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ISBN 978-84-344-8268-5
Queda rigurosamente prohibida» sin la autorización escrita cié los titulares del, copyright
bajo las sanciones establecidos en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedínüento, comprendidos la reprograiTay el tratamiento irifonr4i¡c&,
y ¡a distribución de ejemplares de ella medíame alquiler o préstamo,
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José Enrique Gargallo Gil, María Reina Bastardas (coords.)
MANUAL DE LINGÜISTICA
ROMÁNICA
(ii.007)
L" edición: febrero de 2007
ISBN 978-84-344-8268-5
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático,
y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
ÍNDICE
Anexos ..................... 19
CUESTIONES PRELIMINARES
Primera parte
HISTORIA EXTERNA
(De Roma a la Romanía)
Capítulo 4. Del latín vulgar a los primeros romances. Aparición del ro
mance en la escritura, por Ana Cano................... -.............................................. 81
• I. La no uniformidad del latín vulgar y su consecuencia para el surgi
miento de las variedades románicas................... ..... ................................... ••81
; 2. El nacimiento de los romances y la díglosia latín/romance en la Alta
f Edad Media (ss. vaxt) ... .. .. .. .. .. .. .. .. ............... 82
ÍNDICE 7
3. La reforma carolíngia y la toma de conciencia de los romances frente
al latín................................................ 87
4. El paso del romance a la escritura...................................................................... 89
5. Los primeros textos conocidos en romance. Clasificación........................ 91
; 6. Primeros textos en romance ................................................... 97
6.1. Dominio iberorrománico................... ................................................... 97
6.1.1. Gallego-portugués...................................................................... 98
6.1.2. Asturiano-leonés........................................................................ 99
6.L3. Castellano.................................................................................... 100
6.1.4. Navarro-aragonés............. .. ............................ 101
6.1.5. Catalán............................................................................................ 102
6.1.6. Mozárabe............................. 103
6.2. Dominio galorrománico........................................................................... 104
6.2.1. Langue d’oil..... ............................................. ......................... 104
< 6.2.2. Langued’oc........................... 106
6.2.3. Francoprovenzal.......................... 107
6.3. Dominio italorrománico........................ 108
6.4. Primeros textos en romanche, ladino y friulano.............................. 111
6.4.1. Romanche ................................................................ . 111
6.4.2. Ladino. . ................................. 112
6.4.3. Friulano............................................................................................ 112
6.5. Primeros textos en dálmata........... ................................................... 113
6.6. Primeros textos en sardo................................................................ 113
6.7. Primeros textos en rumano................................ 115
Bibliografía............................... ............................. 117
Segunda parte
HISTORIA INTERNA
(Del latín a los actuales romances)
La tipología sintáctica.................................................
1.2. 252
La gramatícalización..............................
1.3. 252
1.3.1. Futuro romance . .. .................. 253
1.3.2. De la derivación a la flexión;-seo . .................................. ; 254
L3.3. Reanálisis........................ 254
1.3.4. Pérdida de los casos.................. 254
1.3.5. La declinación bicasual............................. 255
1.3.6. Los casos en rumano.......................................... 256
; 2. La morfología verbal románica......................................................... 257
2.1. Analogía ... .................................... 258
2.2. Las marcas de persona en la morfología verbal del francés .... 259
3. La morfología nominal románica........................................ 260
3.1. ,E1 plural ................... 261
3.2. El género....................... 262
3.3. Las marcas de número y género en francés hablado................ 264
4. Algunos cambios sintácticos.................................. 265
4.1. Cambios en el orden de palabras........... ................................................ 265
4.2. Los clíticos ................................... .................... 266
4.3. Complemento directo preposicional. .................................................... 267
4.4. Los nexos temporales. ........................................................................... 271
Bibliografía.... .. ...................................... . 273
Capítulo 10. Léxico, por Germá Colón Doménech. .__ ______ '..__ ............. 275
1. Premisas........... ........................ ................ 275
■ 2. El latín y sus sustituciones............ , ................... 278
' 3. Obstáculos para la latinidad y su enriquecimiento .... ........... 285
' 4. El superestrato germánico ... .. ..................................... .. .. .. ... í:........... 286
■ 5. Arabismos .. . . ........................ .... .. . ......................... 288
6. Las voces doctas ............. ... .. .. ........................................................... 291
'■ 7. Intercambio entre romances ...........................,.... . . 291
... Bibliografía. ........ . ........... ............... . ;.......... . . . , , 293
. Tercera parte
HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA
:T: (SIGLOS XIX Y XX)
Cuarta parte
j
i
i
ANEXOS
Referencias bibliográficas
Volumen 1 (2003)
Volumen 2 (2006)
Volumen 3 (en prensa) [fecha prevista de publicación: 2007]
Transcripciones fonéticas
1. La Romanía
1. Sin duda los coordinadores de esta obra me invitaron a escribir Ja presente introduc
ción porque conocían el artículo con que yo iniciaba la segunda época de la revista Estudis
Románics (ER), como director de la misma («'Romanía’, ‘Romanitas’, ‘Romanística’», en Es
tudis Románics, XXII (2000), pp. 7-22). Ahora bien, si lo que yo podía exponer sobre el tema
ya figuraba dicho allí, ¿era honesto que lo repitiese aquí, utilizando palabras distintas? No nos
parecía bien, ni a ellos ni a mí. Al final estimamos correcto declarar sinceramente que el pre
sente texto es la traducción del original catalán publicado en ER, del que se han suprimido las
circunstancias que aconsejaban al Instituí reemprender la publicación de los ER y al que se ha
añadido una primera parte sobre el latín en el Imperio Romano, que, llegado el momento, se
transformaría dando origen a las por eso llamadas «lenguas románicas».
26 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
los romanos al denominar este mar, testigo de sus proezas y escenario de sus
andanzas marítimas, Mare Nostrum. Los límites exteriores del Imperio eran, a
la sazón, el océano Atlántico y el mar del Norte (al N), los pueblos germánicos
y los godos (entre el N y el NE), los persas (al E), Egipto, el desierto o países
prácticamente desconocidos (al S) y de nuevo el Atlántico (al O).
Se engañaría quien pensara que la difusión y la instalación del latín ha
bían de corresponder geográficamente a las tierras que constituían el Imperio.
No fue así. El latín no tenía el mismo arraigo social ni el mismo peso cultu
ral en todas las tierras del Imperio Romano. Ni con mucho. La muestra más
elocuente nos la ofrece Grecia. Desde el punto de vista militar, Grecia fue
conquistada por los romanos, pero estos no pudieron dominarla en lo que
atañía a la cultura, de la que tanto aprendían (y siguieron aprendiendo) los
conquistadores. Recuérdese la famosa frase Graecia capta... (la cual alude a
que, ‘conquistada Grecia’,... esta siguió siendo superior a Roma, en muchos
aspectos de la vida). No podemos entretenemos en la concreción de los dos
grandes componentes del poderío romano: el Imperio de Occidente y el Impe
rio de Oriente (división que fue confirmada a fines del siglo iv). Como es sabi
do, este último, con el nombre de Bizancio, se mantendría hasta 1453. Pero en
general el latín tuvo allí poca fortuna, con la brillante excepción de la Dacia,
que, conquistada por Trajano en el siglo n, había asimilado tan plenamente la
lengua latina, que Rumania ha permanecido hasta hoy fiel al legado de Roma,
pese a sufrir duros cambios territoriales y a verse rodeada de lenguas no romá
nicas. Otros focos de cultura (por ejemplo el de Cartago, en el norte de África,
y tantos más) desaparecieron por causas no difíciles de imaginar.
Los territorios y las gentes que la historia destinaría a constituir la mayor
parte de la futura Romanía fueron los del Imperio de Occidente. Estos, por una
parte, adolecían de agudas crisis en el interior que los debilitaban, mientras
que, por otra, más allá de sus confines, importantes grupos de pueblos jóvenes,
ávidos de poder y empujados, sin darse cuenta, por la típica «marcha hacia
el oeste» (por razones de clima, de recursos, de afán de poder, de venganza),
estaban al acecho para convertir las escaramuzas locales casi permanentes
en verdaderas invasiones de ocupación. Estas marcaron el siglo v: vándalos,
alanos y suevos (no sin la aquiescencia del emperador Honorio) invadieron las
tierras de Híspanla (406); Alarico ocupó Roma (410); los visigodos (aliados
de los romanos) fundaron el reino de Tolosa (414); bajo Valentiniano III (424-
455), los vándalos crearon un reino en África, se produjo la invasión de Atila
al frente de los hunos, quienes, pese a ser derrotados en los Campos Cataláu-
nicos, devastaron la Galia e Italia, etc. Por fin, Odoacro, rey de los hérulos y
prácticamente el último emperador, transmitió los ornamentos imperiales a
Constantinopla (476). Era el fin del Imperio de Occidente. ' ■
Ahora podemos enlazar, con más conocimiento de causa, con el concepto
de Romanía que abría el presente apartado. El latín hablado, expandido desde
GÉNESIS DE LA ROMANIA Y GENIO DE LA ROMANÍSTICA 27
Roma a buena parte de Europa y del norte de África, se fue transformando por
la acción del tiempo y otros factores, y dio origen a las lenguas por eso llama
das románicas o neolatinas (cf. § 3). En algunas regiones, el latín desapareció,
arrinconado y sustituido por nuevas lenguas que se impusieron: de ahí que en
el Congreso de Romanística de Tróveos234(1986) hablásemos de la Romanía
submersa (de la cual dan pruebas la arqueología y la toponimia del Bajo Pa-
latinado). Recordemos los topónimos Koln y München, de clara estirpe latina,
como lo prueban sus equivalentes en otras lenguas románicas (Colonia y Mo
naco, respectivamente), por no hablar de otros ejemplos que podrían resultar
muy prolijos. Esas pérdidas fueron compensadas con creces por la difusión de
algunas lenguas románicas (como el español, el portugués, el francés) fuera
de Europa (sobre todo en América, pero también en África y en Asia), lo que
explica que hiciéramos alusión a ello en los Congresos de Quebec (1971) y de
Río de Janeiro (1977), con el nombre de Romanía nova.
2. Romanidad y romanística
8. Permítaseme recordar que yo mismo ya aludía, hace casi treinta años, a «un mosaic
de paTsos i un mosaic de característiques idiomátíques vacil-lants que, amb el temps, originaríen
una abundosa col-lecció de parlars concrets». Y: «el llatí es resolgué [...] en dotzenes i dotzenes
de parlars concrets, [...] cadascun deis quals tenia, estructuralment, les mateixes possibilitats
d’esdevenir una Mengua completa» (Badia 1979: 41). Son varios los romanistas que se han
expresado de manera semejante. No hace mucho lo ha confirmado uno de los más conspicuos:
«Di moltissime (forse píü di mille) lingue basse, relativamente poche hanno raggiunto lo sta
tus di lingua media e lingua alta; intomo al 1200 il loro numero si aggirebbe sulle 160 unitá»
(Muljaóié, 1998:888). -
GÉNESIS DE LA ROMANIA Y GENIO DE LA ROMANÍSTICA 31
docena de lenguas románicas (más o menos, según la manera de contarlas), las
cuales llegaron así hasta el siglo xix y han podido ser tratadas científicamen
te.9 También llegaron a esa misma fecha muchas otras hablas, que se habían
quedado en la mitad del camino, las cuales, aunque fuese bajo la rúbrica de
«dialectos», fueron asimismo objeto de estudio desde un punto de vista lin
güístico. Pues bien, todo este rico y matizado mosaico de lenguas y hablas
constituye la Romanía.
En todo el aludido proceso de formación, conviene poner de relieve el
período transcurrido entre los siglos ív-v (invasiones de los pueblos germáni
cos, fin del Imperio Romano) y ix-x (época carolingia, invasiones sarracenas,
Italia fragmentada, Dacia aislada). Un tiempo de escasa e incierta documen
tación, pero que a la vez fue testimonio mudo de la gestación, el florecimien
to y la fijación de aquel mundo lingüístico que tan certeramente describe la
formulación extraída del título de un libro de Roger Wright (1982) «entre late
Latín and early Romance». De ahí los esfuerzos de los romanistas por colmar
los vacíos de información y por datar las fases de la evolución lingüística. Se
trata de una época en la cual ya apuntan algunos fermentos del concepto de
romanidad, como el recuerdo y la añoranza de Roma (evidentes en la denomi
nación de Sacro Imperio Romano Germánico). Notemos que el renacimiento
carolingio de Alcuino adviene bajo el signo del latín, justamente cuando el
romance arrecia por doquier. Es decir, el latín y el romance, distintos, pero no
opuestos. Llega un momento en que el romance, ya cuajado como lenguaje
oral por una larga tradición, rompe el hielo con los primeros balbuceos es
critos. Esto acontece simultáneamente en las lenguas romances antes de que
termine el primer milenio (más o menos temprano o más o menos tarde, se
gún condicionamientos tan diferentes como la madurez de cada lengua o la
conservación de los primeros documentos en los archivos, etc., pero dentro de
una franja cronológica tan estrecha que se toma significativa). Las diferencias
gráficas en la representación de sonidos que no existían en latín (como Ih, ll,
gli, etc., o nh, ñ, ny, gn, etc.) prueban que el proceso evolutivo de cada lengua
fue independiente respecto al de las demás (en el sentido de que cada una se
formó «a su aire»), pero también que existió un claro paralelismo entre todas
(porque todas maduraron prácticamente al mismo tiempo).
Asegurado, a grandes rasgos, el sistema escrito de las lenguas románicas,
la baja Edad Media de toda la Romania conoció el uso compartido del latín y
9. Los romanistas que a mediados del siglo xx enumeraban las lenguas románicas (y
pienso, entre otros, en lorgu Iordan, Walther von Wartburg o Gerhard Rohlfs) no mencionaban
más de una docena. Esta cifra estableció un canon, que era observado en los manuales. Con
todo, en los últimos tiempos, varios factores (la conciencia de pueblo, la reivindicación de de
rechos lingüísticos, el deseo o la necesidad de codificar las hablas, su uso en registros formales,
etc.) han hecho acrecentar notablemente las listas de lenguas románicas (ya reconocidas o en
curso de serlo). Cf. Gargallo (2001).
32 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
ca experimentó, en el último tercio del siglo xíx, unos progresos con los que
poco antes seguramente nadie hubiera soñado. A semejanza de una obra para
lela en el campo de la germanística (§ 4), Gustav Grober dirigió el Grundríss
der romanischen Philologie (1888-1898). El verdadero punto de partida fue
la Grammatik der romariischen Sprachen de Wilhelm Meyer-Lübke (1890-
1899) (traducida y editada prácticamente a la vez en francés por Rabiet y Dou-
trepont), seguida del Romanisches Etymologisches Wdrterbuch del mismo
autor (1911 -1912, 3.a ed. de 1935). Nacieron varias revistas de romanística,
1 dentro y fuera de los países románicos. Se insinuaban temas y métodos inédi
tos. Pronto se hizo patente la necesidad de organizarse corporativamente. ¿A
qué proseguir?
Quizás el indicador más elocuente del empuje con que la flamante filo
logía románica irrumpía en el mundo de las ciencias del lenguaje será men
cionar un grupo de especialistas por obra de quienes esa materia se ganó en
poco tiempo un prestigio que nadie discutía. Así, pues, desafiando el reto de
componer listas cerradas de personas (cuando son bastantes más las que me
recerían figurar en ellas y nos vemos obligados a excluirlas) y asumiendo por
adelantado que mi criterio es discutible (pero convencido de que, aceptando
opiniones distintas a la mía, llegaríamos a la misma conclusión), me atrevo a
presentar un elenco de romanistas que, nacidos entre 1825 y 1875, asentaron
las bases de una filología románica solvente. Incluyo aquí dos docenas de
, nombres, en dos mitades iguales entre los nacidos en países de habla románica
y los estudiosos del exterior de la Romanía (cf. § 2). Los coloco mezclados y
a sabiendas de que dejo muchas lagunas. Enumerados por orden cronológico
de años de nacimiento,10 son los siguientes:
10. Los nacidos el mismo año figuran por orden alfabético de apellidos. A propósito,
es posible que algún lector crea que he cometido un error en la fecha de nacimiento de Adolf
Mussafia, sobre la cual la crítica ha vacilado entre 1834 y 1835. La cuestión queda resuelta a
favor de 1835, según lo ha probado ¿arko MuljaSié (2002).
36 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
6. La madurez
Como los lectores de este texto son romanistas (o se preparan para serlo),
no merece la pena que me entretenga en glosar las aportaciones de los maes
tros citados, que ellos ya conocen o pronto conocerán. En pocos campos de
la investigación científica deben de haberse concentrado tantos especialistas
de primera categoría, convivientes en poco más de una generación, como ha
ocurrido con la filología románica a mediados del siglo xx. Y eso, en cuatro
11. Es una pena que, por la arbitrariedad de los cortes cronológicos escogidos, a veces
me vea obligado a excluir por poco tiempo algunos especialistas que tienen una significación
especial en un territorio dado. He aquí algunos ejemplos de la Península Ibérica: Francesc de
B. Molí nació en 1903; Manuel de Paiva Boléo, en 1904; Joan Coromines, en 1905. El caso
más lamentable es el de Ramón Menéndez Pidal (que hemos citado en el § 5, porque nació en
1869), y que en rigor habría que volver a incluir en la presente lista, porque, sin él, es difícil,
prácticamente imposible, comprender cuánto se hizo en España en el período de madurez que
analizamos aquí. De todas formas, en este terreno pasa como en las estadísticas: lo que más
importa son las tendencias generales que señalan.
GÉNESIS DE LA ROMANIA Y GENIO DE LA ROMANÍSTICA 37
dimensiones: en cantidad, en cualidad, en variedad y en humanidad. Si las tres
primeras son obvias, quisiera insistir en la profunda dimensión humana de un
gran número de romanistas de la época que evoco, y dando por sobreenten
dido que hablo en general.12 Insisto en especial por dos razones: 1) para que
los romanistas de las nuevas generaciones vean que, detrás de los libros y las
revistas que consultan, a menudo había unos hombres adornados con muchas
cualidades; y 2) para que perciban que, en nuestra profesión de romanistas,
el aspecto de la romanidad no es un invento mío, sino que retrata un talante
colectivo muy extendido. Como he dicho antes (§ 2), hace ya más de medio
siglo descubrí el lado humano de la romanística del momento, que se ponía de
manifiesto justamente en personas que descollaban por sus méritos científicos.
La humanidad que aquí subrayo se ha revelado especialmente efectiva en
las controversias entre los romanistas que disienten al interpretar hechos de
lengua. Las discusiones en los congresos y las polémicas desde revistas cien
tíficas se han hecho famosas en la historia de la romanística. Y, en general, las
discrepancias no han alterado las relaciones de compañerismo (por más que
no falten caracteres personales ni situaciones objetivas que son más fuertes
que las voluntades).
En efecto, repasando la bibliografía aparecida a lo largo de más de un
siglo, los lectores tropiezan a veces con altercados entre colegas y amigos
que defienden puntos de vista opuestos. Siguen algunas muestras: 1) Se puede
decir que, recién nacida, la romanística ya se halló inmersa en la polémica
de las leyes fonéticas, provocada por los neogramáticos hacia 1878 (y que
afectó al mismo tiempo a romanistas, germanistas y eslavistas). Con todo, fue
precisamente del campo románico (por obra de Ascoli y de Schuchardt, entre
otros) de donde surgieron sólidos argumentos contra la rigidez de las Lautge-
setze. 2) A fines del siglo decimonono, estalló otra ruidosa polémica (no ajena
a la anterior): mientras Gastón Paris cuestionaba la existencia de verdaderas
fronteras dialectales (Les parlers de la Franee, 1888), Louis Gauchat aportaba
pruebas irrefutables de ellas (Gibt es Muñdartengrenzen?, 1903), preocupa
ción que dio pie a múltiples discusiones a todos los niveles. 3) A comienzos
del siglo xx, Jules Gilüéron retaba a quienes asistían a sus memorables cursos
de geografía lingüística en París a contradecirlo. Acabada la sesión acadé
mica, las discusiones proseguían en algún café del barrio de la Sorbona y
nunca habían requerido la intervención de los gendarmes. 4) Unos veinte años
después, habiendo expuesto Meyer-Lübke (1925) y Menéndez Pidal (1926)
pareceres opuestos sobre la filiación del catalán, los romanistas se enzarzaron
en una polémica que los dividió entre partidarios del galorromanismo y del
iberorromanismo de esta lengua. 5) A raíz de la publicación del diccionario
12. Hablo en general, porque en muchos casos esa humanidad se manifiesta abiertamen
te. Sin embargo, no hay que olvidar que hay de todo en la viña del Señor. Y la filología no puede
enorgullecerse de no haberse de sentir aludida cuando se trata de colegas de carácter difícil.
38 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
15. Revtie de Linguistique Romane XV (1939), pp. 1-86. Este tomo, por razones his
tóricas fáciles de comprender, no apareció hasta el año 1944.
16. El presidente de la «Société» (John Orr) y el vicepresidente primero (Angelo
Monteverdi) habían muerto, con escasos meses de diferencia, poco después del Congreso de
Madrid (1965), de modo que a mí me correspondía representar a la asociación, en mi calidad de
vicepresidente segundo. De ahí que interviniera en la inauguración del Congreso de Bucarest.
Con relación a los congresos de Lingüística y Filología Románicas, véase la nota 2.
40 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
17. Lo prueban varios hechos: la titularidad administrativa de sus cátedras, los anun
cios de los contenidos temáticos que se hacen públicos en los concursos para proveer plazas
vacantes, el Verzeichnis der Voríesungen que cada profesor anuncia que desarrollará en el curso
siguiente, etc.
18. Recuerdo haber oído más de una vez que Leibniz fue «el último hombre que lo supo
todo». Y esto tanto se decía en alabanza de su privilegiada inteligencia como para subrayar que,
después de él, los saberes particulares alcanzaron tal desarrollo que ya no era posible que los
conociera una sola persona.
GÉNESIS DE LA ROMANIA Y GENIO DE LA ROMANÍSTICA 41
8. Se abren perspectivas
Bibliografía
ROMA, ROMANIA.
LATINUS, ROMANOS, ROMANICUS
JOHANNES KRAMER
Universidad de Tréveris
Para evitar locuciones un tanto prolijas como (in) lingua Latina o (in)
sermone Latino, se prefería recurrir al adverbio Latine. Plauto contrapuso el
griego al latín en estos términos {mil. glor. 86-87; comedia que se estrenó en
205 a. C.):
En este sentido era corriente también in Latino (cf. Hier. epist. 106, 26 =
PL 22,846: dictum [- - -] in Latino), y se utilizaban siempre expresiones como
transferre in Latinum o convertere in Latinum ‘traducir al latín
*. Dicho de otro
modo: el neutro Latinum en el sentido de ‘lengua latina, el latín’ se halla solo
después de la preposición in, en la mayoría de los casos en conexión con un
verbo que significa ‘traducir’.
Junto al uso normal del adjetivo Latinas existía también un uso técnico,
corriente en la gramática y en la retórica, en que la palabra significaba ‘la buena
lengua, el uso correcto de la lengua’ (Kramer, 1998:63-64). En este sentido se
pueden formar el comparativo y el superlativo. El testimonio más antiguo del
comparativo data del ano 143 d. C.; se trata de una alabanza del emperador
Marco Aurelio al estilo de su maestro Comelio Frontón (Fronto ad M. Caes. 2,
3, 1): nihil ego umquam cultius, nihil antiquius, nihil conditius, nihil Latinius
legi. Los gramáticos romanos han tratado esta peculiaridad. Pompeyo Mauro
(s. v d. C.) escribe que de Latinas no se puede formar el comparativo, si a gen
te dictus est; [- - -] si autem ad elocutionem respicit, recipit conparationem
(GL 5, 153,21; 25). Cuando no hay comparación, el uso cualitativo y técnico
de Latinas no es siempre unívoco, pero ya en la rhetorica ad Herennium (+ 86-
82 a. C.) se da un ejemplo claro: vitia in sermone, quo minus is Latinas sit,
dúo possunt esse, soloecísmus et barbarismus. Así podemos suponer que el
sentido estilístico de Latinus existía desde un principio junto al mero nombre
del idioma. En contextos que tratan cuestiones de estilo, Latine y Latinitas
tienen también un sentido cualitativo: Cicerón {de orat. 1, 144) propone: ut
pare et Latine loquamur, y una definición de la rhetorica ad Herennium (4,
12,17) reza así: Latinitas est, quae sermonem purum conservat ab omni vitio
remotum.
De estas consideraciones resulta el esquema siguiente (Kramer, 1998:67);
nomen asilo
Romanum est, oestrum Grai vertere vocantes.
1.2.2. Romane
la lengua, Romane puede denotar un espectro muy amplio de cosas que están
en relación con Roma y los romanos.
1.2.4. Romanía
intellegi nequit (ápud Bartoli, 1906: 208 = 2000: 138). En esta cita se aprecia
la manera típica de expresarse de un humanista italiano del siglo xv, y no es
correcto (como hace Müller, 1963: 41-43; 1996: 137) deducir de sus palabras
la presencia de un derivado de Latinus en el habla popular en la última fase de
existencia del dalmático. Los habitantes de Dubrovnik designaban realmente
su lengua con una palabra derivada del nombre latino-románico de la ciudad,
Ragusa. Este hecho se puede deducir de una cita del humanista local E. L.
Crijevic (= Cerva), que escribe en una carta del año 1499: me puero memini
normalíos senes Romana lingua, quae tune Rhacusaea dicebatur, causas ac
atare solitos (ápud Bartoli, 1906: 209 = 2000: 139). Podemos entonces cons
tatar que los últimos hablantes del dalmático en Dubrovnik denominaban su
lengua raguseo; los vecinos croatas llamaban a los ciudadanos de Dubrovnik
con el nombre de latinos.
Con referencia a Italia, hay que distinguir entre latino como designación
refinada de los habitantes de la península y latino como nombre de lengua.
El étnico latino, sinónimo de italiano, se encuentra desde el principio de la
tradición hasta el siglo xv e incluso más tarde en textos arcaizantes. Guido
da Pisa escribe en la primera mitad del siglo xiv: Noi italíani siamo chiamati
latini (ápud Kramer, 1998: 100), y Dante emplea tanto el sustantivo como el
adjetivo latino en el sentido de ‘italiano’ (Brugnoli, 1971: 591).
