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wis ' = Sk. 280 . | = i ~ * co ~ i is { = TiruLo TERCERO oe LAS| RSLAGIONES ENTRE”EL PROPIETARTO LX-EL MINERO? ‘ Sscero T : . ‘ 4 ey : Art, 2.—Sustituyese el art. 23 del Cédigo de Mineria por ! _ el siguiente en I Art. 29. Toda persone fisica 2 ie rridica’ puede solici “la-autoridad permisos exclusives pai ieee Tminada, por el-tiempo-y en la extension que ‘Los titulares de permisos de exploracién tendrdn el dere- cho exelusivo a obtener concesiones’ de explotacién dentro de la Greas correspondientes a los perinisos. Para obtener el permiso se presentard une solicitud que = consigne Jas \coordenadas de los vértices del area solicitada y & que exprese e} objeto de esa ekploraciéa, ‘el nombre y“domicilio del-solicitante y del propietario del terreno, La solicitud contendré también el programa minimo de trabajos a realizar, con una estimaciéa de Jas inversiones que proyecta efectuar ¢ indicacién de los elementos y equipos a btilizar, Incluird también una declaracién jurada sobre la ineristencia de las prohibiciones resultantes de los arts. 27, || cep ee SEETHER AE @ w~ wr be , Covico ve Minssatn 186i , segundo pérrafo, y 28, sexto pArrafo, cuya falsedad se penard con una multa igual a la de} art. 24 y la consiguiente pérdida de todos Ios derechos que se hubiesen peticionado u obtenido, los que en sv caso serdn inscritos como vacantes. «Cualquier, dato complementario que requiera la autoridad minera no sus: penderd la graficacién de la solicitud, salvo que Ia informacién posal es ra da eee del drea pedida, y debe- % Amprorrogable de quince dias fF al Tequorimionto, bale arr he eae ee por’ dosietida el trémnite. “La feta AA, : tacidn oportuna de esta °: informacién originara, sin ne 2 acto algune de la auto. 4° nie ra, la eaducidaddel-permiso,‘quedando automatica- ‘adala zona” onaale aborara en forma provisional, elveapon de a sién correspondiente a jas unidedes de medida solicita- das, e) que se hard efectivo simultancame oseata- ‘ -} cién de la solicitud y sera reintograde on caso de ser denegado el permiso, 0 accediera 2 una superficie menor. vfeclivizarse dentro de} plazo de diete a sutoridad min permis solichads. La f vechaza de la soi recurso al Los lades deberan tener Este-Oeste. sacdo. debera lucida que © totalmente el 1 ee ri 6 Art 24 (sein dey para hacer cnalquier t i zt Cédige de Mineria por el s eS esc explorador que=no ha tenido él’ consentimiento O 0 niel permiso de Is autoridad, pagaré ade-. una multa a favor de aquél cuyo monto sera de di cien el = ponies en aiente sabes le ee naturaleza del caso.» La multa no podra cobra: Lheacion del registro de Ja munif hubiere efectuady el explorador 3 30 di tacion de di as desde la pu- ubrimiento que 162 Ansxo : 24. La ley italiana s6lo considera como exploradarea @ aquellos que D ‘han omptendido sus trabajos con e) permis dete ana te 2 apse ~ 1858, att. 20). ™ | iedan por consiguiente fuera de Ia ley, sin t(tulo ni derechos recono- cidos, tanto aquellos que han cateado en terrenos no cultivados, labrados ni tereados, como los que hon descubierto por easualidad o accidente en esos terrenos. __ iA quién corresponderian los nuevos ¢riaderos en el caso de una explo- racién no sutorizada con arreglo » las prescripciones de nuestro Cédigo? No al propietario; porque ni tiene el mérito del descubrimicnto, ni el derecho a las sustancias concesibles que se encuentran en sus terranos. ‘No al simple denunciante dal hecho; porque esto importaria la pérdida, la negacién de todo derecho, pena exorbitante que no corresponde & Ia falta de introducirse en Ja propiedad ajena, no en busca de lo que a su dueso “ % perienese, sino de Jo que cs del Estado y de lo que el Estado concede al primero que lo encuentra. , ‘ Pero no era posible colocar en iguales condiciones al que caten cum pliendo con la ley y al que catea contraviniéndols. See eee. _ Por tanto, puede el duefo del suelo impedir a éste todo trabajo y hacer-. lo expulsar de“su propiedad, y por tanté, se'le impone unapena, cosas que ‘no tienen lugar en e} caso de una explotacién autorizada o permitida. El asentimiento y aquiescencia del sedor del suelo, simplifican consi- derablemente Ja cuesiién, y esta aqviescencia y consentimieato se supone cuands no se ha reclamado dentro de los treinta dias siguientes al de la publicacién, del registro. onatoieliges Art. 25. — Presentada’la”solicitud:y“anotada"én ‘él “registro de-exploraciones;-que debera ‘llevar el eacribanyd econ, notificaré al propictario, y se mandard publicara 1 “dentro de 20 dins,”comparezéan.-todos los:que*con*algin-dere> -cho-so..creyeren.a-deducirlo, ..» Ley 24.498. Notifieacién al propietario del terreno ‘Avi. 3.—Sustitiyese el pérrafo segundo del art. 25 del” Cédigo de*Mineria por el siguiente: No encontrandose el propietario en el lugar de su residen- : cia,“o traténdose de propietario incierto, la publicacién sera citacién suficiente. La autoridad minera determinard el proce- dimiento para realizar la notificacién personal a los propieta- rios en los distritos en que la propiedad se encuentra en extre- mo parcelada. ; i (Ley 22.259). La publicacién se hard insertando la solici- tud con su proveide por 2 veces en el plazo de 10 dies en ul periddico si lo hubiere; y en todo caso, fijandose en las puertas de] oficio del ‘eseribano Jos 20 dias a que se refiere el parrafo primero, correrdn inmediatamente después de los 10: dias de la-publicacién...2 ee Copico De Mnvenia No resultando oposicién en el término sefialado, o decidida breve y sumariamente si la hubiese, se otorgai atamente racticadas las diente registro. iigencias se inseribiran en el correspon- 25.