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CAPITULO 8

(Conversaciones con Dios Neale Donald Walsch)


Acerca de las relaciones de pareja.
Este capítulo hace referencia a las relaciones y cuestiona la manera correcta de
ser feliz en ellas. Específicamente en las relaciones de pareja, Dios nos invita a
ser la mejor versión de sí mismo; amarnos, cuidarnos y honrarnos; de esta manera
al vernos como estimables, bienaventurados y santos; podremos ver al otro como
tal. Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Página 74. Donald interviene durante el discurso de Dios, diciendo que está bien
amarse, pero, ¿dónde quedan las situaciones de los demás que hacen que a
nosotros nos afecte la vida y no nos deje direccionarnos a ese encuentro de amor
propio?, a lo que Dios le responde: “llegará el día en que no te lo harán, y será el
día en que realices y actualices el significado de las relaciones con los demás”.
Forma parte del proceso de crecimiento, de la evolución, este hecho como una
gran obra del alma, como un grandioso recuerdo; a esto se le llama el nivel de
remembranza.
Página 76. El principio de la acción está basado en el amor, y podrían pasar
muchas vidas para lograr entender esto; por esta razón cuando te haces algo a ti
mismo, se lo haces al otro y viceversa; y esto es porque tú y el otro son uno, no
hay nada más que tú.

125. Las relaciones son una prueba constante; constantemente invitan a


crear, expresar y experimentar las más elevadas facetas de ti mismo, las
mayores visiones de ti mismo, las más magnificas versiones de ti mismo.
En ninguna otra parte puedes realizar esto de un modo más inmediato,
efectivo e inmaculado que en las relaciones. En realidad, si no fuera por las
relaciones no podrías realizarlo en absoluto.

126. La mayoría de la gente inicia las relaciones con las miras puestas en
lo que puede sacar de ellas. El objetivo de una relación es decidir qué parte
de ti mismo quisieras ver <<descubierta>>; no qué parte de la otra persona
puedes capturar y conservar.
Sólo puede haber un objetivo para las relaciones, y para toda la vida: ser y
decidir Quien Realmente Son.

127. El problema es sumamente básico, sumamente sencillo; y, sin


embargo, trágicamente mal interpretado: su más magnífico sueño, su más
alta idea y su más acariciada esperanza se había referido a su amado otro,
en lugar de a su amado Yo.
Página 77.

128. Por lo tanto, tratar a los demás con amor no significa necesariamente
permitirles que hagan lo que quieran.

129. No se debe permitir que proliferen los déspotas, sino que hay que
poner fin a su despotismo. El amor hacia Uno mismo, y el amor hacia el
déspota lo exigen así.

Página 78

130. Nadie en su sano juicio - y Dios menos que nadie - te diría, cuando
experimentas dolor en una relación: <<aléjate de ella, haz que no signifique
nada>>. Si estás experimentando dolor, es demasiado tarde para hacer
que no signifique nada. Tu tarea en este momento consiste en decidir qué
significa, y manifestarlo; puesto que, al hacerlo así, eliges y te haces Aquel
que Pretendes Ser.

Acerca de las relaciones y las expectativas que se tienen en esta, Donald


pregunta a Dios que tipo de promesas y deberes se debe tener en una relación, a
lo que Dios responde “la respuesta es la que no puedes oír, no tienes ninguna
obligación, restricción o limitación; ni con las relaciones, ni con la vida pues a los
ojos de Dios, no hay nada ofensivo”.

