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Sentencia de Corte Suprema de Justicia - Sala de Casación Laboral nº 26404 de 4


de Abril de 2006

Ponente: Camilo Humberto Tarquino Gallego


Fecha de Resolución: 4 de Abril de 2006
Emisor: Sala de Casació n Laboral
Número de Proceso: 26404
Id. vLex: VLEX-552546150
Link: http://vlex.com/vid/552546150
Resumen

CONTRATO DE PRESTACIÓ N DE SERVICIOS - Existencia SALARIO - A destajo

Texto

Contenidos
• ANTECEDENTES

Bogotá , D. C., cuatro (4) de abril de dos mil seis (2006).


Decide la Corte el recurso de casació n interpuesto por HERNANDO GUERRERO PAZ
contra la sentencia del 27 de enero de 2005, proferida por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, en el proceso que el recurrente
promovió contra FERNANDO VALLEJO LÓ PEZ, propietario del ALMACÉ N Y TALLER
VALLEJO.

ANTECEDENTES
El demandante solicitó que se declare que “existió un contrato de trabajo celebrado
en forma verbal, con características propias del contrato de trabajo a término
indefinido, teniendo en cuenta la primacía (sic) o realidad de los hechos, el cual
inició el día 14 de septiembre de 1974 y terminó el día 22 de Septiembre de 2000,
por causal imputable al empleador”; que en consecuencia se le debe la
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indemnizació n por despido injusto, la cesantía por todo el tiempo laborado, sus
intereses y las primas desde el 1 de enero de 1997 hasta el 22 de septiembre de
2000; las vacaciones del 14 de septiembre de 1997 al 14 de septiembre de 2000; la
pensió n sanció n; los aportes pensionales obligatorios al sistema de seguridad social;
la devolució n de los salarios retenidos o deducidos indebidamente por concepto de
energía, teléfono y secretaria; la sanció n moratoria y la indexació n de las condenas.
Expuso que fue contratado para ejercer el cargo de Jefe de Producció n en el
establecimiento comercial denominado ALMACÉ N Y TALLER VALLEJO, de
propiedad del demandado; que desarrolló personalmente las funciones señ aladas
por el empleador, bajo sus instrucciones, en una jornada semanal de 49 horas y
media; que “el empleador con el á nimo de esconder o camuflar la verdadera relació n
laboral que lo ataba con su trabajador, le presentó para su firma un documento que
denominó ‘contrato de prestació n de servicios’, con fecha 12 de septiembre de
1996”; que en el mismo documento “existen elementos, condiciones y pactos que
son propios de un contrato de naturaleza laboral”, como la prestació n personal del
servicio, la subordinació n y el salario; pero que tal documento está viciado de
nulidad porque su objeto y causa son ilícitos; que VALLEJO LÓ PEZ “consciente de su
naturaleza patronal, con fecha 10 de abril de 2000, expidió al actor el certificado de
ingresos y retenciones del añ o gravable 1999, en donde indica en su contenido, la
verdadera relació n”; que allí figuran salarios y prestaciones pagadas; que también se
le expidió un certificado en el que consta el salario, tiempo de servicios y cargo
desempeñ ado; que la hija del accionado, MARYIS PAOLA VALLEJO también expidió ,
como jefe de personal, unos certificados, que en algunos adujo que era “Socio
industrial del taller”, sin que exista escritura de constitució n de la sociedad; que el
pago del salario unas veces se hacía con cheques girados por el demandado y otras
por su có nyuge, a quien él autorizaba; que desde enero de 2000 recibió un sueldo de
$1.200.000, mientras que en 1999 ascendió a $1.012.000; que a pesar de insistir el
accionante durante los 26 añ os de vinculació n, que se le afiliara a la seguridad social,
no se accedió a ello; que sin autorizació n escrita y expresa se le descontaron unos
rubros por gastos, que correspondían al empleador, como servicio pú blico de
energía, teléfono y la nó mina de la secretaria; que no se le pagaban las prestaciones
debidas; que todas esas circunstancias, las cuales generaban el incumplimiento del
empleador, le condujeron a terminar el contrato, mediante comunicació n del 22 de
septiembre de 2000; adicionalmente indicó que nació el 11 de diciembre de 1940
(folios 42 a 47 y 67 a 69).
En la respuesta a la demanda (folios 56 a 65) el accionado se opuso a ella, puesto
que adujo la falta de vínculo laboral y la existencia de uno civil, en el que el actor
figura como contratista independiente, sin subordinació n, ni salario fijo, como
tampoco sujeto a horario ni a reglamento de trabajo alguno; que así consta en el
documento suscrito por las partes; que GUERRERO PAZ impartía ó rdenes a los
trabajadores que empleaba por su cuenta para la ejecució n de las obras contratadas;
que recibía el 50% de las utilidades obtenidas por los trabajos ejecutados por el
ALMACÉ N Y TALLER, y que si se revisan los libros, ningú n obrero tenía ingresos tan
altos como los del demandante; que el propio interesado elaboró un formulario para
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presentarlo a la Administració n de Impuestos Nacionales; que la certificació n que se


