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© Rafael Pardo, 2020

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4
Introducción

Desde hace algunos años, numerosos psicólogos alertan sobre los peligros
del Pensamiento Positivo, entendido aquí como un movimiento ideológico que
pretende ser una ciencia de la felicidad. El debate en revistas especializadas
de psicología ha sido intenso y tiene relevancia internacional. Para el gran
público, la acción del Pensamiento Positivo se traduce en tazas de café con
eslóganes simpáticos, apps que miden tu felicidad a través del teléfono móvil,
libros de autoayuda que prometen felicidad por el simple hecho de generar
pensamientos optimistas, emoticonos felices omnipresentes en las redes
sociales, abundancia de coachs y motivadores profesionales, etc.
Como podremos comprobar en el primer capítulo de este libro, este
movimiento que vende felicidad y genera optimismo no tiene nada de
inocente. Solo sería una suerte de magia simpática1 si no fuera porque, con
frecuencia, tiene riesgos serios sobre nuestra salud física y psicológica. Así lo
denunció en 2009 la bióloga, periodista y escritora estadounidense Barbara
Ehrenreich en su libro Sonríe o muere, del que hablaremos en las siguientes
líneas2. Cuando le diagnosticaron cáncer de mama, quedó aterrada por la
noticia, y cuando se dispuso a bucear en grupos de apoyo en las redes
sociales, comprobó que no había espacio en ellos para expresar sentimientos
de tristeza, ira o depresión. Para su sorpresa, nadie hablaba de la enfermedad
como un “mal” sino como un “don”3. Pero ella no sentía el cáncer de mama
como un don, y a pesar del mensaje positivo que querían imponerle, “no me
hizo más bella, ni más fuerte, ni más femenina, ni siquiera una persona más
espiritual”4. Confiesa también en su libro el daño que le hicieron estos
mensajes “sentimentaloides” de que el cáncer, en realidad, era una
oportunidad para que replanteara su vida, para que entendiera “lo tonta que
había sido antes”, porque ella sentía la enfermedad como lo que realmente
era: una desgracia.
Investigó los supuestos estudios que confirmaban que los pensamientos

5
positivos le ayudarían a la supervivencia y se encontró con que dichos
estudios eran dudosamente científicos y que no eran admitidos
universalmente por médicos, psiquiatras ni psicólogos. Ciertamente, existen
estudios serios y demoledores contra la pretendida relación entre
pensamiento positivo y supervivencia del cáncer, por ejemplo los de James
Coyne5 o Rasmussen, que establecen una relación insignificante de 0.14 para
optimismo y salud, y de 0.18 entre pesimismo y salud6. Coyne llama la
atención sobre el hecho de que no había diferencia entre supervivencia al
cáncer y ser mujer optimista o pesimista, pero sí entre supervivencia al cáncer
y ser mujer blanca o negra7, lo cual quiere decir que el estatus económico sí
cuenta entre las variables para la supervivencia.
Además, a Barbara Ehrenreich la animaron a visualizar su lucha contra el
cáncer imaginando que las células fuertes y buenas de su sistema
inmunológico estaban ya luchando contra las células cancerígenas, malas y
desorientadas. Sintió entonces que, si la enfermedad avanzaba, era que ella
no estaba tomándose la lucha de manera suficientemente positiva, por lo que
al final se producía una “culpabilización de la víctima”8 ante el progreso
inexorable del cáncer. La culpa ya no estaba en el cáncer, sino en su falta de
optimismo.
Barbara Ehrenreich investigó entonces el origen del pensamiento mágico
que hay detrás de los libros de autoayuda que prometen perder peso,
encontrar pareja o tener éxito en la vida solo con la generación de
pensamientos positivos. Descubrió las raíces en grupos y sectas religiosas del
s. XIX, en el negocio de la motivación en el mundo empresarial a comienzos
del s. XX, y, finalmente, en la Psicología Positiva promovida por Seligman
desde 1997. Volveremos a todo ello en páginas posteriores para explicarlo
con claridad. Baste por ahora añadir que, cuando ella leyó el libro de
Seligman titulado La auténtica felicidad9, uno de los documentos
fundacionales del movimiento, se quedó aterrada al comprobar que parecía
“un compendio de anécdotas (…), referencias a filósofos y textos religiosos, y
test que permiten al lector ir controlando si progresa hacia una perspectiva
mental más sana y feliz. Tuve que leerlo dos veces para empezar a percibir
un hilo narrativo”10. Es más, quiso entrevistarse con Seligman para
preguntarle acerca de su presunta ecuación de la felicidad, encontrando que
no supo explicarla con un mínimo de credibilidad.

6
Su caso recuerda mucho a una novela del genial León Tolstoi, La muerte de
Iván Ilitch, en la que el autor ruso ya imaginó una situación parecida. Su
personaje, Iván Ilitch, es un tranquilo juez de audiencia, casado, de vida
burguesa y cómoda. Después de darse un fuerte golpe en el costado mientras
decoraba el salón de su casa, comienza a sufrir dolores cada vez más intensos
en el riñón. Los médicos y familiares no le dan más importancia y le obligan a
que venza la enfermedad con ánimo positivo. Así trata de hacerlo él a través
de pensamientos positivos y mágicos:
Iván Ilitch volvió a su habitación, se tendió y se puso a reflexionar: “el
riñón, el riñón flotante”. Recordó todo lo que le habían explicado los
médicos: cómo se había soltado y cómo flotaba. Y, por un esfuerzo de
imaginación, trataba de asirlo, de ponerlo en su sitio, de fijarlo: le parecía
que faltaba muy poco para eso (…) En su fantasía operaba la cura tan
deseada de su apéndice por absorción y asimilación; el funcionamiento de
sus órganos se restablecía: “sí, así esta bien (…). Sí, no siento nada;
verdaderamente esto va mucho mejor, eso reabsorbe, todo se arregla”.
(cap. V).
Pero, a pesar de sus pensamientos positivos y mágicos para tratar de
reequilibrar su cuerpo, nada surge efecto. Lo que más le hace sufrir no es la
enfermedad en sí, sino el ambiente de mentira que médicos y familiares le
imponen: no le toleran pesimismos ni desconfianzas. Así, cuando Iván Ilitch
trata de averiguar si su enfermedad es mortal, el médico le lanza una mirada
severa:
El principal tormento de Iván Ilitch era la mentira, esa mentira admitida
por todos, no se sabe por qué, de que solo estaba enfermo y no
moribundo, de que no tenía más que quedarse tranquilo y cuidarse para
que todo se arreglara (…). Y esa mentira le atormentaba. Sufría por el
hecho de que no quisieran reconocer lo que todos veían muy bien, al
igual que él mismo, por el hecho de que mintieran obligándolo a él mismo
a tomar parte en aquel engaño (cap. VII).
Y es justamente al final de la novela cuando se da cuenta de que el
problema no es el riñón flotante o su apéndice, sino que el problema real es
que está cerca de la muerte y ha de reflexionar sobre ello. El optimismo
forzado al que le obligan no le ayuda. Solamente le reconfortan dos
personajes que no le mienten: uno es un campesino que le cuida por las
noches con cariño y paciencia, precisamente porque lo ve moribundo y así lo

7
manifiesta. El otro personaje es un colegial, el hijo pequeño de Iván Ilitch,
que cuando ve a su padre enfermo se limita a llorar y sentir lástima por él. El
enfermo responde también con llanto y compasión, y de esta forma va
liberándose interiormente.
En este libro se expondrá la intrahistoria que hay detrás del Pensamiento
Positivo, que tiene algunos rasgos saludables además de los inquietantes.
También se expondrá el debate que mantienen los psicólogos a favor y en
contra de la veracidad de las tesis de la Psicología Positiva. Este debate ha
sido amplio y sostenido en el tiempo desde hace dos décadas en revistas
especializadas de psicología. Uno de los más críticos con la Psicología Positiva,
Edgar Cabanas, ha publicado recientemente un buen ensayo dirigido al gran
público11. Se reflexionará acerca de qué es la felicidad, si es que hay alguien
que pueda definirla, y nos adentraremos brevemente en los sustratos
genéticos o neurofísicos de los pensamientos (positivos y negativos), para
que el lector entienda que uno no siempre es libre de generar optimismo
mental.
Creo que es un debate necesario. No se pretenden negar evidencias o
cerrar diálogos, ni hacer una apología del pesimismo, sino averiguar si lo
realmente adaptativo y sano es el optimismo realista.

1. “Estos mantras recuerdan una especie de magia simpática”. En: Marino


PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología Positiva: magia simpática”, Papeles del
Psicólogo vol. 33/3 (2012) 183.
2. Barbara EHRENREICH, Sonríe o muere. La trampa del Pensamiento Positivo,
Edit. Turner, Barcelona 2012 [2ª ed].
3. Ibíd., p. 36.
4. Ibíd., p. 53.
5. James COYNE, Howard TENNEN, “Positive psychology in cancer care: bad
science, exaggerated claims and unproven medicine”, Annals of
Beahovioral Medicine 39 (2010) 16-26.
6. Cfr. H.N. RASMUSSEN, M.F. SCHEIER y J.B. GREENHOUSE, “Optimism and

8
Physical Health: a meta-analytic review”, Annals of Beahovioral Medicine
37 (2010) 239-256.
7. Cfr. James COYNE, Howard TENNEN y Adelita RANCHOR, “Positive psychology
in cancer care: a story line resistant to evidence”, Annals of Beahovioral
Medicine 39 (2010) 38.
8. Ibíd., p. 52.
9. M. SELIGMAN, La auténtica felicidad, Ediciones B, Barcelona 2011.
10. Ibíd., p. 184.
11. Edgar CABANAS, Eva ILLOUZ, Happycracia, Edit. Paidós, Barcelona 2019.

9
El lado oscuro del pensamiento positivo

Qué es la Psicología Positiva

La PsP trata de ser la rama científica de la Psicología que estudia lo que es


una vida digna, cómo el hombre posee fortalezas en su interior que deben
florecer, y cómo gracias al pensamiento positivo y la autoconfianza puede llegar
a un nivel óptimo y encarar situaciones adversas.
En sus orígenes más cercanos, el movimiento de la felicidad arranca con la
Psicología Positiva1, impulsada por Seligman en al acceder en 19962 a la
presidencia de la APA, Asociación norteamericana de Psicología, que es la más
influyente a nivel mundial. Seligman había obtenido fama mundial en los años
70 con su paradigma de la indefensión aprendida, descubrimiento importante
que no explicaremos aquí. Baste decir que, por aquellos años, Seligman se
dedicaba a la psicología experimental de laboratorio con animales.
Según él, con los años se dio cuenta de que la Psicología había estado
demasiado centrada en el sufrimiento humano y tenía carácter negativo:
patologías clínicas, depresiones, personalidades histriónicas, enfermedades
mentales, etc. Para dar un giro a la misma, consideró necesario centrarse en
valores más positivos: estudiar el bienestar psicológico, la felicidad, la alegría, el
optimismo, etc., como una forma de prevención: “El objetivo de la psicología
positiva es catalizar un cambio en psicología desde la preocupación solo por
reparar las peores cosas de la vida, a también construir las mejores cualidades
de la vida”3.
Según Seligman, dos hechos concretos le movieron a ello. El primero, cuando
su hija pequeña (Nikki) le llamó “gruñón” en el jardín de su casa4,
comprendiendo que debían transmitirse valores positivos en la educación de los
niños y no esperar a tratarlos clínicamente cuando se desviaran hacia la
patología. El segundo hecho que le motivó al cambio de perspectiva, fue cuando
coincidió en sus vacaciones de invierno de 1997 con otro famoso psicólogo:
Csikszentmilhalyi. Ambos charlaron entonces sobre el tema de que la Psicología
se había vuelto demasiado aburrida y distante, sometida a lo experimental y

10
relacionada con el diagnóstico de depresiones. En definitiva, les parecía “que la
psicología tradicional socava la resiliencia de las personas y las victimiza”5. Dicho
de otra manera por el propio Seligman, la psicología “no es solo el estudio de la
enfermedad y el daño, sino también es el estudio de la fortaleza y la virtud: el
tratamiento no debe ser reparar lo que está mal, sino construir cuanto es
bueno”6.
De esta manera nació la Psicología Positiva (en adelante, la citaremos como
PsP), que pretendía ser un nuevo enfoque revolucionario. Desde luego, podría
considerarse “probablemente el mayor movimiento dentro de la psicología en lo
que va del siglo XXI”7.
Sin embargo, se trataba de algo ya conocido: el propio nombre de Psicología
Positiva fue introducido por el psicólogo humanista Maslow en su libro
Motivación y Personalidad (1954)8. En opinión de algunos críticos, de hecho, la
PsP se trata de una actualización de la Psicología Humanista centrada en valores
vitales, éticos y espirituales por contraposición a la psicología experimental: “Los
contenidos de la Psicología Positiva tienen gran coincidencia con los de la
psicología humanista”9. Otros autores vinculan el mundo mágico de los
pensamientos positivos con el psicoanálisis de Freud10. Además, tiene gran
coincidencia con la Psicología de la Salud y su afán de promover estilos de vida
saludables que incidan en prevención de enfermedades psicológicas y físicas, y
la Psicología de la Salud remonta a los años 70 dicho esfuerzo por cuidar los
aspectos positivos de la vida emocional.
Para que el lector tenga clara las tesis de la PsP, podríamos resumirlas así:

• La mente es capaz de someter el mundo material y físico. Su lema tesis es


que te conviertes en lo que más piensas.

• Se trata de una teoría cognitiva-motivacional-relacional. Se habla del ser


humano óptimo que busca el desarrollo psicológico sano y lucha por el
florecimiento personal. De hecho, el bienestar es definido “como el reflejo
de un funcionamiento psicológico óptimo”11.

• Según Seligman, el “constructo del bienestar, no la entidad de la


satisfacción con la vida, es el tema central de la psicología positiva”12. Los
elementos que construyen el bienestar según el autor son:
–la emoción positiva, relacionada con la vida placentera.

11
–la entrega de uno mismo, relacionada con el flujo o estar entregado al
momento presente.
–el sentido, que es el significado vital de cada persona.
–los logros personales, que son buscados como metas intrínsecas.
–las relaciones con los demás.
–la construcción de fortalezas (strenghts), como pueden ser el coraje, la
capacidad de disfrute, la búsqueda de un sentido, honestidad,
perseverancia, optimismo, etc.13

• Se desarrollan una serie de conceptos psicológicos como: factores


protectores, elasticidad, crecimiento personal, florecimiento personal,
autoeficacia proactiva, optimismo disposicional, energía, vitalidad, humor
desdramatizador, competencias aprendidas, etc. En definitiva, “tanto
discurso psicológico redundante confunde más que clarifica. Cuando los
conceptos no aportan nada nuevo, nos introducimos en unos juegos del
lenguaje que, en muchísimas ocasiones, resultan irrelevantes para la
psicología”14.

• Se centra en las emociones positivas, y “la Psicología Positiva asume que las
emociones tienen un papel causal sobre la salud y el bienestar”15. Es
necesario remarcar que solo se tratan las emociones positivas como
adaptativas, mientras que las negativas (ira o tristeza, por ejemplo) carecen
de valor psicológico de adaptación para la PsP. Esta tesis es rotundamente
falsa, así que algunos defensores del pensamiento positivo matizan la
tajante división entre emociones positivas y negativas, admitiendo que
también “las emociones negativas son tremendamente útiles para la
supervivencia”16.

• Apoyan valores espirituales e incluso bíblicos como el perdón, la gratitud, la


esperanza, etc.

• Existen instituciones sociales, políticas y económicas que favorecen de


manera especial un mundo feliz. Seligman cita la democracia, la familia, las
iglesias o el sistema capitalista de libre competencia empresarial17. Para
Seligman, la felicidad vendría de la mano de los siguientes factores: vivir en
una democracia sana; casarse; evitar acontecimientos negativos; forjarse
un entramado social; acercarse a la religión; ganar más dinero; gozar de

12
buena salud; elevar el nivel de estudios; trasladarse a un clima más
soleado. La PsP parece definir a individuos óptimos y normales como
individuos WEIRD: western, educated, industrialized, rich and democratic
(occidentales, educados, industrializados, ricos y democrácticos)18. En
definitiva, el ideal americano de felicidad.

13
La debilidad de su método científico

Según M. Prieto Ursúa, “en ocasiones, es difícil distinguir la Psicología Positiva


de un movimiento espiritual”19. Incluso los defensores de la PsP no tienen
problemas en admitir que “uno de los aspectos más destacables de esta
propuesta es la filosofía de aplicación que subyace detrás”20. Lo que definen
como fortalezas que el ser humano tiene dentro, tienen mucho parecido o igual
nombre a “las virtudes cardinales y teologales (…). De hecho, han sido
incorporadas por los psicólogos de la positividad al Inventory of Strengths
Values in Action (VIA)”21, que es el cuestionario metodológico que usan.
De hecho, Seligman fue sostenido en sus comienzos por la fundación
filantrópica The John Templeton Foundation, un grupo de carácter espiritual-
filosófico. John Templeton (1912-2008) fue un gurú de la autoayuda y del
mundo espiritual-filosófico, a la vez que un agudo empresario y amante de un
paraíso fiscal como son las islas Bahamas. Seligman confesó que todo fue
posible gracias “a la generosa” contribución de la Templeton Foundation durante
los años 2004-200722.
También admitió sin tapujos que su financiación inicial vino por parte de un
millonario, Charles Feeney, abogado de la fundación Atlantic Philantropies.
Según Seligman, “al cabo de un mes recibí un cheque de 1,5 millones de
dólares”23. En otro lugar, Seligman confiesa que todo empezó “informalmente en
el año 2000” cuando el grupo Athlantic Philantropies le invitó a crear un grupo
de expertos dedicados a promover el pensamiento positivo. Aunque los
psicólogos que apoyan la PsP nieguen que se trate de un movimiento filosófico-
espiritual, lo cierto es que es difícil negar su conexión con el mismo. El propio
Seligman confesó que se reunían “y vivían juntos” en Filadelfia durante “cuatro o
seis semanas al año”, reuniéndose diariamente en torno a cinco proyectos, uno
de los cuales era “el estudio de la espiritualidad en las vidas exitosas”24. Si
quiere tener más noticias acerca de financiaciones sospechosas de la PsP, le
recomiendo la lectura del ensayo de Cabanas e Illouz antes citado: Happycracia
(edit. Paidós, 2019).
Los críticos a este movimiento apuntan las siguientes debilidades científicas:

• Cuando la PsP habla de felicidad, bienestar, optimismo, resiliencia, etc., se

14
basa no en medidas directas de observación (presión sistiólica, imagen
neurosensorial, ritmo cardíaco, actividad electrodermal, etc.), sino que
concede “demasiada importancia” a las “medidas de autoinforme”25. Es
decir, para medir el nivel de felicidad de una persona, se le pide que
cumplimente un cuestionario en el que debe marcar si se siente “muy
satisfecho, bastante satisfecho, poco satisfecho”. O por ejemplo, se le
hacen preguntas del tipo: “¿se ha sentido usted feliz en las últimas cuatro
semanas?”. Las medidas de autoinforme están expuestas a la visión
subjetiva del que contesta, así como a la forma subjetiva que da el
entrevistador a la pregunta. En ocasiones, se trata de autoinformes
enviados por internet, cuya calidad científica roza el ridículo26. El
funcionamiento psicológico óptimo se define por categorías tan
dudosamente científicas como “sensación de llevar un rumbo”27. En los
estudios de Bárbara Fredrickson sobre las emociones positivas (autora
reconocida en este ámbito), la investigación fue desarrollada durante siete
semanas en las que los participantes meditaron e intensificaron
sentimientos internos de amor28. En otro de los experimentos de esta
investigadora, se regaló a los médicos una bolsita de golosinas y este regalo
pequeño bastó para que diagnosticaran de un modo mejor casos de
hepatitis… Además, estos cuestionarios están llenos de palabras que la
cultura norteamericana entiende, pero que son difícilmente validables en
otras culturas como la china o la hindú, porque los cuestionarios de la PsP
son “cortos y generales, no permiten recoger matices”29.

• Se correlacionan las variables pretendiendo tener causalidad, pero el


método correlacional nunca es causal. Simplemente indica que hay relación
entre dos variables, pero no que una explique a otra. Por ejemplo, podemos
admitir que se encuentran unidas las variables optimismo y buena salud.
Pero no podemos afirmar que el optimismo sea causa de la buena salud:
puede ocurrir que el gozar de buena salud cause optimismo en una
persona. Podemos admitir que las variables optimismo y éxito estén
asociadas si estudiamos el perfil de futbolistas o actores de cine, pero lo
que no se puede afirmar es que: “el optimismo garantiza el éxito”, ya que
también cabe la posibilidad de que “el éxito nos convierte en optimistas”. En
definitiva, “la falacia de la Psicología Positiva llega a ver la emoción positiva
como causa directa de una conducta en lugar de como consecuencia”30. En

15
opinión de Marino Pérez Álvarez, de la universidad de Oviedo, en la PsP hay
un “abuso de las correlaciones como si fueran causales”31. Los estudios de
James Coyne sobre la pretendida relación entre supervivencia del cáncer y
pensamiento positivo, apuntan a que esas correlaciones tienen defectos
estadísticos32. –Incluso los defensores de la PsP admiten que en casos de
enfermedad grave, el pesimismo puede resultar más adaptativo para el
individuo que un optimismo irreal, ya que “las personas con mayor afecto
positivo que padecen enfermedades graves, a veces pueden subestimar el
número de síntomas y tender a ser excesivamente optimistas contra el
pronóstico de su evolución, siguiendo con más laxitud las prescripciones
médicas”33.

• La aparente novedad de sus investigaciones tiene algo de ridículo, ya que


es obvio que “lo positivo correlaciona con lo positivo, la felicidad con la
positividad, el bienestar subjetivo con la esperanza, el optimismo con la
felicidad, y la compasión con la espiritualidad. Pero, ¿existe algo realmente
novedoso en estas conclusiones?”34.

• Se dividen de manera tajante las emociones positivas de las negativas. La


pregunta es por qué calificamos así a las emociones, cuando todas ellas,
incluida la tristeza, cumplen un papel importante en la salud del sujeto y en
su adaptación a su entorno. Algunas afirmaciones de la PsP son claramente
discutibles, como por ejemplo la de Gonzalo Hervás: “Desde hace tiempo se
sabe que las emociones negativas son relativamente independientes de las
positivas”35, porque estudios recientes aseguran que describir los rasgos de
personalidad como positivos o negativos es “demasiado simplista, y no se
apoya en la evidencia empírica”36. El problema de calificar a las emociones
como positivas es que “al sacarlas de su contexto y denominarlas a priori
positivas, considerando que son por sí mismas buenas, supone olvidarnos
del análisis funcional de la conducta (…), lo que, en mi opinión, es un gran
paso atrás en la comprensión del comportamiento humano”37. Por ejemplo,
la emoción de alegría, que en sí misma puede considerarse como positiva,
será adecuada en ciertos contextos, pero no en un tanatorio o después de
encajar un despido laboral, porque si fuera así, ya no hablaríamos de sana
alegría sino de estado maníaco. Eso significa el análisis funcional de la
conducta: esta emoción, más allá de lo que significa en sí misma, ¿es

16
adecuada o no en este contexto? ¿Tiene coherencia con la personalidad o
con el momento? ¿Es adaptativa para esta situación? En definitiva, “nadie
discute que es mejor sentirse bien que sentirse mal, contento que
amargado, tranquilo que ansioso. Sin embargo, nadie debería decir que
estos últimos sentimientos, aun molestos y desagradables, sean de por sí
mismos malos y deban ser eliminados”38. Puede que sentirse triste sea una
ofensa a la sociedad actual de consumo, pero eso no quiere decir que la
tristeza no tenga un valor psicológico de adaptación al entorno: el individuo
se repliega para poder reflexionar acerca de lo que ha perdido, lo cual es
necesario.