El riesgo de equívoco impidió el empleo de latino para designar la
lengua italiana. Conozco una sola fuente, la segunda novela del quinto día del
Decamerón de Boccaccio, en que parlare latino y favella latina se utilizan
como sinónimos de parlare italiano y favella italiana. Se relata un encuen
tro, en tierra de los moros, de dos mujeres que se reconocen por la lengua
como cristianas; ya que la oposición entre lengua de los cristianos y lengua
de los moros es lo que decide, no la oposición entre latín gramatical y habla
vulgar, y siendo que las mujeres normalmente no recibían ninguna educación
latina, en este relato no hay peligro alguno de confundir el latín muerto y el
italiano vivo (Kramer, 1998: 101). Pero en general latino alude exclusivamente
al latín en oposición al italiano, que se cataloga de ordinario como volgare
(una reminiscencia de la idea del latín como grammatica y el italiano como
lingua vulgaris sine grammatica); además, como nostra lingua, toscano, itáli
co y, naturalmente, italiano (primer testimonio en sentido lingüístico en 1515
[Maquiaveloj). Un solo ejemplo de la oposición entre latino y volgare; Dante
escribe (± 1305) en su Convivio (1,5, 7) que lo latino éperpetuo e non corrut-
tibile, e lo volgare é non stabile e corruttibile.
Hay pocos significados secundarios de la palabra italiana latino; aquí
solo los menciono y remito a mi análisis más amplio en Kramer (1998: 104-
54 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
106). En los siglos xni y XíV el sustantivo latino puede significar ‘lengua’ sin
especificación, y el adjetivo latino tiene dos connotaciones opuestas: ‘incom
prensible, complicado’ (en alusión al lenguaje oscuro de los doctores) por un
lado; ‘claro, fácil’ (desarrollo ulterior de Latine ‘en lengua clara’, sentido ya
atestiguado en Cicerón), por otro,
li aucel
chanton chascas en lor latí
neral. A fines del siglo xm o a principios del siglo xiv, Bemat Desclot escribe
en el capítulo 38 de su crónica: E'ls serrayns de la ciutat [...] cridaren molí
fortment en llur llatí, y Jaime I (1208-1276) habla en su crónica de un sarrai
qui sabia nostre llatí (cap. 86).
Curiosamente el sustantivo llatí puede significar ocasionalmente ‘italia
*,
no referido a personas. El historiador Ramón Muntaner (1265 - 1336) escri
be (cap. 75): A cascuns deis llatins ric-hdmens e cavallers de Sicilia el! dona
e departí oficis, ab los catalans e aragoneses ensems; així que en cascun ofici
metía un caíala e un aragonés e un llatí. Este empleo puede ser de proceden
cia italiana, pues las relaciones medievales entre Italia y Cataluña eran muy
estrechas.
Pero el español román seguía siendo una palabra rebuscada sin arraigo
en la lengua.
de los naturales del país desde los primeros textos (la tradición escrita rumana
empieza en 1521), pero el adjetivo correspondiente rumán era raro y se aplicó
hasta el siglo xix solo a personas. Junto a la forma heredada existe también
otra semiculta román, atestiguada desde 1582 y en los siglos xvi, xvíí y xvm,
mucho menos frecuente que rumán (Gartner, 1893:19-20). Desde el principio
del siglo XIX la situación cambia. En el ámbito del nacionalismo naciente el
origen romano del pueblo rumano ganó importancia, de tal modo que se impu
so la forma román, que permite reconocer su derivación de Romanus y Roma
(Arvinte, 1983:65-67). Al mismo tiempo el empleo como adjetivo de román
aumentó, y la voz se aplicó también a cosas como la lengua. Los intelectuales
preferían timba romana en lugar del tradicional timba románeasca, sin poder
todavía hacer desaparecer completamente la expresión más antigua. Hoy el
femenino (con artículo) romana es la designación normal de la lengua propia,
ín románá y ín románente se emplean como sinónimos en el sentido de ‘en
rumano’, timba románá (solo excepcionalmente timba románeasca) significa
‘la lengua rumana’. Siendo un término popular, rumán/román tiene muchos
significados secundarios: ‘varón’, ‘marido
*, ‘cristiano ortodoxo’, ‘siervo
*,
‘campesino pobre
* (Kramer, 1998: 133-134).
2.3.1. *Romaniscus y *
Romanisce en rumano
Pero hay que precisar que el rumano constituye un caso especial, porque
el adjetivo rumánesc/románesc y el adverbio románe$te/rumáne$te no re
sultan de Romanicus y Romanice, sino de * Romaniscus y * Romanisce? Ni
uno ni otro están documentados en las fuentes antiguas, pero sabemos que el
sufijo tracio y dacio -isk fue latinizado en la forma -iscus (Graur, 1927) y que
tanto Daciscus como Thraciscus están bien documentados en latín. Así pues,
¿por qué excluir la existencia de una formación paralela * Romaniscus en el
latín balcánico que por pura casualidad no está atestada? Naturalmente, seria
posible también una formación interna del tipo rumán - rumánesc, paralela
a otros adjetivos derivados de nombres de naciones (sárb ‘serbio’ -sórbese,
grec ‘griego’ ■ grecesc; rus ‘ruso’ — rusesc; ungur ‘húngaro’ - unguresc;
neamt ‘alemán1 - newtesc), pero la hipótesis de una formación ya latina
*Romaniscus y de su supervivencia explica ampliamente la ausencia en ru
mano de Romanicus, por lo demás bien representado en las lenguas románi
cas. Es verdad que existe un adjetivo rumano romanic (sin correspondencia
adverbial), pero se trata de un neologismo del siglo xix (primera documenta
ción en 1889 en una obra del historiador Xenopol) formado según el modelo
del italiano románico o del alemán romanisch.
. Brunetto Latini (1220 - 1294) se justifica pour quoi cis livres est escris en
roumang, selon le raison de Franco, puis ke nous somes italien (I 1, 7). Para
él también romanz (= roumanf) yfrangois son sinónimos puros. Como es sa
62 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Per so car lo vosfre servidor, per gracia vostra, sia romansador d 'aquesta
obra d'ardbic en romans.
Aquellos fem en romanq per qo que aquells qui latí n entenen, sápien en-
tendre aquellos coses.
En la segunda mitad del siglo XIV no hay más ejemplos de romane, pues
se impuso totalmente el nombre de caíala. El verbo (ar)romanqar, ‘traducir
en lengua catalana’, se mantuvo hasta el siglo xvii.
Se puede decir que lingua Romana y Romane son expresiones muy raras
en las lenguas románicas. Existen solo en el registro elevado del provenzal,
66 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Los romanos tenían dos nombres más o menos sinónimos para designar
su lengua: lingua Latina y lingua Romana, Cuando se deshizo la unidad de
la lengua de Roma, no se aprovechó la ocasión para atribuir a una de las dos
voces la designación del latín tradicional, restringido cada vez más a la esfera
culta e intelectual, y a la otra la denominación de la nueva lengua popular in
statu nascendi. No: resultó una situación caótica, en la que tanto Latinus como
Romanus (y sus derivados) se emplearon tanto para el latín tradicional como
para el nuevo romance. Solo la aparición de los nuevos nombres de origen
étnico-geográfico y la introducción de un cultismo del tipo de latín reestructu
raron la situación lingüística. Los nombres heredados que tienen su origen en
Romanus o Latinus (y en voces pertenecientes a estas familias) sobreviven en
zonas aisladas y periféricas donde el contraste entre románico y no románico
es más importante que el contraste entre las diversas lenguas romances o entre
latín y románico. ■
ROMA, ROMANIA. LATINUS, ROMANOS, ROMANICOS 67
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68 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
HISTORIA EXTERNA
(De Roma a la Romanía)
Capítulo 3 .■
Pere J. Quetglas
Universidad de Barcelona
2. Kurgan es el término eslavo para referirse a ‘túmulo*. Es el nombre dado a esta cul
tura por Marija Gimbutas, arqueóloga de origen lituano, que ha estudiado en profundidad esta
civilización. Entre sus obras podemos citar: The Balts, London; Thames and Hudson, 1963;
«Proto-lndo-European culture: the Kurgan culture during the 5th to the 3rd Millenia B.C.»,
en G. Cardona, H. M. Koenigswald y A. Senn (eds.), Indo-European and Indo-Europeans.
Philadelphia, 1970, pp. 155-198; The Slavs. London: Thames and Hudson, 1971. Asimismo, se
puede encontrar una recopilación de sus principales contribuciones al tema en el volumen de
homenaje a M. Gimbutas (Gimbutas, 1997). >
: 3, Se trata, por supuesto, de una hipótesis expositiva, pues la propuesta de Schleicher ha
sido modificada reiteradamente en to que se refiere a la agrupación intermedia de las lenguas.
Por supuesto, mayor calado tuvo la modificación impuesta por el descubrimiento de la natura
leza indoeuropea del hetita, que obligó a retrotraer un grado la unidad y a establecer una unidad
indo-hetita, fragmentada en un tronco proto-anatolio y en otro indoeuropeo (Sturtevant, 1962).
74 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Todas las lenguas, y el latín no iba a ser una excepción, se ven enfren
tadas de manera constante a elementos disgregadores,—fuerzas dialectaliza-
doras podríamos llamarlas— que crecen exponencialmente a medida que una
lengua aumenta su ámbito de aplicación. Así, la unidad del latín estuvo más o
menos asegurada mientras su uso quedó constreñido al Lacio. En todo caso,
el peligro en esos momentos no era el de disgregarse sino el de desaparecer
absorbido o aplastado por otras lenguas de superior nivel cultural con las que
estaba en contacto y a las que ya nos hemos referido antes. Mas, superada
esta etapa, el latín se expande y se impone, primero como lengua de la admi
nistración dominante y luego como lengua de cultura, entre ios pueblos que
van siendo sometidos, con la excepción de Oriente, donde, como ya hemos
apuntado, el prestigio intelectual del griego se impuso. A partir de este mo-
78 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
tiempo que su contraria; es decir, el latín no puede ser una lengua unitaria y
i diferenciada al mismo tiempo. Así pues, sin alterar la realidad, podemos sol
ventar el problema enfocándolo desde una perspectiva diferente. El latín es
una lengua natural que, como todas las lenguas naturales, evoluciona debido
a causas internas y a contactos con otras lenguas. Pero, además, en el caso
del latín, esta evolución se vio potenciada de forma especial por la rapidez
y el gran alcance de su expansión. Es decir, que los genes disgregadores que
llevaba el latín desde la propia cuna se fueron activando conforme aumentaba
* su expansión por el Mediterráneo. Seguramente, la pérdida o debilitación del
papel integrador que desempeñaba la administración colaboraron en la cul
minación del proceso disgregados Sin embargo, de forma simultánea, desde
j el siglo in a. C. se fue forjando por una conjunción de intereses político-
culturales una lengua literaria que se mantuvo muy estable en el espacio y en
el tiempo hasta desembocar en la aparición de unos modelos, especialmente
Cicerón, que rápidamente alcanzaron la vitola de clásicos y, por tanto, fueron
considerados dignos de imitación, lo que coadyuvó todavía más a la estabili
dad de la lengua literaria. El error histórico ha consistido en tomar como base
este latín literario y considerar que existía otro latín (que recibió el nombre
f de vulgar) que se iba separando de aquel, cuando el punto de vista correcto
es juntamente el contrario. Es el latín literario el que va forjando unos mode
los y unos usos que lo diferencian del latín tout court, si bien en ocasiones,
I por no decir casi siempre, los diferentes autores no pueden sustraerse a la
influencia que ejerce sobre ellos la lengua hablada de forma cotidiana y así,
unos más y otro menos, van recogiendo retazos de esta realidad. Vistas así las
cosas, la conclusión es obvia: el latín vulgar, simplemente, no existe. Lo que
sí existe es el latín y, a su lado, el latín literario.
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Capítulo 4
Ana Cano
Universidad de Oviedo
, Parece lógico pensar que, tras la caída del Imperio Romano de Occidente,
los habitantes de las distintas regiones seguirían utilizando el latín tanto en el
nivel escrito como en el oral. No olvidemos que ese latín se había convertido
en la lengua oficial de la Iglesia Romana. De todos modos, la desaparición de
la unidad política de Occidente hará que la lengua hablada se vaya alejando
. cada vez más de la escrita evolucionando más libre e independientemente
DEL LATÍN VULGAR A LOS PRIMEROS ROMANCES 83
rece que en las distintas regiones, sin una comunicación fluida entre ellas y
sin un centro suprarregional que imitar, van surgiendo tradiciones lingüísticas
que, consciente o inconscientemente, van acortando la distancia entre el latín
y el vulgar. Es el caso del latín de la época longobarda en Italia, del latín me-
rovingio que se escribe en la Galia entre los siglos vn y ix o también del que
se escribe en los reinos cristianos de la Península Ibérica en los siglos siguien
tes a la invasión árabe. Ese latín deja traslucir muchos de los fenómenos que
van a caracterizan los romances hablados en esos mismos territorios.
Según Lapesa (1988: 160 y ss.), en Hispania, probablemente desde fi
nales de la época visigótica, existiría un latín avulgarado o arromanzado que
adaptaba sus formas a la fonética romance, en el que aparecían términos ro
mances latinizados y elementos latinos, que seguramente no pertenecieron a
la lengua hablada, con aspecto romance. Este latín arromanzado, intermedio
entre el latín de los eruditos y el romance llano, sería utilizado por los se-
midoctos en la escritura y quizá también como medio de expresión oral, al
menos en determinados contextos. Los mozárabes lo llamaban «latinum circa
romancium», en oposición al «latinum obscurum». Mientras se mantuvo, las
fronteras entre el latín y el romance no eran nítidas. La opinión de Lapesa
enlaza con la teoría de Menéndez Pidal, expuesta en Orígenes del español
(19727: 454 y ss.), según la cual en el reino asturleonés, durante los siglos x
y xi, existiría, junto al romance hablado cotidianamente y al latín escolástico
utilizado como lengua escrita por los eruditos (cronistas, legisladores, hagió-
grafos), un «latín vulgar» o latín popular, que ya se habría dejado de escribir
en otras partes, pero que seguiría siendo usado por los notarios del reino.
En todo caso, la reforma cluniacense, consecuencia de la reforma carolingia,
intentará corregir el latín de la escritura, pero a pesar de ello «los más llanos
siguieron mezclando latín y romance hasta comienzos del siglo xm» (Lapesa,
1988: 161).
Con el paso del tiempo, el alejamiento entre el latín y el vulgar se hace
cada vez mayor, y llega así un momento en el que para entender un texto
escrito hace falta estudiarlo previamente. Surgen entonces, entre los siglos
vin-x, en distintas partes de la Romanía una serie de glosas o glosarios, de
gran interés desde el punto de vista de la romanística. En ellos se explican
términos, expresiones o construcciones del latín clásico que resultaban ya
incomprensibles. Dichas explicaciones podían hacerse en un latín más fácil,
más cercano a la lengua hablada, aunque sin utilizar realmente el romance,
pues la intención no era aún escribir en lengua vulgar y la diglosia en la que
se vivía impedía el empleo de ese vulgar en la comunicación escrita o en los
actos orales elevados u oficiales (Glosas de Reichenau); en otra lengua (ger
mánica, por ejemplo, como en las Glosas de Kassel); o utilizando el verdade
ro romance, con intención clara de escribir ya en lengua vulgar. A pesar de su
importancia, ni las glosas de Reichenau ni las de Kassel se pueden considerar
86 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Para entender el acceso del romance a la escritura, hay que tener presente
que se produce en un contexto sociocultural, el medieval, caracterizado por
una escasa alfabetización, en el que la escritura era privilegio de una minoría,
la de los clérigos o la de la elite cultural de las sociedades feudales; y, como se
señaló anteriormente, por una situación de diglosia en la que la lengua propia
—el romance— estaba confinada a los usos orales más inmediatos e informa
les, mientras que el latín (en la mayor parte de la Romanía, pero también el
90 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
romance en cierta medida ajenas a las tradiciones latinas. Esta clase de poesía
no fue totalmente independiente de la escritura, aunque su difusión fuera en
parte oral. Aquí el romance desplaza al latín en el dominio de la distancia. Los
textos de 1 a 3 tienen un efecto ritual; los de 4 a 6, un efecto educativo; y los
de 7 y 8, un efecto poético. En estos casos la presencia de la lengua vulgar
está condicionada por la comprensibilidad (instrucción, rito) y el respeto a la
redacción más o menos exacta (rito, poesía) (Koch, 1993: 49-54).
D) Tensiones y contrastes lingüísticos (textos heterogéneos en los que
la tensión o contraste se establece entre lenguas diferentes —habitualmente
entre el latín y el romance—, entre la inmediatez y la distancia comunicativa
o entre el código fónico y el gráfico). La lengua vulgar aparece en el dominio
de la escritura cuando condiciona la producción o recepción de los textos por
un conocimiento insuficiente del latín, cuando es sujeto de la reflexión me
tal ingüística o cuando se utiliza con fines poéticos. Dentro de esta categoría
distingue ocho subgrupos. En (1) y (2) se incluyen los textos en que la tensión
entre el latín y el romance estaría provocada por el escaso conocimiento del
latín del receptor (sobre todo a partir de la Reforma Carolingia) y del emisor
respectivamente. La contaminación del latín con el vulgar se refleja temprana
mente en documentos merovingíos en la Galia, lombardos en Italia o asturiano-
leoneses de los siglos x-xi en Hispania. En el norte de la Galorromania la
Reforma Carolingia restaura la «pureza» del latín y en consecuencia el vulgar
aparece en los documentos bruscamente solo desde fines del Xll o mediados
del xill. En la Península Ibérica, así como en el sur de Francia e Italia, menos
influidas por la Reforma Carolingia, la contaminación vulgar de los documen
tos latinos es más fácil y cada vez mayor. En la Península Ibérica y en el sur de
la Galorromania se observa un deslizamiento progresivo hacia el vulgar que
acaba suplantando al latín. Las listas son ejemplos en toda la Romanía de este
deslizamiento. En (3) y (4) se clasifican las glosas y glosarios en los que el
contraste se establece, por ignorancia del receptor, entre el latín y el romance
(Glosas Silenses, Glosas Emilianenses) o entre otra lengua distinta del latín y
el romance (Glosario de un botánico mozárabe, hacía 1100; Sampson, 1980:
22-23), respectivamente. A (5) corresponden las traducciones, habitualmente
del latín, que en cierto sentido son un desarrollo de las glosas, y que pueden
aparecer como versiones interlineales (Sermón pseudoagustiniano) o como
textos independientes (Fueru Xulgu, Libre Jutgé). A (6), los modelos gramati
cales o retóricos en lengua vulgar con fines didácticos, como los parlamentos
y las epístolas boloñesas de Guido Fava (1239-1245). A (7), los textos en los
que se produce el contraste entre dos o más lenguas con fines estéticos o lite
rarios: Jarchas, Alba bilingüe, Contrasto bilingüe y el Discordó plurilingüe
de Raimbaut de Vaqueiras. Y a (8), los textos metacomunicativos que se re
fieren implícita o explícitamente a una barrera lingüística: Indovinello ve-
ronese (Koch, 1993: 54-58).
DEL LATÍN VULGAR A LOS PRIMEROS ROMANCES 97
En total, Koch estableció más de 120 grupos de textos que aparecen rela
cionados en las páginas 62 a 74 de su artículo. Deja fuera de su clasificación
los primeros documentos del rumano y del sardo porque, como veremos en
el capítulo siguiente, constituyen dos casos particulares dentro de la Romanía
(pp. 58-59). Tampoco incluye (p. 60) algunos textos de la Península Ibérica
emblemáticos en el acceso del romance a la escritura, como es el caso de los
fueros: Fuero de Aviles en asturiano (hacia 1155), Fuero de Madrid en castella
no (hacia 1200), Furs de Valencia en catalán (mediados del s. xill), Foros de
Castelo Rodrigo^ en que se entremezclan los rasgos gallego-portugueses y
asturiano-leoneses (s. xm)...; y ello porque constituyen una tradición discur
siva bastante particular estrechamente vinculada a la historia del derecho mu
nicipal hispánico.
6.1.1. Gallego-portugués
6.1.2. Asturiano-leonés
6.1.3. Castellano
6.1.4. Navarro-aragonés
6.1.5. Catalán -
6.1.6. Mozárabe
6.2.1. Langued’oíl
6.2.3. Francoprovenzal
6.4.1. Romanche
6.4.2. Ladino
6.4.3. Friulano
Mercedes Brea
Universidad de Santiago de Compostela
Lengatge fay a gardar, car si tu vols far un cantar en francés, nos tayn
que y méseles proen^al ne cicilia ne gallego ne altre lengatge que sia strayn a
aquell; ne aytan be, si-1 faf proemial, no-s tayn que y méseles francés, ne altre
lengatge sino d’aquell. (Regles de trobar, ed. Marshall, 1972: 64).
eslavizada casi por completo a lo largo de los siglos xm y xiv; la Istria cen-
tromeridional, despoblada por la peste, fue repoblada por Venecia con los
croatas que huían de la expansión turca, y en la época del feudalismo germá-
nico había todavía comunidades románicas en la Istria interior, pero debieron
de ser asimiladas entre los siglos xiv y xv. En cualquier caso, el cuadro de la
distribución de las lenguas en Istria en 1600 proporcionado incidentalmente
por un obispo de Cittanova muestra a las claras el predominio de los dialectos
eslavos. En otras zonas de la antigua Dalmacia, el proceso es también gradual,
y la convivencia de hablas eslavas con italiano o «lingua franca» en la franja
costera respondía a múltiples condicionantes; de hecho, cuando comenzó la
primera fuerte presión turca en el s. xiv, el cuadro lingüístico de la península
balcánica ya estaba bien definido en líneas generales (en los territorios oc
cidentales, los eslovenos; entre la Sava y el Danubio y a lo largo de la costa
adriática, los croatas; en los territorios centrales y orientales, los serbios; en
el extremo sur, los montenegrinos). La ciudad dálmata en que la presencia
veneciana era más acusada es Zara (donde residía el proveedor general de
Dalmacia y Albania), y, aunque Ragusa se mantuvo como república indepen
diente durante varios siglos (solo estuvo sometida al dominio veneciano entre
1205 y 1358), lo cierto es que Venecia actuó en todos esos territorios como un
elemento que, a la vez que contribuyó al proceso de disolución de las origi
narias hablas romances autóctonas, propició una re-romanización que inició
su debilitamiento en tomo a 1500 pero no se extinguió hasta la caída de la
República ducal a finales del siglo xvni (Ursini, 2003).
2.1. EL SARDO
2.2. Elrumano ■:
hasta finales del siglo xm o comienzos del xiv puede identificarse una serie de
textos mixtos gallego-leoneses (con interferencias castellanas también), como
los Foros de Castelo Rodrigo, ciertas versiones del Fuero Real y de las Flores
de Derecho, o del Fuero Juzgo, que habría que interpretar en el marco de ese
contexto histórico previo a la labor normalizadora de Alfonso X en Castilla y
de Afonso III y D. Denis en Portugal (Mariño, 1998: 157-176).
En Castilla, la consolidación de una scripta se produce gracias al escri
torio alfonsi y la Escuela de Traductores de Toledo, en la que el castellano se
convierte en el siglo xn 1 en la lengua de destino de la actividad traductora, una
lengua que se va fijando progresivamente en sus rasgos fundamentales. De
todos modos, puede advertirse en la documentación la existencia de al menos
dos normas lingüísticas diferenciadas: la de Toledo, niveladora y cortesana,
y la de Burgos, con mayor presencia de elementos innovadores. La pugna
entre el castellano «viejo» y el castellano «nuevo» se prolongó durante varios
siglos, pero no reflejaba solo una diversificación geográfica, sino también
social: mundo rural frente a mundo urbano, aristocracia feudal frente a poder
central de la monarquía... Y esa diversidad se trasladaba también a la lengua
literaria, cuyo modelo era fundamentalmente toledano, pero sin despreciar la
afloración de elementos propios de otras variedades, con el consiguiente debi
litamiento de las fronteras lingüísticas y la configuración de una norma culta
(el castellano drecho) que viene a ser «un castellano de todas las regiones y de
ninguna de ellas en exclusiva» (Lleal, 1990: 236-237).
En Navarra, la situación lingüística era muy compleja: aunque existía
una población campesina que hablaba vasco (fijada posiblemente en una zona
muy delimitada), la cancillería real, la episcopal, los escritorios monacales y
las villas se sirvieron primero del latín y, a partir de 1220, lo simultanearon
con el romance propio de la zona (que se usa en documentos privados y al
gunos textos jurídicos, así como en proclamas y declaraciones oficiales), pero
también con el occitano de la koiné pamplonesa de la documentación admi
nistrativa, jurídica y notarial (ss. xm-xiv), el gascón (en la Baja Navarra, en
los ss. xiv-xv), el francés (de forma puntual en el siglo xm, y en la cancillería
real en el xtv y xv, como consecuencia de su unión dinástica con Francia) y
el hebreo de las aljamas de Tudela, Pamplona, Estella y Laguardia (Ciérbide,
1998). ■-■■■■■■■
En el tercio oriental, el romance aragonés (Hilty, 1995) se mantuvo vivo
en los primitivos condados de Sobrarbe y Ribagorza, y en el Somontano, pero
en las zonas de repoblación del valle del Ebro los rasgos propios se van dilu
yendo en una lengua de nivelación de estructura fuertemente castellanizada,
consecuencia de la convivencia con repobladores francos y castellanos, con
mozárabes y judíos que huían de Al-Andalus y con los propios musulmanes
que permanecían en el campo. Además, la lengua escrita por notarios y escri
banos no tomó como modelo el habla de los valles pirenaicos (muy fragmen
LAS LENGUAS ROMÁNICAS EN LA EDAD MEDIA 131
tada, por otra parte), sino la de los principales núcleos urbanos. Y la unión
política con Cataluña y el auge del catalán como lengua literaria a partir de
la segunda mitad del siglo xm, a pesar de que las dos lenguas se mantuvieron
siempre claramente diferenciadas, supusieron la expansión de este romance
más allá de sus límites originarios, por lo que, al lado de los textos aragoneses,
son numerosos los documentos notariales del Alto Aragón escritos en catalán
(Lleal, 1990:281-282).
