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LOS SANTOS

Los hermanos separados aspiran a ser buenos, pero no a ser santos, porque
no creen en ellos, no sabiendo que si no somos santos no podemos entrar al
cielo.

Si nosotros no nos purificamos aquí en la tierra y morimos en pecado venial, de


todas maneras, que purificarnos en el purgatorio, porque al cielo no entra nadie
impuro.

De lo contrario, si morimos en pecado mortal, vamos a parar al infierno donde


todo es sufrimiento y angustia.

Dios nos trajo al mundo para que lo conociéramos quien fue el Creador de todo
el mundo, y le diéramos gloria y lo adoráramos, así cuando lleguemos allá, ya
sabemos que vamos a hacer.

Nuestra alma debe ir limpia y bien alimentada por haber comido su cuerpo y
sangre en eucaristía. (Juan 6, - 47 – 58).

Pablo nos dice que fuimos escogidos para ser hijos suyos. (Efesios 1 – 4 – 5).

Pedro también nos dice que dejemos la ignorancia y hagamos su voluntad (1.
Pedro 1 – 14 – 16).

No sé qué pensar, cuando los hermanos separados vayan al cielo y se


encuentren con los millares de ángeles y santos que, junto con la Virgen, son
hechos perfectos, y repitiendo las oraciones y alabanzas que el mismo nos
enseñó. (Hechos 12 – 22 – 24).

Ser santos se puede por fe, claro que esto exige sacrificio que agrade al Señor
(Hechos 11, - 4 - 8 – 22 – 23), y mucho más.

Hermanos: si seguimos, vamos a encontrar una cantidad de testigos, que nos


cansaremos de contar. (Hebreos 12, - 1 – 2).

San Pablo fue apóstol y al mismo tiempo santo, pero para poder ser santo, tuvo
que pasar por muchos peligros y sacrificios, pero nos anima a nosotros que
todo es posible, nos invita a no ser tropiezo para otros (I Corintios 10, - 32 – 33
y I Corintios 11 – 1).

Cristo quiso tener intermediarios entre Él y nosotros, por eso llamó a los que Él
quiso (Marcos 3, - 13 – 15).

Eso que sucede en el nuevo testamento, Cristo nos habla en parábolas para
darnos enseñanzas; También en la Iglesia Católica, que Él fundó, nos deja
sacerdotes para que ellos sean intermediarios entre Él y nosotros (Lucas 17, -
11 – 14).
LOS PECADOS DE LA IGLESIA.

La gente dice por qué en la Iglesia hay tanto pecado.

Les cuento que eso ha existido toda la vida; no nos escandalicemos, es lo


mejor, porque existió mucho en el Antiguo Testamento.

La Iglesia Católica, en las sectas, en los colegios, universidades, jueces,


ejercito, padres con sus hijos, hermanos, primos. En I corintos 5, 1 siguientes y
6 como nos muestra que esto se verá toda la vida.

Cristo vino precisamente a vivir con publicanos y pecadores para hacernos


saber que imitar el mundo nos perjudica.

No seamos jueces porque el único que nos puede juzgar es Dios, nosotros
tenemos que dejar actuar a Dios dejándolo hacer lo que Él es: el único Juez
(Romanos 1, - 18).

Veamos cuando Jesús fue a comer con (Mateo, o Leví), que no era ningún
santico y se presentó también una mujer pública y a ella la perdonó. La Iglesia
tiene que seguir las enseñanzas de Cristo, y ser misericordioso, porque de un
pecador puede salir un Santo. (Mateo 9, - 10 -13).

San Agustín fue tremendo pecador en su juventud, pero por las oraciones de
su madre se convirtió y llegó a ser tremendo santo.

Cuando los Apóstoles le dicen a Jesús: ¿Quiere que mandemos fuego del cielo
para acabar con esta gente mala? (Mateo 7, 1 – 2)

Otra vez le preguntan: ¿Quiere que arranquemos la cizaña que está invadiendo
el trigo?
Él dice que no, porque llega el día que se les juzgue, la cizaña a la
condenación y los justos al cielo (Mateo 13 – 24 – 29).

Si nosotros después de saber que debemos abstenernos de pecar, si lo


hacemos, atengámonos a las consecuencias (Hebreos 10, - 26 – 27).

El padre Maximiliano Kolbe, que ofreció morir por salvar a un prisionero de la


muerte porque el prisionero tenía familia y quedaba desprotegida.

El prisionero se convirtió y con el tiempo fue un santo.

Yo también soy pecador reformado, pero no apruebo los pecados de personas


más o menos instruidas que yo (amén).
(Nota: hay que leer las citas para entender bien lo que le digo).

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