le expidió fue para obtener una tarjeta de crédito; que en el contrato firmado se
pactó que los gastos por servicios y secretaria serían asumidos por mitad entre las
partes. Propuso la excepció n de inexistencia de la obligació n.
El Juzgado Octavo Laboral del Circuito de Cali profirió sentencia del 4 de diciembre
de 2003, mediante la cual condenó al pago de cesantías, intereses, primas y
vacaciones, por valores de $24.636.666, $5.091.291,50, $24.635.000 y $12.318.333,
respectivamente; absolvió de lo demá s e impuso costas al accionado (folios 108 a
115).
Se interpuso apelació n por el demandado, contra la decisió n de primera instancia.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL
Para revocar la decisió n del a quo, y absolver al accionado (folios 5 a 13 del
cuaderno de segunda instancia), el ad quem estableció que “La prestació n personal
de servicios por parte del demandante, en el establecimiento comercial Almacén
Taller Vallejo, de propiedad del demandando Fernando Vallejo Ló pez y a partir del
añ o 1974, es un hecho indiscutido, certificado por el mismo demandado en forma
reiterada y sobre la naturaleza laboral de la misma no hay discusió n. Esta se
presenta en relació n con los servicios prestados a partir del 12 de septiembre de
1996, cuando las partes suscribieron un contrato de prestació n de servicios, que en
consideració n del demandante pretendió simular la continuidad del contrato de
trabajo y segú n el demandado, modificó sustancialmente el contrato inicial”;
transcribió apartes del contrato, sobre el objeto, el pago del 50% sobre los valores
reales de los contratos ejecutados, previa deducció n de gastos de energía, teléfono y
la posibilidad de que el contratista delegara la ejecució n de las labores, en personas
que no tendrían vínculo con la contratante; que en la “Liquidació n Trabajos” consta
que el ingreso por los trabajos ejecutados “era dividido por partes iguales entre
demandante y demandado y de la cuota parte de aquél se hacían deducciones por
concepto de teléfono, secretaria y servicios de energía y al proceso se trajo la
declaració n del señ or Alberto Paredes Collazos (folio 93), quien declaró que
dependía del demandante, recibía ordenes de él y era quien le cancelaba su
retribució n”; de estos medios, dijo, se concluye que la prestació n de servicios fue
independiente, porque a pesar de ejecutar la labor personalmente, el actor podía
realizarla a través de terceros, pagaba unos gastos que como trabajador
dependiente no le hubieran correspondido; que en el evento de ser mayor el costo
del servicio que el ingreso por las obras desarrolladas, el demandante sufriría las
consecuencias de las pérdidas, acto vedado por el artículo 28 del CST; que esta
situació n lleva a considerar que el trabajo no fue subordinado, tal como se colige de
la declaració n de la Secretaria del Almacén JENNY RAMÍREZ VALENCIA (folio 98), y
consta en los documentos de folios 16 y 71.
Explicó que no podía darse valor a la confesió n ficta del demandado, en la cual se
apoyó el a quo, porque no se cumplió con el requisito exigido por la jurisprudencia
de declarar los hechos susceptibles de tal confesió n, antes de dictarse sentencia;
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ademá s de que al demandante no se le pudo interrogar en el proceso, porque no