—(Austria, § § 25 y 39; Cerdena, no sélo puede referirse a Jos lugares cercados, labrados o cultivad arts. 22 y 26) El permiso de cateo abiertos y criales, sino también a los Lo publicacién de Ia solleitud, eualquiora quo sea el tcrreno a que se jafigray ene por objeto ln citacién de las personas que pucden tener algie interés : Pero Js notificacién del propietario, euyo nombre es conotido y. esti escrito en la misma solicitud de pormiso, debe scr directa y personal, stews pre gue sea 2 no tiene por objeto reeabar un consent bo es necesario. El iento, que por propietario, sin embargo, tiene derecho un permiso anterior, para explorar el mis- tiene derecho a cobrar indemnizacio- tiene derecho a impedir que no se ntortiene derecho a ser ofdo. imiento es necesario, consentimiento 1 que todo permise seria incficaz, inde del consentimiento, si bien citaeién, porque si el propictario esta obligado a Ja Jey grava su suelo en el interés de favo- sientos por medio de trabajos exteraos y libremente dirigi- g5i0 el derecho de ser ofdo (De Foor, cap, 9%, p, 133: y 63), como cualquier extrs mo terreno o p: 2 autoridad pr tro de los titulos de son diligencias corrientes reconocidam los principios que rigen la propieda al orden ‘publieu, resguardan los dere: tereses de la industria minera, cateo, a las publicaciones y su ente utiles y necesarias, confor- id comin, diligencias que afectan hos del ciudadano y consultan los in- mes (Ley 24.498) Prioridad temporal de |, in. Ampliacién de la superficie m Expresién de las coordenadas de Ja a solicitud de explora- ndxima por provincia. superficie remanente, Art. 4.— Sustitiyénse Jos arts, 21 8, 27 y 28 del Cédigo de Mineria por los siguientes: Art. 26. — Desde el: dia de la presentacién de la solicitud corresponderd al explorador el descubrimiento que, sia on pre- vio consentimiento, hiciere un tereero dentro del temeny que se adjudique el permiso , ? ie ET ¢ OD erg (PEAR HD 4h (P..4 PAD ( Bia ne Saeed | i tn t TNOADNHT 6 oe ee ee s Q ravapareqrarur ~% a 164 ANEXO Art. 27,—La"unidad"de medida de’ los “permisos:dé*explo™ racién“es de qui 2s! ~ Los permisos constardn de basta veintesunidadés® No po- arn otorgarse a la misma persona, a sus sdéios, iii por inter- pésita persona, mas de veinto permisos ni més de cuatrocien- tas unidades por provincia, Tratandose de permisos simulténeos colindantes, el permisionario podra escoger a cudles de estos permisos so imputsrdn las liberaciones previstas en el art. 28. cere Cuande cl permiso de exptoracién conste de una unidad de medida, Fu ¢ 1 seri de ciento cincuenta dias. Por cado unidad de med aumente, cl permiso se oxten- derd cincuenta diss AL cumplirse tre una extensién equiv ceda de cuatro uridades diag se desafvetacs s del término, se desafectaré enle a Ja mitad de la superficie que ex- dida. Al cumplirse setecientos caida equivalente a la maitad de la ts reduecién anterior, exeluidas tam: superficie romar isn las cugtro u col efecto, e) titular del’ permiso, deber: eniar sy pecans deracién del drea antes del cumslimiento de) place cando las coordenadas de cada véruce del sree :«. Ua falta de presentacién cpercena de la so! ard gue la autoridad minera, stro minero, proceda como nite, iberando las zonas a su criterio, miso una muulta igual al canon abo- a pedido de Ja aut indica e& parrafo pre y aplique al titular del p nado E] igrmino de) permiso comenzard a correr treinta dias des- pués de aquel en que se haya otargado. Dentro de ese plazo Geberén:guedar instalados los. trabajos de exploracién, deseri- tos en ec} programa a que se refiere el art. 23. 0” No podra diferirse la época de Ia instalacin ni suspenderse los trabajos de exploracién después de emprendidos, sino por causa justificada y con aprobacién: de-la-autoridad. minera. No se otorgardn a una misma person: sus socios, ni por interpésita persona, \permisos. suces > zona o~ parte de ella, debiendo mediar entre la publicacién de ~ le eaducidad de uno y la solicitud de otro un plazo no menor de un aio. Dentro de los noventa dias de vencido el permiso, Ja autoridad minera podrd exigir la presentacién de la infor- macién y de la documentacién técnica obtenida en el curso de las investigaciones, bajo pena de una multa igual al doble del canon abonado ’ Conico bE Mineria . 165 Ley 24.498. Investigacién desde aeronaves Art. 5. —Sustitiyese el art. 29 del Cédigo de Mineria por cl siguient Art. 29.— Cuando Jos trabajos de investigacién se realicen desde acronaves, el permiso podré constar de hasta veinte mil \ilémetros cuadrados por provincia, sea que el solicitante se trate de Ia misma o de rentes personas y el tiempo de duracién no superard los ciento veinte dias, contados a partir de la fecha del otorgamiento del permiso de la autoridad mine- rao de Ja autorizacién de vuelo emitida por la autoridad aero- nautica, lo que ocurra en ultimo término. La solicitud conten- dra el programa de trabajos a realizar indicando ademas los elementos y equipos que se empleardn en los mismos. En las provincias cuya extensién territorial exceda los dos- cientos mil kilometros cuadrados, el permiso podrd constar de hasta cuarenta mil kilémetros cuadrados sin modificar el plazo ye establecide. B] permiso’ se otorgerd sin Be us dit eh “Boletin Oficial”. cent> cit: sper > sub 2 propietatios y te no po ctar otros derechos mineros solici- tados o concedidos ante een el drea. El solicitante abonara, en forma provisional, wn canon de un peso por kilé- metro cuadrado que se hara efectivo en la forma, oportunidad y con los efectos que determina el articulo anterior para las solicitudes de pe: loracién. Dentro de los cinco dias de solicitado ef permiso, el peticionante deberd acompeiar copia del pedido de autorizacién de vuelo presentado ante la autoridad aerondutica, bajo pena de archivarse su solicitud sin mds tramite. Las solicitudes que no fueran resueltas dentro del plazo de treinta dias desde su presentacion, por falta de impulso admi- nistrativo del interesado, verificado por la autoridad minera, se considerardn autométicamente desistidas y quedardn archiva- das sin necesidad de requerimiento y notificacién alguna. Los permisos que se otorguen se anotardn en el registro de exploraciones y en los correspondientes a los catastros. No podriin olorgarse permisos sucesivos de esta clase so- bre la misma zona o parte de ella, debiendo mediar entre la caducidad de uno y la solicitud del otro, el plazo de ciento cincuenta dias. ate apne 166 ANEXO La autoridad minera podré exigir la presentacién de Ia informacion y documentacién a que se refiere la ultima parte del art. 28, dentro del término y bajo Ja sancién que el mismo establece. "El propictario puede exigir que el explorador rinda previa~ mente fianza para responder por el valor de las indemniza- ciones. . 