• La PsP se basa en un constructo hipotético como es el de la felicidad, que


es difícilmente medible. No hay una definición objetiva de la misma, y de
hecho, está muy vinculada a lo que la cultura norteamericana entiende por
felicidad. En el ámbito norteamericano, la felicidad está vinculada al éxito
personal (fundamentalmente económico) y al logro. En las culturas asiáticas
como la japonesa o la china, sin embargo, la felicidad está vinculada al
grupo familiar y social, como la adaptación a las normas grupales. Aquí
viene una de las grandes críticas a la PsP: según Seligman, el hombre feliz
es el que persigue logros, vive en una democracia, está casado, acude a la
iglesia y participa de un sistema económico de libre competencia. Por eso,
“la gran crítica es que la Psicología Positiva es un ropaje que pretende dar
validez científica universal a la visión americana del mundo”39.

• Por todo ello no es extraño que incurran en contradicciones constantes.


Seligman admite en algunos escritos que la PsP no es algo novedoso,
mientras que en otros asegura que se trata de una novedad. Seligman
asegura que para conseguir la felicidad hay que casarse, mientras que uno
de los estudios que más cita es uno que se hizo entre monjas
estadounidenses, las cuales vivían felices por su ánimo positivo (aunque no
se hubieran casado).
En definitiva, la PsP tiene “multitud de problemas” metodológicos, que Edgar
Cabanas resume perfectamente: “simplificación conceptual, definiciones
tautológicas, discrepancias internas entre los propios psicólogos positivos o
propuestas enormemente eclécticas, insuficiencias metodológicas tales como
erróneas atribuciones de causalidad, falta de más estudios longitudinales,

17
excesiva confianza en el método correlacional y en los autoinformes, o
dificultades que pasan por alto a la hora de medir las emociones”40.

18
El lado oscuro del Pensamiento Positivo

Los psicólogos críticos con la PsP destacan que la presión hacia una actitud
siempre positiva contribuye a la infelicidad, ya que algunas personas se sienten
culpables o defectuosas cuando no consiguen sentirse bien. La contrapartida de
los libros que prometen felicidad viene a ser la idea de que, si usted no es feliz,
es porque no quiere, lo cual es una tesis perversa: “preconiza un optimismo
cruel, obsesivo e irracional, que termina convergiendo en un ansia desbocada”41.
Así lo apunta también James Coyne, psiquiatra de la universidad de
Pennsylvania y un crítico de la PsP, ya que encuentra “la ridiculización de los
pesimistas como perdedores en los libros de autoayuda de psicología positiva”42.
No es el único investigador que alerta de “una especie de retórica de la
amenaza, donde se advierte que toda negatividad incurre en la espiral de un
fatal pesimismo que impide toda recuperación y mejora”43.
Roberto García Álvarez y Víctor Martínez resumen la crueldad de esta visión
aludiendo a un conocido best-seller norteamericano escrito por Rhonda Byrne:
“Una lectura atenta de El Secreto encuentra continuos reproches a las víctimas
como causantes de su propio mal”44. Se trata de una censura velada a la
infelicidad, que ya no es un asunto de patología clínica, sino también un estigma
social de los perdedores o pesimistas. “La creciente presión para ser felices y
risueños, para sonreír y mirar siempre el lado positivo de la vida, puede hacer
más daño que bien”45. Se puede llegar fácilmente a un optimismo no realista
que, desde luego, es psicológicamente problemático por inadaptativo. Como
señala Held, el rehusar afrontar la parte aversiva de la vida puede suponer un
negarse a la apertura a lo real, e incluso una responsabilidad46. Luis Fernández
Ríos, del Departamento de Psicología de la Universidad de Santiago de
Compostela, se pregunta de manera interesante si no existe una patología de la
emoción positiva en la PsP.47
La vivencia de las emociones positivas como una tiranía no deja de esconder
una trivialización de la misma. No hay que olvidar que existe todo un negocio
comercial en torno a los libros de autoayuda que genera grandes beneficios, y
cuyos orígenes son muy antiguos. En 1936 se publicó ya uno de los primeros
best-seller: Cómo ganar amigos e influir en la gente, de Carnegie. Su tesis
central es que para ganarse amigos hay que tratar bien a los demás. Lo que es

19
algo positivo en sí mismo (tratar bien a los que nos rodean) es convertido en
algo útil, en un medio con fines menos honrosos: tener influencia y poder.
No está fuera de lugar recordar que perseguir indiscriminadamente la felicidad
puede producir resultados negativos. Estos efectos negativos, según Marino
Pérez Álvarez48 y Fernández Ríos49, se dan lugar:
1.Cuando la búsqueda de felicidad es desmesurada (puede rozar lo maníaco).
La afectividad positiva también se relaciona con psicopatología de bipolaridad
o de uso de drogas.
2. Si está fuera de lugar en el contexto (no se pueden llevar los eslóganes del
mundo feliz a un tanatorio). Se puede buscar la felicidad en el momento
equivocado.
3. Si se persigue como una meta vital que nos distraiga de otras no menos
relevantes, como el trabajo laboral conseguido con esfuerzo y disciplina.
4. Cuando uno rebosa autoestima, orgullo y no tiene modestia, suele carecer
de amigos y provocar rechazo.
Además, las emociones positivas en la PsP son tratadas como sentimiento
subjetivo, sin referencia a otros conceptos como esfuerzo, virtudes o cualidades
humanas como el tesón o la responsabilidad. Cuando citan estas palabras, las
despojan de su sentido literal o clásico, y les dan un barniz etéreo para hacerlas
más agradables. De esta manera, el mundo feliz “puede representar un intento
de evitar enfrentarse con la adversidad de la vida”50. Dentro de la magia de los
pensamientos positivos, se afirma que es suficiente desear algo con mucha
fuerza, pero no se incide en que la persona debe pasar a la acción trabajando
duro, estudiando o llevando una estricta dieta que implica sacrificios personales
y disciplina.
De hecho, esconden cierta concepción narcisista o egoísta de la vida, ya que
“los campos que tanto la Psicología Positiva como el Pensamiento Positivo
prometen mejorar no son nunca los campos de la injusticia, la desigualdad o la
paz mundial, sino los mucho más prosaicos de la salud, el éxito profesional o los
bienes materiales”51. Este punto es importante, ya que como explica bien Marino
Pérez Álvarez, de la universidad de Oviedo, “cabe preguntarse si esto no tiene
que ver con la epidemia de narcisismo actual, con la generación me, cómo los
jóvenes son más seguros de sí mismos y asertivos, y están más preparados, y
sin embargo, son más desdichados que nunca”52. También Fernández Ríos, de la

20
Universidad de Santiago de Compostela, opina que “la psicología positiva parece
centrarse en los valores del individualismo liberal, con una buena dosis de
narcisismo, predominante en la cultura occidental”53. Por lo tanto, la PsP viene a
ser la esencia de la cultura norteamericana, ya que reproduce “los componentes
culturales y populares más nucleares del individualismo dominante”, un tipo de
individualismo que Edgar Cabanas califica de “individualismo positivo”54.
Otro punto oscuro de la PsP es “la patologización de cualquier problema
vital”55, ya que, exceptuando los casos patológicos, no hay ninguna necesidad
objetiva de ser feliz siempre y a toda costa, como si los fracasos, tristezas,
duelos o avatares de la vida nos tengan que impulsar siempre a acudir a un
psicólogo. Como apunta M. Prieto Ursúa, “derivado de esta tendencia a la
patologización se encuentra un mensaje que cuestiono: necesitas un psicólogo
prácticamente para cualquier momento difícil o delicado de la vida, para
cualquier momento que sufras. No lo creo, y pienso que hace un flaco favor a la
Psicología, vaciándola de contenido”56. No se aceptan ya las emociones
cotidianas de ira, enfado, tristeza en momentos puntuales y asociadas a hechos
objetivos, como las muertes de seres queridos, fracasos en los negocios
personales, etc. “La PsP puede considerar un episodio de tristeza pasajera como
un gran problema a tratar (…). Así, una persona que pasa por unos días tristes
como consecuencia de la muerte de un ser querido, parece que ya sufre una
patología psíquica”57.
Por todas las razones apuntadas arriba, hay quien opina que el consumo
emocional propio de esta sociedad, impulsado por psicólogos especializados en
la literatura barata de autoayuda, supone “probablemente una de las tendencias
más frívolas de la historia de la Psicología”58. En opinión de otros psicólogos y
psiquiatras, “los valores que defiende la supuestamente original psicología
positiva no tienen nada de novedoso ni original”59 y “por tanto, filosófica y
antropológicamente, la piscología positiva no aporta nada nuevo”60. El propio
Seligman reconoce en algunos escritos suyos que no se trata de algo original:
“Reconozco que la psicología positiva no es una nueva idea”61. De hecho,
Fernández Ríos prueba en un sesudo artículo cómo ya en la filosofía clásica se
relacionaba la felicidad con “vivir con moderación, superar las adversidades,
aprender a sufrir con fortaleza, conocerse a un mismo, controlar la ira, no hacer
nada en exceso, luchar por la templanza, buscar la armonía y la tranquilidad de
espíritu, hacer énfasis en el esfuerzo personal, favorecer las potencialidades

21
internas, etc.”62. Llegados a este punto, podemos concluir que la PsP “no aporta
nuevas soluciones a ningún problema existencial que no hubiese sido y
abordado por los pensadores clásicos, occidentales y orientales, y el sentido
común”63.

22
No te quejes por el sueldo

Existen investigaciones académicas que ofrecen abrumadora evidencia de las


conexiones entre la PsP y el mundo empresarial del capitalismo neoliberal, un
maridaje con intereses oscuros que aquí nos limitaremos a señalar.
Uno de los problemas más acuciantes en Estados Unidos, y al que se dedica
más dinero, es el de comprometer a los trabajadores con su empresa para
optimizar su rendimiento (y evitar que se asocien en sindicatos, le exijan subida
de sueldo o inversiones para mejorar el entorno laboral). ¿Cómo hacer que los
trabajadores no sientan asco en su trabajo, sino energía o flujo? Uno de los
fundadores de la PsP, Csikszentmihalyi, se dedicó al estudio concreto de la
“psicología del capital”, según confiesa el propio Seligman64. Csikszentmilhalyi
creó uno de los conceptos del pensamiento mágico llamado flujo o flow. Según
Csikszentmihalyi65, el flujo o energía de bienestar subjetivo funciona de la
siguiente manera: lo adecuado es que el nivel de dificultad de una tarea sea
semejante a las habilidades para llevarla a cabo. Pongamos un ejemplo. Si un
estudiante de francés trata de adelantar dos cursos académicos e iniciar
estudios superiores en el idioma, dicha situación le generará ansiedad por su
dificultad. Y al contrario, si un estudiante de francés con nivel alto se inscribe en
cursos inferiores, sufrirá aburrimiento por la excesiva facilidad del reto. El nivel
intermedio entre la ansiedad derivada de metas poco realistas, y el aburrimiento
que conllevan objetivos demasiado fáciles, es el más óptimo. Dicho nivel es
calificado por Csikszentmihalyi como flujo (flow). El flujo o energía óptima se da
cuando hay un equilibrio entre la dificultad de la tarea y nuestras capacidades,
ya que percibiremos congruencia entre el reto planteado y nuestra propia
competencia. El flujo se da cuando funcionamos con armonía y a pleno
rendimiento, sin ansiedad ni aburrimiento, de manera que podamos
concentrarnos en la actividad que realizamos, olvidándonos de nosotros mismos
y experimentando una profunda satisfacción.
El concepto de flujo es muy importante para la psicología motivacional de la
PsP. Para que se dé armonía entre la tarea y nuestras capacidades, deben darse
algunas premisas: 1) que sepamos ser capaces de concentrarnos en la tarea; 2)
que los objetivos a cumplir sean equilibrados y estén perfectamente definidos,
que sean claros; 3) que haya retroalimentación por la ejecución de la tarea y

23
que esta se dé de manera inmediata (que veamos resultados), 4) que haya
armonía entre nuestra acción y nuestro pensamiento.
Se trata de la noción de que “se me pasa el tiempo volando” cuando hago
alguna actividad que realmente me place. En un primer momento,
Csikszentmihalyi se refería a jugar al ajedrez, pintar, escalar una montaña,
escribir, etc. Pero luego quiso relacionar su concepto de flujo con intereses
empresariales, y escribió un libro con el sugerente título de Fluir en los
negocios: liderazgo y creación en el mundo de la empresa66. Si usted es
empresario y quiere hacer fluir a sus trabajadores, este es su libro. Si usted
desea que los operarios de su fábrica fluyan y no se alíen en sindicatos para
mejorar sus condiciones laborales, este es el libro que necesita.
A primera vista, podría parecer que se trata de un concepto sensato (aunque
subjetivo) de bienestar. Pero al igual que todos los conceptos de la PsP y el
pensamiento positivo, esconde intereses no inocentes en su base. Pensemos en
un empresario que trata de mejorar sus beneficios y, para ello, explica a sus
trabajadores que en vez de luchar por mejoras salariales o de condiciones
laborales, deben entender que el problema se centra en ellos mismos: en que
no han encontrado su flujo o bienestar personal. Así que, tras la crisis
económica que golpeó al capitalismo a partir del año 2008, “conseguir
optimismo de sus empleados, y que estos lograsen la felicidad al margen o a
pesar de las condiciones favorables o desfavorables, fue el eslogan y funcionó
muy bien (…). El objetivo era introducir al trabajador en una dinámica donde lo
que importaba era que su puesto le permitiese desarrollarse o fluir –flow– más
allá de pequeñas o incluso considerables diferencias de sueldo”67. De la misma
opinión es Edgar Cabanas, autor de una importante tesis doctoral que analiza
las relaciones entre la PsP y el capitalismo neoliberal. Según Cabanas, “los
repertorios (…) de la Psicología Positiva se muestran enormemente útiles para
incrementar la capacidad de adaptación (…) ayudando a los trabajadores a
asumir las paradojas”68. Así opina también Fernández Ríos al asegurar que “el
neoliberalismo en la PsP es, ante todo, una ideología compuesta por unas
prácticas político-económicas de la mejoría científica de la felicidad, dentro de
un marco institucional de propiedad privada y de libre mercado”69.
No es extraño, por tanto, que suene ridícula la siguiente afirmación de un
artículo que defiende la magia del pensamiento positivo: “Csikszentmihalyi
descubre experiencias de fluidez fantásticas en cirujanos, operarios de cadena

24
de montaje, científicos, madres que cuidan a sus hijos, prisioneros de campo de
concentración, etc. Y es que algunos individuos logran transformar tareas
rutinarias, trabajos aburridos (…) en experiencias subjetivamente controlables,
de las que pueden extraer algún grado de satisfacción”70. Así que si usted tiene
un aburrido trabajo en una cadena de montaje, puede ser feliz gracias a la
magia de la PsP. Y si usted es empresario, sepa que puede hacer felices a los
operarios de su cadena de montaje con algunos trucos del pensamiento positivo.
Así sus operarios no se aliarán en sindicatos ni le organizarán huelgas para
mejorar las condiciones laborales.
Por esta razón hay quien apunta que “se hace evidente que la definición de la
felicidad va dirigida a los sectores pobres y marginados, a la clase pobre y
media, a los cuales se les lleva el mensaje de que el dinero no es importante ni
fundamental para llegar a ser feliz”71. Lo mismo podría decirse respecto a la
salud: la causa de tu mala salud no es porque no tengas acceso a un buen
sistema hospitalario, sino porque no eres optimista. No es de extrañar que “las
relaciones de poder del discurso de la psicología positiva son claras”72. Según
otro autor, se trata de un “paternalismo intrusivo y una política neoliberal del
negocio de la felicidad”73.
¿Hay intereses para incorporar la PsP a las empresas, y así procurar que los
trabajadores no se quejen tanto? ¿Hay manera de convencerles de que su
felicidad no depende del salario o de las condiciones laborales, sino de su
sensación de flujo o crecimiento personal? La falta de motivación y de
compromiso laboral es un problema generalizado en las sociedades
desarrolladas. Según datos de Gallup, solo uno de cada tres empleados en
Estados Unidos afirma estar comprometido con su trabajo. Quizá por eso esta
institución analítica ofrezca soluciones de pensamiento mágico y PsP para
“liderar las fortalezas de sus trabajadores y optimizar su trabajo”, y también
para “estar más enganchado (al trabajo), más productivo y más feliz”74. Solo
tiene que pagar usted para que le enseñen y poder optimizar su empresa. Así
los trabajadores no se quejarán tanto, no darán guerra con asociaciones
sindicales ni le pedirán que invierta dinero en mejorar sus condiciones laborales.
La PsP le quitará de encima esos incómodos problemas (previo pago). Una de
las últimas tendencias es la de espiritualizar el trabajo mediante las soft skills, o
habilidades blandas. Se trata de desarrollar en el trabajador algunas
competencias de tipo social, interpersonal o comunicativo para mejorar su

25
rendimiento (aunque a él le dirán que es para que alcance flujo y felicidad). Se
entiende la finalidad oculta: “la práctica de estas habilidades blandas tiene como
objetivo acercarnos a las personas (…), ya que son las relaciones con quienes
nos rodean las que en buena medida nos hacen disfrutar del trabajo que
hacemos, o bien aborrecerlo. No en vano, la relación con el jefe y los
compañeros aparece como los elementos más determinantes en las encuestas
de satisfacción laboral”75.
Puesto que la PsP tratará de convencerle de que usted es feliz, o que puede
serlo, no es extraño que en sus escritos llegue a afirmar que “el nivel económico
parece tener una relación muy baja con el bienestar”76, lo cual es rotundamente
falso e incluso perverso. De hecho, en el Programa para el Desarrollo de
Naciones Unidas (PNUD) se incluyen variables sociodemográficas para medir el
bienestar psicológico, porque se sabe que “las condiciones materiales de vida
(…) aportan elementos decisivos al bienestar humano”77. Entre los factores
sociodemográficos objetivamente relacionados con el bienestar psicológico,
están “la esperanza de vida, la mortalidad infantil, la nutrición, los servicios de
salud (…), los índices de alfabetismo, el acceso a los servicios educacionales
(…), los ingresos per cápita, el producto nacional bruto, el índice de
delincuencia, etcétera”78.
Si el mundo de la PsP y la magia simpática del pensamiento positivo tienen
conexiones oscuras con el mundo empresarial, no le extrañará saber que una de
las financiaciones de Seligman ha provenido del ejército estadounidense, que ha
invertido millones de dólares79. El programa del ejército es la Comprehensive
Soldier Fitness, un proyecto dirigido por Seligman para aplicar herramientas de
motivación para los soldados, con una herramienta concreta llamada PERMA
(Positive emotion, Engagement, Relationships, Meaning, Achievemtent). El
objetivo es conseguir que los soldados mejoren el estrés post-traumático y, de
paso, el sistema sanitario norteamericano se ahorre dinero en asistencia
psicológica. No es un secreto denunciado por periodistas: lo explica el propio
Seligman80.

1. Hay numerosos artículos de investigación que analizan el origen de la


Psicología Positiva, algunos de los cuales iremos citando. No obstante,

26
remarcamos que un buen resumen, breve y sencillo, pero a la vez
completo, se encuentra en: Javier LÓPEZ-CEPERO BORREGO, Eduardo FERNÁNDEZ
JIMÉNEZ y Cristina SENÍN CALDERÓN, “Diez referencias destacadas de Psicología
Positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de la Salud 5 (200) 49-55.
2. “I was elected Presidente-elect of the American Psychological Association in
1996”. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive health”, Applied Psychology: an
international Review 57 (2008) 4. Ignoramos por qué en numerosos
artículos se dice que Seligman fue elegido presidente de la APA en 1997, o
también en 1998.
3. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive Psychology, positive prevention and positive
therapy”, en: C.R. SNYDER, Shane J. LÓPEZ (Ed.), Handbook of Positive
Psychology, edit. Oxford University Press, Oxford 2002, p. 3.
4. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive Psychology, positive prevention and positive
therapy”, en: C.R. SNYDER, Shane J. LÓPEZ (Ed.), Handbook of Positive
Psychology, edit. Oxford University Press, Oxford 2002, p. 3.
5. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y situación
actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de la Salud
5 (2009) 7.
6. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive Psychology, positive prevention and positive
therapy”, en: C.R. SNYDER, Shane J. LÓPEZ (Ed.), Handbook of Positive
Psychology, edit. Oxford University Press, Oxford 2002, p. 4.
7. Marino PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología Positiva: magia simpática”, Papeles del
Psicólogo vol. 33/3 (2012)184. También L. Fernández Ríos y J.M. Coynes
opinan que está “fundamentada en la Psicología humanista”, en: L.
FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y situación
actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de la Salud
5 (2009) 8.
8. Uno de los capítulos del libro se titula Toward a Positive Psychology.
9. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 322.
10. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de las psicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 65.

27
11. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 33.
12. M. SELIGMAN, La vida que florece, Ediciones B, Barcelona 2011, pp. 30-31.
13. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive Psychology, positive prevention and positive
therapy”, en: C.R. SNYDER, Shane J. LÓPEZ (Eds.), Handbook of Positive
Psychology, edit. Oxford University Press, Oxford 2002, p. 7.
14. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y
situación actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 9.
15. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 326.
16. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 28.
17. M. SELIGMAN, La auténtica felicidad, Ediciones B, Barcelona 2011, p. 101.
18. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 259.
19. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 325.
20. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 30.
21. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)125.
22. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive health”, Applied Psychology: an
international Review 57 (2008) 13.
23. M. SELIGMAN, La vida que florece, Ediciones B, Barcelona 2011, p. 22.
24. “The Positive Psychology Center of the University of Pennsylvania created
an infrastructure of collaborations between the most promising young

28
scientists (…). We lived together in Philadelphia for four to six weeks a year
and met daily around five projects (…), the study of spirituality in successful
lives, directed by Vaillant”. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive health”, Applied
Psychology: an international Review 57 (2008) 13.
25. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 327.
26. Cfr. el ejemplo que se ofrece en: Marino PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología
Positiva: magia simpática”, Papeles del Psicólogo vol. 33/3 (2012) 191.
27. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 33.
28. Cfr. B.L. FREDRICKSON, M.A. COHN, y col, “Open hearts build lives: positive
emotions, induced throught loving-kindness meditation, build consequential
personal resources”, Journal of Personality and Social Psychology 95 (2008)
1045-1062.
29. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 258.
30. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de las psicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 67.
31. Marino PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología Positiva: magia simpática”, Papeles
del Psicólogo vol. 33/3 (2012)186.
32. “inadequate statistical control of biomedical and treatment confounds”,
en: James COYNE, Howard TENNEN, “Positive psychology in cancer care: bad
science, exaggerated claims and unproven medicine”, Annals of Behavioral
Medicine 39 (2010) 17.
33. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y
situación actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 21.
34. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica

29
36/2 (2018)125.
35. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 24.
36. T.A. WIDIGER, “An integrative model of personality strengths and
weakness”, en: A.M. WOODY y J. JOHNSON (Eds.), The Wiley handbook of
positive clinical psychology, edit. Wyley-Sons, Chichester 2016, p. 263.
37. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 329.
38. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de la psicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 63.
39. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de laspsicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 67.
40. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 262.
41. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)127.
42. “The ridiculing of pessimists as losers in positive psychology self-help
books”, en: James COYNE, Howard TENNEN y Adelita RANCHOR, “Positive
psychology in cancer care: a story line resistant to evidence”, Annals of
Behavioral Medicine 39 (2010) 36.
43. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 273.
44. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de la psicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 63.
45. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 330-331.

