Está en la página 1de 1

---

No sabía cómo salir de la depresión. Son momentos en que estás frágil y necesitas que te quieran
sin hacer preguntas. Quizá por haber estado tan cerca de la muerte el sexo se transformó en una
celebración, una reafirmación de vida y una fuente de energía. Recuperar el placer fue un nuevo
conocimiento, redescubrir el goce, sus colores y sabores me inundó de candidez, me sentía como un
adolescente que estrena su cuerpo como un juguete nuevo.

Mi novia trabajaba en ese entonces en una pega que quedaba lejos y que le ocupaba el día entero. Se
iba a las 6 de la mañana y volvía pasada las 10 de la noche. Además, ambos tenemos hijos así que
tampoco nos veíamos todos los días. Empecé a mandarle mensajes calentones, mínimas viñetas,
añoranzas o referencia a la escena de cama que habíamos compartido. Me gustaba sembrar un gesto
de placer clandestino en su día de reuniones, informes y excel. Sin saber muy bien cómo, se me
fueron armando pequeños tercetos.

Nombrar como haikus a esos mensajes fue un intento de vestir de nobleza el mensaje caliente, pero
me quedé pensando ¿de verdad se podrán hacer haikus sobre el cuerpo?
Sin darme cuenta, había encontrado una nueva obsesión en que perderme.

También podría gustarte