30. —(Austria, § 27; Cerdeda, art. 29; Prusia, § 6; Chile, art. 16, nt? 5; Espafia, ley de 1859, art. 12). ‘Se debe indemnizacién al propietario por la privacién del goce del terreno ocupado, por el deterioro que ese jerteng pue- Ea sufrir y por los perjuicios eausados con los trabajos de exploraciéa Bury, 4. I, n° 79). La ley de Castilla mandaba pagar el dafo, cuandg Jo habia a juicio de personas compotentes; ya procedicra exe dano de las ‘excavaciones hechas por el explorador, ya de Jes Jebores y construcciones de explotacidn. Las Ordenanzas del Peri no esperaben ni la verificacién ni la compro- bacién de! dafio, cuando los trabajos debian ‘emprenderse en el recinto de laa vifias o heredades de orboledas. En estos casos imporfan al minero 1a con- dicién de prostar ante todo, une fianza (Ord. 2?, tit. 1°). ‘Cuando leguemos a las concesiones, que ocupan indefinida 0 perpetua- mente Ja superficie comprendida en sus lineas de demarcacin y en la que se Jevantan obras costosas y durables, entonces trataremos més Getenidamente esta materia, * (c) La exploracién y explotacién. de las minas, que han merecido de la Jey una proteccion especial, y la ereacién de ia propiedad minera, distinta ¢ _indepeadiente de lo propiedad del suelo, han producido en ésta una modif- -eatiga profunda, Ea'la conveniencia, en la nevesidad de facilitar los descu- brimientos y la produccién, se ha ‘concedido a los empresarios el derecho de ocupar Ja superficie. Tslo debia aer una sitvaciép dificil; porque no era posible dejar a merced de} duefo del suelo los intereses de la industria minera, oi era tam- poco sceptable poner bajo la dependencia del concesionario los derechos del propietario. {Cémo conciliar tan contrarins y al mismo tiempo tan importantes inte- reses? {Cua debe ser la linea divisoria entre esas propiedades destinadas a vivir encadenadas y confundidas? Cuestién es 6sla de ardua y trascendental resolucién, que ha dado lu- gar a doctrinas y sistemas radicalmente opuestos, y a profundas divergen- cias, no sélo entre los intérpretes de la ley sino también entre los Hamados ‘a aplicarla, . Copico pe Miventa 7 eS Une de esas doctrinas consideraba la nueva propiedad enteramonte subordinada a Ja propiedad superficial; otra imponia a ésta e) statu quo desde ‘el momento de la concesién. . En favor de la primera doctrina, cuyo més intransigente sostenedor ha sido M. Dupin, se ha alegado que el propietari conserva integros todos sus derechos, aun después de la concesién, y que en cotisecuencia puede cultivar ychacer tode género de trabajos y construeciones en cualquicr punto de lo superficie. ‘No baremos sobre esto cuestién, El propistario conservard la plenitud de sus derechos, y podré ejercerlos después de fa constitucién de una perte- neneia; pero bajo una ineludible condicién: Ja de no crear obstéculos a las exploraciones ni a las explotaciones mineras; la do soportar la ocupacién de Ja superficie con obras y trabajos verdaJeramente dtiles. Esto no es una paradoja; porque, como decia ol mismo procurador general, no hay propiedad que no esté sujeta ¢ condiciones mis o menos restrictivas, absolutas © rela- tivas, segdin su origen, naturaleza y aplicaciones La ley de 1810, en sus arts. 43 y 44, reconoce en cl concesionario et derecho de ocupar el suelo con trabajos de exploracién y explotacién; y en sus notables arts. 11 y 15 Hija de una manera bien expifcita los limites de ese derecho Y a pesaé de estas tan claras y significativas disposiciones, y aun con motivo de ellas, se sostiene: que la concosién sélo priva al propietario de la facultad de explorar y explotar las sustancias materia de esa concesién, y que, fuera de esto, puede hacer cuanto quiera on todo el perfmetro de una pertenencia sujeta de pleno derecho a las consecuencias que resulten, sin que el minero pueda impedir los trabajos que le perjudiquea, ai reclamar indemnizaciones por los daflos que le causen (M. Dupin, Réquisiioire, affaire des mines de Couzon; Peyre! Lallier, t. I, a’ 274; Bury, t. I, n® 274; Bury, t I, n® 625). La doctrina opuesta creada por M. Rey obliga al propietario a no hacer en ja superficie innovacién alguna, que pueda comprometer la explotacién, reduciendo su derecho al cultive y reeoleceién de los frutos (Du droit e servitude des mines, cap. Ill). B statu quo no impide, sin embargo, establecer otros trabajos en la superficie, pues sega el mismo M. Rey, no todos los puntos de una vasta pertenencia pueden scr necesarios para la explotacién, pero corresponde siem: pre al propictario asegurarse de que las nuevas obras no han de causar daito, porque una vez eausado, tiene obligacién de indemnizarlo, Segin e] stefu quo, las construcciones emprendidas o levantadas en el perimetro de una pertenencia, pueden suprimirse 0 demolerse cuando impi- den o paralizan los trabajos 0 privan al concesionario del aprovechamiento de los minerales explotables. Y en fin, segin ese sistema, si él empresario intenta una extraccién debajo de las construcciones posteriores, no es responsable por los perjuicios que pueda oeasionar. En todos estos casos son de cuenta del propietario los riesgos y peligros (De lo propriété des mines, t. II. tit. supplémentaire, cap. I, see. 2; y cap. If, sec. 2, § 4, no 1, 2 y 3;'§ 5, n? 3 Commentaire de la loi del 21 de abril de 1810, tit. 2, art. 5, in fine). En presencia do estos dos sistemas tan opuestos, pues el uno todo lo subordina al interés del propietario y el otro todo lo pospone al interés del concesionario; y en Ja alternativa de optar por cualquiera de ellos, no seria posible vacilar a pesar de las exageraciones del de M. Rey. ad K x TE CER CR: TVA ATT ATA TOAAMRAOEOOEAE Ha NAagar MVD ad iearavargvarat grab ad arg ag a w var a 18 Anzxo , M. Dupin, favoreciendo al duet contrarfa el texto, el pr SitB y et fundamento de ln ley. va een M. Rey, protegiendo al dueo de Ia mina obedece a Is ley y al principio en que descansa, La teoria de M. Dy; fio del suelo, pin tiende a anuler la industria minera; Se M, Rey tionde, si se quiere, anular la indostt! superfici £280 de conflicto, la ley sacrifica en aras del inters Suelo a Ia riqueza del'subsuelo (M. Pichon, ‘3€8 rapports avec la Propriété de la ina ‘al; pero en 8 general, la riquesa del De te propritté des mines dans ‘surface, p. 122), indemnizaciones, siempre realizables, Ea la teorfa de M. Dupin se desconocen las Yolioses © impor tantes que sean los intereses inder Tp7sciones serian posibles en la generali M. Ri i indemnizaciones, por mas que se sacrifiquen, ni esas E sistema de M. Rey discretamente modificade, puede coneiliar en cuanto sngats Posible, las exigencios de la industria minera y los derevoe del pro- pietario, ,. jb teorfa de M. Dupis €os Jos prineipios que han 'n rompe toda conciliscién y so estrella contra to- A tan extremzs