Página 79. Con relación a la respuesta anterior, en Donald surge una inquietud
con respecto a las religiones anarquistas, en donde no hay ninguna regla; sin
embargo, Dios interviene, explicando que en el camino para encontrar mi propio
yo, no se basa en ser lo que otros quieren que seamos, y ciertamente la ausencia
de reglas pone las cosas más difíciles.
Explica como el poder de una mente pensante sustrae esa inquietud de manera
más profunda, y la relaciona con los deseos de Dios, pues no hay razón por la
cual Dios, desde un principio debió hacerme como él quería y debió evitar tantas
dificultades para encontrar mi yo; y que los religiosos solo harían creer que somos
menos que Dios; con la finalidad de alcanzar la imagen misma de Dios; superando
las tendencias naturales que Él nos ha dado; entonces, un ejemplo es el pecado,
por el cual nacimos y morimos. De eso trata esta naturaleza y que es por nuestras
acciones que alcanzamos el cielo o la salvación; pero, la deshonestidad hace
parte natal de nuestra existencia y explicado por Dios, seguramente la
equivocación hizo parte de su creación.
Se trata entonces de no comparar el anarquismo religioso con la única intención
de Dios, en este caso se trata de la naturaleza de Dios y de su relación con el
hombre; una vida llena de libertad, el hombre la llama “anarquía espiritual” Dios la
llama ”la gran promesa” y es esta en la que se plasma el plan de Dios; de manera
pues que al hablar del tema de las obligaciones en la relación, Él nos muestra que
tenemos oportunidades, y son estas las que constituyen la piedra angular de las
religiones, la base de la espiritualidad; es por ello que toda relación personal es
sagrada, por ejemplo el matrimonio es sagrado, no como obligación, sino como
oportunidad simplemente inigualable para decidir y ser quien realmente quiero ser;
siempre desde los motivos correctos.
Página 80.
131. Como ya he señalado antes, la mayoría de la gente inicia las
relaciones por los motivos <<equivocados>>: poner fin a su soledad,
llenar un vacío, conseguir amor o tener a alguien a quien amar; y estos son
los mejores motivos. Otros lo hacen para tranquilizar su ego, acabar con
sus depresiones, mejorar su vida sexual, recuperarse de una relación
anterior, o - lo creas o no - para aliviar su aburrimiento
Respecto al iniciar una relación por enamoramiento, Dios enfatiza que se trata
más bien de la satisfacción de una necesidad, pero también orienta la manera de
cómo llevar una relación y que ésta sea duradera; y es a través de un objetivo
consiente en donde cada par esté de acuerdo con ese objetivo y teniendo en
cuenta que en algún momento vendrán pruebas y momentos difíciles, los cuales
se deben agradecer y dar la bienvenida, deben ser considerarlos dones de Dios;
no como oposiciones para ver a la pareja como un enemigo. Es importante no
crearse expectativas en una relación, pues estas pueden acabarla.
Página 81.
132. Para la mayoría de la gente, el amor responde a la satisfacción de
una necesidad.

133. Cada uno sabe lo que necesita. Tú necesitas una cosa; el otro
necesita otra. Y cada uno ve en el otro una posibilidad de satisfacer esa
necesidad. De modo que se establece un intercambio tácito. Yo te doy lo
que tengo si tú me das lo que tienes

Página 82.
134. Si ambos estáis de acuerdo a un nivel consciente de que el objetivo
de vuestra relación consiste en crear una oportunidad, no una obligación;
una oportunidad de crecimiento, de autoexpresión plena, de elevar vuestras
vidas a su más alto potencial, de subsanar cualquier falso pensamiento o
idea que hayáis tenido de vosotros mismos, y de la unión final con Dios a
través de la comunión de vuestras dos almas; si asumes este compromiso,
en lugar de los compromisos que has asumido hasta ahora, la relación se
habrá iniciado con muy buen pie, habrá tenido un muy buen principio.

Es así como Dios nos enseña a ser la mejor versión de sí mismo, y entonces
superando las dificultades y sacando eso que no nos hace mejor, recordando
quienes somos y mostrando nuestra mejor versión; de esa manera al manifestarla
con autenticidad, podremos generar esa visión en el otro de lo que soy pues nos
verían como su reflejo, y es así como terminamos recordando a los demás
quienes son.
Página 83.
135. Pues esa es la obra de Dios. La obra del alma consiste en darse
cuenta de quién es ella misma. La obra de Dios consiste en que todos los
demás se den cuenta de quiénes son.

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