presentó documento de identificació n y añ adió que “es cierto que se presentan
contradicciones al calificar la vinculació n del demandante, como cuando se expidió
el certificado de ingresos y retenciones de 1999 y el certificado de abril de 2000 en
el que se señ ala que el demandante labora en la empresa en el cargo de Jefe de
Producció n, con una asignació n mensual de $1.012.000.oo, segú n el folio 4 o al
señ alarlo como socio industrial ‘desempeñ ando el cargo de tornero’, como consta a
folio 15 o el hecho de que la maquinaria utilizada en la realizació n de la obra fuese
de propiedad del demandado, pero al valorarse la prueba en su conjunto aflora la
realidad de la prestació n del servicio que pone en evidencia que no se trató de un
servicio subordinado y las partes acordaron una explotació n econó mica que
consideró utilidades y pérdidas para ambos contratantes y por ello está exenta de la
regulació n jurídica del Derecho laboral”.
Respecto a las cesantías, sus intereses, las primas y la compensació n de vacaciones
correspondientes al período laborado entre 1974 y el 11 de septiembre de 1996,
advirtió que no se propuso la excepció n de prescripció n, pero que “tratá ndose de un
salario a destajo segú n los folios 27 y 28, no es posible establecer el promedio
devengado en cada anualidad, ni el del ú ltimo añ o servido en forma subordinada,
para liquidar los derechos”.
RECURSO DE CASACIÓ N
Interpuesto por la parte demandante, fue concedido por el Tribunal, y admitido por
la Corte; aspira a que se case la decisió n acusada, para que en instancia, se confirme
la de primer grado; en subsidio, que se modifique esta sentencia y se determinen los
valores de las condenas impuestas al demandado. Formula dos cargos, sin réplica de
la parte accionada.
PRIMER CARGO
Por la vía indirecta, denuncia la aplicació n indebida de los artículos 1 y 2 de la
Ley 50 de 1990, que subrogaron el 23 y el 24 del CTS; 186 a 189, 249, 306 y 340 de
esa ú ltima normatividad; 1 de la Ley 52 de 1975, 1 del DR 116 de 1976; 174, 176 y
177 del CPC y 53 de la CP, violació n legal que atribuye 2 errores de hecho, que, dice,
se produjeron por la equivocada apreciació n del contrato de folios 6 y 7, de los
documentos de liquidació n de folios 17 a 38, de los escritos de folios 4, 5, 15, 16 y
71, de la declaratoria de confeso del demandado (folio 80), de la diligencia en la que
debió absolver interrogatorio el accionante (folio 78), la demanda inicial y su
respuesta, la confesió n respecto al hecho 9° y los testimonios de ALBERTO PAREDES
COLLAZOS y JENNY RAMÍREZ VALENCIA. Aquellos errores, anota, son:
“1. Dar por demostrado, sin estarlo, que el vínculo que existió entre las partes
respondió a un contrato civil de servicios.
“2. No dar por demostrado, está ndolo, que la verdadera naturaleza jurídica de la
relació n que existió entre los señ ores Hernando Guerrero Paz y Fernando Vallejo
Ló pez, desde el 11 de septiembre de 1974 hasta el 22 de septiembre de 2000, fue un
contrato de trabajo”.
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En la demostració n asegura que la lectura del contrato de folios 6 y 7 da cuenta de