opi regide y rigen la propiedad minera. ones ha dado ceasién la antigua y redida diseusién sobre la verdadera incerpretacién y aleenee del art It ae i, ley francesa que corresponde si art, 30 de la nuestra, La discusién ba comprendido, entre otros punts, el propieterio impedir al minero todo pondiente a las construcci Propietario impedirlo en cualquis neneia? Ea una palabra grige francesa o, mejor dicho, deben ocupacion? los siguientes: wabajo en el radio 0 zona de d. La Corte de Casacién establecié en sentenci que el referido art. 11 no podia aplicarse ia del 18 de julio de 1837, 8 las construcciones posteriores, sentencia confirmada el 3 de junio de 1841 La Corte de Dijén establecié veinte aios des; pues, en 1855, la doctrina sorts. confirmada por la Corte de Casacida en sentencia del’24 de mara ge 1869, quedando desde entonees definitivamente fijada la jurispradeccia se Jos Lribunales, { { Pero une dectrina tan manifiestamente opuesta a los fines de la ley, ao i Podia ser aceptada sin protesta, Asi la vemos todavia combatida por inteli- t Bentes escritores que, llenos de una profunda convieeién y animades del tds Joable propésito, aspiran a que una ley venga a corregir tan teaseendental srrot, 2m Que no gs posible Que una nueva sentencia reiablezea tes buenos Principios (Rey, Commentaire, 1 pari., cap. 1 et quatridme partie, p. 12% Biot, De ta proprieté des mines, cap. VIII, sec. 14, § 4; Langeron, Rapport de \ fa propriété de ta mine avec 1a propriété de la surface, tit. 1, § 3; Pichon, 4 i part, apéndice al cap. II; A. Dalloz, Dissertation a la suite de Parrit de la | ©. de Cassation, affaire des mines de Couzon). i Covreo be Muebia : 169 Hoy entre los partidarios de la doctrina de 1a Corte de Casacién, auto- res gue In eveptan solamente como punto de jurisprudencia ya establecido o como In verdadera interpretacién de la ley, pero en manera alguna, bajo el punto de visla de los principios que es como debemos nosotros considerarla . Dallor, De la propriété des mines, t. I, p. 334). Hemos visto que In ley, atendiendo ante todo ol interés publico, ha gravado la superficie, y restringido los derechos de su duet, en beneficio de Ja industria minera. Y si después de instalados y avanzados los trabajos puede el propietario hacer uso de sus derechos sin Timitacién alguna, ja qué quedaria reducido el Gerecho de ocupacién y los privilegios creados para favorecer la produccién? {Qué seria la concesién, y qué la propiedad minera? Une red teadida al trabajo y al capital on beneficio del dueso dol suclo y, como ba dicho M. Langeron, una guimera, uaa palabra sin sentido, un derecho sin sancién Rapports de la propriété, ps. 104 y 154). Con arreglo a la doctrina de la Corte de Casacién y a la teorfa de M. Daoin, el propietario puede, segin su conveniencia 0 su capricho, contrariar, interrumpir, inutilizar las més importantes explotaciones, poniendo al mine- ro en lo alternativa de aceptar inicuas condiciones 0 desamparar para siem- pre su propiedad (Delacroix, Commentaire de lo loi du 27 de juillet 1880, cap. 1, p. 18; Roy, A. Dalloz, Biot, Pichon y Langeron). En efecto, el propietario edificando o cereando sitios préximos a los ‘ocupados ton los trabajos de explotaciéa, o en la direecién de sus labores 0 sobre la eorrida 0 rumbo del criadero; e} propietario haciendo cualquier tra- bajo o construccién en puntos en los cuales se sabe o so presume In existen- cia de una ramificaci6n de le veta, de na desviscién o de algin filén, 0 en puntos que mas tarde o més temprano han de ser ocupados con nueves obras pera la mina; el propietario podis con semejantes facultades, burlar el pre- cepto y el propésito de la ley: esto es, podria dejar sin efecto la servidumbre que se le ha impuesto, y hecer imposible u onerosa le explotacién, Sin un campo eémodo y suficiente, tanto para perseguir el crindero ea cl seno de la Uerra, como para realizar en la superficie las obras conducen- tes a su aprovechamiento, toda empresa minera seria irrealizable. El_minero, una vez. obtenida la concesiéa debe estar seguro de no en- contrar obsticulos para la ocupacién del terreno que necesite, y de que, des- pués de largos y costosbs trabajos no ba de vanir el inapelable veto del pro- pietario 0 arruinar su empresa, su crédito y su porvenir. ‘La ley ha debido y he querido darle esa seguridad y se la ha dado en efecto, otorgéndole el derecho de ocupar el suelo comprendido en el perime- tro de la eoneesiéa, y determinando con claridad y precisién los limites de ese derecho. Aun cuando las minas no fueren objeto del interés publica, la Jey debia proteger su existencia y favorecer su explotacién por simples raz0- nes de interés comin, ‘La doétrina que en nuestro concepto es més conforme con la ley fran- esa, y sobre todo con los derechos creados a expensas de la superficie en favor de las explotaciones mineras, nos conduce a esta conelusién: el prapie- tario no puede, sin incurrir en responsabilidad, bacer nuevas construcciones, ai nuevos trabajos que perjudiquen o puedaa perjudicar una explotacién; octrina que nos aproxima al sistema de M. Rey y que nos pone de acuerdo con su punto de partida, Algunos escritores de oposicién no han podido desentenderse de In ob- servacién fundada en los abusos que-el propietario, revestido de las amplias facultades que le atribuyen puede cometer en dato de los mineros y en per- 709) AnExo Suicio de In sociedad y admiten que, una vee prodado el fraude. cosa de suyo . ‘hharto diffcil, no podria ampararse con el art. 11, porque el fraude a nadie favorece (Bury, t, 1, n* 595). Pero, si se ha hecho mérito de ests circunstsncia, ha side slo para hacer resnitar los inconvenientes de esa doctrins, porque la mala fe del pro- pietario no cs la razén de Ia Jey para gravar lo superficie, ni aun seria Ia raz6n para restringir sus derechos. Lo Jey concede al minero la facultad de ocupar el suelo, porque Ia so- ciedad esti interesada en asegurar una buena produceiéa, ¥ por esto mismo niega al propietario el derecho de fundar nuevas construcciones en cuanto con ellas imposibilite, comprometa o dificulte esa producciéa. Atendamos ahora sl principal ergumento que se ha presentado en favor del propictario, Privar a éste de Ia proteccids del art. 11, seria. como lo ha observado M. Bury, sacrificar la superficie; seria astablecer el desierto, come ha dicho M. Dupin, porque en ese caso no podria formarse un parque, un Jardin ni