En cuanto al catalán, el hecho de que en el siglo xil ¡os condados
del sur de Francia y los de la antigua Marca Hispánica constituyesen una
misma unidad política determinó el empleo del occitano (que se sentía más
como variedad estilística, artificiosa y refinada, que como lengua distinta) como
lengua escrita, sobre todo en la lírica. De todos modos, en la segunda mitad
del siglo xiit el occitano fue cediendo el paso al catalán y los documentos usan
sistemáticamente esta lengua (que fue impuesta por la cancillería real tanto
en la documentación oficial de Cataluña como en la de las recién conquista
das tierras de Valencia y Mallorca) en sustitución del latín. El catalán admi
nistrativo presenta un aspecto homogéneo, debido en parte a una deliberada
selección y adaptación de fórmulas latinas por los curiales; y la tardía expan
sión por Valencia y Baleares (en un momento en que los romances autóctonos
estaban siendo arrinconados por el árabe) favoreció ese carácter homogéneo
del catalán septentrional que se iba implantando. De hecho, el desarrollo de
la prosa catalana se relaciona directamente con la prosa jurídica (iniciada el
siglo anterior con la versión romance del Líber ludicum') y las redacciones de
los Vsatges de Barcelona, los Furs de Valencia, los Cosiums de Tortosa, etc.
(Lleal, 1990:253-257).
2.4. Francia
2.5. Italia
Imperio quiere común a todos sus súbditos, y el latín sigue siendo durante bas
tante tiempo la lengua en la que se redactan los textos jurídicos, entre ellos los
estatutos comunales, aunque en bastantes ocasiones se acompañen de versio
nes vulgarizadas, del mismo modo que se introduce el vulgar en declaraciones
o en anotaciones marginales o llenando espacios vacíos (con textos que no
tienen ya carácter administrativo, sino ocasional o plenamente literario, como
sucede con los Memoriali bolognesi).
En la Italia medieval, uno de los factores fundamentales para la genera
lización de la lengua vulgar es la gran revolución comercial que tuvo lugar
entre los siglos x y xiv, hasta el punto de que los mercaderes florentinos jue
gan un importante papel en la propagación lingüistica de lo que se habría
convertido en italiano común, pues su presencia es notable, en el siglo xm, en
Venecia, en el Trentino, en el Friuli, pero también en Ñapóles o Messina. El
vulgar toscano escrito es el signo de la afirmación de una nueva civilización,
mercantil y comunal, y de una nueva cultura burguesa, por lo que no es de
extrañar que los documentos más antiguos se refieran precisamente a la reali
dad socioeconómica de la civilización comunal. Por el contrario, la variedad
lombarda tiene una escasa conciencia identitaria, porque no puede sustentarse
ni sobre el nacionalismo político de los longobardos meridionales ni sobre la
hegemonía intelectual de los benedictinos (Sanga, 1995).
El plurilingüismo puede alcanzar variaciones tan destacadas en la Italia
medieval como lo que acontece en Sicilia, donde todavía hasta el siglo xiv
pueden hallarse vestigios del árabe (en declive) y el griego (en regresión). Pa
rece evidente que la intensificación de las relaciones comerciales con Oriente
y con los países del África septentrional, así como las peregrinaciones, las
relaciones diplomáticas (a menudo impulsadas por intereses económicos)
creaban frecuentes situaciones de contacto con individuos que hablaban otras
variedades romances, pero también lenguas no románicas, lo que explica la
aparición de variedades comunicativas híbridas como el tipo de veneciano co
nocido como «de la da mar», una lengua mixta de base veneciana en la que se
entremezclan rasgos vénetos no venecianos, rasgos italianos (frecuentes me-
ridionalismos, entre otros) y elementos eslavos, árabes, franceses, bizantinos.
La preferencia por el vulgar sobre el latín no se manifiesta de forma indis
criminada: el vulgar se adopta antes en las cancillerías comunales que en las
aulas regias, pero los estatutos y ordenamientos ciudadanos, las leyes y dispo
siciones mantienen más tenazmente el uso del latín, mientras que la actividad
escrituraria de ámbito mercantil encuentra en el vulgar su forma de expresión
privilegiada. Y el panorama varía sensiblemente de unas regiones a otras; así,
frente a los testimonios generalmente tardíos y escasos de los comunes del
norte, aparece imponente, variada y precoz la documentación de los comu
nes, grandes y pequeños, de Toscana; corazón de una profunda reconversión
lingüística que comienza con el Corto navale pisano (s. xn) y los fragmentos
LAS LENGUAS ROMÁNICAS EN LA EDAD MEDIA 135
de un libro de cuentas de banqueros florentinos (1211) y prosigue de forma
ininterrumpida, intensificándose en el siglo Xív. En el Lacio, en cambio, son
escasos los testimonios vulgares de los ss. xm y xív, hasta el punto de que el
único libro de cuentas del siglo xm procedente de Roma (el Libro d’introiti e
d’esiti di Papa Nicoló Illnella Marca, \279-W) fue escrito por un toscano; la
situación en esta zona comenzó a cambiar solo a finales del s. xív,cuando los
cambios políticos y sociales y la democratización de las instituciones ciuda
danas favorecieron el ascenso del sector mercantil y artesano. Una dificultad
análoga por parte del vulgar local para adquirir espacios reservados tradicio
nalmente al latín se encuentra en el área napolitana, donde la documentación
más antigua se limita a un escrito de 1282 en vulgar amalfitano, mientras que,
hacia mediados del siglo xív, en la cancillería angevina, se adopta en algunas
misivas un napolitano intrincado de toscanismos y latinismos.
Con respecto a los ámbitos que adoptan el vulgar en los textos de tipo
práctico, hay que señalar que, mientras en Toscana abundan los documentos
laicos y privados, en otros lugares son, sobre todo, documentos relativos a la
actividad de las instituciones religiosas o de las cancillerías públicas (comu
nales, señoriales o regias): en el Friuli pueden encontrarse estatutos, libros
de cuentas, inventarios de confraternidades o de instituciones religiosas; en
Piamonte se redactaron los estatutos de la Sociedad de San Jorge y los jura
mentos de sus rectores; estatutos de confraternidades en Umbría, Campania,
la Pulla, Sicilia. El único libro de cuentas del siglo xív en siciliano conocido
hasta la fecha fue compilado por un abad benedictino, una prueba más del
papel crucial que desempeñó la orden en la afirmación del vulgar. En Sicilia,
a partir de comienzos del xív, se produce una gran cantidad de documentos en
siciliano: importantes disposiciones de naturaleza fiscal y una amplia gama de
cartas oficiales y semioficiales procedentes de la curia regia o personajes de la
corte; hay interesantes excepciones, como el testamento de un rico mercante
de Messina, que muere de improviso en Venecia y es un bello ejemplo de
encuentro entre idiomas muy diversos entre sí (en 1380, lo copia en siciliano
un notario veneciano; un año después, los procuradores de San Marcos, para
ejecutarlo, «trasladan» en veneciano párrafos del testamento en las actas que
recogen la cuestión). La situación no cambia mucho en la Italia septentrional,
donde los textos prácticos desde mediados del s. xtv están ligados preferen
temente a la actividad de los comunes y a las cancillerías señoriales (Milán,
Mantua). En cualquier caso, las relaciones entre los estatutos y disposiciones
(comunales, de artesanos, religiosos, etc.) y la lengua vulgar son antiguas y
fuertes, porque, aunque originalmente se redactasen en latín, eran pronto vul
garizados y difundidos oralmente.
Uno de los ámbitos específicos de uso de la lengua vulgar es el vinculado
directamente a la actividad de los mercaderes, que llevaban libros de cuentas
y prontuarios en los que se recogían informaciones sobre mercancías, viajes,
136 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Bibliografía
i
Capítulo 6
Miguel Metzeltin
Universidad de Viena
Academia de Ciencias Austríaca
Para mantener el estándar, todos estos procesos tienen que ser continuos,
de manera que la lengua se adapte lentamente a las nuevas necesidades eco
nómicas, sociales y políticas. Las lenguas así estandarizadas, fijadas en gra
máticas y diccionarios descriptivos y normativos, y propagadas por las insti
tuciones públicas, constituyen un modelo artificial, creado por selección, que
sigue siendo realizado con variantes textuales, sociales, regionales y genera
cionales, muchas veces en concomitancia con idiomas regionales también es
tandarizados o no estandarizados, como es el caso de Italia. Lo natural es, sin
embargo, la variación; lo artificial, el estándar. No hay motivos comunicativos
para censurar variaciones actuales, como en castellano concretizar al lado de
concretar, operacional al lado de operativo, orfelinato al lado de orfanato,
herborista al lado de herbolario, Saudita al lado de saudí, formas todas que
respetan las tendencias morfológicas de la lengua.
Las lenguas románicas que con la formación de los Estados nacionales
se han vuelto lenguas «generales» o vehiculares de esos Estados han podi
do difundirse a gran escala asimilando o desplazando variedades o lenguas
regionales. Estas se hallan expuestas por lo tanto a la presión de las lenguas
nacionales. Como consecuencia de su difusión, en muchas regiones coexisten
lenguas nacionales y lenguas regionales. Junto a la consolidación de los Esta
dos nacionales sobre todo a partir del siglo xix, en varios países surgen elites
regionales que reconocen la menor atención económica y política que los go
biernos centralistas conceden a sus regiones y que por lo tanto se esfuerzan
por conseguir cierta autonomía que les permita desarrollar mejor su región.
La expresión simbólica de estos esfuerzos puede consistir en el desarrollo de
su más poderoso instrumento de identificación, su lengua. Por eso, si los ha
150 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Et afin qu’il n’y ait cause de douter sur l’intelligence desdits arrests, nous
voulons et ordonnons qu’ils soient faits et escrits si clairement, qu’il n’y ait ni
puisse avoir aucune ambiguité ou incertitude, ne Iieu á demander interpretation.
Et pour ce que de telles choses sont souvent advenues sur l’intelligence
des mots latins contenus esdits arrests, nous voulons d’ores en avant que tous
arrests, ensemble toutes autres procedures, soient de nos cours souveraines et
autres subalternes et inferieures, soient de registres, enquestes, contrats, com-
missions, sentences, testaments, et autres quelconques actes etexploicts de jus-
tice, ou qui en dependent, soient prononcez, enregistrez, et delivrez, aux parties
en langaige máteme! fran^ois et non autrement.
Bibliografía selectiva1
leonesas como filio (¿o formas latinizantes?; Menéndez Pidal, 1971: 84-86;
Wright, 1989: 352-355). En Toledo se redactan documentos notariales en
romance a partir de 1191 (Menéndez Pidal, 1966: 352 y ss.). En 1218 se tra
duce al romance el Fuero de Zorita de los Canes (Wright, 1989: 353). Bajo
Femando III, en la Cancillería Real se usa cada vez más el romance, que bajo
Alfonso X se impone también en los privilegios más solemnes (Menéndez
Pidal, 1976, 12). Con Gonzalo de Berceo (hacia 1196 - después de 1252)
tenemos el primer gran autor literario que solo sabe escribir en lengua ver
nácula: «Quiero fer una prosa en román paladino, / en qual suele el pueblo
fablar con so vezino / ca non só tan letrado por fer otro latino» (Wright, 1989:
364). Igualmente en el siglo xm empiezan a desarrollarse las grandes series
textuales escritas.
La conciencia de la importancia de la propia lengua es desde ahora con
tinuamente manifiesta. Destacan a este propósito entre otros Alfonso X el
Sabio, su sobrino el Infante don Juan Manuel, el Marqués de S antillana y
Nebríja. Bajo el patrocinio del rey Alfonso X (1252-1284) se reúnen hombres
letrados de gran valor, cristianos, moros y judíos, españoles y extranjeros, que
acopian, traducen y compilan materiales latinos y árabes sobre todas las ramas
del saber y los transforman en textos en lengua vernácula, textos que sientan
las bases para el subsiguiente desarrollo de las letras castellanas. Surgen de
esta manera la refundición castellana del ejemplario Calila e Dimna, una serie
de libros científicos relacionados con la astrología y la astronomía (Lapidario,
Libros del saber de astronomía, etc.), sumas jurídicas (Fuero real. Siete par
tidas), obras historiográficas (Estoria de Espanna, General estoria) y un
libro sobre juegos (ajedrez, tablas y dados). Se ha hecho notar repetidamente
que esta empresa supuso un enorme esfuerzo de creación gramatical y léxica
(Díaz-Plaja, 1949: 436). El Infante don Juan Manuel, sobrino de Alfonso el
Sabio, autor político y didáctico, es el prosista más destacado del siglo xív. La
importancia que concede al esmero lingüístico de sus obras queda consignada
en el primer prólogo del Conde Lucanor; «Et porque don Iohan vio et sabe
que en los libros conteste muchos yerros en los trasladar, porque las letras
semejan unas a otras, cuydando por la una letra que es otra, en escriviéndolo,
múdasse toda Ja razón et por aventura confóndesse, et los que después fallan
aquello escripto, ponen la culpa al que fizo el libro; et porque don Iohan se
rebeló desto, ruega a los que leyeren qualquier libro que fuere trasladado del
que él compuso, o de los libros que él fizo, que si fallaren alguna palabra mal
puesta, que non pongan la culpa a él, fasta que bean el libro mismo que don
Iohan fizo, que es emendado, en muchos logares, de su letra. Et los libros que
él fizo, son éstos, que él a fecho fasta aquí: la Crónica abreviada, el Libro de
los sabios, el Libro de la cavallería, el Libro del infante, el Libro dél cava-
llero et del escudero, el Libro del Conde, el Libro de la caga, el Libro de los
engeños, el Libro de los cantares».
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 157
Bajo el reinado de Juan II (1406-1454), él mismo poeta, asistimos a la
eclosión de una lírica culta palaciega, cultivada en ese siglo por un sinnúmero
de poetas. Esta lírica continúa en parte los temas amorosos de la tradición
galaico-portugucsa, pero incorpora una intensa influencia italiana y demuestra
una fuerte afición a la Antigüedad clásica. Las formas poéticas más usadas son
la cantiga (varias estrofas rimadas en versos consonantes de arte menor, de
contenido amoroso), la canción (varias estrofas rimadas predominantemente
de octosílabos, de contenido amoroso) y el decir (serie indefinida de coplas
octosílabas, de contenido doctrinal). Esta poesía se desvía de la lengua ordi
naria imitando el latín en la construcción y en el léxico. Tres autores destacan
en el ejercicio de dicha poesía: Enrique de Villena, Juan de Mena y el Marqués
de Santillana. Enrique de Villena escribe en 1433 un Arte de trovar, la primera
compilación castellana sobre los principios de la gaya ciencia. Varias reflexio
nes sobre ios diferentes estilos en que escriben los poetas encontramos en el
prólogo de La coronación de Juan de Mena (1438). El Prohemio e carta quel
Marqués de Santillana enbió al Condestable de Portugal con las obras suyas
(1446-1449) puede ser considerado como el primer intento de historia literaria
universal en castellano. El modelo retórico y latinizante (con sus simetrías,
paralelismos, contrastes y reiteraciones) seguirá vigente durante el siglo xv
y es también evidente en los escritos en prosa (como en Diego de San Pedro,
Tractado de amores de Arnalte e Lucenda, 1491).
En el siglo xv la conciencia lingüística está no solo plenamente desa
rrollada, como acabamos de ver, sino que se vincula también a la expansión
política y al pensamiento imperial, como queda ilustrado por lo que dice el
aragonés Gonzalo García de Santa María en el prólogo a su obra Las vidas de
los sonetos religiosos, publicada en Zaragoza entre 1486 y 1491: «E porque el
real imperio que hoy tenemos es castellano, y los muy excellentes rey e reyna
nuestros senyores han escogido como por asiento e silla de todos sus reynos
el reyno de Castilla, deliberé de poner la obra presente en lengua castellana.
Porque la fabla comúnmente, más que otras cosas, sigue al imperio» (Asensio,
1960:403). Como modelo propone la lengua de la corte: «E porque las cortes
délos reyes van por todo e toman de cadaqual lo mejor, e los que fablan delan
te de reyes e príncipes trabajan de poner sus razones en los mejores términos
que saben e alcanzan, en cada logar es hovida la lengua déla corte por de todas
la mejor e más encimada» (ibíd., 404). El pensamiento del aragonés es reto
mado poco después por Elio Antonio de Nebrija en el prólogo a su Gramática
de la lengua castellana (Salamanca, 1492): «Quando bien comigo pienso mui
esclarecida Reina: i pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas:
que para nuestra recordación & memoria quedaron escripias: una cosa hallo
& saco por conclusión mui cierta: que siempre la lengua fue compañera del
imperio: & de tal manera lo siguió: que junta mente comentaron. crecieron. &
florecieron. & después junta fue la caída de entrambos». Esta obra de Nebrija
158 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
cada vez más notable, la prensa diaria transmite, además de noticias breves
y anuncios, textos de cierta extensión, en general de una a cuatro columnas,
que para su comprensibilidad y legibilidad requieren la formación de frases
correctas y su agrupación en párrafos. La importancia de estos textos para la
formación lingüística de la población es confirmada hoy por las altas tiradas de
muchas obras que tratan del estilo periodístico, como por ejemplo El estilo del
periodista de Á. Grijelmo (Madrid: Taurus, 1997,20006).
Bibliografía selectiva
LRL II, 1; artículos 157 y 158 (a, b, c); VI, I; artículos 359, 361-406; VII, artículos
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La sustitución casi sistemática del latín por el portugués en las cartas, los
fueros y las inquirióos (encuestas para constituir un catastro general) a partir
de los reinados de D. Afonso III y de D. Dinis manifiestan la importancia que
estos dos reyes concedieron a la lengua nacional. Es probable que el espíritu
abierto de D. Afonso III —pasó varios años en la corte francesa de Luis VIH,
estuvo casado en primeras nupcias con Matilde de Bolonia y en segundas con
D? Beatriz, hija de Alfonso X el Sabio—haya dado al hijo D. Dinis los impul
sos que llevaron a la gran eclosión política, económica y cultural de la época
dionísina. Fue en la corte de D. Dinis, el Reí Letrado (1279-1325), donde debe
de haberse compilado o copiado el Cancioneiro da Ajuda, que comprende las
cantigas de amor anteriores a su reinado, y donde deben de haber sido prepa
radas la versión del Fuero Real de Alfonso el Sabio, las versiones parciales de
las Siete Partidas del mismo rey y las traducciones de novelas francesas en
prosa del ciclo artúrico (Demanda do Santo Graal, José de Arimateia, Tristao,
Merlim). El mismo rey es uno de los autores más prolíficos de cantigas de
amor, de amigo y de escarnio escritas en la tradición de la koiné gallego-
portuguesa. Fue también él quien mandó traducir el texto historiográfico árabe
de interés hispánico de Ahmad al-Razi (889 - 955), conocido bajo el título de
Crónica do Mauro Rasis. El manuscrito portugués se perdió en el siglo xvill,
pero se conserva una versión castellana del siglo xv. En el prólogo se consigna
tal vez la primera mención de la lengua portuguesa como tal: «E nos, maestre
Mahomad, e Gil Peres, clérigo de don Peynos Portel, por mandado del muy
noble rrey don Dionis, por la gracia de Dios rrey de Portogal, trasladamos
este libro de arábigo en lenguaje portogales» (Catalán/Andrés, 1975:10). Don
Dinis manda traducir también la Biblia y ordena que se use el portugués en
vez del latín en los instrumentos públicos.
Los siglos xív y xv se caracterizan por una intensa actividad de traducción,
llevada a cabo sobre todo en los monasterios de Santa Cruz de Coímbra y de
Alcoba^a y en la corte de los primeros reyes y principes de Avís (D. Joáo, I,
1385 - 1433; D. Duarte, 1433 - 1438; D. Pedro, príncipe regente, 1439 - 1448).
Entre los clérigos debe de haber aumentado el número de los que no sabían latín,
de manera que los superiores sentían la necesidad de facilitar la lectura cotidiana
obligatoria con textos en la lengua materna, como podemos por ejemplo deducir
de la suscripción que cierra la Regra de Sant'Agostinho e a exposi^om déla per
linguagem tam bem do texto como da glosa contenida en un código misceláneo
de 1395: «Femandafonsso priol clasteiro do M.o de Sancta + de Coímbra [...]
tomou esta Regra asy texto como grosa de latym em linguagem aa honrra e
louuor de Deus e da Uirgem María e de Sancta Uera +. pera a lerem e enten-
derem aquelles que menos entendem» (Cruz, 1964: 112). De D. Joáo I son las
leyes que recomiendan a los notarios de los judíos y de los moros el uso del
portugués en vez del hebreo y del árabe, uso que D, Afonso V hizo obligatorio.
Los príncipes de Avís están también interesados en desarrollar una cultu
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 163
ra moralista, política y técnica destinada «a um público cortesao intimamente
ligado á Casa Real, cuja formafáo e comportamento se procura tutelar e co
dificar» (Monteiro, 1988: 98). Una buena parte de ese saber necesario a los
nobles estaba consignado en obras latinas, pero los conocimientos de latín
debían de ser bastante limitados. La transposición de la prosa doctrinal latina
no era fácil: de ahí que D. Duarte dé en el Leal conselheiro unas reglas del arte
de bien traducir al portugués:
Porque muitos que som leterados nom sabem trelladar bem de latim em
linguagem, pensei escrever estes avisamentos pera ello necessarios.
Prímeiro, conheccr bem a sentencia do que ha de tomar e poé-la enteira-
mente, nom mudando, acrecentando, nem minguando algua cousa do que está
scripto.
O segundo, que nom ponha pallavras latinadas nem doutra linguagem,
mas todos seja em nosso linguagem scripto, mais achegadamente ao geeral boo
custume de nosso fallar que se pode fazer.
O terceiro, que sempre se ponham pallavras que sejam dereita linguagem,
respondentes ao latim, nom mudando hüas por outras, assi que onde el disser
per latim scorregar, nom ponha afastar, e assi em outras semelhantes, entenden-
do que tanto monta hija como a outra; por que grande deferemja faz, pera se bem
entender, seerem estas pallavras propriamente scriptas.
Oquarto, que nom ponha pallavras que, segundo o nosso custume de fallar,
sejam avidas por desonestas.
O quinto, que guarde aquella ordem que igualmente deve guardar em qual
quer outra cousa que se screver deva, scilicet: que screva cousas de boa sustan
cia, claramente, pera se bem poder entender, e fremoso o mais que elle poder,
e curtamente quanto for necessario. E pera esto aproveita muito parragrafar e
apontar bem (D. Duarte, 1965: 71-71).
con nobles castellanas (D. Afonso III casó con Beatriz, hija de Alfonso X el
Sabio; D. Pedro I, con Constanza Manuel, hija de un hidalgo castellano; D.
Duarte, con Leonor, hija de Femando I de Aragón; D. Manuel, sucesivamente
con Isabel y Mana, hijas de los Reyes Católicos, y con Leonor, hermana de
Carlos V; D. Joao III, con Catalina, otra hermana de Carlos V) y la unión
personal de las coronas portuguesa y española entre 1581 y 1640 favoreció
un bilingüismo palaciego y literario. Muchos autores escriben también o solo
en castellano (Gil Vicente, Jorge de Montemor, Estévao Rodrigues de Castro,
Francisco Manuel de Meló). No eran raros los portugueses que menosprecia
ban su propia lengua, como atestigua el hidalgo Artur do Regó en la Comédia
Aulegrafia de Ferreira de Vasconcelos: «Somos tao incrinados á lingoa Cas-
telhana, que nos descontenta a nossa, sendo dina de mayor estima, e nao ha
antre nos quem perdoe a hüa troua Portuguesa, que muytas vezes he de vanta-
gem das Castelhanas, que se tem aforado com nosco, e tomado posse do nosso
ouuido que nenhüas lhe soaó melhor: em tanto, que fica em tacha anichilarmos
sempre o nosso, por estimarmos o alheyo» (Vasconcelos, 1968: f. 67 v.). Pero
en el reinado de D. Joao III Portugal dominaba en África, Asia y América, el
comercio florecía y la cultura brillaba. Aparecieron no solo los grandes auto
res renacentistas (Bemardim Ribeiro, Sá de Miranda, Joao de Barros, Luis de
Camóes, Diogo Bemardes), sino también personalidades conscientes del valor
de su propia lengua, de su importancia como factor de identidad nacional y del
peligro que representaba el castellano, lengua que gracias a su desarrollo lite
rario y político (Lapesa, 1980, cap. X y XI; Asensio, 1960) podría imponerse
como lengua administrativa y cultural dominante, como ya había acontecido
en León, Aragón y Galicia y estaba sucediendo en Cataluña. El Estatuto de
Tomar que reglamentaba la entrada de la Casa de Austria (1580) establece en
su articulo 15: «Que estando su Majestad o sus sucesores fuera de Portogal
en qualquier parte que sea traigan sienpre consigo vna persona eclesiástica y
vn vehedor de la hazienda yvn secretario y vn Chanciller mayor y dos em-
bargadores de palacio los quales se llamarán consejo de Portugal para que por
ellos y con ellos se despachen todos los negocios del mismo Reyno y tanbién
andarán en la Corte dos escriuanos de hazienda y dos de Cámara para lo que
fuere necessario en sus officios y todo será hecho en lenguaje Portugués y las
dichas personas serán porthuguesas y quando su Majestad o sus descendientes
vinieren a Portogal venga con ellos el mismo consejo y officiales y siruan
demás de los otros de los mismos officios que ha de hauer en el Reyno para
sugouicmo». . .
Los tres grandes gramáticos del siglo xvi intervienen activamente en de
fensa de la lengua portuguesa. Según Femáo de Oliveira, «nos falamos com
grande repouso como homes assentados: & náo somente em cada voz per sy
mas tambem no ajuntamento & no som da lingoagem pode auer primor ou
falta antre nos: náo somente nestas / mas é muitas outras cousas tem anossa
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 165
lingoa auantagé: porque ella e antiga ensinada / prospera / & be cóuersada: &
també exercitada em bos tratos & oficios» (Oliveira, 1981, cap. I). El mismo
autor recomienda que «nam trabalhemos em lingua estrangeira / mas apure
mos tanto a nossa com boas doutrinas q a possamos ensinar a muytas outras
gentes» (ibíd., cap. V).Ya en 1515 el rey D. Manuel había enviado al negus de
Abisinia 2000 cartillas para que los católicos africanos pudieran aprender el
portugués (Barros, 1959: 20; Neto, 1952: 543).
