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Universidad Tecnológica de Santiago

(Utesa)

Nombre y matricula:
Ashly Bello 2-18-0925

Materia:
Penalogía y Penitenciaria

Grupo:
003

Maestro:
Guillermo García
Importancia del Poder Constituyente para la
Penología

El Poder Constituyente
El poder constituyente es la potencia originaria, extraordinaria y autónoma
del cuerpo político de una sociedad que dicta las normas fundamentales
para la organización y funcionamiento de su convivencia política y jurídica,
pudiendo sustentar o cancelar la Constitución en su pretensión de validez.
Esta potestad es la “suprema capacidad y dominio del pueblo sobre sí
mismo al darse por su propia voluntad una organización política y un
ordenamiento jurídico”

Así, el poder constituyente en cuanta potestad originaria, no deriva de


ningún otro poder jurídico prexistente al interior de la sociedad. El poder
constituyente sería un poder prejurídico en el plano de la sociedad política
concernida. El poder constituyente originario es aquel que organiza y da
forma jurídica a un Estado o permite que éste vuelva a refundar su orden
jurídico luego de un proceso revolucionario o de un golpe de Estado, o de
una decisión pacífica del cuerpo político de la sociedad, constituyendo una
erupción de la libertad política del pueblo para dotarse de un nuevo orden
jurídico fundamental.

El poder constituyente originario permanece siempre como un poder


plenamente autónomo para ordenar y reordenar la convivencia básica de
una sociedad política a través de la Constitución Política, cuando así lo
decida autónomamente el cuerpo político de la sociedad, teniendo libertad
para configurar dicho ordenamiento jurídico; sin embargo, actualmente
dicho poder no es ilimitado, ya que debe respetar los principios imperativos
del derecho internacional, su vinculatoriedad por el derecho convencional
internacional ratificado y vigente y la salvaguarda de los derechos
fundamentales de las personas.

El poder constituyente es extraordinario ya que no opera regularmente


como una potestad estatal, sino soló en los momentos en que el
ordenamiento constitucional entra en crisis y debe ser sustituido.
El poder constituyente es plenamente autónomo, ya que puede fundar la
Constitución en la idea de derecho válida que emane de la voluntad del
cuerpo político de la sociedad democráticamente expresado. Sieyés
afirmaba en diversos pasajes de su obra, en su época, el poder ilimitado y
absoluto de la nación: “Ante todo, una nación no puede ni alienar ni
prohibirse el derecho de querer; y cualquiera que sea su voluntad, no puede
perder el derecho a cambiarla en el momento en que su interés lo exija”.
Así, el pueblo podía romper el orden constitucional por él mismo
establecido, ya que la voluntad nacional no tenía límite alguno. En tal
sentido, vale como un principio dogmático lo establecido por la
Constitución francesa del 3 de septiembre de 1791, la cual en su artículo
1o. del título VII señala: “La Asamblea Nacional Constituyente declara que
la Nación tiene el derecho imprescriptible de cambiar su Constitución”.

El problema del poder constituyente


El Estado constitucional se fundamenta en dos principios básicos: por un
lado, el principio político-jurídico de la democracia; por el otro, el principio
jurídico de la supremacía constitucional. De acuerdo con el primero,
corresponde al pueblo, en cuanto titular de la soberanía, el ejercicio del
poder constituyente. Según el de la supremacía constitucional, se considera
a la Constitución la ley suprema, que obliga tanto a los gobernantes como a
los gobernados.

El surgimiento de la teoría del poder constituyente es la confluencia


histórica de dos principios: el representativo y el de la soberanía popular.
De esa forma se explica cómo el Estado moderno es necesariamente
representativo.

La articulación de ambos principios tuvo dos manifestaciones históricas


diversas: por una parte se encuentra la experiencia norteamericana y por la
otra la francesa, basada en las ideas del abate Siéyes.