Jovantar una habitacién u otra construccién cualquiors, sic correr e] riesgo de que las ocupe o inutilice el concesionario con sus trabajos. Pero, hablando asi, no sélo se olvida que la ley restringe los derechos del ducfio del suelo hasta el extremo de que pueda quedar inutilizado, sino que hay también exageraciones en cuanto a Ia realizacién do algunas de Ins obras que se proyecten, y en cuanto a lo gravedatl de los daitos consiguientes. No siempre, en verdad, podria formarse un parque ni realizarse otras 7 construccioncs més o menos importantes, pero siempre podria precaverso contra todo pexjuicio y contra toda responsabilidad, como mds adelante ten- dremos ocasién de hacerlo notar. ‘Hoy en las concesiones, especialmente cuando tienen la vasta capacidad que les asigna la ley frencesa; puntos en los que no es presumibla la ox:sten- cin del crindero, y a 10s que, © por ia distancia de los centros de explo:acion y de los trabajos establecidos, 0 por la profundidad de las labores, duzeza del ferro u otras causas diferentes, uo puedes Hegar los trabajos mineros 0 pue- den llegar sin perjuicio para ninguno de los interesados. Yen todo caso, és preciso tener presente que el propietario puede ele- gir en In superficie un punto conveniente para sus construcciones, y puede después de olegide, variarlo sin notable perjuicio, mientras que el concesio- nario obedeciendo & una ley inexorable y superior a su yoluntad, tiene que . seguir el camino trazado o indicado por Is direcciéa y situaciéa mas o menos conocidas del criadero, y por las condiciones del terreno que lo contiene. 'Y en fin, sie} conflicto se presenta, lo que seria inevitable reconociendo en e} propictario la amplia factltad de ocupar la superficie; si las necesida- dee del suelo legan a ser incompatibles con las necesidades de la mina, el Suelo debe ceder a la mina, porgue tal es la voluntad de 1a ley fundada en a) interés poblico que, como tantes veces lo hemos dicho y aun tendremos necesidad de repetirlo, debe prev: alecer sobra el inteeés particular. ‘elurecinto de todo edificio-y en el de los sitios.” 1) en™ murados; Copico DE Muveria “any z saa ates apts eerie . ~ 2) en los jardines, buertos y viiedos, murados o sélidamente empalizades; y no estando asi, la prohibicién se limitara a an espacio de 10.000 metros cuadrados en los jardines, y de 25.000 en los huertos y vifiedos; 3) a menor distancia de 40 metros de las’ casas;-y de"5"A" n0Tisetrderdosloe dennis edificios.>- ~ Guando las casas sean de corta oxtensién y poco costo, la zona de proteccién se limitaré a 10 metros, que pueden exten- derse hasta 15, oe 4) a una'distancia menor de 30 metros-de Los: acueductos, > canales,"vias férreas, abrevaderos y-vertientos; 31. — Difors leyes y especialmente la ley francesa, impusieron a la exploracién y aun a In explotaciin de tas minas tales restricciones, que ha- cian diffeiles los descubrimientos y obstaban a una conveniente produccién Sea porque se atribuyers el propietario algin derecho sobre lag sustan- mo contenia, sea por puro y ciego respeto al derecho de s restricciwees consultaban, sobre toda, Ias conveniencias del duefo de) suelo. Y como esta doctrina ha de encontrar fuertes adhesiones en Ja inmensa inmeasa mayoria es propietaria antes que minera, convie- taria, aunque sea ligeramonte, bajo su verdadero aspecto social y econdinico, estd es, bajo su verdadero aspecto legal Sogiin el art. 11 de ta ley francesa de 1810, ni permisa de ¢. que ha obi eo, ni cl que ha obtexids una concesién de mings pueden sin cl formal consentimicnco del propietario, hacer sondas, abrir pozos o gale- sies, establecer miquinas o almacenes en ios sitios murados, oh los patios, Jardines, a: en los terrenos dependiente: cados, ni a cien metros de diches cercas ido un © anexos a las habitaciones y cer- a habitaciones. De aqui como facilmente se concibe, tiene que resultar inutilizedo un espacio considerable del que corresponde a toda concesiéa, y han de resultar también obstaculos para el planteamienio o prosecusién de los trabajos. Pues no sélo se trata del Ingar que ocupan las habitaciones, sitios murados y accesorios con sus respectivus cien metros de defensa, sine tan- bign de los cercos atslados y hasta, es de suponer, de los ranches esparcidos en diferentes puntos de la superficie. Un ingeniero francés que ha hecho un detenido estudio y formado edleu- los prolijos sobre ese punte, demuestra que estando a las preseripeiones de ls ley de cuya reforma se ceupa, seria muchas veces imposible encontrar un espacio libre y cémodo para cstablecer un trabajo conveniente sin que el pro- pictario pudiera oponerse ¢ impedir a su arbitrio la explotacién (Laur, Revision de la legislation des mines, art. 11, p. 43). éCudl es ahora la razin de estas restrieciones’ Segiin Jos mismos auto- res de la ley, esa vazén no es otra que lu de asegurar al propictario una completa independencia y el respeto al asilo de su bienestar doméstico (M. Regnault de Saint-Jean-d'Angely, Exposé des motifs de la loi de 1810, part. 2, ine. 13). Pero se ha olvidado que aqui se trata, no del interés privado del propie- tario, contra quien esa observacién podria tener aigin valor, sino del interés de la sociedad, que esta cncima de las comodidades y derechos dal prapictario, a DD (24 r qe (hah ¢ Par ar gran ee HY AY \% a ~ eo a yA = a = = 1 i | j i i i i ibd ab 6 ~ Anexo « . ig Bea Austrin, sec. 2%, § 17; Prusia, sec. P, § 4; Sajonia, see. 9, cap. $22; Espnita, ley dé 1859, art. 12; Céd. chileno, art. 20, ines. 1 7 2). afi Axt. 35 (sogtit ley 22.259).— No pueden. emprendersa tra- bajos ‘tinieros a menor distancia de un kilémetro de instalacis- nes militares, sin gue preceda permiso del Ministerio de De- fensa. Cuando la exploracién incluya fotografia aérea, independien- temente de lo expresado en cl parrafo -precedente deberd requerirse la autorizacién respectiva. 35.— Hay algo de especial con relacisa los sitios fortificados, Cuando tn los demés casos exceptuados se necesita hacer sondeos, talleres, earrete- tas y otras obras suporhciales, puede decirse que la zona de proteccién ao existe, y aun cuando se trate de la apertura de pozos o galerfas, le zona puede oeuparse cuando asf lo exige una provechosa explotacién. En Jas fortalezas, no basta mantener Ia solidez y el buen servicio do las sonstrucciones; es necesario ademas prevenir toda sorpresa, tedo accidente Que pueda comprometer su defensa. En este sentido, existen dos antiguas disposiciones del gobierno belga: de 4 de febrero de 1825, Ja una, y de 22 de junio do 1822, la otra. Pero no por esto, deja de ser posible 12 ocupaciéa de la zona reverrada rialeass. En muchos cases todos eses ricsgos podrén no existir 9 n0 portancia; y ante la conveniencia de faverecer una exolovacién do s, peede otorgarse pormiso. ri Avt. 36.