La expansión de la lengua fuera de las fronteras del reino es vista como
prueba de la superioridad internacional de la nación. En la dedicatoria de su
gramática al príncipe D. Filipe, Joao de Barros exclama: «Qual será logo alin-
guágem que nesta tenrra & dilicáda idade de uóssa alteza mais natural & obe
diente uos deue ser, senam a uóssa portuguesa, de que uos déos fez príncipe
& rey em esperanza. Aquella que em Europa ae estimada, em Africa & Assia
por amor, armas & leys tam amada & espantosa: que por iusto titolo Ihe per-
tense a monarchia do már & os tributos dos infiaees da taerra. Aquella que
como hü nouo apóstolo, na for?a das mesquitas & pagódes de todalas seitas &
idolátrias do mundo, despraega praegado & uen?edo as reáes quinas de Chri-
sto: com que muitos pouos da gentilidade sam metidos em o curral do senhor»
(Barros, 1971: 4). En el Diálogo em louvor da nossa linguagem el mismo
autor antepone el portugués a todas las demás lenguas: «Ahi comecarás tu de
sentir olouuor da nóssa linguáge: que sendo nóBa a entederá o latino porque é
sua. Esta prerrogatiua té sobre todalas linguágées presentes: magestáde pera
cousas gráues, e hüa eficacia baroil que representa grandes feitos» (Barros,
1971:164).
La mayor semejanza del portugués con el latín como prueba de su pri
macía con respecto a las demás lenguas románicas es un tópico frecuentemente
repetido. En el Diálogo em defensáo da lingua Portuguesa, en que opone
explícitamente el portugués al castellano, Pero de Magalhaes de Gándavo
desarrolla contrastivamente el tópico de la gravedad: «Mas cousas graues, &
de importancia, nao me daréis nenhum Portugués antiguo nem moderno que
as tratasse nem escreuesse em vossa lingua [...]. Vede o estylo da linguagem
de Louren^o de Caceres, de Fracisco de Moraes, de Iorge Ferreira, de Antonio
Pinto, & doutros ¡Ilustres varoes que na prosa tanto se assinalaram, descobrin-
do com seus ingenhos peregrinos o segredo da grauidade & fermosura deste
nosso Portugués. Pois se no verso heroyco vos parece que a vossa lhe pode
fazer ventagem: vede as obras do nosso famoso poeta Luis de Cambes de cuja
fama o tempo nunqua triumphará» (Gándavo, 1981:61-62). Y ya casi al final
del dominio español, el famoso comentarista de Cambes Manuel de Faria e
Sousa escribe una larga alabanza del portugués: «En lo q toca a la dulzura, i
gravedad, no ay estraño q no confiesse vétaja a la Portuguesa: i en lo primero
se lo confiessan a una mano los Castellanos bien entendidos. El Maestro Vi
cente Espinel me dixo algunas vezes, q era un encanto la lengua Portuguesa en
166 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
LRL II, 2; artículos 160-162; VI, 2; artículos 418-457; VII, artículos 464, 487, 493,
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González, M.
publican la primera gramática moderna del bable {Gramática bable)-, en 1979
Lorenzo Novo Mier, un Dicionariu xeneral de la Ulngua asturiana; y en 1988
Xuan Xosé Sánchez Vicente, un Diccionariu de la Llingua Asturiana con
30.000 vocablos.
En 1980 el Consejo Regional de Asturias crea la Academia de la Llingua
Asturiana, cuya tarea principal es la normativización de la lengua en todos sus
aspectos (ortográficos, gramaticales, lexicográficos). Ya en 1981 publicó las
Normes ortográfiques y entamos normativos, desde entonces reelaboradas y
aumentadas varias veces y seguidas en 1998 por la Gramática de la Llingua
Asturiana y en 2000 por el Diccionariu de la Llingua Asturiana. En 1999,
Portugal reconoció oficialmente la lengua mirandesa y un grupo de coordina
dores publicó una Convenqao Ortográfica da Lingua Mirandesa.
*
Bibliografía selectiva
Bibliografía selectiva
A partir del siglo xill se inician las tradiciones de los documentos no
tariales, de los textos religiosos (Libre deis tres Reys d’Orient, Fazienda de
Ultramar) y de los fueros (Fueros de Aragón, Fuero de Teruel, Fueros de la
Novenera) en aragonés; en el siglo xiv se establece con la Crónica de San Juan
de la Peña de Pedro IV de Aragón y las crónicas de Juan Fernández de Heredia
la tradición historiográfica; en el siglo XVII aparecen las primeras poesías en
aragonés; Bernardo Lacrosa escribe en 1843 una obra de teatro en aragonés (Un
concello de aldea), seguido en 1903 por las obras de Domingo Miral. A partir
de 1978 se publica la revista bimestral Fuellas y a partir de 1985 salen a la luz
los volúmenes de etnotextos de la colección O Pan de Casa Nuestra.
■■ ■ Mariano Peralta publica en 1836 un Ensayo de un diccionario aragonés-
castellano (887 voces), de 1859 es la primera edición del Diccionario de
voces aragonesas de Jerónimo Borao (2959 voces), en 1938 sale el Nuevo
diccionario etimológico aragonés de José Pardo Asso (casi 10.000 voces);
finalmente en 1977 el Diccionario aragonés-castellano y castellano-arago
nés de R. Andolz (30.000 voces; en la cuarta edición, de 1992, 40.000) y en
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 185
1999, bajo la dirección de Francho Nagore Laín, los cuatro volúmenes del
Endize de vocables de l 'aragonés segantes os repertorios lesicos de lugars y
redoladas de l’Alto Aragón. En 1976 se constituye en Zaragoza el Consello
d'a Pabla Aragonesa, hoy legalizado y con sede en Huesca, institución que
promueve la normativización y la difusión del aragonés. Francho. Nagore pu
blica en 1977 la primera edición de su Gramática de la lengua aragonesa, el I
Congreso ta ra normalizazión de l 'aragonés edita en 1987 unas Normas grá
ficos de 1’aragonés, y en 1997 sale el Vocabulario básico bilingüe (aragonés-
castellano y castellano-aragonés) de Antonio Martínez Ruiz; todas obras de
carácter normativo. En 2004 se ha constituido la Sociedat de Lingüística Ara
gonesa, que propugna un aragonés menos artificial y más cercano a la realidad
sociolingüística de las comarcas en que las variedades aragonesas todavía se
hablan.
Bibliografía selectiva
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RSGI, artículos 23 y 72.
188 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
El occitano cobra un grao esplendor entre los siglos xn y xiv gracias a las
centenas de trovadores que cantan el amor cortés en varias formas líricas (cansó,
. planh, tensó, pastorela, alba) ó escriben serventesios satíricos sobre temas mora
les o políticos. Entre ellos destacaron Guillermo Vil de Poitiers y IX de Aqui-
tariia (Guilhem de Peitieu, 1071 - 1127), el primer trovador conocido, Jaufre
Rudel, Marcabrú, Bemart de Ventadom, Guiraut de Bomelh, Arnaut Daniel,
Bertan de Bom, Peire Vidal. Algunos trovadores actúan en cortes extranjeras,
como Raímbaut de Vaqueiras (hacia 1155 - 1207) en la corte de Bonifacio I
de Monferrato o Guiraut Riquier (hacia 1230 - 1292) en la corte de Alfonso
X el Sabio. Pero también surgen poetas extranjeros que escriben en occitano,
como los catalanes Guíllem de Bergueda (siglo xu), Raimon Vidal de Besalú
(hacia 1160 - 1220) y Guillem de Cervera (Cerverí de Girona, siglo xiu) o los
italianos Sordello (hacia 1200 - 1270)y Bonifacio Calvo (hacia 1230 - 1300).
La alta consideración de que goza la poesía provenzal es confirmada no solo
por su imitación en Francia, Galicia, Portugal y Alemania, sino también por la
redacción de gramáticas y artes poéticas que enseñan el recto uso de la lengua
y de la construcción de versos y estrofas: Raimon Vidal de Besalú escribe hacia
1190-1213 las Rozos de trobar «per far conoisser et saber qal deis trobadors an
mielz trobat et mielz ensenhat ad aqelz qu.l volran aprenre con devon segre la
dreicha maniera de trobar»; Uc Faidit compone en Italia hacia 1240 un Donatz
proensáls, Jofre de Foxá escribe hacia 1286-1291 por mandato de Jaime II, rey
/ de Sicilia «qui en trobar pensa e.s adelita granímen», unas Regles de trobar;
y en el siglo xiv (1332-1356) Guilhem Molinier redacta las Leys d’amors, el
, código gramatical y poético de la escuela de Tolosa. Raimon Vidal opina ade
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 189
más que el occitano y el francés convienen a diferentes géneros de poesía: «La
parladura francesca val mais et es plus avinenz a far romanz, retronsas et pastu-
rellas, mas celia de Lemosin val mals per far vers et cansons et serventes».
Gracias a las guerras contra los albigenses (1208-1229) y contra los in
gleses (Guerra de los Cien Años, 1337-1453) y gracias a una hábil política
dinástica, los reyes de Francia consiguen reintegrar entre los siglos xm y xv
los feudos del sur a la Corona. La imposición del francés en la administración
vale también para ellos. En la escrituralidad el occitano es sustituido poco a
poco por el francés. Gastón III Febo, conde de Foix (1331-1391), escribe sus
obras (Livre de chasse, Oraisons) en francés. El Denombrament de los dere
chos de la ciudad de Saint-Gaudens de 1542 está redactado todavía en gascón,
mientras que el de 1665 está en francés. Michel Eyquem, señor de Montaigne
(1533 - 1592), nacido en Cháteau de Montaigne en Périgord, que estudió leyes
en Toulouse y fue consejero en el tribunal de Bordeaux, escribe sus famosos
Essais en francés. Sin embargo no faltan las tentativas de mantener una alta es
crituralidad poética, como las de Pey de Garros (hacia 1525 - 1581; Psaumes
de David viratz en rhythme gascón y Poesías gasconas) y de Peire Goudelin
(1580 - 1649; Ramelet mondi).
En el siglo xvill y la primera mitad del XJX se despierta un interés erudito
por la lengua y la literatura occitanas o cátaras que preparará su renacimiento,
lean Franfois Féraud publica en 1780 unos Essais de grammaire et de glossaire
de la langue proveníale. En 1774 aparecen los tres volúmenes Histoire litté-
raire des troubadours del abate Claude Millot. Antoine Fabre d’Olivet redacta
entre 1818 y 1822 también una gramática y un vocabulario (La Langue d’Oc
Retablie). Fran^ois-Juste-Marie Raynouard saca a luz entre 1816 y 1821 los
seis volúmenes de su Choix des poésies originales des troubadours y entre
1838 y 1844 los seis volúmenes del Lexique román ou Dictionnaire de la
langue des Troubadours.
Animados por el deseo de retomar la tradición de los trovadores medie
vales, siete poetas (Aubanel, Brunet, Giéra, Mathieu, Mistral, Roumanille,
Tavan) se reúnen en 1854 en la finca de Fontségugne y constituyen el grupo
de losfelibres. Los autores de este movimiento (llamado Felibrige) escriben
sus obras tomando como base una variedad lingüística local de Provenza y
quieren reconquistar el occitano para la expresión literaria. Su órgano es el
Armanau Provengan, que sale a partir de 1855. Con ellos comienza el Rena
cimiento de la poesía provenzal, pero sin poner en entredicho el francés como
lengua guía. Mistral, el más conocido de estos poetas, premio Nobel en 1904,
es autor de epopeyas (Miréio, 1859, Calendau, 1866), de poemas líricos (Lis
isclo d‘or,A%15), de un drama (La reino Jano, 1890) y de memorias (Memóri
e raconte, 1906). Es también autor de un gran diccionario provenzal-francés
(Lou tresor dóu Felibrige, 1878-1886; reedición de 1986), que recoge los di
versos dialectos occitanos modernos y debe servir al pueblo para reconquistar
190 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
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Hasta mediados del siglo xix en Córcega se usa como lengua escrita
el toscano. Pero con la prohibición del uso escrito del italiano se plantea
el problema de estandarizar las variedades corsas. Los primeros textos li
terarios en corso son las poesías de Salvatore Víale (1787-1861) y de Paúl
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 191
Mathieu della Foata (1817-1899). Este nos ha dejado una descripción poé
tica del corso (Upattuá corsu), cuya segunda estrofa reza: «U pattuá corsu
parchí ti spavírdisci? / Parchi u Francésu né u parla né u capiscí; / Ma e’
unni scrivu pau Francésu, / Chi u Francésu u ‘mbastardisci; / Si marita a lu
talíanu, / Ma unn é corsu né tuscanu» (en francés: «Le patois corsé, pourquoi
t’épouvante-t-il? / Parce que le Franjáis ne le parle et ne le comprend;/ Mais
moí je n’écris pas pour le Franjáis / Car le Franjáis l’abátardit; / II le mane
á 1’italien, / Mais ce n’est ni du corsé ni du toscan»), Fran^ois Dominique
Falcucci (1835 - 1902) compone un Vocabolario dei dialetti della Corsica,
que se publica en 1914. En 1925 y 1926 aparecen las primeras obras grama
ticales (Dumenicu Carlotti, Manualettu di gramática corsa, Ajaccio, 1925;
Antoine Bonifacio, A prima grammatichella corsa, Bastía, 1926). La con
ciencia de la propia individualidad lingüística es cultivada por los colabo
radores de las revistas Tramuntana (1896-1914) y U Mutílese (1955-1972).
Para la descripción gramatical se toman como modelo la ortografía y la gra
mática italianas. La asociación Scola corsa, que desde 1956 ha luchado por
la enseñanza del corso, ha desarrollado una ortografía común. Desde 1974
el corso es asignatura optativa en las escuelas.
Bibliografía selectiva
Bibliografía selectiva
Bibliografía selectiva
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196 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Los primeros textos escritos en friulano son textos de uso práctico de los
siglos xiii y xiv (una carta de dos negociantes alemanes de Camiola, Eslovenia,
a sus socios friulanos, siglo xiii; cuentas de la catedral de Gemona, siglo xiv). A
partir del siglo xiv se desarrolla una tradición lírica con notables poetas como
Ermes di Colloredo (1622-1692), Zuan Josef Bisiz (1660 - 1743; autor entre
otras cosas de La Eneide di Virgili tradotta in viars furlans berneschs) y Pietro
Zorutti (1792 -1867). Hasta hoy día, sin embargo, el friulano es más bien lengua
de uso informal, en tanto que en situaciones formales (por ejemplo en la admi
nistración) se emplea el italiano (a menudo con interferencias vénetas).
La individualidad del friulano, cuya denominación furlan está atesti
guada desde el siglo xiv, ya fue reconocida por Dante en su De vulgari
eloquentia (I, xi): «Post hoc Aquilegienses et Ystrianos cribremus, qui Ces
fasta? crudeliter accentuando ercutant». En el siglo xvm surgen los primeros
glosarios, pero el primer diccionario verdadero, el Vocabolario friulano de
Jacopo Pirona, no se publica hasta 1871; este diccionario contiene también
una descripción gramatical. En 1919 se funda la Societá Filológica Friulana
con sede en Udine, que se propone defender y promover la lengua y la cultura
friulanas. Existen varias gramáticas (Nazzi, Marchetti) y diccionarios (Faggin,
Ricci) recientes y varias propuestas ortográficas. El friulano no tiene estatus
oficial, pero ha sido reconocido en 1999 como lengua digna de tutela por una
Ley sobre Norme in materia di tutela delle minórame linguistiche storiche
promulgada por el Presidente de la República Italiana.
Bibliografía selectiva
LRLIL 2; artículo 123; IV, artículos 210-217; VII, artículos 504 y 505.
RSGI, artículos 19 y 67.
Faggin, Giorgío (1985): Vocabolario della linguafriulana. Udine: Del Blanco.
Francescato, Giuseppe y Salimbeni, Fulvio (19772): Storia, lingua e societá in Friuli.
■ Udine: Casamassima.
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (I) 197
Frau, Giovanni (1984): ¡dialetti del Friuli. Udine: Societá Filológica Friulana.
— (1988), «Nuove iniziative e studí linguistici per la conoscenza, la tutela e la
valorizzazione del friulano», en Manlio Cortelazzo, Guida ai dialetti veneti
X, pp. 181-199.
Lamuela, Xavier (1987): La grafie furlane normalizarte. Regulis ortografichis de
lenghe furlane e sielte des formis gramaticáls rtal furlan común. Udin: Editsions
de Aministratsion Provincial.
Marchetti, Giuseppe (1983): Lineamenti di grammatica friulana. Udine: Societá
Filológica Friulana.
Nazzi Matalón, Zuan (1977): Mari lenghe. Gramatiche furlane. Gurize: Instituí di
Studis Furlans.
Ricci, Giancarlo (1987-): Grande dizionario italiano-friulano. Udine: G. A. Benve-
nuto.
André Thibault
Universidad de la Sorbona/París IV
1. Mundo hispanohablante
1.1.: Introducción
1.2. América ■
Se han realizado distintas propuestas para trazar los períodos por los que
discurre la historia del español en América. En ellas se considera, en primer
lugar, una etapa de orígenes, o fundacional, que tiene un alcance mayor o
menor, según los especialistas, dentro del primer siglo y medio de presen
cia española en el Nuevo Mundo. Sigue una etapa de consolidación colonial
hasta mediados o finales del siglo xvill, en la que se empiezan a forjar las
variedades lingüísticas americanas; otra etapa marcada por los cambios que
rodean los procesos de independencia y el nacionalismo, también lingüístico,
subsiguiente —de una norma se pasa a múltiples normas— para llegar, en
el siglo xx, a un periodo de convergencia entre las distintas normas hispáni
cas, pero fundada sobre bases diferentes de las que sustentaron el modelo de
lengua en la época colonial.
Desde la primera mitad del siglo xvi, la empresa americana deja de te
ner carácter privado y la Corona española institucionaliza el Nuevo Mundo,
toma las riendas de su imperio ultramarino. La principal unidad administra
tiva y política será el virreinato. En 1535 se estableció el de Nueva España,
cuya capital era México, y que llegó a comprender el actual México, algunas
zonas del suroeste de los actuales Estados Unidos, Centroamérica, las islas
del Caribe, una parte del norte de Sudamérica y las Filipinas. El Virreinato del
Perú, con Lima como capital, se constituyó en 1542 y abrazó extensos terri
torios de América del Sur. En 1717 se forma el Virreinato de Nueva Granada,
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (11) 203
con la capital en Bogotá, al que pasan a corresponder las actuales repúblicas
de Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador. El último fue el Virreinato del
Rio de la Plata, creado en 1776, con sede en Buenos Aires, y que integró
los modernos territorios de Argentina, Uruguay, B olivia y Cuyo. La división
administrativa del continente tuvo repercusiones lingüísticas notables, y las
ciudades virreinales desempeñaron un destacado papel en la estandarización
lingüistica de las zonas que entraban en su radio de acción, ya que eran focos
de irradiación de un modelo cortesano de lengua y de los rasgos innovadores
que se producían en España.
Desde la llegada de los españoles a América se plantea la cuestión de
cómo actuar con las culturas y las lenguas indígenas. Los objetivos de la con
quista se cifraban en incorporar a los naturales a la Corona española y en
evangelizarlos. Como explica Juan M. Lope Blanch (1999: 95), esa doble
necesidad tropezó con un escollo fundamental: «para integrarlos al gobierno
virreinal era indispensable castellanizarlos [...]; en cambio, para alcanzar lo
segundo, la evangelización de los americanos, no se sabía a ciencia cierta
si era necesario castellanizarlos o resultaba preferible hacerlo en sus propios
idiomas. En líneas generales, muy generales, los gobernantes se mostraban a
favor de la castellanízación obligatoria, en tanto que los religiosos preferían
servirse de las lenguas indígenas».
La Iglesia se hizo cargo de la educación. Se esparcieron escuelas por las
distintas ciudades americanas, y en 1538 se funda la primera universidad del
Nuevo Mundo en Santo Domingo (aunque no sería definitivamente estable
cida hasta que Felipe II le dio existencia legal en 1558), a la que se suman en
1551 las de Lima y México, y otras muchas hasta alcanzar la treintena. La
universidad, la enseñanza secundaria y, con frecuencia, la primaria, estaban
reservadas a los hijos de criollos y, en menor medida, de caciques nobles.
En la década de los treinta del siglo xvi se establece la imprenta en Méxi
co, y en la de los ochenta, en Lima. A partir del siglo xvn se lleva a otros
núcleos provinciales de cierta importancia, como Puebla, pero su difusión por
las principales ciudades de Hispanoamérica no tendrá lugar hasta bien entrado
el siglo xvill, e incluso el xix. No obstante, se importaban libros de toda índole
de las imprentas de España.
El xviií es el siglo de la Ilustración americana, que acarrea el incremento
de la actividad intelectual y la producción de obras científicas, con la con
siguiente ampliación y adecuación del caudal léxico. A mediados de siglo,
además, proliferan los periódicos. Los ilustrados inyectaron ideas revolucio
narias en quienes encaminarían América a la emancipación. Como refuerzo
de la identidad estuvo muy presente la conciencia lingüística de lo propio
americano frente a lo europeo. Las peculiaridades regionales del continente
se iban definiendo. Más tarde, los estados surgidos tras la independencia se
corresponderán en grado considerable con las divisiones administrativas de la
204 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
-En las primeras décadas del siglo XIX la historia de América vive un
punto de inflexión con la emancipación de la mayoría de las colonias de España.
Los nuevos estados siguen caminos autónomos, impelidos por la búsqueda de
su identidad y un intenso nacionalismo, a la vez que por la hostilidad hacia
todo lo español, lo que tendrá efectos en el terreno de la lengua. La norma lin
güística en el mundo.hispánico dejará de ser una y se multiplicará en normas
emanadas de cada país, fundamentalmente de las capitales. Como señala Juan
Sánchez (2003: 407), si en los siglos anteriores predominan las tendencias
centrípetas, con el xix se desatan las fuerzas centrífugas. Por otra parte, será
un período en el que se consoliden las diferentes zonas lingüísticas dentro del
español de América, en que este se introduzca en todos los grupos sociales,
en detrimento de las lenguas indígenas —salvo excepciones, como la de Pa
raguay—, y en que termine su expansión en la Pampa argentina y en el sur de
Chile,- ::f;:
■ Con la independencia americana, surgen dos actitudes hacia el español
entre los intelectuales del continente: por un lado, los que defienden la con
tinuidad de la tradición heredada y, por otro, los que apuestan, desde el na
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (il) 205
1.3. El Pacífico
1.4. África
1.5. El JUDEOESPAÑOL
2. Mundo lusófono
2.1. Introducción
2.2. t Brasil
2.2.1. Historia
2.3. África
Los portugueses fueron los primeros europeos (ya desde el siglo xv) en
descubrir el litoral africano e instalarse en las costas para desarrollar sus acti
vidades comerciales. Existe mucha documentación histórica que atestigua la
presencia de la lengua portuguesa (o de variedades protocriollas) en el África
occidental en todo el período colonial; servía de vehículo de comunicación
entre los africanos y los europeos. Los criollos de base léxica portuguesa, así
como la presencia de palabras portuguesas en varias lenguas africanas (véase
Bal, 1988), representan la herencia de esta primera etapa colonial. Sin embargo,
la presencia del portugués como lengua oficial hoy en día se explica como
consecuencia de un colonialismo mucho más reciente (1885-1974/75), parale
lamente a lo que aconteció en la ffancofonía y la anglofonía africanas.
2.3.2.1. Angola
2.3.2.2. Mozambique /
2.4. En Oriente
3. Mundo francófono
3.1. Introducción
época mucho más reciente (sobre todo en el continente africano), pero las va
riedades norteamericanas y del Océano Indico ya conocen cierta profundidad
histórica, además de compartir muchos rasgos arcaicos y regionales que se
explican por el origen occidental de buena parte de ios colonos franceses y por
el hecho de que la colonización de dichas partes del mundo se remonte más o
menos a la misma época (siglos xvn-xvin).
3.2.1. «LaNouvelle-France»
3.2.2. «L'Acadie»
3.2.3. Luisiana
suele hablar de Cajún French, Cajún food, Cajún musíc, para referirse a su
cultura; el gentilicio Cajún (grafía inglesa que corresponde más o menos a la
francesa cadjiri) viene, por aféresis y palatalización, de la forma acadien. Al
lado del francés acadiense existió también, antiguamente, el francés colonial
de Luisiana, practicado por las elites blancas cuyos antepasados ya estaban en
Luisiana antes de la llegada de los acadienses. Hoy en día, el francés cadjin
coexiste con el criollo francés de los descendientes de los antiguos esclavos,
en una situación de continuum (Rottet, 2000); además, existe un criollo de los
blancos al lado del criollo de los negros (Klingler, 1998; 2005). El número de
francófonos en 2000 no sobrepasaba los 200.000, menos del 5% de la pobla
ción total (www.census.gov); los hablantes se concentran en un triángulo en
el sur del estado, con la ciudad de Lafayette en su centro.
El francés de Luisiana comparte muchos rasgos con el de los «Acadiens»
y, en menor medida, con el francés quebequense; se caracteriza además por al
gunos particularismos fonéticos, léxicos y gramaticales que se explican por el
contacto con el criollo y el inglés americano, o bien por rasgos cuyos orígenes
son anteriores a la llegada de los «Acadiens» deportados.
3.3. Caribe
3.4. África
3.4.1. Magreb
— Ex colonias belgas:
El número total de habitantes llega casi a los 200 millones, pero el núme
ro de francófonos (del acrolectal al basilectal) no supera los 50 millones; entre
ellos, aproximadamente unos 15 millones hablan francés corrientemente, esto
es, más o menos el mismo número que en el Magreb. Ahora bien, la impor
tancia del francés es superior a lo que las estadísticas podrían dar a entender:
es la lengua oficial, de las elites, del poder político y económico, de las rela
ciones internacionales y de los estudios superiores (y, en muchos países, de la
escolarización a todos los niveles). Suele funcionar como lengua de prestigio
en un esquema diglósico clásico, pero en muchos países el francés ha sido ob
jeto de un proceso de apropiación como realidad vernácula, adaptándose a las
necesidades denominativas y expresivas de los hablantes y funcionando como
código de proximidad en los intercambios espontáneos de la vida cotidiana.
Sobre los códigos mixtos y otros «protocriollos», véase aquí el capítulo 17,
«Otros casos de mixtura».