30
46. Cfr. B.S. HELD, “The tyranny of the positive attitude in America:
observation and speculation”, Journal of Clinical Psychology 58 (9) 967.
47. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)125.
48. Cfr. Marino PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología Positiva: magia simpática”,
Papeles del Psicólogo vol. 33/3 (2012) 194.
49. Cfr. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018) 126.
50. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 329.
51. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de la psicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 63.
52. Marino PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología Positiva: magia simpática”, Papeles
del Psicólogo vol. 33/3 (2012) 193.
53. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y
situación actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 10.
54. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 277.
55. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 333.
56. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 333-334.
57. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)128.
58. Marino PÉREZ-ÁLVAREZ, “La Psicología Positiva: magia simpática”, Papeles

31
del Psicólogo vol. 33/3 (2012) 195.
59. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y
situación actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 8.
60. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y
situación actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 12.
61. “I well recognize that positive psychology is not a new idea”: Martin E.P.
SELIGMAN, “Positive Psychology, positive prevention and positive therapy”,
en: C.R. SNYDER, Shane J. LÓPEZ (Eds.), Handbook of Positive Psychology,
edit. Oxford University Press, Oxford 2002, p. 7.
62. L. FERNÁNDEZ RÍOS, “Una revisión crítica de la psicología positiva: historia y
concepto”, Revista Colombiana de Psicología 17 (2008)163.
63. L. FERNÁNDEZ RÍOS, “Una revisión crítica de la psicología positiva: historia y
concepto”, Revista Colombiana de Psicología 17 (2008)169.
64. “We lived together in Philadelphia for four to six weeks a year and met
daily around five projects (…): the study of Psychological Capital, directed
by Csikzentmihalyi”. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive health”, Applied
Psychology: an international Review 57 (2008) 13.
65. La obra de Csikszentmihalyi arranca desde la década de 1970 hasta la
actualidad y es muy conocida. Ha sido traducida en parte al castellano:
CSIKSZENTMIHALYI, M., Fluir (flow). Una Psicología de la Felicidad, edit. Kairós,
Barcelona 2005; El Yo evolutivo. Una Psicología para un mundo globalizado,
edit. Kairós, Barcelona 2008; Experiencia Óptima: estudios psicológicos del
Flujo de la Conciencia, Desclée De Brouwer, Bilbao 1998.
66. En castellano, publicado por Paidotribo, 2002.
67. Roberto GARCÍA ÁLVAREZ y Víctor MARTÍNEZ LOREDO, “Falacias de la psicología
positiva”, El Escéptico nº 42 (2015) 66.
68. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,

32
Madrid 2013, p. 238.
69. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)129.
70. María Luisa VECINA JIMÉNEZ, “Emociones positivas”, Papeles del Psicólogo
27/1 (2006)15.
71. Bernardo ROQUE OQUENDO, La Psicología Positiva como texto: análisis critico
del discurso de la felicidad, Universidad del Turabo, Gurabo (Puerto Rico)
2011, p. 64 [fondo extraído de:
http://ut.suagm.edu/sites/default/files/uploads/Centro-Estudios-
Doctorales/Tesis_Doctorales/2013/BRoque.pdf/].
72. Ídem, p. 65.
73. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)130.
74. https://www.gallupstrengthscenter.com/
75. Sergio MARÍN, “¿Hartos de trabajar tanto?”, Aceprensa nº32/19 (2009)4.
76. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 35.
77. Carmen R. VICTORIA GARCÍA-VINIEGRAS e Idarmis GONZÁLEZ BENÍTEZ, “La
categoría bienestar psicológico. Su relación con otras categorías sociales”,
Rev Cubana Med Gen Integr 16/6 (2000)588.
78. Carmen R. VICTORIA GARCÍA-VINIEGRAS e Idarmis GONZÁLEZ BENÍTEZ, “La
categoría bienestar psicológico. Su relación con otras categorías sociales”,
Rev Cubana Med Gen Integr 16/6 (2000)590.
79. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 250.
80. M. SELIGMAN y R. FOWLER (2011). Comprehensive Soldier Fitness and the
future of psychology. American Psychologists, 66(1) (2011), 82-86.

33
Un truco de magia simpática

El truco de la magia simpática

Le invito, amable lector, a que hagamos un ejercicio práctico y sencillo, un


truco de magia simpática que cambiará su vida por completo en cuestión de
minutos.
Empiece por leer la siguiente lista de frases con las que, seguramente, le
educaron sus abuelos, padres o familiares mayores que usted, así como los
maestros y los libros clásicos de Literatura, como El Lazarillo de Tormes o Las
Fábulas de Esopo. Algunas de las siguientes frases son refranes de sabiduría
popular.
Lea atentamente:
• A quien madruga, Dios le ayuda.
• La letra, con sangre entra.
• A juventud ociosa, vejez trabajosa.
• Echar por el atajo, no siempre ahorra trabajo.
• Amistad que murió, nunca renació.
• Amor y dolor, son del mismo color.
• Beldad y hermosura, poco dura; más vale virtud y cordura.
• Diligencia es mejor que ciencia.
• Quien bien te quiere, llorar te hará.
• A cualquier dolor, paciencia es lo mejor.
• A placeres breves, dolores breves.
¿Qué opina de las frases de esta lista, que usted escuchó de boca de sus
abuelos o venerables maestros de escuela? ¿Le resultan emocionantes u
optimistas? Seguramente no. ¿Le resultan opiniones realistas? Seguramente sí.
Ahora confronte esa lista con los siguientes eslóganes de pensamiento
positivo, que usted encontrará en agendas, tazas de desayuno, redes sociales,
perfiles de Whatssap, etc.
Lea con detenimiento:

34
• Si lo puedes soñar, lo puedes hacer.
• Estas aquí para ser feliz.
• Nada es imposible.
• Los límites solo se encuentran en tu propia mente.
• Hoy todo va a salir bien.
• Energía positiva, resultados positivos.
• Cree en ti y todo será posible.
• Hoy va a ser un gran día.
• Eres mucho más de lo que crees ser.
• El éxito es estar a gusto con tu propia vida.
• Sé feliz pero sobre todo sé tu mismo.
• Lo mejor está por venir.
• Ama lo que haces.
• Jamás esperes un resultado positivo teniendo una actitud negativa.
• El mundo necesita gente que sienta más y piense menos.
¿Lo ha notado? ¿Ha percibido el truco? Este consiste en que “la PsP ilusiona a
las personas con la posibilidad de alcanzar, con gran facilidad y sin especial
esfuerzo personal, unas cuotas extremadamente altas de felicidad. Estas
promesas de emociones positivas son, en demasiadas ocasiones, irreales e
irracionales”1, según Luis Fernandez-Ríos, de la Universidad de Santiago de
Compostela.
La magia simpática y la PsP aseguran que sus postulados provienen de la
filosofía clásica y que apoyan valores y virtudes. Sin embargo, cuando tratan de
traducir sus ideas en los libros de autoayuda o en los emoticonos, el resultado
es que le prometen una vida feliz sin esfuerzo, una verdad a medias, una
promesa de felicidad irracional. Usted debe sentir y no reflexionar. ¿Le resultan
frases optimistas? Seguramente sí. ¿Le resultan frases realistas? Seguramente
no. Pero funciona el truco, ¿verdad?
Como la PsP asegura también que incorpora valores de la Biblia
judeocristiana, como la esperanza, la gratitud y el perdón, vamos a incorporar
algunas frases bíblicas y compararemos tres fuentes diferentes: la sabiduría de
sus abuelos, el pensamiento mágico-positivo y las frases bíblicas a las que dicen
remitirse.

35
Lea con detenimiento para percibir el contraste:
• Hoy va a ser un gran día (pensamiento mágico).
• No cantes victoria por el mañana, no sabes lo que el día te traerá (Prov
27,1).
• A quien madruga, Dios le ayuda (sabiduría popular).

• Cree en ti y todo será posible (pensamiento mágico).


• Escucha el consejo, acepta la instrucción, y en el futuro llegarás a sabio
(Prov 19,20).
• El que escucha el consejo, llega a viejo (sabiduría popular).

• El mundo necesita gente que sienta más y piense menos (pensamiento


mágico).
• Un plan meditado es agua profunda, el hombre sagaz sabe sacarla (Prov
20,5).
• Cuando hables, procura que tus palabras sean mejor que tu silencio
(sabiduría popular).

• Los límites solo se encuentran en tu propia mente (pensamiento mágico).


• No pretendas lo que te sobrepasa (Ecclo 3,21).
• Quien mucho abarca, poco aprieta (sabiduría popular).

• Eres mucho más de lo que crees ser (pensamiento mágico).


• La soberbia precede a la ruina, el orgullo a la caída (Prov 16,18).
• Dime de qué presumes, y te diré de qué careces (sabiduría popular).

• Nada es imposible (pensamiento mágico).


• A muchos desvió su presunción, y las falsas ilusiones extraviaron sus
pensamientos (Ecclo 3,24).
• Mira quién eres, y no por quién te tienes (sabiduría popular).

• Estás aquí para ser feliz (pensamiento mágico).


• El vino y la música alegran el corazón, pero todavía más el amor a la
sabiduría (Sab 40,20).
• Serás feliz hasta la muerte, si te conformas con tu suerte (sabiduría
popular).

Podríamos seguir contraponiendo pensamiento mágico, sabiduría popular y

36
frases bíblicas continuamente, pero bastan estos pocos ejemplos para darnos
cuenta de que, aunque la PsP afirme que se basa en la filosofía clásica y en la
espiritualidad bíblica, supone una ruptura con el pensamiento. En cambio, la
sabiduría popular y la bíblica parecen tener claras concordancias. La PsP no solo
rompe con la tradición clásica, sino que se llena de un lenguaje ambiguo y de
medias verdades, recurriendo a consignas “muy similares a aquellas que
ofertaban los sanadores y los predicadores del Nuevo Pensamiento, así como los
escritores de autoayuda y los empresarios de décadas anteriores”2.
Naturalmente, los defensores de la PsP niegan que esta tenga algo que ver con
los libros de autoayuda, aunque admiten a la vez que los dogmas de “la
psicología positiva se mezclan con una cada día más larga lista de libros de
autoayuda de dudosa calidad”3, y que incluso “muchas veces son libros firmados
por personas de cierto prestigio, y en muchos casos llegan a convertirse en
auténticos éxitos de venta”4.
En cualquier caso, mucho de los eslóganes positivos que la PsP presenta como
novedad, ya están presentes en los escritos de autores clásicos europeos.
Hérault de Séchelles (s. XVIII) comienza su Teoría de la ambición con estas
palabras: “Cree en ti mismo, conócete, respétate”5. Cualquiera que vea este
lema escrito en una taza de desayuno o en un perfil de Whatssap podría pensar
que se trata de una frase de la PsP.

37
El peligro del optimismo ilusorio

Esta magia simpática de la ilusión positiva tiene serios riesgos para la salud
emocional y física de las personas. El optimismo ilusorio o ilusión de
invulnerabilidad es una sobreestimación de acontecimientos futuros positivos y
una infravaloración de los negativos. Esta creencia irracional ayuda al individuo
a sentirse bien: lo que a otros les sucede, a él no le puede suceder. Se trata de
“un mecanismo de negación de la realidad”6. En Psicología, el optimismo ilusorio
está muy estudiado, y los que lo padecen “creen que tienen menos posibilidades
que otros de que les ocurran acontecimientos negativos como accidentes de
tráfico, ser víctimas de un crimen, no encontrar trabajo o sufrir una depresión,
entre otros. Al mismo tiempo, la gente cree disponer de mayores probabilidades
que los demás para que les sucedan acontecimientos positivos, tales como
conseguir un trabajo agradable y bien remunerado, por ejemplo”7.
En sí, puede parecer una suerte de pensamiento mágico, simpático, optimista
y algo egocéntrico, pero el problema es que tiene importantes repercusiones
para la vida cotidiana. Se sabe que el optimismo mágico puede ser demoledor
en el mundo de las finanzas, ya que los ejecutivos optimistas tienden a financiar
sus proyectos “con mayores niveles de deuda, que en su mayoría es a largo
plazo”8. Quizá por eso, solo el 50% de las empresas creadas en Francia en el
año 2009 sobrevivieron después de tres años9. Así que no siempre es adecuado
el optimismo mágico de la PsP. De hecho, hay estudios longitudinales que
muestran que “los sujetos que eran más críticos y escépticos de pequeños,
vivieron más tiempo que aquellos que eran optimistas”10.
Respecto a la salud, “la ilusión de invulnerabilidad afecta a la probabilidad
estimada de contraer enfermedades importantes”11. La causa de ello es que
descuidan sus síntomas físicos de alerta, la adherencia al tratamiento médico
que se les prescribe o bien las medidas de higiene básicas. Este tipo de
personas hacen poco caso a las campañas sanitarias que promocionan la
prevención para atajar situaciones de riesgo, básicamente porque ellos no
perciben que haya situación de riesgo. Del mismo modo, son menos cuidadosas
en seguir las normas de tráfico como la obligación de ponerse el cinturón en un
coche, o de usar casco cuando se conduce una moto. Ellos no van a tener
accidentes, puesto que los accidentes son cosas negativas que suceden a otros.

38
En mi amplia experiencia visitando enfermos y conociendo el mundo
hospitalario, ha habido un cambio drástico ante la perspectiva de la muerte en
las dos últimas décadas. Hasta hace poco, la muerte de un familiar era encajada
de manera más o menos pacífica, según el estilo de pensamiento de cada cual.
Lo que estaba claro es que la gente reflexionaba en torno a ello a la cabecera de
la cama del enfermo. Hoy en día no es así. Es frecuente percibir la muerte como
algo injusto y que no puede sucederme a mí. Con frecuencia pueden escucharse
en los hospitales frases del estilo: “es una injusticia”, “con lo joven que era”
(aunque el difunto tuviera ya 70 años), etc. Respetando la rebelión psicológica
propia de quien padece el trauma de ver morir a un familiar, en ocasiones uno
se pregunta si la gente ha perdido la perspectiva de que el ser humano ha de
morir tarde o temprano. Se nos ha olvidado la siguiente lógica: “Manolo es un
ser humano; los seres humanos han de morir; luego Manolo ha de morir”.
Parece lógico y esencial, pero con frecuencia se percibe el pensamiento mágico,
ilógico e irracional de que “eso no puede sucederle a Manolo”.
El optimismo ilusorio no solo es dañino para la salud y las finanzas, sino que
puede afectar al ámbito profesional y educativo. Una anécdota personal bastará
para ilustrar este punto. En cierta ocasión detuve el coche al pie de una autovía
para hacer un descanso. La cafetería de la estación de autoservicio estaba
decorada, en sus paredes, con todo tipo de eslóganes felices y positivos, la
mayoría de ellos tan simplistas y tópicos que resultaban incluso irritantes. Uno
de ellos decía: cree en tus sueños y los alcanzarás. Mientras tomaba el café,
pensé que lo más sensato (y psicológicamente adaptativo) no es creer en los
sueños personales, sino reflexionar acerca de ellos, pensar bien qué objetivos
vitales son sensatos y cuáles no, porque nadie alcanza todos los sueños que se
propone. Si no se reflexiona seriamente acerca de las capacidades personales y
acerca de los objetivos vitales, puede sobrevenir la frustración. Según la página
web de la Real Federación Española de Fútbol12, en el curso 2012/2013 había
674.326 licencias de fútbol. Pensemos en la cantidad de niños, adolescentes y
jóvenes que durante ese curso académico soñaron con ser delanteros del Real
Madrid o del Barcelona. Pues bien, la misma Federación aclaraba que solo 2.370
eran licencias profesionales. Lo cual quiere decir que una abrumadora mayoría
no cumplirá el sueño de ser venerado por su afición en un estadio de fútbol
profesional. Imaginemos a un entrenador de fútbol cadete, que ante chicos que
emplean un buen número de horas semanales dedicadas a entrenamientos y

39
partidos oficiales, se ve en la disyuntiva de animar o no a un adolescente a
seguir en su empeño, o más bien abrirle los ojos y aconsejarle que emplee ese
tiempo en sus quehaceres académicos. ¿Qué dirá el entrenador de fútbol al
chico? ¿Que crea en sus sueños y que los alcanzará? ¿No debería decirle más
bien que reflexione sobre sus sueños y vea si es sensato que continúe
empleando tanto tiempo en el fútbol?
Entonces… ¿conviene ser pesimista o desconfiado? Aquí no se propone esta
postura, pero sí recordaremos que hay estudios clásicos (como los de Cantor) en
favor del pesimismo defensivo como una estrategia sensata. El pesimismo
defensivo consiste en mantener bajas expectativas sobre algo (un proyecto, un
negocio, etc.) o alguien (una nueva amistad, una relación, etc.), de manera que
se amortiguará la caída emocional ante un posible fracaso. Es como si uno se
adelantase a sucesos estresantes o negativos, y esta estrategia se asocia a buen
rendimiento según los estudios clásicos. La hormiga podría haberse dedicado a
cantar durante el verano como la cigarra, pero tiene en mente la crudeza del
invierno (pesimismo defensivo) y se pone a recolectar frutos. ¿Es una mala
estrategia la de la hormiga? ¿Es una pesimista y una ceniza? Es cierto que el
pensamiento defensivo se da con más frecuencia en personas de ansiedad alta
que rebajan las expectativas para ganar en sensación de control. Pensemos en
una persona ahorradora y sobria, que piense con cierta frecuencia que en el
futuro puede haber adversidades y que necesitará de los ahorros. Si llega tal
caso, está claro que quien ha sabido ahorrar soportará mejor la incertidumbre
de un despido laboral que aquella que no lo ha hecho. Al igual que la fábula
sobre la cigarra y la hormiga, podríamos decir que el optimista ilusorio se parece
a la cigarra, que se tumba a descansar en verano para disfrutarlo, mientras que
la hormiga trabaja duro previendo la escasez del invierno. Quizá sea mejor
encontrar un punto medio entre ambas posturas para ser feliz, prudente y no
excesivamente ansioso a la vez, así como para poder disfrutar de la vida sin
perderle el respeto a las adversidades. Pero lo que sí está claro es que la
hormiga suele aguantar mejor las adversidades que la cigarra.

40
Prometo mucho y doy poco (sin que lo notes)

Nadie niega que sea mejor comenzar el día con pensamientos positivos que
con sentimientos negativos. No pretendo ensalzar aquí el pesimismo
antropológico o la negatividad. Pero de ahí a prometer por esta vía la auténtica
felicidad, el éxito en la vida laboral o amorosa, hay un trecho. Tampoco se niega
que una dieta sana sea esencial para la salud, pero de ahí a afirmar que la dieta
sana te garantizará una buena salud, hay una gran diferencia. El fraude (el
truco) consiste en decir verdades a medias y callar otras.
Las técnicas de marketing de ventas se basan en la psicología, al igual que
muchos trucos de magia. Se trata de crear ilusiones ópticas (o mentales) que
engañan. Vaya usted a alguna cadena famosa de hamburguesas. Comprobará
que la hamburguesa siempre sobresale del panecillo, parece escaparse, da la
sensación de que la hamburguesa es tan grande que se desparrama, y que
usted ha comprado mucha cantidad de carne con unas pocas monedas. El truco
es sencillo pero efectivo: el pan de hamburguesa siempre es más pequeño que
la hamburguesa que le sirven, dando la sensación de que esta es gigante. Lo
mismo ocurre con las patatas fritas: se las sirven en un cartón convexo (el fondo
no es plano), de manera que las patatas sobresalen del cartón creando la ilusión
de que hay abundancia de ellas, y que son tan grandes que sobresalen del
recipiente de cartón. Y estos trucos se envuelven en un ambiente excitante de
alegría, comida en familia y premio para los niños en domingo. Es importante
que lo irracional se envuelva en ambiente festivo y optimista, porque si no
nuestra atención racional reflexionaría seriamente sobre todo ello.
De igual manera, la PsP promete una felicidad que, en la vida, suele ser fruto
del esfuerzo, el trabajo, la sensatez, el sacrificio, etc. El panecillo es pequeño
(una frase corta, un eslogan breve), de manera que la hamburguesa parece
sobresalir (la felicidad y el optimismo que desparraman los libros de autoayuda
basada en la PsP).
En los años 80 y 90, una de las técnicas más socorridas en las ventas de
cursos de idiomas era prometer aprender uno sin esfuerzo: aprenda inglés sin
esfuerzo; aprenda alemán en siete semanas; etc. Ya sabemos que es absurdo, y
que el inglés o el alemán no se aprenden en dos meses, ni siquiera en toda una
vida, y mucho menos sin esfuerzo. Pero el truco es motivante, ¿verdad? Si usted

41
quiere aprender alemán, y le dicen que va a necesitar muchas horas de estudio,
seguramente lo piense mejor o sea más prudente a la hora de invertir dinero en
ello. Pero si le prometen aprender alemán (hamburguesa grande) y lo insertan
en un panecillo pequeño (un libro breve y bien editado con pocas reglas
gramaticales), le dará la ilusión de que por un pequeño precio se puede adquirir
un gran producto.
Es importante recordar que el ambiente en el que se envuelve el regalo debe
sugerir alegría y positividad. Así que cuando llega la campaña navideña, los
centros de ocio y compra emiten villancicos por megafonía hasta la saciedad.
¿Sabía que en una cafetería con las mesas pintadas de colores se permanece
más tiempo que en otra con mesas blancas? Es un efecto psicológico robusto y
validado: los colores vivos hacen más agradable la estancia y uno tiende a
permanecer más en el local (para que pueda repetir la consumición, y si no lo
hace, vendrá el camarero a sugerírselo y a limpiar la mesa como amenaza de
expulsión). De igual manera, la PsP envuelve sus mensajes de forma atractiva,
breve y sencilla para el gran público: lemas en agendas simpáticas; eslóganes
de felicidad en tazas de desayuno; títulos sugerentes en libros de autoayuda
(Las gafas de la felicidad, Cómo hacer que te pasen cosas buenas, etc.).
Todo está estudiado y bien investigado. La industria contrata a psicólogos y
neurobiólogos para asegurarse que sus productos son atractivos. El ruido de las
aspiradoras no es natural: ¿sabía usted que hay quien estudia previamente qué
ruido del motor transmite confianza en la aspiradora? ¿Sabía usted que el olor
que percibe al entrar en hoteles se ha estudiado previamente? ¿O que hay
predictores de colores que tratan de averiguar qué color será atractivo dentro de
cinco años, cuando salga el nuevo modelo de coche que se fabrica ahora?
De igual manera, las empresas han visto un buen mercado en la moda del
pensamiento positivo: cualquier fabricante de coches le dirá en su anuncio que,
con su modelo, lograrás ser tú mismo, sin que nadie te marque las reglas, sin
que nadie te diga qué tienes que hacer. En los años 80, sin embargo, los
fabricantes de coches anunciaban que sus modelos aceleraban de 0 a 100
kilómetros en determinados segundos, porque entonces se valoraba la potencia.
Hoy, por cuestiones de sensibilidad ecológica, ese mensaje sería poco aceptado.
Así que le venden el coche como algo que le dará independencia y así podrá ser
usted mismo quien marque las reglas. Le suena este mensaje, ¿no? Nadie le
dirá que comprar ese coche es encadenarse a cuantiosos gastos de

42
mantenimiento en talleres, seguros, plan de crédito, etc.
Después de estas pinceladas, al lector no le asombrará saber que Coca-Cola
invierte en proyectos de PsP13, ya que su producto ha sido vendido como la
bebida de la felicidad, la familia, el grupo de amigos, etc. ¿Qué puede haber
mejor que respaldar científicamente los mensajes de felicidad de sus anuncios?
¿Cómo lograr que la gente siga asociando un refresco azucarado y nocivo para
la salud con la felicidad mágica y, por tanto, con la buena salud física? Pues uno
acude a los dogmas de la PsP, y allí encuentra un maridaje perfecto entre
optimismo e intereses empresariales.

1. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y


discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018) 124.
2. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 268.
3. Beatriz VERA POSECK, “Acercarse a la Psicología Positiva a través de una
bibliografía comentada”, Clínica y Salud 17/3 (2006) 261.
4. Beatriz VERA POSECK, “Acercarse a la Psicología Positiva a través de una
bibliografía comentada”, Clínica y Salud 17/3 (2006) 262.
5. HÉRAULT DE SÉCHELLES, Teoría de la ambición, cap. I, nº I. [edición Siruela,
Madrid 2005, p. 49].
6. F. SÁNCHEZ-VALLEJO, R. RUBIO y col., “Optimismo ilusorio y percepción de
riesgo”, Boletín de Psicología 58 (1998) 15.
7. F. SÁNCHEZ-VALLEJO, R. RUBIO y col., “Optimismo ilusorio y percepción de
riesgo”, Boletín de Psicología 58 (1998) 8.
8. Alejandro José USECHE ARÉVALO, “Exceso de confianza y optimismo en las
decisiones de presupuesto de capital”, Universidad & Empresa 16/26 (2014)
104.

43
9. Alejandro José USECHE ARÉVALO, “Exceso de confianza y optimismo en las
decisiones de presupuesto de capital”, Universidad & Empresa 16/26 (2014)
105.
10. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 270.
11. F. SÁNCHEZ-VALLEJO, R. RUBIO y col., “Optimismo ilusorio y percepción de
riesgo”, Boletín de Psicología 58 (1998) 9.
12. https://www.rfef.es/noticias/rfef/sabes-cuantos-jugadores-futbol-
federados-hay-espana [consulta realizada el 3 de febrero del año 2020].
13. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 249.

44
3
El lado luminosodel pensamiento positivo

Si la PsP simplifica los conceptos y los mensajes para crear un efecto


ilusionante, no queremos repetir nosotros el mismo truco con este libro. Sería
incorrecto exponer un debate sacando a la luz solo una de las partes. Hay otros
psicólogos y psiquiatras que sí aceptan como positiva la novedad de la PsP en el
ámbito de la salud mental, y valoran sus luces más que sus sombras. Algunos
expertos en psicología valoran que la PsP “amplía el marco de investigación y
actuación de la Psicología”1, y que “la Psicología Positiva aparece como una
alternativa real a otros enfoques clásicos de nuestra disciplina”2. También se
defiende que realmente es una novedad: “representa un nuevo punto de vista
desde el que entender la psicología y la salud mental”3. Uno de sus más firmes
defensores (y colaborador de Seligman en sus talleres de Filadelfia), como es el
catedrático Carmelo Vázquez, destaca que “preguntarse sobre el bienestar
humano no es una moda pasajera”4, por lo que augura que la Psp “va a tener
un brillante futuro”5.
Estos autores inciden en que la salud mental se ha centrado demasiado en
depresiones y cuadros clínicos de estrés, dando poca importancia a la promoción
de la felicidad y el disfrute de la vida, “llegando a identificar y casi confundir
psicología con psicopatología y psicoterapia”6. De la misma opinión es Gonzalo
Hervás, al asegurar que hubo una “incapacidad de ciertos psicólogos para ver
aspectos positivos más allá de lo disfuncional o patológico”7. Por eso, hay una
queja contra el DSM o manual oficial de psicopatología que se va renovando con
los años: se le llega a considerar como “la antítesis de la psicología positiva”8.
Entre las temáticas que se valoran del pensamiento positivo, Vera Poseck
destaca el concepto de resiliencia, ya que la PsP “recuerda que el ser humano
tiene una gran capacidad para adaptarse y encontrar sentido a las experiencias
traumáticas más terribles, capacidad que ha sido ignorada por la Psicología

45
durante muchos años”9.
En general, los defensores de la PsP hablan de promover en la población una
felicidad eudaimónica, es decir, una felicidad que está en nosotros mismos, en
descubrir nuestras potencialidades, virtudes y fortalezas, y vivir de acuerdo con
ellas. Estas habilidades deben ser desarrolladas individualmente, pero también
han de ser compartidas con los demás para que haya verdadera felicidad. Se
trata de un asunto de salud pública y, por eso mismo, diferentes gobiernos
europeos han copiado ideas de la PsP para promocionar buenos hábitos de
salud mental como prevención. En definitiva, según el propio Seligman, la PsP
“podría ser una de nuestras mejores armas contra el desorden mental”10.
Los pilares de esta nueva perspectiva de salud pública deberían estar basados
en:
• Una autoaceptación o actitud positiva hacia el yo: me siento satisfecho
conmigo mismo.
• Desarrollo personal o crecimiento: mi vida es un continuo proceso de
cambio, aprendizaje y desarrollo.
• Buscar un sentido personal a la vida: tengo clara la dirección y el objetivo
de mi vida.
• Autocontrol o dominio del entorno: creo que soy bueno manejando las
responsabilidades cotidianas.
• Relaciones positivas y de intimidad con otros: la gente puede contar
conmigo y me describe como una persona que comparte.
• Autonomía o propia independencia: tengo confianza en lo que opino,
incluso aunque discrepe de los demás.
Las metas vitales que traen felicidad deben ser ordenadas y visualizadas por el
individuo, según Palomera, por ejemplo “realizando un listado con diez metas
vitales y ordenarlas por importancia”11. Después, conviene ir una por una y
concretar algunos medios sencillos. Si quiero incrementar las relaciones sociales,
este autor propone “realizar un listado de 1) personas significativas para mí, 2)
evaluar el grado de atención y el tiempo que les presto, 3) pensar en qué puedo
hacer para pasar más tiempo junto a ellas y disfrutar juntos”12.
Los defensores de la PsP admiten las limitaciones metodológicas y que “la
definición y medida del bienestar está aún en sus comienzos”13, si bien opinan
que ya hay suficiente validación empírica en la psiquiatría para apostar por la

46
PsP, y por la influencia del pensamiento positivo como generador de bienestar
físico y mental. Aún así, admiten que “es probable” (y no científicamente
demostrado) que “las emociones positivas puedan tener un efecto directo en el
organismo”14 disminuyendo fundamentalmente el nivel de cortisol en sangre.
Este punto –el de la validez del método científico de la PsP– es el más débil de
los que apuestan por esta tendencia. Por eso, sus defensores siempre ponen en
condicional la afirmación de la validez empírica de la misma. Para Vera Poseck,
una de las grandes defensoras del pensamiento positivo, “parece existir
suficiente evidencia empírica”15. También María Luisa Vecina admite que los
estudios de Fredrickson sobre emocionalidad positiva “plantea la hipótesis”16
(que no tesis demostrada) de que estas frenan los efectos negativos de la
depresión.
Otros investigadores van más allá y afirman que “la exigencia y rigurosidad
metodológica son idénticas a las de otras perspectivas de investigación en
Psicología”17, y eso “a pesar de haber adoptado términos que pueden llevar a
confusión (como felicidad, optimismo, humor…) de gran arraigo en el campo de
la filosofía y la religión”18. De esta manera, puede concluirse que el pensamiento
positivo “adopta el método de la psicología científica”19.
Si estuviera tan claro que la PsP es científica, el propio Seligman no hubiera
tenido que replicar constantemente que su metodología es científica y por qué.
Una de las defensas más amplias acerca de cómo medir el constructo subjetivo
de la felicidad, la hizo en el año 200820.
Se ha tratado también de paliar una de las grandes carencias metodológicas
de la Psicología Positiva: la incapacidad del método correlacional para probar
causalidad. Como hemos dicho, podemos afirmar que “el optimismo conduce a
la buena la salud”, pero también que “la buena salud conduce al optimismo”. El
método correlacional, como su nombre indica, relaciona la variable “optimismo”
y “buena salud” pero no termina de explicar si la una causa la otra o al revés. Es
lo que ocurre con la famosa pregunta: ¿qué es antes, el huevo o la gallina? Para
solucionarlo, y probar que el afecto positivo causa verdaderamente el éxito, y
que no es que las personas exitosas tengan ánimo positivo, Lyubomirsky trató
de solventar las dificultades metodológicas. Para ello hizo un estudio longitudinal
(la PsP se basa fundamentalmente en estudios transversales). En su estudio
sugiere que el afecto positivo “puede, en muchos casos, conducir a resultados
positivos, en lugar de simplemente ser consecuencia de ellos”21.

47
Las virtudes de la PsP que son resaltadas se pueden resumir así22:
1.Ha cambiado el enfoque para centrarse más en la promoción del bienestar
físico y psicológico antes que centrarse en cuadros clínicos psicopatológicos.
Pone el énfasis en fortalezas, virtudes, crecimiento, desarrollo, soluciones,
etc. De esta manera, en vez de tratar la depresión como una presencia de
emociones negativas, podría tratarse como una ausencia de emociones
positivas. Y la finalidad de la psicoterapia sería “la estimulación en el sujeto
deprimido de emociones positivas como alegría, ilusión, esperanza, etc.”23.
2.Ha permitido ahondar en el estudio de las emociones que hasta ahora
habían sido ignoradas. “Características como la alegría, el optimismo, la
creatividad, el humor, la ilusión… Han sido ignoradas o explicadas
superficialmente”24. Dicho de otro modo por un defensor de la PsP “mientras
se han estudiado durante años emociones como el miedo o la ira, apenas
tenemos información sobre el funcionamiento de emociones positivas como
el agradecimiento o el amor”25.
3. Redefinen lo que debe ser la terapia psicológica y los cuadros de
recuperación postraumática en una enfermedad. Las evaluaciones clínicas
serían, gracias a la PsP, “más flexibles y dinámicas”, abandonando “una
categorización diagnóstica estática que ensombrece las fortalezas y recursos
positivos que todo individuo posee”26. No se trata de “reparar lo que ya se ha
roto”, sino que la PsP “insiste en la construcción de competencias y en la
prevención”27.
4.Se insiste de manera persistente en que la PsP no tiene nada que ver con la
psicología humanista o con un movimiento filosófico-espiritual. Aunque
existen “claras tendencias positivas en la corriente humanista de la
psicología”, esta “no se ha visto acompañada de una base empírica sólida y
ha dado lugar a una inmensa cantidad de movimientos de autoayuda
dudosos y poco fiables”28. Otros autores de la PsP se desmarcan con menos
incidencia de la psicología humanista e incluso admiten que “hay grandes
antecedentes de la psicología positiva” como “el movimiento humanista”29.

1. Carmelo VÁZQUEZ, Gonzalo HERVÁS y col., “Bienestar psicológico y salud:


aportaciones desde la Psicología Positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de

48
la Salud 5 (2009) 15.
2. Javier LÓPEZ-CEPERO BORREGO, Eduardo FERNÁNDEZ JIMÉNEZ y Cristina SENÍN
CALDERÓN, “Diez referencias destacadas de Psicología Positiva”, Anuario de
Psicología Clínica y de la Salud 5 (200) 55.
3. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 5.
4. Carmelo VÁZQUEZ, “La Psicología Positiva en perspectiva”, Papeles del
Psicólogo 27/1 (2006) 1.
5. Carmelo VÁZQUEZ, “La Psicología Positiva en perspectiva”, Papeles del
Psicólogo 27/1 (2006) 2.
6. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 3.
7. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 24.
8. “The DSM´categorizing and the pathologizing of human experience is the
antithesis of positive psychology”. James E. MADDOX, “Stopping the madness.
Positive Psychology and the Deconstruction of the illness ideology and the
DSM”, en: C.R. SNYDER, Shane J. LÓPEZ (Eds.), Handbook of Positive
Psychology, edit. Oxford University Press, Oxford 2002, p. 15.
9. Beatriz VERA POSECK, Begoña CARBELO BAQUERO y María Luisa VECINA JIMÉNEZ, “La
experiencia traumática desde la psicología positiva: resiliencia y crecimiento
postraumático”, Papeles del Psicólogo 27/1 (2006) 41. En páginas
posteriores, sin embargo, admite que “la idea del cambio positivo
consecuencia del afrontamiento a la adversidad aparece ya en la Psicología
existencial de autores como Frankl, Maslow, Rogers o Fromm” (p. 45).
10. “May be one of our best weapons against mental disorder”, Martin E.P.
SELIGMAN, “Positive health”, Applied Psychology: an international Review 57
(2008) 5.
11. R. PALOMERA, “Educando para la felicidad”, en: E.G. FERNÁNDEZ-ABASCAL
(Coord.), Emociones positivas, edit. Pirámide, Madrid 2008, p. 264.
12. R. PALOMERA, “Educando para la felicidad”, en: E.G. FERNÁNDEZ-ABASCAL

49
(Coord.), Emociones positivas, edit. Pirámide, Madrid 2008, p. 256.
13. Carmelo VÁZQUEZ, Gonzalo HERVÁS y col., “Bienestar psicológico y salud:
aportaciones desde la Psicología Positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 18.
14. Carmelo VÁZQUEZ, Gonzalo HERVÁS y col., “Bienestar psicológico y salud:
aportaciones desde la Psicología Positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 20.
15. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 4.
16. María Luisa VECINA JIMÉNEZ, “Emociones positivas”, Papeles del Psicólogo
27/1 (2006)12.
17. Javier LÓPEZ-CEPERO BORREGO, Eduardo FERNÁNDEZ JIMÉNEZ y Cristina SENÍN
CALDERÓN, “Diez referencias destacadas de Psicología Positiva”, Anuario de
Psicología Clínica y de la Salud 5 (200) 49.
18. Javier LÓPEZ-CEPERO BORREGO, Eduardo FERNÁNDEZ JIMÉNEZ y Cristina SENÍN
CALDERÓN, “Diez referencias destacadas de Psicología Positiva”, Anuario de
Psicología Clínica y de la Salud 5 (200) 50.
19. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 4.
20. Cfr. Martin E.P. SELIGMAN, “Positive health”, Applied Psychology: an
international Review 57 (2008) 3-18.
21. S. LYUBOMIRSKY, L.A. KING, E. DIENER, “The benefits of frequent positive
affect: does happiness lead to success?”, Psychological Bulletin 131 (2005)
840.
22. Cfr. Javier LÓPEZ-CEPERO BORREGO, Eduardo FERNÁNDEZ JIMÉNEZ y Cristina SENÍN
CALDERÓN, “Diez referencias destacadas de Psicología Positiva”, Anuario de
Psicología Clínica y de la Salud 5 (200) 54; L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES,
“Una revisión crítica de la historia y situación actual de la psicología
positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de la Salud 5 (2009) 23; Beatriz
VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 3-8.

50
23. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 3.
24. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 3.
25. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 26.
26. Javier LÓPEZ-CEPERO BORREGO, Eduardo FERNÁNDEZ JIMÉNEZ y Cristina SENÍN
CALDERÓN, “Diez referencias destacadas de Psicología Positiva”, Anuario de
Psicología Clínica y de la Salud 5 (200) 54.
27. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 4.
28. Beatriz VERA POSECK, “Psicología positiva: una nueva forma de entender la
psicología”, Papeles del Psicólogo 27 (2006) 4.
29. Gonzalo HERVÁS, “Psicología positiva: una introducción”, Revista Inter-
universitaria de Formación del Profesorado 66 [23,3] (2009) 25.

51
¿Y qué es la felicidad?

Simplificar los asuntos de la vida buscando continuamente eslóganes felices o


trucos para sentirse bien es una actitud preocupante. Y el hecho de que nos
aseguren que debemos ser nosotros mismos para ser felices, y que a la vez nos
impongan cómo debemos ser nosotros mismos para ser felices, no deja de ser
una paradoja irritante. En opinión de Prieto Ursúa, “la pretensión de que sea la
Psicología Positiva (incluso la Psicología) la autoridad que dicte qué es y cómo es
ser feliz, ciertamente me enfada”1. La tiranía de la felicidad deja entrever el
paternalismo de la PsP: ni usted, ni sus abuelos, ni los pensadores que vivieron
antes que usted, se han enterado de qué es la felicidad y cómo conseguirla,
pero ahora sí que se lo van a enseñar, a poder ser en forma de eslóganes
breves y felices. La PsP no solo le enseñará a ser feliz “infantilizando a la
ciudadanía”, sino que logrará forzarle a “una autorrealización impuesta como
una nueva forma de opresión”2.
Pongamos un ejemplo. En 1967, Warner Wilson dio una definición sobre la
persona feliz que bien parece una copia prematura de la PsP: “la persona feliz es
joven, saludable, bien educada, bien pagada, extrovertida, optimista, libre,
religiosa, casada, con alta autoestima, moral de trabajo, aspiraciones modestas,
de cualquier sexo, y de una amplia gama de niveles de inteligencia”3. ¿Siente
que esta definición es real? ¿Piensa usted que el que es feliz está casado, o es
joven y saludable? Otra definición cuestionable acerca de la felicidad, y traída
por la PsP a colación es que “las personas más felices son menos
autorreferentes, hostiles, abusadores y vulnerables a las enfermedades.
También están más dispuestas a perdonar, a ser más generosas, tolerantes,
confiables, energéticas, decididas, creativas, sociales y cooperadoras?”4. ¿Acaso
superestrellas del fútbol que se muestran felices son poco autorreferentes o más
generosas? ¿Son cooperadoras las estrellas de cine que se muestran felices?
Tratar la felicidad como si fuera un objetivo novedoso que la PsP ha traído al
mundo es ignorar siglos de Historia del pensamiento filosófico, literario, artístico,
etc. Autores como Gilham o Seligman “evidencian un gran desconocimiento de
la historia del pensamiento humano”5. La felicidad es un constructo no solo

52
subjetivo (hay tantas definiciones de felicidad como personas), sino también
cultural: un chino la definirá de manera diferente a un peruano. Además, puede
surgir por comparación: me siento feliz con mi coche, pero si todos mis vecinos
se compran uno más moderno, dejaré de estar tan feliz con mi coche y
comenzaré a compararlo con el de los vecinos. Por ello, “las personas podrían
percibirse como más o menos felices dependiendo de la información social
accesible a la mente en ese momento”6.

53
Felicidad japonesa y china vs. felicidad norteamericana

Una de las debilidades de la PsP es que pivota sobre lo que las culturas
occidentales-individualistas consideran como felicidad y bienestar subjetivo, y
ese concepto nada tiene que ver con lo que las culturas colectivistas (América
Latina, África y Asia) definen como felicidad7. Eso ha hecho que muchos test
norteamericanos que miden, por ejemplo, aspectos de la personalidad, sean
incomprensibles en culturas asiáticas. En la cultura china no se da tanta
importancia a que un individuo sea extrovertido y simpático, sino a que sea
fiable y modesto. Es falsa la afirmación de Vera Poseck, defensora de la PsP, de
que “la clasificación que proponen Peterson y Seligman se basa en aquellas
virtudes y fortalezas que están presentes en diferentes culturas y países a lo
largo de la historia, de forma que se trata de conceptos cuasi-universales”8.
Vamos a ir desmontando esta afirmación en las siguientes páginas.
La felicidad japonesa se vincula al grupo, considerando que una persona es
interdependiente de un colectivo y que los objetivos de este tienen más
importancia que las metas vitales. Son esenciales las relaciones armoniosas con
los grupos de referencia y valores como la modestia frente al autoensalzamiento
o el logro personal. Más que buscar el éxito, tratan de lograr el no-fracaso.
El self o la individualidad del sujeto no debe prevalecer nunca sobre el grupo
de cara a conseguir la felicidad. Son sujetos interdependientes, y los valores
importantes para lograr sentirse bien se relacionan con el respeto de los demás,
la percepción de fiabilidad de uno mismo para asumir tareas, etc. Son
importantes las relaciones grupales como las de la familia, la etnia o la zona
geográfica donde se nace. No buscan tanto cambiar la sociedad como ajustarse
a ella. La autoestima está muy vinculada a la percepción que los otros tienen de
uno mismo, de manera que son más proclives a la autocrítica que a la crítica de
los valores del grupo.
En el ámbito emocional, dan importancia a valores que se relacionan con el
trato con los demás, como pueden ser el respeto, la cercanía o la amistad. Por
eso mismo, la manifestación de la ira se censura vivamente y la cultura china
regula estrictamente lo que consideran una discusión educada. La cultura china
indica que se debe mostrar pesar por dañar a otros psicológicamente (porque se
considera una agresión), y no tanto por violar una ley o norma moral personal.