los elementos bá sicos de uno de tipo laboral; que los documentos vistos a folios 4, 5,
15, 16 y 71 no presentan ninguna contradicció n, como lo señ aló el ad quem, sino que
contienen expresiones claras que determinan la relació n de trabajo, esto es, la
prestació n personal del servicio, el cargo y el salario devengado; que el certificado
de ingresos y retenciones (folio 5) es “de vital importancia, toda vez que es una
declaració n tributaria que denuncia los efectos fiscales de una relació n de trabajo,
en consecuencia, su doble efecto, el tributario y el laboral, no permite considerar, sin
equivocació n protuberante, que su contenido pueda refutarse”.
Asegura que las documentales de folios 17 a 38 acreditan la remuneració n de los
trabajos realizados por el actor “y en ningú n momento estos medios acreditan la
naturaleza jurídica de la relació n que existió entre las partes”; que la declaratoria de
confeso del accionado “produce plenos efectos respecto de la naturaleza jurídica de
la relació n de trabajo que existió entre los sujetos del proceso, toda vez que el
sentenciador de primer grado indicó que esa situació n se analizaría en la sentencia”;
que la diligencia de interrogatorio del actor carece de “ingerencia en el resultado del
proceso, toda vez que no existió declaratoria de confeso”; luego analiza las
testimoniales, porque considera demostrados los errores manifiestos atribuidos al
sentenciador, y concluye que “las informaciones que proporcionan denotan los
elementos bá sicos de un contrato de trabajo”.
El recurrente pretende acreditar un yerro fá ctico respecto a la naturaleza jurídica
del vínculo que ligó a las partes. Al respecto observa la Sala:
1) El contrato de prestació n de servicios (folios 6 y 7) contiene, como lo señ aló el
juzgador, entre otras, unas clá usulas inherentes al objeto, al porcentaje que de las
ganancias le correspondía al accionante y al descuento que se hacía por concepto de
gastos de energía y de teléfono, circunstancias éstas que calificó el Tribunal como
ajenas al contrato de trabajo. Tal aserto, ademá s de no corresponder explícitamente
al á mbito fá ctico, no puede tenerse como manifiestamente equivocado, si se
considera que en una relació n laboral, el trabajador no asume los gastos que acarrea
la actividad desarrollada.
2) De las documentales de folios 17 a 38, a má s de no ser auténticas, por carecer de
firma del demandado o de su reconocimiento expreso (CPC, artículo 269), el mismo
accionante anota que “en ningú n momento estos medios acreditan la naturaleza
jurídica de la relació n que existió entre las partes”, luego ninguna incidencia
tendrían frente al tema planteado, de la existencia de un solo contrato de trabajo.
3) El Tribunal no consideró , como lo señ ala la acusació n, que el contenido de cada
uno de los documentos de folios 4, 5, 15, 16 y 71 fuera contradictorio por sí mismo,
sino que evidenció que de tales pruebas y de las demá s que analizó , se podían
deducir diversos hechos, y lo que hizo fue elegir, entre los varios medios
probatorios, los que le merecieron mayor convicció n; en tal sentido no pudo incurrir
en yerro fá ctico alguno, sino que usó la facultad y libertad probatoria de acuerdo con
el artículo 61 del CPT y de la SS.
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En ese orden conviene señ alar que el mayor mérito o valor que pretende el
recurrente se le otorgue al certificado de ingresos y retenciones obrante a folio 5,
tampoco conlleva un desacierto de tipo fá ctico, ademá s que contraría aquel
principio de la libre formació n del convencimiento del juzgador, no sujeto a tarifa
legal de pruebas.
Y, tampoco corresponde a un yerro fá ctico el planteamiento que se hace respecto a
la declaratoria de confeso del accionado, puesto que no se alude al contenido de la
prueba, sino a la viabilidad de tenerla en cuenta, cuando el ad quem la negó , por no
haberse calificado los hechos sobre los cuales recaía antes de proferirse la sentencia.
Es decir, que el raciocinio fue respecto a la validez de la prueba mas nó a su
contenido.
4) Los testimonios acusados en el cargo no pueden examinarse, toda vez que no se
demostró un yerro fá ctico ostensible derivado de las pruebas que enuncia el artículo
7 de la Ley 16 de 1969, como calificadas en casació n, vale decir, el documento
auténtico, la confesió n judicial y la inspecció n judicial.
El cargo no prospera.
SEGUNDO CARGO
Denuncia, por la vía directa, la infracció n directa del artículo 18 de la