Como en el Magreb, el francés sirve de vehículo a una literatura cada vez
más conocida, estudiada y apreciada. En cuanto a las particularidades léxicas
del francés en Africa (muchos neologismos, así como calcos y préstamos de
DEL RENACIMIENTO A LA ACTUALIDAD (II) 221
las lenguas nacionales), una larga serie de monografías científicas nos pro
porciona un panorama muy amplio —aunque todavía incompleto— de sus
riquezas (solo citaremos aquí algunas: IFA 1983; Frey, 1996; Queffélec et al.,
1997; Diallo, 1999; Boucher/Lafage, 2000; Lafage, 2003).
Bibliografía
HISTORIA INTERNA
(Del latín a los actuales romances)
Capítulo 8
FONÉTICA HISTÓRICA
2. Vocales tónicas
2. Así es cuando se mira al. latín como base etimológica de lo romance. No necesa
riamente cuando se atiende al latín en sí mismo, como en los capítulos 2 y 3. [Afora efe los
coordinadores.]
MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
230
Tabla 8.1. fres vocalismos tónicos intermedios en la evolución hacia las lenguas
románticas
A la palabra del francés ant. ruode le corresponde el fr. mod. roue [ru].
Esta forma no es fruto de la evolución fonética. Esperaríamos tener [ro] (cf.
Fócu > feu), que de hecho aparece en bastantes dialectos. La forma roue se
debe a la influencia del verbo rotare > rouer. Compárese con próba > preuve
frente a próbat > prouve (cf. el capítulo 9, «Morfosintaxis histórica», §2.1).
♦
Los datos son siempre más complicados de lo que la tabla 8.2 deja ver
(esta afirmación es válida para todos los cambios que voy a estudiar y es algo
que el lector no debería perder de vista). Para completar los datos he tenido
que recurrir, como acabo de explicar, a una forma antigua del francés. Igual
mente he tenido que escoger, en la medida de lo posible, palabras en las que
las vocales tónicas estuvieran en contextos que permitieran que los datos mo
dernos fueran fácilmente comparables. Además de la diferencia entre vocales
tónicas y átonas, a la que ya me he referido, hay otros contextos que condicio
nan la evolución de las vocales y que no tienen el mismo efecto en todas las
lenguas. A continuación mencionaré algunos.
<toile>; -Ósu > -[0] <-eux> frente a bücca > b[\i]che <bouche>. Añadamos
algunos datos más: síte > fr. $[wa]/'<soi£>, ésca > fr. ant, esche (mod. éche),
CORTE > c[u]r <cour>, GÜLA >g[ce]/e <gueule>. Analizando todos estos datos
detenidamente, podemos llegar a la conclusión de que la distinta evolución de
estas vocales tónicas depende de cómo es la sílaba en la que se encuentran.
Para comprender los resultados hay que saber que actualmente veri y éche
tienen fe], pero podemos suponer razonablemente que antiguamente tuvieron
[e]; por otro lado, también podemos suponer que -eux y gueule tuvieron la
misma vocal; estas diferenciaciones entre una vocal abierta y otra cerrada
son fruto de cambios posteriores y tienen que ver con la forma de la sílaba en
francés. SÍ reordenamos los datos en función de este criterio (cf. tabla 8.3),
observaremos que las parejas I/É, y ü/0 también evolucionaron juntas en
francés, pero con la diferencia de que cuando estaban en silaba libre diptonga
ron, mientras que no lo hicieron en sílaba trabada (cf. § 2.3).
Quien conozca bien los datos del portugués y del sardo, se dará cuenta
de varias cosas. Si hubiera escogido otras palabras del portugués, la diferente
evolución de É frente a é, I y de Ó frente a ó, 0 podría quedar oscurecida. Ana
licemos los siguientes datos: sócra > s[o]gra, pero sócru > .sfojgro; hérba >
[e]rva, pero MÉTU > m[e]do. Comprobamos que en í[o]gra y [e]rva tenemos
la vocal que esperamos; sin embargo, en ófojgro y m[e]do aparece una vocal
media alta. Esa vocal se debe a la influencia de la vocal final fu] (escrita <o>).
La [u] es una vocal alta y ha cerrado la [e] > [e] y la [o] > [o]. Este cambio es
una asimilación a distancia, ya que el sonido que lo provoca y el que lo sufre
no están (aparentemente) en contacto (cf. § 2.2.3). Esta asimilación a distancia
se conoce con el nombre de metafonía. El sardo también tiene metafonía y su
resultado es que las vocales medias son altas [e, o] ante [-i, -u], mientras que
ante [-a, -e, -o] son bajas [e, o], de tal manera que las palabras de la tabla son
realmente: r[E]/a, p{e]dra, r[o]dat -[o].yM. Si ahora pasamos a los datos del ru
mano, comprobamos que, aunque hemos dicho que en esta lengua se confun
den I y £, los ejemplos tienen fe] en un caso y [ea] en el otro: vIride > verde,
téla > teara; igualmente, de acuerdo con el vocalismo (b), esperaríamos el
234 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
mismo resultado para 0 y ó y, otra vez, los resultados son distintos ([oa] y
[o]): róta > roatá, -Osu > -as. En este caso nos encontramos ante un nuevo
ejemplo de asimilación a distancia, aunque ahora el resultado no es el cierre
de la vocal media: en rumano las vocales medias diptongaron por influencia
de una-ñ [o].
mientras que las vocales [e, u, o, a] se articulan con retroceso de la raíz. Esto
hace esperable que las vocales se cierren por influjo de los sonidos palatales
(Pensado, 1985).
He querido insistir en la explicación fonética de la nasalización y la pa
latalización porque para comprender el inicio de un cambio fonético hay que
partir necesariamente de la fonética. Esto parece una perogrullada, pero no se
ha tenido siempre en cuenta. He resaltado la palabra inicio porque el cambio
fonético a lo largo de su desarrollo se ve condicionado también por facto
res que no son fonéticos. Los sonidos forman palabras y las palabras no son
todas iguales: muchas tienen significado semántico, algunas tienen significado
gramatical, muchas se organizan en paradigmas y todas se usan en combina
ciones de unas con otras. Todos estos aspectos influyen en la evolución de tal
modo que el lema de una corriente de la romanistica fue «cada palabra tiene
su historia» (Schuchardt, Gilliéron).
2.3. Diptongación
3. Vocales átonas
3.1. Síncopa
4. Consonantes
Débil Fuerte
#C£ WQ
£#C •CC C#£
£.C V#£ C.£
V.£
£#V
Débil Fuerte
glides líquidas nasales fricativas sonoras fricativas sordas oclusivas sordas
oclusivas sonoras
240 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
pp TT cc p B, V T D c G ss s
it. pp tt kk P V t d k g ss s
nuor. pp tt kk P V,P t ó k Y ss z
log. pp tt kk P 0 ó 0 Y 0 ss z
rum. p t k P 0 t d k g s s
port. p t k P V ó 0 g Y s z
cast. p t k P p Ó Ó/0 Y Y, 0 s z>s
cat. p t k P p,0 ó z>0 Y Y> 0 s z
occ. p t k b v, 0 d ó>z,0 g Y, 0 s z
fr. p t k V V 0 0 0 0 s z
(oc(u)lu > it. o[kk]io; (e) metátesis (p. ej. cast. tierno); (f) epéntesis (p. ej.
venire habeo > ven.ré > ven.dré); (g) anaptixis (p. ej. ci irónica > coránica,
Inglaterra > Ingalaterra); (h) asimilación (p. ej. SEPTE > it. sette).
m jV LL L RR R
it. nn n 11 1 rr r
sard. nn n 44. 1 rr r
rum. n n,r 1 r r r
port. n 0 1 0 r> r r
cast. Ji n X 1 r r
cat. P n í i r r
occ. n n 1 t, w r r
fr. * n n, 0 i 1 r>r r>R
4.4.. SANDHI ■ :
es una vía por la que los cambios fonéticos pueden ir más allá de sus contextos
fonéticos originarios; otro fenómeno que distorsiona los resultados originarios
de un cambio fonético es la morfologización) (cf. § 5 y Loporcaro, 1997).
La liaison del francés consiste en la pronunciación en determinados
contextos (ante palabra que empieza por vocal) de algunas consonantes que
son mudas en otros: p. ej. un grand [gRat] homme vs. tres grand [gRñ], c’est
encore [setakoR] vs. c’est le vent [selová]. El proceso se explica igualmente
como una petrificación de la consonante en determinados contextos sintác
ticos, donde no es fonéticamente final. La liaison se da con un tipo amplio
de palabras, pero no con palabras puramente léxicas o de clases abiertas, sino
con palabras que van desde los sufijos (p. ej. la marca de plural en enfants [z]
intelligents) hasta las clases gramaticales pequeñas (p. ej. preposiciones en
dans [z] un mois). Es fundamental observar que todas estas formas tienen una
frecuencia relativamente alta y que todas aparecen en construcciones grama
ticales especificas.
la palatalización [d] > [dz] > [z] (dico > rum. z/c) tenemos solo la asibilación,
En [t] > [tj] (ROGATIONE > rum. rugáciune) tenemos asibilación y elevación.
En las tablas 8.10-8.13 y en los ejemplos que las acompañan se recogen
los fenómenos y los resultados más importantes de la palatalización romance.
Téngase en cuenta que he señalado solo los resultados más frecuentes (aunque
ocasionalmente incluyo también casos minoritarios pero llamativos). En algu
nos casos señalo también las fases intermedias.
Ejemplos de palatalización ante yod: ianuariu, iocu, deorsu > log. d^oyu,
rum.yoc, it. gennaio, fr.jew, occ. genoier, cat.joc, cast. eneroJuego, yuso, port.
Janeiro; maiu, corrigia, peius, peior > sard. mayu, péus, rum. mai, carea, it.
maggio, fr. courmie, occ. correia, cat. corretja, cast. mayo, correa, port. malo,
peor; HODIE, mediu, podiare > log. ant. meiu, sard. oe, rum. miez, it. oggi, mez-
zo, fr. huí, occ. uei, cat. pujar, cast. hoy, port. hoje, meló; acia, facie, ERICIU
> sard. attsa, r\im.fa¡á, ariciu, it faceta, fr. face, occ. fasa, cat./áf, cast./oz,
port./ace; puteu, platea, ratione, tristitia > sard. puttsu, rum. puf, it, pozzo,
ragione, fr. place [s], raison [z], occ. potz, cat. plaga [s], rao, tristesa [z], cast.
pozo, port. popo [s], razólo [z]; folia > sard. foddza, rum. foaie, itfoglia, fr.
feuille, occ. fuelha, cat. fulla, cast. hoja, port. folha; vinea > sard. bindza, rum.
yie, it. vigna, fr. vigne, occ. vinha, cat. vinya, cast. viña, port. vinha.
< : Como ya hemos visto (cf. § 2.2.3), la única palatal que conocía el latín
era la yod. En los ejemplos precedentes aparece una nueva yod al eliminarse
un hiato (pu.te.u > pu.teu o put.eu). Las dos silabaciones son posibles. La
primera puede producir la palatalización y la pérdida posterior de la yod. La
segunda silabación es claramente problemática (cf. § 4.1) y los mecanismos
para arreglarla son: 1) la geminación (bastante regular en italiano, aunque
compárense los resultados de puteu y ratione); 2) la metátesis (frecuente en
las consonantes menos palatalízables, p. ej. rubeu > port. ruivó); 3) el refor
zamiento de la yod (como en vinea > sard. bindza). Esperaríamos que -cj-,
Tabla 8.10. Palatalización ante yod. No se recogen los datos de las consonantes
menos palatalízables -PJ-, -bj-, -vj-, -mj-, -sj-, -rj-
l-
Jí
£
FONÉTICA HISTÓRICA 247
Tabla 8.11. Palatalización ante vocal anterior
CI-, CE- -ct-, -ce- Gf-, GE- -GJ-, -GE- GA- -GA- CA- -CA-
rum. tf tj ____ d3
it. tj tf ____ dd3; j > 0
fr. ts > s ________ ¿3 >3 j>0 d3>3 i j
occ. ts > s z d3 3
cat. ts > s z>ó>0 d3 3
cast. ts > 0 0 J, x, 0 j,0
port. ts > s z d3>3 3,J, 0
vei, cast. vecino, port. vizihno-, generu, gente, genuculu> sard. ghenneru,
benneru, rum. ginere, it. genero, fr. gendre, occ. gendre, cat. gendre, cast.
yerno, gente, hinojo(s), port. genro; Legere, LEGE, SAGITTA, FUGERE > nuor.
leyere, log. leere, rum. lege, it. leggere, saetía, fr. lire, saette, occ. sageta, cat.
Hegir, cast. leer, ley, port. fugir, leí, lér; gaudia > fr.j'o/e; negat > niele > fr.
nie; caput > fr. chef, pacare > fr. payer.
Al contrarío de lo que sucede con la palatalización de -ci-, -tj-, que es
panromance, la palatalización de las consonantes velares ante [i, e] se da en
toda la Romanía menos en sardo. Igualmente, en la palatalización ante [i, e]
hay sonorización sistemática en la Romanía occidental (los resultados sordos
del castellano son producto de un cambio posterior). La palatalización ante [a]
está mucho menos extendida.
Ejemplos de evolución de grupos consonanticos: factu > sard./hita, rum.
fapt, it. fatto, fr.fait, occ.fait,fach, c&.fet, cast. hecho, port.feito; ipse, ipsu,
CAPSA, scripsit > sard. issu, rum. scrise, it. esso, fr. ant. es, occ. eis, cat. caixa,
cast. eje, caja, port. esse, caixa; COXA, maxilla, Fraxinu > sard. masidda,
rum. másea, coapsá, it. coscia, fr. cuisse, occ. cueissa, cat. cuixa, cast. mejilla,
port. freixo; pugnu, ligna > sard. Unna, rum. pumn, it. pugno, fr. poing, occ.
ponh, cat. puny, cast. puño, port. punho.
3. Sobre el valor del asterisco para indicar una formación etimológica reconstruida,
véase el capitulo 11 (§ 1.2.3).
248 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
sard. tt ss ss nn
rum. pt s s, ps mn
it. tt ss íí PP.jn
fr. jt ’ s js —in.... ... . . .
occ. jt, «í js p
cat. jt jj jj ______
cast. jt>t¡ s, X jí>X p
port Jt s,js jí .
PL- BL- FL- CL- GL- -PL- -BL- -FL- -CL- -GL-
sard. EL— fr kr 9r pr;Pr 1 r kr;yr yr
rum. bl . fl Id g’ Pl wl fl kJ g*
it. Ü— íj ■ kj PPj bbj fíj kkj XX, gqj
fr. bl fl- • kl dU ppl > pl; bl bl fl X>j Á>j
occ. bl fl kl bl bl fl X X
cat. bl fl kl pl bl, ppl, X bl, bbl X X
cast x, pi 1, bl X,fl X,kl 1/gl M X, ¡Jl, 1 X,pl 3>x 3>x
port. 1EL 1, br J,fr í> kr 1 ÍL X, 1
Xel X X
FONÉTICA HISTÓRICA 249
poli, cast. pueblo, cachas, port. dobrar; stab(u)lu, trib(u)lat, fab(u)lat,
Süb(u)la, oblata > sard. sula, rum. staul, it. stabbio, fr. étable, prov. establo,
cat. estable [bbl], cast. trilla, habla, oblada, olada, port. trilha, fala\ suffla-
re, afflare, muflone > sard. murone, rum. sufla, ít. soffiare, fr. souffler, occ.
soflar, cast. hallar, sollar, soplar, port. achar, sopar; oc(u)lu > nuor. okru,
log. oyru, rum. ochi, it. occhio, fr. oeil, occ. uelh, cat. ull, cast. ojo, port. olho;
COAG(u)lu, vig(i)lare, reg(U)la > sard. d^ayru, rum. veghea, it. caglio, fr.
veiller, occ. calh, cat. relia, cast. cuajo, port. coalho.
Para estos grupos hay palatalización sistemática en italiano. En rumano
palatalizan solo los grupos con velar. La mayor tendencia a la palatalización
de los grupos velares se comprueba también en posición interior en las demás
lenguas. En posición inicial hay palatalización en castellano y portugués sola
mente de los grupos con consonantes sordas. Durante algún tiempo se pensó
que la evolución sin palatalización en'casos como flore > cast./for era culta;
sin embargo, los datos revelan que las dos evoluciones (mantenimiento y pa
latalización) han de ser populares.
Bibliografía
MORFOSINTAXIS HISTÓRICA
1.3. La gramaticalización
2. Sobre el valor del asterisco para indicar tina formación etimológica reconstruida,
véase el capítulo 11 (§ 1.2.3).
254 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
1.3.3. Reanálisis
■ . Singular Plural
Recto char-s (< carrus) char (< CARR1)
Oblicuo char (< carrüm) char-s (< CARROS)
256 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Singular Plural
Nominativo CASA CASAE
NOX casa NOCTES
Acusativo CASAM noapte CASAS
NOCTEM NOCTES case
Genitivo CASAE (CASARUM) nopti
NOCTIS case (NOCTI UM)
Dativo CASAE nopti (CASIS)
NOCTI (NOCTI BUS)
Como acabamos de ver, las lenguas románicas han perdido buena parte de
la morfología nominal del latín. Por el contrario, la morfología verbal, aunque
ha sufrido numerosos cambios, sigue siendo bastante compleja. Las innova
ciones más importantes son la creación de nuevas perífrasis, la obligatoriedad
del pronombre sujeto en algunas lenguas (como el francés moderno; cf. § 2.2),
la pérdida de los deponentes y la eliminación de la distinción entre tema de
presente y tema de perfecto (conservada en algunos irregulares: pon-O, pos-ui
> pon-e, pon-ía vs. pus-o, pus-iera).
' El latín tenía cuatro conjugaciones. Bastantes lenguas han conservado
a grandes rasgos esta diferenciación (cf. tabla 9.4) y algunas han reducido el
sistema a tres (cf. tabla 9.5).
Hay que tener en cuenta que en las gramáticas actuales la clasificación
de las conjugaciones no se hace necesariamente en términos etimológicos.
Por ejemplo, en catalán se agrupan en la segunda conjugación los verbos con
infinitivo en -er tónico (p. ej. poder), -er átono (p. ej. temer), -re (p. ej.perdre)
y -r {dir, dur y sus derivados).
258 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMANICA
2.1. Analogía
ción de la segunda persona del plural: j'aime [3em], tu aimes [tyem], ilaime
[ilem], o/; aime [onem], vous aimez [vuzcme], ils aiment [ilzem].
Una hipótesis más matizada es la que ofrece Givón (1984-1990: 360-
361). En francés secuencias como je chante o j’aime pueden analizarse como
pronombre + verbo. El hecho de que je se escriba como una forma aislada del
verbo colabora a mantener la ilusión de que se trata de una palabra indepen
diente; pero el hecho de que también se escriba y'indica que se trata de un
clítico. Este pronombre tiene su origen histórico en el pronombre latino ego,
que era una palabra prosódicamente independiente. Los pronombres tónicos
suelen ser enfáticos o contrastivos (p. ej. yo lo he acertado, no tú), mientras
que los clíticos suelen ser anafóricos, es decir, se refieren a algo que ha apa
recido antes. Por lo tanto, las secuencias je chante o j'aime pueden analizarse
más adecuadamente como unidades formadas por una marca de concordancia
+ una base verbal, lo mismo que am-o se analiza como una base verbal + una
marca de concordancia con el sujeto.
En una primera fase de la evolución desde pronombre independíente
hasta llegar a clítico, el pronombre sujeto es obligatorio solo cuando falta un
argumento nominal: p. ej. il chante vs. le garlón 0 chante. Cuando los pro
nombres se convierten en clíticos, aumenta la posibilidad de que los hablantes
acaben interpretándolos como parte obligatoria del verbo. Durante un tiempo
esos pronombres pueden seguir desempeñando su función de sustitutos de
un sintagma nominal correferente (función anafórica), pero la evolución los
conduce hacia Ja mera función de marca de concordancia, necesaria incluso
cuando el sintagma nominal está presente: p. ej. mon pére il dit que... El
francés ha avanzado por esta vía y se encuentran incluso casos como ma mere
ilvient, donde la marca de concordancia gramatical es igual para el masculino
y el femenino. Además, la clíticización tendría como consecuencias colatera
les la tendencia a la desaparición del elemento preverbal de negación ne: je ne
sais pas > je sais pas’, así como el rechazo a la inversión en las interrogativas:
oü vas-tu? > tu vas oü?, oü tu vas?
3,1, El PLURAL
D0M1NAM / DOMINAS > domna / domna -> it. donna / donne (< dominae)
LUPUM /LUPOS > lupo í lupo it. lupo / lupi (< LUP1)
Tabla 9.7. Una hipótesis sobre las marcas de persona en el verbo italiano
3.2. El género
NUMERU> numárul, numerele', ANELLU > inelul, inelele', car.ru > cariil, carele-,
FOCU > focal, focurile', CAMPU > campal, cámpurile,
Son más transitivas las frases que tienen complementos directos que son
nombres propios, humanos, animados, concretos, en singular, numerables, re-
ferenciales o definidos y los que tienen verbos que designan acciones volunta
rias, puntuales y concretas. Esa complejidad es lo que explica que las lenguas
•. . puedan expresar la noción de CD con distintos mecanismos, si es que erigen
establecer diferencias entre los distintos grados de transitividad. (Pensado,
1985 [1995]: 190) ‘ ;
MORFOSINTAXIS HISTÓRICA 271
Por último, Carmen Pensado señala que el complemento directo prepo
sicional conserva, como era de esperar, características de su origen como tó
pico: 1) frecuentemente va en posición inicial: p. ej. a mí, me obedece', 2)
frecuentemente lleva un pronombre correferencial: p. ej. rum. pe tiñe te a^tept
‘te espero a ti’.
Bibliografía
1. Premisas
1. Los signos > y <, que en Matemáticas valen respectivamente ‘mayor que’ y ‘menor
que’, en el uso filológico se entienden como ‘pasa a’ y ‘procede de’. Por más que los nombres
(sustantivos y adjetivos) románicos resultan mayorj tartamente de los antiguos acusativos de!
latín (con pérdida temprana de la -M fina] del singular) [vid. el capítulo 9 sobre «Morfosintaxis
histórica)» de F. Sánchez Miret y, más concretamente, el punto 1.3.4.] —así, cochleare(m), en
este caso—, se alternan en el presente capítulo las menciones de tipos léxico-étimo lógicos en su
forma de nominativo (por ejemplo, vetulus y veteranus, poco más abajo) con las de los viejos
acusativos desprovistos de la -M; especialmente en la expresión escueta de la correspondencia
entre un étimo y su heredero: así, tectu > tet, cultellu > coltell, orbu > orb (algo más abajo
también) [.Vota de tos coordinadores}.
LÉXICO 277
2.1. El caudal que reciben las lenguas neolatinas, si bien en buena parte
es el mismo del latín clásico, presenta no obstante una serie de cambios dentro
del mismo idioma. He aquí irnos pocos ejemplos, tomados al azar:
ANSER *AVICA
AVUNCULUS *TH1US
CRAS DEMANE
MANE / * / * MANE ANA
CRUS * camba
perna/
CUTIS PELL1S
DOCERE ♦insignare
DOMUS - CASA
EDERE *CUM-EDERE / MANDUCARE
EMERE *CUM-PARARE / *AD-CAPTARE
EQUUS CABALLOS
■ LOMES . ■ ESCA
FLERE •: PLORARE/PLANGERE
FLUMEN RIVUS ■
FRUMENTl.'M TR1TICUM /*BLATUM
HABENAE * RETINAE
. HUMERUS : SPATULA
IGNIS FOCUS
,.. INIT1ARE . *CUM-INITIARE
; INTERFICERE OCCIDERE :
■ . INVEN1RE - . AFFLARE / *TROPARE
LÉXICO 279
JECUR FICATUM
LOQUI FABULARE/PARABOLARE
OS BUCCA
RUS CAMPUS
SCIRE SAPERE
TERGUM DORSUM
VULNUS PLAGA.
ces, incluido el rumano, han recurrido a casa, que en latín clásico significaba
‘cabaña, barraca de tablas’, propia de las clases desheredadas y que, con el
bajo nivel de vida en los siglos de la decadencia romana, pasó a significar la
habitación normal. Hasta en francés vivió casa (> fr. ant. chese; cf. la actual
preposición ches), aunque pronto fue desalojada por los reflejos de mansio
(> fr. maison); en tanto que Occitania conserva herederos de hospitale (>
hostal).
— edere desapareció, quizá debido a su cuerpo fonético demasiado
débil. En el occidente hispánico fue reforzado con el prefijo cum, y de ahí
* cu M-edere > esp. y port. comer; en cambio, en el resto de la Romanía (con
excepciones como la del sardo, que tiene pappare) prevaleció el muy vulgar
manducare (o más exactamente la variante vulgar *mandicare), formado
sobre manducus ‘especie de tragaldabas’ de la comedia; fr. manger, cat.
menjar, it. manteare (el actual it. mangiare es un galicismo), rum. a manca.2
— emere tuvo la concurrencia de cum-parare, es decir, ‘procurarse’,
‘adquirir’ y ‘comprar’; esta última acepción, que priva en la Dacia, parte de
Italia y en la Hispania romana (rum. a campara, it. comprare, port., esp., cat,
comprar), fue realizada en otras partes con el compuesto ad-captare (fr.
acheter).
— equus también cedió ante el más popular y fuerte caballus, que en
un principio significaba ‘caballo de tiro’, ‘jamelgo’, y que logró imponerse en
toda la Romanía: rum. cal, it. cavallo, fr. cheval, esp. caballo, etc. En cambio,
el femenino equa ‘yegua’ resistió, y hay menciones de sus reflejos en todas
las lenguas románicas excepto en italiano (sard. ebba, rum. lapa, fr. ant. ive,
occ. ega, cat. egua, esp. yegua, port. égua), aunque pronto se vio amenazada
por otras formaciones como cavalla (it.) o jument (fr.).
— FLERE tampoco sobrevivió y fue reemplazado en la Romanía por
plorare, en realidad ‘lamentarse, chillar’ {fe. pleurer, cat. plorar, esp. llorar,
port. chorar), y por PLANGERE ‘golpearse el cuerpo en señal de duelo’ (rum.
plánge, it. piangere, sard. prangheré).