Como ha puesto de manifiesto un autor español, tres son las cuestiones que
en el tratamiento del poder constituyente conviene dilucidar: «En primer
lugar, su definición como poder soberano; en segundo término, las formas
en que se establece su ejercicio, y, por último, su destino una vez que la
Constitución es aprobada» (Pedro de Vega).
El poder constituyente como poder soberano
Hoy día es pacíficamente aceptada la tesis de que el constituyente es un
poder absoluto y total. En palabras del mismo Sieyés: «El poder
constituyente todo lo puede... No se encuentra de antemano sometido a
ninguna Constitución... Por ello, para ejercer su función ha de verse libre
de toda forma y todo control, salvo los que a él mismo le plugiera adoptar».
En otros términos, el poder constituyente es inicial, autónomo e ilimitado.
Es decir, se caracteriza por su libertad total.

Jurídicamente, esta independencia significa que es un poder con


«competencia total»; que ninguna norma anterior, ni de fondo ni de forma,
puede limitarlo, dado que constituyendo la fuente político-jurídica del
ordenamiento estatal, está lógicamente calificado para derogarlo o limitarlo
(Heraud). En otros términos, el poder constituyente encuentra su
fundamento en sí mismo.

Políticamente, el poder constituyente debe su autonomía al hecho de


constituir un instrumento del pueblo soberano. Justamente Rousseau, ya
desde el siglo xvni, hizo valer este carácter instrumental del poder
constituyente para proclamar la soberanía constituyente e incondicional de
la Nación.

Poder constituyente originario y derivado


Es la primera de las diferencias en cuanto al Poder Constituyente, diríamos
que es la clasificación de su relación interna; “el Poder Constituyente puede
ser  originario y derivado, esta es, por ejemplo tipología de Bidart Campos.
El Poder Constituyente es originario cuando se ejerce en la etapa
fundacional del estado, para darle nacimiento y estructura; a su vez el
Poder Constituyente es derivado cuando se ejerce para reformar la
constitución”.

El Poder Constituyente originario tiene como titular al pueblo o a la


comunidad, porque es la colectividad toda la que debe proveer a su
organización política y jurídica al momento de crearse el estado, esta
noción responde a la búsqueda de la legitimidad en el uso del Poder
Constituyente originario.
Hay una aclaración muy importante que hacer, en cuanto a la titularidad del
Poder Constituyente, tema sobre el que volveremos infra; la aclaración en
realidad, como no podía ser de otra manera, la construye Bidart Campos en
estos términos: "la residencia o titularidad del Poder Constituyente en el
pueblo solo debe reconocerse en potencia, ósea, en el sentido de que no hay
nadie (ni uno, ni muchos, ni pocos) predeterminado o investido para
ejercerlo; y no habiendo tampoco una forma concreta predeterminada por
Dios ni por la naturaleza para constituir a cada estado, la decisión queda
librada a la totalidad o conjunto de hombres de la comunidad, el ejercicio
en acto (material) de ese Poder Constituyente se radica en razón de eficacia
en quienes dentro del mismo pueblo, están en condiciones, en un momento
dado, de determinar la estructura fundacional del estado; son pues las
condiciones socialmente determinadas en razón de lugar y de tiempo, las
que espontáneamente confieren eficacia histórica a la voluntad del hombre
o de un grupo, con suficiente base de consenso (acuerdo) y participación de
toda la comunidad".

Tenemos que reconocer que en 1994 hubo un amplio consenso, un


consenso general, pero que de ninguna manera fue total. Digamos que
estuvieron presentes las necesarias razones de lugar y de tiempo; en cuanto
a la eficacia histórica, hasta ahora el único beneficiado fue el reelecto
presidente, pero tranquilicémonos porque queda mucho camino por
recorrer.

Importancia del Poder Constituyente para la Penalogía

La importancia del poder Constituyente para la Penología radica


en sus similitudes ya que como sabemos el poder constituyente es la
potencia originaria, extraordinaria y autónoma del cuerpo político de una
sociedad que dicta las normas fundamentales para la organización y
funcionamiento de su convivencia política y jurídica, mientras que La
Penología es la ciencia que se ocupa del estudio de la pena, sus
aplicaciones y sus efectos. El fin del delito es la pena. Es una rama de las
ciencias penales que estudia los sistemas de castigo y redención de los
criminales, así como de los métodos y procedimientos legales destinados a
prevenir el delito.

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