Ley 50 de 1990, que modificó el 132 del CST; 340 de la misma obra; 1 y 3 del
Decreto 2310 de 1995, violació n que, dice, condujo a la aplicació n indebida de los
artículos 186 a 189, 249 y 306 del CST; 1 de la Ley 52 de 1975 y 1 del DR 116 de
1976. Señ ala que la primera norma citada faculta a las partes para convenir el
salario y les señ ala un límite, só lo en cuanto al respeto del salario mínimo legal; que
así “la rebeldía del Tribunal en la aplicació n de lo previsto en el mencionado artículo
18, permite denunciar el desconocimiento de lo establecido en el artículo 340”.
Advierte la irrenunciabilidad de las prestaciones legales y el control que impuso el
legislador a los jueces; que “la solució n jurídica que permite hacer efectivo ese
control especial se encuentra en el Decreto mediante el cual el Gobierno Nacional
señ ala el salario mínimo legal mensual, que también desconoció el tribunal, monto
que para el añ o de 1996 fue de $142.125.oo y de $13.576.oo mensuales como auxilio
de transporte”que por ello, al hallar demostrada la relació n laboral entre el 14 de
septiembre de 1974 y el 11 de septiembre de 1996, el Tribunal tenía “vedado
considerar que por la ausencia de la cuantía del salario que acordaron las partes, no
le era posible liquidar los derechos prestacionales”; recuerda que en este caso no le
es aplicable la Ley 50 de 1990 a la cesantía y que por ello bastaba tomar el salario
del ú ltimo añ o.
SE CONSIDERA
El sentenciador estimó que no podía liquidar las acreencias laborales del accionante,
correspondientes al período transcurrido hasta el 11 de septiembre de 1996,
porque “..tratá ndose de un salario a destajo segú n los folios 27 y 28, no es posible
establecer el promedio devengado en cada anualidad, ni el del ú ltimo añ o servido en
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forma subordinada, para liquidar los derechos..”, es decir que exigió la prueba,
porque consideró que se trataba de salario a destajo, no ligado a una jornada de
trabajo o al tiempo en que se ejecutaba la labor, sino a la actividad desplegada por el
trabajador.
En ese sentido no bastaba que la acusació n se refiriera a la existencia de las normas
referentes a la libertad de los contratantes para pactar la modalidad de la
retribució n del servicio, y a la fijació n de un salario mínimo legal, porque si para el
juzgador lo determinante para establecer el ingreso del accionante era el resultado
obtenido en la ejecució n de la labor -por estar frente a un salario a destajo-, no podía
suplirse con el monto del mínimo legal, que se vincula a la jornada dentro de la cual
se desarrolla el trabajo. En consecuencia, el Tribunal no pudo incurrir en la
infracció n legal denunciada.
Valga agregar que lo que la jurisprudencia ha sostenido, y ahora se reitera, es que el
juzgador no puede abstenerse de proferir condena cuando, sin probarse el salario,
se establece la existencia de la prestació n del servicio y la subordinació n durante un
período determinado, caso en el cual debe liquidar las acreencias laborales con el
salario mínimo legal vigente, siempre y cuando no se discuta que las labores se
desarrollaron dentro de una específica jornada, puesto que el pago del salario
mínimo legal se supedita a la medida del tiempo. No obstante, tal doctrina no tiene
aplicació n en tratá ndose de un salario a destajo, porque en este caso la labor no se
lleva a cabo en determinado tiempo, sino segú n la cantidad de unidades ejecutadas.
Se reitera que el cargo no prospera. Por no existir réplica del demandado, la Sala se
abstiene de imponer costas en el recurso extraordinario.
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓ N
LABORAL, administrando justicia en nombre de la Repú blica de Colombia y por
autoridad de la ley, NO CASA la sentencia proferida el 27 de enero de 2005 por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali, en el proceso que
promovió HERNANDO GUERRERO PAZ contra FERNANDO VALLEJO LÓ PEZ,
propietario del ALMACÉ N Y TALLER VALLEJO
Sin costas en casació n.
CÓ PIESE, NOTIFÍQUESE Y DEVUÉ LVASE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.
CAMILO TARQUINO GALLEGO
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA CARLOS ISAAC NADER
EDUARDO LÓ PEZ VILLEGAS LUIS JAVIER OSORIO LÓ PEZ
FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓ MEZ ISAURA VARGAS DÏAZ
MARIA ISMENIA GARCÍA MENDOZA

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