— fomes desapareció y fue sustituida por esca ‘alimento’ (también en
la lengua de los pescadores ‘alimento que se pone en el anzuelo’), que luego
cobró el semantismo de ‘alimento del fuego’ y que vive en todos los idiomas
romances con variantes de carácter fonético, desde el rum. ¡asea hasta el esp.
yesca.
— flumen (con fluvius) cedió a ambos lados de la Romanía ante rjvus
‘arroyo’; de ahí rum. ráu, cat. riu, esp. río, port. rio.
— frumentum resistió bastante bien en la Romanía (cf. it. frumento, fr.
2. Téngase presente que los infinitivos en rumano se enuncian con una especie de «pre-
sentadop> a, comparable al del inglés to(tolove). En general no se consigna dicha forma en la
mención de infinitivos rumanos en este capítulo. [Nota de los coordinadores.)
LÉXICO 281
— iGNis ‘fuego’ fue sustituido por completo por focus ‘hogar domés
tico’ en todo el romance: rum./oc, it. fuoco, fr. feu, cat. foc, cap. fuego, port.
fago. Dejemos de lado el casi sinónimo lumbre {< lumen).
— initiare se vio reforzado con el prefijo y de ahí *cum-initiare, que
vive en todos los romances: esp. comenzar, fr. commencer, etc.
— interficere era un verbo perteneciente a la lengua escrita y pronto se
vio concurrido por occidere ‘abatir’, ya usado por los cómicos. Sus reflejos
existen en toda la Romanía, excepto en la Hispania central y occidental: rum.
ucide, it. uccidere, sard. ukkire, fr. ant. odre, occ. aucire, cat. ant. odure,
auciure. En francés moderno una forma TUTARE ‘proteger’ ha desplazado a
odre y tenemos tuer, en port. y esp. *mattare, derivado de mattus 'estúpido,
bruto’, es la base de matar.
— invenire desapareció y la Romanía se partió en dos para sustituirlo.
Los idiomas marginales rumano y portugués/español se decidieron por affla-
RE, que es un término de cazadores que designa el husmear del perro para dar
con la presa (de ahí rum. afla, port. achar, esp. hallar)', en cambio, el centro de
la Romanía prefirió un *tropare, de origen controvertido; de ahí fr. trouver,
cat. trobar, it. trovare.
— jécur para ‘hígado’ será sustituido por JECUR ficatum, calco del
griego culinario hepar sykoton ‘hígado relleno de higos’; luego ficatum pasa
a las lenguas romances con dos acentuaciones, proparoxítona o paroxítona
(esp. hígado / rum. ficat, respectivamente), y desplaza en todas partes la
antigua denominación.
— loqui, verbo deponente de complicada conjugación, se pierde y viene
sustituido por fabulare ‘conversar’, que da el pod.falar y el esp. hablar, y
por parabolare, formado sobre parabola ‘símil, comparación’, que ha de
282 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Cerdeña; el área mayor suele actuar como más conservadora frente a otra de
pequeña extensión; así cosa / chose (< causa) o mes / mois / mese (< MENSis)
frente a lucra o luna, respectivamente, privativos del rumano. Las áreas late
rales son más conservadoras: es el caso de formosus (Hispania y Dacia) frente
a bellus (Galia e Italia). He aquí un cuadro de ejemplos, al que se le pueden
hacer varios reparos, pero que, con todo, sirve de indicador de tendencias:
Provincias Roma
Español
pedir domandare
comer mangiare
miedo paura
cuyo di cui
trigo grano, biada
Francés
onde zio
Rumano
Iingurá cucchiaio
a duce condurre
mente se suelen citar como voces de origen sorotáptico, esto es, propias de los j
habitantes de campos de urnas («Umenfelder»), muchos vocablos (baranda, t
losa, etc.). No es admisible atribuirlos a un enigmático pueblo del que, en rea- r
lidad, no sabemos nada, y menos de su habla; el examen serio de las hipótesis
sorotápticas llevado a cabo por diversos investigadores ha dado resultados
negativos. Nada prueba que en el siglo vm a. C. llegaran a la Península Ibérica i
desde la Europa central estos «sorotaptos» supuestamente vecinos de los balto- i
eslavos de quienes ni arqueólogos ni historiadores nos dicen nada. ?
3.4. Las voces de origen celta son más numerosas, especialmente en i
las Galias, que es el territorio en donde tales pueblos estaban más arraigados f
y de donde se expandieron por la Italia septentrional y la Hispania occidental.
Entre los elementos que ya pasaron al latín se citan carrus, braca, camisia,
camminus, etc., que actúan como elementos integrados en la latinidad. Otras i.
voces son de ámbito más restringido y viven sobre todo en el vocabulario
francés. Citemos, entre otros muchos, los ejemplos de cervesia > fr. ant. cer-
voise, esp. cerveza, port. cerveja; rusca > fr. ruche, cat. rusc(a) ‘colmena’;
*bertium (* bertiolum) > fr. berceau, cat. bressol, port. berqo ‘cuna’; carru-
CA > ff. charrue ‘arado’; *S üdia > fr. suie ‘hollín’ (cat. sutja, sutge); *brisca
> fr. ant. bresche ‘panal’ (cat. bresca, it. central bresca ‘panal’; la voz latina
correspondiente favus se vio desplazada en gran parte de la Romanía, pero i
esp. ant. havo, port. favo)', *cassanus > fr. chéne ‘roble’. Los adjetivos de este i
origen son escasos; citemos *BRIGOS > occ. briu (esp. brío, port. brío)-, *druto [
‘fuerte’ > fr. ant. dru ‘espeso’ (y, como sustantivo, ‘amante’, al igual que el ¡
provenzal antiguo drut, druda, de tanta tradición literaria); un gál ico *crodios
está en la base de las voces anticuadas it croio, occ. y cat. crol ‘duro, cruel’, i
W. von Wartburg hizo notar que en la Galia romanizada los campesinos
tomaron las denominaciones latinas para los artículos que iban a vender al
mercado y reservaron los nombres galos para los subproductos. Así, al lado :
de lacte (> fr. lait) vive el galo *mesigum (> ff. mégue ‘suero’), o al lado de |
fariña (> fr. farine) tenemos el galo *brenno (> fr. ant. bran ‘salvado’, hoy |
reemplazado por son < secundum, como el cat. segó), etc. i
4. El superesírato germánico !
5. Arabismos
{rebato, algara, atalaya, adalid). Y estas listas podrían completarse con las
correspondencias catalana y portuguesa: aljub-algibe, séquia-acéquia, sema-
azenha (este con cambio de significado) y a menudo con las sicilianas: gébbia
y ggibbíuni, zácchia, sénia y zénia, etc.
También abundan los adjetivos, aunque modernamente algunos van
siendo sustituidos por sinónimos de raigambre latina: baladi, mezquino, gan
dul, raez, baldío, jarifo, horro, etc., y en especial nombres de color: azul,
carmesí, zarco. Son pocos los verbos (halagar, achacar, acicalar). También
cuentan las voces grecolatinas que pasan a través del árabe: alcázar, almud,
arroz, altramuz, acelga, madroño, etc., que al fin y al cabo ya forman parte
del acervo árabe.
Un punto que habría de tenerse en cuenta es la dimensión diacrónica:
almadraque, adufe, exea, elche, enaciado, almotacén, alfajeme, alfayate, aza
fate, maquila, almofía, albéitar, almogávar, almunia, alfoz y tantas voces más
pertenecen a la arqueología filológica, ya que han desaparecido con la cosa
designada o han sido sustituidas por rivales de otro origen, generalmente culto
(cf. albéitar por veterinario', zaque por odre', alfayate por sastre; azogue por
mercurio; zaratán por cáncer; aljófar por perla). Muchos arabismos conviven
con sus sinónimos de origen latino: cf. esp. calabozo-mazmorra, cat. cisterna-
aljub, port. segada-ceifa.
5.3. También varios arabismos han entrado en la mayoría de las lenguas
románicas y en el lenguaje internacional, y no siempre sabemos de dónde irra
dian. Pensemos solo en unos pocos ejemplos: en la esfera de los productos na
turales: SUkkar > azúcar, port. aqúcar fr. sucre, it. zucchero; talq > esp., port.,
it. tala), fr., cat. tale; anbar > esp. y port. ámbar, it. ambra, fr. y cat. ambre;
[fjARÁB > jarabe, it. sciroppo, fr. y rum. sirop, cat. xarop, port. xarope; etc.
De la terminología científica baste mencionar álgebra, cero, cifra, auge,
y en otros campos conceptuales, nuca, aduana, gabela, alguacil, naipe, aje
drez, barbacana, almirante, y tantísimos más cuya correspondencia se halla
en todas las lenguas de cultura (cf., por ejemplo, almacén, cat. magatzem, fr.
magazin, it. magazzino, etc.). A menudo pensamos que los arabismos se trans
miten de manera estática y que conservan no solo la forma sino asimismo la
sustancia semántica; sin embargo, conviene también pensar en las transforma
ciones que sufren con el paso a otro ambiente. Un caso paradigmático puede
ser el italiano facchino ‘mozo de cuerda’, que se introdujo asimismo en fr.
faquín y en esp. faquín y que, como ha mostrado brillantemente G. B. Pelle-
grini (1972), procede del árabe faqíH ‘teólogo, jurisconsulto’ (cf. el esp. alfa-
quf) por revueltos caminos de las relaciones de Europa, en este caso Venecia,
con el Magreb. También podríamos aducir las transformaciones del it. ragazzo
‘muchacho’ desde raqqás ‘mensajero, correo’, o los pasos que da ta’rjf hasta
llegar al español tarifa, que no es arabismo directo.
LÉXICO 291
6. Las voces doctas
del francés del Norte), deja de tener influjo pasado el siglo xni; los campos
semánticos que «exporta» se reducen a la terminología religiosa y a la vida
palaciega o literaria: capellán, fraile, capitel, hostal-, rima, trovador, desdén,
lisonja, prez, vihuela, flauta, balada, son, ruiseñor, refrán, ufano. Pocos más
vocablos se pueden señalar inequívocamente de ese origen: cartabón, burdel,
barrica, embajada.
El catalán contribuyó con varias centenas de vocablos a enriquecer el
castellano, particularmente en el ámbito marítimo: gobernalle, brújula, ga
lera, nao, sepia, rape, etc., pero también en otros muchos campos: turrón,
papel, clavel, faena, añorar, cohete... Hay que advertir, no obstante, que en
los últimos tiempos se ha exagerado un tanto la importancia de la aportación
catalana. Algunas voces también han pasado a territorios que históricamente
estuvieron bajo la dominación catalana, como Cerdeña o el reino de las Dos
Sicilias (arrósu, arréu, arruntsai, mastrudascia, torrone, trabukkare, turrare
y atturrari).
En el llamado Siglo de Oro, el castellano exporta por Europa muchos
términos (asonancia, grandeza, entresuelo, basquina, criado, etc.) y en parti
cular se constituye en el canal transmisor de los nombres de muchos produc
tos del Nuevo Mundo, desde canoa (primer indigenismo documentado) hasta
cacique, tomate, cacao, chocolate, cacahuete o maní, mangle, cóndor, vicuña,
llama, tiburón, caimán, iguana, cazabi, maíz, patata, nopal, petaca, hamaca,
piragua, huracán...
La importante aportación del italiano al castellano se ciñe por lo general
a ciertos campos semánticos, como el de las artes, el comercio y la alimenta
ción. Así términos de teatro: palco, payaso, saltimbanqui-, de las artes plásti
cas: acuarela, claroscuro, grotesco, caricatura, modelo, escorzo, diseño-, de
la arquitectura y la escultura: balcón, fachada, cúpula, relieve, pérgola', de la
música: piano, ópera, aria, concierto, etc. En el comercio: banco, bancarrota,
letra de cambio, montepío, monte de piedad. El goteo no cesa y desde voces
poco poéticas como facha, parola (ant.), charlatán, bagatela, superchería,
fiasco, manipulación, mafia, hasta exquisitos manjares, llega el italianismo:
mortadela, macarrones, salchicha, menestra. En el siglo xvi el italianismo
disfrutó en Francia de un favor extraordinario, hasta el punto de que varios
ingenios salieron en defensa del francés amenazado, en particular el helenista
Henri Étienne (Stephanus), que escribe, entre otras, la obra titulada precisa
mente Deux dialogues du nouveau langage firangois italianizó et autrement
desguizé (1578). Citemos algunos términos que pasan entonces al francés:
accort, balcón, boujfon, bravade, burlesque, caporal, caprice, charlatán, em-
barrasser, embuscade, faience, grabuge, leste, pedanterie, poltrón, réussir,
risque, spadassin... Notemos que voces de esta procedencia también entraron
en otros idiomas; basta recurrir a los vocablos italianos que Juan de Valdés, en
su Diálogo de la lengua, quería ver adoptados por el castellano.
LÉXICO 293
El portugués, aparte términos de la poesía lírica, como ledo, enfado o
cuita, son voces de la terminología de la navegación lo que impone al español:
vaivén, carabela, baliza, vigía, pleamar, marejada, monzón, garúa, despejar,
chubasco', al francés llega chamado, término militar y algún otro; también
mermelada es un lusismo de gran radio de acción. Debido a sus colonias orien
tales varios términos de las lenguas del extremo Oriente llegan a Europa a
través del portugués: cha ‘té’, biombo, tanque.
En el marco de los préstamos (y aunque ya no se trate de intercambio
entre idiomas romances), es imprescindible aludir a los muchísimos angli
cismos que se están introduciendo en todas las lenguas de cultura y desde
luego en las románicas. Las primeras alarmas sonaron en Francia, en donde
se habló del peligro del «frangíais» (Étiemble, 1964) [Véase aquí el capítulo
17, «Otros casos de mixtura (romance / no romance)»]. Hoy la abrumadora
presencia de préstamos del inglés, sobre todo del de los Estados Unidos en
el campo de la técnica, del deporte, de la moda, etc., no necesita de ninguna
ejemplificación, y lo mismo diremos de los calcos que se hacen a términos
y sintagmas de ese idioma {chequeo, perritos calientes, pinchadiscos). No
hay parcela del saber en donde no se encuentren anglicismos, y estos siguen
distorsionando la unidad del mundo románico, pues la adaptación que se hace
al interior de los territorios de una misma lengua no es siempre coincidente.
Hay anglicismos del Brasil o en Hispanoamérica que no son los de Portugal o
los de España. Ello es sobre todo patente en el léxico de la ciencia moderna,
ya que la diversificación es consecuencia de la vía por donde el lexema inglés
en cuestión ha penetrado. Tomemos el caso de computadora y ordenador, los
países hispanoamericanos han adoptado y adaptado la palabra inglesa com-
puter, mientras que en España se ha tomado el francés ordinateur. Lo propio
cabe decir del volante del automóvil, mero calco del fr. volant, mientras que
los americanos han traducido la voz steering-wheel y creado timón', véase
aún el móvil frente al celular, etc.
Terminemos afirmando que el léxico románico, en su vertiente patrimo
nial o culta, es hoy el custodio de la gran herencia grecolatina.
Bibliografía
HISTORIA DE LA LINGÜÍSTICA
(SIGLOS XIX Y XX)
Capítulo 11
Ignasi-Xavier Adíego
Universidad de Barcelona
1. El comparatismo
1.1.1. RaskyBopp
1.1.2. Grimm
Griego P B F T D TH K G CH
Gótico F P B TH T D ...(H) K G
Antiguo alto alemán B(V) F P D Z T G CH K
En los años treinta y cuarenta del siglo xix, a la par que Bopp prosigue con
sus investigaciones (Rask había fallecido prematuramente en 1S32), empiezan
a aparecer las obras de otros comparatistas. Destaquemos entre ellas las de
A. Pott, G. Curtius, R. von Raumer y sobre todo A. Schleicher, el autor que
constituye la culminación de este primer período de la lingüística indoeuropea
(para este último véase § 1.2.3.).
August Pott (1802-1887) es considerado el creador de la investigación
etimológica moderna. Aunque su obra está totalmente superada, tuvo el mérito
de ver las enormes posibilidades que para el estudio etimológico ofrecía el
nuevo comparatismo.
Georg Curtius (1820-1885), por su parte, es el primer autor que observó
los fructíferos resultados que podía tener el comparatismo en el estudio de
las lenguas clásicas. Tal como ocurría con la etimología, hasta entonces el
estudio gramatical del latín y el griego era el heredado en última.instancia
de la tradición grecorromana, un estudio de carácter puramente descriptivo
y normativo. Curtius introdujo el estudio histórico-comparativo del latín y el
griego, un enfoque que aún sigue vivo en la filología clásica, ya que la fonética
y la morfología del latín y del griego son todavía hoy estudiadas desde una
perspectiva diacrónica.
En cuanto a Rudolf von Raumer (1815-1876), solo en tiempos relati
vamente recientes se ha reconocido la importancia de su contribución a la
lingüística histórico-comparativa: Raumer fue el primero en señalar lo rele
vante de la precisión fonética en el estudio comparativo. Él fue quien precisó
el carácter diferente de las aspiradas griegas con respecto a las fricativas
germánicas, y anticipó la formulación de la ley de Grassmann (véase más
abajo §2.1.).
Vocales: *a i* *u
*d *1 ü*
Semivocales:
Oclusivas: *p *b *bh
*t *
d *dh
*g *gh
Líquida: *r
Nasales: *m *n
Fricativa: *s
Como puede verse, Schleicher reconstruía en todos los casos una vocal
*a, pese a que tanto en latín como en griego esta vocal aparecía reflejada
por a, e, o, sin que Schleicher diera una explicación satisfactoria para la es
cisión de indoeuropeo *a en tres vocales diferentes en ambas lenguas. Simi
lares problemas planteaba la reconstrucción de otros protofonemas. Así, el
esquema de oclusivas indoeuropeas de Schleicher resultaba también incapaz
de explicar la enorme variedad de resultados que encontramos en los diferen
tes dialectos.
2. Losneogramáticos
' En ambas citas vemos reflejada con claridad la principal aportación del
pensamiento neogramático: la noción de que el cambio fonético está sometido
a leyes que no conocen excepciones. Es evidente la influencia de la física en
el modelo neogramático: en la definición de Brugmann y Osthoff, el cambio
LAS DISCIPLINAS TRADICIONALES (i). DEL COMPARATISMO... 311
fonético aparece representado como un cambio mecánico, como lo puede ser
la ley de la gravedad. Esta visión tan radical del cambio fonético no ha estado
exenta de críticas: los estudios de geografía dialectal desarrollados en años pos
teriores evidenciaron que la visión del cambio fonético como un proceso que
se produce automáticamente «en todos los miembros de una misma comunidad
lingüistica» es excesivamente rígida y simplista, y que en la realidad se encuen
tran situaciones mucho más complejas. No debe sorprender que buena parte de
tales críticas vinieran de la lingüística románica. Como hemos ido viendo a lo
largo de este capítulo, las diferencias sustanciales entre los respectivos objetos
de estudio de indoeuropeístas y romanistas conllevaban, ya desde el origen
mismo del comparatismo, visiones muy divergentes a la hora de enfocar meto
dológicamente el estudio de uno y otro ámbito. En el caso que nos ocupa, uno
de los principales críticos del pensamiento neogramático fue el indoeuropeísta
y a la vez romanista Graziadio Isaia Ascoli (1829-1907), quien justamente es
considerado el fundador de la dialectología románica, por lo que estaba en con
diciones de cotejar el esquematismo neogramático, basado en la comparación
de lenguas en su mayor parte extinguidas y solo conocidas a través de textos,
con la riqueza y heterogeneidad de los dialectos románicos vivos. Lo mismo
puede decirse del otro gran crítico del sistema neogramático, el ya menciona
do Schuchardt, que denunció en una obra significativamente titulada Über die
Lautgeseíze. Gegen die Junggrammatiker (1885) («Sobre las leyes fonéticas.
Contra los neogramátícos») el error de pretender que las leyes fonéticas sean
como las de la física, cuando está claro que las primeras, pero no las segundas,
son predictivas y de validez universal; o la tautología de limitar la acción de
unas leyes fonéticas concretas a un determinado dialecto cuya existencia se
define precisamente a partir de la acción de esas mismas leyes fonéticas.
Sin embargo, a favor de los neogramáticos cabe decir que la ley fonética
resulta ser un instrumento poderoso e imprescindible para la comparación y
la reconstrucción: lo realmente importante es que el cambio fonético no es
arbitrario. Si lo fuera, tal como señalaba oportunamente Leskien, la tarea del
comparatista sería imposible de realizar.
Sánscrito a a a
Latín O e a
Griego o e a
Vocales: a* *e *i *o *u
*J *é *r *o *ü
Líquidas silábicas: */ *r (* J * r)
Nasales silábicas: *ma *n9 x(*m o *nq) '
Semivocales: *y *w
Líquidas: */
Nasales: *m *n
Oclusivas: *p *ph *b *bh
*t *th * d *dh
*k *kh *g *gh
*k *kh *g *gh
*kv *k"'h *g w *g wh
Fricativas: *s (*z)
*/> *ph *dh
314 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
la raíz *sta- procedía en realidad de una forma *steA-, donde A seria el «coefi
ciente sonántico» responsable de la posterior aparición de la vocal larga á. Sin
saberlo, Saussure estaba poniendo las bases de la llamada «teoría laringal»,
que ha caracterizado la reconstrucción del indoeuropeo durante gran parte del
siglo xx. Pero lo que importa destacar aquí es que esta propuesta de ir más
allá del indoeuropeo reconstruido con el método comparativo mediante la de
tección de irregularidades en la protolengua (en este caso, las raíces con vo
calismo anómalo) y la reconstrucción de un estadio anterior más regular (los
coeficientes sonánticos —ahora laringales— permiten establecer un patrón
único para las formas básicas de las raíces) es en esencia lo que ahora conoce
mos como reconstrucción interna.
Cabe señalar, en todo caso, que el trabajo de Saussure iba mucho más
allá de lo que Brugmann y otros neogramáticos estaban llevando a cabo. Ello
explica que la teoría de los coeficientes sonánticos no tuviera cabida en el
Grundriss de Brugmann, una obra basada casi exclusivamente en el método
comparativo, con escasas concesiones a lo que sin duda debía de parecer una
aproximación demasiado especulativa a la reconstrucción del indoeuropeo.
Como hemos señalado, es en el siglo XX cuando la teoría laringal, y en general
el empleo de la reconstrucción intema como método complementario, encon
trarán su lugar en la lingüística indoeuropea.
Nota bibliográfica
1. La Dialectología
sitio y que, en países todavía muy rurales, venían a constituir la tesis casi
obligada de cualquier licenciado en Filología que se preciase. Normalmente
se ajustaban a un esquema que se mantenía de una a otra y que en nuestro
entorno dio en la década de los cuarenta monografías tan notables como la de
Alonso Zamora Vicente sobre El habla de Mérída y sus cercanías, la de An
tonio Llórente Maldonado, Estudio sobre el habla de la Ribera, la de Concha
Casado Lobato, El habla de la Cabrera Alta. Contribución al estudio del
dialecto leonés, y tantas otras.
Ante lo inabarcable de todo lo que quedaba por conocer, se estimuló este
tipo de trabajo descriptivo en profundidad para puntos concretos. Además de
una introducción para situar geográfica e históricamente el lugar que se iba a
estudiar, los trabajos se estructuraban en grandes apartados dedicados a la fo
nética, la morfología, la sintaxis y el léxico, secciones que a veces se comple
taban con fotografías, edición de documentos e incluso representaciones del
análisis acústico de alguna realización fonética especialmente significativa.
Los grandes trabajos de síntesis fueron, en general, obra de los maestros, que
contaban con una visión más amplia, y normalmente se centraron en los dia
lectos históricos, mejor conocidos y más trabajados. Así surgieron en nuestro
país obras fundamentales como El dialecto leonés de Ramón Menéndez Pidal
o El dialecto aragonés de Manuel Alvar.
Junto a las monografías de este tipo y a los estudios específicos sobre
fenómenos concretos y límites dialectales, se hicieron desde el principio
trabajos dedicados al léxico diferencial, bajo forma de léxicos, glosarios o
diccionarios, que no siempre gozaron del mayor prestigio, porque, junto a
magníficos trabajos, se publicaron muchas obras de aficionados.
2. La Geografía Lingüística
las sintéticos que utilizan datos elaborados: uno europeo, el Atlas Linguarum
Europae (ALÉ); y otro circunscrito a la Romanía, el Atlas Linguistique Román
(ALiR); dos atlas interpretativos que editan mapas y estudios monográficos
sobre esos mapas, salvando las distancias culturales, con la colaboración de
expertos de cada dominio lingüístico (García Mouton, 2003) [véase además,
en el capitulo 13, el punto 2.1.2].
zarcillo ....................................................................................................................
pámpano ................................................................................................................
hollejo ....................................................................................................................
escobajo ...................................................................................................................
tonel ..........................................................................................................................
duela ........................................................................................................................
lagar ........................................................................................................................
taberna ....................................................................................................................
olivo ........................................................................................................................
■33
en bruto, de manera que quien los utilice después pueda elaborarlos desde el
enfoque que más le interese. Esta ventaja tiene, en cambio, un efecto inevita
ble, no buscado: la aparente dificultad de leer los signos de transcripción aleja
a la primera ojeada a los posibles consultantes no lingüistas y convierte los
atlas en un producto poco accesible (fig. 12.2).
— Mapas elaborados', en ocasiones, a partir de los mapas fonéticos, se
hacen mapas elaborados, con líneas que señalan límites, con áreas marcadas
por colores, con símbolos que dejan ver fácilmente dónde se dice una cosa u
otra. En esos mapas se pierde la cercanía del sonido, la sutileza de las dife
rencias de pronunciación, pero, a cambio, se consigue una facilidad de lectura
imposible en los mapas fonéticos. Estos mapas tienen una evidente dimensión
didáctica, pero no permiten dar marcha atrás y conocer los matices del sonido,
ya que están elaborados en una sola dirección (fig. 12.3).
— Mapas etnográficos: en los atlas atentos a la cultura popular se pueden
encontrar mapas que, en realidad, no son lingüísticos, sino etnográficos. Por
volver a un ejemplo ya visto, frente a un mapa con los nombres que se dan
a la colmena en todos los puntos del atlas, podemos tener otro mapa, esta
vez etnográfico, que represente con símbolos de qué material están hechas las
colmenas en cada uno de los puntos: con cañas y barro, con tablas de madera,
con un tronco hueco, con un vaso de barro, etc. Junto a estos mapas, en los
atlas lingüísticos y etnográficos pueden encontrarse muchas veces láminas
con dibujos y fotografías (fig. 12.4).