54
Se sabe que los japoneses dedican tiempo, más que a reflexionar sobre sus
emociones personales, a detectar señales en su ambiente que indiquen cambios
de estatus en el grupo, o malestar del grupo con el individuo. El bienestar
psicológico está relacionado con la armonía social, la adaptación a las normas
sociales y el apoyo del grupo, antes que en las emociones positivas o metas
personales.
Algo clave de las culturas colectivistas es que la felicidad se relaciona con un
balance entre emociones positivas y negativas, puesto que no se ignoran estas
últimas. Están siempre presente en la vida las alegrías y las penas, el yin y el
yang, un principio y su opuesto. La contradicción de la vida no acarrea malestar,
sino que se asume como una riqueza: las luces ayudan a ver las sombras, las
sombras marcan el terreno de las luces. El hecho de tolerar mejor la
contradicción que en las culturas occidentales, hace que busquen siempre un
punto medio en los conflictos, antes que dar la razón a uno u otro. Buscan que
los individuos enfrentados retornen a la armonía del grupo cediendo ambas
partes, antes que la sociedad se incline por uno u otro bando.
Las culturas colectivistas despersonalizan las emociones, no atribuyen
intenciones personales en lo que alguien ha hecho sino que se centran más en
las situaciones globales de lo ocurrido. Cuando se preguntan por qué ha
ocurrido algo, miran a la situación global, al grupo, etc.
En contraposición a este concepto de felicidad, la cultura norteamericana es
típicamente individualista. Se enfatizan las metas personales sobre las grupales,
el logro y el autoensalzamiento. Son sujetos poco dados a la autocrítica.
El self o la individualidad del sujeto es lo más importante. Se acentúa el “yo”
frente a “los otros”, y desde niño se educa al sujeto para que sea autónomo,
independiente y orientado a los logros personales. Las relaciones con los demás,
especialmente con los grupos de referencia (familia, clase social, zona
geográfica) es mucho menos importante para conseguir la felicidad. Más que
ajustarse a la sociedad, buscan influir en ella para cambiarla. La autoestima está
vinculada a la percepción que el sujeto tiene de sí mismo, antes que a la
percepción que tienen las personas del entorno sobre uno mismo.
En el ámbito emocional, dan importancia no tanto a los valores relacionados
con el trato a los demás (respeto, cercanía, amistad, etc.), como a valores
individuales que los hagan destacar sobre los demás: orgullo, autoconfianza,
competitividad, etc. Esto lleva a que los sujetos dediquen más tiempo a la

55
introspección de sus emociones personales que a detectar los cambios de
estatus o de censura del grupo respecto al individuo. El malestar psicológico
viene asociado a la ruptura de metas vitales, de leyes o normas morales que el
individuo persigue, y no tanto por haber frustrado las metas o normas de los
otros. El bienestar psicológico está relacionado con emociones positivas, metas
personales y sensación de control.
Algo importante de las culturas individualistas es que la felicidad se asocia al
predominio de las emociones positivas sobre las negativas, a diferencia de las
culturas colectivistas, en donde el bienestar psicológico es un balance entre
ambas. El norteamericano no soporta las contradicciones y encuentra malestar
en los conflictos ideológicos, ya que busca soluciones en favor de una parte o de
otra. Además, personaliza lo que hacen las personas, atribuyéndoles siempre
una intención personal.
Podemos concluir que la felicidad china se relaciona con el cultivo de valores
espirituales, con el balance emocional (positivo y negativo) en su vida, y con la
importancia de alcanzar las expectativas sociales. En la cultura japonesa hay un
término para designar la emoción de culpa, pero no la toman como una emoción
negativa sino como una virtud positiva para que el individuo sea humilde y se
desarrolle felizmente. Algo parecido ocurre en la cultura hindú, en donde la
felicidad no se entiende sin su componente de sacrificio o incomodidad, sin la
renuncia al propio ego en favor de la comunidad9. Nada de esto tiene que ver
con la felicidad de la PsP, muy relacionada con la norteamericana. Para los
norteamericanos, la felicidad está muy relacionada con los éxitos materiales, con
la independencia del yo frente al grupo social, etc. No hay referencias a una
noción que transcienda al individuo, aunque gusten de usar frases bíblicas o
espirituales.
No es de extrañar, por tanto, que para un psicólogo norteamericano, la alta
sensibilidad se identifique con neuroticismo y malestar emocional, mientras que
“los psicólogos japoneses parecen tener la expectativa de que los sujetos
sensibles se desenvuelven mejor”10.
La siguiente tabla resumirá las diferencias11:

Individualismo Colectivismo

Ideología Los intereses individuales Los intereses colectivos

56
priman sobre los priman sobre los
colectivos. individuales.

Valores Placer, éxito, competición, Seguridad, obediencia,


libertad, autonomía, sentido del deber,
sinceridad, equidad. jerarquía, armonía del
grupo.

Conducta Los intereses personales Los intereses del grupo


social guían la conducta. guían la conducta.
Sociabilidad abierta a Sociabilidad más limitada
muchos grupos y al grupo, pero más
personas, superficial y intensa y profunda.
débil. Comunicación indirecta,
Comunicación verbal dando rodeos.
directa y explícita. Contacto físico cercano.
Poco contacto físico. Énfasis en la pertenencia
Énfasis en la al grupo y la cooperación.
independencia y en el
logro individual.

57
Felicidad clásica vs. felicidad moderna

Además de que la felicidad norteamericana, basada en el logro personal y el


utilitarismo, no tiene nada que ver con el concepto que tienen otras culturas de
la felicidad, lo cierto es que lo que propone la PsP parece una ruptura completa
con la Historia. Y es que contamos con siglos de pensadores, filósofos, literatos
y artistas que han hablado de felicidad, pero con un concepto muy diferente del
optimismo mágico de la PsP. Hay que advertir que Seligman y otros autores se
remiten constantemente a términos de la filosofía clásica griega, sin embargo,
“el concepto de eudaimonia de Aristóteles tenía más que ver con una idea de
virtud ligada a la idea de un bien transcendental, más que con la postura
individualista, utilitarista y psicológica de las virtudes que defienden los
psicólogos positivos”12. Cuando el pensamiento positivo habla de sabiduría y
citan a Platón, nada tiene que ver en realidad el concepto. Para Platón, sabiduría
es la capacidad del alma para aprender el orden cósmico y el verdadero sentido
de las cosas, es decir, para admirar a la divinidad. Para el psicólogo positivo,
sabiduría es manejarse con habilidad en las relaciones sociales, ser eficiente en
el trabajo, tener éxito en las relaciones amorosas, etc. Así, en las 24 fortalezas
que mide el VIA de Seligman, se define la virtud de Sabiduría como: Curiosidad,
Amor por el conocimiento, Pensamiento Crítico, Creatividad y Perspectiva. No
hay referencia alguna a la contemplación de la divinidad, que es la base de la
Sabiduría para pensadores clásicos como Confucio, Aristóteles o Tomás de
Aquino. De igual manera, la PsP define la Justicia como Civismo, Sentido de
justicia y Liderazgo… no hace falta ser un experto en filosofía clásica para saber
que esa no es la definición sostenida en siglos pasados.
En el mundo grecorromano y en el mundo europeo medieval, la felicidad
estaba asociada a las virtudes humanas: honestidad, integridad, esfuerzo, etc.
Basta acudir, por ejemplo, a Séneca, para darse cuenta de que la felicidad es un
concepto que tiene raíces diferentes que en el optimismo mágico. En el capítulo
Sobre la felicidad de los Diálogos de Séneca, puede leerse que:
• “Quien está bien fundado, quiera o no, se sentirá inundado de una continua
alegría (…) pues vive contento con sus bienes, sin codiciar otra cosa” (cap.
IV).
• “Nadie es feliz sin una mente sana (…). Feliz es, pues, el hombre de recto

58
juicio, que está contento con todo lo que tiene y es amigo de sus cosas,
sean las que sean” (cap. VI).
• “Yo niego que nadie pueda vivir feliz si no se vive al mismo tiempo
honestamente” (cap. X).
• “En la virtud está, por tanto, la verdadera felicidad” (cap., XVI).
Podemos deducir de estas definiciones que la felicidad, para el pensador
clásico, está unida a: la moderación en las ambiciones personales, la reflexión
racional, la honestidad e integridad de vida, la virtud o valores morales. Y esta
visión grecorromana fue asumida y aceptada en Europa durante muchos siglos.
La receta de Descartes (tenido por ejemplo del buen racionalista) para ser feliz
no es muy diferente: “a fin de que nuestra alma tenga de qué estar contenta,
no tiene más que seguir exactamente a la virtud. Porque todo el que ha vivido
de tal suerte que su conciencia no le puede reprochar nada (…) recibe de ello
una satisfacción poderosa” (Tratado de las pasiones del alma, 2ª parte, art.
148).
También en otras culturas ancestrales la felicidad era muy diferente de lo que
propone el pensamiento mágico. Por ejemplo, en el Lunyu de Confucio la
felicidad se asocia al hombre sabio que ha comprendido la esencia de la vida.
Así, “el sabio es feliz”13 y el estudio te convierte “simplemente en una persona
digna de ese nombre”14.
En general, esta ha sido la cosmovisión no solo europea, sino también árabe,
acerca de la felicidad: “la mayor parte de la filosofía antropológico-filosófica
occidental y oriental, así como las egipcia y árabe, han hecho énfasis en: vivir
con moderación; tener una cosmovisión integradora; superar las adversidades;
aprender a sufrir con fortaleza; conocerse a uno mismo; controlar la ira; no
hacer nada en exceso; precaverse prudentemente de las adversidades; luchar
por la templanza y la prudencia; buscar la armonía y la tranquilidad de espíritu;
hacer énfasis en el esfuerzo personal; favorecer las potencialidades internas;
establecer recursos sociales de apoyo, etc.”15.
En definitiva, la PsP establece como origen de la felicidad el pensamiento
positivo, que de manera casi mágica por su simplicidad y facilidad de método,
provoca en el individuo el bienestar psicológico de manera automática. Sin
embargo, en la cultura clásica europea y árabe, la felicidad va asociada a un
camino vital de esfuerzo, valentía, moderación, sensatez, justicia, templanza,

59
etc. Es difícil vender este último camino en forma de eslóganes fáciles y
emoticonos.
En la tradición judeocristiana, la felicidad va unida a la sabiduría, a la
búsqueda reflexiva y contemplativa del saber humano y divino: “meditar sobre
ella es prudencia consumada, y el que vela por ella pronto se ve libre de
preocupaciones” (Sab 6,15). El autor del libro tiene a la Sabiduría por más
preciosa que el oro: “La preferí a cetros y tronos, y a su lado en nada tuve la
riqueza (…), porque todo el oro ante ella, es un poco de arena (…). La quise
más que a la salud y la belleza” (Sab 7,8-10). No encontrará resonancia alguno
de este mensaje en los libros del pensamiento positivo y mágico: allí no le
enseñarán a ser sabio, a reflexionar, ni le invitarán a que lea usted más a los
pensadores clásicos. En los libros de la PsP le invitarán a que usted crea en sus
sueños, y no que a reflexione sobre ellos ni que dedique un poco más de tiempo
a la lectura a lo largo de la semana. Si a lo largo de la Historia ha habido
artistas, pensadores y filósofos que han estimado la cultura más que el oro, la
belleza y la salud, a usted la PsP le invitará a que piense en positivo para
adquirir oro, belleza y salud.

60
Felicidad intrínseca vs. felicidad extrínseca

La psicología de la motivación nos enseña que esta puede ser extrínseca o


intrínseca. Hay una diferencia importante entre ellas, y de hecho, durante
mucho tiempo se consideró que ambas eran incompatibles. La motivación
extrínseca se mueve por incentivos externos al individuo: premios, honores,
dinero, etc. Son agentes externos que despiertan el interés de la persona,
activan su conducta y la refuerzan. Así, podemos desarrollar nuestra profesión
como medio para alcanzar prestigio social (y no porque sea nuestra verdadera
vocación), o estudiar un idioma para mejorar nuestras condiciones laborales (y
no por el gusto de aprender algo nuevo). La motivación extrínseca se mueve por
deseo de la recompensa, por miedo al castigo o por impulso de un incentivo
concreto.
El problema es que cuando hay demora de premio o incluso extinción de
premio, la actividad disminuye o cesa. Si un niño aprende a tocar un
instrumento en clases extraescolares porque así se lo han indicado sus padres o
los profesores, y no por amor a la música, es bastante probable que abandone
el instrumento al terminar la escuela. Si al niño se le inculca la lectura como
tarea escolar y no descubre el placer de leer, es improbable que compre libros
siendo adulto. Si la empresa nos ha prometido un aumento de sueldo por
objetivos, y después de cumplirlos no se nos da el dinero prometido, es bastante
probable que disminuyamos nuestro rendimiento laboral.
Existe, no obstante, otro tipo de energía: la motivación intrínseca, que es más
compleja. Nace del interior del individuo, y lo que le impulsa a actuar no está en
incentivos exteriores sino en metas y planes que él mismo se ha fijado, o por el
mero placer de ejecutar la actividad misma. Así, leemos un libro por el mero
placer de hacerlo, estudiamos una carrera por el mero hecho de aprender o
desarrollamos una actividad sin mirar a la recompensa. Este tipo de energía es
importante incluso cuando realizamos un deporte. “La motivación intrínseca
supone el compromiso de un sujeto con una actividad por el placer y disfrute
que le produce, y por tanto, la actividad es un fin en sí misma”16.
La motivación intrínseca nos garantiza que seamos más perseverantes, porque
no dependemos de un premio, sino de nuestras propias metas y deseos. Si nos
proponemos aprender una habilidad por el mero placer de hacerlo, y no por una

61
recompensa (dinero, aprobación de nuestro entorno, etc.), la actividad tiene
más garantías para ser ejecutada hasta el final. Los realmente felices se
proponen tareas y metas coherentes con sus valores internos, pretenden ser
honestos consigo mismos, tienen un alto sentido de la curiosidad y la
exploración. Y esto es bueno, porque sintoniza con lo más íntimo del ser
humano. Desde que el ser humano nace y es un bebé, se lleva objetos a la boca
para explorarlos, y un niño hace preguntas sobre las cosas que le rodean. Es el
famoso: “¿por qué?” con el que tantos niños pequeños muestran su deseo de
aprender.
La motivación intrínseca, al ser algo personal, casa mal con los aprendizajes
colectivos de la escuela. En los centros escolares enseñan normalmente a
responder a unos estándares sociales que nosotros no hemos creado, y que con
frecuencia, matan la creatividad y la motivación personal. Por ejemplo, nos
pueden inclinar a estudiar carreras universitarias técnicas antes que las
humanísticas, simplemente porque tienen más salidas laborales o porque
otorgan más dinero y estatus. En la escuela se aprende a hacer las cosas
“porque toca” hacerlas, porque así están diseñadas en el plan de estudios. Pero
una persona realmente feliz quiere explorar, averiguar y actuar por sí mismo,
por lo que le apasiona. De ahí que, con frecuencia, hayan sido niños que se han
aburrido enormemente en la escuela. En ocasiones, por pura desmotivación,
tienen bajo rendimiento escolar. Y un estudio clásico en la materia asegura que
“los estudiantes que aprenden por una motivación intrínseca (por interés, por
curiosidad) muestran mayor creatividad, emoción positiva y aprendizaje que los
estudiantes que aprenden por una motivación extrínseca”17.
La motivación intrínseca explica también que algunos prefieran los deportes
individuales antes que los colectivos. Hay una base científica también en ello, ya
que los deportes colectivos favorecen la competición, mientras que los deportes
individuales favorecen la focalización al placer de la tarea18. Cuando un niño
juega un partido de fútbol con sus compañeros, espera que su equipo gane y
meta goles, y desea también destacarse como buen jugador. Cuando un niño,
en cambio, aprende a hacer senderismo en la montaña, seguramente persiga
metas muy diferentes.
En definitiva, una persona que trate de ser realmente feliz no buscará en su
orientación profesional tanto el dinero o el estatus de poder como la satisfacción
personal. Aunque esto no haya sido posible por cuestiones económicas, y haya

62
tenido que orientarse hacia una profesión que no le llena vitalmente, la persona
verdaderamente feliz nunca renunciará al ideal de algo más coherente con sus
valores.
Aunque mucha gente piensa que es necesario obtener logros de estatus,
poder o dinero para ser felices, la motivación personal de una persona
realmente feliz garantiza mayor adaptación y felicidad. Según Reeve, un clásico
en esta materia, “la gente con motivación de alta calidad se adapta bien y
prospera. La gente con déficits motivacionales fracasa”19.
La PsP parece promocionar las metas intrínsecas, nacidas del interior del
individuo, y a ello parecen remitir términos como: florecimiento, crecimiento
personal, flujo, etc. Sin embargo…:
• Las metas intrínsecas nacen del individuo. La PsP quiere adoctrinar al
individuo acerca de la felicidad, en qué consiste y cómo alcanzarla, lo cual
sería una intromisión externa de conceptos ajenos al individuo. No deja de
ser la gran paradoja de la ciencia de la felicidad: “sea usted mismo para ser
feliz, pero yo le voy a decir en qué consiste ser uno mismo y con qué
criterios se mide si usted es feliz”.
• Las metas intrínsecas se orientan a valores no necesariamente materiales,
como la satisfacción por hacer algo bien, algo interesante, etc. La PsP
parece compartir este punto de vista al hablar de crecimiento personal y
florecimiento, pero sospechosamente orienta al individuo al éxito
empresarial, amoroso, la buena salud física, etc. Todo lo cual tiene poco de
intrínseco y mucho de externo o material.

63
Disney y Caperucita Roja

Infantilizar el pensamiento no es una buena estrategia. En ninguna época


histórica ha ocurrido, excepto en la actual. Para explicar esta idea, nada mejor
que recurrir al cuento de Caperucita Roja.
Los cuentos medievales eran historias terribles que fueron edulcoradas en el
s. XIX por los hermanos Grimm, y en el s. XX por Disney y su mundo de
animales simpáticos. Sin embargo, ni Caperucita Roja ni Hansel y Grettel o
Robin Hood tenían nada que ver en su origen con las leyendas actuales.
En la Edad Media, abandonar niños en el bosque era la forma más común de
infanticidio y de deshacerse de ellos Así de cruel. La mayoría de las narraciones
medievales tenían por escenario el bosque, porque entonces Europa era un
inmenso bosque y solo en los claros se establecían los pueblos o villas. Había
terminado el mundo mediterráneo del Imperio Romano, volcado en famosas
ciudades asentadas en playas y litorales: Cádiz, Tarragona, Marsella, Roma, las
ciudades griegas, etc. En la Edad media se pasó de este mundo mediterráneo a
la Europa atlántica. Las temperaturas eran más suaves o frías y permitían
cultivar las tierras interiores. La Europa romana del vino fue sustituida por la
Europa germánica de la cerveza. En ella, el bosque significaba la barbarie. Eran
impenetrables e inhóspitos: no existían bellas rutas señalizadas, ni balizas, ni
GPS, ni calefacción, ni carreteras. Al bosque solo entraban expertos cazadores.
Era el lugar mágico y siniestro, lugar de hadas, leyendas, criaturas extrañas
(dragones, gnomos, trolls) y también de ladrones y salteadores. Robin Hood
vivía en los bosques, porque solo en ellos se podía vivir al margen de la ley. Las
historias sobre caballeros “errantes” tienen que ver con hombres que trataban
de mostrar su fuerza y valor vagando por los bosques. Eso les daba un aura
mágica y especial. En los bosques no había caminos, y las antiguas calzadas
romanas se iban abandonando. No es de extrañar que los ermitaños y monjes
que deseaban apartarse del mundanal ruido, eligieran peñascos en lo alto de las
montañas: nadie se aventuraba a molestarles, nadie deseaba cruzar bosques.
Es en este contexto cuando nacen historias sobre niños abandonados en los
bosques que, gracias a su astucia, pudieron sobrevivir. Eran una lección de vida
que trataba de transmitir el mensaje de que solo con la astucia se lograba
superar la desgracia. Caperucita Roja o Hansel y Grettel tuvieron este origen. En

64
el s. XIX, comenzó a considerarse de mal gusto educar a los niños con este tipo
de historias, entre otras cosas porque el bosque había perdido su carácter
siniestro y porque ya no existía el infanticidio de esa forma. Los niños se
abandonaban, ya desde la Baja Edad Media, en la puerta de hospicios,
conventos o iglesias.
Disney edulcoró todavía más los cuentos ya azucarados de los hermanos
Grimm. Nació así un mundo simpático de bellas hadas, como Campanilla, o de
animales que tenían sentimientos humanos, ocultando a los niños que, en la
Naturaleza, los animales se devoran unos a otros siguiendo la cadena
alimenticia. En muchos casos, los animales devoran a sus propias crías. Disney
no fue el único responsable. La Literatura del s. XIX, especialmente la puritana y
victoriana, consideraba de mal gusto que un personaje de novela muriera, o
fuera burlado, o humillado. Nació así el happy end o final feliz que puede leerse
en muchas novelas. En ocasiones son finales bruscos y mal escritos: no fueron
deseo del autor sino de los editores, del público en general y de la moral
burguesa.
El problema de edulcorar la vida es que, a fuerza de ello, podemos terminar
por infantilizar la vida. Las historias medievales reflejaban la vida en su crudeza
para que los niños aprendieran a sobrevivir por su cuenta y a obtener recursos.
En el s. XVI, con la literatura clásica, surgen niños llenos de picaresca: Lazarillo
de Tormes, El Buscón llamado don Pablos, etc. Son historias más suaves pero,
en el fondo, seguían enseñando a los niños la verdad de la vida tal y como se
vivía entonces. Se consideraba que educar es decir la verdad, y que para
proteger al niño no hay nada mejor que exponerle el código de la vida, antes
que ocultárselo o edulcorarlo. Esta tendencia continuó hasta el s. XVIII, muchos
personajes de novelas u obras de teatro eran humillados: un personaje clásico
era el de la “solterona” o “solterón”, que solía terminar mal en las novelas.
También las fábulas y cuentos con moraleja trataban de transmitir a los niños
verdades de la vida sin edulcorantes. Muchas de ellas refieren cómo los lobos o
seres humanos violentos usan estrategias para someter a las ovejas o seres
humanos más sensibles. Fue en el s. XIX, con la aparición de ciudades
burguesas y de la moral puritana, cuando estas historias se consideraron de mal
gusto, tal y como hemos explicado anteriormente.
La Psicología Positiva tiene mucho de infantilización del pensamiento. No
basta con leer una frase feliz, memorizarla y repetírnosla, para cambiar la vida.

65
Volveremos a ello en el siguiente capítulo, cuando expliquemos cómo detrás de
las emociones y sentimientos hay también genética, sustratos neurofisiológicos y
déficit hormonal que pueden condicionar nuestros pensamientos.

