Creo en un solo y único Dios uno y trino, Todopoderoso, de una sola Ousia (sustancia) en Tres Hypostasis (personas), poseedores de una naturaleza intrínseca y de una misión única y además que están relacionados entre ellos, por vínculos de Amor como la filiación y procedencia. Creo en Dios Padre todo poderoso quien, por su misión, es el creador de la totalidad del cosmos, de lo material como lo espiritual, todo esto ex nihilo (de la nada), cuya misión no es originada por la necesidad, sino de una pura entrega amorosa. Creo en Su Hijo Jesucristo nuestro Señor, por cuya filiación es engendrado del padre de manera eterna, sin que en un momento antes de la creación del mundo haya sido creado, porque es consustancial al padre y por lo tanto comparte la misma naturaleza y dignidad Divina, y por quien todas las cosas fueron creadas. Quien, llegada la plenitud de los tiempos, aun teniendo la naturaleza divina, no hiso alarde de esta categoría, y rebajándose se hace hombre, naciendo de la siempre Virgen María, por obra del Espíritu Santo. Siendo Verdadero Dios y Hombre, sin reducir ninguna de estas dos naturalezas. Fiel a su misión salvadora predico la llegada del Reino de Dios, padeció por nuestros pecados, fue condenado muerto y sepultado, en los tiempos de Poncio Pilato. Descendió a los infiernos y al tercer día resucito de entre los muertos, y ascendió a los cielos. Desde allí reina sentado a la derecha del Padre, y volverá lleno gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino jamás tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo quien es Señor y Dador de vida, el cual procede del padre y del hijo, y que junto con ellos posee una misma naturaleza y dignidad Divina, y por lo cual es digno de adoración y de gloria. Cuya misión es la santificación de la iglesia, y aviva y fortalece la fe de los fieles. Creo en la Iglesia que es una, Santa, católica y Apostólica, quien es la fiel esposa de Cristo y Custodia de los misterios de la trinidad. Confieso que hay un solo Bautismo, creo en el perdón de los pecados en la resurrección de los muertos y en la llegada del Reino de Dios en el que viviremos eternamente. Amen