Tradicionalmente eran dibujantes especializados los que hacían los mapas,
después de un largo proceso de preparación de los materiales, pero desde hace
unos años la informática ha venido a revolucionar los soportes y a ofrecer unas
posibilidades impensables antes, tanto para los distintos trabajos dialectológicos
como para los geolingüísticos. Se podría resumir la situación diciendo que han
variado y aumentado considerablemente las formas de presentar los datos. Lo
más importante no es, con serlo mucho, el hecho de que las bases de datos com
binadas con programas especializados permitan cartografiar automáticamente
y faciliten la tarea de hacer atlas. Dibujar mapas de un tipo o de otro a partir de
una base de datos y generar mapas «a medida» ya es un hecho. Lo importante es
que, además, se pueden hacer mapas «que hablan» (Bauer et al., 1999-2000); en
realidad, hablan los informantes de cada punto cuando se «pincha» con el ratón
el punto en cuestión. Tras un proceso meticuloso de limpieza y después de cortar
apropiadamente el sonido que corresponde a la palabra o a la frase que da título
al mapa, ai pinchar en el punto, junto a la transcripción suena allí la propia voz
del informante, sin la intermediación del dialectólogo que transcribe, y, en los
demás puntos, las voces de todos los informantes del dominio. El único proble
ma es que, de momento, no es fácil hacerlo con muchos mapas.
También es importante el hecho de poder ver en pantalla al tiempo que
se oye. Existen programas cada vez mejores que permiten tener en pantalla el
340
355
TILO
MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Fig. 12.3. Mapa rumano sobre los nombres de planta ‘llantén ’y Sombrerera ’
342 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
4. La evolución
•|
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Capítulo 13
André Thibault
Universidad de la Sorbona /París IV
1. Para saber más sobre et tema, consúltese Büchi (i996). Este admirable trabajo de
metalexicografia ofrece una lectura sistematizada de ta «gramática textual» del FEW, asi como
numerosos índices que enriquecen y facilitan la lectura de esta magna obra. Los lectores apresu
rados encontrarán una presentación más breve pero muy instructiva en Chambon/Btlchi (1995).
2. Para Gilliéron, los neologismos eran soluciones más o menos automáticas para re
solver conflictos homonímicos, o erosiones fonéticas que reducían la sustancia fonética de las
palabras a muy poca cosa. Para Wartburg, la creatividad léxica de los hablantes nacía de la
libertad expresiva de la mente humana.
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 353
4. «Mi labor ha consistido fundamentalmente en dar cuerpo a tos materiales escritos por
D. Joan Corominas, para hacer posible que luego él, después de revisar escrupulosamente mi
trabajo, tomara las decisiones que sólo a él, como autor de la obra, le correspondían, y con las
que, por otra parte, siempre he estado de acuerdo.» (J. A. Pascual, «Introducción» del DCECH,
vol. l,p. xit).
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 355
En la segunda mitad del siglo xx, se pueden observar dos tendencias opues
tas en Ja evolución de esta subdisciplina: una que se centra en el estudio de áreas
más pequeñas, pero con una red de puntos de encuesta más tupida, y otra que
abarca espacios mucho más amplios. Las finalidades de cada uno de estos tipos
son distintas: el primero proporciona un retrato más fiel y pormenorizado de !a
realidad lingüística dialectal, mientras que el segundo permite percatarse de fe
nómenos muy amplios que, extendiéndose más allá de las fronteras inmediatas
de cada conjunto dialectal, atestiguan ciertos universales cognitivos o revelan
casos de influencias o préstamos interlingüísticos a gran escala. El primer caso
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 357
está representado por los numerosos atlas regionales que se publicaron en la
Romanía en la segunda mitad del siglo xx, y cuyas ambiciones explicativas
varían bastante según los autores y la manera de cartografiar los resultados
de las encuestas; el segundo caso viene ilustrado por un proyecto que incluye
todas las lenguas de Europa, más allá de los límites de la Romanía, el Atlas
Linguarum Europae (y, tras sus huellas, el Atlas Linguistique Román).
9. Obra inconclusa cuyos materiales pueden llegar a ver la luz a través de un ambicioso
proyecto del profesor canadiense David Heap (véase la página www.alpi.ca). Véase también el
punto 2.1. del capítulo 12 sobre «Las disciplinas tradicionales (11). Dialectología y geolingiiís-
tica» y, en particular, la nota 1. . ’ ;
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 359
2.1.2. ¡víacroperspectiva
arcaicas, otras más innovadoras. Proyecta una luz nueva sobre el carácter más
o menos original de ciertas metáforas y metonimias (que pueden parecer ex
cepcionales si nos limitamos a la microperspectiva de los atlas regionales), y
contribuye a un mejor conocimiento de los universales cognitivos.
El buen ejemplo del ALE fue seguido por los artesanos del ALiR, que apli
caron la metodología del ALE (mapas interpretativos, volúmenes de comen
tarios) a un conjunto intermedio, el de las lenguas romances, a medio camino
entre el ALE y los atlas nacionales. El proyecto, en la actualidad bajo la presi
dencia de Joan Veny (Barcelona) y la dirección de Michel Contini (Grenoble),
ha dado lugar hasta ahora a dos volúmenes (1996 y 2001). Reúne a unos 85
romanistas de todos los países románicos de Europa, que proporcionan datos
dialectales para una red de 1037 puntos de encuesta. Está previsto que los
mapas traten de cuestiones léxicas (como en los volúmenes ya publicados),
pero también fonéticas, fonológicas y morfosintácticas.
2.2. La dialectometría
10. Para una presentación más extensa del concepto de regional idad en lingüística
variacíonal, véase Gleflgen/Thibault (2005).
362 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
y secundaria, asi como la presencia cada vez más notoria de los medios de
comunicación audiovisuales, provocaron en muchas partes de la Romanía la
desaparición cada vez más irreversible de los dialectos primarios. Los dialec
tólogos, al encontrarse «en paro técnico» por falta de informantes dialectales,
se dieron cuenta de repente del enorme potencial que encerraba la variación
diatópica de la lengua estándar como nuevo objeto de estudio. Por desgracia,
la enfeudación de los estudios de regionalismos con respecto a la dialecto
logía tradicional tuvo algunas consecuencias negativas: citemos la obsesión
del sustrato dialectal como única explicación para la génesis de los diatopis-
mos del estándar, o ios viejos hábitos de los encuestadores que privilegiaban
informantes incultos, rurales y ancianos, siendo que los regionalismos muchas
veces nacen y se difunden en los grandes centros urbanos de provincia y pue
den gozar de vitalidad en todas las generaciones y clases sociales, así como en
varios géneros textuales (y no solo en la lengua hablada y descuidada).
La aprehensión del concepto por parte de la comunidad científica varia
según las lenguas. Distinguiremos a continuación el estado de la cuestión en el
mundo francófono, en el hispanohablante y en el de lengua italiana,
Las teorías más modernas sobre la variación diatópica del francés estan
darizado ven, en el mismo proceso de estandarización y consecuente difusión
del francés en territorios cada vez más amplios, la causalidad primera de su
diferenciación geográfica (véase entre otros Greub, 2003; 2005).
Las primeras documentaciones sobre el fenómeno aparecen en la lexi
cografía de la época clásica, marcada por un purismo extremo; el ideal esté
tico del clasicismo excluía tanto los regionalismos como los neologismos, los
vulgarismos y los tecnicismos. En los siglos xvm y xix, se publican muchas
obras de puristas dedicadas a los «errores» típicos de los hablantes de ciertas
regiones como consecuencia de la penetración de la lengua nacional en to
das las zonas del país (cf. por ejemplo Desgrouais, 1766; o Villa, 1802); el
fenómeno afecta también a Suiza (véase Thibault, 1998). El «Supplément»
(1877) del famoso diccionario de E. Littré incluía muchos regionalismos en
su nomenclatura, sin ninguna intención normativa o purista. Sin embargo, la
primera publicación verdaderamente científica sobre los regionalismos de una
zona del mundo francófono se publicó en el siglo xx: se trata del admirable
Dictionnaire du parler neuchátelois et suisse romand de William Pierrehum-
bert (1926). Más o menos en la misma época aparecía el Glossaire du parler
franjáis au Cañada (1930), metodológicamente inferior a la obra de Pierre-
humbert, pero muy superior a cuanto se publicaba en Francia en aquella época.
Auguste Brun, con su monografía sobre el francés de Marsella (1931), fue uno
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 363
de los precursores de los estudios sobre el francés regional en Francia. Hay
que decir, sin embargo, que prácticamente no se publicó nada importante so
bre el tema, en ningún país francófono, hasta los años setenta. Como ya se ha
señalado, la comunidad de dialectólogos centraba sus esfuerzos en el estudio
y la descripción de los dialectos moribundos, hasta que de repente se suscitó
un nuevo interés por el francés regional: cf. el coloquio de Niza de 1968 {Le
franjéis en France et hors de France), así como el de Dijon (Taverdet/Straka,
1967) y el colectivo sobre el francés fuera de Francia editado bajo la dirección
de A. Valdman (1978). Fue en aquella época también cuando la lexicografía
francesa empezó a incluir selecciones cada vez más importantes de regiona
lismos. En la década de los ochenta, apareció en Francia un nuevo tipo de
obra: los glosarios/diccíonarios de francés regional, cuya primera manifes
tación encontramos en la monografía de Tuaillon (1983), seguida por la de
Rézeau(1984). Vinieron a unirse a estas primeras tentativas una larga serie de
publicaciones, la gran mayoría de ellas plagadas por un amateurismo culpable
e inexcusable (sobre todo si se considera que los autores son casi siempre
universitarios). Mientras tanto se publicaba en Quebec el excelente Folume
de présentation del Dictionnaire du franjáis québécois (1985) bajo la direc
ción de Claude Poirier, director del Trésor de la langue franqaise au Québec
(Université Laval) {TLFQ), una obra elaborada por investigadores formados
por Kurt Baldinger y Georges Straka, que habían aprendido la lexicografía
redactando artículos de los primeros fascículos del DEAF. El buen ejemplo
metodológico del TLFQ iba a tener como consecuencia, más de una década
después, la publicación en 1997 del Dictionnaire suisse romand (= DSR), que
aplicó al francés de Suiza los principios de redacción del TLFQ. Este publicó
en 1999 su Dictionnaire historique du franqais québécois (= DHFQ);li en
la misma familia intelectual, el Dictionnaire des régionalismes de France
{=DRF) de Pierre Rézeau (2001) acabaría con décadas de mediocridad en
la descripción de los diatopismos del francés de Francia, proponiendo a
los lectores una obra científicamente innovadora y rigurosa que sobrepa
sa todo lo que se ha publicado en este campo hasta ahora. En cuanto a la
lexicografía del francocanadiense, debemos mencionar también dos obras
que presentan una particularidad tipológica muy interesante: la de ser tra
bajos no diferenciales, es decir, diccionarios que abarcan (en teoría) la tota
lidad del francés canadiense, y no solo los canadianismos (que además no
fueron marcados como canadianismos, mientras las palabras exclusivas del
francés de Francia sí que fueron identificadas como «francismes»). Se trata
del Dictionnaire du franjáis plus (- DFPlus) y del Dictionnaire québécois
d’atijourd’huí {DQA).
11. Sobre este diccionario, véanse las reseñas de A. Thibault (1999), en Cahiers de
texicologie 75 n.° 2, pp. 193-197 y Estudis Románics 26 (2004), pp. 378-382.
364 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
12. Sobre esta cuestión, véase también Eberenz (2005) y Thibauít (en prensa).
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 365
cuanto al resto del país, entre las buenas publicaciones recientes que merecen
una mención, citaremos a Saralegui/Tabemero (2001) para Navarra, y a Be
cerra Pérez (2003) para Extremadura. Son obras que sacaron un buen partido
de la consulta de los atlas, de la lexicografía académica y dialectal, e incluso
de corpus de datos textuales como el CORDE. En cuanto a los dialectos ter
ciarios, queda todavía mucho trabajo por hacer; para la mayoría de lingüistas,
las particularidades del español de Cataluña, por ejemplo, pertenecen todas a
la categoría de las «catalanadas», es decir, palabras o giros cuya existencia se
debe exclusivamente al contacto con el catalán. El ejemplo de colmado n. m.
«tienda de comestibles» (véase Sinner, 2004: 328-336; y Thibault, en prensa)
demuestra que la explicación por el adstrato no se puede aplicar a todos los
casos, y que se debe contar también con el dinamismo propio de la lengua.
Hay que subrayar aquí la modélica publicación de Carsten Sinner, El cas
tellano de Cataluña: Estudio empírico de aspectos léxicos, morfosintácticos,
pragmáticos y metalingülsticos (2004), que añade a la consulta de toda la
bibliografía existente unas encuestas muy elaboradas con informantes barce
loneses y madrileños, y la explotación del CORDE, el CREA e Internet.
Lo que todavía les falta a gran parte de las realizaciones recientes es un
mayor interés por los aspectos filológicos e históricos de la variación d¡ató-
pica: en contraste con los diccionarios de ámbito francófono como el DSR, el
DHFQ y el DRF, que proporcionan millares de citas (literarias, periodísticas,
administrativas, didácticas) de todas las épocas, los léxicos españoles no se
han ocupado mucho de este aspecto. Tal situación se debe a diferencias en las
tradiciones lexicográficas nacionales.
En América, la descripción de la variación diatópica representa un trabajo
muy cuantioso —especialmente si se quiere tomar en cuenta la dimensión día-
crónica,13 tal como hace el DHFQ para el francés canadiense o el DRF para los
regionalismos de Francia. Incluso limitándose a una representación sincrónica
de la situación, la tarea es enorme. Existe ya una larga tradición de glosarios
de americanismos, pero la inmensa mayoría se hicieron (y siguen haciéndose)
sin criterio científico. Hay que dar la bienvenida a la publicación de la serie
del Nuevo Diccionario de Americanismos, bajo la dirección de G. Haensch
y R. Wemer (1993a, b, c; 1996); su metodología constrativa y diferencial ha
introducido un rigor que es de agradecer en el mundo de la lexicografía de los
-ismos. Digno de mención también es el Diccionario del habla de los argentinos
(2003), de la Academia Argentina de Letras, cuya microestructura incluye ci
tas literarias, así como un recuento bibliográfico; muy práctico es el Diccio
nario de hispanoamericanismos no recogidos por la Real Academia (Richard,
2000), por su carácter complementario y el gran número de citas literarias
que reúne. De gran interés tipológico es el Diccionario del español usual en
México (Lara, 1996) por ser una obra no diferencial, es decir, un repertorio
léxico de todo el español en uso en México, y no solo de los mexicanismos
(paralelamente al DFPlus y al DQA de los quebequenses).
15. Véase Kremer y Maas-Chauveau (1997) para una presentación pormenorizada del
proyecto.
OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 369
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OTRAS ORIENTACIONES DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA... 371
Martin-D. Glessgen
Universidad de Zúrich
Marco Giolitto B
Estrasburgo ■a
Desde un punto de vista global, los temas que pueden aparecer en los
paradigmas de la lingüistica románica se pueden resumir en cuatro conjuntos
mayores:2
2. Es la estructura que sigue el manual de GleBgen (2007), elaborada a partir del análisis
de otros manuales previos.
LOS VECTORES DE LA ROMANÍSTICA A TRAVÉS DEL TIEMPO 379
Historia externa
Fragmentación de la Romanía
Importancia de los estratos
Metodología
Historia externa
Fragmentación de la Romanía
Importancia de los estratos
Historia externa de las lenguas románicas en la Edad Media
Metodología
Las pérdidas más lamentables son, sin embargo, las de la lexicología his
tórica (incluida la onomástica y los fenómenos de relatinización) y de la filolo
gía. Aunque el paradigma moderno es más equilibrado que el tradicional, estas
pérdidas crean una nueva fuente de desequilibrio que contribuirá a la fuerte
tendencia centrífuga del paradigma actual.
El paradigma actual aparece en 1976 con el manual de Renzi. Más que
eliminar temas, se adoptan otros nuevos:
Historia externa
(Fragmentación de la Romanía)
Importancia de los estratos
Historia externa de las lenguas románicas en la Edad Media
Historia externa en la época moderna
Historia externa de la Romanía nova et creolica
Metodología
desde el comienzo, como el análisis interno y externo del latín, Ja fonética his
tórica y la historia del paradigma histórico-comparatívo. Estos temas forman
parte de la definición básica de la disciplina, pero no son mínimamente sufi
cientes para su descripción global. El paradigma romanístico se caracteriza
ante todo por la inclusión continua de nuevos temas o su subida al interior del
paradigma hacia el canon.
La época que va desde 1962 hasta 1988 presenta muchas de estas inclu
siones que, en su mayoría, entran de manera muy progresiva: por ejemplo, la
historia extema de la Romanía nova pasa por el canon ampliado antes de formar
parte del canon; o el enfoque tipológico, que se difunde a partir del 1976 después
de haber sido un tema periférico. Raros son los temas introducidos de manera
abrupta: podemos citar los mapas lingüísticos, que entran en el canon en 1966,
después de haber estado presentes exclusivamente en un manual, el de Taglia-
vini del 1949, o la historia extema de la Romanía creolica, que se generaliza a
partir de 1988 (antes había sido tratada solo por Bal, Posner y Várvaro).
Solo un pequeño número de temas pierde importancia a través de los
años: las historias del léxico, de la morfología y de la sintaxis ocupan un lugar
de menor importancia después de 1966. El caso más sobresaliente es el de la
dialectología, que entra en el canon de improviso en 1920, para hacerse de
nuevo poco presente a partir de 1974.
Acontecimiento todavía más raro es la desaparición de temas que ya han
sido tratados. Cuando un tema desaparece, no pasa mucho tiempo sin que se
vuelva a tratar. La única excepción ha sido la separación entre la lingüística
y la literatura, que ha llevado a esta a la expulsión del canon romanístico. La
vuelta de un tema viene acompañada, sin embargo, de su adaptación al pro
ceso evolutivo de la investigación científica. Por ejemplo, la fragmentación
ce: ¡a Romania, entrada en el canon en 1929 y desaparecida en 1969, vuelve
AíTinte años después en una perspectiva de cambio lingüístico. Otro ejemplo
lia historia de la palabra romanus (véase aquí el capítulo 2, § 1.2): aparecida
LL.. ah 1920, desaparece en 1966 y vuelve a introducirse en 1988, en el marco de
^temática más reciente de las denominaciones de las lenguas románicas y de
conciencia lingüística. Estas adaptaciones se dan igualmente para los temas
pje han formado parte del canon sin interrupción: el estudio paralelo de varias
«nguas románicas, presente desde el comienzo, adquiere en 1966 un enfoque
tipológico. .-
El factor dinámico más llamativo es el de la nivelación. En el caso del
estudio de las estructuras y de la historia intema de las lenguas románicas se
asiste a la creación progresiva de un equilibrio entre los tres aspectos (defi
nición, sincronía y diacronía) y los cuatro ámbitos fundamentales de la len
gua (fonética, morfología y morfosintaxis, sintaxis, léxico). Durante el primer
paradigma, el enfoque diacrónico es el dominante en los cuatro ámbitos; la
definición y la descripción sincrónicas son tratadas ampliamente en lo que
LOS VECTORES DE LA ROMANÍSTICA A TRAVÉS DEL TIEMPO 383
afecta a la fonética y a la morfología; mucho menos en lo que se refiere al
léxico, y casi nada en cuanto a la sintaxis. En el segundo paradigma se ha es
tablecido un equilibrio entre todas estas temáticas, aunque sigue habiendo una
desproporción entre el tratamiento profundizado de la fonética (sincrónico y
diacrónico) y una presencia muy escasa de la tipología y de las definiciones
del léxico y de la historia de la sintaxis.
5. Conclusión
Bibliografía
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392 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
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í
Cuarta parte
NUEVOS CAMINOS
DE LA LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Capítulo 15
1. La investigación tipológica
a) Radical o tema del presente vs. tema del perfecto (cf. lat. facio/feci,
rum.ybc /jacui, \t.faccio /feci, fr, jeJais /jefis, esp. hago / hice, port/afo /ja).
b) Formas simples vs. formas perifrásticas (cf. lat, amatur ‘es amado’ /
amatus est ‘fue amado’; rum. cánt / am cántat, it. canto / ho cantato, fr.je
chante / j’ai chanté, esp. canto / he cantado, port. canto í tenho cantado). .
• Rumano: vorfi venind ‘tal vez vengan’ (presente del auxiliar a vrea
‘querer’ + infinitivo fi ‘ser’ + gerundio; algunos gramáticos rumanos
llaman a esta perífrasis «mod prezumtiv»), urmeazá sá voteze ‘proba
blemente va a / debe de votar’ (presente de a ttrma ‘seguir’ + conjun
ción introductoria del subjuntivo + subjuntivo del verbo semántica
mente de base a vota), íncepe sá munceascá ‘empieza a trabajar’.
• Italiano: stavo per cantare ‘estaba a punto de / para cantar’, cotnin-
ciai a cantare ‘empecé a cantar’, stavo cantando, continuai a cantare,
andavo cantando, cessai di cantare, mi vengo persuadendo.
• Francés: je suls sur le point de chanter ‘estoy a punto de cantar’, je
commence á chanter, je sais en train de chanter ‘estoy cantando’, je
continué de chanter, je viens de chanter ‘acabo de cantar’.
• Castellano: estoy cantando, voy haciendo, voy a hacer, viene cantando,
sigue cantando, acabo de hacer.
• Portugués: estou a cantar ‘estoy cantando’, voufazendo ‘voy haciendo’,
vou fazer ‘voy a hacer’, venho fazendo, continuo a contar, acabo de
contar. '
4.3. Sintaxis
post cenam suavifiliae suae munusculum aureum donavit, ‘La madre de Tulia
hoy después de la cena dio a su amable hija una pequeña prenda de oro’. Al
contrario, en las actuales lenguas románicas, predominan dos construcciones
completivas:
Ejemplos:
5. Divergencias y subtipos
• Singular/Slngular
— Rumano: Cát e ceasul? - E ora trei.
— Romanche: Tgei aras eis ei? - Igl ei las tres.
— Francés: Quelle hewe est-ill -11 est trois heures.
• Plural/Plural
— Italiano: Che ore sono? - Sono le tre.
— Portugués: Que horas sao? - Sao tres horas.
1. Cf. en el capítulo 8, sobre «Fonética histórica» (de F. Sánchez Miret), los puntos 4.2. y 43.
414 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
• Singular/Plural
— Italiano: Che ora é? - Sono le tre.
— Catalán: Quina hora és? - Son les tres.
— Español: ¿Qué hora es? - Son las tres.
También es preciso notar que lo que podría parecer típico de una lengua,
puede ser solo el efecto de su frecuencia. Esto vale sobre todo para cons
trucciones que dependen mucho de su contexto pragmático. En diálogos en
portugués, es fácil observar que en la respuesta a una pregunta total se repite
tendencialmente el verbo: Já chegaram? - Chegaram. Esta repetición es usual
también en gallego (Fuches a cas? - Furi) y en asturiano (Lleguesti? - Llegué).
Pero es un fenómeno que se puede encontrar también en castellano, como
en estos ejemplos de Ignacio Aldecoa: ¿Vamos, Pilar? - Vamos, Manuel; o
¿Me perdonas? - Te perdono, Manuel. Es frecuente en rumano: Cutez sa ma
ínfrunlLl - Cutez (Stancu); o Am facut bine? - Ai facut bine (Sadoveanu). Y
ya en el Ercolano del florentino Benedetto Varchi (1561) se lee: I Latini non
traducevano dal greco? - Traducevano; y Non é maggior cosa, e piü onorata
esser re di tutta Italia, che signor di Toscana e di Firenze? - É.
Como se puede deducir de estos y otros ejemplos, las agrupaciones pueden
ser muy variadas, lo que demuestra la tendencial libertad y creatividad del
cambio lingüístico, aun partiendo de la misma base, y lo que hace difícil en
contrar explicaciones sociológicas. La enorme variación se debe en su origen
a la fragmentación política y administrativa de] antiguo Imperio romano, a
la relativa incomunicación entre las regiones y, dentro de una misma región,
entre sus aldeas, a cierto deseo de crear una identificación local y regional,
como también a la creación de nuevas administraciones nacionales (piénsese
por ejemplo en las diferentes designaciones de la primera autoridad de un
municipio: esp. alcalde, port. presidente da Cámara Municipal, fr. maire, it.
sindaco, rum. primar). La gran variación diatópica de las lenguas románicas
enseña la gran capacidad del hombre de ver, captar y concebir los mismos
objetos y fenómenos de maneras muy distintas, todas de por sí válidas, aunque
limitadas en su singular perspectiva.
Bibliografía
1. Consideraciones generales
2. Casos concretos
Los hablan hoy en día entre 700.000 y más de 1.500.000 personas (según
fuentes varias) en tres grandes zonas geográficas: a) las Antillas Neerlande
sas: Curazao, Aruba, Bonaire (aprox. 260.000 hablantes); b) Colombia (aprox.
442 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
Bibliografía
1. Español / no romance
En los datos que proporciona el censo del año 2000 se comprueba que el
grupo denominado Híspanle or Latino (ofanyrace) cuenta con 3 5.305.818 per
sonas, lo que representa el 12,5% de la población total de los Estados Unidos,
cifrada en 281.421.906 habitantes. Esto supone que, por primera vez, ios lati
nos han pasado a ser la principal minoría del país, por delante de los afroame
ricanos no hispanos y a mucha distancia de los asiáticos. A su vez, dentro de la
población latina el grupo más numeroso tiene origen mexicano (20.640.711),
seguido por el puertorriqueño (3.406.178) y el cubano (1.241.685); el resto
(10.017.244) procede de otros países. En 1990, la minoría hispánica repre
sentaba el 8,9% del total de la población estadounidense, lo que refleja un
aumento espectacular en solo una década. Los últimos datos siguen mostran
do el continuo crecimiento de dicho grupo: en junio de 2005 la Oficina del
Censo de los Estados Unidos dio a conocer que el 1 de julio de 2004 la pobla
ción latina de la nación había alcanzado la cifra de 41.322.070, en un total de
293.655.404 personas.1 Explican este hecho una elevada tasa de natalidad de
Los hispanos educados que hacen otro tanto tienen una motivación dife
rente: algunos se avergüenzan de su origen e intentan parecerse al resto usando
palabras inglesas y traduciendo directamente las expresiones idiomáticas ingle
sas. Hacerlo, piensan, es reclamar la calidad de miembro de la corriente mayo-
ritaria.