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Elogio de la melancolía

Nunca ha habido en la Historia una época que tuviera tanta alergia a la


melancolía, a reflexionar, a aburrirse o a sentir nostalgia. El pensamiento
positivo de la PsP le entrenará para que usted no tenga este tipo de cosas
porque son aberrantes, a pesar de que buena parte de los artistas y escritores,
a lo largo de la Historia, hayan visto en la tristeza una importante fuente de
creación.
La felicidad y la tristeza son opuestos en nuestro tiempo. Sin embargo, en
muchas épocas históricas y en muchas culturas, el concepto de felicidad incluía
también la melancolía, la reflexión, el aburrimiento y la nostalgia. En las culturas
orientales y asiáticas se consideraba la tristeza como una emoción del hombre
respetable y sabio, y como una pizca de gravedad que hacía la felicidad más
profunda. También en Europa y en la cultura occidental, hubo épocas con una
visión más amable de la melancolía. Y es que los medievales valoraban la
gravedad y la melancolía como una señal del buen espíritu, del hombre de
ingenio, el artista y creativo, etc.
De esta manera, en el período previo al Renacimiento fueron frecuentes en la
literatura los amantes melancólicos, como Calisto en La Celestina o el caballero
Amadís de Gaula. Esta tendencia continuó durante el siglo XVI en el
Renacimiento, y especialmente durante la primera mitad del siglo XVII, ya en el
Barroco. Se publicaron obras como la Comedia de un príncipe melancólico
(anónima), La gitana melancólica (atribuida a Gaspar de Aguilar), El melancólico
(de Tirso de Molina), etc. Pensemos en el grave personaje de Segismundo
creado por Calderón de la Barca en La vida es sueño, o en el Quijote, que tuvo
el apodo de Caballero de la Triste Figura. También en el resto de Europa se dio
esta tendencia. Shakespeare describió al melancólico con su conocido personaje
Hamlet.
Si en la literatura estuvo de moda la figura del melancólico, también abundó
esta en las obras filosóficas y médicas, donde comenzaron a valorarse
positivamente las posibilidades que nacían del espíritu afligido. Así, fue un tema
estudiado por Pedro Mercado, Huarte San Juan, Luis Mercado, Andrés
Velázquez, Alfonso de Santa Cruz, etc. Además de estos autores españoles, en
el resto de Europa se dio el mismo interés. Una de las obras clásicas inglesas fue

67
la Anatomía de la melancolía (1621), escrita por Robert Burton, clérigo y
docente en Oxford. La rápida difusión del libro (tuvo nuevas ediciones en 1624 y
1626) demuestra que el público tenía interés por el tema.
Conocida es también la época del Romanticismo, en donde los héroes y
heroínas de las novelas eran personas algo trágicas, pero que morían felizmente
por una causa verdaderamente digna: luchando por un amor, por la
independencia de una nación, por los derechos de los esclavos negros en
Estados Unidos, etc.
La melancolía hacía atractivo al hombre o a la mujer, y estaba tan de moda,
que en la Iglesia católica se miraba con recelo. Teresa de Ávila dedicó el capítulo
séptimo del Libro de las Fundaciones a este tema con un título explícito: De
cómo se han de haber con las que tienen melancolía. La conocida santa
castellana recomendaba a las superioras de conventos ser cariñosas en las
formas, pero implacables en la exigencia con este tipo de novicias, vinculando el
sentimiento de tristeza con el ámbito de lo diabólico y admitiendo que estaba de
moda en la época: “me temo que el demonio, enmascarado detrás de este
humor, quiera ganar muchas almas, porque ahora esta melancólica actitud
ocurre más frecuentemente que nunca”. Además, en el resto del capítulo llegaba
a calificar despectivamente los deseos de independencia de criterio de una
monja con el espíritu melancólico. Es decir: el melancólico era tenido por
independiente, libre de criterio, especial, creativo, original y, en el fondo,
románticamente feliz. Así opinan también autores tan dispares como Aristóteles
o Kant20.
No pretendo hacer una apología del pesimismo, pero sí llamar la atención
sobre el hecho de que ha habido épocas y culturas en que la felicidad no era
una búsqueda exagerada de huir de la tristeza, sino que se consideraba a la
felicidad y a la tristeza como dos ámbitos propios de la vida humana y, en
concreto, de la vida heroica o bella que merece la pena ser vivida. Y, por cierto,
España fue un país en el que la moda melancólica tuvo gran aceptación durante
siglos, a pesar de que parezca contraintuitivo: “este extendido sentimiento de la
melancolía, que duró a lo largo del período barroco en Europa, tuvo tan
excepcional impacto en España que se convirtió en un distintivo rasgo
español”21, ayudando a la eclosión de artistas tan maravillosa del s. XVII español
(Velázquez, Cervantes, Calderón de la Barca, etc.).

68
1. María PRIETO-URSÚA, “Psicología positiva: una moda polémica”, Clínica y
Salud nº3/vol. 17 (2006) 336.
2. Luis FERNÁNDEZ RÍOS y Manuel VILARIÑO VÁZQUEZ, “Historia, investigación y
discurso de la Psicología Positiva: un abordaje crítico”, Terapia psicológica
36/2 (2018)129.
3. Cit. en: H. CUADRA, R. FLORENZANO, “El Bienestar Subjetivo: hacia una
psicología positiva”, Revista de Psicología de la Universidad de Chile, XIII/1
(2003) 84.
4. H. CUADRA, R. FLORENZANO, “El Bienestar Subjetivo: hacia una psicología
positiva”, Revista de Psicología de la Universidad de Chile, XIII/1 (2003) 86.
5. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y situación
actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de la Salud
5 (2009) 7-8.
6. Daniela CONCHA, María Ángeles BILBAO y col, “Sesgos cognitivos y su relación
con el bienestar subjetivo”, Salud&Sociedad 3/2 (2012) 124.
7. Cfr. H. TRIANDIS y E. SUH, “Cultural influences on personality”, Annual
Review Psychology 53 (2002) 133-160; Y. UCHIDA y S. KITAYAMA, “Happiness
and unhappiness in East and West: themes and variations”, Emotion 9
(2009) 442-456; R. NEUMANN, N. STEINHAUSSER y V. ROEDER, “How self-construal
shapes emotion: cultural differences in the feeling of pride”, Social
Cognition 27 (2009)327-337.
8. Beatriz VERA POSECK, “Acercarse a la Psicología Positiva a través de una
bibliografía comentada”, Clínica y Salud 17/3 (2006) 264.
9. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 258.
10. Elaine ARON, El don de la sensibilidad. Las personas altamente sensibles,
Ediciones Obelisco, Barcelona 2012, p. 42.

69
11. Fuente: Elena GAVIRIA STEWART, Mercedes LÓPEZ SÁEZ, Isabel CUADRADO
GUIRADO (Coord.), Introducción a la psicología social, edit. Sanz y Torres,
Madrid 2013, p. 56.
12. Edgar CABANAS DÍAZ, La felicidad como imperativo moral. Origen y difusión
del individualismo positivo en el capitalismo neoliberal y sus efectos en la
construcción de la subjetividad, tesis doctoral, Universidad de Madrid,
Madrid 2013, p. 254.
13. CONFUCIO, Lunyu, VI-21 [edit. Random House Mondadori, Barcelona 2006,
p. 96].
14 . Ídem, p. ٢٧٠.
15. L. FERNÁNDEZ RÍOS y J.M. COMES, “Una revisión crítica de la historia y
situación actual de la psicología positiva”, Anuario de Psicología Clínica y de
la Salud 5 (2009) 8.
16. Juan Antonio MORENO MURCIA y col., “Analizando la motivación en el
deporte: un estudio a través de la teoría de la autodeterminación”, Apuntes
de Psicología 25/1 (2007) p. 36.
17. REEVE, John Marshal y col., Motivación y emoción, Edit. McGrawHill,
México, 2010 [5ª ed], p. 12.
18. A esta conclusión llegaron tres psicólogos después de estudiar a 413 niños
de entre 12-16 años que practicaban deporte. “En los deportes colectivos
existe una mayor orientación al ego y una mayor percepción de un clima
ego, mientras que en los deportes individuales, es mayor la orientación a la
tarea”. Juan Antonio MORENO MURCIA y otros, “Analizando la motivación en el
deporte…”, p. 46.
19. REEVE, John Marshall y col., Motivación y emoción, Edit. McGrawHill,
México, 2010 [5ª ed], p. 10.
20. Juan HORACIO DE FREITAS, “Elogio de la melancolía”, Daimon. Revista
Internacional de Filosofía, Suplementos 5 (2016) pp. 820-821.
21. Jorge ALADRO, “La melancolía de Alonso Quijano el Bueno”, en: Príncipe de
Viana LXVI/nº236 (2005) 581.

70
La genética silenciada

La Psicología Positiva encuentra una gran barrera en la genética. No es que la


niegue, pero la silencia claramente. Seligman estableció una ecuación de la
felicidad en la que admitía que el 50% de su felicidad depende de su herencia
genética. Y es que hoy en día sabemos que hay dificultad para cambiar los
factores genéticos de la personalidad, que tienen el 50% de varianza, así como
los factores sociodemográficos (nivel económico, país de origen, etc.) que llegan
a suponer el 10% en la configuración de la personalidad1.
Este hecho viene a dar al traste con todos los dogmas del pensamiento
mágico. Por mucho que le sugieran pensamientos positivos, saben
perfectamente que estos solo se pueden dar si no hay déficit de dopamina,
bloqueos cognitivos por experiencias traumáticas en la infancia, etc. Dicho de
otro modo: el truco de la magia simpática no funciona más que en personas
sanas.
Por suerte o desgracia, la configuración genética, las hormonas y los
neuropéptidos tiene mucho que ver con la sensación de felicidad e infelicidad,
con la generación de pensamientos positivos o negativos, etc., y ello no
depende de la voluntad libre del individuo. El sistema del pensamiento mágico
establece que las ideas optimistas generan un descenso del cortisol, así que, si
uno no hace descender el cortisol… puede sentirse culpable por no pensar más
tiempo en positivo. Pero la realidad es mucho más complicada. Por eso, cuando
en un libro de autoayuda le han prometido que con pensamientos positivos
usted hará descender el cortisol en sangre, debe saber que es bastante más
probable que ese cortisol en sangre le cree a usted pensamientos negativos.
Cuando un psicólogo o psiquiatra le explica el mecanismo del cortisol como algo
sencillo, está cometiendo una suerte de fraude: él sabe que no es así, y que si
fuera así de sencillo, no habría trabajo para psicólogos ni para psiquiatras
porque todo el mundo sería feliz.
Ha de saber usted que las emociones van asociadas a correlatos fisiológicos y
neurológicos. Es decir, que “las emociones tienen su sede biológica en un
conjunto de estructuras nerviosas denominado sistema límbico, que incluye el

71
hipocampo, la circunvalación del cuerpo calloso, el tálamo anterior y la
amígdala”2. Cuando usted siente miedo, se le ha activado la amígdala; cuando
siente tristeza, se le ha activado la ínsula. Así que no crea que sus emociones
viven en su corazón como un sentimiento subjetivo. Si la amígdala se activa,
sentirá miedo, lo quiera o no.

72
¿Libres frente al cortisol?

La visión ingenua de que el pensamiento positivo genera células buenas que


desinflaman el cerebro y el cuerpo, y que incluso puede llegar a modificar los
genes malos, es uno de los mantras de la Psicología Positiva. Pueden leerse
estas afirmaciones en el resumen de uno de los últimos superventas de
pensamiento mágico3. Pero lo cierto es que “la relación entre trastornos
depresivos y función inmune es compleja: no todos los pacientes presentan
inmunodepresión y no todos los parámetros inmunes se ven afectados”4.

Se asume así que hay una única ruta direccional que va del cerebro al sistema
neuroendocrino:
• El pensamiento positivo disminuye la frecuencia cardiaca, la presión arterial
y las concentraciones en sangre de adrenalina y noradrenalina a través de
su influencia en el sistema nervioso simpático.
• El pensamiento positivo regula el nivel del cortisol, hormona estrechamente
relacionada con enfermedades inflamatorias y con la concentración de
azúcar en sangre, y lo hace a través del eje hipotalámico-pituitario-adrenal.
• Influye también en el sistema opiáceo, disminuyendo la actividad autónoma
y endocrina, aumentando los anticuerpos (inmonoglubulina A).
Con este esquema, si usted tiene cortisol en sangre, es porque es un
verdadero pesimista; si usted no genera linfocitos T para combatir a los malos
virus, es porque es usted un pesimista, etc. Pero es que existe la ruta inversa,
que la PsP parece silenciar o ignorar: del sistema neuroendocrino al cerebro, de
los genes a su conducta, provocando que usted tenga pensamientos positivos o
negativos. Por ejemplo, el gen MAO-A se asocia con conductas antisociales5.
Veamos cómo actúa esa ruta silenciada.
Kagan ha sido una de las grandes autoridades en el estudio del temperamento
y en modelos de personalidad, especialmente en lo referente al rasgo de
inhibición. Kagan y su colega Snidman investigaron la forma especial con la que
algunos temperamentos viven la sensibilidad, dividiéndolos entre altamente
reactivos (High-Reactive, HR) y poco reactivos (Low-Reactive, LR). Los
altamente reactivos fueron llamados por los autores como inhibidos, y el grupo
bajamente reactivo como desinhibidos6. Pudieron comprobar, a través de

73
diferentes experimentos, cómo reaccionaban niños de 31 meses que jugaban
con otros compañeros ante la visita inesperada de una niñera. El 15% de los
niños se habían mostrado tímidos con la niñera y con el resto de los
compañeros, mientras que el 14% se habían mostrado sociables con los otros
niños y confiados con la mujer que entraba en la habitación. Pero el mérito del
experimento residía en haber vuelto a estudiar a esos mismos niños cuando
habían cumplido entre 12 y 14 años. Comprobaron entonces que los que se
habían señalado como inhibidos o altamente reactivos, mostraban en la pre-
adolescencia signos de mayor ansiedad social7. Descubrieron que los niños
sensibles tenían más cortisol y norepinefrina en fluidos corporales (orina, saliva).
Al darse cuenta de que, por tanto, era un comportamiento genético, quisieron
adelantar la edad de su estudio y experimentar con bebés de entre 6 y 9 meses,
descubriendo que ya los bebés muestran timidez o sociabilidad según el
desarrollo de su amígdala e hipocampo8. Los autores concluían que “la
probabilidad de que los niños altamente reactivos no terminen siendo niños
bulliciosos, sociables y despreocupados es (…) muy alta”9. Kagan y Snidman, por
cierto, aconsejaban a los padres de los niños inhibidos que no fueran
excesivamente críticos con ellos ni sobreprotectores10.
Por lo tanto, el mantra del pensamiento mágico sobre que ideas positivas
hacen descender el nivel de cortisol en sangre de manera automática es
incorrecto. Hacer descender los niveles de cortisol no se consigue con un
emoticono, ni con un lema positivo en la taza del café o en la agenda, ni con un
pensamiento alegre al comenzar el día.
Cuando un bebé muestra rasgo de ansiedad, significa que tiene una
predisposición genética a ello. La ansiedad puede definirse como la
“predisposición a percibir un amplio rango de situaciones como peligrosas o
amenazantes, y la tendencia a responder a tales amenazas con reacciones de
estado de ansiedad”11 (la cursiva es mía). Estos esquemas de pensamiento que
pueden percibirse en niños pequeños puede entrenarse con un modelo de
pensamiento positivo12, ciertamente, pero la carga genética estará siempre ahí.
Por mucho que lo intente, su genética hará que en su cerebro abunden más los
pensamientos ansiosos que los confiados y positivos.
Cuando una persona tiende a ser ansiosa, su atención se volcará a percibir
estímulos amenazantes y tenderá a un estado de hipervigilancia, lo cual le
acarreará, seguramente, una cronificación de cortisol e inflamaciones

74
musculares, problemas digestivos, etc. Los eslóganes felices o los emoticonos no
le serán de gran ayuda, a pesar de lo que promete la PsP, porque un efecto
robusto de la psicología es que la memoria y la atención suelen ser congruentes
con el estado de ánimo, y el estado de ánimo suele serlo con la predisposición
genética. Si tiene predisposición a la ansiedad, es decir, a percibir el entorno
como amenazante y a mostrarse continuamente vigilante, ha de saber que la
mayoría de este proceso cognitivo es automático: no va a cambiarlo con
mensajes positivos, aunque sí podrá moderar algo su efecto al hacerlo más
consciente. Expertos en la materia advierten que “los procesos que llevan la
atención hacia las señales de amenaza en los trastornos de ansiedad, se inician
en un estado temprano, no consciente, del procesamiento”13.
Y no solamente tendrá dificultad para superar el proceso automático de
selección de estímulos amenazantes, sino que una vez percibidos, tendrá
dificultad para no rumiar los pensamientos posteriores. Las personas con
trastornos emocionales no se sienten libres para desengancharse de estos
sesgos de atención y memoria: “una vez que estos estímulos capturan su
atención, tienen dificultades para apartar su atención de ellos”14. Dicho de otra
manera: las personas depresivas se enganchan a pensamientos negativos y los
rumian no por voluntad propia, por su incapacidad de ser felices, sino porque la
mente humana y el sistema neuroendrocrino es más complicado de lo que la
PsP quiere admitir. Y las personas ansiosas que vigilan estímulos amenazantes a
su alrededor, lo hacen por un proceso atencional que es automático e
inconsciente, y será muy difícil que estas personas puedan utilizar una estrategia
para redireccionar su atención a estímulos más positivos.

75
Sin dopamina no hay pensamiento positivo

No trataremos aquí de hacer una introducción sobre la psicobiología de las


emociones, pero sí consideramos que, si nunca ha leído el lector sobre ello,
debe tener en cuenta algunos conceptos que nunca encontrará en los libros de
autoayuda o pensamiento mágico.
Debe usted saber que las estructuras prefrontales del cerebro son sumamente
complejas, así como el sistema neuroendocrino, por lo que no debe creer que la
simple generación de pensamientos positivos le bastará para burlar estos
circuitos. Además de áreas cerebrales que son sensibles a la regulación de
nuestras emociones (como la amígdala o la ínsula), existe un sistema
neuroendocrino que genera hormonas y sustancias que no vamos a detallar
aquí. Pero existe en el sistema neuroendocrino lo que se conoce como marcador
somático. El marcador somático son respuestas anticipadas en su cuerpo que
vienen por un lado de su herencia genética y, por otro, del modo en que usted
ha aprendido a reaccionar. Podrá cambiar esto último (y la PsP incide en ello),
pero no su genética (y la PsP silencia esto). Es decir: no siempre el pensamiento
provoca un estado fisiológico en el cuerpo agradable o desagradable, sino que
precisamente el estado fisiológico agradable o desagradable del cuerpo puede
provocar pensamientos afines. Este punto contradice completamente los
dogmas de la PsP. Usted no es libre para moderar su cortisol, ni su dopamina ni
su serotonina, como si ellas dependieran de su voluntad, aunque sí puede influir
en su producción en cierta medida. En otras palabras: usted no se siente triste
porque tenga pensamientos negativos, sino que los niveles de serotonina hacen
que usted genere pensamientos negativos. Usted no siempre se sentirá feliz ni
generará dopamina porque genere eslóganes felices, pero es más probable y
cierto que usted generará pensamientos felices cuando tenga niveles altos de
dopamina.
La dopamina es un neurotransmisor asociado a sentimientos positivos como el
gozo. Un buen paseo o un rato de ejercicio es uno de los modos de generar
dopamina y obtener bienestar. Por ello, actúa como refuerzo para ciertas
conductas. Ayuda también al incremento de la frecuencia cardíaca. Existen
personas altamente sensibles con un sistema propio de producción de
dopamina, que nada tiene que ver con la generación o no de pensamientos

76
positivos15. Se sabe que hay una relación entre el gen DRD4 y un déficit de
dopamina, lo cual conduce al individuo a la búsqueda de situaciones excitantes y
lo transforma en una persona extrovertida. También se ha relacionado se ha
relacionado con hiperactividad, dependencia de drogas, depresión y trastorno de
pánico. La dopamina, por lo que parece, no puede ser modelada por
pensamientos positivos de manera tan simple como propone la PsP.
Si usted está depresivo y no logra generar pensamientos positivos ni se alegra
al ver un emoticono, debe saber que la depresión está “unida a niveles
anómalamente bajos de dopamina”, y que “particularmente, la desregulación de
catecolaminas se ha ligado a síntomas del estado de ánimo deprimido,
anhedonia, una reducción del interés, apatía y disminución de la energía”16.
Se sabe también que una mayor cantidad de materia gris en el precúneo
(lóbulo parietal superior) provoca mayores sentimientos de felicidad.
Otro alelo identificado es el alelo 5-HTTLPR, que regula los niveles de
serotonina en regiones corticales y sistema límbico, y que se asocia con la
dimensión de Neuroticismo, y no hay ninguna duda de que el gen 5-HTT, que se
ocupa de transportar la serotonina, está relacionado con depresiones17.

77
Con un poco de azúcar me siento mejor

Ricardo es una persona sana, equilibrada, positiva y con gran resistencia al


estrés. Le gusta quedar con los amigos y acude con regularidad al gimnasio.
Ahora está rondando la mediana edad y nota que se cansa más durante la
jornada laboral. A pesar de dormir bien, nota que le falta concentración a
primeras horas del día, y también cuando la jornada está terminando. En las
últimas semanas, tiene mayores dificultades de concentración y, para su
sorpresa, tiene períodos de mal humor sin causa concreta. Tiene complicidad
emocional con su mujer y colabora en el cuidado de su único hijo.
Un amigo le sugiere que debe motivarse más y mejor, que acuda a un coach y
que piense más en positivo, como ha sido su costumbre desde siempre. Ricardo
hace caso del consejo y, de manera un tanto oculta, compra libros de autoayuda
para ver si la negatividad que siente en ciertos ratos del día se debe a la crisis
de la mediana edad.
Después de un chequeo médico, el doctor le asegura que goza de buena
salud. Ricardo le comenta el “bajón” que sufre a primeras horas de la mañana y
también a últimas, cuando sufre de malhumor, falta de concentración y
rumiación de pensamientos negativos. El doctor trata de ir descartando causas,
y una de sus averiguaciones es saber si sigue una dieta sana y equilibrada.
Descubre entonces que Ricardo no desayuna, sino que se toma un simple café
con leche porque “siempre” le ha bastado con eso. El médico le insta a que
coma en abundantes tomas durante el día, empezando por un buen desayuno
con fruta y cereales, y que se lleve fruta al trabajo cortada y pelada en un
recipiente de plástico. La comida debe hacerse sentado, sin prisas, y a media
tarde también ha de tomar algo. El médico le explica que el nivel de glucosa en
sangre influye mucho en la eficiencia de la atención y también en el buen
humor, de ahí que conforme avance el día, haya peor concentración: hay menos
eficiencia del organismo en la absorción de la glucosa por parte del organismo.
Después de equilibrar su dieta, Ricardo descubre que su atención y su humor
se mantienen constantes a lo largo del día. Ya no tiene “bajones” y siempre
lleva algo para picotear al trabajo, pero no snacks, sino zanahoria, fruta, un
yogur, etc. Ha tirado los libros de autoayuda a la basura después de verlos
apilados sobre una silla en el salón de su casa.

78
Ricardo ha descubierto que la glucosa en sangre ayuda a la concentración y a
pensar en positivo, mientras que los bajos niveles de glucosa en sangre se
asocian con peor autorregulación cognitiva y emocional18.

79
La dichosa tiroides

Beatriz es una mujer de mediana edad, casada y con tres hijos. Últimamente
se encuentra apática, tiene problemas para dormir, ha engordado y ha perdido
densidad de cabello. Además, tiene molestos hormigueos en las manos y
extremidades. Ella lo achaca todo a “un mal momento” en la relación con su
padre, del que se ha distanciado emocionalmente. El caso es que cada vez tiene
mayor sensación de “perder el control”. Consume libros de autoayuda, que le
incitan a focalizarse no en sus problemas sino en posibles soluciones. Beatriz no
ve que el problema sea tan sencillo, pero decide seguir tres o cuatro pautas que
ha extraído de los libros de autoayuda.
Así que acude al médico, que le ordena hacer análisis y le receta
antidepresivos. Semanas después, llegan los resultados de los análisis y el
médico de cabecera le remite al especialista (“al endocrino”, explica Beatriz). El
especialista le explica que padece un problema de tiroides, que no debe
preocuparse ya que es una patología común en mujeres de su edad, que siga
una dieta estricta y que tome medicación. Le van a hacer un seguimiento del
tratamiento de tiroides. Entre los efectos secundarios de su enfermedad, está el
de la depresión como parte de la descompensación neuroendocrina.
Beatriz ya tiene un diagnóstico: el problema de su desequilibrio físico y mental
se debe a la tiroides, y comprende que es algo corriente entre mujeres de su
edad, ya que aparece “entre la tercera y cuarta década”, y lleva aparejado
“insomnio, irritabilidad, agitación psicomotora, labilidad afectiva, afectación de la
memoria y en algunas ocasiones síntomas psicóticos”19. Así que ahora puede
explicarse por qué no puede generar pensamientos positivos a pesar de lo fácil
que parece porque los efectos de depresión por hipotirodismo son “ánimo triste,
letargo, ganancia de peso, hipersomnia, disminución en la concentración y
alteraciones en la memoria”20.
El tratamiento es efectivo y, aunque la tiroides no deja de dar problemas, se
encuentra mucho mejor. Un día, mientras arregla su cuarto, mira los libros de
autoayuda que se almacenan en la mesilla de noche, y decide deshacerse de
ellos. Beatriz ha descubierto que las tiroides descompensan el organismo a nivel
fisiológico, emocional y cognitivo.

