía lo peor de la histeria y lo peor de la neurosis, ya
que en este episodio, trató de darle todo al analista, de colmar su falta, para negar
la propia.
La bella carnicera nos ejemplifica que a mujer histérica nunca quera tener colmada
su falta: aun teniendo a un esposo del goce: “a caviar, salmón”.
El fantasma de Débora era “¿soy hombre o soy mujer? No sé ser mujer” y este
conflicto se evidencia en la posición del goce fálico al mencionar “¡Estoy muy
contento!”. Ella redactó que lo femenino emergió genuinamente hasta que fue
madre, pero más allá de eso: cuando comenzó a tener sueños de castración que
fueron resaltados y celebrados por su analista: el testimonio de pase que le valió
para ser Analista de la Escuela, daba cuenta de que Débora podía reírse de lo que
antes le causa sufrimiento: así dio cuenta de los movimientos subjetivos que
análisis le produjo y por eso el simbolismo del segundo sueño: el rinoceronte:
reírse del no saber y la cero vergüenza. En el primer sueño con el significante del
polvo blanco, se denoto un pasaje de la infancia de devora compartido con su
madre: echarse sal a las babosas para que murieran, porque según su madre, las
babosas se lo comían todo. Como Débora, la devoradora, quien tenía miedo a
morir como las babosas.