—Es prohibido, aunque preceda permiso de la au- toridad, hacer exploraciones dentro de los limites de minas concedidas. 26.—La probibicién de que en ningtin caso se permita hacer explora- ciones en el terreno de minas ya concedidas, estd netamente formulada en el art, 12 de la loy de 1810, ‘Seguin el informe presentado al Cuerpo legislative francés a nombro de la comisin que redacté ese articulo, motivos de justicia y de interés piiblico eoneurrian a reconocer en el duefo de una mina el derecho de explorar den- tro de! perimetro de la concesién, las sustancias no conocidas que alli pudie~ ran encontrarse (informe de St. Girardi, Locré, p. 393). ‘Sin embargo, la mayoria de los autores que obedecen la ley de 1810, franceses y belgas, sostienen que la prohibicién, a pesar de los términos absolutos en que estd concebida no comprende la explotacién de sustancias Giferentes de las que fueron objeto de la coneesién (Dufour, tit. 1, eap. I, n* 95; Bury, t. 1, n° 173, Dupoat, t. 1, p. 120; De Fooz, cap. 9, p. 130). Las Jeyes de otros paises estdn generalmente de acuerdo con esta doc- trina, iipponiendo a Jos nuevos solicitantes las condiciones inherentes a todo permiso de cateo (Cerdesa, art. 33. Prusia, R 10. Sajonia, R 21), ‘Pero, prescindiendo de estas autoridades ciertamente respetables, cree~ mos que el derecho de propiedad y cl bien entendido interés de Ia sociedad resisten esas exploracioaes dentro del recinto de una coucesidn, aunque se Thate de diferentes sustancias; conformes en esto con las loyes que actualmen- te nos rigen, y con el texto de 1a ley francesa fielmente expuesto por un | | | | Copiso DE MiweRta 477 jarista posterior a los arriba citndos (Ord. de México, art 17, tit, 8, Naudier, Légistation des mings, port. 3, sec. 2', cap. 2, § 2). Los inconvenientes de 12 doctrias que rehusamos, son tan graves -y . palpables, como insignificantes ¢ ilusorias aus ventojas. Para las operaciones de eateo se requiere un campo mucho mas extenso- qva‘el encerrado en los limites de una concesién; y se necesita también un espacio libre y expedito. -Y estas.condiciones dificilmente pueden verificarsa dentro del reducido “perimetro de una-mina en activa explotacién, ocupada con diferentes obras exteriores y labores subterraneas. Supéngase que la explotacién se permite, que la nueva sustancia se descubre, que la concesién se olorgé y que se procede a la demarcaciéu: {qué terreno se asignard a esa concesién? {Babré que despojar al jninero de una parte de su propiedad, utilizando trabajos importantes, impidiendo Io continuecién del laboree y 1a ejecuciéa de obras necesarias para 1a explotacién? La constitucidn de una nueva pertenencia dentro del perfmetro seftala- do a la anterior, ocasionaria perturbeciones, contrariedades y gastos extraor- dinarios, comprometeria el porvenir de Ja primitiva mina, su sogucidad y su independencia; y a expondri a los abusos y fraudes de los nuevos especuladores. . Por otra parte, la desmombracién de la pertenencia, la alterecién de su perimnetro y 1a irregularidad de su rea, a que la nueva demarcacién puede dar lugez, seria una contravencién directa a In ley que ha fijado las dimen- siones y la forma que més convienc a una sil explotacién, y que mds fav0- recea los intereses generales de la indus:ria minera. ‘Dése una concesién de plata o cobre que son el principal ramo de nues- tra mineria, con sus sesenta mil metros cuadrados do extension; y dése tom- bién una mina de hierro posteriormente deseubierta den:ro de esa oxteasion con sus doscientos cuarenta mil metros cuadrados: jeémo se verificaria 1a dis- iribucién de los sesenta mil metros de la mina 0 cobre? {Qué seria de la unidad, de la combinacién, de le continuidad de los trabajos? {Qué de la autonomia de la concesién? - Pero, aparte de estas graves consideraciones faltard todavia uaa raz6a positiva’de alta conveniencia publica para Mevar al recinto de una propiedad que rinde ya sus beneficios, de una propiedad garantida por la ley, los aven- turados trabajos de una exploracién emprecdida por personas extrafas y sacrificar un derecho sélidamente constitufdo, un interés cierto y valioso, a una simple e incierta expectativa. Fuera de esto, esas exploraciones serfan casi siempre initiles 0 daio- sas, ya porque unas veces darian por resultado el hallazgo de las mismas sustancias objeto de la concesiGn; ya porque, como decia la Instruccién Mix nisterial do 3 de agosto, servirian de pretexto para establecer trabajos ilicitos, esto es, para hacer por medio de trabajos simulados, clandestinas extraccio- nes de mineral que esta explotando o que tiene derecho a explotar el propie- tario (§ 3), La sociedad tiene, es verdad, interés en auimentar las explotaciones; pero el medio legitimo y eficaz de conseguirlo, no es permitir que se invada una propiedad ya ocupada y cuyos trabajos pueden ser perjudicades @ inutiliza~ dos, una propiedad destinada también a ser explorada con més ventajas para todos porque, como ha dicho Delebecque, la explotacién de uaa mina conce- dida asegura por si misma los trabajos de cateo mas extensos, deja sin efecto las exploraciones extrafias (t. 2, n* 760) ; ANEXO _ * . _ En efecto, el dueiio de una pertenencia Ia reconoce, Ia estudia, la explo ta frecuentemente en diferentes direcciones, operaciones todas consiguientes a una buena explotacién. El iuefio de Ia mina posee mds medias y facilida- des y tiene un inlerés més inmediato y directo en descubrir quevas sustan- cias, que ensanchen su cspeculacién y aumenten su provecho. EI duefio de la mjna ofrece, pucs, mejores garantias a Ja sociedad que ua aventurero cualquiera. Y aunque no chrase otra consideracién que [a de librar la propiedad minera de Jos graves inconvenientes de una ocupacién extrafa, debfa recono- cerse 01 concesiona:'o un derecho exclusivo en cuyo favor concurren tan po- derosus rszones, cox.2 ha dicho M. St. Girardin en el informe ya citade. ‘La dectrina que resistimos sélo pucde explicarse. aplicdadola a perto~ nencias dotadas de una gran extensién, como Io estin las de carbéa, que forman Ja principal riqueza minera de algunos de lo3 paises que han adopta- do esa doctrina. Pero, aun en estes casos, ni fos conflictos, ini los peligros serian impo- sibles, ni debla determinarse por ies excepciones de regias generales, ni hax brfa razén para privar al concesionario de parte de su propiedad y de los beneficios que podia producirle, Art. 87.