80
Eres igual que tu padre

Casi todos los lectores habrán escuchado alguna vez en su vida aquello de
que “te pareces mucho a tu padre”, comentario típico de familiares y amigos.
Ha de saber usted que existe un alto grado de variabilidad en torno al rasgo
de extroversión e introversión, así como el 50% de varianza asociada al
bienestar psicológico. Por mucho que compre libros de autoayuda y se motive
con eslóganes positivos, esta herencia tiene su peso. Los investigadores como
Lucas concluyen que los “genes parecen explicar en torno al 40-50% de la
varianza en los niveles estables de afecto positivo, afecto negativo, satisfacción
con la vida, y otros aspectos del bienestar psicológico global”21. ¿Heredamos de
nuestros padres, por tanto, una predisposición para ser felices? Algunos estudios
lo afirman, como la famosa investigación de Lykken y Tellegen publicada en
1996.22 En ella se estudió a 2.310 gemelos monocigóticos y dicigóticos. Hallaron
una heredabilidad del 80% de parámetros que estaban relacionados con la
felicidad y el bienestar psicológico. Además, Tellegen estimó que los genes
explican el 40% de la variación emotiva positiva y el 55% de la variación
emotiva negativa. Es decir: tiene más posibilidades de heredar el neuroticismo
de su padre que de no heredarlo.
Por lo tanto, una buena parte de su personalidad es genética, y esta
personalidad está muy relacionada con su bienestar subjetivo. Si usted es
extrovertido como su padre, tenderá a tener sentimientos y emociones más
positivas, mientras que si su padre era neurótico, es bastante probable que
usted también padezca de emociones negativas. Hoy en día se sabe que la
heredabilidad de las dimensiones de personalidad es alta. Según un estudio
completo23, esta se puede desglosar de la siguiente manera:
• El 50% para la variable extroversión.
• El 40% para la variable de neuroticismo (si usted tiene tendencia a los
pensamientos negativos, ¡no se culpe! Échele la culpa a sus genes paternos
o maternos).
• El 36% para la dimensión de afabilidad y responsabilidad.
• Entre el 43% y el 46% para la variable de apertura a la experiencia.
No somos esclavos de nuestros genes, pero tampoco somos señores de ellos.

81
Así que el dogma de la PsP acerca de que la mente subyuga al cuerpo, debe ser
puesto en duda. También hay que recordar que los máximos expertos en
evolución de personalidad, como fueron Costa y McCrae, admitieron que hay
poco cambio durante la vida adulta en los niveles medios de los rasgos de
personalidad24.

1. S. LYUBOMIRSKY, K. SHELDON y D. SCHKADE, “Pursuing happiness: the


architecture of sustantiable change”, Review of General Psychology 9
(2005) 111-131.
2. María Luisa VECINA JIMÉNEZ, “Emociones positivas”, Papeles del Psicólogo
27/1 (2006)9.
3. http://marianrojas.com/2018/10/18/te-pasen-cosas-buenas/[consulta
realizada el 25 de abril de 2018].
4 . Águeda DEL ABRIL ALONSO, Emilio AMBROSIO FLORES y col., Fundamentos de
Psicobiología, Edit. Sanz y Torres, Madrid 2016, p. 444.
5. Cfr. J. KIM-COHEN, A. CASPI y col., “MAO-A, maltreatment and gene-
environment interaction predicting children´s mental health: new evidence
and meta-analysis”, Molecular Psychiatry 11 (2006) 903-913.
6. Jerome KAGAN, Nancy SNIDMAN, The Long Shadow of Temperament, Belknap
Press of Harvard University Press, Cambridge y Londres, 2004, p. 5.
7. Cfr. Ibíd., p. 54.
8. Cfr. Ibíd., p. 10.
9. “The probability that high-reactive infant would not become a bullient,
sociable, fearless child (…) is very high”, Ibíd., p. 24.
10. Cfr. Ibíd., pp. 25 y 27.
11. CD. SPIELBERGER, Anxiety: current trends in theory and research, edit.
Academic Press, Nueva York 1972, p. 39.
12. Aprender con psicoterapia a “focalizarse sobre los aspectos conscientes
del sesgo puede ser lo más beneficioso”, en: Y. BAR-HAIM, D. LAMY y col.,

82
“Threat-related attentional bias in anxious and nonanxious individuals: a
meta-analytic study”, Psychological Bulletin 133 (2007) 16.
13. A. MATHEWS y C. MACLEOD, “Cognitive vulnerability to emotional disorders”,
Annual Review of Clinical Psychology 1 (2005) 171.
14. J. JOORMANN y C. D´AVANZATO, “Selective attention to emotional faces
following recovery form depression”, Journal of Abnormal Psychology 116
(2007) 922.
15. “We tested 98 polymorphism related to the dopamine system, and
identified 10 loci on seven genes that were related to highly sensitive
personality”, en: C. CHEN, R. MOYZIS y col (2011) “Contributions of
Dopamine-Related Genes and Environmental Factors to Highly Sensitive
Personality: A Multi-Step Neuronal System-Level Approach”. PLoS ONE 6(7):
e21636. doi:10.1371/journal.pone.0021636 Ibíd., p. 7.
16. Elisabeth P. GOODALE, “El papel de la norepinefrina y de la dopamina en la
depresión”, Revista de Toxicomanías 50 (2007) 20.
17. Cfr. R. PLOMIN y A. CASPI, “DNA and personality”, European Journal of
Personality 12 (1998) 387-407; A. CASPI, K. SUGDEN y col., “Influence of life
stress on depression: moderation by a polymorphism in the 5-HTT gene”,
Science 301 (2003) 386-389.
18. Cfr. C. DE WALL, R. BASUMEISTER y col, “Acting on limited resources: the
interactive effects of self-regulatory depletion and individual differences”,
en: R. HOYLE (Ed.), Handbook of personality and self-regulation, edit. Wiley-
Blakwell, West Sussex (UK) 2010, pp. 243-262).
19. Lina ORTIZ PÉREZ, Mauricio ESPRIELLA, “Hormonas tiroideas y trastornos
afectivos”, Revista Colombiana de Psiquiatría 33/1 (2004) 101.
20. Lina ORTIZ PÉREZ, Mauricio ESPRIELLA, “Hormonas tiroideas y trastornos
afectivos”, Revista Colombiana de Psiquiatría 33/1 (2004) 102.
21. R.E. LUCAS, “Personality and subjective well-being”, en: M. EID, R.J. LARSEN
(Eds.), The science of subjective well-being, edit. Guilfod, Nueva York 2008,
p. 176.
22. Cfr. D.T. LYKKEN y A. TELLEGEN, “Happiness is a stochastic phenomenon”,

83
Psychological Science 7 (1996) 186-189.
23. Cfr. R. PLOMIN, J.C. DEFRIES y col., Genética de la conducta, edit. Ariel,
Barcelona 2002.
24. P.T. COSTA, R.R. MCCRAE, “Longitudinal stability of adult personality”, en: R.
HOGAN, J. JOHNSON, S. BRIGGS (Eds.), Handbook of personality psychology,
edit. Academic Press, Nueva York 1997, p. 275.

84
6
Entonces, ¿puedo cambiar o no?

Sí, podemos cambiar en parte nuestra vida transformando nuestro


pensamiento. La Psicología Positiva, al igual que la Psicología Cognitiva, viene
a defender que es nuestra manera de procesar la información la que es
decisiva en la formación de sentimientos y emociones. Si usted se da cuenta
de sus automatismos mentales (veo un perro y me da miedo; vuelo en avión
y me pongo nervioso; etc.) y trabaja sobre ellos, puede reducir el nivel de
ansiedad o su forma de reaccionar ante ciertos estímulos. Puede hacerse, y la
Psicología del Aprendizaje trabaja sobre ello.
Pero creer que el mero cambio de pensamiento transformará su carga
genética, es discutible: hemos esbozado brevemente cómo hay un circuito de
hormonas, neurotransmisores y neuropéptidos que usted no va a poder burlar
así como así.
No obstante, si nos centramos en emociones positivas y en pensamientos
optimistas, siempre podremos mejorar la calidad de vida y ganar en sensatez.
Para que esta sensatez no se convierta en infantilización, optimismo ilusorio o
falta de realismo, me gustaría ofrecerle algunas pautas:
1. Se puede mejorar la calidad de vida mental, no cambiar la vida mental
completamente. Dicho de otro modo, usted puede cambiar algunos aspectos
de su vida, y cuanto más concretos sean estos objetivos, mejor. Por ejemplo:
puede usted acudir al terapeuta para que le ofrezca pautas con el fin de
mejorar la relación con su pareja. Lo que el terapeuta no va a poder cambiar
es un estilo de vida agresivo-psicótico, que seguramente tenga un sustrato
neurofísico. Usted puede ser introvertido y acudir al terapeuta para ganar en
habilidades sociales (cuanto más concretas, mejor: cómo manejarse en una
fiesta, cómo aprender a saludar a un desconocido y causarle buena

85
impresión, etc.). Lo que el terapeuta no puede es convertirle en una persona
extrovertida. Como ya hemos explicado anteriormente, ser introvertido o
extrovertido no es una elección libre, tiene un alto porcentaje genético que
sustenta estos estilos de vida. Usted puede acudir al terapeuta para tratar la
ansiedad en temas concretos: perros, fobias, contacto social. El psicólogo le
ayudará a ir ganando en calidad de vida en aspectos concretos de su vida. Lo
que no podrá es transformarle en una persona tranquila si usted tiene
síndrome de ansiedad generalizada desde que era niño. Porque el problema
ya no es concreto: perros, fobias o contacto social. El problema es que usted
siente ansiedad ante cualquier estímulo que no controla. Y eso será muy difícil
de cambiar completamente.
Si queremos ganar en salud física, nos podemos apuntar a un gimnasio.
Haremos ejercicios que, con la suficiente constancia, nos irán proporcionando
más musculatura y elasticidad. Lo sensato es tener esta mentalidad: ganar
poco a poco en musculatura y elasticidad, sea cual sea mi constitución. Lo
que no es sensato es pretender parecerse a un actor famoso o tener el
cuerpo de un deportista de élite.
De la misma manera, si usted entrena la mente con el pensamiento
positivo, seguramente irá ganando en autoestima, seguridad, tranquilidad,
sea cual sea su herencia genética o los traumas de su niñez. Lo que no es
sensato –de ningún modo– es creer que la vida entera cambia con
pensamientos positivos.
2. Pensar bien, que es el mejor camino hacia la felicidad, exige esfuerzo y
reflexión, y no se consigue con la mera emotividad de eslóganes fáciles.
Aprender a pensar bien, a ser una persona reflexiva y prudente, comedida y
tranquila, no es cuestión de un día, ni de un año. Es una tarea para toda la
vida. Es un hábito que va acompañado de otros buenos hábitos: lectura de
libros, visita a museos o centros culturales, buenas conversaciones con
personas interesantes, reflexión sobre la vida y sobre el papel de uno mismo
en ella, etc. No se puede pretender pensar bien a base de eslóganes fáciles
del tipo: “los límites están en tu mente”. Los límites no solo están en su
mente; también en el estatus socioeconómico con el que nació, en su cuerpo,
en su edad, en su cultura, etc. Las historias de superación que usted ve en el
noticiario de televisión son estimulantes, pero no siempre imitables; deben
suscitar admiración más que afán de imitación, porque lo que no le cuentan

86
es que, por cada historia de superación, hay mil historias de frustración.
La Psicología Positiva suele apelar a su emotividad: “usted puede sentirse
bien si quiere, no es tan difícil”. Pero el modo de ser feliz parte de una
reflexión profunda acerca de la vida: qué es lo que quiero, qué es lo que no
quiero, qué ambiciones me sobran, qué bienes materiales me complican la
vida, qué relaciones me empobrecen en vez de enriquecerme, etc. Para
descubrir todo esto y simplificar la vida (que es uno de los modos más
directos para ser feliz), es necesario que reflexione sobre todas estas
circunstancias. Hay que ser humilde y escuchar a otros, especialmente a
personas sensatas que nos aporten luz; a los autores clásicos; a nuestros
mayores. Pretender construir la vida en torno a valores propios y
autogenerados no es un camino sensato. Si usted quiere convencerse de que
“hoy va a ser un gran día”, puede hacerlo. Pero será conveniente reflexionar
acerca de cómo crearnos apoyos sentimentales, económicos y culturales para
que, en la medida de lo posible, hoy vaya a ser un gran día. Es decir,
debemos trabajar duro y por mucho tiempo para crear condiciones de vida en
las que haya tranquilidad, paz y sustento económico. Debe tener en cuenta
de que, con frecuencia, los días se tuercen en la vida. Puede haber un
accidente, una enfermedad imprevista, una desgracia. Pensar en ello –no de
manera ansiosa– no tiene por qué conducir al miedo o la preocupación.
Simplemente, contar con que la vida tiene esos momentos, y las olas de mar
que no afrontamos sumergiéndonos de cabeza, suelen empujarnos el
estómago y derribarnos.

3. Desconfíe de soluciones fáciles y remedios inmediatos. “Nadie da duro


por tres pesetas”, solían decir nuestros mayores en lenguaje castellano. Así
es. Aprender un idioma exige esfuerzo, aunque le prometan que con cierto
libro lo aprenderá en tres semanas. Aprender a pensar bien y a sentirse
relativamente feliz y contento, no se consigue con libros de autoayuda, ni por
gurús del crecimiento personal. No hay terapia psicológica ni fármaco alguno
que conviertan su vida en algo nuevo. Son simplemente apoyos. Si usted no
aprende poco a poco a dominar su ansiedad, con todo tipo de remedios, no
espere que ningún libro, terapia o fármaco lo haga por usted. Cuanto más se
aficione a eslóganes mágicos, alimentos de moda, libros o terapias que le
prometen felicidad y bienestar, más probable será que se convierta en
hipocondríaco emocional. Estará continuamente chequeándose de esta

87
manera: “¿me siento bien? ¿soy realmente feliz? ¿tengo que ser más
positivo?”. No hay nada más estresante que hacerse estas preguntas
continuamente. Mire a su alrededor: las personas felices no cuestionan
continuamente si lo son. Y si usted dialoga con ellas, encontrará sabiduría de
vida que ha sido adquirida a base de alegrías y penas, éxitos y fracasos.
Tenga espíritu crítico en la vida: cuando un gurú de la autoayuda le
promete algo, tiene tanto valor como cuando un político le promete solucionar
sus problemas económicos si le vota, o cuando un comercial le promete ser el
mejor chef del mundo con un electrodoméstico de cocina. Después de dos
décadas de libros de Psicología Positiva, la humanidad no ha sido más feliz.
Observe a los amigos que le recomiendan tal o cual libro de autoayuda: ¿han
mejorado realmente sus vidas? ¿son más felices seis meses después de haber
comprado y consumido el libro? Si uno es humilde, sabrá que a lo largo de la
Historia los seres humanos han estado buscando la felicidad, sin hacer de ello
una obsesión. Y que esta búsqueda es lenta.
4. Las emociones positivas tienen importancia, pero esa importancia es
relativa. Comer o beber es esencial para vivir y sobrevivir. El resto de cosas,
incluidas emociones y sentimientos, no lo son. Se puede vivir feliz sin amor de
pareja, si uno entiende que el amor puede encontrarse, expresarse o darse
de múltiples maneras: familiares, amigos, ayudando a los demás en un
voluntariado social, etc. Es posible que las películas románticas y las
canciones de moda le digan que sin un amor de pareja no vale la pena vivir la
vida, que tiene que haber “alguien especial en su vida”. No es así. Quizá
debamos aprender a dar cabida a más personas “especiales” en nuestra vida,
o a aprender a descubrir que todas las personas de nuestra vida son
“especiales” y dignas de ser amadas. Sentir alegría es maravilloso y relajante,
pero no se trata de sentarse a esperar algún acontecimiento maravilloso que
venga de fuera. Puede generar alegría en su interior dándose, por ejemplo al
visitar a un amigo en el hospital durante varias horas y acostarse tranquilo y
satisfecho por ello. Podemos encontrar la alegría allá donde queramos
encontrarla.
La crítica a la PsP no es porque un grupo de psicólogos se empeñe en
restar importancia a las emociones positivas. La crítica a la PsP es porque, de
manera misteriosa e insistente, nos señala sutilmente en qué consiste la
felicidad: éxito laboral, éxito en las relaciones amorosas, superación mental y

88
corporal, etc. En realidad, se viene a señalar que las emociones positivas lo
son cuando “producen” bienestar. Pero el bienestar no proviene de
“productos”, sino con frecuencia de la mera contemplación de la vida. El gozo
por contemplar la naturaleza; la alegría de haber hecho una buena obra por el
prójimo; la felicidad por habernos aburrido un rato y perder el tiempo en
cualquier cosa.
5. Genere bondad en su corazón y paz a su alrededor. Las personas
verdaderamente felices, las que transmiten alegría auténtica a través de sus
ojos, suelen tener un alma bella. Un deportista de élite adinerado no siempre
es feliz, por más que trate de mostrarlo acaparando bienes materiales y
espacios de telediario. Con frecuencia escuchamos que personas famosas
padecen de alcoholismo, depresiones, abuso de drogas, etc., lo cual
demuestra que la alegría no proviene del éxito. Las personas felices (haga
memoria acerca de su infancia) son las que viven con bondad. No es algo que
pueda publicitarse con facilidad, porque hacer el bien tiene su parte de
sufrimiento; pensar en el bien de los demás y no solo en el propio tiene su
parte de incomprensión. Algunos le llamarán tonto o iluso, pero pruebe a
hacerlo. Los ancianos felices generalmente son los que han sembrado paz,
amor y bondad allá donde han ido, siendo hospitalarios, generosos y
compasivos. Pruebe a tener vida espiritual, de cualquier tipo que sea. Está
demostrado que las personas que meditan algunos minutos al día tienen los
niveles de cortisol en sangre más bajos que el resto.
6. Apueste siempre por un optimismo realista, transformando los eslóganes
del pensamiento mágico en pensamiento sensato. Vamos a hacer la prueba:
• Optimismo mágico: Si lo puedes soñar, lo puedes hacer.
• Optimismo realista: Es evidente que no es así. Si fuera así, todos los
futbolistas serían como Cristiano Ronaldo o Leo Messi, porque sin duda
miles de ellos han soñado con serlo. Lo realista es tener sueños y metas,
pero distinguiendo los sueños de la realidad, proponerse metas con cierto
grado de dificultad (no excesiva) que nos estimulen y no nos agoten, y
ser perseverante en ello. Contemple a un adolescente: sueña mucho… y
sueña mal. Su mente está embebida de ideales irrealizables. Poco a poco
aprenderá a ser adulto, lo cual no significa dejar de soñar, sino soñar
sensatamente.

89
• Optimismo mágico: Estas aquí para ser feliz.
• Optimismo realista: No estamos aquí con ninguna meta concreta. Ser
feliz no es un objetivo vital. El objetivo vital es sobrevivir, cosa que
compartimos con el mundo animal y vegetal. Sobrevivir es la única meta
para la que su cuerpo y su mente están preparados filogenéticamente.
No obstante, procure pensar qué cosas le proporcionan felicidad
auténtica. Si lo piensa bien, generalmente basta con pocas: buenas
amistades, relaciones familiares sanas, cierto desahogo económico, etc.
Cuanto menos piense acerca de si es feliz o no, mejor. Será el signo de
que, probablemente, sea usted relativamente feliz.

• Optimismo mágico: Nada es imposible.


• Optimismo realista: Sí hay cosas imposibles. Es imposible que usted se
apunte a clases de pintura y resulte ser un Velázquez del s. XXI. Es
imposible que usted sea elefante con una genética humana. Lo sensato
es saber que hay muchas cosas imposibles, pero también algunas
posibles, y hay que ser inteligente para discernir bien cuáles son nuestras
verdaderas capacidades. Si no lo hace así, se hará daño, la vida le hará
daño.

• Optimismo mágico: Los límites solo se encuentran en tu propia mente.


• Optimismo realista: Este eslogan del pensamiento mágico es de los
más absurdos. Usted y yo tenemos límites corporales, espaciales,
temporales, de estatus económico, de idioma materno, etc. Un optimismo
realista pasa por reconocer los límites de la vida conforme se avanza en
edad, y en adaptarse a ellos. Eso le hará gestionar mejor sus capacidades
y adelantarse a posibles fracasos. Los grandes personajes de la historia
han seguido el lema de Sócrates: conócete a ti mismo. La felicidad
personal pasa por ello, y el conocimiento de uno mismo pasa por
entender los límites (y tomárselo con cierto humor).

• Optimismo mágico: Hoy todo va a salir bien.


• Optimismo realista: Procure ser como la hormiga y no como la cigarra.
De esa manera, cubrirá los días de pesar con los recursos que ha ido
labrando pacientemente con los años. Recursos no solo económicos, sino
también amistades, talentos personales, inteligencias desarrolladas,
capacidades descubiertas, etc. Si usted gana poco a poco en recursos, es

90
posible que todo le vaya a salir relativamente bien tanto hoy como
mañana. De paso, reflexione un poco acerca de qué quiere decir el
pensamiento mágico con eso de que las cosas “salgan bien”. ¿Significa
que tiene que tener éxito? ¿Las cosas salen bien si usted conserva la
salud intacta? ¿Si saboreo un buen café en compañía de un buen amigo
ya han salido las cosas bien este día?

• Optimismo mágico: Cree en ti y todo será posible.


• Optimismo realista: Cree en ti, y cree también en lo que te puedan
enseñar los profesores, los ancianos, los que tienen más experiencia que
tú. De esta manera, uno ampliará sus posibilidades. Creer en los demás
también es bueno. A veces los otros nos señalan límites o nos ponen
barreras. Si es así, rompámoslas. Pero a veces también los otros aciertan
al ver nuestros límites con más claridad que nosotros mismos.

• Optimismo mágico: Eres mucho más de lo que crees ser.