1.2. Hispanoamérica
1.3. El Pacífico
Antonio Quilis (1996) repasa la influencia del español sobre las lenguas
autóctonas de Filipinas y resume los rasgos lingüísticos del chabacano, criollo
español que se expande en el sur del archipiélago, hablado por 1.200.000 per
sonas.
Rafael Rodríguez-Ponga (1996) retrata la participación del español en el
chamorro, la lengua autóctona de las islas Marianas, que es también su lengua
oficial, junto con el inglés, desde 1974. Forma parte de la familia lingüística
malayo-polinésica. Su porcentaje de hispanismos se sitúa entre el 50 y el 60 por
ciento, lo que le da al chamorro el aire de una lengua mixta hispano-micronesia.
1.4. África
2. Francés / no romance
La premiére fois que j’l’ai vu, j’l’ai trouvé ben laid... C’est vrai qu’y’est
pas beau tu-suite [tout de suite]! Quand y’a ouvert la porte, y’a enlevé son cha-
peau, pis y m’a dit: ‘Seriez-vous intéressée pour acheter des brosses, ma bonne
dame?’ J’y ai fermé la porte au nez! J’laisse jamais rentrer d’homme dans la
maison! On sait jamais c’qui peut arriver... Y’a ríen que le p’tit gars de ‘La
Presse’ [nombre de un periódico] que j’laisse rentrer. Lui, y’est trop jeune, en
core, y pense pas á mal. Un mois aprés, mon gars des brosses est revenu. Y
faisait une tempéte de neige á tout casser, 9a fait que j’l’ai Iaissé rentrer dans le
portique. Un coup qu’y’a été rendu dans’maison, j’ai eu peur, mais j’me sus dit
qu’y’avaitpas l’air méchant, méme siy’était pas ben beau... (M. Tremblay, Les
Belles-Soeurs, Montréal: Leméac, 1972, p. 52).
Shédiac), que el DFA define asi: «varíete régionale du franjáis acadien, forte»
ment influencée par Tangíais, surtout sur le plan lexical, en usage principale-
ment chez les francophones du sud-est du N.-B. [= Nuevo Brunswick]»; véase
también Perrot (2005). Un enunciado prototípico en chiac sería Espére-moi
sus le comer de la street, ‘Espérame en la esquina de la calle’, donde el ar
caísmo espérer «(fr. estándar) attendre» ‘esperar’ y el vulgarismo sus «sur»
‘sobre’ se combinan con dos sustantivos tomados del inglés, comer «(fr.)
coin» ‘esquina’ y street «(fr.) rué» ‘calle’. Pero tampoco hay que sobrestimar
la importancia del inglés en la configuración de las variedades acadienses;
véase a continuación este pasaje de La Sagouine, la conocida «piéce pour une
femme seule» de Antoníne Maillet (1971):
J’ai peut-étre ben la face nouére pis la peau craquee, ben j’ai les mains
blanches, Monsieur! J’ai les mains blanches parce que j’ai eu les mains dans
l’eau toute ma vie. J’ai passé ma vie á forbir [laver, frotter]. Je suis pas moins
guénillouse pour ?a... j’ai forbi sus [chez] les autres. Je pouvons ben passer
pour crasseux : je passons notre vie á décrasser les autres. Frotte, pis gratte, pis
decolle des tchas [tas] d’encens [chewing-gum]... ils pouvontben aouére leux
maisons propres. Nous autres, parsoune s’en vient frotter chus [chez] nous.
[A. Maillet, La Sagouine, Montréal: Bibliothéque Québécoise, 1991, p. 13].
Los canadienses franceses que huyeron de los centros del poder colonial
en el noreste del continente para dedicarse a la caza y a la comercialización
de las píeles en el gran Oeste (se conocen con el nombre de coureurs des bois;
véase DHFQ) entraron en contacto con las poblaciones autóctonas, con las
cuales se elaboraron códigos híbridos que combinan una gramática amerindia
con un gran número de elementos léxicos de origen francés. Se trata deljargon
tchinouk del oeste norteamericano, y del métif de los mestizos (les Métis) de
las prairies canadienses (Alberta, Saskatchewan, Manitoba).
2.2.1.2. El métif
Desde el siglo xix hasta la primera mitad del siglo xx, en las provincias
canadienses de las Prairies (Alberta, Saskatchewan, Manitoba), así como en
el estado de Dakota del Norte (EE. UU.), se practicó una lengua mixta de
base estructural amerindia (fundamentada en dialectos «cris», en inglés Cree)
pero caracterizada por un gran número de préstamos del francés. El grupo
que hablaba este idioma, que llegó a ser lengua materna, se llama les Métis
(literalmente, los mestizos)', nació del encuentro de los viajeros y aventureros
francocanadienses (los coureurs des bois) y escoceses, y de las mujeres indias.
Se observa una gran variedad en el nombre que se le da a esta lengua: métif,
métchif, mitchiff (véase Papen, 1987; 2005); y en inglés, Mi(t)chif Metis
Creóle y French Cree. Hay que distinguirla de otra lengua practicada antigua
mente por este grupo étnico, el francés regional de los métis, que pertenece a
la gran familia de las variedades del francés norteamericano, con las cuales
comparte la mayor parte de sus rasgos (cf. Papen, 1984 y 1998). Hoy en día,
sin embargo, la gran mayoría de los métis habla sobre todo inglés y es muy
revelador que la página web de la asociación de los métis de Canadá (www.
metisnation.ca) esté redactada integralmente en inglés y no proporcione nin
guna información de tipo lingüístico.3
En los grandes centros urbanos de los países francófonos del Africa sub
sahariana, el francés llega muchas veces a ejercer funciones de lengua vehi
cular entre los varios grupos étnicos que practican lenguas vernáculas mutua
mente ininteligibles. La variedad de francés que se emplea en estos contextos
puede resultar muy alejada de la norma, ya que la transmisión de la lengua se
hace muchas veces fuera del ámbito escolar, en la calle, independientemente
de cualquier presión normativa. En Abiyán, la capital económica de Costa
de Marfil, ha nacido una variedad protocriolla de francés popular entre los
hablantes basilectales; se conoce con el nombre defranqais populaire ivoirien
(FPI). Esta variedad de francés simplificado prácticamente no incluye prés
tamos de lenguas africanas (Lafage, 2002, § 3.1.3., «Lexique»). Existe, sin
embargo, otra modalidad totalmente híbrida, de aparición muy reciente, que
3. Consúltese, sin embargo, esta página para más informaciones sobre el métif, <http://
www.native-languages.org/michif.htniiilangtiage >.
470 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
2.2.3. Magreb
La distinction entre les deux langues apparalt souvent comme une subtilité de
linguiste (n’a-t-on pas cherché depuis longtemps a distinguer un franjáis créolisé d’un
creóle francisé?), alors que les tocuteura, en situation de discours, ne savent pas toujours
472 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
s’íls parlent creóle ou franjáis: plus exactement, útil isant un médium de communícation
fonctionnel pour eux, ils ne pensent guére utiliser deux langues, établies comme dis-
tinctes par les linguistes sur des critéres qui échappent le plus souvent aux locuteurs.5
(Hazael-Massieux, 2000: 349)
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5. «La distinción entre ambas lenguas aparece muy a menudo como una sutileza de
lingüista (¿no será que se ha intentado desde hace mucho tiempo distinguir un francés criolli-
zado de un criollo afrancesado?), cuando los hablantes, en situación de discurso, no siempre
saben si hablan criollo o francés: más exactamente, al utilizar un medio de comunicación
funcional para ellos, no piensan que están utilizando dos lenguas, establecidas como distin
tas por los lingüistas a partir de criterios que muchas veces se les escapan a los hablantes.»
[Traducción de los autores.]
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Capítulo 18
(«Totes les persones tenen el dret d’utilitzar les dues llengües oficiáis i els
ciutadans de Catalunya tenen el deure de conéixer-les»).
Es bien particular el caso del arañes: oficial desde 1990 gracias a un
Estatuí Especian d’Aran, ve reafirmada su oficialidad en el Estatuto de Ca
taluña de 2006 (art. 65). En cambio, otras lenguas minorizadas disfrutan de
mayor o menor protección legal, pero no se consideran oficiales en sus res
pectivos Estatutos autonómicos.
Así, el art. 7 del Estatuto de Aragón (1982) protege las «diversas moda
lidades lingüísticas de Aragón como elementos integrantes de su patrimonio
cultural e histórico», texto que en el art. 7 del Estatuto reformado de 1996 se
sustituyó por el siguiente: «Las lenguas y modalidades lingüísticas propias de
Aragón gozarán de protección. Se garantizará su enseñanza y el derecho de
los hablantes en la forma que establezca una Ley de Cortes de Aragón para las
zonas de utilización predominante de aquellas».
En el Estatuto del Principado de Asturias (1981) la protección afecta al
bable, «respetando, en todo caso, las variedades locales y la voluntariedad de
su aprendizaje» (art. 4); pero el castellano es la única lengua oficial, sin que
en la reforma de 1999 se cambiase dicho artículo. La denominación bable
parece referirse tanto a las «modalidades» de la lengua asturiana como a las
del gallego oriental que se habla en Asturias.
El Estatuto reformado de Castilla y León (1999) no hace referencia a
las hablas asturleonesas, vivas en el norte de León y en La Cabrera, ni al
portugués de Alamedilla y La Bouza (Salamanca). Sin embargo, contempla la
protección de la «lengua gallega y las modalidades lingüísticas en los lugares
[en] que habitualmente se utilicen» (art. 4.1). Esta declaración formal no pro
dujo ninguna medida especial ni efectiva de protección, salvo la introducción
simbólica en 2002 del gallego en los centros de enseñanza del Bierzo, una
hora semanal y optativa.
En el Estatuto de Extremadura (1983) no se protege el portugués de Olivenza
y de otros lugares fronterizos ni las hablas galaico-portuguesas del valle de Xáli-
ma (Cáceres), aunque estas últimas cuentan con cierta tutela desde 2001 por un
decreto de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura. En el Estatuto de
Murcia (1982) no se protege el catalán del Carxe. Tampoco se contempla medida
alguna de protección para el tamazight de Melilla o el árabe de Ceuta.
3.2. Gallego
>C/ r\
„S Francia
España
Lengua inicial
Asturias León Zamora
Castellano 41,66% 71,86% 14,13%
Gallego 57,1% 26,3% 85,7%
Otras 2,23% 1,73% 0%
2. Sobre la situación de estas hablas vid. Costas González (1999: 98-105), y sobre su
relación con el gallego y el portugués vid. Gargallo (2000), Costas (2000) y Fernández Rei
(2000).
484 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
3.3. Catalán
que su habla formaba parte del conjunto del catalán, mientras para el 42% se
trataba de una lengua independiente (Boix, 1999: 219).
El catalán cuenta con casi 7 millones de hablantes en España, a los que hay
que sumar decenas de miles en el Rosellón francés (Cataluña Norte), Andorra
y l’Alguer. Según datos del censo lingüístico de 2001, en Cataluña, de un total
de 6.215.281 habitantes, con más de 2 años, 4.630.640 podían hablar catalán
(74,5%), que era la primera lengua de solo el 48,8%. En las Baleares, tres
cuartas partes de los 800.000 habitantes hablan catalán, y en la Comunidad de
Valencia, el 40 % de los 4.100.000 habitantes (Plasseraud, 2005: 27).
3.4. Aranés
3. Según Alves (1999: 8), se habla mirandés en los lugares del concejo de Miranda do
Douro (salvo en las parroquias de Atenor y de la ciudad de Miranda) y en parroquias del conce
jo de Vimioso (Vitar Seco, Angueira y Ca<,'areihos).
4. Para Martínez Álvarez (1996:119-120) las hablas asturianas son «una variedad local
del español, una desviación válida sólo para relaciones de corto alcance, “para andar por casa".
Carecen de rasgos dialectales suficientes, en cantidad y calidad, para establecer con ellos una
modalidad románica totalmente autónoma repecto del español».
490 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
3.5.2. Mirandés
3.6. Aragonés
mientras que el occitano, que creó en el siglo x» una de las literaturas funda
doras de la civilización europea, está muy amenazado en su existencia por
la extensión de su territorio y la disparidad de las políticas regionales de que
depende (Plasseraud, 2005:24). Además, en Francia hay lenguas no territoria-
lizadas, como el cíngaro, y desterritorializadas, particularmente el tamazight
y el árabe, y lenguas europeas como el portugués, que con 846.499 individuos
(censo de 1989) era la mayor comunidad extranjera desde 1975 (Marcellessi/
Laroussi, 1997: 1178-1183).
Según la encuesta Familia del censo de 1999, en Francia había 938.000
hablantes adultos de árabe y 591.000 de portugués. La práctica de las deno
minadas lenguas regionales está menos extendida, pero sobrepasa el nivel de
la transmisión familiar. El alemán de Alsacia tiene unos 548.000 hablantes
adultos; el occitano, 526.000; el bretón, 304.000; las lenguas de oíl, 204.000;
el catalán, 132.000; el corso, 122.000; el alemán de Lorena, 78.000; y el
vasco, 44.000 (Héran et al., 2002: 4).
La Ley Deixonne de 1951 autorizó la enseñanza del bretón, el vasco, el
occitano y el catalán en la escuela pública. Solo se admitían sistemas lingüísti
cos que no eran parte de la lengua oficial de un país extranjero, lo que explica
la exclusión de lenguas consideradas alógenas (el corso se consideraba italia
no; el alsaciano, alemán; y el flamenco, neerlandés). El espíritu de esta ley se
modificó al admitirse en 1974 el corso entre las lenguas regionales (Marce-
llessi/Laroussi, 1997: 1174), y en la década de 1980 el tahitiano, los criollos
de Guadalupe, Martinica, Guayana y Reunión, el galo de Bretaña oriental, las
lenguas polinesias y el canaco de Nueva Caledonia. Otras lenguas (franco
provenzal, flamenco, alemán de Alsacia y Mosela, picardo, etc.) fueron reco
nociéndose como hablas o dialectos locales (Alén/Valcárcel, 2001: 37).
ciudades los padres hablan a sus hijos en francés, que se convierte en la pri
mera lengua de las nuevas generaciones. La introducción del corso en ciertos
niveles educativos no dio como resultado nuevos hablantes de corso (Rodat,
2005: 144-145).
En Italia (mapa 18.3) hay que separar los diversos «dialectos» italorro-
mánicos, que cubren la mayor parte del territorio, y un conjunto diseminado
de hablas alóglctas muy vivas en la frontera alpina, en regiones del sur y en
las islas de Cerdeña y Sicilia (Perini, 1993; Fernández Rei, 2001). Algunos de
esos dialectos, como el umbro o el siciliano, se usaron literariamente antes que
el toscano, base del italiano literario; y otros, como el piamontés o el veneciano,
poseen una koiné con prestigio oral y cierto cultivo literario.
Según Berruto (1988: 220-221), la particular posición de Italia en la Ro
manía se debe a la notable fragmentación dialectal, a la distancia estructural
de los dialectos entre sí y en relación con el italiano estándar, a la vitalidad
todavía relevante de los dialectos y a la tardía unificación lingüística, que se
realizó con la progresiva difusión del estándar en el siglo xx. Un 34-45% de
los italianos habla la lengua estatal, mientras que el 48-58% son hablantes
nativos de dialectos italorrománicos, de los cuales un alto porcentaje son bi
lingües. A estos se añade un 2,1% de hablantes de sardo, un 1,4% de friulano
y ladino dolomítico, un 0,7% de hablantes de alemán en el Tirol del Sur e islas
alóglotas (wálser en el Valle de Aosta, cimbro en el Véneto...), un 0,3% de
hablantes de dialectos albaneses, y porcentajes reducidos de hablantes nativos
de occitano, francoprovenzal, esloveno, serbo-croata, griego, catalán, cíngaro
y de lenguas de inmigrantes.
Atendiendo al ámbito familiar, contacto con amigos y relación con ex
tranjeros, en una encuesta del 2000 (ISTAT, 2002: 103-107) se concluye que
el 44,1% de los italianos de 6 o más años (23.870.000 personas) hablan solo
o con preferencia italiano, porcentaje que sube al 48% en las relaciones con
amigos y con extranjeros al 72,7%. Usa solo o con preferencia el dialecto en
familia el 19,1% de esa población (10.341.000 personas), porcentaje que baja
en las relaciones con amigos (16%) y extranjeros (6,8%).5
5. A nivel familiar las regiones en las que es más fuerte el uso exclusivo del italiano son
la Toscana (83%) y la Liguria (67,5%), mientras que se hace mayoritariamente uso exclusivo
del dialecto en la provincia autónoma de Trento (43,6%) y en las regiones del Véneto (42,6%),
Calabria (40,4%) y Sicilia (32,8%). En Puglia, Campania y Abrazos usan italiano y dialecto en
familia el 49,8%, el 46,7% y el 45,7%, respectivamente. El uso de otra lengua está muy difundi-
PLURILINGÜISMO Y CONTACTO DE LENGUAS EN LA ROMANIA EUROPEA 499
do en la provincia autónoma de Bolzano, donde el 70% habla alemán en familia o con amigos.
En Friulí - Venecia Julia y Cerdeña manifiestan usar otra lengua (y no un dialecto) en familia,
respectivamente, el 24% y el 13,9% (y con los amigos, el 18% y el 11,7%).
500 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
6. La región autónoma Trentino - Alto Adigio, fronteriza con Suiza y Austria, está for
mada por las provincias de Trento y Bolzano (Tirol del Sur). En la región viven unos 820.000
habitantes con tres grupos lingüísticos de desigual peso demográfico: italiano (62%), alemán
(31%) y ladino dolomítico (3,2%). La minoría ladina de los cinco valles dolomíticos (Badia
y Gardena en Bolzano, Fassa en Trento, Livinallongo y Ampezzo en la provincia véneta de
PLURILINGÜISMO Y CONTACTO DE LENGUAS EN LA ROMANIA EUROPEA 501
de la región y garantiza el respeto de sus particularidades étnicas y culturales
(art. 2). En Bolzano el sistema escolar es básicamente monolíngüe, con se
paración de alumnos atendiendo a su lengua, alemana o italiana, pero en los
valles ladinos el sistema es trilingüe (ladino, alemán e italiano).
Las variedades ladinas se usan principalmente en ambientes familiares, con
predominio de italiano y alemán en la administración y la escuela. Desde 1989
el ladino fue reconocido como tercera lengua administrativa en la provincia
de Bolzano y desde 1994 como segunda lengua administrativa en la de Trento
(Metzeltin, 2004:231); pero carece de reconocimiento en la provincia de Belluno.
No existe una koiné aceptada por todos, si bien en 1988 Heinrich Schmíd
propuso unas reglas para crear una lengua escrita común, el ladin dolomitan,
que está en fase de experimentación. Como señala Chiocchetti (2004: 56), se
trata de un factor de unificación, integración y (auto)identificación, un modelo
operativo de referencia en el proceso de modernización del ladino en su con
junto.
Según Iannáccaro (Dell’Aquilla et al., 2004: 290), en Badia se da una
situación de diglosia entre el italiano (lengua A) y el ladino (lengua B), pero
este va ganando usos prestigiosos: «El italiano es aún mayormente lengua es
crita, hablada en situaciones muy formales (juntamente con el alemán) y para
comunicarse con los italianohablantes (especialmente con turistas), mientras
que el ladino es prácticamente el único código lingüístico usado dentro del
ámbito familiar y del valle. El Hochdeutsch [alto alemán o alemán estándar]
goza de un gran prestigio —quizás más que el italiano— pero es escasamente
utilizado, especialmente como lengua hablada».
En Gardena se registra una situación diglósica entre el Hochdeutsch (A)
y el ladino (B). El italiano goza de prestigio por ser una de las lenguas oficiales
—aunque inferior al del Hochdeutsch— pero raramente se utiliza si no es para
comunicarse con los turistas de lengua italiana. La diglosia entre Hochdeutsch
y ladino está evolucionando, tras un periodo en el cual tendía a transformarse
en dilalía. Ahora el ladino accede a funciones propias de una lengua A, por
ser lengua de administración y cada vez más usada en situaciones formales
(Dell’Aquila et al., 2004: 291).
Belluno) constituía un grupo étnico y lingüístico en el Tirol austríaco, diferente del italiano y
del alemán; pero tras la anexión de parte del Tirol a Italia, la minoría fue desmembrada en esas
tres provincias (Fernandez Rei, 2001: 21).
502 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
ción entre friulano, limitado a usos informales, e italiano, para usos formales
y literarios, y también técnicos, burocráticos o científicos. En esta compleja
situación debe tenerse en cuenta el véneto, a veces con un prestigio que parece
inferior al del friulano, mientras que otras veces se coloca en posición inter
media entre friulano e italiano. Aunque excluido del nivel formal, el véneto
puede abrir a los hablantes el acceso, por lo menos pasivo, a la vasta área cul
tural véneta (Francescato, 1989: 608). El friulano cuenta con protección legal
desde marzo de 1996 con la ley regional Norme per la tutela e la promozione
delta Ungía e della cultura friulana e ístltuzione del servizio per le tingue
regionati e minoritarie.
Por otra parte, hay que tener en cuenta las minorías eslavas de munici
pios de las provincias de Trieste y Gorizia y de los valles de Torre, Natisone y
Resia, además de la minoría alemana de Sauris/Zahre78y Timau/Tischelwang
y de algún lugar de Valcanale, en la provincia de Udine. La situación en estos
casos es de plurilingüismo con uso del habla familiar (eslava o alemana), ftiu-
lano o italiano, según el interlocutor. El friulano, en general, lo conocen casi
todos los alóglotas de la región, a excepción de los habitantes de las ciudades
de Trieste y Gorizia (Frau, 1989: 8).
Suiza tiene cuatro idiomas oficiales (mapa 18.3), con desigual peso de
mográfico. Según el censo de 2000 (Gross, 2004: 24), el alemán contaba con
4.640.359 hablantes (63,7% de los suizos); el francés, con 1.485.056 (20,4%);
el italiano, con 470.961 (6,5%); y el romanche, con 35.095 (0,5%); junto con
656.539 hablantes de otras lenguas (9%). Los datos se refieren a «lengua de
mejor dominio».
El sistema escolar de todos los cantones promueve el aprendizaje de las
otras lenguas estatales, pero el resultado es una práctica individual no más pluri
lingüe que en países monolingües. Esto se debe a que el plurilingüismo suizo
es, sobre todo, un plurilingüismo institucional que existe en la administración
federal, ejército, ferrocarriles, correos y administración de los tres cantones
bilingües (Berna, Friburgo y Valais), por los que pasa la frontera lingüistica
entre alemán y francés, y del cantón trilingüe de los Grisones, donde conviven
hablantes de alemán, italiano y romanche. Los veintidós cantones restantes
(diecisiete donde se habla el suizo alemán o Schwyzertütsch, cuatro de habla
francesa y uno de habla italiana) se organizan de modo monolingüe, a partir
del principio de territorialidad que estipula en contextos oficiales el uso único
de la lengua mayoritaria del territorio (Cichon/Kremnitz, 1996: 132-133).
El descubrimiento de una elevada tasa de plurilingües y de una presen
cia considerable por ejemplo del francés en ciudades como Basilea, Berna y
Zúrich, hace dudar de la imagen tradicional de un territorio lingüístico homo
géneo, con fronteras bien definidas. Cada vez se insiste más en los efectos
negativos del principio de territorialidad, pues se considera un obstáculo para
lo que podría ser una de las raras «fuentes naturales» de Suiza, es decir, el
desarrollo del b¡- y plurilingüismo. En el caso del cantón italiano se deplora,
sobre todo, la regresión de ta lengua italiana en la vida diaria del resto del
país y especialmente en las escuelas de más allá del Gotardo (Bischofsberger,
1997: 1876).
El suizo alemán (variedad B en la teoría diglósica de Ferguson) sobrepasa
el papel de lengua vehicular, lo que hace que la variedad A (alemán estándar)
le ceda dominios de la comunicación, y no a la inversa. Suizo-alemanes y suizo-
franceses aprenden la lengua del otro en la escuela, pero solo los de habla
alemana pueden aplicarla, pues usan el francés (y no su mal alemán estándar
hablado) con los suizo-franceses, mientras estos ven que no les resulta de uti
lidad social el alemán estándar aprendido en la escuela. En la Suiza romande
se aceptan casi sin reservas las normas lingüísticas y culturales de Francia,
de lo que es una prueba la extinción muy avanzada de los dialectos franco-
provenzales suizos. En el cantón italiano no se cuestiona la territorialidad,
PLURILINGÜISMO Y CONTACTO DE LENGUAS EN LA ROMANIA EUROPEA 507
pues el italiano es lengua materna del 82% de los tesineses (Cichon/Kremnitz,
1996: 136-139).
9. Según el censo de 1992, organizado sobre la base del derecho de cada persona a
declarar libremente su origen étnico y su lengua materna, en Rumania (237.000 km5) viven
22.760.449 personas que pertenecen a 26 grupos étnicos distintos. Los grupos más importantes
numéricamente son rumano (20.324.892, el 89,3%), magiar o húngaro (1.619.368, el 7,1%),
romaní o gitano (409.723, el 1,8%), alemán (111.301, el 0,5%) y ucraniano (66.483, el 0,3%).
Los restantes grupos (en total 228.682 habitantes) están por debajo del 1 por 1000 habitantes
del total de la población (Ionescu, 1999:461).
510 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
10. En 1995 se estimaba que en Moldavia (33.800 km2) vivían 4.400.000 personas.
Los grupos étnicos más importantes eran: moldavo o rumano (2.838.000, el 64,5%), ucraniano
(607.200, el 13,8%), ruso (572.000, el 13%), gagauts ‘turco cristiano’ (154.000, el 3,5%) y
búlgaro (88.000, el 2%) (lonescu, 1999:462).
PLURILINGÜISMO Y CONTACTO DE LENGUAS EN LA ROMANIA EUROPEA 511
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ISTAT (2002): Setiore Famiglia e societá - Cultura. Letture e Unguaggio. Indagóte
514 MANUAL DE LINGÜÍSTICA ROMÁNICA
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