—Si para Ja demereacién de una mina descubier- ta fuera de Jos términos del terreno destinado a la exploracién, efecto vacante, Lo mismo svcederé si, pa mienia hecho por e) exploraior, fuese 7 los mites del permiso. = Pero en uno y otro caso, sin perjuicio de derechos adqui- rides. 37,—(Ausiria, see. 2°, § 35) No podia entrar en las miras de la ley ni habia razén que lo justificare, negar la ceupaciéa de uaa parte del terreno de explotacién en el que nada se haya descubierto, para le demarcacién de una concesién verificada en el terreno vecino. _ De) mismo modo, no puede negarse e! terrene franeo que el cateador necesita, fuera del recinto de su pecmiso, para_corscitufr la mina que en sus trabajos de exploracién hubiera descubierto. : Toda concesiéa en meteria de minzs eva Js condicién de no causar perjuicios a quien teoga aejor derecho, que es ordinariamente el anterior en tiempo ‘Hay perjuicio en el primer easo, cuando el terreno que debe tomar la nueva pertenencie, se baya ocupado con trabajos de exploracidn que seria preciso interrumpir o abandonar. . ‘Vay perjuicio en el segundo caso, cuando el terreno ha sido destinado pars trabajos auxiliares, cuya realizacido, conservacién o servicios sean in- Compatibles com los trabajos que necesiten ejecutar en él los adquirentes. 'Y habrd siempre perjuicio, cuando se ocupa el sitio correspondiente a minas antes manifestadas o registradas y a0 caducadas. Art. 38 (ley 22.259). —El explorador no puede establecer una explotacién formal, ni hacer extraccién de minersles, an- op trast ee a ee . 1 Cépico bE Muverta “ad" tes de la concesién legal de Ia mina; pero hace suyos y podr4 disponer de los que extraigo de las calicatas, o encuentre en Ja superficie, 0 necesite arrancar para la prosecuci6n de los tra- bajos de cateo. fn caso de contrayencién, se mandaré suspender todo tra- bajo, hasta que se haga Ja manifestacién y registro, y se paga- ré una multa cuyo monto’serd 20 a 200 veces el canon de explotacién correspondiente a Ia categoria de las sustancias extraidas. No solicitdndose el registro 20 dias después de requerido, se adjudicaran los derechos de! explorador al primer denun- ciante, 3B, —Las sustancias que constituyen la primera categoria y al principal objeto de la ley, no pueden explotarse ni aprovecharse sin ln proviu cone sién de la abtoridad, sogiin los arts. 6 y 10 de este Cédigo. El permiso para explorar una extensién de terreno ao da derecho & explotarle, BJ permiso tiene por objcto descubrir las minas desconocidas: el registro y 1a concesién, el de explotar las ya -descubiertus Pero, en el caso presente no hay propiamente explotacién; el cateador aprovecha los minerales que extrae en el curso de sus operaciones, y que cs indispensable extroer para Ja continuacién de sus trabajos, y para abrirse of camino que debe conducizle al resultado, objeto de la empresa. Sin embargo, esti cho ha side contestado. Segun la opinién de al- gpunas autores y el te: layes, el explorador sdlo puede disponer de osas exlracciones id, condicidn que lleva con- con el pers sigo el riesgo de wna negativa y nueva cuestion. (A quién portenecen? (2 ley de $20; Italia, real decreto de 18: art. 34; Dufour, tit, n’ 37; Cheppe, Ann. des mines, t, VIL, p. 593; Dupont, tit. 1, ea: Peyret-L nt 155). asrib: ‘onadas, y con ellas La opiniéa de reconocen en é] explorador el derecho de disponer libremente ley de 1885, § 11; Sajonia, ley de 1868, § 26; part. 14, cap. 1V; Bury, tic Leyes pos otros autores, de esos productos (Pre Naudier, pert. 14, see. 2, cap. I, § 1, n¥ 95; Cotalle, vit. 2, nf 108, § 4). Lo ‘ley espaiola probibe de una man los minerales antes de haberse odtenido el nencia (ey de 1859, art. 58). Tle aqui como NM. Cheppe ho considerado la cuestida, redueiéndola términos mas precisos. Los trabajes de explorecién, que dnica y exclusivamen te conducen al descubrimieato de una mins, no dan lugar @ verdaderas ex- tracciones, pues se aplican a le roca viva, basta Llegar @ las capas mets- liferas, y ios trabajos hechos después de realizado el descubrimiento, aunque algo participan de las operaciones de cateo, son trabajos de reconocimiento que dun freeventemente abundantes productes. Mandar en estos casos que Se suspende la extraceién es mandar 18 paralizsciéa de la industria, El principal motivo para 12 prohibicida de las extracciones prematuras es, quizds, evitar los trabajos irregulares ¢ inconvenientes que sélo busean la facilidad y el provecho presente, a riesgo de inutilizar la mina, o de hacer ms dificil y costosa su explotacion. ra absoluta, que se disponga de tule de propiedad de la perce VY OAM ATH TH AD DP ER RD Cd ED ED ED GE GV GY y iy \ HOT yey a 180 : ANEXO . o Algunas leyes, al dictar las condiciones del permiso para un cateo, con: _ / tienen disposiciones que, aparte de la prohibiciéa directa, pueden coni a evitar esos inconvenientes. : Detérminar;“porvejemplo,"la_ medida de. las excavaciones,permaitidas al Tador ¥kedieirla¥: a mezquihas proporciones como ‘sucede’ ea la” legisla: ih espaiiola-{leyes-de.1849,.art.\7; de.1859,-art..8, D_ Bases, art: 10). ~ Limitar la di in Gel cated,’ Suit estrecho plazo,“segin lo ha hecho*¢l Codigo Chileno? Guc"fija como-maximum, el térsing de-un mes-(art: 16, -n™2 “Novesigir para las concesiones;-mineral-descubierto,-ni- labor ejecutada,—- comme lo declara el Decreto-Bases en-el art. 17. Hay una doctrina que corta con la espada de Alejandro, toda esficultad; pero doctrina que resisten los.principios, 1a equidad, la justicia y hasta el buen sentido. - So observa que los productos extratdos en las labores abiertas en terze- ‘Ro ajeno, sin concesiéa ni autorizacién alguna, 'se-reputan fuera de la ley d2 aninas y sujetas ales disposiciones del Cétligo. Civil, em cuanto daclare que la propiedad del suclo compreade los tesoros y las minas; y de aqui se deduce gue aquellos productos deben perteneser i dueae del sualo. Partiendo de esta deduccidn, se pretende que los minerales extzafdos de las labores de caved deben pertonecer también al propietario, por