• Optimismo realista: Es posible que la vida le enseñe lo contrario.
Ocurre con frecuencia en los adolescentes: padecen de narcisismo
personal, de aires de autograndeza. La vida (y los demás) irán
enseñándoles la realidad, y más vale que se la tomen con humor. No es
bueno alimentar el ego ni el orgullo. Lo sensato es que desarrolle sus
potencialidades y gestione sus límites para no hacerse daño en la vida.
Puede que usted nunca vaya a ser un tenista como Rafael Nadal; no pasa
nada, no es un fracasado, disfrute jugando al tenis como el común de los
mortales. Puede que usted no juegue a fútbol como Cristiano Ronaldo.
No pasa nada, disfrute con el deporte y no sea tan competitivo. Será más
feliz.

91
Carta al lector
(A modo de conclusión)

Estimado lector:
Siento profundamente haberle dado a entender que el pensamiento
mágico, que le promete felicidad y buena salud con eslóganes positivos, es
algo que ofrece muchas dudas científicas. Siento haberle insinuado que la PsP
tiene raíces oscuras y alianzas igualmente opacas con intereses
empresariales. Que su método correlacional y sus estudios transversales
dejan mucho que desear en cuanto a causalidad entre felicidad y éxito,
optimismo y buena salud. Que el negocio de los libros de autoayuda es
grande, y que usted no es libre de bajar el cortisol en sangre con la misma
facilidad que le garantizan los últimos best-seller de moda. Le pasarán
muchas cosas buenas en la vida, pero no hay un modo mágico de lograrlo ni
un modo racional de saberlo.
Las relaciones amorosas o de amistad son buenas, pero pueden convertirse
en tóxicas cuando se viven mal. La felicidad es buena, pero puede convertirse
en tóxica cuando se convierte en una obsesión irrealizable. Pero tampoco he
pretendido hacer una apología del pesimismo ni de la negatividad. Admito que
es mejor tener buen humor que mal humor, despertarse con pensamientos
positivos que negativos, pensar que somos capaces de superarnos que pensar
que no podremos mejorar. Pero, al igual que una dieta sana o el ejercicio
físico no le garantizan a usted que no padezca una enfermedad grave, los
pensamientos positivos no le garantizarán que vaya a ser feliz o exitoso.
Personalmente, también prefiero pensar que hoy va a ser un gran día, pero
también considero que hoy puede ser mi último día, o que es probable que un
acontecimiento negativo me amargue el día. Aunque procuraré que nada ni
nadie me impidan ser feliz hoy.
Solo he tratado de denunciar que, antes de que la PsP y Seligman
descubrieran en qué consiste la felicidad, importantes artistas y pensadores

92
ya habían meditado sobre ello. No necesito que Seligman me dicte cuál es la
auténtica felicidad: prefiero reflexionar yo mismo sobre ello y llegar a
conclusiones personales. Ya hay, ha habido y habrá otros salvadores o
profetas religiosos a los que seguir, y que no son financiados por la Coca-
Cola, por el ejército estadounidense o por asociaciones filantrópicas de
abogados de Filadelfia. Aunque usted es libre de creer que Seligman “no es
una suerte de charlatán convertido en predicador gracias a intricadas
campañas de marketing”1.
Debe de saber usted que la Psicología y la Psiquiatría son ciencias de
verdad, que sus investigadores publican en revistas científicas, y que
normalmente pasan desapercibidas para el gran público, pero cuando son
descubrimientos verdaderos terminan beneficiando a todos a través de los
sistemas sanitarios nacionales. Debe saber que Seligman, antes de
convertirse en profeta de la auténtica felicidad, fue un investigador reputado
que, a mediados de los años 60 y comienzos de los 70, se dedicaba al trabajo
en laboratorio con animales. Allí hizo un descubrimiento importante que le dio
fama y honra: el paradigma de la indefensión aprendida, que hoy se estudia
de cara a tratar el trauma del acoso escolar o el maltrato doméstico.
Confíe usted en su buena suerte (es natural hacerlo). Pero confíe también
en la medicina y la psiquiatría, que le darán remedio científico si usted padece
un déficit de dopamina, si sus niveles de serotonina están descompensados, si
su amígdala es sensible por naturaleza, o si heredó el neuroticismo de sus
padres.
Y, de paso, le invito a que lea mucho, que es un buen camino para ser feliz.
Leer le hará pensar. Es más arduo leer Ana Karenina o El Quijote que leer un
eslogan optimista en una taza de desayuno. Pero descubrirá ideas
importantes para ser feliz, reflexiones profundas acerca de en qué consiste la
verdadera felicidad, y sobre todo aprenderá que ya otros reflexionaron sobre
el tema de la felicidad de manera más profunda y seria que el pensamiento
mágico. Estos autores clásicos le ofrecerán (de manera gratuita) una
sabiduría profunda.
Que tenga usted un buen día: no hay manera racional de saber si va a ser
así, a pesar de que se lo prometa la PsP, pero yo se lo deseo de corazón.

93
1. Beatriz VERA POSECK, “Acercarse a la Psicología Positiva a través de una
bibliografía comentada”, Clínica y Salud 17/3 (2006) 268.

94
Bibliografía citada

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100
Acerca del autor

Rafael Pardo (Pamplona, 1977) es sacerdote, Licenciado en Historia por la


Universidad de Sevilla y Doctor en Teología por la Universidad de Navarra.
Actualmente, completa estudios universitarios de Psicología. Es autor de
numerosos libros de carácter histórico, espiritual y psicológico, algunos de ellos
publicados en esta misma editorial.

101
Títulos recomendados

Adquiera todos nuestros ebooks en


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102
Personas altamente sensibles
Claves psicológicas y espirituales
Rafael Pardo Fernández
ISBN: 978-84-330-3004-7

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Las Personas Altamente Sensibles (PAS) procesan profundamente la información


que reciben a través de sus sentidos, se sienten fácilmente sobreestimulados
ante el exceso de ruido, luz o acontecimientos, tienen alta reactividad
emocional, son empáticos y capaces de leer los rostros ajenos, gozan de
capacidad para captar matices sutiles y detalles que a otros pasan inadvertidos,
son creativos, intuitivos, leales y buenos trabajadores.
Los estudios de la alta sensibilidad como un posible nuevo rasgo temperamental
o constructo de personalidad fueron iniciados por E. Aron en Estados Unidos
hace ya dos décadas. Desde entonces, han tenido eco entre investigadores y
han gozado de gran aceptación entre el público europeo. En España, la
literatura sobre la alta sensibilidad se comenzó a divulgar desde hace pocos
años, pero por desgracia con poco rigor científico.
A diferencia de este tipo de literatura, en este libro se aborda el tema con una
fundamentación psicológica científica, se ofrecen consejos útiles y claves
espirituales, pero con un lenguaje sencillo y ameno.

103
Esto de ser humano
Contemplando la luz a través de la herida
Beatriz Rodriguez Vega
ISBN: 978-84-330-3064-1

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Esto de ser humano trata de cómo reaccionamos ante las heridas de la vida. Ser
un ser humano es ser un ser herido. Y la forma en la que individual y
colectivamente afrontemos el dolor abre o cierra posibilidades de crecimiento
futuro. Este libro te invita a cultivar la atención en el presente como puerta de
salida de la cárcel del pasado para despertar plenamente a tu vida.
A veces la exploración de nuestro mundo interior nos genera miedo o angustia y
este libro te sugiere algunas formas de acercarte amable y gradualmente a ti.
Esto de ser humano está dirigido a todos nosotros, que compartimos la
naturaleza de ser vulnerables y potencialmente heridos. Su lectura puede darte
claves para empoderarte de tu vida.
También puede ser de interés para psicoterapeutas e instructores de
Mindfulness que encontrarán entre sus páginas otras formas de comprensión de
lo traumático y nuevas formas de facilitar relaciones terapéuticas colaborativas.

104
Vivir con una persona con Trastorno Límite de la Personalidad
Una guía clínica para familiares y allegados
Álvaro Frías Ibáñez
ISBN: 978-84-330-3042-9

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El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es un problema mental grave que


afecta al 2% de la población general adulta. Los síntomas son muy variados y
generan sufrimiento a quien lo padece y a las personas que le rodean. Los
familiares y allegados al paciente suelen sentirse desconcertados por lo que
sucede, sin saber además cómo actuar ante las diferentes situaciones que se
presentan, muchas de ellas de una gran complejidad (por ej., amenazas
suicidas). A su vez, el entorno puede arrastrar sus propios problemas
emocionales o bien desarrollarlos como consecuencia de la gestión de esta difícil
coyuntura familiar (culpa, rabia...). Estos padecimientos pueden limitar el
adecuado y sano afrontamiento de algunas situaciones estresantes que se
plantean en la convivencia con alguien diagnosticado de TLP.
El presente texto nace de la necesidad de dotar a los familiares y allegados de
una herramienta novedosa que sirva como complemento de las
recomendaciones que puedan estar o no recibiendo por parte de los
profesionales que atienden al paciente con TLP. A través de un lenguaje claro,

105
sencillo y con múltiples ejemplos, este libro pretende dar respuesta a tres
grandes áreas de interés: informar sobre el TLP desde un punto de vista
científico y práctico, dar pautas para la autogestión emocional y, por último,
aportar estrategias específicas para hacer frente a las situaciones clínicas
cotidianas que son comunes en la convivencia con personas que tienen este
diagnóstico.

106
Manual para dominar los pensamientos ansiosos
Habilidades para superar los pensamientos intrusivos no deseados que
nos llevan a la ansiedad, las obsesiones y la depresión
David A. Clark
ISBN: 978-84-330-3090-0

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Recomiendo encarecidamente este libro a todas aquellas personas que estén


luchando con la ansiedad, la depresión o demás problemas asociados con las
intrusiones mentales no deseadas.
Martin M. Antony, PHD Universidad de Ryerson

¿Te están entorpeciendo la vida los pensamientos negativos o desagradables? Si


la respuesta es sí, no estás solo. Muchas personas tienen pensamientos no
deseados, molestos o desagradables de los que parece que no se pueden
deshacer —pensamientos que además dan lugar a sentimientos de culpa,
ansiedad, depresión y miedo. Este manual, con instrucciones paso a paso,
propone métodos prácticos y efectivos que puedes utilizar directamente para
conseguir distanciarte de esos pensamientos antes de que tomen el control.
David A. Clark presenta una técnica exclusiva que te ayudará a dejar atrás una

107
amplia gama de patrones de pensamiento negativo. Con estas páginas
aprenderás a romper el ciclo destructivo responsable de tu pensamiento ansioso
y depresivo y a despojar a esos pensamientos desagradables de su poder —un
proceso al que Clark se refiere como desintoxicación.
También aprenderás trucos para gestionar los sentimientos de culpa que a
menudo pueden acompañar a esos pensamientos. Si consideras que ha llegado
el momento de dejar atrás tus pensamientos intrusivos y empezar a centrarte en
vivir la mejor vida posible, las potentes técnicas de este manual te ayudarán a
empezar.

108
La felicidad: qué ayuda y qué no
Psicología para entendernos
Leocadio Martín Borges
ISBN: 978-84-330-3067-2

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En este libro pongo a tu disposición mi caja de herramientas psicológicas para


ayudarte a entenderte y a entender al mundo que nos rodea. Le daremos
significado al sentido común, comprendiendo que las personas somos un
continuo balance de emociones, motivaciones y sentimientos. Y que es
precisamente ahí donde reside lo que hemos dado en llamar nuestra felicidad.
Caminaremos juntos por nuestro derecho a estar tristes, como fundamento de
una vida plena. Más allá de la dictadura de una felicidad impuesta, que se mete
en nuestras casas, casi como las dietas de adelgazamiento.
Las personas somos caleidoscópicas y para saber ser felices, tenemos que
conocer todos los colores que nos componen.
Aprenderemos qué es lo que nos ayuda –y qué no– a construir nuestra propia
felicidad. A reconocer barreras propias y ajenas que la impiden, por un lado, y a
explorar en nuestro interior la infinita energía de que disponemos para
construirla, por otro.

109
Os invito a apasionaros con vosotros mismos. A descubrir ese territorio
inexplorado.
Mi más sincero agradecimiento por compartir esta aventura conmigo.
Empecemos.

110
La preocupación inútil
Laura Vera
ISBN: 978-84-330-3045-0

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¿Te has parado a pensar en todo el tiempo y toda la energía mental que has
gastado a lo largo de tu vida cada vez que te has preocupado? ¿Te has parado a
pensar si ha sido útil?
Todos nos preocupamos cuando atravesamos períodos de incertidumbre y
cambios, cuando debemos afrontar decisiones, cuando se presentan problemas
o situaciones de conflicto... pero lo que marca la diferencia entre un malestar
temporal o un sufrimiento prolongado viene dado por la manera en la que nos
preocupamos.
Existe una preocupación inútil que únicamente aporta ansiedad y miedo, una
preocupación que no afronta ni resuelve las dificultades, que te hace sufrir más
de la cuenta y además te arrebata el momento presente. Y existe, a su vez, otro
tipo de preocupación enfocada a la resolución constructiva del problema, desde
la confianza en la propia capacidad personal para hacer frente a cualquier
situación.
En este libro, claro, cercano, riguroso y práctico, aprenderás que es posible
enfocar las preocupaciones desde una perspectiva emocional más sana para

111
simplificar los problemas, complicarnos menos la vida y disfrutar más del
momento.

112
Director: Manuel Guerrero

1. Leer la vida. Cosas de niños, ancianos y presos, (2ª ed.) Ramón Buxarrais.
2. La feminidad en una nueva edad de la humanidad, Monique Hebrard.
3. Callejón con salida. Perspectivas de la juventud actual, Rafael Redondo.
4. Cartas a Valerio y otros escritos,(Edición revisada y aumentada). Ramón
Buxarrais.
5. El círculo de la creación. Los animales a la luz de la Biblia, John Eaton.
6. Mirando al futuro con ojos de mujer, Nekane Lauzirika.
7. Taedium feminae, Rosa de Diego y Lydia Vázquez.
8. Bolitas de Anís. Reflexiones de una maestra, Isabel Agüera Espejo-Saavedra.
9. Delirio póstumo de un Papa y otros relatos de clerecía, Carlos Muñiz Romero.
10. Memorias de una maestra, Isabel Agüera Espejo-Saavedra.
11. La Congregación de “Los Luises” de Madrid. Apuntes para la historia de una
Congregación Mariana Universitaria de Madrid, Carlos López Pego, s.j.
12. El Evangelio del Centurión. Un apócrifo, Federico Blanco Jover
13. De lo humano y lo divino, del personaje a la persona. Nuevas entrevistas
con Dios al fondo, Luis Esteban Larra Lomas
14. La mirada del maniquí, Blanca Sarasua
15. Nulidades matrimoniales, Rosa Corazón
16. El Concilio Vaticano III. Cómo lo imaginan 17 cristianos, Joaquim Gomis
(Ed.)
17. Volver a la vida. Prácticas para conectar de nuevo nuestras vidas, nuestro
mundo, Joaquim Gomis (Ed.)
18. En busca de la autoestima perdida, Aquilino Polaino-Lorente
19. Convertir la mente en nuestra aliada, Sákyong Mípham Rímpoche

113
20. Otro gallo le cantara. Refranes, dichos y expresiones de origen bíblico, Nuria
Calduch-Benages
21. La radicalidad del Zen, (3ª ed.) Rafael Redondo Barba
22. Europa a través de sus ideas, (2ª ed.) Sonia Reverter Bañón
23. Palabras para hablar con Dios. Los salmos, Jaime Garralda
24. El disfraz de carnaval, José M. Castillo
25. Desde el silencio, (2ª ed.) José Fernández Moratiel
26. Ética de la sexualidad. Diálogos para educar en el amor, Enrique Bonete
(Ed.)
27. Aromas del zen, Rafa Redondo Barba
28. La Iglesia y los derechos humanos, José M. Castillo
29. María Magdalena. Siglo I al XXI. De pecadora arrepentida a esposa de Jesús.
Historia de la recepción de una figura bíblica, Régis Burnet
30. La alcoba del silencio, José Fernández Moratiel –Escuela del Silencio (Ed.)–
31. Judas y el Evangelio de Jesús. El Judas de la fe y el Iscariote de la historia,
Tom Wright
32. ¿Qué Dios y qué salvación? Claves para entender el cambio religioso,
Enrique Martínez Lozano
33. Dios está en la cárcel, Jaime Garralda
34. Morir en sábado ¿Tiene sentido la muerte de un niño?, Carlo Clerico Medina
35. Zen, la experiencia del Ser, Rafael Redondo Barba
36. La sabiduría de vivir, (3ª ed.) José María Toro
37. Descubrir la grandeza de la vida. Una vía de ascenso a la madurez personal,
(2ª ed.) Alfonso López Quintás
38. Dirigir espiritualmente. Con San Benito y la Biblia, (2ª ed.) Anselm Grün,
Friedrich Assländen
39. Recuperar a Jesús. Una mirada transpersonal, (3ª ed.) Enrique Martínez
Lozano
40. Detrás de la apariencia, Matilde de Torres Villagrá
41. El esplendor de la nada, Rafael Redondo Barba
42. Desenterrar y vivir el Evangelio, Jaime Garralda
43. Descanser. Descansar para ser. Propuestas para liberarnos del secuestro del
descanso, José María Toro
44. Quiéreme libre, déjame ser. Lo masculino, lo femenino y la pareja, Alfonso
Colodrón

114
45. La vida no tiene marcha atrás. Evolución de la conciencia, crecimiento
espiritual y constelación familiar, Wilfried Nelles
46. Quien ama muere bien. Al borde de la Tierra Pura de Buda, DHARMAVIDYA,
David J. Brazier
47. Humanizar el liderazgo, José Carlos Bermejo y Ana Martínez
48. Teología popular. La buena noticia de Jesús, José M. Castillo
49. Por qué - Cómo - Y hablando con Dios, Fundación padre Garralda
50. Envejecimiento en la vida religiosa, José Carlos Bermejo
51. Teología popular (II). El reinado de Dios, José M. Castillo
52. La sabiduría interior. Pinceladas de filosofía experiencial, Tomeu Barceló
53. Teología popular (III). El final de Jesús y nuestro futuro, José M. Castillo
54. La psicoterapia integrativa en acción, Richard G. Erskine y Janet P.
Moursund
55. Debate en torno al aborto. Veinte preguntas para debatir sin crispación
sobre el aborto, Benjamín Forcano, Javier Elzo, Federico Mayor Zaragoza,
Nuria Terribas, Juan Masiá
56. Para reír y rezar, Manuel Segura Morales
57. Guía no farmacológica de atención en enfermedades avanzadas. Cuidados
paliativos integrales, Iosu Cabodevilla
58. La laicidad del Evangelio, José María Castillo
59. Otro modo de ver, otro modo de vivir. Invitación a la no-dualidad, Enrique
Martínez Lozano
60. Guía para hombres en marcha. De la línea al círculo, Alfonso Colodrón
61. Entra en ti, Mercedes Montalt y Enrique Montalt
62. Mi alegría sobre el puente. Mirando la vida con los ojos del corazón, José
María Toro
63. Ser la propia luz. Más allá de linajes y maestros, de escuelas y creencias,
Rafael Redondo Barba
64. Vivir. Espiritualidad en pequeñas dosis, Juan Masiá
65. El dinero emocional, Ruth Morales
66. Todo confluye. Espíritu y espiritualidad en los movimientos altermundistas,
José Eizagirre
67. Humanitinas. Fármacos humanizadores, José Carlos Bermejo y Diana S.
Simón
68. La homosexualidad en verdad. Romper, por fin, el tabú, Philippe Ariño

115
69. Zendo Betania. Donde convergen zen y fe cristiana, Ana María Schlüter
70. Solo estar, Enrique y Mercedes Montalt Alcayde
71. La dicha de ser. No-dualidad y vida cotidiana (2ª ed.), Enrique Martínez
Lozano
72. Enseñanzas del Silencio de Moratiel, Alicia Martínez
73. Puentes de perdón, Pax Dettoni Serrano
74. Espiritualidad para ahora. Verbos para el hortelano del espíritu, José Carlos
Bermejo
75. El pulso del cotidiano. Ser. Hacerse. Vivir. Realizarse, José María Toro
76. Más allá del olvido, Matilde de Torres Villagrá
77. El que vive. Relecturas del Evangelio, Juan Masiá Clavel, S.J.
78. Un corazón atento. Entre la misericordia y la compasión, Luciano Sandrin
79. El diálogo en plena conciencia. El sendero interpersonal hacia la liberación,
Gregory Kramer
80. Cuando tu sufrimiento y el mío son un mismo sufrimiento. La vida como
sanación compasiva, Carlos Díaz
81. Locura de la psiquiatría. Apuntes para una crítica de la psiquiatría y la “salud
mental”, Alberto Fernández Liria
82. Metáforas de la no-dualidad. Señales para ver lo que somos, Enrique
Martínez Lozano
83. Koan inspirados en San Juan de la Cruz. Luces de occidente para iluminar el
camino, Pedro Vidal López
84. Mujeres que aman. Susurros feministas sobre el amor y el desamor, Rosa
María Belda Moreno
85. El evangelio marginado, José María Castillo
86. Morir hoy. La muerte desterrada, Víctor Manuel Cabanillas Gutiérrez
87. Elige la vida. Una lectura existencial de la Biblia, Montse de Paz
88. Peregrinar a Jesús. Dios, Jesús y la Salud, José C. Bermejo y Ariel Álvarez
Valdés
89. Psicopatología y psicoterapia de las experiencias transpersonales, Ana
Gimeno-Bayón Cobos
90. En el principio era la vida. Comentario al evangelio de Juan, Enrique
Martínez Lozano
91. Dar-se-nos. Aproximarse al sentido de la propia vida permite acceder a la
comunión con el otro y con el Otro, Enrique y Mercedes Montalt Alcayde

116
92. El milagro de vivir despierto. Ser nadie, cumbre de la madurez, Rafa
Redondo
93. Felicidad tóxica. El lado oscuro del pensamiento postivivo, Rafael Pardo

117
Índice
Portada interior 2
Créditos 4
Introducción 5
1. El lado oscuro del pensamiento positivo 10
Qué es la Psicología Positiva 10
La debilidad de su método científico 14
El lado oscuro del Pensamiento Positivo 19
No te quejes por el sueldo 23
2. Un truco de magia simpática 34
El truco de la magia simpática 34
El peligro del optimismo ilusorio 38
Prometo mucho y doy poco (sin que lo notes) 41
3. El lado luminosodel pensamiento positivo 45
4. ¿Y qué es la felicidad? 52
Felicidad japonesa y china vs. felicidad norteamericana 54
Felicidad clásica vs. felicidad moderna 58
Felicidad intrínseca vs. felicidad extrínseca 61
Disney y Caperucita Roja 64
Elogio de la melancolía 67
5. La genética silenciada 71
¿Libres frente al cortisol? 73
Sin dopamina no hay pensamiento positivo 76
Con un poco de azúcar me siento mejor 78
La dichosa tiroides 80
Eres igual que tu padre 81
6. Entonces, ¿puedo cambiar o no? 85
Carta al lector (A modo de conclusión) 92
Bibliografía citada 95
Acerca del autor 101
Títulos recomendados 102
Personas altamente sensibles 103

118
Esto de ser humano 104
Vivir con una persona con Trastorno Límite de la Personalidad 105
Manual para dominar los pensamientos ansiosos 107
La felicidad: qué ayuda y qué no 109
La preocupación inútil 111
A los cuatro vientos 113

119

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