cuanto est4 prohibida-toda extzecciéa, antes de la formal concesién de la mina (Peyret- Lailier, n* 158). Be Pero la diferencia de casos no puede ser 14s remarcable: el aventurero carece de causa, de titulo y de buena fe al ocupar y excavar ol terreno ajen0; micatras que el explorador procerle em yirtud de una concesiéa legal, de tulo suficiente y eon Ja mds'eoipleta buena fe, cuando oenga con sus labores de cateo el terreno dz otro. {Por dénde entonces, el nrepietario, com cu- yo conoeimienta se verifien la ocupacion y a quien se paga por esto wna s2- etoria indempizaciin, ha de aprovechar.el fruto del capital y. del trabajo aieno? Péngase un Hmits justo y racional a la aceién del explorader, prohibase todo trabajo que se dirija a ln extraccién de minerales; pero mientras no sc traspasen estos Ifmites, el permiso para las labores de reconocimiento, en cuyo resultado esta interesada la sociedad, Novara consigo la facultad de disponer de los productos que se obtengan. a ayavaparvarayas Art. 39 (segin ley 22.259).—La attoridad revocard el permiso de exploracién 0 cateo, de oficio o a peticién del pro- pietario del terreno o de un tercer interesado en continuar la exploracién 0 en emprender una nueva en el mismo lugar, si . 2 el permisionario incurriere en cualquiera de las siguientes in- : : fracciones: 2) no instalar los trabajos de exploracién a que se ‘refiere el parrafo tercero del art. 28, en el plazo que el mismo deter- b) suspender esos trabajos después de emprendidos; ¢) no cumplir el programa minimo de trabajos a que se refiere el Witimo pdrrafo del art. 23. 39.—(Cordefia, tit. 3, cap. II, art. 25. Instruceién de 3 de agosto, A § 1, ine. 5; Naudier, par. 3'sec. 2, cap. Il, § 7; Peyret-Lallier, t. 1, n° 151) 8 a ’ ’ > . Henado este vacio, reconociendo en la autoridad Ja atri Conico DE Miveria 181 Las leyes, en general, no han designado otro caso de cadueided que el de Ia conclusién de los términos sefalados a la exploraciéa, La junspredonsie he ibucién de revocar por ‘otras causas.el periniso, “<0 o3 : * Cuando Ja ‘ley. acuerda a.“tn empresario el privilegio de hacer explora. cignes en “los puntos de. su eleccién, cediéndole gratuitamente los tecrenis: + del Estado o imponiendo un gravamen en los de dominio particular, consulte. Jinjeamente ol intergs de la sociedad en aumentar, por medio de los descu: brimientos, 1a riqueza mineral, que es la riqueza publica, a Entonces, para quo el objeto de In ley so cumpla, os necesario. que el explorador cumplo también por su parte lo que su propia conveniencia lo impone; a saber: que emprenda oportunamente los trabajos y los mantenga en actividad. Tal es la ineludiblo condicién que leva consigo el permiso del caleo. ' Cuando esta condicién no se ena, cesa In razén del permiso y la eadu: cidad es su inevitoble consecuencia La ley ha determinado los hechos que constituyen ta falta de eumpli- miento y que den lugar a Ja revocacién del permiso. Y aunque es caso adi. tido y hasta cierio punto justificado, que la revocacién puede hacorse de off cio, se ha ereido bastante librario a Ja solicitud del propietario oa la de un tercero.que qvicra continuar 0 emprender una nueva exploracién. § 1 Del derecho del propietario para explotar su terreno Art, 40.—EI dueiio de la superficie puede hacer on ella todo trabajo de exploracion, aun en los lugares exeeptuados, sin previo permiso, Pero, si no hubiese obtenido este permiso de la autoridad ni limitado con su intervencién el campo de sus exploraciones, no podré oponer contra un tercer solicitante, ni preferencia como duefio ni prelacién como anterior explorador. 40.— (Francia, ley de 1810, ort. 12) Bi extrafto que explora un terreno ‘ajeno, sin el conseatimiento de su duefo y sin permiso de la autoridad, viola el derecho de propiedad y empefia su responsabilidad. El dueiio de} suelo que lo ceupa, deteriore e inutilize, ejerce el derecho de usar y abusar que le reconoce Ja ley. Bajo este punto de vista la facultad de hacer excavaciones no puede contestarse al propietario. Pero, poco impor- ta para Ia ley, que sea el duedo del terreno o un extrafio que ha comprado el derecho de ocuparlo, la persona que emprende operaciones mineras. Lo que importa es que no se hagan trabajos perjudiciales y de despil- farro; que no se establezcan explotaciones clandestinas, y que se respete el derecho del Estado, el unico que puede conceder las minas y aulorizar su descubrimiento. Por estas consideraciones, sin duda, algunas leyes hon exi- gido al propictario el previo periniso de la autoridad (Cerdeaa, tit. 3, cap. H, art, 20; Austria, see. 2, § 14) La ley debia conceder y concede ese derocho al-propietario, pero suje- Yandolo como sujeta a los extrafios a lo eventualidad de que un tercero, sin . ANEXO * catear formalmente el terreno, haga un descubrimiento 0 solicite en é1 un Ppermiso exclusivo. ‘La ley, en estos casos, ni desconoce su derecho al descubridor, ni rehit- £3. cl permiso al solicitante. . get - ve Pero, el propietario que catea en su ne ‘previo pecmiso no pue- de oponerse a Ja peticién de un tercero que quiera explotarlo por su cuenta. _-¥ esto con mayor razén cuando es muy posible que el prepietario para : impedir toda solicitud y toda concesién, haga trabajos aparentes y simulados. En este sentido ha juzgado Ia Corte de Bruselas, segtin Naudier, part, 3+, sec. 24, cop. IT, § 4. Art. 41.—El dueiio del suclo no puede ni aun con licencia de la autoridad, hacer trabajo alguno minero dentro del peri- metro-de una concesién, ni en el recinto de un permiso de cateo. . 41.—En el att. 26 se ha considerado en general la facultad de 0: con trabajos mineros el terreno destinado a una exploracién o.a una Y cién. Como. debiamo: Jo en lo concerniente a las expl una declaracin expresa y directa sobre aquel punto. Ninguda razoa habia paza establecer excepeiones a favor del rio, que tanto derecho tiene como.cualquier extrafio, a las sustancia. vadas, “a1 duefo del suelo no tiene otros derechds sobre los minerales\ ‘se encuentren, sino los que se deriveni} le de- quicra que sea el sitio donde Hos que la ley expresamente le crf El 1s tratar especialmente de los: derechos del duciio ¢ loraciones, reservamos para este lug y recho del Estado, esto es, equel Galo de dominio no constituye por sf solo una excepeién ni da lugor pretaciones especiales y ‘favorables a los intereses

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